CAPITULO III

LA CARDIOLOGIA EN ARGENTINA También a comienzos del siglo XX nace la Cardiología en nuestro país. Alberto Demartini, en su interesante libro “Historia de la Sociedad Argentina de Cardiología” (del cual se han extraído muchos de los datos aquí mencionados), refiere que existe coincidencia en considerar que la descripción del Dr. Abel Ayerza en 1901 del cuadro de insuficiencia cardíaca asociada con cianosis (los cardíaco negros de Ayerza) fue el comienzo de la Cardiología en Argentina. Esta descripción clásica la hizo en una ahora famosa clase del 20 de agosto de 1901, que no fue publicada por él sino recogida por uno de sus discípulos, el Dr. Francisco Arrillaga, en su tesis de doctorado publicada en 1912, que tituló "Esclerosis secundaria de la arteria pulmonar y su cuadro clínico (cardíacos negros)". El Dr. Abel Ayerza (1861-1918) fue una de las grandes figuras de la Medicina argentina. Fue designado Profesor Titular de Clínica Médica en 1897, a los 37 años de edad, en plena juventud. Apenas recibido viajó a Francia, la Meca de la Medicina, ya que para entonces la Escuela de París, era la más famosa y la meta obligada para todo médico que buscara perfeccionarse. Allí estuvo al lado de Charlot, Potain, Jaccoud y Babinski. Subyugaba a sus alumnos por la prestancia de su personalidad, por la prolijidad con que examinaba a sus enfermos y por la seguridad de sus Prof. Dr. Abel Ayerza diagnósticos. Seguramente fue de los primeros en hacer de sus clases magistrales verdaderas piezas de oratoria, dejando un recuerdo imborrable y una viva impresión en sus oyentes. Además de brillar como clínico y catedrático, Ayerza fue de los primeros en hacer conocer la medicina argentina en el exterior, a través de su descripción del corazón pulmonar crónico. Falleció en 1918 a los 57 años de edad. El Prof. Dr. Bernardo Houssay, fue uno de los principales impulsores de la Cardiología argentina, ya que bajo su iniciativa llegó al país en 1912 el primer electrocardiógrafo para ser usado con fines experimentales en la Cátedra de Física Médica de la Facultad de Medicina de Buenos Aires cuyo titular era el Prof. Dr. Alfredo Lanari. Era de una sola cuerda marca Eggleman de origen alemán. El Dr. Bernardo Houssay, fue una de las figuras más sobresaliente y brillante de la Medicina Argentina.

Nació el 10 de abril de 1887, en un hogar de franceses radicados en Buenos Aires. A los cinco años rindió examen para ingresar a la escuela primaria y lo admitieron en tercer grado. Completó el ciclo en dos años. Hizo el secundario en un colegio privado incorporado al Nacional Central y tuvo que lograr una autorización especial para rendir Prof. Dr. Bernardo sus exámenes con sólo 8 años. Obtuvo el Houssay título de bachiller a los 13 y el de farmacéutico a los 17 años en 1904 recibiéndose de médico a los 23 en 1911. Desde 1907 hasta 1915 fue ayudante y jefe de trabajos de Fisiología, jefe de Patología y Fisiología del Instituto Nacional de Bacteriología y Profesor de Fisiología en la Facultad de Veterinaria de 1910 a 1919. En 1919 fue designado profesor titular de Fisiología en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, y en 1946, durante el gobierno del general Juan Perón, Houssay fue exonerado de su puesto de Profesor y Director del Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina por discrepar con la política del Gobierno. Alejado de la Universidad, concentró toda su labor en el Instituto de Biología y Medicina Experimental por él fundado con apoyo privado, donde continuó investigando y generando las condiciones necesarias para que jóvenes investigadores como por ejemplo, su brillante discípulo Luis Federico Leloir luego también Premio Nobel - pudieran trazar nuevos rumbos para la ciencia argentina desechando de esta manera los ofrecimientos recibidos de varios institutos científicos del extranjero. En 1947 obtuvo en forma conjunta con los esposos Gerty y Carl Cori el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, por su descubrimiento del significado del metabolismo de los hidratos de carbono en relación con el lóbulo anterior de la hipófisis, lo que fue silenciado por el gobierno por considerarlo un opositor. En 1955 Houssay recuperó su lugar en la Facultad de Medicina. Uno de los grandes logros de la época fue la materialización de su reclamo lanzado ya en el año 1930 desde la Asociación para el Progreso de las Ciencias: la creación de un Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (Conicet) Su prestigio académico permitió que el entonces presidente, general Pedro Eugenio Aramburu, firmara un decreto creando el Consejo, organismo que con el correr de los años se convertiría en uno de los más importantes sitios de producción científica en el país. Fue su primer Presidente cargo que desempeñó hasta su muerte. Fue miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Buenos Aires y presidente de la Academia Nacional de Medicina.

En el año 1945 se publicó su obra más importante, “Fisiología Humana” que es conocida como “la Fisiología de Houssay” de la cual muchas generaciones de médicos hemos estudiado y que fuera traducido al inglés, francés, japonés, portugués, griego, italiano y otros idiomas. Poseía 24 doctorados honoris causa, era miembro de numerosas Academias de Medicina y de más de 200 Sociedades Científicas. En 1968, asistió como Miembro de Honor al II Congreso Nacional de Cardiología organizado por la Federación Argentina de Cardiología en Rosario. Hasta el día de su muerte, el 27 de Septiembre de 1971 se mantuvo activo convirtiéndose en un líder universitario y en la investigación científica. Casi simultáneamente con Houssay el Prof. Luis Agote importa para el Hospital Rawson un aparato inglés Cambridge similar al que utilizaba Sir Thomas Lewis en el Reino Unido y en 1924 el Prof. Escudero trae al país el primer Electrocardiógrafo de dos cuerdas Boulitte, de origen francés. Estos aparatos eran usados al comienzo especialmente para experimentación, pero con el tiempo, comenzaron a ser utilizados en los estudios de los pacientes. Cuando se generalizaron los aparatos de 2 cuerdas especialmente después del año 1930 comienzan a aparecer los registros poligráficos (fonocardiograma, apexcardiograma y pulsos arteriales y venosos) y los trabajos realizados por O. Orías y E. Braun Menéndez representaron avances significativos que fueron reconocidos a nivel mundial. El Dr. Eduardo Braun Menéndez fue otra de las grandes figuras de la Cardiología Argentina Nació en Punta Arenas, Chile, el 16 de enero de 1903, adoptando rápidamente la ciudadanía argentina. Cursó estudios en la Facultad de Medicina de Buenos Aires de la que egresó en 1929. Preparó su tesis “Influencia de la hipófisis y del diencéfalo sobre la presión arterial” en el Instituto de Fisiología bajo la dirección del doctor Bernardo Houssay y ganó con ella el premio Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires en 1934. Pronto se dedicó a la Cardiología, incorporándose a la Sala 12 del Hospital Ramos Dr. Eduardo Mejía del que Jefe era el Dr. Rafael Bullrich. Braun Menéndez Hizo cursos de perfeccionamiento en Francia y Alemania y en 1934 fue designado por Bullrich junto con Blas Moia Director del primer Dispensario de Asistencia al Cardíaco del Hospital. Juntos con Moia ese mismo año crean la Revista Argentina de Cardiología. En 1935 se dedica casi exclusivamente a la investigación, trabajando con Houssay quien lo nombra Director del Instituto de Investigaciones Cardiovasculares de su Cátedra de Fisiología. Fue nombrado Profesor Adjunto de Fisiología cargo

al que renuncia en 1946 cuando por razones políticas Houssay es destituido de la Facultad y regresa a la Cátedra en 1955 junto con su maestro. Sus investigaciones pronto merecieron la atención de los centros mundiales, especialmente aquellas dedicadas al estudio de la hipertensión arterial. Su trabajo “ Hipertensión arterial nefrógena” escrito junto con los Dres Leloir, Fasciolo, Muñoz y Taquini, marcó un hito en el estudio de la hipertensión en el mundo al descubrir la “hipertensina”. Al mismo tiempo Page en Cleveland descubre la misma sustancia y la llama “angiotonina”. Ambos investigadores reunidos amigablemente resuelven combinar parte de los dos nombres y así nació la palabra “angiotensina” angio (Page) tensina (Braun Menéndez) como hoy se conoce. En 1937 junto a Oscar Orías, publica el libro “Los ruidos Cardíacos en condiciones Normales y Patológicas” obteniendo el Premio Nacional de Ciencias en 1939 y el mismo Premio en 1945 con su trabajo “Hipertensión Arterial Nefrógena”. Formó parte de la Academia Nacional de Medicina y se lo distinguió con el título de Doctor "Honoris Causa" de la Universidad de California y de la Universidad de Brasil. Fue, además, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Biología y secretario de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias y miembro fundador y Presidente en 1951 de la Sociedad Argentina de Cardiología con activa participación en la misma. Instituciones científicas de EEUU y Europa le otorgaron numerosas distinciones y títulos honoríficos por la trascendencia de sus trabajos. El 16 de enero de 1959 fallece como consecuencia de un accidente de aviación en Mar del Plata cuando cumplía 56 años. Otra de las figuras destacadas de la Cardiología argentina fue el Dr. Alberto C. Taquini. El Dr. Alberto C. Taquini nació el 6 de diciembre de 1905. Fue médico del Hospital Alvear en la Cátedra del Prof. Dr. Arrillaga y luego Jefe de Clínica y Jefe del Dispensario de Cardiología del mismo Hospital. Entre 1938 y 1939, estuvo como adscripto en la Unidad Cardíaca del Massachussets General Hospital de Boston (EEUU) Se desempeñó como Jefe de Clínica de la III Cátedra de Clínica Médica de la Universidad de Buenos Aires y Jefe del Servicio del Hospital de Clínicas. Integró el distinguido grupo de científicos argentinos que rodearon al Dr. Bernardo Houssay en el departamento de Dr. Alberto C. Taquini

Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Junto con el Dr. Luis Federico Leloir, Premio Nobel de Química en 1970, el Dr. Eduardo Braun Menéndez y el Dr. Juan Carlos Fasciolo, el Dr. Taquini describió la naturaleza enzimática del sistema Renina - Angiotensina y su vínculo con la hipertensión arterial. Fue autor, además, de más de 350 trabajos de investigación clínica, que representaron un avance significativo de nuestra especialidad siendo por ello una de las figuras que hicieron conocer la Cardiología Argentina en el mundo. Profesor Titular de Cínica Médica y de Fisiología de la Facultad de Medicina, en 1994 fue designado Profesor Titular Emérito de la Universidad de Buenos Aires. Fue el primer Secretario de Estado de Ciencia y Tecnología de nuestro país y siendo Investigador Superior del CONICET se desempeñó como Director del Instituto de Investigaciones Cardiológicas de la Universidad de Buenos Aires desde 1942 hasta su muerte. Miembro fundador de la Sociedad Argentina de Cardiología, fue Secretario Ejecutivo de la misma (en esa época no existía la figura de Presidente) en los años 1940, 1945 y 1946 y redactor desde su fundación de la Revista Argentina de Cardiología. Asistió como delegado por Argentina al II Congreso Interamericano de Cardiología realizado en México en 1946 donde se creó la Sociedad Interamericana de Cardiología e integró el Comité Internacional encargado de la creación de la Sociedad Internacional de Cardiología. Recibió numerosas distinciones entre ellas la de Profesor Ad Honorem de las Universidades Nacional de Chile, Católica de Chile y del Uruguay, y Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad Nacional de Cuyo. Fue acreedor numerosos premios entre ellos el de la “Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires”, “Mención de Ciencias Aplicadas a la Medicina” (Comisión Nacional de Cultura), “Medalla de Oro de la Facultad de Medicina de la UBA - 50 años del descubrimiento de la angiotesina”; “Maestro de la Medicina Argentina”, “Científico del año”,etc. El 21 de abril de 1994 fue designado Miembro de número de la Academia Nacional de Medicina. Falleció el 4 de marzo de 1998 a los 93 años. El primer libro cardiológico argentino fue “La asistolia y su tratamiento” (terminología que se le asignaba en esa época al cuadro de insuficiencia cardíaca) del Prof. Dr. Clemente Alvarez, editado en 1909 por la Imprenta de Coni Hermanos. El Dr. Alberto Demartini en su “Historia de la Sociedad Argentina de Cardiología” refiere que la publicación en 1912 de la tesis del Dr. Francisco

Arrillaga “Esclerosis secundaria de la arteria pulmonar (cardíacos negros)” era considerada como acreedora de dicho privilegio. Seguramente desconocía que algunos años antes, el Dr. Clemente Alvarez, en Rosario, había publicado su libro.

Portada del primer libro argentino de Cardiología escrito por el Prof. Clemente Alvarez

Luego de los libros de Alvarez y Arrillaga, a partir de la década del 20, comienza a aparecer en nuestro país una numerosa bibliografía dedicada a la cardiología: en 1924 se publica el libro "Electrocardiograma" de Tiburcio Padilla, el primero sobre este tema en Sudamérica; en 1925 "Cardiacos negros" de R. Bullrich y C. Beher; en 1929 "La Hipertensión arterial" de Mariano Castex; en 1930 "Oclusión coronaria brusca y lenta" de T. Padilla y P. Cossio; en 1932 "La hipertensión arterial permanente y su tratamiento” del Prof. Clemente Alvarez de Rosario, en 1933, los libros de "Arritmias" de A. Battro; "Registro e interpretación de la actividad cardíaca" de O. Orías; "Angina de pecho" de G. Martínez, "Corazón, estudio anatómico" de R. Galli. En el año 1935 Luis González Sabathié publica el primer tomo de su libro "Temas de Cardiología" cuyo segundo tomo aparece en 1939 junto con otro titulado “Las Cardiopatías y el Problema Social”, en 1936 "Exploración del corazón por vía esofágica" de A Taquini y en 1937 "Los ruidos cardíacos en condiciones normales y patológicas" de O. Orías y E. Braun Menéndez antes mencionado.

Portadas originales de los libros de Clemente Alvarez( 1912) y L. González Sabathié(1935 y 1939)

En el año 1932, un hecho relevante aconteció en la Cátedra del Prof. Tiburcio Padilla. Dos de sus integrantes, los Dres Pedro Cossio y Isaac Berconsky realizan el primer cateterismo cardiaco de América y el tercero en el mundo, luego de los efectuados por Forssman en Alemania y Jiménez Díaz en España utilizando catéteres ureterales. Una gran alarma se originó al trascender estos estudios por lo que el Director del Hospital de Clínicas les comunicó que debían suspender inmediatamente los mismos. La inquietud que existía por la Cardiología en esa época queda demostrada por la creación del primer consultorio externo de asistencia cardiológica en 1931 en el Servicio del Prof. Bullrich del Hospital Ramos Mejía a cargo de Braun Menéndez el cual se transforma en 1934 en el primer Dispensario cardiológico del país. Con el tiempo, fueron creados otros, incluso en el interior, entre ellos en Rosario, representando los orígenes de los Servicios de Cardiología. En 1932, en el Hospital de Niños, comienza a destacarse el pionero de la cardiología pediátrica en Argentina, el Dr. Rodolfo Kreutzer, que comienza a realizar electrocardiogramas a sus pequeños pacientes. Hasta el año 1934, los trabajos científicos eran publicados fundamentalmente en las revistas La Semana Médica o en La Prensa Médica, y en menor cuantía en la Revista de la Asociación Médica Argentina y Revista Médica Latinoamericana. Ese año se crea la Revista Argentina de Cardiología que fue la séptima revista de cardiología que apareció en el mundo y la primera en contar con resúmenes en ingles, francés y alemán. Fueron designados Miembros de Honor de la misma, los Profesores Francisco Arrillaga, Rafael Bullrich, Mariano Castex, Bernardo Houssay y Tiburcio Padilla, de Bs. As y los Prof. Dres Clemente Alvarez de Rosario y Gregorio Martínez de Córdoba. Eran los editores de la Revista los Dres. Blas Moia, Eduardo Braun Menéndez, Antonio Battro, Pedro Cossio y Oscar Orías, siendo uno de sus redactores a partir del tercer número el Dr. Luis González Sabathié de Rosario entre otros. El primer trabajo publicado fue “Insuficiencia cardíaca inaparente” de los Dres Cossio y Berconsky, nueva entidad fisiopatológica reconocida mediante cateterismo cardíaco derecho. En 1936, se decide crear la Sociedad Argentina de Cardiología. A tal fin se confeccionó una lista de 33 médicos que por entonces hacían la especialidad en el país, 5 de los cuales eran del interior: los Dres. Agustín Caeiro, Oscar Orías, y Angel Segura de Córdoba y los Dres. Luis González Sabathié y Elías Levin de Rosario. Esa nómina fue elevada a una Comisión especial integrada por 5 profesores que eran Miembros de Honor de la Revista, para que votaran a los quince que por sus condiciones, aptitudes y capacidad fueran considerados como cardiólogos y merecedores de integrar una Sociedad de Cardiología. Entre los 15 elegidos solo dos eran del interior, los Dres. Luis González Sabathié de Rosario y Oscar Orías de Córdoba.