JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA

COMISIÓN EPISCOPAL PARA LA PASTORAL LITÚRGICA JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA 8 de diciembre de 2015 – 20 de noviembre de 2016 “Sean miser...
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COMISIÓN EPISCOPAL PARA LA PASTORAL LITÚRGICA

JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA 8 de diciembre de 2015 – 20 de noviembre de 2016

“Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso” Lc 6, 36

SUBSIDIO LITÚRGICO-PASTORAL para las Iglesias particulares

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PRESENTACIÓN La Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica de México ha preparado este subsidio litúrgico-pastoral para el inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco, quien abrirá la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano el 8 de diciembre de 2015. La Bula convocatoria indica que el III domingo de Adviento, 13 de diciembre, en las iglesias locales se debe iniciar el Año Santo, con la apertura de la Puerta de la Misericordia en cada catedral. Lo mismo se puede realizar en algunas iglesias importantes de la diócesis, así como en los santuarios. El subsidio presenta el rito de inauguración del Jubileo Extraordinario para las catedrales, el cual incluye una Statio y la Misa estacional en la catedral. Este material puede adaptarse a las circunstancias concretas de cada diócesis. Se armó pensando en el día celebrativo, que es un domingo del tiempo litúrgico de Adviento. Es importante tener en cuenta las indicaciones que se dan en el subsidio, así como prever los cantos y, si se desea, algunas moniciones que enriquezcan la celebración. Es muy conveniente que el inicio del Jubileo tenga en las parroquias y comunidades una expresión litúrgica que ayude a vivir en comunión con el obispo diocesano la inauguración. Es muy importante que con tiempo se difunda en todas las iglesias de la diócesis para poder celebrar este día con la riqueza que presenta el esquema. También es muy importante la difusión amplia de este material, lo cual ayudará a que todas las comunidades entren conscientemente en la celebración del Año Santo. Como complemento, añadimos una celebración penitencial para los presbíteros, pues ellos serán un instrumento importantísimo en este Jubileo, debido a su actuación como confesores. Es importante que el obispo presida esta celebración como ayuda hacia los presbíteros en la tarea que realizarán ejerciendo el ministerio de la confesión. Para un mejor aprovechamiento de la Bula Misericordiae Vultus, al inicio del subsidio hemos tratado de organizar su contenido, tan lleno de riqueza, presentándolo por temas, como una ayuda para los presbíteros, diáconos y agentes de pastoral. Le pedimos a Dios un Jubileo Extraordinario de la Misericordia lleno de sus bendiciones para nuestra Iglesia que peregrina en la nación mexicana. + Víctor Sánchez Espinosa Arzobispo de Puebla Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica 1 de noviembre de 2015 Solemnidad de Todos los Santos

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RITUAL PARA LA APERTURA DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA EN LAS IGLESIAS PARTICULARES Diócesis de Mexicali

III DOMINGO DE ADVIENTO 13 de diciembre de 2015

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Rito de Apertura de la Puerta de la Misericordia en las Iglesias particulares1 EL DÍA

Observaciones Previas

1. El Santo Padre Francisco, en la Bula Misericordiae Vultus ha establecido que el Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. El Domingo siguiente, el 13 de diciembre, III Domingo de Adviento, se abrirá la Puerta Santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa también en las demás Basílicas Papales. Además, el Santo Padre ha establecido que “el mismo Domingo cada Iglesia particular, en la Catedral que es la iglesia madre para todos los fieles, o en la concatedral o en una iglesia de significado especial, se abra por todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia. A juicio del Ordinario, ella podrá ser abierta también en los Santuarios, meta de tantos peregrinos que en estos lugares santos con frecuencia son tocados en el corazón por la gracia y encuentran el camino de conversión” (MV 3).

EL LUGAR

2. La Eucaristía que inaugura el Jubileo en la Iglesias locales con la apertura de la Puerta de la Misericordia será única y será celebrada en la Catedral; para Mexicali, la Puerta de la Misericordia será abierta por el obispo en Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, como ha estado indicado, simultáneamente el mismo domingo, se abrirán en diversas zonas pastorales Puertas de la Misericordia a donde los fieles podrán acudir en procesión, estas serán abiertas por delegados del obispo como el vicario de zona, el decano o el párroco de la comunidad donde la puerta se habilite. Es importante que para esta ocasión se organice una celebración en donde se reúnan las comunidades de cada zona pastoral con sus respectivos presbíteros, es recomendable que se prefiera una celebración comunitaria a una ceremonia en cada Iglesia parroquial, así se está más en sintonía con nuestro obispo que al mismo tiempo lleva a cabo la solmene apertura del jubileo en catedral

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PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN, Celebrar la Misericordia. Subsidio litúrgico. Jubileo de la Misericordia 2015-2016, San Pablo, México 2015. 4

EL CARÁCTER DE LA CELEBRACIÓN

3. Los elementos que contribuyen a conformar el rito de apertura de la Puerta de la Misericordia indican cuál debe ser la índole de su carácter y su contenido: - El Misterio de Dios, rico en misericordia y compasión (Ef 2, 4; Sant 5, 11), revelado y actuado en Cristo, rostro de la misericordia del Padre (MV 1) y continuamente operante por el don del Espíritu Santo (Jn 20, 22-23). - El reconocimiento de Cristo como única puerta para entrar en la salvación (cfr. Jn 10, 9) y como único camino que conduce al Padre (cfr. Jn 14, 6).

EL CELEBRANTE

4. El Obispo diocesano preside toda la celebración: esto lo exigen, por una parte, el carácter del día del Señor y la tradición eclesial, y por la otra, la circunstancia extraordinaria del Año Jubilar. La Misa del 13 de diciembre de 2015 se configurará como una Misa estacional (Cfr. Ceremonial de los Obispos, 120), por lo cual los presbíteros, sobre todo aquellos que son sus más estrechos colaboradores en el servicio de la diócesis, concelebrarán con el Obispo; los diáconos, los acólitos y los lectores desarrollarán, cada uno, su propio ministerio, y los fieles son convocados para que acudan en número a la celebración. En las demás Iglesias donde se establezca otra Puerta de la Misericordia será el párroco como delegado del obispo quien lleve a cabo la ceremonia, o según la circunstancia también pueden presidir la celebración el Vicario Episcopal de Zona o el Decano, en el presente ritual se designa con la expresión de el “Sacerdote que Preside” para referirse al que encabeza toda la acción liturgica, en el nombre del obispo o el mismo obispo en catedral.

EL SIGNO ESPECÍFICO DE LA CELEBRACIÓN DE APERTURA

5. En el ámbito de la celebración eucarística, el signo específico de la inauguración del Año Santo extraordinario es la apertura de la Puerta de la Misericordia y el ingreso procesional de la Iglesia local – Obispo, clero, pueblo – a la Catedral, Iglesia madre para todos los fieles, donde el pastor de la diócesis desarrolla su magisterio, celebra los divinos misterios, lleva a cabo la liturgia de alabanza y de súplica, guía la comunidad eclesial. 6. El desarrollo de la celebración se articula en cinco momentos: - La statio en una iglesia o en otro lugar apropiado. - El camino procesional. - La apertura de la Puerta de la Misericordia y el ingreso a la Catedral. - La memoria del Bautismo. - La celebración de la Eucaristía.

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LA STATIO

7. Para la Statio se ha de ecoger, en la medida de lo posible, una iglesia significativa, suficientemente amplia para celebrar allí los ritos de introducción, no demasiado lejos de la Catedral o de la Iglesia donde se abrirá la puerta de la misericordia, sino ubicada a una distancia que permita el desarrollo de un verdadero camino procesional. 8. Los momentos constitutivos de la Statio son: el saludo y la monición inicial, la proclamación de la perícopa evangélica, la lectura de la parte inicial de la Bula de convocación Misericordiae Vultus.

EL CAMINO PROCESIONAL

9. El carácter de la procesión es el de la peregrinación, “signo peculiar en el Año Santo, porque es imagen del camino que cada persona realiza en su existencia” (MV 14). Recuerda el hecho de que “también es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio” (ibidem). 10. Para la procesión se ha señalado como especialmente adecuados el Salmo 85, que canta el sentimiento de confianza, el total abandono en Dios y la esperanza de su intervención salvífica, y el Salmo 24, himno a la bondad de Dios en quien el orante confía y encuentra serenidad y paz. Por su antigua y polivalente función procesional, también el canto de las Letanías de los Santos es apropiado para esta ocasión, se proponen a su vez unas letanías de Adviento que nos ayudan a armonizar con el sentido de espera propio de este tiempo litúrgico 11. En la procesión se ha de dar gran relieve al Evangeliario: este, llevado por el diácono, es signo de Cristo que camina delante de su pueblo, y de su Palabra, que es luz y guía para sus discípulos. En las demás Iglesias en la ausencia del diácono le lleva algún otro ministro.

LA APERTURA DE LA PUERTA DE LA MISERICORDIA Y EL INGRESO A LA CATEDRAL

12. El ingreso a la Catedral se da a través de la puerta principal que, como eminente símbolo cristológico (cfr. Jn 10, 7.9), constituye la Puerta de la Misericordia, recuerdo constante del carácter de este Jubileo extraordinario. Con las palabras del Salmo 117, el que preside invoca la apertura de la Puerta que remite a la puerta del corazón misericordioso de Dios, rasgado en el costado abierto de Cristo en la cruz (cfr. Jn 19, 34). Él es, en efecto, la puerta que conduce a la salvación, como canta la antífona inspirada en Jn 10, 9. El ingreso deber ser, por tanto, solemnizado apropiadamente: - La logística del lugar requiere mucho cuidado, tanto en el adorno, que debe ser sobrio, el sonido en el lugar y durante la procesión, así como en la 6

Puerta de la Iglesia. No debe ser un adorno de Navidad, pues aún es Adviento, ni flores de nochebuena, ni focos de colores, etc. El color litúrgico para ese día es el rosa, aunque se puede usar el morado.

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Dando especial valor a la pausa en el umbral de la puerta: antes de cruzarla, el que preside se detiene y con él hace una pausa toda la procesión; la pausa implica, además, la apertura de la puerta y la ostensión solemne del Evangeliario, palabra de misericordia, primero hacia el exterior, luego hacia el interior de la Catedral

13. Terminada la pausa en el umbral de la puerta, el sacerdote que preside, mostrando el Evangeliario, con los concelebrantes y ministros, se dirige en procesión hacia el altar; los fieles se dirigen a los lugares asignados. Entretanto se canta la antífona de ingreso del III Domingo de Adviento u otro canto apropiado.

MEMORIA DEL BAUTISMO

14. El sacramento del Bautismo es puerta de ingreso a la Iglesia comunidad. El rito de bendición y de aspersión con el agua constituye su memoria viva. El Bautismo, en efecto, es el “primer sacramento de la Nueva Alianza. Por él los hombres, adhiriéndose a Cristo por la fe y recibiendo el espíritu de hijos adoptivos, se llaman y son hijos de Dios; unidos a Cristo en una muerte y resurrección como la suya, forman con él un miso cuerpo; ungidos con la efusión del Espíritu, se convierten en templo santo de Dios y miembros de la Iglesia, en una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios” (Bendicional, 933).

LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

15. La celebración de la Eucaristía, “como acción de Cristo y del pueblo de Dios ordenado jerárquicamente, es el centro de toda la vida cristiana para la Iglesia, tanto universal, como local, y para cada uno de los fieles. Pues en ella se tiene la cumbre, tanto de la acción por la cual Dios, en Cristo, santifica al mundo, como la del culto que los hombres tributan al Padre, adorándolo por medio de Cristo, Hijo de Dios, en el Espíritu Santo “ (Instrucción General del Misal Romano, 16). Precisamente por esto, ella constituye el vértice de la celebración de apertura del Jubileo. En ella, el Padre en su misericordia viene al encuentro de todos aquellos que buscan a Dios “con corazón sincero”, ofrece continuamente a los hombres su alianza y nos hace pregustar la eternidad eterna de su Reino, “donde con todas la creaturas, liberadas de la corrupción del pecado y de la muerte, cantaremos su gloria” (Plegaria eucarística IV).

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COSAS QUE HAY QUE PREPARAR

16. En la sacristía de la Iglesia estacional o en el lugar donde se iniciará la procesión se preparan: - Las vestiduras litúrgicas requeridas para la celebración de la Misa y que el Obispo, los presbíteros concelebrantes, los diáconos y demás ministros usarán. - La capa pluvial, si el que preside la utilizará en la procesión. - La cruz procesional adornada festivamente con los ciriales. - El Evangeliario. - El incensario con el incienso. - El recipiente con el agua para bendecir y el aspersorio. - Todo lo necesario para la celebración de la Misa (Cfr. Instrucción General del Misal Romano, 117-118).

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Jubileo de la Misericordia Esquema de Inauguración en la Catedral e Iglesias de diferentes zonas pastorales donde también se abre una puerta de la Misericordia I. Statio en una iglesia u otro lugar conveniente 17. El III Domingo de Adviento, o en sus primeras vísperas (en el caso de México, siendo el 12 de diciembre una solemnidad, las vísperas corresponden a las II vísperas de Nuestra Señora de Guadalupe), a la hora establecida, los fieles se reunirán en una iglesia cercana o en otro lugar apropiado, fuera de la iglesia catedral o de la Iglesia hacia la cual se dirigirá la procesión. 18. El Obispo o el sacerdote que preside concelebrantes y los diáconos, revestidos con morado (o rosado) se dirigen al lugar donde preside, en lugar de la casulla, puede usar después de la procesión.

en su nombre, los sacerdotes las vestiduras litúrgicas de color el pueblo está reunido. El que la capa pluvial, que se quitará

19. Mientras el sacerdote que preside y los ministros llegan a la sede preparada para ellos, se canta el Himno del Jubileo. Se puede tocar el órgano otros instrumentos apropiados.

SEÑAL DE LA CRUZ Y SALUDO

20. A continuación, se inicia diciendo:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. R. Amén. Luego saluda al pueblo con estas palabras:

La misericordia del Padre, la paz de nuestro Señor Jesucristo y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes. R. Y con tu espíritu. ALABANZAS A DIOS

21. Después, invita a bendecir y a alabar a Dios, diciendo:

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Gloria a ti, Señor, que perdonas las culpas y sanas todas las enfermedades. R. Eterna es tu misericordia. (Cfr. Sal 102) Gloria a ti, Señor, misericordioso y piadoso, lento a la cólera y grande en el amor. R. Eterna es tu misericordia. Gloria a ti, Señor, Padre indulgente con tus hijos. R. Eterna es tu misericordia. EXHORTACIÓN 22. Luego, el que preside dirige al pueblo una breve exhortación con estas palabras u otras similares.

Queridos hermanos, con la mirada fija en Jesús y en su rostro misericordioso, el Santo Padre, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, ha inaugurado el Jubileo extraordinario que abre para todos nosotros y para la humanidad entera la puerta de la misericordia de Dios. En comunión con la Iglesia universal, esta celebración inaugura solemnemente el Año Santo para nuestra Iglesia diocesana, preludio de una profunda experiencia de gracia y de reconciliación. Escucharemos con alegría el Evangelio de la misericordia, que nuestro Señor Jesucristo, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, siempre hace resonar en medio de los hombres invitándonos a alegrarnos por su amor anunciado incansablemente a toda creatura. ORACIÓN

23. Terminada la exhortación, se dice la siguiente oración:

Oremos.

Tras una pausa de silencio, el que preside pronuncia la siguiente oración:

S

eñor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, multiplica tu gracia sobre nosotros, para 10

que, apresurándonos hacia lo que prometes, nos hagas partícipes de los bienes celestiales. Por Jesucristo, nuestro Señor. PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO

24. Enseguida, el diácono, o un presbítero, se inclina ante el Obispo, pide la bendición de la manera acostumbrada y proclama el Evangelio. Si es oportuno se usa el incienso.

Habrá gozo en el cielo por un solo pecador que se convierta. Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-7

+ X E

n aquel tempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y como con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola: “¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alégrense conmigo, porque ya encontré a la oveja que se me había perdido’. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentirse. Palabra del Señor LECTURA DE LA BULA DE CONVOCACIÓN 25. Terminada la lectura del Evangelio, otro diácono, o el mismo diácono o presbítero, lee un fragmento de la Bula de proclamación del Jubileo:

De la bula de convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia, Misericordiae vultus 1-3 Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha 11

vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Jesús de Nazaret. El Padre, « rico en misericordia » (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su naturaleza divina. En la « plenitud del tiempo » (Gal 4,4), cuando todo estaba dispuesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona[1] revela la misericordia de Dios. Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado. Hay momentos en los que de un modo mucho más intenso estamos llamados a tener la mirada fija en la misericordia para poder ser también nosotros mismos signo eficaz del obrar del Padre. Es por esto que he anunciado un Jubileo Extraordinario de la Misericordia como tiempo propicio para la Iglesia, para que haga más fuerte y eficaz el testimonio de los creyentes. 26. Al finalizar la lectura, para dar inicio a la procesión, el diácono u otro ministro, dice:

Hermanos, encaminémonos en el nombre de Cristo: Él es el camino que nos guía en el año de gracia y de misericordia. Avancemos en paz. Todos responden:

En el nombre de Cristo. Amén. 12

PROCESIÓN

27. El sacerdote que preside pone incienso en el incensario. La procesión se encamina hacia la Catedral o la Iglesia designada para la Puerta de la Misericordia, donde se celebrará la Misa. Precede el turiferario humeante, sigue el diácono que lleva la cruz procesional adornada festivamente, a sus lados los ministros con los ciriales encendidos, luego el diácono que lleva el Evangeliario, luego el Obispo o el sacerdote que preside detrás de él los presbíteros concelebrantes, los demás ministros y los fieles, respectivamente. Durante la procesión, el pueblo y el coro cantan los salmos, así como las letanías que se proponen a continuación Salmo 85

Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a tí te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia tí; porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: "Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios". Enséñame, Señor, tu camino, 13

para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre, por tu gran piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo. Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. Salmo 24

A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti confío no quede yo defraudado, que no triunfen de mí mis enemigos, pues los que esperan en ti no quedan defraudados, mientras que el fracaso malogra a los traidores. Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y todo el día te estoy esperando Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te acuerdes de los pecados 14

ni de las maldades de mi juventud; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos. Por el honor de tu nombre, Señor, perdona mis culpas, que son muchas. ¿Hay alguien que tema al Señor El le enseñará el camino escogido: su alma vivirá feliz, su descendencia poseerá la tierra. El Señor se confía con sus fieles, y les da a conocer su alianza. Tengo los ojos puestos en el Señor, porque El saca mis pies de la red. Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido. Ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados; mira cuántos son mis enemigos, que me detestan con odio cruel. Guarda mi vida y líbrame, no quede yo defraudado de haber acudido a ti.

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LETANÍAS DE LOS SANTOS Padre del cielo, Dios, Hijo redentor del mundo, Dios, Espíritu Santo, Dios, Santa Trinidad, un solo Dios,

R. Ten piedad de nosotros. “ “ “

Santa María, Santa Madre de Dios, Santa Virgen de las vírgenes, Santos Miguel, Gabriel y Rafael, Todos los santos Ángeles,

R. Ruega por nosotros. “ “ R. Rueguen por nosotros. “

San Abraham, R. Ruega por nosotros. San Moisés, “ San Elías, “ San José, “ San Juan Bautista, “ Todos los santos Patriarcas y Profetas, R. Rueguen por nosotros. San Pedro y Pablo, San Andrés, San Juan y Santiago, Santo Tomás, San Mateo, Todos los santos Apóstoles, San Lucas,

“ R. Ruega por nosotros. R. Rueguen por nosotros. R. Ruega por nosotros. “ R. Rueguen por nosotros. R. Ruega por nosotros

San Marcos, San Bernabé, Santa María Magdalena, Todos los santos Discípulos del Señor,

“ “ “ R. Rueguen por nosotros.

San Esteban, San Ignacio de Antioquía,

R. Ruega por nosotros. “

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San Policarpo, San Justino, San Lorenzo, San Cipriano, San Bonifacio, Santo Tomás Becket, Santos Juan Fischer y Tomás Moro, San Pablo Miki, San Felipe de Jesús, Santos Isaac Jogues y Juan de Brébeuf, San Pedro Chanel, San Carlos Luanga, San Cristóbal Magallanes y compañeros, Santas Perpetua y Felicidad, Santa Inés, Santa Catalina de Alejandría Santa María Goretti, Todos los santos Mártires,

“ “ “ “ “ “ R. Rueguen por nosotros. R. Ruega por nosotros. “ R. Rueguen por nosotros nosotros. R. Ruega por nosotros. “ R. Rueguen por nosotros. “ R. Ruega por nosotros. “ “ “

Santos León y Gregorio, San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín, San Atanasio, Santos Basilio y Gregorio Nacianceno, San Juan Crisóstomo, San Martín, San Patricio, Santos Cirilo y Metodio, San Carlos Borromeo,

“ R. Ruega por nosotros. “ “ “ R. Rueguen por nosotros. R. Ruega por nosotros. “ “ R. Rueguen por nosotros. R. Ruega por nosotros.

San San San San San

Francisco de Sales, Pío Décimo, Rafael Guizar y Valencia, Juan XXIII Juan Pablo II

San Antonio,

“ “ “ “ “ “ 17

San Benito,



San Bernardo, “ Santos Francisco y Domingo, R. Rueguen por nosotros. San Tomás de Aquino, R. Ruega por nosotros. San Ignacio de Loyola, “ San Francisco Xavier, “ San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, “ San Vicente de Paul, “ San Juan María Vianney, “ San Juan Bosco, “ San José María de Yermo y Parres, “ Santa Catalina de Siena, “ Santa Teresa de Jesús, “ Santa Teresa del niño Jesús, “ Santa Rosa de Lima, “ Santa María Anastasia Guadalupe García Zavala, “ Santa María de Jesús Sacramentado Venegas, “ San Luis, “ Santa Mónica, “ Santa Elisabeth de Hungría R. Rueguen por nosotros. Todos los Santos y Santas de Dios, Muéstrate propicio, R. Líbranos, Señor. De todo mal, “ De todo pecado, “ De las insidias del diablo, “ De la ira, del odio y de toda mala voluntad, “ De la muerte eterna, “ Por tu encarnación, “ Por tu nacimiento, “ Por tu bautismo y santo ayuno, Por tu cruz y pasión, Por tu muerte y sepultura, Por tu santa resurrección, Por tu admirable ascensión, Por la efusión del Espíritu Santo,

“ “ “ “ “ 18

Por tu glorioso advenimiento,



R. Te rogamos, óyenos. Para que nos perdones, Para que dirijas nuestras corazones con el deseo del cielo, “ Para que libres del castigo eterno nuestras almas, las de nuestros hermanos, seres queridos y bienhechores, “ Para que des el descanso eterno a todos los fieles difuntos, “ Para que libres al mundo de la enfermedad, el hambre y la guerra, “ Para que des la paz y la concordia verdadera a todos los pueblos, “ Para que gobiernes y conserves a tu santa Iglesia, “ Para que asistas al Papa y a todos los miembros del clero en tu santo servicio, “ Para que concedas la unidad a todos los creyentes en Cristo, “ Para que conduzcas a todos los hombres a la luz del Evangelio, “ Cristo, óyenos, Cristo, escúchanos,

R. Cristo, óyenos. R. Cristo, escúchanos.

Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros.

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Letanía de Adviento Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros. R. Cristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad de nosotros. R. Señor, ten piedad de nosotros. Ven, Señor Jesús, tú, rostro misericordioso del Padre. R. Ven, Señor Jesús. (Puede ser cantado). Ven, Señor Jesús, tú, Sabiduría brotada del Altísimo. R. Ven, Señor Jesús, tú, guía para el camino de la salvación. R. Ven, Señor Jesús, tú, Pastor de la casa de Israel. R. Ven, Señor Jesús, tú que nos libras con el poder de tu brazo.R. Ven, Señor Jesús, tú, renuevo del tronco de Jesé. R. Ven, Señor Jesús, tú, ante quien los reyes enmudecen. R. Ven, Señor Jesús, tú, auxilio que imploran todas las naciones. R. Ven, Señor Jesús, tú, a quien le decimos que no tardes más.R. Ven, Señor Jesús, tú, llave de David. R. Ven, Señor Jesús, tú, cetro de la casa de Israel.R. Ven, Señor Jesús, tú, sol que naces de lo alto.R. Ven, Señor Jesús, tú, resplandor de la luz eterna.R. Ven, Señor Jesús, tú, sol de justicia. R. Ven, Señor Jesús, tú, luz para los que yacen en la muerte.R. Ven, Señor Jesús, tú, rey de las naciones. R. Ven, Señor Jesús, tú, deseado de los pueblos. R. Ven, Señor Jesús, tú, piedra angular de la Iglesia. R. Ven, Señor Jesús, tú, Emmanuel, Dios-con-nosotros. R. Ven, Señor Jesús, tú, rey y legislador nuestro. R. Ven, Señor Jesús, tú, esperanza de las naciones. R. Ven, Señor Jesús, tú, puerta que nos conduce a la heredad eterna. R. Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los que viven en el tiempo.R. Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los pecadores. R. Ven, Señor Jesús, tú, salvador del hombre que formaste del barro. R. Ven, Señor Jesús, tú, salvador de los pueblos. R 20

Ven, Señor Jesús, tú, rico en misericordia. R. Ven, Señor Jesús, tú, visitante que trae la salvación. R. Ven, Señor Jesús, tú, vigilante de la Iglesia. R. Ven, Señor Jesús, tú, vástago que hará justicia. R. Ven, Señor Jesús, tú, partícipe de nuestra humanidad. R. Ven, Señor Jesús, tú, restaurador de la creación. R. Ven, Señor Jesús, tú, dador de la vida eterna. R. Ven, Señor Jesús, tú, juez de vivos y muertos.R. Ven, Señor Jesús, tú, revelador de la gloria divina. R. Ven, Señor Jesús, tú, amanecer de Jerusalén. R. Ven, Señor Jesús, tú, pregón de toda justicia. R. Ven, Señor Jesús, tú, gloria que habita en la tierra.R. Ven, Señor Jesús, tú, juez del mundo. R. Ven, Señor Jesús, tú, solidario con el dolor humano. R. Ven, Señor Jesús, tú, cumplimiento de todos nuestros deseos. R. Ven, Señor Jesús, tú, llama que inflama nuestros corazones.R. Ven, Señor Jesús, tú, puente de reconciliación entre Dios y los hombres. R. Ven, Señor Jesús, tú, libertador del dominio de la muerte. R. Ven, Señor Jesús, tú, libertador de los oprimidos. R. Ven, Señor Jesús, tú, libertador del yugo de la antigua ley.R. Ven, Señor Jesús, tú, libertador de los cautivos. R. Ven, Señor Jesús, tú que ordenas todo con suavidad. R. Ven, Señor Jesús, tú que estabas presente en la zarza ardiente. R. Ven, Señor Jesús, tú que te alzas como signo para todos los pueblos. R. Ven, Señor Jesús, tú que abres y nadie puede cerrar. R. Ven, Señor Jesús, tú que cierras y nadie puede abrir. R. Ven, Señor Jesús, tú que liberas a quienes están en tinieblas. R. Ven, Señor Jesús, tú que liberas a quienes están en sombras de muerte. R. Ven, Señor Jesús, tú, a quien reconocemos como Salvador. R. Ven, Señor Jesús, tú que llamas a tus elegidos. R. Ven, Señor Jesús, tú que eres clemente y compasivo con los pecadores. R. Ven, Señor Jesús, tú que salvas lo que se había perdido. R. Ven, Señor Jesús, tú que vendrás revestido de gloria. R. 21

Ven, Señor Jesús, tú que quieres que todos vivan tu obra salvación. R. Ven, Señor Jesús, tú que salvas a los que en ti creen. R. Ven, Señor Jesús, tú que nos defiendes con tu poder misericordioso. R. Ven, Señor Jesús, tú que nos haces dignos del don de la misericordia. R. Ven, Señor Jesús, tú que haces germinar la semilla de las virtudes. R. Ven, Señor Jesús, tú que nos ayudarás estando coronado de gloria. R. Ven, Señor Jesús, tú que purificas nuestras almas. R. Ven, Señor Jesús, tú que purificas nuestros cuerpos.R. Ven, Señor Jesús, tú que nos alejas del pecado. R. Ven, Señor Jesús, tú que iluminas las tinieblas. R. Ven, Señor Jesús, tú, destilado como rocío matinal.R. Ven, Señor Jesús, tú, protector de nuestra patria. R. Ven, Señor Jesús, tú, salido del seno del Padre. R. Ven, Señor Jesús, tú, anunciado por los profetas. R. Ven, Señor Jesús, tú, señalado por el Bautista. R. Ven, Señor Jesús, tú, rostro de la misericordia. R. Ven, Señor Jesús, tú, bendito por todos los siglos. R. Ven, Señor Jesús, tú, nuestro Maran-atha. R.

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Llegada a la Catedral o Iglesia donde se abre la Puerta de la Misericordia 28. Llegados ante la Puerta de la Misericordia, la procesión se detiene. La Puerta está previamente adornada y cerrada. El que preside aclama: Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso. Todos responden: Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso. V. No juzguen y no serán juzgados. R. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. V. No condenen y no serán condenados. R. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. V. Perdonen y serán perdonados. R. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. Apertura de la Puerta de la Misericordia 29. El que preside agrega: Abran las Puertas de la Misericordia, entraremos a dar gracias al Señor. (Cfr. Sal 117, 19) 30.Entonces, desde dentro, se abre la Puerta. El diácono entrega el Evangeliario al que preside. Entonces, el sacerdote que preside en el umbral de la Puerta, manteniendo elevado el Evangeliario, lo muestra a todos los presentes, que están fuera de la Iglesia. Mientras tanto, el diácono que lleva la Cruz procesional se coloca con ella junto al que preside.

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Celebración de la Misa 31. El sacerdote que preside llega al altar, omite la reverencia y coloca sobre el mismo el Evangeliario. Si ha vestido la capa pluvial, se la quita y reviste la casulla. Besa el altar, lo inciensa y se dirige a la sede. Encendido de la tercera vela de la corona de Adviento 32. La primera y la segunda velas de la corona de Adviento se encuentran ya encendidas. El diácono dice: Como símbolo de la apertura de la Puerta de la Misericordia, encendemos la tercera vela del Adviento para que anhelemos la llegada del Señor Jesús, el rostro de la Misericordia del Padre. Se enciende entonces la tercera vela. MEMORIA DEL BAUTISMO 33. Se lleva delante del sacerdote que preside un recipiente con agua. Luego invita a la oración con estas palabras, u otras similares: Queridos hermanos, supliquemos al Señor para que bendiga esta agua con la cual seremos rociados en memoria de nuestro Bautismo. Esta agua es invocación de misericordia y salvación en virtud de la resurrección de Cristo. Todos oran en silencio un momento. Y a continuación, el que preside la celebración agrega: Dios y Padre nuestro, creador de todas las cosas, que en tu misericordia creaste al hombre a tu imagen y semejanza. R. Purifica e ilumina a tu Iglesia con la luz de tu Misericordia. Cristo Jesús, que de tu costado abierto en la cruz hiciste manar la fuente de la Misericordia.

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R. Purifica e ilumina a tu Iglesia con la luz de tu Misericordia. Dios Espíritu Santo, que realizas la Misericordia haciéndonos renacer como creaturas nuevas. R. Purifica e ilumina a tu Iglesia con la luz de tu Misericordia. Luego el celebrante agrega: Dios todopoderoso, fuente y origen de la vida del alma y del cuerpo, bendice + esta agua, que vamos a usar con fe para implorar el perdón de nuestros pecados y alcanzar la ayuda de tu gracia contra toda enfermedad y asechanza del enemigo. Concédenos, Señor, tu misericordia, que las aguas vivas siempre broten salvadoras, para que podamos acercarnos a ti con el corazón limpio y evitemos todo peligro de alma y cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén 34. El toma el aspersorio y se asperja a sí mismo, a los concelebrantes, ministros y al pueblo, atravesando la nave de la Iglesia. Entre tanto se recitan las siguientes antífonas, u otro canto apropiado. Rocíame, Señor, con el hisopo y quedará limpio; lávame, quedaré más blanco que la nieve. 35. Al regresar a la Sede, el que preside dice: Que Dios omnipotente nos purifique del pecado y, por la celebración de esta Eucaristía, nos haga dignos de participar del banquete de su Reino. Por los siglos de los siglos. R. Amén.

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Oración colecta 36. El sacerdote que preside canta o recita la oración colecta (Misal Romano p. 143 [159]). La Misa continúa como de costumbre. Liturgia de la Palabra 37. Se hace una única monición para todas las lecturas (son las del III Domingo de Adviento, ciclo C): La Misericordia de Dios es el cumplimiento de sus promesas, por eso levanta toda sentencia y no hay mal para quien es fiel a sus palabras. Tenemos que preguntarnos en este Año Jubilar: ¿qué debemos hacer?, ¿cómo vamos a vivir nuestra relación con Dios, que es profundamente misericordioso? Que la Palabra de Dios nos ilumine hoy. La liturgia de la Palabra se desarrolla como de costumbre. 38. Terminada la lectura del Evangelio y dada la bendición con el Evangeliario, el que preside dice: La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. (Cfr. Sal 84, 11-12) Todos aclaman: Tu Palabra me da vida, confío en ti, Señor, tu Palabra es eterna, en ella esperaré. 39. Se tiene la homilía. 40. Sigue la Profesión de fe. ORACIÓN UNIVERSAL O DE LOS FIELES 41. La Oración de los fieles se hace de la siguiente manera: Confiando en la misericordia de Dios, nuestro Padre, que por medio de su Hijo nos concede lo que necesitamos para el bien de la Iglesia y de todos los hombres, presentémosle confiadamente nuestras súplicas.

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El diácono dice: Después de la primera petición responderemos: Por tu misericordia, escúchanos, Señor. 1. Por la Iglesia, que a cincuenta años de la conclusión del Concilio Vaticano II, anuncie el Evangelio de la Misericordia al mundo nuevo y cambiante en que vivimos. Oremos. 2. Por los cristianos, para que en el Jubileo de la Misericordia experimenten una auténtica conversión y sean instrumentos de perdón hacia quien lo necesita. Oremos. 3. Por los gobernantes de nuestro país y nuestra ciudad, para que el Espíritu Santo los guíe por los caminos de la justicia y la reconciliación como fruto de la acción misericordiosa de Dios en el mundo. Oremos. 4. Por los pobres, los afligidos, los abandonados y los que no han experimentado el perdón, para que entren por la Puerta de la Misericordia, sabiendo que especialmente para ellos se ha abierto. Oremos. 5. Por nuestra Iglesia de N., que se acerca a cumplir su cincuenta aniversario para que todas las acciones realizadas en este año sirvan para vivir una auténtica renovación en la mente, en el espíritu y en las acciones. Oremos. 6. Por todos nosotros, para que el Jubileo sea la oportunidad de realizar las obras de misericordia corporales y espirituales y enriquecernos con la obtención de la indulgencia. Oremos.

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adre clementísimo, concédenos practicar la misericordia con alegría, para que tu pueblo experimente tu perdón que se extiende a toda la vida de tus hijos y esté acompañado por la Madre de la Misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Liturgia Eucarística 42. La liturgia eucarística se continúa normalmente. Se sugiere el prefacio III de Adviento y la Plegaria eucarística I o Canon Romano. 27

43. Para la Oración dominical, se hace la siguiente monición: Mientras aguardamos la venida de Jesucristo, el Salvador, pidamos que el Reino de Dios, lleno de misericordia, el Reino prometido, venga y se haga realidad plena en nosotros. Hagámoslo con fe y confianza, diciendo la oración que él nos enseñó: Padre nuestro… Ritos conclusivos Veneración mariana 44. Terminada la oración después de la Comunión, se agrega: Nuestro pensamiento se dirige ahora a la Virgen María, Madre de Misericordia. La dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos descubrir la alegría de la ternura de Dios. Dirijámonos a ella para que sus ojos misericordiosos no se aparten de nosotros e interceda para que podamos contemplar el rostro de la Misericordia, su Hijo Jesucristo (MV 24). La asamblea invoca a María con el canto de la Salve. Invitación al Jubileo extraordinario de la Misericordia 45. El que preside invita al Jubileo extraordinario de la Misericordia. Se puede usar esta fórmula u otra más conveniente. Se pueden anunciar los lugares para ganar la indulgencia para ello se puede consultar el subsidio que se publicó en la página de la diócesis Amados hermanos: Deseamos profundamente que este Año Santo sea un año de gracia y de profunda vivencia de la fe se trata de un año que lleva consigo la riqueza de la misión de Jesús, que resuena en las palabras del Profeta: llevar una palabra y un gesto de consuelo a los pobres, anunciar la liberación a cuantos están prisioneros de las nuevas esclavitudes de la sociedad 28

moderna, dar la vista a quien no puede ver más allá, porque se ha replegado sobre sí mismo, y volver a dar dignidad a cuantos han sido privados de ella (MV 16). Los invito a participar en todas las actividades que se realizarán en nuestra Diócesis. De esta manera anunciaremos y testimoniaremos la misericordia en el mundo contemporáneo (MV 11). Los exhorto a que contemplen el Icono-logotipo de este año y a que todos los días, con la oración para este Jubileo de la Misericordia, oren a Jesucristo, el Señor, a quien esperamos y le decimos “ven pronto”, a él todo honor, poder y gloria, por los siglos de los siglos. R. Amén. Bendición y despedida 46. Se imparte la bendición solemne del Tiempo de Adviento. El diácono despide a la asamblea, con estas palabras: Sean misericordiosos como su Padre es misericordioso. Pueden ir en paz. El pueblo responde: Demos gracias a Dios. La asamblea se disuelve alabando y bendiciendo a Dios.

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