JUAN FRANCES DE IRIBARREN COMPOSITOR ( )

Juan Cruz Labeaga Mendiola Juan Cruz Labeaga Mendiola JUAN FRANCES DE IRIBARREN COMPOSITOR (1699-1767) CORÄL Ayuntamiento de S a n g ü e s a N...
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Juan Cruz Labeaga

Mendiola

Juan Cruz Labeaga Mendiola

JUAN FRANCES DE IRIBARREN COMPOSITOR (1699-1767)

CORÄL

Ayuntamiento de S a n g ü e s a

Nafarroako Gobernua Hezkuntza eta Kultura Departamentua

Zangozako Udala

m

Gobierno de Navarra Departamento de Educación y Cultura

Título: Juan Francés de Iribarren. Compositor (1699-1767) Autor: Juan Cruz Labeaga Mendiola Diseño y maquetación: Angel Navallas Etxarte Portada: Arturo Navallas Rebolé Fotos: Juan Cruz Labeaga Mendiola Edita: Coral Nora de Sangüesa-Zangoza Imprime: Huarte Gráfica S.A.L. ISBN: 84-605-9835-7 D.L.:NA-2935/1999

ÍNDICE LA VIDA NACIMIENTO Y FAMILIA SANGÜESA, MADRID, SALAMANCA Formación humanística y musical en Sangüesa A la Corte de Madrid. Organista en Salamanca MAESTRO DE CAPILLA EN MÁLAGA La plaza vacante Nombramiento y limpieza de sangre Labor desarrollada Renuncia y muerte LA OBRA LA OBRA DEL MAESTRO EN LOS ARCHIVOS

11 19 21 26 33 35 37 45 47 63

LOS VILLANCICOS Marta Sánchez

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EL CULTIVO DE LA CANTATA EN ESPAÑA Y LA PRODUCCIÓN MUSICAL DE JUAN FRANCÉS DE IRIBARREN. Miguel Querol

85

MISSA A 7 VIOLINES, TROMPAS Y ÓRGANO (1737) Bruno Jiménez Jiménez y Nerea Etxarri Marco

107

LOS VILLANCICOS Y LAS CANTATAS DE NAVIDAD DEL MAESTRO IRIBARREN. Luis Eugenio Naranjo Lorenzo

137

STABAT MATER A 4 Y CONTINUO (1738) Luis Elizalde

149

LOS TEXTOS POÉTICOS PARA LAS OBRAS MUSICALES DE IRIBARREN Ignacio Arellano

157

INTERPRETACIÓN DE SUS OBRAS Y III CENTENARIO

193

ALGUNOS JUICIOS CRÍTICOS

225

BIBLIOGRAFÍA

235

APÉNDICE MUSICAL

241

APÉNDICE DOCUMENTAL

279

LOS TEXTOS POÉTICOS PARA LAS OBRAS MUSICALES DE IRIBARREN Ignacio Arellano*

JUAN FRANCÉS DE IRIBARREN. COMPOSITOR (1699-1767)

Juan Francés de Iribarren se encontró, al tomar posesión de maestro de capilla de la catedral de Málaga en 1733, con el problema de la carencia de textos poéticos para sus composiciones musicales, sobre todo para los villancicos que se cantaban en las fiestas principales de Navidad, Corpus e Inmaculada Concepción. La actas capitulares del Cabildo de 1 de febrero de 1735 anotan una petición de Iribarren solicitando nuevos textos literarios de calidad y proponiendo a José Carlos Guerra, poeta de la Capilla del Rey. El Cabildo aprobó la súplica y un sueldo para el poeta de 24 ducados anuales. Además de este autor, asimismo Alejandro Ferrer y Pablo Fernández compusieron letras para el músico. A continuación algunos textos poéticos. A Belén caminad pastorcillos (Cantada al Santo Nacimiento) Introducción A Belén caminad, pastorcillos, que hay dos maravillas, pues recreo común son de todos Jesús y María. Recitativo Dulces ternezas que el amor inflama, finos cariños que el placer explica, entre Hijo y Madre con piadosa llama la más ardiente unión se especifica, 159

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pues uno a otro, en fiel correspondencia, se aplauden el favor y la clemencia. Aria amorosa Me complaces, te venero, Madre mía, mi Señor, yo te busco, yo te quiero recreándonos los dos. Me arrebata, se acredita tanta gracia, tanto amor, gozo añade, yerros quita, Virgen pura, eterno Dios. Recitativo Contempla de su Dios Madre tan pura, fineza imponderable, admire en María la esencial dulzura, la gracia más amable, y en finas muestras al placer unidos, con los hombres se dan por entendidos, pues María les da su fruto amado, y él se mira por ellos humanado. Pastorela Celebren pastores con júbilo igual en Hijo y en Madre belleza y piedad, mostrando gozosos que está en el portal, en uno y en otro la gloria y la paz. 1

A Belén, a Belén pastorcillas (Villancico de Tonadilla de Navidad) Estribillo A Belén, a Belén, pastorcillas, al portal, al portal, zagalejas, porque haya juguete que al Niño divierta, y la tonadilla nacida le venga. 160

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- ¿Y Bato, muchachas, a dónde se queda ?, pues canto que espanto, un hato de ovejas, y hato por hato, mayor con buen rato el hato son ellas. -¡Qué lindo simplote! ¿ gentil no le deja querer con nosotras que el Niño le atienda - ¿Quién les ha dicho, las muy picoteras, que el Niño sabio, nacido a la tierra, no sufrirá a un tonto, pues sufre a dos bestias ? - Tiene razón, vaya la tonadilla. - Tengo razón y chitón que comienza. ¿ Qué aires son los que te traen, dime dulce amada prenda, a tomar puerto en el mundo desde el mar de tus finezas ? Hazte a la vela, ay, Niño mío, porque te esperan de ingratitudes en tan mal puerto muchas tormentas, pues las muchachas soportan a decir conmigo vuelvan. Copla 1 Desde el golfo de tus glorias el amor te lisonjea a que con aura apacible dejes cielo y tomes tierra.

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Respuesta 1 Hazte a la vela, ay Niño mío, antes que veas cómo te impelen notos que braman vientos que sientas. Copla 2 ¿Cuándo las serenidades tiene el mar de tus clemencias, quieres padecer borrascas en el puerto a que te entregas? Respuesta 2 Hazte a la vela, ay, Niño mío, si no es que quieras que sepa al mundo que apenas naces naces a penas. Copla 3 Viendo playa tan hinchada de vanidad y soberbia en sus profusiones locas le dejarás por loquera. Respuesta 3 Hazte a la vela, ay, Niño mío, porque da señas este mal mundo, que apenas naces, naces a penas. Copla 4 Sé que en el puerto del mundo padecerás cruel tormenta, y será compasión verte, que pierdas la vida en ella. Respuesta 4 Hazte a la vela, ay, Niño mío, bien que se advierta que tu amor quiere con tempestades de ser tronera. 2

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Santa María de Sangüesa, portada románica, músicos y juglares.

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Las zagalas de Belén (Villancico de Tonadilla de Navidad) Introducción Las zagalas de Belén traen sus tijeretillas, para divertir al Niño con una gran tonadilla. Estribillo Cantemos alegres, gustosas y unidas a este Corderito que es nuestra alegría. Empiece Pascuala, y todas repitan la canción gustosa de nuestra inventiva. Copla 1 Cordero del alma que vienes de arriba a sacrificarte por darnos la vida. Copla 2 Al redil te vienes y tal lo iluminas, que siendo de noche parece que es día. Copla 3 Corderito eres y Pastor te admiran los que te conocen, ieles ovejitas. Copla 4 Y pues tu fineza nuestro obsequio excita, 164

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humilde las gracias te damos rendidas. Respuesta Ven, ven, y suenen que suenen las tijeretillas, ven aprisita, ven, ven, ven aprisita, y suenen que suenen las tijeretillas, chas, chas, chas, chas de la prisa, chas, chas, chas, chas de la prisa, de la prisa.

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Alados celestiales (Villancico de Kalenda al Santísimo) Recitativo Alados celestiales querubines, aclamad por el orbe y sus confines la fineza mayor de heroico anhelo, pues la tierra se adorna nuevo cielo. Aria Cantad, fieles querubes, alegres y sonoros, cantad sobre las nubes, cantad en dulces coros, cantad fineza la mayor al tierno Dios de amores, cantadle con primores la palma, la victoria, que a tan gustosa gloria nos brinda con su amor. 4

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Las aves acordes (Villancico de Kalenda de Corpus) Entrada Las aves acordes, canoros los vientos, en dulces cadencias, alternen a un tiempo. Sagrados motetes al gran Sacramento, repitiendo unidos sonoros los ecos. Que duerme mi amado, ce-ce, que duerme mi dueño, ce-ce, descansa mi vida, ce-ce, descansa mi cielo, ce-ce. Recitativo En esa azul campaña dilatada, los plumajes bajeles matizados de tanto bien la gloria duplicada, celebren con acentos acordados, porque resuene al viento la gracia singular del Sacramento. Aria La tórtola suave, la amante Filomena trine sonora y grave, cante sin susto y pena al más divino Pan. Porque al mirar ansiosa el alma tanto amor respira ya gozosa y alienta su temor con don tan celestial. 166

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Copla 5 ¿Qué aires son los que te traen dime dulce, amada prenda, a tomar puerto en el mundo desde el mar de tus finezas? Respuesta 5 Hazte a la vela, ay, Niño mío, porque te esperan de ingratitudes en tan mal puerto muchas tormentas. 5

Qué fina y ansiosa (Área al Santísimo) Qué fina y ansiosa mi alma se inflama rondando esa llama, hoy cual mariposa, ardiendo amorosa con tanto esplendor. Pues noble y amante, de un Dios la grandeza, con suma fineza, al hombre constante le da en esa mesa su ser y su amor. 6

Prosigue acorde lira (Cantada al Santísimo) Recitado Prosigue, acorde lira, la dulce suavidad que inflama el viento, 167

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que ya en campaña Gedeón se mira en vista de un altar del Sacramento. Pues consangrando a Dios Pan y Cordero su triunfo alcanza con fervor guerrero. Y así, todo mortal, que vencer quiera, tremolar debe la feliz bandera, dándole al Pan divino, primicias del altar de un pecho fino. Área Ya sonoros los acentos van sirenas de los vientos publicando la victoria que consigue el corazón. Pues previene contra el vicio por tan alto sacrificio: la preciosa real memoria del eterno galardón. Recitado Todo celo se mira victorioso, llevando por divisa de su intento lo heroico y misterioso de ese Pan de valor y entendimiento, siendo contra la saña, quien asegura el triunfo en la campaña. Área Llevando el poder que ofrece ese altar, tocando a lidiar se logra vencer. Y así Gedeón consigue al pelear, con tanto blasón llegar a triunfar. 7

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Vamos claros, mi Niño (Cantada para Navidad) Recitado Vamos claros, mi Niño, yo bailando estos años pasados, he querido de gozo y de cariño rebosando hacerte cuando naces mi cumplido más hogaño cantando mi fortuna, entre tus muchas gracias diré una, y es cuando bajo soy, que echando el resto el más alto me miras, a tus pies puesto, siendo evidentes pruebas ver que abajo te vienes y me elevas Área Trébole, trébole, trébole te la canta mi amor cuando abajo te has venido y a mi cuerda te has unido. Esta arieta, Niño hermoso cuando abajo te has venido y a mi cuerda te has unido. Pues advierto que gozoso, dando en tierra por buscarme hoy por bajo al imitarme. Trébole, trébole, me acrecientas honor dando en tierra por buscarme. 8

Siendo las obras (Cantada a la Purísima Concepción) Introducción Siendo las obras de Dios tan regias ésta es la suma de todas ellas: 169

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pues en María, con mano diestra, se explayó, amante, la omnipotencia, porque se admire, porque se advierta que en lo excelente, que en lo suprema, siendo las obras de Dios tan regias, ésta es la suma de todas ellas. Recitado Mapa espacioso, donde Dios previno manifestar su gran sabiduría, pues preparando insigne y peregrino, todas las perfecciones noble y fino, las colocó en el lienzo de María, para que así saliera entre todas sus obras la primera. Área Cual pintor que con destreza previniendo los colores, quiere dar con mil primores, retratando la belleza de un hermoso original, así dio, con sabia mano, preparando sus candores, el pincel más soberano en María los albores de un asombro sin igual. Recitado Celebre el ser humano el primor que en María ha conseguido, siendo su limpio ser quien ha podido al divino pincel dejar ufano, pues, al ver lo especial de su belleza, se infiere de su autor la gran destreza. Final Rindan holocaustos, canten excelencias, viendo que entre todas 170

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singular se ostenta. Díganla sus gracias, muéstrenla ternezas, cuando en su ser brilla la divina idea. 9

Jácara de fandanguillo (Villancico de Chanza) Estribillo Jácara de fandanguillo ha de haber la Nochebuena, pues me brinda en los arroyos un punteado de perlas. Échese la jacarilla, y qué caso? cosa nueva, y más si uced se nos viene recordando al Niño penas con el Diablo del pecado dacá Adán y toma Eva. Aunque fuera del asunto, no trataré cosas de ésas. Échese la jacarilla porque al Dios Niño divierta. Mas silencio, quedo, quedo, que parece que sosiega, es amante fino y tierno, no es posible que se duerma. Pues el fandanguillo corra, vaya jacarilla buena, cuando el susurro del viento es instrumento que suena, y los arroyuelos forman un punteado de perlas. Jacarilla, Jacaranda, suene, vaya, corra, ea.

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Despachemos con el fandanguillo, con el fandangui que alegra. Coplas. 1. Entre las noches del mundo hubo una noche serena, buena, mas con mucho frío, verbi gratia como ésta.

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2.

En quietud estaba todo, pues al sosiego se entregan cuando las ovejas duermen, los pastores cuando velan.

3.

Apareció de repente una luz como una hoguera, que unos le llamaron globo, otros nombraron cometa.

4.

Que tuvieron temor grande todos, es cosa cierta, porque la esfera se ardía, pero se helaba la tierra.

5.

Empezaron a hacer juicio, viendo una cosa tan nueva los zagales, porque en éstos no fue boba la inocencia.

6.

Un astrólogo del cielo en el aire les enseña cosas grandes en las pajas, y Dios, sobre todo, en ellas.

7.

Enseñóles el empíreo estrechado en una cueva,

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el siervo gózalo todo, y el poderoso en miseria. 8.

Vieron un Niño, una Virgen, y un Varón que le contempla, Jesús, María y José y toda la gloria en tierra.

9.

Como los cometas siempre no son anuncios de guerra, se vio ahora, pues a voces cantaron paz las esferas.

10.

Viendo que el común sosiego entre los hombres alienta, pudo respirar alegre toda la naturaleza.

11.

Nació Cristo verbum caro ya su nacimiento alternan los ángeles en el viento dulces alegres cadencias.

12.

Los pastores le adoraron y a quien vino, por fineza, para darse en sacrificio, le tributaron ofrendas.

Respuesta Ay qué buena jacarilla, suene, vaya, corra, ea, despachemos con el fandanguillo, con el fandangui, fandanguillo que alegra. 10

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Quién nos dirá de una flor (Villancico al Santísimo Sacramento) Estribillo

¿Quién nos dirá de una flor que buscamos, que siendo del campo de gracia se da ? Y la fe nos ofrece fragancias que alientan las almas al gozo esencial, pues jazmín soberano es delicia que cifra el esmero de amor y bondad.

Coplas. 1.

En campo misterioso se muestra liberal jazmín tan admirable, qué fino y ejemplar, lo mismo en cada hoja que en todo se nos da.

2.

Tan bello se registra por gracia su piedad, que al ver sus perfecciones la dicha del mortal conoce, de fe armado, su pompa y majestad.

3.

En forma milagrosa se advierte tan parcial que al ser de quien lo logra por modo singular, llegando como debe su propio ser dará.

4.

Camine quien pretenda tan sacra flor lograr, que a fe que si consigue su amable propiedad de gozos celestiales sus ansias colmará. 11

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Ezta noche lo neglillo (Villancico de Negros al Sacramento) Entrada Ezta noche lo neglillo vestirá de mojinganga, viene turu en una manga con zonaja y tambulillo a vel al ziolo Manué. Ay a que turu, turu, turu, zamo loco de placel, y a lo zon de zonajillo cantaremo pez con pez. Achihá, achihá, achihé, achi, achi, achi, achihá, achihé, viva el Diozo zeolo Niño que come butilo e mel. Coplas. 1.

Vaya entlando la tlompeta cuchillando la carriya, entle el cabayo con ziya acompassa de lo pe.

2.

Entle angola pampagaya y dempueza en zu pelzona, cambayera tú la mona tucandu lu cazcabé.

3.

Entle la botalga plonta, vestida de matachín, pala dal al baile fin, zi al Niño palece ben.

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Labrador divino (Villancico al Santísimo Sacramento) Estribillo Labrador divino, que en las aras, aras, logre que en los pechos surcos de amor hagas, para que consigan hoy las almas alma, y que el fino grano, que tu garbo explaya, prenda milagroso, pues le das con gracia. Coplas. 1.

Sé que vigilante, con primor amante, nuestra tierra labras, para que dé el fruto, que por ley le encargas. Sé que soberano, tan precioso grano, con fervor se arraiga, como me aproveche de tan fiel labranza.

3.

Sé que al hombre atento, con supremo aliento, tu labor le agracia, pues inmenso arado por su pecho pasa. Sé que al fino agrado, con que enamorado, tu favor se humana,

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es porque los pechos den cosecha hidalga. Respuesta. Labrador divino, que en las aras, aras, logre que en los pechos surcos de amor hagas, para que consigan hoy las almas alma. 13

Vamos Pastorcillos (Villancico de Navidad) Vamos, vamos, pastorcillos, con una canción alegre. Vamos, vamos al portal donde la gloria como nacida nos viene. Toque Bras el tamborino, la flautilla silbe, suene, que hoy el Niño se desvela porque nuestro amor despierte. Vamos, vamos, pastorcillos, con una canción alegre, yo la digo, yo la canto, yo la empiezo, pues empiece, que hoy el Niño se desvela, porque nuestro amor despierte. Vamos, vamos, pastorcillos, con una canción alegre. Copla 1 Pastorcillo agraciado, que enamorado naciendo vienes donde nuestra fortuna como en la cuna logre mecerte. 177

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¡Ay mi amor! ¡ay mi rorro! ¡Ay mi nene, que si el celo te arrulla la fe te mece. ¡Ay mi amor! ¡ay mi rorro! ¡ay mi nene! Copla 2 Nuestras almas sencillas con las flautillas finas te obsequien, y hagan hoy sacrificio con fiel bullicio del sonsonete. ¡Ay mi amor! ay mi rorro! ¡ay mi nene! que si el celo te arrulla la fe te mece. ¡Ay mi amor! ¡ay mi rorro! ¡ay mi nene! Copla 3 Si tañendo llegamos lo que tocamos nos engrandece, pues logrado todo el cielo tocar de un vuelo quien a ti llegue. ¡Ay mi amor! ¡ay mi rorro! ¡ay mi nene que si el celo te arrulla la fe te mece. ¡Ay mi amor! ¡ay mi rorro! ¡ay mi nene!.

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Para las obras musicales de Juan Francés de Iribarren compusieron textos poéticos José Carlos Guerra, Alejandro Ferrer y Pablo Fernández. En la coyuntura que delimita esta colaboración, lo principal son las composiciones musicales, para las que Iribarren pide letras poéticas, que se subordinan a la música. La autoría individual de los catorce textos poéticos a que me referiré en esta presentación no nos consta de manera totalmente fehaciente, pero esta cuestión es secundaria. Un análisis documental y estilístico podría ayudarnos a precisar algunas posibilidades: la afición de uno de los poetas a utilizar cierto léxico idiolectal (por ejemplo, las palabras fineza, o fino, o variantes, en los poemas 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 9 y 13); o la repetición de algunos versos como el pasaje «a 178

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tomar puerto en el mundo / desde el mar de tus finezas», reiterado exactamente en los mismos términos en los poemas 2 y 5 apuntan a la autoría común de todos esos textos citados (¿Guerra?, ¿Fernández?), pero, como digo, este punto es de importancia muy reducida. Es más interesante observarlos en su conjunto, como poemas representativos de un género particular, y examinar algunos rasgos característicos que organizan sus estructuras y funciones expresivas. Los catorce poemas pertenecen a dos de los ciclos litúrgicos fundamentales, el de Navidad, que venía celebrándose con cantos y representaciones más o menos teatrales desde los viejos tiempos medievales, y el de la fiesta del Corpus Christi, instituida con carácter general por Urbano IV en 1264, más extendida en el siglo XIV, y desarrollada con gran esplendor en España sobre todo durante el XVII. A Navidad corresponden seis poemas (números 1, 2, 3, 8, 10, 14) y al Corpus siete (números 4, 5, 6, 7, 11, 12, 13). El restante (número 9) se dedica a la Inmaculada Concepción, otro tema que sin llegar a manifestarse en ciclos literarios como los dos anteriores, ha provocado la escritura de numerosas composiciones de los poetas católicos. Hay que recordar que la Inmaculada Concepción de María tardaría tiempo en ser declarada dogma de fe, aunque era defendida por muchos teólogos y fieles. Calderón en 1640, por ejemplo, terció en la polémica, con su auto sacramental La hidalga del Valle, representado en un acto en desagravio por un libelo contra la pureza original de María, que apareció en Granada. Lope había escrito ya otro auto, La Concepción de Nuestra Señora y se reiteran escritos de diversa índole y pronunciamientos magisteriales de la Iglesia. El poema para la composición musical de Francés de Iribarren sigue siendo anterior a la definición dogmática de la Inmaculada Concepción (hecha por Pío IX en la bula Inneffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854), de manera que continúa la larga serie aludida de defensas de la Inmaculada Concepción antes de su propio establecimiento como dogma. Una mirada superficial a la métrica y rasgos estilísticos más generales revela, como era de esperar, una mezcla de modalidades cultas y populares. Abundan los versos de arte mayor y las estrofas eminentemente cultas: véase en el poema 1, el primer tramo recitativo en sexta rima, estrofa aparecida en el Barroco (con poco uso), y más 15

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cultivada en el Neoclasicismo: Dulces ternezas que el amor inflama, finos cariños que el placer explica, entre Hijo y Madre con piadosa llama la más ardiente unión se especifica, pues uno a otro, en fiel correspondencia se aplauden el favor y la clemencia. En este mismo poema el segundo tramo recitativo adopta la forma métrica de la silva, que fue la que Góngora eligió para sus Soledades... Versos de arte menor, con esquemas de seguidillas, romances o romancillos, son igualmente frecuentes. La abundancia de estribillos es también característica de los ritmos populares sobre todo en modalidades cantadas. La subordinación al ritmo musical provoca, en algunas ocasiones, aparentes irregularidades en el cómputo silábico de algunos versos, pero este es fenómeno corriente: cuando la música dicta su ley la regularidad métrica cede el paso a la flexibilidad. Dado el número de composiciones que observamos es factible una revisión individual de los más significativos, al menos en sus detalles básicos. El primer poema «A Belén caminad, pastorcillos» muestra bien la mezcla de modelos populares y cultos que he comentado. La introducción evoca el ritmo de la seguidilla, en versos de arte menor con rima asonante, y una apertura en el primer verso que es fórmula tópica en muchos villancicos navideños que se cantan todavía hoy. El diminutivo pastorcillos pertenece igualmente al mundo emotivo popular, muy diferente del clima de los fragmentos recitativos que siguen, marcados por los cultismos {inflama, explica, clemencia, imponderable ...). Las imágenes de este primer poema acuden a tópicos conocidos en la tradición religiosa y literaria, sobre todo el de la llama o fuego como símbolo del amor. No falta un atisbo de juego ingenioso, al cual eran muy aficionados los barrocos, pero menos los neoclásicos. Sin embargo la calidad tópica en este contexto religioso del juego de palabras explica su presencia aquí: 180

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tanta gracia, tanto amor gozo añade, yerros quita La antítesis «gozo añade, /yerros quita», explota el doble sentido de «yerros», en una alusión al poder redentor de Cristo. La gracia y el amor divinos quitan los yerros 'pecados' y los hierros 'cadenas' al hombre. Añádase que a los esclavos de les herraba (se les imprimía una señal en la frente o mejillas con con un hierro candente que dejaba la marca del dueño). En última instancia todos los sentidos se identifican, pues el pecado original, el gran primer yerro del Género Humano ha causado el encadenamiento y la esclavitud del hombre, esclavo del pecado y de la muerte, hasta la Redención, y la historia salvífica comienza con el nacimiento del Redentor. El juego de palabras abunda en los autos sacramentales de Calderón, con estas mismas funciones: en La redención de cautivos, habla el Furor (que representa al Demonio) a los cautivos del Género humano: «Salid, pues, arrastrando las cadenas / que forjó vuestro yerro a vuestras penas»; y en La vida es sueño (auto) en contexto parecido dice el agente diabólico: «Ni dónde has de ir, si aherrojado / llevas arrastrado al pie / la cadena que forjé / del yerro de tu pecado»... Estos elementos básicos que acumulan rasgos populares y cultos, mecanismos simbólicos y juegos de ingenio, apuntan ya a una cierta complejidad en unos textos aparentemente sencillos, complejidad que confirma el examen de otros poemas, que muestran igualmente una variada adaptación de paradigmas literarios, como la jácara o la canción de negros, y la explotación de motivos emblemáticos y temas que llevan tras sí una rica tradición poética y exegética. El segundo texto continúa la celebración navideña. El comienzo formulario es igual que el del anterior, con la variante principal de «pastorcillas» en vez de «pastorcillos». Pero «A Belén, a Belén, pastorcillas» intensifica decididamente las formas populares, coherentemente con su estructura semidramatizada, dialogada, entre las zagalejas y Bato, cuyo diálogo introduce la «tonadilla» villancico, que sigue en un registro menos rústico. En las partes cantadas por Bato es pertinente un estilo más popular, pues el pastor se presenta, desde el mismo nombre, como ejemplar de pastor rústico continuador de per181

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sonajes conocidos en las farsas antiguas, actor que tiende al tono humorístico: repárese en su jocosa observación sobre las propias habilidades musicales, por ejemplo: canto que espanto un hato de ovejas Los diminutivos y aumentativos {zagalejas, pastorcillas, simplote ...), y los términos coloquiales o «vulgares» {hato, picoteras, tonto, chitan....) intensifican este tono popular elegido para el comienzo del villancico. Apunta también la modalidad burlesca del torneo de motes o apodos, entre pastor y zagalejas: simplote/picoteras, o el juego de palabras alusivo (Cristo podrá soportar a un tonto, Bato, puesto que soporta a dos bestias, la muía y el buey del pesebre). La tonadilla que viene después de esta apertura algo cómica y popular, sin embargo, desarrolla la alegoría del mar del mundo, con una curiosa modificación. Tradicionalmente el mar representa los peligros de la vida humana, vista simbólicamente como navegación, siendo el puerto la meta de la salvación. En el caso del poema, Cristo llega al puerto del mundo, atravesando el mar de sus finezas, y es el mismo puerto el peligroso, de manera que en él acechan los vientos tormentosos. Es posible que en el poeta haya pesado la idea de la abundancia de las finezas divinas, y haya creído que la imagen del mar refleja bien tal abundancia, o quizá haya buscado cierta originalidad paradójica al invertir la función tradicional del puerto. Sea como fuere, la alegoría reescribe un motivo de rica tradición en la cual se inserta, y sobre esta tradición habría que analizar con más detalle la formulación presente. Recordaré solo algunos datos sueltos a este respecto. Cervantes, por ejemplo, en su poema «Hoy el famoso Padilla», que dedica a la toma de hábito religioso de Pedro Padilla, usa el mar como símbolo del mundo, cuyas borrascas debe salvar el marinero práctico dirigiéndose a Dios, y en los libros de emblemas, tan frecuentes desde el Humanismo, es uno de los motivos favoritos: Andrea Alciato, en sus conocidísimos Emblemas, recoge un texto de Horacio sobre la nave del estado, aplicando su emblema 43 a la esperanza cercana («Spes 182

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próxima»), representada como una nave en alta mar, sufriendo los embates de la tempestad. La nave que sufre tormenta puede expresar alegóricamente los trabajos de la Iglesia (nave de la Iglesia), los riesgos de la política (nave del estado), o la condición de la vida humana en general, que ha de ser regida por pilotos como la razón, la prudencia o la filosofía. Andrés Mendo, tratadista del Siglo de Oro, en un libro que dedica a la educación de príncipes, explica que «Es navegación por el piélago del mundo la vida de los hombres combatidos de continuas olas en que muchos padecen miserable naufragio». La importancia de este símbolo resulta evidente en la colección de Emblemas morales de Juan de Borja, que dedica media docena de empresas a esta navegación que «comenzamos cuando nacemos y acabamos cuando morimos», y que requiere toda la pericia del buen piloto: «esto mismo debe hacer el hombre prudente y cuerdo cuando se viere ya haber muchos días que navega sin saber cuál será el suceso desta navegación, que es la vida que se vive, para excusar los peligros y tempestades que hay en este mar del mundo y en sus ocupaciones». Comparando estos pasajes que he recogido al azar con el villancico, se pueden ver tanto la conexión del motivo comentado con su tradición, como los cambios efectuados. Esta composición es, quizá, una de las más elaboradas en su alternancia de estructuras (diálogo dramatizado, coplas y respuestas, estribillos, etc.) y permite un rastreo de figuras retóricas bastante completo: -geminaciones: «A Belén, a Belén ...», «al portal, al portal...» -bimembraciones y paralelismos antitéticos: «dejes cielo y tomes tierra», «notos que braman, / vientos que sientas», «Tiene razón ... / Tengo razón- ...» -paradojas: «quieres padecer borrascas / en el puerto» -retruécanos con quiasmo: «apenas naces / naces a penas» etc. En el poema tercero «Las zagalas de Belén» se reconoce la forma de la letrilla hexasilábica, que se puede llamar también, desde el punto de vista métrico, «villancico». El motivo principal es el del Cordero, coherente con el ambiente pastoril, y que remite a la conocida imagen del Cordero que quita los pecados del mundo, Cristo, a la vez 17

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cordero y pastor, según ricos simbolismos presentes ya en la Sagrada Escritura. Los desvelos del pastor por sus animales (ver la copla 3) son comparación clásica de la providencia divina {Salmos, 23, 1-4; Juan, 10, 11 -16); el pastor cuida y protege el rebaño de la rapiña y de los ladrones {Salmos, 23, 4; Miqueas, 7, 14). Cordero y Pastor son dos de los nombres de Cristo que Fray Luis de León comenta en su obra clásica De los nombres de Cristo. Tradiciones bíblicas, populares y literarias constituyen la base expresiva de los textos musicados por Iribarren. Ciclo distinto, el de las fiestas del Corpus, se abre con el poema «Alados celestiales», dirigido a los coros angélicos para incitarlos a celebrar la gloria del Sacramento. Desde el punto de vista literario no posee excesivo interés, por su abuso del epíteto tópico y la fácil rima consonante. Resulta más complejo el dedicado a igual ocasión, «Las aves acordes» (número 5). Sobre todo la parte en recitativo apela al registro lírico culto, con metáforas conocidas (azul campaña para el cielo, bajeles de matizados plumajes para los pájaros...) pero siempre eficaces. La insistencia en la idea de 'armonía' («aves acordes», «acentos acordados») caracteriza a este poema en el que las aves con su canto acordado al rumor de los vientos reflejan la armonía del mundo creado por Dios, que a su vez celebra «la gracia singular del Sacramento». No se trata, pues, solo, de subrayar el valor de la música como arte expresiva, sino que subyace una serie de doctrinas filosóficas que se remontan a los pitagóricos, en las que la música es el principio creador del macrocosmos y del microcosmos, y por tanto el mejor modo de expresar la equilibrada armonía del universo y celebrar a su creador. Así escribe, por ejemplo, en su Teatro de los teatros el dramaturgo de finales del barroco, poeta oficial de Carlos II, Francisco Antonio Bances Candamo: «Aunque Dios tiene en sí todas las ciencias, como origen de ellas, parece que la primera que ejercitó y puso en acto fue la Poesía [entiéndase música, palabra sometida a metro y ritmo], construyendo con ella las dos portentosas fábricas de los mundos grande y pequeño, en quien hay tan acorde correspondencia armónica, puestos en número, ritmo y armonía [...] Los platónicos y pitagóricos [...] dijeron que la causa de ser los racionales tan inclina184

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dos a la música [...] era porque las almas se acordaban de la suavísima armonía que se percibe en la patria donde fueron criados». De la mención general de las aves se desciende a la particular de dos en concreto, la tórtola y el ruiseñor: La tórtola suave, la amante Filomena, trine sonora y grave, cante sin susto y pena, al más divino Pan. Dos aves muy significativas. La primera es bien conocida en la tradición lírica, como símbolo de la fidelidad amorosa: como se sabe, la tórtola viuda lamenta sin cesar a su cónyuge muerto con dulces trinos. La segunda se menciona por su nombre poético, mitológico, Filomena o Filomela, hija del rey Pandión de Atenas, que fue convertida en ruiseñor, y cuyo nombre evoca, etimológicamente la idea de la música. Nótese la disposición correlativa de estos versos: es la tórtola la que ha de trinar sonora y grave, y el ruiseñor el que ha de cantar sin susto. La designación de Cristo como «divino Pan» podría entenderse s i m p l e m e n t e c o m o referencia d i r e c t a a la E u c a r i s t í a (pan transubstanciado en Cuerpo de Cristo), pero en el contexto de alusiones mitológicas que abre la mención de Filomena, sería mejor pensar en un juego algo más complicado, en el que Cristo es denominado con el nombre del dios clásico, Pan (que permite conservar el juego alusivo al pan de la Eucaristía), llamándolo (a Cristo), por usar palabras de Calderón, «el verdadero dios Pan», título de un auto sacramental calderoniano, que termina con estos versos: Divinas y humanas letras desengañen el concepto del fabuloso dios Pan en el Pan de Dios Verdadero. 185

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Este poema tiene algunos versos comunes con el segundo, rasgo que apunta probablemente a la autoría común. Del «Área al Santísimo» que empieza «Qué fina y ansiosa» (poema 6) merece la pena resaltar solo otro símbolo tradicional, abundante en los libros de emblemas, el de la mariposa que acude atraída por el fuego, que expresa aquí al alma inflamada de amor por el Santísimo Sacramento: mi alma se inflama rondando esa llama hoy cual mariposa, ardiendo amorosa con tanto esplendor Un episodio bíblico del Libro de los Jueces, relativo a Gedeón, inspira el número 7, con alguna adaptación al nuevo contexto: de los dos sacrificios de Gedeón narrados en la Biblia, en el primero (que es al que se refiere el texto musicado por Iribarren) ofrece pan y un cabrito al ángel del Señor que lo visita. El cabrito de la Biblia se convierte en cordero en el poema, lo que le permite interpretar el episodio bíblico como prefiguración de la Eucaristía (pues Cristo, como ya se ha señalado, es el Cordero de Dios, y el cordero pascual de los judíos es clara figura de la nueva mesa legal, la eucarística, en que Cristo se ofrece a sí mismo), técnica bien conocida en la exégesis de la Escritura. Lo que me interesa subrayar es la manera en la que los textos reelaboran motivos de sus fuentes, para adaptarlos a su propio interés expresivo. Reescritura que ofrece diversidad de enfoques y modos. Nuevo modelo de adaptación se documenta en el poema siguiente «Vamos claros, mi Niño», construido parcialmente sobre el modelo del trébole, tipo de canción tradicional que se solía cantar la noche de San Juan cuando se iba a coger el trébol; es forma muy conocida (cultivada por Tirso, Lope de Vega, etc.) y de la que hay versiones a lo divino como la del texto de Iribarren, que tiene precedentes que podrían aducirse, por ejemplo la «Ensaladilla vuelta al Santísimo Sacramento» de Valdivielso, un trébole sacramental, como éste. 186

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«Siendo las obras», dedicado a la Purísima Concepción, no pertenece a los dos ciclos principales que he indicado, sino que constituye una loa mañana que defiende la Inmaculada Concepción. Es tema cuya frecuencia y contexto doctrinal y literario quedan antes apuntados. La imagen central del poema es la de María como lienzo pintado sin defectos por el mismo Dios, metaforizado en pintor de la Virgen: Cual pintor, que con destreza previniendo los colores quiere dar con mil primores, retratando la belleza de un hermoso original, así dio, con sabia mano, preparando sus candores el pincel más soberano en María los albores de un asombro sin igual. La imagen de Deus pictor es clásica y se evoca en obras literarias como la misma Vida es sueño de Calderón, donde se menciona al docto pincel que pinta las criaturas del universo. El origen de la metáfora parece hallarse en Píndaro y Empédocles; se contiene en el himno Coeli Deus atribuido a San Ambrosio. En la patrística y en la literatura medieval adquiere nuevas dimensiones. En España la figura del Deus pictor aparece ya en Juan de Mena y es constante en los tratadistas de la pintura (como los pintores Pablo de Céspedes o Vicente Carducho). Pero en el texto que comento se alude también a otro motivo, fundido con este, que es el propio de la Virgen como pintura divina, hecha directamente por los pinceles de Dios. En la iconografía de la Virgen de Guadalupe en Méjico se recoge, por ejemplo, este motivo en un cuadro (más o menos contemporáneo de las obras de Iribarren) atribuido a Joaquín Villegas en que se representa al Padre Eterno pintando a la Virgen de Guadalupe. Los restantes poemas del conjunto que examino pertenecen de nuevo a alguno de los dos ciclos de Navidad o Corpus Christi, y reflejan otros paradigmas literarios, vertidos siempre a lo divino. La «Já18

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cara de Fandanguillo» (número 10) evoca, con bastante lejanía, el género de las jácaras, que eran en el Siglo de Oro fundamentalmente canciones en forma de romance que contaban la vida y milagros de los jaques o hampones y sus prostitutas. Quevedo escribió las jácaras más ingeniosas de toda la literatura española, como aquella famosísima del Escarramán, que empezaba «Ya está guardado en la trena / tu querido Escarramán», explotando la jerga o argot de los delincuentes, la llamada gemianía. Pero también había jácaras de tono cortesano, e incluso jácaras a lo divino. Se cantaban en los corrales de comedias, podían conformarse como pequeñas piezas dramáticas, como la Jácara del Mellado de Calderón ... Esta de Iribarren muestra un texto adaptado a la celebración de la Nochebuena, que conserva algunos leves rasgos germanescos o vulgares, en tono humorístico: por ejemplo la forma uced, alomorfo del tratamiento de cortesía característico de la lengua de germanía, o la expresión «daca y toma» («daca Adán y toma Eva»). Pocos rasgos pertenecen a este registro, porque el tono se eleva enseguida debido al tema, y se organiza como una especie de nana al Niño Jesús en varias coplas que narran los principales episodios del Nacimiento de Cristo: aparición de la estrella de Belén, asombro de los pastores, nacimiento en el pesebre, cánticos de los ángeles, adoración de los pastores... Es quizá el texto más detallista en presentar todos estos motivos. Tréboles, jácaras, canciones de cuna ... Todavía se pueden apuntar otros paradigmas: el de la adivinanza en el poema número 11 (la solución es el Santísimo Sacramento), o el de la canción de negros en su jerga convencional, un tipo de composición que aparece en la obra de Lope o Góngora. De este último es, por ejemplo, la letrilla «Mañana sa Corpus Christa», diálogo entre dos esclavas negras sobre la procesión de Corpus. Habría que recordar que en estas procesiones del Corpus no eran extrañas las danzas de negros, gitanos, portugueses, moros, indios, etc. El tipo de lenguaje cómico y evocador de ritmos musicales, es parecido, aunque mucho más elaborado rítmica y poéticamente en Góngora, del cual citaré los versos siguientes:

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-Mañana sa Corpus Christa mana Clara, alcoholemo la cara e lavémono la vista. -¡Ay, Jesú, cómo sa mu trista! -¿Qué teñe? ¿Pringa señora? -Samo negra pecandora e branca la Sacramenta, -La alma sa como la denta, Cara mana. Pongamo fustana e bailemo alegra, que aunque samo negra sa hermosa tú. Zambambú, morenica de Congo, zambambú. Zambambú, qué galana me pongo, zambambú... El texto para la música de Iribarren evoca tipos de bailes grotescos conocidos en estas procesiones, sin que se pueda asegurar si las evocaciones se limitarían al plano textual o podrían haber sido representadas a modo de danza acompañada por la música. Se menciona, en efecto, la mojiganga (representación grotesca con disfraces de animales) o la botarga y matachines. La botarga es un vestido ceñido de colores, y los matachines un tipo de máscaras grotescas que describe así Bances Candamo en el Teatro de los teatros: hacen [...] movimientos [...] los más ridículos que pueden, ya haciendo que se encuentran dos de noche, y fingiéndose el uno temeroso del otro se apartan entrambos. Luego se van llegando como desengañándose, se acarician, se reconocen, bailan juntos, se vuelven a enojar, riñen con espadas de palo dando golpes al compás de la música, se asombran graciosamente de una hinchada vejiga [...] se llegan a ella [...] y en fin, saltando sobre ella la revientan y se fingen muertos al estruendo de su estallido. 189

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Una nana, en fin, es el modelo del poema último, con estribillo característico y las repeticiones y exclamaciones emotivas propias del género. Puede concluirse que este conjunto de textos, no muy elevado, ofrece, sin embargo, gran variedad de fórmulas expresivas. No se trata, evidentemente, de letras escritas por poetas de la talla de Lope, Góngora o Calderón. Son textos que obedecen a un objetivo determinado, subordinados a la música y enmarcados en los ciclos celebrativos de Navidad y Corpus que provocan ciertas reiteraciones y repetida presencia de algunos motivos tópicos propios de las circunstancias. Pero dentro de este marco, hemos podido documentar variedad de formas métricas; mixtura de modelos populares y cultos; reescritura de tradiciones y temas, motivos e imágenes procedentes de la Sagrada Escritura, la patrística o la poesía lírica; aplicación de motivos emblemáticos; adaptación a lo divino de paradigmas poéticos como la nana, el trébole, la jácara, o la canción de negros; y dramáticos (o casi dramáticos), como el diálogo pastoril o los matachines. Elementos de humor, rasgos coloquiales, jergas como el lenguaje de gemianía (levemente apuntado) o el discurso convencional de negros ... revelan que se ha intentado proporcionar a la música de Juan Francés de Iribarren textos dignos para ser cantados, con cierto grado de elaboración artística en el que la literatura no quedara demasiado descolgada de la música.

Notas Ignacio Arellano, natural de Corella (Navarra), Catedrático de la Universidad de Navarra, ha sido Titular de la de León y Catedrático de la de Extremadura, además de profesor visitante en numerosas universidades de todo el mundo (Buenos aires, Duke University, North Carolina at Chapel Hill, Dartmouth College, University of Delhi, Pisa, Münster, Toulouse...) Miembro del Consejo de Redacción de revistas como ínsula, Studi Ispanici, Edad de Oro, Criticón..., y Director del Grupo de Investigación Siglo de Oro (GRISO) de la Universidad de Navarra, en donde dirige un amplio programa de investigación sobre el Siglo de Oro, que incluye la publicación de La Perinola. Revista de Investigación Quevediana. Es autor, editor o compilador de más de cuarenta libros sobre literatura

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española, espacialmente del Siglo de Oro, y de más de cien artículos en revistas científicas. En 1996 fue elegido presidente de la Asociación Internacional Siglo de Oro (AISO). SÁNCHEZ, M., XVIII Century Spanish Music: Villancicos ofJuan Francés de Iribarren, Y.E. Miller, Editor, Latin American Literary Review Press, Pittsburgh, USA, 1988, p. 146. Estos cinco villancicos en el Archivo Catedral de Málaga. ídem, pp. 147-148. ídem, pp. 149-150. ídem, p. 151. ídem, p. 152. NARANJO LORENZO, L. E., Transcripción de una selección de la obra de Juan Francés de Iribarren, (1699-1767), Málaga, 1997. Inédito, p.57. Letra ¿Pablo Fernández? Estas obras se conservan en el Archivo Catedral de Málaga. Idem.pp. 57-58.Letra ¿José Carlos Guerra? ídem. p. 58. Letra ¿José Carlos Guerra? ídem. pp. 58-59. Letra ¿José Carlos Guerra? ídem. pp. 59-60. Impreso en el pliego «Letras de los villancicos que se han de cantar», Archivo Catedral de Málaga, ALVAR, M., Villancicos dieciochescos, Ayuntamiento de Málaga, 1973.GUILLÉN BERMEJO, M. C , Catálogo de Villancicos y Oratorios en la Biblioteca Nacional. SiglosXVIIIy XIX, Ministerio de Cultura, Madrid, 1990, p. 75. ídem. pp. 61-62. Letra ¿José Carlos Guerra? Idem.pp. 62-63. Letra ¿Pablo Fernández? ídem. p. 63. Letra ¿José Carlos Guerra? Este villancico, fechado en 1740, en el Archivo de Málaga, 106-9, y en Archivo de Compositores Vascos, Eresbil, Rentería (Guipúzcoa). Los números que identifican a los poemas son los que llevan al final, y corresponden a la numeración de las notas que se les atribuyen en el aparato de notas de los poemas. En todo caso responden a su orden de sucesión. Hay edición moderna de C.C. García Valdés, en I. Arellano y J. Cañedo, eds. Crítica textual y anotación filológica en obras del Siglo de Oro, Madrid, Castalia, 1991, pp. 205-257. García Valdés aduce en ese trabajo numerosas referencias de obras y escritos coetáneos sobre la Inmaculada Concepción, tema muy de actualidad en la época. Una excelente revisión del problema de la definición de la letrilla se verá en la introducción de Robert Jammes a las Letrillas de Góngora, Madrid, Castalia, 1980. Ver el capitulillo «Deus pictor», en el trabajo de S. Vosters, «Lope de Vega y la pintura como imitación de la naturaleza», Edad de Oro, 6, 1987, pp. 267-85.

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