Juan Antonio Álvarez Reyes Entrevista

Juan Antonio Álvarez Reyes es el Director de Centro Andaluz de Arte Contemporáneo desde 2010. Su apuesta por un programa expositivo serio e innovador ha tenido una alta aceptación tanto por la crítica como por los visitantes, haciendo del CAAC un centro de visita obligada en Sevilla. Crítico de arte hasta la médula, confiesa que la echa de menos, pero aún desarrolla tareas como comisario dentro del Centro. Sesiones como “Mal de Archivo” o “Entre la figuración y la abstracción, la acción” han recogido exposiciones de artistas como María Cañas, Agustín Parejo School o una retrospectiva del período comprendido entre 1975 y 1975. Durante este año se celebra el 25 aniversario del Centro con una serie de exposiciones que no han dejado indiferente a nadie como El gran silencio o No ver, no oír, no callar: 1990-2015.

El CAAC está celebrando su XXV aniversario, ¿qué balance hacéis de estos veinticinco años? El balance yo siempre digo que es positivo, con todos sus claroscuros. Es positivo porque esta comunidad no tenía ningún centro de arte cuando la Junta de Andalucía decide crear el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y en estos veinticinco años no sólo sigue existiendo ese Centro de Arte sino que se han creado otros. De alguna manera nosotros hemos sido los pioneros. Durante muchas décadas el arte contemporáneo en Andalucía fue dejado de lado, principalmente porque se vivía una dictadura y en general en todo el Estado español al arte contemporáneo no se le prestó la atención necesaria, salvo excepciones. En 1990 la Junta de Andalucía decide dotarse de un organismo como es el CAAC para crear una colección de arte contemporáneo, un centro que investigue y difunda la creación contemporánea. A lo largo de estos veinticinco años, ya digo, con claroscuros, se ha conseguido tener un centro de los más importantes del Estado español y que desarrolla una actividad continuada y sostenida en el tiempo. Eso para mí es importante. En este país, una de las cuestiones negativas que tenemos es que la continuidad no se suele dar, vivimos un poco a salto de mata, muchas veces se imprime mucha intensidad en las cosas o en los proyectos -sobre todo-, pero después al poco tiempo se abandonan, y eso es lo que falla en el estado español a diferencia de Europa. Me gusta mucho cómo se hacen en Alemania las cosas, más que en Francia o en Inglaterra, que es con seriedad y continuidad. Y eso lo lleva haciendo el Centro a lo largo de estos 25 años, que no es poco. ¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentará el Centro en su futuro más inmediato?

El Centro tiene varios problemas, uno es derivado de la crisis. Con la crisis la reducción presupuestaria ha sido muy grande. Hay que pensar que el centro tiene, en número totales, menos de la mitad de recursos de los que tenía antes de empezar la crisis económica. Pero sobre todo se ha reducido el presupuesto para actividades y para colección, tenemos como menos de un veinte por ciento de lo que había antes. Esto es una reducción enorme, muy grande. Uno de los retos es que conforme se vaya recuperando la situación económica, el CAAC empiece a recuperar también el presupuesto, que nunca fue elevado si lo comparamos con otros centros y museos de arte contemporáneo del estado español -siempre hemos sido de los que teníamos menos presupuesto-, pero claro, ahora eso se ha agravado con la crisis. Eso es un reto a medio plazo suponiendo que la crisis se resuelva a medio plazo. Ahí estamos condicionados por este tema. Segundo reto, motivado por el lugar donde estamos, el antiguo monasterio de Santa María de las Cuevas. Es una construcción que ha sufrido muchos avatares a lo largo de su historia y que se recuperó e intervino para el 92. Sin embargo, no se pensó en un uso como museo, simplemente se pensó como un lugar (el Pabellón Real de la Exposición Universal) donde estaba la exposición central de la Expo, que fue ‘Arte y Cultura en torno a 1492’. Es decir, sí se pensó para sala de exposiciones pero no para esa función de museo que tenemos. ¿Qué pasa con esto? Ocurren dos cuestiones, la primera es que no tiene algo que es fundamental para un centro de arte o un museo donde haya una colección, que es un área de reserva, es decir, unos almacenes preparados para poder guardar la colección. ¿Qué hemos ido haciendo? Lo que sí estaba acondicionado -como son las salas de exposiciones-, ir ocupándolas, cerrándolas y que la colección vaya almacenándose en estas salas, de una manera que es digna pero no la más adecuada. Necesitamos un área de reserva, es lo que quiero decir. Eso es algo que a medio plazo tenemos que tener solucionado. ¿Qué ocurre y en relación con la primera parte que he comentado? Que estamos en época de crisis y es difícil iniciar proyectos que lleven aparejada una inversión presupuestaria. Necesitamos ese lugar y pensamos que aquí en el Monasterio de la Cartuja existe un espacio que puede ser el adecuado, como es el Pabellón del Siglo XV pero en el que también habría que realizar una inversión económica para adecuarlo. Es también otro de los retos que tenemos más inmediatos. Fruto también del 92 es que, como todo lo del 92, se hizo muy deprisa y eso hace que las instalaciones del Centro no hayan sido tan duraderas, aunque ya han pasado 25 años. Esto hace que haya que renovar todo el sistema de climatización, el de conducción de agua, el de electricidad, el propio mantenimiento del edificio. Todo eso exigiría también una inversión. Si te das cuenta todo conduce al mismo lugar, al mismo cuello de botella pero la situación económica no es la más adecuada, las administraciones no tienen dinero y este tipo de actuaciones no se pueden realizar. Pero es algo que está en nuestro objetivo, lo tenemos planificado y esperemos que en un futuro se pueda realizar. Comentaba la necesidad de una ampliación y citaba el Pabellón del Siglo XV. ¿Existe ya el proyecto de qué se haría con ese edificio o es sólo una idea?

Tenemos el proyecto desde el CAAC pero para empezar necesitamos que nos adscriban el Pabellón del Siglo XV, que no es del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Cuando nos lo adscriban creemos que se puede hacer por fases. Sabemos que estamos en una época de crisis y hay que hacerlo por fases. Hay partes del Pabellón que son más fácilmente recuperables y que se pueden empezar a utilizar con una inversión reducida, después están los fondos europeos. Lo tenemos diseñado pero necesitamos también que haya una voluntad política para que eso ocurra y por el momento no la ha habido. El mantenimiento del edificio y los espacios libres consume gran parte del presupuesto. ¿Cómo se podría mejorar la gestión para lograr redistribuir el dinero disponible y ganar en solvencia económica para actividades y exposiciones? El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, con respecto al lugar donde estamos, creo que tiene su parte positiva y su parte que no es tan positiva. La parte positiva es que tenemos seguramente uno de los mejores espacios para centro de arte de Europa, no creo que esté exagerando diciendo esto, nos lo dicen continuamente sobre todo los artistas, los comisarios, los gestores de museos, que cuando vienen se quedan prendados del lugar. El espacio es el que es. Es un espacio que exige una inversión, las tres instituciones que estamos en el antiguo monasterio tenemos distribuidos los espacios y nosotros por suerte tenemos los espacios mayores, digo por suerte porque los podemos utilizar para nuestras actividades pero las tres instituciones dependen de la misma administración, que es la Junta de Andalucía. Es decir, creo que ese no es el problema, el problema es que fruto de la crisis se han reducido mucho los presupuestos y que la parte destinada a exposiciones y colección, que es la fundamental en un centro de arte, se ha reducido y se ha convertido en una parte muy menor de nuestro presupuesto. Piensa que de los 3.200.000 euros que están en los presupuestos de la Junta de Andalucía, no llega a 300 y pico mil el presupuesto destinado a exposiciones y colección, es decir, en torno al 10 por ciento. Pero eso es fruto de las limitaciones presupuestarias de la crisis, porque casi todas las exposiciones y la colección cuelgan del capítulo VI del presupuesto, que se ha reducido bestialmente. El capítulo I, que es personal, y el capítulo II, que es funcionamiento, también se han reducido, pero proporcionalmente, mucho menos. La comunicación física del CAAC con el centro histórico es una de las asignaturas pendientes, ¿cómo se podrían recuperar los exteriores del monasterio hacia el Camino de los Descubrimientos y la pasarela para mejorar la imagen que recibe el visitante cuando accede al Centro? Sí, es la parte menos cuidada. Cuando se construye el monasterio, se hace de espaldas a la ciudad, porque la ciudad era el pecado. La entrada principal es la que da la espalda a la ciudad y es además la zona más monumental, donde está la capilla de afuera. Posteriormente se abre la puerta del río que es una puerta de servicio, básicamente en la época del monasterio y también en la época de la fábrica de cerámica. Sin embargo, con los años, la puerta del río, que es la que da a la ciudad, a través de la pasarela, es la más cercana, sobre todo porque esta ciudad es una ciudad en la que la movilidad últimamente se está produciendo a través de la bicicleta. El monasterio está muy cerca del centro de la ciudad, estamos, andando

despacio, a veinte minutos de la plaza del Duque que es el centro comercial de la ciudad. Yo procedo de Madrid, veinte minutos en Madrid es estar pegado al lugar. Es decir, que creo que lo que ha habido es una cuestión histórica de esta dificultad de que la gente venga al monasterio. Una es la que he dicho, que el monasterio se construyó de espaldas a la ciudad y la otra es que durante muchísimos años hubo una vía del tren, que se eliminó para el 92, que pasaba por la calle Torneo, un muro físico que no permitía a la gente ver la Isla. Además es una zona que no está habitada, a diferencia de la Ciudad Olímpica en Barcelona. Esto es un lugar de oficinas durante el día pero cuando anochece deja de estar habitado. Si os fijáis, con respecto a la ciudad ocupa una posición similar a la de la Exposición Iberoamericana de 1929, también esa zona de la ciudad es una zona no muy hospitalaria en el sentido de que no es tampoco vivida, no hay residencias, es una zona que durante el día es maravillosa, estamos hablando del Parque de María Luisa y aledaños, pero que después por la noche se hace un poco inhóspita. También hay museos allí. Eso es un hecho real, que existe, y ¿cómo estamos actuando en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo para romper esa barrera física que también es el río? Estamos intentando hacer todo un programa cultural que incluye conciertos. Yo creo que la música es algo que no sólo tiene una gran relación con el arte contemporáneo y con muchos artistas, sino que también es algo que todos sentimos como algo personal, con lo que nos implicamos bastante. Es una manera que el público sienta que esto está cercano porque físicamente está cercano, la distancia es corta. Es un paseo muy agradable. Si tú también me preguntas que la zona del río no es la más cuidada que tenemos es porque no es nuestra. Lo que depende de nosotros, como es la puerta de tierra pues está ajardinada y cuidada porque invertimos bastante dinero en ello. No me voy a meter en de qué administración depende, no depende de la misma administración de la que dependemos nosotros y la tienen menos cuidada. Es algo en lo que nosotros hacemos mucha insistencia cuando hay un cambio en esas administraciones y creo que es necesario actuar porque es además una zona muy bella. Hace muy pocos días cuando estuvo aquí Luis Gordillo para ultimar la presentación de su nueva exposición nos fuimos a dar un paseo y Luis quería ver el Jardín Americano, que está justo cruzando la avenida, es una maravilla y quizás no esté todo lo bien cuidado que podría. La Cartuja es muy amplia y no siempre se le ha prestado la atención que se le ha debido. El año próximo es el 25 aniversario de la Expo, quizás sea el momento de hacer intervenciones si es que la situación económica lo permite. Yo comprendo también a otras administraciones porque si no hay presupuesto es complicado realizar actuaciones. La apertura del Caixaforum podría jugar a favor de crear un potente foco cultural al sur de la Cartuja al que se podría unir el Pabellón de la Navegación. ¿Veremos un trabajo conjunto entre los tres espacios para fomentar la cultura y el arte? Con el Pabellón de la Navegación sí que estamos coordinados y queremos hacer actividades conjuntas o hacer alguna oferta conjunta con respecto a los públicos. Hubo una época en que también lo hicimos con el Jardín Americano, empezamos a establecer proyectos y algunas actividades de manera coordinada. Con La Caixa estoy seguro. Uno de mis primeros trabajos fue en la Fundación La Caixa, dirigí la Sala Montcada de la Fundación La Caixa en Barcelona y creo que podremos trabajar con ellos, más que hacer alguna actividad conjunta -que eso tal vez no sea tan

necesario porque ellos llevan una línea no tan relacionada con el arte contemporáneo, aunque sí tienen una colección de arte contemporáneo bastante importante-. Nos hacen préstamos y ellos también nos han pedido alguna pieza. ¿Por qué creo que puede ser importante el Caixaforum aquí en la Cartuja, justo en el edificio base de la Torre Pelli? Será otro emplazamiento cultural en la Isla, nos favoreceremos mutuamente, traerá nuevos públicos. La parte que va a ocupar es la que está más cerca del monasterio. Seguro que hay sinergias y podremos trabajar en programas de público. Yo creo que la Isla de la Cartuja es uno de los grandes polos culturales de la ciudad. Está el Teatro Central, que es sin duda uno de los centros que mejor programa danza contemporánea, por ejemplo. Tenemos unos objetivos muy próximos a ellos. Estamos nosotros como otro gran centro cultural pero también está la Fundación Tres Culturas, el Pabellón de la Navegación o el Auditorio Rocío Jurado, es decir, que éste es uno de los grandes polos culturales de la ciudad. En los últimos meses hemos sabido que las visitas al CAAC han subido un 10% durante el pasado año. Este dato supera con creces al de otras instituciones de la ciudad como el Museo de Bellas Artes. ¿Cómo han sido recibidos esos datos en el Centro? ¿Podemos hablar de un creciente interés por el arte contemporáneo en Sevilla? El dato del último año es importante pero para mí es todavía más importante el dato de los últimos cinco años porque marca una tendencia. En los últimos cinco años hemos subido casi un 68% de visitantes, eso sí que es un dato importante. Eso es fruto de esa política de acercamiento a la ciudad pero también de programaciones que interesen a determinados públicos. Sevilla no es una ciudad que sea ajena al arte contemporáneo y esto lo digo porque como que es un tópico que se dice, que el arte contemporáneo y la ciudad son como el agua y el aceite. En la exposición que tenemos ahora mismo en cartel, ‘El Gran Silencio’, se refleja el arte contemporáneo que coleccionaron los monjes de la Cartuja, coleccionaron el mejor arte contemporáneo de su tiempo. Esta es una ciudad que sí ha vivido con el arte contemporáneo en determinadas épocas, siempre ha sido una ciudad de artistas, que ha dado grandes artistas a la historia del arte español. Para eso no hay que irse al Barroco, podemos hablar de artistas actuales, este año organizaremos una exposición de Luis Gordillo, que sin duda es uno de los grandes artistas españoles de la segunda mitad del siglo XX, si no el artista más importante. Es una ciudad que tiene una relación especial con el arte contemporáneo. El aumento de visitas, es un aumento que es sostenido en el tiempo, que es lo que nos interesa. Entre las propuestas que habéis lanzado para el 2016 se encuentra la exposición ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces ahora?’ En ella hay una decena de jóvenes artistas que ven abiertas las puertas del Centro para mostrar sus trabajos. ¿Qué puede adelantarnos de esta muestra? ¿La creación andaluza contemporánea goza de buena salud? Uno de los proyectos que iniciamos el año pasado y que vamos a continuar es ‘A Secas’. Fue una manera de ampliar la investigación que estábamos realizando en el propio museo para la exposición ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces ahora?’. Hicimos una convocatoria abierta para que artistas andaluces nacidos con posterioridad a 1980 o residentes en Andalucía, presentaran dossieres, y un jurado

seleccionó, creo recordar, a trece de ellos. El Jurado que participó se dio cuenta de que el nivel de la producción artística andaluza era muy interesante. Yo participo en muchos jurados y no más de un veinte por ciento son cosas interesantes, sin embargo aquí me hablaban de casi un noventa por ciento de los artistas que se habían presentado, casi cien eran interesantes y tenían un trabajo a seguir. Y eso habla mucho de cómo es el panorama, de lo que se está produciendo en Andalucía ahora mismo. Vamos a continuar esa senda de investigación. ‘A Secas’ era un poco conocer y dar a conocer, que nosotros conociéramos y a la vez intentar dar a conocer lo que nosotros hemos conocido. Esperamos continuarlo con esta exposición y con más proyectos que haremos más adelante.

2016 va a ser el año de la gran retrospectiva de Luis Gordillo y una revisión al colectivo Agustín Parejo School, recientemente inaugurada. ¿Qué más propuestas expositivas están planteadas para el presente año? El recorrido tiene tres grandes líneas, una es trabajar con la colección, es algo que venimos haciendo, la colección permanente como exposición temporal. Es una manera de investigar, de sacar a la luz cuestiones que quizás no están lo suficientemente investigadas. La primera exposición en torno a la colección se llama ‘1957-1975’, va a ser la primera vez en los últimos años que presentamos una exposición de la colección en la cual el tema cronológico es importante. Es importante porque es el arte producido en esos años y también porque es una exposición muy de ‘Historia del Arte’. Las presentaciones que hemos ido haciendo eran más en torno a algunos conceptos o algunas temáticas y ésta va a ser más de historia del arte, por decirlo de alguna manera. Después, con respecto a artistas que están en torno a los 80 años, haremos tres exposiciones: una de Luis Gordillo, pero también recuperamos a dos grandes mujeres artistas. Uno de los ejes del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo es que realizamos una programación paritaria por sexos. Son dos grandes mujeres artistas, una es Anna Bella Geiger, que es una artista brasileña y la segunda exposición es Lorraine O’Grady, una artista afroamericana que sigue la línea que ya hicimos hace cinco años, casi seis con Carrie Mae Weems, que conjuga el tema de la diáspora con el feminismo. Recuerdo que hicimos nosotros la exposición individual de Carrie Mae Weems y a los dos años el Guggenheim de Nueva York le organiza la primera gran retrospectiva. Eso es una gran satisfacción, poder adelantarnos, digamos, a las grandes instituciones que son más lentas. Nosotros tenemos esa agilidad. Creo que con Anna Bella Geiger y Lorraine O’Grady estamos en esa línea. Por otro lado, también hacemos lo contrario: artistas internacionales que no se han visto en España, artistas que están en su media carrera, tener la posibilidad de dar a conocer su obra aquí en España. Es el caso de Haris Epaminonda, una artista de origen chipriota que vive en Berlín y que ha tenido exposiciones individuales en el MOMA o en la Tate Modern, y que la última Documenta de Kassel tenía uno de los grandes espacios dedicado a ella. Es una artista relativamente joven, y con una amplia trayectoria internacional, sin embargo en España no se había presentado ninguna exposición individual suya. Hay como una conexión entre Sevilla y Chipre, ese sustrato arqueológico de las ciudades antiguas. Además, se da la circunstancia de que Epaminonda vino de pequeña a Sevilla con sus padres y cuando empezamos a hablar con ella recordaba perfectamente la ciudad. Dice que tiene grabado el Parque de María Luisa en su mente y, de hecho,

vamos a hacer alguna intervención para nuestros jardines. Otra de la colección, que es ‘Coleccionar, clasificar. Más allá del archivo y del documento’, que será en abrilmayo y ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces ahora?’. En la programación intentamos que haya paridad y que haya una presencia andaluza importante. Somos muy conscientes del lugar donde estamos, somos el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, somos conscientes de que si nosotros no presentamos la producción artística andaluza no la van a presentar otros. En tercer lugar, las sesiones expositivas. Para nosotros es muy importante que las exposiciones estén relacionadas las unas con las otras, que de alguna manera el discurso se vaya construyendo entre ellas y las dos grandes sesiones expositivas que tendremos este año serán, la que ya iniciamos el año pasado, titulada ‘Mal de archivo’, en referencia al texto de Jacques Derrida y después otra que hemos llamado ‘Entre la figuración y la abstracción, la acción’ que juega un poco a este período que estamos tratando, la década de los sesenta y setenta.

Cuando organizáis exposiciones como la de Epaminonda, Mae Weems o Ai Weiwei, artistas que se exponen por primera vez en individuales en España, ¿notáis el interés internacional? Ai Weiwei fue una de las exposiciones más visitadas en la historia del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, producida por nosotros y esto lo digo en relación a algo que publicasteis en el número anterior, no vino de ningún lugar (risas). ¿Por qué es importante hacer este tipo de exposiciones? Son exposiciones que permiten trabajar, tener un contacto muy determinado con artistas, que se vea su evolución, que los artistas de aquí también lo vean. Por ejemplo, te pongo el caso de María Tereza Alves, otra artista que nosotros hicimos la primera exposición individual en España. Salieron reseñas y críticas en Artforum o en Frieze. Notamos que hay como una mayor atención internacional hacia el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo cuando se hacen este tipo de exposiciones, que son clave. No son como ‘ovnis’ que llegan aquí sino que están en relación con las otras exposiciones que organizamos.

Actualmente el Centro recibe donaciones de artistas como soporte principal de adquisición, ¿será ésa la línea para los próximos años? Las donaciones y los depósitos son muy importantes, en general, en toda la trayectoria de un museo. Si pensamos en Estados Unidos, allí los museos se nutren de donaciones y depósitos. Creo que ésta es una línea muy importante pero en Europa también son muy importantes las adquisiciones directas, porque eso te permite conducir la colección más fácilmente hacia unos determinados lugares. Depósitos y donaciones se producen las que son posibles, no siempre las que tú deseas, ahí hay un trabajo importante de seducción y convicción pero también es cierto que las adquisiciones permiten establecer algunos hitos que de otra manera no se podrían hacer. ¿Por qué no se están realizando o se realizan muy pocas adquisiciones ahora? Porque no hay presupuesto para ello. Pero a medio plazo debería recuperarse porque, por ejemplo, tenemos una pieza como la de Louise Bourgeois, La celda, que es la pieza más importante que hay de Bourgeois en todo el estado español. Una pieza que costó a la Junta de Andalucía 600.000 euros y que

ahora mismo está tasada en torno a 25 millones de euros. Es algo que es importante realizar si se hace con ojo, con tino y con criterio.

¿Qué planteamientos y proyectos tenía cuando ocupó el puesto como director del Centro? ¿Ha podido realizarlos o se ha encontrado con algún tipo de impedimento? Del proyecto que presenté al concurso hay muchísimas cosas que no se han podido realizar. Cuando fue el concurso no tenía previsto que íbamos a vivir esta época de crisis -aunque ya se veía venir-, los recortes importantes en el Centro empezaron entonces. Hay muchas exposiciones que no hemos podido hacer, muchas adquisiciones que tampoco hemos podido hacer, algunos objetivos que tampoco hemos podido hacer. Pero también es cierto, y es importante, que un museo no tiene que rendirse ante las circunstancias adversas. Nosotros no lo hemos hecho. Hemos luchado y estamos luchando. Creo que hemos podido desarrollar una programación muy coherente, agrupada en torno a las sesiones expositivas, que era uno de los objetivos y también con asuntos pendientes que, esperamos, podamos recuperar poco a poco, por ejemplo la línea de publicaciones. Una de las primeras cuestiones que nos propusimos fue realizar una publicación que recogiera todas las exposiciones y que a partir de cierto momento no pudo realizarse. Esperamos poder ir recuperando esos aspectos que no hemos podido realizar y otros de carácter organizativo que cuando el viento venga más favorable podremos poner en marcha.

Antes de hacerse cargo del CAAC era crítico y comisario. En algunas de las muestras del Centro hemos visto su buen hacer. ¿Echa de menos dedicarse completamente a la crítica y al comisariado o puede compaginarse con sus labores de Director? La crítica y la dirección no son compatibles porque no tienes la autonomía para poder realizarla. Yo me siento ante todo Crítico de Arte. Entonces, que si lo echo de menos, muchísimo. Sobre todo la libertad, tanto de acción como de palabra, y también de movimiento que te permite la crítica. Tuve la suerte de dedicarme durante siete años a realizar críticas de exposiciones internacionales en el suplemento cultural de ABC y claro que lo echo de menos. Comisariar, sí creo que un director de museo debe comisariar exposiciones, creo que comisarío más de las adecuadas, pero eso porque tenemos poco presupuesto y hay que arrimar el hombro, significa un ahorro para el museo si comisariamos nosotros. Pero sí que creo que un director de museo debe comisariar algunas exposiciones en su propio museo, no fuera. ¿Cómo son las relaciones con la Facultad de Bellas Artes de Sevilla? ¿Habría posibilidad de organizar actividades y eventos conjuntos? Creo que ha sido más intensa de lo que es últimamente. Cuando llegué a la dirección, pusimos en marcha un programa en el que cuando venían artistas nacionales e internacionales los llevábamos a la Facultad para que hubiera un encuentro con los alumnos. En un momento determinado la Facultad dejó de tener interés en esto. Yo creo que es muy interesante que haya un contacto muy directo entre artistas y

estudiantes, además es una oportunidad única. Era algo que no costaba dinero a la Facultad. Pero también es cierto que continuamos en muchos proyectos relacionados con la Facultad de Bellas Artes. Muchas veces cuando hacemos una exposición y requiere un trabajo en equipo o tener asistentes para un proyecto determinado contamos con alumnos de la Facultad. Para eso tenemos un acuerdo firmado con la Facultad de Bellas Artes y siempre responde favorablemente. Hay artistas que han trabajado aquí, pienso por ejemplo en Lotty Rosenfeld, que hicimos una acción y algunos artistas de la Facultad se implicaron, les pedimos ayuda, pero también en más ocasiones. Es importante porque pone en contacto a artistas que están en los últimos años de la Facultad con artistas profesionales, ven cómo se trabaja, lo conocen de primera mano y pueden surgir contactos. Estos dos aspectos son importantes, deberíamos retomar el primero, por nuestra parte somos absolutamente favorables. Lo que sí hay son profesores individuales de la Facultad que nos piden colaboración para dar sus clases aquí, para hacer visitas, etc. y por supuesto son siempre muy bienvenidos.

¿Cómo se plantea el eje Sevilla – Málaga al que se quiere llegar desde las instituciones de ambas ciudades? ¿Hay feeling? Yo creo que sí. Todavía no he escuchado el proyecto que existe entre Sevilla y Málaga. Creo que se pueden hacer muchas cosas. Lo que no es sensato, por ejemplo, es que exposiciones que se organicen en Sevilla vayan a Málaga o al revés. Hay que facilitar sobre todo que haya una buena comunicación física y de información de las dos ciudades, porque realmente si hay un medio de comunicación rápido entre las dos ciudades hará que el público pueda ser el mismo. En el campo del arte contemporáneo son dos ciudades complementarias y también las instituciones artísticas que tienen son complementarias. De hecho la Junta de Andalucía tiene en Málaga el Museo Picasso que se ocupa de un período anterior al que nos ocupamos nosotros. Además el CAC Málaga y el CAAC tienen programaciones y enfoques diferentes, eso hace también que sean complementarios, con lo cual se crea una riqueza importante. Aparte de Sevilla y Málaga no puedo dejar fuera a ciudades con una fuerte tradición en arte contemporáneo como es Granada, por ejemplo. De hecho la exposición de Luis Gordillo irá a Granada, digo Granada porque está todavía más lejos y tiene una Facultad de Bellas Artes que ya lleva muchísimos años, y con un Centro de Arte como es el José Guerrero que es importante, con una larga trayectoria o la propia labor que realiza la Alhambra, que también tiene una parte que enfoca hacia el arte contemporáneo. No nos podemos olvidar tampoco de Cádiz, no sólo muchos de los artistas que van a estar en ‘¿Qué sienten, qué piensan, los artistas andaluces ahora?’ son de Cádiz, hay una larga trayectoria de artistas gaditanos, sino también porque hay cierto movimiento en torno al arte contemporáneo allí. Así me iría también a otras zonas. No quiero entrar en el tema del C4 de Córdoba pero cuando esté funcionando también habrá una relación porque seremos además ambos de la Junta de Andalucía. ■

elRespirador, Nº4, Marzo, 2016, pp. 72-89.