Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud

109 Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud Fernando Juárez* y Áng...
0 downloads 1 Views 263KB Size
109

Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud Fernando Juárez* y Ángela Guerra** Resumen Se evaluó la influencia de la calidad de vida en los patrones de comportamiento agresivo compuestos de conductas, situaciones y motivos para la agresión, en trabajadores asistenciales del sector salud, utilizando el modelo de calidad de vida como estrategia de intervención. A 61 participantes se les agrupó por características socioeconómicas, se obtuvo el cociente económico familiar y se les aplicaron el cuestionario de calidad de vida SF-36, el inventario de situaciones y conductas agresivas ISCA y el inventario de motivos para la agresión IMA. Las dimensiones de CDV con puntuaciones más altas fueron la función física y el rol físico. Las conductas agresivas más frecuentes fueron las actitudes o gestos de ira, las agresiones verbales y no colaborar con otras personas. Las situaciones asociadas fueron la economía familiar o personal, las relaciones familiares y el trabajo. Los motivos más frecuentes fueron el defender los valores, la ira y sentir que han sido injustos con uno. El cociente económico y todas las dimensiones del SF-36, excepto la función física, estuvieron relacionados e influyeron en alguna característica de los patrones de comportamiento agresivo. Esto confirma la utilización de la calidad de vida como estrategia de intervención. Palabras clave: calidad de vida, agresión, violencia, salud, organización. Key words: quality of life, aggression, violence, health, organization.

Los servicios de atención primaria son sistemas complejos, orientados al tratamiento y recuperación de la salud, donde se combinan roles, funcionarios y usuarios, (Henríquez y Saporiti, 2004). En estos servicios, la sobrecarga en el personal de salud y la falta de grupos de apoyo, origina problemas de salud, tal como el síndrome de burnout, caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización, evaluación negativa de sí mismos y conductas violentas (Paravic, Valenzuela y Burgos, 2004). Sin embargo, la satisfacción en el trabajo tiene una gran incidencia en el comportamiento organizacional y la calidad de vida (CDV) percibida (Fernández et al., 1995). La CDV en salud, agrupa la evaluación multidimensional de los estados funcionales del individuo y su satisfacción con ellos (Lugo, Barrosso y Fernández, 1996), * Fernando Juárez. Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia ** Ángela Guerra. Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, Colombia E-Mail: [email protected] E-Mail: [email protected] REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XX p.p. 109-120 © 2011 Fundación AIGLÉ.

analizando los componentes físicos, emocionales y sociales asociados con la enfermedad del individuo (Lugo, García y Gómez, 2006). La administración en salud ha hecho poco por conocer la satisfacción y la CDV de los trabajadores, a pesar de que el bienestar influye en el desempeño (Reyes, 1999). Los trabajadores de la salud están expuestos a factores de riesgo psicosocial (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 2002) o condiciones psicosociales que tienen efectos negativos en su salud o en el trabajo (Ministerio de la Protección Social, 2008). Así, las guardias realizadas por los médicos residentes de los servicios de urgencias, los cuales son causa de estrés, merman su CDV y la de su labor (Fernández et al., 2007) y los médicos especialistas que trabajan en atención primaria, perciben una peor CDV que los que trabajan en hospitales (Alonso, Iglesias y Franco, 2002; Juvete, Lacalle, Riesgo, Cortés y Mateo, 2005). En las profesionales de enfermería, el mantenerse en vigilia durante la noche produce cansancio, dolor, especialmente de extremidades inferiores

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

110

Fernando Juárez y Ángela Guerra

y dorso, falta de energía y sueño no recuperado, siendo frecuente que, durante el día, continúen su función de madre y esposa, aumentando su cansancio (Andrades y Valenzuela, 2007). No obstante, en los docentes de enfermería, las relaciones humanas son potencializadoras de la CDV (Rocha y Felli, 2004). El contar con una pareja estable hace percibir una mejor CDV psicológica (Andrades y Valenzuela, 2007), aunque las exigencias del trabajo reduzcan la atención hacia las responsabilidades familiares (Spíndola y Santos, 2003). En otros profesionales, se ha encontrado que el trabajo a turnos influye en su CDV (Juárez y Cárdenas, 2006). Así, la edad, la relación de pareja y los turnos de noche son predictores del nivel de CDV. Otro factor de riesgo psicosocial que afecta la salud física, mental y social, es la violencia en el trabajo (Ministerio de la protección Social de Colombia, 2007), la cual está constituida por abusos, amenazas o ataques en circunstancias relacionadas con el trabajo, que pongan en peligro, implícita o explícitamente, la seguridad, el bienestar o la salud (Organización Internacional del Trabajo [OIT], Consejo Internacional de Enfermeras [CIE], Organización Mundial de la Salud [OMS] e Internacional de Servicios Públicos [ISP], 2002). Las condiciones y fines del trabajo enmarcan la calidad de las relaciones que se dan en él (Ministerio de la Protección Social, 2004). El 10% de las enfermedades mentales profesionales son ocasionadas por factores de riesgo psicosociales, entre los que se encuentra la violencia en el trabajo (acoso moral, hostigamiento, aislamiento, amedrentamiento y acoso sexual) (OIT, 2003). En Colombia, durante los años 1999-2000 se produjeron 1426 muertes en el trabajo, de las cuales el 68,7 % se relacionan con la violencia (Ministerio de la Protección Social, 2007). La violencia laboral se ha clasificado en (Division of Occupational Health and Safety, 1996): a) Tipo 1. Cuando no existe un trato comercial entre los involucrados (ej. un robo); b) Tipo 2. Cuando existe algún tipo de relación profesional (ej. un cliente o paciente); y c) Tipo 3. Cuando se tiene algún tipo de implicación laboral (ej. el agresor es un compañero de trabajo o un superior). El concepto de agresión o el de violencia en el trabajo incluye, además de las agresiones físicas, las conductas amenazantes, intimidatorias, abusivas y acosantes (Pérez y Nogareda, 2004), debiendo no darse mayor importancia a la lesión física que a la psicológica (Jackman, 2002) ya que un comportamiento repetitivo que dañe la integridad psicológica, puede tener mayores repercusiones que el daño físico (Paravic et al., 2004). En el lugar de trabajo los abusos verbales y las amenazas son comunes, no prestándoles atención o asumiéndolos como parte integrante del traba-

jo, siendo difícil determinar su impacto (Pérez y Nogareda, 2004). En atención primaria en salud, principalmente se presenta la aterrorización y degradación en la interacción con los jefes y los pares, debido al tipo de personalidad del agresor y el abuso del poder, afrontándose mediante la defensa verbal, la evitación y la aceptación pasiva, con escasa negociación para solucionar los conflictos (Paravic et al., 2004). En el sector salud se da la hostilidad en la relación médico-paciente (Fry y Stones, 1996), en personal de enfermería, la enfermera es el mayor agente agresor inmediatamente después de los pacientes o usuarios (Paravic et al, 2004), los pacientes hospitalizados, se quejan del trato frío y de la falta de satisfacción de sus necesidades básicas por parte del equipo de enfermería, considerando esto como violencia hacia ellos (Burgos y Paravic, 2003) e, igualmente, se da rivalidad por lo espacios de poder entre profesionales (Schneider, Stiepovich, Alves y Valenzuela, 1996), el estrés laboral en este sector es una de las causales de violencia más frecuentes influyendo en la salud física y mental y en las relaciones con familiares y pares (Paravic et al., 2004) y los individuos estresados experimentan el doble de violencia que los menos estresados (Chapell y Di Martino, 1998). La violencia en este sector, es casi la cuarta parte del total de la violencia en el trabajo, afectando tanto a hombres como a mujeres (OIT et al, 2002) y adquiriendo carácter universal con variaciones locales (Burgos y Paravic, 2003; Letelier y Valenzuela, 2002; Sánchez y Valenzuela, 2002). Aunque parece que los factores de riesgo para utilizar la agresión es pertenecer al sexo masculino, ser joven, estar bajo efectos de drogas, tener un diagnóstico de enfermedad mental, mostrar un comportamiento agresivo, estrés, inmadurez e historia previa de violencia (Chapell y Di Martino, 1998), la violencia laboral se deriva de causas referentes a las personas, su ambiente, condiciones de trabajo, interacciones entre los trabajadores, clientes, usuarios y las instituciones o empleadores (Hijar-Medina, López y Blanco, 1997). En este sentido, se ha indicado que es conveniente identificar el patrón de comportamiento violento (PCV) y sus características relevantes (Juárez, 2000b), entendido este como una presentación secuencial de distintas conductas violentas, la motivación y la situación en que se dan. Se han realizado estudios sobre estos patrones en población general (Juárez, 2000b; Juárez, García y Tovar, 2002), en grupos (Juárez, 2002), en la Policía Nacional (Juárez, Dueñas y Méndez, 2006) y acerca del efecto que tiene el consumo de sustancias cobre dichos patrones (Juárez, Galindo y Santos, 2010). Esta aproximación, ofrece una clasificación de la población basada en

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud

dichas conductas (Juárez, 2002), obteniéndose diferentes PCV, según la frecuencia de días con conducta violenta, la racha o el número máximo de días seguidos de dicha conducta, la estabilidad de las mismas, los tipos de conductas, las situaciones asociadas y la motivación. Igualmente, se ha demostrado la utilidad conceptual de los PCV, los cuales se denominan ahora patrones de comportamiento agresivo (PCA), en la salud pública (Juárez, 2009) y se han desarrollado instrumentos para evaluar los mismos según la frecuencia de presentación de comportamientos agresivos en diferentes situaciones y con distintas motivaciones (Juárez y Montejo, 2008), para atender a la necesidad de explorar los factores asociados a la conducta agresiva en población no clínica (Juárez, 2000b). Esto es necesario en el contexto de lo laboral, donde la violencia alcanza niveles de epidemia, afectando la salud y la CDV de quienes la padecen (Baéz, 2001). La influencia de la CDV en el comportamiento agresivo no ha sido estudiada, aunque se ha propuesto un modelo de CDV como estrategia de intervención (Juárez, 2000a, 2010), inicialmente relacionado con un campo específico de la salud (ver Juárez, 2000a), pero que se amplió a cualquier ámbito donde la CDV sea relevante (Juárez, 2010, p.175) y pueda tener carácter de intervención (Juárez, 2010, p. 174). El modelo se compone de (ver Juárez, 2010, pp.175-177): a) Características estructurales (dimensiones y subdimensiones de la CDV), y b) Características funcionales, que relacionan las estructurales con fases del problema a lo largo del tiempo. Dichas fases son la severidad del problema, su evolución, el proceso de intervención y el estado de salud (Para una descripción detallada del modelo consultar Juárez, 2010). De acuerdo con esto, en esta investigación se aborda el efecto de la CDV en los PCA en trabajadores del sector salud en atención primaria.

Método Diseño Se utilizó un diseño correlacional predictivo con un solo grupo, analizando la influencia de las dimensiones de calidad de vida en salud en los patrones de comportamiento agresivo presentes en trabajadores asistenciales del sector salud. Participantes El estudio contó con 71 participantes, elegidos por conveniencia, los cuales eran profesionales vin-

culados laboralmente con el Hospital Local Juan Hernando Urrego de Aguazul, Casanare, en Colombia. Instrumentos Cuestionario de Calidad de Vida relacionada con la Salud, Short-Form 36 (SF-36). Dicho cuestionario fue desarrollado durante el estudio de resultados médicos (Medical Outcomes Study) para medir conceptos genéricos de salud (Ware, Keller, Gandek, Brazier y Sullivan, 1995) y es un instrumento basado en un modelo bidimensional de salud física y mental (Bobes, Portilla, Bascarán, Sáiz y Bousoño, 2004). Consiste en una escala autoaplicada conformada por 36 ítems que se agrupan en 8 escalas tipo Likert, como son (Vilaguta et al., 2005): 1. Función física (FF) (Grado de limitación para hacer actividades físicas), 2. Rol Físico (RF) (Grado en que la salud física interfiere en el trabajo y otras actividades), 3. Dolor (D) (Intensidad del dolor y su efecto en el trabajo habitual), 4. Salud General (SG) (Valoración personal de la salud), 5. Vitalidad (V) (Sentimiento de energía y vitalidad), 6. Funcionamiento Social (FS) (Grado en que los problemas de salud física o emocional interfieren en la vida social), 7. Rol Emocional (RE) (Grado en que los problemas emocionales interfieren en el trabajo u otras actividades) y 8. Salud Mental (SM) (Salud mental general). Las escalas son de rango variable, con una referencia temporal del momento actual (Ware & Sherbourne, 1992). El SF-36 arroja un perfil de calidad de vida, con puntuaciones independientes para cada escala (Ware & Sherbourne, 1992). Las puntuaciones que se obtienen del SF-36 oscilan entre 0 y 100 y a mayor puntuación, mejor calidad de vida. Este cuestionario detecta tanto estados positivos como negativos de la salud (Alonso, Prieto y Antó, 1995). El SF-36 cuenta con una consistencia interna, mediante α de Cronbach, mayor a 0,85, una confiabilidad mayor a 0,75 y una buena validez convergente y discriminante examinada por matriz multitratamiento y multimétodo (Brazier et al., 1992). La traducción y adaptación del instrumento para ser utilizado en diferentes países, se regula a través del proyecto de evaluación internacional de la calidad de vida (Internacional Quality of Life Assessment [IQOLA]). En este estudio se ha utilizado la versión 1.2 en español para Colombia, elaborada y distribuida por el Proyecto IQOLA. Inventario de Situaciones y Comportamientos Agresivos (ISCA). Diseñado por Juárez, (Juárez y Montejo, 2008), es un instrumento autoaplicado que determina la frecuencia con que una persona ha presentado comportamientos violentos (subescala a, con 9 ítems), como las situaciones en que los ha realizado (subescala b con 13 ítems). El individuo REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

111

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

112

Fernando Juárez y Ángela Guerra

debe contestar eligiendo entre tres opciones de respuestas (casi nunca o nunca, a veces y bastante). Presenta una confiabilidad (α de Cronbach) de 0,87 para la puntuación total del cuestionario, de 0,81 para la subescala de conductas y de 0,79 para la de situaciones. El cuestionario arroja un solo factor, obtenido mediante análisis factorial, con capacidad explicativa y tiene una buena validez convergente con el cuestionario de agresión (Buss y Perry, 1992) y discriminante con la subescala de psicopatía del cuestionario de análisis clínico (Krug, 1987) (Juárez y Montejo, 2008). Inventario de Motivos para la Agresión (IMA). Diseñado por Juárez (Juárez y Montejo, 2008), es una escala de autoaplicación que permite identificar la frecuencia con que cada uno de los 26 motivos indicados en los ítems que conforman el cuestionario, impulsan al individuo a realizar actos agresivos. Tiene una buena confiabilidad (α de Cronbach = ,91), mediante análisis factorial arroja un solo factor y tiene una buena validez convergente con el cuestionario de agresión (Buss y Perry, 1992) y discriminante con la subescala de psicopatía del cuestionario de análisis clínico (Krug, 1987; Juárez y Montejo, 2008). Procedimiento Gracias a la colaboración y apoyo de la Gerencia del Hospital Local Juan Hernando Urrego de Aguazul-Casanare, fueron aplicados los instrumentos a cada uno de los trabajadores del área asistencial de esta institución Para tal efecto, se realizaron diferentes sesiones de aplicación grupal de acuerdo con la profesión de los participantes. Una vez recolectada la información requerida, se procedió a realizar los análisis pertinentes.

Resultados Como se puede observar en la Tabla 1, se contó con mayor proporción de mujeres (n=59; 83,1%), siendo la edad promedio de la muestra de 28,85 años (DE = 5,69), la profesión y ocupación actual de la mayoría de los participantes es auxiliar, dentro de los que se incluyen auxiliares de enfermería, de laboratorio y de odontología, así como técnicos de rayos X y camilleros (n=32; 45,1%); seguido de los profesionales en medicina, donde se incluyen médicos rurales, especialistas y bacteriólogas (n=18; 25,4%), posteriormente, se ubican los terapeutas, conformada por terapeutas físicas, ocupacionales, respiratorias y de lenguaje (n=9; 12,7%). La mayoría de los participantes eran solteros (n=30; 42,3%) o casados (n=21; 29,6%) y el 50% (n=36) no tenía hijos. El tiempo promedio que los participantes llevaban desempeñando su cago actual fue de 23,28 meses (aproximadamente dos años, DE = 26,81) con unos ingresos mensuales promedio de 1.467.743,66 pesos (DE = 874.015,95). El 19,7% (n=14) de los participantes cuenta con otro trabajo adicional. Con las características socioeconómicas se obtuvo un agrupamiento en dos dimensiones, mediante conglomerados jerárquicos con el método de vinculación intergrupo y medida de frecuencias. En la Tabla 2 se muestra la distribución de las variables en los dos grupos obtenidos y, como se aprecia en al misma, la mayor diferencia entre los dos grupos se produce en el estado civil (más solteros en el grupo uno), número de hijos (más personas sin hijos en el grupo uno), profesión (solo auxiliares y técnicos en el grupo dos), número de trabajos (más personas con un solo trabajo en el grupo dos), duración del empleo (mayor en el grupo dos) y nivel de ingresos (menor en el grupo dos).

Tabla 1. Características socioeconómicas de los participantes MEDIA (DE) EDAD SEXO Hombre Mujer ESTADO CIVIL Soltero Casado Unión libre Viudo Separado No. DE HIJOS 0 1 2 3

N(%)

28,85 (5,69) 12 (16,9) 59 (83,1) 30 (42,3) 21 (29,6) 17 (23,9) 1 (1,4) 2 (2,8) 36 (50,7) 18 (25,4) 12 (16,9) 5 (7,0)

N(%) PROFESIÓN Médicos y especialistas. Jefes de enfermería Auxiliares y técnicos. Terapeutas. Odontólogas NUMERO DE TRABAJOS 1 2 MESES EN EL CARGO INGRESOS MENSUALES

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

18 (25,4) 6 (8,5) 32 (45,1) 9 (12,7) 6 (8,5) 57 (80,3) 14 (19,7) Media (DE) 23,28 (26,81) 1.476.743,66 (874.015,95)

113

Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud

Tabla 2. Características socioeconómicas de los participantes en los grupos obtenidos mediante análisis de conglomerados GRUPO

1

2

MEDIA (DE) EDAD SEXO Hombre Mujer ESTADO CIVIL Soltero Casado Unión libre Viudo Separado No. DE HIJOS 0 1 2 3 EDAD SEXO Hombre Mujer ESTADO CIVIL Soltero Casado Unión libre Viudo Separado No. DE HIJOS 0 1 2 3

n(%)

27,98(5,05) 8(17,4) 38(82,6) 26(56,5) 14(30,4) 6(13)

31(67,4) 9(19,6) 5(10,9) 1(2,2) Media (DE) 30,44(6,52)

n(%) 4(16,00) 21(84,00) 4(16,00) 7(28,00) 11(44,00) 1(4,0) 2(8,0) 5(20,00) 9(36,00) 7(18,00) 4(16,00)

Con las variables socioeconómicas también se obtuvo el cociente económico de la familia, el cual consiste en el importe de las rentas del hogar dividido entre el número de unidades de consumo de la familia, cada unidad se obtiene dependiendo del sexo, la edad y el tipo de parentesco del miembro de la familia (Prieto, 1982). Este indicador tuvo un promedio de 1.277.395 (DE=1.180.703), con un mínimo de 118.032,79 y un máximo de 5.125.000. Tanto la agrupación mediante las características socioeconómicas, como el cociente económico de la familia constituyen también indicadores de CDV, de acuerdo a las dimensiones y subdimensiones señaladas por Juárez (2000a, 2010, p. 176). Otro indicador de la CDV, son las puntuaciones obtenidas en el SF-36, las cuales se muestran en la Tabla 3. Como se puede observar en la misma, la media más alta se dio en la subescala FF (91,97, DE = 13,32), seguida de RF (89,78, DE = 22,59), mientras que la más baja fue la subescala V (71,05, DE = 13,59), seguida de SM (76,28, DE = 16,53). De esta manera, se obtienen indicadores objetivos y subjetivos de la CDV, los cuales consisten, en este caso, en un conjunto de dimensiones. Todo esto constituye la primera fase del modelo de cali-

n(%) PROFESIÓN Médicos y especialistas. Jefes de enfermería Auxiliares y técnicos. Terapeutas. Odontólogas NUMERO DE TRABAJOS 1 2 MESES EN EL CARGO INGRESOS MENSUALES

PROFESIÓN Médicos y especialistas. Jefes de enfermería Auxiliares y técnicos. Terapeutas. Odontólogas NUMERO DE TRABAJOS 1 2 MESES EN EL CARGO INGRESOS MENSUALES

33(71,7) 13(28,3) Media (DE) 11,43(12,68) 2.019.174(1.168.314)

n(%)

25,00(100,0)

24(96,0) 1(4,0) Media (DE) 45,08(32,11) 755.992,00(220.208,00)

dad de vida como estrategia de intervención (Juárez, 2010, p. 179) La segunda fase (Juárez, 2010, p.179) consiste en evaluar la severidad del problema, el cual está definido por la utilización conjunta de los instrumentos ISCA e IMA, que proporcionan una estimación del patrón de comportamientos agresivos definidos mediante las conductas agresivas, las situaciones donde se producen y los motivos para realizar la agresión. Como se puede observar en la Tabla 4, en el cuestionario ISCA-comportamientos-, la media más alta corresponde al ítem 5 “Actitudes o ges-

Tabla 3. Datos descriptivos del SF-36 SF-36

MEDIA (DE)

Función física (FF)

91,97 (13,32)

Rol Físico (RF)

89,78 (22,59)

Dolor (D)

78,49 (19,18)

Salud General (SG)

79,36 (15,48)

Vitalidad (V)

71,05 (13,59)

Funcionam. Social (FS)

78,16 (20,01)

Rol Emocional (RE)

84,50 (26,92)

Salud Mental (SM)

76,28 (16,53)

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

18(39,1) 6(13,0) 7(15,2) 9(19,6) 6(13,0)

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

114

Fernando Juárez y Ángela Guerra

Tabla 4. Datos descriptivos del ISCA ISCA-SUBESCALA CONDUCTAS 1. Agresión física 2. Agresión verbal 3. Amenazas 4. Coaccionar verbalmente 5. Actitudes o gestos de ira 6. Dañar objetos o propiedades 7. Impedir acceso a recursos 8. No colaborar 9. Otros comportamientos. TOTAL

MEDIA(DE) 1,04 (0,23) 1,34 (0,506) 1,04 (0,203) 1,07 (0,258) 1,39 (0,520) 1,01 (0,119) 1,07 (0,308) 1,18 (0,425) 1,10 (0,419) 10,25 (1,53)

tos de ira” (1,39, DE = 0,520), en un segundo lugar las agresiones verbales (ítem2) (1,34 DE = 0,506) y en tercer lugar el no colaborar (ítem 8) (1,18, DE = 0,425), obteniéndose un promedio general de 10,25 (DE = 1,53) para el total del ISCA en comportamientos. Por su parte, para el ISCA-situaciones- (Tabla 4), la media mas alta se obtuvo en el ítem 1 (1,37, DE = 0,541) correspondiente a “Economía”, seguida de las relaciones familiares (ítem 2) (1,34, DE = 0,506) y las dificultades del trabajo (ítem 7) (1,34, DE = 0,559).mientras que la media mas baja (1,07, DE = 0,351), fue para él ítem 13 “Otras situaciones”, obteniéndose una media de 16,05 (DE = 3,06) para el total del ISCA en situaciones. En la Tabla 5 se observan las puntuaciones obtenidas en el IMA, encontrándose la media más alta en el ítem 19 (Es necesario defender los valores) (1,72, DE = 0,814), seguido del ítems 6 “Algo le ha producido ira” (1,66, DE = 0,584) y del 17 “Han sido injustos con usted” (1,54, DE = 0,581),.mientras que la media mas baja la obtuvo el ítem 14 (Tiene que agredir antes de que lo/a agredan) (1,01, DE = 0,119); para el total de la escala la media fue 33,21 (DE = 6,82). De acuerdo al modelo de Juárez (2000a, 2010, p.179), es necesario establecer la relación e influencia de las variables de CDV sobre los aspectos del problema, es decir las necesidades en relación al problema, en este caso sobre la información obtenida en el ISCA y el IMA. Para determinar dicha relación entre las diferentes dimensiones de CDV en salud (SF-36) y los patrones de comportamiento violento (IMA e ISCA), se obtuvieron coeficientes de correlación rho de Spearman, debido a que los datos se alejaban de una distribución normal. En la Tabla 6, en el ISCA - comportamientos, se observa

ISCA-SUBESCALA SITUACIONES 1. Economía 2. Relaciones familiares 3. Salud personal 4. Salud de seres queridos 5. Relaciones sociales 6. Situación del país 7. Dificultades del trabajo 8. Víctima de la delincuencia 9. Pérdida de un ser querido 10. Dificultades en estudios 11. Trámites o gestiones 12. Sin que ocurra nada 13. Otras situaciones TOTAL

1,37 (0,541) 1,34 (0,506) 1,18 (0,425) 1,31 (0,575) 1,31 (0,466) 1,23 (0,513) 1,34 (0,559) 1,15 (0,364) 1,28 (0,512) 1,08 (0,280) 1,28 (0,484) 1,11 (0,361) 1,07 (0,351) 16,05 (3,06)

Tabla 5. Datos descriptivos del IMA IMA 1. Consigue tener lo que quiere 2. Malestar emocional 3. No se puede controlar 4. Le produce placer agredir 5. Tiene que defenderse 6. Ira 7. Se siente muy tenso/a 8. Resolver algún conflicto 9. Tienen que respetarlo/a 10. Controlar a otros 11. Valoran a las personas agresivas 12. Librarse de algo desagradable 13. Quiere hacer daño 14. Tiene que agredir primero 15. No le dejan conseguir lo que quiere 16. Hay que imponer un castigo 17. Han sido injustos con usted 18. Funciona la ley del más fuerte 19. Es necesario defender los valores 20. Es lo más fácil para conseguir cosas 21. Le gusta que le obedezcan 22. Siempre se ha comportado así 23. Tiene que defender sus ideas 24. Los demás se creen mejores 25. Es un comportamiento natural 26. Otros motivos Indique cuáles TOTAL

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

MEDIA (DE)

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

MEDIA (DE) 1,13 (0,375) 1,49 (0,557) 1,38 (0,641) 1,03 (0,167) 1,39 (0,492) 1,66 (0,584) 1,38 (0,517) 1,41 (0,550) 1,35 (0,563) 1,14 (0,350) 1,07 (0,258) 1,15 (0,402) 1,03 (0,167) 1,01 (0,119) 1,14 (0,389) 1,31 (0,495) 1,54 (0,581) 1,20 (0,435) 1,72 (0,814) 1,07 (0,258) 1,44 (0,691) 1,17 (0,377) 1,39 (0,621) 1,28 (0,512) 1,27 (0,477) 1,06 (0,287) 33,21 (6,82)

115

Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud

Tabla 6. Correlación entre las dimensiones de CDV y los patrones de comportamiento agresivo DIMENSIONES DE CDV

PATRONES DE COMPORTAMIENTO AGRESIVO ISCA (CONDUCTAS)

SF-36

ρ

Función física (FF) Rol físico (RF) Dolor (D) Salud General (SG) Vitalidad (V) Función Social (FS) Rol Emocional (RE) Salud Mental (SM) Indicadores socioeconómicos Cociente económico Conglomerados

-0,162 -0,172 -0,506 -0,352 -0,353 -0,295 -0,165 -0,333

ISCA (SITUACIONES)

IMA

p

ρ

p

ρ

** ** ** **

-0,061 -0,295 -0,435 -0,437 -0,486 -0,444 -0,296 -0,448

** ** ** ** ** ** **

-0,147 -0,027 -0,230 -0,256 -0,167 -0,255 -0,169 -0,110

**

0,017 0,122

-0,059 0,093

-0,322 0,247

p

* * *

**

* p≤ ,05; ** p≤ ,01

una relación significativa negativa con las dimensiones de D (r = -0,506), SG (r = -0,352), V (r = -0,353), FS (r = -0,295) y SM (r = -0,333). En la subescala de situaciones, se observan correlaciones significativas también negativas, con la mayoría de las dimensiones de CDV, excepto con la dimensión FF, los coeficientes oscilan desde -0,295 hasta -0,486. Por su parte, el IMA correlaciona significativamente con las dimensiones de D (r = -0,230), SG (r = -0,256) y FS (r = -0,255). La correlación entre los indicadores socioeconómicos y las dimensiones del ISCA e IMA se obtuvo mediante el coeficiente rho (para el cociente económico) y la medida de asociación Eta (para los conglomerados). Como se puede observar en la Tabla 6, el cociente económico resulta significativo en el IMA. En general las medidas de correlación y de asociación son moderadas. Finalmente para establecer la influencia de las variables de CDV, se llevaron a cabo regresiones de dichas variables sobre las subescalas del ISCA (conductas y situaciones) y sobre el IMA. Las regresiones se realizaron transformando los datos en categorías nominales u ordinales mediante escalamiento multidimensional, de este modo se obtuvieron relaciones óptimas entre las variables independientes y la variables dependientes. La regresión sobre el ISCAconductas resultó significativa (F (16, 54) = 7,181, p = 0,000), con una varianza explicada del 68%. La regresión sobre el ISCA-situaciones resultó significativa (F (23, 47) = 12,626, p = 0,000) con una varianza explicada del 86% y la regresión sobre el IMA resultó también significativa (F (19, 51) = 7,236, p = 0,000), explicando una varianza del 73%. La relación entre variables se presenta en la Tabla 7, indicando para cada una su coeficiente estandarizado (B), la significación y la medida de tolerancia. Esta última, indica el porcentaje de variación de

una variable predictora que no esta explicado por las otras variables predictoras, de manera que si este coeficiente es bajo para alguna variable, indica que dicha variable está explicada por las otras, lo que puede producir inestabilidad en el modelo. En la tabla se observa que las variables RF, SG, V y RE resultan relevantes en la predicción de las conductas del ISCA. Las variables de mayor tolerancia fueron SG y V (ambas con 0,576) mientras que RF y RE tuvieron 0,275 y 231 respectivamente. En la predicción de las situaciones del ISCA, resultaron significativos el RF, D, V, FS, RE, SM y el cociente económico. Las variables de mayor tolerancia fueron SM (0,829) y el cociente económico (0,778) y las de menor tolerancia fueron el RE (0,059) y el RF (0,077). En el IMA, resultaron significativos el RF, SG, FS, RE y el cociente económico. Las variables significativas de mayor tolerancia fueron SG (0,557) y el cociente económico (0,543) y las de menor tolerancia fueron el RE (0,039) y el RF (0,052). Los resultados de la Tabla 7 muestran la relevancia de las dimensiones de la CDV sobre las conductas, situaciones y motivos para la agresión, explicando una gran parte de lo obtenido en dichas variables dependientes. El hecho de que exista colinealidad, en mayor o menor grado, entre algunas de las variables independientes, no invalida el modelo, sino que indica que se debe tener en cuenta que la variación en una tiene incidencia en las otras, no solo en las variables dependientes. Esto resulta congruente con el hecho de que las variables independientes pertenecen, muchas de ellas al mismo concepto, en este caso CDV, el cual además incluye numerosos elementos objetivos y subjetivos, los cuales pueden relacionarse con la agresión.

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

116

Fernando Juárez y Ángela Guerra

Tabla 7. Influencia de las dimensiones de CDV en los patrones de comportamiento agresivo CDV

ISCA Conducta B p Tolerancia

ISCA Situaciones B p Tolerancia

B

p

IMA Tolerancia

SF-36 Función física (FF)

-0,068

Rol físico(RF)

-0,754

Dolor corporal (D)

-0,023

Salud general (SG)

-0,190

**

0,894

-0,056

0,275

-1,574

0,678

-0,404

*

0,576

0,029

**

0,576

-0,788

Vitalidad (V)

-0,874

Función social (FS)

-0,079

Rol emocional (RE)

1,042

Salud mental (SM)

-0,082

0,936

0,151 -0,027

**

0,835

0,068

**

0,077

0,653

**

0,686

0,079

0,852

-0,380

0,908 * **

0,557 0,245

**

0,104

0,378

-0,491

**

0,304

-0,884

**

1,840

**

0,059

0,660

*

-0,130

**

0,829

-0,056

0,364

-0,161

**

0,778

-0,211

0,359

0,014

0,671

0,007

0,791 0,231

0,052 0,537 0,071 0,039 0,768

Indicadores socioeconómicos Cociente económico Conglomerados

**

0,543 0,522

* p ≤ 0,05, ** p ≤ 0,01

Discusión En su mayoría, los participantes en este estudio eran adultos jóvenes, solteros sin hijos con un nivel de ingresos reducido. La mayoría pertenecían al sexo femenino, contando todos con estudios como mínimo técnicos (Tabla 1), lo que coincide con lo manifestado por Paravic et al., 2004) quienes afirman que en los servicios asistenciales los trabajadores son principalmente mujeres y que la atención se ha ido profesionalizando, ya que la mayoría de los funcionarios poseen estudios técnicos y superiores. Esto contribuye a garantizar lo adecuado de la muestra. En cuanto a las condiciones de Calidad de vida en salud de estos trabajadores, la dimensión FF del inventario SF-36, obtuvo la puntuación media más alta (Tabla 3), es decir que los participantes llevan a cabo actividades físicas sin limitación debido a su salud; a esta dimensión le sigue en puntuación el RF, indicando una ausencia general de problemas para el cumplimiento de las actividades propias de su trabajo u otras diarias (Vilaguta, et al. 2005). No obstante, V es la dimensión con menor puntuación en la CDV en salud, haciendo ver que a la vez los participantes se perciben con baja energía, aunque no tengan impedimentos físicos para realizar sus actividades. Andrades y Valenzuela (2007) señalan que tal sensación de encontrarse sin energía se debe, entre otros aspectos, a los turnos de noche, especialmente en el caso de las mujeres. En nuestro estudio, los participantes son, en su mayoría, mujeres, y son susceptibles de someterse al turno de noche, estando expuestas a las funciones de madre, enfermera, esposa y dueña de casa, por lo que las posibilidades de descanso para ellas son escasas.

Además, este cansancio o agotamiento se debe a las guardias realizadas en los servicios de urgencias, donde por el estrés de las mismas se reduce significativamente la calidad de vida (Fernández et al., 2007). Por su parte, la puntuación obtenida en SM se mostró reducida, en relación con las otras, lo que coincide con lo señalado de que existe algún nivel de alteración en el bienestar emocional y psicológico de estos trabajadores (Vilaguta et al. 2005). Los resultados de la presente investigación, han coincidido con otro estudio realizado sobre trabajo de alta responsabilidad, tal como el de los guardias de seguridad (Juárez y Cárdenas, 2006), donde las puntuaciones medias mas altas corresponden a FF y RF que para nuestro caso fueron 91,97 y 89,78 respectivamente y para el caso de los guardias fueron de 89,6 para FF y de 91,4 para RF; igualmente, hay concordancia en cuanto a las dimensiones que señalan una percepción de salud reducida que para nuestro caso fueron V con 71,05 y SM con 76,28 y que para los guardas fueron de 75,2 para V y de 72,5 para SM, si bien en ese estudio se alcanzó el valor más bajo para D con 30,3. De acuerdo con Juárez y Cárdenas (2006), esta percepción moderada o baja de las dimensiones V y SM en relación con las demás, indica que se pueden observar efectos en la CDV mucho antes de que los síntomas clínicos o los problemas familiares se hagan presentes. Así, estas condiciones podrían constituir un factor de riesgo. Los resultados del cuestionario ISCA indicaron que la violencia laboral está presente en los trabajadores de los servicios de salud, tal como afirman algunos autores (Burgos y Paravic, 2003; Letelier y Valenzuela, 2002; Sánchez y Valenzuela, 2002), siendo los comportamientos más frecuentes las ac-

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud

titudes o gestos de ira y las posturas amenazantes (Tabla 4), resultado acorde con otros estudios (ver OIT, CIE, OMS y ISP, 2002) La agresión se da también como conductas verbales o posturas amenazantes, intimidatorias, abusivas y acosantes (Pérez y Nogareda, 2004) y, en nuestro caso, las agresiones verbales a otras personas, fueron empleadas con más frecuencia que las agresiones físicas (Tabla 4), confirmando que los abusos verbales y las amenazas, son las formas más empleadas (Pérez y Nogareda, 2004). Resultados similares se han hallado en otros estudios (Juárez, 2000b; Juárez, García y Tovar, 2002; Juárez, Dueñas y Méndez, 2006). Otra forma de violencia frecuentemente empleada fue el no colaborar con otras personas (Tabla 4), lo que coincide con el estudio de Burgos y Paravic (2003), en donde los pacientes hospitalizados, se quejaron de la falta de satisfacción de sus necesidades por el equipo de enfermería. De hecho, aunque se ha indicado que un factor de riesgo para el comportamiento violento es pertenecer al sexo masculino (Chapell y Di Martino, 1998), en el presente estudio, donde la presencia de mujeres era mucho mayor que la de hombres, se puso de manifiesto que las mujeres presentaron comportamientos agresivos. Esto mismo se ha indicado en otro estudio, señalándose que las enfermeras son el mayor agente agresor, después de los propios pacientes o usuarios (Paravic et al., 2004). De otro lado, en la subescala de situaciones del ISCA, se observo que lo más representativo son los problemas relacionados con la economía familiar o personal, seguidos por los problemas en las relaciones con los miembros de la familia (Tabla 4), lo que coincide con lo hallado en otro estudio anterior en población general (Juárez, 2000b) y con lo expuesto por Spíndola y Santos (2003) quienes señalan la relación entre las exigencias del trabajo en salud y la vida privada. El hecho de que las dificultades en el trabajo, sea también una de las situaciones más frecuentes asociadas a la agresión (Tabla 4), confirma que la conducta agresiva está determinada por eventos ambientales diarios (Juárez, 2000b). Esto coincide con lo señalado por Paravic et al. (2004), quienes encontraron que el estrés laboral en el sector salud, es una de las causas de violencia más frecuente y que esta violencia influye en su salud física y mental, y en sus interrelaciones tanto con sus familiares como con sus pares. Por su parte, Chapell y Di Martino (1998) demostraron que los trabajadores bajo estrés experimentan el doble de violencia que los que tienen menos estrés. Por su parte, los resultados arrojados por la escala IMA (Tabla 5), permiten señalar que el motivo más frecuente que provoca comportamientos violentos es la idea de que “es necesario defender los

valores”, lo que puede deberse a que los trabajadores del sector salud perciben un abuso de poder y degradación por parte de los directivos (Paravic et al., 2004), a lo que responden con agresión, como una manera de defenderse. Los siguientes motivos mas significativos fueron comportarse agresivamente debido a la ira y porque “Han sido injustos con usted”, lo que puede estar relacionado con una estructura de poder rígida y hegemónica (Schneider et al, 1996), causando molestias emocionales y sentimientos de inconformidad entre estos trabajadores. En cuanto a la relación existente entre las dimensiones de CDV en salud y las dimensiones de los PCA (Tabla 6), llama la atención que todas las correlaciones encontradas son negativas, es decir, que la presencia de comportamientos violentos en los sujetos está asociada con una baja CDV, y viceversa. Específicamente, la correlación con la dimensión D, la cual obtuvo el coeficiente más elevado, indica que la utilización de comportamientos agresivos, como las actitudes y gestos de ira, las posturas amenazantes y las agresiones verbales, se relacionan con la existencia de dolores intensos y limitantes. Esto ha sido documentado en personal de enfermería (Andrades y Valenzuela, 2007). En el caso de las dimensiones V, SG, SM y FS, estos mismos comportamientos podrían estar relacionados con la sensación de cansancio que experimentan estos trabajadores, una percepción negativa sobre el estado de salud en el futuro, sentimientos de angustia y depresión, y la limitación de actividades sociales debido a problemas físicos, síntomas que, según Paravic et al. (2004), junto a la presencia de conductas violentas, hacen parte del llamado síndrome de agotamiento o Burnout. Este último, ha sido encontrado relevante en la reducción de las áreas V, D y SG (Contreras, Juárez y Murrain, 2008). Los resultados también evidenciaron una correlación moderada e inversa de todas las dimensiones de CDV, excepto FF, con las situaciones en las que se generan comportamientos violentos (Tabla 6) tales como los problemas relacionados con la economía personal y familiar y las actividades propias del trabajo. Esto ha sido señalado en otros estudios, en relación a los problemas familiares (Ministerio de la Protección Social, 2004; Spíndola y Santos, 2003) y las actividades del trabajo (Hijar-Medina et al., 1997). Específicamente la dimensión con mayor coeficiente de correlación es V, lo que indica que la percepción de falta de energía puede, a través del malestar asociado, constituir un factor de riesgo para el comportamiento agresivo en ciertas situaciones. A su vez, los motivos que generaron comportamientos violentos en los participantes, tales como REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

117

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

118

Fernando Juárez y Ángela Guerra

querer defender los valores, responder a algo que le ha producido ira o porque considera que han sido injustos con el, se relacionan de manera moderada e inversa con D, SG y FS (Tabla 5), constituyéndose estas dimensiones en las únicas que están presentes en los tres elementos definitorios de los PCA. El cociente económico resultó significativamente asociados con el IMA y las medidas Eta obtenidas muestran una asociación moderada también con el IMA y el ISCA - comportamientos. Esta significación moderada en cuanto a las variables socioeconómicas, se ha encontrado también en un estudio anterior (Juárez, 2000b). Sin embargo, en ese estudio no se evaluaron los motivos para la agresión, por lo que es necesario tener en cuenta estos nuevos hallazgos en relación a la motivación para agredir. Dentro de la propuesta de Juárez (2000a, 2010, pp. 174-181), se establece que la CDV puede ser relevante en la explicación e intervención en un problema específico, tal como en los patrones de comportamiento agresivo. Los resultados demuestran que efectivamente todas las dimensiones exceptuando la función física y el agrupamiento según características socioeconómicas, resultaron significativas en algunas o en todas las escalas de los PCA. No solo eso sino que en todas se observan coeficientes negativos, salvo para el rol emocional, el cual presenta coeficientes positivos. Esto indica que un estado emocional autopercibido positivo también puede influir en la respuesta agresiva. Así la CDV presenta elementos objetivos y subjetivos, tal como ha sido indicado por otros autores (Vittersø, 2004) y ambos son relevantes en el comportamiento agresivo. De esta manera, en la intervención se deben tener en cuenta tanto las dimensiones subjetivas como las objetivas, lo que coincide con lo indicado por Juárez (2010, p. 176). Por otra parte, la relación existente entre las dimensiones de la CDV (ver explicación de la Tabla 7), contribuye a poner de manifiesto tanto lo destacado en el modelo (Juárez, 2010, p. 177), como la inestabilidad que tienen los aspectos subjetivos de CDV (Holmes, 1989). De esta manera se confirma lo establecido en dicha propuesta y, así, el incremento en la CDV, puede contribuir a reducir los comportamientos agresivos, así como los motivos y las situaciones en las cuales se producen en los trabajadores asistenciales del sector salud, minimizando también los factores de riesgo psicosocial, tal como la violencia laboral a la que se encuentran expuestos ya sea como agresores o victimas. De esta manera, es posible aborda la prevención en los PCA (Juárez, 2003) mediante la intervención en la CDV. Sin embargo, es necesario indicar que esta ha sido una aplicación parcial del modelo de CDV como estrategia de intervención, ya que se debe cumplir

con otros requerimientos los cuales no se han tenido en cuenta en este estudio (véase Juárez, 2010, pp. 174-181).

BIBLIOGRAFíA Alonso, M., Iglesias, A.I. y Franco, A. (2002). Percepción de la calidad de vida profesional en un área sanitaria de Asturias. Atención Primaria, 30, 483-89. Alonso, J., Prieto, L. y Antó J.M. (1995). La Versión Española del SF-36 Health Survey (Cuestionario de Salud SF36): Un instrumento para la medida de los resultados clínicos. Medical Clinical, 104 (20), 771-776. Andrades, L. y Valenzuela, S. (2007). Factores asociados a calidad de vida de enfermeras hospitalarias chilenas. Revista Latinoamericana de Enfermería, 15(3), 121128. Baéz, G. (2001). El acoso moral o mobbing en el trabajo. En A. Gómez (Ed.), Los espejos de la desigualdad. Cuadernos Mujer Salud, 6. Bobes, J., Portilla, M.P.G. Bascarán, M.T. Sáiz P.A. y Bousoño, M. (2004). Banco de Instrumentos Básicos para la Práctica de la Psiquiatría Clínica (3ª Ed.). Barcelona, España: Psiquiatría Editores, S. L. Brazier, J.E., Harper, R., Jones, N.M., O`Cathain, A., Thomas, K.J., Usherwood, T.Y. y Westlake, L. (1992). Validating the SF-36 Health Survey Questionare: New outcome and measure for the primary care. British Medical Journal, 305,160-164. Burgos, M. y Paravic, T. (2003). Percepción de violencia de los pacientes hospitalizados en los servicios de medicina y cirugía de un hospital público. Revista de Ciencia y Enfermería, 9(2), 29-42. Buss, A. y Perry, M. (1992). The Aggression Questionnaire. Journal of Personality and Social Psychology, 63(3), 452-459. Chapell, D. y Di Martino, V. (1998). Violence at work. Genève, Switzerland: International Labor Office.. Contreras, F., Juárez, F. y Murrain, E. (2008). Influencia del Burnout, la calidad de vida y los factores socioeconómicos en las estrategias de afrontamiento utilizadas por los profesionales y auxiliares de enfermería. Pensamiento Psicológico, 4(11), 29-44. Division of Occupational Health and Safety [OSHA] (1996). Guidelines for preventing workplace violence for health care and social service workers. Washington, DC., USA.

REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

Influencia de la Calidad de Vida en los Patrones de Comportamiento Agresivo en Trabajadores Asistenciales del Sector Salud

Fernández, M. I., Villagrasa, J. R., Fe, M., Vázquez, J., Cruz, E. y Aguirre, M. V. (1995). Estudio de la Satisfacción laboral y sus determinantes en los trabajadores sanitarios de un área de Madrid. Revista Española de Salud Pública, 69, 487-497. Fernández, O., García, B., Hidalgo, C., López, C., Martín, A. y Moreno, S. (2007). Percepción de la calidad de vida profesional de los médicos residentes de dos hospitales de distinto nivel asistencial. Medicina de Família, 7(2), 83-90. Fry, R.P.W. y Stones, R.W. (1996). Hostility and doctorpatient interaction chronic pelvic pain. Psychotherapy and Psychosomatics, 65(5), 253-257. Henriquez, S. y Saporiti, E.L. (2004). Sintomas de estresse nos trabalhadores atuantes em cinco núcleos de saúde da familia. Revista Latino-Americana de Enfermería, 12(1), 15-21. Hijar-Medina, M.; López, M.V. y Blanco, J. (1997). La violencia y sus repercusiones en la salud; reflexiones teóricas y magnitud del problema en México. Salud Pública de México, 39(6), 1-8. Holmes, C.A. (1989). Health care and the quality of life: a review. Journal of Advanced Nursing, 14, 833-839. Jackman, M.R. (2002). Violence in the social life. Annual Review of Sociology, 28, 387-415. Juárez, F. (2000a). La calidad de vida en la rehabilitación neuromuscular. Aspectos estructurales y funcionales. Suma Psicológica, 7(2), 167-193. Juárez, F. (2000b). Patrones de comportamiento violento en la conducta normal. Acta Colombiana de Psicología, 4, 49-62. Juárez, F. (2002). Tendencias y relaciones en los patrones de comportamiento violento en los grupos. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 11(2), 155-170. Juárez, F. (2003). Características comportamentales de la agresión y de la violencia. Implicaciones para la prevención. Acta Colombiana de Psicología, 9, 71-81. Juárez, F. (2009). Patrones de comportamiento agresivo y salud pública. Búsqueda, 10, 11-25. Juárez, F. (2010). Salud y calidad de vida: Marcos teóricos y modelos. Madrid, España: Dykinson.

119

Juárez, F., Galindo, B. y Santos, Y. (2010). Influencia del consumo de sustancias psicoactivas en los patrones de comportamiento violento. Psicología y Salud, 20(1), 41-53. Juárez, F., García, M.G. y Tovar Marín, Y. (2002). Patrones de Comportamiento Violento en la Población General y Características Asociadas. Psicología y Salud, 12(1), 5-17. Juárez, F. y Montejo, M. (2008). Propiedades psicométricas del Inventario de Situaciones y Comportamientos Agresivos y del Inventario de Motivos para la Agresión. Universitas Psicológica, 7(1), 149-171. Juvete, M.T., Lacalle, L.M., Riesgo, R., Cortés, JA. y Mateo, C. (2005). Estudio de la calidad de vida profesional en los trabajadores de atención primaria del Área 1 de Madrid. Atención Primaria, 36, 110-12. Krug, S. E. (1987). Cuestionario de análisis clínico. Madrid, España: TEA. Letelier, P. y Valenzuela, S. (2002). Violencia: fenómeno relevante de estudio en campos clínicos intrahospitalarios de enfermería. Revista Ciencia y Enfermería, 8(2), 21-26. Lugo, J., Barrosso, M. y Fernández, L. (1996). Calidad de Vida y sus Instrumentos de Medición. Una herramienta de oncología. Recuperado el 16 de junio de 2008 de http://www.infomed.sid.cu/revistas/onc Lugo, L.H., Garcia, H.I. y Gómez, C. (2006). Confiabilidad del cuestionario de calidad de vida en salud SF-36 en Medellín, Colombia. Revista Facultad Nacional de Salud Pública, 24(2), 37-50. Ministerio de la Protección Social (2004). Formas y Consecuencias de la Violencia en el Trabajo 2004. Bogotá, Colombia: Autor Ministerio de la Protección Social (2007). Formas y Consecuencias de la Violencia en el Trabajo 2007. Bogotá, Colombia: Autor. Ministerio de la Protección Social (2008). Resolución 2646 de 2008. Por la cual se establecen disposiciones y se definen responsabilidades para la identificación, evaluación, prevención, intervención y monitoreo permanente de la exposición a factores de riesgo psicosocial en el trabajo y para la determinación de las patologías causadas por el estrés ocupacional. Bogota, Colombia: Autor

Juárez, F. y Cárdenas, S. (2006). Percepción de salud en guardias de seguridad que trabajan en turnos irregulares. Terapia psicológica, 24(2), 131-138.

Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (2002). Decreto 1607/2002. Bogota, Colombia: Autor.

Juárez, F., Dueñas, A. N. y Méndez, Y. (2006). Patrones de Comportamiento Violento en la Policía Nacional de Colombia. International Journal of Clinical and Health Psychology, 6(1), 127-143.

Organización Internacional del Trabajo (2003). Repertorio de Recomendaciones Practicas sobre la Violencia en el Lugar de Trabajo en el Sector de los Servicios y Medidas para Combatirlas. Reunión de expertos: Ginebra, Suiza: Autor. REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

120

Fernando Juárez y Ángela Guerra

Organización Internacional del Trabajo, Consejo Internacional de Enfermeras, Organización Mundial de la Salud e Internacional de Servicios Públicos. (2002). Directrices marco para afrontar la violencia laboral en el sector salud. Ginebra, Suiza: Autor. Paravic, T., Valenzuela, S. y Burgos, M. (2004). Violencia percibida por trabajadores de atención primaria de salud. Revista Ciencia y Enfermería, 10(2), 53-65. Pérez, J. y Nogareda, C. (2004). NTP 489: Violencia en el lugar de trabajo. Bogota, Colombia: Centro Nacional de Condiciones de Trabajo. Prieto, G.(1982). Los indicadores en la medición de niveles de bienestar social. Revista de política social, 133, 109-135. Reyes, J.F. (1999). La mejora continua de la atención al usuario desde su perspectiva. Una condición necesaria. Cuadernos de Gestión, 5,194-5. Rocha, S. y Felli, V. (2004). Calidad de Vida en el Trabajo Docente en Enfermería. Revista Latinoamericana de Enfermería, 12(1), 28- 35. Sánchez, R. y Valenzuela, S. (2002). Percepción de violencia que afecta a los profesionales de enfermería. Enfermería 120, 10-14. Schneider, J.F., Stiepovich, J., Alves, C. y Valenzuela, S. (1996). El nacimiento del hospital y de la enfermería moderna. Revista Horizonte, 7(2), 35-41.  Spíndola, T. y Santos, R. (2003). Mujer y Trabajo. La historia de vida de madres trabajadoras en enfermería. Revista Latinoamericana de Enfermería, 11(5), 593-600. Vilaguta, G., Ferrera, M., Rajmilb, L., Rebolloc, P., Permanyer-Miraldad, G., Quintanae, J. M., Santeda, R., Valderasa, J. M., Riberad, A., DoPmingo-Salvanya, A. y Alonsoa, J. (2005). El Cuestionario de Salud SF36 español: una década de experiencia y nuevos desarrollos. Gaceta Sanitaria, 19(2), 135-50. Vittersø, J. (2004). Subjective well-being versus selfactualization: Using the flow simplex to promote a conceptual clarification of subjective quality of life. Social Indicators Research, 65(3), 299-331. Ware, J.E., Keller, S.D., Gandek, B., Brazier, J.E. y Sullivan, M. (1995). The IQOLA Project Group. Evaluating translations of health status questionnaires: methods from the IQOLA Project. International Journal of Technology Assessment in Health Care, 11(3), 525-51. Ware, J.E. y Sherbourne, C.D. (1992). The Medical Outcomes Study (MOS) 36-item Short-Form HealthSurvey (SF-36): I Conceptual Framework and item selection. Medical Care, 30, 473-483. Recibido: 6-1-11 Aceptado: 9-4-11

Abstract: It was assessed the influence of the quality of life on aggressive behavior patterns composed of behaviors, situations and motives for aggression, in workers of the health sector, using the model of quality of life as an intervention strategy. A number of 61 participants were grouped by socioeconomic characteristics, the family economic ratio was obtained and they completed the quality of life questionnaire SF-36, the inventory of situations and aggressive behaviors ISCA and the inventory of motives for aggression IMA. The most common aggressive behaviors were the attitudes and gestures of anger, verbal aggression and failing to cooperate with others. The associated situations were personal or family finances, family relationships and work. The most common motives were defending values, anger and feeling they have been unfair to you. The dimensions of QOL with higher scores were physical function and physical role. The economic ratio and all SF-36 dimensions, except physical function, were related and had an influenced on some characteristic of the patterns of aggressive behavior. This confirms the use of quality of life as an intervention strategy. REVISTA ARGENTINA

Vol. XX

2 AGOSTO 2011 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA

Suggest Documents