INDICE LA PREGUNTA PARA LLEGAR A SER "SAMARITANO BUENO" I HACERSE CARGO DE LA REALIDAD

EL BUEN SAMARITANO INDICE LA PREGUNTA PARA LLEGAR A SER "SAMARITANO BUENO" I HACERSE CARGO DE LA REALIDAD Tenemos limites para ver la realidad Las v...
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EL BUEN SAMARITANO

INDICE LA PREGUNTA PARA LLEGAR A SER "SAMARITANO BUENO" I HACERSE CARGO DE LA REALIDAD Tenemos limites para ver la realidad Las vendas del “sacerdote” y “levita” Que vendas nos impiden ver 1ª.- No a una economía de la exclusión Nuestras vendas I 2ª.- No a la nueva idolatría del dinero 3ª.- No a un dinero que gobierna en lugar de servir Nuestras vendas II, III 4ª.- No a la inequidad que genera violencia Nuestras vendas IV Nos acercamos a nuestro cada día Los caídos al borde del camino ... Caritas II CARGAR CON LA REALIDAD El samaritano carga con la realidad Compasión Y se acerca al caído al borde del camino Venda las heridas Poner “vino y aceite” en las heridas hoy Lo montó en su propia cabalgadura III ENCARGARSE DE LA REALIDAD La posada Necesitamos “posaderos y posadas” que curen 1ª.- Capaz de tomar decisiones 2ª.- Humilde 4ª.- Resistente 5ª.- Comprometida con su presente 6ª.- Libre 1.- Unificadas 2.- Disponibles 3.- Abnegadas 4.- Pobres IV DEJARSE CARGAR POR LA REALIDAD Página 2

LA PREGUNTA Un “maestro de la ley” que se acerca a Jesús, sabe cual es la voluntad de Dios (" Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón... Y al prójimo como a ti mismo”). Y piensa que eso de “amar a Dios” lo tiene claro, pero lo que no tiene claro es quién sea el "prójimo". Y le pregunta a Jesus "¿y quien es mi prójimo?" (Lucas 10, 29). Quiere que Jesús le diga cómo se logra una vida “plena”, “colmada”, “conseguida”, feliz verdaderamente. Esta pregunta la hace no porque le importara mucho el prójimo sino porque había una gran discusión entre los judíos acerca de quien es el prójimo... Y mientras se discute tanto, las cosas siguen como están. Entonces Jesús le cuenta la parábola del "samaritano bueno". Y en esta parábola Jesus le responde no tanto informándole sobre “quien es su prójimo” sino invitándolo a que se haga "prójimo" del caído al borde del camino. Con esta respuesta es como si Jesús le dijera: no te preguntes quien es tu prójimo sino hazte prójimo de quien necesite tu ayuda, de los caídos al borde del camino de la vida.

PARA LLEGAR A SER "SAMARITANO BUENO" En esta parábola Jesús nos dice cómo sanar a tantos "caídos al borde del camino", cómo ser samaritano bueno. Jesus habla de las formas de ser y las formas de actuar que indica quien es “prójimo". Estas palabras de Jesus son com un "manual de instrucciones" que me indican si soy "samaritano bueno". La parábola señala cuatro pasos: • Hacerse cargo de quien está al borde del camino • Cargar con él • Encargarse de él • Dejarse cargar por él. Página 3

Pasar de la pregunta: ”quién es mi prójimo" a una decisión: "hazte prójimo de quien te necesite"

Cuatro pasos de buen samaritano.

I HACERSE CARGO DE LA REALIDAD Tenemos limites para ver la realidad Vemos la realidad desde nuestra situación: Todas las cosas no se comprenden igual desde una choza que desde un palacio. Pero no solo las condiciones externas me hacen captar y me hacen más sensible a algunas realidades y no a otras. También mi condición interna me hacer "ver" o "no ver" algo que sucede. Mi egoísmo no me deja ver el mal que hago porque siempre lo justifico. No es mal, pienso, es lo único posible que puedo vivir y hacer. Hay personas que «viendo no ven y oyendo no entienden» (cfr. Lc 8, 10) ¿Que experiencias personales no nos dejan "ver"? ¿Por qué sólo el samaritano parece “ver” al hombre apaleado y medio muerto? Más aún, ¿por qué en nuestra sociedad hay personas e instituciones que dan un rodeo ante la presencia del sufrimiento?

Las vendas del “sacerdote” y “levita” El sacerdote judío y el levita no ven y dan un rodeo. ¿Que motivos tienen? El caído al borde del camino era un " medio muerto" (Lc 10, 30) Y entre las normas que tenían para ejercer su función en el templo estaba la prohibición de tocar un cadáver antes de ejercer su función en el templo de Jerusalem.(Levítico 21,1). El sacerdote y el levita se comportan correctamente siguiendo unas normas, pretendidamente religiosas. Estas normas son "vendas" que impiden ver la realidad del sufrimiento ajeno. El sacerdote no ve un ser humano necesitado de ayuda sino un motivo de "impureza" del que conviene huir... En nuestro siglo XXI no serán unas pretendidas normas religiosas las que nos hagan dar un rodeo para no encontrarnos con el sufrimiento. Hoy tenemos otras formas de ver que nos impiden acercarnos al sufrimiento, al caído al borde del camino

Vamos a ir respondiendo lentamente estas cuestiones. Que vendas nos impiden ver hoy? El Papa Francisco nos invita en su Evangelii Gaudium a reconocer la realidad y así conocer " las vendas en nuestros ojos" que nos impiden ver de verdad.


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1ª.- No a una economía de la exclusión No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. (53)


Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera. (54)


Nuestras vendas (I) “La verdad os hará libes” (Jn 8, 32), dijo el Señor y con el deseo de ver la vida y la historia con “los ojos de Dios” nos acercamos a lo que ha dicho el Papa Francisco para reconocer lo que nos impide “ver al pobre” exclusión… inequidad/desigualdad irritante… ley del mas fuerte… globalización de la indiferencia… la cultura del bienestar nos anestesia… inquietud por la novedad a consumir… A la pregunta de Dios “¿Dónde está tu hermano Abel?” respondemos como Caín: «soy yo acaso el guardián de mi hermano» (Gn 4,9). La sociedad neoliberal responderá con un tajante y tranquilizador «no», no somos responsable de nuestros hermanos, no hay ningún contrato legal que nos obligue a ello. Página 5

2ª.- No a la nueva idolatría del

3ª.- No a un dinero que gobierna en

dinero

lugar de servir

Una de las causas de esta situación se

Tras esta actitud se esconde el rechazo

encuentra en la relación que hemos

de la ética y el rechazo de Dios. La

establecido con el dinero, ya que

ética ... se la siente como una

aceptamos pacíficamente su

amenaza, pues condena la

predominio sobre nosotros y nuestras

manipulación y la degradación de la

sociedades... La grave carencia de su

persona. En definitiva, la ética lleva a

orientación antropológica reduce al

un Dios que espera una respuesta

ser humano a una sola de sus

comprometida que está fuera de las

necesidades: el consumo.(55)

categorías del mercado. (57) ¡El dinero debe servir y no gobernar!

Mientras las ganancias de unos pocos

El Papa ama a todos, ricos y pobres,

crecen exponencialmente, las de la

pero tiene la obligación, en nombre de

mayoría se quedan cada vez más lejos

Cristo, de recordar que los ricos deben

del bienestar de esa minoría feliz. Este

ayudar a los pobres, respetarlos,

desequilibrio proviene de ideologías

promocionarlos. Os exhorto a la

que defienden la autonomía absoluta

solidaridad desinteresada y a una

de los mercados y la especulación

vuelta de la economía y las finanzas a

financiera. De ahí que nieguen el

una ética en favor del ser humano.

derecho de control de los Estados,

(58)

encargados de velar por el bien común... A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. (56)

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Nuestras vendas II y III consumismo… rechazo de la etica corrupción bien común…. En la sociedad del consumo quien no puede comprar, sencillamente no existe. Resulta aterrador observar cómo las clases más desfavorecidas son las más influenciables por la seducción de los reclamos publicitarios. Familias endeudadas de por vida, para comprar el modelo de coche más lujoso, la televisión de plasma o el ordenador portátil de última generación. Productos superfluos que funcionan como fetiches de existencia: «soy lo que tengo». «Consumos emulativos» que funcionan a través de comparaciones: queremos tener lo que tiene el vecino, queremos tener lo que aparece en televisión como propio de una clase social ideal a la que quisiéramos pertenecer. «Consumos exitosos» que cifran el «éxito personal» en la exhibición ostentosa de bienes de consumo caros. En el origen de la actual crisis económica hay una crisis previa: “La negación de la primacía del ser humano”. Esta negación es consecuencia de negar la primacía de Dios en la vida personal y social. (Iglesia, servidora de los pobres 15) bien común… Urge recuperar una economía basada en la ética y en el bien común por encima de los intereses individuales y egoístas (Iglesia, servidora de los pobres 16)

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4ª.- No a la inequidad que genera violencia Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia... Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor… (59)

Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás... Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones– cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes. (60)


Nuestras vendas IV inequidad/desigualdad… estructuras de pecado… violencia… corrupción… San Juan Pablo II habló de estructuras de pecado. Dichas estructuras se fundan en el pecado personal y se refuerzan, se difunden y son fuente de otros pecados, condicionando la conducta de las personas y de los pueblos. (Iglesia servidora… 15) Tanto el diagnóstico explicativo de la crisis como las propuestas de solución provenientes de la política económica se nos han presentado en un marco de funcionamiento económico inevitable, cuando, en realidad, ha sido el comportamiento irracional o inmoral de los individuos o las instituciones la causa principal de la situación económica actual (Iglesia servidor de los pobres, 20)

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Nos acercamos a nuestro cada día No son grandes cuestiones ni grandes decisiones con las que nos enfrentamos cada día. Pero siempre hemos de estar alertas. El "examen de conciencia" nos puede hacer caer en la cuenta de lo que sucede en nosotros y a nuestro alrededor. Y el examen de conciencia es, en primer lugar, un caer en la cuenta de lo que estamos recibiendo: la fe, la familia, el techo, el alimento, la inteligencia, el trabajo, la esperanza que nos lleva, el reconocimiento de otros... En segundo lugar es mirar hacia fuera. ¿Que sucede con mi familia, mi trabajo, mis relaciones…? ¿Me encuentro con personas débiles? Y en tercer lugar es mirar hacia mi mismo. ¿Cómo vivo la paz, la libertad de los hijos de Dios, el cariño a los débiles? Si no examinamos nuestra conciencia nos dejaremos llevar por lo que diga el ambiente sólo o los intereses personales. Los caídos al borde del camino ... A veces pasa que quienes están "caídos al borde del camino" piensan que lo que les sucede es mala suerte y ya está. Entonces se esconden, esconden su dolor ... Y cuesta trabajo verlos. ¿De alguna forma estoy haciendo lo necesario para ver a los caídos/ apaleados?

“Caritas” me puede ayudar para ver a los caídos al borde del camino… Caritas Cada cristiano vivimos “el amor al prójimo” de diversas formas… Y en la Iglesia está establecida “Caritas” (expresión latina que significa “caridad”), institución de la Iglesia que se ocupa de que “lo pobres se encuentren en la Iglesia como en su propia casa” (EG 199) Así nos lo recuerda el papa Francisco El pobre, cuando es amado, « es estimado como de alto valor », y esto diferencia la auténtica opción por los pobres de cualquier ideología, de cualquier intento de utilizar a los pobres al servicio de intereses personales o políticos. Sólo desde esta cercanía real y cordial podemos acompañarlos adecuadamente en su camino de liberación. Únicamente esto hará posible que « los pobres, en cada comunidad cristiana, se sientan como en su casa. “¿No sería este estilo la más grande y eficaz presentación de la Buena Nueva del Reino?” Sin la opción preferencial por los más pobres, « el anuncio del Evangelio, aun siendo la primera caridad, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras al que la actual sociedad de la comunicación nos somete cada día ». (EG 199)


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II CARGAR CON LA REALIDAD El samaritano carga con la realidad Ante la presencia del hombre medio muerto, el sacerdote y el levita dan un rodeo; el samaritano se acerca. El samaritano se compadece, se para, baja de su cabalgadura y se acerca al caído al borde del camino. Le asiste inmediatamente. Y le monta en su cabalgadura. Así carga con el herido. Estos pasos nos indican qué será cargar , echarse sobre los propios hombros la realidad rota. Compasión Ante el sufrimiento ajeno, salvo patologías, todos reaccionamos con una cierta compasión. Pero nuestra sociedad, nuestra cultura, fomenta más la lástima que la compasión. Nuestra sociedad es muy lastimera y poco compasiva No debemos confundir compasión con lástima. La compasión comparte el sufrimiento del otro: padece-con. La lástima participa de la conmoción de la compasión pero desde la distancia existencial del que se sabe lejos de la situación del que sufre. La compasión se pervierte cuando se hace del sufrimiento un espectáculo televisivo. Se siente lastima en la distancia. ¡Qué bien que puedo ser solidario sin que disminuya mi bienestar y mi calidad de vida! piensan los que se

quedan en la lastima. Y dan un poquito de los mucho que les sobra… La limosna que Jesús alaba es la de la viuda que da un poquito pero es lo que tiene para comer (Lc21, 1ss). Pero no es limosna dar de lo mucho que sobra y no cumplir con los deberes de nuestra sociedad en relación a los impuestos… por ejemplo. Y se acerca al caído al borde del camino Así actúa Dios, acercándose a nosotros. Dios tiene compasión de nosotros pues en su Hijo se acerca”haciéndose uno de tantos” y aún más “tomando la condición de siervo” (Filp 2, 6 ss). No se queda al margen de nuestros desastres. Dios no se queda allá, en su vida. Este “abajamiento” de Dios nos indica el camino de la compasión verdadera. Para nosotros supone ir al lugar del otro. Venda las heridas El samaritano, de acuerdo a los conocimientos de la época, cura al herido: venda las heridas y les echa aceite y vino. A nosotros nos toca muchas veces hacer la ayuda asistencial, primera, para impedir que el herido vaya a peor. Hay que ir más allá. Hay que promover unas estructuras más justas

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y una responsabilidad personall mayor movida por la mora. Pero no podemos contraponer las dos acciones. se ayuda inmediatamente y se ha de promover situaciones más justas. Conviene acabar de una vez por todas con la falsa distinción que contrapone asistencialismo y promoción. Esta oposición es falsa. Ante la concreta necesidad se ayuda y luego se intenta arreglar la estructura social. Hay algunos que sólo miran el arreglo de las estructuras y nunca ayudan a otro. Pasan al lado de los caídos al borde del camino, como el sacerdote y levita, y se dedica sólo a intentar quitar los bandidos del camino de bajada de Jerusalem a Jericó. Esto hay que hacerlo. Pero ha de ayudarse al ya caído. Poner “vino y aceite” en las heridas hoy La acción cristiana tiene un valor “sacramental”, es decir es un signo de por donde caminar, cómo hacer las cosas. Así, si uno se queda sin vacaciones porque utiliza el dinero en ayudar a una familia en necesidad, ha dado un signo de cómo solucionar los desequilibrios económicos. Si una pareja decide gastar la mitad en su boda y la otra mitad la da a los pobres, ha hecho un signo sacramental de por donde arreglar la desigualdad. Si alguien deja de fumar y el dinero que gasta en tabaco lo da a los pobres

esta haciendo un signo de cómo solucionar las carencias agobiantes. Si un joven dedica sus vacaciones a instruir a unos adolescentes suspendidos, está dando un signo de la importancia de la promoción… Si un adolescente va guardando parte de lo que le dan sus padres el domingo y así hasta que junta veinte euros y se los da a una familia que conoce y que sabe que pasa necesidad, esta indicando por donde podía ir el ejercicio de la caridad… ¡Podría indicarse tantos ejemplos de poner aceite y vino en la heridas de la sociedad¡ Hay que decir que la caridad va más allá… va a donde no llega la justicia pero no se puede hacer caridad si no se hace justicia. Así si yo empresario no pago lo debido a los trabajadores, mi limosna no es caridad. Si yo trabajador no trabajo responsablemente, no hago caridad con la limosna que de. Lo montó en su propia cabalgadura En la mentalidad oriental el que lleva la cabalgadura es el siervo y el que va montado es el amo. Así, llevando la cabalgadura, nos dice Jesús que estemos. Son las víctimas las que deberían marcar nuestro estilo de vida, nuestro consumo, nuestros hábitos y nuestras políticas. Y así hay que empezar por escuchar lo que dicen: ¿qué esperan?, ¿por qué luchan?, ¿qué callan?, ¿qué temen?


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III ENCARGARSE DE LA REALIDAD La posada La parábola termina con el samaritano pagándole al posadero para que cuide al herido.. Así es el camino samaritano: Los ladrones había robado, ahora paga el samaritano; lo había dejado medio muerto, ahora el samaritano lo cuide o encara su cuidado; todos habían pasado de largo, el samaritano se acercó y promete volver. Ha sido un ir en contra de lo que parecía “normal”. Necesitamos “posaderos y posadas” que curen Estamos muy necesitados de “posaderos y posadas” que curen. Si tenemos este fuerte deseo, lo primero será buscar vivir como “posaderos curados”. Ya estas poderos curados promoverán “posadas que curan”. Para ser posaderos que sanen hemos de ser “gente con espíritu”, (Gal 5, 22s; Rom 8, 15s) es decir dejarse llevar por Dios, recuperar la contemplación y la misericordia para poder vivir. Seremos “gente con espíritu” si somos personas: 1.- Capaces de tomar decisiones, 2.- Humildes, 3.- Abiertas al otro, 4.- Resistentes, 5.- Comprometidas con el presente, 6.- Libres

1ª.- Capaces de tomar decisiones Todo lo que es significativo y verdadero en nuestra vida tiene detrás una opción, una decisión personal. Para entrar en relación con Dios es necesario querer vivir esa relación, ejercer nuestra libertad, como sucede siempre cuando nos relacionamos personas. Con Dios pasa que nos sentimos agraciados por El y nos decidimos por El. Le buscamos, le hablamos y

queremos vivir de su “fuerza” (Su Espíritu en nosotros) y su voluntad. Pero puede ser que capte a Dios como quien complica mi tranquilidad. Y entonces brota la decisión de no entrar en relación con El. 2ª.- Humildes Persona humilde, capaz de reconocer que se adentra en un terreno donde, con sus solas fuerzas, nada es posible. Por esto vive ante Dios con

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la confianza en El y con la súplica a El. Y reconoce que todo le es concedido. La persona humilde es capaz de dialogar con otros sobre su experiencia de Dios. 3ª.- Abiertas al otro La persona que quiere encontrarse con Dios, se abre a las otras personas. Sabe que al escuchar a otros, al acogerlos su vida se ensancha y así puede tener “noticias” de Dios. Así es capaz de comunicación, de decir y de dejarse decir. Un ejemplo de acogida al otro lo indica S. Ignacio de Loyola diciendo: "...todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla..." (EE. 22). Persona capaz de amistad verdadera sin condenas previas ni apatía ante el otro. 4ª.- Resistentes La persona que busca a Dios y se deja amar de Dios ha de ser alguien con capacidad de resistencia y lucha, de dominio sobre sí mismo, de austeridad y distanciamiento afectivos. ¡Cuanta fortaleza, cuanta resistencia hay en personas mayores que han tenido que educar y cuidar a

los suyos con grandes esfuerzos y se encuentran ahora con familias rotas y con grandes dificultades económicas! y siguen apegándose a Dios. 5ª.- Comprometidas con su presente La persona que acoge a Dios ha de ser persona comprometida con su vida, con el hoy de su vida y sus circunstancias concretas (trabajo, comunidad, familia…) Ha de ser persona realista, que no se escape ni hacia atrás (con nostalgias) ni huya hacia adelante, hacia un futuro que es sueño, ni hacia un cielo o arriba o más allá que es evasión. 6ª.- Libres La persona que experimenta a Dios es persona unificada afectivamente y vitalmente. No depende del qué dirán ni de lo que otros piensen. Es capaz de la soledad. Y ama a los suyos, sus tareas, sus cercanos, a los pobres, a las personas rotas... y es capaz de dedicar tiempo a los "diferentes" Libre por que no se deja influir por el ambiente sino que observa y decide desde su conciencia. La persona libre es persona con conciencia iluminada por Dios.


Viviendo de alguna forma estas seis características apareceremos como personas: 1.- Unificadas, 2.- Disponibles, 3.- Abnegadas, 4.- Pobres Página 13

1.- Unificadas Vivimos en ambientes en permanentes distracciones y estamos dispersos. Todo y nada es importante. Quien experimenta a Dios es una persona que sabe elegir lo importante. Una persona cuya existencia es llena y no es existencia vacía con permanente necesidad de diversión. Persona integrada pues distingue entre lo insignificante y lo valioso de su vida. Persona unificada pues no vive la dispersión de estar en todas partes y en ninguna de verdad. Persona que dedica tiempo al encuentro con Dios. Cuando se ora se siente la necesidad de la oración.

2.- Disponibles La experiencia de Dios suscita, además, una actitud que podríamos llamar de "disponibilidad", en dos sentidos: dispuesto a la voluntad de Dios que se me muestra en la vida e indiferencia santa, es decir no estar apegado a cosas, personas o situaciones. Aparecen personas que dicen de verdad "no se haga mi voluntad sino la tuya" pues saben que la voluntad de Dios es salvación para todos. Aparecen personas disponibles, no apegadas a cosas, personas y situaciones. Disponibilidad a Aquel

que sabemos que nos ama sin medida. Disponibilidad es libertad para hacer lo necesario en conciencia ya se en el trabajo, en la familia, con los pobres, con los amigos… 3.- Abnegadas La experiencia viva de Dios suscita personas que viven la experiencia espiritual de la “abnegación”. Abnegación entendida "salir del propio amor, querer e interés”) (S. Ignacio de Loyola) Así la abnegación es experiencia de gratuidad. Gratuidad que significa que no hago las cosas porque me las agradezcan, me recompensen, me alaben, sino con la generosidad que me da el sentirme previamente amado. Gratuidad que significa capacidad de resistir y de permanecer cuando hay menosprecio, olvido, desconsideración. Gratuidad que significa no vivir obsesionado por el éxito o el triunfo, sino por el servicio y la necesidad. Quien tiene la experiencia de Dios en la vida es activo, generoso en el servicio, constante en el amor, desinteresado en su relación con los demás. Es decir, abnegado.

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4.- Pobres Muchas veces hemos querido ser buenos de verdad. Pero nos hemos encontrado con nuestras debilidades y con las de otros. La vida nos ha revelado nuestras debilidades y nuestros límites. Las circunstancias no nos han permitido desarrollar tal o cual aspecto de nuestra personalidad. Hemos experimentado que no somos perfectos. Hemos experimentado nuestra pobreza personal. Y aquí sufrimos una tentación: replegarnos sobre nosotros mismos y resignarnos en nuestras debilidades.

Pero no hemos de resignarnos. Sino que ahora hemos de ofrecerle a Dios lo que tenemos: nuestra pobreza, nuestra debilidad. Y sabemos que el Señor no mira nuestra debilidad para recriminarnos. Hemos de acoger nuestra debilidad. Que después de haber negado a Jesús, como Simón Pedro, podamos decirle "Tu sabes que te quiero” (Jn 21,15) Somos débiles pero amamos a Jesús. Este amor a Jesús levanta en nuestro espíritu fuerzas necesarias para ser cristiano, discípulo de Cristo.


Una persona así cura, sana a otros. Un apersona así es la primera posada que uno necesita. Una persona así promueve posadas que curan. Una persona así incidirá de modo significativo en la “cosa pública”. Un encargado de la “cosa pública”, un profesional en cualquier lugar y con estos valores merece la pena. Y cambiará la realidad esté donde esté. Los cambios serán muy lentos pero habrá cambios que aporten más humanidad a este mundo.

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IV DEJARSE CARGAR POR LA REALIDAD Esto que decimos a continuación es gracia de Dios. Y le suplicamos al Señor que nos lo haga experimentar. “Dejarse cargar por la realidad” es reconocer que el “pueblo crucificado” carga con nosotros dándonos ojos nuevos para ver , manos nuevas para trabajar, espaldas para soportar y esperar.” Supón que este “crucificado” al borde del camino fuera tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana… esta relación de “familia” (… “todos sois hermanos”…) es la que aporta la fe ante las desgracias de otro. Supón que ese “crucificado” fuera Jesús. Es lo que dice Jesús en Mt 25: “a mi me lo hicisteis”. Esto aporta la fe a nuestra vida. Fe es mirar y estar en la vida y la historia como Dios las ve y las vive. Necesitamos orar para recibir esta visión y esta vida. Con nuestras solas fuerzas nos encerramos en nosotros para autosalvarnos. SÚPLICA. Salmo 50 Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. Mira, en la culpa nací, pecador me concibió mi madre. Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. … lávame: quedaré más blanco que la nieve. Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mí toda culpa.


Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso: enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti. Líbrame de la sangre, oh Dios, Dios, Salvador mío, y cantará mi lengua tu justicia. Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. …Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias…