HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA TEMA 5. EL CONCEPTO DE “CRISIS” DEL SIGLO XVII 1. EL IMPACTO DE LAS DIFICULTADES EN EL MAPA EUROPEO (Floristán página 489 y ss) La caracterización del siglo XVII se ha convertido en una labor problemática. A mediados del siglo XX se consideró el concepto de “crisis general” como el más adecuado, ya que estamos ante una época llena de dificultades económicas, sociales, políticas, religiosas y del pensamiento. Sin embargo, este concepto de crisis se ha ido matizando, existiendo diversas interpretaciones desde el cambio brusco de carácter coyuntural, a una recesión prolongada o a un proceso de carácter estructural. La formulación de la “crisis general” se ha reforzado por la interpretación cuantitativista del período. La revolución de los precios habría culminado a finales del XVI y lo que caracterizó al XVII fue su estancamiento o retroceso. El cambio de tendencia no fue uniforme, se produjo a inicios de siglo en los países mediterráneos y se retrasó hasta 1640 en los países del noroeste de Europa. A partir de entonces la tendencia es claramente descendente, caracterizándose la segunda mitad del siglo en todas partes por el bajo nivel de los precios. La correlación entre los precios y la afluencia de metales preciosos parecía estrecha (Hamilton). En 1590 se produce la culminación del proceso ascendente (en la llegada de metales) y a partir de entonces se comenzó a invertir la tendencia, precipitándose a la caída a partir de 1630 y alcanzando unos niveles catastróficos a partir de 1650. Con esta caída, Europa se veía privada de uno de los elementos fundamentales de su sistema económico, lo que avala, según Morineau, la tesis de la “gran depresión”. Pero en la misma línea se encontraban los demás indicadores económicos: el crecimiento demográfico se había estancado o, en el mejor de los casos, su crecimiento era muy lento en la primera mitad del siglo y se acentuó la tendencia negativa posteriormente la caída de la producción agrícola es evidente en relación a mediados del XVI, cuando se alcanzó un techo productivo la actividad industrial experimentó grandes dificultades, que afectaron a los tradicionales centros textiles (N. de Italia y S. de los Países Bajos) la crisis comercial y financiera entre 1619 y 1622 fue de tal magnitud que, algunos autores la colocan como inicio de la crisis general. A OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA partir de entonces se produjo un retroceso en el tráfico comercial en todos los ámbitos geográficos aunque de intensidad y magnitud diversa Todos estos indicadores han sido objeto de revisión, matizándose, en general el carácter general de las dificultades de la economía europea. En esta labor se ha distinguido especialmente Morineau , quien ha criticado los dos postulados fundamentales de los que defienden la existencia de la crisis desde un punto de vista cuantitativista: corrección de los datos de Hamilton sobre la llegada de metales preciosos de América (basado en que los altos niveles de fraude invalidan los registros oficiales). Utilizando otros registros determinó que las llegadas de metales preciosos se mantuvieron estancadas en la primera mitad y se incrementaron en la segunda mitad, superando los niveles del XVI. Además, el ritmo de llegada de los metales evolucionó de manera muy distinta a los precios, por lo que ambos factores deben desligarse Morineau recuerda que no se puede identificar mecánicamente un período de retroceso de los precios con una fase de crisis. Depende de la posición que se ocupe en el mercado, de ahí que un retroceso de los precios pudiese beneficiar a los compradores, la mayoría de la población Esto no quiere decir que la sociedad europea no experimentase dificultades, pero éstas no tuvieron el carácter continuo y general que habitualmente se les ha atribuido. Morineau niega que se pueda hablar de una crisis generalizadad del XVII como hasta ahora, lo que se produjeron fueron una serie de crisis de diferente intensidad y amplitud, afectando de diversa manera a los territorios y sectores económicos. Es, por tanto, la desigualdad de la crisis lo que viene a destacarse actualmente, una crisis que ya había comenzado con anterioridad al XVII. El impacto fue más precoz en el Mediterráneo y las dificultades comenzaron a desaparecer también más temprano. En el noroeste de Europa la incidencia fue más tardía (mediados XVII- primer tercio XVIII). Tampoco se vieron afectados de igual forma los sectores económicos, siendo más aguda en el ámbito agrícola que en el industrial y comercial, y existiendo grandes disparidades dentro de ellos.

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA De igual modo desde el punto de vista territorial, la incidencia fue muy intensa en el Mediterráneo y en la Europa Oriental. En Francia, la Europa Central y Escandinavia, se produjo un estancamiento y un leve retroceso. En cambio, en las Provincias Unidas e Inglaterra solo se produjeron dificultades episódicas que no impidieron el crecimiento y, sobre todo en el segundo caso, la reorientación de sus actividades económicas. La desigual incidencia de la crisis fue lo que permitió la realización de las transformaciones que resultaron decisivas para el futuro. El rechazo de la idea de crisis general permite apreciar los progresos. Las dificultades produjeron un una redistribución del potencial económico, favoreciendo la integración económica y desplazando el eje de gravedad del Mediterráneo a la zona noroccidental, que incrementó su desarrollo demográfico, lideró el proceso de urbanización y articuló en su beneficio la división internacional del trabajo. de todas formas, en el resto del continente también se realizaron transformaciones que favorecieron una creciente especialización de la actividad económica y un incremento de la interrelación e integración de los mercados. 2. CONTROVERSIAS SOBRE LAS CAUSAS Y LA NATURALEZA DE LA CRISIS (Floristán, páginas 492 y ss) El origen de la controversia se inserta en la polémica sostenida por la historiografía marxista sobre la transición del feudalismo al capitalismo. El debate se polarizó inicialmente entre los que defendían que la crisis tenía un origen económico y los que ponían en acento en los problemas políticos. Se suele consideran el artículo de Hobsbawn en 1954 como el origen del debate. Defiende que la crisis era la última fase de la transición entre feudalismo y capitalismo. Por tanto, no era una crisis coyuntural, si no estructural. Sostenía que la crisis fue provocada por las barreras puestas por la sociedad feudal al desarrollo del capitalismo, ya que su estructura económica dificultaba el crecimiento del mercado. De ahí que, aunque incidiera en todos los sectores, la principal manifestación tuvo lugar en el ámbito comercial. Las contradicciones del sistema feudal bloquearon la expansión del XVI y provocaron una reducción del mercado en Europa y ultramar. Esta crisis tuvo efectos positivos posteriores, ya que destruyó los obstáculos que se oponían al capitalismo, creando las condiciones que permitieron la revolución industrial, ya que provocó una concentración del poder económico a favor de los sectores y las economías más avanzadas, como la francesa, la holandesa o la OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA inglesa. No obstante, solo esta última protagonizó la industrialización al haber experimentado un drástico cambio sociopolítico (revolución de 1640). La consideración de este conflicto como una revolución burguesa fue lo que desató la reacción de Trevor Roper, alegando que no podía demostrarse que los sectores opuestos a la monarquía quisieran promover el desarrollo económico. En su opinión, la revolución inglesa fue de índole sociopolítica, más que económica, al igual que otras revoluciones coetáneas que se produjeron en otros países. El conflicto fue generado por el excesivo desarrollo del aparato del Estado, lo que provocó un enfrentamiento entre la corte y el país, al reaccionar la sociedad, en un contexto de regresión económica, en contra del excesivo coste del aparato administrativo, que había determinado el incremento de la presión fiscal y la centralización política. El fracaso de las reformas acabó en el estallido de las revueltas cuyo detonante fue el contraste entre el lujo de la corte y las dificultades económicas que atravesaba la población. Esta tesis suscitó la aparición de diversas aportaciones sobre las causas de las revueltas de 1640. Walerstein dice que las dificultades económicas no provocaron ningún cambio estructural, por lo que no deben de ser consideradas como las manifestaciones de una crisis, que se había producido a finales de la Edad Media, dando lugar a la aparición de la economía-mundo. De ahí que considere es que la del XVII fue la primera contracción del nuevo sistema económico. Las capas dominantes trataron de buscar los medios para hacerlo funcionar en su provecho, por lo que la contracción acabó conduciendo a la consolidación del sistema capitalista, el reforzamiento de las estructuras del Estado, lo que permitió la concentración del poder y del capital. Lublinskaya resalta el apoyo prestado por la monarquía absoluta al desarrollo de la burguesía y el capitalismo manufacturero. Brenner considera, por el contrario, que la crisis tuvo un carácter netamente feudal, fue una crisis agraria derivada de unas relaciones de producción y extracción del excedente que impedía la mejora de la productividad. Cuestiona también el papel otorgado por Hobsbawn a la expansión del mercado en la génesis del capitalismo, atribuyendo el protagonismo a la estructura de clases agraria y las relaciones de poder que de ella se derivaban. De todas formas, si, como ha podido apreciarse, los problemas económicos nunca se han desvinculado del marco político, esta relación se ha intensificado en OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA las tesis que otorgan un papel fundamental a la guerra y al proceso de construcción del absolutismo impulsado por ella en el desencadenamiento de las dificultades de la centuria. D. Parker afirma que la crisis se derivó de las contradicciones del sistema feudal, siendo la principal la

divergencia existente entre el bajo nivel de

productividad y las demandas de una sociedad esencialmente militarista. N. Steensgaard

otorga

un

papel

fundamental

al

Estado,

tanto

en

el

desencadenamiento como en la dispar incidencia sobre los diversos sectores económicos, ya que considera que, la crisis fue de distribución de la renta a través del sector público. El incremento de la presión fiscal por las necesidades del Estado provocó la reducción del consumo y la inversión privada, pero de igual manera se incrementó la demanda pública en otros sectores. A medida que la interpretación de la crisis se ha ido matizando, se ha ido diluyendo su correlación con el proceso de desarrollo económico que se había subrayado anteriormente. Parker y Smith señalan la dimensión planetaria del fenómeno, vinculándolo con el empeoramiento de las condiciones climáticas (pequeña edad glaciar). Lo que provocó malas cosechas y carestías. El ciclo se inició en la década de 1560 y las fases más agudas se produjeron en el cambio de siglo, entre 1640 y 1665 y entre 1690 y 1710, coincidiendo con las mayores dificultades. Este empeoramiento climático habría agudizado los desequilibrios provocados por un crecimiento excesivo de la población en el XVI, cuyas necesidades no podían ser satisfechas por una agricultura con una productividad muy limitada. 3. LA SITUACIÓN AGRÍCOLA, MANUFACTURERA Y COMERCIAL (Ribot, pág. 327 y ss.) AGRICULTURA La sociedad es predominantemente rural (70-95% de campesinos) y la economía es de base agraria. La agricultura sostiene al resto de las clases y al Estado y es en sus problemas donde hay que buscar las mayores dificultades del siglo. La economía rural manifiesta una profunda incapacidad (salvo en lugares excepcionales) para realizar un crecimiento equilibrado, la producción global del suelo se estancó y sus mediocres rendimientos reflejaban una baja productividad de la tierra y del trabajo. El siglo se caracteriza por el agravamiento de los problemas que se plantearon ya en la segunda mitad del XVI, cuando comienza la tendencia a la baja OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA de los salarios reales, la pequeña explotación sufre los primeros efectos del endeudamiento y las divisiones, la propiedad comunitaria entra en conflicto con los intereses de los poderosos y las nuevas exigencias de los propietarios ponen en marcha el proceso de degradación jurídica y económica del campesinado oriental. La agricultura se desenvolvía en un marco tradicionalista de los cultivos (monocultivo cerealero) y los sistemas de cultivo (rotaciones que exigían una fuerte presencia del barbecho). La agricultura era presa de sus necesidades de barbecho y estiércol. Solo en Inglaterra se optó por rotaciones más complicadas y enriquecedoras con legumbres y forrajes que nitrogenaban la tierra sin necesidad de barbecho, permitían el incremento de la ganadería y desembocaban en un aumento de la producción agrícola. Sobre este panorama mayoritario se abaten los signos de la crisis coyuntural: caída de los precios agrícolas y las rentas agrarias, alza de los salarios reales (aumento de los costes de producción), desertización y despoblación en algunas zonas, contracción del intercambio internacional de productos, paralización del proceso de expansión agraria ante el descenso de los ingresos…existen excepciones, el retraso en la bajada de los precios en el norte de Europa hizo posible en la primera mitad del siglo la edad de oro de los saneamientos holandeses (polders), mientras que la producción cultivada en Inglaterra aumentó con la roturación de montes, drenaje de tierras… La producción de cereales responde fundamentalmente a 3 modelos regionales: •

Europa oriental: producción ligada a una demanda occidental en retroceso y con una productividad en la que la servidumbre se traduce en una baja de los rendimientos no compensada por el aumento de las tierras roturadas. La crisis alcanza aquí sus máximas proporciones



Europa noroccidental: centuria floja pero no homogénea. Inglaterra se desmarca con un recorrido brillante



Europa mediterránea: afectada más pronto, también sale antes. En España contrasta la arcaica agricultura cerealícola de secano con el dinámico modelo cantábrico y noratlántico (en torno al maíz) y en medio el Mediterráneo con una crisis inferior a la del interior y una recuperación más potente.

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA La consideración de la evolución de otros productos como la ganadería, la viticultura, la fruta o las plantas industriales no resulta más favorable. El debilitamiento de la producción y la productividad tuvo repercusiones sobre el precario equilibrio de las explotaciones avícolas, que resultan especialmente vulnerables por su pequeño tamaño, ínfima rentabilidad, alta tasa fiscal y débiles rendimientos. Una mala cosecha o el aumento de la tasa fiscal puede ocasionar un déficit, el endeudamiento, la hipoteca o la ruina del cultivador, lo que provocará repercusiones de índole social LAS MANUFACTURAS La crisis económica también se manifiesta en el ámbito de las actividades manufactureras, pero, al igual que en la agricultura se generarán soluciones innovadoras capaces de superar la crisis. Por un lado, la coyuntura depresiva agraria impulsa el aumento relativo de la demanda de productos manufactureros, y estimula el paso del trabajo agrícola al industrial. Factores políticos favorecen una redistribución de las industrias al provocar movimientos forzosos de mano de obra cualificada o estimular nuevos centros productivos o al desarrollarse políticas proteccionistas (con mucho éxito en el caso inglés). También se producirá un aumento de la demanda al crecer el mercado colonial de lo que se beneficiarán fundamentalmente Francia e Inglaterra. La crisis industrial es completa e irreversible en las penínsulas mediterráneas, al finalizar el siglo, España e Italia se habrán convertido en exportadoras de materias primas e importadoras de productos manufacturados y servicias. Los países noroccidentales y, en menor grado, los centrales, sin desconocer la crisis, encuentran soluciones que les permiten salir de ella y crecer. La clave pasa por el traslado de la industria al campo, pero también ensayan soluciones como la formación de grandes empresas capitalistas o estatales, la renovación técnica y la especialización (Provincias Unidas). La respuesta adecuada a la crisis fue lo que se conoce como protoindustrialización, con cambios en la organización y localización del trabajo como consecuencia de su desplazamiento al campo y el sistema de trabajo a domicilio, provocan una reducción de los costes, un aumento de la oferta y la formación de una mano de obra cualificada. La coyuntura agraria y social puso a disposición de la industria una mano de obra creciente y barata COMERCIO INTERNACIONAL Y REGIONAL OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA Durante las primeras décadas se quiebra el sistema anterior basado en la plata americana. El comercio mediterráneo había entrado en crisis con anterioridad y el báltico de cereales inicia un estancamiento que será retroceso a partir de 1650, pero el tráfico atlántico y colonial experimentará una gran expansión, liderado por Holanda primero e Inglaterra después. Los holandeses, especializados en productos voluminosos (cereales, madera, ladrillos), resultaron competitivos en cuanto se dedicaron a productos de alto precio y escaso volumen (lana, seda, especias…). Las razones de su éxito radican en la reducción de costes debido a un nuevo tipo de barco (Fluitschip) y de financiación, y en la diversificación comercial con la apertura de nuevas rutas comerciales (Mediterráneo, Rusia, Indias Orientales…). Ámsterdam se convirtió en el principal centro comercial europeo. El deterioro de su sistema se vincula a las políticas económicas y militares de sus competidores, pasando el liderazgo, en el último tercio del siglo, a manos inglesas, para ello, necesitó la adopción de la técnicas holandesas, una adecuada política mercantilista, la reestructuración de la industria textil, ampliar su gama de productos y mundializar sus relaciones comerciales. En cuanto al comercio colonial, los sistemas ibéricos, puramente extractivos, conocen la crisis. La mayor innovación será la economía de plantación en torno a la caña de azúcar trabajada con mano de obra africana y esclava, El comercio asiático registra un declive de las rutas terrestre ante la penetración

de

las

Compañías

inglesas

y

holandesas

de

las

Indias

Occidentales. A ellas se les debe la diversificación de los productos y la variación del peso específico de las mercancías intercambiadas Todo este pujante comercio europeo se expande con la ayuda de nuevas fórmulas organizativas y financieras. Frente a las instituciones monopolísticas ibéricas, Holanda, Francia e Inglaterra se basan en compañías comerciales, más o menos privadas, organizadas como sociedades anónimas que reciben el monopolio del Estado de determinados mercados. Frente al gran desarrollo del comercio internacional, también hay que destacar el del comercio regional y local, que también influyeron de manera importante en el crecimiento económico sobre todo en Francia, Inglaterra y Holanda, donde se desarrollarán infraestructuras de transporte (carreteras y embarcaciones de cabotaje) e innovaciones en el uso de combustibles. 4. LA SOLUCIÓN MERCANTILISTA (Floristán, pág. 495 y ss.) OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA La gravedad de las dificultades económicas provocó la intervención del Estado, siguiendo unas directrices que se conocen como “mercantilismo”. Con esta denominación se engloban una serie de teorías y prácticas estatales diversas, con origen en la Baja Edad Media, aunque fue en el s. XVII cuando alcanzan una mayor influencia en las decisiones políticas. De ahí que su adopción se pueda considerar un reflejo del creciente poder de la monarquía. La finalidad de la intervención era de carácter político. Para hacer frente a las crecientes necesidades del Estado no se consideró suficiente el incremento de la presión fiscal y se trató también de acrecentar la riqueza imponible de los súbditos. Los reyes trataron de aumentar la prosperidad de sus vasallos, favoreciendo el incremento de sus ingresos y potenciando el consumo de los productos fabricados en su territorio. Este objetivo era instrumental, ya que lo único que se pretendía era que incremento de la actividad económica nutriese las arcas de la hacienda real y asegurase el poder y la gloria del soberano. Para ello había que controlar la circulación de los metales preciosos, que seguían siendo el medio a través del que se liquidaban los intercambios y la base del sistema de crédito. Según P. Deyon, tres eran los temas básicos del mercantilismo: el incremento del poder por parte del Estado, la apología del trabajo y los intercambios y la atención concedida a la balanza comercial. La actividad económica se convirtió en un elemento para acrecentar el poder de la monarquía, y se estimuló con agresividad, considerando que la expansión de un país solo se podía conseguir a costa de otro. De ahí la creación de grandes compañías comerciales dotadas de privilegios para comerciar en algunas zonas geográficas. El objetivo era convertir el comercio internacional en un medio de adquisición de nuevos mercados para favorecer la expansión de la producción nacional, lo que acrecentaría el poder del soberano. De ahí que los conflictos internacionales adquiriesen una importante connotación económica, produciéndose guerras comerciales como la que enfrentó a Inglaterra y Francia con Holanda. La agresividad exterior se basaba en el fomento de la producción nacional, fundamentalmente el sector industrial (minería, metalurgia, artículos de lujo…), marginándose otros como el agrario. Se pretendía impulsar la elaboración de estos productos con un mayor valor añadido, lo que estimularía, a su vez, el trabajo, la actividad y la riqueza de los súbditos. Con este objetivo se adoptaron medidas que favorecieran el incremento de la población, la atracción de artesanos extranjeros OLGA R. SANTÍN

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HISTORIA SOCIAL DE LA EDAD MODERNA especializados y se castigó la emigración que difundiese la transmisión de los “secretos de producción” del país. Se combatió la caridad tradicional basada en limosnas, al considerar que favorecía la ociosidad, a cambio se crearon talleres en los que se recluía a los pobres para reconvertirlos en súbditos disciplinados y laboriosos. También se trataron de desterrar los prejuicios que ensalzaban el rentismo y menospreciaban el trabajo y la inversión productiva. Este fomento de la actividad productiva requería también la adopción de medidas arancelarias proteccionistas. Se trató de crear un mercado interior unificado protegido de la competencia exterior. Para ello se fijaron unos elevados aranceles que desestimulaban la exportación de materias primas y la importación de productos manufacturados, prohibiéndose la entrada de artículos de lujo. El objetivo era lograr una balanza comercial favorable que determinase la afluencia hacia el país de los metales preciosos de las potencias rivales. Tendiendo en cuanta la escasa sistematización de las ideas mercantilistas, su aplicación dependió de la orientación política que le confirió la monarquía y la capacidad de los comerciantes para hacer valer sus interese y responder a las iniciativas del poder. El mercantilismo francés tuvo en Colbert (ministro de Luis XIV) su principal impulsor y adquirió un carácter industrialista, recibiendo las empresas multitud de incentivos y a su vez se impuso una férrea reglamentación que trataba de preservar la calidad de la producción. En casi todo el resto de países, la orientación fue similar, aunque sus realizaciones fueron escasas hasta el siglo XVII. El caso holandés fue atípico, su hegemonía comercial se basó en la defensa de la libertad comercial y la eliminación de trabas que entorpeciesen el tráfico. No obstante, no renunció a la creación de de compañías privilegiadas para regular el tráfico extraeuropeo, imponiendo por la fuera sus prerrogativas monopolísticas. Realmente, el mercantilismo más original es el inglés. Sus tratadistas recomendaron la protección de la agricultura. En la política industrial se abandonaron los monopolios, aunque se mantuvieron los aranceles proteccionistas. Las mayores realizaciones tuvieron lugar en el ámbito comercial, sus compañías comerciales alcanzaron gran éxito. Las medidas más trascendentes fueron las encaminadas al fomento de la marina nacional, materializándose en las Actas de Navegación que acabarían provocando varias guerras con los holandeses

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