HISTORIA ORAL, TRAUMAY TABU*

HISTORIA ORAL, TRAUMAY TABU* Wendy Rickard INTRODUCCIÓN Aceptar ser entrevistada para un proyecto de historia oral requiere algo más que unos minutos...
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HISTORIA ORAL, TRAUMAY TABU* Wendy Rickard

INTRODUCCIÓN Aceptar ser entrevistada para un proyecto de historia oral requiere algo más que unos minutos de reflexión. Durante la entrevista, la actitud de las personas entrevistadas pasa a menudo del nerviosismo inicial a una creciente confianza, y sigue con la incertidumbre sobre el producto final. Escuchar las cintas o reflexionar sobre lo grabado es otra fase, que plantea interrogantes sobre qué destino tendrán éstas en el futuro. En resumen, la historia oral ofrece a la vez la posibilidad de afirmar y de desestabilizar un relato personal. Su capacidad "subversiva" procede de su carácter potencialmente inestable y abierto. A veces puede ser una experiencia liberadora para la persona entrevistada, pero en otros casos puede dejada profundamente inquieta o desconcertada. ws riesgos que entrañan las entrevistas abiertas se han comentado ampliamente y se han distinguido tres temas en particular. El primero es la incertidumbre sobre el proceso de investigadón cualitativa en sí mismo. Desde los "Experimentos Hawthome" de la década de los treinta, se reconoce que cualquier proyecto de investigación tiene una influencia directa sobre los objetos del mismo. Elsegundo aspecto es la evidente diferencia de poder entre entrevistador y entrevistado. El tercer aspecto clave es el cansancio. Por ejemplo, Karen Kavanaugh y Lioness Ayres señalaron que dos de las personas entrevistadas en su estudio sobre las pérdidas perinataIes "quedaron tan agotadas después de la primera entrevista que durmieron durante doce horas seguidas inmediatamente después de terminada". Todas las entrevistas de historia oral pueden evocar temas emocionalmente difíciles. En un análisis de los traumas pasados en las etapas tardías de la vida en Europa, Linga Hunt apunta que sólo en gran Bretaña 1,19 millones de personas mayores de sesenta años tienen "algún tipo de dificultad permanente como resultado de expe*. Quie1'o maoifestar mi más sincero agradecimiento a las personas que me propordonaron el material de las entrevistas y la discusión en grupo en que se basa el presente artículo, muchas de las cuales desean permanecer en el anonimato.

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riencias traumáticas anteriores". Una extrdpolación parece indicar que, dentro de la población en general, una proporción considerable de la gente joven debe estar viviendo con algún trauma. Estos datos han impulsado recienremente un renovado interés por el trauma y el tabú entre los historiadores orales. En la conferencia de la Oral History A'isociation celebrada en Buffalo (Estados Unidos) en octUbre de 1998, una mesa redonda sobre "Supervivientes del trauma y sus relatos" suscitó un debate ético y metodológico que se prolongó a lo largo de todo el encuentro. En el Reino Unido, la Oral History Society organizÓ en enero de 1998 un seminario especial de un día sobre derechos de autor y ética que atrajo a un amplio público y estimuló la publicación de un número especial de la revista Oral History dedicado a la "Memoria del trauma y ética" en otoño de 1998. La conferencia de la Asociación Internacional de Historia Oral, que se va a celebrar en Turquía en junio de 2000, propone dar prioridad a las cuestiones metodológicas y éticas como un subtema de la conferencia. Los proyectos de historia oral centrados en temas sensibles es mucho más probable que deban enfrenrarse con el malestar derivado del trduma y del tabú. Los investigadores de un estudio sobre las prostitutas han apuntado que de casi quinientas prostitUtas entrevistadas en todo el mundo, dos terceras partes sufrían de "desorden de estrés postraumático", dolencia que aqueja a menos deIS % de la poblaciÓn general. La frecuencia del estrés postraumático entre las prostitutas no parecía guardar relación con su nacionalidad ni con el lugar en el que trabajaban. Era tan frecuente en Estambul como en San Francisco y tanto en hombres como en mujeres que trabajaban en tres burdeles caros de Johannesburgo como en los que trabajaban en las calles de la misma ciudad, a pesar de que la violencia física era menos frecuente en los burdeles. Investigaciones realizadas por la Coalición de Personas que Conviven con el VIH/SIDAdel Reino Unido sugieren que las experiencias de trauma son especialmente frecuentes entre ellas y son muchas las que consideran la posibilidad de suicidarse. Se ha definido como tema de investigación sensible aquel que supone una considerable amenaza potencial para las personas implicadas. Incluye las investigaciones que se entrometen en experiencias profundamente personales, se ocupan de cuestiones relativas a las desviaciones de la conducta y el control social, amenazan los intereses de personas poderosas o tocan cuestiones sagradas para las personas implicadas. l.a prostitución y el SIDA, como temas sensibles, están ambos expuestos a todos estos riesgos. Se han propuesto diversas estrategias iniciadas por el investigador pard minimizar los riesgos inherentes a las entrevistas cualitativas. Éstos incluyen ofrecer un apoyo adecuado a las personas entrevistadas, procurar anticipar previamente los problemas y renegociar el consentimiento si las circunstancias varían u ocurren acontecimientos inesperados durante el proceso de la entrevista. También incluyen alternativamente encauzar la entrevista hacia ámbitos sensibles o desviada de ellos, ofrecer pausas para el descanso, o permitir que las personas entrevistadas marquen la orientación yel ritmo de la entrevista, de manera que los temas vayan surgiendo gradual-

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mente, y organizar consultas de referencia en los casos apropiados, además de un repaso de todo lo dicho al finalizar la entrevista. También se ha llamado la atención sobre la necesidad de que el investigador mantenga contacto con un consejero profesional que le ayude a cuidar de su propio bienestar, dado que el proceso de la entrevista puede resultar penoso y derribar sus propias defensas. Por ejemplo, Ken Plummer comentÓ a propósito de los relatos sexuales narrados en la entrevistas que su papel de entrevistador le convirtió en un embaucador "que inducía a la gente a llegar hasta los límites de una historia que quizá jamás habían contado antes". Es un hecho reconocido que el entrevistador puede experimentar una incomodidad derivada en el curso de este proceso. Sin embargo, rardSveces se intenta averiguar la opinión de los entrevistados sobre estas cuestiones y las oportunidades para que éstos aporten sus reflexiones a la historia oral son escasas y diversas. En el presente trabajo me propongo examinar la informaciÓn ofrecida por las personas entrevistadas sobre su respuesta ante el trauma y el tabú en el contexto de la historia oral. El texto se plantea en qué medida los historiadores orales pueden asumir indebidamente el papel de "vigilantes" al evaluar la solidez emocional de los potenciales entrevistados o entrevistadas. También discute algunos de los supuestos que pueden adoptar los entrevistadores en relación con los participantes en proyectos de historia oral sobre temas sensibles, y sugiere la necesidad de reinterpretar los indicadores del malestar. A partir de este planteamiento, el trabajo se apoya en datos más amplios que indican una posible tendencia reciente en nuestra histOria social a recuperar el malestar y desafiar los tabúes.

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MÉTODO Para considerar los temas del trauma y el tabú en la historia oral he empleado un enfoque reflexivo, que Jo Stanley ha caracterizado como aquel que "se hace cargo de los costes psíquicos de una entrevista, tanto para quien la realiza como para la persona entrevistada". Consciente del contexto traumático y de tabú que rodea las entrevistas sobre el SIDA y la prostituciÓn, deseaba explorar las tensiones que sienten las personas entrevistadas y frente a las cuales reaccionan, pero que quizá no sean capaces de expresar ante mí. Con ese objetivo, intenté reunir a cuatro personas lJue había entrevistado (Anna, Mandy, Jane y Paul) para discutir con ellas estas cuestiones. Les ofrecí una hoja explicativa introductoria con varias preguntas orientativas y a continuaciÓn les dejé solos con una grabadora para que discutiesen entre ellos sobre esos temas. Sin ningún inicial prefijado de tiempo, acabaron grabando una sesión de aproximadamente una hora. Habíamos convenido previamente que yo escucharía las cintas para sacar partido de las percepciones que áflorasen en la discusión en grupo. El material se transcribió y cada participante recibió una copia. Luego rS}iacté un borrador de mi presentaciÓn del material y discutí con ellos su contenido y la selección del material. Posteriormente siguieron ofreciéndome sus comentarios a través de un diálogo informal que se prolongó durante tres meses a partir de la fecha de la grabación. El segundo elemento del método fue la elaboración a par-

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tir de anécdotas sobre e! contexto en e! que se realizaron las entrevistas, registradas en las notas de campo y resúmenes grabados en el momento de la entrevista.

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INDICADORES DEL MALESTAR Hace poco, al regreso de unas vacaciones, encontré un mensaje de Tina en mi contestador. Decía así: Hola, sólo quería darle las gracias por mandarme el resumen de la entrevista. Lo he guardado en e! maletero del coche para que los críos no lo encuentren. Y gracias por hacerme la entrevista, me hizo mucho bien, y gracias también por la felicitación de Navidad... Llegada a este punto, rompió a llorar y colgó. Durante los tres meses anteriores, habíamos estado grabando la historia de Tina para e! proyecto sobre "Historia oral de la prostitución". Para enmarcarla en el contexto de los antecedentes previos, le dije a Tina que deseaba empezar la entrevista pidiéndole que evocase e! recuerdo más temprano que conservaba de su niñez. "No tiene que ser nada especialmente importante. Sólo algo que la ayude a rememorar", le dije. Con la grabadora apagada, ella comentó: "Oh, es una pregunta difícil. Me veo correteando alrededor de la mesa de la cocina perseguida por mi hermano. La mesa tenía un mantel a cuadros rojos". La interrumpí, diciéndome: perfecto, nada peligroso, no quiero tener que pedirle que lo repita con la grabadora en marcha. Y empezamos la entrevista. La grabación comienza así: WR: ¿Cuál es su recuerdo más temprano de su niñez, qué es lo primero que recuerda? Tina: Recuerdo que era descarada. Nada tímida. Eso era cuando tenía dos o tres años. No sé, me viene a la memoria un recuerdo de subirme al coche con mi tío y mi hermano, que tenía dieciocho meses. Me daba vergüenza subir. Ibamos a una fiesta infantil. Esta es una de las primeras cosas que recuerdo. Oh, no, lo siento, lo primero es cuando me fueron a buscar a la escuela o creo que fue a la guardería, fue mi abuela. Mi hermana de siete meses había muerto en un incendio. [Sollozos. INTERRUPCIÓN DE LA GRABACIÓN] En mis notas escribí que jamás volvería a empezar una entrevista con esa pregunta y me sentía desolada por haber traumatizado sin querer a Tina desde el primer momento. Aunque creía haberla preparado para la primera pregunta, luego respondió algo completamente distinto. Dudaba seriamente de que quisiera continuar. Se mostró dispuesta a hacerla y siguió llorando a ratos a lo largo de toda la entrevista (tanto ante los recuerdos felices como al recordar momentos traumáticos), mientras insistía en querer seguir, y pidiéndome sólo que parara de grabar cuando la intensidad del llanto la obligó a ir a buscar más kleenex o una cajetilla de cigarrillos.

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El relato era interesantísimo para mí, pero el proceso de grabarlo resultó angustioso en algún momento. En varias ocasiones, le pregunté a Tina si estaba segura de que estábamos obrando bien. Ella se mostró convencida. Tenía apoyo. Había pedido ayuda psicológica y mientras duraron las entrevistas estuvo acudiendo a un consejero. Lo que me llamó la atención en esa entrevista en concreto fue que si yo hubiese estado más informada sobre los temas que le evocaría la entrevista, tal vez le habría aconsejado que lo dejásemos. Sin embargo, como muchas otras de las personas que entrevisté, Tina no paraba de repetir que la entrevista le estaba resultando más liberadora que las sesiones de consejo psicológico y que estaba plenamente satisfecha con la experiencia. Al final de la entrevista, me dijo: El fondo de! asunto es que... desde que empezamos con esto... se me han abierto tantas cosas del pasado... tantas heridas... No era consciente de que se me iban a abrir tantas cosas y me obligaría a reflexionar sobre mi vida más profundamente de lo que lo había hecho nunca hasta ahora... Tuve una vida muy dura... A diferencia del consejo psicológico, siento que la fuer/.a que me ha dado hacer esto me va a dar el impulso necesario para hacer exactamente lo que quiero hacer. Grabamos una entrevista sobre toda su vida, que duró once hords y media en total, repartidas en cinco sesiones. El llanto de Tina se convirtió en una broma privada entre nosotras y yo le llevaba cada semana una caja de kleene.1Cnueva. Al final, nos despedimos afectuosamente y seguimos manteniendo contacto de manera ocasional. La experiencia de esta entrevista me recuerda la necesidad de evitar una excesiva prudencia al evaluar la solidez emocional de las personas entrevistadas y correr con ello el riesgo de actuar como "vigilante" de sus experiencias. . La información acerca de entrevistas sobre otros temas sensibles corrobora este postulado. En su estudio sobre las expeliencias parentales de pérdida perinatal, Karen Kavanaugh observa que "el llanto no siempre es una señal de que el entrevistador debe intervenir y su ausencia no se debe considerar siempre trdnquilizadora". También señala que "aun cuando la participación en el estudio fue beneficiosa para las madres, no por ello dejó de ser dolorosa" (p. 94). En una investigaciÓn relativa a los efectos de las enfermedades terminales sobre los pacientes y las personas encargadas de atenderlos, Davis Cowley y Ryland seilalan que dos de los entrevistados quisieron seguir adelante con la entrevista a pesar de que no paraban de llorar. Todos estos datos constituyen una advertencia para los historiadores orales contra el riesgo de reinterpretar el llanto como un indicador del deseo de abandonar o evitar una entrevista. SUPUESTOS

NO VERIFICADOS

No siempre podemos dar por sentado que lo que induce a un informador a cerrarse, abandonar la entrevista o sentir incomodidad al respecto más adelante es el carácter traumático de la misma. En un estudio sobre la no-respuesta en los estudios sobre los hombres y la infertilidad, Lloyd señaló que otras explicaciones pueden ser igual-

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mente válidas. Puede ser que a los participantes no les gustase el entrevistador, que simplemente estuviesen molestos por la intromisión o que no estuviesen de humor para hablar ese día. El estado de ánimo fue uno de los aspectos clave señalados en mi grupo de discusión sobre las entrevistas. Mandy dijo: Cuando recibí mis cintas, escuché alrededor de una hora de grabación y me pasé las veinticuatro horas siguientes francamente deprimida. Luego me dije: tengo que escuchadas hasta el fin. Cuando llegó el fin de semana, mi estado de ánimo había cambiado por completo, hacía un día soleado, etcétera, y escuché todas las cintas hasta el final y mis sentimientos fueron increíblemente positivos, y me dije: ¡me alegro tanto de haber grabado todo esto! Me entristeció que, una vez transcrita la discusión, cuando mandé las copias a los participantes, Anna volviera a sentirse alterada por cómo sonaban sus intervenciones comparadas con las de los demás entrevistados ang]oparlantes de origen. No le preocupaba e] contenido de sus grabaciones originales, que incluían material muy traumático, como la historia del suicidio de su hermano de trece años con la pistola de su padre. Le preocupaba más que la gente la juzgase por lo que ella considerdba su mal dominio del inglés. Mandy manifestó que a ella también le preocupaba sonar coherente: Hacia el final de mis cintas estaba hecha un lío y deseaba de verdad ser coherente y decir algo que no resultase contradictorio, ya sabe, una frase clara y bonita, y luego, mmm, en fin, es como si, mmm, mmm, [risas], vamos que me parece horroroso.

señalaba el valor incalculable que ha tenido la terapia en su vida, también observó que la historia oral le había inspirado otras percepciones personales distintas. ... y volver a escuchar mis cintas me permitió adquirir una percepción muy gratificante sobre algunas cosas..., una visión que no había conseguido durante la terapia... Fue sólo gracias a escuchar y oír mis propias palabras. En la terapia, una no tiene la oportunidad de volver a escuchar luego lo que ha dicho en la sesión con su terapeuta. E] terdpeuta controla ese material, así que la situaciÓn es muy distinta. Paul y Anna también expresaron opiniones muy positivas sobre el valor de la historia oral para facilitar la expresión de un discurso que resulta potencialmente inquietante o es censurado en algunos sectores de la sociedad engeneraI. Paul dijo: Me mandaron a un psicOterapeuta en el hospital y, al cabo de un par de días, él me telefoneó y le dije que no volvería otra vez, no dc mala manera, pero eso era absurdo. Yo tenía muy claro que no quería que [la entrevista de historia oral] fuese o se pareciese a nada terapéutico. Me sentía mucho más libre, no tenía que enfrentarme con Wendy y decirle, ya saben: "No, no quicro que me haga esas preguntas", o "No, no quiero seguir por ahí". Todo se desarrollÓ en realidad de un modo que me pareció muy correcto, me pareciÓ que yo era el ducño cn cierto modo, y en un momento en el que vivía como muy invasords el resto de las intervenciones institucionales en mi vida, o muy amenazadoras en aquel momento, esto fue algo así como la otra cara de la medalla. Anna dijo:

Estas preocupaciones son habituales en cualquier entrevista de histOlia oral, lo cual sugiere que el hecho de estar entrevistando a las personas sobre temas particu]armente traumáticos o tabú significa que debo hacer un esfuer.w para recordar que estos elementos quizá no sean ]0 que más les preocupa a las personas entrevistadas. También es un recordatorio de la necesidad de ser muy prudente en lo que respecta a enviar materia] escrito o copias de las grabaciones a las personas entrevistadas. EXPRESIÓN

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Esto me ha llevado a plantearme que quizá debería modificar mis ideas sobre la expresión de un discurso traumático en un contexto más amplio. Ken P]ummer sugiere que en los tiempos modernos todo el mundo se siente obligado a transformar sus traumas en un discurso permanente y que la psicoterapia básicamente institucionaliza este discurso. Señala que la terapia podría haberse convertido en la panacea, tanto para quienes están intentando aprender a hacer frente a traumas específicos como también para todas las personas: "la terapia ofrece el potencial para ayudamos a convertimos en personas más 'acabadas', más capacitadas para afromar los cambios y la fluidez de la vida moderna". En el grupo de discusión, Mandy, a la vez que

Es bueno poder decirlo todo de golpe y sin parar. Porque yo, yo he hecho terapia, pero era tan lenta y en cambio... esto [ser entrevistada] fue como, bueno... que nadie me interrumpa, por favor... En la terapia no se habla de lo que una quiere, lo que hace: se trata de que una se enfrente... Y no se puede hacer todo a la vez, hay un límite de tiempo y un reloj... Ya lo mejor un día una se dice que va a decir algo, pero luego a lo mejor se vuelve atrás y nunca lo dice. En cierto modo me siento orgullosa de haberlo hecho [la entrevista de historia oral]... Es como una pequeña aportación que hemos hecho. Se necesita valor... de alguna manera siempre sentí... y no estaba hablando con un psiquiatra o un psicólogo... siempre sentí la necesidad... y sólo me di cuenta cuando acabé de escuchar las cintas, pero no antes, de que necesitaba decir algo bien alto... la parte buena de todo esto es que, vaya, lo he hecho... En un contexto de este tipo, la historia oral parece ocupar un lugar importante como pueme entre la experiencia terapéutica y la necesidad de expresión creativa, afirmativa. Me interesa la posible interpretaciÓn de esta experiencia en el contexto

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! de la modificación de la respuesta social frente al trauma en la historia. Desde finales del siglo XIX, el trauma se ha considerado en gran parte como un problema médico o religioso. Era algo que se debía tratar y frente a lo cual se debía reaccionar en el marco de intimidad y confidencialidad de la vida familiar o quizá con el sacerdote local, por un lado, y por el otro, en el contexto de la atención médica o de salud mental profesional. Más recientemente, hemos asistido a una "desmedicalización" de las preocupaciones traumáticas en ciertos ámbitos, pero se ha mantenido el concepto de profesionalización en el ámbito terapéutico. En palabras de Nigel Hunt e Jan Robbins: "En el siglo pasado, al menos en la sociedad occidental, pasó a ser tarea de los psicólogos narrar las historias de los traumas, a menudo en nombre de la víctima. Si bien el tratamiento del trauma ha ofrecido recursos para reducir los síntomas en las víctimas, también ha tenido efectos negativos al arrebatarles la responsabilidad de los problemas, medicalizándolos y patologizándolos". Esta tendencia ha ido unida a una segmentación y a una especialización, pero algunos comentaristas apuntan que éstas ahora se están erosionando, y ponen en peligro los límites que antes garantizaban una estabilidad y seguridad. Algunas historiadoras orales feministas afirman que "la historia oral se ha convertido en una extensión casi natural de la práctica de la autoconciencia [conciousness raising]". Las reacciones de las personas que he transcrito parecen indicar que la historia oral permite devolver en cierto sentido el trauma al ámbito público. A continuación voy a exponer una de las muchas manifestaciones de este proceso que ha sido posible observar a ]0 largo de la década de los noventa. La crisis del SIDA y los progresos del movimiento en favor de los derechos en relación con la prostitución son ejemplos claros de plataformas para una reelaboración de las ideas sobre las posibles maneras de enfocar los traumas y los tabúes. En el Reino Unido, como en muchos otros países de todo el mundo, las personas con VIH y SIDAhan explorado diferentes experiencias de reafirmación, desde los primeros enfoques basados en la autoayuda hasta organismos innovadores como la Fundación Terence Higgins y Body Positive, el montaje fotográfico "Positive Lives", el proyecto de la colcha de retales y de los nombres (Aids Quilt and Names project), y trabajos autobiográficos individuales. El proyecto de la colcha de retales conmemordtiva, "Aids Memorial Quilt", ha llegado a ser el proyecto continuado de arte comunitario más amplio del mundo, a partir de una idea surgida en el verano de 1987 en San Francisco. Su objetivo es ofrecer un medio de expresión positivo y creativo a las personas cuya vida se ha visto afectada por la epidemia, recordando los nombres y las vidas que se esconden detrás de las estadísticas. También se propone servir como instrumento pedagógico dirigido a la opinión pública en general: una conmemoración personal y finalmente pública, potente y digna. El movimiento internacional en favor de los derechos de las prostitutas está empezando a considerar empresas análogas; existe el plan de realizar una cuerda de tender ropa conmemorativa con una hilera de fundas de cojín bordadas para recordar a las trabajadoras sexuales muertas víctimas de la violencia, que, inevitablemente, invoca una existencia estigmatizada dentro de la sociedad. Por lo tanto, existe una

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perspectiva desde la cual cuando el fenómeno del trauma comienza a perder la categoría de angustia privada y a atraer una actividad creativa propia, la reducción psicoanalítica pierde parte de su impronta. Asimismo, en contra de la abundante bibliografía antes citada que se propone sanear las experiencias traumáticas asociadas a la entrevista para las personas entrevistadas y mitigar su impacto, también se ha observado que una parte esencial del proceso es, por el contrario, que el entrevistador mismo sea testigo del trauma de los recuerdos dolorosos. DavidJones declaró a propósito de sus entrevistas con problemas de salud mental: "Es posible que el malestar experimentado por el entrevistador sea una parte terriblemente importante de la comunicación. Evitar ese sufrimiento a los entrevistadores podría equivaler tal vez sencillamente a su distanciamiento de la conversación y la comunicación". Los hechos citados por las personas entrevistadas sugieren que el contexto de la entrevista está experimentando claramente un cambio en lo que respecta a los tabúes sexuales para todos los historiadores orales. Otros autores lo corroboran. Por ejemplo, JO Stanley comentÓ a propósito de sus entrevistas con personas con una participación activa en el Partido Comunista: "Hay una camarada anciana y rica que ha entregado su fortuna y su vida al partido. Su sobrina feminista quería escribir su biografía. La familia se negó a cooperar y uno de los motivos fue al parecer su actitud con respecto al lesbianismo. En cambio, este verano pude ver la colcha conmemorativa del SIDA. En uno de los múltiples recuadros bordados que recuerdan a las personas muertas figuraban los símbolos de un hombre cuyos intereses estaban representados por una hoz y un martillo con las palabras "Joven Liga Comunista" debajo y un par de tacones de aguja rojos. Su esquela funeraria ocupÓ un lugar destacado en la prensa del partido. Este nuevo clima, en el que los camaradas mezclan abiel1amente su vida política con el travestismo permite pensar que en el futuro empezarán a aparecer biografías muy distintas". EXPRESIÓN

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Las personas entrevistadas dejaron entrever que también existen una serie de riesgos potenciales asociados al hecho de permitir ]a consulta pública de sus cintas en un archivo nacional, aunque se impongan condiciones en materia de derechos de autor y restricciones de acceso. Su principal preocupación era su posible impacto sobre sus amistades y familiares. La decisión de permitir que las amistades y familiares escuchen las cintas y las implicaciones de revelar que uno se ha prestado a ser entrevistado se describieron como difíciles en ambos casos. Anna inició la siguiente discusión en el grupo: Me siento rara cuando le hablo de ello a la gente. Lo he hecho [lo ba comentado con personas amigas] tres o cuatro veces. Luego pensé, cállate, estás hablando demasiado, porque la gente se vuelve muy curiosa... a veces no estás demasiado segura de a qué viene tanto interés. De alguna manera, en el caso de algunas personas, te dices que ni hablar.

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Dos personas me han pedido si pueden escucharlas. Una es mi pareja y no me importaría que las oyera. La otra es mi madre y fui capaz de decide; "No, porque ahí digo algunas cosas muy, muy personales sobre ti", y ella me respondió: "Oh, quiero saber qué es, dímelo". Desde luego no voy a hacerla. Aunque hay algunas condiciones en las que creo que podría dejar que las escuchase, pero primero tendríamos que hablar de ello, y ahora mi relación con mis padres es lo bastante buena como para poder hacerlo, pero hace cinco años... quiero decir que antes me han tirado platos, sabéis [RISAS].Pero, sí, creo que... hay muy pocas personas con las que podría llegar a sentirme cómodo, poquísimas. JANE; Creo que es por esto que estoy empezando a decidir que no voy a contarIe a nadie que lo he hecho. La verdad es que no sé por qué lo he hecho, así que tampoco puedo explicárselo a nadie. Para intentar comprender y responder desde un punto de vista ético a las preocupaciones expuestas anteriormente es fundamental considerar el contexto en el que suelen plantearse actualmente estas cuestiones en el marco de la historia oral. "Las historias orales se suelen recoger, aunque no de manera exclusiva, entre dos tipos de personas que de alguna manera se superponen; personas mayores y personas relativamente carentes de poder". Sin embargo, en proyectos como el nuestro es adecuado entrevistar a personas más jóvenes. Me parece que no existe una solución clara, salvo la de limitar el acceso durante periodos mucho más prolongados de tiempo y reforzar quizá las precauciones para garantizar que cualquier persona que acceda al material firme primero un compromiso jurídicamente vinculante en relación con el uso del mismo. También soy consciente -y es algo que me inquieta, aunque hasta el momento no me haya encontrado en esa situación- de que las exigencias contrapuestas en relación con el acceso al material planteadas por las propias personas entrevistadas y por sus amistades y familiares, que tengan noticia de la existencia de las cintas o puedan llegar a tenerIa, entrañan potencialmente grandes riesgos y dilemas para los historiadores orales. En el contexto altamente politizado del SIDA y la prostitución, también existe un potencial para la interposición de demandas por difamación por parte de testigos públicos, pero personalmente implicados (tanto individuos como organizaciones), sobre aquellas que aparecen mencionadas y citadas por su nombre en las cintas y a quienes tal vez se describe o se presenta de un modo o en un contexto con el que pueden no estar de acuerdo. Me gustaría que se debatiera más a fondo la posible respuesta de las instituciones de archivo si llegara a plantearse una situación de ese tipo y cómo podrían advertir los entrevistadores a las personas entrevis-

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tadas para que sean precavidas en ese sentido, sin influir innecesariamente manera de narrar su historia.

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También se plantean algunos interrogantes en cuanto a lo que ocurre en el ámbito público cuando aumenta el conocimiento sobre temas tabú. La prostitución constituye un ejemplo clave. Históricamente, la información sobre las actividades de las prostitutas se ha utilizado sobre todo para restringir, más que para mejorar, sus circunstancias, con lo que se las puede poner en situaciones de alto riesgo. Esta situación ha cambiado poco en la actualidad. McLaren ofrece un análisis de las disposiciones legales canadienses que han mejorado gracias a una mayor información sobre las actividades de las prostitutas. Las nuevas normas "prohíben la corrupción de mujeres menores de veintiún años y unifican y amplían las disposiciones en materia de vagancia para incluir a los hombres que viven de los ingresos obtenidos por prostitutas". Por consiguiente, en relación con los temas tabú, un mejor conocimiento sobre las vidas de las prostitutas plantea cierta tensión. Algunas personas interpretan cualquier cosa que pueda contribuir a dar poder a las prostitutas como equivalente al fomento de la prostituciÓn misma. Se considera que ello "no contribuye a apartar a las mujeres de su modo de vida desviado". Las personas entrevistadas comentaron estas repercusiones potencialmente negativas en el grupo de discusiÓn. Todas manifestaron que eran conscientes de la necesidad de que los responsables de la custodia de las cintas velen porque por el momento sólo puedan escucharlas determinadas personas autorizadas y observen rigurosamente las restricciones en materia de derechos de autor (que en muchos casos limitan el acceso público durante un plazo de hasta cincuenta años). También comentaron el significado que podrían tener sus grabaciones en el futuro a lavista de los aspectos histÚrica y socialmente contribuidos de los tabúes en torno al SIDAy la prostituciÚn. Paul dijo; Esta es una descripción pública de espacios privados en los que yo he participado, pero sólo he tenido un papel y también intervinieron otras personas. Pienso en particular en mi vida en el seminario, que es un espacio muy privado y completamente distinto de cómo seguramente lo ven la mayoría de las personas o cÓmo desearía presentado de hecho la Iglesia... Yo era muy consciente de que eso resultaría explosivo si se publicase ahora, pero no lo será dentro de veinte años, entonces será mucho más auténticamente histórico, creo yo... Ellos también habrán cambiado... Lo interesante para mí es que no creo que ahora podamos predecir qué va a ser interesante y qué no dentro de cincuenta años. y Mandy añadió; Sí, tock>es posible... podría ocurrir algo inusitado que provocara un cambio repentino en esas organizaciones, en su manera de entender las cosas y su reacción ante ellas... o bien... podría haber una reacción contra cualquier posible liberalización y en tal caso lo que has contado sería un documento increíblemente peligroso.

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Algunos comentarios posteriores de Paul en el grupo de discusión sobre este aspecto de autoafirmación frente a tabúes y traumas distintos de los de la guerra resultan significativos en este contexto. Paul comentó:

Sin embargo, aunque expresaron estas preocupaciones, todos los entrevistados estuvieron de acuerdo en que desafiar en cierto sentido esos tabú es con la grabación de historias orales era, una vez sopesados los pros y los contras, un acto positivo. Mandy concluyó esta parte de la discusión con el siguiente comentario:

Vivimos en una cultura en la que las vidas normales están construidas de manera que nos obligan a adaptamos gran parte del tiempo y la verdad es que cuando pensé en la posibilidad de grabar todas esas cosas en una cinta... Cuando iba por la calle, miraba a la gente y pensaba qué dirían; y me di cuenta de que no hay personas normales, no hay personas con ese tipo de..., que nazcan y tengan una niñez feliz, lo pasen de maravilla en la escuela, encuentren un trabajo que les guste y se casen y tengan el número adecuado de hijos, y vivan plenamente integrados y satisfechos en el lugar donde viven, y luego vean como sus hijos echan a andar por la vicia y finalmente mueran. Quiero decir, que las vidas no son así, y ahora he empezado a vedo muy claro y esto me ha liberado en realidad de la rareza de mi propia vida... Fue algo muy liberador.

Yo me inclino a pensar que los temas que son más tabú en esta sociedad son los más cruciales en cierto aspecto, más cruciales para examinar desde el punto de vista de la evolución de nuestra sociedad y los problemas que ahora existen en realidad. Por esto, tener grabaciones anónimas de personas que han vivido en el centro mismo de esos tabúes, del tipo que sea, es increíblemente útil... No son minucia~ sobre lo que una hace o siente o lo que ha dicho; el hecho de decido dentro del contexto del tabú es lo que lo hace terriblemente inquietante o excitante o muy útil o lo que sea. EXPRESIÓN PERSONAL Los historiadores orales han observado en una serie de contextos que la historia oral tiene significado como expresión personal además de como expresión pública. En su texto merodológico, Ruth Finnegan dice: "Los relatos personales pueden cumplir la función de validar la vida de una persona, dando sentido a las diversas experiencias vividas y creadas, en cierto sentido, a través del relato, y tienen interés como creaciones estéticas y personales actuales estructuradas, además de como meros testimonios del pasado". Ian Procter y Maureen Padfield señalan que la mayoría de las mujeres adultas jóvenes que entrevistaron recuerdan la entrevista como una experiencia interesante o agradable porque ellas eran el centro de atención y pudieron gozar de la atención desinteresada del entrevistador. Hutchinson y sus colegas caracterizan los beneficios que reporta la participaciÓn en entrevistas cualitativas como catarsis, autorreconocimiento, sentido de una finalidad, autoconciencia, apoderamiento, curación, y posibilidad de dar voz a las personas desprovistas de poder. Los trabajos de histOria oral relacionados con el HolocaustO son el ejemplo evidente y más frecuentemente citado en el contexto de los traumas, pero existen muchos otros, generalmente asociados a las experiencias de la gente sobre la guerra. Por ejemplo, en su trabajo de historia oral con ucranianos exilados, Rob Perks comenta:

CONCLUSIÓN

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"Incluso un conocimiento y conciencia históricos de los hechos no son una preparación adecuada para saber formular las preguntas acertadas, ni tampoco para el trauma emocional que supone entrevistar a personas ancianas cuya vida aparece marcada por el hecho de haber sido testigos de los más horrendos crímenes contra la humanidad cometidos en el siglo XX... Sin embargo, aunque había dolor, las personas que entrevisté también transmitían un fuerte sentimiento (quizá ingenuo) de esperanza: la esperanza de que la libertad de expresión y la autodeterminación serán ~;paces de devolver, quizá no el sustento, pero sí una validez y dignidad a la memo-

individual".

En los momentos traumáticos, suelo compararme con un "fotÓgrafo de catástrofes". En el curso de mi trabajo de historia oral, he captado muchos momentos de gran dolor que se me han quedado grabados en la memoria. A menudo me pregunto qué podría hacer con este material aparte de conservado protegido, dada la necesidad de limitar el apetito público de historias estremecedoras en cualquier formato y de controlar estrictamente las repercusiones de su revelaciÓn para las propias perSimas entrevistadas. Sin embargo, dicho material nos permite apreciar, con intensidad y claridad de percepción, situaciones que muchos afortunadamente jamás experimentan de manera directa y puede modificar nuestra manera de entender el mundo. Los relatos de las personas entrevistadas que he descrito me llevan a plantearme de manera provechosa algunos de los problemas éticos con los que se enfrentan los historiadores orales. Para muchos de ellos no tengo respuesta. Si bien, estos comentarios advierten a los historiadores orales que no deben juzgara las personas que entrevistan en funciÓn de su capacidad para tolerar una entrevista, a la vez también les hacen reconocer las dificultades y el malestar con los que puede encontrarse el entrevistador como resultado. Señalan la transformaciÓn potencial de la expresiÓn creativa del trauma que permite la historia oral al trasladado del ámbito privado al público fuera de la esfera de la medicina, pero tamhién advierten al historiador oral de la necesidad de actuar con cautela en lo que se refiere a la expresiÓn p~blica de temas tabú. Traducción de Mireia BoJill