Universidad de Concepción Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas Diplomado Asistente de Gerencia

HABILIDADES GERENCIALES

MANEJO DEL ESTRÉS En algunas ocasiones, el exceso de trabajo, las responsabilidades familiares y hasta la espera de algún acontecimiento importante nos puede generar una situación de estrés, sin embargo, ¿qué significa este estado de fatiga? A continuación algunos conceptos claves para saber cómo manejar esta situación desestabilizadora.

Historia del estrés El origen del concepto fue descubierto, en la década del 1930, por un estudiante de medicina llamado Hugo Selye. A este joven de tan sólo 20 años le llamó la atención un aspecto muy particular. Todos los enfermos que examinaba presentaban los mismos síntomas: pérdida de apetito, peso y cansancio generalizado. Luego de varios estudios, y después de haberse graduado en la Universidad de Praga, sus experimentos demostraron que enfermedades como las cardiacas, los trastornos mentales y la hipertensiónarterial estaban directamente relacionadas con el estrés.

Síntomas del estrés Entre algunos síntomas de alerta que sufre una persona con estrés, podemos mencionar: latidos más rápidos del corazón, problemas para conciliar el sueño, alteración del apetito, nerviosismo, falta de concentración, fuertes dolores de cabeza, aumento de las perturbaciones, dolores musculares y mayor sensibilidad a cualquier situación. Sin embargo, ¿qué puede ocasionar estrés?

CUANDO EL ESTRÉS SE CONVIERTE EN DISTRESS El distress o estrés negativo tiene muchas posibles causas y se suele dividir, para una mejor comprensión, en cinco fases muy bien diferenciadas.

El distress y sus 5 fases Aunque el estrés no sea en principio ni positivo ni negativo, sino solo energía de adaptación, cuando la mayor parte de nosotros usa la palabra “estrés” quiere en realidad referirse a los efectos negativos de este. El estrés “negativo” se llama científicamente distress. Mucha gente sufre, en algún grado, de distress; algunas investigaciones revelan por ejemplo que el 89% de los americanos adultos experimentan sus síntomas y que el 59% admite incluso sufrirlos al menos una vez a la semana. Cada uno de nosotros experimenta el distress en algún momento de su vida; sin embargo, muchos están tan acostumbrados a sus síntomas que simplemente los aceptan como parte de un trabajo exigente, de criar a los niños o simplemente de envejecer. Se pueden experimentar varias fases a la vez o bien estar parado en una fase particular o tender continuamente a circular por las cinco. 1ª Fase del distress: fatiga física y/o mental crónica A pesar de tener normalmente energía física y mental, en esta fase se experimenta algunas señales de que el distress está empezando a afectar a nuestras “reservas” de vitalidad: picos regulares de fatiga extrema, necesidad de dormir más de lo normal, carencia de entusiasmo, agotamiento que obliga a tomar estimulantes o calmantes. A la vuelta a casa del trabajo lo único que se desea es colapsarse. Con el tiempo, el derrumbamiento diario parece empezar siempre más pronto, hasta que una mañana uno apenas se puede arrastras fuera de la cama. Normalmente, en esta fase los análisis médicos no encuentran ninguna prueba orgánica de enfermedad. 2ª Fase del distress: problemas interpersonales y desenganche emocional

En esta fase el comportamiento de la persona empieza a cambiar y como consecuencia se experimentan varios problemas con compañeros de trabajo, familia y amigos. Se empieza a pensar que el mundo entero se volvió nuestro enemigo y se está a la deriva de sentimientos opuestos.

En esta etapa, la persona desconecta de los demás, incluso amistades y familia; se hace sospechosa y hostil hacia ellos, enfadándose o alterándose por acontecimientos triviales y finalmente invierte siempre menos tiempo en las relaciones, retirándose siempre más en sí misma. 3ª Fase del distress: turbulencias emocionales En la tercera fase del distress, las emociones internas se hacen cada vez más agitadas y acaban afectando a las capacidades de la persona, que empieza a dudad de sí misma, incapaz de enfocar y concentrarse, arreglar prioridades o tomar decisiones. Los problemas interpersonales se hacen, en esta fase, aún más pronunciados y las relaciones más tenues. Por consiguiente, la capacidad de mantener el equilibrio emocional disminuye y uno se puede volver fácilmente deprimido o explotar sin la mínima advertencia. Las prestaciones en el trabajo sufren significativamente. 4ª Fase del distress: dolencias físicas crónicas En la cuarta fase, el cuerpo comienza a informar en voz alta de que está pasando demasiado tiempo en un estado de estrés crónico. El síntoma más obvio es la tensión muscular, en particular en el área del cuello y del hombro, las lumbares, además de dolores de cabeza que se vuelven migrañas cuando se intenta relajarse. Por suerte, estas pueden ser tratadas con técnicas como por ejemplo acupuntura, masajes, programas de ejercicio físico; sin embargo ninguna de estas cosas consigue eliminar las dolencias de manera definitiva si no se acompaña de acciones concretas dirigidas al control del estrés subyacente.

5ª Fase del distress: enfermedades relacionadas con el estrés La quinta fase del distress es un estado de agotamiento crónico. En este punto, el daño invisible al cuerpo y acumulado durante el tiempo se manifiesta finalmente en forma de enfermedades específicas: desde resfriados, gripe, ulceras, colitis, asma hasta hipertensión, problemas cardiovasculares y serios estados de deterioración física que en algún caso requieren cirugía. En esta fase, cuando uno se relaja, por ejemplo tomando vacaciones, su cuerpo pasa por rápidos cambios hormonales que pueden provocar emergencias médicas como por ejemplo infartos. Esto explica porque a veces nos enfermamos justo durante las vacaciones o el fin de semana. Esta fase ha sido comparada a un estado de edad avanzada. De hecho, esta fase es sinónimo de un envejecimiento rápidamente acelerado. En esta fase las curas médicas que se suelen sugerir tratan la enfermedad específica, pero no sobre la causa subyacente. Es decir el estrés. Sin actuar sobre este las enfermedades seguirán provocando daños físicos.

El estrés laboral Se puede decir que las responsabilidades y el propio lugar de trabajo son factores típicos que originan el estrés de la persona. Es muy común que aquellos empresarios que viven en una constante presión laboral y trabajan hasta altas horas de la noche, traten de aliviar ese estado de fatiga tomando varias dosis de cafeína al día. Sin embargo, eso tampoco es sano. Es preferible ingerir varios litros de agua, e incluso jugos naturales, en sustitución del café.

Por la misma presión y rápida dinámica de trabajo, algunas personas suelen obviar y saltarse las horas alimenticias (desayuno, almuerzo y cena). Por ende, es preferible aislarse unos minutos de la rutina y tomarse un tiempo para comer tranquilamente. Se recomienda tener a la mano bocadillos saludables para esos casos, tales como frutas y galletas sin sal. Al

momento de vacacionar, aíslese completamente de la rutina laboral y dedíquese a descansar y disfrutar de otros hobbies. Aquellos empresarios móviles que no necesariamente dependan de un computador y un sitio de trabajo, traten de mantener un equilibrio rutinario lo mejor posible.

Claves para manejar el estrés A continuación, se detalla algunas recomendaciones para aquellas personas que se han sentido estresadas en algún momento de su vida: • • • • •

Hacer ejercicio y escuchar música. Meditar o asistir a sesiones de relajación. Acudir a reuniones sociales y eventos culturales. Conversar con su pareja, familiares y personas allegadas. No escapar del problema a través del alcohol o drogas.