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Año 52 | No. 39

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EDICIÓN ÚNICA | 02:00 A.M. | 20 CTS

Fidel, semilla que seguirá germinando La permanente enseñanza de Fidel es que sí se pudo, sí se puede y sí se podrá superar cualquier obstáculo, amenaza o turbulencia en nuestro firme empeño de construir el socialismo, señaló el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el Acto político en Santiago de Cuba en homenaje póstumo al líder histórico de la Revolución

Foto: Estudios Revolución

Serán inhumadas hoy las cenizas del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana en el Cementerio de Santa Ifigenia LUEGO del traslado de las cenizas del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz desde La Habana hasta el Oriente del país, ocasión en que fue despedido al paso del cortejo fúnebre de manera conmovedora por todo nuestro pueblo, llegaron sus restos a la heroica ciudad de Santiago de Cuba, tras reeditar en sentido inverso el itinerario de la

Caravana de la Libertad en enero de 1959. Después del recorrido por sitios emblemáticos de la ciudad y de la multitudinaria concentración popular en la noche de ayer en la Plaza Mayor General Antonio Maceo, en horas de la mañana de este domingo serán depositadas en su lugar de descanso definitivo las cenizas del

Comandante en Jefe de la Revolución Cubana. El Cementerio de Santa Ifigenia, en la ciudad de Santiago de Cuba, Monumento Nacional, por el valor histórico, arquitectónico y cultural que atesora, será escenario de la ceremonia solemne y privada. Personalidades especialmente invitadas asistirán a esta emotiva ceremonia familiar.

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Los «se puede» de Fidel por ENRIQUE MILANÉS LEÓN

SANTIAGO DE CUBA.— Raúl recordó en el acto que Fidel demostró a puro hecho los tres tiempos del verbo que más define a esta Isla: se pudo, se puede y se podrá, dijo el General de Ejército aludiendo de paso a los obstáculos, amenazas y turbulencias que pudieran aparecernos en medio del camino. Y ese rasgo del líder que aún nos guía tuvo anoche el añadido valor de decirse al pie de Antonio Maceo, en la plaza que en Santiago lleva el nombre del Titán. A intransigencia con el enemigo, a pelear con uñas el principio más sencillo, nadie se parece más al hombre de Baraguá que aquel otro que se irguió de un tropiezo en el Moncada y montó su cuartel en un yate para cambiar el futuro. El repaso que, de cuánto pudo Fidel, hizo ante el pueblo y el mundo su hermano y mejor compañero, fue todo un libro de Historia. ¿Cuántos otros cambiaron a tal nivel los pronósticos

Se pudo, se puede y se podrá. Así lo demostró Fidel. Foto: AP

de quienes prefieren no tocar el horizonte? Los «se puede» de Fidel explican sobremanera un gran trozo de nuestra historia porque son, además, los «se puede» de su pueblo. Cuando juramos en boca de Raúl ante los restos del líder

hicimos la millonaria conjugación de este verbo que el poder quisiera mutilarnos. El mundo está dibujado por quienes quisieran que fuésemos plena imposibilidad. En esta nueva travesía, Fidel recorrió más de mil kilómetros

para recordarnos cuánto podremos si estamos persuadidos. El hombre que nos prohibió sus estatuas —aunque es poco probable que no supiera cuánto suyo va moldeado en nuestros pechos— se sobrepuso a su muerte y siguió liderando allí

donde somos invencibles: el arraigo. Por eso anoche en Santiago, más que líderes de organizaciones y sectores, hablaron esos millones que él, en las esferas más disímiles de Cuba, levantó en un tejido nacional que fortalece ese tejido que se llama cubanía. En una plaza que dejó atrás otro récord de asistencia de inspiración igualmente fidelista, los incontables hijos de Cuba fuimos prevenidos, otra vez, de que la unidad no puede abandonarse. Hablaba Raúl. Inspiraba Fidel. Y el enorme Maceo, otro héroe de ilimitado poder, asentía desde sus cicatrices. Santiago entero, que nunca pareció tan santiaguero, sabe que es muy posible que en el futuro falte en la plaza del hijo de Mariana el machete más recto, el más erguido, el vigésimo tercero que romperá corojos nuevos en nuevos Baraguá. Porque a Santa Ifigenia —¿hay alguien que lo dude?—, Fidel jamás iría sin armas.

La vigilia joven del último adiós por AILEEN INFANTE VIGIL-ESCALERA fotos CALIXTO N. LLANES

ESTE sábado Fidel regresó a la Universidad, a su querida Alma Máter capitalina, al lugar donde se hizo revolucionario. Allí, bajo los mismos laureles que lo abrigaron en sus años estudiantiles, frente a la facultad donde se formó como abogado, volvió a sentirse su presencia, a latir su espíritu, a retumbar su nombre. Muchos Fidel asistieron este sábado a la casa de altos estudios. Fidel de todas partes, orígenes, niveles escolares. Hubo de Cuba y de naciones hermanas, capitalinos y de todo el país, de bata blanca y uniforme de primaria, universitarios y de la enseñanza media. Cuando en Santiago el heroico pueblo asistía al acto político en homenaje póstumo al eterno líder de la Revolución Cubana, la gran familia de la UH despedía al eterno joven rebelde, al invencible Comandante en Jefe. Muchas personas acudieron para compartir la noche final de su duelo; para, entre conversatorios con glorias deportivas y tonadas trovadorescas, reafirmar que todos somos Fidel y que en la Federación Estudiantil Universitaria la Revolución encontrará siempre el relevo que necesita. Pero este no fue el único espacio donde se realizaron encuentros de este tipo. Según Ernesto Dávila Gallardo, del Secretariado de la FEU en la UH, en el Instituto Superior de Arte y en la Universidad

Los jóvenes no solo se juntaron para escuchar a Raúl, sino que esperarían también la ceremonia de inhumación de las cenizas de Fidel.

de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona también estaban previstas igualmente vigilias en honor al Comandante, como en otros espacios. En la UH, los jóvenes no solo se juntaron para escuchar las palabras de Raúl, sino que esperarían también la ceremonia

DIRECTORA: Yailin Orta Rivera SUBDIRECTORES EDITORIALES: Herminio Camacho Eiranova,

DIARIO DE LA JUVENTUD CUBANA Fundado por Fidel el 21 de octubre de 1965

Ricardo Ronquillo Bello y Yoerky Sánchez Cuellar SUBDIRECTOR DE DESARROLLO: Yurisander Guevara Zaila SUBDIRECTOR ADMINISTRATIVO: Enrique Saínz Alonso

de inhumación de las cenizas del líder histórico en el cementerio de Santa Ifigenia. Cuando este domingo el Sol se eleve sobre la colina universitaria, el eterno Comandante descanse por fin en su última morada santiaguera y concluya la última de las vigilias estudiantiles en el

Alma Máter, ya no habrá un Fidel que desande los largos pasillos de la colina, ni que haga retumbar con su voz las paredes del Aula Magna, pero revivirá eternamente en los miles de jóvenes que allí, también como él, se hicieron y harán revolucionarios.

REDACCIÓN: Territorial y General Suárez, PIZARRA: 7882-0155, 7882-0346, 7882-0789 Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba. TELÉFONO ATENCIÓN A LECTORES: 7881-8265 APARTADO: 6344 CORREO ELECTRÓNICO: [email protected] ZONA POSTAL: La Habana 6 ISSN: 0864-1412 CP: 10600 Impreso en el Combinado de Periódicos Granma.

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La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto político en homenaje póstumo al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016, “Año 58 de la Revolución” (Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado) Estimados Jefes de Estado y de Gobierno; Destacadas personalidades que nos acompañan; Compatriotas que se encuentran hoy aquí en representación de las provincias orientales y el Camagüey; Santiagueras y santiagueros; Querido pueblo de Cuba: En la tarde de hoy, tras su arribo a esta heroica ciudad, el cortejo fúnebre con las cenizas de Fidel, que reeditó en sentido inverso la Caravana de la Libertad de enero de 1959, realizó un recorrido por sitios emblemáticos de Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, donde, al igual que en el resto del país, recibió el testimonio de amor de los cubanos. Mañana sus cenizas serán depositadas en una sencilla ceremonia en el Cementerio de Santa Ifigenia, muy cerca del mausoleo del Héroe Nacional José Martí; de sus compañeros de lucha en el Moncada, el Granma y el Ejército Rebelde; de la clandestinidad y las misiones internacionalistas. A pocos pasos se encuentran las tumbas de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, y de la legendaria Mariana Grajales, madre de los Maceo, y me atrevo a improvisar en este acto, que también madre de todos los cubanos y cubanas. Cercano también está el panteón con los restos del inolvidable Frank País García, joven santiaguero, asesinado por esbirros de la tiranía batistiana con apenas 22 años, un mes después de que cayera combatiendo en una acción en esta ciudad su pequeño hermano Josué. La edad de Frank no le impidió acumular una ejemplar trayectoria de combate contra la dictadura, en la que se destacó como jefe del levantamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956, en apoyo al desembarco de los expedicionarios del Granma, así como la organización del decisivo envío de armamento y combatientes al naciente Ejército Rebelde en la Sierra Maestra. Desde que se conoció, ya

tarde en la noche del 25 de noviembre, la noticia del deceso del líder histórico de la Revolución Cubana, el dolor y la tristeza se adueñaron del pueblo que, profundamente conmovido por su irreparable pérdida física, demostró entereza, convicción patriótica, disciplina y madurez al acudir de forma masiva a las actividades de homenaje organizadas y hacer suyo el juramento de fidelidad al concepto de Revolución, expuesto por Fidel el Primero de Mayo del año 2000. Entre los días 28 y 29 de noviembre millones de compatriotas estamparon sus firmas en respaldo a la Revolución. En medio del dolor de estas jornadas nos hemos sentido reconfortados y orgullosos, una vez más, por la impresionante reacción de los niños y jóvenes cubanos, que reafirman su disposición a ser fieles continuadores de los ideales del líder de la Revolución. En nombre de nuestro pueblo, del Partido, el Estado, el Gobierno y de los familiares reitero el agradecimiento más profundo por las incontables muestras de afecto y respeto a Fidel, sus ideas y su obra, que continúan llegando desde todos los confines del planeta. Fiel a la ética martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, el líder de la Revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo. En correspondencia con la determinación del compañero Fidel, presentaremos al próximo período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, las propuestas legislativas requeridas para que prevalezca su voluntad. Con razón, el querido amigo Bouteflika, presidente de Argelia, expresó que Fidel poseía la extraordinaria capacidad de viajar al futuro, regresar y

Foto: Estudios Revolución

explicarlo. El 26 de Julio de 1989, en la ciudad de Camagüey, el Comandante en Jefe predijo, con dos años y medio de antelación, la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista, y aseguró ante el mundo que si se dieran esas circunstancias, Cuba continuaría defendiendo las banderas del socialismo. La autoridad de Fidel y su relación entrañable con el pueblo fueron determinantes para la heroica resistencia del país en los dramáticos años del período especial, cuando el Producto Interno Bruto cayó un 34,8% y se deterioró sensiblemente la alimentación de los cubanos, sufrimos apagones de 16 y hasta 20 horas diarias y se paralizó buena parte de la industria y el transporte público. A pesar de ello se logró preservar la salud pública y la educación a toda nuestra población. Vienen a mi mente las reuniones del Partido en los territorios: oriental, en la ciudad de Holguín; central, en la ciudad de Santa Clara, y occidental, en la capital de la república, La Habana, efectuadas en julio

de 1994 para analizar cómo enfrentar con mayor eficiencia y cohesión los retos del período especial, el creciente bloqueo imperialista y las campañas mediáticas dirigidas a sembrar el desánimo entre la ciudadanía. De esas reuniones, incluyendo la de occidente, que presidió Fidel, salimos todos convencidos de que con la fuerza y la inteligencia de las masas cohesionadas bajo la dirección del Partido, sí se podía y se pudo convertir el período especial en una nueva batalla victoriosa en la historia de la patria. Entonces pocos en el mundo apostaban por nuestra capacidad de resistir y vencer ante la adversidad y el reforzado cerco enemigo; sin embargo, nuestro pueblo bajo la conducción de Fidel dio una inolvidable lección de firmeza y lealtad a los principios de la Revolución. Al rememorar esos difíciles momentos, creo justo y pertinente retomar lo que sobre Fidel expresé el 26 de Julio de 1994, uno de los años más difíciles, en la Isla de la Juventud, hace más de 22 años,

cito: “...el más preclaro hijo de Cuba en este siglo, aquel que nos demostró que sí se podía intentar la conquista del Cuartel Moncada; que sí se podía convertir aquel revés en victoria”, que logramos cinco años, cinco meses y cinco días, aquel glorioso Primero de Enero de 1959, esto último añadido a las palabras textuales que dije en aquella ocasión (Aplausos). Nos demostró “que sí se podía llegar a las costas de Cuba en el yate Granma; que sí se podía resistir al enemigo, al hambre, a la lluvia y el frío, y organizar un ejército revolucionario en la Sierra Maestra tras la debacle de Alegría de Pío; que sí se podían abrir nuevos frentes guerrilleros en la provincia de Oriente, con las columnas de Almeida y la nuestra; que sí se podía derrotar con 300 fusiles la gran ofensiva de más de 10 000 soldados”, que al ser derrotados el Che escribió en su Diario de Campaña, que con esa victoria se le había partido la columna vertebral al ejército de la tiranía; “que sí se podía repetir la epopeya de Maceo y Gómez, extendiendo con las columnas del Che y Camilo la lucha desde el oriente hasta el occidente de la isla; que sí se podía derrocar, con el respaldo de todo el pueblo, la tiranía batistiana apoyada por el imperialismo norteamericano. “Aquel que nos enseñó que sí se podía derrotar en 72 horas” y aún menos, “la invasión mercenaria de Playa Girón y proseguir al mismo tiempo la campaña para erradicar el analfabetismo en un año”, como se logró en 1961. Que sí se podía proclamar el carácter socialista de la Revolución a 90 millas del imperio, y cuando sus naves de guerra avanzaban hacia Cuba, tras las tropas de la brigada mercenaria; que sí se podía mantener con firmeza los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de Estados Unidos en los días de la Crisis de los misiles en octubre de 1962. “Que sí se podía enviar ayuda solidaria a otros pueblos hermanos en lucha contra la

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opresión colonial, la agresión externa y el racismo. “Que sí se podía derrotar a los racistas sudafricanos,salvando la integridad territorial de Angola, forzando la independencia de Namibia y asestando un rudo golpe al régimen del apartheid. “Que sí se podía convertir a Cuba en una potencia médica, reducir la mortalidad infantil a la tasa más baja del Tercer Mundo, primero, y del otro mundo rico después; porque en este continente por lo menos tenemos menos mortalidad infantil de menores de un año de edad que Canadá y los propios Estados Unidos (Aplausos), y, a su vez, elevar considerablemente la esperanza de vida de nuestra población.

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“Que sí se podía transformar a Cuba en un gran polo científico, avanzar en los modernos y decisivos campos de la ingeniería genética y la biotecnología; insertarnos en el coto cerrado del comercio internacional de fármacos; desarrollar el turismo, pese al bloqueo norteamericano; construir pedraplenes en el mar para hacer de Cuba un archipiélago cada vez más atractivo, obteniendo de nuestras bellezas naturales un ingreso creciente de divisas. “Que sí se puede resistir, sobrevivir y desarrollarnos sin renunciar a los principios ni a las conquistas del socialismo en el mundo unipolar y de omnipotencia de las

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transnacionales que surgió después del derrumbe del campo socialista de Europa y de la desintegración de la Unión Soviética. “La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios.” Fin de la cita. Esas palabras que expresé hace más de dos décadas sobre quien, tras el desastre del primer combate en Alegría de Pío, del que pasado mañana se cumplirán 60 años, nunca perdió la fe en la victoria, y

13 días después, ya en las montañas de la Sierra Maestra, un 18 de diciembre del año mencionado, al reunir siete fusiles y un puñado de combatientes, exclamó: “¡Ahora sí ganamos la guerra! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel, Fidel! ¡Ese es Fidel!”). Ese es el Fidel invicto que nos convoca con su ejemplo y con la demostración de que ¡Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Sí se puede!”). O sea, repito que demostró que sí se pudo, sí se puede y se podrá superar cualquier obstáculo, amenaza o turbulencia en nuestro firme empeño de construir el socialismo en Cuba, o lo que es lo mismo, ¡Garantizar la

independencia y la soberanía de la patria! (Aplausos). Ante los restos de Fidel en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, en la heroica ciudad de Santiago de Cuba, ¡Juremos defender la patria y el socialismo! (Exclamaciones de: “¡Juramos!) Y juntos reafirmemos todos la sentencia del Titán de Bronce: “¡Quien intente apropiarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha!” (Exclamaciones). ¡Fidel, Fidel! ¡Hasta la Victoria! (Exclamaciones de: “¡Siempre!”) (Exclamaciones de: “¡Raúl es Fidel!” y de: “¡Raúl, tranquilo, el pueblo está contigo!”

Acto político en homenaje póstumo al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016, “Año 58 de la Revolución”. (Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)

Solo los que luchan tienen derecho a triunfar Palabras de Ulises Guilarte de Nacimiento, Secretario General de la CTC Heroico pueblo santiaguero; Compatriotas: Los trabajadores y su movimiento sindical expresamos el profundo dolor y la tristeza que sentimos por el fallecimiento del fundador de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Fidel fue un gigante político del siglo XX; perteneció a una generación que supo cultivar la lealtad y la firmeza, con su palabra y acción, y que defendió incondicionalmente las ideas revolucionarias y los principios de justicia social. De él aprendimos que solo los que luchan tienen derecho a triunfar y la convicción profunda que alcanzar la victoria depende del

liderazgo, la motivación y la conciencia unitaria que logremos en el pueblo y sus trabajadores. Su talla como estadista mundial se revela en su extraordinaria capacidad para interpretar el sentimiento de las masas populares, que expuso de forma magistral en su alegato “La Historia me Absolverá” como un vivo testimonio de las condiciones de explotación y miseria en las que se hallaba el pueblo cubano en la época de la dictadura, y es también un programa revolucionario que plantea lo que había que hacer para su transformación, objetivo cumplido por la Revolución esta “de los humildes, por los humildes y para los humildes” (Exclamaciones de: “¡Fidel!”). Con el triunfo del primero de enero de 1959, la clase trabajadora cubana no solo encontró

Foto: Omara García /ACN

solución a sus reivindicaciones laborales y alcanzó el poder, sino que se convirtió en un actor protagónico de las transformaciones que demandaba la construcción del nuevo proyecto

social, desde cuyos cimientos se articulara la unidad en defensa de los intereses de la nación. Como señalara entonces Fidel: “Batallas como esas no se libran ni se ganan, si no las libra una clase obrera consciente, revolucionaria y firme”. Consecuente con esa premisa, su presencia fue sistemática en congresos sindicales,fábricas, campamentos agrícolas, zafras azucareras, contingentes y microbrigadas de la construcción, hospitales, intercambios con internacionalistas, escuelas y obras hoteleras y pedraplenes para el desarrollo del turismo. Al propio tiempo, siempre estimuló la consulta al movimiento obrero de las más importantes y complejas decisiones adoptadas durante esos años, lo que ratifica su seguridad y confianza en los trabajadores.

Comandante en Jefe: el cumplimiento con eficiencia de los programas vinculados al desarrollo de nuestro socialismo, es hoy y será siempre el más digno homenaje de los trabajadores a su práctica revolucionaria y a su ejemplo como soldado de las ideas. Su estatura de líder mundial nos hace sentir orgullosos de ser cubanos. Gracias a usted, Cuba es hoy una patria digna, independiente, antimperialista, (internacionalista) y solidaria. Su obra estará siempre viva en el corazón de los trabajadores. Con su lucha incansable usted nos ha demostrado que Un Mundo Mejor es Posible. ¡Hasta la victoria siempre, querido Fidel! ¡Comandante en Jefe, ordene! (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Fidel, Fidel, Fidel!”)

Continuaremos en marcha indetenible Palabras de Rafael Ramón Santiesteban Pozo, Presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños Compañeras y compañeros: Con profundo dolor y verdadera consternación los campesinos cubanos hemos recibido la noticia de la desaparición física del líder histórico de la Revolución Cubana, nuestro querido Fidel, paradigma de dignidad, resistencia, solidaridad y lealtad a los principios. Un hombre que marcó la historia de América Latina y el mundo con su actuar revolucionario y sus ideas de profundo humanismo,

que dedicó su vida a la lucha por la justicia social y la equidad, que fue la voz de aquellos a quienes nadie escuchaba y se puso siempre del lado de los más humildes. Él conjugó como nadie la palabra y la acción. Nos enseñó con su ejemplo que los principios no se negocian, se defienden a cualquier precio. Cabe recordar que en la Cuba prerrevolucionaria se frustraron las ideas de Martí de fundar una verdadera República “con todos y para el bien de todos”. Desde muy joven, Fidel denunció los graves problemas que afectaban al pueblo cubano, como el latifundio, el

Foto: Omara García /ACN

desempleo, la insalubridad, el analfabetismo y la discriminación racial, y cuando nadie creía en la posibilidad de una transformación verdadera, él creyó que sí era posible y lo arriesgó todo para lograrlo. Con esa fe en la victoria guió una Revolución victoriosa que desde sus inicios asumió el legado martiano de echar su suerte con los pobres de la Tierra. Desde los primeros momentos de la lucha en la Sierra Maestra el campesinado confió en Fidel y en el naciente Ejército Rebelde. De múltiples formas nuestros campesinos brindaron su apoyo a las fuerzas insurreccionales.

Muchos de ellos se incorporaron como soldados y dieron sus vidas por una Revolución que defendía sus derechos y venía de verdad a liberarlos. El desarrollo del Programa Agrario de la Revolución no solo se cumplió, fue mucho más amplio,entregó la propiedad de la tierra a campesinas y campesinos,llevó los adelantos de la ciencia y la técnica a la agricultura, otorgó créditos para financiar las producciones, estableció un mercado estable para los productos, creó el Seguro Agropecuario, llevó la educación, la salud pública, el deporte y la cultura hasta los más intrincados parajes de nuestros

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campos; y lo más importante, les dio la independencia y la dignidad, que solo puede ofrecer un país libre y soberano (Aplausos). En las transformaciones del campo cubano se destaca la presencia y la labor de nuestro Comandante en Jefe. La Ley de Reforma Agraria acabó con los latifundios, con el desalojo, el abandono, el ultraje y la humillación para las mujeres y los hombres del campo en que los mantuvo sumidos la sociedad

burguesa. Comenzó el pleno disfrute de una patria sin amos. Más de 200 000 familias campesinas se convirtieron en dueñas de las tierras que cultivaban; esta fue la avanzada que impulsó la constitución, por Fidel, de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños. Otro momento de gran significación fue la creación y desarrollo del movimiento cooperativo, con una participación decisiva en nuestra producción agrícola.

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Fidel, para los campesinos cubanos, tu obra y tu pensamiento serán siempre faro y guía en la defensa de nuestra Revolución Socialista y sus conquistas. Siempre estarás presente, y te seguiremos viendo con cariño en cada amanecer luminoso de nuestros campos, entre palmas, llanos y montañas, en el esfuerzo y el sacrificio de cada jornada que fertiliza los suelos para seguir cultivando tu legado.

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Continuaremos en marcha indetenible, con confianza y optimismo, cumpliendo con nuestro deber patriótico de producir para el pueblo. Con paso firme, sin prisa pero sin pausa, seguiremos perfeccionando nuestra nación soberana, independiente, socialista, democrática, próspera y sostenible, guiados por el Partido y Raúl, hacia el futuro. Desde esta Ciudad Héroe, rebelde ayer, hospitalaria hoy y heroica siempre, escenario de

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hechos trascendentales en la historia de la Patria, ¡frente a usted, Comandante en Jefe!, reafirmamos el compromiso eterno con la Revolución y con las ideas que hemos defendido y defenderemos, frente a todos los riesgos y desafíos. ¡Los campesinos cubanos no le fallaremos jamás a la Revolución! ¡Hasta la Victoria Siempre, querido Comandante en Jefe! (Aplausos y exclamaciones).

Nunca renunciaremos a su legado Palabras del GD José Carrillo Gómez, presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana Compatriotas: La noticia de que había fallecido el Líder Histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, causó un profundo dolor en todo nuestro pueblo, y en particular en los combatientes de la Revolución Cubana. Fue la reacción ante la pérdida física del hombre que más hizo por la Patria; que con voluntad inquebrantable encarnó el heroísmo de su pueblo; que le otorgó las cotas más altas de dignidad, porque nunca claudicó; que nos dio siempre demostraciones ejemplares de coraje; que supo interpretar las ideas de Bolívar y de Martí, materializarlas y convertirlas en Revolución; que supo movilizarnos a todos, porque era la voz del pueblo.

La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana siente la pérdida de su Comandante en Jefe, invicto en todas las batallas del pueblo cubano en los más diversos escenarios, desde que se iniciara la última etapa de lucha de nuestra epopeya por la liberación definitiva. Descanse en paz, Comandante. Nunca renunciaremos a su legado, sus enseñanzas están presentes en cada cubano cuando gritamos: “¡Yo soy Fidel!” (Exclamaciones de: “¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel!”) seguirán estando presentes. La Revolución que usted soñó, inició y realizó, y a la que dedicó sin descanso toda su vida, la llevaremos adelante con absoluta lealtad, unidos en marcha indetenible como Martí, Maceo y Gómez, hasta conquistar toda la justicia y convertir el sueño de mármol de nuestro Apóstol, el suyo y el de todos

Foto: Omara García /ACN

los cubanos dignos, en una hermosa realidad. La Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana seguirá consolidando la unidad generacional de los combatientes

del Ejército Rebelde, de la Lucha Clandestina, Playa Girón, la Lucha Contra Bandidos, los combatientes internacionalistas, los miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, como nos enseñó nuestro Héroe Nacional José Martí: con los pinos nuevos y los pinos viejos, formando un formidable haz. Los combatientes continuaremos la obra con sacrificio, coraje y convicción revolucionaria. Tenemos el reto de ser dignos de todos aquellos que cayeron por la Patria, desde los heroicos mártires del Moncada hasta los de las gloriosas misiones internacionalistas. Todos, en un bloque monolítico, veteranos y jóvenes, reafirmamos que la mejor forma de rendirle tributo a Fidel es mantener la unidad bajo cualquier circunstancia, y ratificamos nuestra convicción de hacer realidad en el trabajo diario el

concepto de Revolución enunciado por él. La Asociación de Combatientes es y será siempre como usted quiso, Comandante: un destacamento de primera línea para la batalla por salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo que entre todos decidimos defender con la vida. En la historia de Cuba, usted, discípulo brillante de José Martí, quedará inscrito como hijo sagrado de la Patria. Querido Comandante en Jefe, para los combatientes de todas las generaciones presentes y para los del futuro, su ejemplo se mantendrá como bandera de lucha y de victorias, convencidos de que el pueblo cubano, como usted nos expresó en el VII Congreso del Partido: ¡vencerá! ¡Hasta siempre, Comandante! (Exclamaciones de: “¡Hasta siempre!”). ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (Exclamaciones y aplausos).

Fidel es Cuba Palabras de Carlos Rafael Miranda Martínez, Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución Querido General de Ejército; Invitados; Pueblo de la heroica Santiago; Compatriotas: Fidel es Cuba, desde su temprano liderazgo estudiantil en la Universidad de La Habana, cuando una generación de jóvenes abnegados levantó contra la oscuridad sus antorchas para no dejar morir al Apóstol en el año de su centenario. Desde el Moncada, donde asumió la causa de las grandes mayorías desposeídas y explotadas, de los pobres de la Tierra a los que se refirió Martí, y salió a combatir, decidido a arriesgarlo todo por ellos. Fidel es Cuba desde el Granma, la Sierra, la Caravana de la Libertad, donde tantos lo vimos pasar vigoroso, erguido y gigante; desde Girón y “los días luminosos y tristes” de la Crisis de octubre.

Fidel es Cuba porque Fidel es el pueblo, que continúa queriéndolo y dispuesto a seguirlo, como en las grandes batallas. ¿Qué cubano no conserva para sí en su casa, en su mesa de trabajo, en su cuarto, en su altar personal, una imagen de su líder? Él entró para siempre en nuestras vidas y pasó a formar parte de nuestra familia. Fidel sigue estando junto al pueblo: entre la multitud en la Plaza, en las escuelas con los estudiantes, a pie de obra con los constructores, en el surco y en la fábrica con los que sudan la camisa, entre nuestros soldados y nuestros médicos, entre los intelectuales, maestros, científicos y deportistas, que continúan haciendo una Cuba mejor para todos. Él está en lo más puro de cada uno de nosotros, en el espíritu solidario del internacionalismo que nos inculcó, en esa capacidad de dar amor que ha llevado al sacrificio a tantos cubanos, dispuestos, incluso, a entregar sus vidas por defender una causa noble.

Foto: Omara García /ACN

Fidel es un país. Nada consiguieron en su pretensión de intimidar al pueblo reunido que esperaba por él, aquellos petardos que explotaron la noche del 28 de septiembre de 1960. “Vamos a establecer un

sistema de vigilancia colectiva”, “están jugando con el pueblo y no saben la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo”, expresó dirigiéndose a la concentración popular, que entonces le manifestó su respaldo unánime con una cerrada ovación. Esa misma noche nacieron los CDR, auténtica creación de Fidel, organización genuinamente popular que solo seis meses más tarde desarticularía a los elementos que pretendieron servir de quinta columna a la brigada mercenaria derrotada en Girón. Es simbólica la manera en que 50 años después, Fidel evoca los momentos fundacionales de los CDR y los relaciona con el protagonismo de la organización en múltiples batallas sostenidas por nuestro pueblo desde entonces hasta hoy. El 28 de septiembre de 2010, afirmó: “…los que vienen aquí y ven el esfuerzo que está haciendo nuestro pueblo en medio del hostigamiento del imperialismo, se admiran y se asombran

de lo que un pueblo pequeño frente a tantos obstáculos es capaz de hacer. ¡Y gracias por los petarditos, porque nos han valido de mucho (…)! Y gracias porque ha servido para probar el temple que tiene nuestro pueblo, para probar el valor de nuestro pueblo… ¡Cada uno de nosotros somos soldados de la Patria, no nos pertenecemos a nosotros mismos, pertenecemos a la Patria! ¡No importa que cualquiera de nosotros caiga, lo que importa es que esa bandera se mantenga en alto, que la idea siga adelante!, ¡que la Patria viva!” Su orientación, su guía, sus oportunas críticas, sus alertas, convirtieron a la mayor organización de masas del país en una fuerza pujante de pueblo, firme, altruista, combativa, solidaria, depositaria de los valores humanos creados por la Revolución. Eso son los CDR, verdaderos representantes de nuestra sociedad civil socialista. En cada joven mayor de 14 años que ingresa a la

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organización, en cada gota de sangre que se dona voluntariamente, en cada convocatoria a participar en planes de vacunación, procesos electorales, consultas populares, en cada trabajo voluntario, ahí están los Comités y, por supuesto, ahí está Fidel. La historia recordará que fue el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana el primero en donar sangre para los damnificados del terremoto de Perú, en 1970. Todavía se conservan las imágenes de una multitud esperándolo en el Banco de

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Sangre de la calle 23 del Vedado. Como en todo, ese día su brazo fue el primero. Su ejemplo personal y sus valores humanos son nuestro “chaleco moral”. No se podría hablar de honestidad, responsabilidad, sentido patrio, antimperialismo y altruismo, sin mencionar a Fidel. Esos son nuestros baluartes, los que nos protegen y auxilian en el barrio, en la cuadra, y los que nos impulsan día a día a seguir luchando. Fidel somos todos. Ocho millones y medio de cubanas y cubanos me acompañan esta

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noche, todos los cederistas. En nombre de ellos hablo. En nombre de los jubilados y las amas de casa, del médico, del policía, de los jóvenes y los estudiantes, de los recién graduados, de los carpinteros y los albañiles, de los artistas, en fin, de cada uno de los que conformamos la comunidad, de la gente sencilla de nuestros barrios. Durante los últimos días, hemos estado unidos en el dolor por su pérdida física, pero también en el compromiso. Si algo nos dijo siempre Fidel fue que cuidáramos la unidad. Por

eso hemos refrendado con nuestras firmas al pie de su concepto de Revolución el juramento de seguir sus ideas y cerrar filas junto al Partido y a Raúl en la construcción de un socialismo próspero y sostenible. Masivamente salimos a acompañarlo en su recorrido de la victoria, ahora de regreso a Santiago. Viéndolo nuevamente pasar, al cabo de casi 58 años del paso triunfante de los rebeldes hacia La Habana, constatamos orgullosos lo que ha sido la Revolución para cada uno de nosotros, y todo lo

que Fidel ha significado en nuestras vidas. ¡Yo soy Fidel!, ha proclamado en estos días, desde lo más íntimo, cada cubano digno. Hoy tenemos la convicción y el orgullo de que, multiplicado en millones, en cada revolucionario y luchador por la justicia de este planeta hay un Fidel. ¡Hasta la victoria siempre, Comandante! Su consigna seguirá siendo la nuestra: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (Exclamaciones de: “¡Viva Fidel” y “Yo soy Fidel!”)

¡Las cubanas somos la Revolución! Palabras de Teresa M. Amarelle Boué, Secretaria General de la Federación de Mujeres Cubanas Querido Comandante: La rebeldía de Casiguaya, el ansia libertaria de Carlota, el patriotismo de las mambisas y la desafiante lucha de las combatientes del llano y de la Sierra, cristalizaron en el país nuevo que fundaste en la aurora del 1ro. de enero. Con la conquista de una verdadera emancipación, por primera vez las mujeres cubanas fuimos protagonistas de nuestro propio destino, convirtiendo en realidad el reclamo que desde el comienzo de las luchas por la independencia hiciera Ana Betancourt. Nos sumaste a tu ansia de justicia y de igualdad, nos impulsaste a unirnos y a organizarnos para constituirnos en una fuerza multiplicadora de todo nuestro potencial. Una revolución dentro de la revolución, así definiste la participación de las mujeres, con ese espíritu de combate se fundó la Federación de Mujeres Cubanas, espacio desde el que hemos crecido individual y colectivamente. La

Revolución ha dignificado a las cubanas y las ha llevado a los más altos sitiales que proceso alguno haya alcanzado. Con la misma pasión revolucionaria con que estremeciste nuestra conciencia, marcaste la ruta para todas las conquistas en los días luminosos de la Sierra y, con la creación del Pelotón Mariana Grajales, inmortalizaste el concepto de que cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible ¡y Cuba es invencible! En los gestos de la vida cotidiana: el nacimiento de un bebé sano, la graduación de un adolescente, la promoción de la mujer a cargos de alta responsabilidad de dirección, está tu impronta, Fidel. También lo está en la destacada presencia que tenemos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el lugar protagónico que ocupamos en las esferas de la educación, la ciencia, la salud, el sistema judicial, el deporte y la cultura, conquistas que hemos hecho realidad bajo tu orientación, tu profundo pensamiento humanista y tu visionaria concepción de justicia social, lo que

Foto: Omara García /ACN

para muchos en el mundo es todavía una utopía. Porque nos sobran razones para estar orgullosas de lo alcanzado, por los valores y principios del socialismo que caracterizan a la Revolución que defendemos, las federadas hemos rubricado tu concepto de Revolución en todo el país, como una manera de ratificar que has entrado a la inmor-

talidad, porque tu cuerpo físico dejó de existir, pero tus ideas y tu verdad incuestionable germinarán en cada nueva generación de mujeres nacidas en esta Isla. Nos sentimos comprometidas por haber vivido tu tiempo, Fidel, y para continuar erigiendo la obra extraordinaria que creaste. ¡Las cubanas somos la Revolución!, porque ella nos abrió el camino de la libertad y la justicia, porque nos proporcionó la posibilidad de convertirnos en seres humanos plenos, investidas de derechos y en protagonistas de la Cuba nueva que tú y el ejército de vanguardia que lideraste con tanta hidalguía, construyeron y que arrancó de raíz lustros de discriminación, exclusión e ignominia. Fidel se multiplica —como han dicho ustedes— en cada patriota que se levanta contra el imperialismo y cultiva dignidad y sentimientos. ¡Tú no has muerto, Fidel!: vives en cada cubana, en nuestros hijos, en nuestros nietos; vives en cada revolucionario y revolucionaria de tu Patria agradecida y del mundo. Gracias, Comandante, por tus enseñanzas, por tu ejemplo y tu confianza en el liderazgo indiscuti-

ble de las mujeres. ¡No te fallaremos jamás!, y junto a Raúl, seguiremos adelante en la construcción de nuestro socialismo. Aquí, en la heroica Santiago, que como toda Cuba seguirá siendo antimperialista; pioneras, estudiantes, campesinas, obreras, científicas, deportistas, artistas, combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior, amas de casa y jubiladas, repetimos las palabras dirigidas a Fidel de quien por siempre será la Presidenta de nuestra Federación de Mujeres Cubanas, Vilma Espín: “Amamos en ti a la Patria. ¡Brillante timonel que supiste llevar la proa hacia la luz!” En esta hora de dolor y de compromiso, patentizamos, una vez más, nuestro compromiso de: ¡Patria o Muerte! Comandante en Jefe: ¡Ordene! (Exclamaciones de: “¡Ordene!”) ¡Raúl, usted puede contar con las mujeres cubanas! ¡Hasta la Victoria Siempre! (Exclamaciones de: “¡Siempre!” y de: “¡Patria o Muerte, Venceremos!”) (Las cubanas: ¡Somos la Revolución!)

El hombre que nos ilumina Palabras de Miguel Barnet Lanza, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba Queridos compañeros y compañeras; Pueblo santiaguero heroico siempre; Querido Raúl: Es esta la ocasión más triste que he tenido en mi ya larga vida como escritor y revolucionario. Hablar de nuestro Fidel, cuando él no está físicamente, me produce un gran dolor. Nunca hubiera querido que mis palabras de elogio a su persona, a su vida, fueran en su ausencia. Para mí, sin embargo, es un alto honor poder recordar su

extraordinario mérito como genio político, como auténtico revolucionario y como intelectual comprometido con su época y con el destino de la humanidad. Fidel rompió el esquema del político tradicional. Devolvió a la política lo que ella es en su esencia: un arte para llevar felicidad a los seres humanos. Fue un incansable luchador por la paz y contra las burdas trapisondas de la demagogia y el populismo. Su ética, acompañada de una dignidad a toda prueba, lo convirtió en un paradigma de los siglos XX y XXI, con un pensamiento y una acción sin precedentes en la historia política del continente latinoamericano.

Foto: Omara García /ACN

Ninguno de sus contemporáneos podrá medirse con su estatura de gigante. Definió para nuestro país un nuevo concepto de nación y con ello contribuyó a una moderna concepción de lo verdaderamente revolucionario. Fue a las raíces de la historia para extraer de ella su más nutricia savia. Combatió los males de la República neocolonial siendo apenas un joven estudiante universitario. Fue líder por vocación martiana y ejemplo para sus coetáneos. Así, dio inicio a la forja de un grupo de acciones políticas que culminarían con el triunfo de la Revolución socialista. Nada lo detuvo, ni las contingencias de un revés militar o las duras experiencias de combatiente en la Sierra Maestra.

Desde siempre fue artífice de la unidad, y enfrentó tendencias políticas e intereses encontrados. Luchó en una selva feroz de frívolas y mezquinas aspiraciones burguesas. Y triunfó con la tenacidad expresada en aquel apotegma de “si salgo llego, si llego entro, y si entro triunfo”. Nadie lo superó, ni su más acérrimo enemigo pudo vencerlo, porque él conjugó su talento de estratega militar con su capacidad intelectual y su vasta cultura. Articuló de manera armónica el pensamiento bolivariano, martiano y marxista, lo que le dio a la Revolución Cubana una proyección de universalidad única en el mundo. Desde ese postulado, defendió la independencia

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de Argelia, combatió la injusta guerra en Vietnam y luchó contra el apartheid en África. Su antimperialismo no tuvo treguas ni fue rehén de concesión alguna. Su visión geopolítica fue su arma más eficaz para ganar todas las batallas al enemigo. Fue un maestro en la creación de una conciencia nacional, política y cultural a través de la prensa, y en sus discursos en foros políticos y particularmente en los Congresos y Consejos Nacionales de la UNEAC y de la UPEC. Su

capacidad movilizadora no tuvo precedentes en la historia de Cuba. Ese fue el Fidel estadista, pero el intelectual no quedó a la zaga. En sus históricas “Palabras a los intelectuales” diseñó la plataforma de la política cultural de Cuba, con una visión democrática e inclusiva. Se organizó la campaña de alfabetización, —primer gran logro cultural de la Revolución— y se crearon instituciones que promovieron las artes y las letras como el ICAIC, la

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Casa de las Américas, La Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el sistema de enseñanza artística y un grupo de instituciones que han promovido el desarrollo del país. El libro dejó de ser un privilegio para convertirse en artículo de primera necesidad. Todo ese programa, ¡todo!, fue iniciativa de Fidel y uno de sus mayores legados. Y en el momento más difícil del período especial, cuando casi estuvimos tocando fondo, la máxima con la que clausuró un Consejo de la

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UNEAC fue “la cultura es lo primero que hay que salvar”. Ese es Fidel, el hombre que nos ilumina. Hace apenas unos días un periodista me preguntó, ¿Cómo será Cuba sin Fidel? Y yo le contesté “Cuba sin Fidel no sería la Cuba que es hoy, ¿concibe usted a Cuba sin Martí?” Cierro estas palabras con un poema que escribí hace 40 años y que titulé Fidel. Es cierto que los poetas Atrapan instantes de la vida Y los fijan en la historia Generalmente el pasado

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vago y nostálgico o el presente inmediato con sus fuegos sutiles y sus reverberaciones Pero, qué difícil atrapar el futuro, y colocarlo para siempre en la vida de todos los poetas, de todos los hombres. Fidel, los escritores y artistas cubanos no te olvidaremos nunca, nosotros también somos Fidel. Gracias (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Viva Fidel!”)

Cuba es y será un eterno Baraguá Palabras de Jennifer Bello Martínez, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria Compatriotas; Amigos de otras latitudes que nos acompañan: Decía José Martí que solo hay algo comparable al placer de hallar un amigo, y es precisamente el dolor de perderlo. Hoy, reunidos en esta histórica Plaza, le decimos Hasta Siempre al luchador incansable, al Quijote de todos los tiempos, al eterno universitario, al revolucionario completo, pero sobre todo al padre, al hermano, al amigo de la universidad, de sus estudiantes, de su pueblo, de América Latina y de todos los luchadores por las causas justas. Fidel, para los estudiantes

cubanos, simboliza fuerza, energía, fe en la Revolución y compromiso con la Patria. La necesidad de sentir el palpitar de su palabra, de sus ideas, su mirada profunda, la gestualidad de sus manos y la firmeza de sus pasos se ha acrecentado durante estos días; Fidel dejó en nosotros el aliento para seguir existiendo, para seguir batallando. En la universidad se formó como revolucionario, en la misma universidad multiplicada donde generaciones de jóvenes universitarios encuentran hoy un sentido de la vida que se traduce en espíritu rebelde, en ideas profundas de justicia y dignidad humana, en permanente compromiso social. Difícil resultará alejarnos de

Foto: Omara García /ACN

las historias que tejió con su presencia en la universidad. Fidel volvía a la escalinata una y otra vez para hablarles a los jóvenes, a su Alma Máter que siempre lo acompañó, porque allí no solo se hizo martiano, marxista y revolucionario, sino que forjó la libertad de todo el pueblo. En la universidad cubana dejó su huella imperecedera. ¡Fidel está y estará, porque el Comandante en Jefe somos todos! Esta Revolución la defenderemos siempre, no dejaremos caer jamás la espada ni la bandera, los estudiantes no le fallaremos. Ratificamos el compromiso de avanzar hacia el porvenir con sus principios e ideales. Las universidades y escuelas cubanas serán nuestro Moncada, nuestro Granma, nuestra

Sierra, nuestro Girón. ¡Cuba es nuestra para cuidarla y defenderla! Ante Usted, Comandante, que nos alienta, ante la estatua del Titán de Bronce y ante este pueblo que ha venido a rendirle tributo, queremos ratificar que seremos fieles y leales seguidores de Martí, que seremos fieles y leales seguidores de Maceo. Y con ellos, los estudiantes cubanos decimos hoy, para Usted, para Raúl y nuestro Partido, que Cuba es y será un eterno Baraguá. ¡Viva por siempre Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”) ¡Viva la Revolución Cubana! (Exclamaciones de: “¡Viva!”) ¡Hasta la Victoria Siempre! (Exclamaciones de: “¡Siempre!”) (Aplausos y exclamaciones).

Esta juventud es fruto de tu lucha Palabras de Susely Morfa González, Primera Secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas Querido General de Ejército Raúl Castro Ruz; Compatriotas: La patria, en su devenir histórico, tiene momentos de gloria infinita y de pesar profundo. Hoy vivimos ese instante difícil en que debemos contemplar, consternados y firmes, la partida del soldado ejemplar; el continuador martiano de la obra grande, que nos ha hecho crecer como nación ante los ojos de un mundo que desde 1959 nos respeta y admira. ¿Cómo encontrar, en un momento como este, la palabra correcta, la frase abarcadora, la idea que resuma el magnífico legado de una vida dedicada a edificar un mundo mejor? ¿Cómo reunir en pocas líneas los sentimientos de un país, las risas de tantos niños, los sueños realizados de tantos jóvenes, el gesto agradecido de tantos pueblos? ¿Cómo conjugar, en breves minutos, grandeza y humildad?

Millones de cubanos y de revolucionarios de todo el planeta hemos crecido con las enseñanzas del Comandante en Jefe; aprendimos que los principios deben ser inquebrantables, que rendirse nunca será la opción; que ser antimperialista es la esencia de nuestras luchas históricas, que la solidaridad y el internacionalismo nos hacen crecer como seres humanos y nos dan la insuperable satisfacción de sentirnos útiles; que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, y que no debemos mentir jamás. Muchas historias nos vienen a la mente, momentos cargados de dignidad y decoro, imágenes de un líder que nos llena de orgullo y satisfacción, al cual queremos parecernos porque jamás aceptó la segunda fila en el combate, el lugar seguro en el ciclón, el descanso mientras quedara algo por hacer; que aborrecía la más mínima muestra de racismo o discriminación en cualquiera de sus manifestaciones; el comunista comprometido con su tiempo,

Foto: Omara García /ACN

ese es Fidel; el luchador incansable que a fuerza de la verdad y las ideas fue absuelto por la historia; el que no abandonó al combatiente en el Granma cuando cayó; el que se fue a Girón a comandar su

tropa y cortó la misma caña que cortaba su pueblo; el que condujo la lucha por el regreso de Elián y cumplió la promesa del justo retorno de nuestros Cinco Héroes. En lo adelante, asumimos un compromiso aún mayor con sus ideas y sus concepciones revolucionarias, seremos mejores en el estudio, en el trabajo y en la defensa de la patria, mucho más altruistas, consagrados e intransigentes, sentir que en cada uno de nosotros continúa la obra siempre perfectible de los revolucionarios verdaderos como él, los que encuentran en el cumplimiento del deber la mayor satisfacción. Nuestro querido Fidel marcha hacia la inmortalidad, y hoy, sobreponiéndonos al dolor, ratificamos las nuevas generaciones de cubanos que jamás dejaremos de ser fieles a su legado y no defraudaremos la confianza que siempre depositó en la juventud. Y si un día de octubre de 1967 nuestro Comandante nos pidió que fuéramos como el Che, paradigma de trabajo y

entrega, hoy debemos decir que los niños, adolescentes y jóvenes cubanos de esta generación aspiramos a ser como Fidel. Gracias, querido Comandante; gracias, querido Raúl por luchar tanto y entregarnos esta Revolución victoriosa y esta patria libre y digna. Comandante, tus niños y jóvenes te hemos llorado, te hemos aclamado, te hemos jurado fidelidad y compromiso, y no podía ser de otra manera. Esta juventud es fruto de tu lucha, es hija de Raúl, de la generación histórica, y estamos dispuestos a defender la Revolución al precio que sea necesario. Los jóvenes cubanos asumimos una sola orden: Cuidar siempre esta Revolución. Juramos luchar mientras exista imperialismo y con la guía certera de nuestro Partido no fallaremos. ¡Hasta la victoria siempre! ¡Viva eternamente nuestro Comandante Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”) ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (Exclamaciones.)

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Por Fidel, el alzamiento por ENRIQUE MILANÉS LEÓN [email protected] fotos RAÚL ABRÉU

EN un balcón del hotel Libertad, frente a la Plaza Marte, un hombre desconocido mira el panorama. No le pregunté su nombre, este día no importaba; importaba el brazalete. Como él, casi todo Santiago se había blindado un brazo con el brazalete bicolor con un fin más que anunciado: la ciudad iba a levantarse. Ayer, 3 de diciembre, sí funcionaron las concordancias heroicas: la ciudad en pleno se irguió para la llegada de Fidel. Y hasta la piel se erizó en el momento

esperado. Parecía que Frank estaba tras el proyecto. Trabajadores de hotel, taxistas, empleados de custodia y gente, gente diversa, desanduvo las calles de la Heroica con un brazo rojo y negro. Hasta algunos turistas querían comprarse uno, como si el valor cubano pudiera encontrar un precio. A pocas cuadras de allí, a pie, que es la única manera para conocer Santiago, los jóvenes del Instituto Preuniversitario Rafael María de Mendive abrieron a la comunidad el libro de condolencias que no deja de sumar mensajes de compromiso. El que pasaba sin preguntar podía ver

El cortejo fúnebre atravesó las calles santiagueras, cargadas de historia y patriotismo.

Junto al pueblo, los Héroes cubanos rindieron tributo al Comandante.

una escena común, de las tantas de estos días. El que ahondaba, se enteraba y tenía que decir que el pupitre que sostenía el documento fue uno de los que usó Fidel en sus días escolares. Porque allí, en el antiguo Colegio Dolores, el niño que se haría Comandante estudió del quinto grado al primer año de bachillerato, una etapa que fue desde 1938 a 1942. Al enterarse, el forastero recibía el primer gran «corrientazo» de los muchos del día. Y preguntaba y preguntaba para saber que, además de Fidel, estudiaron allí Ramón y Raúl y Vilma, Renato y Chivás y otra serie de figuras que sostienen los pilares de la escuela y de la patria.

Con semejantes emociones salimos hacia el parque Céspedes para sumarnos a la espera de Fidel. El pueblo estaba levantado: se decía que llegaba al mediodía, que recibiría a su paso el beso de la bandera en un gesto netamente santiaguero, que ya estaba a unos pocos kilómetros, abreviados por la gente en sus ansias de tenerlo. Al fin arribó en su postrer caravana y el aire se llenó otra vez con aquella voz muy suya que un día había anunciado, junto al título heroico que se hizo ciudad, la Orden Antonio Maceo para la urbe más parecida al Titán. Una tenue llovizna precedió por un instante a la caravana. Cada cual la

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amado de Santiago interpretó a su manera. También yo tuve la mía. Los familiares, Los Cinco, los niños que en estos días se han tornado Fidelitos, el pueblo entero y aquella voz diciéndole a Santiago: «¡Hemos vuelto…!», y recordándole que jamás un combatiente cesa su lucha, desataron mil emociones. De ahí avanzó a la Plaza de Marte. No es tan sencillo seguirle los pasos al Comandante: para estar a tiempo en la posta tres del Moncada había que andar muy rápido. Ya habíamos pasado por la Plaza Marte y conversado con Mirta Martí, la mujer que perdió una pierna pero no pierde el camino. Fidel nos dio a todos valor, dignidad, seguridad, me había dicho la santiaguera

apostada a la espera de los restos venerados. Cuenta que conoció a Tony Alomá y a Frank País, quien se sentaba en los escalones de su casa en la calle San Félix. Una a una, la mujer repasó las medallas de su pecho: la alfabetización, los CDR y la Federación de Mujeres de Vilma llenan de brillo su historia. Le pregunté por su apellido: «Ah —me cuenta—, llevo dentro sus Versos sencillos. Ahora Fidel va a reunirse con él, brazo con brazo», me dice Mirta mientras mece suavemente una bandera. La posta tres del Moncada fue un asalto vespertino. La caravana llegó sobre la 1 y 30. El jefe del asalto había pasado revista en Santo Tomás, carretera

del Morro, Versalles, calle 9, Chicharrones, Trocha… todos querían alistarse. Fueron 17 kilómetros en la amada ciudad que, a su paso, se levantaba. La ciudad valiente, que no aprende a temblar cuando hay temblores, la que tiene bíceps que parecen lomas, la alegre que organiza carnavales eternos, estuvo ayer llorosa con todo y el brazalete rojo y negro que reinstaló en su hombro. Parecieron muy cortos. ¿Cuántos metros tenían esos 17 kilómetros que anduvieron, por calles empinadas de gloria, los restos de Fidel? No hay distancia, Rebelde, que alcance a tu homenaje, parecía decirle Santiago al que volvía,

victorioso, a fundirse en su tierra. Cual hojas de fidelista tronco, semejaban vibrar los santiagueros. Ya en el cuartel, le esperaron esta vez otros uniformes y otra clase de soldados. Una maestra, de muy santiaguero arrojo, batalló con la prensa que, más alta, parecía otro muro interesado que no dejaba ver a sus pequeños. Mitad molestos, mitad orgullosos de nuestras mujeres-coraje, los reporteros terminamos agachados. Al paso del comando de Fidel giré hacia atrás, buscando otras escenas. Cerré la agenda y supe que estaba mi pecho rojinegro cuando no pude sostenerle la mirada a una niña que lloraba.

El grito de «Yo soy Fidel», resonó en la cuna de la rebeldía. Foto: Ladyrene Pérez

En el espíritu de cada revolucionario permanece la impronta fidelista.

Los brazaletes del M-26-7 volvieron a los brazos de los santiagueros, como tributo al máximo rebelde. Foto: Fernando Medina

Fidel en cada calle de Santiago, como en la historia de la Patria.

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Nos sigue uniendo Como tantas veces a la vera del líder cubano y desde la unidad que legara su ejemplo, otra vez muchas personalidades de otras partes del mundo fueron una para decir Hasta siempre, Comandante SOLO un hombre de la estatura de nuestro Fidel consigue tales gestos de amor. Algunos de los presidentes que lo honraron en La Habana apenas fueron a sus países para ocuparse de asuntos urgentes y volvieron para estar en Santiago. Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Evo Morales aterrizaron este sábado en la Ciudad Héroe y estuvieron también en la primera fila del tributo en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo Grajales. Al pie del avión el Presidente de Bolivia volvió a las esencias de sus palabras en La Habana. «Será eternamente Fidel. Lo quiero mucho, lo admiro muchísimo. Extrañaré sus reflexiones, sus recomendaciones, su educación, extrañaré los encuentros que teníamos. Sin embargo, seguimos la lucha», dijo Evo. Más adelante, en declaraciones a PL, el mandatario llamó a continuar su legado. «Unidad, unidad, instó Fidel en reiteradas oportunidades a los pueblos progresistas del mundo y en especial a los de esta región para enfrentar los embates de la derecha imperialista. Ahora somos nosotros los que debemos continuar su legado». Agregó: «Fidel somos todos». En la tarde de este sábado Evo coincidió en su arribo a Santiago de Cuba para el tributo a nuestro Comandante en Jefe con otros dos amigos de Cuba: Dilma Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva. El líder indígena diría entonces: «Fidel nos sigue uniendo». Dilma fue la primera en comentar la hondura de sus sentimientos hacia Fidel y las razones que la hicieron llegar a Santiago de Cuba para el homenaje al líder cubano y latinoamericano. «Yo creo que luchó y llegó a la victoria. Es un ejemplo magnífico el que nos deja a todos los pueblos de América Latina en estos momentos». Luego fue Lula quien alzó su voz triste: «Yo sé lo que Fidel representó aquí en Santiago, en el pueblo y en el mundo entero para todas las personas que luchan por la igualdad social, por dignidad». «Mucha tristeza, mucha tristeza», repetía como un mantra el expresidente brasileño Lula al descender del avión: «Dondequiera que esté, él sabe el cariño que yo le tengo y lo que le agradezco a él y al pueblo

Medio centenar de dignatarios y personalidades amigas acompañaron al pueblo cubano en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo. Foto: AP

En el aeropuerto de Santiago se encontraron Lula y Dilma con Evo. Foto: ACN

«Dondequiera que esté, él sabe el cariño que yo le tengo y lo que le agradezco a él y al pueblo cubano», expresó Lula. Foto: ACN

cubano», y recordó su reacción al enterarse de la noticia. «Estaba limpiando una pared y ahí mismo con la pistola de agua y me vino la idea de escribir ¡Viva Fidel! Me puse orgulloso de la acogida que tuvo esa imagen por millones en el mundo, si yo pudiera hubiera hecho mucho más». El presidente interino de Haití,

la Isla, sino también un líder del mundo», apuntó el mandatario, quien aseguró que no podía faltar al tributo y testimoniar el más profundo respeto, reconocimiento, amistad y agradecimiento del pueblo haitiano a Fidel y a los cubanos. El pueblo haitiano también estuvo representado por el exmandatario René Preval.

Jocelerme Privert, otro de los asistentes al acto de masas, habló del respeto y del agradecimiento de su pueblo. «El pueblo cubano no está solo en su dolor por la muerte del líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz, pues los haitianos y todos los pueblos de la tierra también lo lloran», expresó. «Fidel no solo fue un líder de

El astro del fútbol Diego Armando Maradona fue una de las figuras que estuvo en el homenaje. Delegaciones de todas partes del mundo llegaron también a la ciudad que acogió primero a la Revolución, porque cuando Fidel convoca con su altura en la historia contemporánea cobran más peso las palabras de Evo: «Fidel nos sigue uniendo».

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por GRAZIELLA POGOLOTTI [email protected]

FIDEL es Cuba porque el Comandante encarnó las esencias más profundas de la nación y la cultura. Después de los fundadores de la patria, enhebró en un mismo tejido, memoria y sueños, clave del misterio de la Isla perseguido siempre por los poetas. La historia es una fuerza viviente construida una y otra vez, hecha obra tangible por las manos de los hombres y construida por el inabarcable universo intangible, unión de mitos y remembranzas, de instantes de plenitud y de momentos de dolor, de aconteceres personales y colectivos, de las artes que nos acompañan, del perfil de los héroes y de la mano amiga de todas las edades. Enraizados en la memoria, parte inseparable de ella, se forjan los sueños. De Céspedes recibimos el gesto primero, de Martí, la acción, la prédica, la visión poética y la base de una política fundada en la ética. De todos ellos nos llegó que el proyecto de nación descansa sobre el ser humano que lo sostiene. La vida carga las palabras de ayer de nuevos sentidos. Desde la perspectiva de ahora, José Martí fue el autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada, porque representaba la síntesis de una memoria entretejida de sueños. El gesto de los combatientes que desafiaron la fortaleza militar de la tiranía devolvía a los cubanos la luz de un sueño posible, el impulso indetenible de la esperanza, la fe que une y salva y la confianza en la potencialidad latente que reside en cada

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Fidel uno de nosotros. Por eso, la derrota fue aparente. Era el anuncio de un recomienzo. De esa manera, un puñado de hombres, una pequeña vanguardia se hizo pueblo. Muchos fueron cayendo en la Sierra y en el llano. Pero una multitud estuvo dispuesta a inmolarse en Girón y durante la Crisis de Octubre. Unos pocos fueron cantera de una gran masa. Las razones son numerosas. Se hizo la Reforma Agraria siempre postergada. Se barrió con el analfabetismo y hubo escuelas para todos. Se accedió a la vivienda y a los servicios médicos. En el universo de lo intangible, se conquistó la independencia malograda. Se rescató la dignidad de la persona, de los marginados en razón de la pobreza o del color de la piel. Se recató la dignidad de la nación, que tuvo voz propia y alcanzó protagonismo en el escenario mundial. Generaciones enteras han crecido junto a la palabra de Fidel. Sus discursos constituyen un método pedagógico ejemplar, valedero para todas las formas de educación. Nunca autoritario, reconstruye la causa de las cosas y avanza mediante la formulación de sucesivos porqués planteados desde la primera persona y compartido con la audiencia. Es un modo de enseñar a pensar, de trazar el camino hacia la independencia de criterio, de situarse en las antípodas de los recetarios dogmáticos. Así pudo hacer una revolución antimperialista contra el ejército, así vencimos y logramos sobrevivir hasta ahora. Han sido años de

por JUAN MIGUEL CRUZ SUÁREZ [email protected]

EN el año 1987 yo era un joven delgado y campesino que había resultado electo como presidente de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media en mi municipio —Báguano—, un enclave azucarero de la provincia de Holguín. Ello significó un vuelco en mi vida y a mediados de ese año resulté electo para asistir al 7mo. Congreso de esa organización. El cónclave tuvo lugar en el Palacio de las Convenciones y allí estaba Fidel: inmenso y abarcador. Reflexionó en aquella reunión frente a un auditorio que sentía la dicha de poder reunirse con el máximo líder del país y uno de los hombres más extraordinarios de su época. En el discurso clausura, o más bien en la conversación, el Comandante dedicó algunos minutos a relatar su entusiasmo con el libro Historia del Tiempo, de Stephen W. Hawking, científico del cual elogió su capacidad para sobreponerse a su estado físico y crear esta y otras obras magistrales. A mí en lo personal me emocionó oírlo hablar de aquello, pues mi gran afición en esos tiempos era justamente la astronomía y sobre todo lo relativo al surgimiento del universo. Después de terminada esa jornada de Congreso recibimos la increíble noticia de que Fidel compartiría con los delegados y fuimos invitados al Salón de los Helechos en el Consejo de Estado. Yo quería saludarlo e incluso hablarle, pero no era tarea fácil, más de 300 muchachos se agolpaban cerca de él con la misma intención, pero una de mis

intenso aprendizaje, pero de su legado de historia y de conceptos, queda mucho por aprender. En su pensamiento habrá de encontrar la izquierda desconcertada de hoy fuentes de primordial importancia. Nosotros formamos parte de ella, pero situados en la frontera del imperialismo en momentos de intenso peligro, tenemos que solventar nuestros propios problemas. Lector insaciable, Fidel devoró textos de historia, de ciencias políticas, de economía, de literatura, de economía, de asuntos fundamentales de las ciencias. Esos materiales dispersos no fueron asimilados como una sumatoria de datos. Intelectual de cuerpo entero, para Fidel, fuentes tan variadas de conocimiento se articularon alrededor de un eje irradiante: el destino del ser humano. Elaboró de ese modo un saber de inspiración humanista. Trascendió fronteras. Con el referente de una tradición clásica, mantuvo la mayor actualización posible. Tampoco se redujo a límites doctrinarios. Asimiló cuanto procediera de cualquier parte con visos de utilidad. Pero lo hizo desde la óptica de un pensamiento crítico, atento al aquí, al ahora y a la especificidad de nuestras culturas y necesidades, siempre curioso e interrogante, nunca mimético. Su capacidad integradora de conocimientos y su visión humanista articulaban las ineludibles consideraciones conceptuales y la cercanía al ser humano concreto. La teoría no se traducía en

El Comandante y el universo armas era que, al ser tan flaco, me podía colar por cualquier espacio, lo cual me permitió, como se dice en buen cubano, caer de frente al Comandante; sin embargo, en medio de aquel alboroto provocado por mis coetáneos al pretender un autógrafo o una foto con él, solo quedaba la opción de usar mi recurso secreto. Como buen lector, sabía que a los que conforman nuestra especie (la de los lectores empedernidos, de la cual forma parte Fidel) sufrimos una especie de hipnosis cuando nos hablan de un libro interesante y allí, a escasos centímetros de aquellas botas legendarias e inmensas, con voz emocionada dejé salir la frase mágica: Comandante, Comandante… hábleme de la Historia del Tiempo. El efecto fue instantáneo, su mirada se inclinó hacia mí y su mano se afincó en mi hombro, me comentó: es un libro magnífico, relata cómo el universo era en sus inicios un punto diminuto y luego se produjo la gran explosión… Me parecía increíble que estuviera hablando con Fidel y más aún sobre ese tema. Hubiera sido una conversación más sensacional, pero el ambiente bullicioso y la presión lógica de mis compañeros por hablarle, impidieron que siguiese relatando pasajes del libro. Unos minutos después, tuvo que irse. Yo me quedé allí a solas, reconstruyendo en mi mente aquel pasaje inolvidable. Años después pude conseguir la Historia del Tiempo y su lectura me parece siempre un acto de emotiva complicidad con FIDEL.

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abstracción y la práctica no se traducía en mero utilitarismo. La facultad de concentración se complementaba con la observación minuciosa. Así se manifestaba en el trato a sus interlocutores, atento siempre a las señales de algún padecimiento, al gusto revelador de inquietud o preocupación. El gesto caballeroso era reflejo de delicadeza de espíritu. De esas cualidades dimanó su talento de estratega en lo militar y también en lo político. Al estudiar la tradición del pensamiento socialista con ojo crítico, se desprendió del legado mecanicista, venido del positivismo, tan influyente en nuestras tierras. Sin desconocer el peso de los factores objetivos, tuvo en cuenta el papel de la subjetividad. Apostó a favor del ser humano. Confió en él. Sin subestimar las necesidades materiales que nos acosan, creyó que la batalla decisiva se libraba en términos de mejoramiento humano. Lo había aprendido en sus lecturas de José Martí. Por eso, fue indoblegable su voluntad de sembrar futuro, de privilegiar la educación, la voluntad de superación y de impulsar el desarrollo de la ciencia más avanzada, en una isla pobre y pequeña. Decir siempre la verdad mirando a los ojos es muestra de confianza en la persona, acrecienta su autoestima y nos libera del fatalismo que tanto pesó sobre nuestras conciencias durante la República neocolonial. Como algunos artistas excepcionales ha sabido descubrir en la realidad lo que todavía no era visible para todos. Según García Márquez, veía crecer la yerba. Removió ideas, rescató independencia y soberanía. Sembró ciencia, cultura, autoestima, fe en nuestras fuerzas y en el futuro, ese crisol unitario que mueve montañas.

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Dos hermanos que hicieron, hacen y harán historia La relación de amor, respeto y admiración que unió a Fidel y Raúl Castro transformó para siempre el destino de un país. ¿Qué hizo que estos dos revolucionarios decidieran andar de la mano por la vida? por SUSANA GOMES BUGALLO [email protected]

NO hay amor más enorme y trascendente que el que nace de la admiración de las enterezas del otro. Cuando dos personas se conocen con exactitud y devoción, se siguen, se apoyan y son capaces de poner sus virtudes personales al servicio de los ideales comunes —sin importar en qué es mejor uno o qué potencialidades tiene el otro—, se crea una combustión especial digna de encender cualquier utopía. Ese fue el destino de los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz, dos hombres que han liderado un pueblo con el empeño singular que cada uno ha puesto a la lucha. Para algunos momentos, prevaleció el rol de Fidel como hermano mayor; en otros, la audacia de Raúl constituyó motivo de liderazgo en la relación. Aunque la historia y la incuestionable vocación y aptitud de paladín de Fidel lo llevó a convertirse en símbolo de un país, la prueba inconfundible de las aptitudes de Raúl es la que lo señaló como el legítimo heredero del mandato de una nación que sabe reconocer cuando tiene delante a un hombre de bien. Su rol imprescindible en la liberación de este país confirma que nadie lo merecía tanto como él, que siempre ha estado cerca del líder, como ese colega preciso con el que se requiere emprenderlo todo. Así lo ha confirmado el pueblo y los compañeros de lucha guerrillera y partidista. Como buenos hermanos que saben quererse, no desperdiciaron públicas muestras de cariño en hacer valer el amor que se prodigaban. Sin embargo, esos lazos invisibles que crean las causas comunes hicieron de esta combinación de caracteres una alianza especial para rescatar del vacío a los más olvidados. Los hechos están al alcance de la memoria. Los testimonios no mienten, como tampoco falla la coherencia de lo que trasciende al tiempo. «Es para mí un privilegio que, además de un extraordinario cuadro revolucionario, sea un hermano», dijo quien por décadas condujera sabiamente las riendas de Cuba. «Fidel es Fidel, todos lo sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente», afirmó Raúl cuando

abogado mientras Raúl estudiaba Administración y ya se había convertido en activista del movimiento estudiantil. Luego ingresó por su cuenta a las filas comunistas porque, como destacó su hermano, él «siempre tuvo criterios muy propios». «Raúl ya era bien de izquierda y, realmente, quien lo introdujo en las ideas marxistas-leninistas fui yo», arguyó. En medio de las protestas por el golpe de Estado de Batista, ambos coincidieron en que la lucha armada era la única salida a la situación que se había creado. IDEAS COMPARTIDAS

Esos lazos invisibles que crean las causas comunes hicieron de esta combinación de caracteres una alianza especial para rescatar del vacío a los más olvidados.

en el 2008 asumió su rol de mandatario. «El Comandante en Jefe de la Revolución Cubana es uno solo», ratificó. AMOR CON AMOR SE PAGA

Pero toda la historia que se ha vivido tiene su inicio. Y siempre en los capítulos iniciales están las más importantes razones del libro. Raúl fue el cuarto hijo de la familia, después de Ángela, Ramón y Fidel. Luego vinieron Juana, Enma y Agustina. De entre los otros seis hermanos, el que siguió a Fidel en la lucha revolucionaria fue él. Y eso tiene su peso en la admiración que le profesó, en el cariño y los lazos de complicidad que los unieron. ¿Cómo no estar juntos si ambos corazones latían al mismo ritmo, cada cual con su intensidad? Ya desde sus primeros años, Raúl dio muestras inconfundibles de apego a sus hermanos cuando los visitó en el colegio católico de los Hermanos de La Salle e insistió en quedarse aunque todavía no estaba en edad escolar. Allí se fue «contagiando un poco» del carácter de Fidel o de las consecuencias de estar próximo a él, pues la dirección del centro le dijo a Lina y a Ángel que sus hijos eran «los tres bandidos más grandes que habían pasado por la escuela». Fidel sonreiría al recordar aquello. Según el juicio de quienes conocieron al más chiquito de

los varones, mientras se formaban en el colegio de Dolores de Santiago de Cuba, este sobresalía por su carácter vivo y travieso, le gustaban las burlas, y gastarle bromas al serio Fidel, quien le dio algún cocotazo, antes de que Ramón interviniera y restableciera el orden. «Raúl era entonces un poco malcriado, a veces yo tenía que regañarlo, pero Ramón era su defensor», contó el Comandante en Jefe en la famosa entrevista que concediera a Ignacio Ramonet. Dicen también los vecinos de su natal Birán que Fidel heredó los rasgos del modo de ser de Don Ángel, en tanto Raúl se parecía más a Lina. Tal vez por eso la relación se complementaba muy similar a la de sus padres. La manera de ser del progenitor influyó en el pluralismo político de sus hijos, pues este nunca interfería en sus hechos ni pensamientos. Lina corrió con la mayor parte de la educación de los muchachos, en la que incluyó enseñanzas de la ética de las Sagradas Escrituras. Justo cuando Fidel se graduó con buenas calificaciones del Colegio de Belén en 1945, Raúl ingresó a esa institución. Pero solo permanecería allí hasta el siguiente año, por una queja que el director del Colegio enviara a su padre, quien lo sacó y lo puso a trabajar en el campo, donde ocupó diferentes obligaciones hasta que lo llevó a la

oficina de la finca. Desde allí, supo que Raúl se preocupaba demasiado por la situación social de su entorno y pensó que lo mejor sería enviarlo a La Habana para que Fidel se encargara de él, le pidió «hacer de Raúl un hombre». Fidel asintió gustoso y se comprometió a encargarse personalmente de su educación. «Cuando iba de vacaciones, escuchaba solo críticas de nuestros padres, les digo: “Denme la responsabilidad, yo me ocupo de él”, y entonces empecé. Él estaba por la libre allí. Más tarde, le di a leer algunos libros, le interesaron, le desperté el interés por el estudio y entonces concebí la idea de que él había perdido equis tiempo, que pudiera hacer estudios universitarios y había una vía, que era a través de la llamada carrera administrativa. No era muy difícil; si usted estudiaba esa carrera podía ingresar después a estudiar una carrera de letras, derecho diplomático y hasta abogado, algunas carreras. A mí se me ocurrió esa idea, convenzo a mis padres y él viene para La Habana. Pero ya yo, en esa época, me dedicaba a adoctrinar a todo el mundo», comentó Fidel. El primer libro que Fidel le dio a leer fue El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, de Federico Engels. En ese entonces ya ejercía como

Aunque Fidel fue el organizador de la acción del Cuartel Moncada, la actuación de Raúl fue destacada por su hermano. Recién reclutado le fue asignada la toma del Palacio de Justicia. Y, aun cuando era un combatiente de fila, supo preservar la vida de sus compañeros. «Raúl salva a esta gente y se salva él. Actuó rápido, con mucha velocidad: ve que el sargento aquel anda con una pistola, temblando, entonces le arranca la pistola y hace prisioneros a los que los tenían prisioneros a ellos; y después se retiran», narró Fidel reconociendo que nada de esto estaba previsto en el plan. Es el primer moncadista en partir a México pues ya lo acusaban de poner bombas. Allí establece el contacto con la famosa María Antonia González, quien cedió su casa a los luchadores. Conoce también al Che. Luego de la travesía del yate Granma, el espíritu de Raúl volvió a reanimar los planes de Fidel. Él conservó dos armas después del revés de Alegría de Pío, y el primero se apareció con cinco. De ahí la frase de que ese era arsenal suficiente para triunfar. Raúl reconoció bromeando después que en ese momento pensó que Fidel se había vuelto loco. Sin embargo, lo siguió. Las virtudes de Raúl como soldado en esos momentos iniciales fueron resaltadas por Fidel, cuando el hoy General de Ejército atravesó la zona montañosa de la región oriental. «Con 50 hombres cruzó, fue el primer cruce del llano y lo hicieron perfecto, crearon el Segundo Frente Oriental, se desarrollaron y ya

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crearon columnas; Raúl tenía la facultad de nombrar comandantes», expresó. No obstante, episodios como el ocurrido unos días después del desembarco, cuando se encaminaban a la Sierra Maestra, demuestran que Fidel nunca tuvo concesiones con él porque fuera su hermano. En aquel momento, al creer que este había violado su orden de silencio, dispuso que le entregara el mando del pelotón a Ramiro Valdés. Como el hecho tuvo lugar en el pelotón de Almeida, este valioso hombre aclaró lo sucedido y todo volvió a la normalidad. UN DÚO INSEPARABLE

Dentro del grupo estratégico de Fidel —lo que él llamó hombres muy seguros que llevaban la misma escuela adonde quiera que llegaban— señaló a Almeida, Raúl, al Che y a Camilo. «En cuanto se anunciaba algún peligro de invasión, Raúl para Oriente, Che para Pinar del Río, Almeida para el Centro y yo para La Habana, nos dividíamos los mandos», dijo. Fue a su hermano a quien dejó a cargo de todo Oriente mientras él se dirigía a La Habana en los primeros días de enero de 1959. El 9 de febrero de ese año Fidel lo mandó a buscar y lo nombró segundo jefe militar del país. Antes, el 19 de enero, fue el responsable de ofrecer una conferencia de prensa en el Palacio Presidencial donde probó disímiles crímenes de la dictadura batistiana. Dos días después, con ovación frente al Palacio, el pueblo aprobó la propuesta de Fidel de que, de ser asesinado por el enemigo, Raúl fuese su sustituto en la dirección del

Movimiento 26 de Julio. Sabía lo que hacía y él no fue hombre de andar confiando en cualquiera, menos para la conducción de su gran sueño. Otros momentos de la historia los unieron en singular complicidad de estrategas. Ambos participaron en las conversaciones iniciales con los enviados soviéticos cuando la Crisis de los Misiles en 1962. Además, Raúl protagonizó buena parte de las relaciones entre Cuba y la antigua Unión Soviética. En ocasión de la zafra del 70, como en otras contiendas cañeras, las fuerzas militares encabezadas por Raúl apoyaron los proyectos que enarbolaba Fidel. Los planes de uno (muestra de disciplina y unión estratégica) eran siempre respaldados por toda la entrega del otro. Así ha sido en otras cuestiones fundamentales para el país como la política migratoria, formulada fundamentalmente por Fidel pero implementada por Raúl. Igual ocurrió con el derrumbe del campo socialista, hecho que anticipó y se encargó de tomar medidas. Raúl, por su parte, se convirtió además en propulsor de la agricultura urbana y se hizo cargo de las conversaciones con los cuadros del país en los primeros años de la década del 90, con el propósito de elevar la combatividad de los dirigentes del Partido y el Estado. Nikolai S. Leonov, autor de Raúl Castro, un hombre en Revolución, y amigo personal del General de Ejército cubano, dice en su texto biográfico: «Si Fidel en todas las circunstancias ha sido el Comandante en Jefe, aquel (Raúl) se ha mantenido siempre como jefe de su Estado Mayor. El potencial de creación de Fidel es enorme, y la

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materialización de sus decisiones ha requerido no pocas tareas, en cuya puesta en práctica, desarrollo y control se ha destacado el talento de Raúl, su tenacidad, carácter ordenado y capacidad de trabajo». Lo resume de otro modo: «Raúl Castro pertenece a la estirpe de estadistas que jamás ha aspirado a convertirse en primera figura del Estado o del Partido. Acogió el liderazgo de Fidel Castro con total naturalidad e infinita fe en él, y ha insistido siempre en destacar su excepcional papel en la Revolución Cubana. Juntos han formado una pareja inseparable, que multiplicó por diez las fuerzas de cada uno por separado. Algunos historiadores incluso los han comparado con Carlos Marx y Federico Engels». SI A MÍ ME PASA ALGO MAÑANA, LO ELIGEN A ÉL

«Se sabe que en nuestro Partido y en nuestra Revolución no puede existir, ni existirá jamás, el familiarismo», expresó Fidel en el Informe Central al Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el que Raúl fue electo Segundo Secretario por los muchos y demostrados méritos que lo convertían en merecedor de tal elección. Otras acciones han dicho mucho de quien es Raúl y cómo siente por su hermano. Al proclamar que no habría otro Comandante en Jefe que no fuese él y pedir permiso para consultarle cualquier decisión; al jurar unos días atrás que el pueblo cumpliría con el legado fidelista, como lo proclamara en la Asamblea Nacional del Poder Popular el 3 de agosto de 1994: «Porque tenemos una Revolución victoriosa, un pueblo heroico y un Comandante en Jefe

«Fidel es Fidel, todos lo sabemos bien. Fidel es insustituible y el pueblo continuará su obra cuando ya no esté físicamente», afirmó Raúl.

Fidel y Raúl, inseparables hermanos de lucha.

que ha dado sobradas pruebas ante la historia, de lo que es capaz por su patria y su pueblo. Nadie como el Che lo ha definido mejor, cuando expresó: “Y si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es, sencillamente, porque Fidel entró primero en el Moncada; porque bajó primero del Granma; porque estuvo primero en la Sierra; porque fue a Playa Girón en un tanque; porque cuando había una inundación por allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar. Por eso nuestro pueblo tiene esa confianza tan inmensa en su Comandante en Jefe, porque tiene, como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales posibles para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución”. ¡Así pensaba el Che, así pienso yo también!». Al ser interrogado sobre la sucesión del mandato en Cuba, Fidel respondió al periodista Ignacio Ramonet: «a mi juicio, y lo puedo reiterar, la persona que tenía más autoridad, más experiencia y más capacidad para ejercer el papel de sustituto era Raúl. Ya le conté cómo cayó prisionero en el Moncada y cómo invirtió la situación, cómo organizó la columna que se separó allá en el Segundo Frente, e hizo un trabajo excelente como organizador militar y político realmente. Después, su misión en las Fuerzas Armadas; ha sido un educador, un formador de hombres, y con

mucha ecuanimidad y mucha seriedad. Es la persona que aún hoy tiene el máximo de autoridad, y la gente tiene una gran confianza en él». Agregó además: «Si a mí me pasa algo mañana, con toda seguridad que se reúne la Asamblea Nacional y lo eligen a él, no le quepa la menor duda. Se reúne el Buró Político y lo eligen», ratificó el hermano mayor que un día acogió la guía y formación del menor. Más allá de todo, sus pensamientos y acciones son el resultado de una frase pronunciada por Fidel pero que resume la ideología de una estirpe revolucionaria: «La Revolución no se basa en ideas caudillistas, ni en culto a la personalidad. No se concibe en el socialismo un caudillo, no se concibe tampoco un caudillo en una sociedad moderna, donde la gente haga las cosas únicamente porque tiene confianza ciega en el jefe o porque el jefe se lo pide. La Revolución se basa en principios. Y las ideas que nosotros defendemos son, hace ya tiempo, las ideas de todo el pueblo». Bibliografía: Cien horas con Fidel,, Ignacio Ramonet, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, Cuba, 2006 Raúl Castro, un hombre en Revolución,, Nikolai S. Leonov, Editorial Capitán San Luis, La Habana, Cuba, 2015

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El hombre contado por sus letras por ALEJANDRO MADORRÁN y RENÉ CAMILO GARCÍA RIVERA [email protected]

LOS libros son el testimonio de su época. Mientras la oralidad se pierde o se transforma de boca en boca, los textos permanecen, inalterables por años, en los viejos anaqueles de las bibliotecas. Fidel Castro era un lector voraz. Cuentan que leía de noche, mientras viajaba por toda la Isla, alumbrado solo por

el tintineante bombillo amarillo del interior del automóvil. Entre sus legados deja una extensa hilera de obras, en las cuales se revela el ser humano, el político, el pensador y el poeta y narrador que habitaban en su personalidad. Este recorrido por sus principales hitos bibliográficos constituye, a la vez, la historia del hombre contada por sus letras. En ellas van también las trazas de su vida.

1953: La historia me absolverá. En el juicio a los asaltantes del Cuartel Moncada, Fidel Castro, líder de lo que después sería el Movimiento 26 de Julio, pronuncia su alegato de autodefensa, en el cual pasa de acusado a acusador, condena la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista y describe las terribles condiciones en las que vivía el pueblo cubano.

1975: En Fidel sobre el deporte, publicado por el Inder, aparecen fragmentos de discursos en los que Fidel habla de la práctica deportiva en la Revolución, el sabotaje al avión de Cubana en Barbados, las escuelas de deporte en Cuba y la solidaridad de nuestro país en esa esfera.

1988: El juicio del Moncada, obra testimonial de la periodista y narradora cubana Marta Rojas, expone los principales momentos del proceso jurídico imputado contra Fidel Castro y sus compañeros de armas, tras asaltar en 1953,en Santiago de Cuba, el Cuartel Moncada, segunda fortaleza militar más importante del país. Rojas, quien cuenta con una prolífica producción bibliográfica en el tema —amparada en sus investigaciones y vivencias personales de los hechos—,describe los intríngulis y momentos claves es del procedimiento penal,cuyo clímax llega con la sesión del 16 de octubre de 1953, cuando Fidel Castro pronuncia su célebre alegato La historia me absolverá.

1985: Nada podrá detener la marcha de la Historia nació de la entrevista concedida al académico Jeffrey Elliot y al congresista Mervin Dymally, ambos norteamericanos. Temas de interés como la deuda externa, el orden económico internacional y el papel de Cuba en el mundo, sobre todo en África, fueron abordados en las sesiones de trabajo que tuvieron lugar el 27, 28 y 29 de marzo de ese año.

1992: Un grano de maíz, de la autoría del nicaragüense Tomás Borge, tomó cuerpo a partir de los encuentros sostenidos con Fidel Castro durante el mes de abril de 1992, uno de los años más tormentosos para la nación cubana. Además de los temas de actualidad internacional, el líder cubano analiza el proceso de desintegración de la Unión Soviética y el campo socialista europeo. También explica las nociones cubanas de Democracia y Derechos Humanos, con una aguzada visión particular y conceptual. Al decir del propio Borge, lo que más le impresionó del diálogo con Fidel fueron sus «reflexiones de este hombre sobre el hombre, la calidad humana y su protagonismo en la levedad de la historia».

2003: 1985: Fidel y la religión es uno de los libros de mayor repercusión que aborda la figura del líder histórico de la Revolución Cubana. En conversación con el fraile brasileño Frei Betto, Fidel ofrece sus criterios sobre el tema religioso, cuando en Cuba comenzaban a distenderse las relaciones Iglesia-Estado. En este texto, el Comandante reconoce el papel de los religiosos en la movilización y organización del pueblo para la lucha social, y reconoce especialmente los valores humanos y revolucionarios de la corriente espiritual reconocida como Teología de la Liberación.

Todo el tiempo de los cedros, de la periodista cubana Katiuska Blanco Castiñeira, es considerada por muchos la más exhaustiva e integral biografía de los primeros años de vida de Fidel Castro Ruz. La obra nos lleva de la mano por el entorno familiar del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, por la historia de sus padres, hermanos y la vida cotidiana en el pequeño batey de Birán, poblado enclavado en el oriente de Cuba y cuna de los Castro Ruz. Por la discreción sostenida por Fidel Castro en torno a su vida privada, incluso sobre los tiempos de la infancia, la obra reveló numerosos detalles inéditos sobre la personalidad del mítico guerrillero, por lo que

instantáneamente se convirtió en un referente obligado para acercarse a la figura de Fidel.

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2005:

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2011:

El mérito es estar vivo, publicado bajo la autoría del periodista cubano Luis Báez, narra los intentos de diez administraciones estadounidenses para eliminar físicamente a Fidel Castro. Durante más de cuatro décadas, el líder cubano se volvió una prioridad para los servicios de Inteligencia de los enemigos occidentales, especialmente para la norteamericana Agencia Central de Inteligencia (CIA). En vida, se reportaron más de 600 atentados contra el Comandante en Jefe, todos frustrados por diferentes motivos, que oscilan desde la intervención de la seguridad personal hasta el más puro y místico azar.

Fidel por el mundo, salido de la pluma de Luis Báez, cuenta las anécdotas del dirigente cubano en visitas a más de 50 países entre 1959 y 2006. El narrador se aleja de las incidencias del protocolo para enfatizar en las «giras paralelas» de Fidel Castro, las que lo acercaban al pueblo, a las personalidades culturales o deportivas de las naciones visitadas o a cualquier ciudadano común.

2012: El derecho de la Humanidad a existir. Reflexiones escritas por Fidel Castro Ruz entre 2007 y 2012, en las que alerta al mundo sobre los más diversos hechos sociales, políticos, económicos y ambientales. Esta compilación permite constatar el alcance y la actualidad del pensamiento del líder de la Revolución Cubana, 20 años después de la histórica Cumbre de la Tierra de 1992.

2006: Cien horas con Fidel, extensa entrevista concedida entre 2003 y 2006 al escritor, periodista e intelectual español Ignacio Ramonet, repasa detenidamente la obra revolucionaria de Fidel Castro, desde sus años estudiantiles hasta cuando ostentaba, aún, los máximos cargos del país: Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba y de Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba. En el diálogo, motivado por las sagaces preguntas del entrevistador, el político revela por primera vez numerosos detalles de encrucijadas de su vida y de la historia nacional, destacando la lucha en la Sierra Maestra, las peripecias de las guerras en África y los azarosos tiempos del Período Especial. Igualmente, Fidel narra sus impresiones y encuentros con personajes polémicos del siglo XX, como el dirigente soviético

Mijaíl Gorbachov, el líder zapatista conocido como Subcomandante Marcos y el cabecilla camboyano Pol Pot. Cien horas con Fidel ha sido uno de los libros de mayor impacto y más reconocidos de cuantos se han hecho sobre la figura del Comandante en Jefe.

2007: Reflexiones de Fidel (Nueve Tomos, marzo de 2007-diciembre de 2008). Recoge las Reflexiones del Compañero Fidel aparecidas en la prensa nacional en esta etapa.

2008: La paz en Colombia. En el libro el Comandante en Jefe detalla en informes y documentos las interioridades de las negociaciones entre los gobiernos de Colombia y la dirección de la Revolución Cubana para viabilizar conversaciones de paz, liberar rehenes y evitar matanzas como las que pudieron provocar el plan del Gobierno de Julio César Turbay Ayala, para asaltar la Embajada dominicana.

2010: La contraofensiva estratégica. Tal como apunta su propio autor, el Comandante en Jefe, «este libro narra la forma en que el enemigo fue totalmente derrotado por el Ejército Rebelde, tras los últimos combates librados en la Batalla de Las Mercedes, que concluyó el 6 de agosto de 1958». Es, por lo tanto, un testimonio imprescindible para acercarse a esos días difíciles y victoriosos, de tácticas y estrategias.

2010: La victoria estratégica. En el volumen Fidel narra la tenaz resistencia y el triunfo del Primer Frente Rebelde ubicado en el firme de la Sierra Maestra durante el enfrentamiento con la ofensiva de verano del ejército de Batista, iniciada desde abril de 1958.

2012 Guerrillero del tiempo, bajo la firma autoral de Katiuska Blanco Castiñeira, aparece en 2012 para recoger la infancia y madurez de Fidel Castro. Sobre este texto, el intelectual cubano Miguel Barnet afirmó que el Comandante hace «gala de una memoria prodigiosa, con detalles insólitos que van desde la edad de dos años cuando aún no tenía idea de la muerte, y había presenciado el triste velorio de un tío, hasta los hechos más recientes contados con precisión y vuelo imaginativo».

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«...LOS HAY QUE LUCHAN TODA LA VIDA: ESOS SON LOS IMPRESCINDIBLES...» BERTOLT BRECHT