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“La Revista de Interés de Norte América” publicación de Enero / febrero 2013: “EL FIN DE LA UNIVERSIDAD COMO LA CONOCEMOS” NATHAN HARDEN En cincuenta...
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“La Revista de Interés de Norte América” publicación de Enero / febrero 2013: “EL FIN DE LA UNIVERSIDAD COMO LA CONOCEMOS” NATHAN HARDEN

En cincuenta años, si no mucho antes, la mitad de las cerca de 4.500 universidades que operan actualmente en los Estados Unidos habrá dejado de existir. La tecnología que impulsa este cambio ya está en marcha, y nada puede detenerla. El futuro se ve así: El acceso a la educación de nivel universitario será gratuita para todos, el campus de la universidad residencial se convertirá en gran parte en obsoleto; decenas de miles de profesores van a perder sus puestos de trabajo, el título de bachiller será cada vez más irrelevante, y dentro de diez años se inscribirán en Harvard diez millones estudiantes.

Todos hemos oído hablar en los últimos años acerca de la "burbuja de la universidad." La deuda de préstamos estudiantiles se encuentra en un máximo histórico, un promedio de más de $ 23.000 por graduado según algunos cálculos-y los costos de matrícula siguen aumentando a un ritmo muy superior a la inflación, como lo han hecho durante décadas. La inflación en el costo de los diplomas, está devaluando los grados universitarios, haciendo cada vez más necesario recurrir a préstamos para cubrir los estudios de postgrado; cada vez más personas ven la necesidad de endeudarse para lograr mantener el nivel de vida que tuvieron durante su infancia cuando vivían en las casas de sus padres. Los estudiantes han caído en mora de sus préstamos a un ritmo sin precedentes, esto se debe también, en parte, a un sistema económico con escasez de puestos para profesionales de nivel inicial. Sin embargo, como en todas las burbujas, ésta se mantiene debido a que se existe una creencia persistente del público sobre el valor de algo, en este caso es la fe en el valor de un título universitario lo que mantiene alta la demanda. Las cifras son alarmantes, las anécdotas francamente deprimentes. Pero la verdadera historia de la burbuja en la educación superior americana tiene poco que ver con los estudiantes y sus deudas o sus problemas de empleo. La parte más importante de la burbuja de la universidad, la historia que van a escuchar cada vez más, se refiere al inminente colapso financiero de numerosas universidades privadas y la probable contracción de muchas de las públicas. Y cuando esa burbuja estalle, se pondrá fin a un sistema de educación superior que, a pesar de su historia, ha estado inmersa en una cultura de exclusividad. Entonces veremos el nacimiento de algo totalmente nuevo al aceptar un hecho central e ineludible: El aula universitaria está a punto de volverse virtual. Somos conscientes de que la revolución tecnológica está teniendo un impacto en la educación, pero tendemos a apreciar estos cambios aisladamente y ha mantenernos al margen. Muy pocos han sido capaces de ejercer su imaginación hasta el punto de que pueden percibir los cambios sistémicos y estructurales que se avecinan, y como estos cambios afectaran a los modelos de negocios y guiones sociales que sostienen el status quo actual. Esto ocurre en parte porque estos cambios amenazan muchos intereses creados, pero también porque la mente humana se resiste a rendirse ante la agitación y la ansiedad que viene con el cambio. Pero nos resistamos o no, un cambio importante se acerca. La conferencia en vivo será sustituida por el vídeo “streaming.” La administración de los exámenes y el intercambio de cursos a través de Internet se convertirán en la norma. El tira y afloja del intercambio académico se llevará a cabo principalmente en espacios interactivos en línea, ocupado por una nueva generación de usuarios de tabletas y jóvenes híper-conectados que ya gastan gran parte de sus vidas en línea. Las universidades extenderán su alcance a estudiantes de todo el

mundo, sin límites geográficos o incluso de zonas horarias. Todo esto va a estar en oferta, a una fracción del costo de una educación universitaria tradicional. ¿Cómo sé que esto va a suceder? Porque la historia reciente nos demuestra que el Internet es un gran destructor de cualquier negocio tradicional que se basa en la venta de información. El Internet destruyó los medios de vida de los intermediarios de valores tradicionales y los vendedores de bonos abriendo a todos el acceso a la información de dominio privado que se utilizaba para vender. La misma tecnología que permitió a banqueros y financieros desarrollar nuevos productos y métodos, como se vio después, aun con la experiencia necesaria para manejar todo esto no se pudo mantener. Por ejemplo, antes de la crisis de Wall Street, parecía absurdo pensar que instituciones financieras tradicionales e históricas como “Bear Stearns” o “Lehman Brothers” podrían desaparecer de la noche a la mañana. Hasta que pasó, casi nadie creía que tal cosa era posible. Bueno, prepárense para ver que lo mismo sucede a una universidad cerca de usted, y no por razones completamente diferentes. Aunque nos duela, tenemos que admitir que el negocio de la Educación Superior está en crisis a medida que avanza la nueva era de destrucción creativa que está produciendo una sacudida sin piedad tanto de aquellas instituciones que luchan por adaptarse y prosperar como de aquellas que están paralizadas y esperando morir. Mientras tanto, los propios estudiantes están en una edad de oro, que se caracteriza por un acceso casi universal a la enseñanza de la más alta calidad a un costo mínimo. Los cambios que se avecinan en última instancia, apuntan a lograr el acceso más beneficioso, más eficiente y más equitativo a la educación que el mundo jamás haya visto. Hay mucho que ganar. Podremos perder los arcos góticos, los profesores con gafas, los libros polvorientos que recubren las paredes del laberinto de las bibliotecas, estos serán maravillosas imágenes del pasado de la educación superior. Pero la nostalgia no detendrá a la fría bestia del progreso que causará estragos en las viejas formas de hacer las cosas. Si una forma más rápida, más barata de intercambio de información surge, la historia nos demostrará que rápidamente suplantará lo que hubo antes. La gente no va a seguir pagando decenas de miles de dólares por lo que la tecnología les permite obtener de forma gratuita. La tecnología también traerá para los futuros estudiantes una variedad de opciones nuevas sobre cómo crear y personalizar su educación. El poder está pasando de manos alejándose de los agentes selectivos de admisión universitaria a las manos de los consumidores educativos, que pronto tendrán su opción de asistir virtualmente a cualquier universidad del mundo en línea. Esto aumentará considerablemente la competencia entre las universidades. Aquellas instituciones de prestigio, que cuentan con un colchón económico podrán sostenerse, amortiguar y financiar el cambio, y estarán en condiciones de dominar este mercado educativo, virtual y global. Las

demás universidades de más abajo aquellas sin fines de lucro, públicas o de menor nivel, van a desaparecer o convertirse en el equivalente a los Institutos de formación profesional. Las Universidades de menor rango se verán envueltas en una guerra por su supervivencia. En esta guerra, las universidades de gran presupuesto que manejan grandes costos transaccionales serán las que más perderán. Las instituciones más pequeñas, más ágiles y con un liderazgo sólido estarán en mejores condiciones y saldrán mejor paradas. La primavera pasada, las Universidades de Harvard y MIT llamaron la atención de los involucrados en el negocio de la Educación Superior cuando anunciaron una nueva empresa de educación en línea llamado EDX. La nueva empresa hará versiones en línea de los cursos de las universidades a disposición de un número virtualmente ilimitado de afiliados en todo el mundo. Piense en las consecuencias: Ahora cualquier persona en el mundo con una conexión a Internet puede acceder a una clase de alto nivel de enseñanza y de becas anteriormente disponibles sólo para un selecto y privilegiado grupo de mejores estudiantes. Todo esto es parte de una nueva generación de cursos en línea, conocidos como "Cursos masivos abiertos en línea" (MOOCs), que están a punto de cambiar para siempre la manera como los estudiantes aprenden y la forma como enseñan las universidades. Uno de los mayores obstáculos para la integración de la educación en línea es la suposición común de que los estudiantes no aprenden tan bien con una instrucción basada en computadoras como lo hacen con la enseñanza presencial. No hay nada como el toque personal de estar en un aula con un profesor real, dice la sabiduría popular, y esto es verdad hasta cierto punto. Es evidente que la educación en línea no puede ser superior en todos los aspectos a la experiencia en persona. Tampoco hay ningún punto en pretender que la información es lo mismo que el conocimiento, y que el acceso a la información sea igual a la enseñanza instrumental. Pero los investigadores de la Iniciativa de Aprendizaje Abierto de la Universidad de Carnegie Mellon, que han estado experimentando con el aprendizaje por ordenador durante años, han encontrado que cuando se combina el aprendizaje guiado por computadora con la enseñanza tradicional en el aula, los estudiantes pueden aprender el material en la mitad del tiempo. Investigadores de Ithaka S+R estudiaron a dos grupos de estudiantes: un grupo recibió toda la instrucción presencial, y el otro grupo recibió una mezcla de enseñanza tradicional y tecnológica. Los dos grupos lograron buenos resultados en los exámenes, pero los que recibieron parte de la instrucción por computadora fueron capaces de aprender la misma cantidad de material en un 25% menos de tiempo. El valor real de MOOCs es su escalabilidad. Andrew Ng, un profesor de ciencia informática de Stanford y cofundador de una plataforma web de código abierto

llamado “Coursera” (una versión con fines de lucro de EDX), se metió en el negocio MOOC después de que descubrió que miles de personas estaban siguiendo sus cursos gratuitos en línea de Stamford. Quería aprovechar la intensa demanda de cursos abiertos en línea de alta calidad. En un curso normal de los que dicta Ng en Stanford, podrían inscribirse, a lo sumo, varios cientos de estudiantes. Pero en el otoño de 2011 su curso en línea sobre “Aprendizaje de máquinas” llegó a matricularse más de 100.000 estudiantes. "Para llegar a ese número de estudiantes”, Ng explicó a Thomas Friedman del New York Times: "Yo habría tenido que enseñar mi clase normal de Stanford durante 250 años". Sobre la base de la popularidad de las ofertas en línea MOOC, ahora sabemos, que los cursos abiertos en las universidades de élite tienen el potencial de servir a “clases” enormes. Un curso de MIT temprano en línea llamado "Circuitos y Electrónica" ha logrado atraer a registrarse a 120.000 solicitantes. Las mejores escuelas como Yale, MIT y Stanford han estado haciendo streaming de videos y podcasts de sus cursos en línea disponible durante años, pero MOOCs va más allá y ofrece una experiencia interactiva a gran escala. Los estudiantes pueden mezclarse con el profesorado y con los demás a través de una especie red social de educación superior. Conferencias vía Streaming pueden ir acompañadas de pruebas cortas de auto-evaluación. Los estudiantes pueden enviar preguntas sobre el material del curso para discutir con otros estudiantes. Estas discusiones se desarrollan en distintas zonas horarias, las 24 horas del día. En los cursos extremadamente grandes, los estudiantes pueden votar las preguntas arriba o hacia abajo, de modo que las mejores preguntas llegan a la cima. Es como una amalgama educativa de YouTube, Wikipedia y Facebook. En las discusiones en torno a la educación superior, hay una sensación creciente de que hemos llegado a un punto de inflexión en el que las nuevas tecnologías interactivas de la web, junto con el acceso generalizado a los servicios de banda ancha de Internet y la comodidad que sienten los estudiantes al interactuar en línea, hará de la educación en línea la corriente educativa principal. Es fácil olvidar que hace sólo diez años Facebook no existía. Los adolescentes que actualmente se están acercando a la edad universitaria son parte de la primera generación que ha crecido llevando a cabo una parte importante de sus vidas sociales en línea. Ellos están preparados para comprometerse con los profesores y estudiantes en línea en una forma en que sus antecesores no lo estaban, y a medida que pasa el tiempo cada vez más profesores se sienten más cómodos con la tecnología, también. En el futuro, la principal plataforma para la educación superior puede ser un sitio web de terceros, no la propia universidad. Lo que está surgiendo es un mercado global donde los cursos de numerosas universidades están disponibles en una única web. Los estudiantes pueden escoger y elegir las mejores propuestas de cada escuela, la

universidad, simplemente carga el contenido. Coursera, por ejemplo, han firmado convenios con Penn, Princeton, Berkeley UC y la Universidad de Michigan para que sus escuelas incursionen en educación en línea. En el lado sin fines de lucro, MIT ha sido la principal organización del país pionera en educación en línea abierta a través de su plataforma MITX, que se lanzó en diciembre pasado y sirve de base para la nueva plataforma EDX. Detengámonos un minuto, en algo que podría usted objetar. Al igual que la información no es lo mismo que el conocimiento, el auto-acceso no es necesariamente auto-didáctica, por lo que tomar un montón de cursos al azar no es coherente con una educación universitaria. La mera exposición, no es garantía de que el conocimiento sea aprendido. En otras palabras, ¿qué pasa entonces con la utilidad justificable de las maestrías y los diplomas? MIT es la primera universidad de élite en ofrecer un diploma o credencial para los estudiantes que completen sus cursos libres y abiertos en línea. (El certificado de terminación requiere del pago de una pequeña cuota) Por primera vez, los estudiantes pueden hacer algo más que simplemente mirar conferencias gratuitas, ya que pueden obtener una credencial comercial, algo que podría ayudarlos a conseguir un aumento de sueldo o un mejor trabajo. Mientras EDX no ofrece créditos académicos tradicionales, Harvard y MIT han anunciado que "los certificados de maestría" estarán disponibles para aquellos que completen los cursos en línea y que demuestren el dominio del conocimiento del material del curso. La llegada de diplomas y credenciales con el respaldo de universidades respetadas, elimina uno de los últimos obstáculos a la adopción generalizada de educación de bajo costo en línea. Como EDX es de código abierto, Harvard y MIT esperan que otras universidades adopten la misma plataforma y contribuyan con sus propios cursos. Las dos universidades han puesto $ 60 millones de su propio dinero detrás del proyecto, por lo que la empresa EDX - MOOC es la más prometedora en la actualidad. Anant Agarwal, un profesor de MIT de informática y primer presidente de EDX, dijo al Diario “Los Ángeles Times", la misión de la Universidad de Harvard y de MIT es proporcionar una educación asequible para cualquier persona que lo desee. "Es una misión muy diferente a la que habían mantenido la mayor parte de su existencia las escuelas de élite como Harvard y MIT.” Estas escuelas se centraban durante mucho tiempo en educar a la élite, a los más inteligentes y, a menudo, a los estudiantes más ricos del mundo. La declaración de Agarwal es una indicación de que, a cierto nivel, estas instituciones se han dado cuenta de que la escalabilidad y la eficiencia económica de la educación en línea permiten un nuevo tipo de misión de las universidades de élite. La educación en línea está obligando a las escuelas de elite a reexaminar sus prioridades. En el futuro, van a educar a las masas, así como a los pocos elegidos. Los líderes de Harvard y MIT han fundado EDX, sin duda, porque se dan cuenta de que

estos cambios están en marcha, aunque aún no se puede entender cuán profundo llegaran a afectar estos cambios. ¿Y qué pasará con la experiencia social que es tan importante para la universidad? Los estudiantes pueden aprender tanto de sus pares en entornos informales como lo hacen de sus profesores en los formales. Después de la universidad, el trabajo en red con los ex compañeros puede llevar a oportunidades de trabajo valiosas. Tal vez por eso, después de la puesta en marcha de EDX, los presidentes de Harvard y MIT hicieron hincapié en que su enfoque se mantendrá en la experiencia residencial tradicional. "La educación en línea no es un enemigo de la educación residencial", dijo la presidenta de MIT Susan Hockfield. Sin embargo, la declaración de Hockfield no es tan cierta para aquellas universidades menos ricas. Los miles de millones de reservas y dotaciones de dólares con los que cuentan Harvard y MIT les permite mantener un sistema universitario residencial junto a las plataformas libres en línea del futuro, pero para otras universidades la educación en línea es una amenaza real al modelo residencial. Por qué después de todo, ¿Quién estará dispuesto a pagar decenas de miles de dólares para asistir a una Universidad Estatal poco conocida, cuando él o ella pueden asistir a una versión en línea de MIT o Harvard prácticamente de forma gratuita? Esta es la razón por la que las universidades de nivel medio que han pasado las últimas décadas gastando decenas o incluso cientos de millones de dólares para ofrecer a los estudiantes la experiencia de Disneyland, van a encontrarse en serios problemas. Junto con los lujosos dormitorios y comedores, las grandes instalaciones deportivas, salas de juegos de última generación, teatros y centros estudiantiles, llegaron los costos del personal administrativo y no docente, todo lo cual aumentó el costo del título universitario sin mejorar el aprendizaje del estudiante. El error más grande que una universidad no ultra-elite podría hacer hoy en día es gastar pródigamente para ampliar su espacio físico. Comprar grandes franjas de vastas tierras y erigir nuevos edificios es una inversión del pasado y no para el futuro. Universidades inteligentes deberían invertir en tecnología en línea y posicionarse como líderes en la nueva frontera de educación abierta y a distancia. La creación de la plataforma de educación virtual con credencial o diploma más importante del mundo, será un gran logro para cualquier universidad, y probablemente costaría mucho menos que la construcción de una residencia de lujo. Incluso algunas universidades de élite pueden encontrarse en problemas en este sentido, a pesar de su capacidad, como se ha señalado, para retener la norma residencial. En 2007 se terminó la construcción de Princeton de un dormitorio de lujo nuevo por $ 136 millones para sus estudiantes, todo como parte de un esfuerzo por

ampliar su matrícula universitaria. El año pasado Yale finalizó los planes para construir nuevas residencias a un costo total de $ 600 millones. La expansión aumentará el tamaño de la población universitaria de Yale por cerca de 1.000. El proyecto es tan caro que Yale en realidad podría comprar una casa de tres dormitorios en New Haven para cada estudiante nuevo que está trayendo y ahorrar $ 100 millones. En Nueva York, Columbia ha suscitado polémica al tomar bloques enteros de Harlem por la fuerza de dominio eminente para un proyecto con un costo de $ 6,3 mil millones. Para no irnos tan lejos, la Universidad de New York, ubicada en el centro de New York y vecina de Columbia, anunció planes de comprar hasta seis millones de pies cuadrados terrenos con deuda apalancada, espacio ubicado en uno de los mercados inmobiliarios más caros del mundo, con un costo estimado de $ 6 mil millones. La Universidad de Pennsylvania durante años ha estado expandiendo por todo el oeste de Filadelfia como una ameba volviendo loco al mercado inmobiliario de esa zona. Lo que estas universidades están haciendo es una estupidez, similar a la construcción de una fábrica de discos compactos a finales de los 90. Están invirtiendo en un modelo que está en camino a la obsolescencia. Si estas universidades entendieran los cambios que se avecinan, deberían estar vendiendo sus propiedades, no comprando, a no ser que prefieran ser propietarios de bienes raíces en vez de ser educadores. Ahora, debido a que la demanda de títulos universitarios es tan alto (sea por buenas razones o no, no es la pregunta por el momento), y porque los estudiantes y los padres que los aman están dispuestos a asumir una deuda enorme con el fin de obtener los títulos, y porque el gobierno se ha empeñado en hacer más asequibles los préstamos a los estudiantes, estas universidades han sido hasta ahora capaces de continuar construyendo sus edificios y aumentando los precios. Pero, ¿qué sucede cuando una cantidad limitada de un producto codiciado de repente se vuelve ilimitada? Los precios caen. Sin embargo, hoy, en la cúspide de una nueva era de la educación en línea, es una realidad financiera que pocas universidades estadounidenses están preparados para enfrentar. La era de la educación en línea representa para las universidades un conflicto de intereses, el objetivo de educar al público, por un lado, y el objetivo de ganar dinero en el otro. Como Burck Smith, CEO de la compañía “StraighterLine” de educación a distancia, ha escrito, las universidades tienen "un mandato del sector público", pero mantienen "un modelo de negocio del sector privado." En otras palabras, el aumento de los ingresos a menudo triunfa sobre los intereses de los estudiantes. La mayoría de las universidades cobran tanto por sus cursos en línea como lo hacen por sus cursos presenciales tradicionales. Ellos tratan al ahorro de la educación en línea como una forma de aumentar sus márgenes de beneficio, en vez de traspasar el ahorro a los estudiantes.

Una fuente potencial de ahorro de costos para las universidades de menor escala sería ilustrar el modelo de educación de código abierto de cursos ofrecidos en línea por las universidades de élite. Los colegios comunitarios, por ejemplo, podrían efectivamente subcontratar muchos de sus cursos a través de MOOCs, llegando en efecto, incluso a contribuir a las creaciones de los demás, más o menos como los periódicos han utilizado los servicios de cable para compensar la disminución en el número de periodistas. De esta forma, podrían servir a más estudiantes con menor cantidad de profesores, ahorrar dinero para ellos y para los estudiantes. En un momento en que muchas universidades públicas se enfrentan a recortes presupuestarios rígidos y las familias están luchando para pagar por la educación de sus hijos, la educación en línea abierta aparece como un camino prometedor para reducir los costos y aumentar la calidad de la enseñanza. Desafortunadamente, pocos administradores universitarios están interesados en recortar los presupuestos, reducir sus departamentos o adoptar otras medidas difíciles para reducir sus costos. Los últimos treinta años de alzas constantes de matrícula en las universidades de Estados Unidos nos lo ha demostrado. El mayor obstáculo para la rápida adopción de el sistema de educación en línea abierto y a bajo costo en los Estados Unidos es que muchas de las partes interesadas llevan una vida muy cómoda amparados en el sistema actual de educación. En el 2009, 36 presidentes de universidades ganaron más de $ 1 millón de dólares. Esto en el medio de una recesión, cuando la mayoría de los campus se enfrentan a severos recortes presupuestarios. Esto los hace bastante conservadores cuando se trata políticas de educación superior, en agudo contraste con su habitual sesgo político de izquierda en otras áreas. Hacer reformas que los dejen fuera del negocio a cambio de proporcionar diplomas de forma gratuita o a bajo costo a estudiantes de bajos y medianos ingresos a través de cursos en línea abiertos debe ser la última cosa en la mente de los presidentes. Sin embargo, las ofertas competitivas en línea de otras escuelas eventualmente forzará a estas organizaciones "sin fines de lucro" a adoptar el modelo en línea, incluso si el interés público por sí sola no lo lograra. Los gobiernos estatales empezaran a presionar a las instituciones públicas para adoptar el nuevo modelo de educación en línea abierta, una vez que los políticos tomen conciencia de la calidad comparable, del mayor acceso y del bajo costo que esta ofrece. Teniendo en cuenta la gran interactividad y la conectividad global que la tecnología del futuro brindará, la brecha entre la experiencia en línea y la experiencia en persona continuará cerrándose. Durante mucho tiempo, “Harvard Extension”, la mayor división que existe dentro de la Universidad de Harvard, ha sido poco conocida, es una división que otorga títulos de la Facultad de Artes y Ciencias con las normas mínimas de admisión y matrículas a bajo costo y que en la actualidad cuenta con 13.000

estudiantes matriculados. La Escuela de Extensión fue fundada con un propósito igualitario, el de poner a la disposición de las masas la educación de Harvard. Sin embargo, en Harvard se tomaron medidas para proteger la exclusividad de su marca. Los títulos de grado que ofrece la Escuela de Extensión (Licenciado en Artes Liberales) se distinguen por su nombre en los títulos de los premios universitarios a través de la Universidad de Harvard (Bachillerato de Artes). Este modelo de universidad, con dos tipos de títulos, ofrece una buena guía para el futuro de la Universidad de Harvard, en la que el viejo modelo de universidad residencial funcionará paralelamente al nuevo modelo de educación en línea abierta. La Escuela de Extensión ya ofrece más de 200 cursos en línea con crédito académico completo. Prestigiosas instituciones privadas y universidades públicas emblemáticas prosperarán en el mercado de educación abierta en línea, donde los estudiantes se sentirán atraídos por las escuelas con grandes nombres. Esto significa, paradójicamente, que las universidades prestigiosas, a las que les será más fácil mantener el modelo residencial viejo, también tienen mucho que ganar con el nuevo modelo. Las Universidades de élite que sean las primeras en ofrecer sólidos programas académicos en línea, con credenciales reales detrás de ellos, serán los ganadores en la revolución de la educación Superior. Hay, por supuesto, la cuestión de prestigio, lo que implica selectividad. Es la forma principal que les ha permitido a las universidades de élite distinguirse de las demás en el pasado. Cuanto más difícil es entrar, la universidad parece más prestigiosa. Pero limitar las admisiones a unos pocos no tiene mucho sentido en el mundo de la educación en línea, donde la matrícula ya no está limitada por el número de asientos en un salón de clases o el número de dormitorios disponibles. En el mundo virtual, la única preocupación es tener suficiente profesorado y el personal a su disposición para revisar los ensayos, las pruebas de grado, los tests que no están automatizados, o para responder a preguntas y monitorear el progreso del estudiante en línea. Ciertas experiencias valiosas se perderán en esta nueva era de educación en línea. Mi propia experiencia en Yale me proporciona algunos detalles al respecto. Por ejemplo, través de la iniciativa "Open Yale", Yale ha estado grabando sus cursos de conferencias desde hace varios años, y los ha puesto a disposición del público sin costo alguno. Cualquier persona con una conexión a Internet puede acceder en línea y ver algunas de las mismas conferencias a las que asistí como estudiante universitario de Yale. Pero esa persona no tendrá la vida social, las largas charlas en el salón del comedor, el sentimiento de camaradería, los viajes alrededor de Long Island con el equipo de regatas, los conciertos, los debates alrededor de la mesa del seminario, la biblioteca de libros raros, o los profesores invitados famosos (aunque algunos de esos eventos son transmitidos en línea, también). Por otro lado, también puedes verme a mi y a mis

compañeros subir al escenario para demostrar una falange hoplita en la clase de Donald Kagan en la historia griega antigua. Usted puede tomar un asiento virtual junto a mí en una de las conferencias inolvidables de Giuseppe Mazzota sobre La Divina Comedia . Así que, aunque nunca se puede reproducir la experiencia de un estudiante con la buena fortuna de entrar en Yale, se trata de un importante e histórico avance. Cualquier persona que puede acceder a Internet, por ejemplo, en una biblioteca pública, no importa si es pobre o desfavorecida, aislada o sin educación, puede acceder a las enseñanzas de algunos de los más grandes sabios de nuestro tiempo a través de portales de cursos abiertos. La tecnología es un gran igualador. No todo el mundo está dispuesto o es capaz de tomar ventaja de este tipo de recursos, pero para aquellos que lo están, la oportunidad está ahí. Como sociedad, estamos experimentando una ampliación del acceso por igual a una educación, fenómeno tan importante como la invención de la imprenta, la biblioteca pública o la escuela pública. La educación en línea abierta representa lo que en el pasado era el uso de los sitios web en línea para hacer citas románticas, quince años atrás se consideraba un pobre sustituto de lo real, incluso espeluznante, ahora es algo común. La educación en línea solía tener un estigma, como si fuera inherentemente menos riguroso o menos efectivo. Eventualmente universidades con fines de lucro y públicas, aquellas que tenían menos que perder en términos de su atractivo snob, fueron las que se encargaron de llevar a la educación en línea hacia la corriente principal. Hoy en día, es muy común que las universidades públicas ofrezcan un menú de cursos en línea para complementar sus cursos tradicionales. Los estudiantes pueden inscribirse en los dos tipos de cursos de forma simultánea, y en ocasiones pueden incluso ser matriculados en las clases tradicionales en una universidad y tomar un curso en línea en otro. El mercado de educación en línea abierta, se compromete a ofrecer a los estudiantes opciones adicionales sobre la forma de construir sus títulos. Las universidades siempre han puesto muchas restricciones sobre el número de créditos que un estudiante puede transferir de una institución a otra. En algunos casos, estas restricciones parecen ser útiles para la protección de la Universidad de origen. El modelo de educación en línea abierta ofrece mayor flexibilidad, pero mantiene la estructura de un currículo oficial para obtener un titulo o diploma. Los estudiantes que no estén interesados en seguir una carrera tradicional de cuatro años, o de obtener una especialidad, podrán obtener certificados válidos una clase a la vez. Como ejemplo, tomo prestada una analogía de la industria de la música, en el pasado las universidades han vendido la educación como un "álbum”, en un paquete que incluye cuatro años de licenciatura con alguna especialidad ajustados a un currículo

central y un plan de estudios básico. La tendencia para el futuro es que la oferta será más compacta, los estudiantes podrán escoger certificados y créditos educativos específicos, y crear sus propios portafolios académicos de acuerdo a sus intereses y necesidades. Podrán tomar una clase de matemáticas en MIT, una clase de ingeniería de Purdue, combinarlo quizás con un curso de derecho ambiental de la Universidad de Yale, y crear una educación interdisciplinaria enfocada en los propios intereses y metas profesionales de cada estudiante. Los empleadores serán capaces de identificar a los estudiantes que han tenido éxito en los cursos específicos que responden a sus necesidades. Cuando la gente presenta hojas de vida a los potenciales empleadores, podrán incluir una lista de cursos individuales, y sus logros en ellos, en lugar de limitarse a hacer referencia a un solo titulo o diploma. Una vez que las universidades respetadas asuman el liderazgo en la oferta de cursos abiertos ofreciendo títulos y diplomas validados, la legitimidad de los MOOCs crecerá frente a los ojos de los empresarios. Los MOOCs serán también una gran solución frente a la creciente necesidad de cursos de educación continua. Vale la pena señalar que si bien la experiencia residencial de cuatro años es lo que muchos de nosotros nos imaginábamos cuando estábamos en el colegio, la experiencia de la universidad residencial se convertirá en una experiencia que sólo una minoría de los estudiantes de la nación podrá disfrutar. Los estudiantes adultos que regresan a las universidades representan en la actualidad una masa significativa de los estudiantes que asisten a clases. Los estudiantes no tradicionales representan el 40% de todos los estudiantes universitarios. Todos ellos junto con los estudiantes externos, y los que estudian en línea, demuestran que la experiencia tradicional de universidad residencial es algo que hoy en día muchos estudiantes no pueden pagar o sencillamente no les interesa. Las Instituciones educativas con fines de lucro, que a menudo ha sido las que han abierto oportunidades para los estudiantes adultos que trabajan, ofreciendo una combinación de clases de noche, en fines de semana y cursos en línea, ellos han sabido aprovechar esta gran demanda de enseñanza práctica y personalizada. Esta es una señal de lo que está por venir. ¿Y que podemos decir acerca de la destrucción que estos cambios van a provocar? Volvamos a la analogía de la industria de la música. Hoy en día, cuando usted conduce por la calle de la “música” en Nashville, una calle que en el pasado estaba ocupada por las oficinas de las compañías discográficas y de edición musical más importantes, hoy es una calle desértica con una gran cantidad de edificios vacíos y letreros de alquiler. La contracción de la industria de la música ha sido implacable e imparable desde la aparición del Mp3 y el IPod. Esto no ocurrió sólo porque la piratería es más fácil ahora, sino también porque los consumidores se dieron cuenta, por primera vez, sobre la oportunidad de “romper” el álbum y escoger únicamente las canciones

individuales de su interés. Se puede comprar una o dos canciones que desee y dejar el resto. La educación superior está a punto de convertirse en esto. Durante casi mil años el sistema universitario ha sido casi el mismo: profesores, aulas, y estudiantes en sus sillas. Las conferencias y la lectura han sido el centro de todo. En el mejor de los casos, la enseñanza tradicional en el aula ofrece la oportunidad para que los estudiantes inteligentes y entusiastas provoquen debates y diálogos con sus profesores y compañeros. Pero la educación universitaria americana típica rara vez alcanza este ideal. El compromiso profundo con los textos y el aprendizaje apasionado no son características predominantes en la mayoría de las aulas universitarias de hoy. Es más común la inflación de los títulos, la indisciplina de los estudiantes, y profesores apáticos poniendo sellos a sus estudiantes sólo para mantenerlos pagando la matrícula por un período más. Si se le pregunta a los alumnos qué es lo que más valoran acerca de la experiencia de vivir en la universidad residencial, usualmente hablarán sobre la experiencia social única que ofrece: la posibilidad de vivir entre los compañeros de forma independiente pero en un entorno protegido, donde las actividades diarias como la cocina y limpieza están cubiertos. No es diferente a lo que el campamento de verano hace a edades más tempranas. Para algunos, la universidad ofrece la oportunidad de formar amistades significativas y explorar actividades extracurriculares únicas. Luego, por supuesto, están las fiestas salvajes y las relaciones amorosas, que muchas veces pasan su factura: En una investigación para el libro “Académicamente a la deriva”, Richard Arum y Roksa Josipa descubrieron que el 45% de los estudiantes encuestados dijeron que no tenían mejores significativas en sus conocimientos después de dos años en la universidad. Considere la posibilidad de que, si para el estudiante promedio de un aula de educación tradicional universitaria ha demostrado ser ineficaz, un ambiente en línea no podría ser peor. Pero reconocer esto requeriría de una honestidad sin barniz sobre el estado actual del tema. Eso es muy poco probable, sobre todo viniendo de los involucrados universitarios actuales. El mercado educativo en línea abierta dará a todos el acceso a las mejores universidades del mundo. Esto, inevitablemente, se traduce como un desastre para las universidades que se perciben como de segunda categoría. Del mismo modo, es muy probable que los profesores más populares podrán disfrutar de gran influencia a medida que enseñan vastos campos globales con cientos de miles de estudiantes registrados (a pesar de que "más popular" puede equivaler a más entretenido y no a más riguroso). Mientras tanto, los profesores que son menos populares, incluso si son mejores y más exigentes, serán expulsados del sistema. Justo o no, se producirá una reducción en el número de profesores necesarios. Por esta razón, buscar un doctorado en artes liberales como carrera, es uno de los movimientos más arriesgados

en la actualidad. Debido a que gran parte de la labor docente se puede evitar, automatizar o incluso duplicar por la grabación y reproducción de las conferencias una y otra vez en vídeos, como consecuencia la demanda de instructores disminuirá. Entonces, ¿quién va a hacer toda la investigación en que se basan las universidades si los campus se contraen y disminuye el número de profesores de tiempo completo? ¿Y cómo se financiará la investigación importante? Las novedades en este tema, no son necesariamente malas: un gran número de personas muy inteligentes y muy preparadas podrán ser liberadas de la enseñanza y dedicar su tiempo para hacer más investigación y para escribir. Muchos de los científicos de investigación de primer nivel y de los matemáticos son maestros terribles de todos modos. Los donantes y universidades con grandes donaciones tienen una responsabilidad enorme continuar haciendo investigación, el nuevo entorno de la educación superior debería favorecerles en este sentido. Es evidente que algunos tipos de educación, tales como la formación de cirujanos cardiacos, siempre requerirán de una importante cantidad de instrucción personalizada. Grandes cambios están llegando, y las viejas actitudes y modelos de negocio están condenados a colapsar a medida que los nuevos surgen. Pocos de los que se verán afectados por los cambios que se avecinan están conscientes de lo que esta por venir. Una severa contracción económica en la industria de la educación superior está en camino, y para muchos esto va a significar tiempos difíciles, tanto financiera como personalmente. Pero si nuestra meta es educar a la mayor cantidad de estudiantes posibles, de la mejor manera posible, a un precio asequible, entonces el final de la Universidad tal como la conocemos no es nada a que temer, de hecho es algo para celebrar.