Factores de riesgo y factores de protección Myriam Narvarte Venturo

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Factores de riesgo y factores de protección Myriam Narvarte Venturo

ESPAÑA La investigación ha puesto de manifiesto un numeroso conjunto de factores de riesgo y protección, tanto de carácter individual, social y familiar, cuya presencia aumenta la probabilidad de que un sujeto llegue a consumir drogas o por el contrario no las consuma; así mismo, se han formulado diversas teorías que dan cuenta a los factores de riesgo y protección y el tipo de interrelaciones que puede darse entre estos, es decir, que los factores no actúan de manera aislada sino que interactúan con el resto de factores, dando lugar a complejas influencias entre sí difíciles de prever. De otro lado la presencia de un mayor número de factores de riesgo o protección van a hacer que la probabilidad de la conducta aparezca con mayor o menor intensidad. Existen factores de riesgo generales, es decir, que se presentan tanto en el hombre como en la mujer. Pero, partiendo del análisis de la bibliografía consultada y la experiencia profesional, se hace evidente la presencia de factores de riesgo específicos en la mujer cuya presencia las hace más vulnerables a presentar un problema de abuso de sustancias psicoactivas. FACTORES DE RIESGO ESPECÍFICOS EN LA MUJER Centrándonos ya en los factores de riesgo específicos de la mujer la literatura consultada señala algunos que comentaremos: Burin (1996), define algunos factores de riesgo que amenazan la salud mental de las mujeres y por lo tanto estos factores también pueden exponer a la mujer al abuso de sustancias, así­ mismo, varios de estos factores han sido estudiados por otros autores. El matrimonio tradicional constituye un factor de riesgo para la salud de la mujer, en el hombre por el contrario viene a ser un factor de protección. El trabajo doméstico igualmente se presenta como un factor de riesgo, en contraposición, el trabajo extra doméstica remunerado deviene de un factor de protección para la mujer sobre todo cuando ellas encuentran en esta actividad una satisfacción y confort en lo que llevan a cabo. La doble jornada de trabajos, de hecho, es otro factor de riesgo sobre todo cuando la mujer es jefe o cabeza del hogar y no cuentan con apoyo de una pareja. Tener tres o más hijos en casa al cuidado de la mujer también se constituye otro factor de riesgo Sí­ndrome del nido vacío, el alejamiento de los hijos del hogar, las mujeres siente que pierden la capacidad de procreación por una parte y por otra ya no tienen a quien dar cuidados. El carecer de redes de soporte familiar y social, especialmente para mujeres que son cabezas del hogar.

El no mantener una buena comunicación íntima y confidencial con su pareja, es otro factor de riesgo. Forselledo (1996), también escribe acerca de los factores de riesgo específicos de la mujer: Tensiones psicológicas angustia y depresión. Estrés por presiones sociales negativas. Sobre carga de horarios de trabajo y tareas doméstica. Acceso a interacciones sociales asociadas al consumo de alcohol y tabaco. Pérdida de valores y protectores familiares para el consumo. Un estudio realizado por el Instituto de la Mujer (2000)Da cuenta de ciertos factores de riesgo en el colectivo femenino, han trabajado los factores de riesgo en cuatro áreas familiar, individual, social y laboral. Factor Familiar. El abuso de alcohol o drogas por parte del padre o de la madre. Realizan tareas domésticas después del trabajo. Los problemas económicos que se presentan en la familia. El no tener buena relación con su pareja. Las malas relaciones padre­madre­hijo/as. Factor Personal. La sensación de agobio o tensión. La sensación de no poder superar las dificultades. Sentimientos de pérdida de confianza en sí mismo. El fracaso escolar. La insatisfacción personal. Factor Social. El uso de drogas en el grupo. La no participación social. La insolidaridad social. El conocer a consumidores/ras de drogas. La facilidad para obtener drogas.

La marginalidad en el barrio. Factor Laboral. Las jornadas de trabajo laboral. La inquietud ante el futuro laboral. El agobio por el estrés en el trabajo. El cansancio intenso después del trabajo. Los trabajos a destajo o alto rendimiento. La excesiva importancia del dinero. La mala situación contractual. La insatisfacción en la función o trabajo. La insatisfacción con el trato recibido. Extraí­do de la Revista Proyecto Hombre. Otros datos reflejan:

1. Mayor vulnerabilidad física al alcohol y las drogas. Al parecer las mujeres son más vulnerables al consumo de alcohol ya que sus efectos son mayores y esto es debido a proceso de metabolización del alcohol, las mujeres presentan menos enzima deshidrogenazas que ayudan a procesar el alcohol por eso a cantidades iguales de alcohol en hombres y mujeres, ellas se embriagan más rápido.

Otras investigaciones reportadas por el Instituto Nacional sobre Drogas de Estados Unidos – NIDA (2000), refieren que los niveles más altos de cocaí­na en la mujer pueden tener como resultado una conducta que se caracteriza por la búsqueda más intensa al consumo de drogas, especí­ficamente la cocaí­na y hacer mas difí­cil que las mujeres que están bajo tratamiento dejen de consumir (Cunningham y cols. Lynch y cols).

2. Problemas en el Autosistema: Bajo nivel de Auconcepto: esto tiene que ver con la percepción fí­sica y el valor que las mujeres le dan a su cuerpo, un bajo autoconcepto puede traer inclusive problemas de anorexia y bulimia que se presenta como un problema más unido al consumo de alcohol y drogas.

Baja autoestima: este factor tienen que ver con la capacidad que tienen las mujeres de valorarse y en el reconocimiento de sus limitaciones y potencialidades, muchas mujeres tienen una autoestima disminuida ya que basan su desarrollo personal por cuanto pueden conseguir y sentir a través de

terceros, sea la pareja, hijos, madre, amigos, etc. De otro lado para las mujeres la relación de pareja continúa siendo la carrera femenina más deseada y valorada: un hombre debe forjarse su destino, porque esto le asegura una relación amorosa con la mujer, pero su destino le pertenece, dado que es un atributo de su inteligencia, de su capacidad. Si en su vida sufre un desengaño amoroso o una pérdida afectiva, puede ser muy dolorosa, pero generalmente no se pone en riesgo su autoestima. Si la autoestima de las mujeres se construye desde la capacidad de crear y mantener relaciones vinculares afectivas, la perdida afectiva las deja vulnerables y frágiles y predisponentes a desarrollar un comportamiento evitativo al dolor y al rechazo.

Autoeficacia: Viene a ser la capacidad que tienen las personas de operar cambios en si mismo y en su entorno, en la mayorí­a de los casos esta capacidad en las mujeres se encuentra valorada por el hecho de ser “buena madre?, “buena amiga?, “buena esposa?, etc., más que por los logros personales que ella pueda conseguir, pero cuando no cumple las expectativas para las cuales ha sido educada y criada esta capacidad se ve desvalorizada por su entorno y con mayor dureza por ellas mismas lo que se convierte en un factor de riesgo importante.

3. Relaciones Adictivas ­ Codependencia Un número importante de mujeres han desarrollado problemas de abuso de sustancias psicoactivas por acompañar a sus parejas, o con la fantasí­a de que, consumiendo juntos consumirá menos y se harán menos daños o la pareja dejara de consumir, porque no desean que ella consuma. Muchas mujeres tienden a establecer y perdurar en relaciones afectivas en las cuales predomina el sufrimiento, el sometimiento, la falta de reciprocidad (la espera de la llamada telefónica, el manipular la relación para no separarse), y se vuelven codependientes de la relación. Lo real es que este factor tiene un correlato en la forma de crianza o lo que ha podido observar de la familia y en especial de la madre cuando niña o adolescente, ya que probablemente, el padre o hermano haya sido consumidor y la madre codependiente.

4. Acoso o abuso sexual Muchas mujeres que consumen drogas manifiestan haber sido ví­ctimas de acoso o abuso sexual inclusive de violaciones por parte de un familiar cercano que puede ser el padre, o algún otro miembro de la familia. (Hurley, 1991; Orrok, 1992). Así­ mismo Hurley (1991), Russell (1984) y Wilsnack (1984) pusieron de manifiesto que el abuso sexual durante la infancia es el principal factor por la que las mujeres buscan ayuda por problemas relacionados con el abuso de sustancias, violencia familiar, violación, emociones, matrimonio y relaciones. Paone (1992) refiere que algunas mujeres que han sido ví­ctimas de abuso sexual, ingieren alcohol y drogas como un mecanismo de defensa, así­ como se automedican para aliviar los sentimientos de ansiedad, culpa, miedo y cólera que son resultado de la violencia.

5. Aceptación al sentimiento de rabia Los sentimientos de rabia en las, mujeres, por lo general, no encuentran legitimación social necesaria para su clara percepción y su expresión. Esto conlleva a múltiples formas caprichosas inconsistentes y desproporcionadas de existencia de este sentimiento en la subjetividad femenina, tales como: la inhibición, que a su vez conlleva la restricción social, y la represión que conduce a somatizaciones y a la autoagresión.

La rabia que no puedo expresar contra el otro, en tanto, en cuanto, yo debo estar con y para el otro, y no contra el otro; se devuelve contra sí­ misma?.

Las mujeres tenemos fama de histéricas, exageradas, descontroladas emocionalmente, la hostilidad latente no expresada muchas veces suele ser esa rabia contenida y desplazada que no es entendida por nadie, tampoco por la mujer que la siente, dado que no sabe de donde proviene, por ende cuando sale de esta forma desmedida, la reacción de la mujer suele ser la culpa y el autoreproche. Al hombre rabioso se le teme a la mujer rabiosa se le rechaza aunque se le tema. (Lara, 1998).

6. Agresiones y los actos violentos Muchas mujeres son ví­ctimas de violencia por parte de sus parejas, se han realizado diversos estudios que dan cuenta de este problema, especí­ficamente la violencia intrafamiliar, presentándose como un factor potencial de riesgo, para el consumo de alcohol o drogas como una manera de sobrellevar o evadir las agresiones, En este aspecto la violencia contra la mujer en el hogar es, estadísticamente, la que más se presenta como problemática en muchas partes del mundo y tiene diferentes matices. Forselledo (1996) refiere que las drogas se convierten en un refugio o escape para sobrellevar situaciones de violencia en la familia.

FACTORES PROTECTORES. En la mayor parte de la literatura consultada observamos que se hace muy poca, casi ninguna referencia a los factores protectores especí­ficos para la mujer, aun siendo importante el tener conocimiento de cuáles son estos factores que se presentan en las mismas; estos no han sido muy estudiados, sin embargo, intentaremos realizar un acercamiento a los factores protectores que intervienen para que las mujeres no lleguen a desarrollar dependencias significativas en el consumo de sustancias sobre todo con las denominadas drogas ilegales.

Aparentemente algunos rasgos de identidad de género han podido jugar un papel importante en la protección de las mujeres. Así, por ejemplo el riesgo como valor tradicionalmente masculino ha separado a muchas mujeres de consumo de sustancias psicoactivas más arriesgadas, acercándolas a dependencias más aceptables como el consumo de benzodiazepinas?. (Palop, 2000)

Otro factor protector importante es la inserción laboral o social, muchas mujeres necesitan de las relaciones interpersonales para poder sentirse seguras, tienen la necesidad de referentes que las contengan, el pertenecer a grupos sociales en donde ella pueda desenvolverse y desarrollarse sintiéndose segura, va a ser contribuir en la autoestima, así­ mismo el trabajar y sentir independencia, el ganar dinero y sentir que puede contribuir con la economí­a de la casa, hace que la mujer se sienta que bien.

FUENTE:

Instituto para el Estudio de las Adicciones/Mujer y Adicciones

http://www.lasdrogas.info