Mal que le pese al Presidente Piñera

EXISTENCIA, SALUD y ELOGIO de la GRATUIDAD Oscar Garcia *

En el marco de la gravísima represión con que se ha respondido a los reclamos estudiantiles producidos recientemente en la hermana República de Chile, quisiera compartir una reflexión desde un enfoque recortado - tal vez infinitesimal y secundario - que es, sin embargo, sensible a quiénes nos ocupa e interesa la temática de la Solidaridad y el Voluntariado. Hace poco, el Presidente de ese país, Sebastián Piñera, al manifestarse en referencia al pedido por la gratuidad de la educación enarboló públicamente y en ejercicio de su cargo la siguiente frase: "Todos quisiéramos que la educación, la salud y muchas cosas más fueran gratis para todos, pero quiero recordar que al fin y al cabo, nada es gratis en esta vida, alguien lo tiene que pagar". 1 La reflexión que debe ensayarse ante semejante locución debe ser prudente (como cualquier reflexión) pero severa. No se trata de caer encima de una parcialización del relato o de “una frase sacada de contexto” pero si ejercer una crítica de oído atento, ese para el cual no todo da lo mismo, especialmente si ha sido dicho públicamente y en ejercicio de un cargo electivo y de envergadura. Bien se sabe que llegados a estos niveles dirigenciales ningún presidente puede decir (ni dice) algo distraídamente o sin pensar. Por tanto la prudencia no debe ser impedimento para avanzar lo más a fondo posible en una interpretación rigurosa de lo dicho. Este hablar de Piñera es o bien el de la enunciación sin matices que mezcla y licúa livianamente los conceptos que captura o bien el de quien tiene un convencimiento tan 1

Reproducida por muchos medios, aquí tomada de: http://www.8300.com.ar/2011/08/12/pinera-nada-esgratis-en-esta-vida/

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profundo y una sensación de poder tan grande, que aquello que sentencia ya no se discute. Si fuera sólo lo primero, sin ser definitorio, lo grave estaría dado porque el habla es esencialmente un baile compartido de matices, si lo que se busca es comunicación profunda y veraz. Si fuera sólo lo segundo, es respetable pero difícil de entender en política, si lo que se promueve y toma como basamento de ésta es el diálogo y la búsqueda de consensos. Pero si el hablar de alguien reúne estructuralmente ambos vicios – y es lo que creo para este caso: Piñera no tuvo un lapsus, Piñera habló sin matices, Piñera sentenció (“… pero quiero recordar que…”) – la gravedad reside en que puestos en el habla del que así los dice, aún los conceptos más complejos pasan a convertirse en muecas, vaciados de la polivalencia que los hace debatibles y por eso útiles. Nótese que en la corta frase del mandatario aparece dos veces la palabra todo y una vez la nada; su certeza no abre hendijas a la duda. Es el habla que desprecia los matices, estilo al que (alguna) clase política nos ha querido acostumbrar, ya desde el autoritarismo o la soberbia de la derecha, ya desde la radicalidad o el ideologismo de la izquierda. Mal que le pese, hay que explicarle a este Presidente Piñera que lo gratuito existe, goza de buena salud y, además, es elogiable. Lejos de sus “todo o nada”, lo gratuito se manifiesta en la vida de la gente, en las instituciones y en “muchas otras cosas más” con mil variantes, dimensiones y usos; y conforma un núcleo basal del Voluntariado y de la Cultura Solidaria. A grandes rasgos, lo gratuito proviene de dos fuentes. Por un lado, tenemos aquello que podríamos llamar lo Gratuito Donado: eso que para ser producido exige un costo y que alguien – su mismo productor, un tercero, el Estado o una organización – decide asumir para luego donarlo y que de ese modo alguien pueda recibirlo de manera gratuita. Generalmente son bienes de cambio, con valor de mercado, que al ingresar en un circuito solidario de donación recíproca, se vuelven gratuitos. Nótese que digo donación recíproca 2

para subrayar que quien lo recibe puede, en otro momento, en otro plano vital y/o en referencia a otro bien, ser, a su tiempo, donante. Es decir, un rol teóricamente intercambiable, no necesariamente cristalizado en relaciones paternalistas de poder. No sé si es a esta forma a la que alude Piñera. Pareciera que sí, pero lo hace quedándose solamente con la idea primitiva de que “al fin y al cabo, alguien lo tiene que pagar…” invisibilizando su matiz distintivo y necesario que es justamente: i) su proceso de investidura ya como bien gratuito, ya como derecho; ii) la decisión solidaria de proponerlo y iii) la valentía política de implementarlo. Pero el mundo de lo gratuito es mucho más amplio gracias a la existencia de la otra fuente de procedencia, que podemos denominar de lo Gratuito así Creado: aquello que alguien crea gratis, usa gratis, comparte gratis y reproduce gratuitamente. Y este es el formato que Piñera desprecia, ignora, invisibiliza. Es el mundo de los que son generalmente bienes de uso, esos a los que no se puede poner un valor de mercado y que son tan intensos y extensos en la rutina cotidiana que sin ellos no podríamos vivir. (¿Dije “esos a los que no se puede poner un valor de mercado”? Ya veremos que la embestida mercantil en realidad siempre ha querido y quiere hacerlo. Pero hablemos de eso más adelante; extendámonos ahora en la caracterización de esta categoría). Lo Gratuito así Creado tiene vida en varios planos, a saber: • El nivel más básico es el de las acciones de autosostenimiento individual. Son casi infinitas las acciones gratuitas que hacemos para autosotenernos como individuos, acciones que por las que no pagamos y que tampoco a nadie podríamos cobrar: acicalarnos, vestirnos por la mañana, caminar, cantar, peinarnos, leer, consultar la hora para estar a tiempo, organizar la agenda, escribir. Lavarnos las manos, bañarnos y beber (sí: el agua potable puede ser un bien oneroso, pero buena parte de la humanidad hace las tres acciones anteriores con agua de lluvia almacenada y gratuita). Y también dormir, suspirar, emocionarnos, cavilar, soñar y volar con la imaginación, gran cofre de lo gratuito. Y volver a la tierra para asustarnos, sonreír (¡y reír a carcajadas!), admirar las esculturas de una plaza, jugar al solitario, tomar 3

sol (¡o baños de luna!) y oler el perfume de una flor. Acciones gratuitas pero nimias, se dirá. Acciones gratuitas imprescindibles, diré. • En el nivel siguiente – uno de los núcleos fuertes de lo Gratuito así Creado –están esa miríada de acciones relacionales, aun todavía más imprescindibles: conversar con alguien, abrazarlo, besarlo y mirarlo a los ojos. Jugar colectivamente una familia, contarse secretos los amigos, dar de mamar la madre a su bebé, planear y gastar bromas los compañeros de trabajo, arropar el padre al hijo… son también acciones gratuitas creadas como tales. Visitar a un pariente y celebrar un cumpleaños, también lo son. Decirle la hora a un desconocido o la calle a un perdido u ofrecer ayuda a un vecino son corporizaciones del favor; tan multiforme y difundido que es casi imposible de listar. • Todos los vistos son actos de Solidaridad y placeres básicos que no se cobran ni se pagan, pero hay mucho más: lo Gratuito así Creado es también basamento de varios de los enunciados de la Declaración Universal de Derechos Humanos de la ONU. El Artículo 1º que dice que “Todos los seres humanos (…) deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” apela a un trato fraternal gratuito (¿cómo podría no serlo?) y así también –entre otros, para no repetir casi toda la Declaración – el Artículo 18 sobre la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, el 19 sobre la libertad de opinión, el 20 sobre libertad de asociación, el 24 como derecho al descanso y el 27, que garantiza el derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad. • Muchísimas de las acciones sociales, comunitarias e – incluso – organizacionales están basadas en esta vertiente amplia de la Gratuidad. La participación ciudadana y la militancia son gratuitas, el asambleísmo comunitario es gratuito y gratuitos son los foros ciudadanos y las marchas autoconvocadas. Es gratuita la comunicación mal llamada informal (si por informal se supone desorganizada o poco seria): el boca a boca ciudadano se ha redescubierto como una de las más poderosas herramientas de intervención social; y si no que se lo digan a Piñera los estudiantes 4

que redes mediante - las cara a cara, gratuitas, las virtuales, casi - lo interpelan como responsable último de una situación de ahogo educativo. • Es gratuito el goce estético y la apreciación del entorno urbano y rural, natural o cultural. El patrimonio de un pueblo, ciudad o calle, las fiestas populares, el sincretismo religioso y las marcas de identidad de una comunidad son bienes de uso gratuitos. • Y más, el Voluntariado. Se trata, sin dudas, de otro de los núcleos fuertes de la Gratuidad así Creada. El Voluntariado es un fenómeno universal que estructuradamente la sostiene y reivindica, llevada a condición inherente de su definición y a causa del malhumor del mercantilismo - ya veremos por qué. • En el final, el sistema de Gratuidad así Creada más poderoso de la humanidad: el lenguaje. Así lo explica Ivonne Bordelois: “El lenguaje, don que no se puede perder, nos singulariza como individuos; como dice Lacan, el sujeto se constituye a través de la trama del lenguaje y gracias a éste. La identidad es una construcción interminable, del mismo modo que el lenguaje es una operación interminable y está en perpetua renovación. Bien propio e inalienable, el lenguaje es también un referente necesario para plasmar y sostener, no sólo la individualidad propia, sino la del grupo. Contrariamente a los bienes de consumo, el lenguaje jamás se agota, recreándose continuamente; por lo tanto, compite con ventaja con cualquier producto manufacturado. Es también un bien solidario: lo comparte toda una comunidad, por un espontáneo sistema de trueque. Y por fin, es un bien absolutamente gratuito, ya sea en su apropiación como en su circulación. En otras palabras, es un bien totalmente subversivo, porque siendo como es, el bien más importante para los seres humanos – ya que es el don propio de la especie, el que nos diferencia de otros animales - su naturaleza se opone a la de todos los otros bienes de consumo, que en lugar de ser gratuitos, solidarios e inagotables son, sin excepción, agotables, costosos y no compartidos. En este sentido, el lenguaje es un amenazante peligro para la civilización mercantilista, por su estructura única e indestructible, que ningún mercado puede poner en jaque. Por eso, para los 5

sectores del poder es perentorio, dada la resistencia del lenguaje, volverlo invisible e inaudible, cortarnos de esa fuente inconsciente y solidaria del placer que brilla en el habla popular, en los chistes que brotan como salpicaduras en las conversaciones entre amigos, en las nuevas canciones hermosas, en las creaciones auténticas que surgen todos los días en el patio de un colegio, en la mesa familiar, en la charla de un grupo de adolescentes.” 2 Ante tamaña dimensión que muestra la existencia, vida y salud de la gratuidad, ¿qué doctrina se revela entonces detrás de las sentencias (aparentemente) miopes de Piñera? Una muy poderosa, por cierto; la mercantilización profunda y global. Uno de los objetivos del que Félix Guattari llama CMI - “Capitalismo Mundial Integrado” 3 - consiste en que el mercado pueda mercantilizar todo lo mercantilizable. O dicho con menos “emes”: que los bienes de uso sean redefinidos, tratados y transados como si fueran bienes de cambio para que, a fuerza de esto, vayan convirtiéndose a tales. Las técnicas para lograrlo son variadas: una sencilla y aparentemente inocente es inventando valores económicos de referencia a acciones y gestos que son netamente de uso. Por ejemplo, calcular cuanto valdría en dinero una hora de Actividad Voluntaria si tuviera que hacerla un profesional rentado. Este mecanismo es lamentable, irrisorio y de consistencia endeble y, sin embargo, promovido vergonzosamente por la propia OIT. 4

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Bordelois, Ivonne (2005) La palabra amenazada, Libros del Zorzal, Bs. As., Cap. 5, Una riqueza

inagotable, Págs. 33 a 36 3

Guattari, Félix (1996) Las Tres Ecologías, Pretextos, Valencia; en el que agrega: “El capitalismo post – industrial, que por mi parte prefiero calificar de CMI, tiende cada vez más a descentrar sus núcleos de poder de las estructuras de producción de bienes y servicios hacia las estructuras productoras de signos, sintaxis y de subjetividad, especialmente a través del control que ejerce sobre los medios de comunicación, la publicidad, los sondeos, etcétera.” 4

Manual on the Measurement of Volunteer Work, International Labour Office Geneva, Final Approved Pre – Publication Version, March 2011 (Manual para la Medición del Trabajo Voluntario, Organización Internacional del Trabajo, Ginebra. Versión Final aprobada para su pre – publicación, Marzo de 2011)

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O directamente y sin más velos, promover el Voluntariado Pago, adefesio conceptual retribuido casi siempre a precio inferior al que indican las leyes, verdadero torna atrás de las conquistas gremiales… Otra técnica es sembrar sistemáticamente la falacia de que “a las cosas hay que cobrarlas aunque sea mínimamente, porque lo que se entrega gratuitamente no es valorado”. Una tesis sin comprobación científica alguna, que se desmiente olímpicamente mostrando que tres de los “bienes” tal vez más importantes para todos; la sangre, los órganos y la leche materna son gratuitos (y necesariamente deben serlo, por ley). Habría que preguntarle a los que repiten aquella falacia cuál es su contraargumento, aunque no es descabellado intuir que, si fuera por ellos, habría también que cobrarlos. Una técnica más sofisticada – algo lógico, puesto que debe atacar al sistema gratuito más poderoso del mundo – es el empobrecimiento del vocabulario, la invisibilización de los dialectos, el vaciamiento de los conceptos y el secuestro de las palabras. A lo ya planteado por Bordelois, puede sumarse lo que nos dice Antonio Madrid: “He criticado la apropiación de referentes sociales como la gratuidad, la solidaridad o la generosidad por parte del aparato estatal y los agentes económicos dominantes. Este proceso de fagotización también se extiende a las palabras. Los agentes políticos y económicos que ocupan posiciones hegemónicas tienden a adueñarse del sentido de las palabras. Establecen y controlan gran parte de los mecanismos a través de los cuales se configura el contenido semántico de las mismas. Este orden de cosas favorece la construcción y extensión de un conformismo ético y político.” 5 ¿Tiene esta mercantilización algún límite? Por etapas, sí. En la actual, el límite respetado es el trato gratuito entre conocidos.

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Madrid, Antonio (2001) La institución del Voluntariado, Trotta, Madrid, Pág. 193

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¿Qué significa esto? Que el CMI acepta que las relaciones entre personas conocidas (relaciones de pareja, de parentesco, de amistad y de vecindad contigua) sean gratuitas. Pero no más allá. El mercado todavía no reacciona si un padre le enseña a andar en bicicleta a su hijo sin que éste le pague, o si un amigo invita a otro a jugar al fútbol o si una sobrina acompaña a su tía al médico sin pretender cobrarle por ello. Pero si el trato es entre terceros desconocidos y no es sólo un trato ocasional sino sostenido, allí sí la gratuidad es pecado, atraso, potencial negocio desaprovechado. “Los terceros desconocidos que quieran relacionarse de manera duradera entre sí deben hacerlo a través de transacciones de compra – venta”, mercantilismo dixit. Relación donde cada uno tenga algo para vender o el medio de pago suficiente para comprar; oferta y demanda pura y dura. Cuando el mercado descubre que existen relaciones no mercantiles profundas, vitales y duraderas entre individuos o grupos desconocidos, le brota el predicho malhumor y pone en alerta sus mecanismos de colonización y marginación. Y aquellas relaciones las propone y concreta, claro, el Voluntariado. De allí la relación de tensa tolerancia teórica entre Voluntariado y neoliberalismo. Quiero aclarar, no obstante, que con la perspectiva adoptada hasta aquí sosteniendo el elogio de la gratuidad no estoy planteando, ni mucho menos, un “gratuitismo”. No imagino un mundo donde no haya producción, trabajo o intercambios, es decir, economía. Al contrario; la complejidad del mundo actual pone lo económico en el centro del debate y de alguna manera la humanidad tendrá que gestionar su producción, su consumo y sus intercambios. Allí es donde aparecen las propuestas de Economía Solidaria frente al mercantilismo y la especulación.

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Pero volviendo al foco, el ninguneo de la gratuidad es en definitiva otro mecanismo más de su proceso de marginalización; un énfasis de ausencia (podría decir Boaventura 6) poderoso y vulgar que marca, hiere y disciplina abriendo camino a cada palmo más ancho para una mercantilización global. Cruzada que tal vez desde el Voluntariado no vayamos a poder detener, pero sí denunciar como cada vez más impúdica y tan vacía como una mueca. Para finalizar, un párrafo de esos que uno escribe, luego saca, luego pone, más tarde corta, y al final decide volver a pegar… Aún a riesgo de salirme del foco de análisis que me había propuesto, limitado a una crítica desde el Voluntariado, y ya que estamos, habría que avisarle a Piñera y a los políticos gerenciadores que piensan que un país o una ciudad autónoma se gestionan como si fueran empresas, que en el medio, entre su cielo de mercado y el infierno que vaticinan si a la educación o la salud les roza la gratuidad, están las aspiraciones de autonomía instituyente que las personas y pueblos activan constantemente para un mejor vivir y que se niegan a resignar, vender o entregar. Aspiraciones que son, vaya lección, bienes de uso gratuitos y extensos. _______________________________________

*Profesor de la Universidad Nacional de San Martín Coordinador del Grupo de Estudio de Organizaciones de la Sociedad Civil CEDeT - UNSAM Agosto MMII [email protected] www.unsam.edu.ar http://www.cedet.edu.ar/cedet-investigacion-soccivil.asp

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De Sousa Santos, Boaventura (2006) Renovar la crítica y reinventar la emancipación social, CLACSO, Bs. As.; donde expone su “Sociología de las Ausencias”

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