ESTRATEGIAS DE BUSQUEDA DE EMPLEO DE LOS JOVENES ESTUDIANTES SECUNDARIOS DE LA REGION METROPOLITANA VOLUMEN I UN ANALISIS CUANTITATIVO

ESTRATEGIAS DE BUSQUEDA DE EMPLEO DE LOS JOVENES ESTUDIANTES SECUNDARIOS DE LA REGION METROPOLITANA VOLUMEN I UN ANALISIS CUANTITATIVO Carlos Alvarez...
8 downloads 0 Views 151KB Size
ESTRATEGIAS DE BUSQUEDA DE EMPLEO DE LOS JOVENES ESTUDIANTES SECUNDARIOS DE LA REGION METROPOLITANA VOLUMEN I UN ANALISIS CUANTITATIVO

Carlos Alvarez S. Sergio Ibañez S. Leandro Sepúlveda V. Documento No. 4- 2000

TABLA DE CONTENIDOS

I INTRODUCCION .................................................................................................. 3 II ANTECEDENTES: JUVENTUD Y EMPLEO................................................................ 5 2.1. Juventud y Empleo .......................................................................................... 5 2.2. Hipótesis sobre el Desempleo Juvenil ................................................................ 7 III EL PROBLEMA DE ESTUDIO.............................................................................. 11 IV MARCO DE ANÁLISIS ....................................................................................... 13 4.1. El Período Juvenil ......................................................................................... 13 4.2. Escuela y Reproducción del Orden Social ......................................................... 15 4.3. Los Jóvenes y Su Imagen del Trabajo ............................................................ 19 4.4. Propuesta Conceptual: Aproximación al Concepto de Estrategia ......................... 22 V ALCANCES METODOLÓGICOS DEL ESTUDIO ....................................................... 26 VI RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN................................................................ 29 6.1. El Trabajo como realidad postergable y la vida escolar como espacio de refugio. 29 6.2. Representaciones del Trabajo en Jóvenes Estudiantes de Enseñanza Media ........ 30 VII CONCLUSIONES ............................................................................................. 48 BIBLIOGRAFÍA ..................................................................................................... 54 ANEXOS .............................................................................................................. 57

I INTRODUCCION Los procesos de incorporación de los jóvenes al mundo laboral, y las diversas estrategias que deben desarrollar en la búsqueda de empleo, constituye una realidad débilmente considerada en la discusión pública de los últimos años. En efecto, la relación entre los jóvenes y trabajo suele tratarse desde una óptica objetiva, que enfoca el problema, fundamentalmente, desde las estadísticas de empleo, y el análisis de comportamiento de los indicadores más relevantes del mercado. Sin desconocer la importancia de esto, los límites del análisis radican en que, por lo general, los sentidos, expectativas y proyectos que organizan la vida personal y colectiva de los sujetos, cuestiones socio-culturalmente de mayor alcance, quedan relegados o excluidos de la reflexión. En otras palabras, en el análisis de la relación juventud y trabajo la mirada tiende a ser sesgada, minimizando su dimensión subjetiva. A diferencia de esto, sostenemos que conocer la racionalidad con que los actores se enfrentan al trabajo, resulta ser, a todas luces, un ejercicio esclarecedor para pensar, de un modo más complejo, los procesos sociales y culturales que están incidiendo en la vida cotidiana y los proyectos de vida de las nuevas generaciones de nuestra sociedad. En este documento se dan a conocer los resultados de una investigación de carácter cualitativo realizada durante el año 1999, y que tiene por objetivo conocer las estrategias laborales que desarrollan jóvenes estudiantes de enseñanza media en la Región Metropolitana. En breve, a través del análisis del discurso de los jóvenes, se ha querido profundizar en la percepción que éstos tienen del trabajo, de las eventuales diferencias respecto a un proyecto de vida, y la incidencia que el tipo de establecimiento, o la condición social, tiene en este proceso crucial en la vida de los jóvenes. En rigor, desde nuestro punto de vista, las estrategias de búsqueda de empleo, esto es, los recursos simbólicos y materiales con que cuentan los jóvenes para comenzar a enfrentar el mundo del trabajo, constituyen señas relevantes de futuro. Indicadores de nuevas políticas sociales y bases para una reflexión informada de lo que queremos hacer con nuestra propia sociedad. Como cualquier documento que da cuenta de los resultados de una investigación, éste se organiza en tres grandes secciones. La primera sección, junto con destacar algunos antecedentes que relevan la importancia del problema estudiado, desarrolla el marco conceptual necesario para contextualizar el estudio. De manera particular, se desarrolla aquí el concepto de estrategia laboral y sus principales vinculaciones.

En una segunda sección, junto con caracterizar brevemente los alcances metodológicos del presente estudio, se discuten los principales resultados obtenidos de la aplicación de una serie de grupos de discusión a jóvenes estudiantes que cursan enseñanza media en la región Metropolitana. Por último, en la tercera sección se relevan algunas hipótesis conclusivas que orientaron una segunda fase investigativa que se presenta como el segundo volumen de este estudio. Este documento ha sido elaborado en el marco de un estudio mayor encabezado por Sergio Martinic, y que ha contado con el financiamiento de Fondecyt.

II ANTECEDENTES: JUVENTUD Y EMPLEO 2.1. Juventud y Empleo En nuestro país, según la información proporcionada por la encuesta CASEN, la población que tiene entre 15 y 29 años, alcanzaba en 1998 a 3.742.031 jóvenes, lo que correspondía al 25,6% de la población total nacional. La distribución de la población juvenil por tramo etáreo es relativamente proporcional para cada subtramo de edad; así la población entre 15 y 19 años representa un 35,4% del total de jóvenes, aquellos que se concentran en el tramo que va de los 20 a 24 alcanza a un 33,5% y, por último, quienes se encuentran entre los 25 y 29 años suman un 31,1% de la población total juvenil en Chile. En 1998, la fuerza de trabajo juvenil se empina cerca del 30% de la fuerza de trabajo del país, situación que es notoriamente inferior a la experimentada en 1990, cuando los jóvenes representaban el 37% de total de la fuerza de trabajo. Sin embargo, la tasa de participación, en relación con el conjunto de población juvenil se mantuvo prácticamente inalterada, con una cifra que bordea el 48%. El análisis de indicadores de desempleo juvenil demuestra, al igual que la década anterior, que este es marcadamente superior al adulto. Así, según cifras del INE para el trimestre noviembre enero de 1998, la tasa de desocupación alcanzaba en el grupo etáreo de 15-24 años al 13%, mientras que en el mismo período la tasa de desocupación de los adultos no superó el 5,2%.1 Un análisis más exhaustivo de los datos, esto es, más allá de los promedios nacionales, muestra que las altas tasas de desocupación juvenil se ven asociadas a tres tipos de fenómenos: la edad, el género y el nivel de ingresos de la familia de origen. En efecto, en lo que refiere a la edad, si se analiza las cifras proporcionadas por la encuesta CASEN de 1996, es posible apreciar que el desempleo juvenil disminuye comparativamente cuando se asciende en los subtramos etáreos, verificándose importantes diferencias en la tasa de desocupación entre el grupo de 15 a 19 años y el de 25 a 29 años, tal como lo demuestra el siguiente cuadro2.

Si bien la crisis recesiva de fines de 1998 varió el panorama, duplicando las cifras de desempleo a nivel nacional, la relación entre el promedio nacional y el desempleo juvenil sigue siendo la misma de antes, es decir, dos a dos y media veces el promedio general para el país. 2 Hasta el momento de redactarse este documento, no existía la información actualizada para este dato de la encuesta CASEN 1998.

1

TASA DE DESOCUPACION DE LA POBLACION DE 15 A 29 AÑOS SEGÚN GRUPO DE EDAD, 1996 Grupo 15 A 19 años Grupo 20 a 24 años Grupo 25 a 29 años 19,6% 10,6% 6,8% Fuente: MIDEPLAN: “Situación de los jóvenes en Chile, 1996”. Santiago, Septiembre de 1997.

En segundo lugar, existen diferencias notorias en el desempleo juvenil dependiendo de si la familia de origen del joven pertenezca al segmento más pobre de la población o, por el contrario, al más rico. Las diferencias aludidas son fáciles de percibir a la luz de las cifras que se muestran a continuación3. TASA DE DESOCUPACIÓN DE LA POBLACION DE 15 A 29 AÑOS POR QUINTIL DE INGRESO, 1998 Grupo de Edad Quintil de Ingreso I II III IV V 15 a 29 años 39,3% 18,0% 12,6% 9,5% 7,4%

Total 16,7%

Fuente: MIDEPLAN: “Resultados Encuesta CASEN 1998: Documento Nº3. Situación del Empleo en Chile. 1998.” Santiago, Julio de 1999.

Por último, la tasa de desocupación promedio de las mujeres es mayor en todos los tramos de edad, incidiendo con mayor fuerza en el caso de las mujeres jóvenes. Las mujeres presentan, en la mayor parte de los casos, tasas de desocupación equivalentes a dos veces la de los hombres. TASA DE DESOCUPACIÓN DE LA POBLACION DE 15 A POR QUINTIL DE INGRESO, SEGÚN SEXO, 1998 Grupo de Edad Quintil de Ingreso 15 a 29 años I II III Hombres 34,4% 15,1% 10,9% Mujeres 48,9% 23,7% 15,2%

29 AÑOS

IV 8,0% 11,5%

V 7,4% 7,4%

Total 15% 19,5%

Los datos anteriores muestran, por consiguiente, una situación que expresa la heterogeneidad de la realidad juvenil en nuestra sociedad. Siendo la situación de desempleo una realidad que afecta ampliamente a este segmento de la sociedad, claramente los grupos más vulnerables son los tramos de menor edad; y dentro de ellos, quienes se ven mayormente afectados son los desertores escolares o con escolaridad incompleta (15 a 19 años), que pertenecen al 40% de la población de menores ingresos. Finalmente, al interior de este segmento, la situación más difícil la viven las mujeres jóvenes.

3

En la Información de la CASEN 1998 se comienza a notar el impacto de la crisis recesiva. La tasa de desocupación para el grupo 15 a 29 años es 6 puntos superior a la de la anterior encuesta.

2.2. Hipótesis sobre el Desempleo Juvenil Bajo este cuadro general (que, más allá de las coyunturas económicas ha sido una constante durante la década del 90), existe un conjunto de hipótesis que intentan dar cuenta de las causas del desempleo juvenil, y las diferencias manifiestas entre éste y el desempleo adulto. En efecto, en los últimos años al considerase el análisis del desempleo juvenil, la discusión se ha centrado en si éste es un fenómeno cíclico, coyuntural o más bien de índole estructural. Y en segundo lugar, si responde más bien a factores relacionados con la oferta laboral o más bien relacionadas con la demanda. Un primer dato relevante a considerar es que las distancias existentes entre el desempleo juvenil y el adulto no son un fenómeno particular de Chile sino, un hecho más bien generalizado en el ámbito mundial. Tal como lo muestra el cuadro siguiente, esta situación es un hecho recurrente aún en países con niveles superiores de desarrollo económico:

RELACION TASA DE DESEMPLEO JUVENIL-TASA DE DESEMPLEO GENERAL

3,5

3

2,5

2

1,5 fuente:"Desempleo Juvenil en Chile: 19861995" Scholnik, M. Riffo, L.

1

0,5

E

H U O SA N G -K O N G SU EC IA BR AS IL JA PO SI N N G AP U ES R PA AR Ñ A G EN TI N A M EX IC O BO LI VI A PE R FI U N LA N D D IN A M IA AR C AL A EM AN IA C AN AD A

IL H

U R O N

C

AY

EG

EA

U

R

G

O C

R U U

A

0

Como se puede apreciar, a excepción de Alemania y Canadá, el mayor desempleo juvenil con relación al adulto es un hecho más que recurrente en el concierto mundial y Chile, por cierto, se encuentra ubicado en aquellos países cuya situación se encuentra en un nivel intermedio. Las cifras de desempleo juvenil en estos países tan distintos entre sí podrían estar asociados entre otros factores a diferencias en la calidad de la educación, como

asimismo a factores relacionados con el dinamismo de las economías y las regulaciones en el mercado laboral, cada uno actuando de manera simultánea.

En el caso chileno, las diferencias entre el desempleo adulto y el juvenil han permanecido relativamente estables en el tiempo, aún cuando la economía ha experimentado profundas transformaciones estructurales y ciclos de crecimiento y contracción. En efecto, si se analizan las cifras de desempleo juvenil durante la década de los ochenta y se las compara con los noventa, podrá concluirse que aún cuando las cifras absolutas experimentan una variación significativa, la tasa de desempleo juvenil duplica, aunque con fluctuaciones, al desempleo adulto. Una tendencia similar se aprecia al analizar las cifras por un período de tiempo mayor como lo muestra el siguiente cuadro. Tasas de Desempleo en el Gran Santiago 25

20

Tasa general Menores de 25

15

10

5

0 1959-60

1969-70

1979-80

1989-90

1995-96

Fuente: Beyer, H: “¿Desempleo Juvenil o un Problema de Deserción Escolar?”. CEP. 1998

Estos datos dan cuenta de que el problema del desempleo juvenil estaría asociado, en mayor medida, a situaciones de tipo estructural por sobre aquellas de índole coyuntural. Entre los factores que pueden concurrir en la explicación del hecho, destaca la baja elasticidad del em pleo juvenil con relación al crecimiento del PIB. En efecto, el empleo juvenil muestra una alta sensibilidad frente a las fluctuaciones de la economía. En otras palabras, una hipótesis en esta área señala que en los ciclos contractivos de la economía, la tendencia de reducción en el empleo se concentraría mayoritariamente en aquellos trabajadores de menor experiencia y calificación, grupo principalmente compuesto por jóvenes, mientras que en períodos de expansión la tendencia a la contratación sería la opuesta, es decir, concentrada en aquellos grupos de mayor calificación y experiencia, grupo compuesto principalmente por adultos.

Por consiguiente, el crecimiento económico no beneficiaria por igual a adultos que a jóvenes. Estos últimos tendrían más dificultad en encontrar un empleo en épocas de expansión y serían los primeros en ser despedidos en épocas de recesión o menor crecimiento. Lo anterior tiene consecuencias significativas como expresión de un cuadro estructural de exclusión, tal como se ha venido señalando a lo largo de la década del 90. Este diagnóstico, por cierto, se ve reforzado por los cambios en la estructura productiva del país y la dinámica de empleabilidad, que ha afectado notoriamente la evolución de la ocupación de mano de obra en general y de los jóvenes en particular. Tan importante como lo anterior, en los últimos años se ha destacado las carencias del sistema educacional como uno de los elementos que explicarían el desempleo juvenil. En este contexto se señala la paradoja de que los jóvenes, siendo más escolarizados que sus padres, presenten mayores niveles de desempleo. Esta diferencia sería producida porque la educación recibida y especialmente la educación media, no estaría a la altura de las exigencias que plantea el mundo productivo. A la heterogénea calidad del sistema, se suma el cuestionamiento del carácter enciclopédico e ilustrado de la modalidad científico humanista, que solo posibilita la continuidad de estudios superiores en la Universidad o Institutos Privados. A la situación descrita tampoco escaparía la modalidad técnico profesional, a la que accede buena parte de la población más pobre del país. Si bien esta modalidad ha tenido un notorio avance en matrícula durante la primera mitad de la década, no ha generado diferencias sustantivas en términos de inserción laboral. La crítica fundamental estaría asociada a escasa flexibilidad y obsolescencia de los conocimientos técnicos, que privilegia la especialización por sobre el desarrollo general de habilidades que permitirían una adaptación rápida a los cambios que exige en mundo de la producción. En ese sentido, se critica la escasa calidad en la enseñanza en conocimientos básicos y de habilidades de autoaprendizaje, en donde la EMTP es inferior a la EMCH e incluso a la EMCH municipal. Unido a lo anterior, se destaca la calidad y obsolescencia de la infraestructura y equipamiento de las unidades educativas que imparten este sistema de enseñanza. La reforma educacional actualmente en marcha, plantea la necesidad de que exista un enfrentamiento global del problema del sentido de la enseñanza media y de las consecuencias que de allí se derivan para su organización; sin embargo, tales modificaciones son de largo aliento y sus resultados verificables en el mediano y largo plazo.4 4

Recientemente ha comenzado a desarrollarse, con mayor profundidad, una discusión sobre la relación, a veces distante, entre el mundo de la educación y del trabajo. Véase, por ejemplo,

Como lo han demostrado varios estudios, la evidencia empírica de carácter descriptivo si bien no es concluyente, muestra un grado importante de asociación entre la escolaridad y las tasas de desocupación. En efecto, aquellos jóvenes con mayor escolaridad se demoran menos años en remontar la brecha existente en términos de ocupación con los adultos, que aquellos que no cumplen con esa condición. TASA DE DESOCUPACION SEGUN EDAD Y AÑOS DE ESCOLARIDAD EDAD EDUCACION 8 años 12 años 16-17 años 15-16 17-18 19-20 21-22 23-24 25-26 27-28

18,6 % 16,7 % 14,6 % 14,4 % 11,1 % 6,8 %

20,0 % 15,1 % 11,7 % 10,1 % 5,6 %

23,2 % 11,0 % 7,0 %

Fuente: Beyer, H. Op, cit.

No obstante lo anterior, cabe destacar a partir de lo que se observa en el cuadro, que la educación es un factor que se traduce en un mejoramiento de la situación del empleo en los jóvenes, sin embargo, esta no tiene un efecto significativo en el corto plazo. Así, por ejemplo, el desempleo durante el primer año de incorporación al mercado laboral es alto para todos los grupos de edad, independiente de su nivel educativo. Por otra parte, en el grupo de jóvenes que se ubica en edades que van desde los 21 a los 24 años no existen diferencias sustanciales en las tasas de desocupación, sea que tengan ocho o doce años de escolaridad. A partir de lo anterior es posible suponer que en el mercado laboral el factor “experiencia” constituye un elemento importante. Experiencia, sin embargo, entendida en una doble dimensión. Por una parte, aquella a la que corrientemente se alude desde el mundo de la empresa o los empleadores, experiencia en el oficio, experiencia en el trabajo, es decir, la experiencia como un elemento funcional al puesto de trabajo. Por otra parte, experiencia que gana el joven para entender como opera el mercado laboral, para regular sus expectativas en el corto plazo y trazar aquellas de largo aliento, mayormente vinculadas a proyectos de vida. Finalmente, un último factor asociado al desempleo juvenil dice relación con las expectativas de los jóvenes. Sin pretender desarrollar este punto, puesto que se revisará Alvarez, C “La juventud, la educación media y el trabajo”. CIDE, documento de trabajo nº 11, 1997.

en el capítulo sobre representaciones del trabajo, algunos estudios han señalado la inadecuación de la formación orientada a un modelo profesional, no necesariamente coherente a la calidad de la formación entregada o la multiplicidad de caminos laborales posibles. Al ser formados bajo un solo modelo de futuro, inviable para todos, la frustración y la desesperanza se constituye en una variable que incide en actitudes posteriores de precaria incorporación al mundo del trabajo.

III EL PROBLEMA DE ESTUDIO La alta tasa de desocupación juvenil es una tendencia general tanto en Chile como en América Latina. Esta situación podría atribuirse a la dificultad que han tenido los gobiernos para generar empleos en una proporción adecuada a los requerimientos y al crecimiento de la población, y, también, a que el sistema educativo no está preparado para responder a las nuevas necesidades y demandas del mercado ocupacional. En Chile, si bien los programas de capacitación para el trabajo, promovidos y financiados por el Estado, muestran resultados interesantes en términos de cobertura, focalización e inserción laboral, existen desafíos pendientes en torno a estos temas además de la aparición de nuevos fenómenos asociados. Evaluaciones realizadas por organismos estatales dan cuenta que no todos los jóvenes se sienten convocados a capacitarse en estos programas aún cuando no cuenten con una calificación que les permita mejorar sus ventajas comparativas en el mercado laboral. Asimismo, la opción de insertarse plenamente en un empleo una vez egresados de los cursos, no constituye para todos una prioridad. Todos estos aspectos dejan en claro la necesidad de generar esfuerzos de investigación que mejoren la información de base sobre la cual se diseñan las políticas y programas de capacitación que se ofrecen a los jóvenes. No sólo información “objetiva”, referida a la realidad socioeconómica, educacional o demográfica de los jóvenes que se pretende beneficiar, sino también, información sobre sus expectativas, sus percepciones, sus conductas, sus acciones. De igual modo, estudios recientes muestran la importancia de conocer las formas que asume la búsqueda de empleo por parte de los jóvenes. La experiencia indica que parte importante de los resultados en los procesos de colocación o ubicación en nuevos puestos de trabajo, se ven mediados por el conocimiento (o desconocimiento) que el postulante tiene de cómo opera el mercado laboral y, a su vez, de su representación del trabajo e imagen de inserción social futura. En el orden práctico, hace ya tiempo que se viene enunciando las deficiencias de la educación media en su acercamiento al mundo del trabajo. Estas críticas no solo se dirigen a la enseñanza media científico humanista, sino también a la técnico profesional. Las deficiencias de esta última radicarían en la discontinuidad de los aprendizajes entre la educación técnica de nivel medio y post-medio; la falta de adecuación de los aprendizajes escolares a la realidad de las unidades productivas y la baja motivación de los alumnos. A todo ello habría que añadir el nulo desarrollo de aspectos más transversales relacionados con el trabajo que no necesariamente se ligan a un dominio técnico de la especialidad, sino que se relacionan con un conocimiento más amplio del mundo del trabajo, del mercado laboral y de la organización del mundo de la empresa.

Los requerimientos ligados a los procesos de inserción laboral, así como las deficiencias que muestra la enseñanza media en la formación para el trabajo, hacen aconsejable acrecentar la información disponible respecto de la forma en que los estudiantes se aproximan al mundo laboral. En particular, conocer si los estudiantes, antes de egresar de la educación secundaria, elaboran estrategias laborales y qué factores están asociados a ellas. A partir de los expuesto, resulta relevante preguntarse: ¿ Cuáles son las estrategias de búsqueda de empleo de los jóvenes estudiantes de enseñanza media?; ¿Cómo varían estas estrategias de acuerdo a las características socioculturales y educacionales de los jóvenes?; ¿Qué aspiraciones y expectativas tienen estudiantes de enseñanza media respecto del trabajo? Estas y otras preguntas relacionadas son las que intentamos responder en el presente estudio.

IV MARCO DE ANÁLISIS 4.1. El Período Juvenil El período juvenil se define como una etapa en tránsito, o moratoria hacia la vida adulta. Se trataría de “un período de la vida posterior a la madurez fisiológica, en el cual el sujeto todavía no ha asumido la madurez social, y en que no ha asumido los roles que normalmente se confían a los adultos de la sociedad” 5. Por consiguiente, se establece que dicho concepto alude a una etapa de transición hacia la adultez, período aún no alcanzado y al que se llegará en plenitud cuando los sujetos sean capaces de lograr ciertos hitos vivenciales definidos como propios de esta etapa como son, entre otros, formar una familia y sustentarse económicamente. El concepto de juventud, en tanto categoría social, es relativamente reciente. que Se vincula al nacimiento del industrialismo que lleva a la extensión de la socialización fuera de la familia, a la postergación de la incorporación al empleo y a necesidades de capacitación laboral. En América Latina, el surgimiento del fenómeno es posterior, y se lo vincula con la generalización relativa de la educación, el crecimiento de las ciudades y de la vida urbana, el aumento de los medios de comunicación de masas, el desarrollo empleos propiamente juveniles, y el desenvolvimiento de formas nuevas de participación social. Así, la integración de los jóvenes a la sociedad se produce a través del procesos social e históricamente contextualizados. Es en estos espacios, su entorno socioeconómico, la familia, el grupo de amigos, y su relación con los ámbitos culturales (educativos, la televisión, las modas, la música, etc.), donde los jóvenes vivencian la realidad. Estos contextos son momentos y escenarios en donde el individuo se mueve y actúa. Bajoit y Franssen6, señalan, refiriéndose a las relaciones entre los contextos de socialización y la capacidad propia del sujeto, que cada individuo es sometido a un condicionamiento social. Es decir, el individuo en los distintos campos es sometido a la acción de los demás por medio de, por ejemplo, la autoridad, influencia, poder y dominación social. Este condicionamiento toma dos formas, por un lado, cuando los demás hacen saber al individuo lo que se espera de él, lo que es normal, lo legítimo, lo deseable, lo ilegítimo o lo prohibido. Cada individuo construye sentidos culturales (representaciones, normas, valores, ideologías y códigos), que constituyen estructuras de sentido que condicionan sus expectativas. De esta manera, el joven se enfrenta a limitaciones producto de las estructuras de control, y es capaz de cuestionar y a veces transgredir esos controles, 5 6

Weinstein, J.La juventud urbano popular vista desde la sociología. Cide, 1984. Bajoit, G y Franssen, A. Les Jeunes dans la compétititon. PUF, coll. Sociologie d´ Aujourd´ hui. París 1994.

siempre y cuando se constituyan en una acción valorada por el grupo de pares más significativo para él. En una sociedad compleja, regulada por las lógicas de la seducción cultural y de competencia, una de las características más notables de la experiencia de los jóvenes es “la heterogeneidad de los contextos de socialización. La viven, por ejemplo, en el desfase que existe entre el mundo de la familia, de la escuela, de la televisión, de los amigos”7. Con ello puede decirse que en cuanto a agentes de socialización, tan importante como la familia de origen, son los grupos de pares, los medios de comunicación y el sistema educacional. Los grupos juveniles, ayudan a que el paso a la adultez se haga en forma eficaz. Esto ocurre siempre que las normas y las orientaciones de estos agentes socializadores colectivos sean coincidentes o no contradictorios con los de la sociedad. El grupo de pares actúa como referente permanente para la actuación del individuo. Dado que las prácticas y eventos sociales aparecen como algo a realizar o llevar a cabo o como etapa a superar, los jóvenes buscan referencia en otros jóvenes para encauzar la acción y aprender formas de proceder frente a situaciones diversas. Estas relaciones características de la edad, van configurando el sentido de ser colectivo. El sistema educacional, en cambio, si bien en términos explícitos, busca generar competencias o habilidades que faciliten la inserción social y laboral posterior, reproducen en términos implícitos un orden social que se asemeja al existente en la sociedad. En efecto, la cultura escolar actúa en los establecimientos homogeneizando a los jóvenes como “alumnos”. Las prácticas de control y vigilancia hacia los estudiantes impiden la construcción de autonomía y participación, lo que genera como consecuencia que los estudiantes sean infantilizados. Ello sin embargo no significa una aceptación pasiva de las normas impuestas desde la escuela. Por el contrario, los jóvenes desarrollan diferentes estrategias de resistencia en los espacios públicos y privados, aunque éstas terminen, finalmente, reproduciendo el orden social. Por otra parte, la influencia, de los medios de comunicación como agentes socializadores es, al menos en América Latina, un fenómeno de reciente data. En el caso chileno, podría decirse que el consumo cultural juvenil es un fenómeno de los últimos veinticinco año, ampliándose el acceso a agencias de transmisión cultural de carácter masivo (especialmente radio y TV). En estos medios, los jóvenes comienzan a ser distinguidos como un segmento social con características propias y a los cuales se dirige una amplia gama de productos de consumo masivo, intentando generar de paso, una suerte de homologación de aspiraciones, gustos y prácticas culturales.

7

Franssen, A. y Salinas, A. “Cultura juvenil, cultura escolar, medios de comunicación de masas y equidad: La escuela en la tormenta”. Documento de referencia del Seminario-Taller “ Reforma de la educación media en Chile: ¿Más equidad?”. Santiago, 10 y 11 de abril de 1995. pág. 8-9.

En síntesis, los jóvenes reciben influencias de distintas agencias de socialización. En el devenir de sus prácticas, sin embargo, ellos asumen distintas posturas. Algunos manifiestan casi una nostalgia por un mundo que sienten amenazados (la cultura popular, la cultura nacional). Otros, al contrario, participan plenamente de la cultura audiovisual y tecnológica y rechazan los modos de transmisión de la escuela. La mayoría se ubica entre estos distintos polos, haciendo su propia síntesis.

4.2. Escuela y Reproducción del Orden Social Existe en la literatura sociológica una amplia discusión acerca de la escuela y su carácter reproductor del orden social. El principal expositor de esta corriente es sin duda Pierre Bourdieu, quien señala que la escuela actúa homologando las diferencias sociales que se producen fuera del sistema escolar, reproduciéndolas en su interior. Ello tendría un correlato en las elecciones “vocacionales” de los estudiantes y su adscripción a un determinado estatus de trabajador. Así, los estudiantes de clases bajas consideran lo que hacen como mero producto de lo que son y el oscuro presentimiento de su destino social no hace sino reforzar sus posibilidades de fracaso, según la ley de que la profecía contribuye a su propio cumplimiento8. Pero no todos los estudiantes mantienen una relación igualmente truncada con su condición presente porque el porvenir no es para todos igualmente irreal, indeterminado o desilusionante. La distancia del proyecto racional es función de las probabilidades de alcanzar las expectativas más profundamente deseadas; tales probabilidades son enormemente diferentes según el tipo de futuro profesional y según la situación presente de cada categoría de estudiantes9. Por su parte, según Bowles y Gintis, las escuelas ayudan a suministrar las capacidades técnicas y sociales que necesita la empresa industrial, e infunden respeto por la autoridad y disciplina en la mano de obra. Las relaciones de autoridad y control en la escuela, que son jerárquicas e incluyen un énfasis en la obediencia, están en paralelo directo con las que dominan en el lugar de trabajo. Las recompensas y castigos obtenidos en la escuela contribuyen a motivar a algunos individuos hacia los logros y el éxito, al tiempo que desaniman a otros, que se encaminan a trabajos mal remunerados. Bajo el sistema actual, señalan los autores, las escuelas están destinadas a legitimar la desigualdad, limitar el desarrollo personal a formas compatibles con la sumisión a la autoridad arbitraria, y a contribuir al proceso por el que la juventud se resigna a su destino10.

8 Bourdieu, P. y Passeron, J.C. Los estudiantes y la cultura. Edit. Labor, 1973. 9 Op.cit., 1973; 90. 10 Bowles, S. y Gintis, H. Schooling in Capitalist America. Londres, Routledge an Keagan Paul,

1976.

Para Harker, es claro que la escuela cumple la función de reproducir las desigualdades sociales, pero no en la forma mecanicista del modelo propuesto por Bowles y Gintis, modelo que muchos asocian erróneamente con Bourdieu. Para este último, la escuela opera dentro del constreñimiento de un particular habitus pero también reacciona cambiando las condiciones externas (económicas, tecnológicas y políticas). La percepción de estas condiciones es filtrada a través del mismo habitus ya establecido, a menudo dando un aire de irrealidad a las adaptaciones que la escuela hace para cambiar circunstancias externas. Por ejemplo, la reacción de muchas escuelas para levantar niveles de desempleo es implementando cursos sobre cómo dirigirse y ser entrevistado para un trabajo; en términos de Bourdieu, para transmitir el estilo de lenguaje y comportamiento del habitus dominante11. El habitus, es a la vez, el principio generador de prácticas enclasables y el sistema de enclasamiento de esas prácticas. Así, en la relación entre la capacidad de producir una prácticas y la capacidad de diferenciar y de apreciar estas prácticas, es donde se constituye el mundo social representado y se define el habitus. Para Bourdieu, la relación que se establece de hecho entre las características pertinentes de la condición económica y social (el volumen y la estructura del capital aprehendido sincrónicamente y diacrónicamente) y las características distintivas asociadas con la posición correspondiente en el espacio de los estilos de vida, sólo llega a ser una relación inteligible gracias a la construcción del habitus como fórmula generadora que permite justificar simultáneamente las prácticas y los productos enclasables, y los juicios, a su vez enclasados, que constituyen a estas prácticas y a estas obras en un sistema de signos distintivos12 . El habitus corresponde al capital cultural incorporado, apropiado por los individuos en el curso de su socialización; este puede considerarse como esquemas de percepciones, disposiciones, representaciones y de acción internalizada. Estos principios internalizados son comunes a todos los miembros de un grupo social, por su carácter estructurado. El habitus es estructurado por el conjunto de condiciones de existencia propio de una clase o grupo. Son, en definitiva, las estructuras mentales a través de las cuales los sujetos aprehenden el mundo social. En efecto, el lenguaje y los hechos de significación no son independientes de las relaciones de poder y del contexto social y económico en el cual se desenvuelven los sujetos. El habitus es a la vez un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas de percepción y apreciación de las prácticas. Y, en los dos casos, sus operaciones expresan la posición social en la cual se ha construido. En consecuencia, el habitus produce prácticas y representaciones que están disponibles para la clasificación, que están objetivamente diferenciadas; pero no son inmediatamente percibidas como

11 Harker, R.et.al.(Edit) An introduction to the work of Pierre Bourdieu. The practice of theory.

MacMillan Press, 1990. 12 Bourdieu, P. y Passeron, J.C. Los estudiantes y la cultura. Edit. Labor, 1973, pág 170.

tales más que por los agentes que poseen el código, los esquemas clasificatorios necesarios para comprender su sentido social” 13. Este autor distingue dos tipo de habitus: primario y secundario. El habitus primario corresponde a las disposiciones aprendidas en la familia, o en el círculo de socialización temprana, este es un habitus marcado por la posición social de la familia. Los habitus secundarios son adquiridos en contextos más especializados, como la escuela, o en grupos específicos. Si nos hemos de referir al habitus de los jóvenes estudiantes secundarios, entenderemos que es un habitus secundario fundado en la existencia de habitus anteriores. Bourdieu señala que las condiciones de existencia comunes a todos los miembros de un grupo estructuran ciertos principios compartidos que en definitiva facilitan la formación de percepciones y representaciones sociales respecto de un objeto social o de una práctica social de personas que comparten un habitus específico. Las disposiciones que constituyen el habitus cultivado se forman, funcionan y son validas únicamente dentro de un campo, en la relación con un campo...que es, en sí mismo, un “campo de fuerzas posibles”, una situación “dinámica” en la que las fuerzas se manifiestan sólo en relación con ciertas disposiciones. Esta es la razón que explica por qué prácticas iguales pueden recibir significados y valores opuestos en diferentes campos, en diferentes configuraciones o en sectores opuestos del mismo campo14. Por otra parte, y desde la perspectiva de Illich, las escuelas inculcarían un consumo pasivo -una aceptación acrítica del orden social existente- por la naturaleza de la disciplina y el régimen que implican. Estas lecciones no se enseñan de forma consciente; están implícitas en los procedimientos y en la organización escolar. El currículum oculto les enseña a los niños que su papel en la vida es saber cuál es su sitio y mantenerse quietos en él. Paul Willis en su libro “Aprendiendo a trabajar” (Learning to Labour) de 1977, expone la posibilidad de estudiar a los agentes de la escuela bajo la perspectiva del análisis de sus conductas estratégicas. Willis abordó a los niños como actores que saben mucho (de manera tácita y discursiva), del ambiente escolar en que se encuentran, mostrando que las actitudes adoptadas por los niños acarrean consecuencias precisas no buscadas que afectan su destino. Cuando salen de la escuela, los niños ocupan puestos de trabajo no calificados, mal remunerados, con lo que dan paso a la reproducción de ciertos rasgos generales del trabajo industrial capitalista. Así, Willis muestra que el constreñimiento opera con la participación activa de los agentes interesados, y no como una fuerza de la que ellos fueran receptores pasivos. De esta manera, para el autor, un conjunto dado de actividades sociales se interpreta como una acción intencional. Luego, las consecuencias no buscadas de las actividades 13 Bourdieu, P. La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Edit. Taurus, 1988. 14 Op, cit. 94.

realizadas, en este caso la reproducción de un orden social, agentes hicieron con intención.

emanan de lo que los

Por su parte, la jerarquía de la escuela asimila modos de conducta y expectativas consensuadas en la sociedad, incluso de un modo implícito de las desigualdades y divisiones de clase; la escuela físicamente está separada del lugar de trabajo y de la experiencia laboral. Si bien es cierto que la escuela y el trabajo comparten pautas generales de poder disciplinario, la disciplina escolar expresa, en palabras de Willis, un paradigma educacional abstracto, que mantiene y reproduce lo que él hace posible. Las actitudes y la conducta de los niños se inspiran en un fondo de experiencia que es parte de su vida fuera de la escuela y que históricamente se han formado en el interior de las comunidades de la clase obrera. Así, niños que rechacen las normas de conducta y los fines propuestos por el medio escolar, tendrán a su disposición el fondo de experiencia de su cotidianeidad, lo que le permitirán elaborar y re-elaborar un fin o proyecto alternativo. Willis señala, respecto de la orientación al trabajo, que la auto-preparación cultural sistemática de los “colegas” (Lad) o no conformistas para una cierta clase de trabajo los distingue de los “pringaos” ( Ear’ole) o conformistas, no sólo en términos de trabajo escolar, sino también en términos de sus expectativas. La división entre conformismo y no-conformismo se experimenta como una división entre distintos tipos de futuro, diferentes clases de gratificaciones y diferentes trabajos que son relevantes para estos elementos15. Estas diferencias no son fortuitas o desconectadas. Por un lado surgen sistemáticamente de las oposiciones del grupo intra-escolar, y por otro lado apuntan a las agrupaciones de la situación post-escolar. La división “pringaos”/ “colegas” es considerada por los afectados como una probable división futura entre cualificados/ no cualificados, trabajo de “white collar”/ “blue collar” (trabajo de oficina/trabajo manual). Estas distinciones son intencionales y forman parte de una conducta estratégica. Según la Teoría de la Estructuración16, el análisis de la conducta estratégica es un análisis social que pone en suspenso las instituciones socialmente reproducidas y que atiende al modo en que los actores hacen registro reflexivo de su obrar; al modo en que aplican reglas y recursos en la constitución de una interacción. En él, el foco se pone sobre las modalidades con que unos actores utilizan propiedades estructurales (características articuladas de sistemas sociales, en especial características institucionalizadas, que se estiran por un espacio y un tiempo) en la constitución de unas relaciones sociales. El análisis de una conducta estratégica supone otorgar primacía a una conciencia discursiva y práctica, y a estrategias de control en el interior de límites contextuales definidos. La conciencia discursiva es lo que los actores son capaces de decir, o aquello a lo cual pueden dar expresión verbal, acerca de condiciones sociales, incluidas, en especial, las condiciones de su propia acción. En cambio, la conciencia práctica es lo que los actores saben (creen) acerca de condiciones sociales, incluidas en especial las condiciones de su 15 Willis, P. Aprendiendo a trabajar. Edit. Akal/Universitaria, 1998:117. 16 Mayores referencias sobre la Teoría de la Estructuración se pueden extraer de las obras de

Anthony Giddens: “La constitución de la sociedad. Bases para la Teoría de la Estructuración”. Amorrortu, 1995. “Las nuevas reglas del método sociológico”. Amorrortu, 1987.

propia acción, pero que no pueden expresar discursivamente; sin embargo, ninguna barrera de represión protege a la conciencia práctica, a diferencia de lo que ocurre con lo inconsciente. El núcleo teórico de Giddens apunta a que los individuos, emplean los recursos y las reglas en los procesos cotidianos en contextos de co-presencia, y al hacer uso de éstos, reproducen y crean nuevas reglas y recursos que dan vida a las estructuras. En otras palabras, a la estructuración de las prácticas sociales.

4.3.

Los Jóvenes y Su Imagen del Trabajo

En primer aspecto a destacar sobre este punto, es la carencia de estudios que de cuenta de la subcultura laboral juvenil. En efecto, el material disponible en los últimos años, corresponde a estudios que abordan esta materia desde la óptica de los jóvenes pobres urbanos17 Por consiguiente, si bien en el curso de este capítulo hablaremos de los jóvenes y el trabajo, hay que consignar que se hará referencia, fundamentalmente, a un caso particular de juventud. Un hecho significativo con relación a las representaciones que tienen los jóvenes sobre la temática, dice relación con que no existe una única forma de representarse el trabajo. Es decir, al interior del grupo de jóvenes pobres, coexisten diferentes formas de representar el trabajo, las que varían según la trayectoria vital de los individuos. Hurtado e Ibáñez destacan como hitos significativos en esta trayectoria, los espacios de socialización generados en los ámbitos educacional y laboral de estos jóvenes. La hipótesis, es que dichos espacios de socialización generan capitales culturales distintivos que inciden en las representaciones que tienen los jóvenes del trabajo. En una primera aproximación, el trabajo constituye una experiencia compleja para los jóvenes, en tanto se percibe que es difícil adaptarse a ella. Esta imagen es particularmente enfatizada por los jóvenes que mantienen un contacto cercano con su experiencia escolar y recién comienzan a enfrentarse al mundo del trabajo; su incorporación a él se vive con inseguridad, y el mundo laboral es representado como lejano y competitivo en contraposición a la etapa escolar, donde las principales referencias son la escuela o el liceo y el grupo de pares que son evocados como espacios en los cuales predomina un clima de confianza y distensión. En suma, los jóvenes más escolarizados y con una inserción más esporádica y tardía definen de manera mayormente adversa el trabajo que aquellos con menor escolaridad y una inserción más temprana. Las aspiraciones y la definición del trabajo guardan directa relación con el capital cultural adquirido en las trayectorias educacionales y laborales. Así, para quienes son poseedores de una educación secundaria completa y que a su vez cuentan con una experiencia laboral 17 Hurtado, P. Ibáñez, S. “Las Representaciones Sociales del Trabajo en Jóvenes Urbano

Populares”. Tesis para optar al título profesional de Sociólogo. U. de Chile. 1995 y Feedback Comunicaciones. “Expectativas y Estrategias Laborales de Jóvenes de Escasos Recursos”. 1997. MIDEPLAN (Mimeo). “Orientaciones Juveniles sobre el Trabajo”. 1997.

sólo inicial, se aprecia un intento por postergar su inserción laboral con miras a invertir esfuerzos y recursos en continuar sus estudios. Así la etapa juvenil se vive como una tensión entre los estudios y el trabajo, los primeros permitirían obtener un título, “ser alguien en la vida” y obtener “mejores” oportunidades de inserción laboral, mientras que una inserción temprana en el mundo laboral “atraparía” -según estos jóvenes- a muchos de ellos en una suerte de deslumbramiento por el dinero fácil y el consumo. Sin embargo, la sobrevaloración que hacen los jóvenes de mayor cercanía con su experiencia escolar, es relativizada por aquellos que tienen una mayor lejanía con ella y cuentan con una mayor trayectoria laboral. Ellos señalan que el estudio de una carrera no garantiza en ningún caso un acceso a un buen trabajo, más allá del sacrificio que se haga. En cuanto al significado del trabajo, el estudio citado muestra que existen referentes conceptuales disímiles. En efecto, el trabajo, desde el punto de vista conceptual de los jóvenes, encarna aspectos instrumentales y expresivos. Instrumentales en la medida que se perciben como “un medio para”. Expresivos en la medida que permite expresar aspectos propios del ser humano, que van más allá de la mera satisfacción de necesidades materiales. Ahora bien, desde un punto de vista temporal, los contenidos de ambos pares de conceptos varían, según sea el momento en el cual se expresan. El cruce de ambas dimensiones genera tres tipos de definiciones posibles las que constituyen tres formas de entender el trabajo, las que no son excluyentes entre sí 18. Una primera conceptualización que aparece con fuerza entre los jóvenes pobres urbanos es la noción del trabajo como medio para acceder al consumo. Su situación de “semimoratoria”, (trabajan sin ser enteramente independientes) alienta esta noción. Así, el trabajo es uno de los aspectos más de su vida cotidiana, no es ni mucho menos el más importante, cobra sentido, no en la necesidad de la supervivencia, sino más bien, en la medida que permite acceder a bienes de consumo y a salir de “carrete”, salvo en los casos de aquellos jóvenes que contribuyen en forma permanente y significativa al ingreso del grupo familiar en que la disponibilidad de bienes de consumo se ve bastante más mediatizada por su situación socioeconómica. En la adultez, el trabajo es para los jóvenes pobres urbanos, un instrumento que permite satisfacer necesidades básicas: alimentación, vestuario, pagar cuentas, etc. Todos estos elementos son considerados imprescindibles si se quiere tener la posibilidad de formar una familia, aspiración manifestada por la mayor parte de los jóvenes. De esta manera, el trabajo en su dimensión instrumental, adquiere valor en la medida que se convierte en un hecho que posibilita el logro de un proyecto de vida, que en la mayoría de los casos es formar una familia. En su dimensión expresiva, el trabajo cubre una amplia gama de significaciones que van desde la utilidad social hasta el entretenimiento personal (la autorrealización personal, la 18 Hurtado e Ibáñez.Op, cit ; pág. 115.

utilidad social del trabajo y la posibilidad de usar adecuadamente el tiempo disponible) No se aprecian diferencias notables en el eje temporal. Por otro lado, en los jóvenes pobres de menor escolarización y con trayectorias laborales más largas (aunque en algunos casos erráticas), el polo expresivo apunta más bien a que el trabajo sea un lugar de entretenimiento; es decir, donde sea posible “pasarlo bien y no aburrirse”. Existe una distinción entre “buenos” y “malos” trabajos, la que adquiere sentido si se la relaciona con el contexto en el cual se desenvuelven los jóvenes y con el conjunto de representaciones que elaboran en torno al tema, más específicamente, el valor de los estudios como instrumento para acceder a lo que ellos distinguen como buen o mal trabajo.

Así, es posible afirmar que lo que para los jóvenes pobres urbanos que mantienen un contacto cercano con su experiencia escolar y recién comienzan a enfrentarse al trabajo, el buen trabajo será aquel de carácter intelectual, para los jóvenes de menor escolaridad, que tienen una mayor lejanía con su experiencia educacional, que cuentan con una trayectoria laboral más larga aunque a veces inestable, un buen trabajo es fundamentalmente aquel de índole manual. Por último, otro aspecto a destacar y que se encuentra relacionado con lo anterior es la relación trabajo e identidad. Los hallazgos de las investigaciones citadas son coincidentes en cuanto a destacar que, los jóvenes ante todo se definen como jóvenes trabajadores, lo que implica una demanda por el reconocimiento a ciertas características y peculiaridades del propio ser juvenil, que las distinguen de los otros trabajadores. Se trata de una manera particular de vivir el trabajo, con empuje y ganas, sin que ello implique dedicarle la vida diaria al mismo ni conferirle excesiva gravedad al trabajar. Ello implica enfrentar de una manera particular ciertos aspectos relacionadas con la organización del trabajo, como por ejemplo, la jerarquía. Sin embargo, como se señala en un estudio reciente, se percibe que cuando se “acorta el tiempo de espera para la inserción estable, se acorta también la moratoria juvenil”19. Es decir, los jóvenes reconocen el inevitable cambio de comportamiento y formas de relacionarse que implica la incorporación al mundo laboral, sobre todo si ésta es exitosa. Cambio que, al mismo tiempo percibido y reconocido por quienes ya trabajan como por quienes aún no han tenido ninguna experiencia en esta actividad, se critica fuertemente. En este estudio se señala, además, que es posible distinguir una heterogeneidad de identidades laborales, las que se relacionarían con las trayectorias vitales de los jóvenes y muy particularmente con la resolución de ciertos hitos dentro de estas trayectorias. En consecuencia la identificación con la legitimidad social atribuida al hecho de trabajar, la 19 Munizaga, J.C. & Tsukame, A. “Expectativas y Estrategias Laborales de Jóvenes de Escasos

Recursos”. En: Orientaciones Juveniles sobre el Trabajo. MIDEPLAN (Mimeo), 1997:13. (Véase también, en Estudios Sociales nº100; trimestre 2, CPU, Stgo., 1999)

administración o dificultades con la moratoria juvenil, la vivencia de la cesantía como tiempo de espera o como crisis de proyecto, la continuidad o discontinuidad entre el término de la capacitación (educación) y acceso al trabajo, la existencia o no de una identidad vocacional, la existencia o no de un proyecto de inserción laboral vinculado a un oficio, y por último, la renuncia o postergación del anhelo de profesionalización, serían hitos cuya resolución, dentro de las trayectorias vitales de los jóvenes pobre urbanos, incidirían en la construcción de identidades laborales20.

20 Munizaga, J.C. & Tsukame, A. OpCit.

4.4. Propuesta Conceptual: Aproximación al Concepto de Estrategia 4.4.1. Concepción del actor social De acuerdo a los aspectos revisados hasta ahora, para fines de este estudio concebimos al actor como un agente reflexivo que continuamente procesa las influencias del entorno social, por lo que sus acciones o prácticas sociales no son creadas sino que recreadas por ellos mismos. Con esto queremos decir que las personas no son meros receptores de condicionamientos estructurales; al contrario, son sujetos activos capaces de trasformarlos, estableciendo síntesis y procedimientos creativos de accionar en la sociedad. Es por ello que los actores son agentes con competencia, pues sus capacidades cognitivas les permiten reflexionar en torno a sus acciones, las reacciones de los otros y las circunstancias en que suceden los acontecimientos. En este sentido, y aun cuando la acción social se asienta en la participación de actores y sus motivaciones, la reflexividad está dada por la capacidad que tienen los agentes de conceptualizar y justificar dichos acontecimientos en un proceso dinámico de conocimiento denominado racionalización. Este conocimiento práctico, y que a su vez es compartido, se apoya en creencias básicas de sentido común y le permite a la persona interactuar con un mínimo de seguridad en el medio social. Dichas creencias básicas de sentido común son representaciones o modos de entender la realidad y a la vez de clasificarla, que le otorgan un valor específico a cada aspecto de ella. En efecto, las representaciones humanas están cargadas de valencias y operan en la conciencia y en la subjetividad de los distintos actores, regulando el actuar cotidiano de los sujetos. Las representaciones sociales son modalidades de pensamiento práctico que se orientan hacia el conocimiento de la realidad cotidiana y permiten comprenderla, interpretarla, valorarla y dominarla. Al ser esquemas clasificatorios, permiten que los sujetos otorguen un significado a las cosas que le rodean y un sentido a su acción. Las distinciones que operan en este proceso, encierran en sí un cuerpo de conocimiento que se ha transmitido en sucesivas generaciones y, a través de ellas, los diversos actores intentan familiarizarse y dominar su entorno, comprender y explicar los sucesos de la vida diaria, la historia y las ideas que pueblan el medio en el cual éstos se desenvuelven. Como lo señaláramos en los párrafos anteriores, tanto los actores como sus representaciones no pueden entenderse fuera de los requerimientos de un poder normativo y de códigos de significación que le impone su pertenencia a un determinado grupo social, y, también, de la influencia de sus propias trayectorias y capital cultural. Estos requerimientos, a la vez que determinan al sujeto -pues los actores no son enteramente autónomos-, son transformados constantemente por ellos.

4.4.2. Estructura Social, Representaciones del Trabajo y Estrategias de Búsqueda de Empleo En diversos planos de la vida cotidiana, se ha asociado el término estrategia a un conjunto de decisiones y criterios que orientan la consecución de determinados logros. Por lo general, se le relaciona con la idea de orientación, procedimiento o guía. La estrategia siempre se realiza en función de logro o meta, que en nuestro caso es la búsqueda de empleo. Proponemos que los principios que organizan las estrategias de búsqueda de empleo en los jóvenes no son universales. Por el contrario, se relacionan con el capital social y cultural que ellos han acumulado a lo largo de sus interacciones con el sistema formal de educación, con el mundo del trabajo y en forma particular, con las representaciones sociales construidas en torno a él. En tal sentido, por estrategia de búsqueda de empleo entenderemos la organización de un conjunto de recursos materiales y simbólicos, adscritos o adquiridos, que estructuran las prácticas o que actúan como principios de acción de los jóvenes en su búsqueda de trabajo en un horizonte de tiempo determinado. Desde nuestro punto de vista diferentes tipos de capital cultural generan representaciones sociales del trabajo, las que inciden en las estrategias de búsqueda de empleo. La estrategia no es un mero producto intencional de los actores. Constituyen evaluaciones y orientaciones de acción que se producen en relación con los contextos y escenarios en el cual se desenvuelven los jóvenes (familias, barrio, grupos de pares, establecimientos educacionales, etc.). De este modo los distintos escenarios sociales y dominios de acción, definen diversos horizontes de posibilidades en el cual se desarrollan y prueban particulares estrategias. Desde el punto de vista operacional, por estrategias de búsqueda de empleo se entiende un conjunto de respuestas elaboradas por jóvenes frente a interrogantes tales como: ¿Qué interés tienen los jóvenes por el trabajo? ¿Cómo se preparan los jóvenes para el trabajo? ¿Qué hacen los jóvenes para encontrar trabajo? ¿Cómo es su relación con el mercado de trabajo? ¿De qué manera trabajan los jóvenes? En resumen, una estrategia de búsqueda de empleo en una orientación de acción que se configura a partir del tipo de representación del trabajo que tengan los sujetos. Dicha orientación, se elabora recolectando y ordenando todos los elementos disponibles para enfrentar una futura inserción laboral. El siguiente gráfico ayuda a ilustrar nuestro marco de análisis.

(1)ESTRUCTURA SOCIAL (Agencias de socialización:familia, escuela, grupo de pares, trabajo, etc.) RECURSOS SIMBÓLICOS

RECURSOS MATERIALES

(4)REPRESENTACION SOCIAL

(2)ACTOR

(3)TRABAJO (5)ESTRATEGIA DE BUSQUEDA DE EMPLEO

(6) HORIZONTE TEMPORAL Y ESPACIAL Proponemos que la relación que establecen los jóvenes(2) con el trabajo(3) se ve mediatizada por la particular representación del trabajo(4) que éstos posean. A partir de esta representación, el joven, como sujeto o agente social reflexivo, desarrollará estrategias de búsqueda de empleo(5) con el fin de establecer un acercamiento con dicho objeto representado. Lo anterior, en el marco de la participación del actor en la estructura social(1), la que le ha dotado de recursos simbólicos y materiales, particularmente, a través de su paso por la educación secundaria y otras agencias socializadoras. El desarrollo de las estrategias se realiza en un horizonte espacial y temporal(6), cuyos límites son definidos por los propios jóvenes y de acuerdo a los hitos que les toca vivir dentro de la etapa juvenil. Las estrategias, a su vez, pueden modificarse en función de las propias prácticas de los sujetos y a partir de las consecuencias que esas prácticas generan. A partir de lo señalado por Hurtado e Ibáñez (1995) en torno a las representaciones sociales, proponemos como hipótesis de trabajo que las estrategias de búsqueda de

empleo se organizarán de acuerdo a las representaciones sociales que los jóvenes tienen del trabajo. En otras palabras, distintas representaciones generarán estrategias de búsqueda de empleo diferentes. Como ya se señaló, en el estudio citado se distinguen una serie de formas de representación juvenil del trabajo. Sugerimos que a partir de la combinación de algunos de los tipos enunciados, es posible establecer algunas hipótesis acerca de las estrategias de búsqueda de empleo. A modo de hipótesis sugerimos que, en aquellos casos de jóvenes en los cuales predomine una representación del trabajo entendido como “Autorrealización personal”, se postergará la inserción laboral, desplazándola en un horizonte temporal que se configura en los límites de la propia vida juvenil. Aquí pueden darse una serie de situaciones: En primer lugar una estrategia de inserción laboral en la etapa adulta basada en la (sobre) inversión en educación o capacitación para la consecución de la vocación a través de un aprendizaje sistemático. Ello no significa que no se generen estrategias de inserción laboral en el presente, sin embargo, éstas responderán a una necesidad de vinculación esporádica, subordinada a un proyecto de inserción futuro a través de una “profesión” obtenida mediante estudios o capacitación. Una postergación de la inserción en la vida adulta basado en la ausencia o búsqueda de una vocación que nunca llega. Se trata del joven que si bien adhiere a un concepto de trabajo que se sustenta en el de vocación, su motivación esta centrada en su propia persona y en la búsqueda de una identidad, pero que no define necesariamente –a diferencia de la situación anterior- un camino sistemático. Por el contrario, es aquel joven que se define en eterno proceso de búsqueda y que posterga su inserción futura. A partir de ahí, su vinculación con el empleo será inestable y esporádica, en tanto su interés no esta puesto en el trabajo ni en la búsqueda de su vocación a través de él. En aquellos casos en que las limitaciones socioeconómicas impidan la continuidad de estudios, podrían darse dos fenómenos. Por una parte para aquellos jóvenes provenientes de la educación técnico-profesional, el desarrollo de estrategias laborales tendientes a la búsqueda de empleos relacionados con su oficio aprendido, u otras actividades que se les asemejen. En el caso de los jóvenes egresados de la enseñanza media científico humanista, principalmente la alternancia entre el empleo y la búsqueda de alternativas de capacitación que conlleven una especialización, de forma de responder al desafío de la autorrealización personal, esta vez a través de su propia experiencia laboral. Por otra parte, sugerimos que en aquellos casos de jóvenes donde predomine una visión del trabajo como “consumo personal” o “contribución al gasto”, se dará una situación inversa a la anterior, es decir, no un desplazamiento de su inserción laboral, sino por el contrario una orientación clara y decidida al empleo y el desarrollo de actividades conducentes a la consecución de dicho objetivo. Aquí anticipamos la concurrencia de algunas situaciones, tales como:

La aparición de una identidad laboral y una autodefinición de trabajador, lo que no implica necesariamente un proyecto laboral definido en torno a una especialidad, aunque sí una preferencia por actividades prácticas y de tipo manual. El desarrollo de una búsqueda de movilidad laboral permanente; a diferencia de los tipos anteriores, estará permanentemente -en el caso que las condiciones laborales sean adversas- en la búsqueda de quehaceres que generen ingresos.

V ALCANCES METODOLÓGICOS DEL ESTUDIO Hemos señalado con anterioridad que este estudio se inscribe en un esfuerzo investigativo de carácter mayor, que combina estrategias de carácter cualitativo y cuantitativo. En este documento se resumen los resultados de la fase cualitativa de investigación. La idea base del estudio era configurar, a partir de una primera etapa de investigación de carácter cualitativo, las estrategias de búsqueda de empleo en los jóvenes y advertir si efectivamente las hipótesis de trabajo que guiaban el estudio resultaban pertinentes. A partir de allí, se esperaba establecer un conjunto de hipótesis secundarias que permitan avanzar hacia una segunda fase de índole cuantitativa. Dadas las características del objeto de estudio, el material de análisis fue constituido en su totalidad por el discurso de los jóvenes en torno al tema en estudio. A través de éste se pretende comprender los significados culturales que los jóvenes le asignan al trabajo, el sentido en la organización de sus actividades y las distinciones que ellos establecen en el nivel del habla, permitiendo, de este modo, obtener un horizonte de referencias transversales necesarias para la profundización en las variables significativas que organizarán la segunda parte de la investigación. La técnica de recolección de la información empleada fue el “grupo de discusión”. Esta es una técnica que aunque recientemente divulgada se ha extendido y masificado en diversos ámbitos de investigación. Actualmente se la utiliza, con adecuaciones, tanto en investigaciones de carácter académico como también en estudios de mercado. Brevemente, el grupo de discusión es una técnica que consiste en una conversación grupal de entre seis a diez personas acerca de uno o varios temas relacionados. La conversación es guiada por un moderador, quien no conoce previamente al grupo, ni el grupo a él. Tampoco los integrantes se conocen entre sí. El moderador cumple el rol de plantear los temas y crear un clima adecuado para la discusión, procurando que la totalidad del grupo dialogue e intercambie sus opiniones sobre aquello que se está conversando. Se entiende que a través de esta modalidad de discusión grupal circulan las nociones de sentido común que tienen los integrantes acerca de la temática que se discute, contrastando la de unos y otros. Para el cumplimiento de los requisitos metodológicos, el estudio se estructuró sobre la base de la siguiente muestra estructural: 2 grupos de estudiantes de nivel medio alto de establecimientos que impartían educación científico-humanista. 2 grupos de estudiantes de nivel medio bajo de establecimientos que impartían educación científico-humanista.

2 grupos de nivel socio económico medio bajo de establecimientos que impartían educación técnico-profesional, y 2 grupos de nivel socio económico bajo que impartían educación técnico-profesional. Los estudiantes participantes en los grupos de discusión se encontraban en tercer año de enseñanza media al momento de realizarse la investigación. El principal motivo que llevó a seleccionar los participantes de este nivel escolar, tiene que ver con la necesidad de una distancia relativa al mundo del trabajo, cuestión no asegurada por el segmento de estudiantes del último año de enseñanza secundaria.21 Esta propuesta de grupos de discusión, pese a no establecer una diferencia entre hombres y mujeres como originalmente estaba previsto,22 posibilitó cubrir un campo de representación social significativa, al abarcar, de manera adecuada, la amplia gama socioeconómica que caracteriza los establecimientos de la enseñanza media en la Región Metropolitana. En promedio participó un número de 8 estudiantes por grupo, y cada grupo de discusión (de dos horas de duración aproximadamente) fue íntegramente grabado y transcrito. Como se indicara, el eje de análisis de este material estuvo orientado por el concepto de estrategia de búsqueda de empleo, entendiendo por esto, la organización de un conjunto de recursos materiales y simbólicos adscritos o adquiridos que estructuran las prácticas o que actúan como principios de acción de los jóvenes en su búsqueda de trabajo. Sobre la base de este interés, los grupos de discusión fueron animados por los siguientes temas generadores: significado del trabajo para los jóvenes, análisis de alternativas de inserción laboral post-secundaria, valoración de un futuro empleo, y recursos para conseguir un trabajo. En otros términos, se intentaba que los jóvenes, a través de sus propias reflexiones y discusión entre pares, pudiesen analizar cuestiones tales como ¿Qué interés tienen los jóvenes por el trabajo?, ¿Qué lugar tiene el trabajo en la proyección de vida futura? ¿Cómo se preparan los jóvenes para el trabajo?, ¿Qué hacen los jóvenes para encontrar trabajo?, y ¿Cómo es su relación con el mercado del trabajo?.

21 Los grupos de discusión se realizaron en el mes de diciembre de 1998 y enero de 1999, por lo

tanto, los alumnos de 4º medio se encontraban en situación de egreso de la enseñanza secundaria. 22 Pese a los esfuerzos realizados por constituir grupos diferenciados por género, esto no fue posible en el período de tiempo destinado para la realización de esta fase de investigación. Con todo, en la constitución de los grupos se prestó atención a una composición mixta, evitando desniveles en este plano. En el análisis que sigue a continuación los contenidos son referidos para ambos grupos, salvo especificaciones explícitas.

Para hacer de un modo más operativo el proceso de discusión, para los puntos 3 y 4 antes reseñados, el preceptor se apoyó en un conjunto de tarjetas que ayudaban a ordenar la reflexión y discusión colectiva. El proceso de análisis de la información contempló dos etapas. En la primera de ellas, se confeccionó una pauta de análisis de la información que contenía los grandes temas desarrollados tanto en las entrevistas como en los grupos de discusión. Esta pauta de análisis, permitió clasificar y ordenar la información obtenida por campos temáticos. Se obtuvo así, una serie de citas sobre diversos temas que expresaban las opiniones de los jóvenes participantes de los grupos y las entrevistas. Esta información fue archivada e impresa para su posterior análisis. Una vez archivada la información, se dio comienzo a la segunda etapa que consistió en la interpretación del discurso de los entrevistados y participantes de los grupos realizados. Para llevar adelante esta tarea se utilizó el método de análisis estructural del discurso. Los orígenes del método se encuentran en la sociología francesa, especialmente en los escritos de Greimas, Remy y Hiernaux23. Este método constituye un procedimiento de análisis que intenta descubrir las lógicas culturales subyacentes en el discurso de los sujetos. Para este método, todo discurso, sin importar la situación en el cual se desarrolla, obedece a ciertos principios simbólicos que organizan su enunciación. Estos principios simbólicos son los sentidos culturales de los cuales el sujeto que habla es portador. En el estudio se ha aplicado parcialmente este procedimiento, específicamente, los conceptos básicos que permiten la observación y descripción de las estructuras o principios simbólicos que organizan la producción de sentidos en un primer nivel de descodificación. Se trata de mostrar los esquemas implícitos a partir de los cuales los actores y sujetos desarrollan sus opiniones.

23 Remy, J y Voye, L: "¿Produire o reproduire?. Une Sociologie de la vie quotidienne". Tomo I y

II. Bruxeles, Ed. ULB, 1990. Hiernaux, J.P. "L´Institution culturelle II. Methode de description structurelle". Paris, PUF, 1977. Citado por Martinic, S. en "Análisis estructural; presentación de un método para el estudio de lógicas culturales". CIDE, 1992.

VI RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN En esta sección queremos comenzar recordando nuestra definición de estrategia de búsqueda de empleo. Hemos dicho con anterioridad que es la organización de un conjunto de recursos materiales y simbólicos que actúan como principios que orientarán la inserción laboral, los que sin embargo, se desarrollan en función del capital cultural (representaciones), los escenarios en que les toca vivir a los jóvenes y de acuerdo a un determinado horizonte temporal. Nuestro análisis se inicia abordando el significado que adquiere para los jóvenes el trabajo, uno de los elementos claves en nuestra definición de estrategia. Queremos subrayar además la importancia de los escenarios contextuales y el horizonte temporal. Ambas son cuestiones trascendentales tanto en la significación del trabajo como en la definición de la estrategia.

6.1. El Trabajo como realidad postergable y la vida escolar como espacio de refugio. Pese a no tratarse de una realidad totalmente desconocida, para la mayor parte de los jóvenes estudiados, el mundo del trabajo constituye un mundo agresivo, un campo altamente competitivo, al cual resulta difícil adaptarse. Se le representa como lejano y postergable, como una experiencia que, tanto personalmente como por referencia de cercanos implica sacrificios, sobre todo si no cuentan con recursos específicos para hacerle frente. En efecto, nuestros entrevistados que han tenido alguna experiencia laboral, principalmente en trabajos no calificados, visualizan que la inserción laboral no es fácil y la mayoría de los trabajos no son gratos, si es que no se cuenta con estudios que permitan acceder a mejores posiciones, o hacer una carrera propiamente profesional. Aunque se critica el Liceo o el Colegio, se rechacen las normas rígidas de funcionamiento e incluso no se valore el estudio, los jóvenes, de cara a una realidad como el trabajo, reconocen en los establecimientos un espacio de refugio, de realización en cuestiones generacionalmente relevantes (recreación, reconocimiento como grupo de pares), que permiten postergar hacia el futuro la vida laboral que asocia al sacrificio. El establecimiento educacional es visto como espacio donde predomina un clima de confianza y distensión frente a la realidad externa del mundo laboral. En nuestros grupos de discusión con estudiantes del sistema EMTP, se destaca el principio de relaciones solidarias y se describe al profesor positivamente como un orientador24. En este sentido, el liceo/colegio es un espacio donde no importan tanto las responsabilidades ni la 24 Nuestra hipótesis es que los juicios sobre la realidad de entorno se adecúan al contexto de la

pregunta. La valoración del establecimiento y de los profesores puede entenderse en comparación a un mundo externo agresivo. Esta valoración puede relativizarse en el discurso de los jóvenes si se presenta otro contexto o se indaga en el análisis de las relaciones al interior del propio establecimiento educacional.

madurez, pues éstas deberán adoptarse cuando se ingrese al mundo adulto, es decir, cuando se esté fuera del liceo/colegio y cuando la forma de relacionarse cambie y se haga más impersonal (es decir, desde este punto de vista, la gran diferencia del colegio y la vida laboral es que en el primero, todavía se puede ser adolescente). Aunque mayormente marcada en estudiantes del sistema EMTP, esta perpsectiva es compartida en grupos de distintos tipos de establecimientos y estrato socio-económico. El cuadro siguiente sintetiza dicha visión. IMÁGENES ESTUDIO/TRABAJO25 EN EL LICEO: Nivel de Exigencia Menos responsabilidad Evaluación Notas Exigencia personal Menos madurez Aprendizaje Profesor dice como se hace Relaciones Sociales Ayudan (no discriminan) (tratan bien) (no explotan)

FUERA DEL LICEO(en el Trabajo) (más responsabilidad) Práctica (más madurez)

(no ayudan) Discriminan Tratan mal Explotan

25 “Pero yo creo que para trabajar, como dice ella, hay que ser sumamente maduro. Porque

como ella dice siempre va a haber alguien que te va a apoyar, pero la mayoría va a querer que tu salgas. Porque les estás quitando el cupo a ellos, a un amigo que pudo haber entrado, y tu estás ahí” (grupo nº 4, T-P bajo) “es muy difícil el campo laboral. Sobretodo para las personas que son muy jóvenes, porque las discriminan, porque creen que tenemos pocos conocimientos a los que tienen ellos, tantos años trabajando.” (grupo nº 4, T-P bajo) “Es difícil encontrar un buen trabajo. Te explotan mucho”. (grupo nº 6, TP-bajo) “Porque de aquí hasta que uno sale de la carrera, desde ahí es otra cosa. Uno cuando está en el colegio hasta 4º, es toda una etapa, hasta que sale de donde uno estudió. Después cuando uno trabaja es otra cosa, porque ya no vas a tener a un profesor que esté diciendo que esto se hace” (grupo nº 4, T-P bajo) “Bueno de aquí yo soy la que trabajo...., es difícil, todos dicen, no vamos a estudiar, vamos a trabajar y no es tan así... uno aprende a conocer a gente que uno nunca había visto y te tratan mal” (grupo nº 4, T-P bajo) “no sirve mostrar las notas. Mostrar puros 7, no saca nada si no sabe hacer la práctica.”. “Eso es verdad, porque en mi curso, yo no tengo excelentes notas pero no tengo malas notas. Tengo una compañera que tiene promedio 6.5, pero es tímida. Y nosotros estamos estudiando ventas. Que saca tener un 6 o un 6.5 si le da vergüenza hablar hasta con el profesor”. (grupo nº 6, TP-bajo)

6.2. Representaciones del Trabajo en Jóvenes Estudiantes de Enseñanza Media Un análisis de todos los grupos de discusión, muestra que la definición que hacen los jóvenes respecto del trabajo, varía en función de dos grandes dimensiones: una instrumental, básicamente orientada al logro de fines diversos, y otra expresiva, que tiene que ver más bien, con el desarrollo de un conjunto de capacidades, postergando, o no requiriendo, la satisfacción de necesidades inmediatas, particularmente de tipo material. A su vez, dichas dimensiones adquieren significados distintos, según sea el tiempo, el horizonte temporal, o momento en el cual se expresan: el presente inmediato o el futuro26. Si se cruzan ambas dimensiones podemos obtener una pluralidad de significaciones asociadas al trabajo. Estas significaciones deben entenderse como tipos ideales, puesto que en sí mismas no agotan la riqueza de los conceptos que desarrollan los jóvenes. El siguiente cuadro sintetiza estas posibilidades: Futuro (adultez) I Contribución social “aportar algo” Autorealización personal “Hacer lo que te gusta” “Desarrollarse personalmente”

Expresivo

Ejercicio de la vocación “poner en práctica lo que uno estudió” III Crecimiento Personal “Adquirir experiencia” “Ayudarme a crecer”

II Sustento del grupo familiar “Para mantener a una familia” Estatus social “surgir” “ser alguien” Instrumental IV Consumo personal “Por querer alguna cosa”

26 Las siguientes citas textuales expresan estas orientaciones: “Y el trabajo que espero

desarrollar a futuro sirva para desarrollarme totalmente como persona, para poder expresarme para poder mostrarme ante los demás.” (CH Medio-Alto) “Después de un tiempo, no sé, de veinte años de trabajo, alguien jubilado puede tener muchas satisfacciones de haber sacado adelante a su familia, haber ayudado a muchas personas” (CH Medio-Bajo)“Sería como para juntar plata, tener una familia, tener una buena situación a futuro...” ( T-P bajo)“Es que no es lo mismo trabajar a los 17 años que a los 25, 26, 30 años que ya uno tiene gente en su espalda...” ( T-P bajo)“Desde ese punto de vista, no vendría siendo para tener plata el fin de semana y salir a carretear, vendría a ser más porque tengo que pagar cuentas y tengo que cuidar a mis hijos.” (T-P bajo)

Generación de hábitos “Autodisciplinarse” “Formar el carácter”

“Para tener para el verano” Costearse estudios “juntar plata para estudiar”

Contribución social “aportar algo”

Presente (Juventud)

Como puede verse, cada cuadrante implica una orientación específica a partir del cruce del eje temporal (ser joven/ser adulto) y el eje de las representaciones del trabajo (expresivo/instrumental). Como intentaremos demostrar, estas orientaciones tienen implicancias disímiles en la configuración del proyecto de vida de los jóvenes, y algo muy importante, expresan diferencias identificables por tipo de establecimiento (condición socio-económica) y modalidad de estudio en la enseñanza secundaria. En lo que sigue intentaremos una descripción de los distintos significados asociados al trabajo: 6.2.1. Trabajar en la Adultez: Dimensión Expresiva Para los jóvenes participantes de los grupos de discusión, el trabajo en la adultez desde el punto de vista expresivo, se encuentra, fundamentalmente, orientado a: Autorrealización Personal: Para una parte de nuestros entrevistados, el trabajo en la adultez adquiere significado como una forma de autorealización personal: haciendo lo que te gusta, desarrollarse personalmente, es decir, como expresión plena del crecimiento individual. “ Para mí el concepto de trabajo es como lo dijo la Alejandra, es como algo que permite desarrollarme ante la sociedad y desarrollarme personalmente”. (CH medio-alto). Contribución Social: El trabajo también significa en la adultez contribuir o aportar a la sociedad. Los jóvenes señalan que a través de la acción de trabajar se generan servicios que son de utilidad para alguien dentro de la sociedad. El trabajo, por cierto, no es una actividad meramente individual, sino colectiva; a él se une a una larga cadena de actividades, las que como un todo contribuye al crecimiento de la sociedad. “Es sacrificado, además es una responsabilidad social ante toda una máquina que si falla un engrane, se cae todo. Es eso, como una gran responsabilidad sumamente tremenda que lleva sobre los hombros cada ser humano".( T-P medio) “El trabajo es, a lo mejor aportar algo, lo mejor que uno pueda hacer....y también la satisfacción de hacer lo que a uno le gusta......Si yo quiero trabajar, quiero trabajar en algo que me guste…” (CH medio-alto).

“También pienso que el trabajo es una cosa no individual, sino que involucra grupos grandes y que es algo que si yo trabajo, no trabajo solamente por mí, sino por otras personas, y es para ayudar e ir creciendo como sociedad. No es algo solo para mí.” (CH medio-alto). c) Ejercicio de la Vocación: En el orden expresivo, el trabajo representa también el ejercicio de una vocación que se ha ido adquiriendo con el tiempo y para lo cual la persona se ha ido preparando de forma sistemática a través de los estudios. “Poner en práctica lo que uno estudió. En la práctica teórica, es poner en marcha todos esos conocimientos que se adquirieron” (CH medio bajo). “Para mí el trabajo es, si tu vas a la Universidad, después de salir... esos conocimientos tú los aplicas en el área en el que te vas a desarrollar” (CH medio bajo) “me gusta mucho lo que quiero seguir, tengo una meta, si yo quiero ser un tornero mecánico bueno tengo que saber estudiar a futuro mecánica, cosa que me mantenga al tanto con la tecnología nueva que esta llegando, cosas que te sirvan, es lo que me gusta y por eso lo puse así” (T-P bajo) “Porque si estoy estudiando algo es para trabajar en eso” (T-P bajo) “por algo uno está estudiando lo que está estudiando. preferiría trabajar en lo que me gusta” (T-P bajo) 6.2.2. Trabajar en la adultez: Dimensión Instrumental Por otra parte, desde una perspectiva instrumental, los jóvenes distinguen las siguientes orientaciones respecto al trabajo de adulto: a) Sustento del grupo Familiar: En el orden instrumental, el trabajo es ante todo un medio para satisfacer necesidades materiales relacionadas con la existencia y por el cual existe una recompensa económica. En la etapa adulta el trabajo sirve principalmente para el sustento del grupo familiar, entendiendo por tal, la cobertura de toda una gama de necesidades relacionadas con la vida material, y que van desde la alimentación hasta la educación y la recreación. “Yo creo que sirve para muchas cosas, depende de lo que uno le quiera dar sentido a su trabajo. Te puede servir solamente para ganar plata y para después volver con la plata y se la day a tu señora y ella la administra” (CH Medio-alto) “...Es una obligación que tienen que hacer para mantener a su familia” (CH Medio-bajo) “Sería como para juntar plata, tener una familia, tener una buena situación a futuro...” (TP bajo) Estatus Social: El trabajo en la etapa adulta, principalmente en los grupos socioeconómicos bajos, es concebido desde el punto de vista instrumental, como un medio que permite el acceso a un determinado estatus social: el ser alguien reconocido socialmente

“ Para mi el trabajo es una manera de desarrollarse en la vida, de surgir...” “superarse en la vida, porque en estos momentos en todo, en la empresa, en la publicidad, que la gente sea más ignorante y yo no quiero eso”. (CH Medio-Bajo) 6.2.3. Trabajar en la Juventud: Dimensión Expresiva Aquí, al igual que en la adultez, el concepto de trabajo adquiere un significado desde el punto de vista de la contribución que éste presta a la sociedad. Por consiguiente no nos extenderemos en esta definición que ya se ha abordado con anterioridad. Los otros dos significados son:

Generación de Hábitos: En esta etapa de la vida el trabajo contribuye a la generación de cierta disciplina y hábitos, útil según nuestros entrevistados para lo que será su posterior desenvolvimiento en el trabajo y, además, para la adquisición de cierta conciencia del valor de las cosas. “Y en ese sentido estoy más tranquilo, porque me he dado cuenta que el trabajo me ha ayudado a eso, a crecer mas que nada, a formarme un carácter...” (CH Medio-Alto) “Me sirvió en que una, eché de menos a mis papas y caché que cuando mi papá me entregaba plata era un sacrificio enorme que yo me la gasto en dos segundos” (CH MedioAlto) b) Crecimiento Personal: El tema de la adquisición de experiencia pasa a tener relevancia como significación, en la medida que el trabajo, en esta etapa de sus vidas, presta la utilidad de ir ganando terreno en lo que respecta a entender cómo funciona el mundo del trabajo; es decir, el trabajo es dimensionado como aquello referido a ir adquiriendo experiencia. “Trabajé metido entre camiones, sucio entero, pero igual vale la pena. Yo creo que cuando uno empieza a trabajar cuando chico sabe lo que le espera cuando grande”. (CH Medio-Alto) 6.2.4. Trabajar en la Juventud: Dimensión Instrumental En la dimensión instrumental, trabajar durante la juventud puede significar los siguientes aspectos: Consumo personal: El trabajo, desde el punto de vista instrumental, permite a los jóvenes acceder a determinados objetos de consumo, o es un instrumento útil para la realización de determinadas actividades de interés personal, como por ejemplo, las vacaciones:

“Me fui al sur, a Ancud y trabajé en el hotel de un tío de una amiga. A mí me gusta el arte, entonces dije plata, a ya, porque me quería comprar un atril, unas pinturas. Entonces me fui por la plata y al final hablando con el tío él nos dijo que trabajáramos para pagarnos la estadía y que de ahí viéramos…” (CH Medio Alto) “..... pero igual me pagaron como 5 mil pesos así que no fue tan malo No sé, igual fue buena la cosa porqué tuve mi plata y nunca había trabajado. De repente tenía tres eventos en un sábado me pagaban 15 mil pesos y si el evento era más grande me pagaban más. A mí mis viejos no me dan plata, así que rico tener mi plata.” (CH Medio Alto) b) Costearse Estudios: En aquellos sectores que no cuentan con recursos para continuar estudios post-secundarios (estratos medio-bajo), el trabajo adquiere sentido desde el punto de vista instrumental. Aquí es visto como una estrategia para contar con el dinero necesario para pagar el costo de una carrera que, a la larga, les permitirá cumplir con su deseo de perfeccionarse o alcanzar su vocación, y con ello, acceder a mejores posiciones en el mercado laboral. “ Una prima también entró a trabajar a otra cuestión, también juntó plata y ahora está terminando su carrera.” (CH Medio bajo) “El último mes que trabajé fue más que nada para costearme los materiales de estudio” (TP bajo) Como puede verse, las significaciones pueden resultar bastante heterogéneas y no siempre corresponder, necesariamente, a una modalidad de establecimiento de estudio o un determinado estrato socio-económico. Sin embargo, algunas tendencias generales permiten ubicar a los estudiantes de la modalidad EMCH en la coordenada de carácter expresivo y los estudiantes del sistema EMTP en la de tipo instrumental. De igual modo, en una dimensión de futuro (coordenada temporal), los estudiantes del sistema EMCH de estratos socio-económicos medio-alto son los que expresan con mayor nitidez un modelo de realización vocacional (íntimamente ligado a la realización de estudios postsecundarios) que implica una clara conciencia de moratoria en el presente. En lo que sigue, revisaremos las tensiones que pueden observarse entre estas distintas dimensiones que organizan el significado del trabajo en los jóvenes estudiados. 6.3. Inserción Laboral y Horizonte Temporal 6.3.1.Un Horizonte Lejano Existe consenso en la percepción de los jóvenes entrevistados. Para ellos, más educación significa mejores posibilidades de inserción laboral (y social), aún cuando se reconocen los déficits en calidad de la mayor parte de los establecimientos subvencionados.

Más allá de las diferencias sociales y tipo de educación, en general todos los estudiantes visualizan el tiempo actual como un tiempo de preparación para el futuro. Dado lo anterior, la estrategia de inserción laboral de los jóvenes entrevistados es una de largo alcance, que posterga una inserción temprana en el mercado del trabajo, a sabiendas de que la posibilidad de lograr un empleo estable e ingresos adecuados es mínima. Luego, la diferencia en los discursos radica en el análisis de los escenarios que se abren a partir de la finalización de la enseñanza media. Como bien sabemos, nuestro sistema de educación secundaria se encuentra en la actualidad estructurado en dos grandes áreas: la científico EMCH y la EMTP. Aunque no necesariamente su elección, la permanencia en uno de estos sistemas constituye, al menos en una buena parte de los casos, una decisión que no obedece a un hecho aleatorio. Por el contrario, se funda en un análisis de los escenarios futuros y a partir de los recursos simbólicos y materiales con los que cuentan los jóvenes y sus familias. La elección por la EMTP, para la mayor parte de quienes escogieron dicha opción (y particularmente para aquellos que no cuentan con las posibilidades de autofinanciamiento para la educación superior), supone una alternativa que abre posibilidades de enfrentar simultáneamente, y con cierto nivel de certidumbre, los dos escenarios que se dibujan a partir del término de la enseñanza media o secundaria: estudio y trabajo. No significa para nuestros entrevistados una renuncia a la educación superior, por el contrario, todos pretenden seguir estudiando, sea en un Instituto Profesional, un centro de Formación Técnica o en la Universidad. Las alternativas que enuncian nuestros entrevistados de la EMTP para resolver con éxito el tránsito a la educación superior, varían de acuerdo a la evaluación que cada uno de ellos hace respecto de sus recursos económicos y capacidades. En función de aquello, vislumbran discursivamente dos alternativas. En primer lugar, en el caso en que no se dispongan recursos ni se cuente con la capacidad para rendir con éxito la PAA27, trabajar en aquello que estudiaron para generarse ingresos que permitan sustentar futuros estudios (sea en un CFT, Instituto Profesional, Preuniversitario o Universidad). En segundo lugar, si se cuenta con recursos y capacidad, continuar con estudios superiores. La elección por la EMCH es, a diferencia del grupo anterior, una elección que juega todas sus cartas a la educación post-secundaria y supone una opción decidida por ella. Posiblemente son los estudiantes de escasos recursos de este sistema los que presentan los mayores grados de incertidumbre: reproductores de un modelo de educación que apuesta a la universidad, son conscientes, al mismo tiempo, de las dificultades académicas 27 Prueba de Aptitud Académica

y materiales de lograr avanzar en esa dirección. Volveremos sobre este punto que creemos de gran relevancia. Si bien en el discurso de los jóvenes la integración al mercado del trabajo se posterga, la elaboración de una estrategia de inserción laboral es un hecho, conciente o no, que tiene que ver con las decisiones tomadas en enseñanza media. La opción por el tipo de educación (EMCH/EMTP) constituye una primera opción que se desarrolla sobre la base de las aspiraciones y el análisis de los escenarios posibles que se vislumbran posterior a la enseñanza secundaria. Desde nuestro punto de vista, por su carácter específico, los estudiantes del sistema EMTP expresan mayor conocimiento y conciencia de este aspecto. 6.3.3. La Situación de Los Jóvenes Científico Humanistas: La Situación Socio-económica y el Sesgo por Tipo de Establecimiento Los jóvenes que se encuentran en la EMCH, tanto en lo que refiere a los grupos socioeconómicos medio alto como medio bajo, concuerdan al señalar que su camino inmediato está orientado en la perspectiva de continuar los estudios. El trabajo, constituye más bien una imagen lejana, definiéndola como una actividad a realizar en el futuro y no en el presente inmediato. En su discurso, definen el trabajo como aquella actividad en la cual ejercitarán una “profesión”, aprendida de forma sistemática a través de los estudios superiores, preferentemente universitarios. En consecuencia, cualquier idea en contrario a dicha alternativa, en lo inmediato, no genera ningún tipo de beneficios, sino más bien costos. TRABAJAR28 FUTURO Medios

PRESENTE

Con Estudios Valoración En lo que me gusta Sentido Final Realizar mi vocación

(Sin Estudios) (En lo que no me gusta) (sin realizar mi vocación)

28 El cuadro fue construido a partir de las siguientes citas:

-“ Si en estos minutos yo trabajara, no sería en lo que me gusta, pero si tengo mis estudios empiezo a trabajar y a ejercer y voy a trabajar en algo que a mi me gusta”. -“ Es una cosa de vocación en ese sentido”

No obstante que los distintos grupos, sean de la modalidad técnico profesional o científico humanista, le otorgan a los estudios un lugar privilegiado en la construcción de sus estrategias laborales, la imagen del trabajo futuro como expresión de esta matriz vocacional, sufre modificaciones según sea el sesgo de clase social o el tipo de establecimiento del que provienen los jóvenes. Esta situación, por cierto, es mucho más evidente en la modalidad EMCH debido a su heterogeneidad. En efecto, un primer aspecto a mencionar es que si bien existe consenso en la definición que se hace del trabajo de parte de nuestros entrevistados, sea que pertenezcan a estratos socioeconómico medio-alto o medio-bajo, existe una diversidad de opiniones en torno a cuáles de las dos dimensiones que privilegian a la hora de escoger la alternativa laboral: la dimensión expresiva, particularmente la vocación, o la dimensión instrumental, más específicamente, la necesidad de generar ingresos. Para los jóvenes estudiantes de establecimientos EMCH correspondientes a los grupos socioeconómicos medio altos, se relativiza la temática económica y el reconocimiento social que implica determinado empleo o trabajo, fundamentalmente por su propio origen; enfatizándose en cuestiones que tienen que ver más bien con el cumplimiento de una vocación. Es decir, el trabajo está vinculado básicamente a una realización personal, más que al logro de una posición que exige la sociedad. En los grupos socioeconómicos bajos, en cambio, la estrategia de los estudios apunta ya no al ejercicio pleno de la vocación como finalidad última, sino a ser alguien en la vida y a superarse en términos económicos, es decir, a ser reconocido socialmente. Si bien la elección del trabajo es siempre de índole individual, se ve mediatizada por las circunstancias sociales que a cada individuo le toca vivir. Así, no es posible para todos poder escoger en qué trabajar ni cuánto ganar. A su vez, no cualquier trabajo expresa o cumple satisfactoriamente con el óptimo de ambas dimensiones: “hacer lo que me gusta y que me paguen bien”; allí comienza la distancia entre una y la otra dimensión. Para los jóvenes, en general, la sociedad sobrevalora la acción destinada a resolver los problemas económicos, por sobre, muchas veces, de los propios intereses o la vocación de vida. Dicha sobrevaloración se expresa en la exigencias del ambiente y, muy particularmente, las presiones de sus propios padres, por que orienten sus esfuerzos hacia aquellas actividades que generen éxito económico. Por ende, según nuestros entrevistados, el polo instrumental adquiere un sentido distinto para los jóvenes que para los adultos o la sociedad. Mientras que para los adultos o la sociedad -señalan los jóvenes- la elección debe acercarse, en el eje instrumental, al polo representado por el éxito económico, aún a costa de la vocación, para ellos en cambio, la vocación no debe sacrificarse en función del éxito económico, lo importante es que ella permita satisfacer necesidades materiales.

En esta etapa de sus vidas existe una tensión centrada en cuál de las dimensiones debe privilegiarse en la definición de lo que será su futura elección. Esta se expresa en la disyuntiva trabajar para ganar dinero v/s hacer lo que a uno le gusta. La respuesta no es unívoca y se aprecian tres formas de resolver esta exigencia que les plantea la sociedad. Estas son las siguientes: a) Exaltación de la vocación: En primer lugar, se encuentran aquellos jóvenes que dicen privilegiar la dimensión expresiva por sobre la instrumental, fundamentalmente la vocación por sobre cualquier otra. En esta situación están los jóvenes que han hecho elecciones no usuales, como son aquellas carreras relacionadas con el arte o la música. Estos casos se desarrollan en un contexto en el cual el entorno familiar se observa receptivo a sus inquietudes y los padres tienen profesiones liberales (ingeniero, abogado), cuyo ejercicio les ha significado tener un buen pasar. Estos jóvenes, señalan que debe anteponerse ante todo la vocación, es decir, aquello para lo cual cada uno se siente llamado a hacer, tanto por intereses como por habilidades. Si bien reconocen la existencia de presiones, señalan que es necesario superarlas a través de su propio esfuerzo orientado por convicciones.

“Una persona que se deja influenciar por lo exterior, al final va a hacer una mala elección, porque te estay influenciando con cosas que puede ser que a ti no te gusten. Es como típico, cuando un papá le dice al niñito chico que tiene que aprender a jugar a la pelota, pero al niñito le gusta jugar tenis, entonces lo estas obligando a hacer algo, y puede ser que sea el mejor pero no le gusta. Entonces, ser influenciado y dejarse influenciar yo creo que es malo”. (CH Medio Alto) Se llega a destacar que la búsqueda del tan pretendido éxito económico puede volverse en contra de quienes lo ansían, ya que no necesariamente aquellas profesiones que se anticipan como más rentables llegan a serlo, si es que aquello que se escogió, no se hace con gusto. - “Claro es que también uno tiene que tomar en cuenta que no es que si estudias tal cosa te vas a poder ir y si estudias tal cosa te vas a hacer rico, porque si eres un mal médico por muchos títulos que hayan tenido, igual te vas a equivocar. Y un profesor, mis papás tienen amigos que son profesores y viven super bien...” (CH Medio Alto) b) Coexistencia de la vocación y las necesidades económicas: En segundo lugar, se encuentran aquellos jóvenes que reconocen la existencia de presiones desde la “sociedad” o del “mundo adulto”, en torno a privilegiar carreras que no signifiquen hipotecar el futuro desde el punto de vista económico. Al mismo tiempo, cuestionan esta idea de que

lo más importante de la elección es que ésta exprese fielmente la vocación, sin otro tipo de consideraciones. En este último tipo de jóvenes se aprecia un intento por compatibilizar ambas exigencias, es decir, si bien para ellos la pregunta de la vocación es una pregunta importante y tal vez la más importante, al mismo tiempo ven necesario preguntarse por el futuro económico, fundamentalmente, porque la vida adulta implica la asunción de una serie de roles que se aspira concretar: vida en pareja, padres madres, etc. “. Porque igual si la cuestión de la plata yo la pienso por el lado de que a lo mejor yo puedo vivir bien con 300 lucas con 200 pero yo después no voy a vivir solo, después quieres darles algo a tus hijos y quieres darles lo mejor”. “Yo creo que al final uno tiene que elegir, pero al final, aunque no nos demos cuenta, psicológicamente, es inconsciente la presión o la influencia que marca todo nuestro alrededor. Más allá de nuestros papás, sino que tú ves en la tele los reclames, y te fijas, pucha va a ser músico, ojalá que sea ingeniero. Toda esa influencia es inconsciente y uno desde chico esta viendo eso...” (CH Medio Alto) c) Subordinación de la Vocación al Mandato de ser Alguien en la Vida: Como ya se analizara con anterioridad, para el grupo de jóvenes de estrato medio bajo, entrar a la universidad tiene relación con acceder a mejores posiciones en el mercado laboral, mejorar el estatus y ser reconocido socialmente. Si bien ello no implica necesariamente renunciar a la vocación, implica una cierta subordinación de la cuestión de la “vocación” a aquellas profesiones que permitan asegurar una mayor holgura económica que la vivenciada de sus padres. Es decir, construyen su ideal de vocación a partir de una definición anterior que es surgir y ser alguien, cuestión que pasa necesariamente, para los participantes de los grupos, por ser un profesional universitario: “y en el futuro quiero ingresar a la universidad, porque en estos tiempos las condiciones de trabajo no están tan buenas, entonces uno tiene que tener una buena educación. Y para tener una buena educación y un buen trabajo, hay que ir a la universidad” (CH Medio- Bajo) “mis deseos son ingresar a la universidad para ser un hombre de bien y ayudar a la situación de mis padres. Porque igual, no soy de una buena situación económica y por eso deseo entrar a la universidad”.(CH Medio Bajo) “Yo creo que uno se siente bien como persona al tener un cartón. Todos te miran de otra manera. Y también por la satisfacción para la familia”. (CH Medio Bajo) De un modo similar, en los grupos de discusión se realizó un ejercicio de priorización de elementos o atributos a ser valorados en la elección de un empleo. Al realizar dicho

ejercicio desde una perspectiva de futuro, se apreciaron resultados similares a los expuestos29. En términos generales, los grupos medio alto concentran fuertemente la primera prioridad en la sintonía vocacional. El resto de las dimensiones se presentan de manera dispersa en el ordenamiento, apareciendo en segundo lugar de prioridad el nivel salarial, a una distancia considerable del primero. En contraste, en el análisis comparativo resulta significativo observar las respuestas en los grupos medio bajo. Aquí se produce una caída de la dimensión sintonía de vocación al segundo lugar del orden de prioridades, siendo superada por la estabilidad laboral, y muy cerca de condiciones de trabajo y nivel de salario. Destaca también una mayor preocupación por condiciones de trabajo, aspecto relegado en el grupo anterior. Al incorporar al análisis anterior el tipo de establecimiento educacional se aprecian diferencias. En efecto, mientras en los grupos medio bajo de carácter científico humanista se mantiene la tendencia anterior, es decir, se relativiza el peso de la matriz vocacional, en los jóvenes de establecimientos técnicos profesionales, aún cuando sean de estratos socioeconómicos bajos o medio bajos, se mantiene la vocación como elemento más valorado a la hora de analizar la futura inserción laboral. Desde nuestro punto de vista, es en el caso de los alumnos del sector EMCH correspondiente al sector económico-social medio bajo, donde se observan los mayores niveles de desprotección. Como se señaló en el capítulo anterior, se trata de jóvenes de precarias condiciones económicas y bajas posibilidades de ingreso a la educación superior. En estos casos se da una fuerte separación entre aspiraciones por un lado y metas por otro. Mientras que, discursivamente, a ellos les gustaría poder acceder a la universidad y estudiar una carrera, en su propio análisis esa situación se hace difícil tanto por la calidad de la educación que reciben, por la incertidumbre en el resultado de la PAA, como también por la falta de dinero. La situación se vive como un quiebre de expectativas. “Una cosa es dar la prueba, sacar un buen puntaje y quedar en la U y la otra es tener el dinero para estudiar. O sea el intento yo creo que hay que hacerlo”.. .(CH Medio-Bajo). A diferencia de los alumnos del sector EMTP, que también expresan altos niveles de inseguridad, en los estudiantes de EMCH, la ausencia de una vinculación sistemática con el trabajo (no haberse capacitado en un oficio) agudiza la situación descrita. De este modo, la vocación, en los alumnos de establecimientos de EMCH de estratos socio-económicos medio-bajos, que es una dimensión que emerge en un primer momento como aspecto prioritario en su discurso, da paso, en un análisis más detallado, a una 29 Los atributos que debían ser valorados eran: “Sintonía con la vocación”, “Estabilidad Laboral”,

“Nivel de salario”, Condiciones de Trabajo”, Posibilidades de Promoción. En anexos se entregan los cuadros que sintetizan la información aquí analizada.

situación de inseguridad, obligando al desarrollo de otros aspectos tales como la estabilidad, condiciones de trabajo o el salario. Esto es absolutamente coincidente con una orientación instrumental en la valoración del trabajo y marca, creemos, la proyección de vida laboral de un porcentaje importante de jóvenes de la enseñanza media chilena, particularmente, aquellos que se encuentran en situación económica precaria y con una educación deficientemente orientada hacia el mundo del trabajo. De este modo, una matriz similar de proyección hacia la educación post-secundaria de los estudiantes de EMCH, se ve fuertemente relativizada en el propio discurso de los jóvenes, cuando analizan su situación económica social y sus verdaderas perspectivas de desarrollo futuro. 6.3.4. El Horizonte Inmediato: Imagen de la Inserción Laboral en el Presente a).Los Estudiantes del Sector Científico Humanista: Sector Servicios Para estos jóvenes el trabajo no es una alternativa en lo inmediato, salvo como una estrategia temporal para incorporar recursos que permitan solventar actividades personales, tales como salir a fiestas, vacaciones o tener dinero para sus necesidades personales. No existe en el horizonte mediato una perspectiva de trabajo sistemático como forma de resolución de problemas globales de la vida. Por el contrario, en cada afirmación de los jóvenes se observan las bases de una estrategia de inserción laboral basada en estudios posteriores a la educación media, y fuertemente vinculada al anhelo de cumplir una vocación. Todos los participantes de los grupos de discusión que pertenecen a la EMCH, tanto de estrato socioeconómico medio-bajo como medio alto, muestran serias dificultades para imaginar una situación de inserción laboral inmediata. El peso de la imagen del plan trazado tras la búsqueda de una carrera, a través de estudios sistemáticos post-secundarios, es un hecho de tal potencia que cuesta que los jóvenes entrevistados se antepongan en una situación distinta. La alternativa para este grupo, por consiguiente son los estudios a toda costa. -“No sé, cuesta harto pensar, en todo rato que estuvieron hablando trate de pensar en qué podía trabajar, sin pensar en la universidad ni nada pero me fue imposible..” -“Bueno yo estoy de acuerdo con lo que él dijo. Yo por ejemplo, estuve escuchando todo, todo ya lo dijeron, yo trataría de buscar si realmente necesito el trabajo por necesidad..” (CH Medio –Alto)

“En un instituto, entrando a un instituto. Me gustaría porque ahí está lo que yo quiero ser..” “Encontrar un trabajo, salir de 4º medio, eso no. Hay que tomarse un tiempo” -“… ya hay que como pensar más en el futuro”.(CH Medio-Bajo). Puestos, finalmente, en la situación de tener que conseguir un empleo, los tipos de trabajo que predominan son aquellos asociados al área de servicios (junior, ventas, garzón, conductor). Se destaca que el ambiente debe ser grato y en el que exista ausencia de malos tratos y explotación. Por lo general, se piensa en un trabajo en el cual la autoridad sea ejercida con criterio y exista una relación de equilibrio relativo. Los trabajos llamados “físicos” por lo general son rechazados, especialmente aquellos que se relacionan con el “ethos de la fabrica”. Los argumentos negativos refieren a que se trata de actividades agotadoras, rutinarias y aburridas y porque en ellos predominan relaciones no equitativas. En definitiva, la imagen representa el tipo de trabajo temporal y semi-formal al que algunos ya están familiarizados: “A mí me tocó trabajar con puras mujeres poniendo cordones, y no ganaban más de cien lucas. Eso hacían y era todo el día haciendo eso.” (CH Medio-Alto) “Porque me carga andar acarreando cuestiones, entonces prefiero andar paseando, es una apreciación demasiado personal, porque por ejemplo a un loco le puede dar mucha lata andar con corbata y por eso prefiere estar con una pala. Yo prefiero, o sea, ninguna de las dos me gusta, pero optaría por la corbata.” (CH Medio-Alto) En el discurso de los jóvenes, el trabajo duro solamente es aceptado como posibilidad en casos de extrema necesidad: “ O sea para poder entrar a la U, que es lo que yo quiero, tengo que tener mi propio dinero para poder yo pagar la U”. “para comenzar y poder estudiar lo que tu quieres y después poder trabajar” (CH MedioAlto)

b). Los Estudiantes del Sector Técnico Profesional: Trabajar en Aquello en que se Prepararon La opción mayoritaria, apunta principalmente a la inserción laboral en aquello en que se prepararon en su paso por la EMTP, en oposición a la inserción laboral en cualquier cosa, salvo en aquellas situaciones en las cuales las condiciones generales del país y las del entorno socioeconómico inmediato impiden tal opción, o cuando la evaluación que se hace de la experiencia escolar es negativa.

“En ese caso, si tengo certificado la idea sería trabajando en lo que yo sé, por lo que yo me esforcé estudiando. Entonces que valga la pena lo que estudié, que valga la pena el esfuerzo como voy a terminar mis estudios y ponerme a trabajar en cualquier cosa. Lo ideal sería encontrar un trabajo que esté relacionado a lo que yo estudié.”(grupo Nº 4, T-P bajo) me gusta mucho lo que quiero seguir, tengo una meta, si yo quiero ser u tornero mecánico bueno tengo que saber estudiar a futuro mecánica, cosa que me mantenga al tanto con la tecnología nueva que esta llegando, cosas que te sirvan, es lo que me gusta y por eso lo puse así” (T-P bajo) “Porque si estoy estudiando algo es para trabajar en eso” (T-P bajo) Así, existen distintas valoraciones hacia la experiencia escolar. Mientras que para algunos, el liceo les permite potenciar la futura búsqueda de empleo a través de la certificación o título, para otros, éste no otorgaría las herramientas para una búsqueda de trabajo exitosa, por lo que no les quedaría otra alternativa que trabajar en lo primero que aparezca. “Como que uno sale con nada, sin una base para salir a buscar trabajo.” (grupo Nº 4, T-P bajo) “En lo primero que salga...es que si uno se pone a regodear...” (grupo Nº 5, T-P bajo) Es en este momento cuando surge con fuerza el concepto de necesidad de trabajar. Para estos jóvenes, trabajar en cualquier cosa no es una elección, sino una necesidad. Para ellos no existe la posibilidad de regodearse, pues existe la urgencia de satisfacer gastos y cosas personales. Y, además, se perciben limitaciones de acceso a trabajos “clásicos”, como los denominados de “cuello y corbata”, a la vez que se reconoce el acceso seguro a trabajos de “overol ”. Para gran parte de los jóvenes lo ideal es terminar de estudiar y luego trabajar. La condición económica social precaria asociada a los jóvenes de la EMTP, hace que en su discurso exista una mayor cuota de pragmatismo y adecuación a las condiciones laborales reales que ofrece el mercado. No significa, necesariamente, sepultar sueños o proyectos, pero si entender las dificultades que su logro tendrá en el futuro, necesitando, en el presente, utilizar los conocimientos aprendidos en su colegio para poder vivir.

c). Científicos Humanistas y Técnicos Profesionales: Herramientas para enfrentar el presente laboral

Lo descrito en los párrafos anteriores es coincidente con lo observado a través del ejercicio de priorización de atributos a los que fueron sometidos los distintos grupos. Esta vez, a diferencia de la situación anterior, el ejercicio fue planteado en un horizonte temporal relativamente inmediato, es decir, al egreso de la enseñanza media. Una mirada de conjunto, permite definir algunas tendencias en las respuestas obtenidas. En primer lugar, tanto los grupos correspondientes a establecimientos científico humanista como técnico profesionales, marcan una fuerte predisposición a destacar la sintonía vocacional como el principal valor en la elección de un empleo futuro. Sin embargo, en el ordenamiento de las opciones puede observarse que existen diferencias entre los distintos tipos de establecimientos de acuerdo a las dimensiones consideradas. En los casos correspondientes a establecimientos científico humanista, las posibilidades de promoción ocupan el último lugar en el ordenamiento de las menciones, existiendo una gran diferencia respecto a la sintonía de vocación, cuestión que no sucede en los establecimientos técnicos profesionales donde la diferencia se reduce considerablemente. Puede indicarse, de manera hipotética, que una distribución más equilibrada de las distintas dimensiones consideradas en esta parte por los grupos técnico profesionales, obedecería a una mirada mayormente integrada (sistémica) de los distintos aspectos asociados al mundo del trabajo. Es decir, una mayor cercanía al mundo del trabajo real, permitiría relevar aspectos que otros jóvenes no consideran por inexperiencia o distancia. En este contexto, y sin que resulte contradictorio con lo antes dicho, destaca en el análisis comparativo el peso asignado a la dimensión condiciones de trabajo. Mientras que en el caso de los grupos científico humanista ésta alcanza la tercera prioridad (muy cercana de la segunda mención), en los establecimientos técnico profesionales ocupa el último lugar, siendo la quinta mención para el 48% de los jóvenes participantes en estos grupos. Es posible que en esta opción se combinen distintos tipos de razonamientos; entre otros, una mirada mayormente objetiva de mercado, que incide en una actitud de aceptación de las reglas del juego (“así son las cosas”) o una predisposición personal de inicio en la vida laboral por sobre cualquier condición limitante30 Lo que queremos destacar es una eventual distinción en la valoración del trabajo, condicionada por un reconocimiento de realidad. Nuestra hipótesis es que en una perspectiva comparativa, el peso diferente de esta dimensión no es menor. Debe tenerse presente que los estudiantes de enseñanza técnico-profesional han pasado, en el nivel de tercero medio, por una experiencia de práctica profesional significativa en 30 Aunque es importante considerar las orientaciones dadas en los grupos de discusión. Se asocia

a esta dimensión problemas de distancia y horario, no necesariamente “ambiente laboral”.

un centro laboral tradicional, cuestión que resulta distinta a haber realizado un trabajo esporádico en un período de tiempo libre, como ocurre en la mayoría de las experiencias laborales manifestadas por estudiantes del sector científico-humanista. El trabajo, en rigor, puede ser vivenciado para el primer caso, como una experiencia real, contextualizado en el área de estudios en los cuales los jóvenes se están formando. En el segundo caso, en cambio, el trabajo puede ser una construcción con una fuerte carga, aún, de proyecto (incluso como una obligación no deseada). Este sentido de integralidad y vinculación al mundo laboral en el discurso de los jóvenes de la enseñanza técnico-profesional podemos encontrarlo en la siguiente argumentación: “primero puse sintonía con la vocación, porque no voy a estudiar 4 años para después desecharlo. Estabilidad laboral, bueno, yo sé a lo que voy, sé lo que estoy estudiando, y cuáles son las posibilidades de mantenerme en esa empresa. A veces uno sabe que no es muy bueno y que va pasar de empresa en empresa, Posibilidades de promoción, de ir surgiendo. Y salario, cada uno sabe cuanto vale. Y condiciones de trabajo, bueno, yo sé que mi trabajo es esforzado y que excede horas, pero no me importaría mucho (grupo técnico-profesional bajo). De este modo, y en concordancia con lo revisado en el capítulo anterior, pese a existir un relevamiento general del sentido vocacional en la valoración del trabajo verbalizado por todos los grupos de jóvenes, la distinción se marca por el tipo de establecimiento educacional. Los casos correspondientes a establecimientos técnico-profesionales resaltan aspectos de la vida laboral que no necesariamente son asumidos de igual manera por los estudiantes del sector científico-humanista. Esta distinción, de hecho, puede resultar más relevante que un ejercicio de análisis comparativo desde la propia posición social del joven, tal como lo demuestran los resultados del grupo científico-humanista medio bajo31. La importancia que adquiere para los dos grupos la estabilidad laboral (segundo lugar en las menciones), introduce un aspecto también destacable en el análisis. El concepto de seguridad, preocupación no siempre presente en el discurso juvenil respecto a otros temas, debería motivar una mayor profundización analítica. Posiblemente, la experiencia familiar es una variable significativa en este campo.

31 A manera de hipótesis podemos indicar que en este grupo resalta el sentido del trabajo como

una necesidad de resolver problemas concretos (eje instrumental analizado en el capítulo precedente), y en esta perspectiva, como una necesidad en el horizonte. Sin embargo, la situación de moratoria en el período escolar establece una distancia real con el trabajo y sus diversas dimensiones.

En todo caso, la mención de la estabilidad laboral hace referencia a distintas opciones, perspectivas o intereses: en un caso, para poder seguir estudiando una vez egresado de la enseñanza media (“considero que necesito tener un trabajo; estar estable en un trabajo para luego seguir estudiando.”); en otro caso, para resolver los problemas materiales inmediatos (“lo primero que puse fue estabilidad laboral. Con lo difícil que está encontrar trabajo ahora, si estoy buscando trabajo por necesidad, lo primero que vería si es un trabajo permanente…”), como también para lograr un mínimo de seguridad -un piso inicial- y desde ese punto fijar una proyección a futuro (“estabilidad laboral, porque preferiría estar segura de que voy a tener trabajo antes de estar fijándome cuanto me van a pagar. Primero quiero estar segura, y después luchar por algo más…”). Nuevamente, siendo el problema de la estabilidad una cuestión presente en la vida de todos los jóvenes, percibiéndose la necesidad de un trabajo para enfrentar cuestiones básicas de desarrollo personal una vez egresado de la secundaria, ésta adquiere inmediatez en el caso de los estudiantes técnico profesionales, en la medida que observan cercano el momento de incorporación al mercado laboral. Finalmente, el nivel salarial ocupa un lugar intermedio en el ordenamiento jerárquico (cuarta y tercera mención en cada caso). Desde nuestro punto de vista, el poco peso relativo de esta dimensión responde, por una parte, a una mirada todavía distante del mundo del trabajo (entendida como una actividad parcial, destinada a la obtención de recursos complementarios, aspecto fuertemente destacado en los grupos científicohumanistas), o una mirada generacional, que entiende la incorporación laboral como un proceso gradual, donde, en una primera etapa, no se puede aspirar a ingresos muy significativos, siendo el aprendizaje laboral un aspecto importante, cuestión remarcada por los grupos técnico-profesionales. De este modo, la mayor consideración de las diversas dimensiones asociadas al mundo del trabajo que se ha observado en los grupos técnico-profesionales, en contraste con un énfasis en los aspectos vocacionales y de estabilidad laboral en los científico-humanista, permite levantar una hipótesis conclusiva, esta es, la mayor predisposición del primer grupo a enfrentar las condiciones concretas del mundo del trabajo. Esto no significa mayores posibilidades de éxito o posibilidades de mejores ingresos en el futuro, sino que, simplemente, en el momento particular de la vida de estos jóvenes (a un año de egreso de la educación secundaria), una diferencia en el capital de recursos simbólicos (basado en la experiencia y los conocimientos logrados) para uno y otro caso. Las diferencias anotadas en el análisis de los cuadros comparativos se presentan en el siguiente esquema:

Científico Humanista

Sintonía con la vocación

Estabilidad Laboral

Medio Alto

Medio Bajo

Sintonía con la vocación

Vocación Promoción Condiciones de Trabajo Estabilidad

Técnico Profesional

La distinción anotada en este acápite se reduce o pierde incidencia en la medida que los jóvenes realizan estudios superiores una vez egresados de la enseñanza media. Sin embargo, la interrogante se plantea para los casos de egresados que no continúan ningún tipo de estudio.

VII CONCLUSIONES Como se indicó, en este primer módulo investigativo se pretendía acceder a los significados culturales que los jóvenes de la enseñanza media le asignan al trabajo y, en términos generales, las estrategias de búsqueda de empleo que pueden desprenderse de sus discursos. Desde el punto de vista operacional definimos estrategia a la forma en que los jóvenes resuelven una serie de interrogantes: Qué interés tienen los jóvenes por el trabajo. Cómo se preparan los jóvenes para el trabajo. Qué hacen los jóvenes para encontrar trabajo. Cómo es la relación de los jóvenes con el mercado del trabajo. De que manera trabajan los jóvenes. En esta parte final de nuestro trabajo, abordaremos cada una de las interrogantes planteadas. a) El interés de los jóvenes por el trabajo El sentido que los jóvenes en general, le atribuyen al trabajo, está cruzado por una división temporal de sus existencias: en un hoy y un mañana. En ambas etapas el sentido del trabajo cambia. En el hoy, como jóvenes y estudiantes, el trabajo no significa la posibilidad de expresar la vocación, salvo en casos excepcionales. Por el contrario, el ejercicio de la vocación llega después de un largo período de preparación sistemática a través de los estudios. En consecuencia, el trabajo puede ser más o menos cercano como experiencia vital, pero en rigor, es todavía un espacio de proyecto. El mañana, en cambio, como adultos y trabajadores, se percibe como aquel período en cual tendrán la oportunidad de ejercer su vocación y asumir su obligación y de responsabilidad frente a una familia y la sociedad. En la construcción de esa imagen, se observan diferencias en los grupos estudiados, básicamente orientados por una tensión entre realización personal y satisfacción de necesidades básicas. El trabajo en el presente es visualizado principalmente en el orden expresivo como un espacio de aprendizaje. Conforma un conjunto de experiencias significativas que permiten introducir en mayor o menor grado a la realidad laboral del mundo adulto. En el orden instrumental, el trabajo es fundamentalmente una actividad que permite adquirir dinero para satisfacer necesidades propiamente juveniles, aún cuando se percibe que, dependiendo de los resultados de lo que será su etapa de tránsito a la educación post-secundaria, éste sirva para generar recursos que posibiliten costearse estudios.

Las expectativas que los distintos grupos de jóvenes tienen respecto del trabajo, en términos generales, no son buenas. Esto podría ser explicado por la identificación del ambiente laboral como una amenaza (muy asociada a la idea de adultez y la carga de responsabilidad que esto conlleva), y el deseo manifiesto, en todos los sectores, de seguir estudiando, aún en aquellos casos donde se asume que la inserción laboral será, seguramente, temprana.

Cómo se preparan los Jóvenes para el trabajo Si bien a partir de lo expresado en este documento es posible desprender que los jóvenes postergan su inserción laboral definitiva en un horizonte de mediano o largo plazo, la elección misma del tipo de establecimiento en el cual estudiarán su enseñanza media constituye ya el comienzo de una definición de estrategia laboral. En efecto, dicha elección, junto con basarse en una particular imagen del trabajo, forma parte del plan en el cual los jóvenes (probablemente junto a sus familias) han realizado un análisis de los escenarios que se abren a partir del término de la enseñanza media, de las posibilidades ciertas de contar con recursos materiales y culturales que posibiliten la continuidad de estudios y a su vez, de las exigencias que operan en el mercado laboral. Esto último, es particularmente cierto en el caso de los jóvenes que han optado por la modalidad de enseñanza técnico profesional. Por otra parte, la propia experiencia laboral de los jóvenes forma parte de su proceso de preparación. Si bien dicho proceso no es sistemático, la experiencia es valorada en términos de aprendizaje laboral, ayuda a configurar una imagen de cómo opera el mercado laboral, permite una valoración de los distintos oficios y de la utilidad social que prestan, como a su vez, es fuente generadora de hábitos de responsabilidad, espíritu de sacrificio y convivencia social en el marco de una organización laboral. Cuestiones que no son necesariamente adquiridas en su paso por la enseñanza media. En los jóvenes del sector técnico-profesional, a diferencia de los científico-humanistas, no se construye la idea de trabajo al margen del liceo. No es una actividad lejana, pues muchos de ellos han tenido experiencia laboral, particularmente a partir de sus prácticas profesionales. Estudio y trabajo representa, de este modo, una unidad relevante, cuestión que puede ser discutible para el otro sector escolar, sobre todo en lo que refiere al sentido del estudio para el futuro.

Qué hacen los Jóvenes para encontrar Trabajo Existiendo este marco general en común, en los discursos de los jóvenes estudiantes es posible identificar diferencias significativas. En este texto hemos tratado de demostrar que los jóvenes estudiantes del sector técnico-profesional no comparten la misma representación del trabajo que los jóvenes científico-humanista. La diferencia radica en

una percepción más realista de la vida y, a la vez, en un análisis más exhaustivo de los escenarios que se perfilan al término de los estudios secundarios.

Por cierto, los jóvenes de este sector corresponden a una situación económica precaria, cuestión no menor como contexto de significación cultural, pero, al mismo tiempo, son jóvenes que tienen una experiencia cercana y temprana (comparativamente a sus pares) con el mundo del trabajo. Su mirada, por tanto, está cruzada por esta experiencia y sus recursos simbólicos para enfrentar los desafíos laborales, son mayores que aquellos que, egresados de la enseñanza científico-humanista deben, en lo inmediato, enfrentar el desafío laboral. Por cierto, en ambos grupos existe una marcada expectativa o anhelo de realización de estudios superiores. Las acciones frecuentemente aludidas para enfrentar la búsqueda de un empleo son comunes a todos los grupos independientes de su condición socioeconómica o el tipo de establecimiento. Los jóvenes destacan principalmente recurrir a contactos o “pitutos” o consultar amigos. Aunque se menciona leer los diarios; confeccionar currículos; o recurrir directamente a un empleador, estas estrategias son vistas como menos exitosas, con bajas posibilidades de éxito si es que no se cuentan con mecanismos informales de relacionamiento. Más allá de la generalidad, sobre este tema se vislumbran algunos matices por tipo de establecimiento. La imagen del trabajo, y más específicamente, la percepción de la competencia en el lugar de trabajo, podría condicionar en dos sentidos la elaboración de estrategias de búsqueda de empleo en el caso del sector técnico-profesional. Primero, para preferir buscar o consolidar contactos personales y, segundo, para potenciar las competencias sociales aprehendidas en el liceo o desarrolladas por los propios jóvenes. Desde este punto de vista, los jóvenes del sistema EMTP son capaces de movilizar más recursos para buscar empleo que los jóvenes de colegios científico-humanista. Poseen estrategias más definidas y más concretas, estableciendo distinciones y obviando las estrategias tradicionales, mayormente mencionadas por los estudiantes del sector científico-humanista. Lo anterior no asegura su éxito, pero por lo menos, expresa un abanico de recursos de base en los jóvenes que estudian bajo esta modalidad. Finalmente, el estudio también señala la necesidad de analizar con mayor detenimiento la situación de los estudiantes del sector científico-humanista que no sigue estudios superiores (mayormente localizados en los estratos socioeconómicos medio-bajo y bajo), debido a su situación de desprotección una vez egresados de la enseñanza secundaria. Hemos señalado que, en términos generales, se trata del sector con menores recursos materiales y simbólicos para enfrentar el mundo laboral, marcados por una carencia de estrategias y por lo mismo, con mayores posibilidades de fracaso en el futuro inmediato.

Cómo se relacionan los Jóvenes con el Mercado del Trabajo A partir de lo dicho hasta ahora, es posible señalar que la relación de los jóvenes estudiados con el mercado del trabajo en el presente es esporádica o temporal. Todos, en la medida que pretenden continuar sus estudios apuestan a una vinculación definitiva en la etapa adulta. Luego, no se perciben a sí mismos aún como trabajadores, aún en el caso de los jóvenes de la enseñanza técnico profesional, quienes por el carácter de su formación están más próximos al trabajo. Desde luego, existen casos excepcionales asociados a los recursos materiales de los que dispone cada familia. En estos últimos se avizora la proximidad del trabajo como una posibilidad más cierta. En el caso de los jóvenes de enseñanza técnico profesional de un nivel socioeconómico bajo, dicha situación se percibe como continuidad natural: se cuenta con una formación base por la que se optó en términos vocacionales, y llega el tiempo de ponerla en práctica. Ello no significa la renuncia a los estudios superiores, ya que la idea es la especialización posterior en el área, aún cuando objetivamente ello sea poco probable. En el caso de los jóvenes de similar condición socioeconómica, pero de enseñanza media científico humanista, dicha situación se vive como crisis de proyecto. Más allá de la situación objetiva, la EMTP otorga, particularmente a los jóvenes de condición socioeconómica desmedrada, cierta seguridad de cómo enfrentar el mundo laboral, cuestión que no se aprecia en los egresados de la enseñanza científico humanista.

De qué manera Trabajan los Jóvenes La hipótesis guía del estudio plantea que los jóvenes elaboran sus estrategias laborales a partir de las representaciones del trabajo. A través de lo descrito en estas páginas es posible señalar que dicha hipótesis es plausible. En efecto, los resultados confirman dicho planteamiento y existen evidencias claras de que estas representaciones, construidas a través de la experiencia laboral y su paso por la escuela, conjuntamente con el análisis de los recursos materiales con los que cuentan los jóvenes, probablemente al interior del seno de la familia de origen, sirven como principios articuladores. El hito del término de la enseñanza media y la continuidad de los estudios resulta ser un momento significativo, que marcará la experiencia laboral de estos jóvenes. La apuesta mayoritaria apunta a la extensión de la moratoria laboral y la definición de un tiempo de preparación sistemática previo al ingreso al mundo del trabajo. La línea divisoria entre el futuro y el presente laboral, si bien constituye una distinción relevante, no refleja en modo alguno un lugar fijo en el tiempo. Se extiende de acuerdo a la probabilidad de cada uno de los jóvenes para acceder a estudios post-secundarios. El peso específico de la matriz vocacional, puede explicarse por el carácter de nuestra población en estudio. Todos ellos son jóvenes que, más allá de su condición socioeconómica, han decidido permanecer en la escuela y por consiguiente valoran de sobremanera la educación, aún cuando coincidan en muchos casos que su calidad es

desigual. A su vez, ninguno de los participantes de los grupos contaba con carencias socioeconómicas que pusieran en tela de juicio su continuidad en la enseñanza media. Aún cuando no es posible anticipar lo que efectivamente realizarán los jóvenes terminada su enseñanza media, los antecedentes recogidos a través del análisis de la información hacen suponer que algunas de las hipótesis específicas formuladas en el presente estudio se confirmarían y otras podrían ser reformuladas o complementadas.

Escenario Anterior al Egreso a la Enseñanza Media El trabajo entendido como el ejercicio de una vocación; la autorrealización personal; o como fuente generadora de estatus social, corresponde a un conjunto de significados que adquieren relevancia en el tiempo futuro. Luego, a partir de allí, se desarrollan estrategias de inserción laboral en la etapa adulta basada en la inversión ( o sobreinversión) en educación con la finalidad de, a través de un aprendizaje sistemático, cumplir con dicha meta. Esta situación es válida tanto para los jóvenes de establecimeintos técnico profesionales como científico humanistas. A partir de la hipótesis anterior es posible suponer que para quienes cumplen con la condición mencionada, el trabajo en el presente juvenil, juega un rol secundario y no forma parte central de sus vidas. De este modo el trabajo será representado como una experiencia para el Crecimiento personal; Generación de hábitos; Consumo personal. En estos casos, la vinculación con el mercado del trabajo será asistemática, esporádica, jugando un rol subordinado a su proyecto de inserción futura. Respecto de los empleos a los que se puede optar en este período, se aprecia una mayor tendencia en aquellos jóvenes que provienen de la EMCH por el sector servicios, mientras que los estudiantes de la EMTP, en áreas del saber relacionadas con el oficio en el cual estudian. En aquellos casos en que es percibido como una herramienta para Costearse estudios, el trabajo si juega, por razones obvias un rol central, aunque subordinado al proyecto de inserción laboral futura. Los jóvenes en estos casos, desarrollarán estrategias sistemáticas de vinculación con el mercado del trabajo sin abandonar sus estudios, definiendo dicha etapa con una etapa de sacrificio. Estos jóvenes son quienes más se acercan a una autodefinición de sí mismos como trabajadores. La capacidad para desarrollar un repertorio de acciones orientadas a la búsqueda de un empleo en los jóvenes presenta limitaciones. En el caso específico de quienes provienen del mundo científico humanista y de estrato socioeconómico alto, se aprecia una mayor utilización de redes sociales vinculadas a las familias de origen, aún cuando se dan casos de jóvenes que, a partir de su propia experiencia laboral, han ido construyendo redes en torno a las áreas en las cuales han trabajado. En los jóvenes provenientes de establecimientos técnico profesionales, se aprecia una mayor vinculación con áreas de interés asociadas al oficio. En estos casos, si bien se mencionan un conjunto de acciones, parece ser que las redes sociales surgidas a través de la propia experiencia escolar (compañeros, profesores, etc.) y laboral (prácticas en el oficio) juegan un rol importante.

Escenario Posterior al Egreso de la Enseñanza Media: Hipótesis prospectivas En caso de que el tránsito a la educación post-secundaria sea vea postergado, consideramos conveniente retomar algunas de las hipótesis planteadas al comienzo de este estudio, reformulándolas a la luz de los hallazgos.

En los jóvenes cuya representación se basa única y exclusivamente en un medio para alcanzar estatus social, es posible suponer dos conjuntos de situaciones. En primer lugar, en la medida que las condiciones económicas del grupo familiar así lo permitan, una postergación de la inserción laboral estable y la búsqueda de una identidad a partir de experiencias de educación post-secundaria vinculadas a instituciones que otorguen prestigio como Universidad e Institutos Profesionales. Dicha proceso de búsqueda puede ser asistemático, por lo que no se descarta, la alternancia en carreras distintas y entre el estudio y el trabajo esporádico. En el caso de que las condiciones económicas no permitan la continuidad de estudios, puede verificarse una vinculación asistemática con el empleo, en la medida que su interés no esta puesto en el trabajo ni en la búsqueda de su vocación a través de él. Para aquellos jóvenes que se representan el trabajo principalmente como ejercicio de la vocación, pero que cuentan con limitaciones socioeconómicas que impidan la continuidad de estudios, podrían darse dos fenómenos. Por una parte para aquellos jóvenes provenientes de la educación técnico-profesional, el desarrollo de estrategias laborales tendientes a la búsqueda de empleos relacionados con su oficio aprendido, u otras actividades que se les asemejen. En el caso de los jóvenes egresados de la enseñanza media científico humanista, principalmente la alternancia entre el empleo y la búsqueda de alternativas de capacitación que conlleven una especialización, de forma de responder al desafío de la autorrealización personal, esta vez a través de su propia experiencia laboral. Más allá de estas diferentes posibilidades, las estrategias desarrolladas por los jóvenes estarán signadas por una distancia y postergación de la vida laboral. El egreso de la enseñanza media y las posibilidades objetivas de seguir estudios en el futuro, constituirá el punto de quiebre para los caminos a una vida laboral de adulto.

BIBLIOGRAFÍA Alvarez, C. La juventud, la educación media y el trabajo. CIDE, Documento de Trabajo nº 11, 1997. Arzola , S. et al. Destino educativo laboral de los egresados de enseñanza media. MINEDUC, 1993. Bajoit, G y Franssen, A. Les Jeunes dans la compétititon. PUF, coll. Sociologie d´ Aujourd´ hui. París 1994. Bourdieu, P. “Le langage autorisé. Note sur les conditions sociales de efficacité du discours rituel”. En: Actes de recherche en sciences sociales. 1975. Bourdieu, P. La distinción. Criterios y bases sociales del gusto. Edit. Taurus, 1988. Bourdieu, P. Cosas dichas. Edit. Gedisa, 1988. Bourdieu, P. y Passeron, J.C. Los estudiantes y la cultura. Edit. Labor, 1973. Bowles, S. y Gintis, H. Schooling in Capitalist America. Londres, Routledge an Keagan Paul, 1976. Butelman, A. y , A. y , A. y , A. y , A. y Romaguera, P. Educación media general vs. técnica: retorno económico y deserción. CIEPLAN, 1994. Cáceres, C. y Bobenrieth, E. Un modelo de selección de liceos de enseñanza media. En Cuadernos de Economía, Año 31, nº 92, 1994. Cariola, L.“Dilemas sobre la reestructuración de la educación media”. En: Análisis y proyecciones en torno a la educación media y el trabajo. CPU, 1992. CIDE Apuntes para el desarrollo curricular en la educación técnica y tecnológica. Prodet, marzo, vol 2, nº 1, 1991. Cohen, I. Teoría de la estructuración y praxis social. En Giddens, Turner, J. y otros: La teoría social hoy. Edit. Alianza, 1990. Durston, J. y Larrañaga, O. Educación Secundaria y Oportunidades de Empleo e Ingreso en Chile, Serie políticas sociales nº 10, CEPAL, 1995. Erikson, E. Identidad, juventud y crisis. Edit. Paidós, 1971.

Franssen, A. y Salinas, A. “Cultura juvenil, cultura escolar, medios de comunicación de masas y equidad: La escuela en la tormenta”. Documento de referencia del SeminarioTaller “ Reforma de la educación media en Chile: ¿Más equidad?”. Santiago, 10 y 11 de abril de 1995. pág. 8-9. Munizaga, J.C. & Tsukane, A. “Expectativas y Estrategias Laborales de Jóvenes de Escasos Recursos”. En: Orientaciones Juveniles sobre el Trabajo. MIDEPLAN (Mimeo), 1997. García Selgas, F. Teoría social y metateoría hoy. el caso de Anthony Giddens. CIS n1 136, Edit. Siglo XXI, 1994. Giddens, A. La constitución de la sociedad. Bases para la Teoría de la Estructuración. Amorrortu, 1995. Giddens, A . Las nuevas reglas del método sociológico. Amorrortu, 1987. Giddens, A. Consecuencias de la modernidad. Edit. Alianza, 1994. Giddens, A. Profiles and critiques in social theory. Macmillan Press, Londres, 1982. Harker, R.et.al.(Edit) An introduction to the work of Pierre Bourdieu. The practice of theory. MacMillan Press, 1990. Hurtado, P. e Ibáñez, S. Las Representaciones Sociales del Trabajo en Jóvenes Urbano Populares”. Tesis para optar al título profesional de Sociólogo. U. de Chile. 1995. Koljatic, M. Requerimientos de la empresa al sistema educacional. En P.U.C.: Revista de Administración y economía UC. pág. 14-17, 1997. Martinic, S. Empresarios y Educación: Experiencias de colaboración. Cide, 1996. MIDEPLAN Diagnóstico de la Región Metropolitana, octubre, 1996. Peiro, J. et. al. “Patrones de significados del trabajo antes y después de las transiciones desde la formación profesional”. En: Revista de Educación, n1 303, Centro de Publicaciones, Madrid, 1994. Ritterhaussen, S. y Scharager, J. (edit.) media y el trabajo. CPU, 1992.

Análisis y proyecciones en torno a la educación

Santibañez, E. et.al. Educación y trabajo: dos conceptos en relación. CIDE, 1990. Scharager, J. y Ritterhaussen, S. “El egresado de la educación media y el trabajo: expectativas de los empleadores”. En: Análisis y proyecciones en torno a la educación media y el trabajo. CPU, 1992.

Schkolnik, M. y Riffo, L. Desempleo Juvenil en Chile 1986-1995. Supanc, P. Educación técnica, equidad y movilidad. Ponencia presentada en el SeminarioTaller “Reforma de la educación media en Chile: más equidad?”. CEPAL, Santiago, abril de 1995. Weinstein, J. La juventud urbano popular vista desde la sociología. Cide, 1984. Willis, P. Aprendiendo a trabajar. Edit. Akal/Universitaria, 1998.

ANEXOS Valoración del Trabajo Los siguientes cuadros sintetizan el ordenamiento realizado por los jóvenes participantes en los grupos de las cinco dimensiones consideradas para este tema. Como podrá verse, se establece una jerarquización de las opciones aplicando un factor proporcional a cada mención. Grupo 1 Científico Humanista medio-alto Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 4 1 21

Lugar

-

3

-

2

-

16

3

-

-

4

1

-

14

4

1

2

-

2

-

17

2

-

-

1

-

4

7

5

1

Grupo 2 Científico Humanista medio-bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 2 1 3 17

Lugar

4

-

1

-

1

24

1

1

3

2

-

-

23

2

1

1

1

3

-

18

3

-

-

1

-

5

8

5

4

Grupo 3 Técnico profesional medio-bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 7 35

Lugar

-

4

2

1

-

24

2

-

-

3

4

-

17

4

-

1

1

-

5

12

5

-

2

1

2

2

17

3

1

Grupo 4 Técnico profesional bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 2 1 1 1 17

Lugar

-

1

3

1

-

15

4

-

3

-

2

-

16

3

3

-

1

--

1

19

1

-

-

1

1

3

8

5

2

Grupo 5 Técnico profesional bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 4 2 22

Lugar

-

3

2

1

-

20

2

-

-

3

3

-

15

4

-

2

1

-

3

14

5

2

1

-

2

1

19

3

1

Grupo 6 Técnico profesional medio bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 2 3 2 18

Lugar

-

4

1

1

1

22

3

1

3

2

1

-

25

1

1

-

2

1

3

16

5

3

-

2

1

1

24

2

4

Grupo 7 Científico Humanista medio-bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 3 3 18

Lugar

1

1

4

-

-

21

2

-

2

-

3

1

15

4

2

3

1

-

-

25

1

-

-

1

3

2

11

5

3

Grupo 8 Científico Humanista medio-alto Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 6 30

Lugar

-

1

1

2

2

13

4

-

2

1

3

-

17

3

-

1

1

1

3

12

5

-

2

3

-

1

18

2

1

Los cuadros siguientes sintetizan los resultados para los grupos organizados por establecimientos Científico Humanista y establecimientos Técnico Profesional. Grupos Científico Humanista Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 13 2 1 3 4 86

Lugar

5

5

6

4

3

74

2

1

7

7

7

1

69

4

4

7

3

6

3

72

3

-

2

6

3

12

44

5

1

Grupos Técnico-profesional Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 15 1 4 5 92

Lugar

-

12

8

4

1

81

2

1

6

8

10

-

73

3

4

3

5

1

12

61

5

5

3

4

6

7

68

4

1

Visión de Futuro En un segundo momento, se solicitó a los jóvenes participantes de los grupos que organizaran las mismas dimensiones considerando una perspectiva laboral de futuro (10 años más). Los resultados se organizan en los siguientes cuadros: Grupos Científico Humanista Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 17 1 2 1 94

Lugar

-

5

9

3

4

57

4

-

7

6

4

4

58

3

3

5

2

7

4

59

2

1

3

4

5

8

47

5

1

Grupos Técnico-profesional Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 8 1 2 8 56

Lugar

4

7

5

2

1

68

1

4

5

4

5

1

63

2

1

4

6

4

4

51

4

2

2

4

6

5

47

5

3

Resultados por Estrato Socio-Económico Grupos medio alto Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 10 1 51

Lugar

-

4

1

4

2

29

4

-

2

5

4

-

31

2

1

3

1

3

3

29

3

-

2

4

-

5

25

5

1

Grupos medio-bajo Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 12 2 1 6 5 82

Lugar

5

9

8

2

2

91

1

2

8

7

8

1

80

3

4

5

5

4

8

71

4

3

2

5

6

10

60

5

2

Grupos bajos Dimensión Sintonía vocación Estabilidad laboral Nivel de salario Condiciones de trabajo Posibilidades de promoción

1ª 2ª 3ª 4ª 5ª puntaje mención mención mención mención mención 6 1 1 3 39

Lugar

-

4

5

2

-

35

2

-

3

3

5

-

31

4

3

2

2

-

4

33

3

2

1

1

3

4

27

5

1

Suggest Documents