Estrategias comunicativas para prevenir el delito de la trata de personas 1

Estrategias comunicativas para prevenir el delito de la trata de personas1 Guillermo Cárdenas Pinto Magíster en Estudios Sociales Resumen Abstract ...
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Estrategias comunicativas para prevenir el delito de la trata de personas1 Guillermo Cárdenas Pinto Magíster en Estudios Sociales

Resumen

Abstract

En este artículo se plantea la comunicación como parte fundamental para luchar contra el delito de la trata de personas; cuando el flagelo se presenta con niños, niñas y adolescentes, reviste características que hacen de él una forma de delito execrable, que hace necesario que la sociedad aúne esfuerzos para derrotarlo. El artículo analiza la investigación que se viene realizando en dos ciudades colombianas, Cartagena de Indias y Leticia, las cuales, por sus características turísticas, son lugares donde la explotación sexual es un peligro potencial y se da la victimización de los niños, niñas y adolescentes. Planteamos, así, una forma de afrontar el problema desde la comunicación, creando procesos de sensibilización por parte de la sociedad civil, con la necesidad de gestionar una comunidad libre de miedo. This paper proposes communication as a fundamental part in the fight against human trafficking, even more when it is against children and adolescents, as is of characteristics that make it a heinous crime. Therefore, it is necessary for society to integrate efforts in fighting the scourge. The article discusses research being done in two Colombian cities, Cartagena and Leticia, which by its nature tourism destination, are places where sexual exploitation is presented as potential danger and victimization of children and adolescents. We propose a way of tackling the problem from communication, creating awareness processes by civil society, the need to create a community free from fear.

Palabras clave

Turismo sexual, niños, niñas, adolescentes.

Key Words

Sex Tourism, Children, Adolescents.

“Los medios de comunicación, como portadores de casi toda la información con la cual respondemos ante nuestro conocimiento, han sido en la modernidad parte vital frente a la sensibilización de este delito, pero también han sido parte colaboradora en las ejecuciones del mismo”.

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Introducción

El delito de la trata de personas se ha catalogado como la esclavitud del siglo xxi, y es el negocio que genera más divisas ilegales, después del narcotráfico y el tráfico de armas, encontrándose asociado a estos en varias partes del planeta, con lo cual se configura una asociación criminal donde “todo vale”. Por ser considerado un negocio, desarrolla una forma de explotación que cumple con las condiciones de la cosificación sobre las personas que van a ser puestas en estado de indefensión y que serán abusadas en dimensiones como la prostitución, el matrimonio servil, el reclutamiento forzado, o la servidumbre por pago de deudas y la pornografía. Para la consumación de estos delitos, se hace necesario llegar a la negación de las condiciones que nos imprimen la condición de personas. Estas condiciones son: vida, honra y bienes; si miramos en

profundidad el procedimiento de anulación de la persona, este pasa por un poder del victimario sobre la víctima, al ser dueño de su vida. Este peligro hace que la persona obedezca irrestrictamente y muchas veces viene sobre la familia, lo cual amplía la forma del delito. El asesinato termina por ser una forma “fácil” de salir de los problemas. Con respecto a la honra, es la manera cómo se reduce a la persona a su estado de postración, ya sea en la prostitución o en la servidumbre. El ser es anulado en su perspectiva de humano, aniquilado y poseído como parte de su condición y como parte de todo un proceso de sustracción de la dignidad, por lo cual se cuenta con la obediencia; y por último, el secuestro de los bienes y el pago de una deuda no contraída son otros métodos para conseguir la obediencia de las víctimas.

Este artículo es una reflexión en el ámbito del proyecto de investigación denominado: “Estrategias comunicativas para sensibilizar frente al delito de la trata de personas y de género”, y pertenece al grupo de investigación: “Comunicación, Cultura y Tecnología”, financiado por la Fundación Universitaria los Libertadores en la Facultad de Ciencias de la Comunicación.

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Ciencias de la Comunicación - Los Libertadores

Los medios de comunicación, como portadores de casi toda la información con la cual respondemos ante nuestro conocimiento, han sido en la modernidad parte vital frente a la sensibilización de este delito pero también han sido parte colaboradora en las ejecuciones del mismo. Por ello, en este artículo vamos a plantear cómo se presenta esta relación, en el campo de la comunicación, y qué características tienen, tanto las informaciones de los medios masivos, como el papel de la publicidad en estos procesos. En primer lugar, se plantea la calidad del delito y su dimensión en ciudades como Cartagena o Leticia; posteriormente, se analizan las diferentes campañas de sensibilización para que, finalmente, se establezca un panorama de la desigual lucha entre el aparato publicitario y los esfuerzos de algunos organismos gubernamentales y organizaciones no gubernamentales, ong.

Metodología

Para el presente artículo, se tiene en cuenta el material docu-

mental utilizado para el desarrollo del proyecto, el cual se comienza desde la observación documental, así como de videos, y se contrasta con entrevistas realizadas a diferentes funcionarios, tanto oficiales como privados, que tienen contacto con el tratamiento del delito y que realizan un trabajo de sensibilización en dos zonas de alto riesgo de trata de personas, como son la ciudad de Cartagena, por su constitución turística; y la ciudad de Leticia, por ser la otra frontera donde el delito contiene parámetros disímiles que no poseen una forma simétrica, por lo cual no es posible configurar patrones. Por otro lado, se acudió al material gráfico, fotografías, para realizar un análisis del discurso icónico con el cual se lucha contra este flagelo.

Planteamiento teórico Trata de personas: En el artículo 3 del Protocolo de Palermo, inciso “a”, se define el concepto de trata de personas: “Por trata de personas, se entenderá toda captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pa-

gos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”. A partir de este concepto, podemos discernir cómo las personas pueden ser convertidas en “no personas” o esclavas de otras, las cuales les anulan todos sus derechos fundamentales, en el orden de eliminar todo rastro del delito cometido. Convertir el cuerpo de una persona, en objeto para el servicio de actos como los descritos en el artículo, forma parte de toda una serie de artilugios que, desde hace siglos, anudan la docilidad del cuerpo, sobre todo el de la mujer, para el servicio de las pasiones y sensaciones de otro que posee el poder de un sistema de control (Foucault, 1968; Deleuze, 1972), lo cual ha sido la pasión de engendros económicos que, en búsqueda de sus lucros, han creado una forma de captación de enormes recursos económicos, a partir de un bien humano; las diferentes formas en que se produce la captación de las víctimas hace que se reconozca este delito cómo parte del crimen organizado, “el fin justifica los medios”.

No sólo podemos hablar de la sexualización de la carne, sino que los procesos atienden a una disección de los cuerpos. El tráfico de órganos parece un concepto sacado de las películas de terror, que ya sobrepasa los límites de la concepción de la dignidad de las personas, y los escándalos mediáticos no pasan de generar un repudio coyuntural. La información se convierte en espectáculo y amarillismo, pero no se realiza un seguimiento y la información muere con la siguiente noticia. En la misma dirección, encontramos el matrimonio servil con el cual se da un paso hacia la explotación sexual, y que permite esbozar una sonrisa de complacencia en los receptores de los medios; parece ser que la condición de la mujer sigue siendo la de servirle al varón de turno. El trabajo forzado, en el cual se llega a extremos como medir a las niñas y a los niños para que puedan entrar en los socavones, dedicados a la extracción de minerales como el carbón: “es importante anotar que entre los factores que facilitan la oferta de la [Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes], se encuentran: el trabajo infantil en plazas de mercado, las ventas ambulantes, el trabajo doméstico, la violencia intrafamiliar, la exigencia de dinero a los niños y niñas para pagar gastos de la familia, la creencia de que el 75

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Autor de la pintura: Armando Chicangana.

indígena es inferior y el turista así como el hecho de mantener y validar creencias falsas sobre la sexualidad como los ritos de iniciación de niños con prostitutas” (Cárdenas, Castillo & Cuesta, 2013, pág. 6). Las ciudades y sus espejismos encadenan el ambiente propicio para que los delitos de la explotación sexual sean un negocio de proporciones incalculables y se encuentren unidos a todas las acciones que nuestro pensar ha direccionado en la necesidad del plaCiencias de la Comunicación - Los Libertadores

cer, me refiero a la unión entre la sexualidad, la droga, el alcohol y el turismo, los cuales, así se planteen cómo socialmente repudiables, son el motor de acción en la industria sin chimeneas. Los mapas de ruta que traza el comercio de estas mercancías poseen una lógica incontrastable (Ecpact, 2006; Jordan, 2002): la producción de dinero, Por ello, la captación se produce en zonas geográficas, por regla general, donde la pobreza y la necesidad son la ca-

racterística; el traslado se realiza hacia zonas en las cuales los flujos de dinero son amplios y las necesidades creadas de placer, una sola. Bajo esta lógica se pueden localizar sitios proclives a la producción del material del placer y espacios en los cuales la realización del delito brinde su caldo de cultivo para la consumación de los negocios. Esas condiciones tienen puntos de vital importancia: primero, la naturalización del concepto. Con ello, me refiero a que se configure una idea de que resulta natural, en este ambiente, el consumo de los bienes objeto de delitos: la droga, el alcohol, el sexo, y que se encuentren asociados a la lógica del capital. Por otro lado, la posibilidad de que el mercado brinde la posibilidad del anonimato, con lo cual los delincuentes pueden realizar su trabajo de una forma expedita, mediante fachadas con las cuales todo parezca legal. Colombia no es ajeno a este panorama y cumple con las condiciones para ser productor y consumidor, así como sitio de traslado. Si tenemos en cuenta las posibilidades anteriormente planteadas, encontramos en Cartagena un punto en el cual todo el ambiente se confabula para que estos delitos sean parte de la vida cotidiana. El auge sin precedentes del turismo internacional, unido a la necesidad perentoria del país por captar estos recursos, hacen que podamos

ver una ciudad dividida en dos: una parte plástica, es decir, una ciudad creada para el turismo; y otra en la cual las carencias económicas, culturales, educativas y de salud son un espejo trizado de la realidad. Nuestro estudio mira el contraste en la otra esquina del país, Leticia, donde las condiciones se presentan, pero los flujos de capital no parecen tan abundantes como en Cartagena. La capital del departamento del Amazonas tiene como característica su condición de interioridad, es decir, un puerto fluvial que no cuenta en el momento con el papel turístico que venimos planteando, pero que al ser un lugar de triple frontera (Colombia, Perú y Brasil), concreta las posibilidades que proporciona el negocio. No es objetivo de este artículo estigmatizar ambos lugares, sino desarrollar la necesidad de mirar cómo, ante unos delincuentes que reconocen estas y otro sinnúmero de características, pueden mutar y afinar la producción de sus acciones, para que las ganancias sean mayores y la vulnerabilidad disminuya. La necesidad, repito, de que desde el otro lado, el lado de todas aquellas personas que de una forma u otra son víctimas potenciales, se realice un trabajo en el cual no se den palos de ciego. Como se dijo, el delito tiene varias aristas y estas no se pueden separar fácilmente y tampoco es

“Las ciudades y sus espejismos encadenan el ambiente propicio para que los delitos de la explotación sexual sean un negocio de proporciones incalculables y se encuentren unidos a todas las acciones que nuestro pensar ha direccionado en la necesidad del placer…”. recomendable; la lucha contra el delito debe contemplar acciones conjuntas. Lo que sí es claro, es que la explotación de niños, niñas y adolescentes, con miras a la trata de personas, configura un espectro delincuencial que ataca las más sentidas condiciones del ser, como la pérdida de toda dignidad; y que, cómo lo planteamos al comienzo del texto, configura la esclavitud del siglo xxi. La explotación sexual es un delito de lesa humanidad, pero se ha tornado en un espacio donde la doble moral social culpa a la parte más débil del esquema, para salvar el imperio económico; la víctima termina por ser la culpable, mientras que el victimario “sólo” cubría una necesidad y era víctima de las circunstancias. Si este delito se comete contra niños, niñas y adolescentes podemos configurar un ataque hacia aquello que nos ha hecho sentirnos parte de una civilización. De ahí la urgente necesidad de analizar este fenómeno. La forma como se lucha y como se intenta acabar con el delito no son fáciles de concebir; la forma como mutan los delincuentes y las condiciones de indefensión econó-

mica y social de las posibles víctimas, hacen que las lógicas con las cuales se puede contrarrestar el actuar de los delincuentes, tenga en las maneras de comunicar un punto que se debe analizar y colocar como vital, si queremos luchar con alguna premisa de éxito contra una bien organizada red de perpetradores del delito. Turismo y sexualidad son dos palabras que van de la mano en nuestro territorio. Cartagena, por lo tanto, es una de las ciudades que marca la tendencia y es allí donde se concentran los esfuerzos del Estado y de algunos particulares. Es claro que a la hora de establecer modos de operación, nos encontramos con esas dos ciudades de las que hablamos; donde una sirve de reservorio a la otra, y la ciudad plástica enceguece de deseos y de dinero a la otra ciudad. Por ello, el régimen de los imaginarios pasa por toda una estancia de la vista: “ver para comprar” parece ser el mandato y por eso, la zona amurallada y la playa son escenarios de pasarela, en los cuales se puede presentir el tamaño del delito que se realiza. 77

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Leticia es un puerto fluvial, ubicado sobre el río más grande del mundo. Allí, el turismo debería tener connotaciones ecológicas y de disfrute de la naturaleza, pero la dimensión de la trata de personas es inmensa y se ayuda de la característica central del puerto, el de ser la frontera de tres países; por un lado se encuentra Perú, que muestra una cara de la pobreza de las comunidades indígenas; por el otro lado está la frontera con Brasil, el “hermano poderoso” de Sudamérica, que expone la cara de la esperanza económica; y también está Colombia, como una simbiosis de las otras dos caras, que se debate entre la pobreza y la esperanza. Allí, encontramos el caldo de cul-

tivo para el desarrollo de la trata de personas.

Análisis y discusión

a) La muralla soy yo Dos ciudades, dos caras y un solo componente. Cartagena es, por antonomasia, la ciudad turística de Colombia, el sitio de referencia para todo un país. El volumen de turistas extranjeros es la balanza de nuestra inserción en el mundo, con más de tres millones de turistas, en el año 2013. Sin embargo, durante varios años, a partir de la fama generada por el narcotráfico en el país, la ciudad fue excluida de los mapas turísticos de las grandes cadenas de cruceros que, desde Canadá, viajan a tomar el calor del

Caribe. Pero desde hace dos años, Cartagena “volvió a existir”, al ser tomada en cuenta para este turismo: los barcos blancos, con sus miles de ocupantes, son hoy parte del paisaje. Y ello, claro está, redunda en beneficio de la primera ciudad y hace desaparecer a la segunda, la cual ve arrojadas a sus calles todas las necesidades y las carencias de la primera. Los vasos comunicantes no guardan la proporción de la física; aquí las ganancias de una se ven reflejadas en la pobreza de la otra, pero la pobre surte el mercado de la otra; la pobreza es incentivo de las soluciones más radicales, la venta del cuerpo para ganar unos dólares y sostener a

Fotografía: dfenviaje.files.wordpress.com

una familia es uno de esos poderosos incentivos del capitalismo, concretado en las necesidades de miles de turistas. Pero la vergüenza no para ahí, parece ser que la tendencia internacional tiene que ver con la necesidad de seres más jóvenes; la infancia y la adolescencia conforman un mercado en crecimiento que necesita ser surtido por los proxenetas de turno, quienes encuentran en las calles de la ciudad pobre a sus objetos de trata. Otro tanto sucede con la necesidad de aportar niños y jóvenes al crecimiento de otras sexualidades, el homosexualismo y otras formas de “placer”, conforman un espectro o portafolio de necesidades insatisfechas. Sumarle a este espectro otras modalidades de trata de personas solo es alargar la cadena de delitos, y en Cartagena se ha configurado un abanico de entidades que, de una forma mancomunada, ponen de presente la magnitud del tráfico, captación, tránsito y abuso del cual son objeto los niños, niñas y adolescentes en esta ciudad. Teniendo en cuenta que se reconoce el problema y se intuye la cadena de delincuencia, por dónde pasa

y los lugares que puede frecuentar en Cartagena, se ha creado un espacio comunitario para sensibilizar y prevenir este tipo de delitos. Isabel Mathieu, directora de la Corporación de Turismo de Cartagena2 plantea la necesidad de establecer esfuerzos combinados entre los entes gubernamentales y la sociedad civil, a fin de poner sobre el tapete el problema de la trata de personas. Para ello, la Alcaldía de la ciudad estableció una serie de alianzas estratégicas con entidades gubernamentales, entre las que se encuentran el Bienestar Familiar, la Corporación de Turismo y organizaciones no gubernamentales como la Fundación Renacer, en torno a un plan estratégico para crear “entornos seguros para niños, niñas y adolescentes” (Mathieu, 2014). Ese plan estratégico se articula a partir de reunir toda una cadena de colaboradores que son las personas que se encuentran en contacto con los posibles victimarios y con las posibles víctimas: los empleados de hoteles, los playeros, los taxistas, los vendedores ambulantes y todas esas personas que, en un proceso de sensibiliza-

Entrevista concedida por Isabel Mathieu, el día 14 de marzo de 2014, a los autores de esta investigación. Coordinadora de la Fundación Renacer en Cartagena, en entrevista realizada por los autores de la investigación en esa ciudad, en el mes de marzo de 2014. 2.

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ción, aportan a la lucha contra el delito y sirven de multiplicadores de las premisas de trabajo. Para llevar a cabo estas propuestas, se propuso una campaña que se denominó “La Muralla soy yo”, en la cual se incluyen los componentes de protección, prevención y explotación sexual, como lo explica Mayerlin Vergara3: “es una muralla humana en donde los adultos son los ladrillos y se encargan de proteger a los niños”. Esta imagen ha sido la base en el proceso de sensibilización hacia las personas que tienen acceso a los delincuentes. Y es que la premisa fundamental es la de dejar de considerar a las niñas, niños y adolescentes como victimarios o parte del delito, para considerarlos víctimas y por ello, merecedores de la protección integral de todos sus derechos. Así, en las piezas comunicativas no aparece ningún niño, sino que sólo aparecen los adultos que conforman la muralla. Otra característica de esta campaña es la de propiciar un cambio en el lenguaje que se usa al hablar de la trata de personas; aquí se aplica lo que Vergara (2014) denomina Mensaje en positivo, es decir, que en lugar de plantear frases como “NO a la trata de personas”, se cambia por esta frase: “Aquí protegemos a los niños, niñas y adolescentes de la explotación se79

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xual”. Con ello, se llama a una unión contra el flagelo y a dejar el miedo a un lado, como bien lo dice un playero: “Si uno siente miedo, está ‘amontonado’ y no está unido, por eso hay que perder el miedo” (Padilla, 2014) 4 . Otra de las características de la campaña es que logra procesos de creatividad por parte de las personas comprometidas. Así, se encuentra que las guías turísticas colocaban el eslogan en sombrillas que siempre se encontraban abiertas en los recorridos, ante el inclemente sol. De la misma forma, las masajistas y las peinadoras llevaban un bolso de la “Muralla soy yo”, en el cual cargaban sus enseres y los colocaban junto a los clientes. Con ello, a diario, el mensaje llega a muchas personas. Los medios de comunicación también han sido objeto activo y pasivo del trabajo de esta campaña; se coloca como parámetro la necesidad de establecer un diálogo con los periodistas, a fin de que ellos informen con garantía de derecho y dejen de lado el amarillismo y la información en

la cual se criminaliza a las personas que sufren el delito. Según Humberto Padilla, comunicador de la Fundación Renacer, existe ligereza a la hora de escribir, se titula mal. Por ejemplo, al escribir un titular: “Niña prostituta”, se re-victimiza a la niña (Padilla, 2014), con lo cual se genera una visión sesgada del delito, pues queda en el ambiente la idea de que la niña es la culpable o que la prostitución es un acto culpable de la persona que vende su cuerpo; se exime, así, al cliente de toda culpa. Se plantea frente a este problema la realización de diplomados en los cuales los periodistas conozcan cómo se puede informar con noción de derecho y cómo, desde los medios, se puede realizar una apología de la trata de personas, con lo cual se termina por mal informar y hacer que las víctimas sean victimarios y viceversa. Así, resulta por darse a entender que las niñas se merecen lo que les pasa y que el victimario fue seducido y no tenía alternativa. Uno de los puntos fuertes de este proceso de sensibilización

4. Víctor Padilla es un hombre dedicado al alquiler de carpas en las playas de Cartagena y se ha comprometido con el movimiento “Muralla soy yo”, logrando unir a sus compañeros, así como a cocheros y vendedores de minutos de celular, alrededor de la vigilancia de los niños, niñas y adolescentes. La entrevista con Padilla fue realizada en el mes de marzo de 2014, por los autores de la investigación. 5. Acabar con la prostitución infantil, la pornografía infantil y el tráfico de niños con fines sexuales. Ciencias de la Comunicación - Los Libertadores

se encuentra en el compromiso que se establece con el sistema hotelero, en el cual muchas veces se consuman los delitos. Para ello, la ong End Child Prostitution, Child Pornography and Trafficking of Children for Sexual Purposes5, Ecpact, ha propuesto un sello para los hoteles que se comprometen a cumplir con un protocolo de conducta. Este sello lleva el nombre de “The Code” y es una herramienta para la prevención de la explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes, Esnnad. El sello se otorga a los hoteles que se comprometan a cumplir con los siguientes propósitos: • Establecer una política corporativa ética en contra de la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. • Capacitar al personal de sus empresas, en países de origen y destino. • Introducir una cláusula en los contratos, con el personal y con los proveedores, en donde declaren el rechazo común a la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes. • Informar a los turistas y viajeros, mediante catálogos, afiches y videos informativos, la política de prevención de la explotación sexual comercial que hay al interior de la empresa.

• Proporcionar información sobre las estrategias contra ese delito a los agentes locales claves en cada destino (taxistas, guías, playeros). • Realizar un reporte anual sobre los avances en la implementación de estos criterios (Fundación Renacer, 2014). Hasta el momento, existen 80 hoteles que se han certificado con el sello “The Code”, un logro importante si tenemos en cuenta que es voluntario. Además ya ha producido efectos, pues se han realizado denuncias que algunas veces terminan en el alejamiento del posible victimario. Esta es una muestra que, si bien no acaba con el delito, sí cumple con un objetivo claro: sensibilizar a muchas personas que funcionan cómo muralla y aparato de denuncia, y también cómo replicadoras de las ideas de respeto y protección hacia los niños, niñas y adolescentes. b.) La Frontera-Leticia. Del otro lado, en la antípoda, se encuentra el puerto final de nuestro mapa, Leticia, rodeado de selva y de problemas de ostracismo; pareciera negado a la memoria de los colombianos, pero allí se

“Sumarle a este espectro otras modalidades de trata de personas solo es alargar la cadena de delitos, y en Cartagena se ha configurado un abanico de entidades que (…) ponen de presente la magnitud del tráfico, captación, tránsito y abuso del cual son objeto los niños, niñas y adolescentes en esta ciudad”. encuentran todos los vicios que aquejan a nuestro territorio. La trata de personas no es ajena, sino una de las crisis sentidas por la ciudad. Allí, la Policía Nacional realiza una amplia labor de sensibilización y de control punitivo, que busca alejar el delito, que en este espacio, compromete todas las formas de trata. Por un lado, la prostitución cómo abuso y explotación; por el otro, el matrimonio servil y el trabajo forzado. La condición geográfica hace que las tribus indígenas sean parte integral de las víctimas y que sus esquemas culturales se encuentren puestos a prueba. Lo mismo pasa con la triple frontera, ya que las diferentes formas económicas unidas a tráficos ilegales crean espacios proclives a la trata de personas. Brasil y Perú son fronteras que hacen de Leticia una ciudad especial; las personas entrevistadas no están de acuerdo acerca de los lugares en los cuales se presenta la permisividad del delito. Mien-

Roger Cuevas es Coordinador de Juventud Departamental y trabaja para la Casa de la Mujer. Concedió la entrevista en Leticia, en el mes de abril de 2014, a los investigadores del proyecto.

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tras por una parte Roger Correa, coordinador de juventud departamental, afirma que las niñas son captadas en Colombia y llevadas a Brasil, para luego ser devueltas y así evitar el delito; Luis Suárez afirma que es en el vecino Brasil donde se producen las redadas para dar con el paradero de los perpetradores de la trata y que allí se presentan continuas operaciones. Ante esta realidad, es palpable la necesidad de una lucha conjunta, liderada por los tres países, como propuesta realizada desde varias posibilidades y que se ve obstruida por la no presencia de una política tripartita de juventud, según palabras de Roger Cuevas6 , pues la rotación de personas a cargo en cada país no permite articular acciones. El siguiente problema se da al interior de la ciudad, pues se producen esfuerzos aislados. Las autoridades policiales han creado una campaña de sensibilización, con base en volantes y a partir de visitas de funcionarios especializados, pero se encuentran con resistencia, a veces 81

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de las comunidades indígenas y otras debido a la concepción cultural sobre la mujer y los adolescentes. Por otra parte, se evidencia la necesidad de mayor control delincuencial. Organismos como la Casa de la Mujer y algunas comunidades religiosas realizan un trabajo de sensibilización, a partir de la lúdica, implementando obras de teatro y música, en un esfuerzo de concienciar a los niños, niñas y adolescentes, sobre el cuidado y el respeto de su cuerpo, pues plantean que los altos índices de pobreza hacen que las personas busquen mejorar su sustento en los países vecinos, para así ayudar a sus familias. Es visible que las relaciones con las comunidades indígenas no son fáciles de llevar; algo en lo que coinciden todos

“La condición geográfica [de Leticia] hace que las tribus indígenas sean parte integral de las víctimas y que sus esquemas culturales se encuentren puestos a prueba”. los actores entrevistados para este trabajo. Desde la Secretaría del Departamento se ha comenzado a trabajar en la misma dirección que expone el ejemplo de Cartagena, para lo que ha contactado a la Fundación Renacer, la cual ha iniciado un trabajo para la creación de un programa que siga los lineamientos de lo aprendido en la capital del departamento de Bolívar. Aquí, la campaña tiene que ver con el tejido y con los símbolos de la tierra para las comunidades indígenas; se ha comenzado a tejer un manto de protección para los niños, niñas y adolescentes.

En la misma dirección, se ha implementado el trabajo con “The Code” para el sector turístico, pero este proceso se encuentra en una primera fase y no cuenta con infraestructura organizada en el sector hotelero; se plantea la necesidad de agrupar a los moto-taxistas, pues es allí a donde acuden los turistas en busca de información, pero este gremio no tiene una organización clara, debido a que no existe una reglamentación para ejercerlo y cualquier persona puede incursionar en el oficio. Un elemento que agrava la situación es la poca información que existe sobre los derechos; se piensa que el problema existe, pero en baja proporción, y se entiende que es necesario hacer algo, pero también se cree que existen problemas más importantes. Con ello, el trabajo de sensibilización se dificulta y, en algunos casos, se enmascara con visos de legalidad o de tradición.

Conclusiones

Fotografía Fundación Renacer

Ciencias de la Comunicación - Los Libertadores

A partir de la realización de esta investigación, hemos podido concluir que el delito de la trata de personas, y en especial la trata y explotación sexual de niños ni-

Fotografía: Valter Campanato

ñas y adolescentes, es un fenmeno que se presenta y su configuración tiende a aumentar, sobre todo, en regiones en las cuales el turismo y la facilidad de traslado permiten la impunidad de los perpetradores. En esta dirección, sin embargo, se ha visto cómo existen acciones para la sensibilización de la población, algo que ha creado ya una sinergia entre las comunidades, produciendo un comienzo de reacción. Esta sensibilización tiene como apoyo de primera importancia la comunicación, ya sea en sus formas icónicas, con la presentación de carteles y publicidad de alerta ciudadana, como en la comunicación voz a voz, creando redes de vecinos y ciudadanos que, por su trabajo, se encuentran en contacto con el ambiente propicio para la trata de personas: taxistas, empleados de hoteles, guías-

turísticos, quienes alquilan carpas en las playas. En ciudades como Cartagena existe un compromiso para enfrentar el delito, por parte de los entes estatales y se cuenta con el apoyo de entidades no gubernamentales que proveen el apoyo logístico, en pro de una tarea de vigilancia sobre las causas proclives a la aparición de los delitos de trata de personas, mientras que en la ciudad de Leticia, la conciencia del problema tan sólo ha comenzado a sentirse y aún no existe un trabajo mancomunado por parte de estos grupos sociales, los esfuerzos de organismos gubernamentales como las autoridades policiales o el Ministerio de Relaciones Exteriores, no tienen un impacto de sensibilización clara entre la población y las ONG, y otras comunidades organizadas han comenzado a tratar de articular procesos con el

gobierno, a fin de generar una lucha frontal contra el delito. Se ha comprendido, en este sentido, que la comunicación es un vehículo vital en las acciones de lucha y que la sensibilización de la población pasa por la información que, de las dimensiones y las lógicas de víctimas y victimarios, se conozca. Por ello, la aparición de mecanismos como “The Code” para los hoteles que reciben turistas, como la sensibilización de taxistas, de guías turísticos y de otras personas que están en contacto con el turismo, es un trabajo comunicativo que debe mantenerse y crecer día a día. Los medios masivos de comunicación deben, primero que todo, ser conscientes de que la manera cómo se informa tiene impacto en la comunidad, que la victimización de las personas que sufren el delito sólo hace que los perpetradores no 83

sean socialmente castigados y que las cadenas de denuncia se rompan. Se hace necesario que estos comunicadores conozcan las lógicas del delito de trata de personas y puedan informar con conciencia de derecho. Los medios de comunicación pueden ser colaboradores en la concien-

“Los medios de comunicación pueden ser colaboradores en la concientización de la trata de personas, pero igualmente pueden funcionar como auxiliadores de los victimarios, al no saber informar o al pensar que la espectacularidad de la información es sinónimo de éxito”. tización de la trata de personas, pero igualmente pueden funcionar como auxiliadores de los victimarios, al no

saber informar o al pensar que la espectacularidad de la información es sinónimo de éxito.

Fotografía: desaprender.costari.ca

REFERENCIAS

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