Escenarios formativos y docencia basada en TIC

Escenarios formativos y docencia basada en TIC La docencia virtual en las universidades La docencia virtual en la Universidad Autónoma de Bucaramanga ...
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Escenarios formativos y docencia basada en TIC La docencia virtual en las universidades La docencia virtual en la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Colombia) UW04/90857/00138 Coordinadores Josep Maria Duart Francisco Lupiáñez Autores Gabriel Burgos Maritza Rondon

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Planteamiento El contexto ¿Qué es la UNAB? ¿Qué es la UNAB virtual?

¿Qué es la UNAB? La Universidad Autónoma de Bucaramanga, UNAB, tiene su sede en la ciudad de Bucaramanga, que es la capital del departamento de Santander, ubicado al nor-oriente de la República de Colombia. La ciudad tiene alrededor de 500.000 habitantes y la Universidad cuenta con 6.000 estudiantes.

Para saber más acerca de Bucaramanga, visite: www.bucaramanga.gov.co www.vanguardia.com www.bucaramanga.com El origen de la UNAB se remonta al año 1952, cuando Colombia atravesaba por una compleja situación política que se manifestaba, entre otras cosas, por la marginación de uno de los partidos más tradicionales del país. Fue así como la pugna partidista hizo que los colegios despidieran a los profesores y a los alumnos provenientes del partido liberal colombiano. Frente a esta situación, un grupo de bumangueses, conformado por empresarios y académicos, decidió aunar voluntades y esfuerzos para crear un colegio que pudiera albergar a quienes estaban siendo excluidos del sistema educativo. Nació entonces una Corporación que llevaría el mismo nombre del colegio que fundó: Instituto Caldas. Más adelante, en 1969, la Corporación se introdujo en la educación universitaria y se creó el programa de Administración de Empresas. Actualmente, las dos obras continúan en marcha: el Instituto Caldas, ofreciendo educación preescolar, básica y media; y la Universidad Autónoma de Bucaramanga, con 19 programas de pregrado. En la primera acta de la corporación (1952) se lee lo que hasta la fecha ha sido el horizonte objetivo de la UNAB: La Corporación tendrá como objeto la promoción del conocimiento científico y la reafirmación de los valores de la nacionalidad, la expansión de las áreas de creación y de goce, la cultura, la incorporación de los colombianos a los beneficios del desarrollo artístico, científico y tecnológico que de ella se derive, lo mismo que la protección y el aprovechamiento de los recursos naturales para adecuarlos a la satisfacción de las necesidades humanas. La Corporación inspirada en los más elevados ideales, tiene en miras facilitar la instrucción, adaptar los estudios a las necesidades del país, desarrollar las facultades del trabajo disciplinado y productivo, levantar el nivel moral por el cultivo de los sentimientos elevados que forman el carácter y hacer hombres tolerantes, respetuosos de las creencias y derechos de los demás, quienes formados dentro de los principios democráticos de la cátedra libre y la libertad de expresión, rindan culto a los derechos e ideales humanos. Actualmente, nuestra misión y visión se ponen en escena a partir del Proyecto Educativo Institucional. Así, entonces, en la UNAB se concibe la educación como proyecto.

Ver: www.unab.edu.co/universidad/institucional/index.htm "Proyecto" es un movimiento que nos lanza en la búsqueda de un horizonte de sentido. Proyectarse es proponerse una determinada conquista y ordenar todo hacia su consecución. El proyecto es siempre un sueño, una apertura a mundos posibles; un apostar a lo que no existe, pero cuya existencia se ve como factible. El Proyecto de la UNAB se define por su característica de "educativo". Significa que está centrado en la educación y que con ella se quiere propiciar que los estudiantes conquisten su autonomía: que piensen por sí mismos, que expresen lo que piensan y que actúen en consecuencia. Que el proyecto sea "institucional" significa que todas las personas que integramos la UNAB nos comprometemos

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con su construcción y puesta en escena. Lo fundamental de nuestro proyecto es que brinda espacios de formación para que se alcance el desarrollo humano. La "formación" consiste en que cada persona llegue a ser ella misma, que construya su identidad individual. La formación lleva al desarrollo humano. Significa que cada persona crece armónicamente en cada una de las dimensiones de su existencia: la afectiva, la cognitiva, la moral y la física – sensible.

¿Qué es la UNAB virtual? La UNAB virtual fue constituida mediante resolución núm. 179 del año 1999 (ver anexo 1) ante la imperiosa necesidad de enfrentar los retos y oportunidades que se estaban presentando en el entorno educativo, a raíz del auge de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación aplicadas a la educación.

Nuestra misión y visión actuales se pueden ver en: Ver: www.unabvirtual.edu.co/qsomos/index.htm Para desarrollar su gestión, la Universidad adopta un enfoque sistémico conformado por varios subsistemas que resultan de articular unos determinados componentes: El subsistema de gestión universitaria, configurado por los componentes administrativo, tecnológico, de desarrollo humano y el estratégico, se convierte en la condición de posibilidad, en el soporte que permite las acciones de la Universidad. En la zona de confluencia de estos cuatro componentes están las políticas de la gestión universitaria. El subsistema de los ámbitos de acción universitaria, conformado por los componentes de investigación, docencia e investigación, recoge los elementos fundamentales de la misión de la Universidad. En la zona de confluencia de estos tres componentes están las políticas de los ámbitos de acción universitaria. El subsistema de la comunidad universitaria, conformado por docentes, administrativos, empleados y titulados, incluye a las personas encargadas de poner en escena los ideales de la Universidad. En la zona de confluencia de estos cuatro componentes están las políticas de la comunidad universitaria. UNAB virtual forma parte del subsistema ámbitos de acción, componente docencia. Para comprender mejor su estructura ver anexo 2.

La historia Nuestros primeros amigos ¿Qué hicimos?¿Cómo lo hicimos? Hacia la construcción de nuestro propio modelo de educación virtual La primera experiencia con nuestro propio modelo

Nuestros primeros amigos En enero de 1992, la UNAB, que persigue la internacionalización y su proyección en el siglo XXI, firmó un convenio con el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey -ITESM- Campus Estado de México, para desarrollar diplomados presenciales en diferentes áreas, y contribuir a la formación de profesores. Por su parte, el ITESM, ante la necesidad de satisfacer la demanda educativa de su cuerpo docente en los 26 campus, diseña y pone en marcha su propio sistema de educación a distancia por medio del SEIS (sistema de educación a distancia interactivo por satélite) en 1989. El SEIS transmitía la imagen y la voz del profesor a las aulas remotas, al igual que la recepción simultánea de gráficas, vídeos y otros materiales de apoyo para la enseñanza. Es importante resaltar que la interacción maestro-alumno-maestro se realizaba a través del sistema de interacción SIR, el teléfono y fax.

¿Qué hicimos? ¿Cómo lo hicimos? Aprovechando esta experiencia y viendo la posibilidad de su implementación en Colombia, la UNAB asumió junto con el ITESM de México un proceso de educación a distancia en el nivel de postgrado en maestrías. Para enfrentar este proyecto, las directivas de la UNAB afrontaron los retos que representaban las inversiones en tecnología y diseño de la estructura tanto académica como administrativa que atenderían los requerimiento del ITESM y de los alumnos.

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La metodología de las clases no presenciales introdujo al estudiante un esquema distinto de enseñanza. El contacto con el profesor a través de una pantalla de televisión, para un estudiante que no había tenido ninguna relación con la tele-educación y con modelos de educación a distancia, generó en ellos actitudes de rechazo y no conformidad ante el sistema. Entre los aspectos que resaltaron los estudiantes están: 1. La no comunicación directa con el maestro en el momento que el estudiante lo requería. 2. Aunque el lenguaje oficial era el castellano, los docentes virtuales usaban términos de la cultura mexicana que no tenían el mismo significado en Colombia. 3. Los diferentes ejemplos de empresas o aspectos económicos que los docentes aplicaban eran del contexto mexicano, ocasionando confusiones en los diferentes análisis que se realizaban en las clases. 4. La poca interacción que existía entre los alumnos y el maestro se reflejaba en la inseguridad por parte de alumnos. 5. El gran número de estudiantes que simultáneamente tomaban la clase (350 en promedio) hacía imposible que el docente atendiera a todas las inquietudes que los estudiantes manifestaban en el transcurso de la misma. 6. En algunas ocasiones las preguntas formuladas por los estudiantes no tenían respuesta por parte del docente. 7. El tiempo de duración de la teleclase, 3 hora 45 minutos, hacia que el estudiante se despistara con otras actividades ante el hecho de no tener al profesor cara a cara. 8. La falta de comentarios de los profesores en las evaluaciones y trabajos presentados por los estudiantes generaba cada vez más inconformismo. 9. En algunos casos era evidente la falta de habilidad para manejar las cámaras y las ayudas por parte de los docentes, y ello se convertía en distracción en el aula de clase. 10. La demora en la entrega de los materiales de apoyo con antologías y bibliografía generaba angustia y desmotivación para continuar con el ritmo que imponía el sistema. Sin embargo, los estudiantes que estaban cursando el programa se vieron obligados a adquirir paulatinamente unas competencias comunicativas y tecnológicas que hasta el momento del inicio no tenían. Se enfrentaron a la imperiosa necesidad de leer documentos, antologías y bibliografía en inglés, manejar herramientas tecnológicas y experimentar nuevas formas de aprender por medio del trabajo colaborativo. Como resultado de las diferentes experiencias que se estaban construyendo, tanto en la República Mexicana como en Colombia, en 1996 el ITESM implementa un nuevo modelo llamado Universidad Virtual. Este modelo, que buscaba facilitar el aprendizaje del alumno con el aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación, requirió de la UNAB un plan estratégico de desarrollo en lo tecnológico que le pudiera brindar el soporte necesario a los programas ofrecidos por el convenio. La falta de comunicación y capacitación a estudiantes y responsables del proyecto en Colombia produjo un fuerte rechazo a la nueva propuesta educativa. Entre las mayores dificultades, podemos enunciar las siguientes: 1. Cambia totalmente el rol de docente y se centra en el alumno. 2. El número de actividades y tareas se incrementó de manera sustancial, el nuevo modelo contemplaba actividades y tareas, antes, durante y después de clase. 3. El uso de Internet por parte de los alumnos y profesores era una necesidad para poder interactuar. 4. Los estudiantes se quejaban del poco tiempo que tenían para desarrollar las diferentes actividades programadas en cada una de las asignaturas. 5. No medir la capacidad tecnológica para soportar la cantidad de alumnos llevó a que el sistema se colapsara y los estudiantes estuvieran fuera de línea durante 8 días. Las anteriores experiencias y los diferentes retos que cada día se iban superando permitió a la UNAB: Crear el sistema de educación virtual SEV, hoy llamado UNAB virtual. Entender que la tecnología es un medio para facilitar procesos de aprendizaje. Aprender que en nuestra propuesta pedagógica podíamos considerar la asincronía como la estrategia principal en el proceso de enseñanza y aprendizaje virtual.

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Saber valorar la importancia de un modelo que permita sustentar las acciones y la intenciones educativas. Aprender el poder de lo tecnológico, para darle un marco pedagógico a las oportunidades que nos ofrece la tecnología.

Hacia la construcción de nuestro propio modelo de educación virtual A medida que avanzábamos en nuestro aprendizaje con el ITESM, fuimos generando un proceso de reflexión que nos mostró la conveniencia de consolidar un modelo propio que nos permitiera ir ganando en identidad y, por supuesto, ir cualificando nuestra oferta educativa. Lo más importante residía en lograr un sólido fundamento pedagógico, pues nuestras primeras indagaciones acerca de la educación virtual nos mostraban que había un énfasis marcado en lo tecnológico. Así pues, nos limitamos a estudiar lo que tiene que ver con la educación a distancia. Lo primero que dejamos en claro fue que, desde su emergencia en el ámbito educativo, la "educación a distancia" ha pasado por tres generaciones:

S. Nipper (1989). Third generation distance learning and computer conferencing. En R. Manson y A. Kaye (Ed.), Mindweave: communication, computers and distance education. Oxford: Ed. Pergamon. La primera generación se caracteriza por la utilización de una sola tecnología y la ausencia de comunicación entre el maestro y el estudiante. El alumno recibe por correspondencia una serie de materiales impresos que le proporcionan la información y la orientación para procesarla. El estudiante realiza su trabajo en solitario, envía las tareas y presenta exámenes en una fechas señaladas de antemano. La segunda generación introdujo otras tecnologías y una posibilidad de interacción. Además del texto impreso, el estudiante recibe audiocasetes, videocasetes, programas radiales, y cuenta con el apoyo de un tutor, que no es el maestro del curso, y al cual puede contactar por correo, por teléfono o personalmente en las visitas esporádicas que éste hace a la sede. En algunos casos cada sede tiene un tutor de planta para apoyar a los estudiantes. La tercera generación de la educación a distancia se caracteriza por la utilización de tecnologías más sofisticadas y por la interacción directa entre el maestro del curso y sus discípulos. Mediante el computador conectado a Internet, el correo electrónico, los grupos de discusión y demás herramientas de comunicación, el maestro interactúa personalmente con sus alumnos; resuelve inquietudes y orienta los procesos de aprendizaje. La clave está en la web. A esta última generación de la educación a distancia se la denomina "educación virtual". Para nosotros, entonces, el punto de partida se encuentra en entender que la educación virtual es educación a distancia de tercera generación y su característica fundamental es que ocurre en el ciberespacio. A lo anterior, agregamos que entendemos por educación una acción que crea espacios de formación. En ese sentido, la educación está mediada por la conciencia y la voluntad. Significa que lo educativo es, necesariamente, deseado, planeado, investigado... La educación no es un suceso que acaece, un acontecimiento arbitrario o inconsciente. La educación consiste en la influencia que un sujeto recibe desde el exterior. Esa influencia, que viene dada en términos de 'tutela', tiene por finalidad permitir que el sujeto haga sus propias elaboraciones y se vaya tornando cada vez más autónomo. Todo lo cual conforma el trayecto de la formación; por eso el proceso educativo tiene sentido en el paso de la heteronomía a la autonomía. Siguiendo los planteamientos de la teoría crítica de Habermas y del mismo John Tiffin, considerado el padre de la universidad virtual, consiste en que ésta se da exclusivamente entre personas. Desde esta óptica, que ve lo educativo como una acción comunicativa, la relación interpersonal es condición de la posibilidad de que suceda. No hay educación más que en el encuentro de diálogo entre maestro y discípulo. Sin embargo, y hay que recalcarlo, la relación maestro-discípulo es acción comunicativa: aquélla donde ambas partes logran desarrollarse como humanos. No es una acción estratégica: aquélla en la cual una de las partes 'mueve' a la otra para obtener beneficios; y tampoco es acción instrumental: en la cual una de las partes convierte en objeto a la otra para servirse de ella.

J. Tiffin (1999). Designing a Global Virtual University. ECT-99. Colombia: Cali. La relación maestro-discípulo, desde la perspectiva de la educación presencial, sólo se puede dar en un espacio y en un tiempo concretos; por ejemplo, en el aula de clase, de 8 a.m. a 10 a.m. Deben coincidir, para que el encuentro se produzca, el cuerpo, el tiempo y el espacio. Solamente allí se puede generar una acción comunicativa. La sincronía es la base sustentadora de la relación interpersonal en lo presencial.

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Por el contrario, el concepto de educación virtual hace referencia a la posibilidad de disgregar el cuerpo, el tiempo y el espacio. Gracias a los avances de las tecnologías de la información y la comunicación, ya no es necesario que cuerpo, tiempo y espacio se conjuguen para lograr establecer el encuentro de diálogo. En efecto, es perfectamente posible establecer una relación interpersonal de carácter educativo sin que se dé el encuentro cara a cara entre maestro y discípulo; puede haber encuentro dialogal en un mismo lugar, pero en tiempos distintos; igualmente, las personas pueden encontrarse al mismo tiempo, pero en lugares diferentes. La educación virtual pone su acento en lo asincrónico. Desde la perspectiva señalada, esta modalidad educativa es esa acción que busca propiciar espacios de formación de los sujetos y que, apoyándose en las tecnologías de la información y comunicación, instaura una nueva manera de establecer el encuentro comunicativo entre los actores del proceso. Queremos hacer notar aquí que la clave que estamos usando para definir la educación virtual tiene su punto de partida y fundamento en una concepción pedagógica que se apoya en las tecnologías de la información y la comunicación. Ponemos como primordial lo educativo; la tecnología es la herramienta que nos permite poner en escena tal concepción. Y es que hemos encontrado un imaginario, bastante extendido por cierto, de quienes creen que la posesión de aparatos sofisticados es plena garantía de procesos educativos eficaces y de calidad. Creemos que eso no es acertado. La tecnología es solamente una herramienta; lo que garantiza la calidad de la educación es la articulación coherente y armónica de un modelo que ponga por encima de los instrumentos el sentido pedagógico de los procesos. Como afirma el profesor Tony Bates, una educación con sólidas bases pedagógicas puede salir adelante con una tecnología limitada; pero jamás una tecnología excelente podrá sacar adelante un proceso educativo que no tenga un claro fundamento pedagógico. La nota definitoria de la educación virtual no debe ponerse en la tecnología. Hay que tener claro que la misma tecnología que se usa en la educación virtual puede ser usada en la educación presencial. Muchos maestros presenciales utilizan Internet con sus estudiantes; muchos maestros presenciales tienen grupos de discusión con sus alumnos o reciben trabajos utilizando el correo electrónico. Lo distintivo es la manera como concibe el proceso educativo y la forma de llevar a cabo la relación maestro-alumno. Teniendo en cuenta las premisas anteriores, podemos observar cómo concebimos el modelo educativo de la UNAB virtual (ver anexo 3).

La primera experiencia con nuestro propio modelo Ante la expectativa y necesidad de implementar nuestra propuesta pedagógica, la UNAB realizó una alianza con la Gobernación de Santander para desarrollar un proyecto de formación y desarrollo regional mediante la modalidad virtual. Este proyecto denominado Educación Virtual: Plataforma de Aprendizaje y Desarrollo Regional, se propuso como una acción alternativa del plan prospectivo del Departamento de Santander para llevar a la región y sus ciudadanos a formar parte de la sociedad del conocimiento, el aprendizaje colaborativo y el uso de las nuevas tecnologías para la autogestión y el mejoramiento de los procesos productivos de cada uno de los municipios.

Colombia está dividido políticamente en Departamentos. El poder ejecutivo del departamento lo ejerce el gobernador. La realización de este proyecto implicó el desarrollo de 3 componentes básicos: 1. La disposición de una plataforma tecnológica compatible en cada uno de los sitios o nodos del municipio con aulas virtuales municipales. Su adecuación con acceso a Internet y/o televisión por satélite que permitiera que toda la comunidad utilizara esta infraestructura con observatorio del mundo. 2. La formación de educadores: punto crítico en la modernización del sistema educativo. 3. El aprendizaje social para el desarrollo comunitario: el aula virtual como espacio de innovación de la comunidad educativa y de convergencia de los ciudadanos de los diferentes municipios del departamento. En nuestra primera experiencia sucedieron varias cosas que nos llevaron a aprender de los errores y, por supuesto, a afinar posteriormente nuestras prácticas de docencia virtual. En primer lugar debemos decir que no contábamos con una plataforma (LSM). En aquellos días, este tema apenas se empezaba a discutir en nuestro medio. Esto hizo que nuestros primeros diseños de cursos se hicieran directamente en la web. Diseñar en la web tiene la ventaja de que el campo para la creatividad está totalmente abierto. Si se cuenta con la

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tecnología adecuada, cualquier cosa es posible. Sin embargo, existen varias desventajas: la principal de ellas, a nuestro juicio, consistía en que debíamos integrar las herramientas necesarias. Por ejemplo, debíamos buscar un programa para el chat, otro para el correo electrónico y otro para los grupos de discusión. No siempre uno y otro programa resultaban compatibles. Esto hacía que la búsqueda, valoración y pruebas correspondientes resultaran un ejercicio bastante caro. Otra desventaja asociada a la falta de LSM era que no podíamos hacer una administración en línea. Esto hizo que en nuestro primer programa todo ese proceso administrativo se realizara como se hace en una tradicional secretaría de educación presencial: en papel, con la consecuente acumulación de archivos físicos y las complejidades que entraña su manejo. Adicionalmente, como no teníamos un patrón de diseño, cada curso iniciaba de cero. Significa que siempre teníamos que hacer plantillas nuevas y esto nos quitaba tiempo, gran parte del cual nos dedicábamos a la forma misma del diseño de la página y a su estructura, y perdíamos de vista los contenidos y el proceso mismo de docencia. De esta experiencia resultó la necesidad de investigar acerca de las plataformas y de adquirir una de ellas para nuestro trabajo. Encontramos varias alternativas, hicimos varias pruebas y, finalmente, elegimos la que más se ajustaba a nuestro modelo educativo. En efecto, hoy contamos con WebCT para administrar y entregar los cursos y con Banner para toda la administración académica (estudiantes, matrícula, calificaciones, certificados, etc.). Con la plataforma se gana en estructura, plantillas, proceso de diseño, imagen institucional. Esto permite organizar mejor el trabajo y lograr mayor eficacia y eficiencia. Sin embargo, notamos que se pierde flexibilidad, que es la gran ventaja de la web. Otro elemento determinante en nuestro aprendizaje tuvo que ver con las limitaciones tecnológicas de nuestros primeros estudiantes. En efecto, cuando pusimos los cursos en la web, no tuvimos en cuenta, de manera suficiente, los precarios recursos tecnológicos de parte de la población a la que pretendíamos llegar. Así encontramos, por ejemplo, que muchos alumnos para conectarse a Internet debían hacer una llamada equivalente a la de larga distancia, y no local, lo que suponía unos costes económicos demasiado elevados. Los estudiantes veían pues limitada su posibilidad de acceso. En otros casos nos encontramos con que las centrales telefónicas de los municipios en donde ellos se encontraban no admitían el número de dígitos requerido, por lo que debían desplazarse hasta otra localidad para poder conectarse. Adicionalmente, otros reportaban muy baja velocidad en la conexión y otros caídas frecuentes en la misma. Cabe mencionar especialmente las complicaciones tecnológicas derivadas de los problemas de orden público en el país. En varias oportunidades, las aulas en las que se ubicaban los equipos de los estudiantes o las líneas telefónicas o las mismas centrales telefónicas fueron objeto del vandalismo y del pillaje de los grupos armados ilegales. Esto, por supuesto, originaba la imposibilidad de conexión. La revisión de estos aspectos nos llevó a tomar varias decisiones: una tuvo que ver con ayudar a los alcaldes de los municipios a gestionar ante Telecom (la empresa de telecomunicaciones de Colombia) la adecuación de los servicios de telefonía, a fin de garantizar acceso de su población a los servicios de Internet; así como la gestión para reposición de equipos. Otra decisión de nuestra Universidad fue la de cambiar el operador que utilizábamos para Internet. En efecto, en principio estábamos trabajando con un operador que implicaba que nuestra señal debía viajar hasta Houston, lo que suponía que la misma debía dar 27 saltos antes de llegar a su destino. Esto era contradictorio: teníamos estudiantes a menos de 120 kilómetros de distancia de nuestra sede y la señal debía recorrer miles para poder llegar. El cambio de operador hizo que la conexión fuese mucho más ágil. Por supuesto, estos asuntos no tocaban directamente a nuestro modelo, pero era condición para poder operar. Hubo dos decisiones que implicaron directamente a nuestro modelo y la manera de realizar la docencia: una consistió en que los diseños de las páginas de los cursos debían ser bastante sencillos; es decir, menos pesados. En principio, recuérdese que diseñábamos en la web, colocábamos gran cantidad de información, textos, imágenes, colores, etc. Esto hacía lento el proceso de cargar las páginas por parte de los alumnos. Con las modificaciones en el diseño, logramos unas páginas mucho más ágiles y sobrias que favorecieron la conexión. La otra decisión, en tanto que las medidas anteriores no resultaban suficientes para todos los alumnos, fue la de grabar los cursos en un CD. Se trataba de una herramienta que permitía a los participantes trabajar en el curso simulando el ambiente de la web. Así, los estudiantes podían navegar sin estar conectados a Internet. Con esto mantuvimos en todo momento el ambiente del ciberespacio y logramos reducir la necesidad de conexión solamente a los momentos de envíos de tareas, mensajes de correo electrónico o participación en grupos de discusión. Y para aquellos casos en que aún la mínima conexión para envíos de tareas era difícil, entonces admitimos que dichos envíos pudieran hacerse mediante servicio postal. Las dificultades tecnológicas de los usuarios nos enseñaron, en último término, que la docencia virtual puede recurrir en algunas ocasiones a tecnologías que no sean de última generación. Pero también aprendimos que una base tecnológica es conditio sine qua non. De manera que participar en un proceso de educación virtual está restringido para aquellos que no posean las mínimas condiciones para comunicarse. Otro aspecto de esta primera experiencia en la educación virtual fue el de la capacidad para atender a los estudiantes. En principio debemos decir que nuestra capacidad instalada fue rebasada por la cantidad de

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alumnos que se matricularon:198 ubicados en 25 municipios del departamento de Santander. Creíamos que podíamos atender sin problemas tal población. Sin embargo, con el correr de los días nos dimos cuenta de que nos enfrentábamos a un ritmo avasallador. El número de estudiantes asignado a cada tutor sobrepasaba la capacidad de respuesta de éste. Eran muchas inquietudes, muchas demandas de atención, que no se lograban resolver. Adicionalmente, nos dimos cuenta de que nuestros alumnos dedicaban tiempo al trabajo del curso virtual especialmente los fines de semana y las horas de la noche; justo los tiempos en los cuales no teníamos servicio de atención. El resultado era una congestión de correos, cuya respuesta enviábamos tardíamente, a destiempo. Este asunto tocaba directamente a nuestro modelo educativo, pues en él la comunicación entre los participantes se observa como elemento nuclear. Emprendimos varias acciones para resolver tal situación: por una parte racionalizar la asignación de estudiantes por tutor. En nuestra opinión 30 alumnos era una cifra razonable para poder garantizar una relación de comunicación tal y como la plantea nuestro modelo. Con esto resolvimos el mito que afirmaba que, con la educación virtual, un solo maestro podría atender a cientos de alumnos. La experiencia nos llevó a reconocer que tal afirmación no era la más feliz. La dinámica que se genera en lo virtual es de mayor interacción aún que en lo presencial. Otra acción fue la de abrir una línea telefónica de atención a estudiantes. Esto nos permitió dos cosas: responder las inquietudes de tipo administrativo o de asesoría para resolver algunos inconvenientes tecnológicos y abrir un espacio para que los alumnos pudieran conversar con sus profesores. La línea de atención telefónica le garantizaba a los participantes respuestas inmediatas y encontramos que su utilización se hacía de manera pertinente (las llamadas recibidas eran realmente por cuestiones necesarias). A los profesores se les asignó un horario de atención telefónica. Este servicio fue muy bien evaluado y valorado por los estudiantes; actualmente lo mantenemos. En los primeros cursos virtuales usamos también la televisión. Habíamos aprendido del ITESM que este componente era de gran apoyo para la docencia virtual. Así nació un programa llamado Exploradores del Conocimiento, que se emitía una vez por semana y que trataba los tópicos que se estaban desarrollando en la web. La experiencia nos mostró varias cosas: lo primero y más contundente fue que la realización de un programa de televisión de alta calidad no es nada fácil. Desde la exigencia de tiempo, pasando por la consolidación de un equipo de producción, hasta los altos costes económicos rápidamente nos mostraron que el proyecto no era sostenible. Adicionalmente, el programa no llegaba a todos los usuarios: bien sea por la imposibilidad de recepción del canal por el cual emitíamos, o bien por el horario en el que lo hacíamos. La televisión implica sincronía y lo virtual se mueve en lo asincrónico. Para resolver esto último, optamos por enviar cada programa en videocasete a los municipios en los que estaban nuestros estudiantes. Pero el esfuerzo era demasiado para los frutos que observábamos. Nuestro paso por la televisión como apoyo a la docencia virtual fue breve. Desistimos entendiendo que este medio, si se quiere algo de calidad, es demasiado exigente y demanda altos costes. Hacer televisión educativa no puede quedarse en el tradicional tele-maestro o en la tradicional tele-clase. Para colmo, esta decisión nos llevó a valorar lo asincrónico; a dimensionar las enormes posibilidades que la disgregación cuerpo-tiempo-espacio tiene en la docencia virtual. En el aspecto de la docencia, esta experiencia nos dejó varias enseñanzas. Una de las más importantes tuvo que ver con la necesidad de la preparación previa para los docentes. En efecto, cuando iniciamos los primeros cursos invitamos a profesores destacados de nuestra Universidad a participar como tales en la modalidad virtual; pero no trabajamos con ellos en una preparación rigurosa. Pronto nos encontramos con varias cosas: Docentes que no manejaban suficientemente las herramientas tecnológicas. Algunos no sabían cómo operaba un chat, o un grupo de discusión; otros no manejaban el correo electrónico y pensaban que era como un apartado aéreo (al que se va de cuando en cuando), por eso se encontraban con cantidades de mensajes acumulados. Otros, inclusive tenían inconvenientes con las herramientas básicas de la informática. Podemos decir que encontramos, en algunos, lo que otros llaman "analfabetismo informático". También tuvimos casos de docentes tratando de hacer en lo virtual lo mismo que en sus clases presenciales. Así, para ellos era difícil asumir un nuevo papel; dejar de protagonizar el proceso. En términos generales, podemos decir que nuestros primeros docentes para lo virtual iniciaron la experiencia sin comprender suficientemente el nuevo sentido de esta modalidad. El imaginario básico era que se debía hacer lo mismo, pero esta vez en Internet. La reflexión en torno a este tema nos llevó a diseñar varios cursos para preparar suficientemente a los docentes de nuestros programas. Así actualmente, por ejemplo, todos ellos antes de ser docentes, deben vivir la experiencia de ser alumnos de la modalidad. Por eso inician su preparación con un curso denominado Alumno Virtual. Posteriormente, toman los cursos referidos a la docencia virtual.

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El presente ¿Cómo diseñamos? Después de varios ensayos de prueba y error, hemos podido concretizar un proceso de diseño, que refleje y haga cumplir nuestro modelo pedagógico, haciendo de éste un encuentro de los diferentes actores que se desempeñan dentro de nuestra línea de producción. Para diseñar un curso en la UNAB virtual, contamos con: Autores: definidos como la persona que tiene el conocimiento sobre el cual se diseñará el curso. Asesor pedagógico: persona experta en la implementación del modelo pedagógico. Equipo de producción de medios: personas que estarán acompañando al autor o autores en la selección de medios y desarrollo de los contenidos de los diferentes cursos. El proceso de producción de cursos está establecido en 16 semanas, las cuales están planificadas para el buen desempeño tanto del autor, como del equipo de apoyo. Semana 0-3: Análisis y definición del curso Con base en la guía de cátedra se establecen los objetivos, mapa conceptual, definición de temas y subtemas.

La guía de cátedra es un instrumento para la docencia que le permite al profesor planear con rigor el proceso de enseñanza que va a adelantar. Semana 3-5: Orientación en la selección de recursos Tanto el equipo de producción como los asesores pedagógicos ofrecen criterios de selección de recursos y elaboración de documentos para el montaje. En este paso se recogen las necesidades del autor para apoyar la propuesta comunicativa que tendrá el curso. Semana 5-8: Elaboración de propuesta comunicativa, selección de temas y subtemas Actividades de aprendizaje. El coordinador de producción y el comunicador visual diseñan las propuestas que incluyen los elementos visuales, iconografía, metáforas, conceptos de color, imágenes y tipografía entre otras. El asesor pedagógico trabaja en sincronía con el autor velando por el cumplimiento de los estándares definidos para este curso. Semana 8-12: Producción multimedia En esta semana, el equipo de producción centra sus esfuerzos en la generación de recursos multimedia (vídeos, juegos, aplicaciones, simuladores entre otras). El equipo de diseño pedagógico acompaña al autor en la elaboración de exámenes, guía del curso, bienvenida, pautas del maestro, consejos y correcciones de validación. Semana 12: Entrega de documento y montaje para la corrección de estilo El asesor pedagógico una vez valide el trabajo del autor, entrega el documento al asesor comunicativo para su revisión y se define el esquema de navegación. Semana 13-15: Montaje integrador HTLM El equipo de producción realiza el montaje, el mapa de navegación, integración en línea y la validación del funcionamiento de éste. Semana 14: Validación en línea El autor, junto con el asesor pedagógico, navegan por el curso durante una semana para validar su presentación, navegación y funcionalidad.

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Semana 16: Montaje WebCT El administrador de la plataforma WebCT genera el curso origen y la copia de éste se pondrá en línea para que sea impartido por el docente respectivo.

Las características del docente en la educación virtual En la UNAB buscamos generar espacios formativos a partir de una docencia de calidad, que pretendemos que se caracterice básicamente por las notas que definen al docente en nuestro modelo educativo. Lo que se encuentra al respecto en el anexo 3, sobre el maestro, es lo que queremos lograr con las personas que se vinculen a la docencia virtual.

Docencia y tutoría en la UNAB Las personas que deciden estudiar algo recurriendo a la educación virtual se enfrentan a tres grandes retos que son inherentes a esta particular modalidad educativa: En primer lugar al desconocimiento de la modalidad, de la manera como ella opera y de las exigencias que de allí se derivan. En segundo lugar al sentimiento de soledad y de lejanía que se genera en cualquier proceso de educación a distancia y que en esta modalidad puede ser mayor en tanto que la interacción se da en las coordenadas espacio y tiempo, pero de manera asincrónica (en distintos lugares y tiempos). Y en tercer lugar, a las crisis que se presentan durante el proceso y que merman la motivación de los estudiantes, llegando incluso al abandono. Son justamente estos tres grandes retos los que hacen tan necesaria la tutoría. Podemos afirmar que, junto con la calidad académica y pedagógica del programa (reflejadas en contenidos, docentes, diseño del proceso enseñanza-aprendizaje, conectividad y transparencia, entre otros factores), el éxito de la educación en la modalidad virtual radica, sin duda, en la tutoría. Ésta se refiere al acompañamiento que se hace a los alumnos en el trayecto de la formación y que tiene como fundamento la necesidad de una mirada vigilante para evitar que se pierdan en el proceso; la necesidad de responder a los retos citados anteriormente. En la UNAB, hacemos distinción entre la docencia y la tutoría; entre el docente y el tutor. La docencia se refiere básicamente al proceso de enseñanza, a la acción que se ejerce para llevar al alumno a la conquista de cierto conocimiento, al aprendizaje. La tutoría tiene que ver con la tutela, con el cuidado que se ejerce sobre alguien o algo. Un docente enseña, vale decir: señala, indica, muestra. El tutor, en cambio: cuida, protege, defiende (en el lenguaje del derecho, el "tutor" realiza con las personas lo que el "curador" hace con las cosas). La educación es una acción que consiste en la influencia de unos sujetos (educadores) sobre otros sujetos (educandos). Pretende llevar a los segundos hacia los umbrales de la autonomía (para la conquista de la formación). Es una acción heterónoma y, en ese orden, opera como una tutela que busca que el tutelado deje de necesitarla. Así, la docencia y la tutoría necesariamente deben combinarse en el proceso educativo. Enseñanza, instrucción y tutela son acciones que, articuladas armónicamente teniendo como horizonte de sentido la formación, configuran a su vez una acción más compleja: la educación. Ahora bien, el proceso educativo es tal en tanto se configura como una acción comunicativa. Un espacio de encuentro entre docentes y alumnos en el que se crece a partir del diálogo, de la argumentación, de la confrontación y de la negociación que llevan al entendimiento. La comunicación, pues, es condición de posibilidad para el desarrollo del proceso. Su ausencia, en cualquier modalidad educativa es determinante, pero se nota mucho más en la educación virtual. Tres razones dan peso a la anterior afirmación: En la educación presencial existe la mediación corporal, entonces la sola presencia física se constituye, de algún modo, en vínculo. Pero en lo virtual no existe la presencia corporal; así, el vínculo solamente se realiza a partir de la comunicación formalizada en las herramientas que se usan (foros, correo electrónico, grupos de discusión y demás). En la educación presencial y en las primeras generaciones de la educación a distancia (enseñanza por correspondencia, enseñanza por radiodifusión, televisión educativa) mucho de la comunicación entre estudiantes y docentes es de tipo reactivo: el alumno se comunica con su docente solamente cuando existen algunas dudas para el desarrollo de contenidos y el docente le responde puntualmente. Pero la comunicación reactiva no es suficiente en la modalidad virtual, pues aquí se requiere ir más allá: no se trata solamente de resolver inquietudes puntuales, sino de estar en permanente contacto para animar, motivar, acompañar y vigilar. En este sentido, la comunicación que demanda la educación virtual es de tipo proactivo.

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En la educación virtual no existe docencia directa, puesto que no hay encuentros presenciales entre estudiantes y docentes; no existen las clases tradicionales en las que el docente explica mientras que sus discípulos toman apuntes y hacen preguntas. En la enseñanza directa el docente asume un papel protagónico en el cual diseña, imparte y evalúa el curso que orienta. En el caso de la educación virtual, que no tiene docencia directa, el docente es parte de un equipo donde se encuentran, además de él que es experto en contenidos, por lo menos, expertos en pedagogía, comunicación, diseño y nuevas tecnologías. Así, él ya no tiene el monopolio de la asignatura. Debe hacer interlocución con otros expertos, lo que supone otras miradas y otros lenguajes. Eso implica un esfuerzo adicional del docente, pues, además del saber propio, debe comprender las otras dimensiones, ya que será el responsable de que todas esas miradas y lenguajes vayan en la comunicación que va a entablar con sus alumnos. En la UNAB virtual la comunicación que entabla el docente no es solamente para la enseñanza que conduzca al aprendizaje, como sucede mayoritariamente en la educación presencial y en las primeras generaciones de la educación a distancia. Además de ésta, el docente debe hacer tutoría, teniendo en cuenta necesidades de motivación, académicas y de nexo con la administración. Tutoría para motivar Tutoría académica Tutoría para el nexo con la administración

Tutoría para motivar Ésta es una de las claves para que opere correctamente el proceso en la educación virtual. La relación permanente de motivación entre el tutor y los alumnos refuerza y potencia el proceso de aprendizaje, genera sentido de pertenencia, eleva los niveles de compromiso y aminora el sentimiento de frustración y las posibilidades de abandono. Lo propio de la tutoría para la motivación consiste en: Incitar y estimular la comunicación bidireccional para evitar la sensación de soledad del estudiante que trabaja de forma independiente. Para ello, el tutor debe mantener siempre comunicación con cada uno de los alumnos a lo largo del curso: tanto con el alumno que se comunica permanentemente, como con aquel que lo hace de manera esporádica o casi nula. Lo usual es que el tutor se concentre más en aquellos alumnos que se manifiestan frecuentemente y que se olvide de aquellos que no se comunican. Muchas veces el alumno que no se comunica necesita más ayuda que aquel que sí que lo hace. En ocasiones, la ausencia del alumno se debe a confusiones, vergüenza, desconocimiento o falta de compromiso; en todos esos casos la voz del tutor es determinante. Esta comunicación del tutor opera muy bien cuando se hace de manera personalizada, pues allí se entabla una relación directa entre él y cada uno de sus alumnos. Cuando el tutor envía mensajes generales; cuando el mismo mensaje les llega a todos los alumnos; o más aún, cuando el saludo es un simple "Hola a todas y todos" no hay comunicación personal, entonces el alumno se siente menos implicado que cuando el mensaje inicia con un saludo a su nombre. Estar pendiente de las dificultades que se le pueden presentar al alumno para animarlo y, cuando lo amerite, ofrecerle alternativas de solución. Este aspecto es muy importante no solamente en los asuntos académicos. Muchas de las dificultades que se observan en los alumnos tienen que ver con situaciones de tipo familiar, laboral o tecnológico. La voz de aliento o el consejo oportuno del tutor pueden ser determinantes para la continuación o el abandono del proceso educativo. Con cierta frecuencia se encuentran mensajes de alumnos planteando dificultades de las mencionadas anteriormente. Es justamente allí donde el docente da paso al tutor y se aborda una relación diferente a la estrictamente académica. No sobra mencionar aquí el compromiso ético de quien hace la tutoría dada la tremenda responsabilidad que se asume cuando se transita por estos territorios. Utilizar y hacer utilizar todos los medios de comunicación dispuestos. Para conseguirlo, el tutor debe proponer actividades que impliquen el uso de las redes de comunicación establecidas en el curso: comunicación telefónica, correo electrónico, grupos de discusión, etc. Se trata de mostrarle al alumno, desde la vivencia misma, que existen múltiples alternativas y posibilidades para la comunicación y que la clave está en aprovecharlas al máximo. Que si alguna de ellas no funciona correctamente, pues hay disponibles otras y que lo importante es no perder el vínculo.

Tutoría académica La tutoría académica es diferente al proceso de enseñanza. Este último hace referencia a lo que el docente realiza con el fin de lograr que el alumno aprenda. La enseñanza está constituida por una serie de acciones que ejecuta el

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docente y que, básicamente, hacen la mediación entre el alumno y el objeto de aprendizaje. Pertenecen al ámbito de la enseñanza, por ejemplo: las estrategias didácticas, los métodos y las actividades a realizar. La tutoría académica, necesaria en cualquier proceso de enseñanza, hace referencia a la tutela que debe hacer el docente con sus alumnos en los siguientes aspectos: Instruir al alumno en el sentido y la mecánica de la modalidad virtual. La gran mayoría de personas que llegan a la modalidad provienen de la educación presencial o de las primeras generaciones de la educación a distancia. Traen consigo múltiples imaginarios que, de entrada, se deben eliminar para garantizar el éxito del proceso. Informar al alumno de las características de la educación virtual, los recursos que se usan y cómo operarlos. Se debe orientar acerca de: – Las exigencias de la educación virtual. – Lo que es el aprendizaje abierto y la responsabilidad que demanda. – Lo determinante que resulta en esta modalidad la comunicación permanente. – La etiqueta que se debe mantener en la comunicación. – Los requerimientos tecnológicos. – El manejo y la utilidad de la plataforma que se usa. – La utilidad y el manejo de los recursos puestos a disposición. Vigilar el cumplimiento de las "reglas de juego". La enseñanza flexible y el aprendizaje abierto pueden confundirse con la ausencia de controles y compromisos. La tutoría, en este caso, opera de la misma manera en que lo hace el árbitro en una competencia deportiva: permite el juego salvaguardando unas reglas establecidas de antemano. Clarificar lo que está relacionado con los propósitos del curso, el sentido y las formas de evaluación. Guiar al alumno en la planificación de su aprendizaje. No se trata de planificarle el aprendizaje, sino de mostrarle alternativas y darle criterios. Proponer a los alumnos técnicas y estrategias de aprendizaje de acuerdo con los estilos que demuestran. Orientar y personalizar los ritmos de aprendizaje y respetar los de cada alumno, proponiendo itinerarios formativos dependientes de la posibilidad temporal y del nivel de conocimientos con el que parte cada uno. Informar acerca de: – Novedades en los planes trazados. – Noticias, congresos, enlaces, bibliografía nueva y demás acontecimientos relacionados con el curso que se está desarrollando.

Tutoría para el nexo con la administración El alumno virtual recurre, casi siempre y para todo, al docente del curso que está tomando. Esto es apenas lógico si tenemos en cuenta que es con ese docente con quien se entabla la relación. Esto supone que muchas preguntas y necesidades que el alumno manifiesta sean de orden administrativo. Así, el docente debe dar paso al tutor para mediar entre él y la administración. Lo anterior implica: Orientar al alumno en los procedimientos administrativos. Dirigir al alumno a los funcionarios competentes para resolver inquietudes que no sean de su área o conocimiento. Para poder realizar la tutoría en los campos que se han especificado anteriormente, es indispensable que el docente-tutor pueda dar completa razón acerca de: La estructura, fundamentos pedagógicos, posibilidades, limitaciones y metodología de la educación virtual. El proyecto educativo de la Institución. La estructura y los procedimientos administrativos y de atención que para lo virtual haya determinado la

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institución educativa. Los fundamentos, la estructura y las pretensiones del programa que está cursando el alumno. Los materiales de estudio y los materiales de apoyo dispuestos para el alumno. Lo básico de los medios y las tecnologías que se usan (en este caso el tutor no debe ser un experto, pero sí manejar lo fundamental del tema).

Dossier Anexo 1. Circular de reconocimiento de la Universidad Virtual Anexo 2. Estructura organigrama institucional universidad Anexo 3. Sistema de educación virtual - UNAB

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