ES EL COEFICIENTE INTELECTUAL DE CERYS

162 ES EL COEFICIENTE INTELECTUAL DE CERYS Tiene buen genio Retrato La nena superdotada. Cerys Cooksammy-Parnell tiene 11 años y ya es miembro de M...
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162 ES EL COEFICIENTE INTELECTUAL DE CERYS

Tiene buen genio Retrato

La nena superdotada. Cerys Cooksammy-Parnell tiene 11 años y ya es miembro de Mensa, la organización que reúne a personas con alto coeficiente intelectual. Viva estuvo con ella y su familia en Inglaterra.

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Texto: Marina Artusa (martusa@ clarin.com) / enviada especial a Northampton, Inglaterra FOTOS: Cézaro De Luca

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ra un juego. Sin detenerse a pensar cómo podía ser, mamá y papá se lo festejaban como habían celebrado la primera vez que la vieron balbucear. Cerys todavía no había cumplido los cinco y ya sabía leer y escribir con las dos manos. Era curioso verla empezar una frase con la izquierda para luego pasarse la lapicera de mano y seguir escribiendo con la derecha. Para Cerys CooksammyParnell era un juego. “Siempre sentí que mi cabeza iba más rápido que mis manos. Si me pasaba la lapicera de mano perdía menos tiempo en poner por escrito lo que quería decir”, dice Cerys, la nena inglesa de 11 años que se convirtió en una de las mentes más brillantes del Reino Unido cuando un test reveló que su coeficiente intelectual supera al de Albert Einstein. Es un sábado gris en Northampton, una ciudad inglesa de 220 mil habitantes cuyo museo municipal cuenta con la colección de objetos de la historia del zapato más grande del mundo: 12 mil zapatos y 50 mil registros de archivos sobre la evolución del calzado. Queda a una hora de tren de Birmingham y aquí

viven los Parnell. En la cocina familiar, una caja de bombones envueltos en celofanes de colores Cadbury resiste los embates de los presentes, mientras Cerys, con su celular en la mano, escucha cómo sus papás hablan de ella. Que antes de ir a la escuela ya sabía recitar decenas de capitales de países. Que desde muy chiquita recuerda la lista del súper que su mamá arma en el aire antes de salir de casa y sabe dónde ir a buscar cada producto en las góndolas de los mercados. Parte del juego casero era, hasta que se descubrió cuán lista era la nena, batirse a duelo con su papá, un abogado de 45 años que desde hace más de una década es miembro de Mensa, la or-

"no es sencillo descubrir que tu hija esta entre las mas inteligentes del reino unido", dice dean, su padre. ganización internacional que reúne a personas con coeficiente intelectual superior. El chiste entre Cerys y su papá desde siempre fue desafiarse con un “mirá que vos no sos tan brillante como yo, ¿eh?”. “Mi principal objetivo era superar a mi papá, que es muy inteligente, pero nunca me imaginé que sería por tanta diferencia”, dice Cerys, quien está entre el 0,004 por ciento de gente que obtuvo el puntaje 162 en el test de Mensa.

“No es sencillo descubrir que tu hija es una de las personas más inteligentes del Reino Unido luego de alcanzar la cifra más alta en el test de coeficiente intelectual”, dice Dean Parnell, cuya marca es de 142. El puntaje que obtuvo Cerys en el examen de escala Cattell B es superior al de los cocientes intelectuales de Albert Einstein –quien jamás se sometió al test de Mensa pero se estima que contaba con un coeficiente que rondaba los 160– y de Stephen Hawking.

-Bochos-

Mensa (www.mensa.org ) es una organización internacional sin fines de lucro que se creó en Oxford, Inglaterra, en 1946, con la intención de identificar y contactar entre sí a personas de todo el mundo con elevado cociente intelectual. Actualmente cuenta con 100.000 miembros en más de 100 países, entre ellos Argentina (www.mensa.org.ar). El miembro más joven de Mensa en el Reino Unido tiene dos años y cuatro meses. El mayor llegó a los 103. “Cerys logró la cifra máxima que mide el test. En realidad no sabemos si su verdadero cociente intelectual no es todavía superior”, agrega Dean. Según la psicóloga inglesa Joan Freeman, que desde los años ’70 estudia a las personas superdotadas y recibió el Lifetime Achievement Award de la Sociedad de Psicología inglesa por esta labor, los tests chequean cómo los chicos pueden hacer abstracciones y formar conceptos: “Prestan atención al juicio de valor, a la memoria, a la

El club de los genios

albert einstein 160

sigmund freud 156

napoleon bonaparte 145

Según los expertos, su coeficiente intelectual era de 160, aunque no llegó a hacer el examen Mensa.

El padre del psicoanálisis tampoco llegó a someterse a este tipo de estudios, pero su CI fue determinado en 156.

Y según varios historiadores, las distintas acciones del militar le otorgaron un CI que ronda los 145.

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-a mi juego-

Para hacerse amigo de Cerys, dice ella, hay que ser una persona "divertida".

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comprensión, al trabajo numérico y al razonamiento –aclara–. El valor promedio es de 100 y el 60 por ciento de los chicos marca entre 85 y el 115. Los máximos valores pueden llegar a 170.” Sin siquiera hojear los libros de ejercicios con entrenamientos para el examen que su papá le dejó sobre el escritorio, el 27 de julio Cerys decidió que el momento de probar cuán alto era su cociente intelectual había llegado. A su hermano Ieuan, de 13 años, el tema nunca le interesó y prefiere no someterse al test que tanto apasiona a su papá y a su hermana. “Volví a casa y le comenté a mi mujer, Natalie, que estaba convencido de que Cerys la había pifiado por la velocidad con la que respondió el test”, dice Dean, ex presidente de la Sociedad de Derecho de Birmingham entre 2010 y 2011. Hoy es su cumpleaños. Su esposa decoró la cocina de la casa con globos y carteles de feliz cumple. Cerys se sienta entre su mamá y su hermano. Sigue la charla que la tiene como protagonista pero en cuanto puede se tira en el sillón, chatea por celular y juega con un globo. Confesará que a veces todavía mira dibujitos animados y que Dora, la exploradora está entre sus favoritos. “Cuando yo me estaba por presentar a dar el examen, mi papá se hacía el canchero y actuaba un poquito. Me decía ‘Ah, pero mirá que yo ya estoy en Mensa, Cerys’. Está bien que mi respuesta haya sido el resultado que me saqué”, dice, irónica, la nena. Su papa confiesa que desde hace tiempo sospechaba que su hija tenía

un alto coeficiente intelectual por el modo claro y efectivo en el que Cerys expresaba sus ideas desde muy chiquita: “Pensé que su cociente podría llegar a 145 pero nunca imaginé que marcaría el máximo –dice Dean–. Fue una sorpresa pero creo que también tiene que ver con el hecho de que ella es una nena normal que hace lo que hacen los chicos de su edad”.

-“¿Por qué saben quién soy?”-

Hace unos días Dean y Cerys caminaban por Northampton cuando la nena notó que unas chicas la miraban y

“en la escuela la maestra dio la noticia y me dio vergüenza. pero no me cargaron”, cuenta cerys. murmuraban su nombre. “Papi, ¿qué hice para que todo el mundo me conozca por la calle y sepa quién soy?”, le preguntó Cerys a Dean con cierta preocupación. Hoy prefiere que su papa no dé la respuesta: “Es cool que me conozcan”, acepta. Cerys va a la escuela en Wellingborough, a 25 minutos en auto de donde vive. La lleva un micro escolar. Sale de casa a las seis y media de la mañana y vuelve a las seis de la tarde. “El primer día de clase la maestra mostró el certificado de Mensa donde decía cuál era mi coeficiente intelectual. Me dio ver-

güenza pero mis compañeros no me cargaron, por suerte”, cuenta Cerys, que suele hacer la tarea mientras espera el micro que la lleva de regreso a casa. A ella le va bien en el colegio. Sin embargo, según el Comité Europeo para la Educación de Niños y Adolescentes Superdotados, entre el 30 y el 50 por ciento de los chicos con coeficiente intelectual superior fracasa en la escuela. “Contar con un elevado coeficiente intelectual es beneficioso en la mayoría de los aspectos personales y no lo es en la mayoría de los interpersonales –afirma el psiquiatra Evangelos Katsioulis, fundador de la World Intelligence Network (Red de Inteligencia Mundial) y dueño de un cociente intelectual de 198 que lo ubica en el primer puesto del World Genius Directory–. Cuando planifico y trabajo sobre un objetivo propio, personal, a menudo disfruto tanto el proceso como el resultado positivo. Cuando tengo que ir con la corriente, a veces me resulta penoso tener que ajustarme a las opiniones y órdenes de otra gente, especialmente cuando las considero ilógicas, injustas o incluso falsas.” En una entrevista que concedió a la revista de la asociación Mensa, Katsioulis opina que “el coeficiente intelectual se trata sobre todo de capacidad de adaptación, por lo que se espera que una persona de alto coeficiente pueda adaptarse y triunfar incluso bajo una variedad de factores externos adversos. Por otro lado, mientras más elevado es el cociente intelectual, más

perfeccionistas y sensibles

Cómo son los chicos superdotados Organizaciones que acompañan a familias de nenes superdotados dan algunos tips: estos chicos aprenden rápido, comienzan a hablar temprano, leen desde chiquitos, tienen mucha memoria y se preocupan por la justicia. Son perfeccionistas, prefieren estar con chicos más grandes o con adultos, cuestionan la autoridad, tienen facilidad para los números y son muy sensibles. Un chico puede contar con todas estas características o con algunas. Ayudarlo o no a convivir con ellas puede tener un impacto positivo o negativo en su vida.

VENAL ESTHEr GORIS Un beso a su padre en el día de su cumpleaños, junto con su hermano.

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Cómo educarlos Por Fernando Alberca (*)

ejercitar su afecto El cociente intelectual no es importante, la inteligencia sí. Nuestra inteligencia es como un piano, suena mejor o peor dependiendo del intérprete que lo toca. Hay pianos mejores y peores (cocientes intelectuales diferentes), pero Beethoven haría la delicia de la humanidad entera con un mal piano y yo –que no sé tocarlosólo desesperaría a todos con el mejor piano del mundo. Cada ser humano nace con un cociente intelectual diferente, pero lo importante no es con cuál, sino qué hacer con él. Sobre todo si es superior a la media, para asegurar su rendimiento y felicidad. La superdotación hay que gestionarla bien para que sea una ventaja y no un obstáculo. Los superdotados son seres humanos que simplemente han dado un índice mayor en una media estadística. Con cabeza y corazón e iguales necesidades humanas, pero más facilidad para los extremos: el acierto, éxito y felicidad, o el error, fracaso e infelicidad. Sus obstáculos también adquieren consecuencias extremas desde la escuela, donde suelen ser niños mal atendidos con tendencia a las malas notas y apatía. Porque hemos organizado la escuela y la vida social en función de una media a la que llamamos normal, cuando en realidad todos somos diferentes y por tanto anormales. Para contrarrestrar la desorientación y la soledad, debemos facilitar al superdotado el ejercicio de todas sus zonas intelectuales: con ejercicios de lógica, matemáticas, razonamiento, análisis, decisión, orden, lenguas, construcciones y ajedrez (de su hemisferio izquierdo); también de creatividad, imaginación, síntesis, capacidad de crear metáforas, símbolos, empatía, ilusión, ideales grandes, metas (su hemisferio derecho); junto a ejercicios donde se mezclen ambos: imaginar detalles sobre algo que se está leyendo, hacer teatro,

Cerys es fan de One Direction y del Candy Crush.

declamar, hablar en público buscando conmover, bailar, crear anuncios publicitarios, emplear imaginación en problemas físicos y matemáticos. De forma que no pongamos techo a su inteligencia. Teniendo en cuenta que no es necesario hacer funciones matemáticas con 6 años, sino asegurar que resuelve los problemas de sumas más complejos que pueden darse. Pero junto a estos ejercicios intelectuales, ejercitar su afecto. Queremos su felicidad a través de su superdotación. Por eso es preciso atender también a sus extremos emocionales. Asegurar que siente confianza en sí mismo, autoestima, algo que sólo su familia puede darle. Siendo más positivos que negativos, enseñándoles ejemplos de amabilidad, no resolviéndoles los problemas, fomentando su humildad intelectual (ha de preguntar para aprender), tolerar la imperfección de otros, entender que ha de someterse a reglas, adelantarse a hacer favores desinteresadamente... En definitiva, convertir con amabilidad esta diferencia en ocasión de satisfacción, recibiendo a cambio el afecto de muchos. (*) Profesor español, autor de Todos los niños pueden ser Einstein. (fernandoalberca.com)

altas son las expectativas de los demás y las propias. Espero más de mí, y la gente también lo hace. Esto último puede causar ansiedad y angustia, especialmente si uno no está dispuesto a satisfacer las expectativas, sueños y deseos de los demás.” Los papás de Cerys se debaten hoy entre dejarla ser una nena apasionada por el Candy Crush y la banda One Direction, que se la pasa mandando mensajitos con sus amigos y que disfruta de los sábados de tenis y shopping o planear una estrategia sobre cómo desarrollar su inteligencia. “Cerys es competitiva, ambiciosa y trabajadora. Ha recibido el don de tener un coeficiente intelectual alto. Ahora hay que ver cuál es el mejor modo de utilizarlo”, dice Dean. Natalie, su mamá, agrega que “hay una diferencia entre inteligencia natural y conocimiento. Para transferir su inteligencia natural al conocimiento va tener que concentrarse más y nosotros, educarla en ese proceso”.

-Necesidades-

“Los padres de niños con alto coeficiente intelectual deberían evitar pensar que es algo pasajero, que se va arreglar solo porque tiene este plus de capacidad. Más allá de su alta capacidad intelectual es un niño con necesidades de niño tanto en lo emocional como en lo social”, explica Héctor Roldán, fundador de Creaidea, una asociación civil argentina que desde 2002 se encarga de dar asistencia a niños dotados y talentosos y a sus familias. Roldán descubrió sus altas capacidades de casualidad y cuando ya no era un nene: “Tenía unos cuantos años encima, 39, y haciendo como entretenimiento tests de inteligencia en internet, aunque son poco fiables, me sorprendió ver que todos los resultados me daban valores muy altos y algunos me sugerían que ingresara a Mensa. Así que tomé coraje y me presenté a rendir el ingreso a esa asociación a la que sólo se puede entrar si uno tiene un coeficiente intelectual igual o superior a 148. Ingresé en marzo del 2001”, dice Roldán. ¿Recomendaría a los padres chequear el cociente intelectual de sus hijos? Desde Creaidea nos parece fundamental que ante la percepción de tener un hijo con altas capacidades, los padres no deberían dudar de hacerlo.

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-conectada-

"Lo importante no es el coeficiente intelectual, sino qué hacés con él", dice.

 ¿Para qué sirve saberlo?  Me parece muy importante aclarar que el porcentaje de población que tiene características de alta capacidad intelectual es del 2 por ciento y este porcentaje es un número ya establecido por la Organización Mundial de la Salud. Nosotros opinamos que es muy importante que lo padres sepan esto cuanto antes ya que es un tema del que hay que ocuparse. Potential Plus es una organización inglesa sin fines de lucro que antiguamente fue la Asociación Nacional de Chicos Dotados (NAGC) que brinda ayuda a los padres y a quienes conviven con nenas y nenes superdotados y talentosos. Según ellos, poner el foco de la definición de “dotado” en la habilidad de ranquear alto en un test de coeficiente intelectual es cuestionable porque no incluye otros aspectos como, por ejemplo, la inteligencia emocional. “Cuando un padre escucha la palabra ‘superdotado’ le viene a la mente la idea de que ese chico será una persona de suerte, será capaz, será elitista, será rico –explican desde Potential Plus–. Algunos niños superdotados pueden ser todo esto y más. Navegan entre la escuela, el lograr notas sobresalientes en todo lo que hacen, llevarse bien con

amigos y con la familia y encontrarse por el camino con algunos problemas como el bullying. Algunos chicos dotados se aburren fácilmente en la escuela y en sus casas, se les pueden complicar las relaciones con sus compañeros de clase y sus hermanos y su extrema sensibilidad en ocasiones los confunde con chicos autistas o que padecen el trastorno por deficit de atención con hiperactividad –Attention Deficit Hyperactivity Disorder (ADHD)-.”

para cuidarla, sus padres se negaron a que cerys participara del programa de tv local niño genio. -Más que un coeficiente-

En su afán de no alterar la vida cotidiana de Cerys, los Parnell se negaron a que su hija participara en Child Genius (Niño genio), el programa de TV de la señal Channel 4 que seleccionó como finalistas a 21 chicos de entre 7 y 11 años para que fueran parte de la competición que busca al niño genio de Gran Bretaña. Fueron testeados en debate, lógica, aritmética mental, deletreo de

palabras y conocimiento general. Hubo críticas sobre el modo despiadado en el que las cámaras registraban el estrés de los chicos esforzándose por responder. “No estoy seguro si la marca de Cerys es una cosa buena o mala. Sé que de aquí en más ella va a cuestionar cada cosa que le diga y nunca dejaré de escuchar que me superó en el test de Mensa”, bromea Dean. “Tengo 11. No suelo mantener discusiones intelectuales con mis amigos y, para ser honesta, tengo que decir que una persona es más que su coeficiente intelectual”, dice Cerys. Confiesa que le gustan las matemáticas, que le encantaría trabajar en un banco o seguir una carrera política para llegar a Primer Ministro. “¿Qué importa cuál es tu coeficiente intelectual? El tema es qué sabés hacer con él. Por eso me fastidia cuando me comparan con Einstein. No me pueden comparar. El logró tantas cosas… No se puede juzgar a alguien sólo por su potencial.” ¿Cuánto te importa que alguien sea inteligente para que quieras que sea tu amigo? Cero. ¿Qué es lo que cuenta? Que sea alguien divertido.

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