ENTENDER LOS PRINCIPIOS ONE CHINA Y ONE COUNTRY, TWO SYSTEMS

ENTENDER LOS PRINCIPIOS “ONE CHINA” Y “ONE COUNTRY, TWO SYSTEMS” Gregorio Belaunde Matossian (1) Abogado. Ex-funcionario del Grupo Crédit Lyonnais en ...
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ENTENDER LOS PRINCIPIOS “ONE CHINA” Y “ONE COUNTRY, TWO SYSTEMS” Gregorio Belaunde Matossian (1) Abogado. Ex-funcionario del Grupo Crédit Lyonnais en Asia. Estos últimos años se han oído mencionar muchas veces, cada vez que se habla de China, los principios “One China” y “One Country, Two Systems”, sin que se entienda claramente lo que quieren decir, ni su importancia en el presente y para el futuro de China, ni las discusiones apasionadas que suscitan a veces. En este ensayo, se trata de dar al lector no familiarizado con este país una mejor comprensión de estos dos principios y la relación que existe entre los dos. Antes de desarrollar la historia de esos principios y lo que significan, nos parece importante recordar ciertas características de la historia de la China que constituyen su substrato esencial, y que explican en gran parte su aparición y su carga simbólica. Es igualmente importante explicar en qué eventos actuales muy comentados no tienen aplicación. La China ha conocido períodos de fragmentación que son percibidos como épocas de caos. Luego de la unificación realizada por Qin Shi Huangdi y consolidada por la dinastía Han, que duró de 206 A.C. hasta 220 de nuestra era, China alternó períodos de desunión y de unión hasta el año 960. Desde entonces, a pesar de los cambios dinásticos, el estado unitario ha sido la norma y los períodos de fragmentación han sido siempre considerados como “aberrantes”. ¿Cómo no entender entonces el choque que representó para China su división de facto entre “señores de la guerra” luego de la Revolución de 1911, seguida por la guerra civil? Ese período de desunión facilitó la larga y sangrienta ocupación japonesa. Hay que tener siempre presente ese trauma histórico relativamente reciente para poner las cosas en su perspectiva correcta. La alusión a la ocupación japonesa nos lleva así a mencionar el otro gran factor traumático en la historia reciente de este país milenario, que se combina con el debilitamiento extremo del gobierno central en las últimas décadas de la dinastía Qing. Durante estas últimas décadas, sobretodo desde 1840, China sufrió una multitud de imposiciones e intervenciones extranjeras, primero occidentales y rusas, luego igualmente japonesas. Estas intervenciones resultaron en concesiones comerciales y territoriales humillantes. Cuando llegó la revolución nacionalista de 1911, el país se encontraba en gran parte dividido en áreas de influencia, por la intervención de potencias extranjeras. Este otro factor histórico, hay que tenerlo igualmente siempre presente cuando se discute sobre China. Hechas estas precisiones históricas preliminares, es necesario igualmente entender a qué situaciones presentes no se refieren los principios “One China” y “One Country, Two Systems”, aunque a veces se crea erróneamente que podrían aplicarse. Se trata de los casos del Tibet y del Xinjiang. Para empezar, ambos, aunque tienen el estatus especial de Provincias Autónomas, pues China reconoce ser un estado multiétnico (reconoce en total a 56 minorías), forman plenamente parte del estado Chino, no tienen un estatus de “región administrativa especial”. Por otro lado, su historia de pertenencia por parte de China es antigua. Tanto en el caso del Xinjiang, como del Tibet , los períodos recientes de breve independencia están ligados al caos de la época de los “señores de la guerra” y luego de la guerra civil y a las intromisiones extranjeras (rusa en el primer caso, inglesa en el segundo). A pesar de existir tendencias separatistas o reclamos de mayor autonomía en ambas provincias, no es para su caso que China ha enunciado el principio “One China”, y nadie le disputa la soberanía sobre

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esos territorios. Tampoco se diseñó para ellos el de “One Country, Two Systems”. Estos dos principios tienen raíces históricas específicas. 1) El principio “One China” Este principio es mencionado ahora antes que todo cuando uno se refiere al estatus de la isla de Taiwán. Es conveniente conocer primero las raíces históricas de su aparición. 1) Cómo surgió la cuestión taiwanesa La isla de Taiwán, antes llamada Formosa, estaba antiguamente habitada por aborígenes de origen malayo-polinesio. Su aparición oficial en la historia china empieza en siglo XVII, con la llegada de los españoles y de los holandeses; bajo estos últimos se favoreció una inmigración masiva de chinos Han, principalmente de lo que es ahora la región de Fujian (por lo que el chino hablado en Taiwán es muy similar al de esa región). Actualmente sólo 2 % de la población de Taiwán es aborigen pero un número desconocido de habitantes tiene en realidad orígenes mezclados. Tenemos entonces una isla habitada en su inmensa mayoría por diferentes grupos de chinos Han, originarios del Fujian o del Guandong . Durante la caída de la dinastía Ming ante el ataque de los Qing, de origen manchú pero “sinizados”, un marino rebelde, Zheng Chenggong, llamado Koxinga por los occidentales, luego de haber intentado restablecer la dinastía Ming con una gran flota, se refugió en la isla de Formosa en 1662, expulsó a los holandeses, y sus descendientes resistieron a la nueva dinastía Qing hasta 1681, año en que la isla pasó a formar parte del territorio chino. Lo fue de manera continua hasta el tratado de Shimonoseki (1895), por el cual Japón obligó a una ya muy debilitada China, a cederle Taiwán, así como otras islas menores y una península. Después de la Revolución China liderada por Sun Yat-sen aparecieron como fuerzas dominantes, aparte de los “señores de la guerra” el partido Kuomintang (KMT) en 1912 alrededor de dicho líder y luego del Generalísimo Chiang Kai-shek, así como estudiantes e intelectuales que formarían luego el partido Comunista Chino en 1921. Estos dos partidos alternaron períodos de alianza y de guerra civil hasta que la agresión japonesa los obligó a aliarse nuevamente de manera temporal en 1936. Con la derrota japonesa, China se sumió de nuevo en la guerra civil, siendo el KMT el partido reconocido internacionalmente como el gobierno de China, y habiendo sido reconocido Taiwán por los Aliados en varias oportunidades como un territorio destinado a regresar a China con la derrota prevista de los japoneses. En pocos años, las fuerzas del Partido Comunista lograron la victoria y Chiang Khai-shek y sus seguidores del KMT se refugiaron en la isla de Taiwán, en 1949. Así China quedó dividida de facto entre los dos partidos que habían sido aliados y enemigos durante más de 2 décadas. El KMT proclamó su intención de reconquistar un día la China Continental y fundó en Taiwán la “República de China”, con el Generalísimo Chiang como presidente. Es importante notar que esa división fue solamente el resultado de la guerra civil entre los dos partidos que salieron victoriosos como aliados al final de la 2da Guerra Mundial. Y que finalizada la guerra civil con la victoria comunista, los dos se disputaron en los años siguientes el reconocimiento internacional como gobernantes legítimos de toda China. La lógica hubiera debido llevar a todos a reconocer de plano a la República Popular China pero la Guerra Fría jugó un rol perturbador en esa batalla por el reconocimiento.

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2) Desde el fin de la guerra civil hasta el reconocimiento de la República Popular China y el Comunicado Conjunto China.-EE.UU de 1978 Apenas victorioso, el nuevo gobierno chino comunicó a todas las cancillerías que era el único representante de la soberanía china con jurisdicción sobre la totalidad del territorio chino, y el único con el cual se debían establecer relaciones diplomáticas pues el partido KMT había perdido dicha facultad para representar a China de facto y de jure. Sin embargo, en Enero de 1950, el presidente de los Estados Unidos, Harry Truman, hizo saber que su país había reconocido la soberanía de China sobre Taiwán entre 1945 y 1949. A partir de esa declaración, su gobierno empezó a decir que el estatus de esta isla se encontraba ahora indeterminado. Para entonces ya se estaba en plena Guerra Fría, y la Guerra de Corea desde Junio 1950 no contribuyó a aliviar las tensiones con China. Los EE.UU. empezaron a ayudar al régimen que se instaló en Taiwán. En ese contexto, el sitial de China en las Naciones Unidas siguió siendo ocupado por representantes de la Republica of China, es decir del régimen del KMT en Taiwán. Lo interesante es que durante esos años, el régimen de Taiwán siguió reivindicando su derecho legítimo a representar a la totalidad de la China. En ningún momento planteó la existencia de dos países. Durante los incidentes de 1958, Mao Zedong declaró que al menos había un acuerdo de facto con los líderes de Taiwán de que “sólo existía una China en el mundo” y en 1960 lanzó por primera vez la idea de una reunificación pacífica, bajo la cual Taiwán podría guardar su gobierno y su sistema, debiendo solamente renunciar a las relaciones exteriores. Es un primer antecedente de lo que se transformaría en “One Country, Two Systems”, pero no hubo mayor seguimiento en los años siguientes, estando China muy ocupada con los problemas de la Revolución Cultural y presa de una gran radicalización política. A la postre, el nuevo gobierno chino ganó la aceptación mayoritaria y se produjeron los acercamientos entre China y los EE.UU. durante el gobierno de Nixon. Ello determinó que en Octubre 1971, mediante la resolución Nº 2758, la Asamblea General de las Naciones Unidas expulsara a los representantes del KMT del sitial chino, reconociendo la legitimidad internacional del gobierno comunista como representante de China. En un primer Comunicado Conjunto en 1972 (llamado “de normalización”), los EE.UU. reconocían que “de ambos lados del Estrecho se consideraba que había una sola China y que ellos no se oponían a esa realidad”. La declaración americana no dejaba de ser ambigua, y la interpretación en el Congreso de los EE.UU. es que no se especificaba lo que era el estatus de Taiwán. Ahora se sabe, por documentos desclasificados, que en sus conversaciones secretas con Zhou Enlai ese año, Nixon había declarado a China que sólo había una China, de la cual formaba parte Taiwán, y que trataría que su propia burocracia dejara de hablar de “estatus indefinido” en el caso de Taiwán. En Setiembre 1972, China y Japón firmaron una Declaración Conjunta en la cual Japón reconocía la legitimidad del gobierno chino y declaraba que “entendía y respetaba la posición china de que Taiwán era parte inalienable de su territorio”. En Diciembre 1978, en un nuevo Comunicado Conjunto, EE-UU. no sólo reconocía a la República Popular China, sino también “reconocía la posición china de que sólo había una China y que Taiwán formaba parte de su territorio”; además se decía que “los chinos de ambos lados del Estrecho debían resolver la cuestión pacíficamente”. El uso de la palabra “acknowledge” en vez de “recognize” hace pensar que los americanos mantenían la ambigüedad sobre el estatus de Taiwán. En 1979, el Congreso respondió a la declaración del Ejecutivo promulgando el Taiwan Relations Act, en el que se define principios de asistencia a Taiwán, incluso mediante venta de armas con fin defensivo, y la no aceptación de una reunificación por la fuerza por parte de China.

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Independientemente de las diferencias de interpretación en los EE.UU., China ha respondido que de todas maneras se trata de una cuestión interna china y que en los dos comunicados de 1972 y 1978, les EE.UU. han reconocido el principio “One China”. Desde 1972 el número de países que reconocían internacionalmente al gobierno en Taiwán como representante de China se fue reduciendo de manera acelerada. 3) Desde 1979 hasta 1999 : del acercamiento progresivo a la aparición de ideas independentistas Durante la mayor parte de esos años, el gobierno de Taiwán siguió reclamando para sí la autoridad sobre todo el territorio chino, y cuando pedía el reconocimiento de otros países lo hacía como “autoridad legítima representante de China” en lugar de la República Popular China. Esto era una manera de reconocer que sólo había una China, sin ambigüedad, por lo que la interpretación americana, sobretodo en el Congreso, de que no se había pronunciado sobre el estatus internacional de Taiwán no deja de llamar la atención, pues en fin de cuentas adoptaba un punto de vista que no era el punto de vista común de las dos partes directamente involucradas. En Año Nuevo de 1979, Deng Xiaoping formuló por primera vez la idea de que una reunificación era posible pacíficamente con Taiwán conservando su sistema político y económico capitalista (recuérdese que en aquel entonces en Taiwán reinaba a dictadura del partido KMT). Es interesante anotar que el principio “One Country, Two Systems “, que discutiremos más adelante, apareció también a propósito de la cuestión taiwanesa. En 1981, el gobierno chino emitía sus “9 Propuestas” al gobierno de Taiwán, que incluían el multiplicar la relaciones bilaterales, el llamado a los industriales taiwaneses a invertir en China, y el compromiso de respetar el sistema político y económico de Taiwán como una “región administrativa especial”, que podría incluso conservar sus fuerzas armadas. El año 1982 fue un año decisivo, pues en el mes de Abril, el presidente Reagan escribió a Deng Xiaoping que sólo había una China, lo que no le impidió en Julio declarar a Taiwán que no se había comprometido a cesar sus ventas de armas a Taiwán y que su posición hacia China estaba basada en la intención manifestada por China de que toda reunificación se haría por vías pacíficas: esto correspondía a un condicionamiento implícito, y a una forma de interferencia. En Agosto de ese mismo año, sin embargo, en un nuevo Comunicado Conjunto con China, Reagan reconocía de nuevo la posición china de que sólo había una China mientras China reiteraba que la cuestión taiwanesa era un asunto interno de China. Lo interesante es que la versión americana del Comunicado utiliza el verbo “acknowledge” mientras que la china utiliza el equivalente de “recognize” que traduce un compromiso más fuerte. Otro punto interesante es que Reagan reiteraba que los EEUU no perseguían un objetivo de dos Chinas o de una China, un Taiwán, un primer antecedente de declaraciones americanas posteriores en ese sentido. En Febrero 1984, Deng Xiaoping formulaba de manera más clara la teoría de “una China, dos sistemas”, que se basaba mayormente en las 9 Propuestas mencionadas. Posteriormente, el Presidente George Bush padre, reiteró en diferentes oportunidades que sólo había una China. Entretanto en 1991, el gobierno de Taiwán, que evolucionaba progresivamente hacia la democracia desde 1987, con la muerte del Generalísimo Chiang, ponía oficialmente fin al estado de guerra civil y reconocía la autoridad del Partido Comunista en China Continental. En agosto 1992, el gobierno taiwanés declaraba que reconocía que sólo había una China, y que este principio era objeto de interpretaciones diferentes de las dos partes, siendo la taiwanesa de que se trataba de la Republic of China. En noviembre del mismo año, a través de entidades semi-oficiales a cargo de las relaciones bilaterales, ambas partes acordaban utilizar la expresión “One China”, a pesar de sus diferentes interpretaciones. Es el famoso Consenso de 1992 de “una sola China pero diferentes interpretaciones de lo que ello significa”.

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En ese momento, en medio de inversiones crecientes de los grupos taiwaneses en China y de múltiples encuentros entre diferentes entidades, la situación aparecía estabilizada entre ambas partes, lo que era notable pues entonces China había conocido un endurecimiento político desde los sucesos de Tian An-Men en 1989, mientras que Taiwán evolucionaba rápidamente hacia una democracia de tipo occidental. Sin embargo, parte de las anteriores declaraciones y las evoluciones políticas internas opuestas contenían los gérmenes de nuevas diferencias. A fines de 1992, las primeras elecciones legislativas democráticas en Taiwán permitían al partido de oposición DPP, que promovía la idea de un Taiwán independiente, ganar espacio político. En 1993 se asistió a una situación curiosa : mientras en abril, el SEF (de Taiwán) y el ARATS (de China), las dos entidades que habían forjado el Consenso de 1992, se reunían en Singapur, desde marzo Li Peng lanzaba una severa advertencia a Taiwán sobre la aparición de ideas de independencia en el país, diciendo que debían empezar a negociar la reunificación. En agosto, el gobierno de Taiwán, que había reconocido la autoridad del Partido Comunista sobre China Continental, empezó a hacer lobby para que se le reconociera un sitial separado en la ONU. China replicó el 31 de Agosto con el primer “Libro Blanco”, donde reiteraba el carácter absoluto del principio One China, que consideraba igualmente inaceptable la idea de “dos gobiernos” , que toda medida hacia la independencia atraería medidas drásticas, y que ningún país tenía derecho a interferir en los asuntos internos de China. En Julio 1994, el gobierno de Taiwán replicó con su propio Libro Blanco, lanzando la idea de “una China, dos entidades políticas”, y reafirmando que había de facto dos gobiernos, que debían negociar para una reunificación, que sería posible sólo cuando el conjunto de China fuera una democracia liberal. El año 1995 fue un año de tensión creciente entre ambos lados. En Enero, el Presidente Jiang Zemin lanzaba sus “8 Puntos” sobre la reunificación; estos incluían a la vez declaraciones sobre la necesidad de desarrollar las relaciones culturales y económicas, la reafirmación de que ambas poblaciones eran chinas, invitaciones a discutir todos los temas, pero al mismo tiempo el rechazo a toda idea de que había dos regímenes, y de toda futura independencia y que finalmente se debía llegar a una reunificación rápidamente como se estaba a punto de hacer para Hong Kong y Macao. Así se confirmaba una nueva posición china: empezar a negociar la reunificación, sin esperar. El Presidente Taiwanés, Lee Teng-hui, respondió en Abril con sus “6 Puntos” reafirmando que había de facto dos entidades políticas, que China debía comprometerse a no usar la violencia, y que las autoridades de ambas entidades debían discutir de igual a igual. En Agosto, Clinton cruzó una línea importante: escribió un carta a Jiang Zemin que no se publicó pero que se conoce como la de “los 3 Nos” de Clinton : que los EEUU se oponían a la idea de un Taiwán independiente, a la de dos Chinas o de “una China, un Taiwán”, y a la admisión de Taiwán en la ONU. A partir de 1996, la tensión aumentó con las nuevas elecciones en Taiwán, la prueba de misiles chinos cerca de Taiwán y el envío de portaviones americanos a la zona. En Mayo de ese año, en su discurso inaugural como primer Presidente elegido mediante elecciones directas, Lee Teng-Hui reafirmó que había dos entidades políticas en igualdad de posiciones y que el gobierno chino debía reconocerlo así para poder negociar una reunificación, que la Republic of China era un estado soberano y que perseguiría ser miembro de la ONU. Reafirmaba también que Taiwán no era parte de la república Popular de China y que no aceptaba negociar bajo el principio “One Country, Two Systems”. Luego, en Agosto 1998 declaró que había una sola China pero dividida como antes lo habían sido Alemania y Vietnam y todavía lo era Corea y en Julio de 1999 que las relaciones entre China y Taiwán eran por lo menos “de estado a estado” pues la República Popular China nunca había tenido jurisdicción de facto sobre la isla.

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En 1997 y 1998, los EEUU confirmaron varias veces su posición de los 3 Nos y la necesidad de un diálogo entre ambas partes. Y durante esos difíciles años 90, los negocios taiwaneses en China siguieron desarrollándose. 4) Desde 2000 hasta ahora : aumento de las tensiones y una muy reciente “détente” En febrero del 2000, China publicaba su segundo “Libro Blanco”. En éste se reafirmaba la necesidad de empezar a la brevedad posible negociaciones bajo el principio One China, con la posibilidad para Taiwán de conservar su propio sistema. Pero al mismo tiempo, se indicaba que de producirse pasos hacia la independencia o un rechazo a negociar, o una invasión extranjera (léase presencia militar norteamericana), el gobierno Chino se vería obligado a recurrir al uso de la fuerza. Al mismo tiempo se acusaba al presidente de Taiwán de haberse alejado progresivamente del principio One China y de haber empezado una carrera armamentista buscando una alianza militar con los EEUU y Japón. Los norteamericanos reaccionaron diciendo que reconocían el principio One China pero que sólo debía haber discusiones pacíficas y dejaron entender que ayudarían a Taiwán a defenderse. Clinton añadió que toda solución debía adoptarse con el consentimiento del pueblo taiwanés. Ese año, el candidato independentista Chen Shui-bian ganaba las elecciones presidenciales por divisiones en el partido KMT, y sorprendentemente, su discurso inaugural de Mayo, llamado el de “los 5 Nos” fue conciliador : se comprometió a no declarar la independencia, a no cambiar el título oficial de Republic of China, a no introducir el concepto de relaciones de estado a estado en la constitución, a no convocar un referéndum sobre los temas de la reunificación o de la independencia, y a no desactivar o abolir el Consejo Nacional de Unificación. Poco a poco, en los años siguientes, el presidente taiwanés fue abandonando partes de ese discurso conciliador, hablando de estados o naciones separados, mencionando los ejemplos alemán y coreano, lanzando la idea de una reforma constitucional, de un referéndum sobre la independencia, utilizando cada vez más la palabra Taiwán en vez de Republic of China en documentos oficiales. Entretanto en Abril 2001, George W Bush había declarado que los EEUU. harían todo lo necesario para defender Taiwán pero al mismo reafirmó el reconocimiento del principio One China y confirmó los 3 Nos de Clinton, diciendo que no apoyaba una independencia de Taiwán. Chen siguió aumentando la tensión declarando que Taiwán no podía aceptar ese principio ni la idea de “One Country, Two Systems”. En el 2004, Chen era reelegido en una disputadísima elección frente al candidato único del KMT, y Taiwán aparecía profundamente dividido en dos mitades iguales. En todo caso, los sondeos indicaban un rechazo mayoritario al concepto de formar parte de China de una manera parecida a la de Hong Kong, pero igualmente un rechazo mayoritario a una declaración de independencia. En cambio en China continental la posición de la población es prácticamente unánime: Taiwán es parte de China y punto. Los años siguientes fueron igualmente difíciles pues Chen siguió desarrollando la idea de referéndums constitucionales o sobre la membresía en la ONU. Durante ese segundo gobierno de Chen los negocios de los industriales taiwaneses en China se siguieron desarrollando y empezaron contactos de alto nivel del KMT con el Gobierno chino (mientras que en 1999, había apoyado la posición de Lee Teng-hui). Mientras tanto, los EEUU reafirmaron varias veces que se oponían a las ideas lanzadas por Chen y a todo cambio en el status quo y a una declaración de independencia En marzo 2005, China promulgó una Ley Anti-Secesión que muchos consideraron como una amenaza directa a Taiwán, pero también contenía una novedad que no puede ser casual; no aparecía la mención “República Popular China”. En mayo 2006, Chen desactivó el Consejo Nacional de Unificación y para las elecciones de 2008 quiso introducir referéndums sobre diferentes puntos que no llegaron a reunir suficiente quórum.

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Esas mismas elecciones significaron una rotunda derrota para el DPP, ganando el candidato del KMT, Ma Ying-jeou. Desde entonces, por primera vez se han establecido ciertos vuelos regulares entre China y Taiwán (hasta ahora era siempre necesario cambiar de vuelo en Hong Kong), y según lo reportado en la prensa internacional ambos lados han acordado discutir sobre la base del Consenso de 1992, mientras siguen desarrollando la integración económica. Es decir que se ha regresado a la proclamación del principio One China por ambos, aunque con interpretaciones diferentes. En setiembre último se anunció un nuevo round de negociaciones que abarcaría vuelos directos diarios, conexiones marítimas directas y vuelos de carga directos, entre otros puntos. Algo que llama la atención es que en diferentes sitios web oficiales de Embajadas chinas o en Hong Kong se menciona que Taiwán podría beneficiar en el futuro de una forma más laxa de estatus de región administrativa especial, pudiendo hasta conservar sus asuntos militares. Por otro lado, desde hace tiempo el gobierno Chino no ha manifestado oposición a que Taiwán participe en organizaciones internacionales como APEC o el Banco Asiático de Fomento, bajo el nombre Chinese Taipei. 5) Conclusiones El principio One China ha sido desarrollado específicamente para el caso taiwanés. Hay varios puntos que no deberían a nuestro parecer olvidarse: - la soberanía China sobre Taiwán no ha sido frontalmente discutida y antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial se le había reconocido claramente a China, entonces gobernada oficialmente por el KMT, el derecho de recuperar los territorios que Japón le había arrebatado mediante el tratado de Shimonoseki; la actitud ambigua de los EEUU a partir de 1950 aparece en un contexto de Guerra Fría, y a pesar del reconocimiento subsecuente de la República Popular China, le ha sido difícil a dicho país dejar de lado una cierta ambigüedad, sobretodo por el peso del pasado de Guerra Fría y un fuerte apoyo en el Congreso a Taiwán, en gran parte motivado por una fuerte antipatía hacia el régimen chino (allá está muy difundido lo que los periodistas llaman el “China-bashing”) y por los intereses de la presencia estratégica americana en el este asiático; - a pesar de las aseveraciones de ciertos líderes taiwaneses en ese sentido, las comparaciones con Alemania, Corea o Vietnam tienen poco asidero; la división de los primeros países se debe específicamente a la presencia de ocupantes extranjeros en zonas asignadas al terminar la Segunda Guerra Mundial, ocupantes que terminaron enfrentados lo que derivó en países separados; en cuanto a Vietnam, se trata de una división resultado de una guerra de independencia inconclusa y prolongada por el contexto de Guerra Fría. En el caso de Taiwán se trata del resultado de una guerra civil puramente interna, con el bando perdedor asentándose en una parte del territorio nacional; - no deja de llamar la atención en ese contexto que los EEUU hayan en ciertos momentos condicionado el reconocimiento de la soberanía china sobre la isla a la manera como ese problema sería resuelto; es muy difícil encontrar una base jurídica, en derecho internacional, para ello. Uno no puede dejar de pensar, conociendo el pasado chino, en el intervencionismo extranjero de antaño. - el período de tensiones de 1993 hasta hace pocos meses parece provenir de la combinación de varios factores: la aparición pública de una tendencia independentista en Taiwán llevó a un maximalismo chino de buscar la reunificación lo más rápido posible, para evitar el riesgo de que dicha tendencia crezca, en vez de “dejarle tiempo al tiempo”, lo que correspondería más al habitual pragmatismo chino, a lo cual puede haber contribuido, según ciertos analistas de la región, una voluntad personal de Jiang Zemin de dejar como legado el haber logrado la reunificación. La presencia en el poder del DPP con su tentación permanente de “ir al choque”, a pesar de los múltiples llamados americanos a la prudencia, hizo el resto. Es interesante notar también cómo la actitud de Chen Shui-bian tuvo como efecto colateral obligar a los EEUU a clarificar su posición a favor del reconocimiento del

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principio “One China”, aunque sigan manifestando que no se quedarían inertes si China intentara una reunificación por la fuerza - tarde o temprano habrá una reunificación; si esto puede hacerse a través de la fórmula “One Country, Two Systems”, o alguna otra fórmula derivada, o si será favorecido por evoluciones internas en China es algo que sólo el tiempo dirá. Esto nos lleva a explicar a qué corresponde exactamente esa otra noción y cómo nació y fue desarrollada. 2) El principio “One Country, Two Systems” Este principio es sobretodo conocido por referirse al estatus de la Región Administrativa Especial de Hong Kong desde Julio de 1997. Es menos conocido que se refiere igualmente al estatus de Macao desde 1999. Y como lo vimos antes, que en realidad también, e incluso originalmente, se refería a Taiwán. Es igualmente conveniente conocer primero las raíces históricas de su aparición. 1) El origen de Macao y de Hong Kong como enclaves extranjeros en China Los portugueses llegaron a Guangzhou en 1514 con la idea de comerciar con China. Al principio la dinastía Ming quiso expulsarlos, pero terminó aceptando su presencia en los años 1550 en esa región, en Aomen (llamado luego Macau) cuando ya monopolizaban el comercio con Guangzhou (Cantón) con la obligación de quedar asignados a esta zona. Fue el principio de un sistema en le cual los chinos permitían a los occidentales comerciar con China a través de Guangzhou pero bajo condiciones estrictas. Se puede decir que el origen de Macao, que fue entregado en administración a los portugueses en 1557, resulta de una tolerancia china acompañada de la voluntad de las autoridades imperiales de minimizar el contacto de los occidentales con la población local. El único puerto con el cual los occidentales podían comerciar era Guangzhou. La aparición del enclave británico de Hong Kong fue mucho más traumática para los chinos. Desde antes de 1800 los ingleses habían tratado de obtener condiciones de comercio con China menos restrictivas, sin ningún éxito. Con el gusto creciente de los ingleses por el té, el comercio con China se volvió muy deficitario para ellos, pues los chinos mostraban poco interés por los textiles ingleses. Para disminuir el déficit comercial con China, los ingleses empezaron a impulsar en el siglo XIX el contrabando de opio proveniente de la India, a pesar de que esta sustancia había sido prohibida desde 1729 en China. El consumo de opio en China empezó a aumentar lo que dio mayor impulso a este tráfico. El problema del opio terminó por causar enormes problemas sociales y económicos en China. En 1838, bajo la influencia de círculos intelectuales, el gobierno chino decidió poner un punto final al tráfico del opio conducido por los ingleses con la ayuda de funcionarios corruptos y delincuentes locales. En 1839, el Emperador envió a uno de sus mejores funcionarios, Lin Zexu, o el “Comisionado Lin” como lo llamaron los occidentales, a Guangzhou con esa misión. Lin tomó rápidamente medidas extremas (ejecuciones de traficantes y castigos a consumidores, confiscación y destrucción de carga perteneciente incluso a empresas inglesas). Exigió además la entrega de unos marinos ingleses que habían asesinado a un campesino chino, y que se refugiaron en la vecina y rocosa isla de Hong Kong. Accediendo al pedido de las empresas inglesas afectadas, el Gobierno inglés envió una expedición militar a China. Fue el comienzo de la llamada Guerra del Opio (1839-1842) durante la cual los ingleses, en condiciones de clara superioridad militar, ocuparon partes de Guangzhou y otras ciudades, que fueron saqueadas por las tropas inglesas. Ante la perspectiva de que los barcos y las tropas inglesas continuaran hasta Nanjing y Beijing, el Emperador aceptó negociar. El 29 de Agosto de 1842 se firmó el tratado de Nanjing, por el cual China indemnizaba a Inglaterra por el opio

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destruido y los gastos de la expedición, abría 5 puertos al comercio inglés, se abolía el sistema de los “hong” (intermediarios chinos obligatorios)…y China cedía a Inglaterra la isla de Hong Kong. Este tratado fue el primero de una serie de “tratados desiguales” que una debilitada China tuvo que firmar con diferentes potencias que aprovecharon la oportunidad (EEUU, Francia, Rusia, Japón y Alemania), aparte de tener que firmar una serie de acuerdos comerciales desiguales con muchos otros países de menor importancia. En uno de ellos, la primera Convención de Beijing en 1860, China tuvo que ceder la península de Kowloon, frente a Hong Kong, ya ocupada desde 1858 en la 2da “Guerra del Opio”. Las consecuencias de esos tratados para China fueron desastrosas: el tráfico de opio continuó haciendo estragos (con Hong Kong como proveedor hasta 1908), el encarecimiento de la plata con el que se pagaba la droga de facto aumentó los impuestos de los campesinos, numerosas industrias y actividades portuarias locales quebraron. Sangrientas y largas revueltas contra el gobierno Qing y los extranjeros explotaron, principalmente las de los Taiping y las de los Boxers. En 1898, mediante la segunda Convención de Bejing, los ingleses tomaron en arrendamiento por 99 años tierras adyacentes a la península de Hong Kong, que fueron llamada los “Nuevos Territorios” y unas 265 islas alrededor de Hong Kong, de las cuáles sólo 4 (Lamma, Lantau, Peng Chau y Cheung Chau) tenían poblaciones significativas. La duración de 99 años fue fijada sin ninguna razón particular, y parece venir más de una duración estándar para arrendamientos de larga duración en el derecho privado. En cuanto al deseo de esos territorios, no pareció haber ninguna otra razón que la de asegurarse un poco más de territorio, como lo hacían las otras potencias en China en ese momento. Desde entonces, cuando se habla de Hong Kong, este incluye la isla de Hong Kong propiamente dicha, Kowloon, los Nuevos Territorios y estas islas. En 1909, el gobernador Luggard sugirió, sin éxito, a su gobierno, que los Nuevos Territorios fuesen cedidos de manera perpetua a Inglaterra, como Hong Kong y Kowloon, a cambio de devolverle a China la concesión de Weihaiwei; esta última fue devuelta a China sin condiciones en 1930. Que se mantuviera el estatus de arrendamiento mostró ser posteriormente un evento clave para la historia futura de Hong Kong. 2) Cómo llegó Hong Kong a ser un próspero enclave extranjero en China Los principios de Hong Kong como Colonia de la Corona no fueron auspiciosos. El ministro Palmerston la llamó, furioso, “esa isla desolada”. Al principio, la colonia no parecía tener un gran interés económico, aparte de ser el mayor centro de producción de droga de Asia, y por sus actividades portuarias y comerciales, fuente de gran riqueza para una pequeña minoría. En el siglo XX Hong Kong empezó a conocer un cierto boom económico. En esos años, el Hong Kong y Shanghai Bank, fundado en 1865 por varias casas comerciales británicas y que tenía prácticamente un rol de banco central, jugó un rol esencial y lo jugó igualmente al terminar la durísima ocupación japonesa (fines de 1941 a 1945) al aceptar honrar las divisas emitidas en tiempos de la ocupación y financiar el restablecimiento del funcionamiento de los servicios públicos. Además, una revolución silenciosa empezó a producirse después de la liberación: se empezó a admitir a miembros de la comunidad china a puestos en la administración pública de la colonia. El gran “boom económico” de Hong Kong fue sobretodo consecuencia de la victoria del Partido Comunista en China; en efecto : - los grandes industriales de Shanghai no sólo se refugiaron en Hong Kong sino que muchas maquinarias ya pedidas fueron enviadas allá directamente en vez de ser entregadas en Shanghai - los refugiados de la provincia de Cantón, que ya con la Guerra Civil llegaban en número creciente, empezaron a afluir en masa (100 mil al año a partir de 1949); Hong Kong se convertía en el refugio de los que no aceptaban ni al KMT ni al nuevo régimen chino.

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La combinación de una nueva burguesía industrial y de una nueva mano de obra abundante y barata provocó una industrialización acelerada de la colonia, sobretodo en el sector textil. Con la élite de Shanghai apareció también la prolífica industria “cinemera” de Hong Kong., y empezó a desarrollarse la construcción, con la participación activa de la Hong Kong y Shanghai Bank, que empezó a operar como lo había hecho en Shanghai, es decir a tratar directamente con la clientela china, en vez de hacerlo por intermediarios. Por otro lado, Hong Kong se beneficiaba de una particularidad: no estar sometida al control de cambios imperante en Gran Bretaña y poder tratar directamente en dólares de los EEUU. Para entonces Hong Kong vivía prácticamente como una economía autosuficiente respecto de la metrópoli, considerada como un “paraíso capitalista” en mejor situación que la Gran Bretaña laborista hiper-regulada y en pleno declive. Con la guerra de Vietnam, apareció un nuevo factor de prosperidad para Hong Kong, con la ciudad utilizada como “base de reposo” para las tropas y la marina norteamericanas, lo que desarrolló diferentes actividades de entretenimiento y turísticas. Ahora la prosperidad empezaba a beneficiar al conjunto de la población, con mayores esfuerzos de gastos en educación y en salud, luego de las mejoras en el alojamiento desde los años 50 y en las condiciones laborales después de los incidentes de 1966. Pero fue la política de apertura iniciada por Deng Xiaoping en China desde 1978 la que, al permitir un fuerte desarrollo de las relaciones económicas con China, y al convertir a Hong Kong en una pieza clave del vertiginoso desarrollo de China (volviéndose el primer inversionista “extranjero” en China) provocó una aceleración vertiginosa del crecimiento de Hong Kong, que terminó convirtiéndose en uno de los 2 mayores puertos de contenedores del mundo (en disputa con Singapur) y en la cuarta plaza financiera mundial, con un PBI por habitante incluso superior al europeo. En los años 90, Hong Kong pasó a disponer también de una de las mayores reservas de divisas del mundo. Durante esos años, el Hong Kong y Shanghai Bank, que para entonces pasó a compartir el privilegio de emitir Dólares de Hong Kong con otros dos bancos, el Standard Chartered, de raíces igualmente asiáticas por su actividad, y el Bank of China, prosperó de tal manera que en 1993 se apoderó de uno de los principales bancos ingleses, el Midland Bank, lo que motivó el traslado de la sede central del grupo a Londres. Su filial de Hong Kong, la Hong Kong Bank, controlaba el antiguo conglomerado Hutchison Whampoa*, que vendió al multimillonario Li Ka-shing, quien desde hacía mucho tiempo había desarrollado los negocios con la China, siendo uno de los hombres clave de la creciente cercanía de la élite de Hong Kong con el gobierno chino. *(Este conglomerado posee Hutchison Ports, uno de los gigantes mundiales de la actividad portuaria, y que está entre los interesados por proyectos en el Perú.)

3) La aparición del concepto “One Country, Two Systems” y la aceptación de la devolución a China Hacia el final de la Guerra, Roosevelt sugirió a Churchill que se devolviera Hong Kong a China, sin éxito. Chiang Kai-shek intentó luego aprovechar la derrota japonesa en China pero la marina británica logró adelantarse tomando la rendición de las fuerzas japonesas en Hong Kong. Con la guerra civil y los sucesivos períodos de transformaciones radicales y a veces de desorden que conoció China bajo Mao Zedong después de la victoria del Partido Comunista, China no tuvo mucho tiempo de pensar en recuperar a Hong Kong. Pero por otro lado empezó a percibir a Hong Kong como una útil ventana hacia el exterior, a tal punto que según archivos británicos, Zhou Enlai, uno de los políticos chinos más visionarios, había hecho saber en 1958 al primer ministro británico a través de un hombre de negocios, que China no vería con buenos ojos que Gran Bretaña hiciera con Hong Kong lo mismo que estaba haciendo para su otro gran centro comercial en la región, Singapur, es decir darle la independencia. Es difícil creer que Zhou Enlai quien en 1966 durante la Revolución

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Cultural ordenó que se restableciera el aprovisionamiento en agua a la Colonia, no estaba pensando en el largo plazo. En 1971, Zhou Enlai indicó a un diplomático británico de alto rango que China deseaba recuperar su soberanía sobre Hong Kong en 1997, que coincidentemente era la fecha de expiración del arrendamiento de los Nuevos Territorios. Deng Xiaoping se lo repitió al Primer Ministro Inglés en 1974. Entretanto, a partir de 1976/1977 las autoridades británicas en Hong Kong, pensando que las cosas seguirían como estaban empezaron a preocuparse de lo que pasaría con esos territorios a partir de 1997, y veían en su devolución muchos inconvenientes. En marzo 1979, el Gobernador Británico fue invitado a China, y se le concedió una entrevista con Deng Xiaoping. El Gobernador empezó a hablar de su idea de hacer prolongar el arrendamiento. Deng Xiaoping respondió con declaraciones sobre el hecho de que sólo había una China, citando a Taiwán, pero que los inversionistas en Hong Kong no tendrían ninguna razón de inquietarse. Y sobretodo, que la cuestión de Hong Kong podía resolverse de la manera siguiente : - creando un estatus especial para Hong Kong, lo que es el inicio del concepto de la Región Administrativa Especial - dejando que Hong Kong guardara su sistema económico y político, diferente del sistema Chino, lo que es el inicio de la doctrina “One Country, Two Systems”. Los británicos no parecieron darse cuenta inmediatamente de lo que ello significaba, incluso pensaron que la entrevista había sido muy fructuosa para sus intereses. En 1981, Deng Xiaoping emitía sus “9 propuestas” (ya mencionadas) a Taiwán, que elaboraban aún más los conceptos ya expresados en 1979; los británicos siguieron sin entender que eso valía igualmente para Hong Kong, hasta que un poco más tarde, Deng Xiaoping le preguntó al ya ex primer ministro Heath si “aceptaba las 9 propuestas” para Hong Kong. Las autoridades británicas siguieron sin entender. Cuando Margaret Thatcher visitó China en setiembre de 1982, esta vez el pedido chino fue directo pero ella lo rechazó inicialmente. Sin embargo, varios diplomáticos británicos se habían dado por fin cuenta de que había que negociar. Anteriormente los portugueses ya se habían mostrado dispuestos a devolver Macao. Los británicos sabían que era imposible defender Hong Kong militarmente y que éste dependía para su agua y sus alimentos de la provincia de Cantón. Hubiera sido la ruina de Hong Kong. Las negociaciones duraron 18 meses, y terminaron con la Declaración Conjunta Sino-Británica del 19 de diciembre de 1984, en la cual Deng Xiaoping aprovechó para declarar que lo que se empezaba a negociar con el Reino Unido para Hong Kong valía igualmente para Macao y Taiwán. En esa Declaración, cuyos instrumentos de ratificación fueron entregados en mayo 1985 por ambos gobiernos, el Reino Unido se comprometía a devolver Hong Kong a China el 1ero de Julio de 1997 y China declaraba, en acuerdo con el principio “One Country, Two Systems” que Hong Kong conservaría su sistema por 50 años, y que ello sería consagrado en una “Hong Kong Basic Law” por redactar. Un Grupo Mixto sino-británico fue constituido para preparar la retrocesión. 4) El camino hacia la devolución de Hong Kong a China Los portugueses también acordaron devolver Macao a China en 1999, y las negociaciones tuvieron lugar de 1984 a 1987. Como hemos visto, el principio “One Country, Two Systems” también había sido proclamado para Macao, por lo que ésta también estaba destinada a ser un “región administrativa especial”. Pero acá nos concentraremos en el caso de Hong Kong, que es el más conocido. Al hablar de “sistema diferente” es necesario saber de qué se trataba en ese entonces. Las autoridades chinas ponían el énfasis en el “sistema capitalista”, contrapuesto al “sistema socialista” de China. No

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se insistía en lo que sería el sistema político de Hong Kong y la “Declaración Conjunta” dejaba el tema para una futura Basic Law; en todo caso nunca se mencionó a elecciones directas. El sistema político en Hong Kong no era democrático. Había un Consejo Ejecutivo y un Consejo Legislativo (LEGCO) de 60 miembros designados por los diferentes grupos de interés o por “grandes electores” (elecciones indirectas). Pero ya existían ideas de dar una mayor participación política a la población china, que disponía de movimientos que así lo venían reclamando a los ingleses. Los chinos, durantes las negociaciones sobre la devolución (o “retrocesión”) habían advertido a los británicos que no debía cambiarse el sistema político de Hong Kong, lo que sería interpretado como un acto hostil, una voluntad de introducir un “caballo de Troya” que podría favorecer tendencias independentistas. Sin embargo, al ratificar la Declaración, los parlamentarios británicos exigieron a su gobierno la introducción de “más democracia” y la presencia de miembros del Legco elegidos por sufragio directo. Desde entonces, Margaret Thatcher introdujo y no dejó de aumentar el número de diputados elegidos directamente, con la aceptación del gobierno chino, en gran parte por su conocimiento de las tendencias de la opinión pública en Hong Kong. Pero, ante las demandas sucesivas, la desconfianza de las autoridades chinas creció fuertemente. Poco después de aceptar a fines de 1989 las últimas propuestas británicas, China publicó la “Basic Law” (o Ley Fundamental, que es una suerte de constitución de Hong Kong) ; esta contiene la proclamación de la autonomía política y judicial de Hong Kong, el gobierno de Hong Kong por sus propios residentes, la salvaguarda de su sistema económico, una lista de derechos fundamentales como la libertad de expresión, la posibilidad de elegir directamente a 20 legisladores, y 10 indirectamente, además de los 30 designados por diferentes gremios y una posibilidad futura de elecciones directas para el jefe del ejecutivo y todo el Legco, pero sin indicación de fechas. Y sobretodo, en vez de crear un tribunal constitucional local para las cuestiones de interpretación de la Basic Law, confía este tema al Comité Permanente del Congreso Popular Chino; además incluye textos contra la sedición y la obligación para las autoridades de Hong Kong de emitir legislación al respecto. Se comenta que China apresuró la publicación de la Basic Law por la poca confianza que tenía en las autoridades británicas. Y efectivamente en los años siguientes los chinos disminuyeron en la práctica la importancia del Comité Mixto oficial, cuyas reuniones se desarrollaban en un clima glacial, creando otros comités, que asociaban a numerosos “residentes amigos” de Hong Kong y pocos opositores. Además, en 1991, lograron hacer firmar a los británicos un texto en el cual se comprometían a que el gigantesco proyecto de nuevo aeropuerto no se efectuara en detrimento de las reservas de divisas de Hong Kong : la desconfianza era tal que los chinos lo veían como una maniobra para dejar a Hong Kong “vaciada” de sus reservas.* *(Quien escribe estas líneas recuerda el contexto, al haber tenido la oportunidad de participar en la búsqueda de esquemas de financiamiento para dicho proyecto.)

Por otro lado, incluso los demócratas de Hong Kong mostraban de manera cada vez más visible su poca simpatía por las autoridades británicas, que se habían visto desacreditadas por su rechazo a dar el derecho de residencia en Gran Bretaña a los residentes de Hong Kong portadores del pasaporte colonial británico, luego de las reacciones de temor suscitadas en Hong Kong por los eventos de Tien An Men. Prácticamente todos, en Hong Kong, incluso los opositores a China, muchos de ellos “grandes electores” pasaron a considerar a las autoridades chinas como su único interlocutor válido. Cabe mencionar igualmente que, a partir de 1990, las autoridades chinas lanzaron un gran movimiento de liberalización económica que incluyó el estrechamiento de las relaciones de negocios con Hong Kong, siendo la construcción de la torre de la Bank of China uno de los símbolos de esta simbiosis acelerada, así como la multiplicación de las inversiones de Hong Kong en China. Los últimos años de la colonia británica fueron marcados por la llegada en 1992 del último gobernador, y amigo personal del nuevo primer ministro John Major, el ya famoso Chris Patten, una de las figuras más influyentes del Partido Conservador.

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Desde el comienzo, Chris Patten, que hizo lo que ningún gobernador británico hizo antes, es decir acercarse a la población china de Hong Kong, y nombrar como jefe de su administración a una personalidad china, la Sra. Anson Chan, lanzó proyectos de aceleración de reformas electorales y políticas en Hong Kong en el sentido de una mayor democracia. No es difícil imaginar que ello fue visto por las autoridades chinas como una prueba más de la duplicidad británica y de su voluntad de dejarle a China bombas de tiempo como venganza por la pérdida de Hong Kong. China respondió creando un “comité preparatorio para la retrocesión”, en el cual participaban incluso británicos residentes en Hong Kong. Patten contraatacó haciendo aprobar sus proyectos por el Legco. En las elecciones de 1995, la “Alianza democrática”, de Martin Lee ganó la gran mayoría de las curules disponibles, pero sólo 25 % de los electores potenciales votaron. Las autoridades chinas, tomando sin embargo en cuenta el resultado y sondeos que mostraban una cierta reticencia mayoritaria de la población al cambio que se avecinaba, reactivaron las labores del “comité mixto” y aceptaron la creación de una Corte Suprema en Hong Kong para 1997. Desde 1995, las autoridades chinas habían encontrado al primer jefe del ejecutivo, el magnate naviero Tung Chee-hwa. Este fue designado por un comité de selección de 400 miembros. El 1ero de Julio de 1997, en un día de intensa lluvia, se efectuó la retrocesión.* *(Lo que llamó la atención en ese entonces a muchos ejecutivos de empresas extranjeras fueron las banderitas chinas puestas por numerosos ejecutivos locales en sus escritorios. Cuán lejos del ambiente de temor que existía pocos años antes…)

Al día siguiente empezaba la gran Crisis asiática. Esa prueba contribuiría a un mayor “acercamiento sicológico” hacia China, por el apoyo dado a Hong Kong. 5) A partir de la devolución de Hong Kong – Conclusiones sobre “One Country, Two Systems” Al que escribe le tocó vivir los primeros años de la “región administrativa especial” de 1998 al 2002 y ha seguido informado por antiguos colegas y amigos extranjeros o locales que siguen allá. Globalmente puede decirse que el concepto “One Country, Two Systems” ha estado funcionando de manera satisfactoria desde la retrocesión, a pesar de ciertos desafíos encontrados en el camino. El primero de ellos fue en 1999 con el tema del derecho de residencia de los descendientes de residentes de Hong Kong, que hubiera traído la posibilidad de entrada para cientos de miles de residentes de China continental. El Comité Permanente del Legislativo chino, en una interpretación solicitada por el gobierno de Hong Kong no aceptó el dictamen de los tribunales de Hong Kong que la hubiera autorizado. Muchos hablaron de un ataque a la independencia del Poder Judicial de Hong Kong, pero la población local respaldó mayoritariamente esa interpretación, pues lo contrario hubiera presionado de manera excesiva el mercado laboral; y muchos consideran que la interpretación fue antes que todo de corte pragmático y que es difícil sacar conclusiones al respecto. En el 2002 y el 2003, el gobierno de Hong Kong trató de implementar el artículo 23 de la Basic Law con la legislación anti-sedición y anti-subversión prevista, pero luego de una gigantesca manifestación de oposición el 1º de Julio del 2003, el proyecto fue abandonado sine die. En el 2004, el partido demócrata trató de obtener que hubiera elecciones directas del jefe del ejecutivo para el 2007 y para el Legco en el 2008. El Comité Permanente interpretó que ello era contrario al principio de gradualidad en el que está inspirada la Basic Law. El hecho es que esas reformas no están contempladas para antes del 2017 y del 2020 respectivamente. En marzo de 2005, Tung Chee-wha, cada vez más impopular, tuvo que renunciar, y debió sucederle Donald Tsang, muy popular por haber conducido junto con la HKMA (el “banco central” de Hong Kong) la maniobra mediante la cual Hong Kong derrotó a los especuladores internacionales que atacaron a su moneda y a su Bolsa en agosto del 1998. Pero se planteó el problema de si debía ser nombrado por 5 años, lo que interpretaban numerosos abogados y los demócratas, o sí solo por los 2 años que quedaban. El gobierno pidió una interpretación del Comité Permanente, y éste, a partir de la versión china del texto encontró que debía ser por el periodo remanente. Ello no impidió que Donald

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Tsang fuera designado nuevamente en el 2007. La interpretación fue igualmente criticada como intrusiva. Otros temas han surgido como los de la remuneración de los altos funcionarios públicos y el de la extradición de criminales por la existencia de casos “transfronterizos”. Aparte de los debates jurídicos, que de todas maneras son interminables, conviene mencionar lo siguiente : - en cuanto al sistema económico, este se ha mantenido intacto, aunque muchos hayan criticado el “intervencionismo” del gobierno para reducir el impacto de la gran Crisis Asiática; Hong Kong se recuperó y ha recuperado su prosperidad luego de varios años de deflación y de recesión; el grupo HSBC es actualmente uno de los líderes mundiales de la banca - Hong Kong ha podido ejercer una cierta “personalidad internacional” para foros y tratados de alcance regional o económico, siendo miembro de la APEC y de la OMC, por ejemplo - en cuanto a la libertad de la prensa, hemos sido testigos por lo menos en los primeros años de que se mantenía, con artículos muy críticos sobre el gobierno local y artículos sobre conflictos sociales o corrupción en China; hay sin embargo comentarios sobre una forma de “autocensura” pero esta podría estar ligada a la influencia de los propietarios de la mayoría de los medios, favorables a China. En todo caso, el Far Eastern Economic Review, revista mensual del grupo Dow Jones, que contiene muchos artículos críticos, sigue circulando libremente, así como el mayor periódico de habla inglesa, el South China Morning Post. Algo que llama la atención es que ambos (el Review antes era semanal) incluían a Taiwán en las noticias de la “sección China”, es decir que el principio One China es respetado - no ha habido problemas mayores con la libertad de expresión y la de manifestación para los residentes de Hong Kong, que incluso han logrado que el gobierno abandone un proyecto legislativo en el 2003 - las últimas elecciones de este año para el Legco se han desarrollado normalmente, con los diferentes partidos demócratas obteniendo la mayoría de las 30 curules elegidas directamente, y conservando así el poder de veto sobre todo cambio constitucional significativo. Pero el nivel de participación de los electores sigue siendo bajo, inferior al 50 %. Ya se lleva más de 10 años en el caso de Hong Kong con un sistema económico y político diferente, sin que los escenarios más pesimistas como los descritos por varios periodistas occidentales se hayan realizado, aunque desde su perspectiva consideren que por ejemplo con la interpretación del Comité Permanente en 1999 sobre el tema de la residencia ya se han realizado*. *( por ejemplo : Dernier Noël à Hong Kong (1997), de Edward Behr y Jean Larteguy y Hong Kong, China´s New Colony (1999), de Stephen Vines)

Lo esencial es que la población no tiene la impresión de haber caído en un sistema sin libertades. En cuanto al tema de la elección directa del jefe del ejecutivo y del Legco, esta no estaba prometida en la Basic Law como algo de corto plazo. Habrá que ver qué pasa en el 2017 y en el 2020. Ahora bien, existe en muchos países de Asia una cierta desconfianza por el modelo occidental actual de “un hombre, un voto”, basta ver lo que está sucediendo actualmente en Tailandia con grandes manifestaciones anti-gubernamentales uno de cuyos objetivos es cambiar el modo de elección del Parlamento, para evitar la llegada de “políticos populistas que compran votos”. En el mismo Hong Kong, no hubo una gran movilización a favor de la elección directa inmediata.

CONCLUSION Los dos principios que hemos tratado de explicar, ahondando en sus orígenes y desarrollo histórico revelan dos cosas sobre China :

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- una preocupación muy fuerte por evitar la repetición de la fragmentación territorial que ha conocido en el pasado y por recuperar los territorios perdidos por intervenciones extranjeras; la virulencia de sus reacciones ante todo lo que pueda dejar entrever una independencia de partes de su territorio introducida “de contrabando” a través de las diferencias de sistema económico y político como lo sospecharon de los ingleses para Hong Kong y como lo siguen sospechando de ciertos sectores políticos de Taiwán, revelan este fuerte espíritu nacional que es a la vez una reacción frente a más de un siglo de humillaciones - un sentido pragmático poco común para reunir esos territorios perdidos con la “madre patria”: no nos parece haber visto otros casos en que una potencia de ese orden acepte tener en su seno partes de su territorio con sistemas políticos que son incluso totalmente opuestos al suyo. Es obvio que China ha visto el interés que representan para ella estas regiones tal como están, pues contribuyen a su prosperidad sin que representen una amenaza seria para su sistema político-económico. En todo caso, ningún país debería arrogarse el derecho de jugar al “aprendiz de brujo” alentando separatismos o dificultades políticas en otro país, menos aún si éste es esencial para la estabilidad mundial. Y China ya ha sufrido una dosis masiva de intervenciones extranjeras.

Lima, setiembre del 2008

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