En que hay que fijarse para identificar un ave

En que hay que fijarse para identificar un ave Para identificar correctamente un ave hay que fijarse en los “rasgos de campo”. Es decir, su tamaño, el...
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En que hay que fijarse para identificar un ave Para identificar correctamente un ave hay que fijarse en los “rasgos de campo”. Es decir, su tamaño, el color de sus plumas, la forma de su pico y patas, etc. Pero no sólo es importante el aspecto físico, también nos ayudan a determinar la especie exacta factores tales como el canto, las actitudes, la conducta, el hábitat y el área geográfica donde la encontremos. Y muchas veces tenemos que compararla con especies parecidas e ir descartando mediante pequeños detalles hasta dar con la especie correcta que estemos observando. Hay que tener en cuenta una serie de aspectos básicos en toda observación: Tamaño. Hay que comparar las dimensiones del ave que estemos observando con algún patrón bien conocido y así podemos aproximarnos lo más posible al tamaño real del ave. La longitud se mide desde la punta del pico hasta el extremo de la cola. Forma y tamaño del pico. Son indicativos de la dieta y costumbres alimenticias de las aves. La enorme diversidad de picos existentes en las aves indican, asimismo, una gran diversidad en las dietas. Los picos más generalizados, como los de los estorninos, son puntiagudos y medianamente largos, y están adaptados a dietas omnívoras. Los picos largos y finos de las aves limícolas

están

diseñados

para buscar alimento en el barro. Las rapaces poseen picos

ganchudos

para

desgarrar las presas y los fringílidos

poseen

picos

cortos y fuertes adaptados a comer semillas y frutos duros. Algunas especies, como la espátula, el flamenco o el piquituerto, poseen picos altamente especializados diseñados para consumir un determinado y exclusivo tipo de alimento. Forma y longitud de las patas: Son indicadores del medio en el que se mueven las aves, así como del modo de vida y hábitos particulares. Los patos poseen patas cortas con

dedos unidos por una membrana para impulsarse en el agua. Las largas patas de las aves zancudas les permiten vadear zonas húmedas sin mojarse. Los pájaros carpinteros poseen patas en las que dos dedos están dirigidos hacia adelante y dos hacia atrás, lo que les concede un mejor agarre a los troncos. Las garras de las aves rapaces se caracterizan por sus dedos fuertes y uñas aceradas. Forma general: El ave puede ser rechoncha, alargada, de cuello largo, esbelta, etc. Forma de las alas: Es uno de los rasgos que más pistas nos puede ofrecer sobre el grupo al que pertenece el ave, además de proporcionar información sobre el modo de vuelo practicado. Las aves planeadoras como el buitre leonado, poseen alas anchas y largas. Las gallináceas como la perdiz roja necesitan ejecutar vuelos explosivos y cortos que les permitan huir rápidamente, por lo que sus alas son cortas y redondeadas. Los voladores de gran velocidad poseen alas alargadas y puntiagudas, como es el caso del alcotán o el halcón peregrino. La envergadura de las aves se mide con las alas extendidas, desde la punta más externa de un ala hasta la otra. Posturas y vuelo: La forma que tiene el ave cuando está posada descansando o alimentándose puede ser característica. Es posible que el ave se desplace a saltos o apeonando, que se mantenga erguida o más horizontal, que el vuelo sea recto u ondulado, que se cuelgue de las ramas de los árboles o que trepe por los troncos en espiral. Todos los detalles de comportamiento son muy importantes a la hora de identificar la especie que estamos observando. Forma y longitud de la cola: Las colas de las aves también pueden ser de diferentes formas y longitudes. Intervienen en el vuelo y ayudan en algunos comportamientos

especiales, como en el caso de los pájaros carpinteros que la usan como punto de apoyo cuando trepan o se agarran a los troncos. La cola de las urracas tiene forma de cuña, en las golondrinas se asemeja a una horquilla y en los jilgueros es escotada. Marcas especiales: Hay algunas aves que presentan marcas o rasgos que permiten diferenciarlas

de

cualquier

otra

especie sin necesidad de fijarnos en más detalles, como listas en el plumaje, colores llamativos, crestas, máscaras, caperuzas, falsas orejas, escudetes, anillos oculares, etc. Así, la tórtola turca exhibe un semicollar oscuro en el cuello, el jilguero tiene una mancha roja en la cara y la avefría posee un mechón de plumas en la cabeza. Rasgos el volar: Algunas marcas sólo se ven cuando el ave está volando, como las barras de las alas en la paloma torcaz o las patas colgantes del rascón. Otras marcas pueden ser franjas alares, colas barreadas, obispillos coloreados, axilas coloreadas, patas que cuelgan, que sobresalen de la cola, cuellos encogidos o estirados, siluetas de vuelo típicas de especies o familias, etc. El vuelo también puede ser determinante en la identificación, algunas aves vuelan deprisa y en línea recta hacia un punto concreto, otras tienen un vuelo ondulado, hay algunas que se elevan haciendo círculos, se pueden ver aves haciendo espectaculares picados, etc.

BIOLOGÍA Y ECOLOGÍA DE LAS AVES

Biología de las aves Las migraciones La gran ventaja de volar es que las aves

pueden

distancias

en

desplazarse busca

de

a

largas

condiciones

favorables. La migración puede definirse como el desplazamiento regular, en escalas largas, de la población entre un área restringida de invernada y otra de cría, asimismo restringida. Se puede considerar la migración hacia el Norte como el resultado de la selección natural, que favorecía a aquellos miembros de la especie que se desplazaban hacia latitudes más septentrionales y sacaban un mayor número de descendientes que los que se quedaban. La migración hacia el Sur es una adaptación evolutiva para conseguir sobrevivir y criar el año siguiente. La migración suele estar provocada por la falta de alimento en la época invernal y la mayor abundancia del mismo en la primavera y verano. En rasgos generales podemos decir que en algunas especies, la población completa abandona Europa durante el invierno para pasar este periodo en África, mientras que otras especies restringen la migración dentro del continente. En cuanto a las rutas migratorias existen casi tantas como especies, aunque hay algunos enclaves y pasillos donde se concentra un gran número de aves, debido a que son pasos obligados de cadenas montañosas o masas de agua. En España, algunos valles de los Pirineos o el Estrecho de Gibraltar son lugares de alta concentración de aves migradoras. En las costas, los cabos y promontorios costeros suelen ser también lugares de concentración, en este caso de aves marinas.

La reproducción Una de las características de las aves es la reproducción mediante huevos amnióticos (el líquido amniótico es un fluido acuoso que rodea y amortigua al feto en desarrollo en el interior del saco amniótico. Permite al feto moverse con libertad dentro de la pared del útero sin que las paredes de éste se ajusten demasiado a su cuerpo. También le proporciona sustentación hidráulica). La

estación

determinada

por

de los

cría

viene recursos

alimenticios, debiendo ser abundantes para la cría de los pollos. El periodo normal de incubación para aves pequeñas es de 4 ó 5 semanas, aunque los extremos están entre 11 días de la alondra común y 55 del quebrantahuesos. En realidad, el periodo reproductor comienza antes, cuando se inician los procesos fisiológicos y las aves defienden territorios de cría. La defensa de un territorio de cría supone algunas ventajas, como reducir la competencia interespecífica por similares nichos ecológicos, y la competencia intraespecífica por análogos recursos alimenticios. Los territorios se mantienen mediante despliegues vistosos, y/o elaborados cantos. El sistema reproductor mediante huevos conlleva algunos problemas como que el huevo necesita calor, trato cuidadoso y vigilancia frente a depredadores. Normalmente el huevo se forma por la noche y es puesto por la mañana y así la hembra evita llevar peso durante el día. El color de los huevos continúa siendo un misterio, de modo que en algunos casos tiene una función claramente críptica pero en otros no es así. La variedad de nidos es enorme en función de la ubicación, materiales, tamaño y forma. Entre los más destacados por la forma podemos señalar los de mito, pájaro moscón, oropéndola o urraca.

Nido de mito

El embrión comienza su desarrollo antes de que el huevo sea puesto y acaba el mismo en el nido. El pollo sale del huevo abriendo un anillo con el diente del huevo, en el extremo más agudo del mismo. La eclosión puede ser sincrónica o asincrónica en función de si los pollos salen del huevo al mismo tiempo o de forma consecutiva. El tamaño de la nidada depende de la especie y los recursos tróficos de que dispone la pareja. Los pollos pueden ser nidífugos, si abandonan rápidamente el nido como la codorniz, o nidícolas en el caso de que tenga que permanecer en el nido hasta completar su desarrollo, como hacen los paseriformes. Lo normal es que haya alrededor de un 80% de pérdidas respecto al número de nacidos en aves pequeñas y entre 15-20% en grandes.

Ecología de las aves Las especies de aves no suelen vivir aisladas: viven en comunidades, comparten su hábitat con otras especies. Muchos de los miembros de una comunidad prácticamente no ejercen ninguna influencia unos sobre otros; en cambio, otras especies pueden ejercer influencia mutua, por ejemplo al competir entre sí por el alimento. Nichos ecológicos Dentro de cada comunidad, cada especie ocupa un "nicho ecológico" determinado y propio, que viene dado por el conjunto de relaciones que esa especie establece con su ambiente. Cada especie cumple una función especial dentro de la comunidad de la que forma parte, función que puede estar constituida por el alimento, por el espacio particular que ocupa, por su horario de actividad o por la estación en que aparece. Cada especie tiene un nicho distinto a los de todas las demás, ya que no podrían coexistir dos especies que tuvieran exactamente las mismas necesidades. Las especies estrechamente emparentadas entre sí suelen tener que competir por los recursos, ya que son más similares en tamaño y costumbres. Existen diversas maneras para evitar o reducir la competencia entre especies. Veamos algunos ejemplos. Diferente área de distribución Cuando los nichos de dos especies son muy similares, las aves suelen tener áreas de distribución diferentes. Uno de los ejemplos más notables de ello en Europa lo constituyen las perdices del género Alectoris. Incluso en las zonas en que la perdiz griega entra en contacto con la perdiz chukar por el Este y con la perdiz común por el Oeste, el contacto entre ellas es más reducido de lo que podría deducirse al observar el mapa, ya que la perdiz griega tiende a vivir a mayor altitud que la otras dos.

Distinto hábitat Muchos pares de especies viven en la misma área general, pero ocupan hábitats distintos. Con frecuencia se pueden escuchar los cantos de la curruca zarcera y de la curruca zarcerilla en una misma zona, pero la primera vive sobre todo en las zonas abiertas de matorral, mientras que la segunda prefiere las zonas de vegetación más

densa

y

con

árboles bajos. Otras tres pequeñas especies del mismo género se presentan en el sur de Europa:

la

curruca

cabecinegra vive en zonas

con

arbustos

altos y en áreas boscosas abiertas, la curruca carrasqueña es un ave de zonas abiertas con matorral bajo, y la curruca tomillera vive en los paisajes abiertos y secos con vegetación muy baja, por lo general sin arbustos. Alimentación en lugares distintos dentro de un mismo hábitat Incluso las especies muy afines que viven en el mismo hábitat tienden a alimentarse en lugares distintos. El pico menor se alimenta en las ramas finas y las ramas superiores de los árboles, mientras que el pico picapinos busca su comida en el tronco principal y las ramas mayores. Alimentación diferente Un petirrojo y un pinzón vulgar picotean el terreno en busca de alimento, a poca distancia entre sí. Se alimentan en el mismo ambiente, pero su nicho ecológico es distinto: el pinzón come semillas, mientras que el petirrojo se alimenta de insectos, moluscos o gusanos. En este caso, el nicho ecológico está formado por una alimentación diferente. Existen aves que, aun con el mismo tipo de alimentación, no entran en competencia. Es el caso del petirrojo y el papamoscas gris, ya que el primero captura los insectos en el suelo, y el segundo los atrapa en vuelo. En este caso, la diferencia entre ambos es la manera de conseguir el mismo alimento.

Distinto horario de actividad El cernícalo vulgar y la lechuza común son depredadores, viven y cazan en los mismos lugares y ambos comen ratones. Pero el cernícalo caza de día y la lechuza de noche. Aquí, el hecho diferencial es el horario de actividad. Segregación por el tamaño de las presas Muchas especies afines que viven en los mismos hábitats tienen un tamaño algo diferente y, por consiguiente, toman comidas de distinto tamaño. Los fringílidos son un caso particularmente claro de este tipo de diferencias: su pico está especialmente adaptado para alimentarse de semillas, y los picos de diferentes tamaños implican que las diferentes especies suelen alimentarse de semillas de diferente tamaño. Aunque cada especie tiene una semilla preferida, diferente a la de otras especies, estas aves pueden alimentarse también con las semillas preferidas de otras especies. Por consiguiente, si bien evitan en gran medida la competencia, algunas de ellas ejercen un pequeño efecto sobre el alimento preferido de otras especies.

Hasta el momento nos hemos limitado a la situación en que una o dos especies entran en competencia. Sin embargo, existen situaciones en las que muchas especies pueden influir potencialmente unas en otras. Siempre que muchas especies viven en la misma área y se

alimentan de los mismos tipos de comida, es posible que ejerzan algún efecto mutuo. En cualquier lugar de un bosque, por ejemplo, viven con frecuencia papamoscas, páridos, reyezuelos, petirrojos y acentores, y todas estas aves se alimentan preferentemente de insectos durante el verano. Se produce así un tipo de competencia que puede explicar la ausencia de algunas especies en zonas donde aparentemente las condiciones son favorables para su existencia. En algunas especies, los dos sexos se alimentan de modos distintos. Esta puede ser una buena manera de ensanchar el nicho de la especie y de permitir la supervivencia de un mayor número de individuos y pollos. En el jilguero, los machos tienen el pico más largo y puntiagudo que las hembras y muestran mayor habilidad para extraer las pequeñas semillas de los cardos. En las agujas colinegra y colipinta, las hembras tienen el pico notablemente más largo que los machos y pueden buscar su alimento a mayor profundidad en la arena o el barro. Las diferencias más notables entre los sexos se encuentran en el azor y el gavilán. En el azor, la hembra y el macho pesan unos 1.250 y unos 750 gramos, respectivamente. Puesto que las presas capturadas por estas aves tienen un tamaño proporcional al de las propias aves, ambas especies tienen una gama de presas mucho más amplia de la que poseerían si ambos sexos tuviesen el mismo tamaño. La importancia del territorio Los principales competidores de una especie dada son los miembros de su misma especie. Las aves no son una excepción, y por ello delimitan territorios donde será más fácil que encuentren una pareja y suficiente alimento. El "propietario" defiende su territorio sólo de los ejemplares que pertenecen a su misma especie, mientras que tolera, sin reaccionar, la presencia de otras especies distintas e incluso afines. El petirrojo se lanza contra otro petirrojo que invade su territorio, pero permite que el pinzón, el chochín y el carbonero se alimenten a pocos metros de distancia. La garza real llega a las tierras mediterráneas en primavera, procedente de África, donde ha pasado el invierno. El primero en llegar a los lugares de nidificación es el macho, que toma posesión de un pequeño territorio en un árbol y empieza a construir el nido. Durante horas enteras se mantiene

posado en el árbol, que defiende con furia de los demás machos. Es tal su agresividad que, cuando llega la hembra, también la ataca y la pone en fuga dos o tres veces. Su actitud se suaviza poco a poco hasta que por fin ambos se entienden y se forma la pareja. La defensa que hace el macho de garza real de su territorio de nidificación no se debe de forma directa a la alimentación, porque a menudo recoge su comida lejos del nido y, en todo caso, fuera del territorio propio. Más allá de las razones alimenticias, la defensa del territorio permite a la pareja anidar con tranquilidad, sin intervención de rivales celosos y sin combates inútiles. Vivir en colonias: ventajas y desventajas En cuanto a las aves que nidifican sobre la tierra en colonias más o menos numerosas, la delimitación territorial parece estar determinada por motivos de defensa contra los depredadores. La distancia entre un nido y otro, que cada ejemplar consigue y conserva al cabo de una serie de contiendas, intimidaciones y verdaderos combates, parece ser el resultado de un equilibrio entre dos exigencias distintas, ambas útiles para la especie: A) La de reunirse en colonias para defenderse de eventuales depredadores. Cuando un halcón o un zorro se acercan a la colonia, son atacados por muchos de sus componentes. Puede ocurrir que los miembros de un grupo avisten al enemigo todos juntos y se lancen al ataque. Pero puede ocurrir también que lo descubra uno solo, que lanza un grito de alarma para prevenir a los demás. Dicho grito es una señal peligrosa para el individuo, ya que permite su inmediata identificación por el depredador, pero es útil para la colectividad. Las ventajas del ataque en grupo son evidentes, aunque está claro que los pequeños y ligeros charranes poco pueden hacer contra un halcón o un zorro. Sin embargo, si el depredador no está muy hambriento,

suelen

lograr,

a

chillidos

y

picotazos, alejarlo de inmediato. Pero puede ser que el depredador tenga hambre de verdad e insista en su agresión; en este caso, el ataque colectivo logra que el daño se limite a una sola víctima y disuade al agresor de realizar nuevos ataques.

Se ha observado a un azor sacar del agujero de un árbol cuatro polluelos de pico picapinos y devorarlos uno tras otro. Este tipo de situación es inconcebible en una colonia, debido a las molestias que el ataque colectivo ocasiona al depredador. Por tanto, anidar en colonias, es decir, tener territorios de nidificación reducidos, es un comportamiento útil para la especie. B) Al mismo tiempo, una concentración excesiva de nidos puede significar un peligro para ciertas especies, como para las gaviotas, cuyos polluelos están dotados de un plumaje mimético que los camufla con el ambiente. Naturalmente, estas aves luchan por ampliar su propio territorio y, en definitiva, por tener bien distanciadas sus nidadas. Dos o tres polluelos de gaviota pueden mimetizarse en determinada porción de terreno; pero si tales polluelos, por demasiada concentración de nidos, son muy numerosos, el plumaje no logrará ocultarlos a los ojos de los depredadores. Para estas aves, lo útil es hacer el nido en la misma zona en que se encuentren otros individuos, pero también les conviene estar alejados de ellos. La Naturaleza ha resuelto el problema con una solución intermedia: gaviotas y charranes comunes tienen un territorio ni demasiado grande ni demasiado pequeño, que les permite disfrutar de las ventajas de ambas situaciones, aunque de manera incompleta. Hay que señalar que otras aves coloniales, cuyos polluelos no están provistos de coloración mimética, anidan en cambio muy cerca unos de otros. Es decir, que sus territorios de nidificación se reducen al tamaño del nido. Es lo que ocurre con los alcatraces, que anidan tan cerca unos de otros que han tenido que elaborar un curioso sistema de alarma. Cuando una hembra en incubación quiere alejarse, anuncia primero con un grito y con un gesto del cuello su intención de echar a volar, casi como si pidiera permiso a sus vecinos para que le dejaran espacio suficiente para desplegar sus grandes alas. Un despegue repentino podría alterar el orden de la colonia y generar una reacción de pánico en cadena, con consecuencias desastrosas para huevos y polluelos.