En nombre de la moneda:

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En nombre de la moneda: el manejo de la banca central como religión secular Carlo Tognato Para muchos, el dinero es un misterio, un símbolo manejado principalPHQWHSRUORVVDFHUGRWHVGHODDOWDÀQDQ]D\FRQVLGHUDGRSRUPXFKRV con tanta reverencia y temor reverencial como el primitivo considera las reliquias sagradas que atribuyen poder mágico durante el ritual tribal ... como salvajes embrujados frente a lo sagrado, observamos maravillados las solemnes ganancias y sentimos de manera vaga y casi temerosa que nuestra vidas y la felicidad de nuestros hijos están a la merced de fuerzas misteriosas más allá de nuestro control. 'HVPRQGH  …el vocabulario del Wall Street Journal y las secciones económicas de Time y Newsweek … parecen mucho al Génesis, a la Epístola a los Romanos y a la Ciudad de Dios de San Agustín. Tras las descripciones de reformas económicas, de la política monetaria y de las convulsiones del Dow, gradualmente reuní las piezas de una gran narrativa sobre el VLJQLÀFDGRLQWUtQVHFRGHODKLVWRULDKXPDQDGHOSRUTXpODVFRVDVVDlieron mal, y cómo se pueden reparar. Los teólogos los llaman mitos de origen, leyendas de la caída y doctrinas del pecado y de la redención. +DUYH\&R[  En las sociedades más radicalmente secularizadas.... hay un número de fenómenos aparentemente no religiosos en los cuales se pueden descifrar nuevas y originales recuperaciones del sagrado... 0LUFHD(OLDGH ,,, /DWHRUtDHFRQyPLFDSUHVFULEHIRUPDVHÀFLHQWHVSDUDORJUDUÀQDOLGDGHV dadas: eso a Knight le parecía un pedazo patéticamente pequeño de la actividad humana... el ser humano es un explorador y un experimentador, un buscador de verdades desconocidas y quizás no conocibles, una criatura mejor comprendida a través del estudio de la literatura que GHOPpWRGRFLHQWtÀFR 6WLJOHU  1

1

Véase Nelson (2001: 131).

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Introducción En las dos últimas décadas, el principio de independencia de la banca central ha surgido como uno de los pilares más firmes del actual orden económico mundial, y los bancos centrales han sido considerados como el epítome de la racionalidad económica. Por tanto, no sorprende que el discurso público sobre bancos centrales haya presentado a los bancos centrales de manera técnica. Sin embargo, cuando se habla de bancos centrales en forma no técnica, curiosamente se encuentra que las personas recurren extensamente al lenguaje religioso. Los sociólogos no han sido indiferentes a este fenómeno. Mientras emprendía una polémica feroz contra el Bundesbank, por ejemplo, Pierre Bourdieu denunció la transformación en curso de la moneda en fenómeno casi religioso. Advirtió que nociones como la globalización o la flexibilidad circulan casi por intuición religiosa, y estigmatizó a Hans Tietmeyer, entonces presidente del Bundesbank, por utilizar un lenguaje dogmático y ritual2 . ¿Es relevante dicha transformación religiosa de los asuntos monetarios en la esfera pública? Tognato (2003) sugiere que sí. La utilización de un discurso religioso sobre el manejo de los bancos centrales contribuye a catapultar los asuntos monetarios hacia el centro simbólico de la sociedad. Transforma el juego monetario en un drama de la moralidad, ayudando así a establecer una cultura de la estabilidad sobre la cual la banca central independiente puede operar suavemente. En este ensayo no discutiré los efectos que la transformación religiosa del manejo de la banca central puede tener sobre el funcionamiento de la banca central. Más bien, daré un paso atrás y documentaré dicha transformación; eso me permitirá rescatar una fuente descuidada de conflicto entre civilizaciones que es inherente a la globalización económica. La posibilidad de que en la sociedad moderna la religión haya experimentado un proceso de transformación y de desplazamiento por efecto del

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“La parte mala de dichas fórmulas de fe es que son proclamadas como verdades autoevidentes. Nadie se sorprende, nadie se interroga, todo parece claro. La mayoría que reza según dicha letanía religiosa no tiene ninguna idea sobre la teoría económica. Hoy en día, el neoliberalismo se ha vuelto lo que para los teólogos medievales era la communis doctorum opinio, la opinión general de los doctores” Pierre Bourdieu, “Wie Maos rotes Buch, Entrevista por Dieter Wild and Romain Leick”. Der Spiegel. N. 50, septiembre 12 de 1996, 172-173.

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cual ha desaparecido de sus lugares tradicionales para reaparecer como mitología camuflada o ritualismo degenerado3 en otras esferas ha sido objeto de décadas de intenso debate entre filósofos, historiadores, teóricos políticos y teóricos sociales4. Los investigadores han reconocido que las religiones seculares son “doctrinas que en las almas de nuestros contemporáneos toman el lugar de una fe desvanecida. Ubican la salvación de la humanidad en este mundo, en un futuro distante, en la forma de un orden social por crearse”5. Proveen interpretaciones globales del mundo. Establecen objetivos casi sagrados sobre los cuales definen una métrica para separar el Bien del Mal. Muestran cómo lograr el Bien y vencer el Mal. Celebran las finalidades colectivas y justifican los sacrificios para lograrlas. Entre el dominio político las religiones seculares han adquirido dos formas diferentes. Como religiones civiles, han reunido la religión con la política, aun reconociendo las diferencias fundamentales entre ellas. Como religiones políticas, han permitido a la política desplazar completamente la religión haciendo que la primera asuma las características que por tradición han pertenecido a la segunda 6 . La transformación religiosa del manejo de la banca central independiente en la esfera pública es un ejemplo de la operación en sociedades de mercado de una religión económica que comparte el mismo carácter de las religiones políticas. En otras palabras, en las religiones económicas, la esfera económica desplaza a la esfera religiosa tomando las características de esta última, es decir, sus modos de expresión –sus mitos y rituales, sus formas comunitarias de asociación, sus formas de adhesión basadas en la fe– y sus funciones sociales latentes7. Antes de proceder, presentaré la estructura de este artículo. En la sección 2 mostraré que tanto los teólogos como los economistas han reconocido la posibilidad de que las sociedades de mercado sean permeadas por una religión económica. En la sección 3 ofreceré una reseña general sobre el discurso religioso que maneja con respecto a la moneda la banca 3

Véase Eliade (1965: 173).

4

Véase Löwith (1949), Bultmann (1957: 56-73), Carl Schmitt (1985), Blumenberg (1983), Von Weizsäcker (1964: 162-163), Jacques Ellul (1973, 1977), Alexander (1993), Bellah (1970) y Bellah y Hammond (1980). 5

“L’avenir des religions seculieres”, La France Libre, Jul-Aug. 1944. Repr. en Raymond Aron, Histoire et Politique: Textes et temoignages. Paris, 1985, p. 370.

6 Con respecto a la noción de religión política, véase, por ejemplo, Moltmann (1986) y Burrin (1997). 7

Véase Sironneau (1982: 557-565).

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central. En particular, me concentraré sobre el caso alemán. En la sección 4 señalaré cómo el reconocimiento de dicho fenómeno nos permite ver una fuente de conflicto entre civilizaciones, que es inherente a la actual globalización económica. La existencia de una religión económica: perspectivas desde la economía y la teología La operación de una religión económica en las sociedades de mercado ha llamado la atención tanto de los economistas como de los teólogos. Deirdre McCloskey ha denunciado a la economía como “fe modernista” con sus “Diez Mandamientos y regla áurea”, sus “monjas, obispos y catedrales”, su “trinidad de hecho, definición y sagrado valor”, su comienzo como “cruzada de la fe” y su siguiente endurecimiento en “ceremonia”8. Es con Robert Nelson, sin embargo, que la dimensión religiosa de la economía ha recibido una atención sistemática entre los economistas. Según Nelson, la economía incorpora una metafísica escondida que provee una manera para ordenar, interpretar y dar significado a los eventos, y que funciona como fuente de significado y de finalidad última para los seres humanos. En el núcleo de dicha metafísica hay la creencia de que la escasez es la causa primaria del dolor, del sufrimiento y de la muerte, y que en virtud de su inspiración, la economía nos puede salvar de las consecuencias de la escasez. Dicho núcleo moral y espiritual de la disciplina –continúa Nelson– es responsable por el papel creciente que la economía y los economistas han venido jugando en la sociedad moderna: una economía que se limitara a elementos estrechamente científicos hubiera sido, y aún sería, cauta, titubeante, tímida –una imitación pálida de menor significación si se la compara con el papel central que los economistas y el pensamiento económico han desempeñado en la edad moderna (pp. xxiv-xxv). Como teólogo de la secularización, Harvey Cox se ha interesado por la reaparición de la religión en la economía. Cox ha llegado a sugerir que la “teología económica” es comparable en extensión y profundidad a la teología de Tomás de Aquino o de Karl Barth. En dicha teología el mercado ocupa el puesto del Dios todopoderoso, omnisciente y omnipresente. Como Dios, está rodeado por un aura divina de misterio y reverencia. El economista Gregory Mankiw recientemente se ha referido a la “inexorabili8

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Véase Nelson (2001: XXIII).

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dad y misterio de la curva de Phillips”. Sin dicha aura difícilmente hubiera sido posible titular su artículo así. Como la deidad inescrutable de Calvino –continúa Cox–, las calidades del mercado no son accesibles a la racionalidad humana sino solamente a la verdadera fe como evidencia de cosas no vistas, una fe que puede llegar a inmunizar la mirada del economista frente la racionalidad misma y alinearlo con la máxima de Tertuliano: “Credo quia absurdum est” (“Creo porque es absurdo”). Eso podría aparecer como fruto de la ignorancia del teólogo frente a la economía. Sin embargo, hay voces entre los economistas mismos que apuntan en la misma dirección. Rogerson (1997), por ejemplo, se ha quejado que la tasa de desempleo no inflacionaria de Milton Friedman ha sido superada por las más poderosas teorías del mercado laboral, es empíricamente superfluo, no ha sido útil para predecir la inflación, y ha sido un indicador mediocre de eficiencia alocativa de los recursos en la economía. Además, el concepto ha sido cargado con tantos significados, que ha sido difícil comprender cuál es su significado exacto. Sin embargo, ha resistido por décadas. Galbraith se ha alineado con Rogerson: frecuentemente es necesario revisar un parámetro una o dos veces a la luz de nueva información. Las diferencias de especificación también aplican en etapas tempranas de una investigación científica. Pero mantener un concepto frente a 20 años de variación no esperada y la falta por parte de la profesión de un consenso sobre asuntos procedimientales es realmente otra cosa. Este resultado se ha vuelto una pena para la reputación de la profesión9. Cox también ha observado que el mercado se ha transformado en un Yahweh del Antiguo Testamento, un Dios Supremo y únicamente verdadero frente el cual cualquiera tiene que plegarse. El mercado permea cada cosa que nos rodea así como a todos nosotros. En otras palabras, se ha vuelto un Dios –para decirlo con San Pablo– “en el cual vivimos, nos movemos y reponemos nuestro ser”. Esta interpretación claramente está en línea con la lectura que Nelson (2001: 185-186) da de los miembros de la tercera generación de la tradición de Chicago como Gary Becker, Robert Lucas y Richard Posner: se dice que cada cosa que ocurre en el mundo está controlada por las fuerzas económicas del mercado, que remplaza la posición estructural de Dios. Todas las dimensiones de la vida, incluyendo el altruismo, el amor, la ideología política, se reducen a la búsqueda económica de un beneficio individual. 9

Véase Galbraith (1997: 101).

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Entre los teólogos, sin embargo, los teólogos de la liberación han sido el grupo que más ha prestado atención a la religión económica. Hugo Assmann, en particular, ha tratado el tema de la manera más profunda y sofisticada. Assmann observa que la racionalidad económica secuestra y funcionaliza aspectos esenciales del cristianismo… “constituye una ‘religión económica’ que desencadena un proceso idolátrico” y segrega la reflexión teológica en la esfera ética10. Gracias al vacío dejado por la teología, la economía “expropió y se adjudicó un magisterio infalible acerca del único sentido histórico aceptable del ‘mandamiento nuevo’ (Ámense los unos a los otros como yo los amé) en el plano de la economía”11. Además, continúa Assmann, ha ligado el destino de cada individuo –cruel o benéfico– bajo una comunión que bendice a todos. Esta es la comunión de los santos y pecadores bajo el “templo monetario”12 . Como Tognato (2003), Assmann sugiere que la transformación de la racionalidad económica en misticismo es mediada por metáforas particulares. Específicamente, la metáfora de Homo oeconomicus legitima la brecha entre la realidad que los economistas perciben y la realidad como otros la perciben. Como dice Assmann (1997: 36), la existencia de un ser tan etéreo como el Homo oeconomicus elimina cualquier corporalidad tangible. Hechos tan concretos y reales como el hambre, la muerte, las necesidades humanas, simplemente desaparecen. Siguiendo a René Girard, los teólogos de la liberación han observado que a través de la aceptación del mercado como entidad trascendente, y a través de la transformación de la economía en religión del destino, el mercado ha podido separar la violencia sagrada de la violencia legítima, evitando así que dicha violencia se vuelva causa de recriminación y de revancha. Por tanto, la economía se ha convertido en una religión penitencial en la cual víctimas inocentes propiciatorias son sacrificadas al mercado-Moloch para purificar la sociedad13. Los teólogos de la liberación han resaltado la naturaleza idolátrica de la religión económica. La idolatría no contempla la presencia de un Deus absconditus. Según Sironneau (1982: 524-525), la idolatría no presenta una

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10

Véase Assmann (1997: 27).

11

Véase Assmann, op. cit., p. 135.

12

Ibíd., p. 141.

13

Véase Assmann (1991: 131-132).

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tensión interna entre la necesidad de que lo sagrado asuma una forma material para manifestarse y la necesidad de que resista el proceso de finitización por efecto de su incorporación en una forma material. Con base en eso, sin embargo, parece incorrecto sugerir que a la religión económica le falte dicho Deus absconditus. En verdad, los economistas intentan leer el mercado, pero no necesariamente logran controlarlo. El mercado, en otras palabras, mantiene su fundamental inefabilidad. Una vez establecida la plausibilidad de la religión económica en las sociedades de mercado, me enfocaré sobre la manifestación de dicha religión en el discurso público sobre moneda y bancos centrales. Discurso religioso sobre moneda y bancos centrales: el caso alemán El manejo de la banca central es un campo altamente técnico. Por eso, no sorprende que el discurso público sobre los asuntos monetarios generalmente mantenga un perfil altamente técnico. Sin embargo, dichos tratamientos técnicos no son lo único que se encuentra. En una contribución extremadamente rara sobre el lenguaje de los asuntos monetarios, Scherbacher-Posé observa que la guerra, la vida y la muerte, la salud, el nacimiento y la infancia, la física y la tecnología, el mar, el deporte, la construcción, el matrimonio y “legiones de metáforas religiosas” han ofrecido campos alternativos de representación para hablar de la moneda y los bancos centrales14. El objetivo de esta sección es proveer una reseña de la utilización de metáforas religiosas en el discurso público sobre la moneda y los bancos centrales. Eso permitirá dar cuenta del proceso de transformación religiosa que hace que Dios baje donde operan los corredores de bolsa, que la moneda ascienda al cielo, que el manejo de los bancos centrales se transforme en un universo en el cual el olor de velas quemadas y el sonar de los cantos gregorianos sirvan de fondo para oraciones y homilías, para la justificación y glorificación de dogmas, para la invocación del bien y la condena del mal, para la celebración de la virtud y la censura del pecado, para la salvación, la damnación y la profecía. Para este ejercicio me enfocaré sobre el caso alemán, dado que el banco central alemán ha sido universalmente considerado como modelo ejemplar de banco central independiente. 14 Véase Brigitte Scherbacher-Posé, “Du mark a l’euro, des mots au roman: monnaie et metaphors”. En: Rosalind Greenstein (Ed.), Regards linguistiques et culturels sur l’euro. Paris: L’ Harmattan, 1999, pp. 43-66.

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Edward Luttwak ha sugerido en un artículo periodístico intitulado “Los verdaderos señores del universo”, que “una nueva religión ha surgido en el mundo, aún más poderosa para no ser reconocida como tal. Llamémosla el banco-centralismo. Es la fe de los hombres que controlan los bancos de los poderes económicos líderes en el mundo. Como gran parte de las religiones, el banco-centralismo tiene un dios supremo –la moneda fuerte– y un diablo –la inflación”15. Antes de la introducción del euro, el discurso religioso sobre moneda y bancos centrales en Alemania se centraba sobre una entidad todopoderosa, el marco alemán, una moneda extraordinariamente fuerte, que ocupaba la posición estructural de Dios16 . Como tal, era sagrada, y su remplazo se consideraba “sacrílego”17. El Bundesbank custodiaba al marco alemán, y sus banqueros habían “consagrado sus vidas para fortalecer, proteger y adorar al Dios-marco” 18. La religión de la moneda y de los bancos centrales comprende un catequismo que distingue entre el bien monetario y el mal monetario. En particular, diferencia entre la buena moneda y la mala moneda19, y advierte contra la inflación como sendero seguro hacia la mala moneda. Según dicho catequismo la inflación es engaño. Es “como un país en el cual nadie dice la verdad”20 . La inflación es mal. Amenaza la existencia de todos los que golpea. La inflación condena, desmotiva y vuelve dependiente. La inflación es un problema moral, y la política monetaria es un método institucional para tratarlo. Una política orientada a la estabilidad es síntoma de una moral laxa 21. La inflación es tentación. Pero, si los políticos débiles caen frente las sirenas de la inflación, los banqueros centrales

15 Véase Edward Luttwak, “The Real Masters of the universe”. The Washington Post, February 2, 1997, p. C1. 16

Winfried Münster, “Die allmachtige Mark”. Süddeutsche Zeitung, 7 de marzo de 1995.

17

“La Bundesbank veille sur le dieu Mark”. L’ Evenement du Jeudi, 14 au 20 January, 1993, p. 27.

18

“La Bundesbank veille sur le dieu Mark”. L’ Evenement du Jeudi, 14 au 20 January 1993, pp. 24-25. 19

“Gutes Geld und Schlechtes Geld”. Zeitschrift für das gesamte Kreditwesen, No. 11, 1991.

20

Hans Tietmeyer, “The value of monetary stability in the world today”. Palabras del presidente del Deutsche Bundesbank en el Von Hügl Institute de St. Edmund’s College, Cambridge, noviembre 26 de 1992. 21

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Hans K. Herdt, “Laxe Moral”. Mannheimer Morgen, septiembre 22 de 1966.

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no cederán 22 . La inflación es una serpiente23. Se puede representar como la serpiente bíblica del Génesis o alternativamente como la serpiente de la mitología arcádica. La inflación es un “fantasma” que toca cazar24 . Un periodista sugiere que “hay una palabra fantasmagórica en el idioma alemán, que se pronuncia... con un susurro. ... Dicha palabra es inflación. Una reacción al fantasma de la inflación requiere una ‘disposición del alma’ por parte del pueblo”25. La inflación es enfermedad. La difusión de choques de olas a través del mercado internacional de las divisas es como la propagación de infecciones26 . La buena moneda, por el contrario, está fundamentada en un comportamiento moral. La escogencia de la poetisa alemana del siglo XIX, Annette von Dröste-Hülhoff, para representar el billete de 20 marcos –dice Hans Tietmeyer– no es casual. Hay una afinidad entre esa poetisa y el Bundesbank. Dröste-Hülhoff encarna la manera en la que el Bundesbank se comprende a sí mismo. Era independiente y determinada a seguir su propio camino. Era parsimoniosa con el dinero y, como el Bundesbank, su horizonte temporal de referencia era largo. De hecho, consideraba que solamente las generaciones futuras serían sus jueces27. La religión de la moneda y de los bancos centrales marca un sendero afuera del pecado hacia la salvación. No es un sendero fácil. No hay atajos posibles. No hay milagros. Sin sacrificios no es posible llegar a una

22

Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, No. 5, enero 24 de 1997; “Die Bundesbank: Vorbild und schlechtes Beispiel”, traducción de Eric le Boucher, abril 20 de 1993, p. 1.

23

“Preis-Stabilisierung im Sommer”. Hamburger Abendblatt, No. 82, abril 6 de 1992, p. 20; “Das fast vergessene Inflationsgespenst regt sich erneut”. VDI Nachrichten, No. 9, marzo 3 de 1989; Franz Thoma, “Die Hüter des Geldwertes haben sich verdient gemacht”. Süddeutsche Zeitung, agosto 27 de 1991. 24

“Der Magier des Geldes”. Focus, No. 50, diciembre 13 de 1993, p. 166; “Das fast vergessene Inflationsgespenst regt sich erneut”. VDI Nachrichten, No. 9, marzo 3 de 1989; “Gespenst Inflation”. Focus, No. 38, septiembre 20 de 1993; “Nach Schweden zieht auch Finnland die Geldpolitik an. Gegen das Gespenst der Inflation”. Handelsblatt, febrero 13 de 1995, p. 21; “Gespensterjagd”. Frankfurter Rundschau, julio 29 de 1988. 25

“Das Gespenst”. Ost-West-Kurier, No. 5, enero 5 de 1960.

26

Véase por ejemplo Karl Blessing, “Eine ‘Dritte Inflation’ ist nicht zu befürchten”. Frankfurter Allgemeine Zeitung, abril 7 de 1965, p. 13. 27

Hans Tietmeyer, “Bemerkungen zur Einführung der neuen 20-DM-Banknote”. Palabras del vicepresidente del Deutsche Bundesbank, Alcaldía de Münster, marzo 30 de 1992.

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moneda saludable28 . No hay “armas milagrosas” que se puedan utilizar en la lucha contra la inflación 29. El sendero hacia la salvación es un “valle de lágrimas”30 . Es una larga marcha a través del desierto; es un “sendero de sed”31. A cada pecado-deuda le corresponde una expiación-solución. “La política monetaria tiene que doler”32, porque una economía virtuosa necesita purificación 33. Edward Luttwak destaca que el compromiso hacia una inflación baja por parte de los bancos centrales está fundamentado en una “fe absoluta”. De verdad, la ortodoxia define el credo del Bundesbank 34, es decir, “más de 2 % de inflación es diabólico”35. El Bundesbank es una autoridad absoluta en el tema de la fe. Puede dispensar el imprimatur sobre las políticas conducidas adentro y afuera de Alemania 36 . Y en nombre de la ortodoxia puede expedir bulas de excomunión37. Los bancos centrales son el santuario de la moneda-dios. Edward Luttwak observa que, como gran parte de las religiones, el banco-centralismo tiene sus santuarios que inspiran tanto temor reverencial como cualquier grande catedral: “Desde el majestuoso Banco de Inglaterra en Londres, el templo griego de la Reserva Federal norteamericana en Wall Street, a la masiva modernidad del Bundesbank”38. Otro observador incluso asocia el 28

“Ohne Opfer gibt es keine gesunde Währung”. Frankfurter Allgemeine Zeitung, marzo 13 de 1970. 29 Karl Otto Pöhl, “Es gibt keine heimliche Wunderwaffe”. Frankfurter Allgemeine Zeitung, enero 23 de 1981. 30 Horst Knapp, “Im Tal der Tränen”. Finanznachrichten-Wochenschrift für Wirtschaftspolitik, No. 26/27, junio 26 de 1991. 31 “Italien vor dem Ende einer langen Durststrecke”. Neue Zürcher Zeitung, agosto 5 de 1997. 32 Winfried Reimann, “Geldpolitik muss weh tun”. Börsen-Zeitung, abril 22 de 1989. 33 Hans Tietmeyer, “Europe in the World Economy”. Palabras del vicepresidente del Deutsche Bundesbank en la Universidad de Toronto, abril 28 de 1992, p. 21. 34 Hans Hutter, “Issings Credo trotz Fragezeichen”. VWD- Finanz- und Wirtschafts-Spiegel, junio 22 de 1998. 35 Peter Glotz, “John Wayne der D-Mark”. Die Woche, septiembre 1 de 1995. 36 Sin embargo, es necesario discutir hasta qué punto la metáfora del imprimatur se haya vuelto metáfora muerta que simplemente ha sido incorporada en el lenguaje cotidiano. Véase C. Gordon Thether, “Victims of the ‘irresistible’”. Financial Times, mayo 12 de 1976. 37 “E Hans lanciò la scomunica in nome dell’ Euro”. Corriere della Sera, mayo 30 de 1997. 38

Véase Edward Luttwak, “The Real Masters of the universe”. The Washington Post, February 2, 1997, p. C1.

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banco central con el Vaticano: “La reverencia que los italianos tienen para el Vaticano es igualada solamente por la reverencia que tienen hacia el Banco de Italia. Y el nombramiento de un nuevo gobernador del banco central tiene que ser proclamado con una nube de humo blanco y los ecos de habemus gubernatorum, para testimoniar la importancia de la sucesión”39. Alemania no es excepción en este respecto. El Deutsche Bundesbank es Iglesia del marco alemán en varias maneras. Es un lugar físico, es decir, es un “templo monetario”40. Es una institución, es decir un “Vaticano monetario”41. Es una entidad espiritual, es decir, la sede de los “Apóstolos de la estabilidad”42 . Es administrada por los grandes sacerdotes del marco alemán y de la doctrina de la moneda fuerte43. El presidente del Bundesbank es frecuentemente comparado con el Papa y la Junta Monetaria con un cónclave45. Hans Tietmeyer, en particular, ha sido representado como cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir, como el equivalente monetario del cardenal Ratzinger, “todo pura creencia y santa rigidez”46 . O como cardenal secretario de Estado, dogmático en sus creencias pero educado en las aguas de la práctica política47. En otras ocasiones Tietmeyer ha sido representado como arzobispo de Frankfurt48. 44

39

“The new generation of European central bankers”. Euromoney, June, 1993.

40

Fritz Kral, “Die Bundesbank setzt sich ein Denkmal”. Handelsblatt, noviembre 13 de 1997, p. 48. 41

Michael Balk, “Euro beendet Bundesbank Ära”. Wiesbadener Kurier, julio 29 de 1997.

42

“Die Wacht am Main”. Capital, October, 1972, p. 153.

43

David Marsh, Peter Norman, Quentin Peel and Chris Parkes, “Tietmeyer: high-priest of hard money doctrine”. Financial Times, octubre 1 de 1993; Matthias Lambrecht, “Hohepriester der Mark”. Die Woche, diciembre 12 de 1996; Lucas Delattre, “Hans Tietmeyer, le grand prêtre du deutschemark”. Le Monde, marzo 21 de 1995. Sin embargo, la transformación del presidente del Bundesbank en un gran sacerdote es vieja. Véase James Poole and Anthony Terry, “The Banker’s Banker Heads for the Top”. The Sunday Times, marzo 13 de 1977. 44

Por ejemplo, mientras se refiere a Schlesinger como sucesor de Pöhl, utilicé la expresión de ‘Zwischenpapst’ (Papa intermedio) entre Pohl y Tietmeyer (p. 2). Véase en Gerbert van Lönen und Kees de Vré. “Helmut Schlesinger hat nur drei Feinde: Inflation, Inflation und noch mal Inflation”, Trouw, noviembre 5 de 1992, traducción del alemán.

45

“Tatort Diebesgrund”. Forbes, enero de 1993, p. 73.

46

Peter Glotz, “Der Kardinal des Geldes”. Die Woche, abril 3 de 1998.

47

Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, enero 24 de 1997.

48

Jan Fleischhauer, “Der Erzbischof aus Frankfurt”. Der Spiegel, No. 23, 1997.

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Entre sus rangos, el Bundesbank incluye tanto a ascetas como Helmut Schlesinger49, como a predicadores50 como Hans Tietmeyer. Tietmeyer es frecuentemente representado mientras apunta con su dedo hacia la audiencia desde un púlpito. “Sus homilías tienen la estructura narrativa de la dramaturgia trágica. El diablo aparece bajo la forma de la inflación, y solamente un banco central independiente podrá liberarnos de las cadenas del gran aniquilador de la moneda”. Frecuentemente, sus homilías incluyen una breve excursión al infierno, es decir, la hiperinflación de 1923 o del periodo inmediatamente siguiente a la Segunda Guerra Mundial51. A menudo, buscan plantear la semilla de la virtud monetaria en los corazones de la audiencia, y anclar la conciencia de la estabilidad monetaria directamente en la conciencia humana52 . Bajo la presidencia de Tietmeyer, la representación del Bundesbank como iglesia del marco alemán ha sido más evidente en el discurso público, también en consideración de la profunda fe católica de Hans Tietmeyer y de su entrenamiento en teología. Después de tres semestres de Teología en la Universidad de Münster, Hans Tietmeyer pasó a la Universidad de Colonia para estudiar economía. Así, se volvió pastor del marco alemán en lugar de pastor de almas53. “El señor Tietmeyer cree que la autoridad del Bundesbank es tanto espiritual como temporal. Origina tanto en el compromiso moral como en el músculo económico.” Entre sus calidades se distinguen su intelecto incansable y su espíritu misionero54 . Su misión exclusivamente mundana y su sacerdocio exclusivo son la lucha contra la inflación55. Para ejercer su deber, el banquero central necesita una sabiduría especial y reza para conseguirla. “Dóname no lo que deseo sino lo que ne49

Craig R. Whitney, “Blaming the Bundesbank”. New York Times, octubre 17de 1993.

50

Véase por ejemplo Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, No. 5, enero 24 de 1997; Klaus Dieter Öhler, “Der Prediger der Stabilität”. Die Rheinfalz, agosto 17 de 1996; Hans Dieter Schön, “Inflation wird wieder Trumpf ”. Bayernkurier, enero 22 de 1977. 51

Jan Fleischhauer, “Der Erzbischof aus Frankfurt”. Der Spiegel, No. 23, 1997.

52

Jürgen Stark, “Die Auswirkungen des Euro auf die wirtschaftliche Entwicklung in Europa und in der Welt”. Palabras del vicepresidente del Deutsche Bundesbank, Fachkongress der Steuerberaterkammer, Stuttgart, octubre 9 de 1999. 53

Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, No. 5, enero 24 de 1997.

54

David Marsh, Peter Norman, Quentin Peel and Chris Parkes. “Tietmeyer: high-priest of hard money doctrine”. Financial Times, octubre 1 de 1993.

55

310

Jan Fleischhauer, “Der Erzbischof aus Frankfurt”. Der Spiegel, No. 23, 1997.

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cesito”56 . Alternativamente, reza para sus sucesores, como en el caso de la invocación por parte de Hans Tietmeyer de la oración de Sarastos para los nuevos miembros de la Junta Monetaria del Banco Central Europeo: Oh, Isis y Osiris, dona el espíritu de sabiduría a la nueva pareja. Guía los pasos del viandante Dona fuerza a ellos y paciencia en el peligro57.

Para ser un buen banco central, sin embargo, se necesita poderse destacar de la materialidad. Algunos, por ejemplo, destacan la “no mundanidad aparentemente cultivada del ‘hombre-Bundesbank’”58 . Además, ser banquero central requiere aceptar incondicionalmente su misma misión. Los obituarios escritos para los presidentes del Bundesbank son muy sugerentes en este respecto: “Su vida fue consegrada al marco alemán”59. O, “la política monetaria era su vida”60 . O “murió como vivió –en la política monetaria”61. El espíritu misionero y la creencia sincera son otros dos atributos. Hans Tietmeyer es generalmente representado como un “duro misionero”62 . Según un funcionario de Bonn, Tietmeyer se relaja “¡explicando a cualquiera la verdad así como la ve!”63. Según otro funcionario del OECD, “hay un cierto fervor religioso en lo que dice” 64 . Karl Otto Pöhl

56

Este dicho es puesto en el artículo por Peter Gilles, “Kommt Zeit, kommt Mark”. Forum, No. 3, marzo 9 de 1990. 57

Tietmeyer bromea: “Si el Banco Central europeo reside en tales espacios sagrados, lo dejo a la imaginación de ustedes”. Véase Hans Tietmeyer, “Der Euro: ein entnationalisiertes Geld”. Palabras del presidente del Deutsche Bundesbank, Österreichisch-Deutschen Kulturgesellschaft, Wien, noviembre 27 de 1997, p. 11. 58

John Eisenhammer, “The mark’s new minder”. The Independent, octubre 3 de 1993.

59

Rudolf Herlt, agosto 8 de 1986.

60

Wilhelm Seuss. “Ein Streiter für die Stabilität”. Frankfurter Allgemeine Zeitung, agosto 5 de 1986.

61

“In memoriam Otmar Emminger”. Börsen-Zeitung, agosto 5 de 1986.

62

David Marsh, “Two true believers with tight money as their goal”. Financial Times, mayo 19 de 1991. 63

Kevin Mühring, “Tietmeyer makes his point”. Institutional Investor, October, 1993, p. 44. 64 David Marsh, “Two true believers with tight money as their goal”. Financial Times, mayo 19 de 1991.

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admite: “Es un creyente. Le tengo un poco de miedo. Se necesita un poco de agnosticismo”65. La representación del banquero central alemán como misionero es frecuentemente acoplada con la representación como profeta de la estabilidad monetaria, a veces como un Moisés que advierte en el desierto66, solitario defensor de la moneda 67. Como profeta, el banquero central alemán puede ser llamado a una tarea providencial: “Siempre después de grandes catástrofes, hombres fuertes y con carácter llegan a la cumbre de instituciones estabilizadoras donde ejercen plenamente su autoridad y los beneficios asociados. En sus manos está el poder de toma de medidas absolutas, y por eso se volverán ellos mismos absolutos”68. Para ser banquero central se necesita someterse a un proceso de transformación personal, casi una conversión. Un periodista observa que “los banqueros de Frankfurt bromean que el nombramiento a la Junta Monetaria genera una conversión similar a la del clero cuando viste el hábito69. Otmar Issing, por su lado, ofrece una interesante perspectiva desde adentro de dicho proceso de transformación: aun si no se quiere creer en una especie de milagro de Pentecostés que continuamente se repite y que provee competencias anteriormente ausentes, la influencia del nuevo medio, el prestigio y la tarea del manejo de la banca central pueden producir sobre el novicio una transformación de su percepción. Eso puede generar sorpresa y desilusión, hasta indignación, por parte de su “padrino político”. Llamaría este fenómeno “efecto Beckett”, así como ocurrió cuando Enrique II de Inglaterra nombró a su confiado canciller como arzobispo de Canterbury, y vio cómo el supuesto representante de los intereses del Rey se transformó en un genuino defensor de los intereses de la Iglesia. De todas maneras, no me pronuncio con respecto a la necesidad de incluir en dicha conversión la disponibilidad al martirio70. 65

David Marsh, op. cit.

66

“Mahner in der Wüste”. Handelsblatt, abril 22 de 1974.

67

Burkhart Salchow, “Klasen – ein einsamer Hüter der Währung”. Nürnberger Zeitung – Frankischer Kurier, abril 20 de 1974. 68

La idea de un profeta providencial cruza el siguiente artículo que ofrece un perfil de Wilhelm Vocke, primer presidente del Bank Deutscher Länder, precursor del Bundesbank. Véase Bernd Bähring, “Das Panorama deutscher Währungspolitik”. Börsen-Zeitung, junio 10 de 1988. 69

Allan Samuelson, “The hawks come home to roost”. The Banker, October, 1992, p. 14.

70

Otmar Issing, “Geldpolitik im Spannungsfeld von Politik und Wissenschaft”. Palabras del miembro de la Junta Monetaria del Deutsche Bundesbank en el Conversatorio Cientí-

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Es interesante observar cómo este punto es indirectamente retomado en un discurso para el centenario del Banco de Italia, en el cual Paul Volcker resaltó la necesidad de que los bancos centrales sepan decir que “no”, aun si eso puede ser particularmente costoso en términos personales: “No es difícil comprender por qué Guido Carli, ex jefe del Banco de Italia, escogió colgar tras de su mesa un gran pintura de San Sebastián golpeado por todas esas flechas”71. En una ocasión diferente, los banqueros centrales alemanes han sido representados como Templarios, defensores del Sagrado Grial. La representación del Bundesbank, y en particular de sus presidentes en dichos términos, es una constante a través de la historia del Banco, y es común a las representaciones del banco central alemán producidas dentro y fuera de Alemania72 . Los banqueros centrales alemanes son Templarios que dan una batalla desesperada contra los Señores de Bonn73. Son los Caballeros del Sagrado Grial que nadie ha sido capaz de encontrar, es decir, la estabilidad del marco alemán74 . En otros casos, el Bundesbank mismo ha sido representado como el Sagrado Grial75. Las sesiones de la Junta Monetaria han sido representadas como las reuniones secretas de la fraternidad del Grial76 .

fico en ocasión del cumpleaños 65 del profesor Dr. Dr. h.c. Norbert Kloten, Stuttgart, marzo 15 de 1991, pp. 7-8. 71

Paul A. Volcker, “Central Banks: Independent, Accountable, Linked”. International Herald Tribune, enero 4 de 1994.

72

Véase Ernst Willenbrock, “Ein Gralshüter zeigt Schwächen”. Deutsches Allgemeines Sonntags Blatt, agosto 27 de 1972; Burkhart Salchow, “Bewunderter Gralshüter der Deutschen Mark”. Frankfurter Neue Presse, mayo 17 de 1991; Craig R. Whitney, “Bundesbank Guards Ist Holy Grail”. International Herald Tribune, octubre 9 de 1992. 73

Andrea Tarquini, “Tutto chiesa e marco”. La Repubblica, julio 2 de 1993.

74

“Sua maestà Bundesbank non molla la presa”. Corriere della Sera, septiembre 18 de 1992; Georges Valence, “Le Kaiser Karl Otto”. L’ Express, diciembre 28 de 1990. 75

Peter Glotz, “John Wayne der D-Mark”. Die Woche, septiembre 1 de 1995. Se tendría que ser sorprendidos por un tal título secular y por las referencias en el contenido del artículo al Sagrado Grial. La imagen de John Wayne se utiliza para capturar el coraje de Hans Tietmeyer frente el ataque terrorista por parte de la RAF que no logró matarlo en 1988, y por definición de Claus Noé of Tietmeyer como “luchador de Guerra Fría para la economía neoclasica”. Véase también Nina Grunenberg, “Prediger der harten Mark”. Die Zeit, enero 24 de 1997. 76

Thomas Hanke and Udo Perina, “Krach auf dem Olymp”. Die Zeit, febrero 7 de 1992.

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Conclusión En este artículo no he buscado contribuir a desmontar los bancos centrales o a minar sus credenciales científicas. Para los economistas sería demasiado fácil minimizar este fenómeno empírico como irrelevante o irracional. Y para sus críticos sería demasiado auto-complaciente utilizarlo como pretexto para denunciar la economía como una charlatanería. En otra ocasión he sugerido que la utilización del discurso religioso en los bancos centrales contribuye a catapultar los asuntos monetarios hacia el centro simbólico de la sociedad. Eso transforma el juego monetario en un drama de la moralidad, y así ayuda a establecer la cultura de la estabilidad sobre la cual un banco central independiente puede contar para su regular operación. La razón para documentar la transformación en la esfera pública del manejo del banco central en una religión secular basada sobre la tradición judeo-cristiana que tiene que ver con los actuales debates sobre globalización económica y choque entre civilizaciones. En particular, el ensayo se basa en el convencimiento de que dar cuenta de la forma religiosa de ser de muchas instituciones de mercado, finalmente trabaja como mecanismo preventivo con respecto a una fuente latente de conflicto inherente en la globalización económica. Si el imaginario económico occidental es tan fuertemente y tan profundamente permeado por el imaginario religioso occidental, el potencial para un choque entre civilizaciones es inherente en la globalización económica a través de contextos civilizacionales diferentes, a menos que el imaginario económico reciba y metabolice formas no occidentales de imaginario religioso. El primer paso en esta dirección consiste en sistemáticamente documentar la transfiguración del imaginario económico occidental en imaginario religioso occidental. Este ensayo constituye un primer paso en dicha dirección. Bibliografía Alexander, Jeffrey C. 1993. “The Promise of a Cultural Sociology: Technological Discourse and the Sacred and Profane Information Machine”. En: N. Smelser and R. Munch. (Ed.). Theory and Culture, University of California Press. Aron, Raymond. 1946. L’Age des Empire et l’ Avenir de la France, Paris: Ed. Défense de la France.

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