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El sentido de la libertad

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Leslie Honour Ch.; Andrés Mardones M. Diseñadora PUC, magíster en Historia Crítica del Arte y la Arquitectura; Periodista, licenciado en Historia

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l 2009 será un año que recordaremos… ¿por qué? ¿Por la elección de un nuevo Presidente de la República? ¿Por la misteriosa muerte de Michael Jackson? ¿Por la clasificación de la selección chilena de fútbol al Mundial de Sudáfrica 2010? De seguro, hitos como esos serán lo primero que se nos vendrá a la mente. Pero hay cosas que olvidamos o que, simplemente, desconocemos. En este devenir de días, semanas y meses, una importante celebración en el ámbito artístico pasó casi desapercibida para nosotros: los cien años del futurismo.

SIGLO DE LA GLOBALIZACIÓN Algo similar ocurriría si nos preguntaran con qué hecho relacionamos al siglo XX. ¿La carrera espacial? ¿Dos cruentas guerras mundiales? ¿Atroces genocidios? ¿La liberación femenina? ¿La Guerra Fría? Innumerables sucesos hacen —y harán— de esa centuria una de las más rememoradas de la historia. No obstante su proximidad, fueron los avances tecnológicos los que la hicieron más fácil de documentar y, por ende, de recordar. El mundo se acercó; el siglo en que comenzó la globalización transformó las relaciones entre naciones, unificando mercados, sociedades y culturas. Y en ese lapso se insertan las vanguardias (expresión tomada del francés avant-garde, término militar que designa la parte más adelantada de un ejército). Estas, también denominadas ismos, surgieron en las primeras décadas del 1900. Fueron una reacción contra el clasicismo academicista decimonónico, siguiendo —en el ámbito del arte— el camino iniciado años antes por el impresionismo y otros acontecimientos que revolucionaron la vida cotidiana, como la nueva percepción de velocidad generada por la aparición del automóvil o la invención de la fotografía: ¡para qué seguir pintando algo que una máquina podía hacer a la perfección! Las vanguardias comenzaron a desarrollarse en

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A cien años del futurismo, queremos recordar una transgresora vanguardia que proclamó que “un automóvil rugiente, que parece que corre sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia”. Entrevistamos a uno de los mayores conocedores del tema: Pablo Echaurren, quien inspira gran parte de su vida y su quehacer en este ir más allá de lo establecido. un lugar específico del mundo: Europa. Esto, unido a la mayor rapidez en las comunicaciones, hizo que el intercambio de ideas fuera un punto distintivo de estas; un “alimentarse” entre manifestaciones estéticas. Por lo tanto, podemos encontrar paralelos, reciprocidades y herencias entre ellas. Fauvismo y expresionismo, dadaísmo y surrealismo, futurismo y constructivismo ruso, etc. A diferencia de otros estilos artísticos de la historia, los ismos tienen fecha precisa de inicio. Un comienzo que está dado por un manifiesto que declara pautas y bases para un nuevo quehacer literario, artístico, musical, teatral, cultural.

EL MANIFIESTO Italia, nación de cultura clásica, cuna de grandes artistas, músicos y literatos, hacia comienzos del 1900 parecía estar sumida en un letargo creativo. En el primer decenio del siglo XX, mientras en Francia nacía el cubismo, en la península se “lanzaba” el futurismo. Se trataba de una nueva vanguardia que rechazaba la estética tradicional y ensalzaba formas de vida contemporánea, principalmente de la ciencia y las máquinas. Fue Filippo Marinetti —poeta italiano nacido en Egipto y empapado de la cultura francesa— quien marcó su inicio el 20 de febrero de 1909 en París, con la publicación del primer Manifiesto futurista en el periódico Le Figaro (ver recuadro). El escrito llamaba a la destrucción total de la estética pasada, menospreciaba la tradición y alababa la fe en el mañana, en la ciencia y en la tecnología; invitaba a la estética del movimiento, la dinámica y la agresión. Su idea central era dar a cualquier medio expresivo la posibilidad de crear y DICIEMBRE 2009

la capacidad de rejuvenecer el mundo. En el área dramática, por ejemplo, el teatro de variedades y el teatro sintético (pocos minutos, pocas palabras, pocos gestos). En la poesía, el verso libre. En la música, el arte de los ruidos. Y en el ámbito artístico, un verdadero arte de acción. Los mismos pintores se convirtieron en intérpretes y, con la idea de alborotar al público, comenzaron a trabajar la performance: venta doble de localidades, asientos con pegamento y obras que empezaban antes de lo establecido… papas, naranjas y tomates fue lo que recibieron de vuelta. ¿Y ellos? ¡Felices!, pues el aplauso no significaba otra cosa que la mediocridad de lo bien digerido.

PINTURA FUTURISTA Las raíces del futurismo se suelen relacionar con el cubismo, debido a que ambos usan la abstracción como recurso. Y es cierto que se apropió de algunos aspectos formales del cubismo, no obstante, sus propósitos eran muy distintos. Umberto Boccioni, Carlo Carrà, Luigi Russolo, Gino Severini y Giacomo Balla discutieron las implicancias que el Manifiesto futurista tenía en las artes visuales junto a Marinetti. Así, publicaron el 8 de marzo de 1910 el Manifiesto técnico de la pintura futurista (ver recuadro), documento que invitaba a enaltecer la vida moderna, la ciencia y la tecnología; y, además, a un nacionalismo acérrimo que luego se relacionó con el fascismo. El concepto original que buscaba representar cualquier obra futurista era el tiempo: la acción o acciones dentro de un período de tiempo; procuraba retener en un preciso instante el movimiento de algo o la simultaneidad de hechos.

Específicamente en la pintura, diversas técnicas fueron dando nuevas representaciones a los conceptos de dinámica y velocidad: vibración de los colores, repetición de los trazos —o rayonismo— y puntillismo.

SUS EXPONENTES Los mismos que suscribieron el Manifiesto técnico… fueron sus principales exponentes. Umberto Boccioni (1882-1916), pintor y escultor, cultivó el puntillismo, la vibración a través de colores complementarios y el uso de la línea curva como recursos para lograr sus objetivos. “La ciudad se levanta”, de 1910, y “Dinamismo de un ciclista”, de 1913, son algunas de sus grandes obras. Pero, sin duda, su escultura “Formas únicas en la continuidad del espacio”, de 1911, es lo más reconocido de su trabajo. Giacomo Balla (1871-1958) se inició en el impresionismo. Su principal interés al acercarse al discurso futurista fue la representación de líneas de velocidad y aspectos ópticos, como en “Dinamismo de un perro con correa”, de 1912. Gino Severino (1883-1966) tenía una visión caleidoscópica y vertiginosa del mundo; en su pintura se reconoce una vinculación estrecha con el cubismo. Contribuyó a la difusión del futurismo por Europa. Carlo Carrà (1881-1966), reconocido artista del movimiento llamado Pintura Metafísica, inició su búsqueda participando activamente en el futurismo. Por último, Antonio Sant’Elia (1888-1916) publicó el Manifiesto de arquitectura futurista y diseñó “Ciudad Nueva”, bocetos de una urbe pensada para grandes masas de gente, en los que el dinamismo radicaba en la arquitectura de imponentes edificios parecidos a máquinas y en el movimiento generado por las vías de circulación. La primera exhibición de pintura futurista se llevó a cabo en Milán, en abril de 1911. Y en 1912 ya exponían en París, causando gran conmoción. Se realizaron también muestras en Inglaterra, Alemania y Holanda. El fin del futurismo italiano llegaría hacia 1914. En 1915, en tanto, con la entrada de Italia a la guerra, algunos de 625 49

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Manifiesto futurista (FILIPPO TOMMASO MARINETTI, 1909) “Queremos cantar el amor al peligro, el hábito de la energía y de la temeridad. El coraje, la audacia y la rebeldía serán elementos esenciales de nuestra poesía. La literatura ha magnificado hasta hoy la inmovilidad del pensamiento, el éxtasis y el sueño; nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo. Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente, que parece que corre sobre la metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia. Queremos alabar al hombre que tiene el volante, cuya lanza ideal atraviesa la Tierra, lanzada ella misma por el circuito de su órbita. Hace falta que el poeta se prodigue con ardor, fausto y esplendor para aumentar el entusiástico fervor de los elementos primordiales. No hay belleza sino en la lucha. Ninguna obra de arte sin carácter agresivo puede ser

considerada una obra maestra. La poesía ha de ser concebida como un asalto violento contra las fuerzas desconocidas, para reducirlas a postrarse delante del hombre. ¡Estamos sobre el promontorio más elevado de los siglos! ¿Por qué deberíamos protegernos si pretendemos derribar las misteriosas puertas del imposible? El tiempo y el espacio morirán mañana. Vivimos ya en lo absoluto porque ya hemos creado la eterna velocidad omnipresente. Queremos glorificar la guerra —única higiene del mundo—, el militarismo, el patriotismo, el gesto destructor de los anarquistas, las bellas ideas por las cuales se muere y el desprecio de la mujer. Queremos destruir los museos, las bibliotecas, las academias variadas y combatir el moralismo, el feminismo y todas las demás cobardías oportunistas y utilitarias. Cantaremos a las grandes multitudes que el trabajo agita, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; cantaremos al febril fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas

lunas eléctricas; a las estaciones ávidas devoradoras de serpientes que humean, en las fábricas colgadas en las nubes por los hilos de sus humaredas; en los puentes parecidos a gimnastas gigantes que salvan los ríos brillando al sol como cuchillos centelleantes; en los barcos de vapor aventureros que huelen el horizonte; en las locomotoras de pecho ancho que pisan los rieles como enormes caballos de acero embridados de tubos, y en el vuelo resbaladizo de los aviones cuya hélice cruje al viento como una bandera y parece que aplaude como una loca demasiado entusiasta. Es desde Italia de donde lanzaremos al mundo este manifiesto nuestro de violencia atropelladora e incendiaria, con el cual fundamos hoy el ‘futurismo’, porque queremos liberar este país de su fétida gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios. Ya durante demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de antiguallas. Nosotros queremos liberarla de los innumerables museos que la cubren toda de cementerios”.

sus exponentes se alistaron como voluntarios, de acuerdo con el punto nueve de su propio manifiesto. Sant’Elia murió en el campo de batalla y otros, como Marinetti, radicalizaron sus posturas, convirtiéndose al fascismo en 1919.

por estética, como en ciertos artefactos domésticos.

—Nuestra pasión nació en 1977. Eran tiempos de contestación; dentro del movimiento estudiantil representé el ala creativa, que en Italia tenía una connotación de “indios de la metrópolis”, una especie de hippies post comunistas. Me acusaron de pertenecer a una facción particularmente retrógrada (estalinista, habríamos dicho entonces) y hostil a la vanguardia futurista. Fue un golpe. Pero después decidimos aceptarlo, no como un insulto sino como un cumplido. Me puse en busca de textos futuristas: libros, periódicos, revistas, volantes, catálogos. De inmediato nos enamoramos del futurismo con Claudia y comenzamos una caza despiadada de treinta años que todavía no termina. En la época de nuestro inicio como coleccionistas, los libros futuristas eran generalmente considerados subproductos carentes de interés, ajenos al mundo refinado. Es decir, artículos para puestos y tiendas de cosas usadas. Pocos intuían su importancia. Hoy, en cambio, hay libreros especializados en este campo. —¿Por qué cree Ud. que el futurismo nació en Italia? ¿Qué tiene particularmente

EN AMÉRICA… En nuestro Continente, el futurismo no tuvo la misma trascendencia que en Europa. Sus planteamientos causaron incluso rechazo en determinados círculos. Pero también en lugares como Brasil —con su modernismo— y Puerto Rico se destacaron sus aspectos positivos. Viajes de Marinetti a Brasil y Argentina, y algunas exposiciones esporádicas, fueron hechos que lo relacionaron directamente con este lado del mundo. Una de las herencias del futurismo la encontramos en códigos utilizados en los comics o historietas. También, en recursos usados posteriormente en el streamline, o diseño aerodinámico, que intentaba glorificar y representar la velocidad en objetos que lo requerían, como automóviles y trenes, o bien se realizaba simplemente 50 626

PABLO ECHAURREN, UN ENAMORADO DEL FUTURISMO Para los chilenos, la trascendencia de esta vanguardia es algo desconocida. Sin bien algo nos dice el nombre futurismo, a la mayoría se le haría difícil reconocerlo. Sin embargo, hay alguien muy ligado a nuestro país que sí se define como un “enamorado” del futurismo: Pablo Echaurren. Hijo de Roberto Matta (que por un error de registro lleva otro apellido), Echaurren vive desde los tres años fuera de Chile y actualmente en Italia. Su pintura dejar ver ciertos recursos futuristas y, además, ha escrito sobre esta pasión de su vida. Claudia Salaris, su esposa, también es amante de dicha vanguardia y autora de varios libros acerca del tema. Juntos son poseedores de una de las más vastas colecciones de textos dedicados al futurismo. —¿De dónde viene su interés por el futurismo?

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de italiano? ¿No podría haber surgido en otro país de Europa? —Italia, después de haber dado al mundo lo mejor de lo mejor —basta pensar en el Renacimiento y el Barroco—, atravesó largos períodos de estancamiento creativo, siendo presa de profesores aburridos, de academias somnolientas, de estudiosos aficionados al culto del pasado. En resumen, las ruinas eran el escenario preferido de los artistas. Filippo Tommaso Marinetti fue el hombre perfecto para cambiar el aire y renovar el clima. Es un dato indiscutible que el futurismo nació en Italia, en Milán, en una ciudad que estaba descubriendo tarde la industrialización y, por lo tanto, se encontraba en un estado de fermento. Un poco como la vida biológica que se desarrolla en pozas de agua templada… —De lo que se aprecia en el arte de hoy, ¿qué proviene del futurismo? ¿Y qué tiene de futurismo el arte que Ud. realiza? —Creo haber heredado del futurismo la voluntad de ir más allá de los preconceptos sobre qué es arte y qué no lo es. La voluntad de no dejarme condicionar por aquellos que intentan separar el arte mayor del arte aplicado, el arte noble del arte vil. Estoy convencido de la necesidad de practicar todos los géneros, desde los comics a la pintura, desde la ilustración a la cerámica, de la escritura al cine. He hecho un poco de todo eso. El futurismo me ha enseñado que el arte es algo demasiado importante como para ser dejado a merced de los críticos. El futurismo es incitación a ir a contracorriente y superar las distancias entre arte y vida. Y la esperanza de que la existencia diaria pueda transformarse por la creatividad. Que el gris pueda agitarse con los colores del arco iris. Que el agua sucia de la trivialidad se transforme en vino para todos.

“El futurismo es incitación a ir contracorriente y superar las distancias entre arte y vida. Y la esperanza de que la existencia diaria pueda transformarse por la creatividad” (Pablo Echaurren).

Pablo Echaurren

ESPERANZA DE CAMBIO —Se trata de un movimiento nacido dentro de una cultura absolutamente clásica, que continúa siendo clásica a los ojos del mundo de hoy. ¿Qué ha logrado cambiar el futurismo en esa cultura? ¿Cuál es su mayor contribución? ¿Cómo es ahora reconocido? —Si buscamos un CD de música en Amazon, digitando futurism o futurist, DICIEMBRE 2009

Pablo Echaurren, White Noise, 2008

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Giacomo Balla, Dinamismo de una bicicleta

comprobaremos cómo hoy mucha gente joven  se inspira en el futurismo, tanto en el rock, en el hip hop o en el pop. La palabra futurismo continúa ejerciendo una inmensa fascinación, también en mundos muy lejanos e inesperados. Ha cambiado la manera de acercarse al arte. No es más una profesión o especialidad. El futurismo practica la espontaneidad, permite a cualquier persona que lo desee considerarse artista y pone la vanguardia al alcance de todos. —¿Qué es lo más importante a destacar en el futurismo? ¿Y cuáles han sido sus repercusiones? —El sentido de la libertad. Cualquier persona que se declaraba futurista era recibida en el grupo y ayudada en el difícil camino del artista en una Italia tremendamente avara. Pero la tendencia se difundió rápidamente en cada rincón del mundo, de Rusia a Japón… a Estados Unidos. Era suficiente la palabra futurismo para infundir en los jóvenes una esperanza de cambio, hacerles ver la posibilidad de desarrollar la propia creatividad afuera de tontos esquemas. —¿Por qué un movimiento tan rupturista no ha tenido manifestaciones destacadas en países lejanos como Chile? Se sabe muy poco de él en esta parte del mundo y se hace poco por recordarlo… —Sí ha tenido influencias en América Latina, desde México a Argentina (en sus comienzos, hasta Jorge Luis Borges se declaró del lado de los futuristas); en Brasil (en Bahía en los años veinte una compañía de autobuses decidió llamar a 52 628

Giacomo Balla, Dinamismo de un perro con correa

sus máquinas “Marinetti”). Y también en Chile ha tenido sus simpatizantes (Vicente Huidobro no estuvo muy lejano).  Además, es bueno saber que en 1926 Marinetti realizó una larga gira por Sudamérica logrando éxitos y teatros abarrotados.

SU ADN —Para nosotros, los chilenos, es inevitable preguntarle por su padre. ¿Influyó el en su relación con el futurismo y el arte? —No es posible condensar en pocas líneas una relación que ha sido verdaderamente compleja y problemática. No tanto en el plano artístico como en el afectivo. Mi padre, para decirlo de un modo “duchampiano”, fue un padre “transparente”. El ADN es obviamente el mismo. Por tanto, algo de él adquirí automáticamente. Pero cuando siendo un muchacho comencé a pintar, lo hice siguiendo los consejos de otro “padre espiritual”, Gianfranco Baruchello, quien —caso extraño— era también amigo de Marcel Duchamp. No obstante, siempre he pensado que entre mi padre y yo existía una comunicación a distancia, como dos antenas de radio o de televisión que mantienen el contacto sin nunca encontrarse. En todo caso, sé que en Chile se están preparando los festejos para el centenario del nacimiento de Matta (2011), pero ninguno de los organizadores me ha contactado. Considero ese hecho la muestra de una profunda falta de estilo. MSJ

Manifiesto Técnico de la Pintura Futurista (1910) EXTRACTO “¡A todos los jóvenes artistas de Italia! El grito de rebelión que emitimos asocia nuestros ideales con aquellos de los poetas futuristas… …lucharemos contra la fanática, snob e insensible religión del pasado… A los ojos de otros países, Italia sigue siendo una tierra de muertos, una vasta Pompeya… 1. Destruiremos el culto al pasado, la obsesión por lo antiguo, la pedantería y el formalismo académico. 2. Invalidaremos completamente todos los tipos de imitación. 3. Elevaremos todos los intentos de originalidad, no importa qué tan audaz, qué tan violento. 4. Mostraremos con valentía y orgullo la mancha de ‘locura’ con la que tratan de clasificar a todos los innovadores. 5. Consideraremos a los críticos de arte como inútiles y peligrosos. 6. Nos rebelaremos contra la tiranía de las palabras ‘armonía’ y ‘buen gusto’, y otras tantas expresiones que pueden usarse para destruir las obras de Rembrandt, Goya, Rodin… 7. Barreremos el campo del arte hasta que quede limpio de todo tema y sujetos que han sido usados en el pasado. 8. Apoyaremos y nos glorificaremos de nuestro mundo diario, un mundo que será continua y esplendorosamente transformado por la Ciencia victoriosa.

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