El Peligro de la Sobre-Confianza Serie “La Conquista”, Parte 7

Introducción Acabamos de vencer a los enemigos en una de las ciudades más temidas – la ciudad de Jericó. Vimos como Dios, de manera sobrenatural y para sorpersa de todos los habitantes, derrumbó los muros de la ciudad, entregándola al pueblo de Israel. ¡Dios mismo ha actuado! ¡Dios mismo nos ha dado la victoria! ¡Jehová de los ejércitos va delante de Su pueblo para entregarle la Tierra Prometida! El pueblo está animado al ver cómo Dios les ha ayudado. Los guerreros ya no tienen temor, pues han visto qué tan fácil es conquistar cuando Dios está de su lado. ¡Nada les va a detener ahora! La próxima ciudad a conquistar está pequeña. El pueblo piensa que será como “pan comido”. ¿O será?

I. La sobre-confianza Josué 7:2-5: 2 Después Josué envió hombres desde Jericó a Hai, que estaba junto a Bet-avén hacia el oriente de Bet-el; y les habló diciendo: Subid y reconoced la tierra. Y ellos subieron y reconocieron a Hai. 3 Y volviendo a Josué, le dijeron: No suba todo el pueblo, sino suban como dos mil o tres mil hombres, y tomarán a Hai; no fatigues a todo el pueblo yendo allí, porque son pocos. 4 Y subieron allá del pueblo como tres mil hombres, los cuales huyeron delante de los de Hai. 5 Y los de Hai mataron de ellos a unos treinta y seis hombres, y los siguieron desde la puerta hasta Sebarim, y los derrotaron en la bajada; por lo cual el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.

A. El momento más peligroso ocurre después de la victoria. El momento más peligroso en la vida de cualquier ser humano o equipo es justo después de la victoria. •

Hay sobre-confianza.

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Las emociones de euforia engañan.



Dejamos de pensar cabalmente y dejamos que nuestras emociones tomen la delantera. Jeremías 17:9: Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?



Confiamos en la victoria pasada como base para la victoria futura, lo cual no siempre es el caso. (Por ejemplo, Sansón pensaba que se levantaría nuevamente y derrotaría a los filisteos cuando Dalila le ató la última vez, así como lo había hecho las veces anteriores.)



El espíritu de orgullo entra al corazón. Dios resiste a los altivos. (Santiago 4:6: Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.)



Dejamos de esforzarnos y prepararnos.



El resultado de todo esto es la derrota.

Lección: Después de una gran victoria vendrán nuevos retos, y debemos esforzarnos y prepararnos antes estos nuevos retos como si nunca los hubiéramos enfrentado antes.

B. Una comparación entre la preparación del pueblo en Jericó y Hai •

Antes de conquistar a Jericó el pueblo se preparó espiritualmente renovando su pacto con Dios. Antes del intento de conquistar a Hai, un hombre del pueblo violó el pacto de Dios.



Antes de conquistar a Jericó, recibieron una visión de parte de Dios, una estrategia para conquistar la ciudad. Antes de intentar conquistar a Hai, no buscaron a Dios por una estrategia, sino confiaron meramente en el reporte de los espías.



Antes de conquistar a Jericó, el pueblo estaba alerta, oyendo instrucciones, marchando alrededor de la ciudad. Ante de intentar conquistar a Hai, estaban relajados, probablemente descansando y festejando.



Antes de conquistar a Jericó, todo el pueblo y aún los sacerdotes estaban involucrados en los preparativos. Antes de intentar conquistar a Hai, pocos estaban involucrados en el servicio del ejército.



Antes de conquistar a Jericó, el pueblo estaba en obediencia. Antes de intentar conquistar a Hai, el pueblo había entrado en desobediencia.

Los resultados fueron distintos, debido a la falta de preparación y la falta de una actitud correcta para conquistar a Hai.

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II.La humillación El pueblo ha sido derrotado en un asunto que parecía a sus ojos como de menor importancia. Debido a su pasividad, su orgullo y su sobre-confianza, en vez de conseguir una victoria fácil, viene el quebrantamiento. Proverbios 16:18: Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Josué responde ante esta situación con humillación y a la vez quejas:

A. Josué y los ancianos se humillan. Josué 7:6: Entonces Josué rompió sus vestidos, y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca de Jehová hasta caer la tarde, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Aquí Josué toma la actitud correcta, humillándose delante del Señor. •

Rasgan sus vestidos (una señal de luto y humillación).



Se postran en tierra sobre su rostro.



Buscan a Jehová delante del arca.



Mantienen esta postura de búsqueda hasta la tarde.



Los líderes del pueblo participan en esta búsqueda de Dios.

B. Josué se queja. Josué fue un ser humano, y tuvo sus defectos. Aún estando en la presencia de Dios, presenta su queja delante de Dios. Sus quejas se parecen a los del pueblo de Israel en el desierto. (Ex. 16:3; Nm. 14:2; Nm. 20:3) Josué 7:7-9: 7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán! 8 ¡Ay, Señor! ¿qué diré, ya que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? 9 Porque los cananeos y todos los moradores de la tierra oirán, y nos rodearán, y borrarán nuestro nombre de sobre la tierra; y entonces, ¿qué harás tú a tu grande nombre? •

Josué echa la culpa a Dios.



Desea no haber entrado a la tierra prometida.



Se preocupa por las opiniones de la gente. “¿Qué dirán...?”



Teme que el pueblo sea aniquilado. 3



Por último, se preocupa por la reputación del nombre de Jehová.

C. Dios responde a Josué. Finalmente llegó la respuesta de Dios a Josué. Josué 7:10: Y Jehová dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro? •

En esencia, Dios le dice que ya basta de quejarse.



La humillación de Josué abre paso para que Dios le hable.



Hay un tiempo de humillarse, pero un tiempo de levantarse. Debemos humillarnos en arrepentimiento delante de Dios, pero no quedarnos postrados así por mucho tiempo. Después de oír a Dios y recibir perdón, ¡Levántate! ¡Cambia tu actitud!

Secanías, en el tiempo de Esdras, dio este consejo en otra ocasión en la cual el pueblo había pecado y estaba en peligro de ser derrotado. Esdras 10:2: Entonces respondió Secanías hijo de Jehiel, de los hijos de Elam, y dijo a Esdras: Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pues tomamos mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra; mas a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel. Esdras 10:4: Levántate, porque esta es tu obligación, y nosotros estaremos contigo; esfuérzate, y pon mano a la obra. Ahora Josué debe levantarse y juzgar al pueblo.

D. La revelación de la raíz de la derrota. Dios prosigue, revelándole a Josué la razón principal por su derrota ante el pueblo de Hai. Josué 7:11-12: 11 Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les mandé; y también han tomado del anatema, y hasta han hurtado, han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán hacer frente a sus enemigos, sino que delante de sus enemigos volverán la espalda, por cuanto han venido a ser anatema; ni estaré más con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros.

i.

El pecado. •

Israel ha pecado



Han quebrantado mi pacto

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Han tomado del anatema



Han hurtado



Han mentido



Lo han escondido

ii.

El resultado del pecado •

No podrán vencer a sus enemigos.



Dios no estará ya más con ellos.

iii.

La solución

La única solución es destruir el anatema (la maldición) de en medio de ellos. Siempre habrá derrota mientras haya pecado. Se puede intentar esconder el pecado, mentir acerca del pecado, o esconder las evidencias del pecado, pero la única solución es tratar con el pecador. Romanos 6:23: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

III. El juicio y castigo del pecador A. Dios mismo revela quién es el pecador. Josué no va directamente al pecador, sino es Dios, quien soberanamente saca al pecador de entre el pueblo. Esto lo hace a través de echar suertes, yendo en contra de todas las probabilidades matemáticas, para que el pueblo sepa que no es por casualidad, sino por mano de Dios. Josué 7:16-18: 16 Josué, pues, levantándose de mañana, hizo acercar a Israel por sus tribus; y fue tomada la tribu de Judá. 17 Y haciendo acercar a la tribu de Judá, fue tomada la familia de los de Zera; y haciendo luego acercar a la familia de los de Zera por los varones, fue tomado Zabdi. 18 Hizo acercar su casa por los varones, y fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zera, de la tribu de Judá.

B. La confesión del pecador Josué 7:20-23: 20 Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. 21 Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido 5

bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello. 22 Josué entonces envió mensajeros, los cuales fueron corriendo a la tienda; y he aquí estaba escondido en su tienda, y el dinero debajo de ello. 23 Y tomándolo de en medio de la tienda, lo trajeron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante de Jehová. Aquí podemos ver claramente la cadena de eventos que lleva a la culminación del pecado (vs. 21): •

Vi



Codicié



Tomé



Lo escondí Santiago 1:14-15: 14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. 15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

C. El castigo del pecador Tomaron a Acán, los artículos que había robado, sus hijos y sus hijas, y todo lo tenía, y los mataron y los quemaron. Josué 7:24-25: 24 Entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán hijo de Zera, el dinero, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo cuanto tenía, y lo llevaron todo al valle de Acor. 25 Y le dijo Josué: ¿Por qué nos has turbado? Túrbete Jehová en este día. Y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos. Esto es un cuadro del juicio del Gran Trono Blanco y el juicio eterno que espera a todos los pecadores que están apartados de Cristo. •

No hay nada que podrás esconder de Dios en aquel día. Romanos 2:16: en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio.



Los pretextos y excusas no tendrán validez.



El juicio se ejecutará. Eclesiastés 8:11: Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Apocalipsis 20:15: Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida 6

fue lanzado al lago de fuego.

D. Los resultados del pecado Acán codició y tomó artículos materiales de valor: Un manto, plata y oro. Pero pagó con su vida. El precio del pecado es siempre mucho más alto que el placer el que el pecado da. Vemos en este pasaje los tristes resultados del pecado. Lo que es realmente triste es ver cómo el pecado afecta, no solamente al pecador, sino a terceras personas que no participaron directamente con él en su pecado. 1. 36 hombres murieron en la batalla por culpa de Acan. Personas que no tuvieron la culpa del pecado de Acán murieron por causa de su pecado. Debemos recordar que nuestro pecado puede afectar a otros que no tienen la culpa. 2. Todo el pueblo de Israel experimentó el quebrantamiento y la derrota. Gálatas 5:9: Un poco de levadura leuda toda la masa. 3. La familia de Acán murió por causa del pecado de la cabeza del hogar. Lo que nosotros hacemos como cabezas de familia afecta a nuestros hijos, nuestras hijas, nuestra esposa, y aún nuestras posesiones. Ejemplo: El adulterio de un hombre puede traer consecuencias graves para su esposa, sus hijos, y aún otros que no tienen la culpa de su pecado. El pecado de uno que está en autoridad puede afectar a todos los que están bajo su autoridad. Ejemplo: David censó al pueblo, 1 Cr. 21.

Conclusión Debemos buscar caminar humildemente delante del Señor. Él es quien nos da la victoria sobre el enemigo, pero en un momento un pequeño “resbalón” puede echar a perder muchos años de trabajo y preparación. 1 Corintios 10:11-12: 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.

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