EL PALACIO REAL DE ARANJUEZ

INTRODUCCIÓN E l nombre de Aranjuez es en sí mismo una evocación, y del mismo modo que al mencionar Char___ tres surge ante nosotros, como por hechi...
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INTRODUCCIÓN

E

l nombre de Aranjuez es en sí mismo una evocación, y del mismo modo que al mencionar Char___ tres surge ante nosotros, como por hechizo, la imagen de su imponente catedral, al nombrar Aranjuez corren al unísono la Historia, el Arte y la Naturaleza, sin saber qué precede a qué. Es cierto que, inicialmente, .füanjuez es un don dc;::l T~1.jo y del]arama que, como el Nilo en Egipto, hacen feraces las tierras que bañan, pero no lo es menos que la Historia sembró allí ubérrimos frutos al injertar el Arte en la Naturaleza. De este modo se creó un equilibrio que tuvo siempre mucho de románti-ca experiencia en el encuentro, en definitiva, del hombre con su medio natural que, en Aranjuez, resultaba paradisíaco por las bondades del Sitio. En efecto, Aranjuez es, en primer lugar, una dulce brisa que atempera los rigores de las estaciones; es, desde luego, un paisaje amable cuyo horizonte se enciende y apaga con luces de pintor; es, sí, una fértil tierra doblemente regada; pero también es, finalmente, el escenario elegúlo por los dioses para contar la historia de la construcción de un Palacio Real con sus jardines. Y por este camino Aranjuez va más allá de la evocación para conver- T tirse en un mito. f\1 Los antecedentes del primer acto, antes de que apa- ,rezca el Rey Felipe II como protagonista, nos advierten de ~ la pertenencia de estas tierras a la militar Orden de San- O 1 tiago, cuya propiedad parece arrancar de los días mismos de la Reconquista. Pero los datos más certeros se refieren al otoño de la Edad Media, entre 1387 y 1409, cuando la Orden construyó aquí su Casa Maestral, justo

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en el solar del actual Palacio, dándole ya un uso de recreo. Del mismo modo, datan de entonces las primeras obras hidráulicas sobre el Tajo para asegurar el riego a las tierras de labor, no descartándose la idea de la existencia de algún jardín en las inmediaciones de la Casa-Palacio, con lo cual tendríamos el esquema del futuro Aranjuez real. Este hecho es tan fuerte, en la historia física de Aranjuez como Real Sitio, que la Casa Maestral estuvo en pie y comunicada con la parte del Palacio hecha por Felipe II hasta su demolición en el siglo xvrrr, una vez que Felipe V decidió continuar las obras para terminar el Palacio. En grandes líneas, el episodio siguiente correspondería al reinado de los Reyes Católicos, cuando la políti- ca de sujeción de las Órdenes militares convierte a Fernando el Católico en administrador vitalicio de las mismas, entre ellas la de Santiago y, por tanto, la posesión de Aran juez. La certeza de la estancia de los Reyes Católicos en Aranjuez, alojados en la Casa Maestral, y gozando de los jardines que desde muy pronto debió haber en la Isla inmediata sobre el Tajo, quiere verse recordada en el Salón plantado de plátanos que lleva el nombre de aquellos Monarcas. Bajo Carlos V, de acuerdo con la bula pontificia de 1523 dada por Adriano VI, se produjo la agregación perpetua a la Corona de Castilla de la Orden de Santiago, _ con lo que Aranjuez quedó para siempre vinculada a los bienes de la Corona. El Emperador visitó en varias ocasiones la antigua Casa Maestral y mucho debió satisfacer- . le el lugar cuando, en 1534, creó el Real Bosque y Casa de Aran juez, procediendo a la compra de varias tierras limí-

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trofes, al tiempo que daba instrucciones en 1543 para nuevos plantíos: