El liderazgo del equipo directivo en las instituciones educativas

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 El liderazgo del equipo directivo en las instituciones educativas Descripción: Las habilidades del saber como herramienta para potenciar el liderazgo directivo en el proceso de innovación institucional. Autor: Rosa Ávila Aponte. Acompañante especializada Proyectos Fundación Promigas con la asesoría de Fucai. Los profundos cambios en la sociedad han generado nuevas demandas al sector educativo, a las escuelas y a sus directivos. Sin embargo, la autonomía en las instituciones educativas y el rol de los directivos suele ser limitada y rectores y coordinadores, enfrentan diariamente situaciones complejas. Deben afrontar las limitaciones de infraestructura actuales de las escuelas, experimentan soledad y el no poder resolver algunos de los problemas institucionales puede incluso generar insatisfacción e impotencia. En este contexto de restricciones, el liderazgo educativo se ha identificado como uno de los factores más influyentes para enfrentar las carencias y lograr a pesar de ello buenos resultados de aprendizaje de los estudiantes. Algunas características de la dirección como rasgo de efectividad son: a) liderazgo compartido por parte del rector, b) liderazgo estable y c) liderazgo fuerte, que implica el manejo del personal, la resolución de conflictos, el seguimiento frecuente a actividades escolares, la dedicación de tiempo y energía a actividades de mejora escolar, el apoyo a los profesores (Stoll, 2004)1. Uno de los factores que definen más claramente el potencial de cambio de una escuela es la capacidad de los líderes escolares. Un buen rector muestra habilidad como líder e innovador, sabe cómo puede aplicar los cambios a la práctica, determina el alcance del cambio, ofrece apoyo y estímulo. Construyendo una nueva dirección escolar La labor de los directivos se puede analizar desde el nivel formal y el nivel informal. El nivel formal comprende el conjunto de acciones o 1

Stoll Louise (2004). ¿Qué es una institución que mejora? En Dimensiones del mejoramiento escolar. La escuela alza el vuelo. Luís Piñeros, editor. Bogotá. Convenio Andrés Bello. 1

comportamientos característicos que se esperan de su función, el rango jerárquico que debe tener (estatus), las normas que debe seguir (regulaciones). El resultado de esta estructura formal es la autoridad impartida por la estructura formal del sector educativo y comprende por lo general los mecanismos del Gobierno Escolar. El directivo escolar es el líder formal y, como tal, es considerado el intermediario entre las autoridades y la comunidad educativa. El nivel informal se refiere a las interacciones entre individuos, a las relaciones que no están previstas por el sistema formal pero que influyen en la dinámica escolar y en los resultados educativos. Comprende los grupos y subculturas al interior del plantel (de edades, intereses sociales, gremiales, políticos, pedagógicos, culturales…) que pueden apoyar, obstaculizar o ser indiferentes a la autoridad del directivo. Estos grupos informales pueden llegar a tener una gran influencia en el directivo docente, en las decisiones y en su puesta en práctica. Se considera hoy que el “motor” de la comunidad educativa depende en buena parte de estos grupos informales. Tradicionalmente, la teoría de la administración educativa se concentró en el nivel formal. Las nuevas formulaciones de la dirección escolar enfatizan la necesidad de partir de las relaciones que se dan entre el nivel formal y el nivel informal, orientadas tanto a lograr los fines institucionales como a la satisfacción de necesidades sociales e individuales. La organización formal establece roles o papeles, como los de director o docente, pero dichos roles son desempeñados por personas que tienen conocimientos, expectativas y necesidades particulares que los llevan a interpretar y sentir de manera personal su papel, ya sea en el nivel directivo, ya sea como docentes, padres o estudiantes. La capacidad de influencia y autoridad del directivo del Siglo XXI debe descansar en algo más que en la autoridad formal que le confiere su cargo. Si se acepta que la principal función del directivo es colaborar en el mejoramiento de los procesos y resultados educativos, para lograrlo éste requiere una serie de habilidades: 1. Habilidades referidas al saber hacer (técnicas). Particularmente aquellas que se refieren a procedimientos, técnicas, procesos y métodos de gestión educativa. En el caso del directivo escolar, se refiere al nivel de comprensión y análisis de políticas educativas internacionales, nacionales y estatales; comprensión de su contexto, y conocimiento de manuales de operación, reglamentos, disposiciones oficiales y problemáticas de las escuelas y de la comunidad. Incluye también su conocimiento sobre métodos y técnicas pedagógicas, programas de estudio, sistemas de evaluación educativa y aprendizaje, etc. El contexto cambiante de la sociedad, las nuevas funciones delegadas a los docentes, la irrupción acelerada de las plataformas 2

tecnológicas, las múltiples demandas de información que se hacen a los directivos docentes, plantean grandes exigencias de actualización y de manejo de información. 2. Habilidad referidas al saber conceptual. Relacionadas con el entendimiento estratégico y la capacidad de ver la institución como un todo interrelacionado, incluyendo allí el nivel informal y la cultura escolar de la institución. Implica discernir que las funciones de la institución dependen unas de otras e interactúan entre sí; que los cambios en determinadas partes del sistema– institución afectan a las demás; el comprender cómo trabaja la gente en un grupo, cómo se influyen los individuos entre si y qué puede hacer a mediano y largo plazo para que se cumplan los objetivos de largo alcance. Comprende la visualización de los cambios del entorno y de sus efectos en la institución. Esta habilidad permite que el directivo explique los fenómenos, no como hechos aislados, sino desde la comprensión de que las problemáticas se derivan por lo general de la conjugación de varias causas entrelazadas. Parte de las habilidades referidas al saber conceptual tienen que ver con el saber pedagógico, esto es, con la comprensión del papel que la educación juega dentro de la inclusión social de las personas en la sociedad, creando nuevas oportunidades en los sujetos, haciendo posible ciertos procesos sociales de cambio, democratizando la sociedad, entre otros. Ese saber pedagógico estratégico que es fundamental en el directivo docente le permite acompañar de manera general el horizonte institucional, los acuerdos pedagógicos entre los maestros, la orientación y el sentido de las didácticas específicas que se desarrollan en las aulas, entre otros aspectos. 3. Habilidades referidas al saber ser: humanísticas. Se refieren a la sensibilidad para relacionarse con otras personas, que permite al directivo funcionar de manera efectiva como líder y miembro de un grupo, para así lograr la cooperación de éste en las metas educativas. Dicha habilidad se demuestra cuando el dirigente admite y reconoce las posiciones de autoridad de colegas, profesores y colaboradores, así como también en la manera en que consecuentemente se comporta con ellos. Incluye las habilidades para mantener relaciones humanas sanas, buena comunicación, manejo de conflictos, actitudes de mando e integración de equipos de trabajo. La habilidad humanística es el poder dinámico que conduce a la institución al logro de los objetivos. Todas estas habilidades se sintetizan y reflejan en la presencia de un liderazgo positivo. Un equipo directivo con liderazgo establece consensos acerca de la filosofía, los objetivos y las prioridades, creando un sentido común de compromiso entre los miembros de la institución. Es sabido que en las instituciones educativas constituyen ambientes con un potencial grande de 3

conflicto debido a que por su carácter público confluyen personas de muy diversas generaciones, experiencias, ideologías, clases sociales, entre otros. Pero al mismo tiempo, es sabido que esta diversidad es altamente formativa y democratizadora en tanto obliga a una negociación permanente, a la búsqueda de acuerdos y de consensos, en los cuales juega un papel fundamental la orientación humanista y a la vez la firmeza de los directivos docentes para crear un ambiente escolar cálido, amable, respetuoso, y a la vez ordenado y coherente con los acuerdos que se han pactado. El liderazgo del rector y su equipo directivo El liderazgo del rector y de su equipo directivo implica: Tomar conciencia del importante rol de liderazgo del rector y los directivos docentes y ser referente para la comunidad educativa Para potenciar, dinamizar o frenar procesos institucionales. Frente a la necesidad de dignificación del trabajo del educador, la institución educativa debe ser la abanderada en el reconocimiento del rol de liderazgo de los directivos docentes, al mismo tiempo que los directivos docentes deben tomar conciencia de que los profundos cambios y reposicionamientos que se han dado de su rol, si bien no son aún reconocidos por la sociedad, si deben ser reconocidos por la escuela, y también por ellos mismos. Tener una visión integral y sistémica de los procesos institucionales. El liderazgo educativo requiere una constante búsqueda de una visión integral de la institución, una lectura del contexto tanto interno como externo a la institución, identificar las oportunidades de mejoramiento, los recursos existentes en la localidad o municipio, las interrelaciones que se dan en los diferentes procesos dentro de la institución, y con ello, la necesidad de lograr acuerdos, consensos, pactos fuertes dentro de los diferentes actores de la comunidad educativa, en los cuales, la dirección docente tiene el papel fundamental, tanto para lograrlos como para hacerlos cumplir. Construir una claridad sobre la ruta y el punto de llegada: Se requiere construir una clara visión sobre la educación y su papel en la sociedad y la democratización, de manera que la comunidad educativa avance hacia la consecución de un mismo objetivo, de forma coordinada sin que el rector deba estar en todas las actividades. Lo importante es asegurarse de que el objetivo sea claro para todos los integrantes y que ellos se sientan orientados, respaldados y acompañados durante el proceso. Frente al embate de las demandas administrativas que se le hacen a los rectores, éstos tienen la tarea de recuperar y recircular un discurso pedagógico sobre el quehacer formativo de sus maestros y de la institución educativa 4

Empoderar a los docentes y fortalecer el trabajo pedagógico. Los directivos requieren conocer y valorar las habilidades y potencialidades de sus docentes y construir colectivamente, afianzando el liderazgo como un proceso de sinergia colectiva, buscando así que los docentes desarrollen mejor su trabajo, desde la interacción y el fomento de la autoformación de todos los participantes. El rector es un facilitador de los procesos de trabajo colectivo dentro de la institución. Empoderar, significa crear unas reglas colectivas de comportamiento común a todos los profesores, como normas de cultura profesional, que van formando una tradición colectiva que afecta a todos los docentes. El cambio pedagógico, es un cambio de la cultura colectiva. Empoderar, significa entonces, credibilidad en las capacidades del otro, generar espacios para oír su voz, acompañar y escuchar. Delegar tareas en su equipo y confiar en las capacidades y responsabilidades. Un buen directivo, en su ejercicio del liderazgo es capaz de delegar tareas a sus compañeros y confiar en que cada quien hará de la mejor manera lo que le corresponda, sin dejar de acompañar y orientar los procesos. Comprender, valorar y respetar la diversidad en el equipo de trabajo. El líder debe ser paciente y comprender que no todos los integrantes de su equipo van al mismo ritmo. La tolerancia, comprensión y solidaridad deben ser valores que orienten el hacer del líder, que reconoce que su equipo avanza con una buena orientación y con diferentes lecturas sobre un mismo camino o ruta. Apertura al aprendizaje, a la innovación y la flexibilidad. Es importante ser persistentes en el logro de la visión, de los objetivos y metas, pero al mismo tiempo estar dispuestos a revisar, replantear, corregir las falencias con flexibilidad y fluidez, con una actitud de aprendizaje constante. Humanizar los procesos institucionales y potenciar la comunicación. Ser directivo exige un compromiso humano, talento para comunicarse, tolerancia, capacidad para el manejo de las emociones, saber escuchar, ser escuchado y en síntesis, un esfuerzo permanente por humanizar los procesos cotidianos de interacción con todos los miembros de la comunidad educativa. En síntesis, el rector tiene el reto de consolidar su equipo directivo y junto con él, lograr bajo su dirección una estructura organizacional que asegure procesos amplios de participación de los miembros de la comunidad educativa en todos los campos de la gestión: académica, directiva, comunitaria y administrativa. Así lo vienen haciendo exitosamente muchos rectores en el país, en quienes hemos constatado que sí es posible el cambio y de los cuales hemos aprendido estas lecciones.

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