El Legado del Abbé Pierre en Chile y en el Mundo 50 años Urracas Emaús Chile

El Legado del Abate Pierre

Entregamos a nuestros compañeros y amigos dentro y fuera del Mundo Emaús; una síntesis de lo que fue el Seminario realizado en Urracas Emaús Chile; con ocasión de su 50° Aniversario; el pasado 19 de abril.

Esperamos que sea un documento de interés para la acción y un homenaje y reconocimiento al fundador de Emaús.

A TRABAJAR, LUCHAR Y ESTUDIAR,

Las Urracas Emaús Chile

Santiago, mayo 2008

Desde la Marginalidad Hablamos Seminario Legado Abate Pierre 19 abril 2008

Buenas Días. Mis amigos de la Corporación Urracas me pidieron que hablara sobre el legado ético y religioso del Abad Pierre. La verdad es que leeré algunas reflexiones desde mi realidad; Donde tengo los pies tengo el corazón. Soy marginal, vengo desde la pobreza, discriminado por edad, opción sexual, físico, tengo todo lo que esta sociedad elitista no aprueba para ser un hombre de los llamados exitosos. Formo parte de los descontentos, heridos, segregados que tratan de hacer oír su voz. Desde allí hablo de ética, de nuestra ética, aquella que nace de las relaciones con otros pobres, marginados, prostitutas, travesti, homosexuales, ladrones, hombres y mujeres miserables; un numero en las encuestas. Objetos para pías campañas de caridad, o diagnósticos que plasman nuestra radiografía de violenta pobreza sin alterar las causas que la generan. Los Obispos expresan en el Documento de Puebla, “Comprobamos, pues, como el más devastador y humillante flagelo, la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada, por ejemplo, en mortalidad infantil, falta de vivienda adecuada, problemas de salud, salarios de hambre, desempleo y subempleos, desnutrición, inestabilidad laboral, migraciones masivas, forzadas y desamparadas”. Las palabras de los Obispos son un diagnostico de la cruel realidad que vivimos, realidad que el Abate Pierre asumió, denuncio y vivió en las calles de Paris, pobreza y miseria que debería indignarnos. San Juan Crisóstomo, citado por Santo Tomas en la Suma Teológica expresa “El que no se irrita teniendo motivo, comete pecado, porque la paciencia irracional siembra vicios, alimenta la negligencia e invita al mal”. Como ustedes entenderán los pobres hemos tenido en la permanencia del tiempo bastante paciencia. Y seguimos siendo explotados. Y la clase dominante impone sus leyes en todos los ámbitos, ya ni la mujer es dueña de su cuerpo y de su sexualidad. Cuando los pobres nos organizamos estamos en la mira de los organismos de seguridad. Cuando decimos ¡Basta a nuestra hambre! La represión nos espera con las balas preparadas para detener los” desordenes” San Juan Crisóstomo nos recuerda que el que no se irrita -1-

comete pecado. Pero cuando nos irritamos somos extremistas que ponemos en peligro el estado de derecho y pasamos a ser sujetos peligrosos y vigilados. Entonces los pobres, chascones, harapientos, punk, gitanos mapuches, negros peruanos, comunistas. Todos están bajo sospecha. Aún los que piden verdad y justicia para sus familiares victimas del odio de las clases poderosas. Pero no estamos solos. Desde la lectura del no poder, los evangelios son muy claros; los que no cuentan para nada, los Lazaros, los lisiados, los cojos, los mendigos, los ladrones somos los privilegiados, desgraciadamente los lectores desde la oficialidad de la religión, prefieren los pobres de espíritu y olvidan a los de carne y hueso. En la lógica del no poder nosotros que nada tenemos, tenemos la fuerza de Dios. En las bienaventuranzas políticas de Jesús, José Comblin dice” Bienaventurados los pobres, porque el reino de Dios les pertenece! ¡Bienaventurados vosotros que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados! ¡Bienaventurados ustedes que ahora lloran! porque han de reír! ( LC 6,20-21) lo anterior seria como una recompensa o un consuelo por la paciencia que tuvieron en la tierra. Eso fue repetido durante siglos, hasta el momento que los trabajadores y los pobres del mundo se rebelaron y perdieron la confianza en los predicadores. Sin embargo, Jesús quiso decir; ¡Levántense los pobres! ¡En marcha! ¡Vosotros vais a realizar el reino de Dios! ¡Levántense los que tienen hambre! ¡En Marcha! ¡Vayan a conquistar la comida! ¡Levántense los que lloran! ¡En marcha! ¡Viene el momento en que vais a reír! Soy discípulo del mismo que llevo al Abate Pierre a emprender la marcha respondiendo con alegría y prontitud ante el sufrimiento del otro. Ese Jesús que no es una ideología sino palabra hecha carne. Es decir que la palabra de Dios no es una doctrina, no es un discurso, no es una exposición de verdades teóricas, no es una teología. La palabra de Dios es la vida de Jesús, todo lo que hizo en esta tierra en la debilidad de la carne, del cuerpo y del ser humano en general. Jesús supo usar el cuerpo humano, el tiempo humano, la situación humana en esta tierra para expresar la palabra de Dios. Por consiguiente el discípulo esta llamado a observar, mirar, entender y acompañar a Jesús, a descubrir su modo de actuar, lo que busca, la manera de expresarse, los gestos que hace, las palabras que pronuncia en determinadas circunstancias. Los mismos Evangelios muestran que los discípulos tuvieron grandes dificultades para aceptar el modo de vivir de Jesús. Lo más difícil era entender el camino del no poder, de la pobreza. Es la dificultad que los discípulos de todos los tiempos encontraran porque tantas veces estarán fascinados por el poder, la riqueza, el prestigio, el estatus social” J Comblin “Discípulos” -2-

Los que me invitan esta mañana son los no poderosos. Los perdedores que están construyendo y dando testimonio de no poder y de fraternidad evangélica. Leyendo un texto del Abbe Pierre, donde da cuenta de George el primer comunitario, me estremecí por las palabras de este al final de sus días “Padre si usted me hubiera dado dinero, una casa, trabajo, yo me habría vuelto a suicidar; porque lo que me faltaba en ese momento no era de qué vivir, sino una razón para vivir, de sentir cuando otro esta afligido” Este texto encierra – a mi parecer- lo que es Emaús. En mi andar – tengo 60 años- y he vivido en medio Chile, cada paso no ha sido una búsqueda de territorio físico por conocer y hacer mió. Ha sido la búsqueda incesante de un hombre por una razón de vivir y para quien vivir. Junto a la pobreza material, existe la “otra pobreza” de la cual están llenas nuestras calles, plazas, cines, bares; la profunda soledad. El sistema nos ha enseñado que no es necesario reflexionar y entrar en uno, para en el silencio del espíritu analizar. El fin del amor, la solidaridad, la vida comunitaria, la protección del medio ambiente; en fin los valores son objeto de curiosidad; hoy todo es utilizable y transable en el mercado. No hay lugar para los sueños. Cuando digo que hablo desde la marginalidad, estoy haciendo mió los dolores que conozco: Se del frió que se mata con una aspirada de neopren. Se que el hambre tiene varios caminos, pero todos ellos son condenables por aquellos que no tiene hambre. Se que el ejercicio de abrir y cerrar piernas, en todas las edades es doloroso, pero se cierran los ojos hasta que el dolor pasa. Lo anterior no es ético vivirlo. Los pobres no nos preguntamos esto ni nada. Solo calmar el dolor y el hambre del momento. Cuando en octubre del 75 se produce la toma en terrenos del sector la feria, las 3000 familias que allí participaron no se preguntaron nada más que salir del hacinamiento y tener su casa propia. Poder vivir. Esta mañana estoy hablando a hombres y mujeres que conocen el dolor. Que saben de vivir a la vera del camino. Pero en nuestras comunidades de pobres y miserables existe una admirable solidaridad; aunque no tengamos casas para celebrar reuniones, los miserables nos ayudamos en el camino. En esta realidad se encuentran y forman signos de comunidad muchas veces mas autenticas que los signos de las comunidades formalmente constituidas. Hace pocos años salimos de una forma de dictadura; atroz, violenta, criminal. Tal vez hoy dejamos los crímenes de todos los días, para pasar a la violencia selectiva que reprime y -3-

asesina cuando las voces se levantan pidiendo, exigiendo el lugar que nos corresponde en esta tierra nuestra. Hace unos años cuando las mujeres solitarias con la foto de su familiar en la solapa pedían justicia y saber el paradero de su ser querido, los poderoso reían. Un juez dijo que las familiares de los detenidos desaparecidos lo tenían culco. En ese escenario – los otros marginados- los homosexuales caminaban por las calles haciendo suyo el dolor de aquellas mujeres. Expresaban su solidaridad y cariños. Hacían realidad la enseñanza de Jesús que Dios no quiere sacrificios, así como no quiere templos ni sacerdotes. Quiere justicia y misericordia, o sea amor mutuo, fraternidad entre todos. Decía que salimos de una forma de dictadura. Los pobres que el Abbe Pierre ve morir en las calles de Paris y que el denuncia, en Chile viven y mueren en las noches de invierno en las puertas de los grandes edificios de la banca. Los pobres que llegan de regiones buscando un lugar para desarrollarse solo encuentran hambre y explotación. Los muchachos por un completo se entregan en la plaza de armas como producto sexual, son una realidad. Es la otra cara de la dictadura de los números y las cifras de un modelo inhumano, que la dirigencia católica y cristiana – que pontifica sobre píldoras- no quiere ver o bien justifica, cerrando los ojos y oídos ante el clamor de las grandes mayorías dolientes de nuestro país. Esos hombres y mujeres, son la herencia que nos deja el Abate Pierre. Son nuestra preocupación y desvelo. Pero también son la semilla de una nueva sociedad. En este escenario – que ha cambiado muy poco al que conoció el Abate Pierre- se desarrolla la labor de las Urracas. La conversión –declárese o no cristiano- y el asumir el no poder ha llevado a levantar estas fraternidades donde cada hombre es un compañero en la ruta y un constructor de conciencias y de reconocerse hombre en el otro. Por eso la comunidad es tan importante; es el testimonio que muestra que es posible vivir con los otros construyéndose, es también la muestra palpable que el socialismo de los pobres que no teorizan, sino lo viven es posible. Decía en unos párrafos anteriores “compañeros” y no “hermanos” porque esta ultima palabra los poderosos la han prostituido en la caridad barata de dar lo que sobra pero no promover ni hacer que el hombre desarrolle su conciencia.

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La comunidad tiene razón de ser cuando existen para el servicio de los más pobres, para la liberación y la promoción de las masas abandonadas. En la actualidad queda mas claro que la inmensa masa de los condenados de la tierra es precisamente la masa de los elegidos, que a veces desconocen los mismos cristianos. ¿Cuál es nuestra Ética? unos textos de moral de una sociedad que levanta principios donde miles quedan excluidos. De una Moral que juzga y condena. De teorías que imponen pesados fardos al hombre y no permiten su felicidad. La única ética que reconocemos los marginados es “servir primero al que mas sufre; la única fuente de paz verdadera”. En el texto de José Comblin “Discípulos” uno encuentra una lección practica de vida. Reconocerse de verdad en los otros para ser feliz. Tal vez no podemos hacer los milagros de Jesús, pero si estamos llamados a ser fuente de esperanza, lucha, cambio. Jesús enseña que quiere justicia y misericordia, o sea amor mutuo, fraternidad entre todos. Tenemos que tener presente que la salvación cristiana no es una cuestión individual, sino la transformación de la humanidad entera... Es toda la humanidad que esta sometida a fuerzas de muerte y toda la humanidad que esta convocada para que pueda vencer y vencer y cambiar esta vida. Para mí que he caminado bastante en estos 60 años, lo único verdadero es reconocer que se encuentra la felicidad, se vence el miedo, se asumen actos proféticos cuando es el rostro del pobre quien convierte. Hice alusión a la dictadura. Recuerdo que al llegar a vivir al Montijo azolado por las fuerzas represoras descubrí en los pobres la fuerza de la solidaridad, parecían no tener nada. Pero tenían la fuerza de su testimonio, del compartir, de buscar formas de defensa, de llorar, pero también de celebrar la vida. Ellos eran fuente de esperanza. ¿Cabe la pregunta porqué la Iglesia, y todos nosotros debemos reconocernos en los pobres? Porque Dios se hizo pobre. El hijo de Dios se hizo radicalmente pobre. Si ningún poder. El poder es imposición, dominación, consiste en obligar a otros a hacer mi voluntad. Hay muchas maneras de realizar eso, como hay varias expresiones del poder. Jesús no quiso imponer nada a nadie, vino a rehacer la libertad y no a destruirla. Vino a llamar pero no ha imponer. Por eso no tenía ninguna forma de poder. Ser pobre es hacer la experiencia del no poder. Hablar del legado del Abate Pierre, es decir que en algunos lugares de esta tierra la doliente humanidad tiene espacios de fraternidad y esperanza

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Donde hay una comunidad – o traperia- hay un testimonio de vida en profundidad, que con su testimonio nos anuncia que es posible una nueva sociedad y también es el desmentido a quienes proclaman la muerte de la esperanza de la lucha diaria, del valor de la comunidad. La ética, el legado del Abate Pierre, se puede resumir – en mi opinión- en creer en la fuerza de los pobres. En acoger al sufriente, calmar su dolor, respetarlo y promover y asumir la lucha de ideas, de acción política y que el espíritu - muchas mas que la confesión de una religión- al hombre lo encuentre consigo, sus hermanos y el creador. En Chile cumplen 50 años. Creo es el momento de no solo mirar las obras que son muchas, sino el testimonio de esos hombres y mujeres que han gastado buena parte de su vida en el sueño posible de ser feliz, de servir y trabajar con alegría. Los conozco bien. Como marginal un día toque sus puertas, y la fuerza testimonial de Alfonso Melillan mostró en muchos hermanos el rostro de Jesús y el paso del Abate Pierre construyendo el principio de la historia. ¡Arriba los pobres del mundo, de pie los esclavos sin pan!

Feliz Cumpleaños

CARLOS SÁNCHEZ

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El Abate Pierre (“L’abbé Pierre”) 1.

La Persona y su Historia 1.1

El verdadero nombre es Henri Groués. Nace el 5 de Agosto de 1912 en Lyon, Francia en el seno de una familia de la alta burguesía. Su padre era industrial de la seda mientras su madre se encargaba de los ocho hijos, tres mujeres y cinco hombres. Henri era el más chico de los varones. A los 19 años, inspirado por el espíritu de Francisco de Asís ingresa a los monjes capuchinos. La ruda vida del claustro donde permaneció seis años le dará solidez para lo que tendría que enfrentar más tarde. Sin embargo, problemas de salud lo obligan a solicitar una vida menos ruda y así, ordenado sacerdote secular llega a una parroquia en Grenoble, al pie de los Alpes.

1.2

Aficionado al alpinismo, encontramos a este cura en 1942 conduciendo hacia Suiza un grupo de judíos perseguidos. Es así como entra en la clandestinidad. Más tarde creará grupos guerrilleros contra la ocupación nazi en las montañas de Chartreuse y Vercors. De tales circunstancias surge el apodo de “Abbé Pierre”, uno de tantos que utilizó en la lucha. Pasada la guerra (1945) es elegido diputado de Meurthe-etMoselle, adhiere al MPR (Movimiento Republicano Popular).Más tarde renunciará a este movimiento pero sin dejar de ser diputado, siendo reelegido hasta el año 1951.

1.3

En 1949, vive en Neuilly-Plaisance en las afueras de París. La casa que habita está medio destruida por la guerra y él se da el trabajo de repararla cuando tiene tiempo libre y cuenta con los medios necesarios. Como la casa era demasiado grande crea una hospedería internacional, abierta a los jóvenes. Le pone el nombre de “Emaús” relacionando el estado de amargura de muchos jóvenes después de la guerra con lo que vivieron unos discípulos de Jesús camino a Emaús huyendo de la represión romana luego de la crucifixión de su Maestro. Por la puerta siempre abierta de esta hospedería comenzarán a llegar no solamente jóvenes sino también hombres sin domicilio fijo y más adelante familias sin casa puesto que la guerra había generado una gran escasez de viviendas. Un día lo vienen a buscar para socorrer a un hombre que había intentado suicidarse. Se llamaba Georges y estaba desesperado. El Abate Pierre cuenta: “Sin saber qué hacer para ayudarlo, hice lo contrario de la beneficencia tradicional... En vez de decirle voy a darte una casa y dinero... Le expliqué mi situación, las dificultades que tenía

para ayudar a tanta gente sin casa... Y lo invité para que viniera a ayudarme a ayudar a otros...”. Georges aceptó y este hecho fue el comienzo de la primera comunidad Emaús (1949). El grupo estaba dedicado exclusivamente a servir a la gente más necesitada que seguía llegando a la casa. Esta se mantenía con el dinero que el padre ganaba como diputado pero el dinero se agotó, además había deudas.. .Entonces, una de las personas (Augusto) contó que había sido cachurero y que esta actividad podría ser la manera de ganarse la vida. Lo intentaron y un grupito se fue al basural de París donde comenzó la lenta pero eficaz construcción de una nueva economía surgida del trabajo colectivo de los “don nadie” que se ganaban el pan recuperando todo objeto útil desechado por la sociedad de consumo. Del basural pasaron a la ciudad donde establecieron un trabajo de recuperación casa por casa. Así nacen los Traperos de Emaús que pasaron a llamarse Compañeros de Emaús cuando se elaboran las reglas primitivas: trabajo, comunidad, servicio. 1.4

El público recién conoció todo esto en 1954 cuando -el l de febrero- el Abate Pierre hizo su famoso llamado por radio diciendo que es intolerable ver morir a la gente de frío en las calles de París. Y moviliza a Francia entera para impedirlo. Su figura aparece en la primera página de diarios y revistas con ese rostro de mirada bondadosa, corte de pelo franciscano, barba misionera, casaca de cura obrero y bastón de peregrino. Así nace un mito apostólico donde se mezcla la leyenda antigua y la modernidad. Su mensaje desató la llamada “insurrección de la bondad” y su fuerza se plasmó en el Manifiesto Universal del Movimiento Emaús adoptado en la Primera Asamblea Mundial de Emaús. Su vigoroso contenido puede resumirse así: “Frente a cualquier sufrimiento humano, según lo que puedas, trata de solucionarlo en el acto. Pero también de destruir sus causas”.

2.

La leyenda y Las Urracas El Abbé Pierre vino varias veces a Chile. La primera vez en 1959, invitado por Caritas y el Hogar de Cristo Viviendas. Entonces, visita poblaciones, entre ellas está La Victoria donde Las Urracas habían instalado su primer policlínico que el Abate Pierre pasa a conocer. En esa ocasión se supo que el sacerdote daba una conferencia en la casa central de la Universidad Católica donde naturalmente Las Urracas se dieron por invitadas.

Escuchándolo, oyen decir que el financiamiento de Emaús se obtiene gracias a la recuperación de cachureos. Y es así como el grupo decide enviar como sea a dos compañeros que el mismo año partieron a Francia... Para aprender dicho oficio. Entre sus otras visitas a Chile algunas son emblemáticas para nosotros. Por ejemplo, la de 1962 cuando es invitado por la Federación de Estudiantes de la UC pero habiendo sabido que ya existía en Chile una Comunidad de Emaús solicita quedarse en nuestra casa sin por ello rechazar el programa de los estudiantes. Más tarde, es memorable su visita a un escaso mes del Golpe de Estado. Llegó de improviso para liberar a dos compañeros Urracas encarcelados en Temuco y que corrían un peligro fatal. En efecto, ante el asombro de los militares, contando con el apoyo del Emaús Internacional y la presión de muchas embajadas extranjeras, luciendo en Chile por primera vez todas sus condecoraciones militares, logra su propósito que, además, favoreció ulteriormente a muchos otros chilenos que también salvaron la vida con su ayuda. El Abate Pierre falleció en París, el 22 de enero de 2007.Tres años antes de su muerte, en un programa de la TV Suisse Romande en Ginebra, evocaba jocosamente que: “Unos jóvenes chilenos habían ido a trabajar a Emaús en Francia (1960)... Y llegaron tocando un clarinete y una mandolina luego de atravesar el Atlántico “a dedo” para aprender el oficio de trapero.

OSCAR PREGNAN 19 de abril de 2008

Legado Ético Religioso del Abate Pierre

Expositor: Juan Subercaseuax- También Somos Iglesia Síntesis Provisoria

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Conoció al Abate Pierre el año 1959 cuando era seminarista en Santiago.

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Estaban impactados por el quehacer del Abate Pierre; en una época en que la iglesia quería acercarse a los pobres.

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Visión de la trinidad del Abate Pierre, a diferencia de la intelectualización del catolicismo.

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El pensamiento, la perfección: padre -> hijo –> espíritu santo.

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Visión escolástica de los padres griegos: para ellos, en esencia, dios es amor; algo tan fuerte; el hijo era la proyección, la imagen del amor.

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Eso era tan fuerte que creaba el espíritu santo.

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Esa era una visión muy especial.

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“En el ocaso de la vida se nos preguntará por nuestras acciones”; por ello se nos va a preguntar y juzgar; más allá de las misas y el sacramentismo.

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Similitud del Abate Pierre con el Padre Hurtado. Misión de denuncia de las injusticias y los problemas estructurales.

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Amar a los pobres y al prójimo; con todo el corazón, la mente y las fuerzas; ahí está la trinidad.

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En el amor al prójimo está toda la ley de dios. Si no es así, se es un mentiroso.

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José Comblin: ¿Quién es el prójimo? El prójimo es el que está más lejos: el enemigo.

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Ejemplos: lejanía de Irak y la protesta de Chile y México contra la invasión.

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Abate Pierre: la trinidad: lo que circula entre ellos es amor al prójimo.

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Padre -> hijo -> espíritu santo, que mira hacia abajo, hacia nosotros.

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Prójimo; los más lejanos; los más pobres.

El Legado Político del Abate Pierre Seminario Largo Día del Abate Pierre 19 de abril 2008 1.

La Historia Participación en la resistencia a la invasión nazi durante la 2° Guerra Mundial. Formó parte de los maquis, ayudó a sacar perseguidos pasándolos a Suiza, con documentos falsos. Producida la liberación, es elegido a la Asamblea Constituyente y es parlamentario en dos periodos. Durante el ejercicio parlamentario apoya y ayuda a familias y personas sin casa, desesperadas por falta de elementos indispensables. Construye casas sin permiso. En el invierno de 1954, hace un llamado por radio Luxemburgo “Amigos por la Ayuda”; el llamado es a raíz de una mujer que acaba de morir de frío con el papel de desalojo en su mano. Provocó tal revuelo que el centro de París, se llenó de carpas, donde hay sopa y leche caliente para las personas sin techo, que suman miles. El Ministerio del Interior teme que el Abate Pierre y los Traperos pretendan tomar el poder. La Iglesia institucional comparte este temor y busca sacar del medio al Abate Pierre. El Movimiento de los Sin Casa liderado por el Abate Pierre, exige la aprobación inmediata de una ley de habitaciones para los pobres.

2.

Las Reglas de Vida de los Compañeros Plantean la respuesta inmediata.

Plantean luchar contra las causas. La lucha contra las causas a través de la actividad política; que además necesita desarrollar alianzas para tener resultados significativos. Es un método de hacer política. La respuesta inmediata (el silencio) y la lucha política para destruir las causas; se transforma en el método constitutivo de hacer política en Emaús. 3.

Las Urracas asumen este legado •

Resistencia al Modelo de Globalización Neoliberal.



Búsqueda de propuestas alternativas, como plataformas político – social, con organizaciones sociales y partidos políticos, que buscan la construcción de una sociedad basada en la justicia, la dignidad y la fraternidad: -

Trabajar la Autosuficiencia.

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Recuperar las riquezas básicas.

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Luchar por un Estado Plurinacional.

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Construir el Socialismo del Siglo XXI.

LAS URRACAS

Abril 2008

El Legado Social del Abbe Pierre (50 Aniversario de Urracas Emaús) Santiago de Chile, 19 de abril de 2008

Introducción A poco más de un año de la muerte del Abbé Pierre, impulsor del Movimiento Emaús y de las llamadas Comunidades de Traperos de Emaús, buenos son los momentos para compartir sus mensajes, sus denuncias y su lucha. Dejando para los seguidores de iconos la anécdota, el populismo y la mitificación de determinadas formas más personales; buenos son los momentos para situar en el “centro de la memoria” las esencias, convicciones y los ejes fundamentales sobre los que giró con persistencia y coherencia su voz, su grito, su lucha y su acción unidas a todos los que compartieron con él el camino de la historia. Al margen de otros legados materiales o insustanciales (marcas, patentes, propiedades...) el verdadero legado que el Abbé Pierre deja, por su “universalidad”, le transciende a él mismo, a su persona e incluso al momento histórico que le tocó vivir, se sitúa en la constante histórica de todos aquellos que promulgan un “orden nuevo”, es uno más de los muchos que han creado una larga historia de búsqueda de cómo construir un mundo que armonice la igualdad, la fraternidad y la libertad. Es por tanto, el mensaje del Abbé Pierre un compendio de valores y bondades inscritos en el corazón de la historia de la humanidad que busca centrarla en raíces morales y objetivos humanizantes. Desde este enfoque las organizaciones, los programas e instituciones se convierten en puros medios, en instrumentos que deben someterse a la dinámica de prueba y error para ir consiguiendo los fines morales y sociales que son los que verdaderamente otorgan la identidad más profunda a lo que hoy podríamos denominar el mundo Emaús. Y es así con este referente, el de un “orden nuevo”, como podremos contrastar cualquier construcción, voz, lucha o acción que conlleve la imagen “Abbé Pierre” o “Emaús”. Al igual que otros muchos a lo largo de la historia, llena de un largo camino de movilizaciones, resistencias, luchas, a veces ocultas y silenciadas, el Abbé Pierre se suma a esta muchedumbre que forma el arquetipo que busca erradicar el sufrimiento humano causado por mecanismos de explotación y dominación y que apela a la sublevación moral y al compromiso social y político de todas aquellas personas que, desde diversas ideologías, éticas o religiones, quieren acabar con situaciones de inhumanidad y desigualdad en torno a un programa común de acción. En este sentido lo importante no es el “nombre” sino la “cosa”, y es esta “cosa”, este “centro de memoria”, el que debe estar presente en el tiempo actual y en la construcción del Movimiento Emaús, siendo lo básico y lo esencial saber precisar los fines y los medios de un proyecto colectivo y -1-

“universal” para lograr que disminuyan las explotaciones, las injusticias, opresiones, desigualdades y pobrezas que siguen existiendo. La acción del Abbé Pierre no es el resultado de un proyecto predeterminado, de una estrategia pensada o de un edificio de ideas que luego se ponen en práctica, no, bien al contrario es un edificio fabricado por la vida convertida en ideas. “Las acciones se fueron acumulando hasta que llega un momento en que esa acumulación se convierte en idea”. En muchas ocasiones le oímos decir que lo que ocurrió es algo que simplemente surgió por necesidad, ante determinadas situaciones no quedaba más remedio que actuar. Ello indica claramente una actitud de “comunicación directa con la vida”, con lo que fluye y está alrededor, con “los otros” y lo otro. Las realidades no pasan desapercibidas, no hay un enclaustramiento que enajena del gozo o el sufrimiento ajeno y de la construcción social, de lo público. Manifiesta una actitud profunda del sentido de conexión e identidad con la Vida, entre los seres humanos y en el proyecto histórico común.

Ejes Principales •

Comunicación directa con la vida por su formación, convicciones y certezas íntimas. El Abbé Pierre era un hombre de fe desde una teología que extrae la esencia del mensaje cristiano en la creencia de que Dios es Amor, que es un Padre que se expresa por Amor. Un amor que semeja a Dios y al hombre y que en Dios tiene su perfección y en cada hombre se encuentra su germen. Esta convicción apasionada con sus diferentes expresiones del mensaje cristiano (fraternidad, opción por los pobres...) inspiran su comunicación con la vida, sus relaciones y sus reacciones. No fue en valde el contacto estrecho con el teólogo H. de Lubac (teología del diálogo) y su admiración por T. de Chardin (teología cósmica) que le sitúan en una línea, nada ortodoxa, de apertura, comprensión, relatividad de determinados dogmas y costumbres morales de la iglesia católica. Todo ello le llevó a reafirmar con insistencia: “A menudo me preguntan: ¿Cuál es la finalidad de la vida? A pesar de tanto absurdo, conservo una certeza que me acompaña desde mi encuentro con Dios en la adoración, cuando eran un joven capuchino. De modo que temblando, con la inteligencia escandalizada, pero con la convicción del corazón y de la fe respondo: la finalidad es aprender a amar” .



También una comunicación directa con la vida desde la disponibilidad a los requerimiento de los otros, especialmente de los marginados, de los sin techo, de los hombres en situación de fragilidad frente al sistema de los integrados. Disponibilidad que facilita el “encuentro” en condiciones de dignidad mutua y en búsqueda común del sentido profundo de la vida: “compartir”. El ofrecimiento intuitivo al primer desesperado con el que se encuentra marca el camino de la rehabilitación íntima, devuelve el sentido de utilidad personal y las ganas de vivir desde la mirada a los otros y la dedicación de las energías vitales para transformar socialmente la realidad que maltrata y devora a un sin fin de semejantes. El encuentro con el -2-

primer compañero de Emaús, Georges, un hombre maltratado por la vida y sus propias reacciones, que intenta el suicidio, sirve de espoleta y marco metodológico de la acción social en Emaús: “yo no te puedo ofrecer nada, pero tu eres libre para suicidarte o venir a ayudarme a ayudar a otros que están mal”. Alejado del paternalismo y de la beneficencia clásica el mensaje es para trabajar, para participar activamente en la construcción de un nuevo orden más justo. Uno se salva cuando se une a otros iguales para transformar el orden injusto, cuando se suma a los otros en un proyecto de trabajo colectivo, de lucha y de reivindicación, es decir, cuando se suma a los otros para defender la vida y relanzarla en un proyecto histórico colectivo humanizante. Como dice L. Bof en esa teología del compartir y ecológica de mirada a la madre tierra, “o nos salvamos todos o todos perecemos”. •

Una comunicación directa con la vida desde el grito, la cólera y la denuncia pública y notoria de las realidades injustas de sufrimiento ajeno, desigualdad y depredación de la vida. Ante la muerte por frió en la calles de París de una mujer expulsada de su casa por no poder pagar el alquiler, el Abbé Pierre encolerizado toma los micrófonos de Radio Luxemburgo y lanza un grito que llama a la solidaridad, un grito que denuncia la desigualdad entre los acomodados y aquellos que nada tienen, un grito que llama a la “insurrección” : “Ayúdenme a ayudar”. Muchas voces nos encontramos en la historia que han llamado a la sublevación, a la movilización, desde la primera insurrección de los esclavos de Espartaco frente al imperio romano, con ese denominador común de resistencia a la opresión, al sufrimiento sistemático implantado por los dominadores, frente a la enajenación de los afortunados y luchando para romper los ciclos diabólicos de la pobreza y la esclavitud. El Abbé Pierre se suma a estas voces históricas y promueve con rabia y cólera la llamada “Insurrección del 54”, que pone de relieve y en primer plano de la opinión pública y política la situaciones sociales de marginación y desigualdad en una Europa de reciente estreno bajo los supuestos de libertad, derechos y democracia. Después del 54 son numerosos los momentos de denuncia del Abbé Pierre ante las situaciones perversas que permanecen y se consolidan tanto en Europa como en el resto del mundo.

El Legado Profundo De todo ello surge la línea más nítida y consciente del mensaje de Emaús, el principio ideológico central del legado del Abbé Pierre que está recogido en la Regla de los Compañeros de Emaús: “Servir primero a los que más sufren” y “Frente a cualquier sufrimiento humano dedícate a solucionarlo en el acto, pero no solamente a solucionarlo en el acto sino en luchar contra las causas que lo producen”. Con ello se abre la metodología desde la que se deben estructurar y dotar de ideología las Comunidades Emaús, servir para ayudar, junto a otros, en la transformación de un orden internacional injusto con reglas y leyes económicas, sociales y laborales para bien de una minoría en detrimento de la gran mayoría de pueblos, ciudadanos y del propio planeta, es decir, en detrimento del presente y del futuro de la vida. -3-

De esta manera la Comunidad de Emaús se sitúan en el lado práctico de esta construcción de un nuevo orden, ejerciendo como foco de resistencia ese espacio de lucha y liberación desde la acogida, el trabajo, la vida en común, el servicio y la lucha. Emaús no es, por tanto, una expresión de teóricos de la acción, es en sí un testimonio vivo, de praxis, de los principios universales que están en el centro de legado del Abbé Pierre. •

Acogida, apertura y gestos de ternura para aquellos que aparentemente derrotados o soñadores de utopías quieran unir voluntades y compartir esfuerzos para colaborar en empujar la historia hacia nuevos horizontes.



Trabajo, independencia, libertad, soberanía y autosuficiencia sobre la propia vida, sus estéticas y sus necesidades para evitar la sumisión degradante y elevar la frente con dignidad. “Nunca dependerá nuestra subsistencia de otra cosa que no sea nuestro trabajo”.



Vida compartida, enriquecimiento, escuela de crecimiento personal, aprendizaje en proximidad del respeto a la diversidad, protección y seguridad compartida y potenciación de las energías que permiten avanzar frente a los vientos contrarios de las propias fragilidades individuales o de la intolerancia de sistemas sociales que excluyen a los que son diferentes.



Servicio y solidaridad como manifestación de la vocación por un proyecto universal en donde todos los seres humanos en armonía con la naturaleza puedan vivir y realizarse en condiciones de igual dignidad. Como manifestación de la no propiedad privada o del enriquecimiento individual causante de tanta perversión en la historia. Como manifestación y ejemplo del necesario reparto equitativo y reciprocidad entre los pueblos.



Lucha, reivindicación, movilización social y política porque nada en la historia se ha conseguido sin mirar de frente a los ojos y expresar con firmeza que la vida es para todos.

A Modo de Finalización Todo ello en el deber de contrastarlo continuamente en la construcción que en cada coyuntura se haga del Movimiento Emaús, su organización, sus estrategias, estatutos, normas, etc... que deben ser transgredidas si apartan, omiten o desvirtúan esto que entendemos el legado social del Abbé Pierre y que hay que situar en el centro de su memoria. No en vano nos repitió hasta la saciedad que “Emaús nació para responder a una necesidad y a una urgencia. No es ni una obra, ni un movimiento confesional ni un movimiento político. Es una escuela de concienciación y de educación cívica”. Porque es necesario situar “la generosidad” como guía para un nuevo alumbramiento. Generosidad entendida por otro luchador de la historia, Jean Ziegler, como “la emoción que -4-

genera el sentimiento de revuelta ante la opresión y el deseo de alcanzar un mundo mejor. Es preciso, por tanto, pensar la generosidad como una mezcla aún inestable, por más esfuerzo que se haga, de pasión y de acción, de afecto y de concepto”, pero como dice otro anunciador de verdades, E. Sabato, “esto exige creación, novedad respecto a lo que estamos viviendo. La creación solo surge de la libertad y está estrechamente ligada al sentido de la responsabilidad, es el poder que vence al miedo. El hombre de la posmodernidad está encadenado a las comodidades que le procura la técnica, no se atreve a hundirse en experiencias hondas como el amor o la solidaridad. Pero paradójicamente solo se salvará si pone su vida en riesgo por el otro hombre, por su prójimo, o su vecino, o el chico abandonado en el frío de la calle... nos salvaremos por los afectos... El mundo nada puede contra el hombre que canta en la miseria...”

JOSÉ MARÍA GARCÍA BRESÓ EMAÚS PAMPLONA

Nota: Los subtítulos son responsabilidad de los editores.

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