EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO

20 AÑO I I I . de J u n i o de l NÚM. 23. 882 EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO. REVISTA DE ^EDICINAj SEMANAL pIRUJÍA Y A R M A C I A i (Eco...
5 downloads 0 Views 4MB Size
20

AÑO I I I .

de J u n i o de

l

NÚM. 23.

882

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO. REVISTA

DE

^EDICINAj

SEMANAL

pIRUJÍA

Y

A R M A C I

A i

(Eco imparcial ds Ja Ciencia y de los ingreses Profesionales.)

ÓRGANO OFICIAL DE LAS ASOCIACIONES MÉDICO-FARMACÉUTICAS DE ALIAGA, H1JAR, VALDERROBRES (TERIEL) y de la Academia Molinesa [Quadalajara): ADMINISTRACIÓN Y REDACCIÓN: A r c o de S a n t a M a r í a , 9,

2.°

C O R R E S P O N S A L E S . D. Elias Gago., médico en Leon. D. José Fernandez, médico en Astorga (Leon).* D. Demetrio Mato, módico en los Barrios (Leon). D. Miguel Diez, médico en Galatayud (Zaragoza). D. Antonio Torres,, Médico en Albalate del Arzobispo (Teruel). D. Luis Alvarez Taladriz, subdelegado de Medicina y Girujía en Hervás (Gáceres). D. Julio Martínez Agosti, médico en Infiesto (Oviedo). D. Julián Giménez,, médico en Górdoba. D. Gerardo Salmerón, médico en Ciudad-Real. D. Eduardo Talcs;on de las Heras, catedrático en la F a -

ADVERTENCIA ADMINISTRATIVA.

Damos conocimiento á nuestros suscritores que á contar desde el dia 15 del actual comenzaremos EL GIRO que hemos dispuesto con aquellos que se hallan en descubierto; advirtiendo que los gastos serán de su cuenta. Esperamos sirva esta advertencia de aviso por si se extraviara alguno de los que esta Administración ha de dirigir. E l Administrador,

A. Rico. VACANTES. La de Médico-cirujano de Familena (Jaén), partido de Mártos. Dotación 1.300 pesetas por la asistencia á las familias pobres. Las solicitudes hasta el 23 del corriente. La de Médico-cirujano de Gruráiz (Alava), partido de Chinchetru. Dotación 730 pesetas por la asistencia a las familias pobres y 1.230 y casa por la de los pudientes. Las solicitudes á D. Eustaquio P. lleredia. Portal del Rey, HO, Salvatierra, hasta el 23 del corriente.

cultad de Farmacia/ de Santiago, provincia de la Gorufla. D. JorgeAlfonsoJarmaceutico, Puebla deHijar (Teruel). D. Luciano Clemente y Guerra., médico del Hospital de Avila. D. Blas Anadón, médico en Blesa (Teruel). D. Francisco Gerezuela, médico en Gastelserás (Teruel). D. Manuel Torres de Más; médico en Orán (Argelia), D. Eleuterio Azcarate^ médico en Ezcaray (Logroño), ü . Remigio Villero, id. id. del de Valderrobres (Teruel). D. Luis Leonor Menendez, subdelegado de Farmacia en Segovia. D. Jaime Miljavila, médico en Toledo. D. Florentino Izquierdo y Ordoñez,- médico en Burgos. La de Médico-cirujano de Fontanar, partido de Guadalajara. Dotación 400 pesetas por la asistencia á las familias pobres, y 1.400 por las igualas, pudiendo contratar á los caseríos de El Cañal y Bcrjalef, a u n cuarto de legua. Los aspirantes contarán seis años de práctica. Las solicitudes hasta el 24 del actual. La de Médico-cirujano''de Castellanos de Moriscos, partido de Salamanca. Dotación 123 pesetas por la asistencia á 6 familias pobres. Las solicitudes hasta el 24 del corriente. La de Médico cirujano do Val de San Lorenzo (Leon), partido de Astorga. Dotación 300 pesetas por la asistencia á las familias pobres. Los aspirantes han de contar tres años de práctica. Las solicitudes hasta el 24 del corriente. La de Médico-cirujano de Algüiza (Guipúzcoa), partido de Tolosa. Dotación 730 pesetas por la asistencia á las familias pobres. Las solicitudes hasta el 24 del corriente. La de Médico-cirujano de Tamarite (Huesca), partido de su nombre. Dotación 1.00 pesetas por la asistencia á las familias pobres. Las solicitudes hasta el 24 del corriente. La de Médico cirujano de Villalvilla (Madrid), partido de Alcalá de Henares. Dotación 730 pesetas p e r l a asistencia de 20 familias pobres y su barrio los Hueros, y las igualas con los vecinos pudientes. Las solicitudes hasta el 1.° del próximo mes de Julio. La de Médico-cirujano de Ambite (Madrid), partido de Alcalá de Henares. Dotación 230 pesetas por la asistencia á las familias pobres y las igualas con las pudientes. Las solicitudes hasta el 1.° del próximo mes de Julio.

La de Farmacéutico de Puebla de Don Fadrique (Toledo), partido de Quintanar. Dotación 730 pesetas por el s u m i n i s tro de medicamentos á las familias pobres. Las solicitudes hasta el 23 del corriente.

/BREA VEGETAL L E BEUF. La B R E A L E B E U F , dice el sabio profesor GUBLER, de la Facultad de Medicina de París, représenla, s i n alter a c i ó n y sin pérdida, todos los principios y por consi guíente todas las c u a l i d a d e s de la brea. {Commentaires therapeutiques du Codex, 2.a ed. pág. 167.) No se puede decir lo mismo de los d e m á s licores concentrados de b r e a , los cuales no contienen mas que una parte de principios activos d é dicho medicamento, y que a d e m á s son obtenidos con l a a y u d a de combinaciones q u í m i c a s y de procederes que a l t e r a n los principios breosos que en ellos se h a l l a n . Boyona: Farmacia del Dr. L e Beuf, de la Facultad de París. Depósitos y venta: en las principales Farmacias de España.

5 3 Ef 2

6.

SANADO p o a E:

de

BTSSINIA

de EXIBARD, Farmacéutico

looooooooooooooo '-j

S

Curación imnediala y segura de los accesos de A S M A los mas fuertes, de la O p r e s i ó n , C o q u e l u c h e , T o s , B r o n c h i t i s y T i s i s ; también las J a q u e c a s mas violentas quedan apagadas al momento por uno o dos fumigaciones del POLVÓ de ABYSSIN l A.—Caja de 3y 5 f03. 35>«LSBA3S,2S, Químico de Ia Clase, PARIS.—Deposito todas las Farmacias

3^

CD O

SV

2 3 o 2. S o = sa , , Ct>

9.

05

^ - *->

n

40 reales al trimestre,

O H-i Co ^ & a ^

= g p oT

g g 5 » S ffS o S 5 » 2

K-OQ o »= a g'S-Cí • B

D S

CD

Ȥ o B0

^_ r«^ S n •s =>

5:5 ^ S-

tfB-o g 1^ S-W S 3 0

2. o 55 c« -o n g co o ^ n O-

Sil ~. m

: | | | l l t | ! i l | | !

5

— S^S'-iS-n • ero

Jo

8

??p.i a-icS r « ° > •&Í^|.i|llíl •* 3 P CD CP ^ CD «¡ jojS Sotí 2 B2 3S •0 T5_ 2 2ir* 3-^

»(5

o

5"

i

'

TÍ otíí"* ^

1 K" o ^ a ¡ < > o o .-on Qo OoP.o o '— o'o o o o < > < >

60 reales al trimestre.

n

3 O "I ai

O BS

i=3 fs»

C/2

AGUAS Y BAÑOS SULFUROSO-SALINOS DE PARACUELLOS

DE GILOCA (GÁLATAYUD).

TEMPORADA 15 DE JUNIO AL 30 DE SETIEMBRE. Ú n i c o manantial en l a roca. B a ñ o s viejos, propiedad de D. Felipe G a r c í a Serrano.

Tanto del análisis químico, cuanto de la abundancia de las aguas de este primitivo y único manantial en la roca, resulta ser uno de los más ricos que existen en la península; su acción purgante las iguala á las de Loeches, y su acción sulfurosa á las principales de España y del extranjero. Según la estadística oficial, han producido tan benéficas aguas sorprendentes y numerosas curaciones en la diátesis escrofulosa, herpética y a r t r í tica; en las afecciones de los ojos, oftalmías; de la laringe, bronquios; del estómago é intestinos; hígado, bazo, matriz, toda clase de flujos, y más especialmente en todas las afecciones de la piel, cualquiera que sea su carácter. T\T) UjA.

/^ATVÍÍ u U i N l .

Especialista en las vías urinarias y matriz, Montera, 11, pral.

20 rs. al trimestre.

Madrid 20 de Junio de 1882.

AÑO I I I .

NIÍM. 23.

I MIDO i i i F 1 REVISTA

DE

S E M A N A L

^/VIeDICINAj p I R U J Í A

Y J^ARMACIA,

(Eco imparcial de la Ciencia y de los intereses Profesionales.)

OFICIAL DE LAS ASOCIACIOIS MÉlO-FAMAGfflICAS DE LOS DISTRITOS DE ALIAGA. HÍJAR, MDERR0B1S (TEROEL) Y DE L A A C A D E M I A IVI0L1NESA

(GÜADALAJARA.)

DIRECTOR PROPIETARIO: D. LADISLAO VALDIVIESO Y PRIETO E L JURADO se e n c a r g a r á gratuitamente de activar los expedientes g-ubernativos y todo g-énero de reclamaciones m é d i c o - f a r m a c é u ticas en los centros oficiales. Dará su parecer en las consultas q u e - d é legislación vigente le dirijan, siempre que proceda su concurso para las aclaraciones que se estimen l e g í t i m a m e n t e necesarias. Publicará, siguiendo u n riguroso turno de fechas, los remitidos que envíen los suscritores sn consonancia con nuestro programa jilos intereses cientiñcos y. profesionales que defendemos. También dará cabida á cuantos casas clínicos notables se nos participen para enseñanza particular y engrandecimiento general de la ciencia patria.

ADMINISTRACIÓN: Are® de S a n t a íifiaráa, S í , 2?.°

SUMARIO. Sección profesional: E l proyecto.de ley de sanidad (continuación).— La vida del proyecto de ley desanidad (continuación) —La A c a demia Molinesa de Higiene y Salubridad pública.—Dictamen de la Asociación Médico-B'armacéutioa de Albarracin, sobre el p r o yecto de Sanidad civil (conclusión).—Sección científica: Las d i s pépsias.—Variedades: La insalubridad de Madrid: sus causas y su remedio (continuación).—Noticias.—Corresponsales.—Advertencia.—Vacantes.—-Anuncios.

SECCION PROFESIONAL. E L PROYECTO D E L E Y D E SANIDAD. (Continuación).

A R T I C U L A D O .

La inspección sanitaria de los mercados, respecto á los artículos que en ellos se expenden, debe ser esmeradísima y ejercida por personal apto é incorruptible por ningún género de dádivas, siendo preciso esté bien retribuido para exigírsele estrecha responsabilidad de sus faltas. La adulteración de las bebidas y de los alimentos, el criminal fraude de vender carnes de animales enfermos, ó bien el de hacerlo con las que estando en iguales condiciones proceden de otros, cuyas carnes no tienen en nuestro país uso alimenticio, constituye un foco perenne que aumenta los terribles guarismos de la estadística mortuoria en las grandes poblaciones; todo cuanto se encarezca la vigilancia de los mercados es, sin disputa, prestar un inmenso servicio público, garantiendo la salud del consumidor; como también toda pena que se aplique á los delincuentes es pequeña ante la alevosía de su criminal Iraude. La creación de patentes de sanidad, sirviendo á la vez como de un nuevo ingreso en el presupuesto general del proyecto que nos ocupa, facili-

Precios y condiciones de suscricion. Madrid, un mes, una peseta. Provincias, ün trimestre, 3 i d . : Extranjero, id., 4; Ultramar, u n semestre, 14. Las suscriciones se h a r á n al contado en Madrid, y en provincias y extranjero por libranzas de fácil cobro ó sellos de comunicaciones, no respondiendo de su recibo sin ser certificada su remisión.—Se considera suscritor á t o d o el que, aunque no renueve la suscricion, no, avise su baja y siga recibiendo los n ú m e r o s , así como á cuantos se le remitan y no los devuelvan á su procedencia E L JURADO MEDICO-FAÍIMACÉUTICO se p u b l i c a r á en Madrid cuatro veces al mes y en los dias 7, 13, 20 y 21. Los anuncios á precios convencionales. Pnntos de suscricion. Librería de Moya y Plaza, Carretas, 8; Martínez, Principe, 25, l i b r e r í a ; Bailly-Baillieri, plaza de Santa Ana, 10, y en la Administración de este periódico.

taria organizar la inspección de los mercados con más segura vigilancia que hoy, y su posesión, á más de garantir al público, seria un título de probidad y honradez para el abastecedor é industrial, digno de obtener la confianza del mismo, sirviendo en caso contrario para retirarla cuando cogido en flagrante delito de adulteración se le privara por un tiempo dado de dicha patente, sin perjuicio de castigar con todo rigor la falta. El ingreso efectivo por este impuesto, prorateado con relación á la población é importancia de los establecimientos dentro de una cuota módica y variable, allegaría cuantiosas sumas, suficientes á producir sobrantes, después de cubrir todos los gastos que ocasione la instalación más completa de tan esmerado servicio higiénico; esta es nuestra creencia, y á disponer de más espacio desarrollaríamos nuestras ideas que por hoy solo nos contentamos con apuntar. La parte sexta trata de los mataderos, y es otra de las cuestiones higiénicas de más importancia, á la que el proyecto que analizamos dedica solo dos artículos, el 122 y 123, uno referente á instalación, y otro á la vigilancia; como establecimientos municipales es posible conseguir se cumplan mejor las prescripciones sanitarias, si la Superioridad con insistencia obliga á los Ayuntamientos á que reuniendo buenas condiciones, de emplazamiento tenga un inspector de carnes que evite sean sacrificadas re.ses enfermas que infeccionen y dañen al consumidor, siendo la ley inesorable con los que abusando de esta delicado cargo comprometan la salud pública. Con la parte sétima termina el primer capítulo, higienepúllica, del título I I I sobre sanidad terres-

178

EL JURADO MÉDICO FARMACÉUTICO.

tre, y ella se dirige á señalar las disposiciones generales que han de observarse para el mejor cumplimiento del articulado. Nótese que el proyecto del Gobierno, después de señalar como una de las obligaciones de los delegados «ejercer la mayor vigilancia sobre las casas de prostitución,» nada dice en la sección de higiene pública, donde esperábamos ver consignado este servicio, puesto que significa una obligación de los delegados; semejante omisión no acertamos á explicarla, cuando parecería lógico que de consignarse como obligatorio de las delegaciones vigilar las casas de prostitución, el importantísimo servicio que esto implica, debiera, á nuestro juicio, ser reconocido como uno d é l o s de la sección de higiene pública, única, en que por su í n dole debe figurar. Tan crasa como incomprensible omisión, deja incompleto en esta parte el proyecto de ley de sanidad, y el silencio que en esto guarda la comisión del Senado, no consignando el defecto del proyecto al señalar obligaciones á los delegados que no podían cumplir en tanto no se especificaran, habiendo desaparecido en su dictámen, revela algo de convenio ó plan que tampoco nos es dado lógicamente explicar. No acertamos el por qué la higiene de la prostitución, lo mismo que la higiene de los cementerios, de los mercados, de los mataderos, etc., no forma en el citado proyecto uno de los importantes servicios sanitarios; inexplicable para nosotros el criterio que tanto al Gobierno como á la comisión guiara para dejarlo de consignar, hemos de combatirlo, como igualmente hemos de demostrar que este servicio, tal como hoy está organizado, constituye un escandaloso abuso, bochornoso para todo gobierno que lo consienta. (Se continuará). L A VIDA D E L P R O Y E C T O D E L E Y D E SANIDAD, (Continuación.)

Precisamente en nuestro primer fondo del número a n terior, hablamos de las patentes de construcción y de las patentes de sanidad para los establecimientos de venta de alimentos y bebidas; allí abogamos por la necesidad de v i gilar las construcciones urbanas destinadas á babitaciones y albergue de animales para que respondan á buenas condiciones higiénicas^ y la precisión de inspeccionar los alimentos y bebidas para garantir la salud del consumidor; y precisamente, estas nuestras ideas, apuntadas en las reformas que tuvimos el honor de formular y poner en manos de nuestro querido maestro el Dr. Calleja., dignísimo ponente de la comisión del Senado, que habia de dar dictámen sobre el proyecto de Sanidad, las vemos hoy aceptadas en el mismo en su art. 24, como también el establecimiento del impuesto sanitario, sobre construcciones destinadas á albergar personas. Pero si bien la comisión del Senado coincide con nuestros ideas., no nos sucede lo mismo respecto á la cuota que estipula, y en la que, con solo

fijar la vista sobre los impuestos sanitarios que acepta del proyecto de ley que se discute, y los nuevos que crea^ resalta un anacronismo al consignar cinco pesetas como impuesto á la familia del desgraciado que muera; cinco pesetas que, no siendo pobre, con arreglo á nuestras leyes,, tal vez no tenga; en tanto solo se exigen tres pesetas—solo ¡tres pesetas/—al constructor de una casa en Madrid que acabó de gastar tmo ó dos millones en construirla. ¡Que anomalía, cuánta disparidad! Y los mismos términos de comparación entre el impuesto mortuorio de Madrid y el impuesto de construcción^ se observa en sentido descendente en las demás capitales, resultando esta triste comparación: en tanto que á los muertos se les impone un t r i buto de 5, 4 y 2,50 de peseta respectivamente; á los vivos y ricos, á los constructores de casas, solo se les impone el de 3, 2 y 1 peseta. ¿Hay proporción, hay paridad, hay idea d é l o que debe ser un impuesto? No. Desechamos desde luego por infinitamente pequeñas las cuotas de este i m puesto, como creemos no debe exigirse ninguna sobre las defunciones, sobre los muertos. Si nosotros pudiéramos llevar nuestras ideas á los Cuerpos Colegisladores, á la misma comisión, seria para pedir que rechazaran el imp uesto mortuorio y aumentaran el de la construcción de edificios destinados á habitaciones y albergue de animales en la proporción siguiente: 25 pesetas en Madrid y capitales de primer orden; 20 pesetas en las de segundo y tercero; 15 en todos los pueblos dé más de 2.000 habitantes. Con estas cuotas, se conseguirá un respetable ingreso, en nues*ro concepto mayor, que el m i s mo que se haya formado del impuesto mortuorio, que ya dejamos dicho es incobrable como oneroso é injusto; pues suponiendo como mínimum una construcción anual en4oda España é islas adyacentes de 30,000 edificios, multiplicado por la tercer cuota (15 pesetas) ó sea el promedio próximamente, resultaría una suma de 450,000 pesetas, suma que seguramente no ha de producir el triste impuesto fúnebre. Prosiguiendo el estudio de los impuestos sanitarios, como garantía é interés público por un lado, y por otro como medio de reintegrar al Tesoro el total del presupuesto de gastos que el planteamiento de la reforma sanitaria que nos ocupa lleva consigo, nos encontramos con que el proyecto presentado por el Gobierno, y solo bajo el concepto higiénico, grava únicamente á los muertos, como sí no existieran dentro del mismo otros distintos objetos á que justamente debiera llevarse la inspección sanitaria y con ella el tributo; pues solo en la VIII categoría especifica la cuota anual de 20 pesetas por reconocimiento de industrias insalubres y certificación del hecho. L a comisión del Senado encargada de dar dictámen con más conocimiento del ancho círculo á que debe llegar la inspección sanitaria, adita á los impuestos consignados en el proyecto presentado por el Gobierno, los nuevos sobre construcciones de que ya nos hemos ocupado, mas el reconocimiento de establecimientos públicos de particulares, que grava en 10 pesetas, y el reconocimiento anual de edificios alquilados para huéspedes, que lo hace igualmente en 5 pesetas. Nosotros desde luego aplaudimos el aditamento de la comisión, pero no acertamos á explicarnos el por qué no lo ha hecho extensivo á otras distintas esferas de la higiene pública, en nuestro concepto de mucho más necesaria vigilancia: los alimentos, las bebidas y la prostitución.

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO. Pero dejando para luego el apoyar la necesidad de un impuesto sobre los establecimientos de venta do alimentos, fábricas de embutidos, de conservas alimenticias, fábricas de chocolate, etc., y del que hoy se cobra por los go biernos civiles sobre la prostitución, encontramos que los, adicionales consignados por la comisión del Senado, son ambiguos, no especifican nada y no son equitativos. Dice la categoría V I I del proyecto reformado por la comisión: Reconocimientos de establecimientos públicos de particulares, (cuota 10 pesetas). ¿A qué establecimientos públicos se refiere? ¿A teatros, circos y demás locales de diversiones p ú blicas., ó á establecimientos de venta de alimentos ó bebidas, como fondas, cafés, tabernas, etc.? ¿El reconocimiento de estos establecimientos públicos se refiere á las condiciones higiénicas de construcción, ó á las de los articules que en ellos se expendan ú objeto á que se destinen? ¿Qué entiende la comisión del Senado por establecimientos públicos? Por nuestra parte, nos confesamos vencidos, y desde luego decimos que ignoramos qué establecimientos públicos de particulares han de estar sujetos al impuesto de la V I I categoría; por eso no combatimos lo arbitrario de consignar para toda la nación una sola cuota. Si de la categoría V I I pasamos á la I X , otra de las aditadas por la comisión del Senado en el concepto de impuesto sani'ario y que versa sobre el reconocimiento anual de edificios alquilados para huéspedes, (cuota 5 pesetas) nos encontramos tan confusos como en aquella para poder adivinar el objeto de la comisión; áice: edificios alquilados para huéspedes, condicional que excluye todas las hospederías antl-higiénicas de las grandes capitales, puesto que estas no ocupan edificios, y sí solo cuartos ó pisos, en tanto que la más misera posada de aldea, ocupando edificio alquilado para huéspedes,, está incluida en la misma cuota que el más lujoso hotel de cualquiera de nuestras populosas capitales. Por otra parte, este reconocimiento anual, ¿á qué fin higiénico tiende? Si el edificio es anti-higiénico un año, lo será igualmente al otro; y si el reconocimiento lleva por objeto evitar el que la aglomeración de personas lo conviertan en insalubre, preciso es confesar que un reconocimiento anual nada evita., ni de nada sirve, [Se continuará.) L a Academia Molinesa de Higiene y Salubridad p ú blica. A L SENADO. Esta Academia, constituida por iniciativa de todos los Profesores del arte de curar, residentes en este partido j u d i cial, y cuyo reglamento fué aprobado por el Excmo. Sr. Gobernador civil de la provincia con fecha 27 de A b r i l de 1881, ha visto con la mayor satisfacción el proyecto de ley de Sanidad presentado por el Gobierno de S. M . á la aprobación de ese alto Cuerpo Colegislador. No incumbe á esta corporación, ni tampoco lo cree de necesidad, ocuparse de un modo general de la importancia y oportunidad del citado proyecto, Las múltiples formas en que se desarrolla la organización sanitaria del país, ha dado ocasión para que las especialidades que con tanto prove cho cultivan los diferentes ramos que dicha organización abraza, hayan emitido su opinión, y la comisión encargada de formular el correspondiente d i e t á m e n , con un criterio que honra sus buenos deseos, y con el espíritu eminentemente liberal de que ha querido inspirarse, se ha dignado consultar á todas aquellas personas y aun corporaciones, que por sus conocimientos especiales ó por su situación

179

particular, pudieran contribuir m á s ó menos á ilustrar cuestiones tan importantes como son las que hay que resolver con una ley de Sanidad. La Academia tiene el alto honor de agradecer en cuanto se merece, este acto de deferencia hácia las personas y corporaciones representantes de la ciencia y cree que en cuanto se refiere á la higiene pública nada hay indiferente, todo es importante, todo ocupa el primer lugar, porque se trata nada menos que de la salud y la vida de los hombres; pero si algo hubiera de ocupar lugar preferente, si alguno de los diferentes puestos que aquella ciencia abraza debieran t r a tarse en primera línea, serian seguramente todos aquellos que se refieren á la higiene y salubridad pública aplicada á los pueblos pequeños. Ordinariamente se cree que en estos no hace gran falta ciencia, y que las aldeas, los caseríos, y los pueblos de escaso vecindario, tienen bastante con sus condiciones físicas y climatológicas naturales, para que sus habitantes v i van largamente sin los auxilios de la higiene pública. Este es un error gravísimo y sobremanera peligroso, porque además de que abandona una gran parte de la población a l m á s ciego fatalismo en las cuestiones que m á s debían preocuparle, cuales son la salud y la enfermedad, la acción misma de la Administración pública, y de la ley, se hacen sentir débilmente, con dificultad y muy pocas veces con resultados positivos para la población. En un país, en que sin ser de los más fríos, goza de una temperatura media regular (14°), en que las transformaciones y vicisitudes atmosféricas no son estremadas (vientos dominantes Oeste, y Noroeste), con un sol ordinariamente despejado y vivificador, con u n suelo algo accidentado, pero casi totalmente cubierto de una vegetación perenne que mantiene en todos tiempos una atmósfera pura y esencialmente reparadora; en un país, en fin, en que apenas existen las escrófulas, la sífilis, la tuberculosis, y aun las verdaderas fiebres llamadas tifoideas, enfermedades todas que, como es sabido, llevan tras sí una gran m a y o r í a de las poblaciones crecidas; en este país, sin embargo, la mortandad no baja de cuarenta por m i l , y la densidad de población decrece, en t é r m i n o s , que apenas hay un pueblo en que no haya disminuido el n ú m e r o de vecinos desde el censo de población publicado en 1857, hasta el empadronamiento del año anterior. Esta corporación, cuyo objeto principal ha sido la aplicación y el estudio de estos hechos, el conocimiento de la higiene pública y particular aplicada á los pueblos pequeños y la observación de las condiciones en que vive esa i n mensa m a y o r í a de españoles'que constituyen la población rural, ha visto con profundo sentimiento estos resultados estadísticos, representantes de un hecho tan contrario á la opinión c o m ú n , y bien pronto ha podido comprender, que si bajo la existencia de condiciones físicas y climatológica» al parecer tan favorables á la salud pública, existe una mortalidad á que apenas alcanza n i n g ú n país de Europa; que si la densidad de población disminuye y la vida media apenas llega á la cifra que en las ciudades m á s populo • sas, es, porque la sociedad actual no vive y se desarrolla como en otros tiempos, ú n i c a m e n t e bajo la influencia de las condiciones físicas y climatológicas, sino que en su natural desenvolvimiento y en sus diversas manifestaciones, les son de todo punto indispensables los auxilios de la ciencia, los grandes preceptos de la higiene pública, y los principios de regeneración social que en estos últimos tiempos ha llevado á todos los puntos del globo la cultura y la c i v i l i zación. Y estos principios generales aplicables á la sociedad en general lo son especialmente al país en que vivimos. Desgraciadamente para él la higiene pública no existe, la ciencia de la enfermedad apenas hace sentir su benéfica in-

180

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO.

fluencia sobre esta población esparcida en los campos; y aunque cuesta trabajo confesarlo, preciso es conocer que para ella, como para una parte numerosa de ciudadanos españoles, son ilusorios los grandes adelantos de la época, y apenas le alcanzan los beneficios de esas grandes verdades generales, y de esos fundamentales principios de que en todos los tiempos, pero m á s particularmente en el preserite, han estado y están en posesión las ciencias biológicas9 Habituados sus naturales á considerar como fatales todos los acontecimientos que se relacionan con la salud y con la enfermedad, creen que la única misión facultativa es aliviarle ó librarle completamente de estas últimas, sin tener en cuenta que muchas de ellas podrían evitarse con facilidad, al mismo tiempo que la curación es difícil siempre y frecuentemente imposible. Desde la ú l t i m a de sus a l deas, como de los pueblos algo crecidos y hasta en la capital del partido, nada hay que dé á conocer si piensa alguna que otra vez en la salud pública. La policía de los campos y de los caminos, la higiene de las habitaciones, los abastecimientos de alimentos y bebidas, los ejercicios, las pasiones, los cementerios, la beneficencia pública y todo cuanto á esto se refiere, funciona entre nosotros con la mayor irregularidad, y en lugar de obedecer á las inspiraciones de la ciencia, todo se halla sometido á la desoladora influencia de los intereses particulares y del momento, y al instinto de una población esencialmente rural, y completamente ignorante de las poderosas causas que sostienen la vida, y con ella la salud y la enfermedad. La Academia, no contristará el ánimo-de ese alto Cuerpo, representándole una parte de la población española habitando en chozas comunes con sus ganados y animales de carga, respirando el aire que aquellos respiran, sin luz y sin ventilación en medio de los campos, careciendo completamente de agua para el lavado y la bebida, y con una alimentación y abrigo completamente deficiente. También h a r é caso omiso del tétrico cuadro que esta misma poblapresenta en un dia de enfermedad, bien sea enfermedad com ú n , bien epidémica; pero creo la sea permitido hacer constar, que en estos tiempos de libertad y progreso social, en este siglo en que parece que la cultura y la civilización han debido llevar su benéfica influencia á lodos los puntos del globo, todavía quedan algunos pueblos y muchas familias á quienes no llegan los beneficios de la ciencia, por carecer en absoluto de asistencia facultativa, y aun en las mismas poblaciones en que existe el personal necesario, estos beneficios son en parte ilusorios, porque se cree que la misión facultativa solo empieza cuando se ha desarrollado la enfermedad. En los pueblos pequeños, como en la misma capital, existen numerosas causas de insalubridad, que la ciencia no evita, primero, porque no se la consulta, y después porque carece de autoridad. Calles angostas, tortuosas y desiguales, edificios ruinosos, habitaciones reducidísimas, sin ventilacionj sin vertederos, sin alcantarillas y demás* condiciones á la vida, tienen convertida esta población, con ser una ciudad histórica aunque no muy populosa, en una de las m á s insalubres de esta provincia; y aun cuando esta Academia no debía hablar de asuntos puramente administrativos, cree sin embargo le será permitido hacer constar, como prueba de lo que expone, que esta'misma población que en los tres últimos años ha gastado en obras públicas una cantidad muy superior á lo que corresponde para este objeto en un presupuesto ordinario, no solamente carece en absoluto de fuentes, alcantarillas, vertederos y de cuanto se relaciona con la higiene pública, sino que, por confesión del mismo Ayuntamiento, carece hasta de cementerio: ¡tan desgraciadas son las condiciones del que así se le denomina! Y si de esta ciudad salimos á los pueblos, nos encontra-

mos con las mismas transgresiones higiénicas, pudiendo citar entre otros, el hecho de que por no haberse creído un propietario obligado á restablecer el curso natural de un arroyo alterado por las frecuentes avenidas del a ñ o anterior, se desarrollaron las intermitentes con tal intensidad, que durante los meses de Junio, Julio y Agosto ú l t i m o s , hubo constantemente en asistencia un setenta y cinco pior ciento, ó' sea las tres cuartas partes de la población. Se ha dicho, j todavía se repite con frecuencia, que en higiene como en todas las demás materias, el culpable es el que sufre las consecuencias. Este es un grave error contra el que deben protestar la ciencia y la moral. Ordinariamente en los asuntos de higiene pública, no es el transgresor el que sufre, y buena prueba es el hecho que esta Academia acaba de citar; pero aun cuando así fuere, es necesario tener presente que tanto las opiniones como los hechos que determinan la transgresión, comunmente son por ignorancia, porque sabido es que no todos los hombres poseen n i aun lo m á s elemental de la higiene pública, y no .pueden comprenderse seres tan desgraciados que á sabiendas habían de atacar á la^salud y á la vida de sus conciudadanos • Por consiguiente, allí donde falta el conocimiento necesario, allí donde la inteligencia c o m ú n y ordinaria es insuficiente, allí está la inteligencia y la acción protectora de la Ley en favor de todos los ciudadanos. Además, y sin que sea necesario entrar en grandes consideraciones técnicas, ia Academia debe hacer notar que los efectos de una transgresión higiénica, no siempre quedan limitados n i á los individuos de las familias, n i á los pueblos que le cometen, y muchas veces se han visto enfermedades febriles carbuncosas, diftéricas y otras, que desarrolladas bajo la influencia de una causa local y puramente infectiva, han venido á constituir enfermedades evidentemente contagiosas. Lo que en un principio puede decirse que fué una enfermedad c o m ú n , á lo m á s endémica, m á s tarde se ha de convertir en una enfermedad evidentemente contagiosa. Los hechos de esta especie abundan por desgracia en estos países en que sin gran trabajo se pueden seguir la filiación é itinerario de casi todas las enfermedades de esta especie; y el gran deber de la ciencia y sobre todo el de esta corporación, es hacerlos públicos, en el momento en que se trata de una ley de Sanidad, como el gran deber de la ley es proteger á todo ciudadano contra las'causas de enfermedades y de muerte, que él mismo no se puede evitar. Por todas estas razones, y considerando que el proyecto de ley de Sanidad, sometido á la aprobación de ese alto Cuerpo Colegislador, se halla destinado, en concepto de esta Academia, á llenar este gran vacío de la Administración pública; A l Senado reverentemente suplica, se digne darle su aprobación, principalmente en la parte que se refiere á la administración sanitaria de los pueblos. Es favor y gracia que esta Academia espera de ese alto Cuerpo, y clel que no duda recibirá un gran beneficio la humanidad. Molina seis de Junio de m i l ochocientos ochenta y dos.— El Presidente, Clemente Panmno.—El Secretario, Gregorio Meqino. DICTAMEN de l a A s o c i a c i ó n M é d i c o - F a r m a c é u t i c a de A l b a r r a c i n , sobre el proyecto de Sanidad civil. (Conclusión.)

El capitulo IV del título L reza con la Administración sanitaria municipal, y en el que se comprende y entran de lleno la inmensísima mayoría de profesores en sus dis-

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO. tintas categorías, pues abraza á la verdadera clase rural ó titular, y lo componen nueve artículos, desde el 37 al 45 inclusive. Desde luego echamos de ver en ói una a n o m a l í a tan excepcional y de la que nadie se ha ocupado, que sepamos, que seguramente llamará la atención. Hasta aquí y en la confección de Inspecciones, Delegaciones... al hablar del personal correspondiente y sus categorías, dice: «se compondrá de un licenciado en medicina y cirujía, ó farmacia, ó derecho...» y al llegar al art. 38 «el personal de las Subdelegaciones se compone: de un licenciado ó doctor en medicina y cirujía; un licenciado ó doctor en farmacia. ¿No choca, en efecto, que para los centros superiores, para una Inspección en Madrid, con categoría de Jefe de A d ministración de segunda (33.000 rs.), ó para una Delega cion en provincias. Jefe de Negociado de tercera (16.000 rs.), se exiga el título de licenciado á secas, y para una Subdelegacion rural éste, y mejor si puede ser el de doctor? ¿Es lógico, ni siquiera comprensible, hacer de un licenciado un Inspector ó Delegado y de un doctor un subdelegado de Ahnohaja. v. gr., (30 vecinos?) Hay m á s : también hasta allí, es decir, hasta el artículo 36 y mientras se refiere al personal central y provincial, ó sea á la alta Administración sanitaria civil, á la vez que simplemente licenciados, y hasta licenciados simples, la, valiosa aditamenta de Je/es de esto y de lo otro, administradores de lo de aquí ó de lo de allá, etc., etcétera; y en llegando que ha llegado á las Subdelegaciones, ó sea á los médicos y farmacéuticos rurales, ó como yo los llamo, á la baja Administración sanitaria civil, sobre querernos doctores, so olvida el confeccionador de la categoría administrativa en que debe colocarnos. Ello nos hace suponer que... ¡pero á cuántas suposiciones no h á lugar! Perdonemos tan caritativa intención, no formemos tampoco j u i cios temerarios... y continuemos. El art. 65 parece, y de hecho lo es, complementario del 38, pues sin m á s ni m á s y á continuación del ingreso, ascenso... dice: «El escalafón de médicos de las Subdelegaciones (con los farmacéuticos no juega; y eso que si puede han de ser doctores, y secretarios de las Subdelegaciones ..) se dividirá en tres partes: De entrada, con la categoría de oficiales de Administración civil de quinta clase, (6.000 rs,) Ascenso, con la de oficiales de i d . de cuarta, (8.000 rs.) Término, con la icU» id.'de tercera, (10.000.) Como se vé, esto es bueno, muy bueno, suponiendo que esas categorías y esos reales correspondan á las asignaciones que hoy percibimos como Ululares, las que sobre m á s altas, dannos á la vez m á s autoridad, consideración y prestigio, coh solo colocarnos aun en los primeros peldaños, en el pasillo, en la antesala, de la esfera administrativa. Pero, ¿quién paga? rae decia al mismo tiempo; y á continuación leia: «Los sueldos de estos médicos serán cargo á los fondos municipales,» y... nuestro gozo en un pozo; con estas cuatro palabras serán cargo á los fondos municipales, vienen á tierra todas nuestras ilusiones, deseos y esperanzas; pues si bien echamos cuentas, quedamos en iguales ó peores circunstancias que hasta aquí. Quien paga tarde, mal y de mala manera uno, dos ó tres, calculemos de q u é forma satisfarán los seis, ocho y diez m i l reales á que ahora se les obliga; El legislador, no obstante, llevado de un buen deseo, y no contento con ese aumento, que los municipios no han de cumplir, pues tan ley es la hoy vigente sobre partidos médicos y sin embargo no se cumple en las mezquinas asignaciones de ^Ywtom, dice continuando el párrafo 5.° del artículo que venimos examinando: «Pudiendo los Ayuntamientos aumentar las dotaciones, pero teniendo los aumentos el carácter de remuneración.» Busco el Diccienario y leo Remuneración, s. f.: la acción de remunerar. Su efecto. Remunerar: v . a.: premiar, galardonar. ¡Magnífico p o r v e n i r -

181

exclamé—si los Ayuntamientos han de medir, apreciar y galardonar las acciones m á s ó menos remunerables de sus Subdelegados médicos! Si el autor del proyecto, viera y v i viera, pasara y sufriera, y m á s que todo esto, sintiera de cerca los efectos de la actitud remuneradora de ciertos Ayuntamientos para con sus profesores titulares, no 1c hubiera ocurrido semejante palabreja. Yo de mí sé decir—y lo m i s mo pudiera sentar en nombro de la mayoría de los profesores rurales—que en cuanto un Ayuntamiento pueda agarrarse á la nueva ley, me galardonea... con la cesantía (hace seis trimestres que no cobro); y finalmente, el párrafo ú l t i mo del predicho art. 65 es digno remate de la trascendental importancia que envuelve, pues con él y cuanto llevamos dicho respecto á los altos centros pudiera suceder que cualquier Ayuntamiento, nos galoneara con las vistosas libreas ó gorras de porteros, ordenanzas, celadores, conserjes... y darse el caso probable de un doctor servir una plaza subal' terna en un centro numeroso é importante, en el que un licenciado fuera el jefe. Así y todo, si bien se mira, dicho artículo no tiene desperdicio alguno; pues es el que m á s de cerca a t a ñ e á los intereses profesionales y por ende al decoro é importancia de nuestra ciencia, que es lo que m á s estimamos; aceptado, pues, en el fondo, pero en la forma ya lo hemos dicho, un mito, dejándonos entregados en absoluto al inconsiderado criterio de un Ayuntamiento en la elección y satisfacción de nuestros haberes. Con que las cuatro palabras serán cargo á los fondos municipales, se cambiaran por estas: serán cargo á l o s fondos del Estado ó a l presupuesto del Ministerio de la Gobernación, etc., quedaban cubiertas nuestras aspiraciones y satisfechas nuestras esperanzas; aspiraciones y esperanzas basadas, no tanto en nuestro egoísmo personal, cuanto en la importancia y dignificación de la gran ciencia cuyo sacerdocio profesamos, mal trecha aquella y peor llevadosestos en eterna comandita con los Ayuntamientos. -

.

*

* *

El art. 68 huelga en el proyecto; los farmacéuticos y veterinarios á los que se refiere, deben y con tanta justicia como los médicos, no esperar la remuneración de los A y u n tamientos, sino como éstos hallarse comprendidos en los artículos 66 y 67. ¿No es la farmacia una rama esencialísima del tronco principal? ¿no son sus ministros el corazón, el alma de los médicos? ¿no, los que con sus bien arregladas preparaciones llevan la salud y la vida al paciente? ¿no sufren y hasta alcanzarles pueden las mismas peripecias? ¿no les competen iguales funciones según se desprende de los artículos 40 y 45? Todavía m á s ; ¿qué seria de los enfermos y del médico el día en que ante una.epidemia abandonasen su oficina, en lo cual h a r í a n perfectamente, abandonados como la ley los deja á la caritativa actitud remuneradora de los Ayuntamientos? ¿sin corazón, sin alma, es decir, sin medicaciones y medicamentos concienzudamente confeccionados, ¿qué seria de nuestra ciencia? ¿qué de sus m i n i s tros? Esto y el inconcebible olvido en que quedan, según el artículo 57 que mata de raíz todo estímulo por la ninguna recompensa á que aspirar deben, pues n i aun escalafón llegan á formar, ha hecho decir, y con razón, á nuestro querido compañero el farmacéutico de Villafranca en este partido, D. Mariano García, que el proyecto es muy ht&no y muy beneficioso para todos los médicos en general y muy malo pOjra todos los farmacéuticos, pudiendo y debiendo ser igualmente beneficioso para ambas clases, puesto que no hay razón para que no lo sea para la una siéndolo para la otra: cuya opinión, aceptada por los farmacéuticos todos de este partido, hacemos nuestra, así como cuanto sobre el particularj ha consignado en luminoso informe el Colegio de farmacéuticos de Madrid. Ayudemos en esto á nuestros hermanos farmacéuticos, trabajemos de común acuerdo, que no haya soluciones de continuidad n i privilegios, una es nuestra

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO.

182

ciencia como unos son los encargados de administrarla: modifiqúese, pues, el artículo 57, y donde dice, «los médicos de las subdelegaciones,» diga, «las subdelegaciones,» con lo cual desaparecen irritantes é inconvenientes distinciones.

***

«Otros puntos de interés comprende la ley—como dice su autor en el preámbulo ó razonamiento que la precede— que no es menester detallar y que corresponden á los nuevos adelantos de la higiene pública y al estado de la sanidad de los países m á s adelantados;» y efectivamente, queremos hacer gracia de este aserto, iruás ó menos discutible, y ver en los títulos I I y I I I una sumaria exposición de los preceptos de la higiene pública aplicados al servico de sanidad m a r í t i m a y terrestre, que asentimos encontrarlos á la altura del estado actual de nuestra ciencia y adelanto de otros países, salvo opinión de los futuros delegados balnearios en lo que á los mismos concierne, por aquello de que «los bañistas podrán hacer uso de su aguas por prescripción de cualquier facultativo, ó por su propio consejo» (art. 143); como de lo que «por n i n g ú n concepto podrá el delegado exigir de los bañistas derecho alguno, al menos que voluntaria y especialmente éstos demanden sus servicios profesionales» (art. 146), con lo que casi casi vienen á quedar los mimados y viejos directores de baños en igual caso que nosotros, fiados en la clemencia remuneradora de los clientes. Del título V que dice mucho y parece significar m á s , no entendemos una palabra; aguardemos los consiguientes reglamentos orgánicos, el lugar que se nos asigne, según nuestros mei'ecimientos ó resultados del examen, la provisión de los destinos vacantes, de nueva creación, etc., etc., para poder juzgar con mejor conocimiento de causa.

Las consecuencias del brevísimo examen que según nuestro leal saber y entender acabamos de verificar, fáciles son de deducir y que á vosotros, amados compañeros, en vuestro buen criterio no escaparán, dispuestos como estamos á no examinarlas y hasta si preciso fuera reformarlas, visto el giro favorable que el asunto toma en la alta Cámara, en la que, según nuestro queridísimo colega M Genio Médico-Quirúrgico, tomé.náo\o de un periódico político, se ha leído el dictámen de la comisión de señores senadores que entiende en el proyecto, y del que dice ser «un trabajo detenido que tiene distinta extructura y mayor extensión, si bien conserva iguales principios fundamentales que el presentado por el Gobierno,» en cuya distinta extructura y mayor extensión, pedimos al cielo no consten palabras como la de remuneración y otras.

inteligencia recíproca, unión sincera y e n t r a ñ a b l e afecto, daremos á nuestra ciencia la consideración y respeto de propios y extraños, y á nosotros, aun cuando poco á poco, concedernos han, por añadidura, el lugar que de derecho nos corresponde dentro del mundo social y científico. JOSÉ GARCÉS. Celia 7 Junio 1882.

SECCION CIENTÍFICA. L a s dispépsias. No es nuestro á n i m o hacer una monografía de esta variedad de afectos gástricos, donde las subdivisiones relacionadas con una série de síntomas predominantes hatreado al parecer distintas enfermedades, que muchos aun llegan á atribuir á diverso proceso morboso. Son ciertamente las dispépsias una de las afecciones que m á s frecuentemente observa el médico; pero esta frecuencia no es por igual según se ejerza en las grandes ciudades ó en los pueblos, como tampoco lo es que sea debida á la topografía é influencias climatológicas, si bien no hemos de negar que una ú otra condición pueden ser concausas que favorezcan su desarrollo. Para nosotros, trascribiendo nuestras apreciaciones clínicas, y separados algún tanto de la síntesis con que la mayoría de los autores resumen la descripción de la enfermedad que nos ocupa, hemos observado, que su desarrollo se debe, m á s que á causa alguna, á desórdenes puramente de alimentos ó bebidas, unas veces por exceso, otras por insuficencia; unas por calidad, como otras por abuso de excitantes gástricos; de aquí que donde la costumbre entroniza el desenfrenado apetito del gastrónomo con su cohorte de abrumadores excitantes, como cuando la miseria roba la cantidad y calidad de los alimentos necesarios y reparar el gasto orgánico, con el m á s y el m é n o s , con el exceso y la privación sufre grandes trastornos el funcionalismo digestivo, reflejándose todos ellos en los órganos que m á s directamente toman parte en t a n necesaria función, h é ahí el por qué siendo m á s frecuentes estos desórdenes de la alimentación en las populosas ciudades donde el estado social se presenta exuberante, s i quiera sea en dos t é r m i n o s tan opuestos como la riqueza y la miseria, es por lo que á nuestro juicio se registran doble m á s enfermos afectos de esta dolencia en los primeros que en los últimos; de un modo general puede afirmarse que allí donde se come mucho, ó poco, ó bien se beba mucho, especialmente alcoholes, allí h a b r á dispépsias.

No debe olvidarse que nuestras conclusiones no tienen un alcance absoluto, y que así como el hábito llega á conseguir sea inofensivo el exceso, así t a m b i é n especiales conY tenéis, queridos compañeros, consignado m i parecer diciones de los individuos contribuyen á provocar y sostesobre el tantas veces repetido proyecto de Sanidad civil, ner el padecimiento sin que podamos atribuirlo á la comicuya interpretación, m á s q u e á m i suficiencia, al cariño que sión de aquel, y sí hemos de buscarlos en la deficencia de os merezco y que en tanto tengo habíais fiado. A impulsos fuerzas orgánicas. de este sentimiento, pues, del acendrado cariño que mutuaEsta complexidad de causas autoriza hasta cierto punto mente nos profesamos, del intensísimo deseo de estrechar las divisiones dadas por los patólogos á un mismo afecto, más y m á s los lazos de fraternidad profesional en este como explica también que, lo que nuestros antiguos clíninuestro querido partido, que. Dios mediante y el entusiascos apellidaban saburras gástricas, lo llamen hoy los alemo que en todos veo, haremos extensivo á nuestra amada manes catarro crónico del estómago, y los franceses disprovincia (1) he dejado correr m i pluma, que solo con una pépsias, unos y otros influidos por los adelantos científicos de la época, y por las ideas predominantes que sobre la pa(1) Con motivo de la feria en Teruel, en dia 1.° del actúa l togénesis de las enfermedades se disputan el*árido campo se reunieron en dicha ciudad y bajo la presidencia del muy de la patología por las distintas escuelas médicas. digno y respetable subdelegado de Medicina y Cirujía D. MaConvengamos, después de estas generalidades, que en nuel Lega, unos 40 profesores de los diferentes partidos j u diciales de la provincia, y después de una discusión animada é impregnada de las m á s entusiastas expansiones de las citacionas oportunas, para dar cima á lo que todos arafecto y cariño recíproco en las que se traslucia un vivísimo dientemente anhelamos. deseo de la constitución definitiva de la Asociación provinProcuraré, señor director, tener al corriente á los aprecial, así quedó convenido; esperando mejor ocasión, previas ciables lectores de EL JURADO, el dia que así suceda.

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO. las dispepsias resalta un fenómeno siempre primordial y que realmente las caracteriza, y es el cambio ya en cualidad, ya en cantidad, d é l a s secreciones fisiológicas del estómago, que solo después de largo tiempo puede dar lugar al desarrollo de elementos patológicos y cambios celulares especiales que, seguidos de la sub-inflamacion consiguiente, recorre todas las fases del proceso hasta la necrobiosis de los distintos tejidos que lo componen; pero estas alteraciones en la cantidadycalidad de las secreciones gástricas, no siempre tienen un mismo origen, y así como unas dimanan del exterior, de la ingesta, otras internas son consecuencias de desórdenes morbosos que muchas veces lejanos llegan á repercutir sus efectos trastornando el funcionalismo de tan importante entraña. Este distinto origen es u n d u l a que con persistencia debe buscar el clínico para m á s tarde serlo del terapeuta; i m posible será hacer desaparecer una dispépsia secundaria á otro padecimiento mientras no consigamos extinguirlo; acaso baste en muchos casos esto para sin m á s curarla; constituye, pues, á nuestro juicio, una cuestión capital el deslinde del origen de las dispépsias, y hasta donde la inteligencia del profesor alcance debe proseguir para conseguirlo; solo resuelto este punto triunfaremos del mal y los agentes terapéuticos responderán á sus distintas acciones, no recayendo sobre ellos injusto fallo de inutilidad con que á veces nuestra impericia los excomulga. Decíamos que averiguar el distinto origen de las dispepsias es la cuestión capital y el seguro guia que nos aclara las indicaciones terapéuticas; y precisamente, para descubrirlos, tenemos necesidad de observar, establecer comparación y apreciar las manifestaciones, tanto orgánicas como sintomáticas, que al principio de su desarrollo las diferencian. Lo mismo que la dispepsia puede ser sintomática de otras enfermedades localizadas en el e s t ó m a g o , úlcera, cáncer, y de otros procesos morbosos implantados en otras visceras, del mismo modo la que no lo es puede derivarse de dos distintos órdenes de causas; unas intrínsecas y propias de la naturaleza del enfermo, y otras extrínsecas y exclusivas de desórdenes higiénicos en el uso de alimentos y bebidas. Estas marcadas diferencias constituyen el objeto á que el clínico ha de dirigir la investigación, descubriendo con su minuciosa observación el orden de origen causal de la eefermedad; el estudio detenido del diagnóstico diferencial con todas aquellas afecciones con que pueden confundirse las dispepsias, y los conocimientos químico-fisiológicos sobre la importante función digestiva, forman el conjunto á que debemos interrogar. Todas las afecciones gástricas, con especialidad las de curso crónico, dan huellas y presentan síntomas capaces de diferenciarlas entre sí, por m á s que en general las presenten comunes; esta manera de ser desarrolla síntomas patognomónicos que las descubre á la investigación clínica, p u diendo el patólogo apreciar si lo que observa es una neurosis gástrica, un cáncer, una úlcera ó una simple dispepsia, etcétera. Lo mismo en el cuadro sintomático general de los afectos gástricos, que en el especial y propio de cada afección, puede el observador hallar fenómenos que, relacionados, le den cuenta del padecimiento que asiste; la coloración general de la piel, el dolor y el vómito, según el cambio y matiz de la primera, según la intensidad.y a u mento á la presión ó elaboración digestiva del segundo, y según las materias evacuadas y época en que se efectúa del tercero, forman especiales signos, que coincidiendo con determinado cortejo de síntomas, revelan el carácter y nanaturaleza del afecto gástrico. V. (Se continuará.)

183

VARIEDADES. L a insalubridad de Madrid: sus causas y su remedio (1). (Continuación).

El segundo se produce de una manera menos franca, pues su causa obra de un modo lento é insidioso. Parándose un poco á reflexionar sobre el mecanismo de la respiración y la circulación, y teniendo en cuenta el muscular necesario para verificar la ascensión, fácil es el explicarse el por qué de muchas afecciones crónicas de los centros de aquellos aparatos. En efecto; supongamos un individuo completamente sano, de los que se encuentran muy pocos en el mundo, que sube una escalera de cien peldaños. Como este medio de progresión es de los que exigen más desarrollo de fuerza muscular de las extremidades abdominales, y como al mismo tiempo la mayor parte de los músculos del tronco se encuentran en cierto estado de rigidez, para servir, por decirlo así, de punto de apoyo á los primeros, resulta: 1.°, que el trabajo entrecortado de las dos extremidades inferiores para elevar alternativamente el centro de gravedad del individuo, exigiendo un esfuerzo considerable, por las condiciones del ángulo que en cada escalón se vé obligada cada extremidad á formar, teniendo á la vez que elevar el peso del cuerpo á la altura que representa el peldaño, rebaja la fibra muscular de los estensores del muslo y dá lugar al cansancio del mismo; 2.°, que la rigidez m á s ó ménos completa de los músculos del tronco, dificultando la dilatación necesaria de la j á u l a torácica y de la cavidad abdominal, disminuye la longitud de sus ejes, haciendo incompleta y penosa la dilatación pulmonar, y por consiguiente, i m p i diendo la verificación completa y libre de la hematosis normal; y 3.°, que por lo violento del ejercicio, se acelera la circulación y el centro cardiaco, oprimido por los pulmones, comprimidos á su vez por las paredes torácicas y el diafragma, disminuye pasajeramente su capacidad y redobla sus esfuerzos por lanzar fuera de sí una cantidad de sangre, que la actividad aumentada de los vasos le trae y que él no puede contener; y de ahí la frecuencia de esos l a tidos que se observa en esos casos y á u n ei dolor en la región precordial, que unido á la sofocación que produce la insuficiencia de la hematosis y á la fatiga muscular, producen esa anhelación penosa que se observa al terminar, de subir una escalera larga de peldaños altos. Resultado: que el individuo sano, que suponemos i r á en progresión ascendente experimentando estos s í n t o m a s , llegará al centésimo escalón con el corazón palpitante por un exceso "de trabajo y los pulmones debilitados por ese mismo exceso de trabajo de funcionabilidad incompleta. Y como de esa hematosis insuficiente ha de resultar el que la parte m á s fluida de la sangre penetre por imbibición hasta los últimos elementos del p a r é n q u i m a , mientras que la sangre vivificadora no ha de poder hacerlo, por la compresión en que d i chos órganos se encuentran, tendremos como inmediatas consecuencias: para el corazón, un estado de excitabilidad que le dispone para el desarrollo de todas sus afecciones propias; para los pulmones, una falta de circulación en su propio tejido, que, como todo obstáculo de libre circulación, le prepara de un modo admirable para el- desarrollo de todas, absolutamente todas las enfermedades o r g á n i c a s . Hagamos subir á ese hombre sano repetidas veces esa escalera, y pronto le tendremos en el n ú m e r o de los enfermos del pecho. (1) Por un error, apareció en el artículo anterior la frase gatos> en lugar de gentes, que dá un tinte jocoso al artículo, cuando lejos de nuestro.ánimo está se tome en este sentido,

EL JURADO MÉDICO-FARMACÉUTICO.

184

Sustituyamos al individuo en cuestión uno de los muchos enfermos que andan, ó simplemente uno de los infinitos predispuestos á las enfermedades orgánicas de los centros circulatorio ó respiratorio, y calcúlese el resultado. Supongamos si no, esos miles de infelices que por su oficio tienen que subir cargados con grandes pesos á esas elevadas viviendas, como sucede á los aguadores, carbonero?, lavanderas, etc.; ¿cómo funcionarán aquellos pulmones? ¿cómo se contraerán los corazones aquellos al llegar á la última meseta de la escalera homicida? Las sarcásticas salas de los hospitales lo dirán m á s tarde; las consultas de las casas de socorro lo están diciendo todos los dias. Terminaremos este punto diciendo, para compendiar lo mucho que se puede decir sobre él, que las casas modernas son un crimen de lesa humanidad, cuya modificación reclama esa humanidad ofendida. PABLO DE AMALLO.

(Se concluirá.)

NOTICIAS. Se ha repartido el 2.° cuaderno del Manual Práctico d« las enfermedades de las mujeres, por el Dr. G. Eustache, que con tanta aceptación viene publicando la Biblioteca de la revista de medicina y cirujia frácticas. Continúa en el Senado el debate sobre el proyecto de ley de Sanidad, el que parece está amenazado de una lluvia de enmiendas por parte d e l S r . Gallostra, que después de su discurso combatiendo la totalidad del proyecto y decir: • Creo que la ley, como complemento de la existente, es buewa», y terminar diciendo: «Tales son las someras observaciones que tenia que hacer y he hecho en el deseo de acierto; pero si no son admitidas por la comisión, no he de poner obstáculos á la discusión, n i volveréá formular ninguna reclamación', ha variado de opinión, sin duda, acordándose del refrán, y hoy, queriendo probar que entiende de cuestiones sanitarias, ó tal vez influido por sujeciones de conciencia, vuelve sobre lo dicho, y cual andante caballero, pertrechado de enmiendas, se dispone á librar rudo combate al que presagiamos desastrosa derrota. Sin duda olvida S. S. que las cuestiones sanitarias son difíciles, y quien recuerde las frases de su compañero el señ o r vizconde de Campo-Grande, combatiendo como él el proyecto: «Hace 17 años que tengo la honra de pertenecer á este cuerpo (al Real Consejo de Sanidad), y apenas he empezado á conocer las graves cuestiones que allí se discuten», comprenderá que después de su paladina confesión en su discurso impugnando la totalidad: «Leí ayer m a ñ a n a el proyecto que se discute», y confundiendo lo que es administración con lo que es sanidad, muy perito tal vez S; S. en la primera, pero desconocedor de la segunda^ facilísimo es asegurar la suerte de sus enmiendas. Discutidas si S. S. se empeña, y no tomadas en consideración por acuerdo del Senado. El doctor Sim, refiere el caso de un joven, en el que la administración de 5 centigramos de iodoformo tres veces al día, fué seguida de la espulsion de una ténia. A cada toma el individuo arrojaba fragmentos de este parásito que fué espulsado por completo después de una dosis de extracto de helécho macho. El doctor Sim cree, que el iodoformo puede servir como medio para reconocer la presencia de la ténia; aconseja igualmente el iodoformo como vermífugo en supositorios, conteniendo 40 centigramos de esta sustancia. fé' Nuestro director el Sr. Valdivieso, ha tenido la honra de entregar al distinguido Catedrático y Senador, Doctor Calleja, la solicitud-informe que la Academia Molinesa dirije á la alta Cámara y que nuestros lectores encontrarán en otro lugar. Agradecemos con sinceridad la rectificación pedida á nuestro colega £ 1 Siglo Médico, y después de las amistosas explicaciones entre el hábil redactor del colega el Sr. Puli-. ¿o (D. Angel) y nuestro director Sr. Valdivieso, damos término á la polémica hasta aquí empeñada con el decano de la prensa médica, sin que nuestras enérgicas réplicas ha-

yan tratado de menoscabar su prestigio, ya juzgado por el público. Decia el vizconde de Campo-Grande en su i m p u g n a c i ó n á la totalidad del proyecto presentado por la comisión al Senado, refiriéndose al artículo en que esta estimó declarar incompatible el ejercicio profesional de la medicina y de l a farmacia: «Se permite á un sastre suministrar el p iño; se consiente á un arquitecto facilitar las materiales para una edificación, y desde que la libertad (habla ua moderado de pur sang) de la industria y de las profesiones que prueban oficialmente su aptitud está proclamada en España, puede h icer la simultaneidad para diversas profesiones, y solo no se consiente que los médicos tengan botica siendo f a r m a céuticos, y qua los farmacéuticos puedan recetar siendo médicos. Ño sé p o r q u é , pues por este medio se podría comprobar muchas veces mejor que ahora la eficacia de las medicinas... etc.» A esta manera de discurrir, proponemos otra: que los Jueces y Magistrados defiendan los pleitos, puesto que n i n guno mejor que ellos podrán hacerlo conociendo al detalle el proceso, primero como abogado defensor,' y segundo como juez que ha de sentenciar. Qué le parece á S. S., ¿acepta?... Pues en esto y otros muchos ejemplos que citaríamos, existen las mismas razones, con que B. S. apoya tan peregrinas ideas. IUÜ. Academia Médico-Q.iárúrgica Española hn. verificado la elección de cargos, habiéndolo sido los señores siguientes: Para la sección de Medicina, 1 ) . Mariano Montes, don Vicente Asnero, D. Ramón Llord y D. José Francos. Para la de C i r u j í a D . Marcelino Gómez Pamo, D. José Rivera, don Mariano Herrero Carrascoso y D. Enrique Domínguez. Para la sección de Histología, D. Leopoldo López García, D. Manuel Tapia, D. Ramón Varea y D. Lázaro Alvarez Santillan. Para la sección de Ciencias, D. Alfonso del Busto, D. Estéban López Silva, D. Vicente Barrio y D. Antonio García Cuello. Consejos del m é d i c o . E l hierro.—No conozco remedio que la mayor parte de los enfermos tomen con m á s disgusto; tampoco nada conozco m á s difícil de administrar durante algún tiempo, sin tropezar por parte de los clientes con recriminaciones ó pretextos sm fin. Sí alguno sufre extreñimiento rebelde lo atribuye al uso del hierro; si otro padece del estómago ha de ser por causa del hierro; los unos lo hallan demasiado activo mientias que los otros hasta niegan sus efectos. En realidad hay que confesar que todos estos motivos dé quejase hallan poco justificados. Peredas acusaciones son mal dirigidas. No se debe c u l par al hierro: si su digestión es diíicil, si ciuisa e x t r e ñ i miento, si la digestión interrumpida ocasiona jaquecas ó neuralgias, si siendo inerte es origen de otros dolores y sufrimientos.—El doctor ha dicho: tomen el hierro, pero no ha especificado la preparación. Las limaduras, el hierro reducido, el rob, las pildoras, etc., se presentan á primera vista á personas que no saben escojer, y eso cuando el farmacéutico no indica con preferencia tal ó cual preparación. Con mucha razón se ha dicho, á determinados enfermos: tomen el hierro, el hierro les es indispensable. Como hombre práctico, quiere darles un consejo de a m i go: Tome V. el hierro bajo una forma que permita absorberle, que no canse el estómago: para que no se vuelva inútil ó nocivo,, tomen el hierro líquido. E l hierro dialisado de Bramis ofrece todas las garantías apetecibles por sus dósis y preparación. Además, es un hierro puro que no incomoda en lo m á s mínimo el sistema digestivo; no ocasiona estreñimiento, y penetra fácilmente en el interior del organismo sin elaboración pesada y sin reacción desagradable; con él, no hay congestión n i jaqueca. Los que pongan m i consejo en práctica, no t a r d a r á n en reconciliarse con el hierro y al mismo tiempo con uno de sus servidores que no desea la muerte del pecador. .. del enfermo, quiere decir. Depósitos principales, en París 13, r u é Lafayette, y 50, Avenida de la Opera. Los productos ifaíw/ Bravais se hallan t a m b i é n en todas las principales boticas de España y del extranjero. (Remitido.) MADRID. -ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE M.MINUESA, calle de Juauelo, núm. 19.

o

a

O

PRECIO DE LOS ANUNCIOS s e g ú n los espacios s e ñ a l a d o s , y publicados D O C E veces a l trimestre.

CHOCOLATES MEDICINALES SECOMENUADOS

POR CUÁNTOS MEDICOS HAN ESTUDIADO SUS EFECTOS. LABORATORIO QUIMICO, 14, CARRETAS, MADRID.

O

Núm. 1.0 Ferruginoso-mangánico.—Se aplica con gran éxUo en la pobreza de la sangre, irregularidad en los m é n s truos, flujo blanco, opilación, etc., etc. N ú m . 2 . ° Bifosfato de cal.—En la raquitis, nfecciones del pecho, asma, tisis incipiente, enfermedades de los huesos, facilita la dentición de los niños, etc., etc. Núm. 3.° Aceite de h í g a d o de bacalao.—Especial en el vicio escrofuloso, raquitis y demás enfermedades en que se recomienda este aceite. Tiene el sabor y olor de los buenos chocolates alimenticios, á pesar de que cada onza contiene una cucharada de aceite. N ú m . 4.° Digestivo con pepsina y bismuto.—Se aplica á las afecciones del estómago, regulariza y facilita la di gestión, neutraliza los ácidos y calma los dolores del estómago. Se vende en cajas de ocho onzas, á 8 reales. N ú m . 5.° "Vermífugo con Santonina.—Especial para las lombrices y la ténia ó solitaria. Núm. 6.° Purgante.—En cajitas de dos pastillas, á reales caja. Las demás en cajas de ocho pnzas, á 6 reales. DEPÓSITO: Bn dicho laboraiorio químico de L. CALDERON, y en las principales oficinas de Farmacia de España.

10

EL JURADO MÉDICO FARMACÉUTICO. AÑO I I I DE PUBLICACION. Precios y condiciones de suscricion.

Madrid, un mes, una peseta.— Provincias, un trimestre, 3 i d . — Extranjero, i d . 4 id.—Ultramar, un semestre, 14 i d . Las suscriciones se harán al contado en Madrid, y en provincias, extranjero y Ultramar, por libranzas de fácil cobro ó sellos de comunicaciones, no respondiendo de su recibo sin ser certificada su remisión. Puntos de suscricion. Librería de Moya y Plaza, Carretas, 8; Martínez, Príncipe, 25, librería; BaillyBaillieri, Plaza de Santa Ana, 10, y en la Administración de este priódico, Arco de Santa María, 9. 2.° —Madrid. . Se admiten anuncios á precios convencionales. Se venden colecciones del 1.° y 2.° año, ya publicadas, al precio de 40 y 50 reales respectivamente cada una, y 70 las dos.

SECCION" DE ANUNCIOS. L E C C I O N E S D E CLÍNICA T E R A P E U T I C A , dadas en el hospital de San Antonio por el doctor DujardinBeaumentz,, médico del hospital de San Antonio. Recogidas por el doctor Eugenio Carpentier Mericourt y revisadas por el profesor. Segunda edición. Vertida al castellano pür el profesor D. Gustavo Réboles y Campos, ex-alumno interno de las Clínicas de la Facultad de medicina de esta corte, m é dico supernumerario de la Beneficencia municipal, ó individuo de varias corporaciones científicas. Madrid, 1882. Se ha repartido la primera entrega del tomo IT, que consta de 240 páginas con 7 l á m i n a s intercaladas en el texto. Precio: 4 pesetas y 50 céntimos en Madrid y 5 en provincias franco deporte. (La entrega 2.a del tomo I I , está en prensa.) Se halla de venta en la librería extranjera y nacional de D. Carlos Bailly-Bailliere, plaza de Santa Ana, 10, Madrid, y en las principales librerías del reino.

DICCIONARIO de Medicina y T i r a p é u t i c a m é d i c a y q u i r ú r g i c a , comprendiendo el resumen de toda la medicina y de toda la cirugía, las indicaciones terapéuticas do cada enfermedad, la medicina operatoria, los partos, la oculística, l a odontecnia, la electricidad, la materia médica, las aguas minerales y un formulario especial para cada enfermedad; por el el doctor E. Bouchut, médico del hospital de Niños, etcétera., y el doctor Armand Despres, cirujano del hospital Cochin, etc. Traducido de la tercera edición francesa y aumentado por D. Pedro Espina y Martínez, médico por oposición del Hospital general de Madrid, étc , y D. Antonio Espina y Capo, médico por oposición del Hospital general de Madrid, etc. Madrid, ISSl. Un tomo en 4.° mayor de 1624 p á g i n a s á dos columnas, con 911 figuras intercaladas en el texto y 3 mapas. Precio: 25 pesetas en Madrid. El Diccionario de Medicina y de Terapéutiea médica y quirúrgica del doctor Bouchut es indudablemente el libro de m á s utilidad práctica para todo facultativo; y en prueba de lo que adelantamos podemos asegurar que desde que vió por primera vez la luz públiba en España, se han hecho ya seis tiradas; razón por la que aconsejamos á todos los profesores de la ciencia de curar que aun no tuvieran en su biblioteca tan importante y útil obra, so apresuren á adquirirla, en la seguridad de que podrán decir que poseen la obra de m á s provecho que existe para el buen desempeño de la d i fícil profesión que ejercen, puesto que como abraza todas las ramas de la ciencia, su consulta es continua. Suscricion permanente.—El Diccionario de Medicina y de Terapéutica médica y quirúrgica consta de 10 cuadernos, cada cuaderno de 160 páginas á dos columnas con sus grabados correspondientes, y se reparte por cuadernos mensuales al ínfimo precio de 2,50 pesetas cada uno en Madrid y 2,75 en provincias, franco de porte. Se ha repartido el cuaderno 3.° So suscribe en la librería de Bailly-Bailliere, plaza de Sania Ana, n ú m . 10, Madrid, y en todas las librerías del reino.

PATOLOGrIA MÉDICA DEL DR.

DIEULAPOY.

Se ha terminado ya la publicación del primer tomo de esta notable obra, que tantos elogios ha merecido á toda la prensa científica en general, y que en realidad son bien justos, puesto que es sin duda una de las mejores hasta el dia publicadas. Forma este primer tomo un precioso v o l u men de cercado 500 páginas esmeradamente impresas y en buen papel, siendo su precio 36 reales en provincias (franco de porte y certificado) y 30 en Madrid. Los' pedidos á la Administración de la Revista de Medicina y Girujía p r á c t i cas. Caballero de Gracia, 9, 2 . ° , Madrid, y en las librerías de toda E s p a ñ a .

TRATADO PRACTICO DE ENFERMEDADES DE LAS MUJERES (Medicina y C i r u j i a ) , por el Dr. G. Eustache, profesor de la Facultad de Lille. Versión castellana, con un prólogo del Dr. D. A. del Busto, catedrático de la Facultad de Medicina de Madrid. Constará esta obra—cuyo carácter esencialmente práctico l a hace muy recomendable—de un solo tomo de mas de 600 p á g i nas, y se publicará en 10 cuadernos de 64 páginas cada uno; si excediesen del n ú m e r o 10, se r e g a l a r á n los restantes á los señores suscritores. Se ha publicado el segundo cuaderno. El precio de cada cuaderno una peseta. Las suscriciones pueden hacerse d i rectamente Caballero de Gracia, 9, 2.°, Madrid, ó en las principales librerías.

MANUAL PRACTICO

O-IÜVJEOOI^OO-IA., por e l D r . L . de S e n é t y , v e r s i ó n e s p a ñ o l a por l a B i blioteca e c o n ó m i c a de Medicina y C i r u j i a . Ha comenzado la publicación de la edición castellana de esta obra, una délas m á s reputadas entre los que se dedican á la vasta especialidad de enfermedades de mujeres. Se reparte (como todas las obras que da á luz la Biblioteca económica de medicina y cirugía) por cuadernos de 14 pliegos (224 páginas) de gran t a m a ñ o , al precio de sos PESETAS CINCUENTA CÉNTIMOS en toda España, ADMINISTRACION.—D. Miguel Armengot, Huertas, 78, bajo, donde pueden pedirse propectos extensos.