EL GENOCIDIO: ALGO NORMAL EN LA ALEMANIA NAZI

DESCRIPCIÓN BREVE Hitler logró normalizar el genocidio, imponiendo a la sociedad un enemigo anómico a través del dominio y control de las institucion...
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DESCRIPCIÓN BREVE

Hitler logró normalizar el genocidio, imponiendo a la sociedad un enemigo anómico a través del dominio y control de las instituciones como la educación, las fuerzas armadas y los medios masivos de comunicación en el marco de un régimen totalitario.

EL GENOCIDIO: ALGO NORMAL EN LA ALEMANIA NAZI Creación de un enemigo anómico para la normalización del asesinato masivo.

Mora del Fresno

noviembre de 2015

INDICE

INTRODUCCION……………………………………………………………………… pág.1 HITLER Y LA NORMALIZACION DEL GENOCIDIO…………………….……….. pág.2 CREACION DE UN ENEMIGO ANOMICO Y ESTRATEGIAS DE NORMALIZACION DEL GENOCIDIO……………………………………………………..…………………….. pág.4 Educación………………………..……………………………………………… pág.5 Medios masivos de comunicación……………………………………………. pág.5 Fuerza coercitiva……………………………………………………………….. pág.6 CONCLUSION………………………………………………………………………… pág.7 BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………... pág.9 ANEXOS……………………………………………………………………………….. pág.10

I.

INTRODUCCION

Indudablemente Adolf Hitler fue, independientemente de la moralidad de sus intenciones, uno de los líderes comunicativos más significativos de la historia mundial. Se conoce que este sujeto encabezó el genocidio más trascendental que ha ocurrido hasta el momento resultando asesinadas aproximadamente seis millones de personas. El siguiente trabajo se enraiza en la temática del poder nazi durante el siglo XX, de su ideología y de su accionar. Específicamente, se intentará argumentar desde una perspectiva sociológica que Hitler logró normalizar el genocidio, imponiendo a la sociedad un enemigo anómico a través del dominio y control de las instituciones como la educación, las fuerzas armadas y los medios masivos de comunicación en el marco de un régimen totalitario. Cuando se refiere a la anomia, se sigue la línea argumentativa de Durkheim (1992), quien establece que esta se trata de una “enfermedad social” que nace de la ruptura de un orden establecido que hace que la sociedad no pueda desempeñar el rol moralizador que tiene sobre los individuos. En palabras más sencillas, podría definírsela como el quebrantamiento de normas establecidas. La distribución de secciones va a corresponderse con un desglose de la hipótesis planteada. La primera sección expondrá por que Hitler logró normalizar una situación anómica, en rigor, el genocidio. Luego, una segunda sección se encargará de responder a la pregunta “¿Cómo lo hizo?”. Además, intentará explicar cómo a través de la creación de un enemigo anómico, es decir, un otro al que se rechaza como norma, se conforma un nosotros poderoso. Para fundamentar, trabajará sobre los medios en los que se apoyó Hitler para poder crear a este enemigo, como consecuencia normalizar el genocidio y perpetuarse en el poder.

II.

HITLER Y LA NORMALIZACION DEL GENOCIDIO

En esta sección se intentará, definir el término normalización y se abordarán las problemáticas que surgen de las siguientes preguntas: ¿Por qué es anómico el genocidio? Y, ¿qué quiere decir entonces que Hitler normaliza el genocidio? El término “normalización” se le adjudica a Foucault (2007), quien establece que esto se refiere a un poder que se aplica sobre algo que es considerado anormal para que se torne normado. Es decir, que lo que en un principio era considerado fuera de lo normal, pasará a encontrarse dentro de un sistema de normas que justamente lo normalizarán. Además, el autor propone que existen dos modelos de normalización del anormal, el modelo de exclusión del leproso y el modelo de inclusión del apestado. En este sentido, podemos decir que Hitler normalizó durante su régimen el genocidio, que es una conducta considerada anómica, por varias razones que se indicarán a continuación. Para comenzar, es preciso expresar qué se entiende por genocidio. Si bien existen varias aproximaciones a este concepto (Bjornlund, Markusen, & Mennecke; 2005), se enmarcará la argumentación en una definición de perspectiva sociológica. De acuerdo con Campbell (2009) podemos definir este fenómeno social como un asesinato masivo y organizado sobre una cuestión relacionada con la etnicidad. Esta definición encaja en el caso del nacismo ya que al referirse al carácter étnico de las víctimas, incluye a grupos que pueden estar marcados por la raza o la religión como lo fueron las victimas de Hitler. A su vez, el genocidio implica, en primer lugar, una privación de libertad ambulatoria a las víctimas; luego, su agrupación y marginación (Campbell, 2009). Es decir, se produce una polarización de los grupos opuestos entre sí, una completa no-interferencia de un grupo en el otro, creándose distancia entre el ‘ellos’ y el ‘nosotros’ que es una configuración social característica y estratégica en la conformación del totalitarismo como veremos más adelante. Podemos asumir entonces, que el genocidio es una conducta anómica que se normalizó bajo el régimen nazi ya que si bien la marginación, el aislamiento y posteriormente el asesinato de un grupo étnicamente diferente son actos actualmente considerados algunos de los más crueles de la historia, en su momento fueron ‘normales’. Nos preguntamos entonces, ¿cómo pudo haber normalizado Hitler el genocidio? Podría relacionarse la respuesta con los modelos de aplicación del poder para normalizar lo anormal de Foucault (1974). En principio, podría establecerse que en este caso se hace referencia al modelo del apestado. El autor propone que cuando el poder adopta este

modelo de normalización, se incluye al “apestado”, es decir, al anormal, para ejercitar un control riguroso sobre él y para que su “enfermedad contagiosa” no se transmita a aquellos vestigios de la sociedad que aún no están enfermos. De todas maneras, cabe destacar que podría adjudicársele a este caso en particular del genocidio nazi, un componente del modelo de la lepra1. Este se caracteriza por la presencia de marginalidad, de exclusión y del deseo de purificación de la comunidad, que como se verá a continuación, era el objetivo de Hitler. Pasaremos a analizar cómo aplican estos modelos de normalización en el caso que aborda este trabajo. En primer lugar, es preciso mencionar que Hitler no exilia a los disidentes, o más específicamente, a la comunidad judía a otras tierras como indicaría el modelo de la lepra, sino que más bien los agrupa en guetos y campos de concentración y ejerce sobre ellos un control estricto mediante su ejército personal, el SS, por lo que en este sentido se corresponde el caso con el modelo del apestado. Sin embargo, podemos decir que en estos actos se ve manifestada la presencia de marginalidad por parte del nacismo para con los judíos por lo que, si bien prima el modelo del apestado podemos identificar un cierto componente del modelo de la lepra. Este se ve reflejado además, en el hecho de que Hitler se basaba en un fuerte deseo de purificación de la raza aria que fue el motor que justificó su accionar y el genocidio. Este deseo puede leerse de sus propias palabras en su libro, Mein Kampf2 que dice: “Quien desde el punto de vista físico y psíquico no esté sano y digno, no debe perpetuar su desgracia en el cuerpo de su hijo” (Hitler, 1925). El objeto de este deseo se corresponde con el modelo de la lepra de Foucault. En resumen, es notable como el genocidio que es hoy visto como una anomalía a ojos del mundo, en su momento fue considerado normal debido a las acciones normalizadoras de Hitler que pueden relacionarse por sobre todo con el modelo de inclusión del apestado de Foucault. En la sección siguiente se profundizará sobre las estrategias específicas de normalización, en rigor, sobre cómo pudo Hitler normalizar el genocidio mediante el control

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Foucault introduce estos modelos de normalización en el marco de un contexto histórico. En rigor, explica el modelo de la lepra en tiempos de la Edad Media cuando la exclusión del leproso implicaba “la constitución (…) de dos masas ajenas una a la otra” (1974, p. 50). El modelo de la inclusión del apestado es contextualizado en el siglo XVIII cuando se ponía en cuarentena a las ciudades en tiempos de pestes. En lugar de excluir al apestado, se lo incluía junto con el resto de la sociedad y se realizaban controles constantes por parte de oficiales para registrar el avance de la peste sobre la ciudad. 2 Hitler empezó con la escritura de este libro en el verano de 1924 mientras estaba preso por haber ideado y puesto en marcha el fallido golpe de Múnich en noviembre de 1923. Fue condenado a cinco años de prisión. El libro contiene varios datos autobiográficos, y expresa claramente la ideología que rigió durante su mandato.

total de ciertas instituciones como la educación, los medios masivos de comunicación y las fuerzas armadas, entre otras que no serán abordadas específicamente.

III.

CREACION DE UN ENEMIGO ANOMICO Y ESTRATEGIAS DE NORMALIZACION DEL GENOCIDIO

En esta sección del trabajo, nos adentraremos en la creación de un enemigo anómico común, que debía ser rechazado como norma. Veremos en qué forma se sirve Hitler del régimen totalitario para la creación de este sujeto anómico y qué estrategias específicas utiliza para la normalización del genocidio del enemigo. En primer lugar, se destaca que la creación de un enemigo colectivo, es decir de un ‘otro’, para la conformación de un ‘nosotros’ es una característica de los regímenes totalitarios como el que encabezó Hitler en sus años en el poder. Debemos preguntarnos entonces, ¿qué es un régimen totalitario? Según Linz (2000) los totalitarismos se caracterizan por: tener una ideología elaborada que destaca el ensalzamiento de un líder; apoyo de masas y su movilización; ser revolucionario; concentrar el poder en una persona; justificar su existencia mediante una doctrina que se manifiesta en todas las esferas de la actuación humana; y, si bien Linz no cree que la implementación del terror debe ser considerada una característica excluyente del totalitarismo, podemos acordar que sí lo es como indica Arendt (1966) . Este autor propone que el empleo sistémico del terror por medio de aparatos estatales es una característica fundante del totalitarismo. Siguiendo con los argumentos de Arendt (1996), cabe mencionar que para él, otra cualidad de los totalitarismos, es la integración de las masas al régimen a través de un proceso de desindividualización con una intensa acción propagandística de manera que se cree la imagen de un enemigo, un ‘otro’ que sirva para conformar un ‘nosotros’ que reivindique la fuerza del régimen. En palabras más sencillas, el autor sostiene que los totalitarismos crean un enemigo colectivo para que las masas tengan algo en común con la ideología del régimen y se acoplen a él. En el caso del nacismo, los enemigos serian todos aquellos que no fueran considerados físicamente perfectos, especialmente, los judíos. En efecto, de la mano del mismo autor, entendemos que el antisemitismo que nace con Hitler dio lugar a una visión “guerrera” de la política ya que la apelación a la otredad por parte del discurso político conformó al nacismo.

Nos preguntamos ahora, ¿cómo pudo Hitler crear al enemigo colectivo que le dio fuerza a su régimen? La respuesta se hallará segmentada en tres áreas principales ya que se sostiene que el dictador lo logro mediante el control de algunas instituciones como la educación, los medios de comunicación y la fuerza coercitiva. i.

Educación

La educación es una institución central que tiene relación directa con el comportamiento de una sociedad (Kunzer 1939) por lo que podríamos decir que el control directo sobre la educación formal e informal le permitió a Hitler adoctrinar a la sociedad de acuerdo a la ideología totalitaria de su régimen. En este sentido, parece importante destacar qué era para Hitler la educación. En Mein Kampf, establece que “la educación, en un sentido general, es creada para ser la preparación del futuro servicio militar (…) debe transformar a los hombres jóvenes, que sean físicamente perfectos, en soldados de guerra” (Hitler, 1925, p. 459). En definitiva, subraya Kunzer (1939) que el objetivo de la educación en la Alemania Nazi era crear una sociedad embebida de la ideología nazi que estaba centrada en la perfección física del hombre y en la exclusión de aquellos que no fueran perfectos. Es por esto que la mayoría de las materias de los niños en sus escuelas tenían que ver con temas relacionados a la raza, la biología y la educación física, el rechazo a los judíos, entre otros (Walsh 2001, ver anexo 1 y 2). En resumen, se puede ver como la función de la educación alemana en tiempos de Hitler era crear un nazi. ii.

Medios masivos de comunicación

La propaganda del nacismo se hallaba visible en cada esfera de la vida del individuo por lo que también se trataba de un recurso de adoctrinamiento social. Los nazis controlaban los medios de comunicación estrictamente. “Ningún libro podía ser publicado sin el permiso de Goebbels3 (…) que en 1933 organizó un evento en el que se quemarían libros” (Walsh, 2001, p.166). Entendemos claramente que la libertad de expresión no era un derecho garantizado. Se controlaban los diarios, la música, la radio, los libros, las pinturas, incluso

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Goebbles fue ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania Nazi.

las películas ya que “todas las películas –biográficas, ficcionales, thrillers o comediasdebían trasmitir un mensaje pro-Nazi” (Walsh, 2001, p.166). Por las calles se podían escuchar altoparlantes comunicando las proezas del régimen nazi así como carteleras y dibujos. Además, se organizaban desfiles de los militares cuyo objetivo era mostrar la grandeza del régimen (ver anexo 3). En definitiva es, en parte, a causa del uso masivo de la acción propagandística y del control exhaustivo de los medios de comunicación que no había una fuerte oposición ya que los mensajes opositores no podían ser transmitidos y eran duramente reprimidos. Para resumir la importancia de los medios de comunicación en la Alemania Nazi, Yourman (1939) aclara que “el fascismo alemán ilustra como la propaganda fue utilizada tanto para hacer que un dictador tenga el poder como para ayudarlo a mantener y extender ese poder” (p.148). iii.

Fuerza coercitiva

Todo el control social del que se habló en las subsecciones anteriores, era llevado a cabo por las fuerzas coercitivas de este régimen, el SS y el Gestapo que causaban un nivel de terror tal que no se daba el lugar para que existiera disidencia al gobierno. El SS fue formado en 1925 a partir de un grupo de fanáticos leales a Hitler. Se trataba de un ejército de hombres entrenados, por supuesto pertenecientes a la raza aria. Su principal responsabilidad era destruir a la oposición del nacismo. Por otra parte, la Gestapo era una policía secreta estatal temida por los ciudadanos alemanes ya que podían arrestarlos por sospecha y enviarlos a campos de concentración sin juicio previo o explicación (Walsh, 2001). Es debido a estas instituciones estatales que las personas no tenían opción más que acordar con la ideología del gobierno o callar para no ser enviado a un campo de concentración, o asesinado directamente. Retomando a Arendt (1966), él dice que el miedo obliga a ser cauteloso pero no quiebra la capacidad del individuo de ser diferente del resto, mientras que, en cambio, el terror (como el causado por las fuerzas coercitivas nazis) paraliza, desindividualiza a tal punto que el sujeto afectado por el terror trata de no pensar distinto, intenta ser parte de la unidad. ______________________ Para terminar con esta sección, concluimos que, se da un adoctrinamiento total con el control sobre los contenidos dictados en las escuelas y la implementación de recursos

propagandísticos en el total de las esferas de actuación humana. Además, el adoctrinamiento se combina con un fuerte control social de la mano del SS y el Gestapo que hacen que no pueda darse un espacio opositor al gobierno y que se conforme el enemigo anómico y, por ende, se normalice el genocidio.

IV.

CONCLUSION

Para concluir, retomaremos la idea principal de esta exposición argumentativa. Para ello, resulta importante subrayar que fue fundamental para que se pudiera normalizar el genocidio, el marco de un régimen totalitario que unifique a las masas mediante el adoctrinamiento de una ideología que traiga aparejada un proceso de desindividualización y de unión en torno a un enemigo colectivo y anómico que debe ser rechazado. Cabe destacar que el adoctrinamiento fue posible debido al dominio totalitario sobre instituciones como la educación, los medios masivos de comunicación, las fuerzas armadas (el SS) y la policía secreta estatal (Gestapo). En cuanto a la educación, mencionamos que el control directo sobre esta institución le permitió a Hitler darle el fin que él creía adecuado, es decir, la creación de nazis. Por otra parte, cuando se trató el tema de los medios de comunicación, se intentó sostener que gracias a la inexistencia del derecho a la libertad de expresión y al hecho de que la propaganda del nacismo se hallaba presente en todas las esferas de la vida de los ciudadanos con el propósito de mostrar las proezas del régimen, se lograba moldear la opinión publica en favor de la ideología nazi. Por último, al argumentar acerca de la fuerza coercitiva del régimen, establecimos que el terror implementado sistémicamente por el SS y la Gestapo imposibilitaba la existencia de una fuerte oposición al régimen. De esta manera, damos cuenta del estricto control que se ejercía sobre los ciudadanos por lo que podemos relacionar la normalización del genocidio nazi con el modelo de la inclusión del apestado de Foucault (2007) cuya principal característica es el control riguroso sobre la sociedad en favor de detectar rápidamente a los anormales. Sin embargo, podemos identificar cierto componente del modelo de exclusión del leproso al marginar a los judíos, a los discapacitados y a todos aquellos que no fueran considerados pertenecientes a la raza aria, con la intención de purificar a la comunidad alemana que, por mandato de la ideología nazi, estaba llamada a ser la más poderosa del mundo. Habiendo analizado todas estas cuestiones recién mencionadas, concluimos que sin dudas, el genocidio a la comunidad judía durante la Alemania nazi, fue considerado por la

mayor parte de la sociedad un proceso normal e idóneo para cumplir los mandatos que dictaba su ideología. Entonces, por más que en la actualidad se considere al genocidio como un acto anómico en sí mismo, es interesante comprobar lo poderosa que puede resultar una ideología totalitaria ya que esta, acompañada de un proceso de adoctrinamiento social, puede poner en marcha una concatenación de acciones que resulte en la muerte de aproximadamente seis millones de personas.

V.

BIBILIOGRAFIA



Arendt, H. (1966). The origins of totalitarism. Harcourt, Brace & World. Traducción mía.



Campbell, B. (2009). Genocide as Social Control*. Sociological Theory, Vol. 27, No. 2 (Jun. 2009), pp. 150-172. Traducción mía.



Durkheim, E. (1992). El suicidio (Vol. 37). Ediciones Akal.



Foucault, M. (2007). Los Anormales - curso en el Collège de Francia (1974-1975) (primera ed.). (V. Marchetti, A. Salomoni, Edits., & H. Pons, Trad.) Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.



Hitler, A. (1925). Mein Kampf. 2 Bde. München: Eher.



Kunzer, E. J. (1939). “Education" Under Hitler. The Journal of Educational Sociology, Vol. 13, No. 3, (Nov., 1939), pp. 140-147.



Linz, J. J. (2000). Totalitarian and authoritarian regimes. Lynne Rienner Publishers.



Markusen, E., Bjornlund, M., & Mennecke, M. (2005). ¿Qué es el genocidio? En la búsqueda

de

un

denominador

común

entre

definiciones

jurídicas

y

no

jurídicas. Caseros: EDUNTREF. 

Walsh, B. (2001). GCSE modern world history (segunda ed.). Londres: Hodder Education, an Hachette UK Company.



Yourman, J. (1939). Propaganda Techniques within Nazi Germany. The Journal of Educational Sociology, Vol. 13, No. 3, (Nov., 1939), pp. 148-163.

VI.

ANEXOS

Anexo 1

“A question from a Nazi maths textbook, 1933” (Walsh, 2001, p.167). Anexo 2

“The daily timetable for a girl’s school in Nazi Germany” (Walsh, 2001, p.167). Anexo 3

“A parade through the streets” (Walsh, 2001, p.164)