EL FUTURO DE TU LLAMAMIENTO Existen muchas cosas en el corazón del hombre; cosas que lo pueden tener con muchas dudas todo el tiempo, y la interrogante es: ¿qué sucederá mañana? Quizá no sea la pregunta más difícil que alguien se pueda hacer; pero si es algo que preocupa bastante al hombre, y lo que Dios desea es que confiemos en El en todo momento sin importar las circunstancias que uno pueda estar viviendo. Debemos recordar que Dios hizo el tiempo y nosotros nos encontramos dentro de ese tiempo participando de la obra que nos ha de perfeccionar en las manos de cual buen alfarero es Dios; por lo tanto podemos decir que Dios no tiene prisa en terminar algo que El ha empezado; porque El lo tiene todo debidamente planificado y nos dará todo lo que El desee darnos, cuando a El mejor le parezca. Por eso vemos en la Biblia que nosotros no podemos sobrellavar algunas cosas en determinado tiempo, por consiguiente, debemos llegar a un grado de madurez y dejar que Dios disponga de nuestra vida por completo. Cuando los Apóstoles le dijeron a Jesús que les enseñara a orar como El lo hacía, les dio una muestra y la forma en la que podían hacerlo; pero lo impresionante de esto es que dentro de esa oración están diciéndole al Padre que les dé el pan nuestro de cada día, hoy; no le están diciendo que el pan de todo el año se los dé en una sola vez. Debemos comprender que debe ser poco a poco y con esto también podríamos decir que está señalando la Palabra que es el alimento espiritual, Dios nos lo dará poco a poco porque si nos lo da de una sola vez, lo más seguro es que no comprendamos la revelación que El tiene preparada para nosotros en este tiempo y no la aprovechemos. Podemos decir que una de las preocupaciones de un predicador; si le podemos llamar de esa forma a su anhelo de trasladar el mensaje de Dios; es trasladar en mensaje de la Palabra, a tiempo para que estemos debidamente advertidos y no caer en los juegos sucios de las tinieblas. Sin embargo, Dios sabe cuál es el momento justo en el que El derramará Su Palabra, porque pase lo que pase, Su Palabra no dejará de cumplirse. Viendo entonces, algunas cosas en la Biblia, respecto de los tiempos; podemos ver lo que para nosotros es el presente; es el pasado de Pedro, pero puede ser nuestro presente también por las cosas que Dios desea hacer en nuestra vida hoy. Pero de esto también debemos comprender que las cosas que Dios desea hacer, las hará con nosotros o sin nosotros y si nosotros no deseamos hacerlas, sencillamente Dios levanta piedras, las convierte en hijas de Abraham y continúa su obra. Hasta cierto punto podemos decir que de nosotros depende si dejamos nuestro lugar a una piedra o aprovechamos la oportunidad que Dios nos presenta.

Cada vez que Dios anuncia el futuro, primero nos habla o nos muestra el presente y en el presente nos hace ver lo que somos y lo que llegaremos hacer; pero si en realidad estamos claros que dependeremos de El. En el evangelio según San Mateo, podemos ver que Jesús se acerca a unos hombres que están frustrados porque siendo ellos expertos en la pesca; no han podido pescar absolutamente nada en toda una noche y Dios viendo cuál es su condición, los toma para si porque sabe que estando ellos concientes que no pueden hacer su trabajo, reconocerán lo que Dios hará en sus vidas; y es ahí entonces viene a cumplirse lo que esta escrito en la Biblia:

Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios.

1 Corintios 1:26­29

Jesús no buscaba hombres bien capacitados en todo y menos aún religiosos, sino que, hombres que quisieran predicar acerca del reino de Dios porque para tener religiosos, suficientes habían en los fariseos como los que existen hoy día en todas partes del mundo que siendo religiosos, pretenden hacer la obra de Dios y con su religiosidad tratan de poner yugos sobre las personas y yugos que ni siquiera ellos pueden sobrellevar. Entonces Jesús se acerca a Pedro porque El vio que ellos ya habían terminado de trabajar; y de aquí podemos ver otra enseñanza, la cual es; que Dios trabaja, cuando el hombre se cansa de hacer uno y mil intentos ante situaciones verdaderamente difíciles, para que vean que El es especialista de imposibles.

Pedro, a pesar de todo, obedeció a Jesús y lanzó la red nuevamente, no obstante que no creía que fueran a pescar un solo pez; pero posiblemente lo que sucedió en ese momento fue que los peces se lanzaron contra la red para que Pedro viera la enseñanza de Jesús hacia un futuro Apóstol. Jesús

en ese momento, cuando Pedro vio el milagro y enseñanza, pudo haberle hecho entender que de la misma forma como había lanzado la red para pescar peces, Pedro lo haría más adelante pero la red que lanzaría sería para pescar hombres, y además, le haría entender que todo eso sería una verdad pero por la misericordia de Dios y no por que él fuera lo suficientemente diestro en lo que Jesús lo mandaría hacer. A veces recibimos promesas de Dios y pasado el tiempo, olvidamos que fue Dios el que nos hizo la promesa y no hombre alguno. Los hombres pueden prometer pero rompen con sus promesas más rápido del tiempo que invierten en hacerlas; y Dios no es así. Si Dios nos ha prometido algo; El lo va cumplir. No importa dónde estemos trabajando en lo secular; quizá detrás de un escritorio, quizá manejando vehículos particulares; no importa dónde estemos, si Dios nos ha llamado a ser pescadores de hombres; El nos abrirá la puerta para que hagamos nuestra parte también. De la misma forma como le dijeron al Apóstol Pablo que entrara a la ciudad de Damasco y que allí recibiría instrucciones para hacer la obra; de la misma forma hoy Dios nos dice que caminemos y más adelante se nos dirá la instrucción, pero hoy lo que debemos hacer es atender la voz de Dios y caminar.

Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos.

Mateo 16:18­09

Notemos que en el presente de ese entonces, Jesús le está hablando a Pedro del futuro que él tendría más adelante; empezando porque le daría las llaves del reino de los cielos y por otra parte le está hablando de la autoridad que Dios le delegaría también. Quizá en ese momento, Pedro no lo pudo entender bien, pero en realidad lo que Jesús estaba haciendo es profetizándole lo que vendría a su vida en un futuro. En nuestro corazón existe el fuerte anhelo de ver pronto a nuestro Señor Jesucristo; sin embargo está escrito que lo parece tardanza para unos; es misericordia de Dios (2 Pedro 3:9). Decimos esto porque no sabemos cuanto tiempo más tarde nuestro Señor en venir; quizá 20 o 30 años y mientras ese tiempo se llega, nosotros podemos tener la autoridad delegada por Dios para cerrar los cielos como lo hizo Elías, quién aún

siendo un hombre de pasiones como las nuestras; tuvo la autoridad para que después de orar fervientemente, no lloviera por 3 años y 6 meses. Nosotros por esa autoridad que Dios nos ha delegado, podremos; tanto cerrar como abrir puertas en el nombre de Jesús porque escrito está que lo que atemos en la tierra, será atado en el cielo y lo que desatemos en la tierra, también será desatado en el cielo (Mateo 16:19).

Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el impuesto de dos dracmas y dijeron: ¿No paga vuestro maestro las dos dracmas? El dijo: Sí. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños? Y cuando respondió: De los extraños, Jesús le dijo: Entonces los hijos están exentos. Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un estáter; tómalo y dáselo por ti y por mí.

Mateo 17:24­27

En los versículos anteriores, vemos otro pez que estuvo dispuesto a morir para contribuir a la enseñanza que Jesús le estaba dando al Apóstol Pedro. La enseñanza consistía en estar consientes que si Dios nos llama a su obra y caminamos por donde El nos diga, no debemos dudar que El nos proveerá de todo cuanto necesitemos. Pedro necesitaba dinero para el pago del impuesto y con ese dinero, no solamente alcanzaría para Jesús, sino que también para Pedro. La enseñanza es que si Dios nos ha llamado, no debemos dudar en que El nos proveerá de todo: vestuario, sustento tanto espiritual como material, transporte, vivienda, etc.; pero no debemos actuar por dinero; no debemos tratar de empezar a trabajar en su obra por lo que El nos pueda dar, sino; por amor a Dios. Nosotros como siervos de Dios, debemos estar consientes que el destino que nos espera, no es un destino incierto, sino que, es un destino lleno de bendiciones, lleno del amor de Dios, lleno milagros, maravillas y prodigios porque la misericordia de Dios es para siempre.

Uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro. El encontró primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido quiere decir, Cristo). Entonces lo trajo a

Jesús. Jesús mirándolo, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas (que quiere decir: Pedro).

Juan 1:40­42

Otra de las cosas que le sucedieron a Pedro fue que le cambiaron de nombre: le cambiaron de Simón, a Pedro, que también significa roca. Esto nos enseña que a los siervos que hemos sido llamados a trabajar en la obra de Dios, en determinado momento, casi desde el inicio; nos cambian de nombre y en ese cambio podremos experimentar una fortaleza de parte de Dios en Su obra; porque cuando alguien, como ministro de Dios, se descubre los pies de barro que aún pueda tener; o bien, si una oveja le descubre los pies de barro al pastor, a veces suele venir cierta decepción. Sin embargo Dios tiene todo preparado y dentro de Su plan está el hecho de cambiarnos de naturaleza con el propósito que completemos lo que El empezó en nosotros y que hagamos siempre Su voluntad.

Dios ha empezado la obra en cada uno de nosotros; aún en los que no se han involucrado en su obra; El ha empezado un verdadero cambio de vida. Si volvemos la vista hacia atrás, podremos notar todo lo que Dios ha hecho en nosotros y entonces ya no seremos llamados Jacob, sino que seremos llamados Israel:

Y Dios le dijo: Tu nombre es Jacob; no te llamarás más Jacob, sino que tu nombre será Israel. Y le puso el nombre de Israel.

Génesis 35:10

Dios le habló a Pedro acerca de su futuro en muchas oportunidades y de muchas formas. Quizá una de las últimas veces fue cuando le señala que al llegar a viejo, lo llevarían a donde él no dispondría ir y dejaría todo cuanto le gustara y hará todo pero por amor al que sirve: El Señor Jesucristo.

Dios tiene un plan debidamente definido para cada uno de nosotros y conforme pase el tiempo nos irá mostrando parte del plan. Nosotros lo que debemos hacer es obedecerle en todo momento y caminar aún sin saber qué es lo que nos espera, porque no podemos esperar nada menos que la misericordia de Dios. Nuestro Padre celestial, no tienen el tiempo en su contra porque El hizo el tiempo; y viendo nuestra vida desde arriba del tiempo, puede ver nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. El sabe lo que hemos pasado, lo que estamos viviendo y sabe qué futuro marcarnos como siervos suyos. Estemos pues, confiados en las manos de Dios y no dudemos que su misericordia sea para siempre.

Sergio G. Enríquez O. Apóstol