El fuego entre las manos

El fuego entre las manos Leganés a Julia Uceda

Edita: AYUNTAMIENTO DE LEGANÉS LEGACOM COMUNICACION S.A.U Dirección Editorial: Manuel Hidalgo González Imagen de portada: Francisco Uceda Diseño y maquetación: LEGACOM COMUNICACION S.A.U. José María Rivero Pilar Coordinación Técnica: Concejalía de Educación Equipo técnico de Apoyo a la Escuela

Este libro ha sido posible gracias la colaboración de: • Los Institutos de Educación Secundaria de Leganés: Butarque, E. Tierno Galván, Isaac Albéniz, José de Churriguera, Juan de Mairena, Julio Verne, Luis Vives, María Zambrano, Octavio Paz, Pablo Neruda, Siglo XXI. • Barry D. Amis • Julia Barella • Noni Benegas • Juana Castro • Jacobo Cortines • Miguel García-Posada • Javier Lostalé • Juan Rey • Francisco Uceda • Noël Valis

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El fuego entre las manos

ÍNDICE Presentación de Rafael Gómez Montoya

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Noni Benegas

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IES Octavio Paz

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Julia Barella

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IES Butarque

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Barry D. Amis

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IES Luis Vives

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Juan Rey

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IES Juan de Mairena

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Julia Uceda

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Francisco Uceda

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Noël Valis

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IES Siglo XXI

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IES Pablo Neruda

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Jacobo Cortines

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IES José de Churriguera

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Miguel García-Posada

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IES María Zambrano

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Juana Castro

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IES Julio Verne

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IES E. Tierno Galván

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IES Isaac Albéniz

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Javier Lostalé

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Estimada ciudadanía Tenéis ante vosotros una nueva publicación dedicada, en esta ocasión, a la labor poética de Julia Uceda. El Ayuntamiento de Leganés, con la colaboración de varios institutos de secundaria de la ciudad, ha hecho posible que este libro, El fuego entre las manos, se sume a los homenajes ya realizados a Blas de Otero, Ángel González y José Hierro. En este caso, la poetisa sevillana, que fue Premio Nacional de Poesía en el año 2003, se ha convertido en fuente de inspiración para los estudiantes que, una vez más, nos demuestran en esta obra su sensibilidad literaria y su creatividad artística. A través de fotografías, dibujos y textos, las alumnas y alumnos de los institutos públicos recrean el universo literario de Uceda y nos descubren puntos de vista singulares y novedosos. Me enorgullece especialmente que los estudiantes y los ilustres colaboradores que han participado generosamente en el libro, reconozcan la labor de esta extraordinaria y valiente mujer que se ha servido de la poesía para ofrecer su visión de una España que tuvo que abandonar durante los años de la dictadura. Espero que disfrutéis de su lectura. Recibid un cordial saludo. Rafael Gómez Montoya Alcalde de Leganés

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Julia Uceda Julia Uceda fue esa estudiante ante quien se avergonzaba su profesor de Filología “por explicarle lo que sabe… pues lo que aprendía era como un reconocimiento”. Frente a esta declaración, una se pregunta ¿ cómo sobrellevó una joven tan intuitiva y lúcida la Sevilla de los cincuenta, la de posguerra? “Siempre fui una extraña” –responde un verso de su primer libro Mariposa en cenizas, de 1959, y no por azar titula el siguiente Extraña Juventud…– Así, pues, con extrañeza; pero nunca, como algunos poetas de su generación, con victimismo. Y es que si hubo tiranía, fue la de su propia exigencia: “¡Si existiera sin mirarme existir!” –continúa aquel poema del ‘59. Y aunque denunció, y mucho, la otra dictadura bajo la cual le cupo en suerte vivir, no hizo jamás de ella una excusa para dejar de indagar en sí misma, y buscar las respuestas en su interior. A tal punto fue coherente y fiel a esa tarea esencial, que cuando la losa del régimen amenazó con asfixiarla y estrangular su voz, marchó al exilio. Coherencia que, al repasar sus libros, salta a la vista ante la ausencia de notas falsas. Y es que Uceda siempre anduvo sobrada de ese instinto de auto-salvación mediante lo escrito, propio del poeta auténtico, que torna innegociable el canto. Esa fidelidad le traería, a la larga, su recompensa. Tras exiliarse en Estados Unidos e Irlanda, sitios donde da un impulso definitivo a su honda y maravillosa obra, emprende el retorno. Ya lo peor parece haber pasado; se instala en Galicia, y allí funda la colección y editorial Esquío de poesía en 1981, de justo renombre, que ha cumplido con creces su cuarto de siglo y aún dirige. En 2002 reúne sus siete libros publicados más otros inéditos, bajo el título general En el viento, hacia el mar que, para sorpresa del mundo literario, se hace acreedor al Premio Nacional de Poesía en 2003. Y es que la entrega del galardón a Uceda significó –¡por fin!– la apertura del canon a las autoras, dado que Julia fue la primera mujer en obtener esa recompensa desde la instauración de la democracia en 1977. Pero más importante fue que el reconocimiento público de su voz, supuso el rescate de mayor calado de la lírica española en las décadas finales del siglo XX, y con ello, la entrada con buen pie en el XXI. Tras esa distinción vendrán otras. En 2005 es nombrada Hija Predilecta de Andalucía, y en 2006 recibe el Premio Góngora de las Letras Andaluzas. Se rinde de este modo homenaje a una trayectoria literaria original y visionaria como pocas, en permanente proceso creativo, como lo atestigua la aparición de un nuevo poemario: Zona desconocida, que obtendrá el Premio Nacional de la Crítica en 2007; año en el que también publica sus cuentos reunidos bajo el sugerente título: Luz sobre un

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friso. A esta labor poética y de ficción hay que sumar una importante obra crítica diseminada en libros, revistas, y periódicos nacionales y extranjeros. Quisiera comentar brevemente con nuestra autora la impresión primera, de absoluta modernidad, que recibí al leer estos versos: No me conozco en mi, ni me conozco cuando me llaman Julia. Julia… ¿Quién eres? ¿Dónde estás, por qué túnel has huido, cuando abrí un libro suyo en busca de eslabones para restaurar una genealogía válida de las poetas españolas, mientras confeccionaba mi antología Ellas tienen la palabra. ¿Cómo es posible –me dije– que en España, en los años sesenta haya habido una mujer, una poeta, haciéndose esta clase de preguntas y no nos hayamos enterado? Preguntas cuyo tono, nada enfático, apenas musitado, recordaba, más que a los poemas de sus contemporáneos, al lúcido monólogo interior de ciertas protagonistas de los filmes de Antonioni o Bergman. Películas cuya novedad consiste: “en que han sido filmadas desde la óptica de una mujer, porque la sensibilidad femenina es un filtro más preciso que cualquier otro, ya que el hombre es casi siempre incapaz de sentir la realidad, dada su tendencia a dominarla” –en opinión del director italiano. Tanto esas heroínas como la hablante de los poemas de Uceda tienen la lucidez y el coraje de cuestionar la crisis del mundo que las rodea a partir de los síntomas que detectan en si mismas, y de tomar decisiones radicales:

Hay que ir demoliendo poco a poco la sombra que vemos. Que nos dieron. Que nos dijeron “eres”.

J.U: Poco a poco una va dándose cuenta de que lo que nos imponen como real no es sino una apariencia, una cáscara. Por eso el poema no es otra cosa que el intento de expresar la verdadera realidad manifestada en el lenguaje de los símbolos: lo esencial del ser. Cuando se comienza un poema, lo que comienza no es otra cosa que un camino interior para extraer lo real de lo aparente, limitado, esquemático. Las acciones humanas no son simples aunque lo parezcan: tienen siempre un sentido último. Y es que no somos ni lo que otros creen ni lo que cree una misma sino una leve sombra de todo lo que somos, fuimos y pudimos ser: por eso hay que demoler la sombra que vemos. Y, sobre todo, la que los demás quieren que seamos. Especialmente si eres una mujer y puedes llegar a sentirte extraña, no sólo en la sociedad en que vives –en que yo vivía–, sino incluso dentro de ti misma. Quisiera saber por qué y a quién beneficia encajar a los seres humanos en estructuras carcelarias. NB: En la sección final titulada De la Blancura de su último poemario, Zona Desconocida,que obtuvo el Premio Nacional de la Crítica,hay poemas sobrecogedores

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sobre guerras que ocurren en países lejanos como Lugar con cremalleras o Palabras para cantar alrededor de un templo vacío… JU: Creo que no debe abandonarse el compromiso constante, primero con una misma y, por tanto con los valores éticos respecto a nuestro propio tiempo y a los problemas de ese tiempo, sin fronteras ni dogmas, porque ahora no hay escapatorias ni coartadas y es preciso estar muy atentas, ahora más que nunca, a las tentaciones del doble pensamiento: el mundo está en la televisión del salón de tu casa. Y es inmoral tomar el aperitivo o hacer zapping mientras presenciamos torturas, lapidaciones, destrucción de lugares en los que nació nuestra cultura, ablaciones, muertes y desesperación, y nos damos cuenta de que la mancha negra del poder, mezclado con el engaño, invade la pantalla. Todo lo que pasa en el mundo nos está pasando a todos. Nos modifica sin lugar a dudas. Y por esto quienes se expresan a través de la palabra tienen que prestar mucha atención a lo que podría ser el doble lenguaje de nuestro tiempo. Se estudió lo que el nazismo hizo con el idioma alemán y los norteamericanos ya están trabajando sobre ello en el sistema actual de su propio país. NB: En Regresa el pálido caballo, o Apuntes de historia, de la citada sección de su ultimo poemario, se tiene la impresión de que usted ha sorteado el problema del doble lenguaje, pues a pesar de escribir palabras muy duras sobre España que no se oían desde Cernuda y que muchos no quieren oír, como subraya García-Posada en el epílogo, ha conseguido una obra que parece, justamente, destinada a perdurar… JU: Hay una poesía que pretende durar y otra destinada a morir y a matar lo que no sea ella. La primera representa lo real y la verdad, lo que nos pasa (Cirlot). La segunda no es más que un simulacro de poesía y de cultura que trata de imponerse sin admitir su fracaso. La poesía que pretende durar -o que dura sin pretenderlo- suele referirse a verdades esenciales que hay que buscar en el pasado, en los mitos y en los sueños. El poeta no inventa esas verdades: las descubre. Tal vez las descubre poniendo nombre a lo innominado todavía y puede que todavía terrorífico (Blumenberg). Estos temores, culpas o remordimientos quedan exorcizados cuando de ellos puede contarse una historia de la que verdad y realidad formen parte. Es la palabra la que ordena lo que aún puede llamarse caos en su significado inquietante de abertura por la que pueden entrar o caer elementos que aún dominan los bosques inexplorados.

Noni Benegas

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Barry D.Amis Noni Benegas Julia Barella, Juana Castro, Jacobo Cortines, Miguel García-Posada, Javier Lostalé, Juan Rey, Francisco Uceda, Noël Valis, Noemi Martín, Lucía Aguado, Jaime de la Casa, Jaime. Machasilla, Sergio López-Nieto, Cristina. Rudenco, Irene Díaz, Vadim Melencvic, Sergio Santiago, Jorge Gutierrez, Tania Carolina, Andrea Henández, Samuel Ojeda, Marta Demyanchuk, Laura Yunta, Laura de la Cruz, Irene Fernández, Circe García, Míriam Romero, Lorenzo Sánchez, Estefanía Arjona, Abraham Bonilla, Ana María Borreguero, Cristina Edita Botey, Priscila Capilla, Alberto Díaz-Guerra, Guillermo Escobar, Esther García, Esther Martínez, Miriam Aguado, Ángela de Jesús Albes, Yeray Cáceres, se ajar mar María Díaz-Galiano, b e t rgen ses. To manos Ainhoa Domínguez, u s E dio re las s Laura Teresa Gijón, o t de l ego en Lorena Martínez, u el f Fernando Polo, a d Uce Nerea Puig, a i l Ju Pablo Solorzano, Tamara Villar,

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El Cristal En algún lado del cristal ha muerto  alguien ¿yo?, ¿vosotros?, ¿el tiempo? Desde una lejanía marítima y sonora,  a un lado de los niños que nacen  con su grito terrible,  del pájaro que muere, de los barcos perdidos,  en vuestra danza de relojería  se frustra el tiempo y el amor se estanca. Julia Uceda Andrea Hernández 4º A IES Octavio Paz

El fuego entre las manos

El Encuentro Ahora que sé que todo ha sido un juego, juego a que todo sea cierto. Tomo la pena en serio: quiero desarraigarme, alzar el vuelo, quiero prenderle a todo fuego. Quiero un solo minuto verdadero. Julia Uceda Samuel Ojeda 4º A IES Octavio Paz

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La Casa de Julia Uceda La infancia no tiene casa, apenas un jardín con claveles y alhelíes y una niña extraña que en silencio abre puertas, sin miedo. Las palabras no dicen nada de ella, sólo las interrogaciones hacen que se aleje, cruzando mares, buscando bosques, buscando en ninguna parte, la parte de las respuestas. Nadie pregunta quién fue y vuelve sin estar, cargada de inmensa riqueza, de bellas montañas, de lluvia y niebla, de hermosos paisajes latentes en su escritura, irreconocibles si la lees sólo una vez. “La tinta es hilo con que coso al papel sombras que pasan” – dice1, y vuelve hecha tormenta y pájaro, gato y cesta de limones, instalada en la curiosidad, en las mismas preguntas y en el asombro. Julia mira el presente donde “no es la vida el lugar de la vida”2 y donde “nada estará completo si se olvida”3. Fuera de escena, iluminadas por una enrojecida pradera de azaleas, en este cálido verano de 2008, con los ojos abiertos y siempre jóvenes, hilvanamos palabras, más allá de la escritura. Julia Barella Del poema “Quisiera comer lotos” Del poema “Lugar con cremalleras” 3 Del poema “Driving” 1

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Laura de la Cruz Villar Irene Fernández de Agustín Circe García Gutiérrez Mirian Romero Sorribas 1º A Bto. IES Butarque

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Cuántos jueves y viernes recuerdo las palabras de mi abuelo. Busco la sonrisa y la esperanza de verle otra vez. A veces me gustaría, despertarme, que él estuviese frente a mí, y que me dijese: ¡Todo era un sueño no tienes que preocuparte por nada!

Noemí Martín 1º C IES Butarque

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Escape del Tiempo

A Julia Uceda

cuanto sé no sé. de la equidad, del mundo quizá nada. de la suerte entiendo un poco: descubrir zonas desconocidas. qué extraña alegría, qué extraña vida. llegué a la casa de la poesía en la calle de los sueños a la luz del mar. entre la cacofonía oí una voz de sabiduría, de maestría. andaba sola sin mucha esperanza. vivía en las colinas en los brazos del bosque y, lejos del tiempo, cantaba en su idioma antiguo. allá en esa tierra hay poemas.

Barry D. Amis

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Algo en ti

A la infatigable Voz de Julia Uceda

Hay algo en ti, primavera, que enreda la luz con sus dedos y riza los hilos del alba en una mañana insaciable de bocas y de verbos nuevos. Hay algo en ti de gárgola que hiberna, de mañana y de presente, de ambiguo sol, de níveo cielo; algo en ti de río que baja, de ramo de palomas, de collar de estrellas. Hay algo de versos que avientan contra el viento. Hay algo, algo, algo en ti de sabia y de poeta que busca y florece en palabras nuevas en nuevos círculos concéntricos: algo en ti de nomeolvides entre peñas. Algo en tu Voz, primavera, recuerda el sabor de la esperanza en el alma, un corazón que tirita en el oído cual ojos que tiemblan y sonríen eternamente en el océano.

Sergio Santiago 2º Bto. IES Luis Vives

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Vadim Melencvic 1º Bto. IES Luis Vives

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Iniciación Mientras la juventud nos envejece, la vida es un río que inmenso fluye hacia horizontes infinitos y en sus avenidas anega las horas de los otros. Mas llega un momento –nel mezzo del cammin di nostra vita– en que no es ya un río, ni grande ni pequeño, sino un mar que todo lo devora, un mar en cuya superficie flotan a veces los recuerdos como islotes de una Atlántida perdida para siempre. Hacia ellos bogamos cuando al atardecer tememos que el viento del olvido nos arrastre, cuando, rotas las amarras, vagamos sin áncora ni faro, sin rumbo ni piloto que en las noches oscuras nos oriente.

Cartografía ¡Qué expertos marineros de la vida fueron los antiguos griegos! Ningún pueblo supo como ellos proveer las escarpadas costas de los hombres de puertos en donde guarecerse en horas de tormento. En cada recuerdo, en cada anhelo, olvido o pesadumbre fueron colocando efebos y laureles, faunos y doncellas para hacer la travesía menos dolorosa. Aún hoy nosotros usamos sus mapas para no naufragar en este océano adonde sin saber cómo ni por qué nos arrojaron y de donde nos iremos de idéntica manera.

Cuaderno De Bitácora En el cuaderno vamos anotando los detalles de nuestra travesía. Anteayer divisamos los restos de un naufragio y un recuerdo. Ayer tuvimos miedo de que una marejada nos hiciera olvidar el derrotero. Hoy las olas inundan las bodegas cargadas de memoria. Mañana una sirena intentará embaucarnos con sus cánticos. Y pasado mañana… Todo lo vamos anotando, todo, por si algún día otro navegante necesitase nuestras advertencias.

Finisterre Después de haber surcado los recuerdos en días de tormenta y haber visto en días de bonanza las costas escarpadas del olvido, después de haber sentido el miedo, la pasión, la vida en fin temblando entre mis manos, me encuentro remando –solitario– frente al acantilado de la Muerte. Mas no temo a las olas que impasibles me aguardan junto al faro, ya que de antiguo supe que éste era mi destino. Por ello, en esta hora me contemplo en las aguas y entono este verso de un viejo navegante: il naufragar m’è dolce in questo mare.

Juan Rey De Navegaciones & Naufragios

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Ya mis hojas son pájaros huyendo

Jaime Machasilla 4º A IES Juan de Mairena

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La tristeza, de nuevo, ha clavado sus dedos en mi pecho desnudo. Ha abierto con sus uñas una profunda brecha, en mi pecho desnudo. La tristeza, ahora, arranca mi corazón con sus garras de mi pecho desnudo. La tristeza, al final, ha podido con mi vida. Sobre el poema “Paisaje” del libro Mariposa en cenizas.

Sergio López-Nieto Márquez 1º Y Bto. IES Juan de Mairena

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Mariposa En Cenizas Hoy te escribo, Señor, y te pregunto por la escondida luna de mi muerte; por sus manos de hielos afilados como agujas que cosen telarañas; por esa muerte mía, sólo mía, que aún no está madura por tus campos. Tú, Dios, para matarme, para volverme a Ti y a la sombría cuna de donde vine, has de abrasar mis alas y desatarme en nube pálida de ceniza y aplastarme en la luz última de una tarde. Y yo he de bailar, con mi vestido gris de polvo y niebla, frente al cielo amarillo y el sol frío, sobre tus rosas y arrayanes muertos, arrastrando mis alas desgarradas igual que un breve cisne de las flores. Y te pondré en la mano dos lágrimas de luz y sal, como un pequeño quejido por mis alas ardidas ya y cenizas desde que me las diste un octubre lejano. Cuando tuvo mi nombre un lugar en el aire y me llamaron «Julia» para hacerme más sitio. Julia Uceda

Imagen: Francisco Uceda

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“Driving” con Julia Uceda “Pero alguien, alguna vez, supongo con excesivo optimismo sobre el valor posible de unos cuantos poemas, tendrá curiosidad por saber cómo fui”. Julia Uceda: “Driving” Entre los poemas incluidos en Zona desconocida se encuentra uno, “Driving”, poema maravilloso, que como traductora de una antología de Julia Uceda decidí traducir al inglés en un momento determinado. El título de mi pequeño texto—“’Driving’ con Julia Uceda”—lo escogí primero, para indicar hasta qué punto leer a Julia Uceda es un ejercicio de participación activo. No se lee su poesía de manera pasiva sino al lado de la poeta mientras ella está manejando, por así decirlo, el motor que impele su obra poética. Al mismo tiempo, como se ve en “Driving”, lo que hace ella es manejar sola: driving alone. Nos invita a compartir su soledad cuando se refiere a ese “alguien” quien “tendrá curiosidad por saber cómo fui” y “pintará un atractivo cuadro si contempla / los hermosos paisajes que me acogieron”, pero al mismo tiempo le advierte que ese “curioso futuro” no entenderá nada si “se olvida […] de este verso extranjero”—“driving and driving and driving alone”. Hay algo intraducible en el término driving que indica no sólo el acto sino la acción misma de conducir. Además, creo que al decirlo en inglés (y no en español o en otra lengua), la poeta se muestra muy consciente de las asociaciones que existen entre el acto de conducir y el mundo moderno estadounidense que ha desempeñado un papel tan decisivo en la industria automovilística. Driving es también una actividad intrínsecamente solitaria y, se podría decir, “extranjera” (si no “extraña”) ya que nos aísla del sentido de communitas humana. Este poema fascinante y algo enigmático— notablemente, en los tres últimos versos—nos comunica no sólo esa soledad radical por la metáfora driving sino también la íntima relación entre soledad y poesía, y en especial la poesía de Julia Uceda. “Nada estará completo si se olvida —driving and driving and driving alone— De este verso extranjero”. Julia Uceda: “Driving”

Noël Valis De: “’Driving’ con Julia Uceda”, en Ferrol–Análisis 19 (2004).

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Casa Bajo La Lluvia Ciudad, tiene mil caras en cada gota de agua. De infinitas cuidades cercanas o lejanas, de pueblos infinitos, de infinitas Españas. Se rompe esta espaciosa y triste piel exausta. Una por cada gota de lluvia. Una por cada lágrima. Una ciudad distinta por cada vez que clama. Distintas cosas. Una por cada pupila sorprendida desnuda frente al alba. Todas, bajo la lluvia en marcha. Por silenciosos túneles, de estrellas apagadas mudas y divididas bajo la misma agua. Todas vueltas - posturas distintas de esperanzahacia la voz ¿Sonido de ayer o de mañana? Casi sueño, luz casi sin llama. Cuidad bajo la lluvia. Pueblos bajo las lágrimas silenciosas de España. Julia Uceda

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Дім під дощем! Місто має тисячі лиць в кожній краплині води. Безконечних міст ближніх чи далеких, селів безконечних, безконечної Іспанії міняється це прекрасне і дуже сумне тіло. Одна по одну дощину.Одна по одну сльозину. Одне місто через кожне сервіз яка сповненна кровю. Одне місто різне коженголос що кличе пізні речі.Одна за одну зіниця здувована роздягнена перед душею. Всі, під дощем, ті що ідуть через тихі тунелі із зірок погазших Мовчазні і поділенні під тою самаю водою. Всі криги-позиції пізні за чеканнямдо поклику.¿Звук вчорашній чи завтрішній? Майже мрію, світло майже без іскрини. Місто під дощем. Села під сльозами тихі Іспанії. Traducción al ucraniano del poema Casa bajo la lluvia, de Julia Uceda

Marta Demyanchuk 1º Bto. CCSS IES Siglo XXI

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Laura Yunta 1º C IES Siglo XXI

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Homenaje a Julia Uceda La Soledad “Recordar no es siempre regresar a lo que ha sido.” Cuando subí al desván recordé muchas cosas que viví con él. “Como una llama en Dios mojada” “oigo puertas batidas por el viento y trato de ajustarle sus pestillos.” Es el silencio que tu corazón no se atreve a desvelar. La tristeza “Miro sin miedo ni rencor el ancho cielo donde me perderé con un rumor agradecido.” “Figuras de soledad ya no me asustan” Mis manos, mis labios, y su voz… Estoy solo, solo y perdido sin ganas de vivir prefiero morir porque no quiero vivir sufriendo. “Os llevo de la mano diciendo vuestros nombres.” “Puedo alargar la mano hacia una rosa” pero “dejándonos este hueco en la frente perpleja” “con las sienes manchadas “ “de bosque virginales.” En el viento hacia el mar Miriam Aguado, Ángela de Jesús Albes, Estefanía Arjona, Abraham Bonilla, Ana María Borreguero ,Cristina Edita Botey , Yeray Cáceres, Priscila Capilla, María Díaz-Galiano, Alberto Díaz-Guerra, Ainhoa Domínguez, Guillermo Escobar, Esther García, Laura Gijón, Esther Martínez, Lorena Martínez, Fernando Polo, Nerea Puig, Pablo Solórzano, Tamara Villar

G.S. Y P.C.P.I. (ACNEES) IES Pablo Neruda

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Antes de dar a la imprenta mi último libro de poesía: Consolaciones, Sevilla, 2004, le envié los poemas a Julia Uceda para conocer su opinión. Al poco tiempo recibí una larga carta suya, Septiembre de 2003, de la que extraigo unas líneas que hacen referencia a uno de los poemas allí incluidos, escrito a raíz de un extraño sueño. El poema decía así:



Ignorancia



¿ Y qué hacía -pregunto al despertarmecruzando a nado con chaqueta puesta ese río plagado en sus orillas de grises y verdosos cocodrilos? Tanto lo ignoro como estar oyendo la lluvia ahora, el trino del canario. Sigue la vida y sigo la costumbre, sin entender aquello en lo que vivo. Sólo manejo imágenes concretas, pero extrañas: los seres de ese sueño, los trinos y la lluvia de este instante, el monstruo de mí mismo en su ignorancia.

Y el comentario de Julia era el siguiente: En estos poemas eres fiel a esas dos líneas que ya señalé: la reflexiva en relación con el paisaje y la naturaleza que a veces tiene calidades plásticas, y la otra, la de “Ignorancia” en relación con poemas anteriores, más dramática y existencial. Es muy buen poema: el poeta se ha despertado y los ruidos familiares le parecen extraños. Ha soñado que con chaqueta puesta, símbolo social de compostura hacia él mismo y los demás, símbolo tal vez, también, de distancia, no social sino de vida privada, cruza a nado un río, que ya sabemos que es nuestra vida, y no puede salir de él porque las orillas están plagadas de cocodrilos, símbolos de duplicidad e hipocresía. En la Biblia es Leviatán, un monstruo al que no conviene despertar. Este poema, para ser analizado, necesitaría varias páginas. Y vuelvo a preguntarme: ¿cómo se puede expresar esto en endecasílabos? Vaya, pues, hoy su comentario como homenaje a un magisterio, del que he tenido la dicha de disfrutar desde los lejanos tiempos de estudiante en la Facultad de Letras, donde Julia Uceda era ya la admirada comentarista que sigue siendo.

Jacobo Cortines

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Para ella* Más sufrimiento por ti que por mí, Incomprensiblemente, me Dueles en la razón. Tu Olor me embriaga en un mundo Lóbrego e insensato, cual Ornamental jardín descuidado, Relegado al olvido. Tu mente, mi mente, ya es todo Uno, sin motivo de Diferencia…Tu Odio es el mío, tu insensatez, mi Locura, tu descuido, mi más triste Olvido… No te vayas, Regresa…

Leer el acróstico

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Lucía Aguado 1º Bto. IES José de Churriguera

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“Acariciar de noche las estrellas mojadas” Julia Uceda , Extraña juventud Lucía Aguado 1º Bto. IES José de Churriguera

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A María Enriqueta tocando el piano Homenaje a fray Luis de León Tus diminutas manos transparentes conjuran el terror del universo, el mundo del amor acribillado. Tus diminutas manos, que brotan de algún cielo sumergido, ahuyentan las sombras de la noche del mundo, y oímos así el fluir de los ríos que discurren suaves, la honda respiración de las montañas, el dormido susurro de los bosques, el concertado canto del ruiseñor perenne, el conmovido sueño de los veloces caballitos árabes, la brisa que transita entre las ramas con voluntad de novia sensitiva, el silencio, tan grávido, de las espadas dóciles, en sus viejos estuches de orín. ¿Es así el mundo? Amaestrado, se adhiere transitorio por virtud de la música que surten tus poderosas manos diminutas de canela y hierro cuando tú lo visitas, cuando tú lo redimes con tus manos prestidigitadoras que concuerdan la tierra con el cielo, oh reina de la magia blanca. enviada central de la armonía, suprema musa niña digna de ser ajena a los decretos del tiempo. Tú, mi dama del piano de oro, que a asentir nos obligas a la ardua belleza del orbe y sus ambiguos ángeles. Miguel García-Posada

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Silencio y soledad El silencio es calma, tranquilidad y a la vez serenidad. La soledad para mí no es felicidad pues es todo tranquilidad. Vivir en soledad ¿qué es? No lo sé, es algo que no me puedo preguntar. Mi vida de verdad no es la soledad es una continua alegría, que está siempre cada día con mis personas queridas. El silencio para mí no es vivir, pues lo único que puedo decir, es que lo dejaré para el morir.

Tania Carolina 3º A IES María Zambrano

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Jorge Gutiérrez Fernández 1º A Bto. IES María Zambrano

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Tan graves y tan tiernos “Caballeros heridos y palomas van por la niebla” Julia Uceda Algunas veces, Julia, el aire es como un hierro atenazando. Y no hay sol ni piedad. –Qué cruel esta muerte. Y era mi voz diciendo la impotencia, la sangre acollarada y el violeta cianótico en los labios. No, no era así. Era una cama limpia, soportable el dolor, hijos y nietos rodeando lo último: suspiros o palabras. Y nevaba. Caía blandamente el adiós como la nieve y estaban en silencio los oxígenos.

Un camino que alzaba las preguntas al fuego del deseo: Reconocí sus marcas y en el fuego de enero, carne ya de mi carne, desanduve los pasos y avivé las cenizas. Cinco años: el sueño y su flor de hojalata. Con cintas he cifrado esa niebla y su gloria. Parece que fue hoy… Abrirás el espejo. En el baúl de tinta arden, vivas, las ascuas.

Y abrí, no sé por qué, las cartas. Vida entera y temblor el pan nuestro de cada día de entonces. La pared de silencio de la historia. Juana Castro enero de 2009

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En el viento hacia el mar” Muchos pájaros veo volar. Vuelan desde la mañana hasta el atardecer, nadie en la orilla se lo quiere perder. Todos contemplan lo que va a pasar, observan aturdidos la caravana real. ¡Qué preciosas aves que vuelan sin cesar, ascienden con el viento cuando empieza a soplar! De colores, con plumas y suaves ellas son, nos traen a la tierra mucha paz y amor. Tras un día trabajando, las aves regresan ya. Agotadas del esfuerzo descansan ahora más. Y yo desde mi ventana contemplo sin cesar que las aves con el viento regresan desde el mar.

Cristina Rudenco 1º D IES Julio Verne

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Irene Diaz 3º B IES Julio Verne

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La libertad de Luz Alguna vez he de volverme y mirar hacia atrás. No sé. Julia Uceda

Lorenzo Sánchez 4º C IES Tierno Galván

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Hablo de la infancia Escalera crujiente, trozo de bosque organizado por el que ir hasta la cumbre de aquel desván lleno de sueños, pájaros silenciosos que viajan sin ruido. Sobre ti estaba el premio cubierto por el polvo y lo muerto vivía para mí, en mis ensueños… Julia Uceda De Sin mucha esperanza, 1966

Jaime de la Casa 1º D IES Isaac Albéniz

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El fuego entre las manos

Julia uceda: una vida entregada a desvelar el misterio del ser Si seguimos los pasos de Julia Uceda nos damos cuenta de que, desde su juventud, estuvieron guiados por la necesidad de borrar fronteras, tanto físicas como intelectuales. Y su biografía hay que leerla atendiendo más a la actitud de su espíritu liberador e integrador que a su participación en hechos destacados o brillantes. La vida, y en íntima relación con ella la obra, de la poeta, narradora y ensayista sevillana, es un ejemplo de acción interior, fruto de notables esfuerzos por ser en plenitud a través de la sedimentación de distintos saberes y de una mirada al mundo crítica y agradecida al mismo tiempo. Su formación en la capital hispalense estuvo marcada por una pesada atmósfera de falta de libertad, agravada por el papel secundario atribuido a la mujer. Limitaciones contra las que luchó desde principios de independencia y reafirmación de la propia identidad, nutridos por un apetito insaciable de lecturas, entre las que nunca faltaron las de Bécquer, Alberti, Cernuda, Lorca, Valle-Inclán, Unamuno, Camus, Ramón J.Sender, gran amigo suyo, Baudelaire, Rimbaud, o Juan Eduardo Cirlot; un interés constante por otras culturas y religiones; una visión antropológica y humanística de la enseñanza, primero como profesora en la Universidad de Sevilla y después como docente en ámbitos universitarios de Estados Unidos, e Irlanda, doble exilio voluntario que le sirvió también para interiorizar paisajes, modos de vida y acontecimientos históricos como el asesinato de Kennedy, el movimiento en pro de la igualdad de todos los seres humanos cualesquiera que sea su raza o color, encabezado por Martin Luther King, o las heridas abiertas en el pueblo americano por la guerra de Vietnam; y por último un apartamiento de vanidades y fuegos fatuos, y un silencio engendrador que ha sido el fundamento de su ya larga existencia. Retiro físico y espiritual (en los últimos treinta años en comunicación con la húmeda transparencia de la naturaleza en Galicia y el horizonte abierto por el mar) que ha hecho poco visible, hasta la obtención en 2003 del Premio Nacional de Poesía, una obra básica dentro de la literatura española de la segunda mitad del siglo XX y de ahora mismo. Dos libros refrendan lo que decimos: su poesía reunida de más de cuarenta años publicada por la Fundación José Manuel Lara bajo el título En el viento, hacia el mar, galardonada con el Nacional ya citado, y Zona desconocida, editada asimismo por la Fundación Lara, y merecedora del Premio de la Crítica. Textos a los que se suman sus relatos (bellísimos y estremecedores los de Luz sobre un friso aparecidos el año pasado), ensayos y críticas. La palabra de Julia Uceda ha sido siempre vertebradora de un universo íntimo, en el que también está presente el otro en su condición de criatura única y en lo que tiene de permanente, adquiriendo así su dimensión más honda lo social. Sus poemas dialogan con todo lo viviente en un intento de saber quién es ella, y cuál el sentido último de la existencia; diálogo nacido, por tanto, de la conciencia de extrañeza, que permite desde ese territorio de uno mismo nunca conquistado una mayor libertad y un mayor empeño

El fuego entre las manos

en la búsqueda de la propia identidad: Y una mujer andaba, andaba, andaba./Y era yo y no era yo, porque ya todo/ era igual a sí mismo y sólo había/asido sombras y abrazado sombras. Camino hacia el conocimiento que transcurre por esa “zona desconocida” donde respiran los sueños, tan reales como lo más visible y tocable, pero que poseen la fuerza de la revelación a la hora de desvelarnos lo esencial. Su poder es tan grande que llegamos a ser concebidos de algún modo por quien nos sueña(…) Todos somos/lo que somos; también lo que nos sueñan./el verdadero ser nos lo imaginan(…)El sueño no es dormir: quien sueña vive/y muere quien tropieza/con bultos al no ver lo transparente/ del árbol, del silencio. Ver lo que se esconde detrás de la apariencia de lo real, conectar con lo invisible y nombrarlo es el pulso de la poesía de Julia Uceda, siempre en búsqueda de lo profundo del ser, destino que no se compadece con la sombra, sino más bien con la luz, elemento clave en su obra(…) La luz sólo/puede liberar a las sombras,/derretir sus cadenas,/dar a las aguas transparencia y vida,/aire al espacio clausurado. La luz quema el significado de tantas palabras repetidas sin sentido, altera la noción del tiempo y es fuente de resurrección y de salvación para la poeta: Yo, a mí misma,/regresaré por esa luz-semilla de una luz ahora-/restaurando los rostros mordidos por el tiempo (…) Porque ser o no ser destruida,/sólo depende de mí: de que mi mano/tape la luz o la deje pasar/ por el pequeño espacio que entre mis ojos vive,/hasta el fondo infinito,/y me incluya en su círculo. Y junto a la luz, en ese camino hacia el misterio del ser, hacia su verdad, que es toda la obra de la escritora sevillana, la memoria tiene también un poder fecundador y promueve la movilidad de aquello que alumbra(…) y desde el nido/de la memoria van hacia ti sonidos,/roces, voces, ir y venir que alcanzas/desde esta orilla. Tus dedos/ rozan tus dedos. Y la casa durmiente, cuya luz/ sólo tú reconoces en tu olvido,/ parece más secreta en la ruidosa calle. Extrañeza, sueño, luz, memoria…amor.¿Cómo conocer el latido de lo primigenio sin amar? Julia Uceda lo sabe, y por eso en ella el amor cobra una energía cósmica, y su respuesta, si entre dos seres arde, es la fusión: Sangre que te responde acorde y llena./Pulso y labios unísonos. Espumas/rompiéndose en los párpados heridos./Las mismas lunas y las mismas albas. Amor que traspasa las estancias íntimas y se hace universal, fiel a la natural articulación entre lo íntimo y colectivo que está en el origen del universo poético de la autora a la que dedicamos este libro-homenaje auspiciado por el Ayuntamiento de Leganés. Quien se acerque a la obra de Julia Uceda en ese estado de inocencia que exige la lectura de la gran poesía, emprenderá su propio itinerario hacia el fondo del ser, ayudado por unos poemas donde la reflexión y la emoción, la realidad y lo onírico, tienen la misma temperatura; poemas habitados por el misterio, en los que confluye la ética y la estética, lo metafísico y lo social, y que son creadores de conciencia. Todo ello sustentado en un lenguaje muy simbólico, como exige lo esencial. Al final del camino su vida resonará verdadera. Javier Lostalé

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El fuego entre las manos

Índice de autores (alfabético) Aguado, Lucía

38, 39

García, Esther

35

Aguado, Miriam

35

García-Posada, Miguel

41

Albes, Ángela

35

Gijón, Laura

35

Amis Barry D.

21

Gutiérrez Jorge

43

Arjona, Estefanía

35

Hernández, Andrea

14

Barella, Julia

17

López-Nieto, Sergio

27

Benegas, Noni

9

Lostalé, Javier

50

Bonilla, Abraham

35

Machasilla, Jaime

26,

Borreguero, Ana María

35

Martín, Noemí

19

Botey, Cristina

35

Martínez, Esther

35

Cáceres, Yeray

35

Martínez, Lorena

35

Capilla, Priscilla

35

Melencvic, Vadim

23

Carolina, Tania

42

Ojeda, Samuel

15

Casa, Jaime de la

49

Polo, Fernando

35

Castro, Juana

45

Puig, Nerea

35

Cortines, Jacobo

37

Rey, Juan

25

Cruz, Laura de la

18

Romero, Miriam

18

Demyanchuk, Marta

33

Rudenco, Cristina

46

Díaz, Irene

47

Sánchez, Lorenzo

48

Díaz-Galiano, María

35

Santiago, Sergio

22

Díaz-Guerra, Alberto

35

Solórzano, Pablo

35

Domínguez, Ainhoa

35

Uceda, Francisco

29

Escobar, Guillermo

35

Valis, Noël

31

Fernández, Irene

18

Villar, Tamara

35

García, Circe

18

Yunta, Laura

34

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