El Dueto: paseo por los almacenes de la memoria

CRÓNICAS DEL DUETO CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA El Dueto: paseo por los almac...
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CRÓNICAS DEL DUETO

CUADERNOS DE MEDICINA PSICOSOMÁTICA Y PSIQUIATRÍA DE ENLACE REVISTA IBEROAMERICANA DE PSICOSOMÁTICA

El Dueto: paseo por los almacenes de la memoria EN LAS ALFORJAS DE LA PSICOSOMÁTICA. ENTREVISTA CON EL DR. MANUEL VALDÉS INTRODUCCIÓN Con este dueto, entramos en la segunda dimensión evolutiva de nuestro particular peregrinaje por los escenarios y personajes que cambiaran la historia del devenir de las ciencias del comportamiento, hasta dejar ancla en un puerto que siempre nos evoca la apuesta clara y rotunda por la aplicación de la metodología científica. Bayés, Lobo, Massana, Toro o el irrepetible Colodrón, marcaron las huellas que nos señalaban la senda adecuada para transcurrir con una cierta comodidad por los elementos propios de la Psicología y la Psiquiatría. Dexeus, nuestro cuarto entrevistado, representa a aquellos profesionales de otras especialidades –le seguirán otros– que fueron testigos privilegiados de estos cambios. Dexeus es un entusiasta del modelo psicosomático y lo trasladó a su praxis existencial con las mujeres, a las que acompañó en el camino de la liberación, compartiendo con ellas la miseria moral de unos tiempos tristes, intentando iluminar las nieblas de su vida, mediante la aplicación adecuada de los avances científicos, pero con la ventaja de saber transmitirles con los lazos de comunicación propios de quien, no solamente se preocupa por el “cuerpo”, sino también por la mente. Como decíamos en su momento, “tozudos y tenaces, nos entregaron el testimonio de sus proyectos y recuerdos, marcados por los temores y las esperanzas, pero sobretodo por la firme disposición de entregarnos una historia mejor que la que encontraron (…); un terreno en el que fue más fácil discurrir por el camino de la ciencia (…) en un país que no se lo puso cómodo”. (1) Y de estos vientos vinieron paisajes geométricamente mejor trazados. Nos fue más fácil instalarnos en ellos para recoger el relevo de estos maestros impagables que –por fortuna– siguen transitando por las pistas de la ciencia. Manolo Valdés fue la sorpresa del pequeño, pero cohesionado grupo que conformábamos, alrededor de los entonces jóvenes maestros, presididos por la figura venerable e irrepetible del Dr. Santiago Montserrat-Esteve. ¿Quién es realmente Manuel Valdés? ¿Ese niño que elaboró su vida sin magdalena proustiana que le llevara a la nostalgia, sin mitologías familiares o tierras que le hicieran circular por los mapas de la añoranza? ¿O quizás aquel joven que gestionará su futuro “siguiendo la estructura cinematográfica de rodar dobles versiones para contar la misma película”?, parafraseando un texto de su esplendido libro –con ribetes autobiográficos– “Ilumíname, Lumière? ¿O este heterodoxo investigador y clínico, capaz de reconocer el estrangulamiento doctrinal o el espíritu ecléctico con la que tiene que vérselas los psiquiatras pero también de hacer una llamada al optimismo ante el riesgo del intento de allanamiento por cultivadores del pensamiento alternativo, optimismo basado en el espectacular avance de las neurociencias, como se extrae de su impagable y reeditado “La confusión de los psiquiatras”? ¿O quizás cuando nos propone una “vuelta a la axiología” (2) como respuesta a las ambivalencias adaptación-transformación-abandono del ecosistema adverso con dificultades de respuesta en el ámbito de la investigación? El que reclama “profesionales con sabiduría que tendrán que manejar marcos de referencia, atribuciones, creencias y valores que se verán abocados a discutir sobre lo bueno y lo malo, lo saludable y lo dañino, como antes se les pedía a los filósofos, en una especie de irónico retorno de una disciplina de la que ya nos habíamos emancipado”. En cualquier caso el personaje sigue empeñado en seguir descubriendo las contraseñas que interrelacionen estados psíquicos-conducta-enfermedades y disfunciones, diseccionando implacablemente la vieja psi(1) Introducción entrev ista al Dr. Santiago Dex eus, 2012 Cuadernos de Medicina Psicosomática, 101: 68-88 (2) Editorial Cuadernos, 2010, 95: 5-7

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cosomática, sin abandonar su querida Teoría General de Sistemas. Investigador y clínico es capaz de sorprendernos y sorprenderse con sus incursiones en las imágenes del estrés postraumático, en el estrés materno fetal, o seguir curioseando en los patrones del comportamiento. Entre tantos, yo me quedo con uno: aquel que es capaz aún de la hipersensibilidad al código expresivo que informa de la calidad y la elegancia de las personas, para detectar más la estética interna de la gente que la de las cosas. Me quedo con el Valdés-David de “…Lumière” que ha desarrollado su estética en función de la ética, y que solo encuentra belleza (de verdad) en la elegancia moral. Con el Valdés-David, casi ingenuo hoy día, por rendir culto “a la fidelidad de palabra, a la responsabilidad, a las cosas bien hechas, al sacrificio, a la dignidad y a la representación decorosa de cada papel” (sic, pág. 36). Emigra a Barcelona y allí no solamente encuentra un paisaje y un paisanaje con los que navega, no sé si con comodidad, pero si con una sensación de optimismo, libertad y de unos singulares procesos afiliativos que pasarán por la riqueza de escenas y mundos entre los que se contará su querida cultura cinematográfica, su Barça y …nuestro grupo. Y así conocimos a Valdés; desde el primer momento nos sorprendió por su brillantez, su persistencia y una capacidad de trabajo que no dejaba de esconder una mente lúcida que se enfrentaba –como nosotros– al abismo de irracionalidad que trascendía a la psiquiatría tradicional que en aquellos momentos nos tocaba vivir. Y lo hacía de la mejor manera: con rigor y método. A ello contribuía, no solamente su expresividad creativa, sino la facilidad con que la plasmaba. Como decíamos en su momento, no sólo hay que escribir como se habla, sino que además es menester hablar bien y las dos cosas Valdés las hace espléndidamente. Pero no sólo eso; dotado de un discurso con momentos de ingenio punzante y en ocasiones provocativo sabe corregirlo razonablemente hacia el desacuerdo cortés o la connivencia. Empezamos a concretar ilusiones –y alguna que otra esperanza fallida– en los entonces lóbregos pasillos del dispensario del Clínico, en el que éramos vecinos casi a rozar, él con su Unidad de Psicosomática y yo con la mía de Terapia de Conducta. Los dos disfrutábamos de un gran equipo; pero el suyo destacaban en los momentos primigenios, nombres que luego han rendido justicia sobrada al maestro: Joan de Pablo, Luisa García Esteve, Mª José Martín, Nadine Riesco, Susana Subirá… Nos beneficiábamos de la finura intelectual de Rosa Sender, compañera durante muchos años en otro de nuestros anhelos: la docencia en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Dotada de una inmensa cultura –que intentábamos absorber– y de una sonrisa tenue que delataba una punta de ironía, fachada de un talento que nunca ha dejado de sorprendernos. Con Valdés formaron un tándem que dio frutos especialmente admirables en monografías y trabajos conjuntos en el patrón A de comportamiento; especialmente diáfano (y práctico) fue el dedicado a las terapias cognitivoconductuales (1), paso previo a una monografía aún hoy no superada (2). Compartimos otros muchos momentos, pero me es especialmente grato recordar un Congreso de la SEMP en Girona, que copresidimos y que significó el inicio de un modelo de Reunión que aún persiste en parte. Nuestros viajes durante meses a Girona, era un tiempo que empleábamos en ordenar palabras, compartir emociones –cada uno en su estilo, diferente pero no por ello menos sincero–, explicar proyectos y saborear anécdotas y personajes de nuestra historia común. Unos momentos que siempre quedarán entre los que dulcifican las aristas de la memoria. Valdés ha estado siempre que lo hemos necesitado en el proyecto de Cuadernos. Nadie como él conoce mejor las dificultades que conlleva una aventura como esta. Estuvo con nosotros en los momentos fundacionales –publicó con Tomás de Flores, un artículo sobre el patrón “A” en el número 0, cuando nos llamábamos Cuadernos de Medicina Conductual. Tuvieron que pasar tres años en barbecho para que resurgiera el actual Cuadernos; desde entonces ha habido una historia de constantes guiños a su obra: en el número 54 dedicábamos una Editorial a “Psicobiología del Estrés” con precedentes de críticas a otras de sus monografías. También él nos regaló papeles como la del monográfico dedi(1) Valdés M. y Sender R.: Patrón A de conducta: consideraciones prácticas sobre las terapias cognitiv o-conductuales. Phrameris 1987, 8 (2)/98-102 (2) Sender R. Valdés M, Martin M.J. y Riesco N.: El patrón A de conducta y su modificación terapéutica, 1993. Ed. Martínez Roca, Barcelona.

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cado a la Psicología de la Salud, en el que precisamente con Rosa Sender, recorrieron 10 años de investigación en el patrón “A”. Un artículo en el que los autores construyeron un cuadro diferencial con variables psicológicas entre las cuales no podían faltar las dimensionales de la personalidad, lo cual nos lleva al interés que Valdés siempre ha mostrado por la personalidad y sus diversos umbrales y matices. Ahí queda como testimonio una de las monografías más olvidadas del autor “Personalidad y conducta en medicina” que en algunos aspectos aún es vigente; escrita, como siempre, en castellano de gran belleza. Sobre esto último debo confesarles un pequeño secreto: a algunos compañeros de redacción y a mi, nos gusta encargarle a Valdés de forma más o menos regular alguna Editorial, no solamente por la segura ilustración científica, sino para gozar de su estilo literario; estoy seguro que a muchos lectores les pasa lo mismo. Y si no, lean Vds. la citada “De vuelta a la axiología” y nos darán la razón. Dentro de esta singladura común con nuestra publicación, no deja de ser una casualidad feliz, que justo cuando Cuadernos, –a propuesta de otro gran amigo común, el profesor Lobo– se convirtió en órgano oficial de la SEMP, el primer número dedicado a esta advocación, dedicara unas “Crónicas del Dueto” a la disertación de apertura del XLII “Congreso de la SEMP sobre la correlación entre el malestar psicológico y el final posible (o no) de la vida (1). En el prólogo al libro de Rosa Sender que sigue siendo una pequeña joya y dedicado a la adicción al trabajo (2), Valdés nos regala un guiño intelectual de los suyos, en este caso recordando a Sócrates: consideraba que sería deseable de que fuera impregnando nuestras vidas la idea de que “la satisfacción es un sentimiento al que no sólo se accede con logros”. Yo entonces me permití recordar el diálogo de Gamenides y Leonte: “quizás sería conveniente confiar más en la bondad que el poder”. Lo cual no obvia que siga siendo válido abrir ventanas en ciertos cielos cerrados, apostar por la sustancia de los apasionados e ir más allá de las fronteras; quizás algún día recogeríamos milagros, aunque no creyéramos mucho en ellos. Y esto lo hacen hombres que son una curiosa intersección entre la pasión y la discreción inteligente, la voluntad y la cautela, la audacia y la contención, la intuición y el método, el fervor y la ironía. Valdés es uno de ellos. J. Mª Farré (JMF) (1) Farré J.M. y Tomàs E.: ¿El malestar psicológico acorta la v ida? Cuadernos de Medicina Psicosomática y Psiquiatría de Enlace, 2009/45-49 (2) Sender R.: El trabajo como adicción, 1997. Ediciones en Neurociencias, Barcelona.

En los cuatro Duetos anteriores, jamás había escuchado esos silencios. Cierto que los magnetofones dan mejor fe que cualquier notario, pero esos silencios quizá nos indiquen no la contundencia de las respuestas del preguntado, tanto como sus razonamientos. El Dr. Manuel Valdés teclea lo que pronuncia, abre y cierra sus respuestas dejando siempre el azar en el dintel. Seguro de sí mismo va al fondo del asunto, de la pregunta, y como los jueces valientes con una sencillez apabullante. Enric Tomás Guix (ETG) (ETG) Asturias donde usted nace en 1948, sus padres, su familia… (MV) De antecedentes en mi familia, nada. Yo me peleé para que mis padres me compraran libros, porque en casa no había ni uno. Mi padre tenía una ferretería, pero su biografía, como la de tantos españoles de postguerra ni te la cuento. Somos dos hermanos, pero ese negocio les permite darnos una carrera a cada uno. Uno será arquitecto y yo médico y para ello, metafóricamente, se desangraron. Con todo en los años 50 y 60, Asturias no tenía nada que ver con la actual. Era una de las grandes zonas

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mineras e industriales de este país. Me acuerdo perfectamente de cómo llegaban trenes, y más trenes en 1955, llenos de inmigrantes a Avilés, porque entonces había mucho trabajo en ENSIDESA (Empresa Nacional Siderúrgica, S.A) en toda la región. Y de cómo nos llamaban: Coreanos, porque ese alud de inmigrantes coincidió con la guerra de Corea y en los No-dos se veían las mismas imágenes de la llegada de refugiados a las ciudades de Corea y los inmigrantes que llegaban a Avilés y otras ciudades asturianas. Relacionarlo era muy fácil. Oíd, como no había nada organizado para recibirlos, por las noches había mucho sarao… (JMF) “Tal vez a los caw boys les pasaban tantas cosas porque no tenían raíces”, eso lo dice David, el personaje central de “¡ Ilumíname Lumière!”, un bello libro que a uno se le antoja que tiene mucho de autobiográfico. Recorres el camino desde un pueblo del Cantábrico hasta Barcelona, “de un joven cargado de ilusiones” y que “no fue capaz de ver donde estaba el chiste de tener que escuchar siempre lo mismo, a la misma gente, y a los diez años ya estaba pensando en la emigración como alternativa de urgencia para sobrevivir a su aburrimiento.” (ETG) Su faz se arruga, y se tensa al recordarlo) (MV) El aburrimiento y el tedio eran, a mis 14 años, aplastante. En todo caso cronológicamente, hay que decir que de los 10 a los 16 estuve en un internado de los jesuitas en Gijón, por tanto hice todo, el bachillerato en ese colegio y tuve de compañeros a un futuro Ministro de Industria con el PSOE, Luis Martínez Noval y a Alberto Cardín, que, jovencísimo, era ya un especialista en literatura oriental; más tarde fue colaborador de “El Viejo Topo”. ¿Aburrido? Me moría de asco; iba de naufrago urbano como digo en el libro. No, no estaba solo; tenía amigos, éramos una banda de náufragos. No había a donde ir; Solamente al cine. Y empecé a leer, qué tal como he dicho tuve que pedirle a mis padres unas pesetas para comprarme un libro, aún me acuerdo, de la Colección Reno de la editorial Plaza y Janés y del precio, 25 pesetas. Eso me salvó. Más tarde me hice socio del Círculo de Lectores. Y a los 16 años empecé a escribir, para entretenerme. Y me presento al premio Nadal con una novela titulada “Cuando el hogar no es tan dulce”, mecanografiada con una Remintong de mi padre y copia con el papel carbón. Aquel año se presentaron al Nadal más de 800 originales, imaginaos… Bien, ¡quede el 25!, una proeza y más si tenemos en cuenta que en aquel año (....) ¡lo ganó Álvaro Cunqueiro!. Años más tarde estuve en el jurado del Premio Leopoldo Alas, Clarín, y lo fui porque yo lo gané. En 1967, con 20 años, me comentaron que en Barcelona había ese premio, de cuentos, me presenté, desde Avilés y lo gané. El libro de cuentos se llamaba “Elucubraciones”. (JMF) Cuentas tu fascinación por el cine, tu colirio contra el aburrimiento y el tedio… (MV) Es verdad. Con 15 años mi padre me lleva a conocer Madrid. Yo tenía la gran ilusión de visitar dos lugares muy concretos. Como era, y soy, muy futbolero, quería ver el estadio Santiago Bernabéu, pero nunca, nunca he sido del Madrid, y los estudios CEA en la carretera de Barajas. El cine español de la época lo tenía todo memorizado, porque tenía fichas de todas las películas que había visto. Coincidió nuestra visita con el rodaje de “Atraco a las tres” de José M. Forqué. Y en eso que pasó López Váquez y lo llamé… nos hicimos amigos, nos carteamos, tengo fotografías suyas dedicada y presencié un pequeña parte del rodaje de esa película. Llegue a casa feliz. Pero en ese mismo año, 1967, en el que estuve a punto de perder mi carrera, junto con otros amigos rodamos en Avilés un corto, lo enviamos a TVE, para el concurso “Cine Amateur” y nos llevamos todos los premios, lo digo en plural porque en ese tipo de concursos se valoran muchos parámetro: el guión, la fotografía, la música, etc. Pendió de hilo, muy, muy fino que no dejara la carrera de medicina, por la literatura o el cine… En resumen, insisto en ello, yo me apunté a medicina para saber cómo funciona la mente. (JMF) Hay dos frases de ese libro que quisiera comentarte. La primera: “…para demostrar que se podía sufrir sin inspirar lástima.” La segunda:” Era un lujo elegir entre el sacrificio anticipado y el sufrimiento previsible.” Las dos las relaciones con Bárbara Stanwick

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(MV) Vamos a ver, estas dos frases, la primera se refiere a una chica de mi edad, guapísima, pero que se ruborizaba a la más mínima. Ella se lo reconoce a su amigo y este, queriendo hacer una especie de terapia conductual, le dice que él la puede entrenar: en cama sin luz, ni, por supuesto, taquígrafos. Al cabo de unas semanas ella le dice a él que está embarazada: “no de ti, sino de mi novio.” Pero todo ese texto, originalmente, estaba escrito para presentarme al concurso “La Sonrisa Vertical”. Era un reto de envergadura para mí entrar y dominar el lenguaje y las situaciones eróticas, pero lo dejé. Y lo aproveché para “¡Ilumíname, Lumière!”. (ETG) Estudia medicina, ¿Por qué? (MV) Inicio mi carrera de medicina en 1967 en Salamanca, el porqué: siempre me había interesado el misterio de la emergencia de la vida psíquica. Al preguntarlo, la respuesta era simple: hay que estudiar Psiquiatría, porque de hecho la Psicología, como práctica clínica, no existía en aquellos años y para estudiar Psiquiatría había que hacer Medicina. Esa es la respuesta. Por cierto que mis padres me recomendaron la especialidad de Ginecólogo; en aquella época se ganaban muy bien la vida. A mi madre la hubiera hecho feliz que estudiara para Notario o Registrador de la Propiedad… Al no haber facultad en Oviedo pude elegir entre Santiago de Compostela, Salamanca o Valladolid. Elegí, la de en medio, Salamanca. Fue rebobinar, hasta mi infancia. Era más aplastante que el Avilés de mi infancia. En Salamanca me llega la noticia de que he ganado el premio Leopoldo Alas. Guardo las entrevistas que me hicieron los diarios: Tele Exprés, El Noticiero, la entrevista de Del Arco en La Vanguardia… a excepción de este último, el resto han cerrado todos. El reparto de premios se celebraba en la terraza Martini, también cerrada. Y en 1967, las costumbres, incluso en Barcelona eran otras. Llego a la terraza Martini y ni me dejan entrar, en primer lugar, por el aspecto y porque no llevaba corbata. Le dije al portero que si no entraba, que si no había corbata, no había acto porque era el ganador. Me dejaron una. Así fueron mis inicios en Barcelona… era la primera vez que viajaba. (JMF) Luego, desarrollaste tu carrera profesional aquí en Barcelona. Y, además de casaste con una catalana… (MV) Mi suegro, … Vigil, era el corresponsal del diario madrileño “Ya”, portavoz, si es que durante la dictadura había portavoces, de la histórica Asociación Católica de Propagandistas, una especie de Democratacristianos a la española. Yo me casé con su hija, Blanca. Por casa de mi suegro vi pasar a mucho prohombre de aquella época. Y ese premio enlaza directamente con otro hecho cuando estaba en tercero de carrera en Salamanca. Me eligen Delegado de Curso. Cierran la Facultad, como siempre por “desórdenes públicos”. Me planto frente a la puerta e intento entrar. La policía me dice que no; les respondo que tengo derecho a entrar porque he pagado la correspondiente matrícula. La respuesta: violencia y detención. (ETG) La, vamos a decir, visita en comisaría, ¿Cómo le fue? (MV) Estuve tres días. Solo llegar y sentarme me saqué las gafas, por prudencia… “Y tu porque te sacas las gafas, para ver mejor?”… Le siguió una sesión de golpes, capones, codazos, porrazos… todo un catálogo de golpes que no me dejaban señal. (JMF) ¿Quién te sacó de comisaria? (MV) El rector Balcells Gorina, cátedro de Patología General. Me salvó, precisamente, ser el delegado de tercero. Porque el primer día de clase, preguntó: “¿Quién es el Delegado?” Me levante y me dijo: “Vamos a ver si, además es usted buen estudiante. Le voy a preguntar cada día”. Y así fue como nos… conocimos. Aún me acuerdo del título de los temas. El primero. “La fiebre, como síndrome inespecífico” o el 84 “El Síndrome Necrótico”, o… Era catalán, del Opus, muy formal; creo que se presentó en la lista de Alianza Popular, para el Senado en las primeras elecciones. Al enterarse de mi detención tuvo la decencia de ir a comisaria, decir que yo era un buen estudiante y con su aval salí. Pero antes, la

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policía política me dijo clarito, clarito: “Aquí no sigas, porque no vas a seguir, cámbiate de facultad porque aquí, en Salamanca, no terminas la carrera”. Me trasladé a Barcelona, con el recuerdo del premio; además estaba mi novia… Y, lo que son las cosas: prácticamente al mismo tiempo nos vinimos el rector y yo a Barcelona. (JMF) Tu viniste a Barcelona a terminar tu carrera y la especialidad, pero lo cierto es que también dominaste la Barcelona nocturna de finales de lo sesenta e inicios de los setenta. Hablas de locales, casi míticos: El Sot, la Cova de Drac, Be negre… (MV) Las diferencias entre Asturias, no digo ya Salamanca, con Barcelona eran abrumadoras. Otro mundo. Yo huía del aldeanismo, del patriotismo, del nacionalismo… mi padre sí oía “Asturias Patria Querida”, se ponía a llorar. Todo eso a mí me ha repugnado profundamente. Un verano, no hace mu chos años, estaba en la playa de San Lorenzo, por los altavoces ponen el “Asturias…” y todos los que estaban en la playa, cientos de personas en bañador, se pusieron en pie, ¡todos! Barcelona, en aquello años me pareció una ciudad abierta y cosmopolita. (JMF) ¿Te acuerdas de algún profesor que te dejara impronta, que te influyera? (MV) Como profesores hubo dos que me impresionaron, los dos en la Universidad de Salamanca uno fue, precisamente Balcells Gorina, profesor de Patología General, era muy bueno, ex-ce-len-te, sus clases ¡no se te olvidan en la vida!. El de Anatomía, Antonio Amat, que era de la escuela de Escobar, el suegro de Antonio Lobo, era también extraordinario. (JMF) Aunque yo terminé la carrera antes, creo que los dos coincidimos en algo: no tuvimos referentes claros. En todo caso, uno solo: el Dr. Montserrat Esteve (MV) Cómo he dicho yo me matricule en la Escuela Profesional de Psiquiatría y me asignaron como tutor al Dr. E. Cirera, la persona, todo hay que decirlo, menos apta para cualquier elaboración intelectual y no lo digo en sentido peyorativo, que quede muy claro porque, entre otras cosas él estaría de acuerdo con esa afirmación. Pero, por otra parte, tenía un conocimiento empírico y un olfato clínico impresionante y pensé: que me enseñe el oficio, que de eso sabe mucho y yo, por mi parte, ya leeré, ya reflexionaré. Estoy hablando de 1970, o 71, cuando en el Clínic nada estaba jerarquizado, cuando la Psiquiatría era pura beneficencia, los psiquiatras cobraban cinco duros, había aún monjas… tú estabas en el dispensario de Psiquiatría y yo en hospitalización. Yendo a lo que tú dices de referentes; mira cuando, ya en la Escuela Profesional de Psiquiatría y pregunto qué libros hay que leer, la respuesta fue esta: “! Todos!” y tan campantes. En definitiva, ni en la Facultad de Medicina y menos aún en la Escuela Profesional de Psiquiatría encontré profesor alguno que me hablara de la vida psíquica. Ya expresé en “La Confusión de los Psiquiatras” que no había la más elemental explicación de la actividad psíquica y de la regulación emocional y afectiva. Ni siquiera había una nosología unificada ni un glosario terminológico para saber de qué se estaba hablando. Un MIR contemporáneo hubiera perecido sin remedio en aquel nicho ecológico. (ETG) Perdone mi ignorancia, o mi insolencia; para enseñarles, ¿qué les explicaban? (MV) Fundamentalmente, Psicopatología. Al Dr. Cirera, le entraba un paciente por la puerta, una mirada y acertaba en su diagnóstico. En román paladino: olfato e intuición, no había más. O, si quieres, empirismo en estado puro. (ETG) Lo que Usted explica es la versión actualizada que nos dio de la Facultad el Dr. Toro, que nos recordaba que no había dinero ni para la suscripción a una revista extranjera especializada en Psiquiatría (MV) Exacto, no había nada…pero nada de nada .Cero!

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(JMF) Nuestra manera de aprender se asemeja al aprendizaje de siglos atrás, en que un padre dejaba a su zagal en casa de un herrero para que aprendiese el oficio; así de sencillo. Hablando del Dr. Esteban Cirera, quede claro su maestrazgo, no en vano cuando murió le dedicamos un editorial en esta misma revista… En todo caso, permíteme que te diga que una ventaja que tuvimos tu y yo es que tuvimos “modelos psicológicos” para entender la Psiquiatría (MV) Eso que dices es fundamental… Parte de la Psiquiatría buscó amparo en el Psicoanálisis, que es una ideología, como tu sabes, articulada sobre una Antropología y un cuerpo de doctrina sin sustrato empírico alguno. (JMF) Sí, porque durante mucho tiempo lo que anduvimos buscando era un marco conceptual para entender lo que pasaba en la mente, y no tanto para entender lo que le pasaba a un enfermo, y eso nos lo dieron los distintos modelos psicológicos (MV) Por eso yo me arrimé a vosotros, el grupo que se había gestado alrededor de Toro y Massana, porque veía una línea de preocupación para buscar un modelo psicológico explicativo serio y luego tuve la suerte, aunque de entrada me sentó fatal, que el Dr. Obiols me “exilió” en Mataró a explicar lo que era la “Psicología Médica”, que yo no había explicado, ni estudiado en mi vida… Por tanto, tuve que ponerme a estudiar, eso, Psicología Médica. Recién acabada la carrera nos nombraron residente y profesor ayudante y empezó una nueva historia. (JMF) Te voy a decir algo sobre ti que yo creo que ya sabes. Me lo dijo un psiquiatra que los dos conocemos y cuando lo oí pensé inmediatamente que era el mejo elogio que te podían hacer: Valdés no tiene el perfil para ser catedrático de Psiquiatría. Le pregunté el porqué y esa fue su respuesta: Porque ha seguido modelos psicológicos, en Psicología Médica sí es un referente. (MV)… para mí no es un insulto, es un gran elogio. (JMF). Yo también pensé enseguida que ese aparente oxímoron es el mejor elogio que nos pueden hacer ya que tu y yo le debemos mucho a la Psicología Médica, asignatura de la que hemos sido docentes durante muchos años. (JMF) Estamos a caballo de los años sesenta, setenta del siglo pasado y cuando nos las prometíamos muy felices de haber encontrado y abrazado ese modelo híbrido pero explicativo de la psiquiatría, nos llegan los antipsiquiatras. En “La Confusión…” dejas muy clara tu postura sobre la cuestión:” La antipsiquiatría postulaba que la enfermedad mental era un producto del reparto de roles en la estructura familiar que, a su vez se obstinaba en perpetuar valores sociales morbosos, de los que el sujeto se liberaba a través de la alienación. Era como dar la vuelta al mundo de las ideas para acabar diciendo, en la cúspide de la sinrazón, que todos estamos locos y que los locos son más lúcidos (no se sabe muy bien para qué). Era fácil vaticinar que toda esa literatura acabaría esfumándose, sin dejar residuo cultural.” (ETG) La revista Triunfo, el intelectual orgánico de la izquierda –como ahora se dice– durante la dictadura, publicó muchos artículos al respecto. Y no digamos los centenares de libros que Alianza Editorial vendió sobre Freud, en general de psiquiatría y de antipsiquiatría, antipsiquiatría que Usted liquida en el libro en la primera edición de los años 70! ¿Muchos piropos, por ello? (MV) En la cara, por escrito, en privado y en público, todo tipo de “piropos”, como tú dices. Y los que no te imaginas. A mí lo que me interesa saber es cómo se generan las ideas, y no me vale para nada que me digan que es la sociedad la que las configura. Eso es sociología, que es algo muy distinto (ETG) Manuel Valdés es un señor que, intelectualmente, transfiere una elegancia muy trabajada. Cuenta con una fluidez verbal encomiable y un rigor de alto nivel y voltaje; su verbo se acerca más al navajazo limpio que al canto rodado. Y el, disculpen, “tuya mía” conceptual que acaban de leer entre Farré y Valdés, acerca de los modelos psicológicos, me sonó a sinfónico.

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(MV) Porque el error está en el método. De ahí que muchos profesionales y profesores hayamos escrito libros de psiquiatría para certificar por escrito lo que no sabíamos. Mi libro la Confusión de los Psiquiatras, que escribí con 24 años, va en esa línea: es un intento de aclarar, intelectualmente, la práctica psiquiátrica. Y, el segundo libro que publiqué fue La Medicina Psicosomática que es un compendio sobre todos los estudios que había en aquel entonces sobre el tema con fundamento científico; el tercero, más en la línea de La Confusión…, fue Psicobiología del Estrés, porque todo el mundo hablaba del estrés y casi nadie sabía definirlo. (ETG) En 1974 su posición, y alguno más que te acompañara como fue el aquí presente J.M. Farré, sobre la antipsiquiatría, eran, con el tiempo se ha visto, una minoría… (MV) Éramos, como tu insinúas, cuatro gatos, andábamos a contrapelo; nadie nos apoyaba… (JMF)…además el sistema imperante apoyó modelos psicoanalíticos y antipsiquiátricos. En este sentido fue una suerte que el Prof. Obiols apostara por nosotros… (MV) Quisiera volver sobre mi libro de Medicina Psicosomática. Yo entendí que para saber cómo funciona el cerebro hay que ir por la vía de los marcadores somáticos; es decir relaciones entre los contenidos de la mente y la respuesta fisiológica porque, al menos, por ahí hay pista, se insinúa un camino; por eso me interesó la Medicina Psicosomática y la Psicología Médica porque es una manera de ser empírico con los hecho clínicos y se puede ir un poco más allá teorizando. El otro libro que os he comentado, Psicobiología del Estrés, ya estaba más organizado, por eso es, para entendernos, más sólido… (JMF) Un libro, que publicáis con el malogrado Tomás de Flores en el año 1985, reeditado en 1990, en el que describís, precisamente, los modelos psicológicos que tanto te interesan, el de Seligman, el de la Indefensión Aprendida, e incluso habláis y teorizáis sobre el Locus de Control, y de la curiosa construcción de la Alexitímia. La activación y sus consecuencias autonómicas, neuroendocrinas, inmunitarias, y conductuales, fueron también revisadas. Un año más tarde fue traducido por Buceta el clásico de Beech y Burns, “Tratamiento del estrés: un enfoque comportamental.” Un libro que, en cierto modo, nos permitía complementar vuestra monografía ya que todo el énfasis estaba abocado en las técnicas cognitivoconductuales de tratamiento. Otro tema en el libro que siempre te ha interesado” es el de la adaptación psicológica y en este sentido aún recordamos tu conferencia en el Congreso de Medicina Psicosomática “¿El malestar psicológico, acorta la vida?” al que dedicamos Enric y yo un amplio comentario en el nº 91 de “Cuadernos” (MV) Parto de la base que el cerebro es un órgano de conocimiento emocional, y en ese aspecto está bien definido y poco espacio hay para la polémica. El cerebro, por tanto, conoce de emociones y nosotros, luego, ponemos letra a esa música; por tanto hay que pensar que la respuesta emocional tiene que ver con la supervivencia y que esa respuesta emocional en la medida en que obliga al cerebro a jugar a la contra para sobrevivir y por tanto lejos del placer y de la adaptación, te hace pensar si pasarlo bien es homeostático y si sufrir es no homeostático, de ahí se desprende el interrogante de aquella conferencia de si sufrir acorta la vida. Que la respuesta es más “sí” que “no”, pero no lo puedes afirmar tajantemente, porque lo difícil en los procesos biológicos: lo que te “ahorras” en dolor, te lo “gastas” en emociones. Por tanto, al final, las “cuentas” salen como salen… (JMF) Sigo con tu conferencia. En ella hablas de un tema central para ti: los patrones de comportamiento que junto con las conductas adaptativos son la espina dorsal de tu disertación. También hablaste de los subsistemas que enlazan con la personalidad. Así, afirmas que “el hombre instalado en la introversión y en el neuroticismo, los estilos atribucionales mustios y abatidos, marcarán la suerte del sujeto una vez puesta en funcionamiento la no grata asociación I+N.” Y, acto seguido, ligas los procesos adaptativos con los modelos de personalidad, por ejemplo: “La responsabilidad, promueve estrategias de afrontamiento eficientes centrados en los problemas.” También hablas de la

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extroversión en positivo, como “apertura a la experiencia, de la afabilidad”, etc. De todo ello, deduzco que te mueves, en esa disyuntiva entre los modelos dimensionales y los categoriales… (MV) Eso se da de coces con la Psiquiatría que funciona con categorías. De hecho, la Psiquiatría también hace trampas, porque convierte dimensiones en categorías cuando hace falta: la categoría antisocial en qué consiste, en alguien que cumple siete u ocho veces unos criterios. Criterios, que a veces se encorsetan demasiado. Por ello el eje II se ha ido estrechando progresivamente y se perdió por el camino una gran parte de la riqueza y complejidad de los datos clínicos. Las dimensiones, de repente pasan a ser una categoría. Estamos hablando de una laxitud intelectual enorme. (JMF) Es curioso observar que los modelos categoriales presentan una gran inestabilidad de límites. Además, resulta que el diagnóstico más frecuente, cuando se aplica, es el de Trastorno de la Personalidad No Especificado, ¿cuál es tu opinión? (MV) Se ha construido una tipología más ideal que real de la que queda fuera la mayoría de la población. En la actualidad el 51% de todas las patologías quedan fuera de las clasificaciones, es decir, fuera del sistema. Estamos ante una auténtica inestabilidad de los límites entre lo normal y lo patológico, siendo la heterogeneidad entre los pacientes un hallazgo excesivamente común. No nos queda más remedio que buscar correlaciones entre dimensiones y categorías en el marco del perfil dimensional de los modelos categoriales. (ETG) ¿Cuando habla de fuera del sistema, es tanto como decir del D.S.M. IV, no? (MV) ¡Claro! Eso también me ha creado problemas porque yo he sido el introductor, y traductor, del sistema categorial, en el que estoy intelectualmente en desacuerdo –en un equilibrio inestable– “vendiéndolo” porque era mucho mejor eso que nada, pero me reafirmo en que es cuestionable por los cuatro costados. (ETG) El Dr. Lobo en su entrevista fue taxativo: el DSM es el paradigma de los zigzageos americanos en sus modelos. Para Lobo, “los americanos a veces dudan si tienen una rara flexibilidad o una patológica labilidad en sus tendencias.” El DSM, casi fue un “decretazo”, y el psiquiatra entre otras penalizaciones, no cobra del seguro sino se cumplen los famosos criterios diagnóstico. La CIE 10 –más europea aunque sea la clasificación oficial de la OMS– no tiene un historial de tantos cambios y es mucho más estable. (MV) Mi opinión es sencilla. ¿Qué queremos, barullo conceptual o DSM? Yo lo tengo claro, la segunda opción. Oigan, al menos sabemos de lo que hablamos. Tenemos, entre los profesionales algo muy importante: una base conceptual común. El DSM es un artefacto de envergadura y es el único sistema que intenta validarse empíricamente. Es opinable si es mejor que otros, pero mejor que lo anterior, seguro. (ETG) Pero a lo largo de su historia el DSM, como en un puerta giratoria, ha entrado y ha hecho salir enfermedades psiquiátricas… (MV) Es cierto. Por ejemplo la Neurosis. Y ¿donde están los/as neuróticos?: pues mira en otros “pisos” y con otros nombres. La CIE 10, más generosa que el DSM IV, las considera en “trastornos neuróticos secundarios a situaciones estresoras y somatomorfas”, fraccionándolo en múltiples apartados. (JMF) Una amalgama de cuadro difícil de absorber y por tanto de digerir. (MV) De hecho, el neuroticismo como constructo –no pienso ahora en el cluster C, sino en los modelos de Eysenck y Gray–, es un factor general que permite revalorizar la existencia de una capacidad de respuesta específica y generadora de varios procesos que podríamos calificar como neuróticos. (JMF) Según esto, rasgos como “evitación del daño” o “susceptibilidad al castigo” nos formulan un territorio explicativo de –como mínimo– “tono emocional” muy específico, ¿lo interpreto bien?

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(MV) En efecto, el neuroticismo es una variable que expresa hiperactividad emocional, la incidencia de acontecimientos negativos, el procesamiento selectivo de la autoinformación en sentido negativo y el malestar psicológico correspondiente. (JMF) Lo que le permitió a Gelder acuñar el término “trastornos emocionales menores”, en los que se conjugan una serie de síntomas ansiosos, somatizaciones y actitud de dependencia, amén de elementos obsesivos y fóbicos. De hecho, esta clasificación es muy “dimensional”, y recuerda el “síndrome general neurótico” de Tyrer, que engloba tanto una perturbación de personalidad (en este caso, más categorial), como una inadaptación crónica a las exigencias de la vida. (ETG) Ya que nos ha aclarado el alcance real de ese “manual de instrucciones” que es, en parte, el DSM, pisemos otro terreno colindante, su grado de éxito terapéutico con los enfermos psiquiátricos. (MV) A mi me ha preocupado esa cuestión, no es una cuestión menor, seguro. Lo cierto es que el porcentaje de las llamadas curaciones en nuestra especialidad es muy parejo al de la medicina en general, en unas especialidades, incluso estamos por encima de la media. Observa en endocrinología o reumatología, el porcentaje de sujetos curados, es decir sujetos normalizados biológicamente, que nunca tendrán síntomas, es muy bajo. Lo que hay que matizar en nuestra especialidad, es que hay un parte de nuestros pacientes que aunque no esté curada, no nos necesitará más biográficamente, y esto presupone una manera de estar sano. (JMF) Si no me equivoco, desde 1981 en el que publicasteis un artículo en inglés sobre el tema (Biological Psychiatry, conjuntamente con de Flores), el Patrón A ha ocupado parte de tu interés profesional, plasmado en varios papeles y monografías sobre cuestión, entre las que destacaría la conjunta con otra estudiosa del constructo, Rosa Sender; suyo también es el imprescindible libro sobre “El Trabajo como Adicción”. Os preocupabais de la nada fácil modificación terapéutica. ¿Qué queda de todo ello? (MV) Es un constructo que a mí me interesa porque auna tres cuestiones decisivas:1) Características psicológicas con base temperamental; 2) Que se aprenden socialmente; y 3) Son factores de riesgo biológico; es decir es un constructo con facetas de psicología, sociología y biología. Patrón A implica tener unas características de la personalidad concretas, que es objeto de un aprendizaje social que se convierte, a su vez, en un factor de riesgo biológico. Y me interesa, sobre todo, porque toca registros muy heterogéneos en una construcción, como acabo de exponer, única. Por tanto, viendo como habla, se mueve, y se expresa, un sujeto, se puede, inferir lo que piensa y, eso, es obvio, tiene mucha trascendencia. Que observando la fisiología de un sujeto puedas inferir el contenido mental, es fantástico y que vaya asociado a los aprendizajes sociales, es decir, que el mismo sujeto que es japonés y que se traslada a los Estados Unidos y al socializar la cultura y costumbre norteamericanas, en el supuesto que sea Patrón A, acabe por “adquirir” riesgos biológicos, precisamente por ese cambio biográfico: el traslado de su Japón natal a los Estados Unidos es muy paradigmático. (JMF) ¿Tras el Patrón A, hay un cierto tipo de personalidad que lo distinga? (MV) Yo creo que sí, después de darle muchas vueltas Los sujetos con Patrón A, por definición, tienen que ser extrovertidos como base temperamental; además hay unos aprendizajes sociales que te pueden llevar en la dirección de estimular los aspectos más competitivos, los que interaccionan con el entorno de competición. Por tanto el aprendizaje social es decisivo. Todo ello, daría dos subtipos: uno, sería emocionalmente estable, tendiendo a buscar estímulos a través de la actividad productiva y de la interacción personal. Organiza su sistema motivacional sobre la base de la filiación, de la autosuperación y el perfeccionamiento, de la consecución de logros y la obtención de recompensas a partir de la propia ejecución. Son patrones A químicamente puros, pero no están expuestas a la cardiopatía coronaria, como los que pertenecen al otro grupo, hiperreactivo, jerárquico y competitivo, motivados por resul-

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tar vencedores. Hostiles y con lectura paranoide del entorno, intentan satisfacer sus motivaciones extrínsecas, en relación con el estatus social y la jerarquía. (ETG) Por lo que hemos leído, ¿son los más inmersos en el sistema capitalista tradicional, por decirlo de algún modo? (MV) Sí, es así. De hecho, han incorporado valores del esquema capitalista, como “la lucha por la vida”, y en ocasiones se muestran como intolerantes frente a las opiniones de los demás. (ETG) En resumen: son más irritables, más coléricos… (MV) Insisto, hostiles es la palabra. Y la hostilidad –como la impaciencia y la autorreferencia– son factores de riesgo. (JMF) Y luego están los modelos basados en estresores psicosociales relacionados con el trabajo, como el de “demanda-control”. A menor control laboral, mayores respuesta del fibrinógeno plasmático. (ETG) Tengo entendido que estos modelos son más aplicados al sector de servicios y profesiones basados en las relaciones interpersonales, como la de ustedes. Se habla de una mayor activación fisiológica, cuando existe una falta de reciprocidad entre una gran esfuerzo y una escasa recompensa. Por cierto, y siguiendo esta línea, Vd. Es el primer firmante de un estudio colectivo en el que la depresión aparecía en el 14% de los trastornos médicos. ¿Qué impacto podría tener en las enfermedades cardiovasculares? (MV) Está asociada a la enfermedad, según algunos estudios, pero también al empeoramiento y eclosión de otras entidades clínicas. (ETG) Me gustaría ahora que me ampliara los factores culturales, volviendo al patrón A (MV) Hay estudios, concienzudos, hecho en las universidades de Japón que comparan una Patrón A americano y otro japonés. Ocurre que en Japón la cultura, al igual que en los EUA es capitalista, pero hay una diferencia en cuanto a la competitividad muy importante. Para un japonés un buen negocio es cuando los que intervienen ganan todos (ese concepto se llama anae cuyo significado es: no tienes que hacer atribuciones hostiles al otro, al semejante); para un norteamericano, en cambio, es un buen negocio cuando él gana más y el otro no tanto; por tanto el componente paranoide en la cultura japonesa es bajo respecto a la cultura de los americanos del norte. Pero si ese japonés viaja a los EUA, se casa y tiene una hijo allá y es Patrón A… ya no podemos asegurar que le ocurra los mismo si hubiera nacido y vivido en Japón. (JMF) Tu afirmación me recuerda, por analogía, la de Josep Toro respecto a las anoréxicas que, decía, eran las mártires de un sistema en el que prima la delgadez como paradigma de belleza y autoestima… (MV) Y, en cierto sentido, los del Patrón A, respecto a las cardiopatías, en el actual sistema económico… Veamos, sociológicamente ¿donde hay mayor porcentaje de sujetos A e infartos? En sociedades con estructuras capitalistas, muy competitivas y con religión protestante, ese último es un factor a tener en cuenta. Para ellos el trabajo es virtud y, además, tiene una dimensión dignificadora del ciudadano; en cambio, más al sur, el trabajo es una carga, un castigo. (ETG) ¿Algo que ver con la crisis económica actual, la que hay en el norte y más en el sur? (MV) (Risas) No me atrevo a afirmar tanto… pero si te digo que en términos de incidencia coronaria, las sociedades que reúnen estas tres características –capitalistas, muy competitivas y de religión protestante– se contabilizan más infartos. En Europa estadísticamente, de mayor a menor, va del norte al sur y de occidente a oriente, siendo, por el norte, Finlandia el primero en el ranquin, así pues la zona geográfica con más infartos es en el cruce “norte/occidente”. Con el alcohol, la costumbre dentro de

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Europa tiene sus matices: En la cuenca mediterránea, su consumo tiene un connotación dietética y hedonista, sin embargo más hacia el norte, lisa y llanamente es, las más de las veces, para “colocarse”, sino no se entiende ese consumo, y gran consumo, tan concentrado en los fines de semana. (JMF) Hablemos de las mujeres y el Patrón A. ¿Las diferencias en hombres y mujeres son tan marcadas como se ha dicho? (MV) En el estudio que hicimos en los años 90 (del siglo pasado), curiosamente había prevalencia en las mujeres respecto a los hombres, cierto que solo en un 1% de diferencia, 14 y 13%, respectivamente, aunque epidemiológicamente no hay un patrón fijo en los países europeos, ni en los EUA. La mujer más Patrón A esta aquí en España y ciñéndome más a tu pregunta, ciertamente los patrones cada vez se aproximan más entre los dos géneros; pero la hostilidad les distingue: las mujeres son más patrón a expensas de la impaciencia, en el hombre de la hostilidad. Por tanto a las mujeres les va mejor el Patrón A que a los hombres, al no ser tan hostiles y al no recoger tanto, por decirlo de algún modo, la cosecha negativa de ese patrón como en los hombres. Por tanto, a pesar de las semejanzas, el género marca y mucho. (JMF) Se hablado de los patrones C, hipersensibles y escasamente asertivos, con evoluciones oncológicas más negativas, y últimamente del D… (MV) La personalidad tipo D es una construcción de segundo orden (afectividad negativa más inhibición social), en las antípodas del patrón A, y que parece tener que ver con la evolución de los pacientes coronarios. No es propiamente un factor de riesgo, pero sería bueno ver en qué se perece epidemiológicamente al patrón A. Ahora estoy dirigiendo la tesis de un médico de familia que está intentando aclarar esto, así que igual puedo deciros algo en breve. (JMF) El estrés postraumático, otro tema que te ha ocupado… (MV) De toda la nosología psiquiátrica no sabemos la causa última, solo en el EPT podemos saber la etiología o hacer hipótesis etiológicas. ¿Cuál es la causa de que frente a grandes desastres, de todo tipo, solo una pequeña parte de sujetos enferma? De gente que ha vivido experiencias traumáticas se calcula que solo un 18 o 20% van a tener consecuencias; la mayoría aguanta. Esa parte de ciudadanos que no lo soportan lo hacen a expensas de desorganizarse totalmente. El EPT es la peor “jugarreta”, biológicamente hablando, que te puede jugar el azar, antes de la muerte. El silencio tras ese contundente análisis se amasa en esa acogedora sala de estar en la que entrevistamos a Manuel Valdés. Y es que clavetea el concepto. El Dr. Valdés va detrás de las palabras, las coge, las amolda, las amasa y verbaliza rápidamente… pero contando, explicando cada sílaba: rápido en hablar, lento se hace al oírlo, un hecho insólito, solo al alcance de gente clarividente. Un gozo sin sombra. (ETG) Dicho así, no exagera…¿“antes de la muerte”? (MV) Te quita, o te rompe, el sueño; estás en alarma permanente con ansiedad-hipervigilancia, hiperfunción del eje simpático-adrenal y respuesta paradójica en la secreción del cortisol, algo característico del EPT y que no se da en otra patología psiquiátrica. Sufres vivencias retrospectivas con reexperimentación persistente. Físicamente embotado, sometido a la confusión y a la restricción de la atención con amnesia, retraimiento y evitaciones persistentes, con la consiguiente elevación de endorfinas que sumen al paciente en un estado de “sopor mórfico” que te impide hacer tu trabajo habitual. No hablemos del ánimo con sensaciones depresivas que evocan un futuro desolador. Es el trastorno más desorganizador de toda la Psicobiología. Lo más habitual es que todos los esquemas adaptativos se retuercen, se desmonten y dejen de conectarse unos con otros, con desrealización, conversión, aislamiento y alteraciones sensoperceptivas.

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(JMF) ¿Los estudios sobre el EPT, en imágenes, que presentaste el último Congreso de Medicina Psicosomática? (MV) El problema de la imagen es que no te da información en términos bioquímicos. Tienes información de las diferencias en el funcionamiento del cerebro pero lo más importante, las causas, no las muestra. Lo que ocurre es que no hay correspondencia en lo que ves con la imagen y lo que luego puedes evaluar biológicamente. Yo, de la neuroimagen estoy decepcionado. Había muchas expectativas con ella para lo poco que ha dado. (JMF) Con esas afirmaciones acabas de romper el molde, o el tarro de las esencias, de cierto tipo de psicólogos entusiasmados, que afirmaban que la Terapia Conductual era efectiva porque se observaban cambios en la neuroimagen cerebral. (MV)…Pero es que hay cambios en neuroimagen por casi todo lo que nos afecta, ese es el problema. Hay un estudio que me impresiona mucho cada vez que lo recuerdo, que concluye diciendo que, de todos los estímulos que puedes enviar al cerebro, el que más lo enciende es la voz humana, la palabra, porque en ella hay de todo: contenidos, referencias, sonido, recuerdos, de todo y variado. Por tanto, más que decir que eso o aquello funciona, sea un tratamiento o sea lo que sea, la neuroimagen lo que sí nos demuestra es que el cerebro, al estimularlo, lo da por recibido. Nada más. ¡Pero, vaya usted a saber si eso correlaciona con el estímulo terapéutico, o no! (ETG) Vamos a hacer memoria, si nos los permite, de su práctica profesional. En el prólogo de su libro ya varias veces citado “La Confusión de los Psiquiatras” Vd. recuerda que le enviaron a un manicomio con 125 pacientes; recuerda Vd. que se quedó en blanco y empezó su práctica no como Psiquiatra, sino como médico haciendo un análisis de sangre a todos ellos con el resultado de que el 30% eran diabéticos, que la mayoría tenían sobrepeso, que todos fumaban a todas horas y, como última práctica, perdone el sarcasmo, le echan a Vd. del manicomio… (MV) El manicomio a que haces referencia era el de Sant Boi y el año, lo recuerdo muy bien, 1975. Duré una año, tras terminar el periodo de residencia en el Clínic. Y lo primero que hice no fue la analítica, sino que me miré las historias clínicas de los 125 pacientes. Había muchas de ellas en que la última nota médica era de 1960, o sea de hacía 15 años. Había pacientes que “vivían” en el manicomio. Lo digo porque a una parte no los pude visitar porque se negaron, o se escondían, no fuera que les recomendara un tratamiento o, simplemente, les diera el alta. Había algunos que hacían algún trabajito: dormían buena parte del día, porque por la noche hacían de conserje en algún local. Lo cierto es que, solo llegar y empezar a practicar la psiquiatría los responsables me dijeron: “nada, nada; haga Vd. de médico, del resto nos cuidamos nosotros”; por eso les hice la analítica a todos. Y un porcentaje del que ahora no me acuerdo, pero está tabulado, no podían comer carne porque no tenían dentadura y troceaban la carne en el agua que le daban para lavar la fruta… Ni los familiares ni la institución podían pagarlas. Reiteré a la dirección que eso no podía ser… y antes de terminar el contrato me echaron. Pocos años más tarde todo eso cambió, pero hasta 1986 la ley General de Sanidad no obligaba a los hospitales generales de este país a tener asistencia psiquiátrica. ¿Qué ocurría con los enfermos? Pues muchos de ellos volvían a la calle y los que no al manicomio, una instancia intermedia no la había. Bueno, en parte ese espacio lo cubrían los neuropsiquiatras del Seguro que si tenías una parálisis fácil te lo resolvía, pero si era otra cosa… Por eso al final del prólogo afirmo aquello de que durante muchos años la probabilidad que no te atendieran, o te atendieran mal, era altísima y hoy eso se ha invertido, tanto en asistencia ambulatoria como hospitalaria. Pocos cabos sueltos van a quedar en esta entrevista. En todo caso habrá quién encuentre a faltar preguntas o por nuestra parte el no haber sabido matizar, pero por Manuel Valdés, seguro que no. Y lo decimos porque en un momento dado el protagonista suelta esa ráfaga: “Estuve 7 años internado en los Jesuitas en Gijón –aunque yo soy de Avilés– y no me convencieron sobre religión y

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la presión fue impresionante como comprenderéis. Tampoco me convenció el Psicoanálisis. Al marxismo, ni un duro. Del freudo-marxismo, cero. De la antipsiquiatría, tampoco hice el menor caso. Por tanto he sido refractario a todo eso. Lo que sé, es porque lo he estudiado o me lo he demostrado o, y no soy arrogante, me lo han demostrado. Mis peajes me han costado ir casi siempre a contracorriente. Por esa misma razón, o razones, también me opuse la dictadura franquista. (ETG) Y, ¿donde tiene los amigos? (Risas) (MV) Pues tengo muchos, variados y en distintos lugares… (JMF) Por cierto el escritor catalán Josep Pla, como me recordaba nuestro común amigo el Dr. Massana, decía que las dos bromas más pesadas que le han gastado a la Humanidad han sido el marxismo y el Psicoanálisis… (MV) Pues es verdad… yo creo que ese descreimiento no es mérito mío. Han intervenido muchos factores que no sabría racionalizar; de la misma manera que tampoco podría racionalizar por qué desde pequeño me gusta tanto el fútbol. Y soy socio del Barça. (JMF) Y, además tienes una especial predilección por la novela negra. Y, al respecto, un hecho curioso. Nuestra común amiga, Anna Maria Moix a quién comenté que a mí me gustaban las novelas del inspector Marlowe, me respondió diciéndome: “No me extraña que te gusten, ¡son relatos conductistas”. (MV)… y es verdad, su protagonista lo es. (JMF) Y te habrá resbalado el psicoanálisis y todo lo demás que has dicho, pero también has escrito.¿”…hasta cuándo se puede seguir jugando o romper la baraja o, dicho de otra manera: hasta cuando el paciente ha de intentar insertarse en su ecosistema adverso y cuanto ha de luchar para transformarlo o abandonarlo?. Son cuestiones para las que no hay respuesta en el ámbito de la investigación y que hace necesario la existencia de terapeutas con inteligencia, prudencia, experiencia de la vida y buen juicio (…) Estos profesionales tendrán que manejar marcos de referencia, atribuciones y valores y se verán abocados a discutir sobre lo bueno y lo malo, lo saludable y lo dañino, como se pedía a los filósofos.” Afirmando esto, coincidirás conmigo que has tenido suerte… (MV) ¡No me quejo! Todo lo que me has evocado leyendo ese párrafo, induce a reflexionar cuidadosamente. (JMF) Cambiando, no de libro, pero sí de capítulo. ¿Te entiendes bien con los Neurólogos, tú que te relacionas profesionalmente con ellos a menudo? (MV) Si trabajas en equipo no es difícil, pero continúan muy refractarios con respecto a la Psiquiatría. La miran solo de lejos de reojo. Pero hay una novedad: los pacientes con demencias, muchos, los tratan ellos y eso les está haciendo cambiar de dirección y cada día son más conscientes de que tienen que saber de qué va eso de la “vida psíquica”. Ellos conocen al dedillo el “cableado” del cerebro y nosotros la resultante, vamos a decir, “eléctrica”, de ese cableado, es decir la vida psíquica. En todo caso, quede claro que ambas partes son, somos, muy conscientes de nuestras limitaciones profesionales y, por tanto, la fluidez de los pacientes entre ambas ramas de la medicina es progresiva. (JMF) Otro concepto esencial en tu quehacer psiquiátrico es el de las somatizaciones un tema lleno de controversias e integrado en este magma extraño y confuso, que son los síntomas somáticos “sin explicación médica adecuada, que provocan angustia y dan lugar a una conducta de búsqueda sanitaria” ¿De acuerdo con el párrafo final? (MV) Estoy en desacuerdo. Buscar atención sanitaria no es un requerimiento central para la definición de la mayoría de trastornos mentales o médicos, y tampoco para estos.

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(JMF) De hecho ciertos estudios epidemiológicos, demuestran que solamente una minoría busca finalmente atención sanitaria. La presión asistencial de estos pacientes, sin embargo, conforma una prevalencia del 10% en asistencia primaria. El ovillo es tal, que ni tan siquiera los patrones de Kirmayer (funcional, hipocondríaco y presentación) han conseguido el consenso. Y no debe olvidarse que una elevada proporción de síntomas, según médicamente y psiquiátricamente inexplicados. Estos, los síntomas somáticos funcionales (colón irritable o fibromialgia), las comorbilidades y las causas mixtas, dejarían casi en un residuo a los somatomorfos. (MV) Cierto, por eso yo no habló jamás de “somatizaciones”, en todo caso hablo de “síntomas somáticos sin explicación”; de somatizaciones no hablo porque es un prejuicio creer que los contenidos psíquicos son transmutables en síntomas corporales, eso lo creerán los psicoanalistas, pero yo no. Por tanto el concepto somatización o el concepto conversión son de origen psicoanalítico y parten del prejuicio al creer que lo psíquico puede acabar ejerciendo una influencia material sobre lo fisiológico y eso, es a mí entender es solo una suposición. Yo hablo, como he dicho de un concepto más modesto, el aludido de “síntomas somáticos sin explicación” que tiene la ventaja de no suponer que, por ejemplo, un vómito se deba a que no acabas de tragar a tu novia. (JMF) Esto nos lleva a la Teoría General de Sistemas en la que tu te sientes tan a gusto. (MV) Es un marco conceptual, que concibe el organismo como un sistema abierto que intercambia energía e información con el exterior y que subsiste gracias a su continua lucha contra los estadios de desorden y degradación, a los que tiende toda forma de materia. Un marco que permite el desarrollo exponencial de la investigación biológica y de sus procesos de información (bioeléctrica molecular y simbólica, la famosa cognición) y en las que, en cierta manera se mueve la psicosomática tal como yo la veo. (JMF) ¿Y la Medicina Conductual, la Psicología de la Salud y la Psiquiatría de Enlace, donde quedan? (MV) Estarían en la casa común pero acotan distintos terrenos (JMF) No es fácil moverse en ese tema. Es muy difícil… (MV) Soy consciente de ello; por eso me interesa la Medicina Psicosomática: porque entra en el meollo de la articulación de lo psíquico y lo fisiológico; es decir, cómo los contenidos físicos pueden hacer funcionar el cerebro de una determinada manera que se traducen en síntomas (ETG) Lo que acaba de afirmar es su conferencia de clausura del Congreso de Medicina Psicosomática –¿El malestar acorta la vida?– de Psiquiatría, pronunciada al revés… (MV) Exacto, exacto… (JMF) ¿El modelo “Neurosis Experimentales” te sigue sirviendo para explicar alguno de estos fenómenos somatizadores? (MV) Sí, lo sigo usando. Vamos a ver: que la vida psíquica se desorganice sin ninguna repercusión biológica, sería raro si admitimos que el cerebro es el sustrato de la vida psíquica. De ahí mi interés en estudiar el EPT, en la misma línea de la “Neurosis Experimental”, es decir de cómo una experiencia desorganiza la vida psíquica. Con el añadido que se puede planificar y fabricar: mediante cierto tipo de estímulos –la tortura por ejemplo– uno puede “desorganizar” el cebero del receptor de estos estímulos y no solo tortura en el sentido lato de la expresión sino que también con esos otros “modelos”: no dejándole dormir, estimulando su cerebro constantemente mediante ruidos, músicas, etc., o despistándole de cuando es de día y de noche. La mayoría de los torturados acaban con disfunciones biológicas: ulceras, problemas dermatológicos, cardiacos… Por tanto la experiencia emocional tiene una traducción en el funcionamiento del organismo, y nuestras experiencias son básicamente experimentales. La clínica confirma síndromes idénticos a las neurosis experimentales, aunque su descripción se haga fragmentada y separe los síntomas somáticos inexpli-

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cables de la psicopatología que los acompaña. Se trata de un proteico conjunto de pacientes que se queja de molestias corporales y de síntomas inexplicables y que además presenta alteraciones afectivas (pérdida de vínculos interpersonales), emocionales (disforia) y de la conducta (retraimiento social, agresividad, “conducta de enfermo”, etc.). Sin embargo no nos confundamos, no todas las somatizaciones presuponen ligazón con las neurosis experimentales. La suposición de que los pacientes con síntomas somáticos inexplicables tienen una personalidad peculiar no ha podido confirmarse nunca. También es inconsistente el atribuir causalidad psicológica a todos los fenómenos biológicos que somos incapaces de explicar. La convicción de que habría mecanismos psicológicos de defensa de última línea, que desorganizarían el organismo para evitar la desorganización de la vida psíquica, es inconsistente: como la vida psíquica no acostumbra a mejorar (y, por lo general, empeora), no está claro de qué nos defienden estos presuntos mecanismos de defensa. Una cosa es el concepto científico de neurosis experimental, en parte aplicable a síntomas inexplicables, y la otra es buscar orígenes psíquicos a esta sintomatología y, además, apoyándose en teorías también inexplicables. (JMF) Sin embargo en este maremágnum que es la somatización debemos hablar de un constructo muy en boga: la alexitimia… (MV) Creo que es una buena idea hablar de que hay ciertos estilos cognitivos más propensos a tener síntomas somáticos, pero a la que investigas con más profundidad observas que no está nada claro; es una buena ocurrencia pero sin base empírica…y en cuanto a ese otro concepto muy en boga de la resiliencia, hay que tener en cuenta que el 80% de la población tiene “síntomas somáticos sin explicación” en algún momento de su vida que le hacen encontrarse mal, es decir, la mayoría de las personas en algún momento de su vida tienen esos síntomas, lo que te hace pensar que quizás sean menos patológicos de lo que creemos. Quizás sería mejor hablar de “defectos naturales o de fábrica” de nuestra propia naturaleza homínida. Entre los pacientes con síntomas somáticos funcionales, hay una alta prevalencia de amplificadores, es decir de sujetos que perciben de manera intensa los estímulos interoceptivos. (ETG) Dicho todo eso,¿ hágame un retrato del paciente somatizador? (MV) Temperamento altamente emotivo, estilo perceptivo amplificador, deficiente procesamiento cortical de los estímulos interoceptivos (que no permite discriminar entre la naturaleza de las percepciones) y una tendencia a establecer cogniciones referidas al funcionamiento del organismo (en el sentido de hacer lecturas somáticas de las sensaciones y de las experiencias corporales). (ETG) Por tanto, por lo que llevamos de preguntado, y contestado, cuando Vd. sube al encerado, a su alumnos, les puede explicar Psiquiatría y no los confunde… (MV) ¡Claro que no les confundo! Toda esa lucha, para esclarecer, lo que es y no es la Psiquiatría ha valido la pena. Y, eso es muy importante para los que nos dedicamos a la docencia: para explicar cualquier materia es esencial y básico entenderla bien, muy bien y te obliga a afinar conceptualmente lo que dices y hasta que no lo dominas, no lo explicas bien. (JMF) Otra faceta en tu labor profesional es el dolor y concretamente la Fibromialgia. (MV) Te recuerdo el texto del dibujo, mejor del chiste de Perich que tengo en mi despacho: “Hay dos tipos de dolor: el propio que es insoportable y el ajeno que es exagerado.” Una definición muy sabia. En cuanto a la Fibromialgia, la medicina está muy ciega respecto a las dimensiones nervioso-centrales. Es muy curioso que una misma entidad esté en dos nosologías distintas, en la Reumatología y la Psiquiatría, con nombres distintos y por tanto, los mismo pacientes reciben dos diagnósticos distintos por dos especialistas, también, distintos. Es más mi tesis doctoral, que data de 1979, era sobre la Fibromialgia que entonces se llamaba, genéricamente, Reumatismos Psicógenos.

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(JMF) De hecho algunos autores consideran la Fibromialgia y el síndrome de la fatiga crónica, deben clasificarse en el Eje III, del DSM, como cuadros médicos generales; ¿estarías de acuerdo con esta afirmación? (MV) Como mínimo, este agrupamiento puede tener un valor heurístico de aceptabilidad del paciente, lo cual no obvia el constante devenir de investigaciones a la búsqueda de elementos psicógenos, que eclosionan o acompañan a la enfermedad, como la asertividad, la alta susceptibilidad al estrés pero también genéticos (polimorfismo del gen COMT) o bioquímicos (disminución de la concentración de la ínter leucina 4-1 o respuesta exagerada a la corticotropina), que ha conllevado incluso a clasificaciones diferenciales. (JMF)¿La experiencia dolorosa presupone diferencias psicológicas estructurales? (MV) Lo que está claro es que el dolor crónico cambia realmente, y mucho, el funcionamiento del cerebro. La miga del asunto está en que si alguien con dolor crónico se deprime y va a ver un psiquiatra su diagnostico será distinto si ese mismo paciente, con igual dolor esté o no deprimido, va a ver a un reumatólogo: el diagnóstico y el tratamiento serán distintos. Además, los estudios sobre el estilo cognitivo en el dolor crónico ponen de relieve que las creencias pueden modificarse, y que esa modificación tiene efectos terapéuticos, y que la baja autoeficacia está relacionada con un mal pronóstico. Lo que no esta claro es si este tipo de atribución desesperanzada se debe al efecto de la experiencia dolorosa prolongada, o a la existencia previa de un estilo cognitivo idiosincrático. (ETG) Esa disfunción en el diagnostico abre otra vez el foco a la falta de un papel preponderante en la Psiquiatría de la Enlace, ¿no? (MV) Exacto, exacto En este tipo de enfermedades sistémicas cada profesional de la medicina se fija en una “asignatura” de la enfermedad, y ninguno las estudia todas, de ahí la importancia del Enlace que se distingue de la simple actividad de consulta en que el seguimiento del paciente considera, tanto el criterio del Psiquiatra, como del médico que lo ha derivado. El profesional se integra como un miembro más del equipo-médico quirúrgico. (JMF) En términos epidemiológicos, según afirmas, el Enlace aborda la prevalencia de morbilidad psiquiátrica y las posibles soluciones; la consulta, la interconsulta, es el famoso apaga fuegos del que nos hablaba Antonio Lobo. (ETG) En más de una ocasión el Dr. Farré, me ha hablado del Dr. Colodrón, de su impronta como Psiquiatra y como persona. Leyendo el prólogo que le escribió en 1974, para su ya comentada obra “La Confusión de los Psiquiatras”, me ha impresionado su estilo: con un castellano viejo que se adapta perfectamente para describir, mostrar y demostrar, lo que es y no es Psiquiatra; más que un prólogo, diría yo, es el primer capítulo. (MV) El Dr. Colodrón representa una manera de entender la psiquiatría al margen de las clasificaciones y al margen, también, del modelo médico estático o tradicional. Es decir, él intenta teorizar –influenciado por el biólogo Faustino Cordón y otros– o hacer, una lectura mucho más biológica que médica y en ese sentido me interesa y porque además intenta entender los trastornos más allá de la foto fija de los síntomas. Además, sostiene una metodología crítica, tanto de la Psiquiatría como de la Psicología, sin olvidar su formación alemana (en la República Democrática). Es un heterodoxo con fundamento. Él tiene mucho en cuenta la acción humana; así, empíricamente, todo lo que no se transforma en acto no existe. Esa teoría de la “Patología de la Acción Humana” está muy bien pensada porque te explica más cosas si solo lo analizas en términos de respuesta. Porque no es lo mismo acción que respuesta. Colodrón, en fin, es una cabeza muy abierta y libre, que nos ha influenciado a todos. (JMF) Recuerdo que el Dr. Colodrón siempre nos decía que en la base de nuestros problemas, en nuestra profesión de psiquiatras, está el “haber separado las patologías humanas de las células.” Y también nos recordaba: “en Pavlov está todo”

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(MV) Para mí, Pavlov, es un teórico infravalorado entre otras cosas porque ha sido difícil acceder a sus obras y por tanto la gente no le conoce. Casi nadie ha estudiado más allá del condicionamiento, y no se pasa de ahí. Tiene una obra muy extensa y densa y lo que dices tú Enric de los condicionamientos ideológicos –el era ruso pero no comunista– tienen en esta ocasión su peso. En los años que siguieron a la II Guerra Mundial, la teoría y el método pavloviano dieron origen a un vigoroso movimiento experimentalista de la idea del Condicionamiento. (JMF) Lenin le apoyó en todas sus investigaciones, por ejemplo en facilitarle las “torres del silencio”; precisamente hay que agradecer al equipo de Galton (Bayés, Toro, Massana), que promocionaran la edición del libro de Pavlov “La Actividad Nerviosa Superior”, el único editado en España cuya traducción revisó Rosa Sender. Hay otro, muy difícil de encontrar, de Psicopatología y en él, a principio del siglo pasado, ya hablaba de los obsesivos, de la inhibición de la acción, con lo qual adelantaba todo lo que vino luego... (MV) O el intento de explicar a través de la actividad eléctrica de la corteza cerebral algunas actitudes humanas… Eso aún no se puede hacer, pero él, Pavlov, ya lo intuyó… (ETG) Quizá un resumen sobre el Dr. Colodrón en el citado prologo de su libro “La confusión de los Psiquiatras”, en esta larga frase:”Resulta, pues, casi un pleonasmo inútil afirmar que la psiquiatría está necesitada de escoba. Hay mucho que barrer en esta casa inquietante de la medicina donde el menguante de unas aporías anuncia el orto de otras. Piénsese en estos psiquiatras antimédicos –no todo son médicos antipsiquiatras– con sus protagonismos revolucionarios en tempos de languidez psicoanalítica”. (JMF) Hablemos de la Universidad, en mayúsculas, como institución. ¿Cómo la ves? (MV) Mal. De lo que yo conozco puedo decir que es un cadáver en un sentido muy concreto: si la facultad de Medicina de la UB no dependiera del Hospital Clínic, ya estaría enterrada; porque los recursos de la Facultad son, en la práctica, cero. Y en cuanto a los docentes, se está usando a título de mérito del profesional. Es muy raro encontrar a un profesional dedicado vocacionalmente a la docencia. Eso se da en todas las carreras que tienen una proyección social, y la medicina la tiene, al igual que arquitectura, ingeniería, abogacía… Es decir, da prestigio a quien colabora o da clases en ella. Eso no ha cambiado mucho respecto de otras épocas. Es así. Que quede claro que no quiere decir que no funcione la Facultad de Medicina de la UB, no, pero si camina es a expensas del Clínic, no de la Universidad como Institución y ello no es un oximorón: el nivel de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona y de otras universidades españolas es de excelencia. A lo largo de la entrevista me habéis comentado que Lobo, ya hace años, no recomienda irse a hacer la especialidad, o la carrera de medica, en la facultades de los Estados Unidos, o de Inglaterra. Coincido una vez más con él. (JMF) ¿El Plan Bolonia? (MV) Lo empezamos este año. Para mi tiene sentido, aunque hay pocos profesores y muchos alumnos. Y sin ninguna duda, para los alumnos, mejoraran en sus conocimientos, sobre todo porque hay muchas más prácticas. (ETG) Los viejos del lugar siempre han clasificado a los médicos, como a los vinos, en buenos y malos. Eran buenos aquellos que escuchan, siempre, al paciente; malos, los que solo pasar el dintel te preguntaban: “¿Qué le pasa?” (MV) Ha mejorado mucho, sobre todo las últimas generaciones de médicos, pero en general siguen habiendo muy malas habilidades de comunicación y relación con el paciente. Una de las causas es que en medicina ya hace años, los sentidos no se usan. Hace 30 o 40 años el médico te palpaba, te exploraba, te olía (algunos diagnósticos eran olfativos), te escuchaba, te miraba; ahora ni te toca (se hacen TACS), ni te explora (neuroimágenes), ni te mira (la vista la tienen en la pantalla del ordenador), ni te escucha… y menos te huele, para qué, es decir hacemos medicina sin sentidos, no sin sen-ti-do, quede claro.

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(ETG) ¿La mejora de que habla no será a causa de que el 80% de los estudiantes de medicina son mujeres? (MV) Es verdad, en este curso son el 84% de los alumnos. Claro, esa es una de las causas de la mejora, no lo dudo. Pero es que el sistema MIR es maldito. Fíjate. Seleccionan darwinianamente de una manera maligna. Porque, ¿quién llega al sistema MIR? Ya, en primer lugar para estudiar medicina necesitas una nota de corte en el bachillerato muy alta, lo mismo sucede para estudiar el MIR. Como si se tratara de unas oposiciones pero, ojo, que hay que prepararlas desde primer curso de carrera. Es un sistema muy competitivo, poco apoyo vas a recibir de tus compañeros… Qué ocurre: cuando terminan la carrera y el MIR esos estudiantes son muy médicos y poco “ciudadanos”, no les ha dado tiempo a ver el mundo ni por un agujero. Con el MIR por estrenar, se van a una ciudad o pueblo que no conocen la mayoría de las veces y ya les esperan para que trabajen con lo más elemental que acostumbra a ser lo más duro sin estar preparados: la asistencia, guardias, etc. Qué ocurre en más de una ocasión? Pues, que se estresan… (JMF) ¿Les enseñan Terapia Psicológica a los alumnos de Medicina o a los MIR? (MV) Les enseñan lo más elemental, que ya es mucho más que nada. Además ha aumentado y mucho la consideración científica que los médicos tenían a la Psiquiatría y, sobre todo a los psiquiatras y parte de ese cambio ha sido a resultas del mayor contacto entre las distintas ramas de la medicina. Y sobre todo en la Medicina Psicosomática, en ese ámbito las relaciones entre médicos, psicólogos y psiquiatras son óptimas, porque la demanda profesional también es mayor. (JMF) Punto y seguido. En el prólogo de la edición del 2007 tu citado libro “la Confusión de los Psiquiatras”, afirmas o denuncias que un 33% de estudiantes de medicina creen en las medicinas alternativas. ¿Como puede ser que este porcentaje de una pseudociencia sea tan alto? (MV) Era cierto en 2007 y lo es aún hoy, cinco años más tarde, en 2012. Yo me he entretenido a estudiar la Homeopatía y es intelectualmente impresentable. No deja de ser curioso que de golpe y porrazo todas las farmacias vendan productos homeopáticos, ¿no será que habiéndoles bajado los márgenes de las fármacos tradicionales, tengan más margen de beneficio en los homeopáticos? Yo creo que hay un gran tinglado económico poco respetuoso, además, con la ciencia. En estos momentos la industria de la herboristería y de la homeopatía está gastando más dinero en su promoción que la industria farmacéutica clásica. Porque la afirmación es de Perogrullo: si tomas ciertas hierbas, seguramente, es un principio activo, es decir estas tomando el fármaco pero por otros medios. (ETG) A ustedes dos les falla la fe, que es el principio activo, por así decirlo de esos fármacos (MV) Claro, claro… es que es una insensatez decir que uno se “encuentra bien”, hay que creérselo, además. Porque en ocasiones no coincide el “encontrarse bien” con el “estar bien”, pero eso no justifica la Homeopatía. Salimos de su casa, un curioso espacio de diseño arquitectónico ciertamente singular, en donde nos había recibido con paciencia y cordialidad, en un atardecer del despunte primaveral. La tarde parpadeaba con relativa suavidad; en Barcelona esta época tiene un cierto aire de sensualidad lo que favorece que las sombras de la noche sean relativamente amables, a pesar de la triste luz cenital que impone el ahorro energético municipal. Paseábamos sin prisas –no somos precisamente patrones A– y en un relativo silencio, algo sorprendente teniendo en cuenta nuestra afición al verbo que se expande, generalmente, en variadas y diversas fantasías y que en algunas ocasiones llegan a concretar proyectos que nos ligan a la realidad precisa y concreta: el Dueto es uno de ellos. En la cortina del atardecer y detrás de la curva del pasado que acabábamos de vivir, la memoria quiso ser presente. Evocamos la encarnadura mental de nuestro entrevistado, o lo que nos

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parecía que era: el libre examen, la duda sistemática, la investigación y observación de la tripulación humana, sin desviarse de la realidad. Se trata de un tipo de hombres construidos con los cimientos de un trabajo de rendimiento cuantitativo formidable que los ha mantenido en un tono y distinción de una elevada cualidad. Ante cualquier sensación de marasmo estéril, nos proponen las formas de acción posibles, perfectamente meditadas y eficientes. El Dr. Valdés Miyar está inequívocamente instalado en esta nave que transcurre por paisajes que siempre son sueños meditados. Resonándonos aún el rumor de su lenguaje seguro, sagaz y claro, preciso y ajustado, de ingenio rápido y en ocasiones sutil, nos apoderamos del tiempo y escribimos estos papeles que nos permiten conservar unas imágenes que ojalá sigamos viviendo tantas veces como las leamos.

Josep Mª Farré Martí

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Enric Tomás Guix

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MANUEL VALDÉS MIYAR

(Currículum Vitae Abreviado) (24 enero 1948, Avilés, Asturias) CARGOS ACTUALES •Catedrático de Psiquiatría, Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica, Facultad de Medicina, Universidad de Barcelona (Coordinador de la asignatura de Psiquiatría de la Licenciatura de Medicina) •Director del Institut Clinic de Neurociencias del Hospital Clínico Universitario de Barcelona, constituido por los Servicios de Neurología, Neurocirugía, Psicología Clínica, Psiquiatría Adultos y Psiquiatría y Psicología Infantil y Juvenil hasta 2012. INVESTIGACIÓN: Líneas: Psicobiología de la adaptación y del estrés, Psicobiología de los síntomas psicosomáticos, Factores psicológicos y conductuales de riesgo de enfermar, Trastornos de la personalidad •Acreditación de cuatro tramos de investigación •Dirección de 22 tesis doctorales •Evaluador de Proyectos de Investigación del Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS) del Ministerio de Sanidad y consumo, y de la Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva (ANEP) desde el año 1996 •Cuarenta y cinco artículos originales, con un IF de 130,030 DOCENCIA: Pregrado: Coordinador de la asignatura de Psiquiatría (troncal) y de Medicina Psicosomática y Conductual (optativa), Fac. Medicina UB. Postgrado: Asignatura de Psiquiatría biológica en Master de Neurociencias, UB y asignatura de Medicina Psicosomática en el Curso de Doctorado de Neurociencias, UB PUBLICACIONES •Nueve libros (La confusión de los psiquiatras, Medicina Psicosomática: bases psicológicas y fisiológicas, La personalidad y la conducta en medicina, Estrés y enfermedad coronaria, Psicobiología del estrés, Psicobiología de los síntomas psicosomáticos, El estrés, El patrón A de conducta y su modificación terapéutica, Diccionario de Psiquiatría) •Sesenta y nueve capítulos de libro. •Sesenta y siete artículos originales en revistas especializadas de ámbito nacional. •Diez artículos en revistas de divulgación médica. •Veinte traducciones de publicaciones de psiquiatría especializadas (13 del inglés y 7 del francés). OTROS •Responsable de las sucesivas versiones españolas del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, de la Asociación Americana de Psiquiatría, aparecidas desde 1986 (DSM-III, DSM-III-R, DSMIV, DSM-IV-TR). •Miembro de la Comisión Ministerial para Informe sobre la Asistencia Psiquiátrica en España, Ministerio de Sanidad y Consumo, año 2002. •Presidente de la Societat Catalana de Medicina Psicosomàtica. •Presidente de la Sociedad Española de Medicina Psicosomática. •Miembro del Comité Ejecutivo del Hospital Clínico Universitario de Barcelona.

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