Revista Terral nº18 –Editorial-Índice-

Editorial www.revistaterral.com

Terral cumple su mayoría de edad con este número 18 Una revista nacida en Málaga, que ahonda en su provincia, para daros a conocer lo mejor de los trabajos de creación que nos ofrecen escritores y artistas, así como su rico patrimonio artístico e Instituciones culturales puestas al servicio de los ciudadanos. Esta primavera nos han visitado miles de turistas. Al esplendor de la Semana Santa, se suman la apertura de dos espacios museísticos: El Centro Pompidou, al que se le llama ya, familiarmente, “El Cubo” y el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, más conocido como Hermitage. Debido a la cantidad de Centros de arte, los medios de comunicación ya están considerando que la nueva “milla de oro” se encuentra en el sur, en Málaga. Otro de los eventos importantes es el 18 Festival de Cine, del 17 al 26 de Abril. https://festivaldemalaga.com/; a esto se une la celebración de la feria del libro y los actos conmemorativos del día del libro en muchos municipios. Bienvenidas sean cuantas iniciativas en materia cultural se apoyen, con el fin de que esta ciudad no sea solo destino de sol y playa. Terral quiere sumarse a las voces que reclaman la libertad y dignidad en todo lo que afecta a los seres humanos, y rechaza toda forma de violencia y fanatismo. Los fanáticos crean un ensueño y lo convierten en el paraíso de su secta. (Atribuida a John Keats, poeta del Romanticismo inglés). En nombre de cuantos hacemos posible la Revista Terral, os agradecemos vuestra fidelidad en la participación y difusión de la misma.

Lola Buendía López Directora de la Revista Terral - ISSN 2253-9018

Revista Terral nº18 –Editorial-Índice-

Revista Terral Número 18 ©Todos los derechos reservados - ISSN 2253-9018 Edición: Lola Buendía López – Enrique Bodero Moral Equipo de redacción: Ramón Alcaraz –Enrique Bodero – Lola Buendía –Erena Burattini Diseño de portada: Enrique Bodero. Imagen de portada: Javier Gámez. “Estudio técnico”. (Técnica mixta) Editorial y maquetación: Lola Buendía

Colaboradores en este número:

Cine: Ramón Alcaraz – ¿Sabías que la palabra Hollywood, en su origen, no tenía

nada que ver con el cine? Ricardo J. Gómez Tovar – Una ciudad fantasma llamada cielo amarillo

Opinión/ Reflexiones: Erena B. Burattini – En busca de Teseos Carmen Cantillo Valero – ¡Mujer, que no te roben la Red! Crítica literaria: Ángel Silvelo – “Saltitos”: Reinterpretando la vida de los afluentes subterráneos Ricardo Guadalupe – Alguien dice tu nombre, de Luis García Montero

Poesía: Coordina: Aurora Gámez Enríquez (ALAS)

Poetas: Remedios Álvarez – Yo soy Caín Abel Santos – El vencedor– SMS

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Rosa R. Gisbert - Ausencias

Relatos: Susana Corroto V.



Recuerdos de lluvia Andrés Ortiz Tafur – La punta del iceberg Esperanza Liñán Gálvez – Cría cuervos

Ser escritora: Mar Solana – Los Personajes de un Escritor: Los Malos (I)

Flamenco: Rafael Silva Martínez – Sobre el origen de la denominación “Flamenco” (II)

El viajero: Lola Buendía – El viaje, el regreso…, puede ser un gozo doloroso Pepa J. Calero – Una tarde en Cluny Arte: Lola Buendía – Javier Gámez, un joven artista del diseño y animación 3D José Manuel Velasco: Arte para Recomendar José M. Portero: El artista y la modelo: Arte en vivo

La otra realidad: Mariano J. Vázquez – Magia III

Diseño web: Juan Canales Molina

Revista Terral nº18 -Cine-

CINEXPLICABLE

Ramón Alcaraz García www.tallerliterario.net

¿Sabías que la palabra Hollywood, en su origen, no tenía nada que ver con el cine? Hollywood significa en inglés “bosque de acebos”, y así llamó la esposa de un promotor inmobiliario a su rancho. Eso fue en 1880, y qué poco podía imaginar que ese nombre se convertiría en una de las referencias más importantes de una industria entonces prácticamente desconocida: el cine. De hecho, esa industria no tenía por qué haber llegado tan lejos de la Costa Este de Estados Unidos, atravesando el país de punta a punta; pero los que intuyeron en esta actividad una forma de vida, se vieron obligados a escapar de los impuestos que exigía Edison por usar sus patentes (una especie de SGAE de la época), y para ello huyeron lo más lejos posible. La suerte hizo que en la Costa Oeste encontraran, además de tranquilidad, grandes terrenos y unas condiciones de clima y luminosidad perfectas para los rodajes. Aquel rancho pasó en unos años a ser municipio y en 1910 a formar parte de Los Ángeles, también por una necesidad: el abastecimiento de agua de la red urbana de suministro. En 1911 se ubicó en ese nuevo barrio el primer estudio cinematográfico, al que seguirían otros muchos, que día a día los espectadores de las salas vieron encabezar las películas norteamericanas: Universal Pictures, Paramount, Warner Bross, Columbia, RKO, Fox, Metro-Goldwyn-Mayer, Disney… La imagen que asociamos a ese lugar, y por extensión al cine, es el famoso letrero situado en la colina llamada Monte Lee. Está formado por las letras HOLLYWOOD, todas blancas, y cada una de ella mide cerca de 14 metros de altura (como un edificio de unos 4 pisos, con más de 100 metros a lo largo. Por el efecto óptico de la colina, parece que el letrero es ondulado, pero en realidad se emplaza recto sobre el terreno.

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Lo curioso es que ese letrero nada tuvo que ver en su origen con el cine. Se trata de un cartel publicitario de una urbanización cercana, que se puso en 1923 y que lo que decía era: HOLLY WOOD LAND, que se promocionaba como “ambiente excepcional y sin costes excesivos en las colinas de Hollywood”. Contaba con 4.000 bombillas que iban iluminando cada una de sus tres partes. Como todo cartel publicitario, se iba a retirar en cuanto cumpliera su función comercial, en no más de dos años, pero coincidió con el auge del cine y ya no se quitó. Pero a lo largo de un siglo sí se deterioró y sufrió muchos percances. Una vez un coche cayó desde arriba y “atropelló” a la letra H, que quedó destruida; en 1949 se puso dinero para restaurar todo el cartel, pero a cambio se suprimió LAND, para que no fuera representativo solo de la urbanización; otra vez, la primera O se partió por arriba y parecía una u; y después la última O se cayó. Así que el cartel acabo: HuLLYWO D. Gracias a la iniciativa del cantante de rock Alice Cooper, que en 1978 dio dinero para levantar de nuevo la O, varios donantes más añadieron la cantidad necesaria para levantar un nuevo letrero, con letras de 13,7 por 12 metros (el original las tenía de 15 metros de alto por 9). En 2005 el primer cartel fue puesto a la venta en eBay y comprado por el artista Bill Mack, que pintó sobre él motivos y personajes del cine. En la actualidad quiere llevar la primera H (la “atropellada”), de gira por Estado Unidos hasta encontrarle una ubicación digna de su historia. El nuevo letrero está vallado y sometido a vigilancia por la policía, tanto para que no sea deteriorado como para impedir que sea usado como medio de propaganda alterando alguna de sus letras, como ya ocurrió varias veces. Por ejemplo, una día apareció HOLLYWEED (weed es hierba en inglés), tras la aprobación de una ley que despenalizaba la marihuana. También ha sido motivo de guiños y parodias en películas, además de réplicas en otras ciudades. Sobre Hollywood se ha dicho mucho y muy variado. Termino con dos frases curiosas: "Si toda la gente de Hollywood con cirugía plástica se fuera de vacaciones, no quedaría nadie" (Michael Jackson). "En Hollywood te pagan mil dólares por un beso y cincuenta centavos por tu alma" (Marilyn Monroe).

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Cine

UNA CIUDAD FANTASMA LLAMADA CIELO AMARILLO Ricardo J. Gómez Tovar http://www.ricardogomeztovar.blogspot.com/

La segunda aventura cinematográfica de Richard Widmark supuso su estreno como actor en un género al que daría algunas de sus más poderosas encarnaciones a lo largo de la década de los 50 y 60, ya en color y cinemascope. Sin embargo, este western en blanco y negro es uno de los mejores que se han rodado nunca gracias a su espectacular fotografía, más propia del cine negro (no hay que olvidar que la novela en la que se basa el guion de Lamar Trotti fue escrita por W. R. Burnett, autor de La jungla de asfalto y Little Caesar, dos obras maestras del género), y a una utilización de los espacios abiertos tan magistral e inspiradora como la que consagraría a Anthony Mann en la década siguiente. Wellman se anticipa aquí al genial director de Winchester 73 ofreciéndonos un magnífico estudio visual de personajes recortados contra la inmensidad de un paisaje épico y grandioso. La forma en cómo rueda la angustiosa travesía de los siete forajidos a través del desierto de sal (ese “espacio” que como apunta el personaje de

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Stretch (Peck) “se cruza”), sin apenas uso de música de fondo y con un agudo sentido de la fisicidad (casi podemos sentir la sed de los protagonistas, el cansancio de los caballos, el calor infernal en cada encuadre), el momento en que los fugitivos advierten la presencia de la chica (Anne Baxter, presentada en escorzo) con acertados primeros planos que muestran el efecto que la joven Mike produce en los duros rostros masculinos; la impresión de extrañeza que nos transmite ese plano casi surrealista de los apaches atravesando la ciudad fantasma; la profundidad de campo empleada para algunos encuadres (el de Peck acercándose a Anne Baxter, apoyada contra una barandilla, y a su vez fotografiada con la mirada perdida en la distancia, con lo que se consigue una poética sensación de infinitud; o ese otro que muestra a Anne Baxter al otro extremo de la hendidura entre rocas, rifle en mano, indicándole a Peck un atajo para librarse de sus perseguidores); los expresionistas juegos de iluminación en interiores (la muerte de Bull Run, el forajido más imberbe del grupo, filmada entre luces y sombras desde debajo de la cama del viejo minero; el momento en que Peck besa a Anne Baxter, entrando y saliendo de la penumbra reiteradamente; el duelo final entre Peck y los dos “malvados” del grupo (Widmark y Robert Arthur) en el interior del salón abandonado, mostrado elípticamente a través de varios disparos y fogonazos).

Pese a que el protagonismo de la película recae claramente en Gregory Peck y Anne Baxter, el felino Widmark no desperdicia ninguno de sus momentos en pantalla. En Cielo Amarillo da vida a Dude, un ex jugador de póker con una bala alojada en un pulmón como resultado de un duelo librado en una mesa de juego, a resultas del cual también perdió a una hermosa mujer. Elegante y frío, con una ambición desmedida por recuperar sus

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fortunas pasadas, se las ingenia para no intervenir en los trabajos físicos de excavación del oro en la mina, escudándose en la bala que lleva dentro del cuerpo, evita el enfrentamiento directo con el jefe de la banda, Stretch, a pesar de estar en claro desacuerdo con él y espiar en todo momento sus encuentros con la chica y el viejo minero, y revela una total falta de escrúpulos al intentar asesinar por la espalda a Lengthy (Robert Arthur), el otro “malvado” con el que anteriormente se había aliado para apoderarse de la totalidad del oro. Como villano sin posibilidad de redención, Widmark obtendrá en Cielo Amarillo una muerte simbólica, con un espléndido inserto en el que Wellman nos muestra la bolsa de oro atada a su pecho vaciándose lentamente sobre el polvoriento suelo del salón, como si, en vez de sangre, a su personaje le hubiera corrido oro por las venas. Valga como anécdota el hecho de que Widmark se vio obligado a aprender a montar a caballo para poder intervenir en este título legendario del western, rodado en 1948, que ha sabido envejecer como el mejor de los metales preciosos.

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Opinión

En busca de Teseos Erena B. Burattini

Muchos

españoles

hemos

perdido

esa

hermosa capacidad de asombro. En su lugar nos invade la náusea viendo a nuestra España en estado constante de mala esperanza dando a luz hechos indeseables que traen recuerdos del laberinto del Minotauro por sus oscuras y torticeras estrategias.

Es cierto que sabemos cómo funcionan los entramados del poder de la mano de lo económico, no somos tan ingenuos, claro que no es lo mismo pensar que nuestra pareja pueda engañarnos a pillarla infraganti. Y esto es lo que nos está golpeando a diario. Golpe a golpe, con delicados guantes blancos, nos van convirtiendo en sus tontos útiles. No voy a nombrar casos ni a personajes, sería una lista interminable. Solo citaré lo que saltó a la luz en estos días, y que me dejó descolocada. Está visto que tengo que reaprender muchas cosas. Pues bien, la Agencia Tributaria ha comparado al Partido Popular con Caritas o la Cruz Roja por su labor social como entidad sin ánimo de lucro. Y esto para afirmar que no hubo delito en sus impagos fiscales por las donaciones recibidas. La pregunta de turno: ¿todas esas donaciones fueron legales? He ahí la cuestión.

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De todos modos esta curiosa afirmación ha resuelto mi gran duda ante las próximas elecciones. ¡Votaré a Caritas!

La cascada de hechos subversivos contra la democracia que estamos viviendo no son casuales, está en marcha una nueva opulencia que bascula en una sola dirección. La ruta marcada pasa por la austeridad para los tontos útiles y las ventajas económicas sin condiciones ni alma para quienes entretejen esta nueva estructura social. Esto es lo que nos ha traído la globalización.

Entonces me entra la duda ¿tendremos suficientes Teseos que sean capaces de desenredar este laberíntico panorama?

No me quiero extender más, la palabrería de poco nos está sirviendo. Esta nueva realidad merece ser pensada y repensada para actuar en consecuencia.

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Opinión ¡Mujer, que no te roben la Red! Carmen Cantillo Valero Desde que éramos pequeñas, en la escuela, siempre nos contaron La Historia en género masculino, a pesar de que las sociedades estaban formadas tanto por hombres como por mujeres: el responsable de la vida era el hombre, el género masculino era el imperante, los personajes históricos eran hombres… hasta Dios era representado con una imagen varonil. Ese mismo comportamiento se ha trasladado al Ciberespacio, y con la introducción de las Nuevas Tecnologías en lugar de igualarnos a todos los seres humanos se han vuelto a repetir aquellos viejos conceptos patriarcales en los que se concedía a la mujer un papel meramente decorativo, apareciendo en estos nuevos medios como usuarias torpes y poco hábiles. Ya, desde sus comienzos, Internet ha sido masculina: ideada como un proyecto militar por científicos e ingenieros y popularizada posteriormente por un grupo de jóvenes, llamados hackers, todos ellos hombres. Internet es un medio masculino que ha venido a alimentar aún más el proceso de discriminación femenina, desde sus creadores hasta sus posteriores difusores, nos encontramos contenidos y valores en los que la presencia femenina está ausente, y que más adelante, cuando la Red se comercializa, reverbera un mercado virtual que sigue perpetuando la “naturalizada” visión masculina mediante la producción de herramientas y contenidos en los que la mujer solamente aparece con un rol pasivo o como un producto claramente pornográfico. Y, a pesar de la eclosión de espacios femeninos que luchan por encontrar su sitio en la Red, seguimos arrastrando un gran desfase con respecto a nuestra representación en el Ciberespacio. Desde la creación de los primeros dispositivos tecnológicos hemos sido invisibilizadas. Encontrando casos como el de Ada Byron (1815-1852), que vivió en una época en la cual la mujer no podía patentar ni divulgar nada a su nombre y que no ha sido reconocida por la sociedad hasta nuestros días. Esta matemática británica creó el

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antecedente

del

actual

ordenador:

la

máquina

analítica,

la

primera

máquina

programadora. Aunque, posteriormente se conoció a Charles Babbage como el padre de la máquina calculadora mecánica que, en su momento fuera diseñada por Ada. La referencia a su labor científica ha quedado reducida a un tipo de lenguaje de programación informático: lenguaje Ada, aunque sigue siendo más conocida por ser la hija del escritor Lord Byron que por su propia aportación a la ciencia. La imagen de la mujer ha sido históricamente construida desde la mirada de los otros, y no podía esperarse menos en la construcción del Ciberespacio, donde claramente podemos ver la representación femenina desde tres posturas diferentes: una creada para los hombres, otra creada para las mujeres y la que realmente nos puede identificar que es la creada por las propias mujeres. De este modo, y ante la aparente visión desorganizada de contenidos que muestra Internet, podemos encontrar claros ejemplos de portales que se ajustan a este esquema, aunque paulatinamente se van desarrollando políticas y medidas de sensibilización que atemperen estos efectos descontrolados en la Red y redunden en un cambio de modelo de sociedad: 1. La imagen de la mujer para los hombres.- hallamos portales como http://www.hablaconchicasdetuciudad.com/

en

el

que

las

mujeres

están

organizadas según las preferencias masculinas. Para atajar estos problemas se adoptan estrategias en la Plataforma de Acción de Beijing, como el Informe Women Action 2000 "Los medios deben abstenerse de presentar a las mujeres como seres inferiores y de explotarlas como objetos sexuales". 2. La imagen creada para las mujeres.- desde la imagen tradicional de la mujer, se encuentran una serie de artículos y consejos escritos por hombres que reivindican valores como la intuición para abrirse camino en el mundo laboral, un claro ejemplo es http://www.hoymujer.com/, que bajo el slogan La web de Mujer Hoy, esconde a una mujer consumista que debe compaginar sus funciones personales con las sociales y profesionales que desde una posición patriarcal tiene asignadas. 3. La imagen presentada por las propias mujeres.- donde la mujer ya no es sólo usuaria, sino que se organiza en redes con múltiples ideologías y tendencias, un ejemplo es http://www.mujeresenred.net/, espacio planteado con una doble función:

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una informativa, donde se difunden las noticias publicadas por los medios de comunicación convencionales sobre las mujeres y, otra, como el punto de encuentro y debate de mujeres sobre temas de género, a través de la que se puede recibir información y participar mediante sus listas de correo.

Desde esta perspectiva se contempla el mundo virtual originado en la Red de Internet, reflejo del mundo real, donde el cambio de identidad es una consecuencia de esa cualidad electrónica; es decir, el sexo de las y los internautas está presente en la Red por sus comportamientos, modos de expresarse, actitudes... consolidándose todo un universo del género en el Ciberespacio; pudiendo también afirmar que “la semiótica social, la ideología y la identidad operan en condiciones materiales comercialmente dirigidas” (Ferguson, 2007). Las mujeres hemos tenido que ir rescatando nuestra propia identidad y todavía nos queda un largo recorrido en el que no podemos bajar la guardia, hemos de acceder a la educación que nos permita identificar todos aquellos portales que sibilinamente infravaloran la imagen femenina, aprender a identificarnos como seres plurales y no como una homogeneidad, utilizar Internet como plataforma para reforzar las identidades femeninas, para visibilizar nuestras creaciones, así como para plantear toda una serie de visiones posmodernas que nos permitan acercarnos al Ciberespacio con optimismo y aprovechar las posibilidades que la Red nos ofrece a las mujeres y en el que las desigualdades de género se pueden eliminar. Los grupos sociales siempre se han organizado en redes y ésta es una actitud visible dentro de las representaciones femeninas en este nuevo paradigma que es el Ciberespacio, el que las Nuevas Tecnologías nos puedan proporcionar el punto de apoyo "virtual", propiciará que su expansión cale en toda la estructura social. Por tanto, es imprescindible asumir, que gracias a la comunicación, las mujeres tenemos ante nosotras el desafío de potenciar cambios radicales, ordenando nuestros recursos, intercambiando experiencias, creando redes, cuantas más mejor; conseguiremos así ser más eficaces; ya que de la exploración que hagamos de estas nuevas estructuras sociales emergentes, lograremos una mayor representación en los procesos dominantes y que como apunta

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Castells "... las funciones y los procesos dominantes en la era de la información cada vez se organizan más en torno a redes. Éstas constituyen la nueva morfología social de nuestras sociedades y la difusión de su lógica de enlace modifica de forma sustancial la operación y los resultados de la producción, la experiencia, el poder y la cultura". Los medios de comunicación y el Ciberespacio pueden considerarse como el marco de referencia de nuestra propia historia, ya que crean opinión, conforman el pensamiento colectivo y los comportamientos sociales. También pueden ser meros constructores de una realidad diseñada, expresamente construida y que contribuya a reforzar la cultura dominante con un marcado sesgo patriarcal. Puede ser que una parte de las imágenes femeninas que ahora aparecen en la Red sean un claro reflejo de la realidad, fruto de la educación cultural en la que fuimos formadas y mandatadas, para actuar en una sociedad en la que no desentonásemos; pero si nos detenemos a analizar este imaginario y observamos una relación desfasada entre imagen y realidad es porque en los últimos años han sucedido importantes cambios en la sociedad y en la vida concreta de hombres y mujeres en el mundo. Estos cambios han originado nuevos entretejidos en la vida y las mujeres como género hemos ido tomando otros lugares, experiencias y propuestas en la sociedad, que no se ven reflejadas en los medios y con frecuencia son invisibilizadas o fustigadas en la Red. El desafío actual que se nos plantea a las mujeres con respecto a la tecnología ya no se reduce a problemas de acceso y uso de Internet, sino al dominio masculino de áreas trascendentales como el empleo y el insignificante protagonismo que se nos concede en la toma de decisiones; por tanto, para aprovechar las ventajas que ofrecen las TIC es preciso que las mujeres accedamos a ellas no sólo como usuarias, sino también como productoras de contenidos y software, de manera que podamos atraer a más mujeres. En conclusión, es necesario apostar por una mayor formación en género en todos los ámbitos y sobre todo en el Ciberespacio, para que quienes se representen en él reproduzcan contenidos igualitarios y justos, para lo que se hace imprescindible seguir una serie de principios que nos permitan adquirir una alfabetización mediática con la que podamos empoderarnos en la Red, reflejando en ella nuestras propias creaciones y nuestras identidades. Por todo ello, las mujeres tenemos que evitar que nos roben la Red.

Revista Terral nº18 -Crítica literaria-

Crítica literaria Ángel Silvelo Gabriel www.angelsilvelo.blogspot.com

MANUEL DE MÁGINA, “SALTITOS”: REINTERPRETANDO LA VIDA DE LOS AFLUENTES SUBTERRÁNEOS La vida transcurre entre anécdotas, situaciones absurdas y desgracias. Entre todas ellas, de vez en cuando, se cuela un rayo de felicidad, pero en realidad poco importa, porque nadie está a salvo de lo imprevisto. Saltitos es un ejercicio que nos obliga a traspasar esa línea imaginaria que la cotidianeidad nos obliga a no visitar. Justo, al otro lado, es donde transcurren estas doce micro historias: oníricas, absurdas, irónicas…, pero tan acertadas y reales, que le ponen a uno los pelos de punta. Y en medio de este festival de las emociones, Manuel de Mágina ejerciendo de maestro de ceremonias, y lo hace de una forma muy sutil, sin que apenas se note, con una habilidad de gran narrador. Él desaparece tras sus personajes y sus historias, y gracias a eso, el lector solo tiene que ir sorteando los múltiples vaivenes a los que se verá obligado a enfrentarse. En esa batalla incruenta de las últimas necesidades vitales, no hay que hacer uso de la razón lógica, sino de la otra, de aquella que de verdad nos ayuda a ir reinterpretando la vida de los afluentes subterráneos, pues es por ahí, por donde de verdad circulan los más íntimos anhelos del ser humano, esos que nunca se cuentan, salvo, quizá, cuando todo está

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perdido. Saltitos es un compendio de magistrales dosis literarias de universos únicos y mágicos, que nos ayudan a reivindicar los deseos más profundos de nuestro corazón. Arremeter contra las normas es hacerlo contra la vida que nos afea el comportamiento y nuestra naturaleza. Esa es una de las virtudes de estos doce relatos, pues nos ayudan a soportarnos mejor, y no solo eso, sino a mirar a ese otro lado del espejo, por mucho que tengamos que romper el cristal para llegar allí a donde de verdad queremos ir. Hay que perder el miedo, parece decirnos Manuel de Mágina, a la hora de querer visitar los tesoros del palacio; un lugar donde nadie más puede entrar que aquellos que lleven consigo el salvoconducto de la verdadera vida: la soñada. Apretados en doce inquietantes historias, asistimos encantados a las dotes narrativas de este autor jienense que tiene muy claro de las fuentes que debe beber a la hora de buscar la lucidez de la palabra y el refresco intelectual. El realismo mágico, el mundo de los cornopios o simplemente el absurdo, huyen y desaparecen entre sus líneas, pero también se apelotonan y se dan la mano cuando llega el momento de la verdad. De ahí, que en Saltitos no haya trampa ni cartón, sino toda una realidad, opaca para la mayoría, pero única para los valientes que de verdad quieren saltar la valla del paraíso. Es difícil resaltar alguno de los relatos que compone Saltitos por encima del resto, pues esa es otra de las virtudes de este recopilación: su fortaleza, que no su homogeneidad, pues hay situaciones y personajes tan distintos como originales, y muy bien tamizados por la mano ajustada del autor que, maneja a la perfección, el mundo incandescente de lo lógica de la locura; un mundo de cuerdos locos o de locos cuerdos que tanto da, a los que Manuel de Mágina sumerge en aguas profundas, para de ese modo amortizarles y amortizarnos el miedo, quizá, porque no

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exista un terror equiparable al de mirarnos a la cara y decirnos las cosas en la superficie, donde la luz y el viento nos dejan sin palabras, porque aquí, en Saltitos, su autor ya nos pone sobre aviso desde el primer relato, pues en este, como en otros, nada es lo que parece: ni el cliente ni el que le atiende; ni el destino del dinero de un atraco, tan fácil de conseguir como efímero es su deleite; ni la palabra sobre la palabra, carente de todo significado e importancia cuando lo cubre todo, y muchas veces, quizá, no haya nada mejor que el silencio; por no hablar de esa libertad que nadie ve o nadie quiere admitir, pues nuestras propias decisiones siempre tienen que ser puestas en tela de juicio por los demás, pues todos vivimos en una sociedad que condena al diferente; o esa búsqueda casi suicida de un medio tomate que por sí solo posee el simbolismo del miedo y la verdad; o el hombre cómoda, hombre bártulo u hombre objeto, perdón, en este caso quería decir el novio frigorífico con el que se cierra este viaje de prosopopeyas léxicas. Y así, podríamos continuar hasta el infinito, pues infinitas son las posibilidades e interpretaciones que admiten estos relatos que dejan una gran puerta abierta al lector; una puerta que él mismo deberá decidir si traspasarla o simplemente contemplar bajo su dintel aquello que se le muestra, porque quizá, no haya una mayor expresión de libertad que esa fórmula que emplea Manuel de Mágina para mostrarnos nuestros propios miedos, y de paso, no hacer otra cosa que pararnos a contemplarlos, igual que si la vida fuese un mágico cuadro, donde las letras dibujan las escenas subterráneas de nuestra vida.

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Crítica Literaria

Alguien dice tu nombre, de Luis García Montero Ricardo Guadalupe

¿Qué hace el poeta vivo que más vende en España, el autor de Habitaciones separadas, Premio Nacional de Poesía, escribiendo ésta ya su tercera novela? Puede que se deba a la influencia de su pareja, Almudena Grandes, a quien dedica el libro con estas palabras: “A Almudena, porque la sigo y me conduce a mí”. Y junto a este motivo puede encontrarse también su compromiso político, para hacer llegar sus ideas a un público más amplio, como está haciendo la propia Almudena con su proyecto de seis novelas sobre la postguerra española. Y es que sí, Alguien dice tu nombre es una novela que aúna técnica y compromiso, redonda en la forma y con un punto de mira en el fondo que no pretende disimular: la memoria histórica.

La narración se desarrolla en Granada, es el verano de 1963, un verano que marcará la vida de León Egea, el joven protagonista, en cuyo nombre he querido ver un guiño a León Tolstoi y Javier Egea. Muy pronto, en la primera página, leemos esta frase: “Yo miro un calendario al que han dejado de cambiarle las fechas y pienso en un país

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seco, en una ciudad calurosa y detenida, en una existencia sin futuro”. Desde el principio hay una crítica feroz contra el inmovilismo, una incitación palmaria a la rebelión.

Es precisamente al principio donde el autor carga la suerte, con una escritura rica en contenido, sin relleno, y con acertadas incursiones líricas, pero sin rebasar los cauces naturales de la prosa en una novela, algo que se mantiene de principio a fin y que para un poeta de las dimensiones de Luis García Montero habrá supuesto todo un ejercicio de contención.

En esas primeras páginas entran ganas de no obedecer al jefe en el trabajo, o de contestarle como Bartleby, el escribiente de Herman Melville: “Preferiría no hacerlo”. Luego la historia desliza su foco hacia el primer amor del protagonista y narrador, con reseñables escenas eróticas por las que García Montero fue preguntado en una presentación del libro, respondiendo delante de Almudena Grandes y en un ambiente de confianza que al fin y al cabo vivía con la autora de Las edades de Lulú.

“Si el amor, como todo, es cuestión de palabras, acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma”, escribió García Montero en su poemario Completamente viernes. Para él “escribir es seducir”, así lo expresa en Alguien dice tu nombre. Una novela en la que busca seducirnos a través de personajes comunes y situaciones cotidianas. No hay asesinatos, ni bellezones, ni héroes de los que dependa la vida en la Tierra. Todo un reto. De hecho debo reconocer que llega un momento en el que a mí mismo me parece apreciar que a la historia le falta sal.

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Otro pero que tengo anotado es que comienza dando prioridad a la conciencia directa del narrador en primera persona sobre las escenas y su poder de sugestión. Aunque enseguida lo armoniza. Entre mis apuntes veo subrayados varios homenajes literarios. Para empezar, Alguien dice tu nombre está encabezado con dos citas, una de Jaime Gil de Biedma y otra de Juan Marsé. Además, las referencias a escritores y al propio oficio de escribir son habituales, buena parte de las veces como consejos que le daba a León Egea, escritor en ciernes, su profesor de Literatura (escrita con mayúscula, no así dios, virgen o semana santa, que Luis García Montero prefiere escribir en minúsculas). La descripción de la casa del profesor y el elogio a sus clases conforman mi página favorita del libro. Quedémonos entonces con una frase que el poeta pone en boca del profesor y que tanto habrá tenido que ver con el proceso de esta obra: “escribir es negociar con la memoria”.

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Poesía Coordina: Aurora Gámez

REMEDIOS ÁLVAREZ

Pero Dios nos puso un paraíso y un infierno

YO SOY CAÍN

y uno de los dos debía ser la virtud y el otro la ofensa. Él nos hizo a su imagen.

Él me dijo: soy Caín soy el que destruye el que ofende el que mira con reserva el que no se cree nada.

Yo representaba el lado iracundo Abel, la templanza Pero dime, ¿No es a veces necesaria la ira? Abel murió porque así estaba escrito Yo, en cambio, vivo con la culpa.

Abel era la generosidad el que agradecía el que apaciguaba...

Yo soy Caín, al que le caerán las maldiciones por los siglos de los siglos;

yo también trabajé, incluso más, ofrecía mis frutos, salvé a los animales,

el que vivió para recordar que amó, el que mató lo formal lo políticamente correcto. ¿Y a ti, qué papel te dio el creador?

rezaba sin parar... Yo le dije: No, no maté a Abel por envidia, ni por celos, ni por despecho, ni quería matarlo Yo le amaba, compartía con él mis cosechas, charlaba de mis inquietudes, de las ilusiones...

querido Caín, yo soy Abel y volverás a matarme.

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ABEL SANTOS

De “Demasiado joven para el blues”, Antología personal 1998-2014. Eirene Editorial.

EL VENCEDOR

Quisiera ser mujeriego,

Si existe el mensaje

como mi padre, el muy bastardo,

por defecto existe aún

y vivir, de conquista en conquista,

nuestro destino.

las cuatrocientas noches con cuatrocientos cuerpos que decía Jaime Gil de Biedma. Pero el amor no me deja. A la tercera va la vencida. Y me detengo.

SMS

Ese, de salida:

No tengo cobertura, amor. Estoy entre el fuego cruzado de tu recuerdo y el olvido.

O ese, de su entrada:

Hablamos más tarde. He de cargar, en la oscuridad, mi corazón de luz. Y ese, en espera:

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ROSA R.GISBERT

II

AUSENCIAS

Engañan los recuerdos como una costumbre

Nº 1 Colección de poesía Wallada de ALAS en Dardo -Antigua Imprenta SurMálaga, 2001

que enciende el esfuerzo de estar vivo y el hombre se aferra a lo transitorio. Engaña la costumbre de las estaciones fugitivas como la luz, como la niebla,

No menor que el vacío es este desorden que la ausencia provoca; este vacío que rodea a la vida rota como un zigzag esforzado, o esa invisible cicatriz del viento que avanza despacio hasta detenerse en los crisantemos que adornan el salón

lo mismo que un bautismo que quiere ser alegre y es melancolía pero mantiene los muros inhiestos, los muros que limitan lo doméstico, que nos salen al encuentro cada día y nos revelan que el tiempo pasa mientras cubrimos quehaceres que entretienen.

y tanta melancolía encierra. Las mansas violetas ahuyentaron el III

invierno y acecha tu rostro en los jardines como una ráfaga vital

Parece que aún resuene entre las

que ardiera adentrándose en la sangre

piedras roncas

macerada por el dolor y el recuerdo

tu voz de contrabajo.

insufribles.

Parece como si manase entre las

Cálida marea que devora cuanto toca

acacias

y estalla en los ojos como un bermellón

todavía

fermentado.

tu agua de diciembre, el aroma de tus frutos, el revuelo de tu regreso tornadizo y el eco de tu último diálogo. Pero el vacío acecha en las esquinas y borbotea la lluvia sobre los charcos medrosos que la luz tornasola.

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Relatos RECUERDOS DE LLUVIA Susana Corroto V.

Aquel fue un verano extraño. El sol huía casi todas las tardes, demasiado temprano, tras el tupido velo blanquecino que se adueñaba de la playa. Después, sin más, comenzaba una lluvia lenta, muy suave. Las gotas se incrustaban en la arena como pequeñas agujas de cristal y se mezclaban obscenas con las aguas mansas del pobre mar acobardado. Yo pasaba muchas horas dentro de la casa, sentado junto a la ventana, mientras aquel paisaje alejado de mi ideal veraniego desfilaba ante mis ojos y encharcaba mi estado de ánimo. Una tarde, poco antes del anochecer, en ese momento terrible en el que ya no es de día ni de noche, la muchacha pelirroja apareció en la playa. Se deslizaba junto a la orilla, casi sin que sus pies rozaran la espuma recién nacida. Giraba sobre sí misma, brincaba, flotaba: volaba sobre las olas rotas. La lluvia le calaba el rostro, el cabello, la ropa. Y sonreía. Empezó a venir cada día, cuando el horizonte se hinchaba de nubes que se tragaban al sol. Aparecía en la playa y repetía su ritual puro. La observé durante muchas tardes, hasta que por fin bajé a la playa para aguardar su llegada, a cierta distancia. Cuando me decidí a hablarle, no recuerdo qué le dije, algo absurdo, por supuesto, pero a partir de ese día pactamos encontrarnos bajo la lluvia, cada atardecer, y caminábamos junto al mar tranquilo, empapados en la tormenta muda. A veces permanecíamos en silencio. Otras charlábamos de nuestros anhelos, de poesía, de los colores del cielo…, de todo y de nada. Sin más.Su melodía de palabras se fundía con la brisa fresca y se

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acurrucaba en mi cerebro. Yo la evocaba horas después, en la soledad de mi cuarto, antes de que me venciera el sueño. A principios de septiembre las lluvias de tarde cesaron y también, curiosamente, las visitas de la muchacha pelirroja a la playa. El sol ardiente castigaba la piel de mi espalda mientras la esperaba en vano cada tarde, junto a la orilla del mar. Fue durante aquellas esperas cuando me di cuenta de que jamás le pregunté su nombre, ni tantas otras cosas que ya no importaban. Tan solo volví a verla en mi retina, alguna vez, de manera fugaz, cuando llegaron los aguaceros de invierno. Oh, sí, fue un verano atípico aquel, sin duda. El verano en el que aprendí a no esperar a que saliera el sol. Y a amar con humildad la lluvia.

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Relato La punta del iceberg Andrés Ortiz Tafur

Imagina que un hombre quiere jugar a clavar una punta con su frente y elige la pared de tu casa. Los golpes no producen ruido. Puedes comprobarlo tú misma: toma una punta entre el pulgar y el índice de cualquiera de tus manos, pégala a un tabique y líate a darle porrazos con la cabeza… Lo que sí resulta imposible es no escuchar sus alaridos. Entonces miras por la ventana y descubres a ese hombre tomando distancia y embistiendo con fuerza contra tu muro. Y no te lo piensas: sales y preguntas y te enteras de sus intenciones, y le pides que se esté quieto, y le adviertes de que vas a llamar a la policía, y entras, de seguido, sin saber qué hacer en realidad, deseando que eso no esté pasando. Sin embargo, al cabo de un rato vuelves a salir. El hombre ya no chilla. Ahora emite una especie de graznido acompasado con el que trata de imprimirle más fuerza a cada una de sus acometidas; un sonido que no te trasmite tanta violencia. Vete tú a saber por qué, le ofreces un cigarro. —¡Qué triste que nos veamos así! —dices, cuando te lo quitas de la boca. El tipo aguanta el pitillo entre los dedos. Pero no se decide a darle una calada hasta que presiente que parte de su ejercicio está conseguido. La punta de la punta se ha enclaustrado en el cemento y ya no necesita que nada ni nadie la sujete para evitar que caiga al suelo.

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—¿Por qué? —te pregunta, mientras suelta el humo. Vaya. Esto no te lo esperabas. Al parecer el tipo no es de los que se conforman con una frase honda. Y lo malo es que no se te ocurre ninguna manera de argumentarla. Has usado el plural en primera persona y el verbo en tiempo presente. Lo que le da derecho a presuponer que cuentas con un motivo para decir que es triste que os veáis así. No contestas. A cambio enciendes un cigarro para ti. —Usted perdone. Lamento haberla molestado—te dice el tipo, a la par que arranca su punta de tu pared. Se va calle abajo y decides seguirle. Ya no te acuerdas de sus gritos, ni de la idea de llamar a la policía, ni del deseo de que eso no estuviera ocurriendo. Es más que raro encontrarse con un hombre que distrae su tiempo tratando de clavar una punta con su cabeza, y sientes que su renuncia a continuar intentándolo en tu pared supone un fracaso. —Perdóname tú a mí. ¿Me permites que te tutee? —le dices, situándote delante de él, para interrumpirle el paso. También resulta rara la imagen que proyectáis en este momento: el uno frente al otro en una de las calles que cruza el pueblo; él con varias heridas en la frente y sangre por toda la cara; y tú esbozando la mejor de tus sonrisas para persuadirle. —Sí, claro —te responde. Acto seguido le ruegas que regrese a la pared de tu casa y le aclaras que has usado el plural en tu frase porque has supuesto que alguien que gasta su tiempo en clavar una punta con su cabeza no está bien. —Reconóceme, al menos, que no es normal —le pides, atreviéndote a colocar tu mano derecha sobre su hombro izquierdo.

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El tipo asiente e inclina la cabeza para rozar con su mejilla tu mano. Luego, por iniciación tuya, os besáis y os mordéis los labios a lo largo de varios minutos. Y por último, ponéis rumbo a tu casa. Por el camino le preguntas por qué ese empecinamiento por clavar la punta con la cabeza. —No tengo otra cosa qué hacer —te responde. Ya en casa, el hombre emplea el resto del día en su empeño. Es extraño: ya no volvéis a mediar palabra; ni él te interroga para escarbar más en el motivo que te ha llevado a introducirlo en una imagen que te evoca tristeza, ni tú has buscado los argumentos que te pidió. Lo cierto es que esa especie de graznidos acompasados con los que acompaña cada una de sus embestidas te provocan una calma que echabas de menos. Y, por lo que sabemos, él sólo pretende eso, pasar el tiempo. Cuando cae la noche te pide que salgas y te muestra su proeza: la cabeza de la punta es lo única parte que permanece fuera del cemento. Luego, de nuevo por iniciación tuya, os volvéis a besar y a morder los labios. Y al final, antes de marcharse, extrae la punta con unos alicates y te ofrece quedarte con ella.

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Microrrelato CRÍA CUERVOS Esperanza Liñán Gálvez

Llevaba varios días sin dirigirme la palabra. Pensaba que esa indiferencia acabaría por socavar mi firme decisión. Yo conocía mejor que nadie ese rasgo cruel de su carácter que pretendía castigarme sin violencia. Intentamos negociar y dejarlo en uno o dos capítulos, pero su ego se había inflado hasta nublarle el entendimiento. Recordé la amenaza de su última frase: «Si no vuelvo a ser el protagonista, te lo haré pagar primero con el silencio y después con una incontinencia verbal que serás incapaz de soportar». Detesto las rebeliones, sobre todo si se fraguan en mi propia azotea, porque si claudico con uno le seguirán los demás. No me temblará la mano si me veo obligado a hacerlo desaparecer. Así que no le queda otra opción que aceptar su destino como secundario, que le haré cumplir a este personaje hasta el final de mi libro. Cría cuervos, y tendrás chantajistas.

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Ser escritora Los Personajes de un Escritor: Los Malos (I) Mar Solana http://marsolana.blogspot.com.es

Naudsonce by H. Beam Piper - illustrated by Leo Morey «Un narrador vive parcialmente instalado en el delirio; y solo si es capaz de habitar continuadamente en esa alucinación y de creérsela, podrá escribir una novela, porque una novela es un delirio controlado.» Rosa Montero

Siempre he pensado que los libros, por una misteriosa y mágica razón, nos «escogen» a nosotros y no al revés. Es decir, que llegan a nuestra vida justo en el preciso momento que deben hacerlo. Algunos, incluso, marcan verdaderamente nuestros destinos y nos dejan una huella insondable, inconfundible… Cuando cumplí quince años, me regalaron un libro que fue el comienzo de mi entusiasmo por todo lo que circunda al apasionante tema de los «personajes», tanto los que pululan por el alma del escritor como los que representan los actores. Se titulaba «La loca. Una joven en el infierno psiquiátrico», de Alvin Piatock. Un lustro más tarde llegó hasta mí «Crimen y Castigo», del genial y eterno Dostoievski. Creo que ambas novelas me «eligieron» sin titubear. Introduje mi curiosidad en este oficio de las Letras de la mano de los Malos, esos personajes perversos que además marcaron también el inicio de mi carrera profesional en el errático y atractivo mundo de la psique. Por ejemplo, en «La Loca» de Piatock, una joven (que no está loca) ingresa en un psiquiátrico, un lugar plagado de verdaderos «monstruos humanos». Y no hablo de los

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pobres enfermos, quizás los más «cuerdos» de aquel averno terrestre, me refiero al personal que trabajaba en la siniestra institución. En «Crimen y Castigo», Dostoievski encarna, entre otros personajes, a Rodión Raskólnikov, protagonista de un crimen de finales del XIX y eje central de la novela. Rodión es un joven estudiante que nos esboza la moralidad que encierra el que asesina para subsistir, es decir, el pobre que mata al usurero. Algo así como segar la carroña del mundo, ¿cuántos asesinos se han justificado desde esta postura (supuestamente) «ética»? Desde muy temprano comencé a plantearme si los escritores (o actores) que encarnan a un asesino en sus historias, también albergan una vena infame cargada de sangre inicua corriendo por su ser. Sin embargo, cuando tuve algo más de sesera, reflexioné a fondo sobre el tema. Llegué a la conclusión de que el mundo sería una infausta colección de asesinos y maleantes si todos los escritores (o actores) que han personificado a uno en sus novelas(o guiones), sólo por el simple hecho de sacarlos a la luz de su consciencia, lo fueran. Muy al contrario, creo que encarnar a un asesino en alguna historia es un hecho catártico que aporta algo de orden a nuestra parte más oscura, a nuestro «Hyde» particular. El mundo de la literatura, del teatro y del cine está repleto de ángeles y demonios. Malos malísimos que reciben sus buenas tundas de los héroes, aquellos personajes que siempre intentan restablecer el equilibro cósmico, aunque… no siempre lo consigan. La eterna lucha de las fuerzas del mal contra las del bien o ¿era al revés? El caso es que los personajes perversos siempre ostentan sus razones e intentan justificar sus actos malvados. Es como si sus creadores los parieran con una especie de justificante o contrato en el que podemos leer: «¡Eh, oye!… Sí, soy un monstruo, pero existe una explicación (o unas cuantas) para tanto despropósito, ¿vale?» Por ejemplo, los inventores y guionistas del agente Smith de la saga de películas «Matrix», los hermanos Wachowski, justificaron la crueldad del poderoso, implacable y retorcido tipo que perseguía a Neo (el héroe) sin descanso, diciendo por boca del propio

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personaje que: «los humanos eran un virus, un cáncer para el planeta y que él y los de su estirpe constituían la cura perfecta…» Freddy Kruger, el del guante de cuchillas, se encargaba de enturbiar las pesadillas de adolescentes en la edad del pavo. Creo que, en el fondo, trataba de «despertarlos», de sacudirles a otra realidad que no fueran sus granos y su mundo de fantasía… Y cómo olvidar al mítico Hannibal Lecter, un inteligente caníbal, quizás uno de los más deplorables que ha parido el mundo del celuloide: «Me gustaría seguir charlando con usted, Clarice, pero me voy a cenar a un viejo amigo...».Para este culto y atroz asesino, un «viejo amigo» significaba una colección de personas o seres triviales que no podían seguir su «juego», al fin y al cabo, Dios los había dotado con idénticas inteligencias y sagacidades que a los mosquitos. O al psicópata de la película «Seven», un asesino en serie que iba segando la vida de aquellas personas que encarnaban a la perfección los siete pecados capitales… Como vemos, los malos(o aquellos que los «paren») siempre llegan al mundo con motivos o razones para justificar sus fechorías. En la inquietante película «Misery», de Rob Reiner, y basada en la novela homónima de 1987 escrita por Stephen King, Annie Wilkes (Kathy Bates) no pudo soportar que Paul Sheldon (James Caan), un célebre escritor de novelas románticas, «matara» a uno de sus más exitosos personajes: Misery Chastain,a la que Annie admiraba profundamente. El escritor necesitaba liberarse de un personaje femenino del que había terminado harto. Pero lo que jamás hubiera imaginado el afamado Sheldon, era el infierno que le iba a hacer vivir Annie a consecuencia de tal decisión, hasta el punto de peligrar seriamente su vida. Supongo que Annie, «enamorada» de Misery, sintió como si Paul Sheldon la matara a ella misma o quisiera acabar con una importante «proyección literaria», una fantasía que le ayudaba con su anodina vida como enfermera. Lo más interesante de este planteamiento, bajo mi punto de vista, era la compleja relación de los personajes que encarnaban el escritor y la enfermera. Todas sus interacciones se desarrollaban y perfilaban a lo largo de la película al estilo de una muñeca rusa: «yoes» (personajes) que se abrían para mostrar otros, o se proyectaban a trasluz de sus álter ego.

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Seguro que los lectores también recuerdan a «Dexter», la famosa serie de televisión protagonizada por Dexter Morgan, un médico forense y asesino en serie que solo se cargaba a los malos, a los que él «juzgaba» como la verdadera carroña del mundo: pederastas, maltratadores o fríos asesinos; en general, gente de muy malos hábitos. Este personaje llegó a conectar con un público muy numeroso porque representaba un «justiciero» que liberaba a la sociedad de otros monstruos más densos… En realidad, Dexter mataba a sus «espejos» o a todos los que se reflejaban en él. ¿Acaso él era «mejor» por segar esas vidas que él consideraba corruptas?, podríamos plantearnos... Las novelas y el cine, a través de sus personajes retorcidos, de los marginados o de sus escorias sociales, siempre dejan abierta esta puerta del pensamiento y nos invitan a hacer esta clase de reflexiones. La terrible y fehaciente influencia de los personajes malvados: a la mayor parte de lectores y espectadores nos atraen estos individuos igual que una explanada repleta de girasoles en verano. Pero la lista no estaría completa si olvidáramos mencionar la emblemática novela llevada al cine o a series de TV: «El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde», a veces titulada simplemente «El doctor Jekyll y el señor Hyde», que fue publicada por primera vez en inglés en 1886. Su creador y escritor, Robert Louis Stevenson, nos cuenta la historia de un abogado, Gabriel John Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Edward Hyde. En realidad, Stevenson encarna a través de sus personajes principales, Jekyll y Hyde, el trastorno psiquiátrico que conduce al enfermo a desarrollar dos o más identidades o personalidades con características opuestas entre sí. ¿Ángel o demonio?

Continuará…

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Flamenco Rafael Silva Martínez

SOBRE EL ORIGEN DE LA DENOMINACIÓN “FLAMENCO” (II) Continuando con el testimonio del viajero George Borrow, en lo relativo al posible origen de la denominación “Flamenco”, éste afirmaba que “…venga de donde viniere, castellano nuevo llegó a ser con el tiempo un término poco menos infamante que el de gitano, pues una ley de Felipe IV prohíbe, bajo severas penas, que se les aplique ninguno de los dos. Que fuesen llamados gitanos puede explicarse, o por la suposición de que su nombre genérico de Rommany fue mal entendido y mal pronunciado por los españoles entre quienes se hallaron, o por el hecho de haber pasado a través de Germanía en su camino hacia el sur y llevar pasaportes y salvoconductos de varios estados germánicos. El apelativo de flamencos con que al presente se les conoce en varias partes de España no se le habría dado nunca, probablemente, a no ser por la circunstancia de llamárseles o de creérseles germanos, ya que germano y flamenco son considerados sinónimos por los ignorantes”.

Y este es el valioso testimonio que nos dejó escrito el ilustre viajero, que al ser de los primeros en aparecer históricamente, ha servido como punto de partida y referencia primigenia para asociar e identificar el flamenco con lo gitano, base de todas las teorías que creemos pueden acercarse más a la realidad de los hechos. No obstante, aún tendremos que darle muchas vueltas a este planteamiento, por el surgimiento de nuevos inconvenientes en la principal suposición que plantea. Tenemos datos para afirmar que la

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creencia que Borrow pone de manifiesto estuvo vigente durante prácticamente todo el siglo XIX, pues todavía en 1881 Demófilo dejaba constancia de que “los gitanos llaman gachós a los andaluces, y éstos a los gitanos flamencos, sin que sepamos la causa de tal denominación”. El tema queda planteado, pero como vemos, con muchas lagunas. En el año 1853, la prensa madrileña publicó unas noticias, rescatadas hace algunos años por Arie Sneeuw y José Blas Vega, incansable investigador, sobre fiestas flamencas celebras en la capital por aquélla época, excepcionalmente interesantes para el tema que nos ocupa, por cuanto, según parece, no dejan lugar a dudas en torno a la identidad entre lo gitano y lo flamenco.

En la primera de dichas noticias, titulada con el sugestivo nombre de “Concierto gitanesco”, se menciona que los protagonistas fueron “…el zeñó Farfán y otros gitanos crúos de María Santísima, que ejecutaron con el más admirable y característico

primor

todo

el

repertorio

de

playeras, cañas, jaberas y rondeñas que se cantan en la tierra de Dios. Una preciosa gitanilla de singular belleza amenizó también la fiesta con sus quiebros y salero…”. De hace un tiempo acá se han rescatado innumerables testimonios gráficos como el anterior, que ponen de relieve no sólo lo relativo a las denominaciones, sino también al ambiente y nombres de los cantes y artistas de la época. Otra información, titulada “Música Flamenca”, indica textualmente que “…la música flamenca que motiva esta gacetilla es la que en la tierra de María Zantízima se conoce con este nombre (…). Los protagonistas fueron lo más escogido en los flamencos que se hallan actualmente en Madrid (…). También hubo algunas señoras, entre otras, una preciosa gitanilla de rumbo y singular salero, que amenizó la fiesta con su baile…”. Y al día siguiente, insistía el cronista, llamado Velaz de Medrano: “Todos los artistas eran oriundos de las Andalucías: Santa María, Villegas, Juan de Dios, Farfán y Luis Alonso (…). La reina de la fiesta fue una hija de Juan de Dios, linda criatura, que con sus quiebros y salero dejó absortos a todos. ¡Jesús y qué pinreles! No había clisos

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bastantes para admirar tanta sandunga”. Como vemos, texto ilustrativo donde los haya para describir la admiración que despertaban tales artistas andaluces.

Como decimos, las revelaciones de noticias destacadas de la prensa antigua, sevillana en particular, y andaluza en general, pero sobre todo madrileña, desveladas por incansables investigadores que se han ocupado de ello, sobre todo José Blas Vega, Manuel Ríos Ruiz y José Luis Ortiz Nuevo, nos han servido para situar mejor las cosas en su contexto, y extraer mucha y significativa información al respecto. A la semana siguiente de la crónica anterior, el cronista vuelve a retomar el tema, y leemos: “Han logrado tal boga esos flamencos, que ya tenemos en campaña un empresario deseoso de aprovechar tan buena ocasión. Se habla nada menos que de la próxima venida del Planeta y de María la borrica (sic), celebridades bien conocidas en el barrio de Triana”. En todo este caudal informativo que en fecha tan temprana se genera en Madrid, parece imposible desligar lo flamenco de lo gitano. Se entremezclan giros, expresiones y vocablos que nos llevan a converger en la conclusión inevitable de que el ambiente en que se desarrollaba el flamenco en el Madrid de la época era abrumadoramente gitano.

Pero aún tenemos testimonios más recientes. En la serie documental que se grabó durante los primeros años 70 para Televisión Española, titulada “Rito y Geografía del Cante”, quizá la mejor serie sobre nuestro arte flamenco jamás filmada, ya se constataba, en las diferentes entrevistas personales que se realizaban a los artistas de la época, la constante asociación entre gitanos y flamencos. E incluso nos atrevemos a decir que, si ahora mismo, en pleno siglo XXI, nos adentramos en la campiña jerezana o sevillana, y hablamos con los habitantes de aquéllas tierras, seguramente podremos seguir comprobando dicha asociación léxica y semántica. Porque seguimos comprobando, incluso en la actualidad, y es ciertamente muy curioso, que se continúa hablando indiscriminadamente de flamencos y gitanos. Por ejemplo, Tía Anica la Piriñaca, poco antes de morir,

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rescatado de la entrevista realizada para la mencionada serie de televisión, hacía hincapié en que su madre no era gitana, sino gachí pura, pero que se había criado a la vera de los flamencos, y al igual que sus hermanas, “toas se llegaron a casar con flamencos (…), las tres se casaron con gitanos”. Y Manuel Soto “Sordera”, solía emplear indistintamente el término flamenco para referirse a los gitanos del jerezano barrio de Santiago, su barrio natal.

Como vemos, los testimonios, pruebas e indicios en torno a la primitiva asociación entre gitano y flamenco son ingentes y demoledores. No se puede ir en contra de la evidencia. Y esto no sólo denota una asociación lingüística creada de forma inconsciente, sino asociada y abonada mediante unos motivos de variada índole: histórica, artística, en una palabra, cultural. No obstante, nos sigue preocupando la asociación entre los germanos y los flamencos, pues los germanos llegados de Flandes con el reinado de Carlos I lo habían hecho más de 300 años antes de todas estas noticias. Pero también resolveremos, o abonaremos algunas hipótesis que lo intentan, esta cuestión. Hasta el próximo número.

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El viajero

El viaje, el regreso…, puede ser un gozo doloroso Lola Buendía www.revistaterral.com

Existen viajes de regreso a un determinado lugar, en los que el azar no es el responsable del reencuentro con el enigma, el secreto, o el rompecabezas que propicia esa vuelta al destino ya vivido. He vuelto a visitar Los Valles Olvidados, una tierra hermosa de la Sierra de Cazorla y las Villas; también es el título de mi primer libro en el que escribí algunas de mis experiencias como maestra en una escuela rural. Habían pasado más de veinte años desde que la escuela se cerró por falta de alumnos. Aquella lejana mañana, mi marido y yo recogimos nuestras escasas pertenencias y abandonamos el lugar. La Administración educativa escolarizó a los pocos alumnos en una escuela hogar y a nosotros nos ofrecieron otro destino. Ahora estábamos en Septiembre de 2014. ¡¿Cómo es posible que haya transcurrido todo este tiempo, y en tan solo cuatro horas de carretera hoy me encuentre en el mismo lugar donde viví, (vivimos), y ejercí mi profesión?! Pocas veces el impacto del paso del tiempo me ha producido tal choque emocional, tal desconcierto para procesar el futuro (¿o quizás sea el pasado?), que en este segundo viaje.

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¿Qué fue más difícil entonces para mis alumnos? ¿Qué sería de aquella docena de niños fuera de su ambiente rural, una vez cerrada su escuelita? ¿Se adaptarían a un colegio en régimen de internado y en un ambiente urbano desconocido para ellos? Tampoco para nosotros fue fácil renunciar a los atardeceres incendiados de violeta tras las montañas, a los baños en las colas plateadas del pantano, al olor del pan de Felisa recién horneado, a las noches limpias y estrelladas… Aún no había nacido nuestro hijo. Desde que tenía tres o cuatro años, durante las vacaciones acudíamos los tres, a veces con amigos, a un pequeño cortijo que compramos muy cerca de la escuela. Allí recibió un aprendizaje alternativo y complementario al de la ciudad: correteaba entre las ovejas, pasaba muchas horas al aire libre con los pastores y con sus hijos, se bañaba en los arroyuelos y charcones; aprendió que los recursos hay que dosificarlos y que el agua no solo nace de los grifos. Él nos dice con frecuencia: Yo no sería el mismo si no hubiera tenido esta experiencia. Ya es un hombre cuando lo veo ahora mostrándole a su novia los lugares y las cosas que le gustaron y vienen a su memoria, y que ella no conoce. Volvimos a atravesar el pantano de Aguascebas. Es pequeño, y bebe de los arroyos y veneros del Guadalquivir. El corazón se me acelera…en la siguiente curva aparecerá la recta, bordeada de chopos, que terminan en la escuela. Ya están amarilleando. Compruebo que el entorno está como antes, pero los pinos han crecido mucho. Nos cruzamos con algunos coches. Me fijo en su interior, pero las caras no me descubren ninguna conocida. Aparcamos frente a la casa-escuela. Sigue en pie, con sus dos plantas, abajo escuela y arriba hogar. Está muy maquillada, con ventanas nuevas y una cúpula desde donde se observa el firmamento. El entorno no ha cambiado. A corta distancia, el cortijo de Felisa y Eufrasio…y el tintineo de las esquirlas y cencerros del ganado. Era viernes por la tarde cuando llegamos. La escuela estaba cerrada. Era probable que no pudiéramos verla por dentro. Pero…descubrimos un coche en la parte trasera. Llamamos y apareció Mamen, la maestra, que por suerte no se había ido de fin de semana. Tan joven…, vestida con desenfado. ¿Qué sentí en ese momento? ¿Era yo, en

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los albores de los noventa, con mi pelo rojo y el vestido floreado, un poco estrafalaria para los lugareños de entonces, quien hacía acto de presencia? Es difícil describir lo que el tiempo hace con nosotros. Sólo mi marido y yo conocíamos el pasado, su nostalgia. Para ella nosotros no significábamos nada, unos desconocidos que se presentaban como protagonistas de algo que tuvo lugar allí. Para mi hijo…, qué sé yo lo que sentía. Y luego entramos en el aula, que también fue capilla, casi desprovista de mobiliario, sin santos, ni altar, con cojines en el suelo…, como la dejamos, salvo por el ordenador que ocupaba ahora el lugar del globo terráqueo. Dos mundos virtuales para una sola realidad. Difícil traer a la memoria cómo fueron nuestros encuentros amorosos en aquel piso de arriba, frío y desamparado que nos encontramos al llegar. Los escasos muebles y enseres domésticos los había descargado el transportista en el patio del colegio, de mal humor porque se le echaba la noche encima. – ¡Estudiar tanto para acabar de maestros aquí! ¡Cómo no enseñen a las cabras!fueron la últimas palabras del conductor. Madrugamos mucho aquel primer día de colegio para tener todo dispuesto y recibir a los alumnos: mi marido, yo y la perra Yamila. Mamen, la nueva maestra, sigue explicándonos su sistema de llevar la escuela: ha firmado un compromiso para tres años, su ilusión estriba en que se consolide, porque ya ha conseguido (14+2 niñ@s). Nos prometemos cosas: otra visita en primavera, el envío de mi libro, Los Valles Olvidados, la comunicación por internet… Nos marchamos cuando el sol era ya ocaso, como antaño. Otra vez (¿el azar?) me ponía las cosas más queridas, las que nos marcaron y nos hicieron felices, en el umbral del recuerdo: casi intactas, sin que el tiempo las desvirtuarse, y con el gozo de compartirlas con los que amo: el mural pintado por mi marido, el material escolar conseguido de uno y otro sitio…, la leña para la estufa, el semillero de flores en el patio escolar, las comuniones infantiles, la fiesta del día de San Juan…y el café a la sombra de los fresnos, una vez terminada la jornada: pausado, degustado, amorosamente compartido.

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El viajero

Una tarde en Cluny Pepa Calero http://www.pepajcalero.com/

Estoy en el sur de la Borgoña francesa, una zona de verdes prados, rutas de senderismo, viñedos inmensos, paisajes tranquilos y escenas bucólicas. Lejos de las grandes urbes. Rodeada de terneras blancas que pastan cerca de la carretera y gentes que pedalean con sus bicicletas a ritmo de chansón, entré a este pequeño gran lugar llamado Cluny. Junto a la carretera de entrada, un grupo de caballos y jinetes que trotan a sus anchas por su hipódromo, un centro regional ecuestre que atrae a gentes de toda la zona. Luce el sol y el espíritu festivo y alegre ondea como una bandera primaveral en las calles. Cluny seduce, seduce por ese aire decadente, de esplendores lejanos que respiran sus calles. La contemplo con cierta piedad e indolencia. Y es que, a pesar de ser un pueblo, no puedo evitar pensar en su brillante pasado de siglos atrás al calor del medievo, junto a aquellos hombres y mujeres que dominaron el cielo de Europa desde del año 910, año de su fundación. Faltaban unos días para el comienzo del otoño y ya, en los inmensos jardines de la abadía, una alfombra de hojas ocres tapizaba la tarde en tonos pastel. Un grupo de tres niños, querubines rubios sacados de un cuadro del renacimiento, corretean entre los

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árboles y setos del jardín. Estoy en la abadía de Cluny, la abadía más poderosa de occidente durante la edad media. La ciudad donde nació la civilización occidental. Una pareja de enamorados piden ser fotografiados en el pasillo del claustro con el patio al fondo, en espera de que su amor sea igual de eterno que esas construcciones románicas que aún perduran entre los muros de la maltrecha Abadía. Con sus 177 metros de longitud, era la mayor iglesia de la cristiandad, solo superada posteriormente por el Vaticano. Lástima que solo quede una parte del monumental crucero, coronado por un señorial campanario del Agua Bendita. Junto al ábside, un grupo de palomas levantan el vuelo. Me acerco a un pequeño patio y allí un señor de pelo blanco largo, como un druida, explica en francés las maravillas de una puerta antigua, recia, punteada de clavos sólidos. Y es que la pequeña capilla de Jean de Bourbon atrae las cámaras igual que si fuera una austera y soberana dama de la corte. Salgo al jardín, con sus setos recortados y su inmensidad. Una niña de ojos claros tira de la mano de su madre para mostrarle la enorme y espectacular maqueta que recibe a los visitantes en el antiguo molino o harinera. “Ora et labora”, ese era el lema de la regla benedictina de aquellos monjes que fueron el centro de la iglesia católica durante los siglos XI y XII. Pensando en esos 2.000 monasterios que se extendían desde Polonia hasta Italia y España es fácil imaginar el renombre y fuerza de esta ciudad. Poder político, económico y espiritual. Por entonces había un dicho que decía: "Por todo lugar donde el viento ventea, el abad de Cluny toma renta". Cluny, un pueblo de construcciones de piedra y tejados ocres que late al ritmo tranquilo y pausado de un paisaje verde y apacible. Calles sencillas y gente amable. La

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ciudad monástica es el corazón de la ciudad. Un corazón que marca la ruta del monasterio a través de clavos dorados cosidos al suelo con la efigie del cordero pascual. Se asemeja a las conchas del camino de Santiago. De hecho, es fácil encontrar peregrinos que parten de esta para empezar el camino. Cuando dejé este lugar, la luz cálida del atardecer coloreaba de grana y oro las piedras de las casas y de algunas iglesias que permanecían cerradas. Cantaban algunos pájaros y el ritmo de los caballos al trotar ya no se escuchaba. A lo lejos una campana coloreaba alegre el final de la tarde en Cluny, antigua y gloriosa ciudad medieval. “He visto cantar a un ruiseñor bajo la luna, un ruiseñor libre y que no sospechaba que era vigilado. Se interrumpe a veces, con el pescuezo inclinado, como para escuchar en él la prolongación de una nota apagada... Luego vuelve a cantar con toda su fuerza, hinchado, con la garganta echada hacia atrás, con un aire de desesperación de amor. Cantar por cantar, canta cosas tan bonitas que no sabe ya lo que quieren decir. Pero yo oigo todavía el primer canto ingenuo y asustado del ruiseñor prisionero en los zarcillos de la vid”. Colette “¡Oh, montañas veladas por la niebla de otoño, valles que entapizaban las escarchas del alba, sauces cuya corona deshojaba la poda, viejas torres doradas por el sol de la tarde,

muros negros del tiempo, lomas, cuestas abruptas, manantial donde van a beber los pastores, gota a gota esperando aguas raras y límpidas, con sus urnas dispuestas mientras hablan del día!”. Lamartine

Revista Terral nº18 – Arte –

Javier Gámez Nacido en Barcelona (6 de junio de 1974), y residente en Málaga desde 1990. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Granada y el Cleveland College of Art & Design, Middlesbrough (Reino Unido) en la especialidad de Diseño gráfico. Montó su propio estudio de animación (Alsbram, creative proyects) hace más de una década, gracias al cual se gana la Vida en el difícil Mundo de la Comunicación. Compaginándolo también con su otra faceta de docente, en la que lleva más de 15 años. Es escritor, ilustrador y animador (de dibujos animados para cine y TV). Ha sido además vendedor de productos audiovisuales (en mercados internacionales como MipCom, Myfa, KidScreeen...), infografista (especializado en info-arquitectura) y editor de videos (para el sector inmobiliario). Todo ello le proporciona una visión única y, un tanto peculiar, de la Industria de la Comunicación. Enlaces de interés: http://www.alsbram.com http://alsbram.blogspot.com.es http://www.animum3d.com Trailer serie animada “Alsbram, memories from the Future”: https://www.youtube.com/watch?v=fyqticCzNOo

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P.T. - ¿Hacia qué campos de la Creatividad has enfocado tu profesión? R - Me apasiona el mundo del cine, el cómic, la literatura y los video-juegos. Desde pequeño he sido un gran consumidor de esas artes, así que muy pronto me di cuenta de lo que todas ellas tenían en común: se basaban en contar historias. Ese ha sido mi gran objetivo como persona creativa. Yo escribo, ilustro o hago dibujos animados para transmitir mi visión de la Vida, a través de grandes historias que emocionen a los demás. Ahí enfoco toda mi Creatividad, en transmitir esas ideas de una manera nueva. Reconozco que tengo auténtica fobia a hacer 'lo que todo el mundo hace'. P.T. - ¿Qué objetivos persigue la empresa 'Alsbram, proyectos creativos' que tú diriges? R - El que persiguen todas, supongo: ganar dinero.. jajaja. Tras un vistazo a los miles de productos que veía en los mercados internacionales (donde estuve casi 5 años como vendedor) me di cuenta de la terrible falta de Creatividad de aquellos proyectos. Todo el mundo elogiaba la gran calidad literaria y estética de mis proyectos así que, lleno de inocencia, el objetivo inicial de 'Alsbram' era convertirse en una 'correctora de proyectos'. Pero en muy poco tiempo aprendí que ¡a nadie le importa un pimiento ser creativo en la Industria! Desde entonces, tengo una visión un poco pesimista del Mundo de la Comunicación. La verdad es que fundé 'Alsbram' para poder hacer las cosas a mi manera. Intento coger sólo los proyectos que realmente me motivan (aunque no siempre puedo, claro).

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P.T. - Es una empresa pionera en Málaga. ¿Cómo está funcionando? R - Como funcionan todas las pequeñas empresas hoy en día: con mucha ilusión y muchísimo esfuerzo. 'Alsbram' es pionera en Creatividad. Si fuese una empresa en el mercado de la tecnología, sería multimillonario. La Creatividad es un valor en alza en el mundo científico. Pero en la Industria del cine, la animación y el cómic la Creatividad está perseguida y muy mal vista. Sé que parece algo ilógico pero es la verdad. No hay más que echar un vistazo a las carteleras de cine y ver las películas que hay (remakes, reboots, plagios, revisiones y cientos de historias que ya nos han contado mil veces...). P.T. - ¿Con qué equipo cuentas? R - Casi todo lo hago yo. Pero cuando hay trabajos demasiado grandes (sobre todo en animación), echo mano de colaboradores (autónomos como yo) en los que confío. P.T. - ¿Qué tipo de trabajos hacéis? R - Hemos hecho cómics, carteles, diseño de personajes, guiones, cortos de dibujos animados, ilustraciones para cuentos y libros, anuncios para TV, logotipos y cabeceras para festivales de cine, cortinillas para programas de TV, capítulos pilotos de series de animación, tiras cómicas para periódicos, storyboards, animáticas...

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P.T. - He consultado tu web www.alsbram.com y veo toda clase de trabajos realizados. Me gustaría que me concretaras algunos de ellos. R - Por ejemplo, el verano pasado hicimos 2 anuncios de animación 2D, para promocionar los Masters de Animum. Antes, hicimos un corto de animación 3D para el 'Museo

Stradivarius'

de

Italia,

donde

los

instrumentos de toda una orquesta cobraban vida. Y recientemente he ilustrado un cuento infantil para la agencia 'The Root'. Entre otras muchísimas cosas. P.T. - También te dedicas a la enseñanza, cuéntame los cursos que ofertáis. R - La enseñanza ha sido una pasión tardía. Hace 3 o 4 años, descubrí con absoluta sorpresa y horror que me apasionaba enseñar, tanto como dibujar o escribir. He descubierto que es 'otra manera de contar historias' pero mucho más directa y con un contacto inmediato con tu 'público'. Es un trabajo bastante duro (si quieres hacerlo bien) pero muy enriquecedor. Enseñas y aprendes a partes iguales. Me ilusiona e intento transmitir esa ilusión a mi alumnado.

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Ahora mismo, estoy dando el Máster de Dibujo y el Máster de Dibujo y Animación 2D en 'ANIMUM - Creativity Advanced School', en Malaga. Tengo alumnos desde 20 a 60 años (más o menos) a los que guio para que se conviertan en personas creativas. P.T. - Me has comentado que te sientes bien en la enseñanza y tienes especial interés en un tema: "cómo ser creativo". ¿Crees que este concepto se puede enseñar? R - Sin duda. El problema es que a nadie ha sabido cómo hacerlo, ¡hasta ahora! ...jaja. Ha sido bastante difícil 'dar con la tecla'. Pero después de muchos años de práctica y estudio, creo haber dado con una buena forma de enseñar Creatividad, muy sencilla y dinámica. El problema está en que los conceptos parecen muy 'etéreos' (la Imaginación, la Inspiración...) pero en realidad no lo son. La verdad es que mi alumnado está muy contentos y sorprendido con esas clases. Yo también.

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P.T. - ¿Crees que el arte digital tiene futuro? ¿Tendrán que cambiar las escuelas tradicionales de Bellas Artes? R - En la Naturaleza todo cambia, todo evoluciona o desaparece. El caso de las escuelas no es distinto. Bajo mi punto de vista, no creo que el problema sea: si te enseñan a dibujar en un papel o un ordenador. Yo creo que el gran problema está en la formación de docentes y profesores. ¿Cómo puede enseñar a ser dibujante, una persona que nunca se ha ganado la Vida como profesional? ¿Qué sabe un profesor sobre el trato con los editores? ¿Sobre estudiar las tendencias del mercado laboral? ¿O sobre darse de alta en autónomos? Si queremos una formación de calidad, hay que hacer una reforma bestial del profesorado. Ahí está la auténtica revolución. Yo creo que la gente no invierte 3 o 4 años de su juventud sólo para aprender a pintar, sino que van a las universidades para ¡aprender a ser pintores! El día que los docentes descubran y entiendan ese 'pequeño gran matiz'... eso lo cambiará todo.

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Arte para recomendar (Abril de 2015)

José Manuel Velasco www.velascocom.com [email protected]

Acabó la Semana Santa, con unos resultados, a todos los niveles, realmente extraordinarios y con un tiempo envidiable que ha permitido que todas las procesiones hayan podido salir, llenando las calles de pasos y tronos, a lo largo y ancho de toda España. Sin entrar en análisis ni comparaciones, sobre el contexto social o religioso con el que se desarrolla esta tradición centenaria, lo cierto es que la mayoría son verdaderas obras de arte en si mismas, con lo que un año más hemos podido disfrutar de la maravilla de poder ver tanto arte “procesionando” por las calles. Pero la primavera continua y la posibilidad de seguir disfrutando del arte no cesa en cualquier rincón de nuestro país, así que sin más preámbulo paso a daros mis recomendaciones. Comenzamos por la capital del reino, en Madrid, en el Centro Cultural Casa de Vacas, podemos admirar la exposición “Graffiti Pop” del artista Antonio de Felipe que es uno de los artistas pop españoles más reconocidos en el ámbito internacional. Nació en Valencia en 1965 y se licenció en Bellas Artes en la misma ciudad. Esta exposición es el resultado de cuatro años de trabajo en la que el artista presenta sesenta piezas de gran formato. Graffiti Pop marca un momento de madurez del artista después de 25 años de creación. Se podrá ver hasta el 29 de abril.

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En el Museo Thyssen-Bornemisza recomiendo la exposición “ Paseo por el Amor y la Muerte” del artista surrealista belga Paul Delvaux (1987-1994), quien debe su fama, sobre todo, a sus pinturas de desnudos femeninos. A pesar de que su trabajo originalmente se veía influenciado por el postmodernismo y el expresionismo, tuvo un giro hacia el surrealismo cuando conoció el trabajo de Salvador Dalí y René Magritte. Se podrá ver hasta el 7 de junio. Y sin salir del museo, no olvidéis ver las obras que se exponen de Raoul Dufy. Pintor fauvista francés nacido en 1877, que comenzó su fama a principios del siglo XX. Desarrolló un particular estilo colorido que utilizó para pintar algunos de sus temas favoritos como barcos de vela, la Riviera francesa, eventos musicales y sociales y carreras de caballos entre otros. Se podrá ver hasta el 17 de mayo.

Y, cruzando la calle, en el Museo del Prado, no perderse la exposición de “La Colección Moderna del Kunstmuseum Basel” que presenta diez de las mejores obras de Picasso, incluyendo ocho nunca antes vistas en España. El pintor español fue director del Museo del Prado durante los años de la guerra civil, por lo que esta exhibición es una especie de reencuentro. La exposición comparte entrada con la exhibición “La Colección Moderna del Kunstmuseum Basel” en el Museo Reina Sofía, que muestra más de 100 obras del Kunstmuseum. Se podrá ver hasta el 14 se septiembre. Continuando en el Prado, recomiendo totalmente la exposición de “Rogier van der Weyden”, que está patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado. En ella podremos apreciar las mejores obras del artista, reunidas por primera vez en la historia. La exposición ha sido organizada coincidiendo con la finalización del proyecto de restauración del “Calvario” del monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La exposición se podrá ver hasta el 28 de junio.

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Si disponemos de más tiempo, en La Fundación Canal podemos admirar la obra de uno de mis artistas favoritos, Alberto Giacometti. La exposición “El hombre que mira” incluye esculturas, pinturas, dibujos e impresión. En ella se intenta entender su carrera como un todo, buscando una progresión hacia la estética personal de Giacometti en su arte. Se podrá ver hasta el 3 de mayo.

Y de Madrid nos vamos a Barcelona para recomendaros, en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) la exposición “La bestia y el soberano” que toma el título del último seminario impartido por Jacques Derrida en 2002-2003 y que profundiza en los límites de la soberanía política y en la tradición metafísica. Para el filósofo francés, la bella y el soberano encarnan las dos figuras alegóricas de lo político: la bestia supuestamente desconocedora del derecho y el soberano cuyo poder se define por su capacidad de suspender el derecho. La división ontoteológica produce una serie de oposiciones binarias de género, clase, especie, sexualidad, raza o discapacidad que estructuran relaciones de dominación. Entre los autores, destacan obras de Efrén Álvarez, Angela Bonadies y Juan José Olavarría, Inés Doujak, Juan Downey, Edgar Endress, Oier Etxebarria, León Ferrari, Ghasem Hajizadeh, Julia Montilla, Ocaña, Mary Reid Kelley,

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Jorge Ribalta, Wu Tsang, Stefanos Tsivopoulos, Viktor & Yelena Vorobyeva y Sergio Cevallos. Se podrá ver hasta el 30 de Agosto.

Finalmente nos bajamos al sur, a Málaga, donde este año hay mucho que celebrar por todos los amantes del arte y es la inauguración de dos nuevos centros de arte que vienen a ampliar la ya nutrida oferta artística que ofrece Málaga, y que ha hecho que muchos medios de información de todo el mundo, incluyendo el New York Times, están considerando que la nueva “milla de oro” del arte se encuentra ahora en el sur, en Málaga. El primero de ellos es, el recién inaugurado Centro Pompidou , al que se le llama ya, familiarmente, “El Cubo”. Es la primera sede de este museo de arte moderno fuera de Francia, representado, en sus 6.300 metros, nada menos que por piezas de Frida Kahlo , Bacon, Leger, Magritte, Ernst, Chirico, Giacometti, Brancusi, Miró, Tapies, … Y, como no, Picasso, patrón de las artes en la ciudad que lo vio nacer. Especialmente llamativas son las instalaciones de Tony Oursler, o de Christian Boltanski, y muchas más que seguro no nos dejarán indiferente y nos sorprenderán.

Como también nos va a sorprender el otro gran Museo que está ubicado en el edificio de Tabacalera, en cuyos 7.500 metros cuadrados se ha instalado una sede del Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, más conocido como Hermitage. Igual que en

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el Pompidou, se combinarán dos exposiciones temporales al año con otra permanente con los fondos de uno de los museos más visitados del mundo. Kandinski, Chagall, Rodchenko o Tatlin son algunos de los nombres más destacados que habrá en el Hermitage malagueño. Y no nos podemos ir de Málaga sin visitar el CAC donde os recomiendo visitar la primera exposición individual en un museo español de Yan Pei-Ming. Con el título de “No comment”, y comisariada por Fernando Francés, en ella podremos ver

27 pinturas del

artista francés nacido en Shangai. La mayoría de los trabajos son de gran formato y fueron realizados desde principios de siglo hasta la actualidad. Se podrá ver hasta el 14 de Junio de 2015.

Para terminar, un poco de “autopromoción”. Del 9 al 30 de abril podréis ver, en la Sala Mercado de Nerja, mi exposición “Ruptura y Cambio”, que también se ha podido ver durante el mes de marzo en Marbella. Aunadas en una sola exposición, RUPTURA Y CAMBIO, comprende las series de mis trabajos: RUPTURAS y CAMBIO CLIMÁTICO. Yo, como artista comprometido con la sociedad en la que vivo, he tratado de reflejar mis sentimientos y visiones de los problemas que más me afectan personalmente y que me inquietan como artista. En RUPTURAS, trato los problemas de la inmigración, el sida, el hambre, las pateras que vienen de África…como podréis comprobar en todos y cada uno de los títulos de las obras expuestas. En CAMBIO CLIMÁTICO, reflejo este problema tan global, que repercute y repercutirá en todos los problemas anteriores (pobreza, hambre….), tomando

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África como leit motiv , en ambas series , ya que es en este continente donde estos problemas se generan e inciden de manera más dura, sin olvidar que , de una forma u otra, y con mayor o menor intensidad, todos a nivel global, estamos afectados por ellos. El lenguaje plástico que utilizo, es un expresionismo abstracto, no exento de figuración, evolución lógica dentro de mi trabajo, siempre dentro del neoexpresionismo europeo actual. Es precisamente esta tensión moral y estética la que inspira mi actual momento expresivo, el humanismo radical animado por un principio artístico esencial, donde el color tiene como destino y función actuar, no solo, sobre la emoción sino, también, sobre la conciencia. Asimismo las formas no se agotan al ser percibidas sino que provoca e inician un amplio proceso estético, de gran complejidad

psicológica,

interpretado

con

ética

libertad

e

intelectual.

expresionista,

El

auspicia

color, una

comprensión artística de la realidad que reúne y vivifica bajo la mirada aspectos de lo humano y lo animal, lo mismo que los espacios

de

la

memoria

salvados

por

esa

cualidad

comprensiva y única que le otorgo a lo pictórico, forma esencial y superior del humanismo que profeso. La renovada lección del compromiso respira en mí creación, confiando al color la expresión de la visión, el desciframiento de la estructura de la realidad y la experiencia más profunda del mundo sensible que me rodea. Espero que estas recomendaciones os sirvan de motivación para seguir intentando ver todo el arte que os sea posible. JOSÉ MANUEL VELASCO

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Arte El artista y la modelo: arte en vivo © José Manuel Portero

Pablo Rodríguez Guy siempre consigue sorprendernos, en esta ocasión con una performance realizada en el salón de exposiciones de la Finca El Portón, en Alhaurín de la Torre donde, además, nos deja una rica y variada muestra de sus últimas obras. Desde la prehistoria, el artista ha necesitado de un soporte sobre el que poder expresarse, bien sea la pared irregular de una caverna, o un trozo de madera, una piel curtida de animal o, en la actualidad, los últimos materiales sintéticos. A Pablo, que es un hombre comprometido con la ecología, siempre le he visto utilizar materiales acordes con esa premisa: lienzos usados, papel maché fabricado por él mismo con restos de periódicos, tablas recicladas, raíz de olivo..., todo aliñado con pigmentos elaborados en la propia “cocina” del artista. Para los que le conocemos, sabemos de su preocupación y amor por conseguir integrarse en la naturaleza y esa búsqueda le ha hecho viajar por los cinco continentes para tratar de encontrar la esencia de las gentes, fundirse con ellas y después, o a la vez, poder expresarlo de forma plástica en uno de sus cuadros, que son cuadros vivos, llenos de luz, de color y calor, de movimiento, como la propia tierra, la naturaleza de la que se alimenta. En esa continua búsqueda de identidad que todo artista lleva consigo y que es lo que siempre ha distinguido a los genios, Pablo ha

dado un paso más ofreciéndonos a los privilegiados que hemos tenido la oportunidad de asistir al acto, una pintura en vivo donde las bellas formas de Ingrid, la modelo, dejan de ser el objeto en sí, (la expresión clásica por la cual el artista dibuja en el lienzo o esculpe en escayola el cuerpo de la mujer), para convertirse en sujeto del arte, porque ahora la mujer es la propia obra, escultura magnífica, manipulada, transformada y pintada por el artista. Y todo a la vista del público asistente. Puro arte vivo, el de la modelo, y en vivo, el del pintor. Mi admiración por Pablo va en este caso también pareja al sentimiento hacia Ingrid, la bellísima modelo que prestó su cuerpo para la ocasión. Para una chica no debe ser nada fácil posar casi desnuda ante un grupo numeroso de público que, no solo está pendiente de sus gestos, sino que además está sintiendo su piel tocada inevitablemente por las manos del artista. Sin embargo, Ingrid supo superar la situación con sus gráciles y delicados movimientos llenos de sensibilidad tal que nos hacía parecer que estuviera ingrávida, flotando en el espacio. Una noche redonda a la que contribuyó el arpista Juan Ramón Hernández, poniendo la música, y la buena organización por parte de la Delegada de Cultura del Ayuntamiento y el personal a su cargo, en un marco incomparable como lo es la Finca El Portón. ¡Felicidades a todos!

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La Otra realidad

MAGIA VERDADERA Y MAGIA FALSA (III) Mariano José Vázquez-Alonso

Continuando con nuestro tema de referencia diremos hoy que, según la definición que dan los hermetistas clásicos, magia verdadera sería aquella que, utilizando objetos y medios adecuados, conforma sus prácticas a las normas trazadas por claves establecidas. Por el contrario, la falsa magia sería una especie de parodia de la anterior. Los objetos que se utilizan en esta última no son más que una mera imitación de los verdaderos –u objetos regulares, como los definen los hermetistas-, y las ceremonias que se realizan se limitan a mostrar un vago parecido con los ritos auténticos.

Existe también una magia fantástica, en cuyas operaciones se utilizan objetos parecidos a los denominados regulares, pero que sin embargo carecen de sentido propio. Al mismo tiempo, los ritos que se emplean en ella no son otra cosa que meras gesticulaciones carentes de la profundidad necesaria.

La magia, como sinónimo de

conocimiento y de poder, trata de escrutar la

Naturaleza, procura interpretarla y se afana en ponerla al servicio del individuo. Esta propuesta ideal quedó realizada en el Renacimiento, época en la que se establecieron dos principios básicos: “Saber es poder” y “Seguir a la Naturaleza para dominarla”. A tal fin, la magia auténtica y verdadera utiliza métodos experimentales, y principios y bases de observación y experimentación.

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En pleno Renacimiento italiano surgió una gran figura, Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494), que estableció muy claramente la distinción entre esta magia verdadera, a la que él equipara con la sabiduría, y la magia falsa que considera puro engaño.

Merece la pena que, para finalizar este apunte sobre la magia, dediquemos unas líneas a este gran personaje del Renacimiento que acabamos de mencionar, ya que además de interesarse por la filosofía escolástica y de procurar recuperar el verdadero papel del humanismo, que consideraba deteriorado y convertido simplemente en un mero ejercicio literario, Pico della Mirandola se interesó profundamente por las ciencias herméticas y ocultas, siendo verdaderamente notable su admiración por la magia a la que consideraba “el punto máximo de la filosofía natural”. Para él la magia permite al hombre aprehender el vínculo de “simpatía” existente entre las distintas partes del Universo, “la contemplación más alta de las cosas más secretas y, por último, el conocimiento de toda la Naturaleza”. Afirmaba Pico della Mirandola que la magia más que hacer milagros sirve fielmente milagros a la Naturaleza; y que la admiración que genera en el hombre frente a la obra de Dios le impulsa más hacia la fe.

La obra de este gran humanista ejerció una considerable influencia sobre personajes de la talla de Tomás Moro o de Johannes Reuchlin. Muy joven aún, con poco más de treinta años, Pico della Mirandola murió envenenado.

Finalizamos aquí estos comentarios que hemos venido haciendo sobre la magia, insistiendo una vez más en el hecho de que es conveniente saber diferenciar entre lo que es la verdadera y la falsa magia, ya que ésta última se encuentra fuertemente vinculada con la superstición y no constituye más que una versión caricaturizada de lo que los hermetistas consideran una “ciencia suprema”.