interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 305

305

Edipo, estructura y vigencia Fernando Orduz1

¿Por qué la nominación de “estructura”? ¿En qué momento las palabras originales con las que Freud abordó el Edipo dejaron de tener vigencia? Conceptos como “fases de la organización de la sexualidad” o “complejo”, con las que hacía referencia a la noción edípica, ¿desparecieron de la superficie del lenguaje de la comunidad analítica? Tan sólo me lo pregunto a propósito de la enunciación del tema: “estructura y vigencia”. ¿Podría imaginar esta misma problematización en la comunidad psicoanalítica de la primera mitad del siglo XX? Creo que mi pregunta apunta hacia una respuesta negativa. ¿Qué operó, como efecto de algún concilio o sínodo de la comunidad psicoanalítica, que de alguna manera alteró una cierta forma de nombrar o representar lo planteado por Freud? ¿Qué dejó de tener vigencia en esas acepciones originarias de Freud que llevaron a la adopción de nuevas nominaciones como la de “estructura”? Contextualizo estas preguntas dentro de un marco de referencia que es la cita de Freud al inicio de su escrito Los instintos y sus destinos (1915) (¿debería decir: las pulsiones y sus vicisitudes?): “el progreso del conocimiento no tolera tampoco la inalterabilidad de las definiciones. Como nos lo evidencia el ejemplo de la física, también los ‘conceptos fundamentales’ (p. 2037) fijados en definiciones experimentan una perpetua modificación del contenido”. Quiero resaltar que los conceptos tienen una cierta movilidad y que en psicoanálisis no se cierran los conceptos en definiciones sino que abren campos problemáticos o dinámicos. En ese sentido, la nominación Edipo puede devenir de mito a tragedia en la antigua Grecia, así como perfectamente puede devenir de complejo u organización a estructura en el moderno psicoanálisis. De hecho, ya que menciono la noción de mito, esta acepción bajo la idea de LéviStrauss implica que un mito adquiere sentido en tanto es narrado desde y para una contemporaneidad. Un mito no tiene sentido en tanto narración fija como lo hace la escritura, sino en tanto narración viva, en tanto oralidad que hace presencia. Un mito se asemeja mas a la palabra que rueda por un diván, un discurrir, una dis-cursividad, que la palabra cosificada en la escritura. De ahí que la vigencia de un concepto estaría, de alguna manera, supeditada a una especie de remake permanente. ¿Qué permanece y que cambia en esta re-escenificación del mito? ¿Cómo se reescenificó en la Grecia antigua o como se re-escenifica en el psicoanálisis contemporáneo? La sola pregunta, de hecho, ya está inscrita en una visión estructural: ¿qué permanece a través de los cambios?, ¿qué relaciones se sostienen en la variabilidad de los 1. [email protected] / Psicoanalista. Miembro Titular de la Sociedad Colombiana de Psicoanálisis.

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 306

306

Revista de Psicoanálisis l Tomo LXXl Nº 2/3 l 2014

enunciados? Si juego al estructuralismo, el núcleo invariante en el Edipo es la relación entre tres que organiza las relaciones familiares al interior de cada sujeto. Una forma triangular en la que se sostienen mil y una configuraciones de acuerdo a las necesidades de cada época, de cada intérprete, de cada paciente, de cada analista. Los contenidos que rellenan dicha estructura son hijos de cada época, hijos de un devenir de padres, que fueron configurando un contenido narrativo en torno al Edipo, y no me refiero al complejo, sino a lo que cada teórico organiza en torno a esta triangularidad. ¿Por qué Freud, asumiendo la triangularidad familiar clásica: padre-madre-hijo, optó por denominarla Edípica? La pregunta la realizo porque releyendo algunos pasajes de ciertas obras observo una vacilación de Freud, específicamente en dos textos: una Carta a Fliess, de 1987, y en su obra, Los personajes psicopáticos y el teatro, escrita en 1905 y publicada en 1942. En mayo de 1897, Freud estaba organizando una estructura para pensar la histeria, pero nuestro protopadre no usaba obviamente esta palabra tan sesentera. Freud usó la palabra “arquitectura” de la histeria, y en dicho texto observaba cómo se configuraban los impulsos hostiles en un sistema de espirales y desplazamientos. En dicha carta a Fliess también planteaba que la cultura se construía como una progresiva renuncia al incesto (mencionado como elemento antisocial en el texto). En octubre del mismo año, en otra carta a Fliess, en pleno autoanálisis de algún sueño en el cual explora un armario vacío, le menciona el amor hacia la madre y el celo hacia el padre. Hablando de esta situación comenta que este hecho le ha permitido comprender el hechizo que provoca la obra literaria Edipo Rey. Reconoce en dicha obra una realización de deseos (estamos un par de años antes de la interpretación de los sueños) y el horror que suscita en el espectador-lector ver esta “compulsión del destino”. Acto seguido, dice que también esto le ha permitido entender “fugazmente” que lo mismo acontece con el Hamlet: “algo llama mi atención: no me refiero a las intenciones conscientes de Shakespeare… su propio inconsciente comprendía el inconsciente de su protagonista”… y a renglón seguido dice: “Como explicaría el histérico Hamlet…”. ¿Por qué se queda Freud con el drama que pone al protagonista a luchar contra fuerzas del destino que lo exceden y no con el drama que habla de las fuerzas internas e inconscientes?¿Por qué se queda con Edipo en vez de Hamlet? ¿Por qué se queda con el mito del asesinato del padre y no con la sombra del padre que insta a la venganza de un asesinato? ¿Qué lleva a Freud a optar por un acto inintencionado en vez de un deseo inconsciente reprimido? Mientras en Edipo reconoce unas fuerzas del destino, en Hamlet reconoce unas fuerzas que provienen del inconsciente, ¿no es lógico que se hubiera quedado con el fugaz pensamiento de Hamlet entregado a pugnas internas y no con el estructurado pensamiento de una obra que nos entrega a fuerzas exteriores? Este hecho vuelve a emerger al leer el segundo texto que menciono, Los personajes psicopáticos y el teatro (Freud, 1905-1906). En este texto, Freud dice que el drama ha

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 307

Fernando Orduz

tenido una evolución: de luchar con fuerzas divinas o del destino ha derivado en una lucha con fuerzas sociales y luego en una lucha entre caracteres o personalidades. Señala que hay un momento en que esa lucha se interioriza, se hace psicológica, y habla de la pugna entre el amor y el deber tan conocido en la ópera (¿en qué ópera estaría pensando Freud?, ¿en los nibelungos de Wagner?). Dice Freud que de ahí surge una infinita variedad de situaciones conflictuales: “tan infinitas como las fantasías eróticas humanas”. Lo llamativo es que finalmente llega al drama psicopatológico, en el cual un motivo consciente pugna con un motivo inconsciente que se mantiene reprimido. En ese momento del escrito, Freud evoca a Hamlet para mostrar cómo un hombre puede, a través de sus actos, llegar a realizar la liberación de un deseo contenido. ¿Por qué, insisto, si el drama más psicopatológico es Hamlet, opta finalmente por el conflicto dramático del hombre con las fuerzas del destino, que es Edipo?

Filiaciones y nombre del padre ¿Para qué seguir manteniendo el nombre de Edipo (el nombre del padre)? En el mundo griego, algunos dioses pasaban de una cultura a otra, Dioniosio, por ejemplo, provenía de Lidia. Algo similar parece acontecer con Edipo. Ha sido importado de la tragedia griega al mundo psicoanalítico y ese nombre hoy en día nos da una pertenencia o un sentido de filialidad. Hamlet siguió conservando su lugar en la Inglaterra isabelina. Pero Edipo fue adoptado por nuestro saber y arropó como nombre la organización de las tensiones de las relaciones familiares clásicas, entiendo por clásica la noción de padre, madre, hijo. La disciplina psicoanalítica ha constituido una formación que tiene como modelo un padre: Freud, y un engendro que lo representa: Edipo, concepto fundamental de nuestras discusiones. Lo que el Edipo organiza o estructura en el psiquismo de alguna manera acontece con la teoría. No sé qué tanto estemos dispuestos a renunciar a esa nominación que nos da un apellido, una filiación. Lo que intento decir es que tanto como organización administrativa, como teóricamente, lo que nos lega (o lo que nos encubre) la noción de Edipo es una relación de tensión con el padre, ora deviene rivalidad, ora deviene sometimiento. En la mayor parte de los casos clínicos expuestos en la primera tópica, todo el universo explicativo de Freud, más allá de la noción de Edipo, pareciera estar gobernado por el complejo paterno, por las pasiones que se desatan en relación al padre. Dora y su conflicto amoroso con el padre encubierto por su relación con K; Juanito enfrentando un padre como amenaza al hace-pipi; Schreber deseando amorosamente al temido padre y tomando una actitud femenina frente a él; Lanzer organizando una obsesión fruto de la relación ambivalente amor-odio hacia el padre, reencarnando su historia de amor indebida. En todos ellos lo que encontramos es una organización psíquica en torno a lo que el padre como referente nuclear desencadena. En la mayoría

307

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 308

308

Revista de Psicoanálisis l Tomo LXXl Nº 2/3 l 2014

de los casos que nombro (excepción hecha de Juanito), la presencia de la madre, el relato de las tensiones con la madre, es algo tangencial y, para ser más extremo, creo que hace parte de la utilería de la puesta en escena del conflicto con el padre, del complejo paterno. Hago hincapié, o resalto, que hablo de lo que Freud privilegia en la lectura analítica de estos casos clínicos (no lo que otros autores han dicho después en relación a los casos clínicos de Freud), porque cuando teoriza deja entrever el asunto del amor hacia la madre y la rivalidad con el padre, pero en la explicación de los casos esto no es muy diáfano y opta más por hablar de complejo paterno. Retomo el mito de Edipo para ejemplificar lo que planteo: lo que desencadena la tragedia del hijo es el “pecado” que se transmite como castigo generacional. En el caso del mito en cuestión, tiene que ver con la acción del padre, con la acción de Layo sobre Crisipo, con el rapto y la violación del primero hacia el segundo, y el castigo que se emite hacia Layo. Eso es lo que Edipo hereda, una conflictiva que no es la suya sino la del padre a la manera de lo que acontecerá con Ernest Lanzer. En Edipo, como en Hamlet, es la sombra del padre la que recae sobre el yo. El asesinato al padre, sea como Hamartia en Edipo (error trágico del héroe), sea como venganza que insta el padre de Hamlet, es el desencadenador dramático de las dos historias. Venganza hacia el padre es como lee Freud el segundo sueño de Dora. En 1928, en su texto sobre Dostoievsky y el parricidio, Freud agrega Los hermanos Karamazov a sus referentes literarios. Menciona que cualquiera de esas tres joyas de la literatura (Edipo, Hamlet, Karamazov) podría nominar el complejo de las relaciones amor-odio familiares. Pero, insisto, el eje narrativo en las tres es el parricidio. Dice Ivan Karamazov: “Todos somos culpables de la muerte del padre, todos: Mitia, yo, Smerdiakov, todos vosotros, porque todos deseamos su muerte; todos somos parricidas”. El parricidio es lo que el Edipo como complejo cubre.

Complejo Quisiera hacer un paréntesis y aclarar algunos aspectos en relación a la idea de complejo. Complejo no es exactamente esa connotación de sujeto inhibido, tímido, matoneado, que en ocasiones desplaza la denotación etimológica de multiplicidad. Complejo se opone a simple, haciendo referencia a la convergencia de una serie de fuerzas que tienen direcciones diversas, sentidos contrarios. Si me remonto a las especulaciones sobre el principio de la estructuración del psiquismo, podría suponer que la mente primigenia no es exactamente algo cercano al orden de una estructura organizada. Supongo una mente con una serie de tensiones autónomas, sin lazos de interdependencia. Pero en algún momento de esta experiencia “caótica” hay momentos de organización de la experiencia, en la cual alguna zona erógena hace masa e interviene como

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 309

Fernando Orduz

cierta fuerza de gravedad sobre las otras. Momentos de organización dentro de un marco de inestabilidad. Es decir que el centro que organiza se deshace para adquirir un nuevo centramiento en alguna otra zona corporal. Edipo es el nombre que Freud daría a posteriori a lo que se pone en juego cuando lo fálico se convierte en uno de esos momentos que configuran fases de organización de la experiencia libidinal del cuerpo. Es decir que al centrarse la acción corporal del infante en cierta zona de su cuerpo, muchas tensiones tienden a condensarse en torno a ese punto, un nodo, en donde convergen los diversos hilos que han ido constituyendo la sexualidad sobre la que se constituye la subjetividad. Lo interesante de la noción de complejidad es que permite reunir el par afectivo amor-odio en combinatorias ambivalentes en la relación con los padres, junto con la configuración de identificaciones y elecciones amorosas, con el interjuego de la disposición bisexual, con la reorganización de experiencias de otras zonas (orales, anales, visuales, táctiles, masturbatorias). Un punto que anuda, como decía al principio, pero que desaparece. Punto de confluencia que desaparecerá para permitir emergencias nuevas o una cosificación que marcaría el destino de la neurosis.

Tragedia parricida Es paradójico que aclarando el nivel de complejidad del universo que encubre lo edípico, me quede con la línea del complejo paterno que de alguna manera reduce o simplifica. Pero voy a insistir en el complejo paterno porque a nivel institucional y de construcción teórica es un hilo narrativo que, igualmente, hace convergencias. Además, es lo que el enunciado del panel evoca, provoca, invoca: la filialidad a un concepto, su vigencia, o ¿decadencia? Preguntarse por la vigencia de la noción implica de alguna manera estar reafirmando nuestra relación con el padre. Rebelión o sometimiento frente al padre. Parricidio o veneración. Destrucción o identificación con el ideal. La pregunta por la vigencia encubre de alguna manera nuestra relación ambivalente con la figura paterna, con lo que nos lega, hereda, genera. Si somos generosos, acatamos, hacemos vivir al padre. Si matamos al padre, la estructura unitaria se desestabiliza, se revierte el orden en caos, la exclusión o la marginalidad se convierten en sanciones de dichos actores o de dichos impulsos. Cuando se preserva al padre se invoca el orden, se gestan procesos que oscilan entre la inclusión y la alienación. Un pueblo súbdito, sometido al padre, exige la emergencia autoritaria de un tirano. En el derecho romano había una ley fundamental en su organización: el pater familias. Roma entregaba los derechos a una persona de la casa, quien tenía el dominio y la voluntad de ejercer libre y legalmente: el padre. El poder de la vida y la muerte de sus hijos, esposa, esclavos, estaba bajo su mano (sub manu).

309

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 310

310

Revista de Psicoanálisis l Tomo LXXl Nº 2/3 l 2014

El padre era intocable, no importaba la edad de los hijos mayores. Sólo la muerte del padre permitiría a uno de ellos ser el capo de la familia. ¿Cuántas veces el deseo no habrá tocado y asesinado a ese pater familias? La historia de Roma está llena de esas historias fratricidas que de alguna manera estaban condensadas en la misma ley y, tal vez, el asesinato del Pontifex Maximus, Julio César, puso en escena dicho parricidio fundamental. Todo mito tiene una puesta en acción, el ritual, mencionaba Durkheim. De alguna manera, la tragedia griega, en tanto representación ritual, daba escenificación a los deseos asesinos. Como espacio de representación debió llamar la atención de Freud. Un dato que me parece curioso. En Roma hay una cierta decadencia del teatro, la representación deja de significar y emerge el acto como presencia real: el circo romano sustituye como lugar de escenificación al teatro griego. Grecia representa, Roma actúa. Entre esos dos polos se moverá el ser moderno, en ocasiones teatraliza, en otras el impulso desborda la contención de la representación y emerge como acto. En el mundo moderno pasamos de ver melodramas en la pantalla televisiva a ver el espectáculo “real” en las páginas de los periódicos. Pero el magnicidio, como figura del asesinato del padre, no sólo instituye el imperio romano, también instituye la modernidad y se reedita cada cierto tiempo, desde la decapitación de Luis XVI, pasando por la emergencia de la Primera Guerra con el asesinato del archiduque Francisco Fernando. Del otro lado del hemisferio, los talibanes derribaron los Budas de Bamiyán, mientras Al Qaeda derrumbaba los símbolos del imperio capital. Cada tanto, algún tirano que se asume como padre (la ley soy yo) es decapitado por la horda fraterna. En cada momento, al interior de la familia moderna un padre presiente que la acción de un hijo lo va a hacer desaparecer de la faz de la tierra: “Me vas a matar de un paro cardíaco”, dice el padre a su hijo adolescente que se rebela frente a su Imago. La modernidad está basada en la noción de crisis, dice Marshall Berman, ello implica que cada nueva generación en la vida contemporánea pone en cuestión los cimientos de la generación anterior. Las estructuras sólidas se deshacen permanentemente, los códigos se destruyen para rehacerse para volver a ser deshechos. ¿Cómo negar la vigencia de esta estructura edípica que asiste, que insiste como acto o representación en la cultura? La tragedia emerge con la hybris, el momento en que algo contenido hace éxtasis. La tragedia podría ser pensada como ese momento en que la re-presentación se hace acto. Edipo, Hamlet, Karamazov, como la planteara Freud en el 28, cualquiera de las tres nos permitiría entender que hay muchas formas que el complejo paterno toma al interior de la configuración. ¿Cuál es la desmesura en Edipo? ¿Es el cumplimiento del destino parricida? Creo que en Edipo hay una cierta in-sistencia en la necesidad de saber sobre su ex-sistencia, esa que lo lleva a preguntarle al pastor mientras Yocasta prefiere el silencio: “¡No, por los dioses! Si en algo te preocupa tu propia vida, no lo investigues. Es bastante que yo

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 311

Fernando Orduz

esté angustiada”. De ahí que además de la marca que Edipo porta como destierro esté la marca de la ceguera. Hamlet se ve avocado a la venganza, en la tragedia isabelina las fuerzas externas se incorporan. La tragedia moderna emerge con la conciencia de sí, con la emergencia del yo, la fuerza unitaria del destino edípico hace ambivalencia en el inicio moderno: ser o no ser. Pero igual Hamlet actúa, realiza el deseo, a pesar de la ambivalencia. En Dostoievsky, el acto no recae sobre ninguno de los tres hermanos: ni Ivan, ni Alioscha, ni el acusado Dimitri, pero pareciera que todos, por el hecho de desearlo, comparten el acto realizado por Smerdiakov, el hijo ilegítimo de Fiodor.

Resumen El autor parte del cuestionamiento de la acepción de Edipo como denominador de la complejidad de las relaciones familiares al interior de la obra de Freud. Muestra en determinados momentos de dicha obra los titubeos, las dudas de Freud, para nominar estas complejas relaciones con el nombre de Edipo en comparación con la tragedia de Hamlet y con Los hermanos Karamazov. Paralelamente a este cuestionamiento, reflexiona sobre la noción de complejo y sobre la relevancia que Freud da al complejo paterno como elemento nodal del Complejo de Edipo. Aunque el trabajo no apunta a una conclusión, sí pretende plantear que los conceptos de Freud, tal como él los enunció, no son definiciones fijas, sino que deben estar replanteándose de forma continua. DESCRIPTORES: EDIPO / ESTRUCTURA / MITO / COMPLEJO DE EDIPO / COMPLEJO PATERNO

Summary Oedipus, structure and validity The author starts off with the questioning of Freud’s conception of Oedipus as a denominator of the complexity of family relations in the innermost part of Freud’s works. He shows Freud’s hesitations, his doubts to name these complex relations Oedipus in comparison with Hamlet’s tragedy and The Karamazov Brothers. Parallel to this questioning, he reflects upon the notion of complex and upon the importance Freud gives to the father complex as key element in the Oedipus complex. Although the paper does not aim at a conclusion, it does intend to present Freud’s concepts the way he enunciated them. They are not static definitions, and therefore must be continuously reconsidered. KEYWORDS:

OEDIPUS / STRUCTURE / MYTH / OEDIPUS COMPLEX / FATHER COMPLEX

311

interior apa julio_Layout 1 8/13/14 9:07 AM Page 312

312

Revista de Psicoanálisis l Tomo LXXl Nº 2/3 l 2014

Resumo Édipo, estrutura e vigência O autor parte do questionamento da acepção de Édipo como denominador da complexidade das relações familiares na obra de Freud. Mostra, em determinados momentos, as vacilações e as dúvidas de Freud para nomear estas complexas relações com o nome de Édipo, comparando com a tragédia de Hamlet e com Os Irmãos Karamazov.  Paralelamente a este questionamento, faz uma reflexão sobre a noção do complexo e sobre a importância que Freud dá ao complexo paterno como elemento nodal do complexo de Édipo. Embora o trabalho não pretenda apresentar uma conclusão propõe que os conceitos de Freud, tal como foram enunciados por ele, não são definições fixas, mas devem continuamente ser revistas. PALAVRAS-CHAVES: ÉDIPO / ESTRUTURA / MITO / COMPLEXO DE ÉDIPO / COMPLEXO PATERNO

Bibliografía Aristóteles (2010). Poética, Bogotá, Panamericana Editores. Dostoievski, F. (2006). Los hermanos Karamazov, Buenos Aires, Colihue Clásica. Freud, S. (1887-1902). Los orígenes del psicoanálisis. Obras Completas, tomo III, Madrid, Biblioteca Nueva. — (1905-1906). Los personajes psicopáticos en el teatro. Obras Completas, tomo II, Madrid, Biblioteca Nueva. — (1915). Los instintos y sus destinos. Obras Completas, tomo II, Madrid, Biblioteca Nueva. — (1927-1928). Dostoievsky y el parricidio. Obras Completas, tomo III, Madrid, Biblioteca Nueva. Shakespeare, W. (2012). Hamlet, Madrid, Nordicalibros. Sófocles (2009). Edipo Rey, Madrid, Ediciones Cátedra.