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“LAS CALLES DE LA INDEPENDENCIA” de Adrián Di Stefano Personajes: La Nieta El Abuelo (Medrano) Pueyrredón Godoy Cruz Bulnes Laprida Gallo Boedo Doña Francisca Carmen LA ACCIÓN TRANSCURRE EN UN AMPLIO HALL QUE NOS REMONTA IMAGINARIAMENTE AL ÁMBITO DE LOS RECUERDOS QUE NOS ACERCAN A LA CÉLEBRE CASA DE TUCUMÁN EN DONDE SE FIRMÓ EL ACTA DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA. UNA MESA ALARGADA CIERRA A FORO EL CENTRO DE LA ESCENA, CON SENDOS SILLONES QUE LO PRECEDEN Y ESCUDO CON BANDERAS. SILLAS EN AMBOS LATERALES Y ENTRADAS DERECHA E IZQUIERDA QUE COMUNICAN CON ESPACIOS INTERIORES. MACETAS Y FLORES ADORNAN EL AMBIENTE. I CUADRO: (AL INICIARSE LA ACCIÓN SE ENCUENTRA EL ABUELO SENTADO EN UNA SILLA E INGRESA LA NIETA) NIETA.- Abuelo, ¿Vos tenés algo que ver con los hombres que declararon la Independencia? ABUELO.- Soy mayor pero no es para tanto. NIETA.- Te lo pregunto en serio. ABUELO.- No me lo podés preguntar en serio. NIETA.- ¿Por qué? ABUELO.- ¿Cuántos años tengo? NIETA.- Mamá dice que tenés noventa y cinco… ABUELO.- Setenta y cinco. NIETA.- ¡Ponele! ABUELO.- Bueno, hace la cuenta. Estamos en dos mil dieciséis. ¿En qué año nací? NIETA.- Ayudame. ABUELO.- Yo nací en el año cuarenta y uno. NIETA.- Entonces naciste después de la declaración de la Independencia. ABUELO.- Bastante después. Porque yo nací en mil novecientos cuarenta y uno y la Independencia fue en el dieciséis. NIETA.- Menos de treinta años. ABUELO.- En mil ochocientos dieciséis.

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NIETA.- ¡Ah, entonces se cumplen doscientos años! ABUELO.- ¡Claro! ¿Qué pensabas? NIETA.- Hablaban de centenario. ABUELO.- ¡Bicentenario! Al igual que de la Revolución de Mayo que hace unos años se cumplieron también doscientos años. ¿Te acordás que fuimos a Plaza de Mayo a festejar? NIETA.- ¿Y ahora también vamos a ir a Plaza de Mayo? ABUELO.- No, porque ahora tendríamos que ir a Tucumán. NIETA.- Y vamos con la bici. ABUELO.- Había que haber salido el año pasado. ¿Sabés lo que tardaríamos en llegar si vamos en bici? NIETA.- ¿Y acaso en mil ochocientos dieciséis existían los trenes, micros o los coches? ¿Cómo viajaban? ABUELO.- En caballos o en carretas. NIETA.- ¿Y cuánto tardaban? ABUELO.- ¡Mucho, tenés razón! NIETA.- Vos en caballo no podés ir. ABUELO.- No empecemos. NIETA.- En bici tampoco. ABUELO.- Caminando tampoco. NIETA.- O sea que vos no hubieras podido ir. No van a poner tu nombre en ninguna calle. ABUELO.- ¿A eso querías llegar? NIETA.- No; solo te preguntaba porque mi compañero de banco se llama Pablo. ABUELO.- Y vos te llamás Ethel. NIETA.- Pero el apellido de él es Godoy Cruz. ABUELO.- Y el tuyo Medrano. NIETA.- Y bueno, por eso te preguntaba. ABUELO.- No te entiendo. NIETA.- Si no fuiste vos, con otro nombre, tu padre o tu abuelo pudieron haber sido. ABUELO.- ¿Haber sido qué? NIETA.- Diputado por Buenos Aires. ABUELO.- ¿Quién fue Diputado por Buenos Aires? NIETA.- Pedro Medrano. ANUELO.- ¿Y tu amigo qué tiene que ver? NIETA.- Hijo o nieto de Godoy Cruz, Diputado por Mendoza. ABUELO.- ¿Quién te dijo? NIETA.- El Acta de la Independencia. ABUELO.- A ver. Mi padre nació en 1914. El padre de él imagino treinta años antes. Estamos alrededor de mil ochocientos ochenta. O sea que quien tuviera treinta años promedio en mil ochocientos dieciséis tendría que haber nacido en mil setecientos ochenta. ¡Un siglo antes! NIETA.- ¡Estamos muy lejos de ser Patriotas! (SALE) ABUELO.- (SE QUEDA PENSATIVO EN SILENCIO) Tal vez tenga razón. A la espontaneidad de los jóvenes no hay cómo responderle. ¿Quién puede ser hoy Patriota? Los hubo y muchos. Pero cuando cuenten la historia actual, ¿a quién se recordará como verdadero Patriota? A Leloir, Favaloro, Sábato seguramente. Pero habría que ver quién cuenta la historia. En algo puede tener razón mi nieta. Mi apellido es Medrano. Tendría que

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averiguar si algún predecesor no pudo haber sido de la familia de los Medrano. Mi abuelo era oriundo de Buenos Aires. Esta criatura me clavó una espina. (SE LEVANTA Y CAMINA POR TODO EL ÁMBITO COMO SEÑALANDO CADA ASIENTO) ¿Cómo habrá sido aquel nueve de julio de mil ochocientos dieciséis? Cuenta la historia que no llovía como en los días de mayo de seis años antes. Era un día soleado y aunque julio era pleno invierno, la temperatura era muy agradable. Era miércoles, pero parecía un domingo (ENTRA PUEYRREDÓN Y DIALOGA CON ÉL COMO EN UN PASO Y MEZCLA DE TIEMPOS) PUEYRREDÓN.- Mi estimado Medrano, me voy a Córdoba. ABUELO.- (COMO ASUMIENDO EN UNA SIMBIOSIS DE PERSONAJES LA POSTURA DE MEDRANO) ¿Tan pronto? Esta noche habrá baile. PUEYRREDÓN.- Lo sé, pero me espera el General. ABUELO.- No lo voy a poner en un aprieto. Se dice que su reunión con el General San Martín es secreta y no creo que dure menos de dos días. PUEYRREDÓN.- Más va a durar cruzar los montes y montañas y navegar mar adentro. ABUELO.- No se sienta obligado a decirme más. Esta noche el General Belgrano será el protagonista del baile. Y no querrá sacarse su gorro frigio como el mejor símbolo de la libertad. Como seguramente nadie lo querrá hacer. PUEYRREDÓN.- Es un justo reconocimiento su nombramiento como Jefe del Ejército del Alto Perú. ABUELO.- Pero esta noche seguramente no se despegará de Dolores Helguera. PUEYRREDÓN.- Se dice que llegará a ser su futura esposa. Al menos su deseo de una monarquía tendrá su premio. ABUELO.- ¿A qué se refiere? PUEYRREDÓN.- Esta noche se elegirá a una niña de entre las más distinguida y se habla de una rubia de tan solo nueve años de edad que se distingue entre las demás. Apuesto mi nombramiento a que Lucía Araoz será la futura “Rubia de la Patria”. Toda una Reina. ABUELO.- Y porqué no, “la novia de la Patria”. Aunque Tucumán está llena de mujeres hermosas. Va a ser una elección muy reñida. PUEYRREDÓN.- El Gobernador Araoz no se conforma con una fiesta privada. Quiere una fiesta para todo el pueblo y es tan cabeza dura que se va a salir con la suya. Amigo Medrano, hoy todo es alegría. Todo es una fiesta. Pero me preocupa esta Patria. Es demasiado grande y somos demasiados pocos. A usted y a mí nos costó mucho subir desde Buenos Aires y San Luis, y los que venimos de allí, pasando frío y comiendo a la ladera del camino, los que venimos en carretas o en caballos, los que dormimos mal y alimentándonos gracias a los buenos vecinos, hemos hecho un enorme sacrificio. ABUELO.- Tal vez algún día las distancias se acorten. (ENTRA GODOY CRUZ) GODOY CRUZ.- La casa de Francisca Bajón de Laguna se hará famosa. Por momentos pensé que iba a explotar. Se dieron cuenta que no hubo votación. Todos de pie entre vítores y aplausos. ¡Cuánta emoción! Una pena que este recinto no esté lindante con la calle. Faltó el pueblo para acompañarnos. La Pulpería del frente de la casa nos separa. PUEYRREDÓN.- Don Godoy Cruz, lo vi muy enfervorizado. GODOY CRUZ.- ¿Y usted no? ¿O no leyó atentamente las cartas que me mando de mi Mendoza natal, el General San Martín? PUEYRREDÓN.- ¡Una y mil veces! (SALE PUEYRREDÓN. GODOY CRUZ LE ENTREGA UNA HOJA AL ABUELO)

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ABUELO.- (LEYENDO) “Hasta cuándo tenemos que esperar para declarar la Independencia. ¿No les parece una cosa ridícula, acuñar moneda, tener bandera y escarapela y hacer la guerra al soberano de quien dependemos? Nos tratan de insurgentes, pero para los hombres de coraje se han hecho las empresas…” Sabias palabras las del General. GODOY CRUZ.- Hombre terco y cabeza dura querrá decir. Inmediatamente le contesté: “General, declarar la Independencia no es soplar y hacer botellas”. ABUELO.- No lo es sin duda. GODOY CRUZ.- Claro, pero para él no valen razones y en seguida me replicó: “Es más fácil declarar la Independencia que el que haya algún americano que haga una sola botella”. ABUELO.- Hombre, a ingenio no hay quien le gane. Además sabe que necesita ser parte de una nación soberana para cumplir su objetivo de cruzar la cordillera y llegar a Chile y luego al Perú. De no ser así serían tomados por unos rebeldes en contra de la ley. GODOY CRUZ.- Ingenio, coraje, hombría de bien y espíritu de sacrificio. Me honra la confianza que deposita en mí. ABUELO.- No cualquiera dona su casa para instalar una fábrica de pólvora. GODOY CRUZ.- ¿Quién se lo ha contado? ABUELO.- En estos días está Remedios de Escalada en Tucumán y a punto de dar a luz. Si no se apura, a quien van a llamar Merceditas si es una niña, no le podrán decir “La Mendocina”. GODOY CRUZ.- ¿Ella le ha contado? ABUELO.- ¿Es que no es cierto? GODOY CRUZ.- Si, pero no para que lo anden divulgando. Esas cosas se hacen en silencio, no para figurar. Y el General es el primero que nos da su ejemplo. ¿Sabes con qué fin sale esta noche Pueyrredón para encontrarse con él? ABUELO.- Lo sé. GODOY CRUZ.- Y no será esa empresa una aventura sencilla. Muy por el contrario, le espera la madre de las batallas. Con permiso Medrano, debí seguirlo a Pueyrredón y con el carácter que tiene y la ansiedad por la proximidad del viaje, no es conveniente hacerlo esperar. ABUELO.- Vaya nomás Godoy Cruz. (SALE GODOY CRUZ. QUEDA EL ABUELO SOLO RELEYENDO EN SILENCIO EL ESCRITO. ENTRA LA NIETA) NIETA.- Abuelo, qué lentos eran en esa época. (CON UNA NOTA EN LA MANO) Acá dice que el Congreso inició sus sesiones el veinticuatro de marzo de mil ochocientos dieciséis y recién en julio, cuatro meses después, se decidieron. ABUELO.- Veni, Esther. Sentate a mi lado. NIETA.- Sentate vos, que sos mayor. A mí me enseñaron que hay que darles el asiento a las personas mayores. ABUELO.- Pero eso es cuando no hay otro asiento. Acá sobran y si estas de pie te vas a ir más rápido. NIETA.- No seas aburrido y me quedo más. ABUELO.- Ya te expliqué que el territorio del Río de la Plata era muy extenso. NIETA.- Igual que ahora. ABUELO.- No, más porque se pensaba en casi toda América como una unidad. Trae esa maceta. NIETA.- ¿Para qué?

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ABUELO.- Quiero hacerte una comparación. (LA NIETA SE LEVANTA Y LE ALCANZA UNA MACETA) ¿Ves esa planta? Todo se inició con una semilla. NIETA.- ¿Y qué tiene que ver con la Independencia? ABUELO.- La Revolución de Mayo de mil ochocientos diez fue como una semilla. Muchos patriotas, mujeres silenciosas y hombres anónimos la fueron alimentando. No solo los que se destacaron. Pero, así como en esta maceta dentro de esta casa, el frio o el calor, la humedad o el encierro la pudo haber perjudicado o hasta evitado que esta planta crezca; de la misma manera pensá que los Reyes de España no querían perder el poder sobre estas tierras, que por otra parte eran muy apetecidas por otras potencias coloniales como Portugal o Inglaterra. Así la semilla de la Revolución creció y a pesar de las dificultades un buen día vio nacer su primer fruto. NIETA.- ¿Seis años para nacer un fruto? Yo tardé menos. Nueve meses y ya estaba llorando. ABUELO.- Pero comparate con el territorio de esta Nación. NIETA.- A mí me enseñaron que la Patria soy yo. ABUELO.- Vos y cada uno de tus compañeros que sumados a otros muchos desconocidos son un desprendimiento de quienes nacieron en este suelo. Y los muchos que vinieron y se quedaron. NIETA.- Ya te entendí. Como la raíz era muy grande iba a tardar mucho en crecer y como el territorio era muy extenso, más. (ENTRA LAPRIDA Y SE SIENTA EN LA CABECERA DE LA MESA) ¿Este quién es abuelo? ABUELO.- Narciso Laprida, representante por San Juan y quien tuvo el honor de ser el Presidente del Congreso. NIETA.- ¿Pero no dijiste que fuiste vos? ABUELO.- ¿Yo? NIETA.- Bueno, tu tocayo Medrano. ABUELO.- El nueve de julio no, el veinticuatro de marzo al iniciar la sesión fue Medrano y se resolvió que la Presidencia fuera desempeñada por todos en forma rotativa. Dejame escuchar. NIETA.- ¿No nos ven? ABUELO.- Mientras estés acá conmigo, no. LAPRIDA.- (ENTRA BOEDO) ¿Éste será el discurso de apertura? (EN UN DIÁLOGO APARTE) BOEDO.- Sí, señor. LAPRIDA.- Don Mariano Boedo, somos pocos. BOEDO.- Lo sé, señor. Solo treinta y tres Diputados. LAPRIDA.- No convendría esperar un poco más. Quien de Salta viene como usted está cerca, pero no es así para quienes vienen de más lejos. BOEDO.- Pusimos la fecha límite del veinticuatro de marzo y no nos conviene dejar pasar ni un día más. Además, sabemos que hay Provincias que no van a concurrir. LAPRIDA.- ¿Por qué está tan seguro? BOEDO.- Éste es un momento muy crítico, señor. En el norte se perdió el Alto Perú. Del otro lado de la cordillera, está en poder de los realistas y en el litoral Artigas deja sentir su influencia. En Europa, la Santa Alianza promete ayudar a los Monarcas reconquistar las posesiones insurrectas y dentro del país la anarquía se insinúa amenazadoramente. Somos dos tercios de la representación total y podemos comenzar. Y usted desde San Juan ya pudo llegar. Así que no tardarán en hacerlo lo demás.

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LAPRIDA.- ¿Paso y Serrano, dónde están? BOEDO.- Buscando sillas en los Conventos de San Francisco y Santo Domingo. LAPRIDA.- ¿Cuántos se cuentan en Tucumán? BOEDO.- Seremos unos ocho mil habitantes y como podrá apreciar los edificios públicos o religiosos están en estado ruinoso. LAPRIDA.- Al menos en las casas particulares están mejor y la hospitalidad de su gente nos permite sentirnos como en casa. (ENTRAN GALLO Y BULNES) GALLO.- Le digo que no, señor Bulnes. A la ausencia de Potosí, Cochabamba, La Paz y Santa Cruz, se suman las provincias de la Liga Federal, salvo su Provincia Córdoba. La Banda Oriental se opone a las políticas centrales o unitarias pro monárquicas y Paraguay actúa como estado independiente desde mil ochocientos once. No hace falta aclararle que el gran Chaco, la Patagonia y el Comahue están bajo dominio indígena o totalmente deshabitados. BULNES.- El General Artigas se opone a esas políticas y no le falta razón. En su Provincia de Santiago del Estero muchos piensan como yo. GALLO.- Podemos discutir si algo de razón tiene pero no es el momento Bulnes, más allá de su adhesión a sus políticas. BULNES.- Necesitamos más presencia. De otra manera no tendremos fuerza Gallo. GALLO.- Usted sabe que los debates serán interminables y de a poco irán llegando quienes asisten de más lejos. Estamos en marzo, si con suerte a mediados de año logramos firmar un Acta habremos alcanzado un objetivo supremo. BOEDO.- Espero que no tengamos que arrepentir. No puedo dejar de pensar en mi condiscípulo Mariano Moreno y su penosa suerte. El Rey Fernando VII habiendo recuperado su trono será implacable en su nuevo poderío. ABUELO.- (APARTE DIALOGANDO CON SU NIETA) Andá para adentro. NIETA.- ¿Por qué Abuelo? ABUELO.- Después te explico. (LA NIETA SALE. EL ABUELO SE SUMA AL DIÁLOGO CON LOS RESTANTES HOMBRES) Boedo, Gallo tiene razón. Debemos comenzar inmediatamente. La presión del General San Martín y del General Belgrano no la podemos desestimar. Aunque nadie nos reconozca en el mundo. BULNES.- También la resistencia es muy fuerte. Los realistas y su simpatía por la Corona se hacen escuchar. GALLO.- Seamos oídos sordos a lo que no se debe escuchar. La guerra abierta con la Monarquía Española es grave, pero también lo es la injerencia creciente del Reino Unido, Portugal y Brasil. BULNES.- ¿A dónde quiere llegar? ¿A aceptar el centralismo de Buenos Aires? ABUELO.- Si es necesario abroquelarse en Buenos Aires, sí. Lo prefiero a los ataques externos. BOEDO.- Pero eso nos traerá muy pronto rebeliones que no podremos manejar. Me temo que nos encontraremos en una disyuntiva tremenda y no quisiera que, habiendo logrado la independencia, nos enfrentemos nosotros mismos. No hace falta que les recuerde que aquel movimiento de mil ochocientos diez nos trajo sinsabores que no debemos repetir. LAPRIDA.- Señores, no perdamos la calma. Es preferible discutir entre todos los presentes y no en forma privada. La opinión de todos será muy importante y el esfuerzo que hicimos por venir a Tucumán, nos obliga a no perder tiempo. Medrano, distribuya las notificaciones. Mañana veinticuatro de marzo de mil ochocientos dieciséis daremos por comenzada la sesión. Y dios nos permita antes de fin de año declarar la Independencia de

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los Reyes de España. La libertad es un don que no podemos despreciar y nada se logra sin esfuerzo. ABUELO.- Permite agregarle Laprida, “y de toda dominación extranjera”. GALLO.- Todos estamos de acuerdo. Nuestros hijos y nietos lo van a agradecer. Y no es momento de egoísmos ni miedos. Si logramos una mínima unidad y deponemos intenciones mezquinas, estaremos en los albores de una nueva Nación. Y no habrá lugar al fracaso. Levantemos una imaginaria copa y que nada nos detenga., Señores: y que ¡Viva la Patria! TODOS.- ¡Viva! (APAGÓN) II CUADRO: CUANDO VUELVE LA LUZ, ENTRAN A ESCENA FRANCISCA Y CARMEN, EN UNA CONVERSACIÓN MUY TENSA. FRANCISCA.- No, hija. Balcarce hizo lo que tenía que hacer. CARMEN.- Abuela, esta ciudad tiene cinco mil habitantes… FRANCISCA.- Precisamente; somos cinco mil soldados a las órdenes de él. CARMEN.- No, abuela. Los gritos de mil ochocientos diez se fueron callando y nada cambió. FRANCISCA.- Estas equivocada hija. De no ser por aquel movimiento de mil ochocientos diez hoy todo sería distinto. Pero con posturas como las de Balcarce, todo puede ser distinto. Yo no sé si el nueve de setiembre de mil ochocientos doce será recordado por muchos. Pero te aseguro que esto no se detiene hasta lograr el objetivo y nosotras debemos dar el ejemplo. Con las armas en las manos si es necesario. CARMEN.- Todo suena muy bien, pero esta ciudad no tiene instalaciones militares y el ejército realista supera a nuestras tropas en todos los francos. FRANCISCA.- Toda la ciudad estará de su lado y nuestras casas serán su alojamiento y no les faltará comida. CARMEN.- No alcanza, abuela. A cabeza dura no hay quien te gane. Eras una mujer de espíritu pacífico y de pronto, ¿qué te pasó? FRANCISCA.- Lo único que lamento es no poder seguir vendiendo empanadas. De pronto, por esta tierra mía, me vi inserta en un feroz teatro de guerra. Alguien podrá decir alguna vez: “si me matan, yo sacaré mis brazos de la tumba y seré más fuerte”. Es un legado que no será en vano. Si los hombres están dispuestos a morir por la Patria naciente, las mujeres no podemos ser simples espectadoras. Debemos luchar, en el frente que sea y tener firmeza y valor. En mil ochocientos diez fue el año de la emancipación moral y social de la mujer y ahí comprendimos que debíamos vencer el doble sojuzgamiento político y por nuestra condición de mujer. Han pasado dos años y no podemos aflojar. CARMEN.- Pero si aquella fue una oportunidad, ahora es distinto. ¿En qué podemos ayudar contra un ejército poderoso y sediento de venganza? Esto es una batalla y en Tucumán no podemos enfrentarlos sin un ejército numeroso y preparado. ¿Qué podremos hacer un puñado de mujeres? FRANCISCA.- Pregúntale a Juana Azurduy. ¿Hace falta que te hable de ella? Y si no es al frente de hombres que no por eso dejan de ser valientes como Juana, curando enfermos, sirviendo comida, como mensajeras, espías, peleando cuerpo a cuerpo y cara a cara con el invasor. Donando dinero o entregando a nuestros hijos. Te aseguro que nos van a temer y seremos una amenaza mayor a la que no podrán vencer. CARMEN.- Veo que es difícil cambiar tu opinión. ¿Qué necesitas?

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FRANCISCA.- Carmen, necesito que me recibas en tu casa. Aunque estemos apretadas. CARMEN.- Abuela Francisca, con tus setenta años y viuda como eres, te mereces otra comodidad. Yo no tengo problemas en sumarte a mis hijos. Pero, ¿qué va a pasar con tu hijo Nicolás? FRANCISCA.- No es él quien me preocupa sino Miguel Martín y las noticias no son buenas. En cuanto a los criados se quedarán en mi casa para servir a los hombres. Hoy sirve de alojamiento a los soldados y tengo la presunción que esta casa está llamada a hacer historia. (ENTRAN LA NIETA Y EL ABUELO SIN SER VISTOS POR ELLAS QUE QUEDAN EN UN SEGUNDO PLANO) NIETA.- Abuelo, ¿esto ocurría en mil ochocientos doce, cuatro años antes de la Independencia? ABUELO.- Si, y valía la pena volver un poco atrás la historia para ser justos con esa misma historia. NIETA.- Pero abuelo, yo no vi ninguna calle llamada Francisca Bazán de Laguna. ABUELO.- Acá no, pero en Tucumán, sí. Una Escuela Rural y un pasaje llevan su nombre. Pero de haberla llamado Doña Francisca, hubiera sido más apropiado. NIETA.- ¿Y por qué estaba preocupada por su hijo? ABUELO.- Era su hijo dilecto, el Padre Miguel Martín Laguna. NIETA.- ¿Qué le pasó? ABUELO.- El General Belgrano se enojó mucho con él al descubrirlo asistiendo a los realistas y lo envió encarcelado a Buenos aires; y el mismo día que vio partir a otro de sus hijos Nicolás Valerio, con todos los honores elegido diputado para representar a Tucumán en la Asamblea Constituyente convocada por el Gobierno Central, ve partir al otro hijo prisionero acusado de traición. Y a pesar de eso, la increíble mujer no le guardó rencor al General Belgrano. Años más tarde se alegraría de volverlo a ver y poder darle un gran abrazo. NIETA.- ¿Y cuándo se mudó perdió la casa? ABUELO.- Nunca la perdió. Ni se preocupó pensando que la podía perder. Esta casa seguió siendo escenario de la historia (TOMA PROTAGONISMO EL DIÁLOGO ENTRE FRANCISCA Y CARMEN Y LA NIETA Y EL ABUELO QUEDAN EN UN SEGUNDO PLANO) CARMEN.- Abuela, ¿hasta cuándo va a estar ocupada tu casa? FRANCISCA.- Hasta que sea necesario. Es del ejército mientras la necesite. Como almacén, aduana, depósito o lo que sea. CARMEN.- Pero no te han dado ni un real de alquiler. No te han dado ni las gracias y ya te podrás imaginar como la habrás de recibir si es que algún día te la devuelven. FRANCISCA.- Mira hija; si algún día este suelo patrio y querido llega a declarar la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, solo deseo y le pido a Dios que sea acá, en esta diminuta pero maravillosa Provincia de Tucumán. Que por qué no, pueda ser como un jardín de una enorme Patria. Y te aseguro que esta casa va a recuperar su antiguo esplendor. Y si es necesario que tiren abajo una pared para que los hombres puedan gritar a sus anchas. Y que esa voz se escuche en todo el mundo. Y tan grandioso será el hecho y estaremos tan orgullosas de ser parte de la historia que toda pena pasada la recordaremos con lágrimas en los ojos, pero de una emoción tan inmensa que nada lo podrá igualar. CARMEN.- Ojalá tengas razón, abuela. Tu entusiasmo lo entiendo y lo comparto. Pero me cuesta asimilarlo.

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FRANCISCA.- Porque aún eres madre. Cuando seas abuela comprenderás que no se busca el nombre en ninguna placa. Solo quieres ver a tus seres queridos que no sufran lo que una sufrió. Y aunque muchos nombres de mujeres serán recordados cuando alguien escriba una historia, nuestra misión al dar a luz, es alimentar el crecimiento de un hijo de la Patria. Ser Madre de la Patria y verla crecer. Y cuidarla y amarla y ser iguales a los hombres y dar la vida por un ideal de libertad, de igualdad y de justicia. (APAGON) III CUADRO: CUANDO VUELVE LA LUZ SE ENCUENTRAN REUNIDOS LAPRIDA, BOEDO, GALLO, BULNES Y GODOY CRUZ EN PLENA DISCUSIÓN. LAPRIDA.- No, señor. Debe decir: “grande, augusto y sagrado objeto de la Independencia de los pueblos que la forman”. GALLO.- Pero no podemos empezar así. GODOY CRUZ.- ¿Por qué no, Gallo? Estoy de acuerdo con Laprida. BULNES.- Pero Godoy Cruz, creo que ese párrafo es levantar el ánimo en contra nuestro de algunos indecisos como pasó en mil ochocientos diez. BOEDO.- No señores; no es lo mismo. Los tiempos han cambiado y no hay lugar para indecisos. Salga a la calle y compruebe si alguna mujer duda. No encontrará ni una sola y, ¿seremos los hombres quienes mostraremos miedo? Por ellas y por nuestros hijos, no hay lugar para palabras suaves. El grito se impone y no para avasallar a través del grito la falta de razón, sino para clamar por justicia. Igualdad y libertad. La palabra del ilustre Mariano Moreno debe volver a resonar. Y en nombre de la confianza que depositó en mi el General Don Martín de Güemes, quiero dejar asentado que nada será excesivo a la hora de hablar de la Independencia de los pueblos de América. LAPRIDA.- Y este sentimiento traspasa cualquier frontera. Es universal, constante y decidido el clamor, por la emancipación de todo poder despótico. Y los Reyes de España lo son para nosotros. Como leal intérprete de la palabra del General San Martín adhiero a lo dicho por Boedo. GALLO.- ¿Y quién nos va a apoyar en esta Patriada? ¿Creen ustedes que lograremos ser reconocidos por alguien? GODOY CRUZ.- Tal vez eso no es lo importante ahora. Si nuestro paso es pequeño será fácil alcanzarnos. Si avanzamos con decisión y coraje estaremos más distantes y más cerca de nuestro objetivo. BULNES.- No estamos preparados para dar un paso tan grande. Y en este punto estoy de acuerdo con Gallo. No por falta de coraje y decisión sino como una estrategia momentánea. BOEDO.- Tenemos talento, rectitud en nuestras intenciones y un interés común. Y no estamos aquí reunidos pensando solo por nosotros ni nuestros contemporáneos sino para la posteridad. GODOY CRUZ.- Este es el tiempo y a nosotros nos toca la enorme responsabilidad de no aflojar. LAPRIDA.- Y una sola pregunta lo resume todo y es, si queremos ser una Nación libre e Independiente de los Reyes de España y su Metrópoli. (PAUSA. SILENCIO TENSO) GALLO.- Alguna voz resonará en contra, pero no del fondo sino de la forma. Y solo a eso me refiero. LAPRIDA.- Resonarán las voces dentro de estas paredes y el eco de esas voces inundarán los mares y no hallarán fronteras. (ENTRA LA NIETA Y EL ABUELO Y LOS HOMBRES RESTANTES QUEDAN EN UN SEGUNDO PLANO EN SILENCIO)

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NIETA.- Abuelo, así comienza el Acta de la Independencia en mil ochocientos dieciséis. ABUELO.- Claro, porque volcaron en el escrito el contenido de las discusiones. NIETA.- ¿Pero era necesario? ABUELO.- Todo lo era. Hasta el sonido de la respiración, el latido del pulso, el bramido del pensamiento. NIETA.- ¿No te parece que estás exagerando? ABUELO.- Puede ser, hija. Pero era tan fuerte el sentimiento patriótico que fue la única manera de enfrentar a un poderoso. Y solo de esa unión podía surgir la fuerza. (SE VAN ESCUCHANDO EN MEDIO DE ESTE DIÁLOGO, FRASES AISLADAS DEL GRUPO DE HOMBRES) LAPRIDA.- “Es santo el ardor de la justicia”… NIETA.- ¿Y esas voces? ABUELO.- Han quedado latentes en el tiempo y aún hoy se oyen. NIETA.- ¿Qué quiso decir con eso? ABUELO.- Que muchas veces los pueblos se encuentran a merced de algunos iluminados que se aprovechan del poder de turno que el mismo pueblo les concede, para sojuzgar y oprimir a quienes aun teniendo voz y voto, no se hacen oír y sufren las consecuencias de sus propias impotencias. Pero cuando ese mismo pueblo se subleva y entiende el verdadero valor de la palabra justicia, deja fluir su aparente rebeldía y entonces encuentra eco en el clamor de los cielos y los santos lo protegen. NIETA.- Pero, y Dios… (VUELVE A OIRSE UNA VOZ DE ENTRE LOS HOMBRES) BULNES.- “Invoquemos al eterno que preside el Universo”… ABUELO.- ¿Oíste? NIETA.- ¿Me oyó? ABUELO.- No, no pudo oírte. A vos, no. Pero a muchos otros de su época, sí. Aunque Bulnes era uno de los más reticentes al tener su adhesión a las políticas de Artigas. Pero su sentimiento era tan genuino como el que más. Y su nobleza la ponía al servicio de una causa justa. NIETA.- Abuelo, qué poco conocemos de la historia. ABUELO.- La aprendimos como vos ahora, pero con el tiempo la olvidamos. Y renovados embates de injusticias de propios y foráneos… NIETA.- ¿De qué? ABUELO.- Intereses eternos siempre atentos y agazapados. Como te decía, no nos permitieron mantener vivo el recuerdo. Y entonces fue muy fácil tergiversarlo. NIETA.- Abuelo, me estás hablando con palabras muy complicadas. ABUELO.- Cambiarlo, modificarlo a gusto de quien lo contó. Pero la gesta sobresalió de cualquier detalle olvidado… (NUEVAMENTE SE OYE OTRA VOZ DEL GRUPO DE HOMBRES) BOEDO.- “Protestemos al cielo, a las naciones, a los hombres todos del globo nuestra sed de justicia” … NIETA.- Abuelo, estaban enardecidos. ABUELO.- Así es hija. Explotaba el ambiente de júbilo y regocijo. NIETA.- ¿Y ya habían llegado todos para el mes de julio? ABUELO.- Los más rezagados, los que arribaban de las provincias más alejadas con el último aliento habían llegado. Y sin tiempo para el descanso se aprestaban a votar. NIETA.- ¿A votar? ¿Pero no estaban todos de acuerdo? ¿A qué perder el tiempo?

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ABUELO.- Se imponía igual una votación de hecho. Y que en verdad no hubo. No hubo necesidad de votar… (VUELVE A OIRSE UNA NUEVA VOZ DE ENTRE LOS HOMBRES) GALLO.- “Declaremos solemnemente a la faz de la tierra, la voluntad unánime e indubitable de romper con los vínculos que nos ligan a los Reyes de España”. ABUELO.- Pocas veces en la historia se dudó tan poco y la voluntad fue tan unánime como en aquel mes de julio de mil ochocientos dieciséis. NIETA.- Casi como cuando se recuperaron las Islas Malvinas, como me contaste. ABUELO.- Si recuperar un pequeño territorio lejano e inhóspito pero tan ligado a nuestro corazón, fue tan fuerte que no importó quien tomó la decisión, imagínate lo que era declarar nada menos que la Independencia de toda una Nación. NIETA.- ¿Y ellos estaban conscientes de lo que estaban haciendo? ABUELO.- Imagino que sí. (UNA NUEVA VOZ QUE SURGE DEL GRUPO DE HOMBRES) GODOY CRUZ.- “Recuperemos nuestros derechos y seamos una Nación libre e Independiente” ABUELO.- ¿Entendés el alto concepto que tenían del momento que estaban viviendo y lo que estaba en juego? NIETA.- ¡Me hubiera gustado estar ahí! ABUELO.- ¿A quién no? Pero si hubieras estado ahí, no estarías hoy aquí. NIETA.- Tenés razón. Prefiero quedarme aquí ya que puedo elegir. ABUELO.- Ellos no pudieron elegir. Les tocó estar ahí y gracias a ellos hoy vos estás aquí… ¡Ah! Está faltando una firma. Así que a tomar la leche y después la seguimos. NIETA.- No hay mucho más. Una vez que todos firmaron se fueron a sus casas a tomar la leche como yo. (SALE. EL ABUELO SE INCORPORA AL GRUPO DE HOMBRES) ABUELO.- ¡Hay mucho más!... (A TODOS) Falta la firma más grande. ¿A ver si alguien me puede superar? LAPRIDA.- Si encuentra un espacio vacío, por muy pequeña que sea su firma, tiene un valor inmenso. Hay momentos en que el tamaño de una rúbrica, no modifica la fortaleza de la acción. Y el temblor que la emoción provoca se contrapone con la firme voluntad de la expresión. ABUELO.- ¿Ya todos han firmado? BOEDO.- No lo han hecho aún, Thames, Gascón y Gorriti. ABUELO.- Estoy deseando encontrarme con Colombres, Castro Barros y Sánchez de Bustamante. GALLO.- Preguntaron por usted, Anchorena, Salguero y Maza. ABUELO.- Viejos amigos. Nos merecíamos este encuentro. ¿Pero, a qué se debe tanto silencio? BULNES.- Cuando la emoción atrapa la reacción no es inmediata. Hay un tiempo de excitación interna que provoca una fuerte reflexión muy íntima. Como si todas las energías se concentraran preparándose para una explosión total. Y así estamos. Conteniendo el aliento, acumulando gritos y lágrimas de júbilo y efervescencia. Como no queriendo despertar del mejor sueño. Como queriendo eternizar el mejor día y prolongar una interminable noche. PUEYRREDÓN.- (ENTRANDO) Antes de fin de julio llegará la noticia a Buenos Aires, a través de chasquis. Imprimiremos tres mil ejemplares en castellano, mil en quechua y quinientos en aymará, para que sean conocidas en las poblaciones indígenas… (ENTRA

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SORPRESIVAMENTE LA NIETA SIN SER VISTA POR LOS HOMBRES SALVO EL ABUELO) NIETA.- Abuelo, ¿qué eran los chasquis? (SE QUEDA EN SILENCIO AL VER QUE PUDO HABER SIDO IMPRUDENTE. EL ABUELO LE HACE SEÑAS PARA QUE SE CALLE, Y SE APARTA DEL GRUPO DE HOMBRES) ABUELO.- (A LA NIETA) Yo después te explico. Eran unos mensajeros jóvenes preparados para correr que venían de la cultura incaica, y que por lo general usaban un sistema de postas, unos eran seguidos por otros. NIETA.- Pero tardarían mucho así. ABUELO.- No había muchas opciones en esa época. Y era una tarea de enorme responsabilidad. NIETA.- ¿Y aymará? ABUELO.- Un idioma indígena. Pero andá para adentro que en seguida te llamo. (LA NIETA SALE Y EL ABUELO SE INCORPORA AL GRUPO DE HOMBRES) PUEYRREDÓN.- De todas maneras esperaremos unos días la llegada del General Belgrano, entre el veinte y el veintiuno de este mes de julio para que con su presencia juremos la Independencia ante los miembros del Congreso, el clero, las comunidades religiosas y demás corporaciones. LAPRIDA.- La noticia tardará en llegar a España. GALLO.- Y más tardará en llegar algún reconocimiento de otras naciones. BOEDO.- Por eso es muy importante mantener la unidad ante todo y adaptarnos a esta nueva situación desventajosa. Mudando al Congreso a Buenos Aires si es preciso, aunque esto nos provoque enojos y rechazos. Habrá que estar preparados para sufrir nuevas derrotas, pero es preciso que con ellas, de sucederse, no privilegie el inicio de un período de anarquía. GODOY CRUZ.- Será fundamental el resguardo de este Libro de Actas, aunque Serrano haya dispuesto la confección de una copia. No quisiera pensar que algo tan fundamental para los designios de esta Patria, pueda ser sustraído u objeto de algún acto de vandalismo que tire por tierra tanto esfuerzo y tanta dedicación. BULNES.- ¿Sabrá Belgrano, que al igual que los deseos de San Martín, no será tomado su consejo de establecer un sistema monárquico? ABUELO.- Aunque sea una tendencia general en Europa y más allá de innegable buena intención de llamarlo a la dinastía de los Incas, como una restitución de sus tierras, no es aconsejable como creen, una mano dura para poner orden al país. Un sistema republicano se podrá sostener. PUEYRREDÓN.- ¡Cuántas cosas importantes en estos días estas ocurriendo dentro de estas paredes! ¿Sabrá la historia recordarlas? Me viene a la memoria la entrega de esa gran jujeña Juana Moro de López, nuestra famosa “Emparedada” apodo que se ganó cuando los realistas quisieron poner fin a su vida, acusada por colaborar con nuestros patriotas, tapiada en su propio hogar. LAPRIDA.- La valentía de una vecina la salvó haciendo un boquete en la pared de una muerte penosa y segura. BOEDO.- La valentía de este pueblo, como el de todos los pueblos de este gran territorio merecen de nuestra parte, el mayor de los esfuerzos por dejar de lado intereses personales y posiblemente contra puestos, por un bien común. PUEYRREDÓN.- ¡Medrano! ABUELO.- ¡Señor!

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PUEYRREDÓN.- Dígale a Doña Francisca, que esta noche se vista de fiesta. Que no se esfuerce por rejuvenecer. Hoy será la más guapa y joven de entre las mujeres de este jardín de la Patria. ABUELO.- Se lo diré con gusto (SALE) PUEYRREDÓN.- Bulnes, le pido que termine su escrito. Deseo que cuanto antes llegue a manos de doña Juana. Merece ser una de las primeras en recibir la noticia. Juana Azurduy ha sido un ejemplo para todos. (DIRIGIÉNDOSE AL RESTO) Les ruego, me acompañen a beber unos refrescos. Los criados de esta casa, por orden estricta de Doña Francisca nos están reclamando y no podemos hacerlos esperar. Es por nuestro bien, caballeros. (SALEN TODOS Y QUEDA SOLO BULNES CONCENTRADO EN SU ESCRITO. INGRESA CARMEN QUE SE LE ACERCA) CARMEN.- ¿Prefieres estar solo? BULNES.- No, estar contigo es como estar conmigo mismo. Y de paso me ayudas con este escrito. CARMEN.- ¿Es para Juana? BULNES.- Si. Y Pueyrredón me ha concedido esta enorme responsabilidad. CARMEN.- Ella no espera palabras grandilocuentes ni frases armadas. Si le hablas desde el corazón te saldrán las palabras más justas. BULNES.- El corazón se endurece en estos momentos. Y bien sabes que no hay lugar para… CARMEN.- ¿Si tuvieras que escribirle a un hombre sería distinto? BULNES.- Por supuesto. CARMEN.- ¿Por qué? BULNES.- Porque sería como hablar de igual a igual. CARMEN.- Eso podría ser en otro tiempo. La Revolución de Mayo ya sabes que marcó la emancipación de la mujer. Ahí comprendimos que ya no éramos simples espectadoras sino protagonistas de la historia. BULNES.- No estoy en desacuerdo con eso. Solo que siento que estoy en desigualdad de condiciones para escribirle a Juana. CARMEN.- ¿Por qué? BULNES.- Porque mientras le cuente de nuestro entusiasmo, ella puede estar derramando sus secas lágrimas por un compatriota perdido. CARMEN.- Precisamente esas palabras pueden mojar sus lágrimas para saber que la lucha no es en vano. Y cada gota de sangre es la mejor semilla. BULNES.- ¡Qué bien me hace escucharte Carmen! CARMEN.- A mí también saber que me escuchas. BULNES.- No escucharte sería la mayor torpeza. Hay momentos cruciales en la vida de los hombres, en que el egoísmo de sus actos solo le permite oír su propia voz. Y aprender a oírte me allanó el camino de la verdad. CARMEN.- No exageres. Solo trato de hacer lo que me dicta la consciencia. Y es precisamente lo que te sugiero hagas para escribirle a Juana. Cada grito de libertad lo escuchará con amor y emoción. Y será un bálsamo a su terrible destino. No hubo sufrimiento que no la haya marcado. No en vano luego de ser nombrada en el rango de Teniente Coronel por Pueyrredón, el General Belgrano, quien primero la menospreció, tiene ahora la intención de obsequiarle su sable como reconocimiento a su labor. BULNES.- ¡Qué falta nos hace la presencia del General Belgrano! ¿Hablaste con tu abuela de él?

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CARMEN.- Esta deseando abrazarlo. BULNES.- Pero ha sido muy duro con su hijo. CARMEN.- Lo sabe y fue muy sufrido por ella. Pero no le guarda rencor y su amor a la Patria y la consciencia del deber patriótico ha sido un sentimiento más fuerte que sobrepasó el amor de madre. BULNES.- Cuántas muestras de grandeza han tenido las mujeres de estos tiempos. La historia deberá ser justa y no solo quienes firmemos el Acta prestemos nuestros nombres a la hora de obtener un justo reconocimiento. CARMEN.- Tal vez tenga que pasar mucho tiempo para que la mujer sea reconocida al igual que a los hombres. Mi temor es que pasado el fulgor de estos tiempos tan convulsionados, la mujer vuelva a ser recluida en los hogares o en los Conventos. BULNES.- ¿Por qué lo dices? CARMEN.- Fíjate el listado de los Diputados y representantes Provinciales. ¿Ves algún nombre de mujer? BULNES.- No había reparado en eso. CARMEN.- Por supuesto que no. Ni tu ni nadie lo tuvo en cuenta. ¿Cuánto le costó a Belgrano reconocer en Azurduy? Podré visitarte en este tiempo de tu escrito, pero llegado el momento de la reunión, deberé apartarme y esperar paciente la decisión de los hombres. ¡Y no está bien! Somos mujeres de esta Patria y nos debemos a ella al igual que ustedes. Y entregamos todo sin esperar retribución alguna. Mi abuela cedió esta casa, y se apretó entre sus bis nietas para que su casa se honre con la fecha más importante de nuestra flamante historia. Y no te sorprenda que hasta tal vez en el futuro se cuestione y ponga en duda si la cedió o la arrendó, como si hubiera dinero para pagar lo que con el honor le alcanza y sobra. No es un beneficio lo que busca, sino sentirse feliz por sus descendientes al saber que le están dejando un suelo propio y una semilla que espera pueda crecer en libertad y que ni siquiera podrá ella disfrutar. BULNES.- Emociona el gesto de ella y estoy seguro que se repiten en cada casa, en cada pueblo y salpica y se multiplica. (ENTRAN EL ABUELO Y LA NIETA, Y LA PAREJA QUEDA EN UN SEGUNDO PLANO) NIETA.- Abuelo, ¿son novios? ABUELO.- No, solo son buenos amigos. NIETA.- Ahora entiendo por qué las calles tienen solo el apellido de las personas. ABUELO.- ¿Por qué? NIETA.- Para disimular que son casi todos hombres. Menos mal que en Puerto Madero son todos nombres de mujer. ABUELO.- Hay muchas calles que tienen nombre y apellido. NIETA.- Las Calles de la Independencia no. Repasalas mentalmente y no vas a encontrar casi a ninguna. ABUELO.- Eran otros tiempos y como ya te conté recién en la Revolución de Mayo empezaron a cambiar esas cuestiones. Pero iba a tardar mucho para que la mujer tuviera igualdad de condiciones con los hombres. NIETA.- Con esa respuesta lo justificás todo. No me convence y no estoy de acuerdo. (SALE. EL ABUELO LA SIGUE CON LA MIRADA) ABUELO.- La espontaneidad y crudeza de los jóvenes. Y no está mal. (ENTRA FRANCISCA Y TOMA ACCIÓN JUNTO A CARMEN Y BULNES. EL ABUELO QUEDA ESPECTANTE) CARMEN.- ¡Abuela!

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BULNES.- Doña Francisca. Es un honor que haya venido. FRANCISCA.- El General Pueyrredón me pidió que venga. CARMEN.- ¿Y no sabés por qué? FRANCISCA.- ¡No! ¿Señor Laprida, se encuentra en la casa el General Pueyrredón? BULNES.- Estaba siendo agasajado por sus criados. Si no se retiró le avisaré que está usted aquí. FRANCISCA.- No, no lo moleste. Yo puedo esperar. BULNES.- Si él le pidió que venga no creo que quiera hacerla esperar. (SALE) FRANCISCA.- ¿Interrumpí algo? CARMEN.- No, abuela. Solo conversábamos un poco mientras Bulnes le escribía unas líneas a Juana. FRANCISCA.- ¿No lo has visto a Medrano? (EL ABUELO SE INCORPORA AL DIÁLOGO) ABUELO.- Acá estoy. Es un gusto poder saludarla. FRANCISCA.- No, el gusto es mío. ¡Lo felicito! ABUELO.- A mí, ¿por qué? FRANCISCA.- Por el agregado de “libre e independiente de toda dominación extranjera”. Me lo contaron. Eso estuvo muy bien. ABUELO.- Me pareció importante dejar bien en claro que soltar una mano no era para tomar otra. Y si en estos tiempos las apetencias externas abundan, es muy probable que cuando el tiempo avance se pueda intensificar. CARMEN.- Es usted muy visionario Medrano. Estas tierras son muy extensas y despobladas y muy ricas. Quien pueda imaginar lo que podrá ocurrir en cien años o en doscientos. FRANCISCA.- No hace falta pensar en algo tan lejano cuando a mi edad poco nos queda por vivir lo cercano. CARMEN.- No digas eso, abuela. Gracias a ti podremos soñar con el más allá. (ENTRA PUEYRREDÓN Y LE DA ALGO A DOÑA FRANCISCA QUE AL ESTAR DE ESPALDAS, NO SE ALCANZA A DIVISAR QUÉ ES. SE SALUDAN CON EL ABUELO Y QUEDA EN EL CENTRO DE LA ESCENA. ASÍ VAN ENTRANDO EL RESTO DE LOS HOMBRES CADA UNO DE LOS CUALES LE DÁ TAMBIÉN ALGO DE IGUAL MANERA Y ELLA EXPRESA EN SU ESPALDA LA EMOCIÓN QUE LE PROVOCA. SE LE ACERCA CARMEN QUIEN LA RODEA CON EL BRAZO. DOÑA FRANCISCA.- (SIEMPRE DE ESPALDAS) ¿No entiendo? CARMEN.- ¡Qué es tan difícil de entender! PUEYRREDÓN.- Hay cosas que no se deben entender. Se deben sentir. Y a Doña Francisca le debemos el eco de nuestros gritos de libertad. Señores, ¡qué Viva nuestra Francisca! TODOS.- ¡Que viva! (EN ESE INSTANTE ENTRA LA NIETA QUE CRUZA MIRADAS CON EL ABUELO, MIENTRAS EL RESTO QUEDA ESPECTANTE Y SE PRODUCE UN APAGÓN) IV CUADRO – EPÍLOGO: CUANDO VUELVE LA LUZ LA ESCENA ESTÁ DESIERTA. ENTRA LA NIETA QUE BUSCA ALGO SUPONIENDO DESCUBRIR LO QUE LE DIERON A DOÑA FRANCISCA. ENTRA EL ABUELO. NIETA.- Abuelo, ¿qué le dieron a doña Francisca?

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ABUELO.- Algo. NIETA.- ¿Y qué era? ABUELO.- Pidió no se dijera nada. NIETA.- ¿Quién? ABUELO.- Doña Francisca. NIETA.- Pero, ¿por qué? ABUELO.- Tenía sus motivos y valederos por cierto. NIETA.- Pero, ¿ni a mí me lo podés decir? Pasaron doscientos años. En menos de ese tiempo se abren los archivos secretos al mundo. ABUELO.- Hay secretos que se mantienen ocultos desde el antiguo Egipto. Si algún día lo llegaras a visitar y quisieras entrar y subir por dentro de las pirámides, te darías cuenta que al llegar al recinto sagrado no encontrarías nada. Imaginando que los podrían saquear en el futuro, inventaron tumbas mentirosas. NIETA.- ¿Qué tiene que ver con el secreto de una mujer de la Independencia que no llegó a ser calle? ABUELO.- Ya te dije que sí, en Tucumán. NIETA.- Me había olvidado. ABUELO.- Pero fue algo mucho más importante que el nombre de una calle. NIETA.- Abuelo, ¿qué le dieron? (ENTRA DOÑA FRANCISCA. EL ABUELO Y LA NIETA QUEDAN EN UN SEGUNDO PLANO. ENTRA CARMEN Y SE LE ACERCA A LA ABUELA) FRANCISCA.- ¿Te has enterado? CARMEN.- Puedo imaginarlo, pero nadie me quiso decir nada. A mi amigo Bulnes lo amenacé con retirarle mi amistad y ni aun así me quiso revelar nada. (SE SIENTAN) FRANCISCA.- Pero si yo… CARMEN.- Abuela, los hombres visionarios imaginan un futuro mejor. Pero también saben que algo puede no ser mejor. Y aunque no mueven sus acciones un posible reconocimiento saben que lo tendrán. Tarde o temprano. Aunque también podrán caer en el olvido. Pero las almas de las sombras necesitan también mucha luz. (ENTRA PUEYRREDÓN) PUEYRREDÓN.- Retrasé mi viaje y el General San Martín sabrá entender. Era esta una causa tan importante como la firma del Acta misma. FRANCISCA.- No debió hacer eso. Un día en la vida del General San Martín vale más que nada y simboliza los días de vidas truncadas de tantos soldados cuya sangre nunca será olvidada. PUEYRREDÓN.- En el Salón contiguo de esta casa que es más suya que nunca, lo espera una sorpresa. Alguien que no quiere cerrar sus brazos hasta que no estén dentro su cuerpo y alma. FRANCISCA.- ¿Me está esperando el General? (SE LEVANTA) PUEYRREDON.- ¡Y no me lo haga esperar! CARMEN.- ¿El General Manuel Belgrano? PUEYRREDÓN.- La llegada del General Belgrano no pudo ser más impactante. Toda la gente seguía sus pasos con admirado asombro. El único carruaje que se animó a llegar por estos impenetrables caminos. Lo más lujoso de estos tiempos. FRANCISCA.- Y no te has puesto de pie para nombrarlo. Discúlpenme si me retraso en volver. Lo quiero tanto a mi Belgrano que me desborda el corazón de un enorme placer. (SALE. CARMEN SE LEVANTA)

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CARMEN.- Imagino que tampoco usted me dirá nada. PUEYRREDÓN.- ¡Yo! ¿De qué? CARMEN.- Del contenido del escrito que acompañó el presente que le obsequiaron a mi abuela. PUEYRREDÓN.- ¿No se lo leyó? CARMEN.- ¡No!... Y nunca insistí tanto con tan magro resultado. Se empecinó en no decir nada. Solo se le llenaban los ojos de lágrimas al recordarlo. PUEYRREDÓN.- Carmen, debe entender que si no fue ella quien le contó, no me corresponde no respetar ese silencio. (ENTRA GODOY CRUZ) Nunca más oportuna su presencia Godoy Cruz. GODOY CRUZ.- ¿Por qué? PUEYRREDÓN.- Me salvó de las garras de esta hermosa señora. GODOY CRUZ.- De quien no se va a salvar, es de las garras del General. Se enojó mucho San Martín. PUEYRREDON.- Pero, ¿le dijo cuál había sido el motivo? GODOY CRUZ.- No me dio tiempo. PUEYRREDÓN.- Podrá pensar que algo muy importante me retrasó. GODOY CRUZ.- Le recuerdo Pueyrredón que no hay nada más importante para San Martín que un día de la Patria. PUEYRREDÓN.- Lo sé (ENTRAN GALLO Y BOEDO) GALLO.- Quisimos dejarlos solos. BOEDO.- Ese abrazo lo presumo interminable. GALLO.- ¿Podrá la historia imaginar lágrimas en los ojos del General Belgrano? BOEDO.- ¡Fue un momento eterno y conmovedor! (ENTRAN BULNES Y LAPRIDA) BULNES.- Nos quedamos mudos y sin reaccionar. LAPRIDA.- Una mirada fue suficiente. La del General rogándonos que los dejáramos solos. Tendrán mucho que conversar. CARMEN.- O tal vez nada. Hay silencios que son más fuertes que interminables palabras. (QUEDAN EN SEGUNDO PLANO. EN EL APARTE LA NIETA QUIERE AVANZAR Y EL ABUELO LA DETIENE) ABUELO.- ¿Adónde querés ir? NIETA.- Y, ¿adónde va a ser? Quiero ver. ¡No me lo voy a perder! ABUELOL.- No es momento. NIETA.- Abuelo, no seas malo. ¿Te imaginás cuando cuente lo que vi? ABUELO.- Primero no vas a contar nada, porque no vas a poder hacerlo. Y segundo; a ver si me entendés: el General Belgrano tiene un enorme prestigio. Al igual que el General San Martín y otros muchos conocidos. Pero, ¿es menos importante haber conocido a Pueyrredón, a Laprida, a Bulnes, Boedo, Godoy Cruz, Gallo y todos y cada uno de los que por ahora no te mostré en esta historia? NIETA.- No te entiendo. ABUELO.- Que querés ver a Belgrano, contar lo que viste y no querés perdértelo. NIETA.- ¿Y quién te dijo que es por Belgrano? ABUELO.- ¡Eh! NIETA.- ¡Quiero ver el abrazo de Doña Francisca con!... ¿Con quién era?... Y te recuerdo que son: Juan Martín de Pueyrredón, Eduardo Pérez Bulnes, Francisco Narciso de Laprida, Tomás Godoy Cruz, Mariano Boedo, Pedro León Gallo… (ANTE CADA NOMBRE DE

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LOS MISMOS CADA UNO DE ELLOS IRÁN DICIENDO COMO UNA EXCLAMACIÓN: “PRESENTE”) ABUELO.- ¡Y Pedro Medrano, ya lo sé. Pero, ¿cómo lo recordás vos? NIETA.- ¡Porque lo estudié! (SALE POR DONDE HABÍA SALIDO DOÑA FRANCISCA) ABUELO.- Y no pude detenerla. ¡Cómo detener a la juventud! Y nos siguen dando buenos ejemplos. No será que seremos nosotros los adultos los que no les damos buenos ejemplos a ellos. Habrá que repasar nuestras conductas. (TOMAN PROTAGONISMO LOS HOMBRES DEL PLANO ANTERIOR) PUEYRREDÓN.- Nos merecemos un brindis. GODOY CRUZ.- No estamos todos. BOEDO.- En nombre de los presentes y los ausentes. ABUELO.- (INCORPORÁNDOSE AL DIÁLOGO) Hoy no es un día para estar encerrados ni siquiera dentro de estas cuatro paredes. LAPRIDA.- Tiene razón Medrano. Hasta nosotros mismos debemos estar en las calles con las gentes. Poniendo nuestros nombres en las calles. Como uno más. Como si estuviéramos en todas las calles de cada rincón de esta tierra. GALLO.- Propongo un brindis por esta Patria naciente, por los primeros hijos de esta Patria, en nombre de los que vendrán. BULNES.- Yo, y si Carmen no se enoja quisiera brindar… CARMEN.- Hoy no hay lugar para enojos. BULNES.- Entonces brindemos por Doña Francisca y en ella por todas las mujeres que nos darán verdaderos y valientes hijos en este suelo. Por Remedios de Escalada que está próxima a parir. Por las madres de la Patria. Por todas las valerosas madres y corajudos hombres de esta tierra. (QUEDAN EN UN SEGUNDO PLANO. ENTRAN DOÑA FRANCISCA Y LA NIETA TOMADAS DE LA MANO, COMO SI FRANCISCA HUBIERA TRSPASADO LAS FRONTERAS DEL TIEMPO. EN LA OTRA MANO LLEVA UN RAMO DE ROSAS) DOÑA FRANCISCA.- ¡Y así fue Esthercita! Cada uno de nosotros contamos en vida nuestras propias historias. Y vivimos un tiempo en el recuerdo de nuestros descendientes. Y algunos pocos elegidos y privilegiados trascienden las fronteras del tiempo y perduran en la memoria colectiva de los pueblos. Vos vas a crecer y muy probablemente te olvides de estos recuerdos. Pero si te esforzás y creces y aprendés, si dedicás tu vida a extender la mano para dar y comprendés que cuanto más des más a vas a lograr dar; entonces podremos quienes antes estuvimos, sentirnos en paz. Porque algunos muchos tomarán la posta y nos superarán. NIETA.- Te prometo no olvidar esta historia, pero con una condición. DOÑA FRANCISCA.- ¡Ventajera! ¿Cuál? NIETA.- Que me cuentes, ¡que te dieron los hombres de “Las Calles de la Independencia”! DOÑA FRANCISCA.- ¡Eh… Bueno…! (SE AFERRA AL RAMO DE ROSAS CON UNA LEVE SONRISA Y CUANDO TOMA IMPULSO PARA HABLAR, SE OYE UN MURMULLO, MIENTRAS TOMAN PROTAGONISMO LOS PERSONAJES DE LA HISTORIA. CARMEN SE ACERCA ADONDE ESTÁ DOÑA FRANCISCA, LA NIETA DE UBICA UN POCO APARTADO DE AMBAS, DE ESPALDAS A PÚBLICO COMO OBSERVANDO LA ESCENA. EL ABUELO SE APARTA UN POCO TAMBIÉN DEL GRUPO DE HOMBRES, AUNQUE SIGUE DE CERCA LA ACCIÓN. SE DESPRENDE DEL GRUPO LAPRIDA Y SE DIRIGE AL RESTO DE LOS HOMBRES

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LAPRIDA.- Yo, Francisco Narciso de Laprida, como Presidente de este Congreso de las Provincias Unidas, en la benemérita y muy digna Ciudad de San Miguel de Tucumán, a los nueve días del mes de julio de mil ochocientos dieciséis y ante el Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, tengo el privilegio de preguntarles a los Señores Congresales: “¿Queréis que las Provincias de la Unión, sean una Nación libre e Independiente de los Reyes de España y su Metrópoli?” TODOS.- (EN UN GRITO) ¡Sí, quiero! (ENTRE VÍTORES Y APLAUSOS ANTE UN NUEVO GRITO COMO DESPRENDIMIENTO DE ENTRE TODOS) ¡Viva la Patria! TODOS.- ¡Viva! (Y SE PRODUCE EL APAGÓN FINAL)