“IRA” Autor: Aura Johannessen Resumen: Bill tiene una pelea con su mejor amigo Andrew. Se siente furioso, y desea venganza. Junto a su hermano mayor, Tom, hace de todo por obtener esa dulce venganza. Hará pagar a Andrew por lo que le ha hecho, sin compasión alguna, en una lucha sangrienta, solo uno podrá sobrevivir. Y todo eso, por la Ira. Banner: Creación de Goxi. Clasificación: PG -13

Categoría: Slash

Pareja principal: Bill - Tom

Género: AU, Horror, Suspenso, Angustia, Drama, Twincest, Lime Advertencias: Sangriento, Muerte, Violencia, Humillación, Incesto Estado actual: Terminado Total Capítulos: One - Shot

Serie: “Pecados Capitales”

“IRA”

Llegan las vacaciones de verano, todos están muy emocionados y felices, porque al fin podrán descansar en paz y disfrutar en familia y con amigos. Bill Kaulitz, en cambio, se quedara solo en casa junto a su hermano, pero, tiene alguien especial. Andrew Biersack, su mejor amigo. Él es huérfano, y no tiene hermanos, por eso se quedaría solo, pero Bill, decidió invitarlo a pasar las vacaciones en su casa, lo cual sería muy divertido. Ya estaban terminando de desempacar todo. El pelinegro le había preparado una habitación especial para que se quedara a dormir, tenía todo. —Gracias por invitarme Bill, no quería quedarme en el orfanato sin hacer nada— dice Andrew.

—Por nada, en verdad tenía ganas de invitarte, como mis padres no están, será divertido. —¿Y tu hermano? —No te preocupes por él, no se interpondrá entre nosotros— respondió el pelinegro. —Okey. Terminaron de acomodar todo, y decidieron ir a la sala a ver una película mientras esperaban las pizzas que habían ordenado para cenar. Al cabo de unas horas Tom se aparece con una botella de vodka en una mano, y con la otra se apoyaba contra la pared. Era obvio que había estado bebiendo. —¿Tom?— preguntaron los dos adolescentes al unísono. —Oh, Dios, que noche— dijo con voz alcoholizada. —¿Me invitas?— pregunto Andrew al ver su botella, haciendo reír a Bill. —¡Mía!— se quejó el trenzado abrazándola. —Llevémoslo a su cama— dijo el pelinegro. Los dos chicos tomaron a Tom de los brazos y se lo llevaron a rastras hasta su habitación. Se había ido a una fiesta con sus amigos por el fin de clases, además, había salido bachiller. Bill no lo culpaba, porque, él también se alcoholizaría cuando saliera bachiller, Andrew también, y no les importaba nada, además, era obvio que lo harían. Después de dejar a su hermano desmayado en la cama, decidieron ir a sus habitaciones para dormir. Al día siguiente, ordenaron un gran desayuno para ese día tan especial. Y como no tenían de donde pagarlo, sacaron algunos billetes de la billetera del trenzado. No se daría cuenta, además, solo era un “préstamo”. Al término de ese gran festín, fueron nuevamente a la sala a jugar video-juegos. Horas después, Tom se apareció, se veía fatal. Tenía ojeras, apenas podía moverse y estaba con una cara de como haber vomitado mil veces. –Así que eso es la resaca— dijo Bill al ver a su hermano en ese estado. —Cállate pequeño— dijo despeinando los cabellos del pelinegro. —Tu hermano es un hijo de perra— dijo Andrew dirigiéndose a Bill. —Te escucho, ¿sabes?— se quejó Tom. —¿Te importa?— preguntó Andrew mirando enojado al trenzado. –Estamos jugando, cierra tu bocota y cállate. —Soy mayor que tú, no me puedes obligar. —En el estado que estás, sí.

Tom estaba a punto de gritar con todas sus ganas. Nunca le había caído bien ese chiquillo, y no le gustaba que sea amigo de su hermanito, en verdad, no le daba muy buena espina. Siempre se había creído el más rudo, el más inteligente, el mejor. Era insoportable. A veces Tom sentía ganas de saltar sobre él y matarlo a golpes. Pero no caería en la trampa, no se dejaría llevar por la ira, no cometería un pecado capital. El trenzado dio un suspiro, y se fue de ahí ignorando sus insultos. —Así es, vete de aquí maricón— gritó Andrew. —Andy basta, está bien como una broma, pero es demasiado, ¿no crees que lo estás lastimando?— preguntó Bill preocupado por su hermano. —Nah, él sabe que son simples bromas, no creo que se sienta ofendido. —Pero lo haces desde que somos pequeños. ¿Qué tienes contra Tom? Andrew miro a otro lado y le dio la espalda. –Nada. Bill no le creyó en absoluto, sabía que le escondía algo. Quería saber qué estaba pasando. No le gustaba nada que estuviera insultando a su hermano de esa forma tan cruel. Se sentía ofendido, cada cosa que le decía, sentía que también venía para él, era doloroso. Y por alguna razón, Bill podía sentir el dolor de su hermano, podía sentir su tristeza. No le gustaba nada. —Por favor dímelo, ¿qué te hizo él para merecerse eso? —¡Te dije que “Nada”!— le gritó. —Andy, tranquilo, solo es una pregunta… —¡Pues deja de preguntar, no te voy a responder! —Estoy preocupado, me gustaría arreglar las cosas entre ustedes dos, sé que se van a llevar bien— decía Bill tratando de calmarlo. —¡Si tanto quieres saberlo te lo diré!— volvió a gritarle. Por alguna razón, Andrew estaba bastante enojado, y estaba decido a mostrarle toda su ira a su mejor a amigo, y sin piedad. —¡Tom es un estúpido, un hijo de perra, engreído, mujeriego, egoísta, chismoso, mentiroso, es un demonio, lo odio con toda mi alma! Bill sintió un horrible dolor en su corazón. –No es cierto, él es una buena persona… —¡¿Y sabes qué más?!— Andrew gritó interrumpiendo a Bill. — ¡Tú, tú, me tienes cansado! ¡Siempre eres hecho el inocente, el tranquilo, el que nunca cometió algún pecado en su vida! ¡Estoy harto de eso, eres un tonto idiota! ¡No entiendo por qué pude llegar a ser tu amigo! Ese dolor que antes sentía, se convirtió en uno más insoportable. Era como si se estuvieran formando cicatrices en el corazón del pelinegro. Llevó una de sus manos al

pecho y soltó un jadeo. Quería gritar, llorar, golpearlo. Lo habían tocado, y muy profundo. Hasta su corazón. Lo estaban destrozando por dentro. Bill nunca sintió tanta ira en su vida. —¡Tú eres el maldito hijo de perra! ¡Siempre molestas a los demás! ¡Siempre eres hecho el santo! ¡Pero eres un puto pecador, eso es lo que eres! ¡No quiero volver a ser tu amigo! ¡Vete de aquí y muérete!— le gritó el pelinegro dolido, conteniendo las lágrimas. Lo empujó fuertemente y lo botó de la casa. —¡Déjame entrar cara de niña! ¡Mis cosas están adentro inútil!— gritó Andrew desde la puerta. Bill corrió a la habitación que había preparado y comenzó a tirar la ropa desde la ventana. Escucho los gritos de ira de Andrew. Siguió tirando todo lo que se encontraba, hasta que vio un espejo frente a él. Lo lanzó con la intención de matarlo. El cristal casi llega a la cara del otro, pero logra esquivarlo. —¡Eres un maldito demonio! ¡Casi me matas estúpido! —Oh, no te mate, lo siento, creí que lo hice— dijo Bill lleno de rabia. Cierra fuertemente la ventana, viendo como su no-amigo empaca sus cosas mientras grita y maldice en el aire, hasta que se va. Es en eso, cuando el pelinegro se llena de lágrimas y se tira en el suelo, sin contener el llanto. Tom, quien había escuchado todo y estaba oculto detrás de la puerta de su hermano, decide entrar. Se sienta de rodillas al lado del pelinegro y le acaricia sus largos cabellos oscuros. –Bill— susurra. El aludido no responde, y sigue en su llanto. El de trenzas toma delicadamente su rostro y le seca algunas lágrimas. –Tranquilo pequeño, todo estará bien, solo fue una pequeña pelea, algún día volverán— dice Tom tratando de consolarlo. —No, nunca volveremos a ser amigos, ya no me quiere, y yo tampoco lo quiero a él— dice entre llantos. —Bill, no digas eso. —¡Lo que él hizo es imperdonable! ¡No lo quiero volver a ver en mi vida! ¡Quiero que muera!— grito, y al terminar la última frase, se fue de ese lugar hacia la sala. Tom lo siguió con pasos lentos, escuchando sus llantos y veía unas gotas de sus lágrimas por el suelo. Se sentía mal al ver a su hermanito sufrir de esa forma. No le gustaba nada, quería que fuera feliz, quería ver su sonrisa. Pero eso no sería posible en esos momentos. No es justo que lo hagan sufrir de esa forma. Estaba enojado con ese tipo Andrew. Pagaría por lo que le ha hecho. Aunque Tom odiaba ese pensamiento, no podía ignorar el hecho de que quería que muriera. Se acercó al sillón en donde estaba Bill, y se sentó a su lado, torturado por sus llantos. No le gustaba oírlo así de triste, era una tortura para él ver a su hermanito así. Sintió un insoportable dolor en su corazón que lo hizo retorcerse. –Pequeño, no llores más, me lastimas— dijo con voz adolorida. —No puedo parar, esto es tan cruel… Espera, ¿por qué te lastiman mis llantos?— preguntó confundido el pelinegro.

—Bill, odio verte llorar, es una tortura para mí. Sonríe, deberías estar feliz porque ese tipo desapareció de tu vida, no podrá molestarte más. Por favor, solo una sonrisa basta, no soporto este dolor— dijo apretando su pecho a punto de soltar un grito. —Tom— susurro. El pelinegro estaba bastante conmovido e impresionado por sus tan tiernas palabras. No podía creer que su hermano sienta ese dolor solo por su sufrimiento. ¿Por qué? ¿Cuál era la razón a eso? Bill estaba en shock, no entendía nada. Él sabe que su hermano lo quiere mucho, pero eso es, un amor bastante poderoso hacia él. Quizá, una más grande de hermano a hermano. —Tom— repitió. En cuanto el trenzado volteó para verlo, se quedó sin habla, porque sus labios estaban tocando los de su hermanito. Era un beso apasionado y lleno de amor y dulzura. Al cabo de un rato así, el mayor no se pudo resistir, y le siguió el beso con la misma pasión. Comenzó a acariciar su suave piel y se dejó caer sobre Bill, pero sin aplastarlo demasiado. Lo suficiente para estar muy cerca de sus dulces labios. Pero se separaron por un poco de aire. —Bill, ¿por qué? —Te amo Tom. —Yo…yo creí que no lo hacías. —No Tom, te amo con toda mi alma. —Bill, quiero decirte que yo también te amo, siempre te he deseado con todas mis ganas, siempre he deseado tener tu dulce cuerpo solo para mí, pero eres tan inocente y dulce que temía decírtelo— confesó el mayor. —Pues, tu inocente y dulce hermano deseaba lo mismo— dijo regalándole una sonrisa, y volvió a besarlo. Ese día, se pasó bastante rápido, pero para los dos hermanos fue eterno. Tom los había llevado a su habitación para seguir, en donde disfrutaron de más besos, caricias y gemidos de placer. Bill olvido todo lo sucedido con Andrew y se dejó llevar por cada embestida de Tom. Jadeaba y suspiraba por tanta acción. El mayor disfrutaba cada cosa que hacían, desde sus fuertes embestidas hasta los gemidos que emitía Bill, lo cual era música para sus oídos. Terminaron bastante cansados, abrazados el uno al otro, emitiendo jadeos y sin importarles su desnudez. —Te amo— dijo en una de esas el mayor. —Y yo a ti, Tomi— respondió con una sonrisa el mayor. Al cabo de un rato, se durmieron. &

Bill estaba aterrado, veía imágenes de su pelea con Andrew, sentía esa ira de nuevo. No podía calmarse a pesar de todo lo que hacía. Volvía a sentir ese dolor en su pecho, gemía de dolor, se movía por todos lados buscando una salida. Lo estaban torturando por dentro, cada palabra era una nueva cicatriz. Su corazón latía a mil, su sangre corría por sus venas, su respiración se agitaba. Comenzaba a ver y a escuchar cosas extrañas, rojo, dolor, gritos, oscuridad, una pelea sangrienta. Algo lo acuchillaba por dentro, sentía que todo se acababa, y cerró los ojos. —“Andrew, ¿por qué?”— se preguntaba en su interior. –“No me mates” —“Bill, Bill, despierta”— escuchó. –“Bill, Bill, Bill” Abrió los ojos de golpe. & Estaba en su casa, echado en la cama, ya era de noche. Su hermano lo miraba preocupado. Todo eso era un sueño, más bien, una pesadilla. Se froto los ojos y llevo una mano a su cabeza, le daba vueltas y le dolía horriblemente. —¿Bill?— preguntó el mayor. —Tomi. —Gritabas y te movías mientras gemías de dolor. ¿Qué te pasó? El menor le contó toda su pesadilla, sin olvidar el detalle de que le dolía horriblemente la cabeza. Tom decidió darle unas pastillas para que se le pase el dolor. Y al cabo de varios minutos se le paso. No durmieron después, Bill temía de que ese sueño volviera, por eso se quedó despierto junto a Tom. No era tarde, eran las nueve de la noche. En una de esas, Bill suspiró. —¿Qué pasa pequeño? —No puedo quitarme esto de la cabeza, Tom, creo que estoy cometiendo un pecado. —¿Cuál?— preguntó el otro curioso, Bill se tardó en responder, pero habló. —Estoy lleno de ira, quiero satisfacerla Tom, quiero venganza. El trenzado abrió los ojos grandemente y se quedó sin habla un buen tiempo, su hermanito era muy dulce e inocente para estar deseando algo así. No quería que lleve al extremo un Pecado Capital. –Bill, la venganza no es buena, solo olvida esto, por favor. —No puedo, en verdad la deseo, quiero hacer sufrir a Andrew, quiero que sienta todo lo que yo sentí. —Por favor, sé que lo odias, sé que lo que hizo es imperdonable, pero la venganza no lleva a nada.

—Tom, la deseo con toda mi alma. Ayúdame en esto. Sinceramente, Bill le estaba comenzando a dar miedo, la maldad se había apoderado de su hermanito y no le agradaba. Quería al tierno Bill de vuelta. Pero, también quería venganza, Andrew lo hizo sufrir, merecía un castigo, merecía la muerte. Tom no estaba seguro si ayudarlo, o dejarlo a un lado y olvidarlo todo. Era una decisión difícil para él. —Olvida todo esto, algún día se te pasará, ya verás. —Pero. —Por favor, te prometo que todo va a mejorar. Bill se lo pensó. –Está bien. El mayor lo abrazó y le dio un dulce beso. Agradeciéndole por haberle obedecido. & Pasaban los días, y Bill tenía el mismo sueño cada noche, nunca acababa, cada vez era peor. Gritaba todas las noches, Tom tenía que acompañarlo para calmarlo, pero a pesar de eso, seguía sufriendo. Vivía atormentado, lleno de miedo, sufrimiento, torturas, dolor, llantos, y sobre todo, ira. Ya no lo soportaba, le había obedecido a Tom todas estas semanas, no satisfacía sus ganas de venganza. Su mente estaba atormentada. La necesitaba de verdad. Una noche, Bill se decidió, guardó algunas cosas en su mochila, cuchillos más que todo, porque iría solo a cobrar su venganza. Ya no soportaba todo ese sufrimiento, mataría a Andrew Biersack de la forma más cruel que se pueda. Se dirigió lleno de ira a su hermano y le gritó: —¡Ya estoy cansado de esto! ¡Necesito venganza, mi cuerpo la necesita y tú lo sabes! ¡No voy a vivir atormentado toda mi vida! ¡Lo mataré, y no necesito tu ayuda! ¡Soy un pecador, y no me importa! ¡Hare todo para deshacerme de ese maldito hijo de perra! Al terminar, corrió a la entrada y escapó de la casa, seguido por los llamados de su hermano mayor. Pero no le obedecería esta vez. Tom se dejó caer. Estaba preocupado, quizá su hermano llegaría a morir, tal vez no lo lograría. ¿Y si lo hacía? ¿Eso lo convertiría en un homicida? ¿En un psicópata? ¿Un pecador? Todo lo que quiere es satisfacerse. Tom se lo pensó. En realidad, Andrew era el pecador, el empezó todo, y gracias a él, contagió a Bill de ira. Tal vez sí se merecía la muerte, era muy malo, él era el culpable de todo. El trenzado siempre fue molestado por ese tipo, nunca se cayeron bien. Siempre se odiaban. Quizá si era correcto. —Me uno a la lucha— dijo sosteniendo un cuchillo largo y afilado. También quería venganza. &

Bill estaba oculto detrás de unos arbustos esperando a que Andrew saliera del orfanato. Tenía planeado seguirlo hasta dejarlo en un rincón sin salida para matarlo. Espero mucho tiempo, pero en eso, sintió una mano en su hombro. Reacciono de inmediato y volteó. Era Tom. —¿Tomi? ¿Qué hacer aquí? —Vine a ayudarte, quiero que ese bastardo muera— dijo. Bill pudo notar la maldad en sus ojos. Sus labios formaron una sonrisa psicópata y beso a su hermano agradeciéndole por apoyarlo. —Te amo. —Y yo a ti. De repente, escucharon la puerta del orfanato abrirse, Andrew había salido. Lo siguieron cautelosamente, mientras Bill buscaba algún lugar para iniciar con su matanza. Encontró uno, era un callejón grande, húmedo y oscuro. Perfecto. Susurro algo en el oído de Tom, y este se alejó para que el plan saliera de acuerdo a como le decía su hermanito. Bill, al llegar al callejón, se escondió ahí, y en cuanto Andrew pasó, lo llamo. —¿Andy? ¿Eres tú? —¿Bill? ¿Qué haces aquí?— preguntó el otro completamente sorprendido. —Estoy perdido— mintió. —Pero…— Andrew estaba bastante confundido, se suponía que no debería hablar con Bill, además, era imposible que estuviera perdido. —Ahora que estás aquí, hazme un favor— pidió inocentemente. —¿Qué? ¿Qué favor? —Sufre. Tom se apareció detrás de Andrew y le clavó un cuchillo en su hombro. Éste grito y se dejó caer de rodillas al suelo. —Son unos monstruos— dijo con dolor. —Lo sé— respondió Bill junto a una risa maníaca. Tom sostuvo a Andrew de los hombros sosteniéndolo en el aire. No dejaba de gritar por el dolor que le causaba. Bill se acercó al chico frente a él. Y le dio un puñetazo en la cara, seguido de otro, y otro, y otro. A Andrew le comenzaba a sangrar la nariz y se había roto el labio y la ceja izquierda gracias a Bill, pero el pelinegro lo disfrutaba, al igual que su hermano.

—No lo lograrán tan fácilmente. —Eso crees tú— dijo Bill sosteniendo un cuchillo. Andrew, antes de ser apuñalado, logró darle una patada al pelinegro seguido por un golpe en la cara a Tom. De inmediato se liberó y se lanzó hasta Bill para golpearlo tan fuerte como le había hecho. —¿Cómo se siente Billi? ¿Te gusta?— dijo en cuanto logro sacarle sangre al otro. —¿Es todo lo que tienes? —¿Quieres más?— De repente, Tom empujó al chico que golpeaba a su hermana y se lanzó a él acorralándolo entre la pared mientras lo sostenía del cuello de su camiseta. Lo comenzó a azotar con la pared repetidas veces. Fuerte y sin piedad. Andrew sentía un gran dolor en su espalda por la mala estructura de la pared. —¡¡¡DEJA A MI HERMANO EN PAZ!!!— gritó. Lanzó al chico al suelo y lo comenzó a pisotearle la cara fuertemente. Los gemidos de dolor se hacían escasos. –Tu turno Bill, mátalo— llamó el trenzado. Se le iluminaron los ojos al pelinegro, se levantó del suelo y lentamente se dirigió a su objetivo con el cuchillo en manos. –Espero que estés listo para visitar el infierno Andy— dijo Bill con una gran sonrisa. El chico en el suelo no se movía, podría jurarse que estaba por morir, ni siquiera abría los ojos. Pero en realidad, todavía tenía mucha energía, bastante para vengarse. Le dio una patada sorpresiva al pelinegro, y se levantó de golpe corriendo lleno de rabia hacia Tom para terminar con él. Sabía que no podía matarlos a los dos al mismo tiempo, tenía que deshacerme primero del más fuerte, el cual era Tom, así después, sería más fácil matar a la pequeña sabandija de Bill. Logró esquivar con facilidad los golpes que venían hacia él, y le respondía con fuerza tratando de noquear al de trenzas. Por cada golpe que recibía, se ponía más débil, y como todo le llegaba a la cara era peor. Su vista se hacía borrosa y se tambaleaba. — ¿Qué pasa Tom Kaulitz? ¿Qué acaso no eras el más rudo aquí?— dijo burlándose de él. —Tomi— dijo Bill levantándose del suelo, presenciando la forma en la que su amado hermano caía inmóvil al suelo. No movía ni un músculo, ¿estaba muerto? —¡¡¡TE MATARE ANDREW BIERSACK!!!— grito lleno de ira corriendo directamente a él. Se lanzó y lo dejó en el suelo, Bill aprovechó para sentarse sobre él, y matarlo de una vez por todas. Sacó su cuchillo. —No lo lograras tu solo Bill, eres inútil. Junto a un grito de rabia, el pelinegro trató de apuñalarlo, pero Andrew se hizo a un lado esquivándolo. No importaba cuanto intentaba Bill, siempre fallaba. —¡¡¡DEJAME MATARTE!!!— se quejó sosteniendo la cara de su oponente fuertemente intentando arrancarle la cabeza. Además lo estaba ahogando. Aprovechó eso para clavarle el

cuchillo en el otro hombro. Esta vez no logro gritar, Bill le tapó la boca con la navaja, logrando también cortar sus labios. Adolorido, Andrew le golpeó la cabeza a Bill y logro estar sobre él para seguir golpeándolo. Aplastó sus manos con sus piernas, dejándolo completamente inmóvil. –Sin tu hermano no eres nada— se burló. —¡¡¡CÁLLATE!!!— gritó el pelinegro moviéndose a todos lados, intentando escapar. Andrew le arrebato el cuchillo al pelinegro, decido a hacerlo sufrir. –Ahora es mi turno. —¡¡¡NO, NO, NO!!! ¡¡¡POR FAVOR, ANDY!!! ¡¡¡SÁLVAME TOMI!!!— gritó con todas sus fuerzas al ver la forma que el otro levantaba el cuchillo. Con fuerza, sintió presión en su hombro derecho, y lentamente algo entró dentro de él. Comenzó a gritar. Andrew, quien disfrutaba, movió de un lado al otro el cuchillo para que el dolor sea todavía más terrible. Y lo sacó lentamente, disfrutando la forma en la que la sangre corría. —¿Te gustó Bill? El otro no respondió, simplemente gemía de dolor. Lo miro con ojos llenos de ira. Andrew no tardó en darse cuenta, y se le ideo algo. Agarró torpemente del mentón a Bill sacándole un grito. Dejo su cabeza y su boca inmóvil. –Tranquilo, esto dolerá…. Bastante— se rió. Dejó el cuchillo a un lado, y llevo una mano al ojo derecho de Bill. Lentamente, metió uno de sus dedos ahí dentro, luego otro, seguido de otro y otro, hasta lograr sostener esa bolita húmeda. El pelinegro quería gritar, moverse, golpearlo, pero no podía, estaba atrapado. Con lentitud, Andrew, comenzó a arrancarle el ojo. El dolor que Bill sentía en ese momento era horrible, no lo podía soportar, sentía que moriría por la tortura, pero seguía vivo. En cuánto se lo arranco, lo único que pudo hacer fue gritar y sentir como la sangre le brotaba llenándolo de puro terror. —¿TE GUSTA? ¿TE GUSTA COMO SE SIENTE? ¡¡¡ESPERO QUE LO ESTÉS DISFRUTANDO, PORQUE YO NO VOY A PARAR, ARRANCARÉ CADA PARTE DE TI!!! BRAZOS, PIERNAS, TODO, HASTA TERMINAR CON TU CORAZÓN— dijo, y terminó riéndose como un psicópata. Bill lo miraba con su ojo bueno, lleno de oscuridad, pero en eso, noto que el cuchillo estaba muy cerca de su mano. Trató de alcanzarlo, y lentamente, sin que Andrew se diera cuenta, lo logró. Esta vez, llevó el cuchillo fuertemente hasta el otro, y le cortó una oreja. Gritó descontroladamente. —¡¡¡ERES UN MONSTRUO, MERECES MORIR!!!— gritó Bill logrando liberarse. Lo empujo contra una pared, y sin pensarlo dos veces, clavo el cuchillo en el cuello de Andrew, y luego, entre sus pulmones. Se quedó sin aire, no podía hablar, ni gritar, lo único que hizo, fue vomitar sangre, cubriendo la cara de Bill por ese líquido rojo, pero a él no le importó. –Vete de aquí, y déjame tranquilo— le dijo el pelinegro.

Andrew, cayó al suelo, formando grandes charcos de sangre. Bill siguió apuñalándolo, quería asegurarse de que estuviera muerto. Después de haberle clavado el cuchillo en la cabeza, se cubrió con la venda para que no se notara que no tenía un ojo. Y rápidamente, corrió hacia su Tomi. —Hermano, contéstame por favor, sé que estás vivo— dijo tomando su mano. —¡Tom!— grito preocupado. — ¡No me hagas esto, responde!— estaba a punto de llorar. Pero sintió una mano que acariciaba su mejilla. –Tomi— reaccionó de inmediato. —Bill. El pelinegro lo abrazó con fuerzas. –Creí que habías muerto. —¿Y Andrew? ¿Murió? ¿Qué te pasó? ¿Por qué tienes una venda en tu ojo derecho?— preguntó preocupado. —Es una larga historia, lo que importa, es que logramos vengarnos— dijo con una sonrisa. –Ya no hay de qué preocuparnos Tom, lo hicimos. —No, tú lo hiciste— lo corrigió el trenzado. Y beso los labios de su Bill. Estaba orgulloso. Ahora, ellos vivían tranquilos, como si nada hubiera pasado. Cada día se la pasaban disfrutando de su amor, felices de ya no tener que preocuparse, porque Bill ya no tenía las mismas pesadillas. Y nadie supo lo ocurrido. El pelinegro usaba un ojo artificial para que nadie lo notara, y en la escuela se decía que Andrew había cambiado de escuela. Todo era normal. Pero los hermanos Kaulitz ocultaban un secreto. Ellos habían cometido un Pecado Capital. Desde entonces, eran asesinos a sangre fría, se vengaban de todos los que les hicieran algo. Satisfaciendo su ira.

& FIN &

Notas de Aura Johannessen: Hola, espero que hayan disfrutado de mi capi. Lo sé, fue muy gore. Solo les pido que no me odian por quitarle un ojo a Bill jejejeje. Gracias por leer. Que disfruten de “Pecados Capitales”. Besotes!