II CONGRESO DE HISTORIA DE ALBACETE

II CONGRESO DE HISTORIA DE ALBACETE Del 22 al 25 Novielllbre de 2000 IV EDAD CONTEMPORÁNEA INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES "DON JUAN MANUEL" DE ...
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II CONGRESO DE HISTORIA DE ALBACETE Del 22 al 25 Novielllbre de 2000

IV EDAD CONTEMPORÁNEA

INSTITUTO DE ESTUDIOS ALBACETENSES "DON JUAN MANUEL" DE LA EXCMA. DIPUTACIÓN DE ALBACETE Serie 111 - Congresos, Seminarios, Exposiciones y Honlenajes - Núm. 6 ALBACETE 2002

COORDINADORES DE LA EDICIÓN:

VOLUMEN

1:

RUBÍ SANZ GAMO

VOLUMEN

11:

AURELIO PRETEL MARÍN

VOLUMEN

111:

ALFONSO SANTAMARÍA CONDE, LUIS G. GARCÍA-SAÚCO BELÉNDEZ y JOSÉ SÁNCHEZ FERRER

VOLUMEN IV:

CARLOS PANADERO MOYA y MANUEL REQUENA GALLEGO

ÍNDICE DEL VOLUMEN IV

Pág.

PRESENTACIONES CARLOS PANADERO MOYA: El siglo XIX en la historia de Albacete: balance historiográfico

11 - 18

MANUEL REQUENA GALLEGO: Estado de la cuestión sobre el siglo XX albacetense

19 - 27

PONENCIA MARÍA TERESA PÉREZ PICAZO: Las cuentas del Concejo de Albacete y la oligarquización de su gobierno del antiguo régimen a la revolución liberal ( 1750-1845)

31 - 43

COMUNICACIONES FRANCISCO FUSTER RUIZ: Datos para la historia de la historiografía de Albacete (1636-1967) ..

47 - 62

JOSÉ MANUEL ALMENDROS TOLEDO: Villatoya, la larga y costosa disolución de una propiedad señorial...

63 - 80

LUCIO GALLEGO GINER: Desamortización eclesiástica. Los bienes muebles de los conventos de San Francisco y Santa Clara de la villa de Hellin

81 - 91

CARMEN GARCÍA SERRANO: En torno a la creación de la Audiencia Territorial de Albacete

93 - 104

MATILDE MORCILLO ROSILLO: La seguridad municipal de Albacete durante el siglo XIX a través de los serenos

105 - 111

Ma LUZ LÁZARO SALAS - OLGA SÁNCHEZ HUEDO: La actividad artistico-n1usical de Albacete afinales del siglo XIX desde "El Diario de Albacete"

113 - 133

ALFREDO ANTONIO LOSADA AZORÍN: El Ayuntan1iento de Hellin y sufuncionamiento interno durante la restauración

135 - 145

ALFREDO ANTONIO LOSADA AZORÍN: La evolución de la población hellinera desde 1875 a 1950...............................................................................................................................................................

147 - 159

MIGUEL-JUAN PEREDA HERNÁNDEZ: Sociedades obreras aln1anseñas fundadas entre 1891 y 1911...............................................................................................................................................................

161 -180

MIGUEL LUCAS PICAZO: El ciclo vital en la provincia de Albacete. La encuesta del Ateneo de Madrid de 1901/02. Costumbres populares sobre el nacilniento, el matrilnonio y la muerte

181 - 191

MANUEL LUNA SAMPERIO: "A las ánimas benditas": cofradías y grupos para el ritualfestivo en la provincia de Albacete

193 - 198

MARÍA DOLORES GARCÍA GÓMEZ: Un espacio para la lnuerte: acerca del origen del celnenterio de Santa Ana de Villarrobledo

199 - 203

ANTONIO CAULÍN MARTÍNEZ - MIGUEL LUQUE TALAVÁN: Don Francisco Ramos y Bascuiiana (1845-1917): un general de brigada hellinense en Filipinas

205 - 215

FERNANDO RODRÍGUEZ DE LA TORRE: El albacetense Juan Morcillo y Olalla, cumbre de la veterinaria española

217 - 237

Pág.

JESÚS GÓMEZ CORTÉS: Herminio Almendros y la generación del 27 en Almansa. Algunas cartas inéditas desde su exilio cubano .

239 - 250

a

M DOLORES DÍAZ NOGUERA - JESÚS GÓMEZ CORTÉS: Aproxilnación a la figura y a la innovadora obra pedagógica del maestro José Conde García ..

251 - 268

ÁNGEL LUIS ARJONA MÁRQUEZ: Aproximación al director de fotografía Tomás Duch Bebnonte ..

269 - 279

ROSA MARÍA SEPÚLvEDA LOSA: El sistema de partidos en albacete durante la segunda· república ..

281 - 288

ANTONIO SÁNCHEZ MORENO: Evolución política 111unicipal durante la II república en Villarrobledo .

289 - 299

JOSÉ DEOGRACIAS CARRIÓN ÍÑIGUEZ: La persecución religiosa en la provincia de Albacete durante la guerra civil (1936-1939) .

301-315

JOSÉ DEOGRACIAS CARRIÓN ÍÑIGUEZ: Pozo-Cañada: los primeros sucesos luctuosos de nuestra guerra civil en la provincia .

317 - 322

DAMIÁN A. GONZÁLEZ MADRID: Algunas notas sobre el personal político franquista. Albacete en el contexto Castellano-Manchego: las elecciones 111unicipales de 1948 y los prilneros diputados .. provinciales corporativos de 1949. Un análisis cuantitativo y cualitativo

323 - 336

DANIEL SÁNCHEZ ORTEGA: Una aproximación al estudio de la oposición al franquismo en Albacete .

337 - 348

FRANCISCO ALCÁZAR RUBIO - JAVIER HERNÁNDEZ PÉREZ: La lucha arn1ada antifranquista en la postguerra de Albacete .

349 - 357

ANTONIO ESTEBAN GARVÍ: La lucha clandestina contra el franquislno. La resistencia contra la dictadura en Albacete .

359 - 366

PABLO MARTÍN DE SANTA OLALLA SALUDES: La diócesis de Albacete del Concilio Vaticano 11 alfinal de la transición democrática de la Iglesia española ..

367 - 380

JULIÁN ROS CÓRCOLES: Arturo TaberaAraoz, Obispo de Albacete, en el Concilio Vaticano 11

.

381 - 392

LUIS MIGUEL MARTÍNEZ-GÓMEZ SIMÓN: Las instituciones de atención social al menor en la ciudad de Albacete .

393 - 407

ELlA GUTIÉRREZ MOZO: Tipologías arquitectónicas y arquitectos ele la ciudad de Albacete en el primer tercio del siglo XX .

409 - 433

JOSÉ M a ARISTÓTELES MAGÁN PERALES: La configuración urbana de la actual ciudad de Albacete: normativa versus realidad urbanística .

435 - 447

GABINO PONCE HERRERO: La estructura industrial de la provincia de Albacete en los inicios del "desarrollismo" .

449 - 457

ROSA MARÍA SEPÚLVEDA LOSA: Un nuevo fondo doculnental para el estudio delfranquislno: la comisaría de policía de Albacete .

459 - 464

BLANCA R. PASCUAL GONZALO: Archivo histórico provincial de Albacete nuevas posibilidades de investigación (identificación archivística e historia institucional) .

465 - 479

JUAN RAMÍREZ DE LUCAS: Albacete ¿ciudad de museos?

.

481 - 484

JESÚS MARTÍNEZ-MORATALLA - LUIS PIQUERAS - PEDRO A. SERRANO: Patrimonio ar.. queológico y espacios naturales de Albacete en peligro ante las centrales eólicas

485 - 497

PRESENTACIONES

EL SIGLO XIX EN LA HISTORIA DE ALBACETE: BALANCE HISTORIOGRÁFICO Carlos PANADERO MOYA Instituto de Estudios Albacetenses INTRODUCCIÓN Al realizar una mirada al estado actual sobre los estudios históricos relativos al Albacete decimonónico, se observa el importante salto protagonizado en los últimos veinticinco años sobre ese período por lo que puede llamarse historiografía albacetense contemporánea. A partir de 1975 late una etapa de cambio sobre la atmósfera. Hasta entonces el conocimiento del siglo XIX pasaba necesariamente por la consulta de contados autores: Roa y Erostarbe (1891) y Sánchez Torres (1898,1916). Sus trabajos tienen una fuerte carga erudita, muy apegados a las fuentes por ellos consultadas, que mantienen su interés precisamente por el contenido documental sobre el que se apoyan. A su vez, los aspectos por ellos tratados constituyen la parte final de un curso histórico que se remonta a tiempos pretéritos. Por tanto, no son sólo acontecimientos de historia de su época sino de todas las que se dan cita en estas obras. En esta corriente de erudición, existen otros trabajos de ámbito local, de interés muy desigual, en ocasiones auténticas misceláneas, donde se amontonan acontecimientos de todo tipo y de épocas muy diversas, biografías y rasgos costumbristas. Las biografías de los personajes relevantes de cada localidad tienen su interés al constituir, para nosotros, una fuente secundaria válida para el estudio de las élites de poder, económico o político. En conjunto, las obras que proporcionan estos rasgos son, con todo, muy pocas. Cuentan con esta historiografía, Villarrobledo (Sandoval, 1961), Munera (García Solana, 1973), Jorquera (Cano, 1989), Barrax (González Bermúdez, 1960), La Roda (Martínez Angulo,1985) y Caudete (Sánchez Díaz,1956 ). Al lado de esta escasa producción, toda ella publicada con anterioridad a 1975 (a excepción de dos), se asiste desde entonces a un cambio de rumbo traducido en la actualidad, veinticinco años después, en más de treinta títulos de libros y en más de cincuenta artículos, donde está presente la historia contemporánea de Albacete en sus contenidos, métodos y aspectos lnás variados. Este crecimiento se enmarca en el espectacular cambio vivido por la historiografía española contemporánea desde los años sesenta, cuya transformación ya vislumbró en un estudio pionero José María Jover Zamora (1974) y para cuyos rasgos actuales se dispone de múltiples trabajos (véase, por ejemplo,

a partir de Hemández Sandoica, 1998). Enfoques tan relevantes en la historiografía española, desde la necesidad de estudiar la historia COlno totalidad hasta la subespecialización en teInas y etapas ha tenido su reflejo en nuestra historiografía albacetense del siglo XIX, contribuyendo, de esta forma, a otra de sus características actuales: la abundancia de historias locales, tan necesarias para una correcta interpretación y explicación de nuestra historia nacional. El impulso de los estudios históricos albacetense debe relacionarse con otros procesos de cambio que han actuado a la vez. Así, el crecimiento del alumnado universitario, y más cerca de nosotros de la propia Universidad de Castilla-La Mancha, ha impulsado el incremento de investigadores; a su vez, es necesario, como ha ocurrido, que aparezcan organismos dedicados a dar salida a las investigaciones realizadas mediante su publicación. En ello ha jugado un papel destacado el Instituto de Estudios Albacetenses de la Diputación Provincial de Albacete el cual ya convocó en 1983 un Congreso de Historia de Albacete que tiene, en el que ahora celebramos, su continuación. Junto al LE.A. otros organismos han contribuido a difundir las investigaciones históricas: Ayuntamientos, Diputación Provincial, Cajas de Ahorro, Universidad regional,... y Junta de Comunidades, bajo cuyo patrocinio se celebró en 1985 el primer Congreso de Historia de Castilla-La Mancha. Ya en ese Congreso, el profesor Femández García (1988) presentó una ponencia donde exponía, a la altura de 1985, los estudios disponibles para el siglo XIX en Castilla-La Mancha con su correspondiente análisis y comentario. Los Congresos de Historia citados, tanto el de Albacete como el de Castilla-La Mancha, han incorporado, al igual que éste, estudios sobre el siglo XIX que pueden parecer modestos por su número si los comparamos con el tratamiento historiográfico que han recibido otras comunidades de España, con un envidiable elenco de Congresos o de estudios debidos al formidable impulso de sus Universidades. Con todo, Albacete se ha incorporado a los aires de renovación metodológica y temática. Se ha pasado de una historia política tradicional a otra más integradora que viene procurando compreder todos los aspectos de la vida social de Albacete en el siglo XIX.

LA HISTORIOGRAFÍA ALBACETENSE DEL OCHOCIENTOS: RENOVACIÓN METODOLÓGICA Y TEMÁTICA El que la historia de Albacete en el siglo XIX haya dado un giro en estos últimos veinte años no quiere decir que nuestro conocimiento de la centuria sea lo suficiente satisfactorio. Hay todavía muchos aspectos por estudiar como tendremos ocasión de presentar a continuación al hilo de la exposición de las distintas cuestiones históricas abarcadas por los trabajos publicados. En el ámbito de la demografía histórica Albacete cuenta con un estudio excelente del que sólo debemos lamentar que

no haya encontrado el suficiente eco para ser utilizado como instrumento metodológico para el análisis demográfico de otras poblaciones de Albacete. Nos referimos al trabajo de Martínez Carrión (1983) sobre Yeste, municipio al que aplica el autor la "teoría de la transición demográfica", cuyos resultados responden al de una población serrana con fuerte aislamiento; su comportamiento demográfico convendría contrastarlo con el de otras poblaciones de la provincia al objeto de encontrar, si es que los hubo, inicios localizados de la transi-

12 ción demográfica en la segunda mitad del sigo XIX. El mislTIo autor, en unión de Sánchez Iniesta, presentó al congreso de Historia de Albacete una comunicación sobre la trayectoria de la mortalidad en el área rural albacetense, también con Yeste como eje (1984). En un marco temporal más amplio, desde el siglo XIV, Martínez Carrión y Rodríguez Llopis analizaron los cambios demográficos de Yeste en otro trabajo (1983). Por último, un factor de modernización demográfica, indicativo del tránsito de un ciclo demográfico antiguo a otro moderno, como es el de la estacionalidad de los nacimientos, las nupcias y las muertes ha tenido por parte de Martínez Carrión (1984a) su correspondiente estudio, centrado también en Yeste, con resultados que se comparan con tasas medias provinciales. Todo parece indicar que el ciclo vital observado en el siglo XIX, no se transforma, no se moderniza, a lo largo de la centuria: los resultados estudiados por nosotros para Albacete a mediados del siglo (Panadero, 1979) y en sus últimos veinticinco años parecen confirmarlo (Panadero, 1991 a). Las crisis de mortalidad a lo largo del siglo XIX, bien por alzas de las subsistencias como por invasiones epidémicas, cuentan también con estudios monográficos. Es bien conocida la crisis de subsistencias de 1857 en Albacete, que estudiamos hace años (Panadero,1979), cuyo enfoque debería aplicarse a otras alzas de las que se tiene seguridad de su existencia aunque se desconoce su impacto social y demográfico. En cuanto a las enfermedades epidémicas, se dispone de un estudio sobre las epidemias de viruelas en Albacete (Briones y Úbeda, 1988) algo tan propio del siglo XVIII, y el realizado por Losada Azorín (1988) para el siglo XIX en Hellín donde se registran las diferentes epidemias que afectaron a la población. Sobre las epidemias de cólera, se cuenta con los trabajos de Gabino Ponce (1984), dedicados a Alpera y Bonete para las epidemias de 1854-55 y 1865, Y el de Torres Falero (1993) relativo a la invasión colérica de 1885 en Albacete. La literatura médica de la época, tan dada a denunciar las carencias de la infraestructura sanitaria, cuenta también con un estudioso entre nosotros: José Manuel Almendros, el cual ha dado a conocer diversas topografías médicas de varias localidades de Albacete (1988,1992). En ellas, los médicos, al estar en contacto con las capas de población n1ás desprotegidas, denuncian la grave situación sanitaria de los barrios de clase popular. A la hora de enfrentarse a las distintas etapas históricas que componen nuestro siglo XIX se advierte la falta de estudios que tengan por objeto la crisis del Antiguo Régimen en tierras de Albacete, es decir, del período 1808-1833. No hay manera de engarzar, porque lo desconocemos todo, los años finales del siglo XVIII en Albacete, con sus problemas económicos y tensiones sociales, con la etapa que se abre a partir del emblemático año 1808, cuando los acontecimientos vividos por este país anuncian tanto la liquidación del viejo sistema del Antiguo Régimen como su pertinaz resistencia a querer morir. Del largo período que va de 1808 a 1833, que, por otra parte, coincide en el tiempo con el reinado de Fernando VII, necesitamos encontrar respuestas a cómo se estructuraba la sociedad albaceteña, sus conflictos, las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, ideología de los distintos grupos sociales ante el liberalismo,.. No obstante la ausencia de estudios históricos de enfoque total sobre el período, si existen análisis de aspectos puntuales ocurridos en esta larga etapa de 1808 a 1833. Así, los efectos de la Guerra de la Independencia, el paso de las tropas francesas, las requisas, el desorden económico, el vacío de poder y el movimiento juntista encuentran eco en el estudio pionero de Mateos y Sotos (1974) Y se prolonga con los de Ramón Carrilera (1984), Sánchez Picaza (1988), Meya Íñiguez (1993),

Navarro González (1993) Y el trabajo conjunto de Plácida Ballesteros y Joaquín Malina Cantos (1998). La construcción del Canal de María Cristina, ejemplo perfecto de actuación del reformismo ilustrado, obra para cuya financiación Albacete no contaba con suficientes recursos, y que, tras una visita de Carlos IV a la población (1802), se consiguió que fuera costeada por el Estado, cuenta con nuevas aportaciones al lado de las clásicas exposiciones de Blanch e lIla (1866), Roa Erostarbe (1891) y Sánchez Torres (1898, 1916). Todas ellas han contado para sus respectivos estudios, al igual que los que han seguido tratando esta materia, con el trabajo pionero de Cano Manuel (1830). Nos referimos a las investigaciones de Guerra Martínez (1984) y de Sánchez Ortega (1995). La primera estudia la gestión del Canal como empresa económica. La segunda, donde se dan a conocer proyectos anteriores a la aprobación del definitivo, se enmarca en la perspectiva de la transformación del espacio natural por el hombre. En otro trabajo, ahora de Morcillo (1995), se advierte sobre el lamentable estado del Canal en tomo a los años sesenta del siglo XIX. La Guerra de la Independencia desencadenó, a su vez, un proceso en el que las estructuras del Antiguo Régimen sufrieron la sacudida de la revolución liberal, plasmada en la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, que Fernando VII, cuyo paso por Albacete nos cuenta en un estudio Fuster (1977), se encargará de anular al restaurar el absolutismo. Un acontecimiento de tanta trascendencia histórica posterior, como fue la extinción del régimen señorial, en concreto la abolición de los señoríos jurisdiccionales y la conversión de los señoríos territoriales o solariegos en propiedad privada del señor, no podía dejar de contar también con estudios. El de Juan Romero permite conocer la estructura de la propiedad de la tierra de algunos de los lugares sometidos a régimen señorial (1983). Pedro Losa ha presentado un estudio sincrónico del condado de Balazote (1993), ejemplo de señorío jurisdiccional y solariego, y José M. Almendros ha centrado su atención en el Estado de Jorquera (1987). Por último, a través de Zuazo conocemos el cariz antiseñorial que tuvo en Montealegre la crisis de 1808 al traducirse por el campesinado en una oportunidad para liberarse del yugo señorial (1915) Con todo, afortunadamente, el conocimiento de la evolución histórica del señorío de Montealegre pasa por la consulta de la reciente investigación de Francisco Javier Losa (1998). Otra cuestión tratada, que es consecuencia del proyecto liberal de Estado y de organización territorial, es la creación de la provincia durante el Trienio Constitucional, tema investigado por Angel Ñacle (1990), entonces con capital en Chinchilla en contra de la candidatura de Albacete, decisión en donde contó la influencia del entonces presidente de las Cortes, el chinchi11ano Vicente Cano Manuel. De esta etapa se empiezan a conocer las dificultades de aplicación de otro de los aspectos de la obra legislativa del Trienio, en concreto de la desamortización civil en Chinchilla, dado a conocer por Plácida Ballesteros y Joaquín Malina Cantos (1993). La compleja etapa que se abre con el triunfo de la revolución liberal, al introducir un nuevo sistema político y de poder y al atentar contra los fundamentos sociales y econólnicos del Antiguo Régimen en Albacete, constituye el marco donde se dan cita muy diversos trabajos. Los ilnportantes cambios de esta etapa en Albacete, que ocuparía el reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático, tienen un tratamiento particularizado en el estudio que dedicamos por nuestra parte al siglo XIX (1985). Al descender a nivel monográfico es necesario comenzar con el trabajo de Guerra Martínez, en el que nos presenta a Albacete durante la regencia de María Cristina, es decir, en los

13 inicios de su andadura como capital de la recién nacida provincia. Se estudian en él la población, la estructura socioeconómica y las consultas electorales para diputados a Cortes (1987). En otra investigación, también de Guerra Martínez, el tema objeto de estudio es el impacto de la guerra carlista de 18331839 en tierras de Albacete (1991). En ella se muestra como tropas carlistas del Bajo Aragón y del oeste de Valencia, más las partidas "guerrilleras" procedentes de Ciudad Real, hicieron muy difícil la vida a los albacetenes de aquellos momentos. La provincia, sin rodaje admistrativo, quedaba indefensa, abandonada a sus fuerzas, siendo fácil presa del carlismo para proveerse de víveres y de recursos monetarios. En toda la provincia, sólo dos poblaciones, Ossa de Montiel y Villamalea, pudieron contar con mayores simpatías los carlistas, según plantea como posible Ana María Guerra. Otro autor, Agustín Sandoval, se ha detenido en uno de los hechos de armas, como fue la batalla de Villarrobledo, acaecida el 19 de septiembre de 1836 (1986). Se trata de una victoria cristina en contraste con otro hecho de armas acaecido al final de la guerra cerca de Casas Ibáñez, el 14 de noviembre de 1839, estudiado por Almendros Toledo (1990) Y que finalizó con una victoria carlista. El encuentro le costó un consejo de guerra al comandante general de la provincia de Albacete, D. Francisco Valdés. El triunfo de la revolución liberal acaba con las anteriores formas de propiedad (amortización, vinculación y régimen señorial) para verse sustituidas por la propiedad burguesa, plena, libre e individual. De todos los cambios introducidos en el régimen de propiedad de la tierra el mejor conocido es el de la desamortización, gracias a la paciente labor investigadora de Díaz García, cuando únicamente contábamos con los resultados de la desamortización en Hellín (Molina Grande y Morales Gil, 1975). Antonio Díaz empezó presentando los resultados de la desamortización en los municipios de Albacete (1978) YEl Bonillo (1979), sin perder de vista el conjunto provincial. Los resultados, recogidos en su tesis doctoral (1996), hablan con minuciosidad del derrumbe del potencial agrario de la Iglesia y de los municipios de Albacete, de los nuevos propietarios y de los graves perjuicios causados en sus niveles de vida a las clases populares. Otro autor, Rodríguez de la Torre (1996), ha estudiado la figura y obra de José de Salamanca, político y hombre de negocios, elevado a la categoría de noble (marqués de Salamanca), propietario de un enorme latifundio situado al sur de Albacete, ejemplo de potencial agrario construido a partir de la desamortización. Al lado de la desamortización, tan bien conocida, la desvinculación es la gran desconocida, lo cual es una pena si tenemos en cuenta que, como hemos podido comprobar (Panadero, 1991 a), en la relación de las principales fortunas rústicas de Albacete, ya en el último cuarto del siglo XIX, figuran propietarios con bienes en otro tiempo amayorazgados. Un trabajo como el de Pérez Picazo (1990) para Murcia, aplicado en tie. rras de Albacete, ayudaría a aclarar muchas incógnitas. En Albacete está claro que los soportes que permitieron la constitución, en unos casos, o el mantenimiento, en otros, de la gran propiedad fueron la desamortización y la desvinculación, o proceso por el que se pone fin a los mayorazgos y se reconoce la propiedad privada a sus titulares. En cuanto a los efectos de la abolición del régimen señorial en tierras de Albacete la información disponible procede de varios autores. A través de Pedro Losa (1993) y de Juan Romero (1983) puede seguirse la evolución de las rentas y propiedades del titular del condado de Balazote, ejemplo de señorío territorial en esta provincia. Las vicisitudes de los enfitéutas de los señoríos de Albatana y Ontur, que logran el rescate del dominio directo y el acceso a la propiedad, previo pago de for-

ma colectiva al titular del señorío, han sido dados a conocer por Juan Romero (1987). En otra investigación, ahora de Almendros Toledo (1987), el punto de mira se sitúa en la casa de Villena como titular del señorío de Jorquera, objeto de extinción. Por último, hay que citar la reciente investigación de Francisco Javier Losa (1998) sobre el señorío de Montealegre. Su autor advierte como hay que esperar a los primeros años del siglo XX para que cesen las disputas entre los moradores de la villa señorial y los titulares del dominio como consecuencia de la redención de la renta territorial. Otra vía de análisis, por la que han entrado diversos autores, ha sido la de estudiar los efectos sobre la propiedad del conjunto de medidas legales aprobadas por el Estado liberal, comparando, para ello, la estructura de la propiedad de la tierra a mediados del siglo XVIII con la de los años sesenta del siglo XIX. En esta dirección están los trabajos de Juan Romero (1983), Rosa Sepúlveda (1981), José Sánchez (1984), Francisco Fernández y Carmen García (1988), o bien, con un enfoque tnás centrado en la evolución de los cultivos, el de Jacinto González y Pablo Jaquero (1984). La industria en este período, en cambio, ofreció escasas modificaciones, según demuestran nuestros propios trabajos (1981, 1985) Ylos de José Miguel Martínez (1989), con sectores destinados a cubrir las necesidades de los habita~tes de la provincia y cuando la industria textil catalana, ya antes del establecimiento del ferrocarril, ha logrado comercializar su producción en Albacete (C. Panadero, 1985). En torno a 1875, según advierte García Bueno (1975), la industria tradicional seguía siendo la nota predominante. De las Fábricas de San Juan de Alcaraz, no obstante el trabajo pionero de Francisco Fuster (1976), cabe lamentar que no dispongamos para el siglo XIX de una investigación del calibre de la realizada por Juan Helguera para el siglo XVIII (1984). Este autor ha dado ya, por fortuna, los primeros pasos en una investigación cuyo título lo dice todo (1987). En cuanto a la minería, ese boom tan destacado en el siglo XIX en el que España jugó un itnportante papel, ha merecido la atención de Juan B. Vilar y Pedro María Egea (1986) en sus aspectos más destacados: las calaminas de Riópar, los depósitos salinos, aquí con otro trabajo de José M. Almendros (1985), y el azufre de Hellín, también estudiado por Losada Azorín (1994). Un último trabajo, donde el azufre ocupa un lugar destacado, como no podía ser menos, es otro de Egea Bruno (1987). La Restauración, a partir de 1875, constituye la etapa final del siglo XIX, en cuyo marco se ubican diferentes trabajos por su temática y enfoque. En unos, la Restauración es un período dentro de un proceso histórico más largo, como el de Hellín, de Losada Azorín (1994) y el de Villarrobledo, donde Virgilio Espinar (1993) hace un ejercicio de transcripción de las actas de acuerdos municipales, permitiendo repasar el turno entre conservadores y liberales y conocer las élites políticas. En otros autores, la Restauración es el ámbito temporal donde se abre y cierra la investigación. Así, José Antonio Ayala (1988) ha estudiado la masonería. Comprueba que en la ciudad de Albacete vivían cerca del 40% de los masones calculados para el conjunto provincial, siguiéndole en iInportancia Hellín y Almansa. Es decir, los núcleos de estructura socioprofesional más compleja de la provincia. Matilde Morcillo, por su parte, se centra en un acontecimiento del final de la etapa, la crisis colonial del 98, la respuesta y la repercusión que tuvo para Albacete la guerra contra los Estados Unidos (1996). En otro estudio anterior, Matilde Morcillo ya pudo observar el fuerte eco patriótico con que Albacete respondió a las expediciones militares de O 'Donnell, en sintonía con el comportatniento nacional (1993).

14 En la dirección apuntada de conocer la estructura social de Albacete se encuentran otros diversos trabajos escritos por nosotros. En uno, a partir del censo electoral de 1878, se exponen los electores con su dedicación profesional y cuota de contribución al Tesoro (1983); en otro, la vivienda constituye la variable utilizada como exponente de la posición económica de su dueño (1990 ) y, por último, en otro trabajo más (1991 b) se ofrecen las posibilidades de los padrones de habitantes, de las matrículas de contribución y de las escrituras de partición de bienes hereditarios, que permiten, estas últimas, presentar una visión dinámica y más completa de la sociedad y de sus clases sociales. También se ha iniciado el estudio de los partidos políticos de la Restauración y los procesos electorales para diputados a Cortes (C. Panadero, 1985). Dentro de la órbita historiográfica sobre el caciquismo, hay otro trabajo, cuyo autor (Benito Sanz, 1980) analiza la constitución de un distrito propio, el de Casas Ibáñez, bajo el poderío de la familia Ochando. Otro de los campos investigados ha sido el de las actividades económicas entre la crisis agrícola y pecuaria de mediados de los ochenta y los comienzos del siglo XX, donde se sitúa un estudio de Egea sobre la agricultura (1988). Centrado en tierras de Albacete existe un trabajo (Panadero Moya, 1991a) donde se profundiza en el conjunto de la actividades económicas y su dinámica, es decir, en la agricultura~ la industria, el comercio y las finanzas, cuyos resultados en cuanto a la sucursal del Banco de España en Albacete fue presentado en otra publicación (C. Panadero, 1995). En este campo, en una investigación de López Yepes, se ofrecen los intentos, frustrados, de establecimiento de Cajas de Ahorro en el siglo XIX (1984 ). Junto a la estructura económica se ha profundizado en la coyuntura: en la conocida "crisis agraria". Ya Martínez Carrión (1984) al exponer la evolución de las explotaciones ganaderas en Albacete la utiliza como argumento explicativo de aquélla; a su vez, sabemos el amplio ilnpacto de la ""crisis agraria" al demostrar cómo en nuestra ciudad no fue sólo agraria sino que afectó al conjunto de la economía, por su "efecto dominó" (C. Panadero, 1991a ). También, en otro estudio, el mismo autor resalta el impacto, ahora social, de la crisis (C. Panadero, 1984c). Dentro del marco temporal en que nos movemos hay que resaltar el trabajo de Gabino Ponce (1989), un estudio geográfico sobre la comarca de Almansa que contiene múltiples aspectos muy válidos para la historia económica. Entre otras, se resalta la actividad zapatera, motor del desarrollo económica y demográfico de Almansa. Un ejemplo de actuación empresarial plenamente moderno en ese sector es el protagonizado por la familia Coloma, estudiado por Gómez Cortés, Piqueras García y Sánchez Uribelarrea (1984). En otra temática, en el campo de las instituciones, hay que resaltar los trabajos que giran en torno a los Ayuntamientos y a la Diputación Provincial, sobre cuya concepción tanto polemizaron moderados y progresistas en el siglo XIX. La Diputación cuenta con una publicación sobre sus presidentes debida a Carmen Gil (1990) Y la obra coordinada por Manuel Requena, cuya parte del siglo XIX ha sido redactada por Ana María Guerra (1993), Antonio Díaz (1993), Angel Ñacle (1993a) y Carlos Panadero Moya (1993 a, 1993b). En general se presentan los procesos electorales provinciales, que reproducen a esa escala lo que son las pugnas políticas a nivel nacional, la hacienda provincial, con sus ingresos y gastos, las dificultades de la Diputación para impulsar un programa de inversiones... Entre las obligaciones de la Diputación destacaba por sus gastos el cuidado de la Beneficencia, y dentro de ella, el Hospital de San Julián. Sobre él se cuenta con una sóli-

da monografía llena de sugerencias, escrita por José María Sánchez Ibáñez (1997). Analiza su andadura como hospital local y provincial, desde 1863, y aspectos como el movimiento de enfermos, deteniéndose en los momentos de alta mortalidad, personal y recursos destinados a su sosteniIniento. De los Ayuntamientos, del que más aspectos conocemos es sobre el de la capital. La vida de los primeros ayuntamientos de la regencia de María Cristina de Barbón (1833-1840), estudiados por Ana María Guerra (1985). Los problemas presupuestarios durante la Restauración (Panadero Moya, 1984b); los pormenores sobre la instalación de la luz eléctrica y su difícil sostenimiento por las arcas municipales (Juan Sánchez, 1984) y, a partir del trabajo de Matilde Morcillo, Juan Cañizares y Manuel Sánchez (1998) conocemos muy bien el nacimiento y evolución, a lo largo del siglo XIX, de la guardia municipal y del resto de cuerpos de seguridad municipal en Albacete. La Historia de la cultura tiene también su historiografía. El Ateneo albacetense, creado en 1880, tiene ahora su primera época, como refleja Ángel Ñacle (1993). El teatro, con otras manifestaciones culturales, contamos con la aportación inicial de Francisco Fuster (1974) al minucioso estudio de Emilia Cortés (1999); la escuela de Magisterio de Albacete a través de las investigaciones de Francisco Belmonte (1987, 1997, 1998) la enseñanza secundaria en el trabajo de Mercedes Vico (1984) y en el de Sánchez Sánchez y Millán Miralles (1986); la prensa de Albacete como actividad elnpresarial y, por supuesto, como órgano de expresión de una ideología política cuenta con los estudios pioneros de Francisco Fuster (1971, 1972), el detallado análisis de Isidro Sánchez (1985) Y el que toma como centro a La Roda, escrito por Miguel Sánchez (1987). La prensa es también una fuente de primer orden para el historiador. Y sobre fuentes también es posible presentar publicaciones de series documentales válidas para la historia del siglo XIX en Albacete. Así, el libro de Francisco Fuster y José Cano Valero (1985) a partir de los libros de correspondencia de la Audiencia Territorial de Albacete con el Gobierno de la nación. Esta investigación cuenta con el inconveniente de que no puede llegarse al contenido de las comunicaciones originales, pues tan sólo se esboza el tema. En otra publicación, en cambio, si puede llegarse, nos referimos al catálogo de pleitos y expedientes albacetenses en el Consejo Supremo de Castilla en plena crisis del Antiguo Régimen, escrito por Rodríguez de la Torre (1998). Ambos libros cuentan con un buen índice final. Resta, por último, citar las obras de síntesis, que tanto agradece el público lector, aquellas con las que los historiadores, al descubrir el pasado de Albacete, contribuyen a hacer comprensible el presente y a proyectar el futuro. El conjunto de trabajos disponibles pueden agruparse en dos direcciones. En una, como consecuencia de la creación de la región de Castilla-La Mancha, Albacete aparece con las otras provincias castellano-manchegas en estudios relativos a la historia contemporánea de la región, como el escrito, en uno, y coordinado, en otro, por Isidro Sánchez (1986, 1998 ); el trabajo conjunto de Eduardo González y Javier Moreno sobre la historia electoral (1993); el estudio sobre la población de José Camacho (1999) Y el relativo a la industria de Miguel Pardo (1996) que ofrece, a pesar de que por su título parece centrarse únicamente en el tiempo reciente, una visión panorámica de los inicios de la industrialización. La otra dirección de los trabajos de síntesis se caracterizan por centrarse en Albacete como unidad espacial. Tres autores han hecho su correspondiente aportación: Francisco Fuster (1978, 1992), Carlos Panadero Moya en distintos trabajos (1984a, 1985, 1992, 1998) Y Manuel Requena (1999) autor del último esfuerzo de síntesis de nuestra historia contemporánea.

15 Unas últimas palabras para indicar que aún queda mucho por hacer, sin duda; pero contemplado desde aquí podemos reconocer el importante salto cualitativo que se ha dado en el

conocitniento histórico de la sociedad albacetense en los últimos años, gracias al notable esfuerzo intelectual de los autores reseñados en este breve balance.

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18 VICO MONTEOLIVA, Mercedes (1984): "La segunda enseñanza en Albacete a finales del siglo XIX", en Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV. Edad Contemporánea, Albacete, pp. 469-483. VILAR, Juan Bautista y EGEA BRUNO, Pedro María

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ESTADO DE LA CUESTIÓN SOBRE EL SIGLO XX ALBACETENSE Manuel REQUENA GALLEGO 1. VISIÓN GENERAL Todo Congreso supone un empuje importante a la investigación y por ello este balance trata de dar a conocer los temas investigados y las lagunas aún existentes con el fin de que sean cubiertas en un futuro inmediato. El estado actual de la investigación histórica sobre el Albacete del siglo XX es buena, ya que se han publicado acerca de dicho siglo, unos ciento treinta artículos y 65 libros. Ello se debe, sobre todo, a la gran labor realizada por la revista Al-Basit, el Instituto de Estudios Albacetenses y la Universidad de Castilla-La Mancha, junto a las aportaciones de los Congresos de Historia de Albacete (1983) Y el de Castilla-La Mancha (1985). No sólo se ha progresado cuantitativamente sino, y esto es lo más importante, muchas de las obras de investigación han supuesto una renovación metodológica siguiendo las corrientes actuales españolas y extranjeras. Se observan destacadas aportaciones en los estudios sobre la población procedentes de la demografía histórica y acerca de la historia social en cuanto que ha incorporado conceptos y métodos de la sociología, antropología y psicología. También se han registrado importantes cambios en la desprestigiada historia política que se basaba en los relatos de los grandes personajes y efemérides, pasando a centrarse en los sucesos populares, en las masas. Además incorpora aportaciones de la ciencia política, de la sociología y de la geografía electoral, volviéndose al empleo de la historia narrativa. Por lo tanto, se han ido cubriendo los campos de investigación del siglo XX a partir de los años ochenta, siguiendo las corrientes de la historiografía española l. La historia de la provincia de Albacete referida al siglo XX ha sido poco tratada hasta finales de la década de los setenta2,

fecha en la que apareció la primera síntesis de Francisco Fuster Ruiz sobre aspectos históricos, artísticos, sociales y económicos 3 • Posteriores investigaciones dieron lugar a dos nuevos compendios en las que intervinieron especialistas que pusieron al día el estado de la investigación. Uno se publicó en 1985, Historia de Albacete y su Caja de Ahorros, 1833-1985 y la otra, de reciente aparición, titulada Historia de Albacete, cuyas últimas 170 páginas están referidas al siglo XX4. En lo que respecta a la historia local de algunas poblaciones es pobre la producción de obras referidas al siglo XX. Entre las localidades ha sido la capital quien ha merecido más atención al dedicarle tres trabajos, aunque carecen de la metodología histórica. Sin embargo, aportan una gran cantidad de datos desde el principio de siglo hasta 1958 que las hacen valiosas para los investigadores. De los primeros años del siglo XX nos habla Francisco Javier Sánchez Torres en sus Apuntes para la historia de Albacete, siendo ampliada por Joaquín Quijada Valdivieso, a mi entender la mejor de las tres, Albacete en el siglo XX (Apuntes para la historia de esta ciudad) y completada por Francisco del Campo Aguilar, Albacete contemporáneo (1925-1958). Solo tres municipios han dispuesto de obras de cierto interés sobre el período contemporáneo, gracias al esfuerzo de investigadores e instituciones, como Almansa siglo XX, de varios autores; la de Alfredo Losada Azorín sobre Hellín en su Historia y la de Virgilio Espinar, Villarrobledo entre las dos repúblicas (1873-1936)5. En general, podemos concluir que se han dedicado tres obras generales a la provincia y seis a los municipios, destacando tres a la capital y una a Almansa, a Hel1ín y a Villarrobledo.

2. DEMOGRAFÍA Han aparecido numerosas publicaciones con importantes avances metodológicos y aportaciones de nuevas fuentes, siguiendo las orientaciones de la demografía histórica. La obra modélica es la de José Miguel Martínez Carrión6 referida a la zona rural de Yeste entre 1850 y 1935. Esta se apoya metodológicamente en las aportaciones de los teóricos franceses, ingleses e italianos, así como en diversas y variadas fuentes (INE, el Registro Civil, registros parroquiales y archivo municipal)' junto a un excelente aparato crítico. Observa que los efectos epidémicos son cada vez menores, los ciclos vitales

1

(nupcias, defunciones y nacimientos) están directamente vinculados a los ritmos agrarios y la transición demográfica no se produce hasta las primeras décadas del siglo XX. Fenómeno este último que ha sido observado en otras localidades como Bogarra y Albacete capital, y que podría hacerse extensible al resto de los pueblos. Dicha transición originó un incremento rápido de la población, muy superior al desarrollo económico provocando un desequilibrio malthusiano que originó el proceso de emigración en busca de trabajo del campo a la ciudad o a otros núcleos industriales.

CASANOVA, Julián: La Historia y los historiadores. Barcelona, Crítica, 1991. Destacados trabajos metodológicos se pueden encontrar en las prestigiosas revistas de Historia Social y de Historia Contemporánea. Para una síntesis de las últimas aportaciones, ver la obra de Gonzalo PASAMAR: Historia contemporánea. Aspectos teóricos e Historiográficos. Madrid, Síntesis, 2000.

2

Existían tres libros referidos a la capital pero ninguno a la provincia de Albacete.

3

FUSTER RUIZ, Francisco: Aspectos históricos, artísticos, sociales y económicos de la p,vvincia de Albacete. Valencia, Caja de Ahorros de Valencia, 1978; del mismo autor es Fondos bibliográficos albacetenses. Albacete, Ayuntamiento, 1972.

4

Congreso de Historia de Albacete. Vol. IV: Edad Contemporánea. Albacete, lEA, 1983. Las dos obras colectivas son Historia de Albacete y su Caja de Ahorros, 1833-1985. Albacete, Caja de Ahorros, 1985, pp. 143-464, e Historia de Albacete, Toledo, Azacanes, 1999, pp. 403-574.

5

VARIOS AUTORES: Almansa siglo XX. Almansa, Ayuntamiento, 1999; LOSADA AZORÍN, Alfredo: HelUn en su Historia. Hellín, 1994; ESPINAR, Virgilio: Villarrobledo entre las dos repúblicas ( 1873-1936). Villarrobledo, Biblioteca de Autores y Telnas de Villarrobledo, 1993; SANDOVAL, Agustín: Historia de mi pueblo. Villarrobledo, 1961.

6

MARTÍNEZ CARRIÓN, José Miguel: La población de Yeste los inicios de la transición demográfica, 1850-1935. Albacete, lEA, 1984. En la misma línea se encuentran dos artículos del mismo autor: "Estacionalidad y cambio demográfico: La transformación del ciclo vital anual en tierras albacetenses durante los siglos XIX Y XX". Al-Basit, n° 13, 1984, pp. 87-136 Y "El declive de la mortalidad en el área rural albacetense, siglo XIX-XX". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contemporánea, lEA, 1984.

er

20 La relación entre población y economía ha sido puesta de manifiesto en los trabajos de José Sánchez, Juan Romero y Francisco Díaz. Todos están basados en sucesivos recuentos poblacionales y en las tasas naturales. Los dos primeros han mantenido que la emigración fue consecuencia de que la población ha crecido más rápidamente que la economía. El trabajo de José Sánchez7 demuestra que la provincia de Albacete era predominantemente agraria, poco modernizada y de bajos rendimientos, con escasa industrialización y poco desarrollo comercial hasta 1970. Ello sirvió de freno al incremento de la población ya que se registró un alto índice de emigración exterior a partir de 1950. Juan Romer0 8 mantiene que hubo un crecimiento demográfico hasta 1950 y a partir de esta fecha hasta 1975 decayó como consecuencia de la emigración. El índice de aumento vegetativo fue más elevado en la provincia que en la capital hasta los años 40, invirtiéndose la relación a partir de 1960 ya que en las zonas rurales quedaba predominantemente población vieja que no procreaba. Francisco Díaz9 hace un estudio de proyección demográfica utilizando los datos poblacionales entre 1900 y 1985. Elaboró una propuesta para 1986-2010 en la que señala que habrá un incremento lento de la población, debido sobre todo a las zonas expansivas del noroeste y suroeste que compensarán el retroceso o estancamiento de las demás zonas. La población sufrirá un envejecimiento, finalizará la endémica emigración y seguirá disminuyendo la dedicada al sector primario en beneficio de los sectores terciario y secundario. Debemos añadir algunos trabajos locales referidos a aspec-

tos diferentes. El gran aumento poblacional de la capital se debe, en gran parte, según Miguel Panadero 10 , a la emigración hacia ella del resto de los habitantes de los pueblos de la provincia, especialmente entre los años 1950-1990, originándose una planificación urbana bastante caótica. Sobre Hellín, Antonio Losada 11 analiza como la población agraria desciende por debajo del sector secundario y terciario a partir de 1970 y además como el cambio en la familia se aprecia menos en las pedanías rurales que en la zona urbana. Sobre la población almanseña entre 1970 y 1980 está la obra de Rafael Piqueras l2 • Acerca de la evolución y planificación urbana de la capital disponemos de la obra pionera de Miguel Panadero, citada anteriormente. Sobre este mismo tema, aparecieron posteriormente dos investigaciones 13. La de Jacinto González, enfocada desde la geografía urbana y la de José María Magán, desde el campo del derecho administrativo, quienes señalaban que la necesidad de crecimiento acelerado, la especulación urbana, la poca sensibilidad del ayuntamiento en algunas etapas lo cual ha originado una deficiente planificación urbana y un gran descuido del patrimonio histórico, causando un caos en la estética de la construcción. Quedan algunos aspectos interesantes que no han sido tratados aún. La crisis de viruela de 1918 que tanta repercusión tuvo en toda la provincia, así como su incidencia sobre los distintos estratos sociales y diversos barrios. Hay que indagar en la emigración exterior, sabiendo el número de personas que salen, a las provincias o países que se dirigen y las razones de ello.

3. ECONOMÍA El plano economlCO ha sido el menos atendido por los investigadores, dedicándole más atención a lo acaecido con posterioridad a 1970. Hay un enfoque general en los trabajos de José Sánchez Sánchez, Miguel Panadero Moya y Miguel R. Pardo l4 • Conocemos que esta provincia siguió manteniendo una economía agraria poco modernizada hasta 1970, observándose a partir de dicha fecha unas mejoras al tiempo que se iniciaba un desarrollo de la industria ligera y del comercio.

3.1. AGRICULTURA El sector más estudiado es la agricultura, ya que estamos hablando de una provincia agraria. Durante el primer tercio del siglo XX se realizaron algunas mejoras en el campo que permitieron el incremento de la productividad y de la produc-

ción 15. Se introdujeron cultivos más rentables como la vid 16 en sustitución de los cereales, como sucedió en la zona de Villarrobledo. La concentración de la propiedad la convertía en una provincia latifundista a la que afectó la Reforma Agraria, confeccionándose una amplia lista de albacetenses que les expropiaban las tierras 17, pero después de la guerra les fueron devueltas. Diversos trabajos analizan la evolución en algunas zonas, observándose en todas la práctica de una agricultura tradicional con diversas y variadas mejoras. Juan Romero 18 estudia la comarca de Albacete partiendo de la utilización del Avance Catastral de 1909, el Registro Inventariado de la Propiedad Expropiable de 1933, los censos agrarios de 1962 y 1972, los datos reunidos por Pascual Carrión en Los latifundios en Espa-

7

SÁNCHEZ sÁNCHEZ, José: Geografía de Albacete. Factores del desarrollo económico de la provincia y su evolución reciente. Albacete, lEA, 1982, 2 v.

8

ROMERO GONZÁLEZ, Juan: La despoblación de la Mancha. Evolución de la población de Albacete y su problemática actual. Albacete, lEA, 1980.

9

DIAZ MARTÍNEZ, Francisco: Demografía de la provincia de Albacete, bases para una planificación económica. Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1990.

10

PANADERO MOYA, Miguel: La ciudad de Albacete. Albacete, Caja de Ahorros Provincial, 1976.

11

LOSADA AZORÍN, Antonio: "La estructura de la población económicamente activa en Hellín". Al-Basit n° 13, 1984, pp. 137-161; "La composición familiar en el municipio de Hellín". Al-Basit n° 20, 1987, pp. 67-78.

12

PIQUERAS GARCÍA, Rafael [y otros]: "Evolución de la población de Almansa en el decenio 1970-1980", Congreso de Historia de Albacete. Edad

13

Contemporánea, Albacete, lEA, 1984. GONZÁLEZ, Jacinto: La ciudad nueva: Albacete 1833-2000. La Siesta del Lobo, Albacete, 2000; MAGÁN PERALES, J.Ma : El desarrollo urbanístico de la ciudad de Albacete. Albacete, LE.A., 1997.

14

PANADERO MOYA, Miguel: "Albacete en el período 1939-1960" y "Estructura económica y social de Albacete (1960-1985)", en Historia de Albacete 18331985 Y su Caja de Ahorros. Albacete, Caja de Ahorros, 1985, pp. 201-218 Y 221-270, respectivamente; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, José: Geografía de Albacete. Factores del desarrollo económico de la provincia y su evolución reciente. Albacete, lEA, 1982, 2 v. PARDO, Miguel R.: (Coord.): Historia económica de Castilla-La Mancha (siglos XVI/-XX). Biblioteca Añil, Madrid, 2000.

15

REQUENA GALLEGO, Manuel: "Transformaciones y expansión de la agricultura albacetense, 1890-1935". Cultural Albacete, enero 1990, pp. 3-20.

16

RODRÍGUEZ DE LA TORRE, Fernando: "Catastro vitícola y vinícola de la provincia de Albacete". Al-Basit n° 8, 1980, pp. 163-172; GÓMEZ ESCUDERO, L.J.: "El viñedo en el paisaje agrario de Villarrobledo". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contemporánea, lEA, 1984.

17

ESPEJO MARÍN, Cayetano: "Las grandes explotaciones agrarias en la provincia de Albacete". Al-Rasit n° 25, 1989, pp. 165-179.

18

ROMERO GONZALEZ, Juan: "Agricultura tradicional y transformaciones recientes en el campo de Albacete", Al-Basit, n° 7, enero 1980, pp. 37-61.

21 ña y el Censo de Rústica. Llegó a la conclusión de que en todo

el período predominó el latifundio y no sufrió importantes cambios la propiedad. A partir de los años cincuenta se aprecia un progresivo aumento de la explotación directa, sobre todo, en las grandes extensiones. El escaso nivel de desarrollo tecnológico y los bajos niveles de productividad podían mantenerse gracias a la superabundancia de mano de obra y bajos salarios. A partir de los años sesenta se introducen mejoras en los utensilios agrarios, aumenta el índice de mecanización y de abonos. Sin embargo se mantiene el empleo de los cultivos tradicionales con predominio de los cereales. El abundante agua subterránea ofrecía la posibilidad de la puesta en regadío de una parte del secano, incrementando así los rendimientos, sin embargo no se realizaron importantes inversiones en regadíos. Hay que resaltar la labor colonizadora llevada a cabo en Aguas Nuevas donde 2.500 Ha. de secano expropiadas con indemnización por el Estado se trasformaron en regadío y fueron distribuidas en lotes de unas 10 ha. entre colonos sin tierras venidos de otras zonas pobres. Benito Sanz l9 señala que Villamalea es una comunidad campesina donde predomina el reparto de la propiedad y el cultivo de la vid. Esta dominada con la familia caciquil de los Ochando y será durante la II República cuando surja el sindicato ugetista y los partidos obreros y republicanos. Dicha tradición de izquierdas permanecerá oculta durante los primeros años del franquismo que, a través del partido comunista, se infiltrará a partir de los años cincuenta, logrando controlar la Hermandad de Labradores y la Cooperativa del vino. José Sánchez20 analiza los graves problemas que tiene un pueblo agrario, aislado y de montaña como Bogarra. El escaso de-sarrollo económico choca con el alto crecimiento poblacional consecuencia de la revolución demográfica originando una gran emigración a partir de 1960, lo que supone un retroceso del número de habitantes y un progresivo envejecimiento. Para salir de dicha decadencia se hacen unas propuestas integrales de carácter económico para zonas de alta montaña con el fin de retener la población joven. Falta por conocer el ritmo de mecanización y empleo de abonos minerales, el proceso de sustitución de los cereales por la vid y el olivo, las oscilaciones de la productividad y sus causas, a qué sector se invierten las rentas agrarias, la incidencia de las Cajas Rurales en el campo, la propiedad de las tierras y la incidencia de la política de precios agrarios del gobierno en los diversos sectores propietarios. Una visión general de la ganadería en los siglos XIX y XX nos la ofrece José Miguel Martínez 21 a través de las estadísticas oficiales de los censos generales de ganadería. Señala que

3.2. INDUSTRIA La industrialización comienza a tener sus efectos en Albacete durante el primer tercio del siglo XX. Aparecen las fábricas de harinas y chocolates, las bodegas, la cuchillería y el calzado, entre las más importantes. Su lenta mecanización estuvo apoyada, sobre todo, en la electricidad. Así lo muestran los estudios de Manuel Fernández y José Sánchez22 • Este último señala que nuestra industria eléctrica cubría no sólo la demanda provincial sino que enviaban gran parte de su producción a Madrid. La empresas eran pequeñas dando trabajo a un promedio de unos diez obreros. Son una excepción las del calzado de Almansa con siete fábricas y más de cincuenta empleados cada una, en especial la de los Coloma23 quienes hacia 1930 iban a la cabeza de este sector en España en tecnificación, ocupando a 845 trabajadores y con una producción de setecientos mil pares de zapatos anuales. Las escasas posibilidades de la minería a finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX se hacen patentes en la obra de Juan Bautista Vilar y P.M. Brun024 • El renacer industrial se inicia de forma lenta aprovechando que Albacete se encuentra bien situado respecto a los mercados de Madrid, Valencia y Alicante, recibiendo un impulso con la creación de Campollano en 1960. Vivió una etapa entre 1975 y 1985 de estancamiento debido a los efectos de la crisis de 1975, para realizar un período de recuperación en la década siguiente, según muestran los trabajos de Miguel Pard025 , Carmen García y Carmen Romero. Se aprecia una renovación para poder competir con los mercados europeos tras nuestra integración en la CEE. Ello significó un crecimiento en la producción y en la exportación. En la industria del calzado de Almansa, junto a la innovación se desarrolló el trabajo a domicilio, dando lugar a la economía sumergida26 •

3.3. TRANSPORTE,

COMERCIO Y BANCA

Hay una gran deficiencia de estudios en estos sectores económicos. Necesitamos conocer el grado de abandono de los transportes por carretera y ferrocarril, así como el avance del comercio y los problemas de la banca albacetense. Se han publicado algunos trabajos como el ferrocarril a cargo de Fuensanta Casado y Jacinto González 27 , quienes presentaron los diversos proyectos ferroviarios que afectaban a la provincia de Albacete y las posibilidades de realización como es el de

19

SANZ DIAZ, Benito: Villamalea, 1900-1939. Estudio sobre una comunidad rural de La Mancha. Del caciquismo a la aparición de la organización de clase. Valencia, 1978. Tesis doctoral inédita.

20

SÁNCHEZ SÁNCHEZ, José: "Problemas de desarrollo rural en la sierra de Alcaraz, y su difícil solución: el ejemplo de Bogarra". Al-Basit n° 18, 1986, pp. 105119.

21

MARTÍNEZ CARRIÓN, J.M.; "Explotación ganadera y transformaciones pecuarias en tierras de Albacete en el siglo XIX y primera mitad del XX". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contelnporánea, lEA, 1984.

22

FERNÁNDEZ NIETO, Manuel: Estadística industrial de la provincia de Albacete. Albacete, 1913; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, José: "Orígenes y desarrollo de la industria eléctrica en la provincia de Albacete (1887-1932)". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contemporánea, lEA, 1984.

23

GÓMEZ CORTÉS, J., Y otros: "Orígenes de la industria del calzado en Almansa. El caso de la familia Coloma". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contemporánea, lEA, 1984.

24

VILAR, Juan Bautista y EGEA BRUNO, P.M.: "Aproximación a la minería albacetense contemporánea (1840-1930)". Al-Basit n° 19, 1986, pp. 33-67.

25

PARDO, Miguel: La industria de Castilla-La Mancha en el periodo de la recuperación (1985-1991). Madrid, Civitas/JCCM, 1996; GARCÍA MARTÍNEZ, C.; ROMERO SÁNCHEZ, C.: Las transformaciones de la industria de Albacete dentro del contexto de la reestructuración económica española. Albacete, lEA, 1996.

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registró un gran aumento en la etapa 1916-1924 y se fue cambiando la ganadería extensiva por la estabulada. Ahora falta profundizar con trabajos puntuales y fuentes nuevas, así como la relación entre ésta y la agricultura.

11

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26

27

GARCÍA MARTÍNEZ, F. J.: "La industria de calzado en Almansa: de los orígenes a la economía sumergida". Almansa, Cuaderno de Estudios Locales n° 9, 1990. CASADO MORAGON, Ma Fuensanta y GONZÁLEZ GÓMEZ, Jacinto: "Revisión de los proyectos de ferrocarril no realizados en la provincia de Albacete", Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV. Edad Contemporánea. Albacete, LE.A., 1984, pp. 367-393.

22 López Yepes sobre la banca28 • Disponemos de información para los años ochenta, la de Carmen García a la actividad

comercial de la capital y la de Francisco Santamaría29 sobre el transporte público por carretera.

4. SOCIEDAD 4.1.

CLASES SOCIALES Y SUS AGRUPACIONES

Hay un gran vacío sobre la distribución de las clases sociales en el siglo XX, por lo cual debemos realizar investigaciones siguiendo el modelo que Carlos Panadero realizó para la capital de finales del siglo XIX. Para ello disponemos de las fuentes estadísticas municipales que permiten saber el número de artesanos, comerciantes, trabajadores, etc., así como los salarios; las listas de los mayores contribuyentes rurales y industriales; los censos electorales, etc. También hay una amplia laguna sobre las organizaciones obreras y patronales, así como acerca de las reformas sociales y laborales. Una visión general al movimiento obrero la encontramos en el tra.,. bajo de Vilar y Egea30 quienes nos indican la existencia de la Unión General de Trabajadores a comienzos de siglo en Almansa y en Albacete capital y que el sindicalismo campesino empezó a tener fuerza a partir de 1916. Sin embargo, carecemos de trabajos sobre las organizaciones patronales. Queda mucho por indagar de la sociabilidad durante este tercio de siglo. Una aproximación la tenemos en la obra de Miguel Sánchez sobre asociaciones culturales y sociales durante la Restauración en La Roda31 • Manuel Requena analiza la relación entre masonería y política durante la II República32 • Tampoco conocemos la aplicación de las leyes laborales ni el funcionamiento de los mecanismos de negociación, excepto los Jurados Mixtos durante la II República a cargo de Pedro üliver y Manuel Requena33 , que sirvieron para fijar acuerdos laborales y ser tribunal de reclamaciones que debilitó los conflictos entre una intransigente patronal y un sólido sindicalismo ugetista. También conocemos los problemas que tuvieron dos instituciones del régimen, las Hermandades y las cooperativas 34 • Ambas sufrieron en Villamalea la política de los comunistas de infiltrarse poco a poco en ambas y controlarlas.

4.2. Los

CONFLICTOS SOCIALES

Este es un tema estudiado. El carácter conflictivo de la sociedad aparece especialmente en las etapas donde las libertades y la fortaleza de las organizaciones posibilita la confron-

tación. La etapa donde se dieron las condiciones idóneas fue la II República y la guerra civil, períodos en que se producen muchos más enfrentamientos. La provincia de Albacete se había caracterizado por el orden social que casi nunca fue perturbado, excepto en la II República y la guerra civil. Así se puede apreciar en la obra sobre agitaciones de Francisco Fuster y José Can0 35 y en el artículo de Vilar y Egea, citado anteriormente, en el que se señala el completo orden social, excepto en 1918-1921. Después hubo tranquilidad social hasta la llegada de la II República. Fue en este período en el que se registró la mayor conflictividad. Los hechos más destacados han sido la huelga campesina del verano de 1934, estudiada por Pedro üliver y Manuel Requena; la revolución de octubre de 1934, analizada por José Deogracias Carrión 36 ; éste mismo estudia los sucesos campesinos de Bonete. Será Manuel Requena37 quien analice los sucesos de Yeste, los hechos más graves acaecidos durante el Frente Popular, donde murieron un guardia civil y 17 campesinos. La gravedad de los hechos provocó una interpelación en las Cortes que pudo finalizar con una crisis de gobierno, pero las fuerzas de izquierdas apoyaron a éste, limitándose a pedir se depurasen responsabilidades en la guardia civil. Durante el franquislTIo el orden social se mantuvo en casi toda la provincia, produciéndose enfrentamientos de baja intensidad en algunas poblaciones como Villamalea, caso estudiado por Benito Sanz38 • Durante la etapa democrática faltan por analizar los años conflictivos de 1976-1980, la aparición de otros grupos sociales como las asociaciones de barrios, los ecologistas, los insumisos, etc.

4.3.

EDUCACIÓN y PRENSA

Ambos aspectos han sido tratados, aunque con mayor profusión el de la prensa. Los análisis sobre la educación nos revelan que la provincia de Albacete tiene un alto índice de analfabetismo a comienzos del siglo XX como consecuencia del atraso educativo, se aprecia en la deficiencia de la enseñanza primaria y secundaria hasta la II República en la cual se dio un

28

LÓPEZ YEPES, J.:"Los proyectos de Cajas de Ahorros y Monte de Piedad de Albacete" Congreso de Historia de Albacete 1984, tomo IV, pp. 201-224.

29

FERNÁNDEZ SANTAMARÍA, Francisco: "Transporte público de viajeros por carretera y accesibilidad en la provincia de Albacete", Ensayos, n° 14, 1999, pp. 27-42; GARCÍA MARTÍNEZ, Carmen: Actividad comercial y espacio urbano (La organización espacial del comercio minorista en la ciudad de Albacete). Cuenca, Publicaciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1995.

30

VILAR, Juan Bautista y EGEA BRUNO, Pedro Ma : "Movimiento obrero en Albacete durante la crisis de la Restauración (1902-1923)", Congreso de Historia de Albacete, tomo IV: Edad Contemporánea. Albacete, LE.A., 1984, pp. 63-95.

31

32 33

34

35

36

SÁNCHEZ PICAZO, Miguel, "Entidades y asociaciones culturales y sociales en La Roda desde la Restauración a la guerra civil (1875-1939)", Congreso de Historia de Albacete, 1984. REQUENA GALLEGO, Manuel: "Masonería y política en Castilla-La Mancha (1928-1936)", La masonería en la Espaíia del siglo XX, Toledo, 1996, Vol. 1, pp. 153-168. OLIVER OLMO, Pedro: Control y negociación: los jurados mixtos de trabajo en las relaciones laborales republicanas de la provincia de Albacete (1931-1936), Albacete, LE.A., 1997. REQUENA GALLEGO, M.: "Los jurados mixtos de trabajo en la provincia de Albacete durante la 11 República", Mercado y organizaciones del trabajo en España. ORTIZ HERAS, Manuel: Las Hermandades de Labradores en el franquismo. Albacete 1943-1977. Albacete, lEA, 1992. SANZ DIAZ, Benito: "Historia de la Cooperativa San Antonio Abad de Villamalea (1946-1977)". Al-Basit n° 7, 1980, pp.113-148. FUSTER RUIZ, E; CANO VALERO, J.: Agitaciones sociales y políticas en La Mancha y Murcia, 1858-1927. Aportación doculnental de los libros de correspondencia de la Audiencia Territorial de Albacete. Albacete, LE.A., 1985. CARRIóN ÍÑIGUEZ, José D., La insurrección de octubre de 1934 en la provincia de Albacete. lEA, Albacete, 1990. De este mismo autor es "Suceso-de Bonete (Marzo de 1936)". Al-Basit n° 20, 1987, pp. 195-210; OLIVER OLMO, Pedro: "La huelga general campesina de 1934 en la provincia de Albacete", Al-Basit, N° 41,1997, pp. 279-291. REQUENA GALLEGO, M.: "La huelga campesina de junio de 1934 en Albacete", Estado, protesta y movimientos sociales. Vitoria, Universidad del País Vasco, 1998, pp. 283-294. .

37

REQUENA GALLEGO, Manuel: Los sucesos de Yeste (mayo 1936). Albacete, LE.A., 1983.

38

SANZ DÍAZ, Benito: "Bastiones de resistencia en Castilla-La Mancha: el caso de Villamalea", España franquista. Causa General y actitudes sociales ante la Dictadura. Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, 1993, pp. 233-246.

23 gran impulso con la creación de nuevas escuelas y centros de enseñanza media, la contratación de un gran número de profesores así como la renovación en los métodos pedagógicos en los Institutos y las Escuelas Normales. Junto a la enseñanza estatal se desarrollará también la privada laica y religiosa. De la evolución de la enseñanza primaria estatal nos informa Juan Peralta, Martínez Sánchez habla de la docencia privada y Enrique Sánchez del Instituto de la capital en el primer tercio del XX39. En cuanto a la labor pedagógica realizada durante la República, resaltar la figura del almanseño Herminio Almendros 40 y en la difícil tarea desarrollada por la escuela de Magisterio durante la guerra civil, están las aportaciones de José Deogracias Carrión, Onofre Contreras, Pedro Serrano y Matilde Morcill041 • Se ha de profundizar en la política de creación de escuelas y de institutos, así como la evolución y renovación pedagógica de la Escuela de Magisterio influenciada por personalidades del Instituto Libre de Enseñanza, indagar sobre el desarrollo de la enseñanza privada, saber sobre el abandono de ésta en las zonas rurales frente a las urbanas y la evolución de las escuelas de oficios. El progreso y la renovación sobre la prensa se debe al tesón de Isidro Sánchez Sánchez42 quien a comienzos de la década de los ochenta presentó su trabajo referido a la provincia entre 1833 y 1936, aportando la relación de títulos, su contenido, la orientación, las personas que trabajaban en él, el consejo de dirección, etc. En dicho trabajo se resaltaba el gran dinamismo periodístico en la capital y algunos pueblos importantes como Hellín, Almansa, Villarrobledo y La Roda, junto a localidades medianas como Casas Ibáñez por ser el cacicazgo de los Ochando. Resalta la importancia documental para futuros trabajos, así como la orientación partidista de cada periódico. Siguiendo esta metodología, Miguel Sánchez Picazo realizó varios trabajos, profundizando en el contenido de dicha prensa. Uno, referido al partido judicial de La Roda, otros dedicados a un periódico concreto como El Manchego (Tarazona de La Mancha), La Gaceta de la Mancha y La Voz del Distrito43

39

(Casas Ibáñez). Además se ha realizado un balance de lo publicado durante la guerra civil44 •

4.4.

CULTURA y ARTE

Existe una amplia información del desarrollo cultural y artístico que vivió esta provincia en las etapas de 1910 a 1936 y de 1970 a 1999. Destacándose la decadencia entre 1940 y 1970. Juan Bravo se dedica a la obra narrativa y José Manuel Martínez Cano a la poética45 • Ampliando este último campo, Francisco Fuster se ha centrado en los autores de principios de siglo y los de la II República. Matías Perier y Carmelo Blanco relatan algunas anécdotas de Federico García Lorca y Miguel de Unamuno durante su estancia en Albacete en 193346 • Conocemos los perfiles de nuestro destacado filólogo Tomás Navarro Tomás gracias al estudio de Alonso Zamora Vicente47 y el de la musicóloga Carmen Ibáñez48 , gracias a Fernando Rodríguez. Esta actividad cultural, junto a la política estuvo impulsada desde el Ateneo Albacetense, creado en 1880 y que ejerció un gran dinamismo en el siglo XX, excepto en algunas épocas de inactividad49 • Se realizó una gran actividad teatral 50 en la capital y Hellín, según señalan Francisco Fuster y Antonio Moreno. Profundizando en el ambiente teatral de la capital, Francisco Linares investigó 10 acaecido en las dos primera épocas del siglo XX y Emilia Ochando para 1924-1936. Acerca del cine albacetense trata la obra de Jesús García y José Fidel López, describiendo las diversas salas donde se proyectaban, así como las películas y el ambiente que les rodeaba5l . También fue la época de esplendor de los arquitectos al servicio de la burguesía enriquecida que construyeron sus viviendas en el centro de la ciudad, alrededor del eje de la calle "ancha" (Tesifonte Gallego y Marqués de Molins). Destacan Miguel Ortiz, Julio Carrilero, Daniel Ortiz, entre otros, como lo muestran los trabajos de María Victoria Cardoso y Rosa María Romer0 52 • Luis Guillermo García-Sauco realizó un balance de la aportación artística de Albacete a la exposición de Sevilla en 1929 y José Sánchez sobre los resultados de una encuesta etno-

PERALTA JUAREZ, Juan: La escuela en la provincia de Albacete. Albacete, lEA, 1997; MARTÍNEZ SÁNCHEZ, A.: "Los establecimientos de enseñanza no oficial en la provincia de Albacete a principios del siglo XX. Elementos organizativos más destacados". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contemporánea, lEA, 1984; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Enrique: "Apuntes históricos del Instituto de Enseñanza Media de Albacete, 1839-1933". Al-Basit, n° 18, 1986, pp. 47-61.

40

BLAT JIMENO, Amparo: "Herminio Almendros Ibáñez. Vida, época y obra", Almansa, Cuadernos de Estudio Locales, n° 13, 1998.

41

CARRIóN ÍÑIGUEZ, J. D.; CONTRERAS JORDÁN, O. R.: "Aproximación al estudio del magisterio en la Escuela Normal durante la Guerra Civil (19361939)", Ensayos, n° 7, 1987, pp. 25-38; LOSA SERRANO, Pedro; MORCILLO ROSILLO, Matilde: "La escuela de Magisterio durante la Guerra Civil a través de las Actas del Claustro y Junta de Gobierno", Ensayos n° 7, 1987, pp. 83-96.

42

SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Isidro: Historia y evolución de la prensa albacetense (1833-1939). Albacete, lEA, 1984.

43

SANCHEZ PICAZO, Miguel: "El Manchego. Seminario de Tarazona de La Mancha", Al-Basit, n° 16, 1985, pp. 179-194; del mismo autor, Prensa periódica del partido judicial de La Roda. Albacete, lEA, 1987. Actualmente tiene finalizado el estudio de La Voz del Distrito, semanario de la familia caciquil de los Ochando que dominaba el distrito de Casas Ibáñez y que se publicó entre 1917 y 1936.

44

PELAEZ ROPERO, J.M.; OLIVER OLMO, P.: "La prensa en Albacete durante la Guerra Civil". Al-Basit, 1996, pp. 51-58.

45

BRAVO CASTILLO, Juan: Narrativa albacetense del s. XX, Albacete, Diputación Provincial, 1985, II Vol. MARTÍNEZ CANO, J.M.: Antología poética de autores albacetenses. Albacete, Diputación Provincial, 1983; FUSTER RUIZ, Francisco: "Cinco poetas del silencio: la generación del 36 en Albacete". Cultural Albacete n° 61, 1992, pp. 3-18 Y "Poetas albaceteños de principios de siglo: realismo y modernismo". Cultural Albacete n° 67, 1993, pp. 3-22.

46

BLANCO MAYOR, Carmelo: "Don Miguel de Unamuno en Albacete", Anales del Centro Asociado de Albacete, n° 5. GOTOR PERIER, Matías: "Federico García Larca en Albacete". Al-Basit n° 3, 1976, pp. 59-61.

47

ZAMORA VICENTE, Alonso: "Tomás Navarro, albaceteño ilustre", Grandes Personales de la Historia de Albacete. Albacete, Cultural Albacete, 1996, pp. 239-253.

48

RODRÍGUEZ DE LA TORRE, Fernando: "Recuerdo de una musicóloga: Doña Carmen Ibáñez Ibáñez (1895-1962)", Ensayos n° 7, 1987, pp. 145-161.

49

ÑACLE GARCIA, A.: El Ateneo albacetense, 1880-1993. Albacete, Caja Castilla-La Mancha, 1993.

50

FUSTER RUIZ, Francisco: "Historia del teatro en Albacete", Albacete, 1974; MORENO GARCÍA, Antonio: "El teatro en Hellín". Al-Basit n° 3, 1976, pp. 5158; LINARES VARCÁRCEL, Francisco: Representaciones teatrales en Albacete 1901-1923: cartelera, compañías y valoración. Albacete, LE.A, 1999; OCHANDO MADRIGAL, Emilia: El teatro en Albacete durante la edad de plata: (1924-1936 J. Albacete, LE.A., 2000.

51 52

GARCÍA RODRIGO, Jesús; LÓPEZ ZORNOZA, José Fidel: La aventura del cine (Albacete, en el centenario del séptimo arte). Albacete, 1995. CADARSO VECINA, Ma Victoria: "Miguel Ortiz e Iribas (18!85-1967), arquitecto". Al-Basit n° 23, 1988, pp. 203-239; ROMERO SORIANO, Rosa María: "Notas para el estudio de la arquitectura de Albacete (1920-1930)". Al-Basit n° 8, 1980, pp. 33-53.

24 lógica contestada en 13 pueblos 53 • Disponemos una panorámica de los pintores albacetenses del siglo XX en la obra de Rubí Sanz, así como diversos artículos referidos a Benjamín Palencia por ser el más destacado de nuestros pintores 54 . Así como

todo lo que rodea a la fiesta taurina, la plaza de toros, los toreros y la tradición ganadera de Samuel Flores se lo debemos a José Sánchez55 •

5. POLÍTICA La historia política de Albacete en el siglo XX ha sido la parcela más investigada y muchos de sus trabajos han seguido las pautas de renovación historiográfica. En total se contabilizan 85 investigaciones, frente a las 52 de historia social y a las 31 de economía. Atendiendo a los períodos, las etapas que se conocen mejor son la 11 República (7 libros y 9 artículos) y la guerra civil (6 libros y 11 artículos), mientras que con respecto a la crisis de la Restauración, el franquismo y la transición y consolidación democrática quedan muchos aspectos por analizar. En cuanto a los temas, son múltiples y variados. Tenemos un aceptable conocimiento de los partidos, elecciones, instituciones como Gobierno Civil, Diputación y Ayuntamientos, élites políticas, regionalismo y violencia política.

5.1.

DIVERSOS TEMAS POLÍTICOS

La panorámica de las elecciones parlamentarias del siglo XIX y XX, nos la ofrece Eduardo González y Javier Moreno, en Elecciones y Parlamentarios. Dos siglos de Historia en Castilla-La Mancha. En ella relata la forma en que se elaboran las candidaturas, se recogen los resultados electorales de las cinco provincias de Castilla-La Mancha y breves biografías de los parlamentarios. Ganaba siempre el partido que dirige la consulta, o sea, el del gobierno, excepto durante la II República, en que resultaron derrotados. A esta visión general, hay que añadir los trabajos sobre partidos y elecciones de Manuel Requena referidos a la Restauración y a la II República y la evolución del Partido Comunista de Albacete desde su creación hasta 197956 • Además, se da a conocer el funcionamiento de la Diputación provincial 57, cuya obra colectiva ha sido coordinada por Manuel Requena Gallego donde se analizan los procesos elec-

torales, la élite política, el funcionamiento de Hacienda, las inversiones provinciales, etc. A ella hay que añadir la biografía de los presidentes de dicha institución, -realizada por M a del Carmen Gil Pertusa. Se hace una reflexión global sobre las élites políticas albacetenses contemporáneas 58 , donde se sientan las bases para estudios concretos, así como la utilización de fuentes como las Listas de Mayores Contribuyentes, las listas cobratorias de los ayuntamientos, el censo electoral que contiene datos sociológicos, etc. Para ello hay que aprovechar la información que aparece en diversas obras59 con el fin de obtener datos biográficos que se encuentran en los trabajos de Juan Bravo, J. A. Díaz, Tita Martínez, Antonio Moreno y Andrés Gómez Flores y en las propias memorias de Maximiliano Martínez Moreno, Juan Martínez Ortiz y José Prat García. El regionalismo manchego ha sido tratado por Francisco Fuster Ruiz 60 manifestando como se refleja dicho sentimiento desde principios del siglo XX, incidiendo levemente durante la II República, para volver a surgir a comienzos de los ochenta. En el campo jurídico la obra de Ricardo Gómez River0 61 nos explica cómo funcionó el juzgado popular durante el primer tercio del siglo XX en Albacete.

5.2.

PERIODIZACIÓN

5.2.1. La escasez de estudios sobre la Restauración y la Dictfldura Se ha dedicado poca atención a la crisis de la Restauración y a la Dictadura de Primo de Rivera. Respecto a la primera, Manuel Requena62 analiza el sistema de partidos y el comportamiento electoral en los diversos distritos, así como el peso del caciquislllo, mientras Benito Sanz centra su estudio en el cacicazgo que ejercen los Ochando en el distrito de Casas Ibá-

53

GARCÍA-SAUCO BELÉNDEZ , Luis Guillermo: "Patrimonio artístico albacetense en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929", Al-Basit. n° 25, 1989, pp. 5-66; SÁNCHEZ SÁNCHEZ, José: "La encuesta etnológica de 1929", Cultural Albacete, n° 45, 1990, p. 3-22.

54

SANZ GAMO, Rubí: Pintores albacetenses contelnporáneos, 1900-1983. Albacete, lEA, 1984. Varios artículos de ESTEBAN LEAL, Paloma: "Benjamín Palencia y la vanguardia artística española en los años 20-30". Grandes Personajes de la Historia de Albacete. Albacete, Cultural Albacete, 1996, pp. 255-274: De GÚZMAN PÉREZ, M. E; LÓPEZ GUZMÁN, R.: "Benjamín Palencia: Valoración de su lenguaje plástico". Congreso de Historia de Albacete, Vol. IV: Edad Contemporánea, lEA, 1984, Págs. 529-551 y De LÓPEZ CAMPUZANO, Julia: "Influencias en la obra pictórica de Benjamín Palencia", Al-Basit n° 8, 1980, pp. 9-20.

55

SANCHEZ ROBLES, José: Samuel Flores: la pasión por el toro: 200 años de tradición ganadera en la provincia de Albacete. Albacete, 1996; SÁNCHEZ ROBLES, J.; GUTIERREZ GARCÍA, C.: Plaza de toros de Albacete. Desde 1917. camino de un siglo en lafiesta brava. Albacete, 1987.

56

RUIZ, D. [y otros]: Los Comunistas en la Historia de Albacete. 1921-1979. Albacete, Partido Comunista, 1981.

57

GIL PERTUSA, Ma del Carmen: Libro de los presidentes de la Diputación Provincial de Albacete. Albacete, Diputación Provincial, 1990; REQUENA GALLEGO, Manuel (Coord.): Historia de la Diputación de Albacete. Albacete, Diputación Provincial, 1993, 2 v.

58

PANADERO MOYA, Carlos: "Las elites contemporáneas en Albacete, (1834-1936): balance historiográfico y propuestas de investigación", Al-Basit, n° 31, 1992, pp. 5-17; REQUENA GALLEGO, Manuel: "Las elites castellano-manchegas en el período contemporáneo, 1810-1936", Relaciones de poder en Castilla: El ejemplo de Cuenca. Cuenca. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1997, pp. 231-250.

59

Contienen datos biográficos los trabajos de BRAVO CASTILLO, Juan: Seis albacetenses ilustres, Albacete, Ayuntamiento, 1986; DÍAZ, J.A. (Coord.): Castellanos sin Mancha. Exiliados Castellanos-Manchegos tras la guerra civil. Madrid, Añil, 1999; MARTÍNEZ, Tita: Albacetenses en la diáspora. Albacete, Diputación Provincial, 1997; GÓMEZ FLORES, Andrés: Memoria de una lealtad (conversaciones con José Prat). Albacete, Diputación Provincial, 1986; MORENO GARCÍA, Antonio: Gente de HelUn. Albacete, lEA, 1982. También las biografías de MARTÍNEZ MORENO, Maximiliano: Vivencias. Albacete, 1982; MARTÍNEZ ORTÍZ, Juan: Una vida, infancia y juventud. Albacete, 1952; PRAT GARCÍA, José: Memorias. Albacete, Diputación Provincial, 1994.

60

FUSTER RUIZ, Francisco: "Para una historia del regionalismo manchego: la bandera y el himno de la Mancha". Al-Basit n° 9,1981, pp. 5-27; YuAlbacete y el tema regional. (Aportación a la historia de un problema)", Congreso de Historia de Albacete. Edad contemporánea, Albacete, lEA, 1984.

61

GÓMEZ RIVERO, Ricardo: El tribunal del Jurado en Albacete (1888-1936). Albacete, LE.A., 1999.

62

REQUENA GALLEGO, Manuel: "La clase política y las contiendas electorales en la provincia de Albacete, 1901-1923", Cultural Albacete, n° 15, junio 1987, pp. 3-15; Y "La hegemonía liberal en las elecciones a Cortes en el distrito electoral de Hellín, 1918-1923", Al-Basit, n° 26, abril 1990, pp. 139-149; SANZ DIAZ, Benito: "Caciquismo en La Mancha: los Ochando en el partido judicial de Casas Ibáñez", Almud, n° 3, 1980, pp. 119-133.

25

ñez, y Carlos Panader063 describe los efectos de la crisis de 1909 en Albacete. Algo similar le sucede a la Dictadura. Manuel Requena presentó una panorámica general del período y un análisis de Unión Patriótica en donde demostraba que en ésta se habían refugiado muchos caciques o sus "amigos políticos" desde donde controlaron la Diputación Provincial y los ayuntamientos 64 • En cuanto a los movimientos conspiratorios del final de la dictadura y de la transición, Francisco Fuster nos relata la participación republicana y masónica albacetense en 1929 y Manuel Requena analiza cómo en Albacete, y en las demás provincias de Castilla-La Mancha, los republicanos y socialistas realizaron un doble "juego". Mientras utilizaban los cauces legales intentando reforzar su partido y triunfar en las elecciones, al mismo tiempo colaboraron en acciones insurreccionales hasta que se proclamó la II República65 . 5.2.2. La II República y la guerra civil. Esta ha sido la etapa mejor estudiada del siglo XX. No sólo en el ámbito político, sino en el social, económico y cultural. Aquí únicamente nos vamos a detener a describir la acción política, ya que los otros aspectos ya han sido tratados anteriormente. La obra pionera fue la de José Sánchez y Miguel Ángel Mateos 66 que a mitad de la década de los setenta analizaba las elecciones dentro de la renovación metodológica introducida por Tusell. Poco después Manuel Requena publicó sobre las elecciones del Frente Popular y las de compromisarios, así como un estudio de las fuentes existentes sobre la II República67 • A finales de los ochenta, ampliando esta orientación, con la inclusión de partidos políticos y grupos de presión, otras instituciones como los ayuntamientos, Diputación y Gobernadores Civiles, etc., éste publica su tesis referida a 1931-193368 , tratando de explicar cómo una provincia eminentemente monárquica en la que triunfan los dinásticos en abril de 1931, resulta dominada después de proclamada la república por republicanos y socialistas. Este estudio demuestra la pervivencia de comportamientos caciquiles entre las fuerzas republicanas, así como engaños electorales típicos de la Restauración. El creciente republicanismo después del 14 de abril se debe a la llegada masificada de monárquicos al republicanismo, el cual se va consolidando durante el bienio. Actualmente, Rosa Sepúlveda Losa69 ha realizado su tesis sobre la etapa 1933-1936, siguiendo dicha metodología en la cual mantiene que se continúan realizando trampas electorales, aunque menos, y se emplean los ayuntamientos para apoyar las victorias en las urnas. Durante el segundo bienio se produce el enfrentamiento entre los radicales y la

CEDA, al tiempo que la política de derechas hace que se radicalicen los socialistas, adquiriendo más fuerza el sector caballerrista. Ello se manifestará en la primavera de 1936, haciendo inviable la República social, debido a la insurrección militar en julio de 1936. Los múltiples problemas agrarios afectan especialmente a Albacete. José Ma Gómez Herráez 70 trata sobre los efectos de la legislación social, los conflictos que supone su aplicación, los diversos problemas de los precios de los granos y los salarios, así como los enfrentamientos entre la patronal Unión Agraria y los sindicatos UGT y CNT. Albacete al ser una provincia latifundista le afectó la Reforma Agraria como lo deja bien claro el estudio de Cayetano Espejo Martín 71 sobre el Registro de Propiedad Expropiable que incluía a 858 propietarios con 344.574 Ha. (23% del total). De ellos, los diez mayores poseían más de cuatro mil Ha. cada uno, y los cien siguientes más de mil Ha. Entre las familias más afectadas estaban con más de diez mil Ha. cada una, los Flores, los Larios, los Jiménez de Córdoba, Acacia Sandoval y, con algo menos, Marín Barnuevo, Pérez-Pastor y Alfara Fernández. En cuanto a conflictividad señalaremos de pasada, ya que los hemos indicado en otro apartado, los estudios de Pedro üliver y Manuel Requena sobre la huelga campesina de 1934; los de Deogracias Carrión Íñiguez sobre los hechos revolucionarios de octubre de 1934 y los acontecimientos de Bonete, y el de Manuel Requena sobre los sucesos de Yeste (mayo 1936). Se han realizado bastantes trabajos sobre la guerra civil pero, sin embargo, han quedan aspectos sin analizar, como las colectividades industriales y de servicios, la evolución de las fuerzas políticas y sindicales, así como su actuación en los ayuntamientos y otros problemas sociales. Recientemente, Antonio Selva Iniesta, ha realizado una síntesis del período de la guerra72 • El tema fue inicialmente tratado en 1975 por Francisco Fuster quien criticó los errores que se habían cometido en algunas obras generales respecto a Albacete 73. Conocemos que la rebelión en Albacete iniciada el 19 de julio estuvo protagonizada por la Guardia Civil con la colaboración de la derecha, en donde se destacó la minoría falangista. Acción que fracasó, rindiéndose los sublevados el 25 de julio ante las fuerzas llegadas de Alicante, Murcia y Ciudad Real. Inmediatamente se desencadenó la persecución y asesinatos sobre la gente de derechas, dando lugar a desmanes y desórdenes injustificados. El gobierno comenzó la acción represiva contra los insurrectos a través de los Jurados Populares y los de Urgencia, conde-

63

PANADERO MOYA, Carlos: "Albacete y la crisis de 1909 a través de la prensa local", Anales del Centro Asociado de Albacete, n° 1, 1979, pp. 263-265.

64

REQUENA GALLEGO, Manuel: "La vida política en Albacete durante la Dictadura de Primo de Rivera", Cultural Albacete, junio 1989, pp. 3-14; Y "Unión Patriótica o la cobertura al caciquismo de la Restauración", Estudios sobre la derecha espaltola contemporánea. Madrid, UNED, 1993, pp. 279-292.

65

FUSTER RUIZ, Francisco: "Conspiradores republicanos en Albacete de ]929". Al-Rasit n° 8, 1980, pp. 91-106; REQUENA GALLEGO, Manuel: "Vía insurreccional y vía electoral en las provincias de Castilla-La Mancha (1929-1931). Movilización urbana y pasividad rural", Historia Contemporánea, n° 12, 1995, pp. 339-356.

66

SÁNCHEZ SÁNCHEZ, José y MATEOS RODRIGUEZ, Miguel Ángel: Elecciones y partidos en Albacete durante la Il República J93 J-J936. Análisis demográfico, actividad económica. Sociología electoral y cOlnportamiento político. Albacete, Imprenta de Julián GÓlnez, 1977.

67

REQUENA GALLEGO, Manuel: "Las elecciones del Frente Popular en Albacete", Al-Rasit, n°. 11, diciembre ]982, pp. 27-72; "Las elecciones a compromisarios en Albacete (Abril 1936)", Al-Rasit, n°. 12, diciembre 1983, pp. 170-195; Y"Albacete durante la II República: estado actual de la cuestión y fuentes para su estudio", Congreso de Historia de Albacete, tomo N: Edad Contelnporánea. Albacete, LE.A., 1984, pp. 97-109.

68

REQUENA GALLEGO, Manuel: Partidos, elecciones y elite política en la provincia de Albacete 1931-1933. Albacete, LE.A. 1991. De este mismo autor ver "La proclamación de la II República en una provincia monárquica: Albacete 1931". Cultural Albacete n° 49, 1991, pp. 3-18 Y "El triunfo monárquico en las elecciones municipales de abril de 1931 en Castilla-La Mancha", Hispania, n° 190, 1995, pp. 673-691.

69

SEPÚLVEDA LOSA, Rosa: Republicanos tibios y socialistas beligerantes. La República social inviable. Albacete, 1933-1936. Albacete, lEA (en imprenta)

70

GÓMEZ HERRÁEZ, José Ma ., Voces del campo yecos en la prensa. Problemas agrarios en Albacete durante la Segunda República, Albacete, lEA, 1988.

71

ESPEJO MARTÍN, Cayetano: "El Registro de la Propiedad Expropiable en la provincia de Albacete (1933), Al-Rasit, n° 26, 1990, pp. 81-108.

72

SELVA INIESTA, Antonio: La Guerra civil en Albacete", La Guerra civil en Castilla-La Mancha. De El Alcázar a Los Llanos. Madrid, Biblioteca Añil, 2000, pp. 35-64.

73

FUSTER RUIZ, Francisco: "Albacete en los libros de la Guerra Civil Española", Al-Rasit n° O, 1975, pp. 12-24; n° 1, pp. 24-43.

26 nando a muchos de ellos a muerte o a la pena de cárcel. De todo ello hemos tenido información a través de las obras de Francisco Sevillano y, sobre todo, de Manuel Ortiz74 • M.L. Prado señala que una gran parte de las tierras, provenientes de la burguesía agraria insurrecta que fue castigada con la expropiación por desafecta, pasaron a manos campesinas realizándose las colectividades agrarias 75, estudiadas por José Deogracias Carrión quien nos indica que se realizaron muchas con el concurso de la UGT y la CNT, aunque algunas fracasaron. Las incautaciones de las fincas urbanas en la capital, de muchas familias ricas, así como las funciones a las que se dedicaron estos locales y los problemas que causó el cobro de los alquileres las conocemos gracias a Rosa María Sepúlveda76 • El conocimiento de los efectos físicos y psicológicos de los bombardeos sobre la ciudad, así como la construcción de los refugios, se debe a Antonio Selva77 • El haber sido elegida como sede donde se formaron las Brigadas Internacionales ha dado a Albacete un protagonismo internacional lo cual ha motivado algunos estudios aunque insuficientes. Ya a principios de los ochenta, Francisco Fuster78 puso de manifiesto la necesidad de prestar atención a este tema y posteriormente nos describe una visita de Peter Weis en busca de recuerdos de un brigadista amigo; Manuel Requena hace un balance de la presencia de los voluntarios en la capital y algunos pueblos de la provincia y su impacto, Julián Palmero estudia el correo de las Brigadas, José Manuel Peláez y Pedro Oliver analizan su prensa y se recogen algunos testimonios orales. Fernando Rodríguez de la Torre realiza una síntesis bibliográfica del tema. José Deogracias y Vicente Carrión79 nos describen cómo en febrero de 1939 el doctor Negrín reunió a los jefes militares en el aeródromo de Los Llanos (Albacete) con el fin de animarles a continuar la guerra, al que apoyó Miaja, mientras que un sector amplio se manifestaban partidarios de acabarla. 5.2.3. El franquismo y la democracia Son las dos etapas con menos trabajos de investigación que abarcan más de medio siglo. Una visión de los primeros veinte años del franquismo nos la ofrece José María Gómez Herraez80 • El "movimiento" cumple la función de reforzar al franquismo y el ingreso en él permite ocupar cargos en los ayuntamientos

y en la Diputación. Otro soporte importante del régimen fue la iglesia como la describe Pablo Martín de Santa 01alla81 • Este extiende su ideología y se consolida a través de la cultura y la educación. La economía sigue siendo predominantemente agraria, poco modernizada, con problemas de precios, especialmente el vino, y de escasa industrialización. El Consejo Económico y Sindical propuso una serie de medidas para mejorar la economía albacetense como la creación de la Caja de Ahorros, la terminación del ferrocarril Baeza-Utiel, la ampliación del regadío, el cooperativismo y el acceso al crédito. Aunque aparentemente hubo un entendimiento entre las fuerzas que apoyaban al régimen, el análisis detallado refleja la lucha por el poder, y para ello recurrieron a la descalificación del adversario. Así se realizaron acusaciones contra algunos alcaldes por actuaciones anólualas, contra los presidentes de las hermandades por malversación de fondos y favoritismo o contra los jefes falangistas 82 • Hubo estabilidad social como corresponde a una dictadura, aunque se produjeron algunas acciones debidas a la actividad clandestina de los comunistas, a la acción las guerrillas entre 1945 y 1950. Fue muy dura y extensa la represión ejercida por el franquismo sobre la sociedad albacetense según lo refleja el amplio trabajo de Manuel Ortiz 83 • Entre abril de 1939 y 1950 fueron procesados por los tribunales militares 34.550 ciudadanos (9,2% de la población), de los que se ejecutaron a 1.026 personas y 712 sufrieron cárcel, a las que hay que añadir 573 muertes indiscriminadas realizadas por los incontrolados franquistas. A la que abría que añadir los efectos de la prisión. Muchas personas fueron privados de libertad durante años y sufrieron malos tratos físicos y psicológicos, además del desprecio social hacia él y su familia. Algunos murieron por causa de dichos malos tratos y una deficiente alimentación, como sucedió con el comunista Andrés Alcalá. Finalmente hay que hablar de las depuraciones llevadas a cabo en todas las instituciones y empresas sobre los republicanos y marxistas. Se realizaron despidos en la Diputación y ayuntamientos (13 de cien en el de la capital), en los cargos de la diversas Delegaciones, en la enseñanza, ya fuesen maestros (cien de los 860), profesores de bachillerato o de la Escuela Normal.

74

SEVILLANO CALERO, F.: La Guerra Civil en Albacete: Rebelión militar y justicia popular (1936-1939). Alicante, Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, 1995; ORTIZ HERAS, Manuel: Violencia política en la Segunda República yen el primerfranquismo. Madrid, Siglo XXI, 1996. Muy poco aporta el artículo de MORCILLO ROSILLO, Matilde: "Los tribunales populares durante la Guerra Civil en la provincia de Albacete (Los paseos de la muerte)", Ensayos n° 2, 1988, pp. 121-132.

75

PRADO HERRERA, Ma • L. y otros: "Las expropiaciones a campesinos desafectos a la República: un análisis de las provincias de Albacete y Valencia; "CARRIÓN ÍÑIGUEZ, J. D.: Las colectividades agrarias en la provincia de Albacete durante la guerra civil, Tesis doctoral inédita. Universidad de Murcia; SANZ DÍAZ, Benito: "Las colectividades campesinas durante la Guerra Civil Española. Villamalea (1936-1939)". AI-Basit, n° 5, 1978, pp. 119-130.

76

SEPÚLVEDA LOSA, Rosa María: "Incautaciones de fincas urbanas en Albacete durante la Guerra Civil". AI-Basit, 1996, pp. 11-21.

77

SELVA INIESTA, Antonio: Refugios antiaéreos en Albacete (memoria para la paz). Albacete, LE.A., 2000.

78

FUSTER RUIZ, Francisco: La guerra. Las Brigadas Internacionales, Albacete, 1985. Del mismo autor, "Peter Weis en Albacete, en busca del tiempo perdido de las Brigadas Internacionales", Al-Basit, 1996, pp. 86-129. En este mislllo monográfico de Al-Basit aparecieron otros artículos de PALMERO CUÉLLAR, Julián: "La plaza del Altozano, estafeta central de las Brigadas Internacionales", pp. 131-144; PELÁEZ ROPERO, J. M. YOLIVER OLMO, P.: "La prensa de Albacete durante la guerra civil", pp. 51-58; REQUENA GALLEGO, M. y PELÁEZ ROPERO, J. M.: "Memorias de vida: Albacete y las Brigadas Internacionales en el recuerdo de los voluntarios de la libertad", pp. 207-232; RODRÍGUEZ DE LA TORRE, Fernando: "Esbozo bibliográfico de las Brigadas Internacionales con especial atención a la base de Albacete (Fondos de la Biblioteca Nacional, Madrid)", pp. 145-204; REQUENA GALLEGO, Manuel: "Albacete, base de las Brigadas Internacionales, 1936-1938", La Guerra Civil Espa170la y las Brigadas Internacionales. Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1998, pp.147-179.

79

CARRIóN ÍÑIGUEZ, J. D. YCARRIÓN ÍÑIGUEZ, V: La reunión de los LLanos (Albacete). Epílogo de la Segunda República. Albacete.

80

GÓMEZ HERRÁEZ, José María: Instituciones, perspectivas económicas y problemas sociales durante el jranquismo. Albacete entre el silencio y el éxodo rural (1939-1962). Albacete, lEA, 1993. De este mismo autor la "Politización, concepciones socioeconómicas e irracionalismo. Enseñanza y cultura en Albacete, 1939-1962", AI-Basit, n° 33, 1993, pp. 179-204; Y"Las posibilidades de los trabajadores agrarios en el sindicalismo vertical, Albacete, 1939-1960", Mercado y organización del trabajo en España (s.X/X-XX), Sevilla, Ed. Atril, 1997, pp. 349-364.

81

MARTÍN DE SANTA OLALLA, Pablo: "El colaboracionismo entre la Iglesia y el régimen de Franco: La creación de la diócesis de Albacete, El Franquis1110: El Régimen y la oposición. Guadalajara, ANABAD Castilla-La Mancha, 2000, pp. 219-238.

82

ORTIZ HERAS, Manuel: Las Hermandades de Labradores en el Franquismo. Albacete, 1943-1977. Albacete, lEA, 1992.

83

ORTIZ HERAS, Manuel: Violencia política en la Segunda República y en el primer franquismo. Madrid, Siglo XXI, 1996.

27 También se analiza el efecto sobre el panorama intelectual albacetense, prestando atención al drama personal. Francisco Fuster84 señala que una gran parte de ellos tuvo que salir fuera de España como Eleazar Huerta, Ramón Castellanos, Antonio Rodríguez Romea, José Prat, etc. Otro grupo quedó en el interior como Alberto Mateas, Francisco del Campo Aguilar, José S. Serna, Eduardo Quijada Alcázar, Matías Gotor, etc., los cuales posibilitaron un renacer cultural con la aparición hacia la mitad de la década de los cuarenta de la revista Feria y a finales de los cincuenta, Cal y Canto. La vida en la capital en este período la contemplamos en un libro sobre su alcalde Luis Martínez de la Ossa donde se aprecia el ambiente clerical y favorable al régimen 85 . Así lo refleja el referéndum de 1947 realizado sin ningunas garantías de libertad y transparencia86 . La escasa oposición al régimen en los primeros años debido a la durísima represión estuvo encabezada por los comunistas y la acción de los "maquis", que se pueden apreciar en los recuerdos de Andrés María Picaza, Antonio Esteban y de Moya "El Chichango"87. Posteriormente se realizará a través de la filtración en las Hermandades y cooperativas como sucedió en Villamalea88 . Para el período de la transición disponemos del relato de Andrés Gómez 89 como protagonista de excepción. Nos explica los primeros momentos de los partidos políticos, el comienzo de las libertades y los problemas de la izquierda para celebrar

sus reuniones y manifestaciones. La mayor parte de los acontecimientos que narra suceden en la capital. Con una orientación similar, Juan Luis Hernández90 nos cuenta lo acaecido en Almansa en el mismo período. El comportamiento electoral entre 1977 y 1987 queda estudiado por Juan de Dios Izquierdo y Manuel Robliz0 91 . Vence UCD, el partido del gobierno, en las dos primeras consultas a Cortes, mientras el PSOE consigue la Diputación y el ayuntamiento de la capital y de la mitad de los pueblos de la provincia. A partir de 1982, con el hundimiento de UCD hay un gran giro hacia los socialistas que logran una hegemonía a partir de este año en la elecciones generales, municipales, autonómicas y europeas, captando durante estos años alrededor del 50% de los votos, mientras que Alianza Popular se sitúa alrededor del 30%, PCEIIU con el 7% y el CDS con un oscilante 11 %. Los mismos autores nos indican que Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores se consolidan y decaen Unión Sindical Obrera y otras fuerzas minúsculas. Al contrario que la media española, en esta provincia CC.OO. aventajó a UGT en todo el período. Para finalizar, deseo que este balance historiográfico sirva para impulsar futuras investigaciones que supongan una renovación temática y metodológica en nuestro panorama provincial, especialmente en aquellos aspectos menos trabajados y de gran interés en el campo histórico.

BIBLIOGRAFíA DE LA PROVINCIA DE ALBACETE EN EL SIGLO XX Temas o períodos OBRAS GENERALES DEMOGRAFíA

11 16

ECONOMíA

32

SOCIEDAD

pOLíTICA

TOTAL

84

52

85

196

Población Urbanismo Agricultura Industria Comercio y transportes Conflictos Organizaciones sociales Educación Prensa Cultura y arte Temas Restauración Dictadura de Primo de R. II República Guerra civil Franquismo Transición y democracia

Nº libros

11 4 3 3

4 1 1 2 O 2

6 6 O O 7

Nº artículos O

8 1 14 7 3 9

6 7

4 15 10 6

4 9

5

11 10

4

7

65

131

6

FUSTER RUIZ, Francisco: "Panorama intelectual de una ciudad de posguerra: el Albacete de Luis Martínez de la Ossa", Con el corazón. El alcalde Luis Martínez de la Ossa. Albacete, Papeles de la Diputación, 1998, pp. 79-120.

85

MARTÍNEZ DE LA OSSA, Julia: Con el corazón. Alcalde Luis Martínez de la Ossa, 1950-1957. Albacete, Papeles de la Diputación, 1998.

86

IZQUIERDO COLLADO, Juan de Dios: "El Referendum de 1947. Antecedentes del Referendum de la Ley de Reforma Política de 1976", Al-Basit, n° 14, Págs. 179-202.

87

PICAZa VILLENA, Andrés Ma : Treinta años después. Alicante, 1991; GONZÁLEZ SEVILLANO, J. J.: Muerte y pasión de un maquis: Sebastián Eustaquio Moya Moya "El Chichango". Albacete, 1985.

88

SANZ DÍAZ, Benito: "Bastiones de resistencia en Castilla-La Mancha: El caso de Villamalea", Españafranquüta. Cuenca, 1993, pp. 233-246.

89

GÓMEZ FLORES, A.: Anatomía de una transición. Albacete del fascismo a la democracia. Albacete, Diputación Provincial, 1991.

90

HERNÁNDEZ PIQUERAS, J. L.: 1976-1986: Almansa en la década de la transición. Almansa. Cuaderno de Estudios Locales, n° 7, 1988.

91

IZQUIERDO COLLADO, Juan de Dios: Las elecciones de la transición en Castilla-La Mancha. Albacete. Albacete, LE.A., 1984,2 Vol., y "El voto popular en las comunidades castellanas", en López, Enrique (Coord.), Historia de Castilla-León, Vol. X, Madrid~ 1986; IZQUIERDO COLLADO, J. D. YROBLIZO COLMENERO, M.: Las elecciones en la consolidación democrática de Castilla-La Mancha. Albacete 1983-1987. Albacete, lEA, 1993.

PONENCIA

LAS CUENTAS DEL CONCEJO DE ALBACETE y LA OLIGARQUIZACIÓN DE SU GOBIERNO DEL ANTIGUO RÉGIMEN A LA REVOLUCIÓN LIBERAL (1750-1845) I

~

!

María TERESA PEREZ PICAZO. Universidad de Murcia INTRODUCCIÓN I

En estos últimos años nuestros conocimientos sobre las haciendas municipales han mejorado de manera notable~ tanto en cantidad como en calidad, merced a la publicación de un creciente número de sólidas monografías. Si bien es cierto que las concernientes a los siglos XVI y XVII se han llev~do la parte del león, resulta asimismo perceptible el interés de los investigadores por las siguientes centurias, tanto en lo que se refiere al siglo XVIII como al XIX. Merece la pena recordar, llegados a este punto, el revulsivo que supuso para la il)vestigación la celebración en Palma de Mallorca de un coloquio coordinado por J. Fontana cuyas propuestas fueron publicadas ulteriormente bajo el título de Fiscalitat estatal i hisend~ local (ss. XVI-XIX)' Funcionament i repercussions socials {Palma de Mallorca, 1988). Existe, sin embargo, una etapa que hasta ahora ha sido poco estudiada y aún menos considerada como unidad qe análisis: la constituida por los años bisagra entre el Antiguo Régimen y el régimen liberal, es decir, el tramo temporal que va desde el decenio 1750-1760 hasta el año 1845. Los trab~jos de B. Yun sobre la Tierra de Campos (1987), 1. Mugártegu~ sobre varias poblaciones vascas (1993) y, sobre todo, de C. García sobre Valladolid (1997) constituyen una excepción. De ahí que se sepa todavía muy poco sobre el impacto local de las reformas borbónicas y aún menos sobre los problemas que se plantearon a esa escala como consecuencia de los zigzagueqs de la política hacendística en las primeras décadas del siglo XIX. Los escasos estudios existentes se han ocupado de man~ra pre-

ferente del impacto de la Guerra de Independencia (J. de la Torre, 1985, 1991), de la temprana enajenación del patrimonio municipal (A. M. Bernal, 1978, A. Otaegui, 1991) o de los efectos de las reformas fiscales de absolutistas y liberales a corto plazo (M. Martínez Neira, 1995; F. Lorente, 1990). La investigación cuyos primeros resultados presento en este trabajo tiene por objeto, precisamente, avanzar en el conocimiento de la precitada etapa. Se trata, por un lado, de averiguar el peso que sobrellevaron los ingresos municipales en un núcleo urbano concreto, el de Albacete, a lo largo de esa prolongada fase de penuria hacendística que se inicia a finales del siglo XVIII y se mantiene cuanto menos hasta los años 1840 y, por otro, de presentar un breve resumen de la estrategia adoptada durante la misma por la élite de poder que aplicó esas medidas -los Regidores-, estrategia cuya orientación es inseparable de la incidencia económico-social del fenómeno. El universo de análisis espacial elegido constituye un buen indicador de lo sucedido al respecto en otros municipios de la España interior, dada la fisonomía y tamaño de la población albacetense, las estructuras sociales de la misma y el predominio del sector agropecuario (con algunos matices) en su economía. La opción por el largo plazo me ha permitido seguir la génesis de la crisis del Antiguo Régimen en el municipio manchego y mostrar hasta qué punto, como tantas otras veces en las economías preindustriales, la coyuntura adversa se vio reforzada por la presión fiscal, precipitando de esta forma el agotamiento del viejo modelo organizativo.

l. LA VERSIÓN ALBACETENSE DE UNA INSTITUCIÓN CASTELLANA: EL MUNICIPIO "ABSOLUTO" 1.1. LA IMPORTANCIA DEL CONCEJO COMO CÉLULA ORGANIZATIVA DE LA VIDA LOCAL I

Uno de los rasgos más característicos de la región manchega durante el Antiguo Régimen es el papel primordial desempeñado por los municipios en la articulación económica! y política de la vida rural. La bien conocida influencia de la institución concejil en la estructura jurisdiccional de la Co~ona de Castilla, se vio reforzada en este caso tanto por razones históricas como medioambientales. En lo que se refiere a la herencia histórica, parece necesario recordar que nos encontramos ante un territorio reconquistado y repoblado tardíamente, por lo que las densidades hum~nas no pudieron progresar con rapidez en una época durante la cual la población disponía de otros territorios dotados de mayor atractivo económico donde instalarse. Esta escasa presión demográfica y las características físicas de la zona, de las que nos ocuparemos a continuación, favorecieron a su vez la puesta en pie de una red organizativa de mallas muy amplias, apoyaQa en el gran municipio -de realengo o de Órdenes- en much~ mayor medida que en el señorío y/o en la comunidad campesina. Tras una serie de compras y pleitos, casi siempre en relación con Chinchilla, el término jurisdiccional de Albacete se fijó én 1741 I

!

en torno a los 1.231 km2, lo que le alinea con los de Cartagena, Jumilla, Lorca, Moratalla o Murcia capital, cuya enorme extensión situó al reino de Murcia a~tes y a la Comunidad Autónoma correspondiente después por encima de la media nacional al respecto (215 Km2 frente a 62,7). En cuanto a la densidad de población, en 1755 era de 4,89 habitantes por km2 y todavía al final del período aquí estudiado suponía solamente la mitad de la nacional: 13,53 habitantes frente a 36,6 en 1857. Los, caracteres medioambientales contribuyeron de manera decisiva a esta evolución. La Mancha de Albacete constituye, como es sabido, una cuenca endorreica que forma parte de la gran depresión tectónica en la que se ubica la gran región de la Mancha. En ella predomina la línea horizontal; de hecho, en los alrededores de la capital y en los términos de La Gineta, Madrigueras o Tarazona hasta llegar a La Roda la inmensa llanura resulta impresionante. Este tipo de relieve combinado con la aridez del clima constituye el origen de las manifestaciones de endorreismo que venimos de señalar: hasta la construcción del Real Canal de la Villa de Albacete, luego de María Cristina, en el primer tercio del siglo XX, las inmediaciones del núcleo urbano abundaban en lagunas, charcas y zonas semipantanosas que creaban un foco de paludismo endémico. Es lo

32 que sucedió precisamente en las dos últimas décadas del XVIII y en la primera del XIX a consecuencia de un ciclo de pluviosidad particularmente intensa. Lo anticipado en el párrafo anterior sobre la dureza del medio físico cobra así sentido. Resumiendo, en el área y en el período aquí considerados coincidieron tres factores que explican el papel preponderante desempeñado por la institución concejil y sus representantes así como la fisonomía asumida por la organización del espacio. A. Una institución de derecho público, el municipio castellano, caracterizado por un elevado grado de autonomía frente al poder central. Se puede afirmar que uno de los rasgos de base del "gobierno político" en la Monarquía española fue la dialéctica entre unas unidades de base -los municipiosampliamente autónomos y el poder central, obligado continuamente a negociar con ellos. Obviamente dicha autonomía se veía favorecida por la disponibilidad por parte de los Concejos de su propio patrimonio, que les permitía autofinanciarse. En el caso de Albacete, además, la gran extensión de su circunscripción conllevaba la posibilidad de disfrute de una masa relativamente importante de bienes de todo tipo. B. Un medio físico árido e ingrato, reconquistado tardíamente, con su consiguiente reflejo en la incompleta ocupación del espacio. La constante presencia de "animales dañinos" (cuyo exterminio constituía un capítulo fijo de los gastos municipales) y de malhechores, así como la existencia de un ininterrumpido proceso de roturaciones prolongado hasta la segunda mitad del siglo XIX, constituyen otros tantos testimonios indirectos de la situación descrita. C. Una organización del territorio concéntrica, dividida en una serie de aureolas en cuyo seno la intensidad económica y demográfica descendía del centro a la periferia. En primer lugar aparecía un núcleo urbano de tamaño modesto pero que concentraba la mayor parte de la población -5976 habitantes en 1755-; después, la Redonda de la Villa, aureola semirural a través de la cual se verificaba la transición de la ciudad al campo y único lugar del término donde la población presentaba cierta dispersión; además, la propiedad de la tierra estaba aquí bastante repartida, con el consiguiente predominio de las pequeñas parcelas, y el uso del suelo era relativamente intensivo: cultivos de regadío, desarrollo del viñedo, rotaciones cerealeras más cortas, etc. Y, en tercero y último lugar, el Campo propiamente dicho (dividido en Diputaciones rurales), una enorme extensión de tierra semidespoblada y en gran parte inculta, explotada de manera muy extensiva: ganadería menor y predominio de una cerealicultura caracterizada por la presencia de prolongados barbechos, práctica que, unida a la ausencia de cercados facilitaba los aprovechamientos agropastoriles mix-

tos (derrota de mieses). Aquí la propiedad aparecía sumamente concentrada entre los miembros de una reducida élite terrateniente y la unidad de explotación, la gran finca o "labor", solía abarcar centenares de hectáreas. La escasísima población se concentraba en pequeña heredades o "aldeas", que comienzan a ganar peso delnográfico justamente entre 1750 y 1850. Esta triple serie de circunstancias originó una fuerte concentración de poder y competencias en el Concejo albacetense. Entre sus atribuciones económicas figuraban la organización y reparto de los pastos por medio del sistema de dehesas y rastrojeras -actividad de gran trascendencia en una zona de dominante ganadera-, el control del proceso de roturaciones (la concesión de licencias constituía un ingreso de los Propios) y la organización y vigilancia de las transacciones comerciales. Y en el aspecto social dependían de dicha institución sectores de tanta trascendencia en la vida cotidiana como el orden público, la enseñanza, la sanidad y la beneficencia , así como la organización de las festividades religiosas más importantes del año. El desempeño de este conjunto variopinto de funciones y el manejo consiguiente de los ingresos necesarios para llevarlas a buen término correspondía a unos Regidores procedentes de las filas los "poderosos" locales. Lo cual equivale en este caso concreto al colectivo constituido por los grandes terratenientes y los ganaderos "mayores", los cuales disponían del poder sobre la tierra y el poder sobre los hombres sin necesidad de recurrir al señorío. El Cuadro 1 muestra hasta que punto la propiedad de la tierra estaba concentrada: de ese 10,44 % de propietarios que controlaba más de las tres cuartas partes del suelo cultivado salió el grupo de poder al que acabamos de aludir. Es fácil imaginar la privilegiada situación de la que sus miembros disfrutaban frente a unos campesinos, que dependían de un colectivo restringido y poderoso para acceder al mercado del trabajo y de la tierra. Tanto más cuanto que coincidían en las mismas familias la posesión del máximo número de hectáreas y de los rebaños de ovejas y cabras más numerosos: en 1787, 25 ganaderos "mayores" disponían del 86,5 de las 30.282 ovejas existentes en el término municipal l. La élite del grupo estaba integrada por dos docenas largas de linajes: Agraz, Alfara, Arce, Barnuevo, Bastida, Benítez, Bustamente, Cantos, Cañabate, Carcelén, Carrasco, Cortés, Espinosa, Haro, Lozano, Moreno, Munera, Pando, Robres, Sandoval, Santaella, Urrea y Zamora. Aparte de los azares demográficos, que diezmaron a unas familias y favorecieron a otras, la situación preponderante de las aquí enumeradas tuvo mucho que ver con la estrategia matrimonial endogámica del grupo, que facilitó la concentración de vínculos y de hectáreas en las manos de unos pocos linajes.

Cuadro l. Reparto de la propiedad en los Llanos de Albacete (%) en 1752 Hectáreas

Propietarios

Superficie

O a 10

69,63

3,6

11 a 110

19,93

16,0

111 a >500

10,44

80,4

Fuente: Romero González, J. (1983), p.202.

1

Archivo Histórico Municipal de Albacete (AHMA), Dehesas, Caja 573

33 Para llegar a una cabal comprensión de la situación de semimonopolio de la tierra, el factor productivo más importante en una economía preindustrial, no basta con la cuantificación: es preciso tener en cuenta el estatuto de la misma. Señalemos al respecto que la mayor parte de las fincas eJtaban incluidas en mayorazgos 2: los Núñez, por ejemplo, poseían en 1821 la nada despreciable extensión de 3.138 hectáreas tasadas en 2.064.784 millones de reales y distribuidas en doce vinculaciones, lo que supone la ausencia de bienes libres. La tpayor parte de estos mayorazgos se habían fundado en la segunda mitad del siglo XVI y en la primera del XVII, período durante el cual la élite de Regidores de Albacete y Chinchilla se autoconcedió extensos lotes de terreno: los Carrasco, en Pozo Rubio (1552); los Alfaro, en Balazote (1570); los Cortés y los Cantos, en los Llanos (1571 y 1576 respectivamente), etc. (Pérez Picazo, M.T., 1990, p. 45). Ahora bien, estas tierras no se roturaron ni se introdujo en ellas la cerealicultura -por 10 menos de momento-, sino que siguieron utilizándose como pastizales; se trataba de aprovechar la privilegiada situación de los miembros de los linajes en los concejos para atribuirse los lotes más extensos y del mejor calidad, apartándolos rápidamente de la circulación comercial Y de la cOlnpetencia con los futuros repobladores de la zona por medio de la inclusión de los mismos en vinculaciones. De esta forma se retrasó la apropiación de la tierra por los labradores, la roturación de la misma -con la consiguiente reducción de las superficies de cultivo- y la ocupación del espacio. La situación había llegado a tal punto que en la segunda mitad del XVIII apenas aparecen operaciones de compraventa len los protocolos notariales; de hecho, solo se venden majuelos y I



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pequeñas "hazas" en la Redonda, pero prácticamente nada en el extenso y semivacío camp03. Lo cual confrrma lo bien fundado de las críticas ilustradas sobre el bloqueo del mercado de la tierra, atribuido al excesivo porcentaje de suelo cultivado ocupado por mayorazgos y bienes de manos muertas. Pero el colectivo propietario iba a atravesar una etapa de controversias y vacilaciones a partir de las décadas centrales del siglo XVIII, etapa que desembocó en un cuestionamiento del estatuto de la tierra vigente. En el caso de Albacete, como en casi todo el Estado español, el problema se planteó a consecuencia del temor a que el aumento de la población y, por consiguiente, de la presión sobre la tierras incultas que restaban en el término -los Baldíos o Realengo- impulsara a la Monarquía a una política de repartos que alterase el equilibrio social (Pérez Picazo, M.T., 1998). A lo cual se añadía, obviamente, la desconfianza hacia unos derechos de propiedad ambiguos, en virtud de los cuales las tierras eran de apropiación privada cuando estaban cultivadas y la cosecha aún no se había recogido, pero de apropiación colectiva después de la siega. Diversas pistas nos inducen a creer que la tendencia demográfica ascendente era un hecho en Albacete: A. Desde el punto de vista meramente cuantitativo, los testimonios de los Censos Nacionales y de los Padrones de Vecinos no dejan lugar a dudas sobre la tendencia ascendente de la población en la segunda mitad del siglo XVIII ni sobre la rápida recuperación de la misma tras la crisis del Antiguo Régimen. A mayor abundamiento el aumento en cuestión se operó en gran medida en el área rural, donde en 1840 vivía ya el 25,33 % de los habitantes del municipio.

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Cuadro 11. Evolución de la población en Albacete, 1752-1860 Aftos

Habitantes

Indice

5976

100

9954

166,5

9096

152,20

7908

132,3

11039

184,7

12295

205,7

16607

277,9

17088

285,94

1752

I

I

1787 1797 I

1818 I I

1840 I

1848 1857

I

1860

I

I

Fuente: Censos Nacionales y para 1818, 1841 Y 1858, Padrones Vecinales de Albacete.

B. La presencia de una serie de hechos, indicativos dF la creciente presión sobre los recursos existentes. Por ejemplo¡ las frecuentes denuncias sobre "arrompidos" (roturaciones) ilegales, la repetición de apeos y mediciones de la tierra cultivada por parte del Concejo para controlar el posible retroceso de los B3;ldíos, la existencia de' un ingreso fijo en la Data procedente de las licen-

cias de roturación, mencionado páginas atrás, etc. O el incremento puntual de aprovechamientos agrícolas más intensivos en trabajo como el viñedo. Y, en otro orden de cosas, la repetida solicitud de solares para edificar nuevas viviendas, tal como se expresa en las Actas Capitulares de 17854 : "En este Ayuntamiento se trató de haberse representado por alguno de sus

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2

Según Clavero, el gran especialista del tema, se puede definir el mayorazgo como un conjunto de bienes y derechos para los cuales el fundador, mediante su testamento o un acta particular, prevé un orden determinado del sucesión. Los elementos de la definición explican la doble denominación vigente: vínculo es decir, patrimonio indivisible e inalienable cuyo titular dispone sblo de la renta, no del capital, y mayorazgo, es decir, un orden sucesorio apoyado en principio en la primogenitura. (B.Clavero, 1974).

3

AHMA, Escribanos A. J. Martínez, Leg. 37; M. del Peral Oñate, Leg. 37-45; R. Tafalla, lego 45; F. J. de Vera, Leg. 45-86; J.Vila, Leg. 46-57; A. Moreno Ponce, Leg. 57-51.

4

AHMA. Actas Capitulares del 15 de febrero de 1785, Fol. 28.

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~aja I

244.

34 vecinos de esta villa la necesidad en que se hayan de falta de habitación por el mucho aumento de vecinos... por lo que pretenden se les asigne del terreno erial o ejidos concejiles que desde la calle de Santa Catalina de esta población guía a la Feria". La inquietud del grupo se destapó a través del cuestionamiento del sistema de dehesas, cuya organización se llevaba a cabo -lo hemos dicho ya- desde el Ayuntamiento. Dicho sistema consistía en la medida y acotamiento por los dependientes concejiles de las tierras incultas -o en barbecho- del término, procediéndose después a su sorteo entre los ganaderos locales, lo cual suponía meter en el mismo saco tanto los Baldíos y las dehesas del Concejo propiamente dichas como las tierras de la oligarquía. Las primeras y las segundas solían ser dehesas de "pasto puro" (caso de las de Cerro Lobo, Ontalafia o Abuzaderas), pero las últimas eran de "pasto y labor" y los miembros del indicado colectivo las consideraban como propias. Sin embargo, el sistema tradicional de la derrota de mieses impedía a estos últimos una oposición frontal a dicha práctica, aunque la constitución del señorío de Pozo Rubio por los Carrasco tuvo mucho que ver en su momento con un intento bien conseguido de reservarse los pastos del patrimonio familiar a sus propios rebaños. La situación se hizo insostenible cuando empezó a aumentar el número de ganaderos modestos, que implicó una presencia cada vez más nutrida de ovejas en los aprovechamientos colectivos. Ya en 1755 surge un primer conflicto sobre el tema5 y a partir de entonces el goteo de reclamaciones y querellas será continuo. El terreno estaba abonado: no es difícil entender la oposición que despertaba un sistema como el descrito en unos años en los que se estaba difundiendo entre las élites propietarias españolas y europeas el individualismo agrario. Los avances del liberalismo dieron al grupo la cobertura ideológica que precisaba: en 1814 se elevó una exposición del problema ante las Cortes de Cádiz, que consideró razonable la petición y ordenó suspender el viejo sistema de adehesamiento generalizado. Por poco tiempo, debido al regreso de Fernando VII, aunque durante el Trienio Liberal se volvió a las andadas. Existe un documento en el que se resumen de manera magistral los argumentos de la oligarquía: la escritura de Poderes que los "hacendados de esta villa" confirieron a su agente de Madrid para que una vez más expusiera sus razones ante las Cortes 6 . Allí se habla "del poder en que había estado el Ayuntamiento de acotar y repartir para pasto de ganados todo el terreno de su término sin excepción de los propietarios... abuso extinguido por el Congreso Nacional el 8 de junio de 1813 por el que se protege la propiedad y consecuente con él entraron a la posesión de los pastos de sus terrenos y leñas que producían hasta el año siguiente de 1814 pero vuelto Fernando VII quedaron las cosas en el estado en que estaban en el de 1808... hasta la llegada del sistema constitucional que tan felizmente nos rige". La reiterada petición se justifica alegando que "de la operación de adehesamiento y sorteo resultaba comúnmente que a los ganados de los otorgantes les tocaban los pastos más distantes y áridos, al paso que disfrutaban de los de sus cortijos o casas de campo donde tienen sus labores los menestrales que sin ser labradores y por pura granjería tienen ganados". De esta manera, la opción precoz por la causa liberal de un porcentaje destacado de los individuos de la oligarquía tuvo mucho que ver con la definición precisa de los derechos de propiedad en el sentido de la privatización, llevada a cabo por

los representantes de la nueva tendencia política. Ya en 1813, y mucho más durante el Trienio, resulta perceptible que la gran mayoría de los nuevos Regidores habían salido de las filas del colectivo, como es el caso del conde de Pino Hermoso y de algunos miembros de las familias Cortés y Cantos. Esta telnprana -y oportuna- opción política les convertiría andando el tiempo en intermediarios netos entre el poder central y el enorme bloque campesino. Si del poder sobre la tierra pasamos al poder sobre los hombres, el mecanismo mediante el cual se produjo la concentración del mismo en manos de la élite de los linajes urbanos no fue otro que el acceso masivo de sus miembros a los cargos municipales, es decir, a las Regidurías. Ello se vio facilitado por la progresiva enajenación de dichos cargos en la segunda mitad del siglo XVI y en la primera del XVII a causa a los apuros financieros de la Monarquía austríaca. La venalidad de este tipo de oficios constituye un rasgo peculiar del Antiguo Régimen español que lo diferencia de otros estados como Francia e Inglaterra, donde lo que estaba en venta eran los puestos de los Tribunales de Justicia y los oficios de los Parlamentos: en ellos, pues, predominaba la escala nacional a ese respecto mientras que en España la local (Dedieu, P.P. y Loupes, Ph., 1999). El cuerpo de Regidores de Albacete se convirtió así en hereditario, al igual que en la mayor parte de los grandes municipios castellanos. Aunque la retribución económica era mínima -cuando la había-, el componente honorífico del cargo era muy importante, al igual que la influencia y poder que confería. Esta enajenación de cargos a nivel local contribuyó a consolidar las élites territoriales al asegurar su continuidad en el disfrute del gobierno municipal. Tanto más cuanto que al ejercicio del poder vitalicio no tardó en añadirse el derecho a alienar el cargo adquirido y a transmitirlo a los descendientes; de hecho, las Regidurías fueron rápidamente incluidas en mayorazgos, práctica que aseguraba su permanencia en el propio linaje. A veces, bien por la vía de compras sucesivas, bien por la de enlaces matrimoniales, una familia podía llegar a disponer de varios cargos de Regidor, fenómeno muy extendido en el siglo XVIII (sobre todo en los grandes municipios) y que va a acentuar la tendencia hacia la oligarquización, ya favorecida por la concentración de la propiedad de la tierra. En Albacete la lista de Regidores hereditarios proporcionada por el Catastro de Ensenada muestra una serie de individuos cuyos apellidos se repiten y que en conjunto salían de once linajes íntimamente entroncados entre sí (Agraz, Alfara, Bastida, Benítez, Cantos, Carrasco, Cortés, Espinosa, Munera, Santaella y Zamora). La capacidad de control a nivel interno se veía reforzada por la estrecha relación del grupo con ciertos cargos de alcance nacional, concretamente los de nivel intermedio (Corregidores, Alcaldes Mayores, Intendentes, miembros de las Chancillerías, oficialidad del Ejército), verdadero nervio de la Monarquía austriaca. Muchos de los miembros de estos cuerpos salieron de las filas de la pequeña nobleza urbana. En Albacete fue el caso de los Carrasco, Cantos, Cortés y Bastida. Ello ampliaba la longitud de onda y la influencia del grupo familiar y facilitaba el reclutamiento de una clientela más extensa. Esta confortable situación va a verse cuestionada por la Monarquía borbónica, cuyas refonnas se dirigieron en amplia medida a recuperar el control de su propia administración desde el escalón más bajo, el municipal. La amplia autonomía de los Concejos castellanos y el considerable margen de discre-

5

AHMA, Poder de los Ganaderos Mayores para alegar a su favor ante el Consejo de Castilla, Escribano A. Moreno Ponce, ]5 de Septiembre de ]785. Leg. 47.

6

AHMA, Poder ante el escribano A. Pío de Luzuriaga, 8 de Marzo de ]821, Leg. 53. En el documento firman prácticament todos los individuos de la élite propietaria: Juan Antonio, Salvador y Francisco de la Bastida, Julián y José Alfara, Alonso Bustamante, Miguel Femández Cantos, Juan José y Manuel de Agraz, Francisco Cañabate, Manuel Carrasco, José Encina, Julián de Zamora, Ramón Núñez, Pedro de la Mota, Ana Alarcón Espinosa, Josefa de los Arcos Benítez, el conde de Pino Hermoso (familia Carrasco), Paulina Saavedra....."todos vecinos de esta villa y ganaderos de esta jurisdicción".

35 cionalidad de que gozaban los Regidores hereditarios eran unos de los aspectos que exigían, en opinión de ministros ilustrados como Ensenada o Floridablanca, un remedio más Irápi-

do. En el siguiente apartado tendremos ocasión de presentar la respuesta del Concejo albacetense a esta exigencias, que no tardaron en ir unidas a una serie de nuevas cargas fiscales.

11. DE LAS CUENTAS DE PROPIOS A LOS PRESUPUESTOS MUNICIPALES 11.1.

LAS FUENTES

Resulta sumamente problemático el estudio de las haciendas locales -y la de Albacete no constituye una excepción- 'debido a la aridez, complejidad y carácter farragoso de las fuentes y a la carencia de objetivos contables hasta bien avanzado e~ siglo XIX. A todo lo cual se añaden los frecuentes cambios infroducidos en la forma de verificar y de presentar las cuentas a consecuencia, primero, de las reformas borbónicas verificadas a partir de 1760 (Real decreto e Instrucción del 30 de julio de dicho año) y, después, de las alternancias de poder entre absolutistas y liberales, como señalé inicialmente. Y ello, pe~e a la magnífica organización de los fondos documentales y al buen estado de conservación de los mismos en el Archivo Histórico Municipal de Albacete, verdadero modelo en su género. En el caso que nos ocupa el principal problema ha ~ido la existencia de lagunas en la documentación. Lagunas que se concentran especialmente en la etapa correspondiente al siglo XIX. En efecto, entre 1750 y 1800 sólo faltan cuatro años salteados -] 751, 1790, 1792 Y 1796-, mientras que a partir de 1800 las carencias son más numerosas y, lo que es peor, concentradas cronológicamente, por lo que determinados tramos temporales quedan en la sombra; se nota la ausencia de los años 1808, 1814, 1816, 1819-1821, 1823 Y 1827-1832. 7 • Una fuente de la época atribuye dichas lagunas "a causa drl trastorno y confusión en que se halla el Archivo desde el tiempo de la última invasión francesa"8. Aún suponiendo que s!ea verdad, ello no explica los fallos ulteriores, que en mi opinión se deben más bien a la agitación característica de un período durante el cual los enfrentamientos entre absolutistas y¡ liberales estuvieron a la orden del día. Para empezar, hasta la década de 1760 no se implanta la unidad de caja. Es decir, las diversas rentas de la ciudad se distribuían entre diferentes pagadurías, asignándose a cada una de ellas una serie concreta de gastos; de esta forma, se convierten en unidades económicas con sus correspondientes ingresos y gastos. Debido a dicha práctica los datos concernientes a los años 1750-1760 deben ser acogidos con cierta reserva, dada la posibilidad de que se hayan extraviado -voluntaria o ipvoluntariamente- alguno de los balances parciales: ello afecta sobre todo a los gastos, ya que los ingresos pueden co'nocerse mediante el recurso a otro tipo de fuentes como las listas de las diversas contribuciones municipales9 • La reforma de 1760, obra de Esquilache, introdujo por vez primera un modelo o plantilla único para presentar los ingresos (Cargo) y los gastos (Data), plantilla que estaría vigente hasta 1796 y en muchos aspectos hasta 1836 y que, al ser homogénea facilita al investigador la comparación con las haciendas municipales de otras regiones. A partir de 1768 se elaboraron unos Formularios Generales por la recién creada Contadurí~ de Propios y Arbitrios, de las que dependían unas Juntas que representaban a dicho organismo a nivel provincial y cuyal función más importante era la de impedir los abusos de las diversas oligarquías de Regidores por medio de una estrecha vigilancia de las finanzas municipales. Pese a ello persistieron muchos abuI

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!

7

AHMA, Cajas 590 a 594 y 597.

8

AHMA, Relación estadística de 1818, Leg. 430.

sos por falta de medios y de personal, ambas carencias dieron lugar a un control insuficiente del manejo de las fincas de Propios y, sobre todo, a una excesiva lentitud en el examen de las cuentas por parte de los precitados organismos, tanto en el caso de las Juntas como en el de la Contaduría central. Esta documentación, aunque supone un progreso respecto a la etapa anterior, presenta no pocos problemas al investigador. En primer lugar la excesiva complejidad burocrática lo cual, unido a las irregularidades aludidas más arriba, daba lugar a la exclusión de partidas cuando presentaba las cuentas. Hasta los años 1830 se arrastraron procedimientos de este tipo en el Ayuntamiento de Albacete, cuyo Depositario solía impugnar las decisiones de exclusión ante el Consejo de Castilla, con la formación de los correspondientes expedientes, desembolsos en viajes y retrasos. Y, en segundo lugar, la endeblez contable del sistema, como lo demuestra el desfase considerable de las liquidaciones y, sobre todo, cierto tipo de prácticas como la consistente en incluir dentro del Cargo y la Data de cada año las deudas no cobradas que tenía a su favor la corporación, así como los "débitos de primeros y segundos contribuyentes" y los "alcances" del año anterior cuando los había. Por consiguiente, para conocer la suma real de lo percibido y de lo gastado es preciso descontar las indicadas partidas, con el problema añadido de que a veces no figuran en los documentos como tampoco se anotaban las deudas acumuladas de otros años. Sin olvidar que, cuando faltaba liquidez, el Mayordomo de Propios no solía adelantar el dinero: simplemente se dejaban de cubrir algunas de las obligaciones pendientes, _pero sin hacerlo constar Ha~~a 1836, fecha en que aparece la nueva ley de Ayuntamientos progresista, no reciben los municipios el primer modelo oficial de Presupuesto, que no se aplica en Albacete hasta 1837. Habrá que esperar, sin embargo, hasta el ejercicio 18451846, fuera ya de los límites cronológicos de este trabajo para que se formalicen unos Presupuestos completamente ajustados.

11.2. Los

INGRESOS: PROCEDENCIA y PECULIARIDADES

Parte de los problemas metodológicos a los que me acabo de referir están íntimamente ligados con la naturaleza y origen de los ingresos municipales. Se trata de un conjunto de rentas procedente de una masa de bienes que durante el Antiguo Régimen habían sido objeto de apropiación colectiva: los Propios y Comunes de los pueblos y, en cierta medida, los Baldíos o Realengos. Dada la confusión existente entre los tres, que en el caso de Albacete se fomentó de forma interesada, conviene definir con precisión cada uno de ellos. Los Baldíos eran las tierras de la Corona aún no apropiadas ni individual ni colectivamente. Su presencia solía ser bastante más importante en la mitad meridional de la Península por razones históricas; en Albacete suponían a mediados del siglo XVIII un tercio del término municipal: lo sabemos por un documento en el que consta la concesión por la Corona en 1753 de "diferentes dehesas en calidad de tal durante diez años... habiéndose de adehesar las dos terceras partes del término antiguo de la villa y quedar baldío un tercio" 10 •

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I

9

AHMA. Legs. 430, 555 - 556 Y571 a 573.

10

AHMA. Facultad concedida a la villa sobre el acondicionamiento de pastos. Dehesas, Caja 571

I

36 En cuanto a los Propios y Comunes la confusión procede casi siempre de la época en la que los Concejos adquirieron su patrimonio rústico -la correspondiente a la Reconquista- por concesión de los sucesivos monarcas. En el momento del traspaso de bienes por la Corona el aprovechamiento de todos ellos correspondía al colectivo de vecinos, lo que equivale a decir que eran de uso comunal. Más adelante la necesidad obligó a destinar una parte de los mismos al sostenimiento de los gastos concejiles: así nacieron los Propios, que eran las rentas usufructuadas por el municipio para subvenir a sus necesidades. Con el tiempo comenzaron a avanzar a costa de los Comunes, como sucedió en Albacete con la apropiación del derecho de rastrojeras, consistente en el tradicional aprovechamiento colectivo de las hierbas que crecían en los rastrojos y que en el siglo XVIII se había convertido en un derecho a pagar por los usuarios al Ayuntamiento. Habitualmente se medían "por heredades... fuera de la dehesa... expresando los labradores los alrnudes y precios al año"ll; luego se repartían, abonándose los derechos consiguientes a un arrendatario designado por la indicada institución. A señalar, por último que tanto los Propios como los Comunes eran propiedades amortizadas que, al igual que los mayorazgos y los bienes de manos muertas, estaban fuera del circuito comercial. Un último problema. En los documentos de la época suele aparecer la distinción entre Propios y Arbitrios, que a veces sirven para designar las mismas rentas. Es lo que sucede en el municipio que estamos estudiando con las denominadas Dehesas de Propios (13) y de Arbitrios (38): estas últimas se concedieron en 1753, como nos dice el documento que venimos de citar. En él se precisa con claridad que lo que distinguía a ambas era el plazo de tiempo durante el cual la renta en cuestión podía ser disfrutada: las de Propios "son las que goza esta villa en dotación perpetua" y las de Arbitrios sólo las disfruta "en virtud de real facultad temporal, bajo las reglas que prescribe el Ayuntamiento". Normalmente, pues, debían dejar de percibirse cuando se hubiera cubierto la necesidad para la que habían sido solicitadas, por lo menos en teoría. En la práctica se seguían recaudando después del plazo fijado, convirtiéndose en un ingreso fijo: es 10 que sucedió en Albacete en 1763 y de nuevo en 1773, pese al oposición interesada de don Gil Fernández Cortés, relator del Consejo de Castilla... y ganadero "mayor" de la villa. 11.2.1. La composición de los ingresos El municipio de Albacete presenta una peculiaridad en lo que se refiere a la composición de los ingresos: el carácter mixto de los mismos, fiel reflejo de la fisonomía de las estructuras económicas del Concejo manchego. La disponibilidad de una masa importante de bienes patrimoniales le aseguraba el elevado nivel de las rentas de ese origen, en especial de las procedentes del sector agropecuario. Pero a la vez los ingresos relacionados con la circulación comercial ocupaban un lugar muy destacado y, lo que es más importante, tendieron a crecer en la segunda mitad del siglo XVIII. El hecho debe atribuirse a las rentas de situación de una ciudad ubicada en el eje que unía Madrid con el litoral mediterráneo, emplazamiento del que siempre sacó partido, pero mucho más en un período durante el cual el tráfico mercantil atravesaba una buena coyuntura (M.T. Pérez Picaza, 1989). Por consiguiente, he clasificado los ingresos en dos grandes grupos en función del sector económico del que proceden: A. De origen agropecuario y/o de inmuebles urbanos. Son las rentas percibidas por el aprovechamiento de las 51 Dehesas

de Propios y Arbitrios, por el arrendamiento de una porción de tierras de labor, amén de la venta de las simientes de los azafranares y, a partir de 1833, por el alquiler de unos cuartos situados debajo de las Salas Capitulares. Las Dehesas proporcionaban el ingreso más importante, por término medio un 75% del subsector que estamos estudiando, como corresponde a una econolnía en la cual la ganadería había constituido la actividad económica de mayor peso hasta fechas tardías. Existe, sin embargo un dato que llama la atención: en una época de precios altos las rentas generadas por las mismas presentan un índice de crecimiento tan moderado que casi puede hablarse de estancamiento: 115,28 entre 1750 y 1808. En mi opinión ello guarda relación con los manejos de los oligarcas que desde su posición de poder en el municipio maniobraron para evitar el incremento de unos pagos que les afectaban directamente dada la riqueza pecuaria de la mayoría..En conjunto, el porcentaje del total representado por el tipo de ingresos enumerados osciló entre 1750 y 1834 entre el 38,7 Y:~l 31,4 %, si dejamos fuera algunos años especialmente malo~ por motivos climáticos y, por supuesto, las etapas de gobierno liberal: en la década 18361845, la parte alícuota representada por los mismos descendió entre el 19 y el 27 %. B. Derechos sobre las transacciones. Consisten en una serie de impuestos indirectos que, por orden de importancia económica, eran los siguientes: la Almotacenia, la Feria, el Fiel Medidor y los "sobrantes" de ciertos tributos de la Monarquía sobre el tráfico comercial que, una vez cubiertas las cantidades pactadas en los encabezamientos, ingresaban en las arcas municipales (la alcabala "de viento y mercado", la renta del aguardiente, el impuesto sobre el vino forastero o sobre el aforo del vino local y, desde 1833, la Saca y Medida de granos). El más productivo de todos ellos, la Almotacenia, gravaba todas las operaciones de compraventa y su enorme crecimiento -índice 495,8 entre 1750 y 1808- constituye un buen indicador del aumento de la actividad mercantil, evidenciado asimismo en otros núcleos urbanos del reino de Murcia provistos del mismo tipo de tasa: Larca -índice 1000-, Cartagena -índice 800-, Murcia capital -índice 500-, etc. (M. T. Pérez Picaza, 1989, Op. cit.. Vienen después los derechos que se percibían sobre las operaciones comerciales verificadas en la Feria. Se trataba de un evento anual (días 4 a 9 de septiembre), cuya celebración había sido confirmada por privilegio de Felipe V el 6 de marzo de 1710. A partir del año 1783 dichos derechos cobraron una importancia económica mucho mayor debido al traslado de las operaciones a una zona más próxima al núcleo urbano (desde la inmediaciones del santuario de los Llanos a la ermita de Santa Catalina) a la vez que se edificaban nuevas instalaciones, de mayores dimensiones y mejor organizadas. La iniciativa fue del Ayuntamiento, estimulado por el visible incremento de la circulación comercial que prometía buenos beneficiosl 2• Los resultados fueron espectaculares: en 1782 los ingresos procedentes de la Feria ascendieron a 4.088 reales, en 1783 a 10.387 y en 1784 a 21.716. Considerado el período en conjunto, los indicados derechos pasaron de representar el 3,64 de los ingresos procedentes de las transacciones en 1783 al 48,13 % en el mejor año (1792) y el 14,17 % en el peor (1808). Unas palabras sobre los tributos procedentes de los sobrantes de gravámenes de alcance nacional. Su percepción era posible porque la Monarquía delegaba en los municipios la recau-

11

AHMA. Plan de alistamiento de rastrojos, Dehesas, Caja 571

12

AHMA. Actas Capitulares de 1783 a 1785. Acuerdos del 4 y del 6 de agosto de 1983. Caja 244. Se acuerda que el dinero librado para la construcción de los nuevos locales y el acondicionamiento del lugar se libre contra el caudal de Propios "con calidad de reintegro". Las nuevas instalaciones se describen "como un círculo capaz de contener 200 tiendas y todas resguardadas por ordenamiento central y puertas". Se ordena asimismo avisar al agente del villa en Madrid para que solicite se coloque en una de sus gacetas la noticia, atrayendo así un mayor número de comerciantes.

37 dación de muchos de ellos, por lo que se veían obligados a hacer el reparto de la cantidad acordada entre los vecinos, primero, a cobrarla después y a llevarla a Murcia, por últifi1.o. La ventaja de tales prácticas consistía en que facilitaba a las instituciones concejiles la detracción de los indicados sobrahtes y el inconveniente, el margen de discrecionalidad que daba al poder central para mantenerlas o suprimirlas, lo que sucecjió en Albacete con la alcabala en 1783. Resta por aludir a ciertos cargos o derechos que el Concejo había comprado a la Monarquía aprovechando una vez más los apuros financieros de la misma. En Albacete eran dos: el cargo de Fiel de Tercias y el derecho de Correduría. El primero fue enajenado por Felipe III en 1618 y su finalidad era la de controlar el cobro de las Tercias Reales: el Ayuntamidnto lo arrendaba desde entonces por una cantidad fija que alcanzó la suma de 9.650 reales entre 1750 y 1800, desapareciendo después de dicha fecha tras un largo pleito con el Consejo de Castilla, cuyos fiscales deseaban la reversión a la Corona de los cargos enajenados. En cuanto a la segunda, se trataba simplemente de la supervisión de la actividad mercantil y de vigilar el estado de las pesas y medidas usados obligatoriamente en las transacciones, cobrando una pequeña cantidad a los usuarios. También solía estar arrendada por una cantidad que osciló entre 2.000 y 2.500 reales entre 1750 y 1836; a señalar que se concedió en una fecha que desconocemos para ayudar a pagar uno de los dos censos de la Iglesia de Toledo cargados sobre los Propios de Albacete. He dejado para el final un tipo de ingresos que no p!ertenece a ninguno de los apartados establecidos: los Repartimientos Vecinales. Aunque comenzaron a practicarse de manera sistemática en la primera década del siglo XIX no aparecen de manera clara en las cuentas hasta 1833-1834, lo que dificulta su evaluación. En ocasiones figuran total o parcialmente en el pozo sin fondo del capítulo de los Débitos acumulados :(10 que permite incluirlos en el Cargo) o se alude a ellos en la ¡Data al especificar que".. .10 que falta para cubrir los débitos se repartirá entre los vecinos" I

¿Cómo se administraban esta masa de bienes y derechos? Siguiendo la tendencia general de la época, la forma de explotación más común era el arrendamiento a corto plazo, tanto en el caso de los Propios como en el de los Arbitrios. Los arrendadores debían ser personas solventes y presentar fiadores competentes con bienes equivalentes al valor del remate, el cual se ajustaba en una subasta pública. Este sistema daba lugar a frecuentes episodios de clientelismo, ya que los capitulares intentaban reservar a sus parientes y paniaguados los ramos más lucrativos, lo que dio lugar a más de una denuncia a lo largo del período aquí considerado. Las reformas borbónicas se dirigieron parcialmente a limitar la práctica del arrendamiento y a sustituirla por la administración directa de cada renta por el municipio, pero su éxito fue muy mediocre. 11.2.2 La coyuntura los ingresos Los Cuadros III y IV resumen tanto la evolución global de los ingresos como la de sus diferentes capítulos. En el primero de ambos se presenta lo percibido a lo largo del período utilizando las medias quinquenales, práctica que permite suavizar las tremendas oscilaciones sufridas, rellenar los huecos existentes en los datos y ofrecer una versión más coherente del proceso a largo plazo. He seguido la opción de expresar los totales en moneda corriente (reales de vellón) y en moneda constante; el deflactor elegido ha sido el precio de la fanega de trigo (Libro de Fábrica de Chinchilla para los años 1750-1827 y estadísticas municipales de Albacete desde 1827 hasta 1845). Se recoge así el impacto del movimiento de precios, lo cual parece imprescindible en este caso dada la sucesión de dos coyunturas de signo opuesto, inflacionista la primera (1750-1817) y violentamente deflacionista la segunda (1817-1845). La falta de unidad de caja hasta la década de 1760 me ha obligado a presentar de manera separada el total de ingresos y el Cargo, que sólo figura en los documentos desde 1770: las diferencias entre ambos se deben a la inclusión en el segundo de los débitos acumulados, fuera cual fuese su origen (deudas de los contribuyentes, partidas excluidas, restos de los Repartimientos sin percibir, etc)

Cuadro 111. Ingresos totales del municipio de Albacete en reales corrientes y · les. cons t an t es, 1750-1845 M ed·las qUlnquena

.

Años 1750-1754 1755-1759 1760-1764 1765-1769 1770-1774 1775-1779 1780-1784 1785-1789 1790-1794 1795-1799 1800-1804 1805-1809 1810-1814 1815-1819 1820-1824 1825-1829 1830-1834 1835-1839 1840-1844 Fuente. AHMA,

Total Ing.

R. corrientes Indice

96.233 100 120.269 128.074 124.966 124.462 138.957 132.945 102.221 115.308 106.682 125.397 130 118.790 138.336 151.984 98.976 153.049 147.932 129.608 184 177.433 Cajas 590 a 594.

Cargo

Total Ing.

191.690 284.682 202.700 298.205 296.123 167.044 132.256 214.502 237.815 261908 170.710 141.648 297.857 323.695 379.899

3.436 4.625 4.002 2.975 3.377 3.755 3.593 2004 2681 2784 1501 2284 1554 1955 2199 2473 2783 3502 4795

R. constantes Indice

Cargo

100

43

139

5.180 7.907 5.334 5.847 5.483 2.784 1.510 4.563 2.672 4.224 3.793 2.724 9.308 9.808 10.084

38 La lectura de estos datos nos autoriza a afrrmar que la evolución de los ingresos se caracterizó por una moderada tendencia ascendente hasta las décadas finales del siglo XVIII, tendencia que se invierte después: obsérvese el creciente desnivel existente entre la cuantía de las entradas en las arcas de Propios y el Cargo, que refleja a su vez el aumento de las deudas pendientes. Sólo a partir de 1834-1836 la situación parece enderezarse, pero ello se debe en gran parte a la aplicación de las reformas verificadas en esa fecha, que introdujeron cierto orden en la presentación de las cuentas. De hecho, tal como se percibe en el Cuadro IV, las antiguas fuentes de ingresos ren-

dían cada vez menos, por lo que los caudales procedentes de los Repartimientos pasaron a situarse en cabeza. Y, por supuesto, la acumulación de deudas continuó. Pasando a la estructura de los ingresos, se ha reproducido recogiendo el doble origen económico de los mismos añadiendo los débitos para obtener el balance final. Los datos se presentan en porcentajes del total, recurriendo al igual que en el Cuadro lIT a las medias quinquenales. Este procedimiento permite apreciar más fácilmente los cambios relativos habidos en el peso económico de ambos tipos de rentas a lo largo de la centuria.

Cuadro IV. Estructura de los Ingresos del Concejo de Albacete R. patrimoniales R. transacciones Años 38,7 34,8 1750-1754 1755-1759 43,8 49,2 33,15 1760-1764 44,3 49,6 1765-1769 32,3 31,1 50,3 1770-1774 1775-1779 32,6 48,5 34,8 58,41 1780-1784 45,5 1785-1789 32,9 40,7 36,15 1790-1794 42,8 1795-1799 38,5 37,00 43,7 1800-1804 38,7 31,06 1805-1809 16,7 35,3 1810-1814 31,4 26,5 1815-1819 1820-1824 1825-1829 9,8 1830-1834 16,7 13,14 12,5 1835-1839 8,8 14,5 1840-1844 Fuente: AHMA. Cajas 555 y 556; 572 Y573; 590 a 594. La evolución diferencial de cada apartado arroja mucha luz sobre la coyuntura del período. Obsérvese como los derechos sobre las transacciones "tiran" del conjunto -tanto al alza como a la baja- debido a las violentas fluctuaciones que experimentan, mientras que los de origen patrimonial permanecen más o menos estables por las razones que apuntamos en su momento; de hecho, las escasa subidas que presentan lo son en términos relativos -se elevan cuando el otro tipo de rentas desciende- pero no en cifras absolutas. En cuanto al origen esos altibajos es de índole tanto económica como política. Económica: la buena coyuntura comercial de las décadas centrales del siglo XVIII provoca un crecimiento que parece imparable (en los años 1780 las cargas sobre las transacciones llegaron a representar el 58% del total), pero a partir de entonces se invierte la tendencia (son los años de la guerra con Inglaterra) y sobre todo comienzan a sucederse una serie de catástrofes de diversa naturaleza cuya consecuencia inmediata sería el colapso de las comunicaciones. Climáticas: el incremento de la pluviosidad a fines del XVIII y comienzos del XIX, que amplió y profundizó la zona semipantanosa que rodeaba Albacete incomunicando a la ciudad 13. Epidémica: los brotes de paludismo ligados a la expansión del encharcamiento y la presencia de los cordones sanitarios que fue preciso organizar por las mismas fechas debido a la fiebre amarilla o "peste de Argel", como se la denominaba en las fuentes de la época. Y bélicas: la Guerra de la Independencia. En cuanto a los problemas políticos, el de

13

(O~).

1750-1845

Débitos 26,5 7,00 22,55 18,1 18,6 18,9 6,79 21,6 23,15 18,7 19,3 30,24 48 42,21

Rep. Vecinales

34,36 32,03 38,3

39,14 42,33 38,4

mayor repercusión en el tema que aquí nos ocupa fue la creciente resistencia a pagar los impuestos indirectos debido a la difusión de las ideas liberales sobre el libre comercio; de ahí el colapso financiero experimentado por el Ayuntamiento durante el Trienio y el descenso drástico sufrido por dichas cargas desde 1836. Ello explica la creciente importancia asumida por los Repartimientos Vecinales. En el fondo, lo que está en cuestión es el sistema fiscal del Antiguo Régimen, apoyado en rentas y usufructos: es lo mismo que sucede con el pago de los derechos señoriales, las pensiones de censo o los diezmos.

11.3.

LA ESTRUCTURA DEL GASTO

La estructura del Gasto se mantuvo en los mismos términos entre 1750 y 1836, fijándose a partir de la reforma de 1760, como se señaló. Desde entonces, la Data o cuenta de salidas del arca de Propios quedó dividida en los siguientes capítulos: Gastos fijos (salarios, pensiones de censo y festividades religiosas) y Gastos Ordinarios y Extraordinarios, aunque desde 1796 una parte de los mismos pasó a integrar un apartado específico denominado Gastos Alterables. Dicho esquema no se modificará hasta 1836. 11.3.1. Gastos fijos Dentro de Ayuntamiento conviene distinguir en 10 que concierne a los salarios entre los cargos superiores y los subalternos. Entre los primeros figuraban el Corregidor, los Regidores, los escribanos (2), un representante o Agente del municipio en

El 4 de abril de 1802 se presenta un informe ante los capitulares en el que se describe la situación como sigue: "el pueblo se halla aislado y el término de la circunferencia inundado por las abundantes y continuas lluvias....por las que se habían formado varias lagunas inagotables por la situación profunda de esta población".

39 Madrid y el Mayordomo de Propios o tesorero -retribuido desde 1760 con el 15 al millar o sea el 1,5% de todos los caudales que pasasen por sus manos-. Curiosamente en las Datas no figuran los sueldos de los Regidores que, por muy redqcidos que fueran, se percibían anualmente. Y entre los segundos estaban el Portero, el Peón público, el Veredero, el Relojero y, de manera eventual, músicos y tambores. Fuera del Ayuntamiento recibían retribuciones diversos funcionarios que hubieran debido figurar en los capítulos de Beneficencia, Educación, Orden Público y Sanidad, práctica que hace bajar artificialmente el desembolso real destinado a estos conceptos. Es el caso de las nodrizas, el preceptor de Latinidad, los maestros "de primeras letras" (dos de niños y una de niñas), el Alcayde de la cárcel, los Guardas de Montes (2), el albéitar o cirUjano, el médico y la matrona. Los sueldos de todos ellos vatiaron poco entre 1750 Y 1836 (la suma total de los mismos aSgendía a 22.540 reales), pero como no se les pagaba con regularidad y sus cargos quedaron vacantes a veces varios años, el porcentaje del presupuesto que representan oscila ampliamente, lo que puede inducir a error. Señalemos, por último, que la reforma liberal de 1836 produjo un cambio muy importante en este apartado; primero, porque aumenta el número de empleados que trabajaban en las oficinas y, después, porque se incr~men­ ta la cuantía de los salarios, especialmente en los escalones inferiores. La suma total de los mismos subiría en aqelante hasta 106.480 reales. Pasando a las festividades religiosas, aunque su coste no sea muy alto, tampoco resultaba despreciable y, sobre t¿do, se abonaba con bastante regularidad. Téngase en cuenta el alto contenido social de estos eventos durante el Antiguo Régimen ya que en ellos se mezclaba lo profano y lo religioso. La cera solía ser el gasto más importante junto con el adorno de las calles y el estipendio de los sacerdotes que venían a Albacete a predicar. La celebración más costosa, como en otros muchos lugares, era la del Corpus Christi (595 reales), seguida por las de la Virgen de los Llanos, la Purísima, San Juan de Mayo y Navidad: en total, un desembolso que osciló entre 1~093 y 1.435 reales desde 1750 a 1836. A todo lo cual es preciso añadir las Rogativas que se celebraban con carácter extraordinario para pedir la ayuda del cielo contra las áleas climáticas: su concentración en determinados períodos constituye una buena pista para detectar los ciclos de malas cosechas, tan influyentes en el cambio de coyuntura. Es lo que sucede en las décadas de 1780, 1790 y, ya en el siglo XIX, en 1802-1803 y en 18141817 (en las Actas Capitulares de 1818 se alude al fenómeno con las siguientes palabras "...pérdida de cosechas... cuya calamidad tiene a este pueblo en el extremo grado de destrucción"). La reforma de 1836 recortó drásticamente este :capítulo, cuyo monto quedó fijado en 616 reales. Por último, el pago de las "pensiones de censo" constituye la versión antiguo regimental del endeudamiento. Se tra~aba de censos consignativos impuestos sobre los Propios (casi siempre el aval era una sisa o arbitrio), comprometiéndose el Concejo a abonar los intereses anualmente mientras no se devolviese el "principal", es decir, la suma prestada 14 • El rédito esta~lecido, bastante moderado, era del 3%. Los municipios del reino de Murcia presentaban un bajo nivel de endeudamiento en relación con la media nacional y el de Albacete no constituía un~ excepción: el monto de las pensiones (13.764 reales) representaba aproximadamente un 8,5% de la cuenta de gastos, no muy alejado del 5,6% de Murcia capital (en Valladolid, por eje~plo, se elevaban a un 36,1% según C. García). Los prestamistas solían ser instituciones eclesiásticas o miembros de la oligarquía; en el !

I

caso del municipio manchego se trataba de las Pías Memorias de la Iglesia de Toledo, de las que se habían recibido 297.500 reales en fonna de dos capitales de censo, y de otros dos procedentes del Duque de Ación y Marqués de Fontanar (8.000 ducados) y de Sancho Barnuevo (52.000 reales). El origen de los censos de la Iglesia de Toledo fue precisamente la adquisición de Pozo Cañada a Chinchilla en 1741 con los gastos consiguientes (deslinde de términos, pago por la apertura de expediente ante el Consejo de Castilla, compensaciones al municipio vecino, etc.). En la segunda mitad del siglo XVIII se liquidó uno de ellos (140.500 reales en 1779) amén del finiquito que restaba de Sancho Barnuevo (11.650 en 1762). 11.3.2. Gastos Ordinarios y Extraordinarios Estaban integrados por los siguientes capítulos: A. Gastos "menores". Constituían un apartado muy amplio en el que figuraban los gastos de oficina (papel sellado, escritorio, suscripción a la Gaceta, etc); el porte de cartas o "pliegos"; la verificación de Apeos anuales cuyo objetivo consistía en acotar y medir los baldíos y áreas cerealícolas del campo con el fin de facilitar su adehesamiento y reparto ulterior, el "alistamiento" de los rastrojos y los reconocimientos periódicos del término para vigilar los "rompimientos" de tierras; la elaboración de Padrones recaudatorios de las diversas contribuciones y derechos (la alcabala por ejemplo) y los desembolsos ocasionados por la matanza de "animales dañinos" (zorras y lobos). B. Relacionados de una u otraforma con el Ejército. Consisten en la asistencia a las tropas en tránsito ("utensilios") y los pagos hechos a los vecinos por el alojamiento de los soldados o los desembolsos ocasionados por los sorteos de "quintados" y su traslado a Murcia. C. Justicia y Orden Público. Se trata del sostenimiento de las "cadenas de presos" en su paso por el municipio y/o del alojamiento de algunos de ellos; el cuidado de la cárcel y la alimentación de los '''presos pobres", amén del abono de un salario al Alcayde de la misma, como ya se señaló. D.. Gastos de finalidad social. Son los capítulos concernientes a Beneficencia, Enseñanza y Sanidad. En lo que respecta a la primera el mote más importante era el relativo a los Niños Expósitos, que incluía una suma bastante elevada destinada al pago de nodrizas y otras más modestas correspondientes a la ropa de los niños ("envolturas"). Muy por detrás figuraba la asistencia a los enfermos y presos pobres. En cuanto a la Enseñanza y la Sanidad, los desembolsos que les concernían figuraban en otros apartados: los sueldos de los distintos funcionarios en el de gastos fijos, como indiqué más arriba, y las reparaciones de los edificios de asistencia -Hospital, asilos, viviendas de los maestros- en el de Obras y Reparos. De todas formas el porcentaje representado por estos tres apartados fue siempre bajo y lo siguió siendo tras la reforma de 1836, pese a la presencia de algunos pequeños retoques en lo concerniente a los Expósitos. E. Pleitos. Su frecuente presencia era una de las principales causas de endeudamiento en los municipios castellanos; de ahí que dispusiesen de un Agente en la Corte que los representaba en los procesos pendientes. En el período estudiado Albacete arrastraba un contencioso con el Consejo de Castilla por el tanteo del oficio de Fiel de Tercias, otro con Chinchilla liquidado en los años 1760 y un tercero con la familia Carrasco debido a la oposición del Municipio a la concesión por la Corona del "señorío, jurisdicción y vasallaje de la villa de Pozo Rubio a Don Fernando Carrasco Rocamora". A medida que avanza el siglo XVIII cambian los orígenes de los pleitos: ahora tienen que ver casi siempre con "agravios" en el reparto de los nuevos

40 impuestos, como sucedió con la Unica Contribución, o con reclamaciones ante el Consejo de Castilla contra la exclusión de partidas en las cuentas por la Contaduría de Propios y Arbitrios. F. Obras y Reparos. En este capítulo sólo se incluían teóricamente los arreglos verificados en los inmuebles que dependían del Ayuntamiento: Salas Capitulares, Cárcel, Hospital y, por supuesto, las instalaciones de la Feria. El monto de lo invertido en Obras comenzó a incrementarse debido a las iniciativas borbónicas relativas a la construcción y cuidado de las vías de comunicación, ya que los municipios de los territorios concernidos por ellas estaban obligados a compartir la financiación de los trabajos. Albacete desembolsó con tal fin 13.681 reales en 1780 con destino al nuevo puente de Montalbán, 17.446 en 1794 para la composición de caminos y 152.721 en 1796 como contribución a la construcción del nuevo Camino Real de Madrid. Resulta significativo que desde 1796 este tipo de gastos deje de figurar el apartado de Obras y pase al de Gastos Alterables. G. Contribuciones. A partir de las décadas centrales del siglo XVIII las aportaciones de las Haciendas locales a la Hacienda central fueron creciendo paulatinamente, de acuerdo con los objetivos no confesados de la reforma de 1760. La estrecha relación entre ambas no constituía una novedad; ya se ha aludido a la recaudación de los impuestos generales por los municipios bajo la Monarquía austríaca, por lo que la forma de repartir y cobrar la Única Contribución en 1770 no supuso ningún tipo de cambio. Sí lo fue, por el contrario, el incremento del peso fiscal, que pasó del 7 al 17% de los rendimientos de los Propios entre 1750 y 1800, llegando al 20% de los mislnos a partir de la reforma de Martín de Garay en 1818. Aún más grave resulta la presencia de contribuciones extraordinarias, resultado de la supeditación progresiva de los ingresos municipales a las necesidades fiscales de la Monarquía; el Ayuntamiento de Albacete hubo de pagar por tal concepto 379.166 reales entre 1770 y 1813: -1770: 33.379 reales, parte alícuota que correspondió al municipio en el repartimiento de la Única Contribución y que por su enormidad dio lugar a la apertura de un pleito por "agravios" con el Consejo de Castilla. Todavía figuraba en la Data de 1836 una suma de 6.344 reales que no habían sido reembolsados. -1779: 19.106 reales por atrasos en los "Aumentos" de las Reales Contribuciones. Es el momento en que suben del 7 al 17% de los ingresos. -1780-1783 : 58.464 reales por la Contribución Extraordinaria de 160 millones. -1783: 50.000 reales por la suscripción obligatoria de 25 acciones destinadas al fondo del Banco de San Carlos. -1792: 52.061 reales de préstamo obligatorio procedentes de los "sobrantes de Propios". -1797: 79.996 reales como inversión también obligatoria en la adquisición de Vales Reales. -1800: 73.160 reales pertenecientes al contingente que correspondió a Albacete en el Subsidio de los 300 millones. -1813: 13.00 reales con destino al nuevo "Cabezón" o contribución directa aprobada por las Cortes de Cádiz. Esta constante punción fiscal sobre los ingresos de Propios, a todas luces excesiva, imposibilitó la atención a las demás obligaciones del Concejo manchego en una etapa caracterizada por la sucesión de adversidades de todo tipo. Tanto más cuanto que la situación no mejoró en la primera mitad del siglo XIX, ya que la quiebra de la Hacienda central durante el reinado de Fernando VII se tradujo en un nuevo incremento de las deducciones sobre los recursos municipales (la ya mencionada reforma de Garay). Todo lo cual ayuda a explicar la enonne masa de deudas pendientes en 1845. H. Gastos extraordinarios. La sucesión de calamidades reiteradamente aludida permite identificar la fase álgida de la cri-

sis del Antiguo Régimen entre 1780 y1817 con tanta mayor facilidad cuanto que van acompañadas de un incremento del gasto en este capítulo: en total se desembolsaron 271.087 reales. -1780-1782: 26.925 reales destinados a la compra de trigo por el Ayuntamiento para paliar el hambre provocada por la sucesión de malas cosechas. -1772 y 1789-1790: 5.623 y 3.871 reales respectivamente cuando, debido a las avenidas, se hizo preciso limpiar y reparar la Acequia Madre. -1803: 53.272 reales abonados por las obras del Hospital, seriamente dañado por las lluvias continuas. -1791 y 1803: 22.169 reales gastados en los cordones sanitarios, la construcción de una empalizada y el pago a la tropa para defender al ciudad del contagio en ocasión de la "peste de Argel". -1810-1813: 159.227 reales gastados en abastecimientos a las tropas durante la Guerra de la Independencia y en repartos forzosos entre los vecinos. Hubo otros gastos menos justificados como los ocasionados por sendas visitas reales: 62.249 reales en 1803 y 67.500 en 1807; en este último caso el dinero hubo de ser adelantado, con carácter excepcional, por el Mayordomo de Propios. 11.3.3. Cuantificación del proceso Se ha procedido de la misma manera en lo relativo a los Gastos y a los Ingresos. Es decir, en los dos cuadros que se incluyen (números V y VI) los datos aparecen en forma de medias quinquenales, tanto en el que se resume la evolución global (Cuadro V) como en el que se muestra la coyuntura de los distintos capítulos del Gasto (Cuadro VI). En este último se han sustituido asimismo las cifras absolutas por los porcentajes que representaron sus principales apartados a lo largo del período. Las conclusiones que se extraen de la información presentada en el cuadro anterior permiten completar el panorama proporcionado por las cifras de Ingresos. Aparentemente los Gastos siguen uria evolución similar, aunque el ritmo de la misma sea más rápido: en moneda corriente el índice de crecimiento de los primeros ascendió entre 1750 y 1800-1805 a 131 y el de los segundos a 272. Pero cuando se convierten los reales de vellón en moneda constante se percibe que, en realidad, los ingresos han bajado y los gastos han subido: la cuantía de ambos se eleva ahora a 43 y 199 respectivamente. Aún teniendo en cuenta que en los primeros años los totales están probablemente calculados a la baja, lo que presiona en la misma dirección el punto de partida estadístico -base 100- las cifras que hemos reproducido páginas atrás constituyen un buen indicador del incremento vertiginoso experimentado por las salidas de las arcas municipales. El fenómeno resulta todavía más espectacular cuando se observa lo que sucede con la Data (que incluye los débitos acumulados): entre 1790-1794 y 18401844 su cuantía se ha triplicado. Estos datos nos permiten afirmar, con escasa o nula posibilidad de error, que las salidas de numerario fueron muy superiores a las entradas. La cuestión a dilucidar ahora es cuales fueron los desembolsos que llevaron al Ayuntamiento de Albacete a una situación que podemos calificar de quiebra técnica o, dicho en otras palabras, cual fue la coyuntura de los distintos apartados en los que se invirtieron los fondos del Concejo. Primer hecho a constatar: en términos relativos, los gastos denominados "fijos" crecieron entre 1750 y 1790; son los años durante los cuales las reformas ilustradas dieron lugar en Albacete a la regularización salarial de preceptores, maestros, médicos y matronas, etc, las inversiones en obras nuevas alcanzaban niveles moderados y aún no había comenzado el rosario de catástrofes aunque ya se anunciaba. Segundo: a partir de dicha fecha, por el contrario, sube la parte alícuota representada por los Gastos Ordinarios, Extraordinarios y Alterables y, dentro de ellos, los capítulos concernientes a las contribuciones y/o a las

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Cuadro IV. Gastos totales y Datas del Ayuntamiento de Albacete en reales de I

vellón y constantes, 1750-1845. Medias quinquenales. Reales de vellón

Reales constantes

Afios Total Gasto 43.873 1750-1754 56.983 1755-1759 1760-1764 76.887 1765-1769 57.925 1770-1774 74.409 1775-1779 68.571 1780-1784 55.977 1785-1789 50.471 1790-1794 87.438 1795-1799 169.521 133.095 1800-1804 157.269 1805-1809 191.822 1810-1814 1815-1819 259.811 1820-1824 95.984 1825-1829 304.152 1830-1834 175.212 223.779 1835-1839 220.369 1840-1844 Fuente: Ver Cuadros III y IV.

Indice 100

Data

Total Gasto

Indice 100

106.835 194.594 157.083 175.423 205.042 355.296 113.182 496.811 316.820 338.567 382.305

1.561 2.221 2.485 1.393 2.031 1.948 1.486 983 1.546 2.756 1.644 3.121 2.266 4.936 1.920 5.244 4.867 7.437 7.128

!

I

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272

I

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502

inversiones destinadas a las Obras públicas y a paliar l~s calamidades; recuérdese al respecto la considerable elevación de las cifras que se dieron páginas atrás. A señalar, por último, que otro tanto ocurre con los débitos, lo cual constituye un buen indicador de las dificultades que los habitantes del municipio encontraban para atender a sus obligaciones fiscales, pero también de su resistencia a responder a algunas de ellas en las etapas liberales. En mi opinión, el aumento desbordante de las I

199

456

Data

1.978 3.165 1.936 3.248 2.426 6.686 2.263 8.565 8.796 9.404 10.060

salidas se debió, pues, a la fuerte subida de las cargas fiscales en una coyuntura de crisis múltiple. Resta por ver el impacto social y económico de una situación de estas características que hizo descuidar, indudablemente, otros aspectos importantes de la vida cotidiana como los salarios -los impagos al respecto se acumulan y, sobre todo, su cuantía no se incrementó prácticamente entre 1760 y 1836- Ylas atenciones sociales.

Cuadro VI. Estructura de GastÓs de Ayuntamiento de Albacete (%), 1750-1845. Medias quelnquenaI es I

G.Ord,Ext. y Alt. 1750-54 20,8 1755-59 25,1 1760-64 24,9 1765-69 28,7 1770-74 29,1 1775-79 24,6 1780-84 37,9 29,9 1785-89 1790-94 52,5 1795-99 53,9 1800-04 54,5 1805-09 27,3 39,6 1810-14 40,8 1815-19 1820-24 28,5 22,7 1825-29 1830-34 39,4 26,4 1835-39 26,0 1840-44 Fuentes: Ver Cuadros III y IV.

Años

Gastos Fijos 38,8 41,4 43,6 40,0 36,0 39,2 33,5 44,6 23,9 15,1 17,1 12,7 6,9 7,5 13,1 5,8 12,8 40,3 48,6

Debitos

Alcance

39,2 24,8 29,5 31,4 34,9 36,3 28,6 25,5 23,6 12,7 14,4 22,8 33,7 26,2 32,1 25,9 47,8 33,3 25,4

1,2 8,7 2,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 18,3 14,1 37,2 19,8 25,5 26,3 45,7

0,0 35,5 39,8

Total RealesV. 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0

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CONCLUSIONES El balance entre Ingresos y Gastos, que aparece a continuación, puede ayudamos a reconstruir la trayectoria seguida por la Hacienda del municipio de Albacete y la situación en la

que queda al producirse la consolidación del régimen liberal en 1845. Sólo a partir del mismo pueden establecerse las conclusiones del análisis realizado en las páginas que anteceden.

Cuadro VII. Balance de Ingresos y Gastos, 1750-1845. Medias quinquenales Años Ineresos Gastos Balance Careo 1750-1754 96.233 43.873 52.360 1755-1759 120.269 56.983 63.286 1760-1764 128.074 76.887 51.187 1765-1769 124.966 57.924 67.142 1770-1774 124.462 74.409 50.053 191.690 1775-1779 138.957 68.471 70.486 284.682 1780-1784 132.945 55.977 76.968 202.700 1785-1789 102.221 50.471 51.750 298.205 1790-1794 115.308 87.438 27.870 296.123 1795-1799 106.682 169.521 -62.839 167.044 1800-1804 125.397 133.094 -7.697 132.256 1805-1809 118.790 157.269 -38.479 214.502 1810-1814 138.336 191.822 -53.486 237.815 1815-1819 151.984 259.811 -107.827 261.908 1820-1824 98.976 95.984 2.992 170.710 1825-1829 153.049 304.152 -151.103 141.648 1830-1834 147.932 175.212 -27.280 297.857 !835-1839 129.608 223.778 -94.170 323.695 1840-1844 177.433 220.368 -42.935 379.899 Fuentes: Las mismas que las de los cuadros de Ingresos y Gastos Salta a la vista la existencia de dos coyunturas de distinto signo, caracterizada la una por la existencia de superavits anuales en las cuentas (desde 1750-54 a 1795-99) y la otra por un déficit constante (desde 1795-99 a 1840-44). En la etapa correspondiente al Setecientos, la Hacienda municipal se beneficia de un "tirón" de los ingresos consecuente al incremento de los derechos sobre las transacciones y los gastos crecen moderadamente. La práctica de ocultaciones en lo referente a estos últimos, ya señalada, se percibe a través de la frecuente resistencia de los Regidores a presentar justificantes de los deselnbolsos verificados, de la ausencia de Datas hasta 1790 y en el hecho de que la Junta de Propios excluyese casi todos los años alguna partida. Por consiguiente, la sospecha de los gobiernos ilustrados sobre la existencia de irregularidades y, en otro orden de cosas, sobre la presencia de "sobrantes" de los Propios parecen justificadas. De ahí la continua presión sobre los mismos, dirigida a conseguir la mayor detracción de fondos posible con destino a las arcas del Tesoro. El cambio de tendencia se opera a partir de unos años particularmente dramáticos, los comprendidos entre 1790 y 1815, que corresponden a la fase álgida de la crisis del Antiguo Régimen. Durante dicho lapso de tiempo se sumaron los fuertes desembolsos destinados a hacer frente a las sucesivas calamidades que afligieron Albacete a un incremento extraordinario de la presión fiscal, mientras que los ingresos descendían en términos reales, tal como aparece en el Cuadro 111. Esta situación trunca la política de saneamiento de la Hacienda -pago progresivo de los capitales de censo- y, sobre todo, hace descender drásticamente los fondos destinados a lo que hemos denominado "gastos sociales". Los salarios no suben pese a la fase alcista que atravesaban los precios, los desperfectos de los inmuebles no se reparan, la asistencia a pobres y enfermos se reduce a un nivel mínimo, etc. Es preciso señalar, llegados a este punto, que para el bienestar de una población concreta no sólo cuenta el tamaño del sector público -representado a esca-

Data

Balance

106.825 194.594 157.083 175.423 205.041 355.296 113.181 496.811 316.567 338.567 382.305

189.288 -27.550 -24.550 39.079 32.774 -93.388 57.529 -355.163 -18.972 -14672 -2406

la local por el presupuesto municipal- sino su distribución. Pero en la etapa que estamos analizando la parte del león se la llevaron los gastos de transferencia (contribuciones) y los improductivos (1a Guerra de Independencia). Una vez superada la crisis y ya en la nueva centuria, los balances seguirán siendo negativos. El problema ahora es otro: los ingresos rinden cada vez menos debido a la fuerte oposición de los habitantes de Albacete -al igual que los del resto del país- a seguir pagando los impuestos indirectos; asimismo, las prácticas agropecuarias tradicionales se ven contestadas por los terratenientes. La situación durante el Trienio Liberal llegó a ser dramática. En lo relativo a los Gastos, la carga fiscal vuelve a incrementarse a raíz de la reforma de Garay y las contribuciones extraordinarias reaparecen durante la primera guerra carlista. Hay que esperar a la reforma de 1836 para que se enderece -aunque muy levemente- la situación mediante el recurso sistemático a los Repartimientos Vecinales, que desde el año en cuestión se convierten en la principal fuente de ingresos, y una mayor vigilancia de los gastos. En segundo lugar llama la atención el importante nivel alcanzado por los débitos a lo largo de todo el período. Débitos que unas veces son a favor del Ayuntamiento ("atrasos de primeros y segundos contribuyentes", alcances de los arrendatarios) pero otras en su contra (salarios impagados, facturas de las obras realizadas, contribuciones atrasadas, etc). Las aparentes fluctuaciones de la suma que representan no se debe a un descenso de la misma sino al mayor o menor rigor contable con que se verificaban las cuentas. De ahí que salga a relucir en toda su cuantía en cada nueva reforma, como sucede en 1760, 1796, 1808, 1818 ó 1836.. Un buen indicador al respecto lo constituye la creciente elevación del Cargo y la Data, dentro de los cuales figuran, aparte de los débitos acumulados determinadas partidas que aparecen en ambos apartados bajo el eufemismo de "entrada por salida". De ahí que para seguir la evolución de las cuentas resulten más rigurosos los totales

43 de ingresos y gastos que los reiteradamente citados Cargo y Data, en gran medida artificiales. No quisiera terminar sin destacar la importancia de las fuentes utilizadas para un mejor conocimiento de la pugna entre la oligarquía local y la Monarquía borbónica. La persistencia de abusos (manejos en el precio de las Dehesas, Qcultación de las partidas de gastos, arrendamiento de las rentqs más productivas de los Propios a familiares o a clientes, etc.) justifica la política reformista de los funcionarios ilustrados, política muy contestada por los miembros del colectivo alega1ndo el punto más criticable de la misma: el creciente peso fiscal. El enfrentamiento conoció su punto álgido con el tema Ide las dehesas y, sobre todo, al producirse una actitud de oposición

contra el proyecto inicial del Real Canal. Sin embargo, a medida que nos aproximamos a las décadas finales del siglo XVIII resulta evidente que las inquietudes de los oligarcas están cambiando de signo: lo que ahora les preocupa es una redefinición de los derechos de propiedad que elimine toda ambigüedad y les permita disfrutar libremente de sus tierras y sus pastos sin la hipoteca de las prácticas colectivas, amén de un libre acceso a los Baldíos cuya enajenación por el Municipio era cosa de fechas. Si a todo ello añadimos el indudable avance de la agricultura sobre la ganadería se explica muy bien el viraje en lo que concierne al mencionado Canal y, sobre todo, el apoyo progresivo a la causa liberal: la conducta del conde de Pino Hermoso constituye un buen ejemplo de la evolución descrita.

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