Enero-Junio de Desarrollo Sustentable

Economía y Sociedad AÑO XVIII / No. 30 / Enero-Junio de 2014 Desarrollo Sustentable Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Facultad de Eco...
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Economía y Sociedad AÑO XVIII / No. 30 / Enero-Junio de 2014

Desarrollo Sustentable

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Facultad de Economía «Vasco de Quiroga»

UNIVERSIDAD MICHOACANA DE SAN NICOLÁS DE HIDALGO Dr. José Gerardo Tinoco Ruiz Rector Dr. Egberto Bedolla Becerril Secretario General M.I. David X. Rueda López Secretario Académico Mtra. María Eugenia López Urquiza Secretaria Administrativa Dr. Luis Manuel Villaseñor Cendejas Coordinador de la Investigación Científica Economía y Sociedad es una revista semestral, abierta al debate, que impulsa el análisis y la discusión permanente de la realidad económicasocial con artículos arbitrados, publicada por la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. El contenido de los artículos es responsabilidad única de los autores. Correspondencia, publicidad y canje: Edificio "T", Ciudad Universitaria, Morelia, Michoacán, México.

Dr. Medardo Serna González Coordinador General de Estudios de Posgrado CP. Horacio Guillermo Díaz Mora Tesorero General Dr. Orlando Vallejo Figueroa Secretario de Difusión Cultural y Extensión Universitaria

F A C U LT A D D E E C O N O M Í A MC. Rodolfo Aguilera Villanueva Director LE. Miguel Ángel Ayala Barajas Secretario Académico CP. Griselda González Andrade Secretaria Administrativa

DIRECTORIO Director de la Revista Hugo Amador Herrera Torres

Jefe de Edición René Colín Martínez

Comité Editorial

Dante Ariel Ayala Ortiz Fausto Hernández Trillo Francisco Venegas Martínez Gabriel Tapia Tovar Jorge Martínez Aparicio Juan Carlos Moreno Brid Lorenzo Salgado García Marco Iván Vargas Cuellar María Arcelia Gonzáles Butrón María de la Luz Martín Carbajal Rolando Cordera Campos Pablo Manuel Chauca Malásquez Salvador González Andrade Salvador Padilla Hernández Víctor Manuel Cuevas Ahumada Xochitl Tamez Martínez Wilfrido Ruiz Ochoa Willy Cortés Yacato

Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Centro de Investigación y Docencia Económicas, A.C. Instituto Politécnico Nacional Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Comisión Económica para América Latina y el Caribe, México Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Universidad Autónoma de San Luis Potosí Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Colegio de la Frontera Norte, A.C. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco Universidad Autónoma de San Luis Potosí El Colegio de la Frontera Norte, A.C. Universidad de Guadalajara

Consejo Internacional de Arbitraje Alicia Girón González Andrés Solari Vicente Anthony P. Thirlwall Arnold Zellner Carlos Federico José Cabrera Tapia Carlos Montalvo Eduardo Nava Hernández Eliseo Díaz González Fernando Antonio Noriega Ureña

Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo University of Kent University of Chicago Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Netherlands Organizations for Applied Scientific Research TNO Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Colegio de la Frontera Norte, A.C. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco

Graciela Cruz Jiménez Hilda Rosalba Guerrero García Rojas Jaime Ros Bosch Jordi Molas Gallart Jorge Héctor Carrillo Viveros Jorge Katz Sliapnic José Antonio Toledo García José Zorrilla González Juan José Jardón Urrieta Luis Caramés Vieitez María Cadaval Sampedro Miguel Hernández Madrid Paulo N. Figueiredo Rajah Rasiah Roberto Sbragia Rodrigo Gómez Monge Theotonio Dos Santos Yadira Cira Gómez

Universidad Autónoma del Estado de México Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Politécnica de Valencia Colegio de la Frontera Norte, A.C. Universidad de Chile Universidad de La Habana Colegio de Tamaulipas, A.C. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidad de Santiago de Compostela Universidad de Santiago de Compostela Colegio de Michoacán, A.C. Escola Brasileira de Administração Pública e de Empresas University of Malaya Universidade de São Paulo Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo Universidade Federal Fluminense Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Revista indexada en: RedALyC: http://www.redalyc.org Latindex: http://www.latindex.unam.mx/ Publicaciones en red: http://www.economíaysociedad.umich.mx ISSN 1870-414X Diseño gráfico: Víctor Rodríguez Méndez

CONTENIDO Presentación Abstracts

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El valor económico del uso recreativo que presta el Parque Ambiental Bicentenario en Metepec, Estado de México (México) Ramiro Flores-Xolocotzi

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La idea de naturaleza entre los zoques de Chiapas: Hacia la diversidad epistémica Jose Luis Sulvarán López Agustín Ávila Romero

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El concepto y la visión del desarrollo como base para la evaluación de políticas públicas Carlos Federico José Cabrera Tapia

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El análisis institucional en el campo de la gestión de los recursos naturales: Bienes comunes e instituciones Faustino Gómez Sántiz Hilda R. Guerrero García Rojas

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Convocatoria

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Instructivo para colaboradores

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P R E S E N TA C I Ó N

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ste número forma parte del proceso de transición de la revista hacia su nueva época. En el número 31 inicia formalmente ésta. Economía y Sociedad no ha bajado las exigencias académicas para aprobar los trabajos que recibe, sigue cuidando -de manera estricta- el manejo de las fuentes bibliográficas así como el uso del instrumental teórico y metodológico, pone el acento en la calidad, no en la cantidad. Todos los artículos que se publican en esta edición están respaldados por dos dictámenes sólidos y argumentados de investigadores reconocidos. Se tiene la certeza de que la presente publicación fomentará el análisis científico en uno de los temas más complejos de la actualidad: el desarrollo sustentable. El 31 de diciembre del 2013 se lanzó la convocatoria para este número, es la primera vez que se hace con un dossier. Los resultados fueron positivos. Se escogió al desarrollo sustentable por su relevancia teórica y práctica; además, porque los programas de estudios de licenciatura, maestría y doctorado que tiene la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo cuentan con docencia y líneas de investigación relacionadas directamente con la sustentabilidad. Hinkelammert (1998: 261), entre muchos otros académicos sociales, coloca la preponderancia del tema, él escribe que el Rey Pirro, un rey de la antigua Grecia, después de una gran batalla donde obtuvo la victoria, exclamó: otra victoria así, y yo estoy perdido. Pirro sabía que no debía ganar una segunda victoria de este tipo, pues lo acabaría. Hoy vivimos en un sistema económico que tuvo su primera victoria tras la caída del muro de Berlín en 1989. Esta victoria es muy parecida a la de Pirro. El sistema se está empeñando en tener una segunda victoria. Se trata ahora de la victoria sobre toda resistencia humana frente a él. Si logra esa victoria, será como la segunda victoria que trata de evitar Pirro. No solamente sería el final del sistema, sino el final de la humanidad también. No obstante, el sistema sufre el vértigo de la segunda victoria de Pirro. En este número, Ramiro Flores Xolocotzi, en el artículo “El valor económico del uso recreativo que presta el Parque Ambien7n

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tal Bicentenario en Metepec, Estado de México”, hace un estudio -a través de un escenario de Valoración Contingente- sobre la posible cooperación económica de los visitantes al parque para evitar el deterioro del servicio recreativo que brinda éste. Los resultados del procedimiento metodológico que empleó el autor muestran que el ingreso mensual familiar, la edad y la frecuencia de visitas son variables estadísticamente significativas para fijar el monto de la cooperación. José Luis Sulvarán López y Agustín Ávila Romero, en el trabajo “La idea de naturaleza entre los zoques de Chiapas: hacia la diversidad epistémica”, discuten la importancia de la naturaleza para el pueblo indígena Zoque, revisando relatos mitológicos relacionadas con el maíz y animales de la región. Los autores concluyen que el ser humano no está por encima de los demás seres vivos. Para satisfacer sus necesidades, la mujer/el hombre deben tomar lo necesario de la naturaleza, pero de manera racional y no compulsivamente. La relación de los seres humanos con los animales y las plantas es horizontal, no vertical. La naturaleza no puede estar amarrada a los embates del capital, es algo más que una realidad extrínseca del ser humano, al contrario, es prerrequisito para la misma existencia humana. En la contribución “El concepto y la visión del desarrollo como base para la evaluación de políticas públicas” de Carlos Federico José Cabrera Tapia, se revisa la noción de desarrollo con base -principalmente- en el estructuralismo latinoamericano y atendiendo algunos lineamientos de la economía social, del desarrollo a escala humana, de la economía ecológica y del institucionalismo. Para Cabrera Tapia esto permite arribar a un

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concepto original de desarrollo que considere la sostenibilidad económica, social y ecológica en una sola unidad. Este concepto, asevera el investigador, busca alejarse de la racionalidad mediofin (instrumental) de la economía neoclásica para insertarse en una praxis social transformadora. Faustino Gómez Sántiz e Hilda R. Guerrero García Rojas en su artículo “El análisis institucional en el campo de la gestión de los recursos naturales: bienes comunes e instituciones” examinan una metodología que estudia las instituciones que gestionan colectivamente recursos comunes. La metodología parte de la perspectiva del nuevo institucionalismo, la cual reconoce y plantea un enfoque específico para entender -en la medida de lo posible- la complejidad de los sistemas socio-ecológicos. Con esta publicación, la número 30 de Economía y Sociedad, que abre su año XVIII, se espera nutrir diversas líneas económicas y sociales de investigación, incluso, estimular la apertura de otras que puedan concretarse en trabajos bien definidos. La revista reitera su compromiso con los autores que deciden participar en sus números y con el auditorio especializado en el estudio de los hechos económicos y áreas afines. Bibliografía Hinkelammert, Franz (1998), El grito del sujeto. Del teatromundo del evangelio de Juan al perro-mundo de la globalización, Tercera edición, San José de Costa Rica: Departamento Ecuménico de Investigaciones. Hugo Amador Herrera Torres Director de la Revista

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 The economic value of recreational use provided by the Environmental Bicentennial Park in Metepec, State of Mexico (Mexico) Ramiro Flores-Xolocotzi

(positively related), the age (negatively related) and the frequency of those who go to the park one or more times a month (positively related) are statistically significant in the model.

This paper is aimed at valuing monetarily the recreational service provided by the Parque Ambiental Bicentenario through a scenario of contingent valuation by means of the willingness to cooperate to prevent the deterioration of the recreation service. This study was performed through surveys and the results of economic valuation were analyzed by using a Tobit model. The findings show that the mean and median of the willingness to cooperate were $511.94 pesos y $200.00 pesos respectively. Based on these estimates, the annual economic values of recreation in the park were $346,071,440.00 pesos and $135,200,000.00 pesos with the mean and the median respectively. However, when the mean is influenced by extreme values, the median is a better predictor of annual value. To meet the assumptions of normality and homoscedasticity in the Tobit model, the variable of willingness to cooperate was transformed through a Box-Cox procedure. It was concluded that family monthly income

Keywords: public good, urban parks, urban planning, recreation, contingent valuation. JEL classification system: Q23, Q26, Q51.  La idea de naturaleza entre los zoques de Chiapas: Hacia la diversidad epistémica Dr. José Luis Sulvarán Dr. Agustín Ávila Romero

This paper discusses the importance of nature to the indigenous people of Chiapas Zoque, so the different narratives that have been built related to corn and various animals in the region are reviewed. Also speaking of the kojama or soul of the zoques, in one of his senses, is composed of animals, plants, minerals, natural phenomena or other objects of different types. Therefore, it is concluded that man is not above other beings of creation. For your needs takes enough of nature; but in a ratio11 n

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nal manner and obsessive-compulsive ways. The animals came out of the man; Therefore, among them there is some familiarity because both share part of being. Man’s relationship with animals is more horizontal than vertical. The plants as, for example, corn not only are inferior beings, possessors of a vegetative soul or certain genetic components, but they are people who have spirit, that feel like us, therefore deserve respect. Nature is not a mere device or object of purchase and sale. The world of what is born and dies may not subject absolutely to the pounding of the capital because the nature is more than a reality extrinsic to the man. Keywords: Zoque, Nature, Chiapas, epistemic diversity. JEL classification system: Q56, Q57.

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 El concepto y la visión del desarrollo como base para la evaluación de políticas públicas Carlos Federico José Cabrera Tapia

Development`s concept is hand to hand with a certain it self’s vision, it is declared in an implicit or explicit way. This article consider a review about it focusing in Latin-American structuralism approach and evolving wealthier with additions from other approaches like social economics, human scale development, ecological economics and institutionalism. It gets to arrive to an original concept about development considering economical, ecological and social sustainability as an unity. It has sense thought as a base of a broader purpose called “Public Policy to development`s social evaluation”. It has as a target to get theoretical and methodological basis from critical thought to capitalist

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instrumental rationality, starting from a transformer social practicing. This article emphasize in a development`s concept as a basis for social evaluation, and it means to conceive it as a structural transformation process. Its nuclear element is integrated by social subjects and social actors. Keywords: development, vision, Latin American structuralism, social, economical, ecological JEL classification system: B59.  Institutional analysis in the field of management of natural resources: commons goods and institutions Faustino Gómez Sántiz Hilda R. Guerrero García Rojas

This paper analyzes a methodology for

the study of institutions that collectively manage common resources. This methodology is based on the perspective of the new institutionalism that recognizes and presents a new approach to understanding the complexity of socio-ecological systems that can be approached from the theory of agents or game theory, since the interaction of individuals served on the sands of action manifest various practices in specific areas in which the actors interact either exchanging goods and services, solving problems, dominating each other, or competing, depending on the interests you have about the resource use. Keywords: common property, institution, collective action, social capital, institutional analysis and development JEL classification system: O13, O18, P32, Q01, Q57.

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El valor económico del uso recreativo que presta el Parque Ambiental Bicentenario en Metepec Estado de México (México [email protected]

Ramiro Flores-Xolocotzi

RESUMEN

Fecha de recepción: 31 de marzo de 2014 Fecha de aprobación: 20 de junio de 2014

Se valoró económicamente el Parque Ambiental Bicentenario, a través de un escenario de Valoración Contingente considerando una disposición a cooperar (DAC) para evitar el deterioro del servicio recreativo. El trabajo se realizó con encuestas aplicadas in situ. Los valores promedio de DAC encontrados fueron una media de $511.94 pesos y una mediana de $200.00 pesos. Considerando la mediana y la media, los valores económicos anuales fueron de $135,200,000.00 pesos y $346,071,440.00 pesos respectivamente. Sin embargo, cuando la media está influida por valores extremos, la mediana es un mejor estimador del valor anual. Los resultados se analizaron mediante un modelo Tobit. Para cumplir con supuestos de normalidad y homosceLos autores agradecen la revisión y sugerencias de dos dictaminadores anónimos. Cualquier error u omisión es responsabilidad exclusiva de los autores.

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dasticidad del modelo, la variable DAC se transformó a través de un procedimiento Box-Cox. Se concluye que el ingreso mensual familiar (relación positiva), la edad (relación negativa) y la frecuencia de los que van al parque una o más veces al mes (relación positiva) son estadísticamente significativos en el modelo. Palabras clave: bien público, parque urbano, planificación urbana, recreación, valoración contingente. Clasificación JEL: Q23, Q26, Q51

Introducción Las áreas verdes urbanas producen importantes beneficios ecológicos (captura de carbono, provisión de oxígeno, otros) y sociales (recreación) (Millward y Sabir, 2011; Hofmann et al., 2012; Young, 2012). Prueba de ello es que diversas propuestas de ciudades sustentables (desde una perspectiva económica, social y ambiental) consideran a las áreas verdes como pieza fundamental en las políticas de planificación urbana (Vélez, 2009). Además como parte de la planificación, la toma de decisiones para evaluar políticas e inversiones sobre servicios públicos considera herramientas económicas como el análisis beneficio-costo que se realiza en términos monetarios (Ahmed y Gotoh, 2006; De Frutos y Esteban, 2009; Nunes y Nijkamp, 2011). Consecuentemente, los beneficios que prestan las áreas verdes se ven impedidas de entrar en dicho análisis, ya que al ser bienes públicos carecen de un precio de mercado que exprese su valor monetario. Sin embargo, la economía ambiental ha desarrollado métodos que permiten estimar el valor monetario de bienes públicos como los parques, por ejemplo: precios hedónicos (PH), costo de viaje (CV) y valoración contingente (VC). Los dos primeros (PH y CV) permiten obtener el valor monetario de forma indirecta y el tercero (VC) lo obtiene directamente (More et al., 1988; De Frutos y Esteban, 2009; Nunes y Nijkamp, 2011). El método de PH estima el valor a partir del efecto que ejerce la presencia de un bien ambiental sobre el precio de mercado de otro bien, este método parte del supuesto que la utilidad de un bien se deriva de la suma sus características (Bowman et al., 2009), así, diversos estudios han estimado el valor monetario de áreas verdes como una fracción monetaria promedio del precio de viviendas (Brander y Koetse, 2011; Biao et al., 2012). Con respecto al método de CV, este se ha empleado particularmente para estimar el valor de uso recreativo que prestan las áreas forestales u otros espacios recreativos a las personas que visitan tales sitios. Este método considera que el valor económico de los beneficios que obtiene el visitante, son iguales a los costos de viaje en los que incurrieron para llegar al sitio de visita. Los resultados obtenidos con este método permiten estimar el excedente del consumidor agregado, el cual representa el valor económico total del bien (Vicente y De Frutos, 2011). El método de costo de viaje es apropiado para valorar bienes en donde los usuarios provienen de sitios ubicados a diversas distancias del sitio recreativo (De Frutos y Esteban, 2009). Conn 16

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secuentemente, en áreas verdes aledañas a los hogares de los visitantes, pudiera existir poca variación en las distancias y consecuentemente en los costos de viaje; lo anterior hace inviable la aplicación del método para valorar monetariamente parques ubicados dentro de las ciudades. Tyrväinen y Väänänen (1998) y De Frutos y Esteban (2009) consideran que el costo de desplazarse a las espacios verdes citadinos, no representaría su valor, ya que posiblemente no habría costos monetarios de transporte y de tiempo asociados que pudieran reflejar el valor de tales áreas, ya que varios de los visitantes llegarían posiblemente a pie y posiblemente algunos otros en coche o transporte colectivo. Por lo anterior, no es de extrañar que este método haya sido poco aplicado en la valoración de áreas verdes urbanas por las limitantes mencionadas, prueba de ello es la existencia de pocos estudios, por ejemplo el de Lockwood y Tracy (1995), quienes aplicaron los métodos de CV y VC para valorar un parque urbano y el trabajo de Chaudhr et al. (2010) quienes emplearon el método de CV para estimar el valor recreativo de parques y jardines citadinos por parte de turistas. Al respecto de VC, son habituales las investigaciones sobre valoración de parques urbanos que emplean este método, para estimar su valor monetario. Ahmed y Gotoh (2006) destacan las bondades del método VC aplicado en parques urbanos, ya que permite valorar monetariamente los valores de uso (recreación) y no uso (valor opcional de poder usarlo en el futuro, conservación para las generaciones futuras y/o valor que tiene el bien por el hecho de existir) de los espacios verdes citadinos. En consecuencia existen diferentes estudios que aplican el método de VC en parques citadinos (Jim y Chen, 2006; Del Saz-Salazar y Rausell-Köster, 2008; Bowman et al., 2009; De Frutos y Esteban, 2009; Majumdar et al., 2011). Considerando lo anterior, esta investigación hará uso del método de VC, el cual está basado en supuestos teóricos económicos que se describen a continuación. Marco teórico La valoración de los cambios en el bienestar individual

dfgfg

Partiendo del análisis del problema de maximización del bienestar y su dual (Nunes y Nijkamp, 2011; Freeman et al., 2014), es posible estimar cambios en el bienestar, a través de una función de utilidad indirecta v (p∙, y∙) (siendo p un vector de precios e y el ingreso disponible); bajo un vector de precios arbitrario, se selecciona >0, considerando una función de gasto e ( , v (p, y)). Esta función establece el nivel de ingreso requerido para alcanzar el nivel de utilidad v (p, y) cuando los precios son . De esta forma se tiene que la siguiente diferencia es una medida del cambio en el bienestar cuando los precios cambian:

(1) En términos de la función de gastos, existen dos elecciones naturales del vector de

precios , -el vector de precios iniciales p0 y el vector de nuevos precios p1-. Además 17 n

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hay que añadir la presencia de un vector p correspondiente al precio del resto de los bienes, el cual permanece constante a lo largo del cambio. La selección de uno u otro originan medidas de cambios en el bienestar. Para el caso donde el consumidor tiene la capacidad de decidir sobre el consumo de los bienes (v.gr., servicio recreativo de parques), existen medidas como la variación equivalente (VE): VE= e (p0, p, u1)-e (p1, p, u1)

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Para el caso de esta variación, suponiendo que el servicio recreativo del parque se deteriorara, se tendría que averiguar cuál es la cantidad de dinero a la que tendría que renunciar el consumidor para conservar el servicio y/o evitar que se siga deteriorando, situándose en un nivel de bienestar inferior al original, o bien podría analizarse en sentido inverso (compensación exigida) preguntándole al consumidor cuánto dinero tendría que recibir para alcanzar el mismo nivel de bienestar si la situación del servicio recreativo mejorara (nivel de bienestar superior); es decir, cuánto dinero estaría dispuesto a recibir para renunciar a esa mejora. Existe una medida alternativa, denominada variación compensada, la cual se representa de la siguiente manera: VCM= e (p0, p, u0)-e (p1, p, u0) (3) A través de la variación compensada se puede averiguar cuál es la cantidad de dinero, que descontado del ingreso de la persona ante los nuevos precios, lo regresa a su nivel de bienestar original. Es decir, cuánto dinero tendría que desembolsar la persona para que se realice una mejora del bien público. La situación anterior podría analizarse en sentido inverso; es decir, averiguar cuál es la cantidad de dinero que tendría que dársele a la persona para que mantenga su bienestar original inalterable y permita que la situación sobre la recreación en el parque empeore o que incluso permita que desaparezca (la compensación exigida). En la práctica, VC consiste en plantear escenarios de disposición de pago a través de encuestas en las que se pregunta a los usuarios/beneficiarios de algún bien, su máxima disposición a pagar por una mejora o por la conservación (evitar el deterioro) del mismo (Arrow et al., 1993; Freeman et al., 2014). Los escenarios se pueden presentar a través de diferentes formatos de pregunta, de acuerdo a Armbrecht (2014) dos de los formatos más empleados en valoración contingente son: a) El formato dicotómico y el formato abierto. Este formato consiste en preguntarle al entrevistado ¿estaría Usted dispuesto a pagar esta cantidad monetaria X, por este bien Y? ¿Sí o no? y b) otra alternativa, es el formato abierto, el cual consiste en preguntar directamente a una persona, su máxima disposición a pagar por el bien. Los dos formatos de pregunta pueden tener ventajas y desventajas en su aplicación. Sobre el formato dicotómico, se pueden derivar sesgos en las cantidad monetarias presentadas, por ejemplo cantidades monetarias demasiado bajas podrían generar altos porcentajes de aceptación de escenarios (Nunes y Nijkamp, 2011; Shono et al., 2014). En cuanto al formato abierto, algunos escenarios pudieran generar altos porcentajes de n 18

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rechazo o protesta, y en ocasiones no tener alguna respuesta porque el entrevistado no pueda declarar una cantidad monetaria; también pudieran generarse sesgos por conducta estratégica, por ejemplo, que el entrevistado declare una cantidad monetaria baja, para obtener “algo por nada” (comportamiento de free rider que consiste en: beneficiarse a expensas de otros) (Del Saz-Salazar y García-Menéndez, 2007; Nunes y Nijkamp, 2011; Armbrecht, 2014). Varias de estas críticas al formato abierto son descritas a detalle en el Report of the NOAA Panel on Contingent Valuation (Arrow et al., 1993). Considerando lo anterior, los escenarios de valoración contingente deben tomar en cuenta: las características y una descripción detallada del bien a evaluar, además de tener presente un mecanismo o vehículo de pago (Armbrecht, 2014). Una de las características de los resultados de valoración contingente en escenarios de formato abierto, son las respuestas declaradas de cero cantidad monetaria y los ceros de protesta que se derivan de rechazos a los escenarios planteados (Armbrecht, 2014; Freeman et al., 2014). Para abordar estas características, se recurre a modelos de variable dependiente limitada como el Tobit y sus extensiones. En el caso del modelo Tobit, éste permite diferenciar a aquellas personas cuya cooperación es de cero (censura a la izquierda), de aquellos que revelan una cantidad monetaria positiva. De acuerdo a Martínez-Espiñeira (2006): Yi= Yi*, si Yi*>0 (4) Yi=0 de otra forma (5) Yi*= Xiβ + ei; tal que ei~ N(0, σ2) (6) En donde Yi, es Disposición a Pagar (DAP) revelada por cada visitante i; Yi* es el valor latente de DAP con distribución continua; Xi es una vector de variables/características individuales; β es un vector de parámetros y ei es el término de error con la distribución señalada. En el modelo Tobit la probabilidad de que una observación esté no censurada es: (7) Y la media de los valores positivos es

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En el modelo Tobit se tiene la restricción de que β es proporcional a β/σ; esto es, el modelo Tobit, sólo permite un tipo de observaciones de cero o situación de no uso debido principalmente a razones económicas del consumidor (Arcarons y Colange, 2008; Martínez-Espiñeira, 2006). Considerando lo anterior, en experiencias mexicanas se ha presentado un rechazo a escenarios de disposición de pago (DAP) en bienes ambientales que proveen servicios recreativos como parques, en donde se pregunta abiertamente 19 n

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las cantidades a pagar a través de vehículos o mecanismos de pago como: incrementos en los impuestos o por pago de entrada (Romo, 2003; Larqué-Saavedra et al., 2004; Flores et al., 2010). De acuerdo a las observaciones y sugerencias de Larqué-Saavedra et al. (2004), en esta investigación se eligió como mecanismo de pago una pregunta de disposición a cooperar monetariamente al año (DAC), para evitar el deterioro del servicio recreativo del Parque Ambiental Bicentenario (PAB); consecuentemente, esta investigación tiene como objetivo general: determinar el valor económico del PAB a través del servicio recreativo que presta a sus visitantes. Para lograr lo anterior, el análisis se divide en los siguientes objetivos particulares: a) aplicar el método de VC para estimar monetariamente el servicio recreativo que presta el PAB, a través de un escenario de cooperaciones monetarias para evitar el deterioro del servicio recreativo; b) determinar los valores promedio (media y mediana) de la disposición a cooperar (DAC) y finalmente aplicar un modelo Tobit para analizar el comportamiento de la DAC ante las variables: ingreso, otras variables sociodemográficas (sexo, edad y educación) y variable de frecuencia de visita. Descripción del área de estudio

El PAB se encuentra ubicado en el Municipio de Metepec, Estado de México y forma parte de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Toluca (ZMCT) (Orozco, 2006). El PAB surgió a partir de demandas ciudadanas en el año 2009. Consecuentemente se diseñó un proyecto de parque de 104 hectáreas (ha), con un costo de 700 millones de pesos (Sánchez-Gasca, 2009). El plan de diseño arquitectónico del parque se ejecutó en etapas. En el mes de junio de 2009, con una inversión inicial de 70 millones de pesos, se inauguraron 30 ha del parque, con los siguientes servicios: instalaciones educativas ambientales: “Papalote Museo del Niño”; cuerpo de agua; trotapista de 3 kilómetros (km); ciclopista de 1.1. km; estacionamiento con capacidad de 532 vehículos; cerca perimetral con dos entradas al público (ver Figura 1). En esta fase, se tuvo un promedio de 13 mil visitantes a la semana (Sánchez-Gasca, 2009). Posteriormente en junio de 2010 se incorporaron, aproximadamente, 18 hectáreas que comprendieron áreas deportivas y de convivencia familiar. Esta etapa requirió la inversión de 150 millones de pesos. El resto de la superficie se incorporará en una tercera etapa con fines de conservación forestal (Figura 1). Materiales y métodos

Se aplicó una encuesta dentro del parque, durante los meses de octubre del año 2009 a enero del año 2010, de lunes a domingo en un horario de 7 a 17 horas. Diversos visitantes del parque, de 15 años en adelante, fueron invitados voluntariamente a contestar la encuesta. Se escogió ese rango de edad bajo el supuesto de que los visitantes cuentan ya con un criterio para declarar un valor económico. Se encuestaron a personas solas y acompañadas. En el caso de las personas que iban acompañadas por familiares n 20

EL VALOR ECONÓMICO DEL USO RECREATIVO QUE PRESTA EL PARQUE AMBIENTAL BICENTENARIO EN METEPEC, ESTADO DE MÉXICO (MÉXICO)

Figura 1. Etapas que constituyen el Parque Ambiental Bicentenario

Fuente: Sánchez-Gasca (2009) modificado por el autor.

y/o conocidos, sólo se invitó a contestar la encuesta a uno de los integrantes; para lo cual se le invitó a separarse del grupo, para que pudiera contestar la encuesta a solas. Considerando la experiencia de otras investigaciones de valoración económica de servicios recreativos en donde se presentan escenarios con formato de pregunta abierta (Larqué-Saavedra et al., 2004; Del Saz-Salazar y Rausell-Köster, 2008; Armbrecht, 2014); el instrumento estuvo constituido por los siguientes tres bloques: 1. Preguntas dirigidas a conocer gustos recreativos de los visitantes como las actividades recreativas favoritas que les gusta realizar en el parque, días de visita, horarios de visita, opiniones sobre el parque, (estas preguntas se realizaron a los personas que dijeron haber visitado con anterioridad el área verde). Es necesario destacar que el análisis de estos resultados forma parte de otra investigación sobre recreación y que por lo mismo no se citan en esta investigación. Sin embargo, con respecto a este bloque de preguntas y para fines de esta investigación económica, se planteó una pregunta a todos los encuestados sobre frecuencia de visitas al parque durante el transcurso del año 2009 (considerando que el parque se abrió al público en junio del mismo año.), la pregunta comprendió tres niveles de respuesta: 1) sólo una vez, 2) menos de una vez al mes y 3) una o más veces al mes. 2. Preguntas socioeconómicas como: sexo, ingreso mensual familiar, edad, nivel escolar en años cursados y lugar de residencia 3. Una pregunta de VC, proponiendo un escenario de máxima disposición a cooperar (DAC), el cual especificó que, en el escenario propuesto, el espacio es público (de libre acceso) y que las “cooperaciones monetarias” se emplearían en la adquisición de recursos, materiales y equipo necesario para evitar el deterioro de las instalaciones del parque (equipamiento y áreas verdes). Las 21 n

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aportaciones monetarias se dirigirían a una organización de vecinos (constituido como asociación civil), sin fines de lucro, quienes se encargarían de administrar y vigilar la adecuada aplicación de los recursos monetarios en el espacio verde. Se especificó que la organización de vecinos no tiene ligas o intereses con partidos políticos y que, además, sostienen una relación de colaboración con el gobierno estatal quienes son a la fecha los responsables de la administración del parque. Además, se le recordó al entrevistado que considerara su ingreso mensual antes de declarar alguna cantidad monetaria, tal como lo describen Arrow et al. (1993) y Armbrecht (2014). Considerando lo anterior, se comentó, que existiría también una transparencia sobre el uso de recursos, los cuales se publicarían en Internet y además se extendería un recibo deducible de impuestos a la persona que coopere. Antes de aplicar en campo los cuestionarios y para obtener confiabilidad en el diseño del instrumento se realizó una fase piloto (Mitchell y Carson, 2005), considerando las encuestas de 25 personas, esto permitió: a) verificar la claridad de las preguntas y b) emplear los datos premuestrales de ingreso para estimar un tamaño de muestra al azar. Se seleccionó la variable “ingreso”, por su relación con la teoría de elección racional, esto es los consumidores/usuarios de bienes públicos maximizan su utilidad sujetos a una restricción presupuestal. Consecuentemente el ingreso puede ser determinante en las cantidades monetarias declaradas por los usuarios de bienes públicos ambientales como los parques citadinos (Ahmed y Gotoh, 2006; Larqué-Saavedra et al., 2004;). En consecuencia, esta fase permitió encontrar una media y varianza del ingreso de $17,920.00 y 222,910,000.00 respectivamente. Considerando lo anterior, se empleó la siguiente ecuación, de acuerdo a Gilbert (1987); FAO (2003) y Larqué-Saavedra et al. (2004:

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En donde: n = tamaño estimado de la muestra; d = precisión o error aceptable, el cual tiene que considerar las unidades de medición de la variable promedio (pesos declarados) por lo que se multiplicaría por el valor encontrado de la media para obtener el error absoluto; S2 = varianza del ingreso mensual familiar, estimada con los resultados de la fase piloto de 25 visitantes del parque; Z1-α/2 = es la desviación estándar, la cual considera la distribución “t” con n-1 y que corresponde en tablas a Z= 1.96 con un nivel de significancia de 0.05. El tamaño de muestra seleccionado fue n=266, con un error aceptable de 0.10 y un nivel de significancia de 0.05 Modelo Tobit

Una de las características de la respuesta a las preguntas abiertas de DAC, es la recurrencia de DAC con valor de cero. Consecuentemente para analizar la importancia que n 22

EL VALOR ECONÓMICO DEL USO RECREATIVO QUE PRESTA EL PARQUE AMBIENTAL BICENTENARIO EN METEPEC, ESTADO DE MÉXICO (MÉXICO)

tienen las variables independientes sobre los valores monetarios declarados, se recurrió a un modelo tipo Tobit de acuerdo a lo recomendado por Bowman et al. (2009); Del Saz-Salazar y Rausell-Köster (2008) y Han y Kronmal (2004). El modelo Tobit permite diferenciar a aquellas personas cuya cooperación es de cero (censura a la izquierda) de aquéllos que revelan una cantidad monetaria positiva. Consecuentemente, el modelo tuvo la estructura señalada en la ecuación número 6, descrita anteriormente y en donde Yi* es la variable DAC y Xi comprende a las variables independientes: ingreso, sexo, edad, educación, lugar de residencia y frecuencia de visitas al parque durante el año 2009; esta última variable se introduce en el modelo para evaluar y analizar el impacto del no uso del parque (Ahmed y Gotoh, 2006) y está constituida por tres niveles de respuesta: 1) sólo una vez (siendo esta la categoría base), 2) menos de una vez al mes y 3) una o más veces al mes. La descripción de las variables explicativas probadas en los ajustes se muestra en el Cuadro 1. Cuadro 1. Variables explicativas en el modelo Tobit

Fuente: Elaboración propia.

La regresión Tobit se realizó en Stata versión 10.1, siguiendo los procedimientos sugeridos por Cameron y Trivedi (2010). Para obtener el mejor modelo se empleó un procedimiento backward sugerido para modelos Tobit por Bleda y Tobías (2002), tomando como criterios de bondad de ajuste el Logaritmo de la Verosimilitud y un mínimo nivel de significancia α=0.1 para seleccionar las variables que quedaron en el modelo final. Además, se programaron en Stata 10.1: contrastes de normalidad y homoscedasticidad, a partir de residuos generalizados de acuerdo a Drukker (2002); Arcarons y Calonge (2008) y Cameron, y Trivedi (2010). Igualmente se estimaron los valores promedio de la DAC (media y mediana) (junto con sus respectivos intervalos de confianza) tal como lo sugiere Majumdar et al. (2011); para ello también se empleó el programa Stata versión 10.1, en el caso de la mediana la estimación del intervalo hace uso de la distribución binomial (StataCorp LP, 2013).

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Resultados y discusión Resultados generales de la muestra

Se encuestaron un total de 266 personas. Del total de personas encuestadas: 59.4% fueron hombres y 40.6% mujeres; con un rango de edad de 15 a 71 años (media=35.2 y desviación estándar=12.7); el nivel escolar medio fue de 13.8 años (desviación estándar=3.7). También se encontró que 44.6% de los visitantes viven en el municipio de Metepec y el restante fuera del municipio. Sobre la frecuencia de visita en la población de visitantes, se encontró que el 56.4% acude al parque una o más veces al mes; 13.5% acuden menos de una vez por mes y 30.1% reportan sólo una visita durante el año 2009. En cuanto a gustos y preferencias recreativas: 94.7% acuden al parque acompañados de familiares, amistades y otro tipo de acompañantes; 73% de la población de visitantes realiza actividades deportivas; 63% pasea y convive con su familia; 65% realiza actividades de relajación; 17.4% realiza actividades de educación ambiental que ofrece el espacio y 14% consume algún alimento. En cuanto a la aceptación del escenario: el 21.4% de la población de visitantes rechazó el escenario propuesto de cooperación. Para poder diferenciar los ceros de protesta de los ceros verdaderos, se consideraron los motivos señalados como ceros de protesta por Freeman et al. (2014) y que son: 1) no creo que yo tenga que pagar por el bien y 2) El programa que se propone no es real. Considerando lo anterior, se consideraron como ceros verdaderos las respuestas semejantes a: 1) no puedo darme el lujo de pagar por el bien y 2) el parque no es importante para mí (Freeman et al., 2014). El 21.4% encontrado como respuesta de protesta, está dentro de lo habitual encontrado en estudios de valoración contingente que según Mitchell y Carson (2005) es de 20% al 30% de la muestra. A partir del 78.6% de la muestra (N=209) que aceptó el escenario, se separó del análisis estadístico a las siguientes personas: aquéllos que no pudieron establecer una DAC (respuestas no sé) (N=53, 19.9%); y también se separó la observación de una persona cuya DAC superó en más de 5% el ingreso familiar de acuerdo a lo sugerido por Del Saz-Salazar y Rausell-Köster (2008) y Tyrväinen y Väänänen (1998) respectivamente. Por lo tanto, el análisis estadístico comprendió un tamaño de muestra de N=155 observaciones (58.3% de la muestra). De las 155 observaciones consideradas en el análisis, 9.7% de ellas revelaron un valor de cero, todas ellas argumentaron que era por motivos económicos (no tenían dinero para cooperar). Resultados de la DAC

Las DAC declaradas oscilaron en un rango de $0.00 pesos a $10,000.00 pesos. La media de la DAC fue de $511.94 pesos (con un intervalo de confianza del 95 %, que va de: $315.08 pesos a $708.79 pesos); mientras que el valor de la mediana correspondió a $200.00 pesos (con un intervalo de confianza del 95 % y que va de: $100.00 pesos a $250.00 pesos). Al igual que en los trabajos de Larqué-Saavedra et al. (2004) y de n 24

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Majumdar et al. (2011), la media y mediana obtenidas son distantes entre sí (la media mayor que la mediana). De acuerdo a Larqué-Saavedra et al (2004) la separación entre media y mediana, sugiere que más de la mitad de la población no está dispuesta a cooperar con el valor que indica la media revelada, por lo que la mediana sería un estimador más adecuado de la DAC poblacional; además como sugieren Majumdar et al. (2011), en distribuciones donde los valores de la media pudieran estar altamente influidos por valores extremos de la DAC, la mediana puede ser una mejor medida de tendencia central que la media. Si se toma en cuenta un promedio de 13 mil visitantes semanales en el año 2009, el valor de la media permite obtener una DAC anual de $346,071,440.00 pesos (con un intervalo de confianza que va de $212,994,080.00 pesos a $479,142,040.00 pesos. Si se toma en cuenta el valor de la mediana, entonces el valor anual de DAC para evitar el deterioro del servicio recreativo que presta el parque en su primera etapa (30 has.) es de $135,200,000.00 pesos (con un intervalo de confianza que va de: $67,600,000.00 pesos a $169,000,000.00 pesos). El valor anual estimado con la mediana, cuadruplica los $30 millones de pesos que se han estimado para el mantenimiento anual de las 104 ha., que habrá cuando se incorporen las restantes etapas del parque (Poder Estado de México, 2008). No obstante, es necesario precisar que las estadísticas semanales de visitantes no especifican si consideran la frecuencia de visita de los usuarios; ya que se ha observado que por ser parques públicos citadinos dicha frecuencia tiende a ser diversa. De modo que un mismo visitante puede acudir varios días a la semana e incluso en un mismo día: en las mañanas ir a correr y en las tardes ir a jugar con los niños. Consecuentemente, los administradores de los parques deberían considerar frecuencias de uso de los visitantes en sus estimaciones de tasa de visitantes semanales para cuantificar sólo una vez por semana a visitantes que acudan varias veces en una misma semana e incluso en un mismo día. Resultados y análisis del modelo empleado

En los análisis de regresión realizados a través del empleo del modelo Tobit, se rechazaron las hipótesis nulas de normalidad y homoscedasticidad. Consecuentemente, se realizó una transformación Box-Cox de la variable dependiente, lo que permitió estimar un modelo “Box-Cox Tobit” con censura a la izquierda y con soluciones de esquina (límite inferior igual a cero), de acuerdo a lo establecido por Han y Kronmal (2004), considerando que cuando la variable de interés contiene cero o algún valor negativo, se suma una pequeña constante k positiva a todos los datos, de modo que la observación más pequeña sea positiva. Por lo tanto, se empleó la siguiente familia de transformaciones:

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Para encontrar el mejor modelo, se probaron diferentes transformaciones con valores de λ entre 0 a 0.30 y como se mencionó en la metodología, se fueron seleccionando los modelos con mejor bondad de ajuste de acuerdo al criterio de Logaritmo de la Verosimilitud citado también en la metodología, pero modificado por Han y Kronmal (2004) para modelos de regresión Tobit con transformaciones Box-Cox para datos censurados. La transformación Box-Cox permitió cumplir los supuestos de normalidad y homoscedasticidad, lo cual se verificó a través de los contrastes de normalidad y homoscedasticidad a partir de residuos generalizados. En el modelo final obtenido (ver Cuadro 2), con un parámetro de transformación de λ= 0.24, las variables: educación (X2), lugar de residencia (X6) y la categoría de frecuencia de visita de menos de una vez al mes (X5a) no fueron significativas en los modelos ajustados y de acuerdo a los criterios metodológicos quedaron fuera del modelo final. Sin embargo la variable del “sexo” (X4) no fue significativa, este comportamiento en particular, coincide con el resultado encontrado en otros estudios de valoración económica de parques urbanos como el de Ahmed y Gotoh (2006); pero se dejó en el modelo debido a la bondad de ajuste que proporcionó su inclusión. Cuadro 2. Resultados del Modelo Tobit con variable DAC transformada con un λ=0.24

Fuente: Elaboración propia.

Sobre el nivel estadísticamente significativo de las variables “ingreso” (X3); “edad” (X1) y “frecuencia” de aquéllos que van una o más veces al mes (X5b), es necesario comentar algunos aspectos. Considerando la significancia estadística y signo positivo encontrado de la frecuencia de visitas durante el año 2009 de una o más veces al mes con respecto a la categoría base sólo una vez, se puede establecer que el valor de uso del servicio recreativo es determinante de las DACs declaradas. Por lo que se puede concluir que los resultados de este trabajo indican que el valor de uso es superior al valor de no uso. Con respecto a la edad, se observa que a medida que se incrementa la edad, las cantidades monetarias declaradas tienden a disminuir. Posiblemente ambos n 26

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resultados estén relacionados, ya que al incrementarse la edad, disminuye en términos de los años de vida del visitante, la oportunidad de usarlo en el futuro. Es interesante destacar que Ahmed y Gotoh (2006), encontraron que las variables de frecuencia de visita y edad fueron estadísticamente significativas en sus resultados de valoración contingente de parques públicos, solo que los signos de ambas variables fueron opuestos a los encontrados en este estudio. Por lo que Ahmed y Gotoh (2006) concluyeron que en Nagasaki, Japón, el valor de no uso es superior al valor de uso de los parques públicos de dicha ciudad. Hay que señalar que los análisis estadísticos de los valores monetarios, obtenidos a través del método VC en bienes y servicios ambientales sin precio de mercado, que se han realizado a través de análisis de regresión, manifiestan que las cantidades monetarias declaradas dependen significativamente del ingreso de las familias (Bowman et al., 2009; Martínez-Espiñeira, 2006). De acuerdo a LarquéSaavedra et al. (2004) y Ahmed y Gotoh (2006), este comportamiento es consistente con la teoría económica, la cual sustenta que la demanda de un bien es determinada, entre otros factores, por el ingreso de los usuarios de los bienes ambientales, además de sus gustos y otras fuerzas sociales. Al igual que los resultados sobre ingreso obtenidos en esta investigación, diversos estudios de VC en espacios urbanos públicos como: plazas, espacios abiertos y áreas verdes recreativas, han encontrado en los análisis de regresión un efecto positivo significativo del ingreso sobre la cantidad declarada, lo cual lleva a concluir que espacios verdes como el Parque Ambiental Bicentenario se comportan como bienes normales (Bowman et al., 2009; Del Saz y Rausell-Köster, 2008; Flores et al., 2010; Jim y Chen, 2006; Larqué-Saavedra et al., 2004). Por su parte, en bosques urbanos de Finlandia, Tyrväinen y Väänänen (1998) han encontrado una relación estadística no significativa entre las cantidades declaradas y el ingreso, concluyendo que las áreas verdes recreativas son parte esencial en la vida diaria de los citadinos que los emplean. Finalmente, los resultados de este estudio expresan que en el Parque Ambiental Bicentenario, el uso de los servicios recreativos es determinante en el valor monetario que le asignan sus visitantes en un escenario que evite el deterioro del servicio recreativo (permitiendo su conservación), particularmente de aquellos usuarios que acuden con más frecuencia. Por lo cual, los administradores del parque podrían considerar estos resultados en futuros análisis de beneficio-costo dentro del espacio verde tal como lo sugieren Ahmed y Gotoh (2006) y Tyrväinen y Väänänen (1998). De esta forma, los valores monetarios estimados por valoración contingente pueden ser un indicador monetario de importancia para la conservación de los parques urbanos. Sin embargo los resultados de este trabajo deben considerarse con precaución, tal como se describió en el marco teórico, el método de VC puede tener algunas debilidades o restricciones, sobre lo cual algunos autores establecen lo siguiente: 1. La metodología de VC como cualquier otra metodología tiene diversas limitaciones y por sí sola no va a proporcionar respuestas definitivas a los problemas de gestión y planificación de áreas verdes urbanas (Del Saz-Salazar y RausellKöster, 2008). 27 n

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2. No deben olvidarse las críticas a las preguntas de formato abierto (Arrow et al., 1993) debido a motivos cómo: a) Los escenarios de disposición de pago pueden carecer de realismo ya que a los entrevistados rara vez se les pide declarar en su vida diaria una cantidad monetaria por un bien público en particular y b) por lo que sus respuestas pueden ser sensibles a diferentes escenarios que se les puedan presentar, por lo cual se pueden originar sesgos de conducta estratégica, tal como se mencionó en el Marco Teórico. De acuerdo a Del Saz-Salazar y García-Menéndez (2007), la provisión de bienes públicos por medio de contribuciones voluntarias puede ser problemática, ya que en dichas contribuciones pudiera existir un incentivo a comportarse como free rider; por lo que es necesario emplear otros formatos como el dicotómico. Por este motivo, es necesario abordar el problema de valoración económica de áreas verdes citadinas empleando diferentes escenarios y formatos de pregunta abierta y dicotómica, por lo que son necesarias nuevas investigaciones sobre valoraciones de áreas verdes urbanas y otros bienes públicos, que permitan analizar las similitudes y diferencias que puedan encontrase en las cantidades promedio monetarias declaradas por los usuarios y beneficiarios de dichos bienes en ciudades mexicanas. Conclusiones En este estudio, 78.6% de la población de visitantes de 15 años en adelante, aceptan un escenario de cooperación monetaria. De ellos 58.3% del total son capaces de declarar una cantidad de dinero que oscila entre $0 pesos a $10 mil pesos anuales de DAC. Los valores de DAC promedio del servicio recreativo que presta el PAB fueron de: a) una media de $511.94 pesos dentro de intervalo de confianza al 95 % de: $315.08 pesos a $708.79 pesos y b) una mediana igual a $200.00 pesos con un intervalo del 95 % de $100.00 pesos a $250.00 pesos. Empleando los valores de ambas medidas y el promedio de 13 mil visitantes semanales en el año 2009; el valor económico anual del servicio recreativo fue: a) tomando en cuenta a la media, se obtuvo un valor de $346,071,440.00 pesos dentro un intervalo de confianza al 95 % que va de $212,994,080.00 pesos a $479,142,040.00 pesos y b) considerando a la mediana, el valor anual fue de $135,200,000.00 pesos dentro un intervalo de confianza al 95 % de: $67,600,000.00 pesos a $169,000,000.00 pesos. Si se toma en cuenta que la media está influida por valores extremos, la mediana puede proporcionar una estimación más adecuada del valor económico anual del servicio recreativo que presta el PAB. Considerando a la mediana, dicho valor económico anual supera los $30 millones que se han estimado para el mantenimiento anual que tendrán las 104 hectáreas, una vez que se abran al público las secciones restantes del parque. No obstante, es necesario considerar que los administradores del espacio no especifican en sus estimaciones de visitantes semanales, el hecho de que hay personas que pueden visitar el parque varias veces a la semana e incluso varias veces al día. Por otra parte, el análisis estadístico n 28

EL VALOR ECONÓMICO DEL USO RECREATIVO QUE PRESTA EL PARQUE AMBIENTAL BICENTENARIO EN METEPEC, ESTADO DE MÉXICO (MÉXICO)

del modelo Tobit determinó que las DAC son determinadas significativamente por: a) “ingreso mensual familiar” (tal como lo especifica la teoría económica) observándose una relación positiva, b) “edad” (relación negativa con la DAC) y c) la variable de frecuencia de visita: una o más veces al mes (relación positiva). Estos dos últimos resultados manifiestan la importancia del uso recreativo. Por lo que se concluye que el uso de los servicios recreativos determina significativamente el valor monetario que le asignan sus visitantes a la conservación del parque, particularmente aquellos que acuden con más frecuencia. Finalmente estos resultados pudieran ser un indicador económico que podría incorporarse en futuros análisis de beneficio-costo del parque, sin embargo es necesario tomar estos resultados con precaución, debido a que la metodología de VC por sí sola no puede resolver un problema de planificación urbana e igualmente, el escenario y formato de pregunta abierta empleado puede presentar varias debilidades, por lo cual se hacen necesarias nuevas investigaciones sobre valoraciones de áreas verdes citadinas que incorporen nuevos escenarios y otros formatos de pregunta de disposición de pago. Referencias Ahmed, S. and Gotoh, K. (2006). Cost-benefit analysis of environmental goods by applying the contingent valuation method, Japan: Springer (Kindle edition). Armbrecht, J. (2014). Use value of cultural experience: A comparison of contingent valuation and travel cost. Tourism Management, 42, 141-148. Arcarons J. y Calonge, S. (2008). Microeconometría. España: Delta Publicaciones. Arrow, K., Solow, R., Portney, P., Leamer, E. Radner, R., and H. Schuman, H. (1993). Report of the NOAA Panel on Contingent Valuation, USA. Biao, Z., Gaodi, X., Bin, X. and Z. Canqiang, Z. (2012).The effects of public green spaces on residential property value in Beijing. Journal of Resources and Ecology, 3(3), 243-252. Bleda, J. y Tobías, A. (2002). Aplicación de los modelos de regresión Tobit en la modelización de variables epidemiológicas censuradas. Gaceta Sanitaria, 16(2), 188-195. Bowman, T., Thompson, J. and J. Coelletti, J. (2009). Valuation of open spaces and conservation features in residential subdivisions. Journal of Environmental Management, 90(1), 321-330. Brander, L., and Koetse, M. (2011). The value of urban open space: Meta-analyses of contingent valuation and hedonic pricing results. Journal of Environmental Management, 92(10), 2763-2773. Cameron, C. and Trivedi, P. (2010). Microeconometrics using Stata. USA: Stata Corporation. Chaudhr, P. and Tewari, V. (2010). Role of public parks/gardens in attracting domestic tourists: an example from city beautiful of India. Tourismos: An International Multidisciplinary Journal Of Tourism, 5(1), 101-109. De Frutos, P. y Esteban, S. (2009). Estimación de los beneficios generados por los parques y jardines urbanos a través del método de valoración contingente. Revista de Economía 29 n

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ECONOMÍA Y SOCIEDAD ENERO-JUNIO 30

La idea de naturaleza entre los zoques de Chiapas Hacia la diversidad epistémica Universidad Intercultural de Chiapas agustinavila@ yahoo.com

Jose Luis Sulvarán López Agustín Ávila Romero

RESUMEN En este artículo se discute la importancia de la naturaleza para el pueblo indígena Zoque del estado de Chiapas, para ello se revisan las diferentes narrativas que se han construido relacionadas con el maíz y los distintos animales de la región. Además se habla del kojama o alma de los zoques, en uno de sus sentidos, está conformada por animales, plantas, minerales, fenómenos naturales u otros objetos de distinta índole. Por ello se concluye que el ser humano no está por encima de los demás seres de la creación. Para satisfacer sus necesidades toma lo necesario de la naturaleza; pero de manera racional y no de manera obsesiva-compulsiva. Los animales surgieron del ser humano; por lo tanto, existe entre ellos cierta familiaridad porque ambos Fecha de recepción: 30 de abril de 2014 Fecha de aprobación: 18 de junio de 2014

Los autores agradecen la revisión y sugerencias de dos dictaminadores anónimos. Cualquier error u omisión es responsabilidad exclusiva de los autores.

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JOSE LUIS SULVARÁN LÓPEZ AGUSTÍN ÁVILA ROMERO

comparten parte del ser. La relación del ser humano con los animales es más horizontal que vertical. Las plantas como, por ejemplo, el maíz no sólo son seres inferiores, poseedores de un alma vegetativa o de determinados componentes genéticos, sino que son personas que tienen espíritu, que sienten como nosotros, por lo tanto merecen respeto. La naturaleza no es un mero artefacto u objeto de compra-venta. El mundo de lo que nace y muere no puede estar sujeto de manera absoluta a los embates del capital porque la naturaleza es algo más que una realidad extrínseca al ser humano. El presente trabajo de investigación se caracteriza en su primera parte por realizar un somero recorrido por los mitos fundacionales del judeo-cristianismo relativos a los orígenes del ser humano y las demás especies, con base a los cuales se construye la episteme hegemónica antropocentrista. Posteriormente se retoma la dinámica de construcción capitalista a partir de la ética protestante y como ello ha traído una crisis económica, política y ecológica sin precedentes. En la tercera parte se realiza una breve descripción etnográfica de los zoques a través de los relatos mitológicos relacionados con el maíz y el origen de los animales. Palabras Clave: Zoque, Naturaleza, Chiapas, diversidad epistémica. Clasificación JEL: Q56, Q57

I. El judeo-cristianismo En los mitos fundacionales del judeo-cristianismo, particularmente los relativos a los orígenes del ser humano y las demás especies, se establece un claro orden de creación: -El primer día Dios separó la luz de las tinieblas. -El segundo día creó la bóveda celeste. -El tercer día el suelo seco, los mares, las hortalizas, las plantas y los árboles. -El cuarto día el sol, la luna y las estrellas. -El quinto día los peces y las aves. -El sexto día los animales terrestres y al hombre (Génesis, 2003: 5-7). El libro del génesis, donde por cierto se presenta la única cosmogonía bíblica existente (Ruiz de la Peña, 1993: 258), señala que Dios creó al hombre a su imagen: “A imagen de Dios los creó. Macho y hembra los creó”. Después de bendecirlos, Dios les dio el siguiente mandato: -“Sean fecundos y multiplíquense” -“Llenen la tierra y sométanla” -“Tengan autoridad sobre los peces…sobre las aves…y sobre todo ser viviente…” (Génesis, 2003: 7). El hombre tomó muy en serio y de manera literal el mandato de Dios y enfocó todas n 34

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sus energías para someter a todo los seres vivientes, incluyendo al mismo hombre. Desde esta concepción de orden antropocéntrico, impulsada en el mundo por mandato divino; los demás seres de la naturaleza, animales y vegetales, pasaron a segundo término, bajo la sujeción de la naturaleza al hombre, iniciándose la acelerada agonía o deterioro del mundo. Esta agonía tiene su máxima manifestación en occidente, donde predomina el modelo de desarrollo capitalista. II. El capitalismo Max Weber, en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1999), señaló que el ascetismo protestante, particularmente el calvinista, influyó en el espíritu del capitalismo permitiendo su desarrollo histórico a partir del siglo XVII. La idea del trabajo profesional, bien realizado, para la mayor gloria de Dios, del ahorro, de la posesión material de la riqueza, como un valor que está por encima de otros valores, y del enriquecimiento, como una clara señal de predestinación salvífica, contribuyó a la formación de un nuevo sujeto productivo: El capitalista. Este “homo economicus”1, permítanme la expresión, fue capaz de crear una revolución industrial y tecnológica que logró el establecimiento de ciertos bienes civilizacionales, que trajeron consigo confort para las clases privilegiadas. La producción de los bienes materiales se ha hecho, a lo largo de la historia capitalista, a costa del deterioro del mismo hombre y de la naturaleza. El “creced y dominad la tierra”, es decir, el mandato divino de que el hombre se convirtiera en el señor de las demás especies existentes a traído consigo las siguientes consecuencias: a. En el plano socioeconómico: Una crisis económica y política cuya fenomenología es: El explosivo crecimiento de la deuda externa de los países de la periferia, el crecimiento de la economía informal, la pérdida de poder adquisitivo real de los salarios, el desempleo creciente, la desigualdad económica y social, la polarización social con un fuerte incremento del crimen organizado, la crisis del Estado manifiesta en una incapacidad para brindar a sus poblaciones un poco de seguridad social y mantener una mínima legitimidad y la crisis de los partidos y las organizaciones sociales sin conexión real con la sociedad y la ética (Carlos Aguirre, 2005: 40-41). b. En el plano cosmológico: Una crisis ecológica que se manifiesta fundamentalmente en: La contaminación del aire en las grandes ciudades, la reducción de la capa de ozono de la atmósfera, la contaminación de los ríos y mares, la existencia de mayores cementerios de residuos atómicos, la destrucción de selvas, bosques y especies enteras, la Es una expresión latina que significa en castellano hombre económico. Este modelo de hombre hace referencia a una teoría económica que presupone en los seres humanos la realización de unas operaciones racionales para obtener un máximo de beneficios con un mínimo esfuerzo (Diccionario de economía y finanzas, 2011). 1

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desertificación de extensas zonas del mundo y los cambios climáticos globales (Carlos Aguirre, 2005: 39). En occidente existe una visión meramente instrumental de la naturaleza. Las plantas, los animales y todo aquello que forma parte de la naturaleza estarían, en relación al hombre, en un nivel de inferioridad y lo inferior se subordina a lo superior. Aristóteles afirmó, por ejemplo, que las plantas tienen alma vegetativa, los animales alma sensitiva y el ser humano alma racional. En la filosofía de la naturaleza del estagirita hay, pues, un claro orden jerárquico donde el puesto más elevado lo ocupa el ser humano. Actualmente se habla, al menos en el orden teórico, de la necesidad de establecer una relación más equitativa con los seres que habitan la tierra en el sentido de que todas las especies nos necesitamos para sobrevivir. Sin embargo, sigue la idea de naturaleza como instrumento mercantil. “La economía mecanicista y…la tecnología instrumental han negado la potencia de la naturaleza; las aplicaciones de su conocimiento fragmentado, de su pensamiento unidimensional y de su tecnología productivista han acelerado y magnificado la degradación entrópica del planeta” (Leff, 2006: 59). Nos encontramos sin lugar a dudas ante una auténtica crisis no sólo cosmológica sino de civilización. Pero la racionalidad técnico-capitalista no es el único meta relato existente. Existen pequeños relatos en torno al hombre y la naturaleza diseminados en las periferias del mundo capitalista. Estos micro-relatos nos presentan otra manera de entender al hombre y a la naturaleza. Es el caso, por ejemplo, de los zoques. III. Los zoques Los zoques se ubican principalmente en el norte del estado de Chiapas en México, la lengua zoque es la única que no pertenece al tronco maya en esta entidad. Desde los trabajos de William Wonderly (1947) se estableció la relación lingüística del zoque con el mixe de Oaxaca y el popoluca de Veracruz. En este apartado realizamos un recorrido por los principales relatos de dicho pueblo indígena basados sobre todo en los relatos retomados por los habitantes del municipio de Francisco León relacionados con la naturaleza y los animales. Se realiza ello dado que es importante reconocer las diferentes miradas epistémicas del mundo y hacer de esa forma visible la forma de mirar el mundo y sobre todo la naturaleza desde el pueblo zoque. a. Ubicación geográfica

Los asentamientos zoques tradicionales en Chiapas, se ubican en el norte del estado, en la llamada sierra de Pantepec. El acontecimiento telúrico de 1982 dispersó a la población. Ahora encontramos zoques en la Selva Lacandona, en Marqués de Comillas, en Villa Acala y en otros estados de la República como Tabasco, Veracruz y Jalisco. En esta ocasión queremos referirnos a la visión de la naturaleza que tienen los zoques del antiguo municipio de Francisco León, hoy desaparecido por causa de la erupción n 36

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del volcán “Chichonal”. Aunque cabe señalar que las ideas con respecto a la naturaleza son muy parecidas entre los diversos poblados zoques. b. Relatos mitológicos

Para empezar a vislumbrar la idea de naturaleza entre los zoques de Chiapas nos apoyaremos de algunos relatos mitológicos. “Entiendo por mito un relato que se ubica en el tiempo primigenio. Nos habla acerca del origen del mundo, de una planta, un animal, un comportamiento o una institución. Nos explica lo que sucedió en los orígenes del mundo, y su contenido trasciende la fábula o la ficción” (Sulvarán, 2007: 28-29). Para los zoques el mito es sagrado y por eso mismo es verdadero. En seguida presentamos dos tipos de relatos. Dos que plantean la idea de que el maíz tiene espíritu, que es una persona o un Dios y tres que hacen alusión al origen de los animales. b.1. Relatos que indican que el maíz es una persona o un Dios Primer relato: El maíz siente como nosotros Dicen los abuelos que nunca debemos dejar tirado o abandonado ningún grano de maíz, porque el maíz tiene espíritu. Cuando se dejan tirados los granos de maíz lloran; lloran, lloran los maíces. “Si se tira el maíz diosito lo va a quitar”, así decían los ancianos. Ellos ni un granito de maíz tiraban, en la siembra los granitos que quedaban tirados los recogían y los ponían en un sólo lugar. Cuando yo iba a lavar el nixtamal al arroyo se me caían algunos granos y ahí los dejaba tirados, mi papá los recogía y nos decía a todos: “¿Por qué dejan tirado el nixtamal? ¿Por qué son así ustedes? ¿Por qué nunca entienden que no se debe de tirar ningún granito de maíz? El maíz tiene espíritu, siente como nosotros”. Mi papá nos decía: “No se debe de quemar el maíz, ni sus hojas, ni su guacal, ni ninguna mazorca. Es malo quemar el maíz porque es Cristo, el maíz es Cristo”, así nos decía mi papá. Él no tiraba nada de maíz, nos decía que por eso Dios le daba abundantes cosechas. En cada cosecha Dios lo bendecía con el maíz. Mi papá decía: “Dios me da mucha cosecha porque yo no tiro ningún grano de maíz, cuando voy a tapiscar recojo el maíz que queda en el camino, si yo dejo tirado donde quiera el maíz diosito ya no me va a bendecir y voy a decir que Dios me está quitando mi comida y no es así. Yo mismo tendría la culpa por andar tirando el maíz, por no cuidarlo2. Segundo relato: El maíz es una persona Mi abuelito contaba que el maíz se convierte en una persona ¡Él lo vio! Dice que Narrado por María Ovando Juárez de la comunidad de Nuevo Francisco León, municipio de Ocosingo, Chiapas. 2

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en una ocasión fue a trabajar a su milpa durante una semana, en uno de esos días vio que una persona llegó a su parcela, era una persona desconocida, no sabía qué clase de gente era, por eso se asustó y se escondió para observarla. La persona se puso a medir las trojes3, sacaba cuenta de cuantas brazadas tenía cada granero. Al otro día mi abuelito se encontró con un compañero suyo y le contó que vio a una persona desconocida medir las trojes, su amigo le dijo que era el maíz, que siempre el maíz se convierte en una persona y mide las trojes para saber qué cantidad de maíz le va a dar a cada trabajador: En la troje grande entra mucho maíz y en la troje pequeña entra poco. Eso fue lo que mi abuelito vio. Por eso nos decía: “Hay que respetar el maíz porque es una persona. El maíz no se puede pisotear cuando se está cosechando, ni dentro de la casa, hay que guardarlo bien porque el maíz es nuestra vida”4. En estos dos relatos se pone de manifiesto que el maíz no sólo es alimento para nuestro cuerpo sino que es una persona que tiene espíritu, que siente como nosotros; el maíz es un Dios. Al ser el maíz una persona merece respeto. El vínculo del pueblo zoque con el maíz, está construido ancestralmente. A partir de ser; este, un medio primordial de su subsistencia alimentaria, lo cual rige la relación con el mismo y motiva a darle como sujeto y no como objeto, un especial cuidado y protección, para garantizar así las cosechas posteriores. Este saber construido, profundiza justamente en el histórico de una relación con el maíz, que resalta visiblemente en los relatos, relación que garantiza su permanecía entre el pueblo zoque, y se habla justamente de permanencia ya que como sujeto, este puede decidir ya no permanecer, haciéndose manifiesto en las cosechas. Se realiza ello dado que es importante reconocer las diferentes miradas epistémicas del mundo y hacer de esa forma visible la forma de mirar el mundo y sobre todo la naturaleza desde el pueblo zoque. b.2. Relatos sobre el origen de los animales Primer relato: El popo hora Cuentan los ancianos que hace mucho tiempo no existía el sol, ni la luna. El cielo era de color blanco. Los antepasados llamaban a esta época “popo hora”, es decir, tiempo blanco. En esta época se construyeron todas las iglesias de la región, eran iglesias grandes y bonitas. La construcción de las iglesias fue posible gracias a que la tierra y las piedras estaban blanditas y se podían cortar fácilmente con machete o serrucho. La última iglesia que se construyó fue la de Francisco León; pero cuando estaban a punto de terminar la construcción apareció súbitamente el sol. Mucha gente tuvo 3 Las trojes consisten en pequeñas casas de madera, techadas con láminas o palmas, donde los zoques almacenan las cosechas de maíz o fríjol. Las trojes generalmente se edifican en las milpas. 4 Narrado por Francisco Álvarez Pablo de la comunidad de Nuevo Francisco León, municipio de Ocosingo, Chiapas.

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miedo y no querían ver al sol porque era caliente. Estas gentes corrieron por temor al sol. Dicen que las personas que corrieron se convirtieron en tigres, puercos de monte, venados, changos y en toda clase de animales. Con la aparición del sol la tierra y las piedras se endurecieron. La iglesia del municipio de Francisco León no la hicieron grande y bonita porque amaneció por la presencia del sol y los trabajadores huyeron presas del miedo dejando la obra inconclusa”5 Segundo relato: Las tuzas Había una vez un señor que tuvo dos hijos: Un niño y una niña. De repente, se murió la mamá de los niños y quedaron huérfanos. El hombre buscó otra mujer y se casó con ella. La nueva esposa del señor no quería a los niños, no les daba de comer, no les lavaba sus ropas. No los atendía, pues, en la casa. Durante un tiempo, el papá de los niños tuvo necesidad de salir a trabajar; de esta manera, los dos hermanitos quedaron desprotegidos. Los niños tenían hambre, querían comer, pero su madrastra no les daba alimentos. La señora los sacó fuera de la casa; y los mandó a la huerta, a los sembradíos de plátano, de camote, de ñame6 y chayotes. Les dijo: “Si quieren comer coman lo que hay en la huerta”. Había bastante chayotes, ¡Estaban bien crecidos y frondosos! Entonces, los niños empezaron a escarbar para encontrar la raíz del chayote, una vez que la encontraron comenzaron a comérsela cruda, con todo y tierra. A los niños les gustó la raíz del chayote, por este motivo se quedaron a vivir en la huerta; ya no regresaron a la casa. Cuando el papá regresó de trabajar, preguntó por los niños. La esposa le dijo que los había regalado, que los había mandado con otra persona a otro pueblo. Le dijo además, que sus hijos ya no iban a regresar. El señor creyó que sus hijos habían encontrado otra familia. Pero en realidad sus hijos estaban viviendo en la huerta. Como los niños estaban comiendo cosas crudas como las raíces que hay en el suelo, les fueron creciendo las uñas y los dientes. Sus cuerpos se cubrieron de pelos como el de los animales. Empezaron a escarbar y a meterse adentro de la tierra. Así fue como se convirtieron en tuzas. Dicen que las tuzas son huerfanitos que en tiempos pasados fueron despreciados, fueron tirados, echados fuera de la casa y que por eso cuando matas una tuza chilla como un niño”7. Tercer relato: El huerfanito Cuentan los antepasados que antes el perro era una persona como nosotros, un 5 Narrado por Zeferino Cruz Altunar de la comunidad de Nuevo Francisco León, municipio de Ocosingo, Chiapas. 6 El ñame se conoce también con el nombre de papa voladora. Se cocina comúnmente en caldo de gallina. Su nombre científico es Dioscórea alata, pertenece al grupo de los tubérculos. 7 Narrado por Francisco Álvarez Pablo de la comunidad de Nuevo Francisco León, municipio de Ocosingo, Chiapas.

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huerfanito. Dios lo recogió y lo llevó a vivir a su casa. Cierto día, le dijo Dios al huerfanito: “Vamos a bañarnos al arroyo”. El huerfanito y Dios se pusieron en marcha. Al llegar al arroyo Dios le dijo al huerfanito: “Tú te vas a bañar más abajo del arroyo y yo me voy a bañar ahí arriba. El huerfanito se fue a bañar a donde lo mandó Dios. Cuando Dios se estaba bañando el huerfanito echó la cabeza hacia arriba para mirar cómo se bañaba. Pero Dios se dio cuenta de que el huerfanito estaba mirando cómo se bañaba. Cuando Dios salió del agua le preguntó: “¿Qué hiciste ahí donde estabas bañándote? El huerfanito le respondió: “No hice nada”. “¿Cómo que no hiciste nada? Dijo Dios: yo vi lo que estabas haciendo. Estabas viendo hacia donde yo me bañaba”. Entonces Dios le cambió de lugar la cara al huerfanito. Le colocó la cara en el lugar de la cola y la cola donde estaba la cara y le dijo Dios: “Desde este momento ya no serás persona, dejarás de ser cristiano. Porque hiciste desorden, ahora te vas a convertir en perro, ese será tu castigo. Así le dijo Dios al huerfanito. Dice mi abuelito que cuando el perro se acerca a saludar a las personas, a sus amos, mueve la cola porque ahí estaba antes su cabeza; por eso ahora cuando uno acaricia al perro nos contesta moviendo la cola. Así, contaban nuestros antepasados”8. Los tres relatos presentados hablan acerca del origen de los animales. El primer relato manifiesta explícitamente la creación de los animales a partir de los hombres temerosos: Aparecen tigres, puercos de monte, venados, changos y toda clase de animales, los dos relatos restantes nos hablan acerca del origen de las tuzas y los perros. Las narraciones evidencian que los animales están emparentados con los seres humanos. b.3. El Kojama o alma de los zoques Más aún, el kojama9 o alma de los zoques, en uno de sus sentidos, está conformado por animales, plantas, minerales, fenómenos naturales u otros objetos de distinta índole (Reyes, 1988: 356). Una persona puede tener más de cinco Kojamas. La vitalidad del ser humano está dada por su kojama. El individuo y su kojama están íntimamente ligados desde el nacimiento hasta la muerte. Los zoques hacen la distinción entre kojama de buena sombra y kojama de mala sombra. Los Tsoyoyoye o curanderos suelen poseer kojama de buena sombra como, por ejemplo, águila, tigre, colibrí, cedro, flores, piedra, hierro, arco iris. Mientras los Mutsoye o brujos tienen kojama de mala sombra y son todos aquellos animales que poseen ponzoñas como las víboras o las avispas (Reyes, 1988: 357).

Narrado por Francisco Álvarez Pablo de la comunidad de Nuevo Francisco León, municipio de Ocosingo, Chiapas. 8

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Kojama significa literalmente “cabeza de sol”.

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IV. Aportes zoques sobre la concepción de naturaleza A partir de lo planteado anteriormente podemos vislumbrar de la concepción zoque, al menos, los siguientes aportes: 1. El ser humano aunque es un ser que se diferencia de las demás especies por su capacidad de abstracción; es decir, por su capacidad de conceptuar o por ser creador de cultura es alguien que forma parte de la naturaleza. Es un ser biológico que requiere necesariamente de las demás especies para subsistir. Por lo tanto, el hombre no está por encima de los demás seres de la creación. Para satisfacer sus necesidades toma lo necesario de la naturaleza; pero de manera racional y no de manera obsesiva-compulsiva. 2. Los animales surgieron del hombre; por lo tanto, existe entre ellos cierta familiaridad porque ambos comparten parte del ser. La relación del hombre con los animales es más horizontal que vertical. 3. Las plantas como, por ejemplo, el maíz no sólo son seres inferiores, poseedores de un alma vegetativa o de determinados componentes genéticos, sino que son personas que tienen espíritu, que sienten como nosotros. Por lo tanto merecen respeto. 4. Así como los animales llevan parte del corazón del hombre en su ser, el hombre lleva parte de los animales y de las plantas en su núcleo vital. Su existencia, su aliento vital, en otras palabras, su kojama está constituido por diversos elementos de la naturaleza que tiene que resguardar celosamente para no perecer. Cuando su kojama es atacado, es decir, cuando se destruyen plantas, animales y los demás seres existentes no sólo se extingue la naturaleza sino que sucumbe el mismo hombre. 5. Vistas así las cosas, la naturaleza no es un mero artefacto u objeto de compraventa. El mundo de lo que nace y muere no puede estar sujeto de manera absoluta a los embates del capital porque la naturaleza es algo más que una realidad extrínseca al hombre. La naturaleza es su complemento, sin ella muere y la muerte es una crónica anunciada de antemano en el sistema capitalista, al menos que retomemos los valores de las culturas marginales al capitalismo. Para retomar estos valores y enriquecernos en humanidad o transitar hacia una nueva civilización intercultural es preciso, al menos, lo siguiente: A. Deconstruir nuestras certezas absolutas asentadas en evidencias apodícticas tanto en el orden estructural como en el personal (Fornet-Betancourt, 2010). Esto es necesario porque en un mundo donde se ha impuesto una única revelación o manifestación del ser no hay lugar para otras alternativas posibles. Por lo tanto, hay que deconstruir para delirar nuevas realidades. 41 n

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a. Deconstrucción de nuestras evidencias estructurales:

Es necesario realizar un ejercicio crítico permanente de nuestras evidencias estructurales en el orden cultural. Esto significa que debemos revisar la institucionalidad en la que nos movemos y que condicionan nuestro ser en el mundo en diversos campos como la economía, la política, la educación (Fornet-Betancourt, 2010). Si estamos atrapados en el mundo de las evidencias estructurales, construidas desde la lógica del poder monocultural occidental, no podremos aceptar y, mucho menos, dialogar con las culturas periféricas del capitalismo. Si nuestras evidencias nos ciegan, porque todo se nos presenta con una claridad meridiana, ya no hay entonces lugar para la duda y la argumentación. Sólo nos queda el dogmatismo y en consecuencia: la cárcel, el manicomio o el cementerio (Fornet-Betancourt, 2010) para los que deliran otros mundos posibles. b. Deconstrucción de las evidencias personales:

Es necesario, además, desmontar nuestras evidencias personales. Aquellas que se han tatuado en nuestros cuerpos (Bourdieu, 1990: 155) a través de los “habitus”. Esas disposiciones que condicionan nuestra percepción del mundo y nuestras prácticas personales que nos llevan a plantear nuestro propio mundo como evidente (Bourdieu, 1998: 54). Para desmontar nuestras evidencias personales es preciso un ejercicio de constante autoanálisis y de comunicación honesta con los culturalmente diferentes para poner en su justa medida nuestra comprensión del mundo y el proceso mediante el cual construimos la teoría y la práctica en las que nos movemos y coexistimos. Al desmontar nuestras certezas o remover nuestros cimientos filosóficos y científicos estaremos mejor preparados para dialogar con los culturalmente diferentes y, en consecuencia, podremos construir un mundo donde quepan muchos mundos. Así iniciaremos la aventura de la construcción intercultural de la economía, la política y el conocimiento que nos puedan llevar hacia una nueva civilización donde los distintos “saberes o conocimientos” se articulen a través del diálogo intercultural y la pluralidad epistémica. Para ello tengamos claro que en la visión occidental la individualización es primordial, por tanto las comunidades que se organizan colectivamente por sus derechos y sus deberes resultan formas no válidas desde la visión hegemónica, porque la organización colectiva comunitaria para la producción capitalista no es funcional. Por ejemplo, el caso de la propiedad de la tierra comunal no es redituable para el sistema económico predominante sino que la explotación tendría que ser de carácter individual. Es decir, la tenencia de la tierra tiene que estar bajo el esquema de propiedad privada para que circule como mercancía. Este ejemplo da cuenta de cómo la colonización se traduce en imposición y legitimación de una sola forma de ver el mundo, en una sola cultura que no acepta nada diferente. n 42

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La misma lógica opera en relación con el conocimiento; la construcción de este elemento que es central en la cultura como forma de explicar el mundo no es legítimo cuando no es resultado de la visión occidental, ya que la construcción del conocimiento científico surge de occidente y desde ahí es desde donde se estudia e investiga principalmente en las ciencias sociales. Por tanto, si uno de los paradigmas del eurocentrismo es la individualización, el conocimiento es también individual desde dicha visión. Esta dicotomía percibida entre lo ‘local’, lo ‘nativo científico’ y lo ‘occidental científico’ existe porque el conocimiento de los pueblos ha sido caracterizado como un bien cultural en tanto que la ciencia occidental está asentada en la creencia equivocada de la verdad universal. Si el concepto del conocimiento es comprendido en todas las sociedades bajo la modalidad de compromiso dentro del ecosistema como los diferentes relatos zoques que incluimos, y no como una verdad objetiva, entonces hay algún punto de confluencia para permitir que múltiples perspectivas contribuyan al manejo de los ecosistemas, sea a escala local, regional, nacional o incluso mundial. Para Víctor Toledo: Esta exclusión, que arrasa literalmente con la memoria de la especie humana en cuanto a sus relaciones históricas con la naturaleza, no hace más que confirmar uno de los rasgos de la modernidad industrial: su desdén, e incluso su irritación, por todo aquello considerado como tradicional. No en balde la ideología del «progreso», el «desarrollo» o la «modernización», erigida en mito supremo, se funda en la supuesta superioridad de lo «moderno», el mercado y la tecnología y ciencia contemporáneas, sobre lo «tradicional». En consecuencia, el mundo moderno es un mundo que tiende a quedarse sin memoria, un mundo amenazado por la amnesia (Toledo, 2005: 1). Necesitamos por tanto, el reconocimiento de la existencia de dos tradiciones intelectuales, cada una con orígenes, rasgos y capacidades diferentes. Si la modernidad gestó formas de comprensión y de articulación de y con la naturaleza, cuyo origen se remonta apenas al del inicio de la revolución industrial, en la mayor parte del mundo existen de manera paralela otras modalidades de relación con la naturaleza que, originadas hace varios miles de años, se encuentran aún presentes en el mundo contemporáneo. Observamos así que deben reconocerse los saberes de los pueblos como válidos ya que tienen sus propios mecanismos de constatación y verificación aunque no se rijan por los criterios mecanicistas y cientificistas del modelo eurocéntrico-occidental. Por tanto, la inserción de la lógica del mercado en la investigación transforma al conocimiento en un producto con valor agregado y reduce su transmisión a quienes son capaces de pagar por él. De esta manera, con el nuevo paradigma científico, tecnológico, institucional y productivo instalado en centros educativos el conocimiento se ha conformado en una mercancía de alto valor agregado que se inserta en el mercado y es plausible de ser apropiado y protegido (Lander, 2006).La expansión de la lógica mercantil de la cultura y la naturaleza y el carácter mecanicista y determinista de la ciencia, excluyen otros saberes que rompen con estas tendencias universalistas de la ciencia occidental. Se construye así un modelo de conocimiento que al rechazar la validez de los 43 n

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saberes del otro, de todos los otros, les niega el derecho a sus propias opciones culturales, modos de vida y, con frecuencia, a la vida misma. Lejos se encuentra la ciencia neoliberal-moderna de ser realmente objetiva y de neutralidad valorativa, sus supuestos cosmogónicos, sus separaciones fundantes entre razón y cuerpo, sujeto y objeto, cultura y naturaleza, como sustentos necesarios de las nociones del progreso y del control y explotación de la naturaleza nos conducen a la presente crisis civilizatoria. Frente a ello reivindicamos una interculturalidad crítica que reconoce las diferencias pero que también asume el papel transformador de las relaciones sociales hacia un mundo equitativo y de ejercicio pleno de los derechos sociales. Mediante la eliminación de la diversidad de la realidad a algunos tipos –concretos, muy limitados, reducidos- de realidad nos sucede lo que diría el filósofo Walter Benjamin (2005) Nos convertimos en pobres. Fuimos abandonando un trozo de herencia de la humanidad uno tras otro, depositándolos en la casa de empeño por un centésimo de su valor, para acabar recibiendo a cambio monedas sin valor de actualidad. La irrupción de la emergencia de la necesidad de la diversidad epistémica debe ser así un componente central sobre el cual debe caminar el enfoque educativo intercultural que desarrollan nuestras instituciones educativas. Bibliografía Aguirre Rojas, Carlos Antonio. “Prefacio. Immanuel Wallerstein y la perspectiva crítica del análisis de los sistemas-mundo”. En: Wallerstein, Immanuel. La crisis estructural de capitalismo. 1a ed. México: Centro de Estudios, información y documentación Immanuel Wallerstein; Contrahistoria. La otra mirada de Clío, 2005. p. 9-56. Benjamin, Walter. “Tesis sobre la historia y otros fragmentos”. México. 2005 Bourdieu, Pierre. Sociología y cultura. México: Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes/Grijalbo, 1990. _______La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Ruiz, Carmen (Trad.). España: Taurus, 1999. 597. p. ISBN: 84-306-0338-7 Diccionario de Economía y Finanzas [en línea] [Consultado el 12 de enero de 2011]. Disponible en Web http://www.eumed.net/cursecon/dic/H.htm#homo%20economicus Fornet-Betancourt, Raúl. Interculturalidad o barbarie: 11 tesis provisionales para el mejoramiento de las teorías y prácticas de la interculturalidad como alternativa de otra humanidad [en línea] [consultado el 8 de agosto de 2010]. Disponible en Web: http://www. revistacomunicacion.org/pdf/n4/articulos/interculturidad_o_barbarie_11_tesis_provisionales_para_el_mejormiento_de_las_teorias_y_practicas_de_la_interculturalidad_como_alternativa_de_otra_humanidad.pdf Génesis: En: Biblia. 94a ed. España: San Pablo/Verbo Divino, 2003. p. 5-67. Lander Edgardo. 2006, “La ciencia neoliberal” en Ceceña Ana Esther (Coord.) Los desafíos de las emancipaciones en un contexto militarizado. CLACSO, Buenos Aires. Leff, Enrique. Aventuras de la epistemología ambiental. 2a. ed. México: Siglo XXI, 2006. n 44

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138 p. Colección ambiente y democracia. ISBN: 978-968-23-2644-8 Reyes Gómez, Laureano. “Introducción a la medicina zoque, una aproximación etnolingüística”. En: Villasana Benítez, Susana; Reyes Gómez, Laureano. Estudios Recientes en el Área Zoque. México: Universidad Autónoma de Chiapas, 1988. p. 161-374. Ruiz de la Peña, Juan Luis. “Creación”. En: Floristán Samanes, Casiano; Tamayo-Acosta, Juan José. Conceptos fundamentales del cristianismo. España: Trotta, 1993. p. 256-270. Sulvarán López, José Luis. “El cristianismo en los mitos zoques: una aproximación”. En: Köhler, Axel (Coord.). Anuario Cesmeca 2007. 1a ed. México: Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, 2008. p. 141-153. _______Mitos, cuentos y creencias zoques. 1a ed. México: Universidad Intercultural de Chiapas, 2007. 202 p. ISBN: 978-970-764-249-2 Toledo Manzur, Víctor Manuel. 2005. “La memoria tradicional: la importancia agroecológica de los saberes locales” en LEISA Revista de Agroecología. abril - volumen 20, núm. 4 Weber, Max. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Legaz, Luis (Trad.). 4a ed. México: 1999. 267 p. Wonderly, William, “Textos folklóricos en zoque. Tradiciones acerca de los alrededores de Coipanala, Chiapas”, en Revista Mexicana de Estudios Antropológicos, Tomo IX, Sociedad Mexicana de Antropología, México, 1947, pp. 1-29.

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El concepto y la visión del desarrollo como base para la evaluación de políticas públicas Facultad de Economía UMSNH [email protected]

Carlos Federico José Cabrera Tapia

RESUMEN El concepto de desarrollo va de la mano con una determinada visión del mismo, el cual se declara en forma implícita o explícita. En este artículo se considera una revisión de la concepción del desarrollo en el estructuralismo latinoamericano, enriqueciéndola con aportes de la economía social, el desarrollo a escala humana, la economía ecológica y el institucionalismo. Ello permite arribar a un concepto original de desarrollo, que considera la sostenibilidad económica, social y ecológica en una unidad. Esto tiene sentido pensado como la base de una propuesta más amplia denominada “Evaluación social de política pública para el desarrollo”. Esta tiene como objetivo establecer bases teórica metodológicas de pensamiento crítico a la racionalidad instrumental capitalista y partiendo de una práctica social transformadora. En este artículo se enfatiza en el concepto de desarrollo, propuesto como base para la práctica de la evaluación social, ello implica conFecha de recepción: 9 de mayo de 2014 Fecha de aprobación: 23 de junio de 2014

El autor agradece la revisión y sugerencias de dos dictaminadores anónimos. Cualquier error u omisión es responsabilidad exclusiva del autor.

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CARLOS FEDERICO JOSÉ CABRERA TAPIA

cebirlo como un proceso de transformación de las estructuras económicas y sociales en el que los actores y sujetos sociales son el elemento central. Palabras Clave: desarrollo, visión, estructuralismo latinoamericano, social, económico, ecológico.

Introducción En el presente artículo se busca indagar de manera sucinta en el origen y desenvolvimiento del concepto de desarrollo, así como las aportaciones que el estructuralismo latinoamericano, el institucionalismo, y la economía social, pueden hacer para su mejor comprensión, además de las aportaciones del desarrollo a escala humana y la economía ecológica, para arribar a una concepción integral del desarrollo como base para la evaluación de las políticas públicas. Este esfuerzo es relevante debido a la utilización excesiva del término “desarrollo” en discursos y en planes y programas de política pública sin que esté claro el sustento teórico del concepto y por ende el concepto mismo. La práctica del desarrollo mucho dista de las buenas intenciones y declaraciones discursivas de la política pública que pretende impulsarlo, lo cual tiene mucho que ver con la falta de claridad sobre lo que el desarrollo económico y social implica. Por otra parte, cabe destacar que este trabajo corresponde a un extracto de la tesis de doctorado “Evaluación social de política pública para el desarrollo. Un enfoque económico, social y ecológico”, por el cual obtuve el grado de doctor en Estudios Sociales- Economía Social. Es importante señalar que la orientación teórico metodológica es de carácter transdisciplinario, pero partiendo de la formación disciplinaria de la economía, con una clara orientación hacia la economía política y con el reto de tratar de hacer aportes a la evaluación de las políticas públicas para el desarrollo. Por razones de espacio, en el presente artículo, muchos de los aportes teóricos retomados están aquí solo mencionados y han sido trabajados profusamente en la citada tesis (Cabrera, 2012). El desarrollo es objeto de variadas definiciones e interpretaciones y su discusión ha permeado no sólo en la Economía como disciplina científica, sino en el conjunto de las ciencias sociales. Aunque las más de las veces se le retoma como un concepto e idea asociada a lo económico, en el mejor de los casos a lo social y como universalmente aceptado, dejando de lado el hecho de que sin discusión y análisis sobre el mismo es en realidad un concepto poco coherente y ambiguo (Vilar, 1983). Incluso podemos insistir en la idea de que podría tratarse de un concepto y una realidad siempre difusos, en la medida que debe comprender diversas dimensiones de la realidad, o si no llega a carecer de sentido. La naturaleza compleja de la realidad social determina a su vez la complejidad del tema del desarrollo y sus implicaciones. En los discursos políticos, en los programas y planes de gobierno se habla de desarrollo económico y social, desarrollo sostenible o sustentable, de desarrollo humano, en forma difusa y sin vislumbrar las conexiones, e interdependencia de todos estos conceptos. n 48

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Figura 1. El concepto de desarrollo

En tal sentido el concepto de desarrollo aquí presentado implica el desarrollo sostenible como la articulación entre los aspectos económicos y sociales del desarrollo y la necesidad de una visión ecosistémica compartida (Leff, 1994). Ello como la única manera de alcanzar un desarrollo basado en la generación de riqueza, pero no a costa de la satisfacción de necesidades sociales en términos de equidad y la conservación del medio ambiente, como elementos intrínsecamente relacionados entre sí. Desde el punto de vista teórico-metodológico, deberíamos primero indagar en el concepto y en sus dimensiones analíticas, para posteriormente derivar de él criterios de conmensurabilidad que nos permitan definir parámetros e indicadores susceptibles de medir. Es decir, en términos weberianos, debemos tener una explicación comprensiva primero y luego una comprensión explicativa (Furtado, 1975: 14), donde lo cualitativo y lo cuantitativo se retroalimentan mutuamente y entonces no podemos renunciar a la comprensión teórica en aras de un burdo empirismo. Por otra parte y ligado con lo anterior el elemento de conexión entre el concepto y la visión teórica, es la historia. El desarrollo entendido como cambio estructural de la economía en sus relaciones intrínsecas culturales, sociales, políticas y ambientales-ecológicas, nos lleva a buscar el hilo conductor del cambio en los conceptos y las orientaciones teóricas en el marco de un análisis histórico estructural. En la perspectiva del presente trabajo, es necesario reconsiderar el concepto diferenciado tres elementos: a) el proceso histórico que alimenta la discusión en torno al desarrollo; b) el contraste teórico de la Economía del desarrollo con base en los fundamentos analíticos del estructuralismo latinoamericano y c) La utilidad de las corrientes y concepciones de desarrollo humano y sostenible, así como ubicarlos en la agenda de la economía social. Estos tres elementos deben interactuar de forma tal que se enriquezca el análisis y podamos asentar los componentes básicos del concepto de desarrollo que queremos construir. 49 n

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Con lo anterior, iremos bosquejando algunos fundamentos para la evaluación social y el diseño de política pública con base en el concepto de desarrollo que iremos delineando. El desarrollo no puede ya ser evaluado partiendo sólo de unos indicadores convencionales, sino que a luz del debate teórico conceptual, tenemos que vislumbrar esquemas alternativos de evaluación que complementen o amplíen en forma crítica y contribuyan a reconsiderar lo limitado del marco de la racionalidad instrumental. Los aspectos relacionados con la crítica a la racionalidad instrumental y la metodología de evaluación social se plantean como elementos nodales de la tesis “Evaluación social de política pública para el desarrollo. Un enfoque económico social y ecológico” (Cabrera, 2012) y en este artículo solo presentamos la parte correspondiente a la reelaboración del concepto de desarrollo. Esperamos que este, alimente la discusión y el debate, no solo académico, sino de la práctica social entre activistas y grupos sociales que puedan darle vida a nuestro planteamiento, hacerlo suyo y sin duda rebasarlo. Baste aquí señalar que la racionalidad instrumental se asimila a la racionalidad económica del modo de producción capitalista como relación entre medios y fines. Por tanto no puede ser la base para la evaluación de las políticas públicas cuyo objeto es mucho más complejo que lo comprendido por una racionalidad instrumental y económica. El origen histórico del concepto y la visión de desarrollo El desarrollo es un concepto de la segunda postguerra mundial, que apuntala las discusiones sobre los procesos de crecimiento en los países industrializados y en la reconstrucción europea y japonesa, pero sobre todo en la industrialización de los países de América Latina y de las ex colonias inglesas y otros países asiáticos, con preeminencia de los economistas que estudiaban los problemas dinámicos del subdesarrollo, el desarrollo y la planificación del mismo (Myrdal, 1975: 13). Documentos como la Carta del Atlántico en 1941, la Declaración de la Naciones Unidas en 1942, firmados por los países aliados en el contexto de la 2ª guerra mundial, las conferencias de Moscú y Teherán en 1943, las de Dumbarton Oaks, Yalta en 1944, y la Conferencia de san Francisco en 1945, cuando se establece la Organización de las Naciones Unidas, constituyen antecedentes del concepto de desarrollo al signar objetivos relacionados con el disfrute de la seguridad económica y social y combatir los problemas del periodo de entreguerras, como el desempleo, la miseria, la discriminación racial y las desigualdades económicas políticas y sociales (Sunkel y Paz, 2005: 17). A este objetivo se le asociaba como elemento determinante el desarrollo económico, es decir de alguna manera se daba por sentado que si este se lograba esto permitiría resolver otros problemas sociales. En este contexto surgió un campo teórico nuevo, que es el de la denominada economía del desarrollo, que rechazaba la pretensión de la monoeconomía, aunque aceptaba la pretensión del beneficio mutuo en las relaciones comerciales internacionales y partía del precepto de que el problema fundamental del desarrollo era el flujo de inversiones. Por monoeconomía se entiende la asunción del concepto neoclásico de la economía como objeto de conocimiento aislado e indepenn 50

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diente y que conlleva por tanto el monismo metodológico, así como una visión lineal de la sociedad y la historia. El rechazo a la monoeconomía se basa sobre todo en la idea de que los países subdesarrollados representan un grupo con características diferenciadas de los países industriales avanzados, y por tanto, el análisis económico convencional debería ser reformulado al contemplar la realidad de los países subdesarrollados (Hirschman, 1984). Esta idea básica de la naciente economía del desarrollo, contenía ya el germen de un avance importante para la ciencia económica que lamentablemente ha sido atacado y rechazado por la ortodoxia neoclásica. Algunos países latinoamericanos en particular, experimentaron procesos de industrialización con diversos grados de profundidad y características, pero que alimentaron junto con otras experiencias como las de los países asiáticos, como proceso histórico, un debate en la denominada economía del desarrollo, la cual surge entre las décadas de los 40 y 50 en los países capitalistas desarrollados. En América Latina es de destacarse el papel jugado por economistas como Raúl Prebisch (1948) y Celso Furtado (1961), entre otros, quienes ocuparon un lugar central en el trabajo realizado por la Comisión Económica para América Latina (Guillén, 2007). El estructuralismo latinoamericano, con un intenso debate entre los marxistas de la denominada teoría de la dependencia y la autocrítica aguda de los economistas relacionados con la CEPAL1, constituye el único aporte original de A.L. a las Ciencias Sociales (Rodríguez, 2006). Por otra parte, la economía del desarrollo tuvo una importante presencia durante las tres décadas posteriores a la 2ª guerra mundial y su eje fundamental era el análisis del crecimiento económico con la influencia del keynesianismo y post-keynesianismo2, así como la explicación del subdesarrollo y los procesos de industrialización de los denominados países atrasados. Hasta la década de los 70, se vivió en muchas regiones del mundo un periodo de altas tasas de crecimiento y en muchos países con economías primarias exportadoras se iniciaron procesos de industrialización y desarrollo económico y los procesos basados en la sustitución de importaciones llegaron a su límite y se entró en una fase de crisis recurrentes. Con las crisis de deuda latinoamericanas de los años 80, se inició un nuevo periodo enmarcado en la aplicación de paquetes de política económica de estabilización y ajuste estructural (Guillén, 2004). En este contexto se vivió también el auge y ocaso de la llamada economía del desarrollo. Ahora bien, es importante distinguir entre el análisis en la visión estructuralista, y el contexto de aplicación de la política de industrialización por sustitución de importaciones, así como el objeto de estudio mismo de la economía del desarrollo. La visión la entendemos en el mismo sentido que Osvaldo Sunkel y Pedro Paz (2005), basándose en En el presente artículo asumimos que con sus diferencias ambas corrientes se insertan en la vertiente estructuralista latinoamericana y por supuesto por razones de espacio no incurrimos en este debate. 1

Autores como Kaldor, Myrdal y Robinson que se diferencian claramente de lo que esta última autora denominaba como “keynesianismo bastardo” identificable con la síntesis neoclásica keynesiana de autores como Hicks. 2

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el concepto de Joseph A. Schumpeter. Este concepto es asimilable a una determinada “concepción del mundo” y lo podemos llevar un poco más lejos y asimilarlo al de “cosmovisión”, es decir, como un concepto que define un contenido más ideológico que científico y sobre la forma en que el mundo es percibido de acuerdo con un sistema de valores culturales determinado. Detrás de la conducta de los individuos y los colectivos socioculturales, así como implícitos en muchas formulaciones científicas, hay una serie de principios que aunque puedan no hacerse explícitos, constituyen una parte importante de su expresión. Así, en particular en el quehacer científico, la concepción del mundo participa, precede y persigue todo su proceso de elaboración, previo al proceso de investigación o conocimiento de la realidad. Como señala Celso Furtado, la visión y la concepción del mundo tienen que ver con el papel que juega el mito en la construcción del conocimiento, puesto que este “tiene como función principal orientar a nivel intuitivo la construcción de lo que Schumpeter llamó la visión del proceso social” (Furtado, 1975). Es decir, que en la visión detrás del quehacer científico siempre está el mito asociado a la ideología. Las herramientas cuantitativas, teóricas, analíticas y empíricas no están exentas de esta situación, ya que el dato como tal se construye con base en indicadores y estos se elaboran a su vez a partir de cierta dimensión de un concepto, detrás del cual hay siempre una determinada visión, ideología o concepción del mundo. El estructuralismo latinoamericano tiene como punto de partida el denominado primer manifiesto de la CEPAL (1949), en el que se marca una ruptura con la economía ortodoxa neoclásica y se planteaba que el desarrollo latinoamericano, tiene características particulares y diferentes a las de los países del centro capitalista que experimentaron la revolución industrial. A partir de ese momento se inicia una escuela de pensamiento latinoamericana y original. Se suelen asociar los Modelos de Sustitución de Importaciones, que sustentaron la política de industrialización en países de América latina, con el trabajo de los estructuralistas de la CEPAL, como si esta política hubiera sido el resultado de sus propuestas y las insuficiencias y limitaciones estructurales de este modelo también se les suelen atribuir, lo cual es un error. La realidad es que las aportaciones de Prebisch y los estructuralistas de la CEPAL partieron del análisis del contexto histórico concreto latinoamericano y las características específicas que se presentaron en el marco posterior a la depresión económica mundial de 1929, hasta la segunda guerra mundial. El principal aporte de la CEPAL fue el de promover y sustentar la política de sustitución de importaciones con base en el análisis histórico de cada país en particular y de América Latina (AL) en su conjunto. Todo ello, partiendo del principio de que el desarrollo económico en AL no seguía las mismas pautas que en los países capitalistas desarrollados, los cuales experimentaron un proceso particular en torno a la revolución industrial. El proceso económico en AL estaba indisolublemente ligado a la colonización y a las formas de inserción en el mercado mundial capitalista durante el s. XIX como economías primarias exportadoras, por tanto, la conformación sectorial y espacial de la estructura económica tenía particularidades, determinadas en gran medida por la relación con las economías capitalistas avanzadas. n 52

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Entonces la explicación de las relaciones centro-periferia del capitalismo mundial, constituyen un elemento central en la explicación del subdesarrollo. Esto va de la mano con el rechazo de la pretensión del beneficio mutuo en el intercambio comercial entre naciones de entrada desiguales, ya que si bien las naciones involucradas pueden recibir beneficios por el intercambio comercial, estos son asimétricos en gran medida. Los beneficios son heterogéneos en forma proporcional no solo al tamaño de las economías involucradas y su grado de desarrollo económico, sino que esto involucra necesariamente relaciones de poder económico y también de carácter geo-político. La influencia que ha ejercido el pensamiento estructuralista ha trascendido el entorno latinoamericano al ser retomado por destacados pensadores de la economía y las ciencias sociales en Europa, Estados unidos y África principalmente. Constituye un aporte original por que supera y contradice el marco del pensamiento económico convencional y se enriquece con aportes de la sociología del conocimiento, la ciencia histórica y el marxismo (Rodríguez, 2006; Furtado (2004). El estructuralismo latinoamericano ha demostrado ser una escuela de pensamiento coherente y persistente con base en la autocrítica, la apertura al debate y el enriquecimiento con otras corrientes de pensamiento y hallazgos de investigación. Es decir, no es un pensamiento cerrado, sino todo lo contrario, permea en él un trabajo académico y de investigación realizado por autores de diversas orientaciones teóricas, manteniendo un eje teórico conceptual articulador, que es el análisis de las determinantes del subdesarrollo y el esfuerzo por encontrar propuestas concretas para superarlo. Entre las principales fallas del estructuralismo se encuentran el no haber profundizado en el análisis del papel de los actores sujetos sociales en el proceso histórico de desarrollo, el no haber previsto las consecuencias ambientales del modelo y estilo de desarrollo y el no considerar la participación social como base del diseño de la política de desarrollo, más que en términos de correlación de fuerzas y proyectos sociales de grupos de poder. En la tesis “Evaluación social de la política pública para el desarrollo” (Cabrera, 2012) proponemos la revisión del concepto de desarrollo, la relación entre éste con el crecimiento económico y los costos del hombre y la naturaleza que este ha acarreado (Perroux, 1984), para arribar a un concepto de desarrollo humano sostenible que integre la concepción estructuralista o incluso que la tenga como fundamento. Hay una revisión del concepto de desarrollo, considerando el concepto de progreso económico y social de la economía política clásica, pasando por el concepto marxista de desarrollo capitalista. Entonces tenemos un claro deslinde con los conceptos de desarrollo económico de la teoría del crecimiento (y de los modelos de crecimiento endógeno) para retomar más bien parte del concepto de desarrollo económico y social implícito en la corriente estructuralista de la teoría del desarrollo y el concepto de desarrollo propio de las vertientes del desarrollo humano y sostenible. Luego entonces, podremos arribar a los elementos de un nuevo concepto de desarrollo, que incorpora aspectos de todos los anteriores, así como del institucionalismo y la economía social (Cabrera, 2012). El análisis de la teoría no puede desligarse del proceso histórico del desarrollo, de acuerdo a la visión estructuralista, antes y después de la década de los 50 y hasta la crisis 53 n

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actual, cuyo periodo lo podemos ubicar desde 1970 hasta la fecha. Durante el periodo de entreguerras y como respuesta a la gran depresión de 1929, las economías del mundo se envolvieron en políticas nacionalistas. En América latina, ante el estrechamiento de la demanda internacional de productos primarios, que eran la base de sus exportaciones y de sus ingresos nacionales, se iniciaron políticas de industrialización, como resultado casi natural de este contexto, aunque el alcance de estos procesos de sustitución de importaciones fue limitado y diferenciado entre países (Sunkel y Paz, 2005). Después de la segunda guerra mundial, estos procesos de industrialización se profundizaron, hasta agotarse por la incapacidad de avanzar a una fase se sustitución de importaciones de bienes de capital. Aunado a lo anterior, la creciente vulnerabilidad externa que implicaba una política de desarrollo que pasó de promover la industrialización en sectores orientados a la producción de bienes de consumo básico a la producción de bienes de consumo duradero, basados en el predominio oligopólico y en la creciente presencia de corporaciones transnacionales (Guillén, 2004). Esto último claramente vinculado u una política monetaria cada vez más conservadora expresada en el denominado desarrollo estabilizador de los años 50 y 60, que contribuyó mucho a profundizar la vulnerabilidad externa y ahondar los cuellos de botella del modelo de sustitución de importaciones. Las importaciones de bienes de capital, con la dependencia tecnológica subyacente, constituyeron los elementos fundamentales para que el proceso de sustitución de importaciones de por si insuficiente, terminará por acabarse como esquema de política económica y de impulso a la industrialización. Ello llevaba aparejado también la creciente concentración del ingreso y la profundización de las desigualdades regionales, urbanas-rurales y sociales en general, con la serie de problemas que ello implica, aunado al desempleo y la inflación como resultados de la crisis estructural. El desarrollo económico y social vinculado con la política de desarrollo, constituyó un avance importante para la mayoría de las sociedades latinoamericanas, en términos de la modernización de los sectores productivos industrial y agropecuario. Aunque dicho avance fue limitado y en un esquema que jamás apuntó a superar la dependencia tecnológica. Por otra parte, la construcción de sistemas de seguridad social, aunque fragmentados y limitados en su capacidad de universalización de la política social, impactaron positivamente en la esperanza de vida de la población. Con las crisis recurrentes de los años 70 en el contexto internacional de la abundancia de divisas, como resultado de la conversión del patrón dólar-oro al patrón dólar hacia finales de los años 70 y del auge-crisis del petróleo, se multiplicó la deuda pública latinoamericana hasta niveles sin precedentes. Esto desembocó en las crisis de deuda latinoamericana, encabezadas por México en 1982, en el contexto de la caída de los precios del petróleo y el aumento de las tasas de interés por parte de la reserva federal de Estados Unidos.

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Figura 2. El paso de la ISI al neoliberalismo

Las recetas de los Organismos Financieros Internacionales (OFI), se tradujeron en las políticas de estabilización y ajuste estructural, que cancelaron o en el mejor de los casos subordinaron las políticas de desarrollo, al logro de los equilibrios financieros, convenientes para el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Esto se tradujo en un proceso de desindustrialización y consolidación de la transnacionalización de la economía. La ausencia de una políticas industrial y agropecuaria activa, es decir, que no finquen sus objetivos en la pura apertura comercial y en la desregulación de capitales, la ineficacia de la política social focalizada en la reducción de la pobreza y el estancamiento en los niveles de vida, han sido algunos de los resultados más visibles de las políticas de corte neoliberal. En el contexto de las llamadas políticas de estabilización y ajuste estructural impulsadas por los OFI, el “desarrollo” se limita al desarrollo económico que supuestamente acarrea la inversión extranjera directa por sí misma, el impulso a las exportaciones, la apertura comercial y el combate a la inflación como elemento central de la política monetaria y fiscal. Aunado a ello, se suma la retórica del desarrollo sustentable y de la política social, pero sin un contenido sustancial ante una problemática ambiental y social no solo agudas, sino interrelacionadas, frente a políticas, planes y programas poco articulados. Hacia una visión integral del desarrollo como base para la evaluación de políticas públicas Entonces se vuelve relevante la pregunta ¿la política económica y la política pública se plantean en forma integral el debate sobre el desarrollo? La respuesta es evidentemente negativa, ya que el concepto de desarrollo y su debate no es un elemento conductor en la definición de las políticas públicas, mucho menos en el contexto neoliberal, ni en el sentido que tuvo en el marco de la Industrialización por Sustitución de Importa55 n

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ciones y de las históricas y trascendentes recomendaciones y análisis de la CEPAL y sus colaboradores. En la propuesta de evaluación social de política pública para el desarrollo (Cabrera, 2012), también partimos de un esfuerzo de síntesis teórica de diversas visiones del desarrollo económico y social, retomando aspectos que consideramos fundamentales como aportación de las concepciones del desarrollo humano y sostenible. Todo esto en forma crítica teniendo como eje central, la concepción estructuralista de la teoría del desarrollo, para establecer un concepto útil para la evaluación de políticas públicas. Resumiendo, todo lo anterior, en la perspectiva de la sostenibilidad del desarrollo y de un enfoque fundamentado en la economía social, los aportes del institucionalismo la economía ecológica y el estructuralismo latinoamericano. La premisa básica que tenemos es que la visión del desarrollo y por ende una determinada concepción del mismo constituye la base de su práctica. Esto es un hecho tácito manifiesto como relaciones de poder en una determinada estructura económica, política y social. Ahora bien, la evaluación de las políticas públicas en un país como México, también parte de una visión del desarrollo implícita o explícita, la cual es en los hechos la visión del desarrollo económico desde el punto de vista de la teoría económica convencional y de la actuación del Estado como garante de la acumulación capitalista. Lo anterior tiene sus implicaciones específicas en el contexto de la globalización neoliberal, al ser el capital financiero y transnacional el que domina y determina las características del proceso de acumulación capitalista. Para impulsar nuevas estrategias de desarrollo y construir alternativas reales al modelo de desarrollo vigente en México y A.L. se requiere construir un proyecto nacional, con una visión compartida que permita articular las acciones y visiones específicas de grupos y movimientos sociales. De tal forma que una visión alternativa del desarrollo puede orientar el proceso de transformación social en forma coherente y unificadora. Pero la visión del desarrollo es en sí misma una construcción social compleja y de largo plazo, que responde a un conjunto de factores determinados por el contexto histórico concreto y la estructura económica, política y social, así como por sus instituciones y el juego de legitimación a través del discurso social imperante. La transformación de la visión es sin embargo un proceso constante y dialéctico en el que la posibilidad de la transformación está siempre latente, como un acto de conciencia y voluntad de cambio en los actores y sujetos sociales. No es sin embargo, un evento puramente volitivo, sino que es ante todo una construcción social. Es decir, que la concepción del desarrollo convertida en visión orientadora del proceso de desarrollo implica una acción sistemática en un sentido determinado. Por lo tanto, como parte central de un marco teórico metodológico que parte del pensamiento crítico, nos dimos a la tarea de reunir los elementos necesarios para un concepto de desarrollo diferente como punto de partida de nuestra propuesta de evaluación social. Como hemos dicho, el desarrollo como concepto corresponde a una visión de la posguerra impulsado desde la hegemonía estadounidense, abreva fundamentalmente de la tradición del pensamiento social occidental y de las visiones de progreso y mon 56

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dernidad subyacentes. Por ello, se identifican con las concepciones clásica y neoclásica que van en esta línea de pensamiento identificando progreso y modernidad con crecimiento económico y acumulación de capitales. Esta es la concepción hasta hoy imperante, coincidente con una visión del desarrollo donde el actor fundamental es el empresariado, es decir la clase capitalista. En este sentido en el discurso vulgar se torna la inversión en el factor fundamental del desarrollo (no solo económico) y se condiciona al crecimiento económico toda posibilidad de bienestar social. Cierto es que estas variables se encuentran íntimamente relacionadas en el proceso de desarrollo, pero la ecuación no es tan simple e intervienen un número más amplio de variables. Entre ellas, se destacan las instituciones (en un amplio sentido), la forma de utilización de los recursos naturales, el desarrollo de las fuerzas productivas, los regímenes laborales y los salarios, así como el tipo de inserción de la economía nacional en el contexto del sistema mundial capitalista, entre los más importantes. Por ello, valoramos no solo los aportes del estructuralismo latinoamericano que puso el acento en la no linealidad del proceso de desarrollo, así como en su determinación relativa por las relaciones centro-periferia, sino también el institucionalismo en su acepción más amplia. En tal sentido también resulta importante para nuestro concepto de desarrollo el rechazo a la monoeconomía (teoría económica neoclásica), manifiesto en la acepción estructuralista de la Economía del desarrollo y el postkeynesianismo, al incorporar la concepción del desarrollo como un proceso no lineal, determinado por las especificidades históricas que han determinado el grado de desarrollo entre países industrializados y no industrializados. Las relaciones entre estos países con toda la gama de situaciones intermedias en el contexto del sistema mundial, no solo comporta la configuración del mismo bajo un determinado patrón de acumulación, sino que determina el proceso mismo de desarrollo de las economías nacionales, e involucra por supuesto el tipo de instituciones nacionales e internacionales. Ahora bien, como hemos insistido, los aspectos estructurales del desarrollo conllevan indisolublemente una determinada visión del mismo, como discurso ideológico que sustentan y promueven las instituciones. En tal sentido, el concepto shumpeteriano de visión, como concepción del mundo y del proceso social, reviste singular importancia para la propuesta de evaluación social de política pública para el desarrollo. Es aquí donde la denominada economía social se vuelve significativa para nuestra propuesta. La visión del desarrollo que proponemos, es una visión coherente con la sostenibilidad económica, social y ambiental del desarrollo, pero sobre todo en un sentido de cambio estructural y transformación social, a la vez que se concibe este proceso social como un aprendizaje y práctica social en la construcción y fortalecimiento de relaciones sociales de producción diferentes a las del capitalismo, como un proceso gradual y no lineal. La intensidad del proceso puede ser variable, en la medida que la economía social, (diferente a la economía de mercado y a la economía del sector público o estatal) se fortalece como segmento organizado y estructurado de satisfacción de las necesidades sociales (Coraggio, 2009).la economía social es mucho más amplia que la economía 57 n

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Figura 3. El trinomio de la Economía social

popular, pero la incluye en su interrelación con las estructuras del mercado y el estado. Por supuesto que la economía social no puede desarrollarse, en el contexto actual, prescindiendo del mercado y el Estado, pero sus fines y alcances dependen en buena medida de que se determinen sus metas y objetivos y se correspondan con la capacidad organizativa de los actores y sujetos sociales involucrados. La economía social entonces se define como la economía de la satisfacción de las necesidades sociales y se vincula con las estructuras y sistemas productivos de la economía campesina, indígena, la producción artesanal, el cooperativismo, el mutualismo y otras formas vinculadas primariamente a la reproducción social (Figura 3). Por otra parte, la acción social a través de la evaluación de las políticas públicas debe ser congruente con la sostenibilidad ambiental y promover sus principios básicos. En este sentido la aportación de Kaldor (1974) es fundamental al cuestionar el supuesto de plena sustitución o sustitución perfecta de los factores productivos de la teoría económica neoclásica, lo cual implica en los hechos una concepción crematística del desarrollo, donde lo más importante es el flujo de inversión en dinero (inversionitis) y las inversiones en aspectos sociales o ambientales-ecológicos, a través de la promoción de la organización social y la conservación ambiental, son vistas como gastos o como aspectos secundarios. Peor aún, para efectos de la sostenibilidad, estos principios, que se aplican para efectos de medición y contables pues facilitan enormemente el cálculo, lo cual de entrada no está mal, implican que se reduzcan los criterios de análisis y decisión bajo este supuesto. Es decir, que el valor de la naturaleza no puede ser compensado ni representado por su valor de cambio, para ello debemos comprender los preceptos de la economía ecológica postulados por autores como Constanza (1999) y Martínez Allier (2001). En contraste, Kaldor (1974) planteaba la necesidad de incorporar el principio de complementariedad en lugar del de sustitución perfecta, para considerar que tan importantes son el trabajo y todos los aspectos sociales de él derivados, así como los recursos naturales representados por el factor tierra y no solo el capital o peor aún el n 58

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Figura 4. ¿Qué anda mal en la teoría económica?

flujo de inversión. Ello tiene consecuencias importantísimas en la concepción del desarrollo y en su práctica, ya que más allá de la medición como herramienta importante, significa ver el proceso de desarrollo en su complejidad y considerar el conjunto de factores que inciden en él. Paralelamente a Kaldor, la economía ecológica3 ha retomado este planteamiento y ahora aparece como un aspecto fundamental en nuestra concepción de desarrollo (Figura 4). Proponemos un concepto de desarrollo que considere primero la heterogeneidad estructural y las relaciones centro-periferia dentro del sistema capitalista, que genera desigualdad e impiden el desarrollo endógeno, económico y social de las regiones atrasadas, que considere la transformación de las instituciones sociales, para trascender las instituciones del mercado para el mercado, por instituciones democráticas que promuevan la participación social y la formación de sujetos sociales y se basen en ello. Partiendo de lo anterior, es factible promover también la sostenibilidad económica, social y ambiental, ligado a la ampliación de las formas de producción y organización social basadas en la cooperación y la solidaridad. En tal sentido, se enfatizan los puntos de convergencia y se asume por tanto una postura crítica hacia diversos elementos del institucionalismo, del debate sobre el concepto de desarrollo sostenible, del estructuralismo latinoamericano y de la economía social, que aportan los elementos para un nuevo concepto de desarrollo, como base también, para esbozar las líneas de una estrategia de desarrollo en el fundamentada, con base en la evaluación social de los política pública. Por otra parte, las concepciones del desarrollo a escala humana (Max Neef, 1986) y el desarrollo endógeno propia del estructuralismo latinoamericano (Ferrer, 2008), son totalmente complementarias y coherentes entre sí para aportar los elementos centrales de una visión que concibe el proceso de desarrollo como un proceso social Aunque para los conocedores la economía ecológica puede estar muy cerca en sus métodos de la economía neoclásica, en realidad parte de la crítica a la misma y por ello se diferencia de la denominada economía ambiental al incorporar criterios que tienen que ver con la complejidad de los ecosistemas. 3

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participativo y de transformación estructural, que entre más incluyente sea, mayores serán sus alcances. En la medida en que este proceso se concibe como construcción de capacidades endógenas el resultado más sólido y permanente será. Ello no implica procesos autárquicos, sino procesos basados en el aprovechamiento de recursos y la generación de fortalezas, a partir de generar un aprendizaje social continuo y estimular la creatividad social. Los objetivos del desarrollo a escala humana son (Max Neef, 1986): 1. En primer lugar la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales 2. La generación de niveles crecientes de autodependencia4, entendida como autosuficiencia económica y autodeterminación política 3. Articulación orgánica de los seres humanos, con la naturaleza y la tecnología 4. Articulación orgánica de los procesos globales con los comportamientos locales 5. Articulación orgánica de lo personal con lo social 6. Articulación orgánica de la planificación con la autonomía 7. Articulación orgánica de los diversos sectores y grupos sociales y civiles entre sí y con el Estado. El concepto de endogeneidad, en el estructuralismo latinoamericano, va de la mano y en oposición al concepto de dependencia, e implicaría aprovechar las características específicas que tiene una sociedad nacional para su propio desarrollo, autónomo y no dependiente (Ferrer, 2008). La abundancia de mano de obra y de recursos naturales, así como el dualismo estructural5, son obstáculos al desarrollo en su forma convencional, pero podrían ser la base de un desarrollo diferente, sin necesidad de seguir los esquemas de los países que encabezaron la revolución industrial y sus tecnologías. Este es el sentido de la evaluación social propuesta en la tesis citada al principio de este artículo, no se trata solo de evaluar políticas públicas en el sentido convencional, sino de transitar a una mayor incidencia de más amplios sectores sociales en las políticas públicas, pero sobre todo de generar un involucramiento social como proceso de aprendizaje social. Esto es asumir el proceso de desarrollo como uno deliberado de construcción y correlación de fuerzas sociales (Furtado 1979). Por ello, resulta también relevante al análisis que se realiza en la tesis antes mencionada “Evaluación social…” (Cabrera, 2012) sobre los aportes del institucionalismo, en el sentido de descartar la concepción del neoinstitucionalismo económico por identificarse con la concepción del homo económicus y añorar la elegancia y perfección de la teoría económica neoclásica. El aspecto central del rechazo al neoinstitucionalismo económico es que considera Literalmente depender en mayor medida de las condiciones de existencia que se puedan controlar por parte de las naciones, regiones, localidades, grupos sociales e individuos. 4

Entendido este como la brecha entre sectores productivos de punta en la acumulación capitalista y de alta productividad y los sectores de baja productividad marginados del proceso de acumulación capitalista y generalmente orientados a la satisfacción de necesidad en términos de autosubsistencia. 5

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que el papel fundamental de la Instituciones para el desarrollo económico, es garantizar los derechos de propiedad privada como el elemento fundamental para la eficiente asignación de los recursos. El punto anterior es central para nuestro concepto de desarrollo, ya que parte de las concepciones institucionalistas de Elster y en especial de Elinor Ostrom (Ayala, 1999), en tanto que las Instituciones para el desarrollo, van más allá de las Instituciones Económicas y se ligan con todos los aspectos que refuerzan la capacidad organizativa y normativa de la sociedad en su conjunto, lo cual incide en el desarrollo económico y social, así como en el desarrollo sostenible. Es de singular importancia el concepto de Ostrom sobre las Instituciones de acción colectiva (1990), ya que vemos a la evaluación social en el contexto de la necesidad de impulsar este tipo de Instituciones como un elemento central del desarrollo. Este tipo de instituciones además pueden formar parte de la visión más amplia de la economía social en tanto formas organizativas que trascienden al mercado y al Estado. En el sentido más general, el desarrollo, es un proceso de cambio estructural conducente a la mejora en las condiciones de vida de los individuos, como seres socialmente construidos. Esta pasa por la mejor distribución del ingreso y el incremento del mismo, en términos per cápita y considerando la calidad de vida. El proceso como tal, es el resultado de la acción de los sujetos sociales, en tanto más incluyente sea, mayor será su alcance, es decir, que donde se deja el proceso de desarrollo solo como un proceso de movilización de capacidades empresariales, el beneficio principal cubrirá solo al grupo que involucra. De ahí la importancia de la propuesta de la economía social para movilizar y acrecentar la capacidad creativa, productiva y organizativa de grupos sociales, comúnmente excluidos del proceso de desarrollo. Por otro lado, retomando elementos de la economía ecológica, el crecimiento económico, como un componente del proceso de desarrollo tienen que ser mediado por el valor implícito en la naturaleza, la tierra, los recursos naturales y el ecosistema que estos implican, ya que estos son también una construcción social y un patrimonio de la sociedad humana. Ello conlleva la comprensión de que los problemas ambientales tienen claramente un contenido eminentemente social y la transformación de las estructuras económicas y sociales, debe ser un componente indispensable de las propuestas de solución. En tal sentido, nuestra visión del desarrollo se declara fundamentalmente antropocéntrica, pero con un reconocimiento explícito de que el hombre sin la naturaleza no es nada. La visión del desarrollo presente, incorpora un carácter sistémico en el sentido de asumir la complejidad, donde lo económico es de carácter social, pero opera también como un sistema abierto que intercambia materiales y energía con el ecosistema global finito, llamado planeta tierra. Asimismo, estos intercambios se encuentran inmersos en una estructura de relaciones sociales que determina el beneficio y perjuicio material, es decir, que la distribución de la riqueza implica también el usufructo de la naturaleza en beneficio de la acumulación de capital y un impacto negativo para las comunidades marginadas, que viven directamente de esos recursos. En este sentido, es nodal diferenciar entre el simple desarrollo económico que pri61 n

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vilegia la acumulación de capital y el desarrollo sostenible que privilegia la búsqueda de alternativas para el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas en condiciones de equidad y de racionalidad ambiental. Estos objetivos, no se contraponen necesariamente, sino que pueden ser negociados en la medida que haya beneficios sociales y ambientales tangibles, pero no pueden subordinarse simplemente, como suele suceder con los aspectos ambientales y sociales, con respecto a lo económico y político. Estas relaciones complejas, económicas, sociales y ambientales, se desarrollan en diversas escalas espaciales, ya que la construcción del espacio económico y natural es un proceso socio-político que implica también relaciones de poder. Algunas consideraciones finales El concepto de desarrollo propuesto, se asume entonces, como una visión alternativa y dinámica aplicable a diversas escalas espaciales (internacional, nacional, regional, local, territorial) y sobre todo como un proceso de construcción social, basada en la creatividad de los sujetos sociales. Esta propuesta, no soslaya el papel del trabajo de especialistas en diversos temas inherentes al desarrollo, pero con una perspectiva inter y transdisciplinaria y sobre todo con una actitud propensa a la sistematización y ordenamiento metodológico de las experiencias y mecanismos de participación social. Solo en este sentido, se puede hablar de estrategias de desarrollo construidas con la participación social, en la medida que este proceso se asume con responsabilidad y es ejercido con rigor y no solo como una retórica legitimada a través de plenarias, talleres y demás instrumentos que también podrían ser manipulados o simplemente un desperdicio de tiempo. Asimismo, los mecanismos participativos deben ligarse a la promoción de la organización social para la auto-gestión de proyectos sociales, productivos y comunitarios de diversa índole, que correspondan a las características específicas del contexto sociocultural y entorno natural correspondiente y favoreciendo el anillamiento o encadenamiento productivo y organizativo. Hasta aquí es necesario enfatizar en la distinción entre: 1. Crecimiento económico y; 2. Desarrollo económico capitalista; 3. Nuestro concepto de desarrollo como transformación social y cambio estructural en un sentido de cambio en las relaciones sociales de producción y de las relaciones de poder, sobre todo en el ámbito de la toma de decisiones e incidencia en la política pública. Estos tres niveles conceptuales juegan e interactúan en nuestro concepto de desarrollo y son fundamentales para la delimitación de nuestra propuesta de evaluación social de política pública como una herramienta fundamental en la construcción de estrategias alternativas de desarrollo en diferentes escalas (nacional, regional y local). La incorporación y transversalización de objetivos económicos, sociales y ambientales, n 62

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sin detrimento de perspectivas que trabajen también de forma transversal, temas de género, grupos de edad o con capacidades diferentes, gremiales, culturales, es un sello distintivo de la metodología de evaluación de políticas públicas, basada en nuestro concepto de desarrollo, a partir de promover una amplia movilización e involucramiento social. Todo lo anterior como parte del proceso de construcción de un proyecto y una visión compartida de desarrollo nacional, regional, local y comunitario. La tesis de la evaluación social de política pública para el desarrollo tiene un objetivo no solo teórico-metodológico, sino sobre todo de carácter social que es rebasado por mucho, por la magnitud de la tarea de construir una nueva estrategia de desarrollo. Se pretende en cambio, aportar un grano de arena avanzando en la construcción de un concepto de desarrollo que vertebre una metodología de evaluación social de política pública. La evaluación constituye una herramienta de corto plazo para transitar a la construcción de una estrategia de desarrollo en el mediano plazo. De tal forma que se retoma el concepto de evaluación social (Munda, 2006), pero recontextualizándolo en el marco de la crítica a la racionalidad instrumental y la re conceptualización del desarrollo con una base estructuralista. Es decir, que se busca avanzar metodológicamente en la consolidación de mecanismos participativos, lo cual tendrá un mayor impacto en la medida que los sujetos sociales se apropien de ellos y permeen la evaluación y formulación de políticas públicas. Este aspecto aparece solo mencionado en este artículo y espero poderlo profundizar en una próxima entrega para ésta revista. Así como el grado en que la práctica de los hacedores de política incorporen estos mecanismos no solo como medios de legitimación, sino como herramientas útiles para el diseño y operación de políticas más eficaces en el proceso de toma de decisiones para el logro de objetivos de mejoramiento económico y social, en una perspectiva de sostenibilidad, es otro aspecto a considerar en la posibilidad de impacto de este trabajo. Ello implica trascender el marco actual de la evaluación convencional basado en la racionalidad instrumental, que más que aportar para el mejoramiento de las políticas públicas de desarrollo, entre ellas las de desarrollo urbano, rural, económico y social, (señalando las que consideramos más importantes), legitima las ya existentes y constituye actualmente solo un estrecho y magro mercado de trabajo para economistas y otros profesionales de la Ciencias Sociales. El objetivo es que la evaluación de la política pública se convierta en una herramienta en manos de sujetos sociales para la transformación estructural, en aras de la justicia ambiental y social que a la luz de la realidad contemporánea, no son disociables. Para ello es indispensable construir a una visión integral del desarrollo que contemple las complejas interrelaciones entre las dimensiones económica, social y ambiental y que sea internalizada, producida y transformada por los sujetos del desarrollo, es decir por todos los miembros de una comunidad.

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El análisis institucional en el campo de la gestión de los recursos naturales Bienes comunes e instituciones gomezf@colmich. edu.mx Facultad de Economía UMSNH hildaguerrero@ fevaq.net

Faustino Gómez Sántiz Hilda R. Guerrero García Rojas

RESUMEN En este documento se presenta el análisis de una metodología para el estudio de instituciones que gestionan colectivamente recursos comunes. Esta metodología parte de la perspectiva del nuevo institucionalismo que reconoce y plantea un nuevo enfoque para entender la complejidad de los sistemas socio-ecológicos del que pueden ser abordados desde de la teoría de los agentes o de la teoría de juegos, ya que la interacción de los individuos que se presentan en las arenas Fecha de recepción: 12 de mayo de 2014 Fecha de aprobación: 20 de junio de 2014

Los autores agradecen la revisión y sugerencias de dos dictaminadores anónimos. Cualquier error u omisión es responsabilidad exclusiva de los autores.

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de acción manifiestan diversas prácticas en ámbitos específicos en las que los actores interactúan ya sea intercambiando bienes y servicios, resolviendo problemas, dominando uno al otro, o compitiendo, según sean los intereses que se tengan en torno al uso de los recursos. Palabras clave: bienes comunes, institución, acción colectiva, capital social, análisis y desarrollo institucional

Introducción En las últimas dos décadas, en México se ha instaurado una serie de instrumentos de políticas ambientales que tienen como propósito conservar e internalizar los beneficios que los ecosistemas proveen a la sociedad. Algunos instrumentos se han centrado, en mayor medida, en los beneficios externos que proveen los ecosistemas forestales en el que un porcentaje importante de éstos se encuentran en áreas de propiedad social (comunidades y ejidos). Es fundamental considerar que estos instrumentos no sólo estén orientados a los objetivos meramente ambientales ―por ejemplo, su conservación física o de garantizar la provisión de los servicios ambientales― sino integren plenamente objetivos sociales, en el sentido de que la población es la que interviene directamente en el uso de los recursos naturales y del que su sostenibilidad dependerá exclusivamente de los mecanismos o capacidades que estos generan para su gestión. En los espacios donde se comparten recursos comunes, se pueden identificar factores biofísicos, sociales e institucionales que pueden incidir negativa o positivamente en el uso de los recursos. En estos espacios derivan problemas de acción colectiva, por ejemplo, por la existencia de diversos actores con intereses heterogéneos en el aprovechamiento de los recursos comunes. De este modo, en el desarrollo de instrumentos de política ambiental en espacios donde se comparten recursos comunes, cuando la consideración del papel de los actores locales sean el punto de partida, será mucho más factible construir estrategias equitativas, sostenibles y legítimas en el diseño de estas políticas. . Bajo lo anterior, este documento tiene como propósito exponer el análisis de una metodología en el estudio de instituciones que gestionan colectivamente recursos comunes. El análisis parte de la perspectiva del nuevo institucionalismo que reconoce y plantea un nuevo enfoque para entender la complejidad de los sistemas socio-ecológicos de los que pueden ser abordados desde la teoría de los agentes o de la teoría de juegos, ya que la interacción de los individuos en las que Ostrom llama arenas de acción, se presentan diversas situaciones de acción en las que los actores interactúan ya sea intercambiando bienes y servicios, resolviendo problemas, dominando uno al otro, o compitiendo, según sean los intereses que se tengan en torno al uso de los recursos. En este trabajo entenderemos por institución: el conjunto de reglas utilizadas por un conjunto de personas para organizar sus actividades en una situación de acción, n 68

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en la que producen resultados que afectan a personas y que puedan afectar a otros. (Ostrom, 1992). 1. Consideraciones teóricas para el análisis de instituciones en la gestión de recursos de uso común El enfoque institucional, en particular, de las aportaciones de Ostrom, busca analizar las formas en que los grupos tienden a auto-organizarse para la gestión de los Recursos de Uso Común (RUC). A partir de la identificación de tres modelos establecidos en la teoría para el análisis de la acción colectiva, Ostrom concluye que no todos los grupos u organizaciones culminan en “La tragedia de los Comunes” de Hardin, y no necesariamente la acción externa del Estado o a través de la privatización conducen a resultados favorables en la gestión de los RUC. En general, la autora se propone determinar cuáles son los problemas que están tratando de resolver y qué factores apoyan o entorpecen sus esfuerzos (Ostrom, 1990) En los espacios rurales mexicanos, ejidos y comunidades, los recursos forestales son considerados recursos de uso común que a diferencia de los bienes públicos los RUC tienen la propiedad de ser excluyentes y generar rivalidad en su uso si no se cuenta con esquemas de aprovechamiento colectivo. Asimismo, el usufructo de los recursos está definido a partir de la asignación de los derechos de apropiación a miembros reconocidos por ellos. Respecto a esto, es donde se presenta los problemas de acción colectiva. En el análisis de los comunes, la aportación de Ostrom (1990) se centra en analizar comunidades locales, cómo bajo ciertas circunstancias, el cambio/modificación del capital físico (los bosques, por ejemplo) no conlleva una mejora productiva porque se ignora el efecto de este cambio sobre el capital social y sobre el equilibrio de intereses previamente existente. Bajo lo anterior, Ostrom desarrolla un instrumento de análisis denominado Análisis y Desarrollo Institucional (el marco IAD, por sus siglas en inglés) que tiene como objetivo identificar aquellos problemas que enfrentan las instituciones (la comunidad) en la gestión de sus recursos en una situación de acción donde confluyen diversos actores, que no necesariamente mantienen objetivos comunes. 1.1. Principales modelos teóricos en el análisis de los comunes: el problema de la acción colectiva.

Desde que Garrett Hardin publicó su influyente artículo sobre la gestión de los recursos naturales por las comunidades, éste ha sido adoptado en las ciencias sociales con el nombre “La Tragedia de los Comunes”. La idea básica de Hardin era que los recursos utilizados en común, tales como océanos, ríos, aire y bosques están sujetos a una degradación masiva (Feeny, et al, 1990). Desde el punto de vista de Hardin, el problema fundamental es el aumento del número de apropiadores para acceder al consumo de un determinado recurso. Pero en un mundo donde los recursos son finitos, a medida que la acción individual del 69 n

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hombre, en la búsqueda de sus beneficios, tiende hacia el aumento en la extracción de unidades de recurso, el corto, mediano o largo plazo conducirá por lo tanto a su agotamiento o degradación (Hardin, 1968). Para evitar la tragedia, Hardin concluyó que los comunes deberían ser privatizados o resguardados por el Estado y los derechos de uso y acceso deberían ser repartidos. En una publicación posterior (1978), el autor reconoce específicamente dos soluciones generales y presumiblemente las únicas: las empresas privadas y el control del gobierno. Por su parte, Mancur Olson, en su obra “La Lógica de la Acción Colectiva” propuso una explicación matemática para la notable falla de miembros de un grupo de gran interés en trabajar juntos para proveer ellos mismos sus bienes colectivos mutuamente deseados. Olson concluye que el éxito de un grupo en proveer en sí mismo un bien colectivo depende de una estructura lógica del grupo (Hardin R., 1971:472). La tesis central de Olson radica en el concepto de no exclusión dado que un bien de uso común, difícilmente excluirá a que otro lo consuma. Inicialmente plantea lo siguiente: La idea según el cual los individuos con intereses comunes contribuirán voluntariamente a trabajar a favor de aquellos; si los miembros de un grupo tienen un objeto o interés común, y si todos ellos estuviesen mejor si este objetivo fuera alcanzado, se cree que de ello deriva lógicamente que los individuos de este grupo si son racionales y auto interesados, actuarán para conseguir este objetivo. La oportunidad de un beneficio para el grupo, según Olson, no basta para generar la acción colectiva dirigida a alcanzar este objetivo. De acuerdo con el autor, esto se logrará en la medida que el número de individuos sea bastante pequeño o exista coerción o algún otro mecanismo especial que haga que estos individuos actúen a favor de su interés común; los individuos racionales y auto interesados no actuarán para alcanzar sus intereses comunes o de grupo, es decir, por la propiedad de no exclusión, un individuo no tendrá incentivo alguno para participar en la búsqueda del objetivo común, por lo tanto, el problema que Olson argumenta es el de free-rider1 donde si todos actúan igual por beneficios individuales no se llegará a producir el bien colectivo, llegando a una situación no deseable para la sostenibilidad del recurso (Olson 1968). En su más simple formulación de la lógica de la acción colectiva, Olson presenta la sencilla ecuación de costos (C), beneficios brutos (Vi) para el individuo i, y beneficios netos (Ai) para el individuo de la propia contribución de i al bien colectivo del grupo: Ai=Vi-C. Si Ai > 0 para algún i, el grupo es privilegiado y presumiblemente tendrá éxito. Si Ai < 0 para todo i, el grupo es latente, fracasará a no ser que haya otros incentivos no vinculados al bien colectivo (selectivos) que induzcan contribuciones. Otro de los modelos planteados para esquematizar el problema de la cooperación o acción colectiva es El Dilema de los Prisioneros planteado por Merrill M. Flood y Melvin Dresher en 1951. La principal herramienta analítica para estudiar la racionalidad de los actores en ciencia política es la teoría de juegos. El modelo de Hardin ha sido formalizado como un “juego del dilema del prisionero” (Dawes, 1973). En el juego del dilema del prisionero, la situación está estructurada de tal forma, que la opción más 1

Es el comportamiento oportunista del individuo.

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racional para cada individuo es la de no cooperar, lo que les lleva a un resultado inferior al que habrían podido obtener si encontraran algún medio de coordinar sus acciones (Ballart, 1994). Dado el carácter estable de este resultado subóptimo, la satisfacción del interés individual en esta situación actúa como una trampa en perjuicio de la eficiencia del grupo. Sólo si cada individuo opta por la solución individualmente irracional es posible obtener un resultado socialmente mejor, lo que plantea nuevamente la necesidad de algún tipo de interacción que permita alcanzar este resultado. En la analogía de la gestión de los recursos naturales, el concepto que subyace en torno a los comunes propuesto por Hardin es la cuestión de los derechos de propiedad o apropiación; por ejemplo, el caso de los bosques de comunidades y ejidos se refieren a un tipo de recurso claramente delimitado2 con participantes claramente definidos con derechos de apropiación asignados; no así el caso del planteamiento de Hardin, en el cual el recurso es de acceso libre, sin ningún tipo de regulación en las decisiones de uso, obedece más bien a una visión individual―racionalidad individual― con perspectivas a obtener mayores beneficios en el corto plazo motivados por el número creciente de apropiadores. Por su parte, el concepto subyacente del planteamiento de Olson reside en la racionalidad individual, este modelo se asemeja al Dilema de los Prisioneros. Según Olson, lo que impide la acción colectiva son los beneficios individuales (o beneficios de un grupo de interés), lo que genera problemas de rivalidad, asimismo la heterogeneidad en los intereses (no coinciden en el consumo del tipo del bien) sobre el uso de los recursos es lo que limitará la acción colectiva. Por su parte, el modelo del dilema del prisionero se basa fundamentalmente en la no cooperación de los individuos, dado que su actuación individual (bajo la racionalidad individual) es lo que le proveerá los mejores resultados. Estos modelos tienen implícito el problema de la comunicación e interacción entre los participantes del juego. El caso de las propiedades sociales en México, sus propietarios mantienen vínculos cercanos y dependencia económica con sus recursos comunes forestales lo que les ha permitido a algunos desarrollar sistemas de gestión basadas en las relaciones sociales donde las reglas de participación en torno al usufructo de los recursos quedan definidas mediante acuerdos locales, sean de facto o de jure. La cercanía con el recurso, asignación clara de los derechos de apropiación y las relaciones sociales son elementos visibles en las comunidades y/o ejidos que difieren un tanto con el modelo de la tragedia de los comunes y del dilema del prisionero (ver Gómez, F., 2012). Por su parte, el modelo de Olson, pudiera estar de manifiesto en algunos casos, en particular por el planteamiento que hace al indicar que los problemas de acción colectiva derivan del crecimiento del tamaño del grupo, lo que nos lleva a la misma propuesta de Hardin, a excepción de que Olson plantea como solución la existencia de incentivos o coacción. Bajo los argumentos antes mencionados, Ostrom desarrolla un modelo de gestión de recursos comunes, donde parte fundamental de la acción colectiva de los individuos involucrados, No en todos los casos se presenta claridad en torno a la delimitación de las tierras comunales o ejidales; la falta de claridad en éstos ha conllevado, en muchos casos, a conflictos; por ejemplo, en el caso de Michoacán entre la comunidad de Angahuan y San Juan Nuevo (véase Gomez F., 2012) 2

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consiste básicamente en el grado de relación que ellos mantienen (capital social) y su dependencia con el recurso (bienes comunes), lo que les permite crear instituciones capaces de gestionar de una manera óptima los recursos comunes. 2. Conceptos para entender el problema de la acción colectiva En este trabajo hemos de presentar cuatro conceptos claves para el entendimiento de la interacción entre las personas y sus recursos naturales. La distinción principal que haremos gira en torno a los conceptos de i) bienes públicos y ii) bienes comunes, caracterizados por propiedades muy específicas de rivalidad y exclusión, de las que derivan los conceptos: iii) derechos de propiedad y/o asignación, iv) capital social y acción colectiva. 2.1. Bienes públicos y bienes comunes

De manera general, dos propiedades distinguen a estos tipos de bienes, la exclusión y rivalidad. No obstante, dependiendo de la naturaleza del bien de que se trate, su forma de provisión y asignación es diferente. La idea contemporánea acerca de las propiedades de los bienes públicos es la no exclusión y la no rivalidad. Lo anterior nos lleva, a que, independientemente de la cantidad consumida del bien, no afectará a que otros puedan contribuir en la misma cantidad. Según lo anterior, los costos de incluir y excluir son nulos. La noción de bienes públicos está implícita en la literatura económica desde Knut Wicksell3 en adelante, pero contemporáneamente fue Paul Samuelson quien sistematizó la idea de bienes de consumo colectivo o bienes públicos4 y las consecuentes externalidades (concepto originalmente expuesto por Alfred Marshall y Arthur Cecil Pigou). Samuelson estableció la primera distinción basada en la forma de consumo del bien, así distinguió entre bienes de consumo privado y bienes de consumo público, según el grado de divisibilidad que presentara su consumo (Jordana, 2007). Según Samuelson, los bienes cuyo consumo no podían dividirse, eran considerados como bienes públicos, además, si el consumo de un individuo no reducía el consumo de otro individuo, entraba en la categoría de bien público puro. Posteriormente, en 1950 R. Musgrave sugirió un criterio distinto para analizar los bienes públicos. Se trataba del criterio de exclusión: sólo debían considerarse como tales cuando no era posible impedir a nadie el consumo del bien. Si se podía introducir algún mecanismo de exclusión sobre el consumo del bien, entonces podría generarse un mercado para regular su consumo, y Para Wicksell existen dos zonas de la actividad pública. En la primera zona se puede aplicar el principio del beneficio y corresponde a los denominados servicios públicos –bienes públicos impuros o mixtos, caso del servicio de agua potable–; en la otra, se hace más pertinente el principio de capacidad de pago –necesario también cuando existen consumidores de escasos recursos– y corresponde a las funciones básicas del Estado –funciones denominadas como bienes públicos puros. Silva R., P. J. (2012) 3

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Ver Paul Samuelson,“The Pure Theory of Public Expenditure” (1954).

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Cuadro 1. Tipos de bien por sus características físicas

Fuente: McKean, 2000

por lo tanto podía ser considerado como un bien privado (Jordana, 2007). De acuerdo a lo anterior, la mayor o menor facilidad para introducir la exclusión en el consumo de determinados bienes y por tanto modificar su naturaleza de bienes públicos, constituye un elemento muy relevante para el análisis de la acción colectiva ¿hay ejemplos de mecanismos de exclusión en el consumo de ciertos bienes? El agua como recurso (bien libre), el suministro colectivo del servicio de agua potable (bien colectivo) y el metro3 de agua consumida en cada vivienda particular como bien privado−bien económico− (Silva J., 2012). De este modo, un bien común corresponde a una categoría donde la exclusión y la rivalidad están presentes, ya que de alguna forma el bien puede estar controlado bajo mecanismos de derechos de propiedad o de apropiación. De acuerdo con McKean (2000), el término “recursos o bienes comunes” se refiere a las cualidades físicas de un recurso natural y no a las instituciones sociales o los seres humanos que se han unido a ellos. La autora utiliza el término de “propiedad común” o “régimen de propiedad común” para referirse a un arreglo de derechos de propiedad en la que un grupo de usuarios de recursos comparten derechos y deberes frente a un recurso. Estos términos se refieren por lo tanto a las instituciones sociales y no a las cualidades inherentes naturales o físicas de los recursos5. Como se indica en el cuadro 1, los recursos comunes tienen dos rasgos definitorios. El primero es el problema de la exclusión, es costoso desarrollar instituciones para excluir a los posibles beneficiarios de ellas, como es el caso de los bienes públicos. Sin los mecanismos institucionales para excluir a los beneficiarios no contributivos de los recursos comunes, son esencialmente recursos de acceso abierto al alcance de cualquiera y es poco probable por lo tanto, para obtener las inversiones en manteniUna característica fundamental de los recursos comunes bajo un régimen de propiedad común es la indivisibilidad del recurso (McKean 2000). Los bosques pueden parecer mucho más divisibles a primera vista que otros tipos de sistemas de recursos pero en realidad donde los bosques están siendo manejados no sólo por los productos que se pueden tomar de ella, sino también por su valor en la protección del agua y el suelo, el clima local; los bosques deben ser manejados en grandes unidades de al menos el tamaño de las cuencas hidrográficas. 5

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Figura 1. Los tipos de bienes y acción colectiva

Fuente: Jordana (2007).

miento y protección. En segundo lugar es sustraíble (rivalidad), las unidades de recursos recolectados por un individuo no están disponibles para los demás, que son sustraíbles o hay rivalidad en el consumo, al igual que los bienes privados, y por lo tanto puede agotarse. La sustraibilidad en el consumo significa que de hecho los acuerdos de libre acceso conducirán rápidamente al agotamiento de los recursos. En el Cuadro 1 podemos identificar la relación que encontramos entre los distintos tipos de bienes por su grado de rivalidad y exclusión. Por ejemplo, el costo de exclusión y rivalidad en el consumo de un bien puro público es cero. Por otro, lado, tratándose de bienes privados los costos de incorporar y excluir al consumo a otro individuo es alto. En el caso de los bienes comunes, con un flujo de producción fijo, los costos de incorporar y excluir al consumo a otro individuo tienden a ser altos. Así, para las instituciones comunales (ejidos y comunidades) la susceptibilidad de presentar problemas de acción colectiva es alta, más aún cuando existen intereses diferenciados en el uso del recurso (Figura 1). 2.2 Derechos de propiedad y acción colectiva

En los términos de la gestión de los recursos naturales (sobre todo en los casos de análisis en comunidades y ejidos) y la inclusión de las distintas escalas territoriales a las cuales tiene relevancia el uso del recurso, las modalidades de los derechos de propiedad y/o apropiación del recurso pueden tener incidencia en la acción colectiva. Frecuentemente, la acción colectiva sólo se considera en términos de organizaciones formales y los derechos de propiedad en términos de títulos otorgados por el gobierno n 74

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(Ostrom, en Meinzen-Dick, Di Gregorio; 2004). Según Ostrom, la acción colectiva ocurre cuando se requiere que más de una persona contribuya con un esfuerzo para lograr un resultado. Por lo tanto, se dice que es una acción voluntaria tomada por más de un individuo para lograr intereses comunes. En la teoría económica, la propiedad viene siendo el conjunto de relaciones económicas y sociales que definen la posición de cada individuo respecto al uso de los bienes escasos. De manera general, desde la corriente de la economía neoinstitucional, el derecho de propiedad consiste en la facultad de usar y explotar un bien, y al mismo tiempo, de impedir a otros el uso y explotación de ese mismo bien6, es decir, dependiendo del tipo de bien que se trate, se generarán diferentes formas de exclusión (recordemos las propiedades de los bienes públicos). Bajo la analogía de los recursos de uso común, los derechos de propiedad vienen siendo aquellos en los que un grupo de usuarios comparten derechos y deberes frente a un recurso. El análisis realizado por Demsetz (1967), apunta que el propietario de ciertos derechos de propiedad posee el consentimiento de sus pares para permitirle actuar de determinadas maneras, lo que conlleva a beneficiarse o perjudicarse a sí mismo, así como a beneficiar o perjudicar a otros, es decir, dependiendo de cómo sean consumidos los bienes bajo propiedad, pueden generar externalidades positivas y negativas, lo que nos obliga a idear mecanismos de internalización de costos y beneficios7. Lo anterior, es analizado por Coase en su obra “El Problema del Costo Social” (1960) indicando que las acciones de los que poseen el derecho de propiedad (de un recurso) pueden generar efectos nocivos o benéficos para otro agente que se beneficia directa o indirectamente del recurso. Uno de los principios de diseño institucional que Ostrom identificó es el relacionado a los derechos de propiedad y/o apropiación al indicar que los límites deben estar claramente definidos, lo que significa que “los individuos o familias con derechos para extraer unidades de recurso del sistema de RUC deben estar definidos con claridad, al igual que los límites del propio sistema de RUC” (Ostrom, 1990). Richard Posner (1998) argumentaba la necesidad de definir derechos de propiedad al suponer que si en un determinado país no existieran los derechos de propiedad, un productor seguiría produciendo, por ejemplo, maíz, para su consumo personal, pero si el fruto de su esfuerzo fuera tomado por aquellos que no tuvieron ninguna contribución para la producción del bien, de tal modo que cualquiera podría acceder al consumo de los recursos, no existiría incentivo alguno para seguir produciendo el bien, el maíz. Bajo la lógica de Posner, la definición de los derechos de propiedad es lo que posibilitará la exclusión. No obstante, dependiendo de los tipos de sistemas de derechos La economía institucional, en particular, de la llamada Law and Economics o Economía del Derecho, que analiza los costes de transacción y los derechos de propiedad. Los nombres más destacados son los de Ronald Coase, Armen Alchian, Harold Demsetz, Richard Posner y Oliver Williamson. 6

Véase con mayor detalle los planteamientos de Ronald Coase (1960) en torno a los derechos de propiedad y costos de transacción. 7

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propiedad8, en el contexto de los recursos naturales, no garantizan la permanencia de los recursos debido a la presencia de rivalidad, en particular en los regímenes de propiedad común. Bajo este contexto, pareciera que la única alternativa disponible para gestionar sosteniblemente los recursos naturales, por ejemplo los bosques de comunidades y ejidos, es mediante la asignación de plenos derechos privados sobre los bienes comunes, Según Welch (1983, en Ostrom, 1990), esto es necesario “para evitar la ineficiencia del sobrepastoreo” en el contexto de la tragedia de los comunes. Tal teoría distinguía la propiedad común, la privada y la estatal y equiparaba la propiedad común con la ausencia de derechos exclusivos (Anderson y Hill, 1977, 1998; Demsetz, 1967; North y Thomas, 1973; en Poteete, et al 2012). Esta relación era fijada sin considerar la relación existente histórico-espacial entre individuo y recurso. Los diversos estudios de caso encontrados por Ostrom y colaboradores, el manejo de pesquerías (Acheson, 2003; Berkes, 1992; Schlager, 1994; Singleton, 1999), bosques (McKean, 1986; Schoonmaker Freudenberg, 1993), praderas o pastizales (Campbell et al., 2006; Gilles, Hammoudi y Mahdi, 1992; Netting, 1981; Nugent y Sánchez, 1999), mantos freáticos y riego (Blomquist, 1992; Grove, 1993, Trawick, 2001a y 2001b; Van Steenbergen, 1995) y flora y fauna silvestres (DysonHudson y Smith, 1978; Eerkens, 1999) dejaron en claro que la acción colectiva sí es posible (Poteete,et al, 2012). Al respecto, si bien los fracasos (de gestión de recursos colectivos) habían sido documentados, en los estudios de caso demostraron que, contrariamente a lo esperado, el uso sustentable de los recursos naturales compartidos puede ocurrir aunque no exista propiedad individual o estatal. Asimismo, estos estudios destacan la importancia de la seguridad en la tenencia y la capacidad que tienen −generan o desarrollan− los usuarios de los recursos para vigilar e imponer decisiones colectivas. Por último, los estudios aportaron evidencia de que incluso los derechos de propiedad bien definidos e impuestos no bastan para garantizar la sustentabilidad de los bienes comunes (Poteete, et al, 2011). Estos estudios contribuyeron al desarrollo de la teoría al identificar diversos factores políticos, sociales y económicos —más allá de los derechos de propiedad— que influyen en el manejo de los recursos de uso común, y el más importante, el capital social, que a su vez depende de estos mismos factores, mismos que pueden ser observables en determinadas situaciones de acción, o arenas de acción (Ostrom, 1990) cuya escala de análisis pueden ir de lo micro a lo macro. 2.3. Capital social

El capital social hace referencia al conjunto de redes de confianza interpersonal en las De acuerdo a la clasificación de Ostrom, los tipos de sistemas de derechos de propiedad son: i) acceso abierto, ii) propiedad privada, iii) propiedad pública y iv) propiedad común. Para mayor detalle véase a Michael D. McGinnis “An Introduction to IAD and the Language of the Ostrom Workshop: A Simple Guide to a Complex Framework”, 2011. 8

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sociedades humanas, redes que pueden ser impulsadas por normas de reciprocidad y de ayuda mutua y que tienen una fuerte relación con las redes sociales y la participación en las asociaciones de la comunidad (Putman et al, 1993, en Caballero y Garza, 2010). Estos factores es lo que permitiría una solución a los problemas de acción colectiva dado que hace que los individuos colaboren entre sí para ciertos fines, no necesariamente económicos, contrario a las asunciones de racionalidad individual. Ostrom (1999) profundiza sobre su enfoque del capital social y analiza las especificidades de éste respecto al capital físico: a) El capital social no se desgasta con el uso, sino más bien con el desuso, b) El capital social no es fácil de ver ni de medir, c) El capital social es difícil de construir a través de intervenciones externas y d) Las instituciones gubernamentales afectan mucho al nivel y tipo de capital social del que los individuos disponen en la búsqueda de sus objetivos de desarrollo a largo plazo. En uno de sus estudios, Ostrom y Ahn (2003), analizan diversas concepciones del capital social9 dividiéndolo en dos tendencias; i) la minimalista y ii) la expansionista. La utilización minimalista del capital social se encuentra con mayor frecuencia en el análisis de redes sociales en las que el capital social se entiende como el acceso de las personas a redes personales favorables. De acuerdo a esta tendencia, el capital social pertenece a cada individuo, a veces a costa de los demás (Ostrom y Ahn, 2003). El uso del concepto de capital social que hacen investigadores como Loury (1977), Bourdieu (1983) y en Coleman (1988, 1990), según Ostrom, forman parte esta tendencia minimalista. En estos estudios, “el capital social se refiere al conjunto de recursos inherentes a las relaciones de familia y en la organización comunitaria y social, que son útiles para el desarrollo cognitivo o social de un niño o una persona joven”. (Ostrom y Ahn, 2003:161). En general, en la visión minimalista, el capital social es entendido como conexiones individuales. Desde la tendencia expansionista, Ostrom y colaboradores (Ostrom, 1990, 1992, Ostrom, Schroeder y Wynne, 1993; Ostrom, Gardner y Walker, 1994), amplían el concepto del capital social partiendo de la elaboración teórica de Coleman, Putman, Leonardi y Nanetti (1993) y de Putman (1996). “Primero localizan explícitamente los conceptos de capital social en el marco de la acción colectiva. Segundo, abordan problemas importantes de políticas públicas con la perspectiva del capital social/acción colectiva” (Ostrom y Ahn, 2003). En el trabajo de Ostrom, el capital social se halla en mayor medida en la forma de normas compartidas, saberes comunes, reglas de uso y se recalca que es un medio para solucionar problemas de acción colectiva a los que se enfrentan los propietarios de recursos de uso común en escala relativamente pequeña (Ostrom y Ahn, 2003). Según Ostrom (1990) los propietarios de RUC en escala relativamente pequeña pueden comunicarse e interactuar unos con otros en un contexto físico localizado y así pueden aprender en quién confiar, que efectos tendrán sus acciones sobre los demás y sobre En su artículo “Una perspectiva del capital social desde las ciencias sociales: capital social y acción colectiva, 2003” Ostrom explica de manera detallada el concepto del capital social, analizando a autores como Loury (1977), Bourdieu (1983), Coleman (1988,1990), Burt (1992), y otros. 9

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los recursos, y cómo organizarse para evitar daños y lograr beneficios (Ostrom, 2011). Las normas compartidas y los patrones de comportamiento que los propietarios o apropiadores10del RUC desarrollan con el tiempo son formas de capital social con las cuales pueden construir arreglos institucionales para resolver dilemas relacionados con los RUC (Ostrom y Ahn, 2003:165). Ostrom, Gardner y Walker (1994) concluyen que “las políticas apropiadas involucran la provisión de mecanismos justos y baratos de resolución de conflictos y de apoyo para exigir el cumplimiento de las normas, más que la imposición de elaboración de reglas y la exigencia de su cumplimiento por parte de funcionarios externos, por un lado, o la desatención total, por otro” (Ostrom y Ahn, 2003). De tal manera que la principal diferencia que encontramos entre los tres modelos teóricos antes abordados y la propuesta de Ostrom es la interacción (cercanía y repetición de las relaciones) de los miembros en tiempo y espacio en el que elaboran o diseñan instituciones en el corto, mediano y largo plazo. 3. La incidencia del factor institucional en la gestión de los recursos naturales La teoría convencional en el estudio de los comunes concluye que la forma más eficiente de gestionar estos recursos es mediante la intervención por parte del Estado y la privatización, sin embargo, las contribuciones de Ostrom permitieron importantes avances en el problema de la gestión de los recursos comunes con aportación teórica pero también con una amplia gama de trabajo empírico realizados tanto en áreas de países desarrollados como en países subdesarrollados. El conflicto en la gestión de los recursos de uso común planteado por Hardin (1968), concluía que la “lógica inherente a los bienes comunes genera inmisericordemente una tragedia o por Gordon (1954, en Caballero M. 2011), quién señalaba que la propiedad de todos es la propiedad de nadie”. La tragedia de los comunes, como se expuso en párrafos anteriores, hace referencia a la situación de la degradación del entorno que es esperable cuando muchos individuos usan un recurso en común. Según Ostrom, lo que podría evitar la tragedia de los comunes es la existencia de normas y patrones de reciprocidad con lo cual los colectivos podrán construir acuerdos institucionales para resolver estos problemas. En cuanto a la gestión de los RUC, Ostrom nos hace ver que hay evidencias empíricas donde el comportamiento de un colectivo no conduce necesariamente a lo planteado por G. Hardin, “el supuesto de que es necesario un Leviatán externo para evitar la tragedia de los comunes conduce a recomendar que los gobiernos centrales controlen la mayoría de los sistemas de recursos naturales” (Ostrom, 2011:47). En lugar de suponer que los individuos que comparten un bien común se encuentran atrapados de manera inevitable en una trampa de la que no pueden escapar, Ostrom argumenta que la capacidad de los individuos para evadirse de varios tipos de dilemas varía de acuerdo al contexto, lo anterior conduce a hacerse la pregunta sobre ¿Por qué Son aquéllos que mantienen derechos de propiedad y/o apropiación en el uso de un sistema de recursos comunes. 10

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algunos esfuerzos por resolver problemas de los bienes comunes fracasaron, mientras que otros tuvieron éxito? La pregunta que se hace es lo que delimita el objetivo de su libro “Governing the Commons. The evolution of Institutions for Collective Action”. A partir de la evidencia empírica de éxito y fracaso en esfuerzo de organización, estimula el desarrollo del análisis institucional de la acción colectiva y pretende identificar las variables institucionales clave de las capacidades de los individuos para resolver sus problemas, con lo cual se podrá contar con mejores bases para emitir consideraciones relevantes en materia de políticas públicas. Resulta claro, entonces, que éxito o fracaso en el manejo de los RUC comparten un mismo contexto de partida; individuos falibles, estrategias contingentes y ambientes complejos e inciertos. 3.1. El enfoque institucional de Ostrom: una metodología para el análisis de instituciones

El trabajo de Ostrom refiere a la gestión de la propiedad común y surge de la preocupación por la explotación de los RUC. Cuando muchos apropiadores dependen de un RUC determinado como fuente de actividad económica se ven afectados colectivamente en casi todo lo que hacen. A medida que el número de coapropiadores aumenta, los niveles de apropiación de un recurso común determinado tienden a hacerse más costoso en su acceso por las características propias que definen a los RUC, no rivalidad y no exclusión. “El hecho vital clave para los coapropiadores es que se encuentran sujetos en un entramado de interdependencia en tanto sigan compartiendo un RUC” (Ostrom, 2011:89). Asimismo, cuando los apropiadores actúan de manera independiente en relación con un RUC, los beneficios totales netos que obtienen, por lo general, son menores de los que hubieran obtenido al actuar colectivamente. La acción independiente no es una opción viable para la extracción de recursos de uso común, dado que no conduce a un “óptimo de Pareto”, es decir, la acción de un individuo en la apropiación de unidades de recurso repercute directamente en los beneficios de otros. De acuerdo a Ostrom, el problema que enfrentan los apropiadores de RUC es de organización, es decir, cómo cambiar las situaciones en las que los apropiadores actúan de manera independiente a otra en que adoptan estrategias coordinadas para obtener mayores beneficios comunes o para minimizar los daños. Sin embargo, como la autora señala, “los costos de transformación de una situación de acción independiente hacia una colectiva puede resultar costosa, además de que todos los apropiadores comparten los beneficios producidos hayan o no colaborados en los costos de la transformación de la situación” (Ostrom, 2011:91). Al estudiar cómo las sociedades y las comunidades locales abordan la gestión de los recursos comunes, Ostrom detecta que un factor clave es el capital social, que de existir: 1) establecimiento de reglas claras que precisen los derechos de los individuos, 2) instrumentación de los mecanismos adecuados para la solución de conflictos, 3) aplicación de impuestos individuales, 4) monitoreo y sanciones al incumplimiento, 5) participación del público en la toma de decisiones y 6) reconocimiento de la autoridad de la auto-organización (Carbajal S. y Morales F. 2010), conducirían a fomentar la 79 n

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Cuadro 2. Principios de diseño institucional

Fuente: Ostrom (1990)

cooperación colectiva. Bajo lo anterior Ostrom (1990) propone, a partir de sus estudios de caso, ocho principios que son clave en el diseño institucional (Cuadro 2). Para identificar lo anterior, Ostrom propone el marco del Análisis y Desarrollo Institucional (IAD, por su siglas en inglés) que tiene como propósito fundamental el análisis de los actores en una determinada situación de acción, en el que pueden ser abordados o analizados a partir de la teoría de juegos (véase a Ostrom et al, 1994) y/o mediante un modelado basado en agentes (véase a Smajgl y Larson, 2007). 3.1.1. Componentes del análisis y desarrollo institucional

El marco IAD (figura 2) identifica las principales variables que los investigadores deben utilizar en la evaluación del papel de las instituciones en la formación de las interacciones sociales y los procesos de toma de decisiones. El enfoque analítico del IAD se encuentra en una “arena de acción”, donde las opciones sociales y las decisiones tienen lugar. Tres grandes categorías de variables (variables exógenas) se identifican sobre cómo influyen en la arena de acción: 1) las instituciones o reglas que rigen el campo de acción, 2) las características de la comunidad o de la unidad colectiva de interés, y 3) los atributos del entorno físico en el que la comunidad actúa (Ostrom 1999; Ostrom 2005). El marco de la IAD ha sido desarrollado para permitir el análisis de los ajustes institucionales ―todas las situaciones que involucran un conjunto de personas que interactúan en un contexto determinado y siguiendo ciertas reglas. Los conjuntos de normas o acuerdos relevantes en cualquier entorno institucional son los arreglos instin 80

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Figura 2. Componentes básicos del modelo IAD

Fuente: Ostrom (2005).

tucionales de ese entorno. Por lo anterior, se afirma que solo mediante la interacción, cooperación se pueden producir arreglos institucionales. North (1990) indica que las instituciones definen y limitan el conjunto de elecciones que tienen los individuos sobre determinados contextos, son el marco dentro del cual las interacciones humanas tienen lugar. Por su parte, Bromley (1986), puntualiza que, de la misma forma que las instituciones pueden restringir algunos individuos al uso de un RUC también pueden permitir la integración a otros individuos. Cada aplicación del marco se centra en una actividad específica (la situación de la acción), las personas que participan en esta actividad (los participantes) y los patrones de interacciones entre ellos. 3.1.1.1. La situación de acción y los participantes

La primera opción básica para proceder en la aplicación del marco IAD es la situación de acción en la que se mapean los arreglos institucionales y analizan sus impactos; ¿cuál es la acción particular o actividad que se debe entender? Idealmente, la situación de acción es un arreglo institucional por el que pueden ser modificados para producir resultados más deseables. El IAD define además las características clave de situaciones de acción y actores que componen la arena de acción (Cuadro 3). En general, una arena de acción envuelve a participantes en posiciones definidas (actores jugando un rol específico) donde deben decidir entre diversas acciones (según sus intereses), a la luz de la información (para la toma de decisiones según la información disponible) que ellos poseen, acerca de cómo las (sus) acciones están ligadas a un 81 n

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Cuadro 3. Estructura de la situacion de acción

Fuente: Elaboración propia con base en Ostrom 1998

resultado potencial, el control que ellos tienen sobre esta relación (acción y resultado) y los costos y beneficios asignados a las acciones y resultados. Estos son los componentes que definen la estructura interna de cada arena de acción. La estrategia de participación de un individuo en un entorno institucional será afectada por esta estructura interna y también por el hecho de que ellos enfrentarán la situación una vez, por un número específico de veces o indefinidamente (juegos repetitivos) en el tiempo y espacio11. 3.2. Variables exógenas

Existen variables exógenas que pueden afectar a la estructura de la situación de acción y los impactos que puedan tener sobre una situación de acción particular (elementos de la izquierda la sección de la Figura 2). Estas variables se agrupan en el marco del IAD sobre las condiciones biofísicas, los atributos de la comunidad y normas (en uso). Las notas referidas en este documento sobre la parte metodológica del marco IAD son tomadas del libro de Ostrom “Understandig Institutional Diversity”, 2005, por lo que la traducción es responsabilidad del autor. 11

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Condiciones biofísicas/material: el mundo biofísico que se relaciona con la acción ―por ejemplo, de un bosque―es una de las variables críticas que afectan la estructura de la situación de acción, al igual que la naturaleza especifica del recurso. Por ejemplo, la base material de una cuenca (elementos bióticos) y las relaciones con las aguas superficiales en un sistema hidrográfico influenciaría las decisiones que los participantes puedan hacer acerca de la extracción de ese recurso (la base material). También se incluyen las condiciones materiales como atributos que influyen en las acciones o decisiones de uso del recurso, tales como la infraestructura disponible, carreteras, transporte, presas y los financiamientos (agrícolas, forestales) existentes que pueden afectar directa o indirectamente el recurso común en cuestión (Ostrom, 2005). Los atributos de la comunidad12 (y/o el ámbito de la situación acción): en general la comunidad envuelta en la situación es otra variable importante. Varios atributos de la comunidad pueden influir en los resultados de una situación de acción. Estos incluyen los atributos demográficos, tales como los niveles de educación, tamaño de la comunidad, los niveles de empleo, etc. También se incluyen los atributos sociales, tales como la heterogeneidad de las aspiraciones o normas dentro de la comunidad. Las reglas (en uso): cada situación de acción se ve influida también por conjuntos de reglas en uso13. Estas son las normas utilizadas realmente por la gente para orientar y regir su conducta en actividades repetitivas, también conocidas como “las reglas de funcionamiento” (working rules) (Ostrom, 1992). Las reglas de funcionamiento se utilizan para determinar quién es elegible para tomar decisiones en algún campo, qué acciones están permitidas o restringidas, qué procedimientos deben seguirse, qué información deben o no ser proporcionados, y qué costos y pagos serán asignados a los individuos como resultado de sus acciones (Ostrom, 1985). Cambiando las reglas de funcionamiento de una actividad podría dar lugar a cambios en el resultado de esa actividad.

Sumando todos estos tipos de reglas para cualquier arena de acción se hace evidente que el número de reglas que guían y gobiernan un marco institucional puede ser grande. Las interacciones entre todos estos tipos de reglas que guían las acciones de los participantes dan lugar a un complejo sistema de acuerdos institucionales. La capacidad que tengamos para conceptualizar estas múltiples reglas e interacciones se limita a la visión y a las herramientas que tenemos disponibles. En la prestación de este conjunto común de conceptos y lenguaje, el marco del IAD ofrece una contribución significativa para el análisis de los comunes.

12

Los atributos van a depender de la escala de análisis donde se presentan las arenas de acción.

Las clases de reglas son los límites, la posición, la elección, recompensa/castigo, la información, el alcance y la agregación. 13

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Conclusión La valoración económica de ciertos recursos naturales, cuando estos poseen la propiedad de ser indivisibles cuando proporcionan ciertos beneficios comunes, resulta importante en la medida en que estos se diseñen conforme a contextos específicos y no generalizables. Además, la valoración que se haga en torno a estos recursos, deberá contemplar la dinámica existente entre el suministrador del bien y apropiador, ya que cualquier acción de este último puede generar efectos negativos o positivos en las condiciones del primero, consecuentemente afectar la situación del conjunto de apropiadores. De este modo, la valoración económica en el contexto de la gestión de recursos comunes, es imprescindible en el sentido de que pueden permitir generar instrumentos de arreglos institucionales, como los mecanismos de compensación basados en la eficiencia del uso de los recursos o de los beneficios que este provee indirectamente. Esta complejidad, entre la interdependencia de la relaciones sociedad-naturaleza hacen que los arreglos institucionales sean difíciles de estudiar. Por un lado, los incentivos que determinan el comportamiento individual de los apropiadores dependen de las condiciones del sistema recursos y por otro lado, el comportamiento individual que modifica el flujo de unidades de recurso a su vez afecta la estructura y funcionamiento del sistema de recursos. De este modo, el marco IAD puede ser una herramienta que nos permita hacer frente para entender a las instituciones y/o organizaciones que administran recursos comunes, a partir del análisis de las condiciones biofísicas, los atributos de la comunidad, las reglas en uso y la situación de acción del contexto a la escala que se desea analizar. Bibliografía Ballart Xavier (1994). Factores de éxito en la resolución de dilemas sociales. Una aplicación a partir de la teoría de los juegos repetidos. Revista de Estudios Políticos (Nueva Época). Num. 85. Julio-septiembre. Benegas, L. A. (1998). Bienes públicos, externalidades y los Free-riders: el argumento reconsiderado. Estudios públicos, 203-2018. Bourdieu, P. (1991). El sentido Práctico. Madrid: Taurus Humanidades. Bromley, Daniel W. 1986. “Closing Comments at the Conference on Common Property Resource Management”. En Proceedings of the Conference on Common Property Resource Management, National Research Council, 591–598. Washington, DC: National Academies Press. Caballero M., G. (2011). Economía de las instituciones: de Coase y North a Williamson y Ostrom. Ekonomias (77). Carbajal S., Y., & Morales F., M. (2010). Premio Nobel de Economía 2009:E. Ostrom y O. Williamson. Economía actual, 20-23. Coase, R. (1960). The problem of Social Cost. The Journal of Law and Economics, 1-44. Coleman, James S. 1990. Foundations of Social Theory. Cambridge, MA: Harvard University Pres Coleman, James. 1988. “Social Capitalin the Creation of Human Capital”. American Journal of Sociology 94 (supplement):S95-S1 Dawes, R. M., (1973). The commons dilemma game: an N–person mixe –motive game with a dominating

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Economía

y Sociedad

Economía y Sociedad es una revista de alta calidad académica, indexada y arbitrada, de la Facultad de Economía “Vasco de Quiroga” (FEVaQ) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, con periodicidad semestral, publicada desde 1996. Economía y Sociedad es uno de los proyectos

académicos más significativos sobre divulgación científica de la FEVaQ. La revista busca difundir productos de investigación del área económica, fortalecer el trabajo científico individual y colectivo, contribuir al análisis de la realidad económica local, nacional e internacional desde distintos enfoques teóricos e impulsar la interdisciplinariedad de la ciencia económica. Para la publicación del número 31, año XVIII, correspondiente al periodo julio - diciembre 2014, que inaugura la Nueva Época de la revista, su Comité Editorial Internacional: C O NV O C A A los profesores, investigadores y especialistas en materia económica y disciplinas afines, adscritos a centros e institutos de investigación, a universidades nacionales y de otros países, así como a estudiosos independientes, a difundir los resultados de sus trabajos científicos. La Revista Economía y Sociedad acepta contribuciones especiales para su dossier, artículos de temas económicos y áreas relacionadas así como reseñas. Las propuestas presentadas serán sometidas a un riguroso arbitraje especializado y argumentado. El Consejo de Arbitraje es multi-institucional y multi-nacional, sus integrantes son investigadores de reconocida calidad.

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El dossier del número 31 de la revista está dedicado a la economía del sector público. Las líneas temáticas giran sobre: 1. Finanzas públicas. 2. Política monetaria y fiscal. 3. Planificación económica y social. 4. Instituciones económicas. 5. Política económica en América Latina. 6. Teorías modernas del Estado. 7. Descentralización política, administrativa y económica. 8. Políticas e instrumentos para el desarrollo regional. 9. Evaluación de programas públicos. La fecha límite para hacer llegar los artículos será el día 30 de septiembre del 2014, dirigiéndose al Comité Editorial Internacional de la revista con atención al M.C. René Colín Martínez, Jefe de Edición, a las direcciones de correo electrónico: economí[email protected] y [email protected]. Las características sobre la estructura, formato y extensión de las contribuciones se indican en el instructivo para colaboradores. Ciudad Universitaria de Morelia 1 de mayo de 2014

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Instructivo para colaboradores 1. Todo trabajo presentado deberá ser inédito, en español o inglés. 2. El autor se compromete a no someterlo simultáneamente a la consideración de otras publicaciones. El autor concede el permiso automático para que su manuscrito, en caso de ser aceptado para su publicación en la revista, se pueda difundir también en analogías, medios magnéticos, fotográficos y/o electrónicos. 3. De acuerdo con la política editorial de la revista y respecto a la autoría colectiva, sólo se aceptarán como máximo tres autores. 4. La dictaminación del manuscrito tiene carácter anónimo y se llevará a cabo por dos integrantes de la cartera de árbitros especialistas en el tema. Con base en los resultados de los dictámenes, la revista se reserva el derecho de rechazar, aceptar o sugerir modificaciones a los artículos presentados. 5. Si una propuesta es devuelta para modificarse, el autor dispondrá de catorce días ordinarios contados a partir de la fecha de retorno del trabajo, con la finalidad de hacer la nueva versión. 6. Los artículos generados por profesores-investigadores de la FEVaQ invariablemente serán dictaminados por árbitros externos a la misma. 7. El envío de materiales se hará vía correo electrónico a las direcciones señaladas en la convocatoria vigente. En el envío deberán adjuntarse dos archivos: i. El texto del artículo sin poner nombre del autor, acompañado de un resumen no mayor de doce reglones, seguido de cinco palabras claves. El título debe ser breve, sin menoscabo de la claridad. El título, resumen y palabras claves se entregarán también en inglés. Agregar -en renglón separado después de las palabras claves en inglés- la clasificación del artículo según los criterios del Journal of Economic Literature (JEL). ii. Documento que señale las referencias curriculares del autor: nombre completo, grado académico, institución de pertenencia, área de investigación y datos de ubicación rápida (números de teléfonos del trabajo y correos electrónicos institucionales). 8. Los trabajos se enviarán en formato *.docx, tamaño carta (21.59 cm x 27.94 cm), letra Times New Roman, número 12, interlineado 1.5, sin sangrías, espaciado anterior y posterior 0 puntos, márgenes superior e inferior 2.5 cm, márgenes izquierdo y derecho 3 cm, con un reglón de separación entre cada párrafo. 9. El tamaño del dossier no debe exceder las 30 cuartillas, el artículo 20 cuartillas como máximo y la reseña no más de 5 cuartillas. En los tres casos incluyendo notas, información gráfica y bibliográfica. 10. Las gráficas, cuadros, figuras y/o tablas deberán estar enumeradas con sistema arábigo (cuadro 1, 2, 3) e integradas al texto correspondiente. En cada una se indicará la fuente directa y deberán ser presentadas en blanco y negro. 11. Al menos la primera vez debe señalarse la equivalencia completa de las siglas empleadas en el texto, en la bibliografía y en las gráficas. n 90

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12. Las notas al pie de página deberán utilizarse para ampliar o aclarar algún aspecto relevante del texto. 13. Las referencias bibliográficas dentro del texto seguirán estrictamente el estilo Harvard. Al final del trabajo se presentará la bibliografía de las obras citadas, siguiendo el mismo estilo. 14. Todos los trabajos que no se ajusten a lo establecido en este instructivo automáticamente quedan rechazados.

Economía

y Sociedad

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Economía y Sociedad 30 se terminó de imprimir en agosto de 2014 en Impresora Gospa S.A. de C.V. Jesús Romero Flores 1063 Col. Oviedo Mota Tels. 299-35-11, 299-35-56, 299-36-31 Morelia, Mich. con un tiraje de 250 ejemplares.