Eclipses de Sol. Tipos

Eclipses de Sol Diseño: Gotzon Cañada Tipos Unidad Didáctica Eclipses 32 Parciales: En este tipo de eclipse la umbra no llega a tocar ningún lugar...
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Eclipses de Sol

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Tipos

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Parciales: En este tipo de eclipse la umbra no llega a tocar ningún lugar de la superficie terrestre. Estos eclipses se producen siempre en altas latitudes (norte o sur) y corresponden a los primeros o últimos eventos de un ciclo de Saros (figura 11). No centrales: La umbra alcanza la Tierra, dando lugar a un eclipse solar que puede ser, como veremos, anular, total o mixto, pero el eje del cono umbral no toca la Tierra, perdiéndose en el espacio. Este tipo de eclipses afecta siempre a regiones polares. Obviamente un eclipse parcial es, asimismo, no central, pero la expresión se reserva para los eclipses totales y anulares.

Figura 11. Esquema de un eclipse parcial de Sol (gráfico basado en el libro «Eclipse», de B. Brewer»).

Centrales: El eje del cono de umbra lunar intersecciona con la Tierra. En ocasiones excepcionales puede ocurrir que el eclipse sea central, pero que no tenga límite norte o sur, debido a que la umbra se proyecta sobre zonas polares, junto al limbo terrestre. Las condiciones de los eclipses centrales se complican por el hecho de que la eclíptica, como hemos visto, es una elipse. Como resultado, el diámetro aparente solar varía desde 31’ 28" en el afelio a 32’ 32" en el perihelio. Esta variación del 3% es inobservable a simple vista, pero tiene consecuencias para los eclipses. Más influyente aún es el hecho de que la órbita lunar en torno a la Tierra también sea elíptica. La variación del apogeo al perigeo alcanza el 12%, causando una oscilación en el diámetro lunar aparente desde 29’ 24" a 33’ 32". Como se desprende de estas consideraciones, las alteraciones en los diámetros aparentes del Sol y la Luna son los causantes del tipo de los eclipses centrales: anulares, totales o mixtos.

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Como hemos visto, durante el eclipse solar la Luna proyecta una sombra sobre la superficie terrestre. Esta sombra está compuesta de dos zonas diferenciadas: la penumbra o sombra exterior y la umbra o sombra interior. Desde la penumbra sólo se oculta una fracción del disco solar: el evento es parcial. La umbra, en cambio, es una sombra absoluta, puesto que desde ella se tapa plenamente el Sol, es decir, el eclipse es total. Además la sombra, al estar producida por la iluminación de una fuente luminosa de ciertas dimensiones (el Sol) sobre una esfera (la Luna), presenta la geometría de un cono.

Figura 13. Esquema de un eclipse central anular (gráfico basado en el libro «Eclipse», de B. Brewer»).

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Cuando la Luna se halla en el perigeo y la Tierra en el afelio, la umbra se extiende 23.500 km más allá del centro de la Tierra. En este caso, el diámetro aparente lunar es un 7% ó 2’ mayor que el solar. Por el contrario, si la Luna se sitúa en el apogeo y la Tierra en el perihelio, la umbra se queda a 39.400 km del geocentro, siendo el diámetro aparente lunar un 10% ó 3’ menor que el solar. Estas distancias representan los límites extremos de ambas situaciones (figura 12). En el primer caso que acabamos de ver anteriormente, es decir, la Luna está en el perigeo y la Tierra en el afelio, la umbra intersecciona con la Tierra, originando un eclipse total de Sol. Los conos de sombra proyectados por la Luna (umbra y penumbra) producen, a causa de los movimientos de traslación lunar y la rotación de nuestra planeta, un barrido sobre la superficie de la Tierra, que determina las regiones desde las que se verá el fenómeno (figura 14). Si nos ceñimos a la umbra, se producirá un largo y estrecho pasillo, denominado banda de totalidad,

desde el cual el fenómeno se contemplará como total. La longitud típica de esta senda de oscuridad es de unos 14.000 km, con una anchura máxima de 273 km, lo que representa menos del 0,5% de la superficie terrestre. A ambos lados de la trayectoria de totalidad, se encuentra una amplia extensión penumbral, de miles de kilómetros de amplitud, desde la que se percibe el evento como parcial, más leve cuanto más alejado se encuentre el observador de la senda umbral. Cuando la situación es inversa a la expuesta anteriormente, la prolongación de la umbra genera una umbra negativa o anti-umbra (figura 13). Desde ella, la imagen de nuestro satélite aparece menor que la del Sol, mostrándose silueteada sobre la brillante fotosfera solar. Este tipo de eclipse, denominado anular, toma el nombre del anillo de luz solar que rodea a la Luna en la fase central del fenómeno. En este caso también, al igual que en los eclipses totales, se crea una banda de anularidad en la que el eclipse se verá como anular, mientras que a ambos lados de la trayectoria de anularidad, se encuentra la zona penumbral o de parcialidad.

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Figura 12. Posiciones extremas de la umbra lunar en relación a la Tierra. (F. Espenak, NASA RP 1178, adaptado por J.C. Casado)

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Un tercer tipo de eclipse central puede darse al producirse en un mismo fenómeno una transición entre el anular y total. Este eclipse se denomina mixto, híbri do o anular-total. Tiene lugar cuando la punta de la umbra coincide con algún lugar de la Tierra. En este caso, debido a la curvatura del globo terrestre, la umbra alcanza parte de la superficie de nuestro planeta y, en otro intervalo de su trayectoria, la umbra «cae corta», originándose una anti-umbra y su consecuente eclipse anular. La banda de anularidad-totalidad usualmente (aunque no siempre) comienza y termina como eclipse anular, cambiando a total en el trayecto central del recorrido. Estos eclipses constituyen tan sólo el 4% de los solares.

¿Cómo se ven? Eclipse parcial: En todo eclipse parcial su desarrollo presenta dos contactos (figura 15). El primer contacto es el instante de tangencia entre los discos solar y lunar, que marca el inicio del fenómeno. Tras el avance paulatino de la Luna, se llega al medio o máximo del evento, momento en el que se cubre una mayor fracción del disco solar, alcanzándose la mayor magnitud. La magnitud de un eclipse es la fracción del diámetro solar ocultado por la Luna. Se trata de un valor que representa la proporción entre ambos diámetros, por lo que no debe confundirse con el oscurecimiento, que mide la superficie solar tapada por la Luna (figura 16). La magnitud puede expresarse tanto en porcentaje como en fracción decimal (60% ó 0,60). A partir de este momento, la Luna comienza a retirarse hasta llegar al último contacto y fin del eclipse (figura 17). Unidad Didáctica Eclipses 37 Diseño: Gotzon Cañada

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Figura 14. Esquema de un eclipse central total de Sol (gráfico basado en el libro «Eclipse», de B. Brewer»).

Figura 15. Fases de un eclipse parcial de Sol (o de un eclipse total o anular visto como parcial) (gráfico basado en el libro «Eclipse», de B. Brewer»).

MUY IMPORTANTE: En un eclipse parcial el Sol sigue muy brillante, por lo que es necesario el uso de medios adecuados para su observación segura, que serán los mismos que los de una observación solar habitual.

Unidad Didáctica Eclipses 38 Figura 17. Desarrollo completo del eclipse parcial de Sol del 12 de octubre de 1996 fotografiado a intervalos regulares desde la bahía de San Sebastián (Guipúzcoa). (Foto J.C. Casado).

Un observador situado en la zona de anularidad experimenta cuatro contactos o instantes de tangencia entre los discos solar y lunar. El evento tendrá una primera parte o fase precedente en la que se producirá en primer término el primer contacto, o instante en que se «tocan» por primera vez ambos discos. Poco a poco, en un proceso que dura aproximadamente una hora y media, el disco solar se va ocultando hasta producirse el segundo contacto, cuando el disco lunar «entra» completamente en el disco solar. Entonces, se inicia la fase central o de anularidad, culminando con el medio del fenómeno. Esta fase, como máximo, puede alcanzar unos 12 minutos y medio de duración. Transcurrida ésta viene la fase siguiente, los eventos suceden de forma análoga, pero en orden inverso, con un tercer contacto o fin de la anularidad y el cuarto contacto o finalización del eclipse (figura 18). Fuera de la zona de anularidad el observador situado en la penumbra, ve el fenómeno como parcial.

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Figura 16. Magnitud y oscurecimiento de un eclipse solar. La magnitud expresa la fracción del diámetro ocultado en tanto que el grado de oscuridad u oscurecimiento representa el área eclipsada. (Gráfico B.d.L. adaptado por J.C. Casado).

Eclipse anular: Aun cuando la magnitud de este eclipse es alta y es perfectamente perceptible, un decrecimiento de la iluminación ambiental, la luz residual del disco solar es suficiente para seguir impidiendo la visión de la corona solar, y hacer necesario utilizar TODOS LOS MEDIOS DE OBSERVACIÓN SEGUROS COMO SI SE TRATARA DE UN ECLIPSE PARCIAL.

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Eclipse total: De manera análoga a los eclipses anulares, los totales constan de cuatro contactos. El primer contacto y la fase precedente son parecidos al de un eclipse anular. Pero antes de llegar al segundo contacto, la iluminación ambiental comienza a precipitarse espectacularmente. Los parámetros atmosféricos, tales como la temperatura o la humedad relativa se ven alterados (tal como se constata, por ejemplo, en estudios llevados a cabo por Marcos Peñaloza, de la Universidad de Essex, y el Dr. Edward Hanna, del Instituto de Estudios Marinos de Plymouth).

Figura 19. Vista panorámica que recoge la aproximación de la umbra lunar a más de 4.500 km/h, desde el horizonte oeste poco antes del segundo contacto. La elevada posición del observador (más de 4.000 m de altitud en el altiplano boliviano) permitió captar la umbra proyectándose contra la atmósfera de la Tierra. Eclipse solar del 3 de noviembre de 1994 (Foto J.C. Casado).

Si el observador se encuentra situado en un lugar elevado, con una buena visibilidad del paisaje lejano, puede divisar perfectamente a la propia umbra lunar aproximándose por el horizonte oeste a velocidad supersónica (figura 19). En el instante del segundo contacto se produce el anillo de diamantes (figura 20), Unidad Didáctica Eclipses 41 Diseño: Gotzon Cañada

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Figura 18. Fases de un eclipse anular (gráfico basado en el libro «Eclipse», de B. Brewer»).

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un fulgor que, por efecto de la irradición, tiene lugar en el punto donde se oculta la fotosfera. Pero antes de desaparecer la última porción de la fotosfera, ésta se divide, debido a la accidentada orografía del borde del disco lunar, en unos fragmentos luminosos de fotosfera, llamados perlas de Baily (figura 21). Entonces aparece súbitamente la corona solar, deslumbrada hasta entonces por el brillo fotosférico, un millón de veces superior (figura 22). En los primeros segundos se muestra parte de la cromosfera como un fino arco de intenso color rojizo con brillantes protube-

Figura 21. Perlas de Baily fotografiadas en el segundo contacto del eclipse solar del 21 de junio de 2001 desde Zambia. (Foto J.C. Casado).

rancias, que si no son suficientemente grandes, desaparecen rápidamente tras el avance del disco lunar (figura 23). La corona, de intenso color blanco perlado, muestra unas estructuras que siguen la disposición del campo magnético del Sol. En el centro resalta el disco lunar, convertido en un agujero negro en el cielo. La forma y brillo de la corona depende esencialmente del instante en que se encuentre nuestra estrella en su ciclo de actividad de 11 años. Unidad Didáctica Eclipses 43 Diseño: Gotzon Cañada

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Figura 20. Anillo de diamantes en el eclipse total de Sol del 11 de julio de 1991, fotografiado en las cercanías de La Paz (Baja California Sur, Méjico). La óptica del telescopio produjo los reflejos que se observan en torno al disco eclipsado. (Foto J.C. Casado).

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Los planetas visibles a simple vista y las estrellas más brillantes aparecen en el firmamento, creándose una «noche» artificial, aunque la iluminación es más bien como la de un crepúsculo avanzado (figura 24). Sobre el círculo completo del horizonte se muestran colores semejantes a los de una puesta de Sol, porque allí a lo lejos, el eclipse no es total.

Figura 24. Aspecto del paisaje totalmente eclipsado durante el eclipse solar del 21 de junio de 2001 en Zambia. Bajo el Sol eclipsado puede verse brillando al planeta Júpiter. (Imagen J.C. Casado).

Figura 23. Cromosfera y protuberancias visibles en la totalidad del eclipse solar del 11 de agosto de 1999, desde Hungría. Combinación de fotografías tomadas al comienzo y final de la totalidad. (Imagen J.C. Casado).

La totalidad termina pronto, tal es el efecto psicológico que produce, seguramente al estar incluida entre dos largas fases parciales. En el mejor de los casos, esto es, en el ecuador, la duración alcanza como máximo 7 minutos y medio. Para latitudes medias la totalidad puede durar 6 minutos en el mejor de los casos y tan sólo 3 minutos en las regiones polares. Estadísticamente, se comprueba que la duración media de la totalidad es de unos 3 minutos. Con el tercer contacto (segundo anillo de diamantes), los acontecimientos suceden de manera análoga, pero en orden inverso a la fase precedente.

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Figura 22. Imagen de la corona durante la totalidad del eclipse solar del 21 de junio de 2001. Debido al gradiente de brillo de la corona, se combinaron digitalmente fotografías con diferentes exposiciones para mostrar detalles en toda su extensión. En la izquierda de la imagen se puede ver el punto de luz correspondiente a la estrella SAO77915, de magnitud 4,2. (Fotos y procesado J.C. Casado).

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Mapas de eclipses

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Para representar y visualizar las zonas de la Tierra por las que será visible un eclipse solar se utilizan mapas terrestres que llevan superpuestas unas curvas que delimitan las áreas desde las cuales será visible el fenómeno. La interpretación de tales mapas es más sencilla de lo que parece, proporcionando además una información bastante completa sobre las circunstancias generales y locales del evento. El principal problema en la cartografía es la imposibilidad de representar intuitivamente una superficie esférica (la Tierra) en un mapa, que es un plano. Según la aplicación a que se destine se emplea un determinado tipo de proyección cartográfica. La mayoría de los mapas de eclipses solares, como los que aparecen en las Efemérides publicadas anualmente por el Observatorio Astronómico Nacional o el Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando, utilizan la proyección estereográfica, la cual permite una buena representación de las zonas eclipsadas,

aunque con deformaciones hacia las zonas marginales del mapa. Como ejemplo hemos elegido el mapa (figura 25) del eclipse anular de Sol del 3 de octubre de 2005. Las zonas en las que el eclipse resultará visible -en mayor o menor medida- son las que quedan dentro del área central coloreada. Desde el exterior, aunque se vea el Sol, el eclipse no tendrá lugar, por hallarse fuera de la zona de sombra lunar. La estrecha y larga franja central es la banda de anularidad. Desde su interior, el eclipse será anular, aunque a distintas horas. El asterisco de color negro, situado aproximadamente en el centro de la banda de anularidad, representa el punto de Máximo Eclipse o lugar en el que el eje de la sombra lunar pasa más cerca del centro de la Tierra. Fuera de la banda de anularidad el eclipse se verá parcial, con magnitud decreciente a medida que la posición del observador se aleje más, perpendicularmente, de esta banda. En esta zona, situado en el continente africano, se puede notar una «s» de color rojo, que indica el punto sub-solar o lugar de la Tierra donde el Sol se encuentra en el cenit a la hora del Máximo Eclipse. Los tiempos de comienzo y final del eclipse se indican mediante líneas punteadas, a intervalos de una hora, con el horario en Tiempo Universal. Asimismo se indican, en color rojo, el Primer Contacto y Último Contacto, que señalan los lugares de la Tierra donde, respectivamente, tienen lugar el primer y último contacto con la sombra lunar.

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Los eclipses totales (y casi lo mismo podría decirse de los anulares) no son fenómenos infrecuentes como pudiera parecer, ya que, en promedio, acontecen una vez cada 18 meses. Sin embargo para un punto de la superficie terrestre -por ejemplo una ciudad- el fenómeno sucede en promedio una vez cada 375 años. Por ello es necesario realizar largos viajes para situarse en la banda de totalidad.

¿Qué estudiar? Los eclipses solares, particularmente los totales, ofrecen una oportunidad única para realizar una gran variedad de observaciones y experimentos, a pesar de la brevedad de la fase central. Algunos de estos están enfocados al estudio del mismo Sol y del espacio circundante y otros, en su sentido más amplio, tienen que ver con la interrelación con nuestro planeta.

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En el mapa se pueden ver las regiones españolas afectadas por el eclipse. El eclipse será anular en una banda que cruzará la Península de noroeste a sudeste, abarcando la Comunidad Gallega, Castilla-León y Castilla-La Mancha, la Comunidad de Madrid y Valencia. Desde el resto de regiones el eclipse se verá como parcial, aunque muy intenso, excepto en Canarias, donde alcanzará como máximo un 50% de ocultación. Para la península, el eclipse comenzará hacia las 7:30 TU y finalizará hacia las 10:30 TU El máximo, o momento de mayor ocultación, será la hora intermedia entre ambos instantes, esto es, hacia las 9:00 TU. En Canarias, al ser parcial, el eclipse tendrá menor duración. Comenzará hacia las 7:45 TU y acabará poco después de las 10:00 TU.

Estos son, de una manera general, los estudios que pueden llevarse a cabo sobre los eclipses solares: El Sol como cuerpo astronómico: · Estudios en la corona solar (los más abundantes), que como se ha visto en la introducción, tiene una temperatura media de 1.000.000 oC, no siendo aún bien conocido el mecanismo de su calentamiento. Entre estas investigaciones pueden citarse: densidad y estructuras de la corona, ondas de choque, interrelación corona-protuberancias, materia «fría» coronal (¡a 800.000oC!), campos magnéticos, materia neutra en la corona interna, polarización. · Mediciones de alta precisión del diámetro solar. Los contactos de inicio y final de la fase total ofrecen unas referencias para realizar esta medida. Estos

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Figura 25. Mapa global del eclipse anular de Sol del 3 de octubre de 2005.

Además, satélites artificiales como el SOHO, que vigilan al Sol en diversas longitudes de onda, ofrecen una referencia de comparación entre las observaciones de estaciones terrestres y las del espacio.

estudios pueden permitir responder a la cuestión de si el tamaño del Sol varía con el tiempo. · Estudio del espacio y la materia que rodea al Sol (posible anillo de polvo). · Comprobaciones de la teoría de la relatividad general.

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Interrelación con la Tierra:

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· Perturbaciones gravitatorias en el sistema Tierra-Luna: su estudio permite un mejora de la precisión en las Efemérides Astronómicas. · Alteraciones meteorológicas: presión, temperatura, humedad relativa, conductividad del aire. Este es un campo donde el aficionado puede colaborar con el científico. · Alteraciones medioambientales: efectos ópticos (cambios en el color y brillo del cielo), aparición de las bandas de sombra, estudios de la radiación solar y su relación con capas atmosféricas. Efectos químicos en la atmósfera terrestre, ya que una parte de la radiación solar es absorbida por partículas (moléculas y átomos), que cambian sus características según sea día o noche. · Reacciones y alteraciones en el comportamiento de la fauna y flora. · Aspectos históricos: los eclipses han sido utilizados como elementos de datación para fechar hechos históricos. · Aspectos etnográficos: leyendas, mitos y creencias en la cultura popular y local.