CONTRIBUCIONES DE LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES Y FEMINISTAS A LA EQUIDAD EN SALUD: LA EXPERIENCIA CHILENA

CONTRIBUCIONES DE LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES Y FEMINISTAS A LA EQUIDAD EN SALUD: LA EXPERIENCIA CHILENA. A case study commissioned by the Health Syste...
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CONTRIBUCIONES DE LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES Y FEMINISTAS A LA EQUIDAD EN SALUD: LA EXPERIENCIA CHILENA. A case study commissioned by the Health Systems Knowledge Network Paula Santana Nazarit1.

March 2007

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Antropóloga. Integrante de la Coordinación Nacional de ALAMES Chile; Integrante de la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual.

Background to the Health Systems Knowledge Network The Health Systems Knowledge Network was appointed by the WHO Commission on the Social Determinants of Health from September 2005 to March 2007. It was made up of 14 policymakers, academics and members of civil society from all around the world, each with his or her own area of expertise. The network engaged with other components of the Commission (see http://www.who.int/social_determinants/map/en) and also commissioned a number of systematic reviews and case studies (see www.wits.ac.za/chp/). The Centre for Health Policy led the consortium appointed as the organisational hub of the network. The other consortium partners were EQUINET, a Southern and Eastern African network devoted to promoting health equity (www.equinetafrica.org), and the Health Policy Unit of the London School of Hygiene in the United Kingdom (www.lshtm.ac.uk/hpu). The Commission itself is a global strategic mechanism to improve equity in health and health care through action on the social of determinants of health at global, regional and country level.

Acknowledgments This paper was reviewed by at least one reviewer from within the Health Systems Knowledge Network and one external reviewer. Thanks are due to these reviewers for their advice on additional sources of information, different analytical perspectives and assistance in clarifying key messages.

This work was carried out with the aid of a grant from the International Development Research Centre, Ottawa, Canada, and undertaken as work for the Health Systems Knowledge Network established as part of the WHO Commission on the Social Determinants of Health. The views presented in this paper are those of the authors and do not necessarily represent the decisions, policy or views of IRDC, WHO, Commissioners, the Health Systems Knowledge Network or the reviewers.

Introducción El presente documento ofrece una mirada histórica desde los últimos años de dictadura militar (1988-1989) hasta ahora, del accionar del movimiento de mujeres y feminista en salud de las mujeres. El interés por recoger el trabajo del movimiento de mujeres en salud surge por considerarlo precursor de los actuales avances que vemos en materia de equidad de género incorporados en el sistema de salud chileno. A partir de la revisión de publicaciones, de documentos de trabajo de algunas organizaciones (principalmente del Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos y la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual) y de entrevistas a quienes fueron fundadoras y participantes activas de los referentes más importantes del movimiento de salud de las mujeres2, se destacan ciertos hitos y estrategias, ya sea por sus impactos directo en las políticas públicas y programas gubernamentales en salud como por la relevancia que tuvieron para la instalación de ciertos temas en el debate público.

Algunos elementos de contexto Chile es un país dividido en 13 regiones administrativas con 15.773.500 habitantes (CENSO 2002). La estructura poblacional es de transición, evidenciando un moderado proceso de envejecimiento poblacional (debido a un descenso de las tasas de fecundidad3 y mortalidad) y un proceso de cambio en el perfil epidemiológico, donde las enfermedades cardiovasculares, cánceres y accidentes son las nuevas formas de morir y cuyas causas de muerte están estrechamente vinculadas a comportamientos individuales y sociales que tienen lugar en un sistema basado en el individualismo, la competitividad y la desigualdad. Hace tres décadas, se instaló y consolidó un modelo económico neoliberal, caracterizado por una gran apertura económica internacional, basada en la exportación de recursos naturales, alcanzando alto índices de crecimiento macroeconómico (tasa de crecimiento anual promedio década 2000: 5,6%) y manteniendo alta concentración de la riqueza y amplias brechas de desigualdad4. Durante el mismo período, Chile ha vivido un proceso político de transición y de continuismo del modelo económico, desde una dictadura militar hasta la reposición del gobierno civil elegido democráticamente. A la desigualdad social se agrega la inequidad de género, expresada entre otros aspectos, por el bajo nivel de participación de las mujeres en la fuerza laboral5; por una 2

Quiero agradecer a Fanny Berlagoscky, Josefina Hurtado, Rosa Espínola, Mireya Zuleta, Soledad Rojas y Valentina Martínez, por sus aportes, interés y disposición a colaborar en este trabajo. 3 La tasa global de la fecundidad en el 2001, fue de 2.0 hijos por mujer (Anuario de Demografía y Estadísticas Vitales, INE). La fecundidad de las mujeres chilenas a descendido sustancialmente en 40 años. Sin embargo, existen diferencias por edad, nivel de educación y entre mujeres urbanas y rurales. 4 El 20% más pobre recibe el 3,9% del ingreso nacional, en tanto que el 20% más rico recibe el 56,5% del ingreso. (ALAMES - PIDHDD. 2005, cifra de Mideplan 2003). Entre los países latinoamericanos de mayor desigualdad según el índice de Gini se encuentran Brasil y Chile (PNUD 2004). 5 En 2000, el 39,3% de las mujeres integran la fuerza de trabajo. MIDEPLAN, Gobierno de Chile. Encuesta CASEN. 2000.

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importante brecha salarial entre mujeres y hombres que se desempeñan en trabajos similares6; feminización de la pobreza, caracterizada por un alto porcentaje de mujeres jefas de hogar en situación de pobreza, trabajos precarios, de mayor flexibilidad, informales7 e inestables. De acuerdo a la encuesta CASEN 2000, el 27,9% de las mujeres trabajadoras carece de contrato de trabajo, situación que afecta en mayor medida a trabajadoras/es que pertenecen a quintiles de menores ingresos. Otros cambios que impactan fuertemente la vida y la salud de las mujeres son los referidos a la composición de las familias. Se advierte una disminución del número de matrimonios, un aumento de las nulidades y un aumento notorio en el número de niños/as que nacen fuera de una relación conyugal, alcanzando en 2001 el 51% del total de nacimientos y para el mismo año poco más del 10% del total de nacidos vivos sólo fueron reconocidos por su madre8. En el ámbito de la salud, en el 2003 la tasa de mortalidad materna es de 12.1 por 100.000 nacidos vivos9, sin embargo, causas evitables de muerte como el aborto inducido10 siguen entre las primeras causas de muerte materna11. Por otro lado, existen elevadas tasas de mortalidad por cáncer de mama y cáncer cérvico uterino, ocupando el segundo y cuarto lugar – respectivamente – entre las muertes por tumores malignos12. En el ámbito del sistema de salud, se encuentra en marcha una reforma neoliberal, de carácter más institucional que sanitaria y con clara tendencia hacia la privatización y restricción de la participación estatal. La reforma se concentra en transformaciones de la estructura organizativa y funcional del sistema público de salud, del modelo de atención, del financiamiento, de las coberturas, de la regulación de las Isapres, de las prioridades y garantías, así como de las relaciones entre los diversos actores. Sin embargo, en relación a la disminución de las inequidades de género, han aportado más “los avances legislativos en materia de licencia paternal post parto, acoso sexual y divorcio, así como la modificación de la antigua ley sobre violencia intrafamiliar13”

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Las mujeres reciben salarios inferiores a los de los hombres en un 36% y a mayor nivel de escolaridad, con 13 años de estudio y más, las mujeres gana en promedio 52% menos que los hombres. MIDEPLAN, Gobierno de Chile. Encuesta CASEN. 2000. 7 “Según el Banco Mundial, nuestro país presenta un mercado laboral 2,5 veces más flexible que el promedio de Latinoamérica y casi 2 veces superior a las economías más desarrolladas (OCDE)”. Documento Escuela Continental Chile. Alames – Chile. 8 Maturana, Camila. Derechos Sexuales y Reproductivos, A Diez años del El Cairo. 2004: 37. Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos – Chile y Red de Salud de la Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. 9 OPS. Observatorio de Equidad de Género en Salud. Informe 2005:74. 10 Chile es uno de los pocos países en el mundo cuya legislación penaliza el aborto en cualquier circunstancia. 11 Alcanza aun 13% el año 2003. Op.cit: 66. 12 En 2001, 13.2 muertes por cáncer de mama por 100.000 mujeres y 8.7 la tasa de muerte por cáncer cérvico uterino. Op. Cit:68. 13 Op. Cit.

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El Movimiento de salud de las mujeres y su contribución a la reducción de las inequidades de género en salud Génesis del movimiento Durante los años de dictadura militar, el movimiento de mujeres se distinguió por su especial fuerza y resistencia ante la represión y la pobreza, así como por el levantamiento de reivindicaciones específicas de género, que denunciaban la violencia y discriminación contra las mujeres ejercida por el régimen militar. Por su parte, los representantes del sector salud no tenían la voluntad política para modificar sus marcos teóricos y sus prácticas, imbuidos en la tendencia cultural conservadora que caracterizaba a la sociedad chilena, condicionada, en gran medida, por la Iglesia Católica que ejerce hasta ahora, un verdadero tutelaje sobre las decisiones políticas en salud de las mujeres, lo que no se corresponde con el carácter laico del Estado chileno. Esta tendencia conservadora se instaló también en la izquierda chilena, sector de donde proviene gran parte de las mujeres que protagonizaron este movimiento y del cual no surgieron apoyos ni alianzas significativas en torno a las luchas específicas de género. En el seno de este movimiento de mujeres y feminista, se generaron también diferencias de estrategias políticas, entre quienes se definían por una opción más movimientista y autónoma de las instituciones y quienes optaron por incidir en las políticas públicas a partir de la academia, las instituciones no gubernamentales y la inserción directa en el Estado, lo que en cierta medida debilitó su accionar como sociedad civil. Estas diferencias adquieren relevancia para comprender el carácter del movimiento en salud de las mujeres que se perfila desde fines de la década de los 80´, así como los aprendizajes, críticas, obstáculos y desafíos que se plantean en sus más de 20 años de presencia. En los primeros años de transición a la democracia, el movimiento de salud de las mujeres, compuesto por ONGs y organizaciones sociales de mujeres provenientes del movimiento de mujeres y feminista, definió líneas de acción política centrada en algunos temas considerados estratégicos, entre éstos, la salud y la violencia de género. Estas organizaciones basaron su acción político-técnica en los conocimientos construidos, en sus propuestas respecto de salud integral, ciudadanía y democracia, derechos humanos, incluidos los derechos sexuales y reproductivos, y en su compromiso por los cambios que mejoren la salud de las personas, en particular de las mujeres14 Los referentes más importantes de estos movimientos fueron las redes temáticas que agruparon a las organizaciones, grupos de salud, ONGs y personas que trabajaban o que eran activistas dedicadas a estas temáticas. En el año 1989 se funda el Foro Abierto de Salud y Derechos Reproductivos en la Región Metropolitana y V Región, para luego en 1994 ampliarse a otras 6 regiones y en 1991, la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual. Ambas, integran a su vez, redes a nivel latinoamericano15. Durante el transcurso de todos estos años, el Foro ha trabajado en salud sexual y reproductiva y dentro de este ámbito, los temas de calidad de atención desde la 14

Fundación Ford. Encuentro sobre la Promoción y Protección de los Derechos Sexuales y Reproductivos en la Región. 1999. 15 Especial importancia reviste la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y Del Caribe (RSMLAC), que impulsa la formación de redes nacionales, que en el caso de Chile fue el Foro.

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perspectiva de género y de derechos, mortalidad materna, aborto, bioética, sida, sexualidad adolescente, embarazo adolescente y violencia sexual, junto con promover la participación de la sociedad civil y la rendición transparente de cuentas; a través de campañas, investigaciones, publicaciones, escuelas de formación y capacitación, así como difusión y promoción hacia los medios de comunicación y diversos sectores sociales e institucionales. La autodeterminación de los cuerpos de las mujeres y por ende, de todo lo relativo a la sexualidad y reproducción, es la propuesta de fondo de las organizaciones agrupadas en el Foro. Por ello, el derecho al aborto seguro y legal y la implementación de la maternidad voluntaria en Chile, han sido las líneas de trabajo prioritarias. Destaca la campaña de 1993 - cuyo contexto es la reciente derogación del aborto terapéutico por el gobierno militar en 1989 – por la realización del Simposio “Leyes para la Salud y la Vida de las Mujeres: Hablemos del Aborto Terapéutico” en el edificio Diego Portales, donde asistieron ponencistas latinoamericanos y alrededor de 600 personas, entre profesionales de la salud, de las ciencias sociales, activistas del movimiento de mujeres, autoridades de gobierno y salud, con el propósito construir alianzas a favor de la reposición del derecho ciudadano perdido por las mujeres. Durante noviembre de 2006, en un segundo intento, dos diputados con el apoyo de la Corporación Humanas, consultora de tendencia feminista, elaboraron una propuesta de ley de aborto terapéutico durante la primeras 12 semanas de gestación, moción que se rechazó como inadmisible en la Cámara de Diputados e incluso se negó la posibilidad de discutirlo. Aunque el aborto nunca ha estado en la agenda política de los gobiernos de la Concertación, incluso del actual, la sociedad chilena está más sensibilizada y dispuesta a legislar, como lo demuestran varias encuestas de opinión pública16 y la reciente declaración a favor de legislar sobre el aborto terapéutico de un importante gremio de la salud, la Confederación Nacional de Funcionarios de Salud Municipalizada (CONFUSAM). Otro de los referentes el movimiento de salud de la mujeres ha sido La Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual, conformada por organizaciones sociales y ONGs de mujeres y/o feministas que desarrollaron modelos de atención, donde se entregaban servicios básicos de atención psicológica, orientación jurídica y trabajaba con grupos de autoapoyo17 y de autoconciencia; implementación de espacios de acogida; capacitación a múltiples actores sociales e institucionales; contribución en la elaboración de la primera y la actual legislación sobre violencia intrafamiliar; entre otras estrategias, cuando aún no existía respuesta social o gubernamental hacia el problema. A partir del año 2001, a nivel latinoamericano y en Chile, la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual, lanza la campaña aún vigente: “Por la Vida de las Mujeres: ni una muerte Más” con el objetivo de visibilizar el femicidio. En el contexto de esta campaña se realiza la primera investigación que muestra este problema y otorga una herramienta que ha demostrado ser eficaz para incidir en las políticas públicas.

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Según la Encuesta Nacional de Opinión: Percepciones de las Mujeres en torno a la Despenalización del Aborto, el 61,9% considera que la reposición del aborto terapéutico tiene urgencia, mientras que para el 34% no la tiene. El 75% está de acuerdo con que se legalice el aborto cuando corre peligro la vida de la madre, mientras que el 21,5% está en desacuerdo. Corporación Humanas, Universidad de Chile. 2006. 17 Maira, G; Olea, P; Santana, P; Rojas, S. Guía de Recursos para la Acción: Servicios para la Atención de la Violencia contra las Mujeres. Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual. 2006.

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“...desde la Red, desde el año 2000 empieza a agitarse el problema del femicidio, la línea que viene desde México y de la red latinoamericana. Este estudio marca claramente un cambio, develar, identificar como éste problema es resultado de la violencia de género...eso marcó algo, en el año 2004 no estaba en la política y eso lo pusimos...eso se materializa en que hoy se van a instalar casas de acogida; en que se hace evidente que hay un problema de subregistro, que no se desagregan los delitos por sexo de las víctimas, que se identifica a quién mata pero no a quién matan, ni la 18 relación con el asesino...” (entrevista a Soledad Rojas )

Las Campañas han sido herramientas de sensibilización y de impacto, históricamente utilizadas por el movimiento de mujeres y feminista para instalar una problemática desde los conceptos y enfoques críticos de género, simbolizadas con fechas que recuperan la memoria histórica de los movimientos de mujeres del mundo y Latinoamérica19. En el ámbito de la salud de las mujeres, las campañas más importantes se concentran los días 28 de Mayo, “Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres” y el 28 de Septiembre “Día por la Despenalización del Aborto en América Latina y El Caribe”. Las campañas impulsadas por el Foro “soy mujer, tengo derechos”20 y “soy mujer, me quiero sana, exijo una atención humana”, marcan hitos en la defensa del derecho a la salud de las mujeres, donde el tema central fue la calidad de atención, dando pie a un sostenido trabajo con prestadoras/es de salud: “...se logró el objetivo de que todas nos miráramos como mujeres y como seres humanos que teníamos los mismos problemas. De alguna manera este trabajo traspasó las políticas públicas de salud porque la calidad de atención es un tema que lo está tomando el ministerio, está capacitando a su gente para tener buenos indicadores de calidad de atención y eso es producto de un largo trabajo...” (entrevista 21 Mireya Zuleta )

En la década de los 80, la movilización nacional “democracia en el país y en la casa” impulsada por el movimiento feminista en general, abogaba por el carácter político de los asuntos considerados de la vida privada y cotidiana de las personas y exigía al Estado que se hiciera cargo, el objetivo era “sacar la dictadura de la casa”22. En ese contexto, surge desde quienes trabajaban en violencia contra las mujeres, el concepto de violencia doméstica. La globalización económica en la que está inserto nuestro país ha conllevado procesos de globalización sociopolíticos, ampliando los referentes sobre derechos humanos y modelos democráticos. En este contexto han adquirido relevancia los eventos impulsados por Naciones Unidas y otros organismos de concertación mundial como las conferencias y 18

Actual coordinadora nacional de la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual. El 28 de Septiembre, se conmemora el día en que se declaró la libertad de vientre en Brasil en el siglo XVIII; el 25 de noviembre, Día Internacional por No Más Violencia Contra las Mujeres, se conmemora el asesinato de las hermanas dominicanas Mirabal por la dictadura de Trujillo en 1962. 20 “Su desarrollo duró 5 meses y se llevó a cabo a través de 48 jornadas en diferentes sectores de Santiago, ciudades y pueblos cercanos, participando cerca de 1.700 mujeres, de las cuales 332 eran campesinas organizadas (...) de la V, la VIII y Metropolitana, que incluían ciudades como Santiago, Valparaíso, Viña Del Mar, Quillota, Concepción, Coronel, Talcahuano, etc.” Revista Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos Chile A.G. Número 1/2003. 21 Fundadora del Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos, de la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual y Directora de la Casa de la Mujer-Valparaíso 1986 - 2003. 22 Carena Pérez, exposición en el lanzamiento de “Guía de Recursos para la Acción”. Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual. Santiago, nov. 2006. 19

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convenciones, proporcionando a los movimientos feministas y de mujeres, elementos e información para exigir cambios nacionales en pro de los derechos humanos y constituyéndose en una estrategia importante de movilización social y de fortalecimiento de la interlocución entre sociedad civil y Estado. Es así, como el movimiento de salud de las mujeres define entre sus estrategias principales, la generación de herramientas para el control ciudadano de las políticas de salud, tales como la elaboración de indicadores que permitan medir los avances, estancamientos o retrocesos en función de lo esperado según los acuerdos asumidos por el Estado. La Conferencia Mundial sobre la Mujer, Beijing 199523 y La Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo, El Cairo 199424, así como la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia la Mujer, CEDAW, son los principales marcos sobre los cuales se ha hecho vigilancia y monitoreo de políticas relacionadas con los derechos de las mujeres. El trabajo más reciente que convoca a numerosas instancias no gubernamentales, académicas y de la sociedad civil es el Observatorio de Equidad de Género en Salud, impulsado por la OPS. Como parte de este recorrido por las principales contribuciones del movimiento en salud de las mujeres, identificamos hitos - definidos como tal por su trascendencia e impacto social y a nivel de las políticas públicas - que verificamos a través de la literatura existente así como de la percepción de algunas de las mujeres que fueron protagonistas de estos procesos. A continuación, los describimos:

1. Convención Nacional de salud de las mujeres. Este proceso, impulsado por el Foro,

estuvo orientado a generar diagnóstico y propuesta en salud desde las mujeres desde un enfoque de ciudadanía en salud. La convención fue un espacio en que las mujeres hablan de su propia salud y definieron sus prioridades, elaboraron propuestas de acción y de implementación en las políticas. Como primera prioridad se planteó la calidad de atención en salud sexual y reproductiva y el concepto de calidad de atención en términos amplios. Para las mujeres el trato, la calidad de los servicios, la relación médico-paciente, (usuarias y ciudadanas) contar con un adecuado equipamiento e infraestructura así como profesionales idóneos, fueron centrales. La instalación de la calidad de atención en salud sexual y reproductiva continuó luego en el proceso de seguimiento y monitoreo de los acuerdos de la Conferencia del Cairo25. “En 1994 se implementó la Convención Nacional de Salud de las Mujeres, proceso que se desarrolló bajo formas diversas y creativas de participación. El proceso se llevó a cabo en 8 regiones del país: la Primera región, con Arica como ciudad eje; la IV Región, con la Serena; la V, con Valparaíso y Viña; la VII, con Talca; la VIII, con Coronel y Concepción; en la X Región, Osorno y Coyhaique en la XI Región. El proceso de convención se inició el día 28 de mayo de 1994, Día Internacional de Acción por la Salud de las mujeres y se desarrolló durante todo el año, participando en 23

Un ejemplo es el Índice de Compromiso Cumplido (ICC) elaborado por FLACSO y el Grupo Iniciativa Mujeres, en base a la Plataforma de Acción Mundial de la Conferencia de Beijing, el Plan de Acción Mundial de El Cairo, el Plan Nacional de igualdad de Oportunidades para las Mujeres 1994-1999 (SERNAM) y las Propuestas Políticas de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres Rurales (SERNAM, 1997). OPS. Observatorio de Equidad de Género en Salud. Informe 2005. 24 La experiencia más relevante fue el proceso de monitoreo de la Conferencia del Cairo realizado por el ForoRed de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos y la Red de Salud de la Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. Camila Maturana Kesten. Derechos Sexuales y Reproductivos en Chile, a diez años de El Cairo. Atenea. El Monitoreo como Práctica Ciudadana de las Mujeres. 2004. 25 Uno de los 5 ejes del seguimiento fue calidad de atención de los servicios de salud sexual y reproductiva. Op.cit.

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ella alrededor de 230 organizaciones aproximadamente 3.000 mujeres a lo largo de todo el país. Se incorporaron en este proceso mujeres dueñas de casa, campesinas, adolescentes, pescadoras, trabajadoras del sexo, prestadoras de salud, mujeres indígenas, políticas, adultas mayores, temporeras...” (Foro Abierto de Salud y Derechos Reproductivos. Convención Nacional de Salud de las Mujeres. 1995)

Una versión posterior de este ejercicio de participación ciudadana en salud de las mujeres, es la realización desde el 2002 - con el apoyo de la OPS - de 4 Parlamentos de Salud de las Mujeres, congregando a más de 1.000 mujeres y se han centrado en el análisis de la reforma de salud y la generación de propuestas desde el enfoque de género. Los efectos, de estos esfuerzos y en consonancia con los avances mundiales en derechos humanos de las mujeres, en 1994, el Ministerio de Salud decide transformar el tradicional Programa de Salud Materna y Perinatal en un Programa de Salud de la Mujer, donde plantea descentralizar la atención del ámbito reproductivo para abarcar otros aspectos del ciclo vital de las mujeres, avanzando hacia un concepto de salud integral y la incorporación paulatina del enfoque de género (Programa de Salud de la Mujer. Ministerio de Salud, 1997. p.7). Sin embargo, luego de varios años de este cambio a nivel programático, “Es necesario señalar que, transcurridos ya varios años desde que se comenzara a implementar el Programa de Salud de la Mujeres, y aún manteniéndose los positivos indicadores que tradicionalmente evalúan la atención en salud reproductiva...subsiste todavía una distancia entre el discurso programático y las prácticas que aseguren su realización” (Maturana, C. 2004: 83)

2. Quinacrina. En 1994, el Foro intervino en el proceso de investigación en fase experimental en torno a la esterilización con Quinacrina, impulsada por el Dr. Jaime Zipper, que estaba realizando en dos hospitales de Santiago y uno de Valdivia, sur de Chile a un grupo de 700 a 1000 mujeres. El Foro recabó antecedentes sobre los riesgos comprobados en otros países que potencialmente tendría este tipo de esterilización para la salud de las mujeres, de carácter cancerígenos y que el procesos estaba siendo realizado sin adecuado consentimiento informado. La persistencia del foro y la confrontación con las autoridades incluido el equipo de investigación, contribuyó finalmente a que se detuviera la investigación. ...la esterilización por Quinacrina fue fundamental, apuntamos a una estrategia muy importante... nadie lo estaba investigando, incluso desde los servicios de salud... en el servicios de salud sur oriente se hacía esta intervención y no había ningún seguimiento, ...denunciamos que se estuviera haciendo experimentación en Quinacrina pero sin ningún seguimiento a las mujeres que le aplicaron esta esterilización...algunas de ellas quedaron igualmente embarazadas, algunas tuvieron dificultades con sus propios hijos...finalmente se suspende esta investigación en el Hospital San José y después en el Sótero del Río...” (Entrevista a Fanny 26 Berlagoscky )

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Fundadora del Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos.

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3. Derechos Sexuales y Reproductivos. La connotación de los derechos sexuales y reproductivos como derechos humanos inalienables e indivisibles fue una de las directrices del movimiento de salud de las mujeres que actuó coordinadamente a nivel internacional. “Los movimientos de mujeres y feministas han articulado discursos que apuntan a recuperar la sexualidad y la reproducción como espacios de libertad. Han enunciado los derechos sexuales y reproductivos como componentes fundamentales de los derechos humanos, reformulando así la tradicional división de los espacios públicos y privados, aportando con ello nuevos significados a la universalidad de los derechos, 27 así como la igualdad y a la libertad”.

Reflejo de esta importancia es el cambio que opera en el mismo Foro de Salud, que pasa llamarse en 2002 “Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos”. Durante todos los años del Foro, se hacen capacitaciones y actividades de sensibilización dirigidas a las instituciones de salud y al movimiento de mujeres. Uno de los productos más significativos desde la estrategia legal, en relación a la instalación de la noción de derechos sexuales y reproductivos, es la elaboración del Proyecto de Ley Marco de Derechos Sexuales y Reproductivos y aunque no ha sido aprobado y se encuentra estancado en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, se percibe como una valiosa iniciativa ciudadana, ya que fue experiencia de trabajo colaborativo de la sociedad civil con parlamentarios/as a favor de los derechos de las mujeres. Entre los cambios favorables a la instalación de los derechos sexuales y reproductivos en la atención de salud sexual y reproductiva, podemos mencionar la habilitación progresiva de hospitales para permitir la participación y acompañamiento del padre durante el parto28; el cambio de las normas sobre esterilización quirúrgica, donde se define como un derecho de mujeres y hombres y al resguardo del consentimiento informado. Por último, cabe destacar las “Normas Nacionales sobre Regulación de la Fertilidad”, publicadas recientemente, representando un avance sustantivo en materia de incorporación del enfoque de género: “Estas normas incorporan explícitamente la perspectiva de género y por ello, se propone corregir las desigualdades que existen entre hombres y mujeres respecto a su capacidad de ejercer control y decidir sobre su propia salud sexual y reproductiva, así como también aumentar la participación y responsabilidad masculina en este ámbito, equiparándola con la que hoy asumen casi exclusivamente las mujeres.” (MINSAL.2006).

4. Violencia de género. En la promulgación de la primera ley de violencia intrafamiliar de 1994, participó activamente la Red Chilena contra la Violencia Doméstica y Sexual, ya que en ese tiempo, era el único sector que tenía conocimiento y experiencia acumulada en el abordaje de la violencia contra las mujeres. Si bien, se reconoce como un logro la 27

Maturana, Camila. Derechos Sexuales y Reproductivos en Chile. A diez años del Cairo. Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos Red de Salud de la Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. 2004: 9. 28 En el año 2001, uno de cada 10 hospitales corresponde a la clasificación de “servicios amigables” que, entre otras acciones, promueven y permiten dicha participación de los varones en el parto, que en 2001 alcanzó al 20% y en 2002 aumentó al 31%. (Op.cit: 42)

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promulgación de la ley, se advierte que el resultado no se ajusta a las propuestas hechas desde el movimiento. “...por ejemplo, la ley de VIF... yo estando en ese entonces en la red chilena, parte de la coordinación nacional, damos un trabajo potente en la comisión interministerial de VIF, trabajamos por mejorar esa ley...claro, nosotras estábamos por la penalización de lo constitutivo de delito, estábamos por muchas otras cosas que no ganamos, pero que yo creo que hubiese sido peor esa política si no se hubiese puesto en juego los aportes del movimiento feminista (...) En la modificación de la ley (2005) no se notó tanto la participación del movimiento feminista...a diferencia de la fase anterior, donde participamos en la comisión que elaboró la ley, en esta fase, mucho más desarticulado, nuestros aportes mucho más dispersos” (Entrevista a Valentina Martínez)

Este marco legal posibilitó que se implementaran programas de atención para las mujeres que viven violencia, aunque bajo el concepto de violencia intrafamiliar que invisibiliza las particulares condiciones de desigualdad en que se encuentran las mujeres y otorga una respuesta fragmentada al problema: “...pese a la importancia de estos avances, la institucionalización de la violencia intrafamiliar – y no de género – da cuenta de una fragmentación del problema y de los sujetos afectados en los discursos y prácticas institucionales que está impidiendo identificar las conexiones entre las diversas manifestaciones de la violencia contra las mujeres como expresiones de un mismo fenómeno” (Maira, G; Olea, P; Santana, P; Rojas, S. Guía de Recursos para la Acción: Servicios para la Atención de la Violencia contra las Mujeres. Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual. 2006: 7)

5. Anticoncepción de Emergencia. Desde el año 1997 varias organizaciones de mujeres y feministas, agrupadas principalmente en el Foro de Salud, exigieron la distribución gratuita en el sistema público de salud y para la venta en farmacias, de la anticoncepción de emergencia (AE), a través de un producto especialmente dedicado a la AE “Postinor” (Levonogestrel de 0.75 mg.), provocando gran polémica pública porque la iglesia católica y sectores políticos conservadores se opusieron, grupos pro-vida interpusieron recurso legales para que esto no se lograra29. Incluso se marginó de su cargo al entonces subsecretario de salud, (nombre) Infante. Esta pelea ha vuelto una y otra vez. En la actualidad, la AE se reparte en centros de salud de nivel primario, donde el gobierno local (Municipio) así lo permite, por lo tanto depende de la tendencia política del/a Alcalde/sa, registrándose casos de devolución de los fármacos al Ministerio y está en plena disputa legal la ampliación de este derecho a niñas menores de 14 años sin el consentimiento de los padres, medida propuesta por el Ministerio de Salud para apoyar a las víctimas de violencia sexual. Por otro lado, existe restricción para comprarla en farmacias, ya que se 29 En 2001, un grupo de organizaciones iterpuso un recurso de protección en contra del Ministerio de Salud y el Instituto de Salud Pública (ISP) por autorizar a un laboratorio comercializar y distribuir en el país el fármaco “Postinor”: Frente a ello, diversas organizaciones de mujeres y médicas intentaron hacerse parte del recurso para ser oídas, sin embargo, fueron rechazadas por la Corte de Apelaciones de Santiago... lo que motivó la posterior presentación de una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por denegación de justicia. En definitiva el recurso de protección fue acogido, prohibiéndose la circulación de “Postinor”...sin embargo, el ISP autorizó la comercialización del fármaco a otro laboratorio, bajo el nombre de “Postinor-2”...”. Maturana, Camila. Derechos Sexuales y Reproductivos en Chile. A diez años del Cairo. Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos y Red de Salud de la Mujeres Latinoamericanas y del Caribe. 2004: 878.

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exige receta médica retenida. El movimiento de salud de mujeres tuvo gran protagonismo en este debate y es percibido por muchas como una victoria. “La AE es una victoria del movimiento feminista...el primer afiche que se pone en el Ministerio es el afiche que nosotras hicimos en el proyecto de AE en el 2002, lo pone el subsecretario y al año siguiente él plantea la AE como una norma del ministerio y por eso lo echan...ahí hay algo en que sí incidimos...se demora el gobierno 3 años en poner nuevamente el tema...nosotras empezamos a trabajar en la AE en el 97...” (Entrevista Fanny Berlagoscky)

6. Reforma de salud. En los inicios de la reforma de salud, cuando el gobierno Ricardo Lagos presentó los proyectos legislativos ejes de la reforma, el movimiento en salud de las mujeres desarrolló un trabajo intenso de información y difusión entre las mujeres, de análisis y elaboración de propuesta30, denunciando la ausencia de enfoque de género y la puesta en marcha de un proceso de privatización de la salud y jibarización del Estado, donde las principales afectadas serían las mujeres, debido a que son las mayores usuarias tanto internas como externas del sistema. Aún cuando el gobierno elabora un discurso de género para la reforma, “Si bien, desde los inicios del proceso de reforma de salud en el año 2000, se constituyó el Ministerio de Salud un Grupo Asesor en Temas de Género que elaboró el documento “Transversalización de la Perspectiva de Género en las Políticas de Reforma de Salud en Chile”, en el curso posterior que tuvo el proceso mencionado no se aplicó este enfoque en forma explícita y sistemática en las propuestas legislativas” (OPS. Observatorio de Equidad de Género en Salud. Informe 2005).

Posteriormente se ha incorporado esta perspectiva en algunos programas de salud, pero se prevé que la actual reforma descansa en el trabajo gratuito de las mujeres, ya que no se ha abordado de manera transparente y adecuada los efectos que tendrán en las mujeres, medidas como la reducción del período de las hospitalizaciones, las altas más tempranas, el fortalecimiento de la salud comunitaria, entre otras que considera la reforma a nivel de modelos de salud.

Lecciones aprendidas Dos décadas y media de movilización de este sector de la sociedad civil conformado por organizaciones sociales y ONGs de mujeres y feministas, han impactado sin duda a favor del reconocimiento de las mujeres como sujetas de derechos específicos en el ámbito de la salud, generando cambios de disposición tanto en la sociedad chilena como en sus instituciones. Esa es la percepción compartida de quienes hemos participado en este movimiento. Sin embargo, también se comparte una visión crítica al evaluar el alcance y profundidad de los cambios generados por la actuación de este sector de la sociedad civil. A nivel cultural intangible, mediante la instalación de debates públicos, la generación de instancias de formación y participación social y política, se logra difundir un concepto de salud asociado a las condiciones de vida de las mujeres, ubicando en el centro el derecho 30

Se formó el movimiento por una reforma de salud con enfoque de género, en el cual participaron más de 20 organizaciones sociales de mujeres, colectivos feministas y ONGs. Destaca el apoyo de la OPS en la realización de jornadas y seminarios de discusión sobre reforma de salud y género.

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a la autodeterminación de sus cuerpos, de su sexualidad y reproducción y a una vida libre de violencia y un concepto que, en el marco del derecho a la salud, incluye con un fin estratégico, los derechos sexuales y reproductivos. Conceptos claves instalados por el movimiento, como género, derechos sexuales y reproductivos, violencia de género, derechos humanos y ciudadanos de las mujeres, entre otros, han sido incorporados en diversos instrumentos programáticos y normativos de salud31 al mismo tiempo que se ha incorporado paulatinamente el enfoque de género en el proceso de reforma de salud, aún cuando siguen siendo iniciativas puntuales e insuficientes. Los avances legislativos constituyen marcos importantes para la implementación de medidas programáticas y cambios a nivel de las prácticas de atención en salud, destacándose lo que se ha logrado en el ámbito de la violencia intrafamiliar32 y sexual33; la liberalización de las norma sobre esterilización; incorporación de las consejerías de salud sexual y reproductiva incluidos los principios de confidencialidad y toma de decisiones autónomas e informadas; participación de los hombres en distintos momentos del proceso de embarazo y parto; orientaciones específicas para la atención en salud sexual y reproductiva a adolescentes con base en instrumentos internacionales que reconocen sus derechos en este plano; accesibilidad de la anticoncepción de emergencia, entre otros. Podemos enumerar una serie de medidas e iniciativas gubernamentales que dan cuenta de que existe una sensibilización y voluntad política de los gobiernos de la Concertación de incorporar algunos aspectos derivados del enfoque de género. Pero la evaluación que existe desde sectores de este movimiento, es que son cambios lentos, insuficientes, descontinuados y descontextuados, dando origen a programas y políticas fragmentadas y muchas veces tergiversadas respecto del propósito político inicial con que fueron promovidos. El ejemplo más evidente de esto es la evolución que ha tenido la respuesta social y estatal hacia la violencia contra las mujeres, cuyo marco explicativo, la violencia intrafamiliar, invisibiliza las relaciones de poder construidas en base al género. El hecho de que en algunos de estos procesos de cambio ha tenido participación activa el movimiento de salud de las mujeres y en otros como el aborto, donde incluso se constatan retrocesos, constituyen elementos críticos de evaluación, pues otorga responsabilidad. La fuerza de los sectores conservadores y fundamentalistas y la desarticulación del movimiento de mujeres y feminista en general, así como el de salud en particular, son contextos que imponen tremendos desafíos para generar procesos verdaderamente transformadores de las desigualdades sociales y en particular las de género. Una de las lecturas en relación a este último punto, es que los avances obtenidos en materia de derechos en salud de la mujeres, han sido posibles debido a la inserción de mujeres 31

“Programa de Salud de la Mujer”, 1997; “Norma y Guía Clínica para a la Atención en Servicios de Urgencia a Personas Víctimas de Violencia Sexual”, 2004; “Guía Clínica para la Atención Primaria: Violencia Intrafamiliar, Detección, Diagnóstico y Tratamiento”, 2004-2005; “Normas Técnicas y Guía Clínicas sobre Regulación de la Fecundidad”, 2006; entre otros. 32 Este año se acaban de hacer 260 convenios con comunas donde hay profesionales que van a aplicar una metodología de atención que proviene de la experiencia feminista.” Entrevista a Valentina Martínez, integrante de la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual desde los primeros años y en uno de sus períodos, parte de la coordinación nacional. 33 Hasta 2004, se habían instalado en 7 hospitales, salas de atención con condiciones de privacidad, calidad técnica y trato humanizado para la primera atención a mujeres víctimas de violencia sexual. OPS. Observatorio de Equidad de Género en Salud. 2005.

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feministas y mujeres del movimiento de mujeres en el Estado, así como de las ONGs que tienen un claro perfil técnico, más que a la presencia de un movimiento que actúe como interlocutor con el Estado y como referente social y político. De esta manera, se da un doble juego, en el que las expertas se supeditan al poder de la institución de salud y al mismo tiempo, no tienen una base social que las apoye y se establece una relación clientelista con el Estado y funcional a necesidades que no siempre corresponden a intereses estratégicos de las mujeres. Esta forma de hacer política y de incidir en las políticas públicas, está siendo cuestionada por los efectos debilitadores que tiene para el movimiento de mujeres y feminista como movimiento social transformador34, entendiendo además que los movimientos sociales en su conjunto están en crisis como catalizadores de los cambios socioculturales, ”La concepción de la participación ha ido variando, esta política es bien perversa, el movimiento está fragmentado, por distintas razones: las organizaciones no se pueden mantener sin recursos, eso afecta a que por una parte de vayan atomizando y por otra, que las ong, se han ido especializando en ciertos temas, entonces cuesta pensar en este movimiento como una cosa más global en que estemos involucradas todas, falta 35 una agenda más común...” (Entrevista a Rosa Espínola )

La marcada tendencia de la organizaciones de mujeres y feministas que trabajan en salud a tener como referencia de acción política al Estado, ha repercutido también en la carencia de alianzas con otros sectores sociales, por otro lado, la falta de recursos – que antes provenían de la cooperación internacional - y el clientelismo atentan contra la necesaria autonomía de estas organizaciones. “Quizás esto ha obstaculizado en el último tiempo la conformación de un movimiento de salud fuerte, sostenible y protagónico en el escenario técnico político nacional, y como reflejo de ello, con impacto mediático. No obstante, lo cual, a través de organizaciones diversas que lo integran, ha conseguido incidir tanto en materia de instalación de temas en el debate público” (OPS. Observatorio de Equidad de Género en Salud. Informe 2005: 13)

Pareciera ser entonces que uno de los principales desafíos de este movimiento, cuyas contribuciones son sustantivas a favor de la equidad de género en salud, se orientan a fortalecer su articulación interna así como a la construcción de alianzas con otros sectores, entre los cuales los gremios de las salud son claves para avanzar en materias pendientes. Así también, es fundamental recuperar el centro y dirigir la acción hacia la mujeres, las organizaciones de base, las usuarias; a promover la complementariedad entre los saberes provenientes de la vida y la experiencia y aquellos que toman forma en la academia y a construir una relación con la institucionalidad basada en la legitimación política y el empoderamiento.

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Actualmente la Red Chilena Contra la Violencia Doméstica y Sexual se encuentra un proceso que han denominado de “re-politización”, en el que se reflexiona críticamente acerca de la relación con el Estado, con el movimiento feminista y de mujeres y con otros actores sociales, así como la “tematización” y por lo tanto, perspectiva fragmentada con que se aborda la violencia contra la mujeres. 35 Actual coordinadora nacional del Foro-Red de Salud y Derechos Sexuales y Reproductivos.

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