Donde el Arte y la Ciencia se encuentran

SALA 1 / MESA A / Interrelación diseño, arte, ciencia y tecnología Donde el Arte y la Ciencia se encuentran Autores/ Catalina Quijano Silva. Diseñado...
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SALA 1 / MESA A / Interrelación diseño, arte, ciencia y tecnología

Donde el Arte y la Ciencia se encuentran Autores/ Catalina Quijano Silva. Diseñadora Gráfica, UJTL. M.A. Creación de Nuevos Medios, ENSCI. Profesor Asociado II, Coordinadora de TadeoLAB en la D.I.C.E. de la Universidad Jorge Tadeo Lozano; Bogotá, Colombia. [email protected].

Resumen El trabajo interdisciplinar más que enseñarse se construye a partir de la experimentación junto a personas de otras procedencias, con otros tiempo de vida y otra formación. Así, la posibilidad de tomar caminos distintos a los tradicionales y asumir el error como algo esencial en el aprendizaje se convierten en el insumo para resolver preguntas de nuestro presente y para encontrar caminos mejores para afrontar el futuro Palabras claves: Laboratorio, Arte, Ciencia, Aprendizaje, Enseñanza, Interdisciplinar, Creación, Investigación, Colectividad, Colaboración, Futuro, Resolución, Red, Design Thinking. La Universidad Jorge Tadeo Lozano es desde hace tres años mi lugar de trabajo. Sin embargo, no es un lugar para mí ajeno. En los 90 fue mi lugar de estudio y experimentación, dónde obtuve después de muchas trasnochadas llenas de ecolines, rapidógrafos y ojeras, mi grado en Diseño Gráfico. Los años han pasado, pero a pesar de haber “dejado” mi bata de estudiante y ahora vestir el traje de profesora, la Utadeo sigue siendo el lugar donde aprendo. Es aquí donde casi sin pretenderlo, investigo, experimento y me reconfiguro casi a diario. Cuando estudié, escuchaba de la Tadeo como el lugar “Donde el Arte y Ciencia se encuentran”. Admitir que como

alumna este lema lo entendía, mas no lo viví, cambia todo. Estudiando me dominó casi siempre mi miedo a equivocarme ante los demás, por lo que nunca busqué dialogar con otros saberes. Por esto tampoco fui una persona que interactuara mucho con mis pares. Podían pasar días sin que hablara con ellos, pues, en mi timidez, prefería callar por el miedo a errar. Sin embargo, todo tuvo un giro hacia 1998, cuando por decisiones extracurriculares venidas casi de un sueño (o de una pesadilla), decidí vestirme con trusa y zapatillas. Allí dónde sólo se articulaba la música con pisos viejos de madera, barras blancas, reflejos y ante todo un espacio desnudo por llenar, encontré la delicia de aprender algo nuevo y de articularlo con el diseño. Al ballet llegué seducida por la ciencia del movimiento (que pasa por entender la física, la geometría y la biomecánica en el propio cuerpo), pero salí entendiendo a fondo la fotografía, la diagramación y la ilustración entre otras áreas multimediales. El abrirme a comprender de qué se trataba eso de hacer piruetas, de extenderse como un caucho y de bailar en la punta de los pies me permitió, casi de inmediato, a través de la experiencia, comprender la importancia de partir de cero; de crear y de aprender junto a personas muy diferentes a mí. En el camino dialogué con algunos dedicados toda una vida a su pasión por la danza. Aprendí de expertos, pero también de niños curiosos y valientes, quizá 15 años más jóvenes que yo. En ese instante se cayó para mí el mito de que el calendario de la vida es el que indica si es temprano o tarde para comprender algo; y que ese algo sólo se aprende si hay un maestro reconocido que lo enseñe. Desde entonces las experiencias que me ha brindado el ballet clásico han impactado mi proceso de aprendizaje universitario y mi forma de enseñar. Me di cuenta que el tener la oportunidad de vestir a la vez la trusa, el traje de profesora y la bata de estudiante es la respuesta natural para encontrarle el sentido a este encuentro de arte y ciencia. También me develó que la sabiduría no está necesariamente signada por la edad; y que los contenidos que se aplican experimentando al juntar saberes y

calendarios ayudan a comprender todo con más profundidad. Debo admitir que tuve suerte; todo esto lo hallé sin pretenderlo. Fuera de lo académico y sin ser algo importante para mis mentores universitarios, estuve yendo y viniendo de la universidad al ballet para explorar caminos alternos dónde aprender; adoptando siempre una posición distinta para poder observar sin prejuicios y con nuevos ojos. Hoy, al tener la ventaja de enseñar en la misma universidad donde me formé, la visión amplia y desprevenida sigue siendo mi punto de partida. También hoy mi misión es precisamente consolidar la plataforma donde científicos y artistas trabajen para resolver problemas reales; generando interacción, diálogos y sobre todo, buenas preguntas para mejores respuestas. Desde 2013, la Rectoría y la Dirección de Investigación, Creación y Extensión (D.I.C.E.) han apostado por la creación de este espacio de encuentro de saberes diversos. Este lugar sin fronteras actualmente está en marcha; con nombre, forma y vida para mí: Se trata de TadeoLAB, un laboratorio de creación e innovación colectiva en artes y ciencias, razón fundamental para realizar este escrito; la razón de mi trabajo actual. TadeoLAB es un laboratorio sin fronteras, que busca unir a las facultades y programas académicos, y en particular a sus protagonistas. Allí estudiantes, egresados, directivos, funcionarios y administrativos se encuentran para plantear y resolver problemas, logrando que en el proceso de hallar resultados, los profesores mantengan su bata de estudiantes y los estudiantes vistan trajes de maestros. I- ¿Pero qué es un Laboratorio y por qué es importante crearlo por y para la sociedad? Los laboratorios son en sí una necesidad que pide a gritos toda institución, empresa e industria que se encuentre en proceso de pensar cómo reorganizarse; que esté

replanteando sus esquemas de trabajo1; o que esté en la búsqueda de mejores formas para hacer investigación. En este momento, la vida avanza con velocidad exponencial. Los retos como ciudad, como país o simplemente como grupo humano en este planeta requieren soluciones ágiles, pero al mismo tiempo precisas y de impacto en el largo plazo. Mientras tanto, la academia y las intituciones que investigan, enfocadas en parámetros de excelencia, estándares de calidad y normas universales, burocratiza cada vez más sus pasos de funcionamiento, haciendo que su velocidad para reconocer y resolver problemas no esté a la par con los retos que exige la realidad actual y futura. Puede decirse que, por perseguir la excelencia, no estamos entendiendo lo que necesitamos para mejorar el presente; y además no estamos contruyendo herramientas para afrontar el futuro. Para ilustrar lo que es un laboratorio, podemos ver por ejemplo el caso de David Edwards. Él, biólogo y profesor de la Universidad de Harvard, fundó en 2007 Le Laboratoire, un lugar que propicia la creación en la frontera de las artes y de las ciencias. Establecido en París, creó este espacio donde todo tipo de disciplinas se encuentran para crear y dar la posibilidad de innovar a través de interacciones no tradicionales. En su libro, Le manifeste du laboratoire, Edwards expone claramente cómo este lugar de impacto ha generado resultados visibles en investigación – creación a través de la experimentación que plantea. Los laboratorios son lugares de investigación, de experimentación y de descubrimiento que fundamentan su existencia y dirigen su devenir. Socialmente son útiles; ellos condensan también experiencias humanas. La esperanza reina así como la suerte, el rigor, la invención y el deseo de convencer como el desafío de creer (Edwards, 2011, p. 8).

1

Le bonheur au travail, documental recuperado el 28 de Marzo de 2015, de: http://info.arte.tv/fr/le-bonheur-au-travail

Para Edwards –y para muchos de nosotros–, todo empieza con permitirse descubrir algo nuevo, sin detenerse por la incertidumbre del camino. Por ello basa el inicio de sus procesos en lo que muchos tratan de evitar al crecer: el soñar. Esta acción, típica en los niños –pero según Edwards, también en los visionarios– permite experimentar y creer que todo es posible con sólo imaginarlo. Puedo afirmar que por mi experiencia de vida y por lo logrado con Tadeo LAB, que sí. Que sí lo es. Sin esta forma de ver lo desconocido como algo positivo, bailar para mí hubiera sido un imposible. A los 23 años de edad soñé con bailar y sin escuchar imposibles, comencé a dar mis primeros pasos conscientes en una academia de danza. Escuché “peros” variados : “¿Quién puede pensar que un cuerpo puede aprender ballet clásico e insertarlo en cada pedazo de su piel a una edad tardía?” ; “¿Quién puede ver con la misma ternura a una niña de 5 años equivocándose en sus movimientos versus una persona

adulta

a

la

que

le

pasa

lo

mismo?”.

La verdad, cada vez que confundí mi pie izquierdo con “mi otro pie izquierdo” (es decir, el derecho), no hacía más que darle la razón a los que tildaron el que yo bailara como una pérdida de tiempo. Sin embargo mi fascinación al descubrir que salirme de los estándares de edad de aprendizaje, y en efecto, aprender, anuló las burlas; me quitó el temor a ser juzgada por los demás. Sí. Muchas personas consideraron mi interés por bailar no duraría, excepto mi maestra de ballet, Priscilla Welton. Precisamente mi experiencia con el ballet me demostró que congelarse por la edad, por las equivocaciones o por lo que otros piensen ante preguntas “tontas” o las caídas, lo único que hace es evitar cualquier tipo de aprendizaje. Y en mi caso, el propósito de aprender era claro. Esa misma actitud la fui asumiendo en todo, dejando de sufrir por un color mal aplicado, por ser muy torpe en modelado 3D; por descubrir mi propia fuerza ilustrando y mi propia forma de animar con plastilina una historia traída de los cabellos. Paralelo a esto, transladé mi experiencia en la danza –el hacer preguntas y aprender

colaborativamente–, a la universidad.

Antes de bailar, mis ejercicios en grupo

estaban signados únicamente por lo indicado por mis maestros, y el trabajo colaborativo existía solamente como estrategia para racionalizar los gastos (o para que los “maestros” tuvieran menos trabajos por evaluar). No se cuestionaba, ni sumaban saberes. No se iba más allá de lo que el ejercicio solicitaba, ni se evaluaba por competencias.Tampoco aprendía de mis compañeros. Ahora, observo cómo el maestro se transforma en alumno; cómo los mismos estudiantes con sus cuestionamientos enseñan y cómo al finalizar los ejercicios académicos el interés por mejorar impulsa a seguir trabajando luego de que el profesor se ha ido. Justo como en el ballet, cuando aprendí que luego del ensayo necesitaba practicar aún más para ir a la par de los más experimentados que yo. Al principio yo simplemente observaba, poco a poco comencé a seguirles los pasos, y así, aprendí de ellos. Esto mismo lo apliqué luego en los salones de la Utadeo, alargando la observación de mis pares y el intercambio de experiencias entre compañeros y hoy también, de mis alumnos. Lo anterior, tal vez desprovisto de un tono académico, no es una improvisación. Es un discurso sincero que se ha venido consolidando con los años. Más que algo mítico y personal, es la manifestación de nuevos procesos en mi trabajo pedagógico que me permite entender mejor la importancia de experimentar trabajando dentro y fuera del aula de clase. Mis trabajos de grado y mi trabajo de investigación y creación2 dan cuenta de todo esta dinámica: Hablar de diseño desde la danza y de la danza desde el diseño; de la necesidad de tener contacto con la realidad para fundirla con la academia; de la importancia de trasladar otras disciplinas a la propia; y, finalmente, de las ventajas de investigar y de aprender haciendo. Decía, pues, que desde que realizo una actividad paralela al diseño, comencé realmente a comprender el diseño a 2

Cuestión de Equilibrio (2000), trabajo de Grado de Diseño Gráfico, UJTL. Balance (2002-2005), trabajo de grado de la Especialización en Creación multimedia UniAndes y obra interactiva realizada en el centro de arte CAMAC, en Marnay sur Seine, Francia. La Superbailable! (2007), investigación-creación junto con el profesor Leonardo Parra, UniAndes. PrisMa (2007-2010), grupo de danza clásica y coreografía visual, UniAndes. 32pts y1/2 – TreintaYDósPuntosYMedio (2010), investigación-creación en innovación, UniAndes. Estudio y Registro del Cuerpo en Movimiento desde el Diseño y la Interacción. (2013-2014), investigación-creación, UJTL. Estudio de la Escuela Nacional de Ballet de Cuba (2010-actualidad), creación-investigación.

fondo. Al tener esta experiencia interdisciplinar literalmente metida en el cuerpo, ha sido apasionante abordar el reto de crear para la Universidad Jorge Tadeo Lozano un laboratorio interdisciplinar de Artes y Ciencias que impulse nuevas formas de aprender y modelos heterodoxos de creación e investigación. Para lograrlo, hemos venido construyendo con un grupo de trabajo este espacio de participación académica –y hoy por hoy ciudadana–, abierto a todos los que queremos reflexionar y mejorar una temática determinada.

Actualmente trabajamos de manera

transversal en el estudio de la antropología de espacios de aprendizaje; la conjunción de medios análogos y digitales para la creación; así como en el entendimiento de la movilidad urbana en Bogotá desde el pensamiento de diseño. En este punto, anota Edwards, el vínculo arte-ciencia se da, así, trabajando; sin mayor preámbulo. Por ello cada laboratorio desarrolla sus propias metodologías, conservando el trabajo colaborativo, la exploración y la actitud de ser productores más que consumidores de información y de objetos terminados. Así pues, existen hoy en día tantos laboratorios como temas que se requiera abordar: el MediaLab, como espacio donde la tecnología se cruza con el mundo real; el C.R.I. en París, donde se crea colaborativamente y en red sobre las fronteras de la vida, permeadas por el arte y lo digital; los laboratorios de Google, con su 20% de tiempo libre; IDEO, que mientras genera buenas metodologías de design thinking, se ha transformado a la par en una escuela de MBAs de avanzada. También está ARTEM, donde arte, tecnología y management son aplicadas en procesos de investigación; o el Future Lab, de Ars Electronica, donde se imagina lo que vendrá. Todos ellos son fantásticos ejemplos, pero no son “hackeables”. En otras palabras son irrepetibles, porque responden a asuntos específicos dados por sus integrantes, clientes y entorno. Por nuestra parte, TadeoLAB inicia en este punto: conociendo e interactuando con nuestra realidad inmediata, y buscando en ésta las preguntas que nos permitan poder mejorar día a día. Esa es nuestra misión.

2. Un Laboratorio para el presente y el futuro de la Utadeo que parte de la inspiración En un laboratorio de arte-ciencia, luego de la etapa de concepción y de investigación, llega la fase de evaluación que toma la forma de exposiciones o de manifestaciones públicas que permiten valorizar una idea, de hacerla evolucionar en función de las reacciones y de adaptar los resultados a los entornos significativos, culturales, industriales o humanitarios a los cuales el proyecto pretende responder (Edwards, 2011, p. 17). Al tener identificado el propósito, es más claro entender la pertinencia de un laboratorio,

cuyos

proyectos

son

demandantes,

arriesgados

y

generan

incertidumbre. El aprendizaje en el laboratorio comienza en sí mismo con el desaprender. En nuestra experiencia con estudiantes y profesores de TadeoLAB, al iniciar los proyectos el comportamiento de ambos en general es tradicional e incrédulo ante las posibilidades. Los estudiantes esperan simplemente “recibir” de los maestros, para luego “re-crear”. Algunos profesores aún asumen que un laboratorio es apenas como un gran buffete, donde se ofrece infinidad de información que cada estudiante tomará según su interés. Desconociendo los estudiantes que la información es prácticamente universal; disponible sin mediador. Desconociendo el maestro, que su valor radica hoy en guiar y no simplemente en repetir información compleja (o un discurso propio que no ha evolucionado con el tiempo). Así que el desaprender pasa por entender que el conocimiento no es sólo información; y que la educación no se logra unicamente con conocimientos. En el laboratorio se hace evidente algo obvio en el papel pero difícil de ver en la práctica: Es importante transmitir contenidos; con sentido, que se vinculen a la vida y vayan al ritmo que va ésta.

François Taddéi, director del C.R.I. (Center of Research and Interdisciplinarity París), gran revolucionario de la educación superior francesa, afirma al igual que varios otros antes que él, que la educación se mueve muy lento frente a las necesidades que la vida exige de ella. Por esto, dice Taddéi, lo enseñado hoy es probable que sea inútil cuando mañana se ponga en práctica: Estamos sometidos a un mundo que tiene muchas partes, pero cada uno de nosotros sólo ve una pequeña parte de ese mundo. Si cada uno comparte su parte y comprende cómo ensamblar todas éstas, podremos construir el mundo de mañana. Para ello creo que debemos inventar y crear una educación que invite a los jóvenes de hoy a crear el mundo del mañana (Taddéi, 2014) 3 Es aquí cuando la relación entre lo tradicional (La Utadeo) y lo actual (el C.R.I.) nace como proyecto. Junto con la profesora Ana María Campos, PhD en Química representando el área de Ciencia, tuve la suerte de trabajar durante 3 semanas en el verano de 2013 en París, en una inmersión en este centro. En sólo días, guiadas por estudiantes más que por maestros, logramos comprender la potencia de un laboratorio interdisciplinar y la necesidad de generar un espacio libre de fronteras para generar un encuentro natural de metodologías bajo temáticas comunes. En esta inmersión fue clave el trabajar juntas, ya que cada una viene de un lugar diferente y aislado en la Utadeo. Allá logramos conjugarnos para interactuar y aprender, en un trabajo de descubrimiento mutuo y colectivo que cambió por completo nuestras experiencia allí. (experiencia que nunca vivimos en nuestra Universidad, a pesar de trabajar en el mismo edificio): Debemos crear una inteligencia colectiva que nos permita a todos hacer cosas que no podríamos hacer solos, sabiendo utilizar al máximo las máquinas, pues en 20 años, el 50% de las profesiones desaparecerán porque las máquinas realizan ese Conferencia Comment inventer le monde de demain? / ¿Cómo inventar el mundo de mañana? François TADDEI - WikiStage YESS , recuperado el 1º de Marzo de 2015, de https://www.youtube.com/watch?v=qyqjQ3OCrRI 3

tipo de trabajo. Las máquinas saben calcular y memorizar y a pesar de esto, el sistema educativo está basado en el cálculo y la memorización. Sin embargo hay al menos tres tipos de inteligencia: la 1ª es la capacidad de resolver problemas clásicos. La 2ª es la capacidad de resolver nuevos problemas (iniciativas donde uno incita a

que los estudiantes trabajen en resolver nuevos problemas). La 3ª

inteligencia es la de definir uno mismo los problemas que son pertinentes y que merecen que uno se implique personal y colectivamente. Entonces en vez de evaluar a los estudiantes por sus respuestas, podemos evaluarlos por sus preguntas, y eso inicia desde muy jóvenes (Taddéi, 2014). 4 Implicarse colectivamente permite vivir nuevas maneras de hacer preguntas, sin ser experto en todos los temas; lo que abre paso a vivencias enriquecedoras en múltiples sentidos más allá de lo académico; abriendo paso a la posibilidad de aprender –aquí sí– sobre cualquier tema que nos interese. Según Gopnik (2010), todos nacemos investigadores –preguntamos cosas–, pero al crecer aniquilamos torpemente esta virtud de preguntar, hasta en muchos casos eliminiarla de nuestro ser con todo lo negativo que ello implica. 3.

¿Cómo

trabajamos

en

TadeoLAB

para

lograr

resolver

problemas?

Actualmente, TadeoLAB en tan sólo año y medio, ha producido unas electivas interdisciplinares, talleres, laboratorios y seminarios que con resultados medibles muestran la fortaleza en su modo de operar. Lo interdisciplinar allí no lo define que se cuente con estudiantes de las cuatro facultades de la universidad, sino el convocar bajo un esquema horizontal de trabajo a cada uno de los actores que conforman la Utadeo, para aprender y usar la interacción de artes y ciencias como herramienta para generar procesos que solucionen problemas. Así, hoy TadeoLAB, junto con el CRI, busca la creación de un “diploma en blanco”, basado en el espíritu OPEN 4

Conferencia Comment inventer le monde de demain? / ¿Cómo inventar el mundo de mañana? François TADDEI WikiStage YESS , recuperado el 1º de Marzo de 2015, de https://www.youtube.com/watch?v=qyqjQ3OCrRI

FIESTA 5 Como inicio de este proceso, tenemos ya 7 electivas en curso, dos laboratorios de encuentro (MoviLAB, Laboratorio de Movilidad; y el Laboratorio del Cuerpo), un proyecto de investigación para la elaboración colectiva del Plan de Seguridad Vial de Utadeo. Igualmente están creciendo iniciativas de generación de redes en la comunidad tadeísta. Así que sean ustedes bienvenidos a esta aventura de descubrimiento, en las que a diario usamos todo tipo de trajes, batas, trusas y otros atuendos para darnos la oportunidad de comprender diversos diálogos que generan la ciencia y el arte para crear espacios útiles para nuestra sociedad. Bibliografía EDWARDS, David, 2011. Le Manifeste du Laboratoire, Ed. Odile Jacob. Paris. Pág 17. GOPNIK, Allison, 2010. The Philosophical Baby: What Children's Minds Tell Us About Truth, Love, and the Meaning of Life. Gopnik, Ed Picador. New York

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OPEN FIESTA Que traduce Open Faculty (Facultad) es lo que quiere decir que tienen que estar abiertas a las disciplinas pero también a la sociedad. Open Innovation (Innovación), Open Education (Educación), Open Science (Ciencia), Open Technology (Tecnología) y Open Art (Arte). La idea es que debemos combinar las perspectivas artísticas, científicas, tecnológicas, educativas e innovativas para construir la sociedad de mañana todos juntos a través de diferentes lugares. El diploma lo van creando los estudiantes junto con sus mentores quienes son guías.