DIRECTORA DE LA DIBAM Y REPRESENTANTE LEGAL Magdalena Krebs Kaulen

BOLETÍN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA NÚMERO 2, AÑO 2, COPIAPÓ-ATACAMA-CHILE. 2011 DIRECTORA DE LA DIBAM Y REPRESENTANTE LEGAL Magdalena Krebs Kaulen...
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BOLETÍN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA NÚMERO 2, AÑO 2, COPIAPÓ-ATACAMA-CHILE. 2011 DIRECTORA DE LA DIBAM Y REPRESENTANTE LEGAL Magdalena Krebs Kaulen SUBDIRECTOR NACIONAL DE MUSEOS Alan Trampe Torrejón DIRECTOR MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Guillermo Cortés Lutz EDITOR Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba COMITÉ EDITORIAL Ciencias Sociales y Humanidades: Guillermo Cortés Lutz; Profesor de Historia y Geografía, Doctor en Historia. Ángel Espina Barros; Doctor en Antropología. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba; Profesor de Historia y Geografía, Magíster en Estudios Latinoamericanos. Ciencias Naturales: Bernardo Sepúlveda Hernández; Licenciado en Biología; Doctor en Biología. Eduardo Fernández Cisternas; Doctor en Electroquímica. CONTACTO Museo Regional de Atacama, Atacama Nº 98, Copiapó, Atacama, Chile. Teléfonos: (56-52) 212313-230498 Fax: (56-52) 212313-230498 Email Editor: [email protected] Sitio Web: www.museodeatacama.cl Dirección Postal: Casilla 134, Correo Copiapó, Región de Atacama ISSN: 0719-1251. FOTOGRAFÍA PORTADA Felipe Santiago Matta Goyenechea Circa 1890, Colección Museo Regional de Atacama

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SUMARIO Pág. BANDOLEROS Y JINETES MITICOS EN IBEROAMERICA. Ángel Espina Barrio.

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El FUERTE COPIAPO 1548, LOS ORIGENES URBANOS DE COPIAPO, DESDE EL SIGLO XVI HASTA EL PRESENTE. Guillermo Cortes Lutz. 10 LOS ARCOS DEL TRIUNFO EN EL RECIBIMIENTO DE LOS BATALLONES DE ATACAMA. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba

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ANTECEDENTES HISTÓRICOS SOBRE EL USO DEL AGUA Y SUS CONFLICTOS EN EL VALLE DE COPIAPÓ A PARTIR DEL SIGLO XVIII. Francisco Berríos Drolett Juana Lucero Villavicencio 34 ESTUDIO FORTALECIMIENTO DE LA IDENTIDAD REGIONAL DE ATACAMA, ALGUNOS RESULTADOS. Mauricio Lorca 41

¿POR QUE HABLAR DESDE LA REGION?, IMPORTANCIA DE LA HISTORIA REGIONAL EN LA PRACTICA HISTORIOGRAFICA CHILENA. Jimena Ferreiro Hormazábal 52

LISTA COMENTADA DE LOS REPTILES DE LA REGION DE ATACAMA Jaime Troncoso Palacios Yery Marambio Alfaro

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NOTAS SOBRE NATURALISTAS CHILENOS, EL ABATE JUAN IGNACIO MOLINA Pablo Valladares Faúndez

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PRESENTACIÓN Por segundo año consecutivo, el Museo Regional de Atacama, presenta a la comunidad; tanto científica, cultural, educacional y en general a todo el público, un conjunto de investigaciones y reflexiones con relación a la historia, la identidad, y el patrimonio natural y cultural, preferentemente de la región de Atacama, pero también del país y de Latinoamérica. Nuestras páginas, buscan abrir ventanas para la generación de un saber diverso, donde se entremezclan jóvenes investigadores, con reconocidos expertos, hemos intentado en este rescate y puesta en valor del patrimonio regional y latinoamericano, que tratemos tópicos que vayan desde la herpetología, hasta el rescate de la figura del bandido latinoamericano. Y si bien en el primer número, contamos con el valioso aporte del antropólogo mexicano, Doctor Rafael Pérez-Taylor, este número cuenta con el aporte del antropólogo español Doctor Ángel Espina Barros, Director del programa de Doctorado en Antropología Hispanoamericana de la Universidad de Salamanca y uno de los más reconocido latinoamericanista. Lo que le da un fuerte carácter y rigor científico a nuestro boletín, a la vez que internacionaliza la investigación y el pensamiento surgido en Atacama. El Museo Regional de Atacama, hoy se encuentra en condiciones coyunturales diferentes, a las del año anterior, en primer lugar su exhibición, el principal elemento con el que nos relacionamos con la gente, las comunidades y la sociedad toda, se ha visto reforzada, con el ingreso a nuestra colección y por ende a la exhibición, de la mítica Capsula Fénix II, que trajo con vida a la superficie a los 33 mineros, rescatados de las profundidades de la mina San José, en octubre de 2010, como también contar con la a nota de rescate de los 33 mineros, escrita por José Ojeda , que permitió saber dónde y cómo se encontraban los 33 mineros atrapados en las profundidades del subsuelo atacameño - Esto pone a nuestro Museo, como un sitio de visita permanente de la ciudadanía, de estudiantes, como también de investigadores, y de la prensa nacional y extranjera, este estar en tanta exposición mediática, nos obliga a mantener a la investigación y la generación de nuevos conocimientos como un elemento central de nuestro quehacer museológico, y por ello hemos hecho un esfuerzo importante por mantener nuestro boletín. Pero, este boletín, que es un publicación regular y científica, tiene claramente, como ya lo dijimos en su primer número un fin pedagógico, aportar al sistema educacional atacameño y chileno en general, donde nuestros artículos, si bien mantienen su sistematicidad y rigor disciplinario, tiene la capacidad de ser un elemento de apoyo al proceso educativo. Este Museo, que se ha caracterizado por apostar fuertemente , para una buena educación y un mejor aprendizaje, pone al servicio del mundo escolar, estas investigaciones y reflexiones, que al ser estímulos variopintos, permitirán conocer mejor nuestras raíces regionales, para de esta forma avanzar en la comprensión de los procesos más globales. Finalmente decir que el Boletín del Museo regional de Atacama, es una herramienta para la investigación, difusión, para la reflexión crítica, la propuesta y la participación, en este potente acto cívico que significa educar desde la puesta en valor del patrimonio. Prof. Guillermo Cortés Lutz Doctor en Historia Director del Museo Regional de Atacama – Dibam

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 3-11, Salamanca-España.

BANDOLEROS Y JINETES MITICOS EN IBEROAMERICA Ángel Espina Barrio1 Introducción Asaltos de diligencias, emboscadas, ataques en caseríos, todos sucesos que ocurrían en el pasado con mucha frecuencia, configuran la imagen del bandolero, asaltador de caminos. Su delictiva acción en grupo (banda) se representa profusamente en cuadros, grabados y láminas, especialmente desde el s. XIX. La ideología romántica propia de tal siglo recrea la figura del bandolero y la idealiza, despojándola en muchos casos de su crueldad, nos ofrece relatos e imágenes que caen en una ingenuidad y un exotismo, a veces poco realista. ¿Es el bandolero un personaje que trabaja a favor del pueblo? ¿Realmente roba a los ricos para dar a los pobres? Quizá no, pero lo que si parece claro es que el bandolero es un rebelde que compite con los poderes establecidos, muchas veces igual de crueles, para subsistir. Pero para comprender bien estas figuras del delito en Iberoamérica hemos de considerar primero la caballería en su generalidad desde tiempo antes de la expansión ibérica en el Continente Americano. Se considera que la capacidad de dominio de muchos imperios de la antigüedad se debió a los animales empleados, especialmente el caballo. Tal se afirma del imperio del “Gran Khan” que se extendía desde el Sudeste asiático hasta los límites orientales de Europa y cuyos guerreros montaban los pequeños pero fuertes caballos mongoles. Lo mismo sucedió en la conquista americana cuya rapidez se debió en parte al empleo militar de los importados caballos, empleo que poco a poco derivaría hacia el transporte y se generalizaría en todo el Continente americano dando lugar a un tipo de jinete que en su polimorfismo y por su importancia comentaremos en detalle a continuación. Pero antes de ello observemos que a finales de la Edad Media en Europa se forja la figura y el espíritu de la “caballería”, ideal de todo hombre destacado ya sea en la forma de “cruzado”, guerrero y, especialmente, como caballero andante. A pesar de que el “Quijote” supone, entre otras cosas, una sátira sagaz a este tipo de ideales, el prestigio de los caballeros permaneció intacto suponiendo en muchos casos un signo de preeminencia social. Y parte de ese espíritu medieval se traspasa a América con los conquistadores que no por casualidad tienen a Santiago ecuestre, entre los castellanos, o a San Jorge para los portugueses, como figuras sacras ecuestres de identificación.

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Doctor en Antropología, Académico y Profesor Titular del Doctorado en Antropología de Iberoamericana Universidad de Salamanca, España. Coordinador del Programa Interuniversitario de Postgrado en Antropología de Iberoamérica, de las Universidades de Salamanca, Valladolid y León. [email protected]

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Jinetes en Hispanoamérica En América muy pronto, asociado a la ganadería especialmente la vacuna, se perfila la figura del llanero, heredero del mayoral hispánico, que va tomando diversos usos, atuendos y costumbres, según el clima y la orografía, pero que conserva muchos rasgos de su origen. Jinetes hábiles y esforzados que proliferan de Norte a Sur en todos los países americanos y que forman parte de su historia y de su leyenda, colaborando a crear identidades nuevas. Tienen diversos nombres pero su espíritu de libertad, su fuerza viril, su indomabilidad son tan invariantes como el amor hacia su caballo, verdadero complemento de su personalidad y de su vida. Mitificados como “llaneros solitarios”, lo fueran o no, representan los pioneros de Arizona, Jalisco, Los llanos del Arauca colombo-venezolano, el Cangaço, la Pampa, Son símbolos icónicos de estas nuevas culturas que amalgaman libertad, individualismo, fuerza, aislamiento del hombre en amplísimas geografías. Son mucho más antiguos y genuinos que el archiconocido “cow-boy” que se ha vendido como esencia de lo norteamericano. En realidad esta es una característica general de casi todos los rasgos que se pretenden genuinamente norteamericanos: suelen ser meros remedos de las altas culturas sureñas. Así la hamburguesa es una torta mexicana o cubana a la que se le sustrae el chile a cambio de suaves pepinillos; la coca-cola es una derivación de la zarzaparrilla y hasta el famoso super-mán (o spidermán) es, a poco que pensemos, “el zorro” modernizado. También justiciero, con doble vida, rápido y adorado por las mujeres, aunque, eso sí, su vuelo ya no es en caballo. Mención aparte merece el jinete charro jalisciense que en sus formas actuales y como representación de lo mexicano es muy reciente, no antes de la revolución de 1910, pero que asociado a los capataces del porfiriato y anteriormente a las haciendas coloniales, tiene sus raíces en los propios caballeros cortesianos. Pocos mexicanos conocen que el término charro y jinete charro se emplean desde mucho tiempo atrás en Salamanca (España), siendo incluso el gentilicio popular de esta provincia. Asimismo en esta zona eminentemente ibérica también se engalanan con elegantes “charrerías”, barrocos adornos de plata o de oro, idénticos a los que hoy vemos en charros y mariachis mexicanos. Pero esto no debe extrañarnos pues los propios salmantinos, a su vez, desconocen que sus queridas charrerías proceden y siguen utilizándose en la cultura bereber de Marruecos. Y este ejemplo, que puede parecer muy particular, es ilustrativo y paradigmático de cómo la cultura hispánica, fuertemente mestiza y mudéjar, es la que pervivirá en América mezclada a su vez con las tradiciones autóctonas. En Colombia y Venezuela encontramos también a los llaneros desarrollando su subsistencia alrededor de la prolífica ganadería y trasformándose en bravos lanceros cuando los avatares de la guerra así lo exigieron, especialmente en las independencias. Una de las primeras descripciones de estos peones llaneros nos la da Humboldt haciendo referencia a “hombres desnudos hasta la cintura y armados con una lanza recorren a caballo las sabana”. Estos “hombres pardos” unos son libres, o manumisos, y otros esclavos y muchas veces éstos últimos pasarían a ser “cimarrones” huidos a las regiones más inhóspitas del Continente. (Humboldt, 1956) Por otro lado, José Antonio Páez, famoso caudillo independentista, colabora en sus escritos a conformar las esencias de lo llanero y de sus supuestos peligros:“…los

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llaneros vivían y morían como hombres a los que no cupo otro destino que luchar contra los elementos y las fieras […] no son otra cosa los caballos y los toros salvajes. Una lucha incesante en que la vida escapa como de milagro, lucha que pone a prueba las fuerzas corporales, y que necesita una resistencia moral ilimitada…”. (Páez, 1946) Estos llaneros y lanceros míticos, ya sean realistas (Boves), o independentistas (Páez) son admirablemente descritos por Arturo Uslar Prieti en sus novelas, especialmente en Las lanzas coloradas (Uslar Prieti, 1993). En la paz el llanero muestra un folclore y unos estilos de vida peculiares pero similares a los descritos y, como en otras ocasiones, con el tiempo se perfilarán estos rasgos como una cultura autóctona; como el “alma llanera” emblemática de toda Venezuela. Por el contrario en las zonas altas y abruptas norandinas, surge una figura bastante distinta, también mítica para algunas regiones colombianas, como la de Antioquia. Me refiero al arriero, esforzado caminante que, incluso con los pies desnudos, va tirando de las mulas que transportan la valiosa mercancía por veredas imposibles. Sus hazañas, sus posadas, sus zurrones, su atuendo y sus historias, están en el inconsciente colectivo de los antioqueños, como lo estuvieron entre los asturianos o leoneses. Y qué decir de los más modernos pero no por ello menos arquetípicos cangaçeiros del Nordeste brasileño, que a mitad de camino entre empecinados guerrilleros y bandoleros de Sierra Morena, también como “zorros pernambucanos” “robaban al rico para dárselo a los pobres”. Su atrayente figura perdura hasta la actualidad quizá como recuerdo y nostalgia de una rebeldía malograda. Entre los tipos humanos que existieron en América en simbiosis con sus animales y monturas destaca el gaucho, jinete mestizo que no criollo conocedor de las pampas sureñas. Recibe del indígena no sólo sangre sino técnicas de caza y costumbres. Nos dice Emilio Corbiere hablando de la etimología de la voz “gaucho” que procede del lenguaje indígena, concretamente de “la palabra huaso, fonéticamente guascho, y que servía para distinguir al individuo que se bastaba a sí mismo, carente de padre conocido…” (Corbiere, 1998) Naturalmente que a esta designación hubieron de añadirse características cada vez más positivas, de independencia, arrojo y valentía principalmente, para que llegara a ser una de las representaciones más prístinas del “alma argentina”. Pero las primitivas connotaciones del término tocan uno de los aspectos más recóndito y a la vez más significativo del mestizaje iberoamericano. La simbólica pero también, a veces, física “ausencia de padre”, que en el plano social se traduce en “ausencia de ley” y en debilidad de las instituciones, y que parece estar en el fondo de muchos conflictos, violencias y desigualdades de la actualidad. Con todo, no es en este importante componente, que mucho tiene que ver con el bandidaje, en el que queremos centrar ahora nuestro análisis si no brevemente en las raíces de estas formas de vida humana asociadas a la ganadería y especialmente a la caballería. Ya hemos visto que, como en otras zonas de Europa, durante la Edad Media en la Península ibérica se dio el nacimiento del espíritu de la “caballería” y un florecimiento de la ganadería cuyo gremio prevalecía claramente sobre el de los agricultores. Concretamente hablando de diversas zonas de Castilla y León, desde remotas épocas prehistóricas, existe una rica tradición ganadera. Exponente simbólico de la misma son los míticos toros de Guisando, verdaderas petrificaciones de la omnipresencia del vacuno en tales tierras. Para el ganado ovino y el caprino hubo una época floreciente que se inicia como decimos a finales de la Edad Media

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cuando la Península y la especialmente la zona castellana se vio cruzada de norte a sur por las cañadas de la otrora poderosa Mesta. Estos caminos pecuarios por los que se realizaba la anual trashumancia, y que hoy en día se quieren de alguna manera recuperar, fueron manzana de discordia entre agricultores y ganaderos. La extensión de las tierras dedicadas a la agricultura creció con el tiempo en la época moderna, muchas veces en detrimento del terreno reservado a las cañadas y al ganado. De hecho se observa un repliegue de las explotaciones ganaderas hacia la cornisa montañosa que orla la comunidad castellanoleonesa, zona que por su orografía y condiciones ecológicas no sólo favorece el desarrollo de los pastos sino que no resulta tan adecuada para la agricultura. No obstante para los cerdos, caballos y para el toro de lidia el ecosistema llamado de “dehesa”, amplios terrenos con árboles –alcornoques, encinas, etc.- y con espacios intermedios labrados o libres, resultó siempre un hábitat ideal. Allí se desarrollaron los estilos de vida de los jinetes charros, hacendados y capataces, vaqueros o mayorales, antecedentes de todos los considerados en América. En la figura del jinete tenemos también una incipiente dicotomización de su imagología entre la del caballero, andante o no, pero que se asocia a la defensa del bien, los pobres o de la patria en peligro; y la del jinete malvado, bandido, salteador y asesino. Ciertamente en muchos casos se mezclan las características o se producen evoluciones vitales desde una posición a otra. Pero casi nunca el destacado jinete es estricto defensor de la legalidad y el orden establecido. Asaltantes famosos ya se citan en la época romana y también son muy conocidos los que azotaban en la Edad media el Camino de Santiago. Por otro lado, encontramos la imagen del buen caballero en “El Cid”, modelo de guerrero castellano, que sin embargo tendrá liderazgo entre los moros.2 Por cierto que para ser caballero, o bandido, da igual que la montura sea un caballo o un camélido, pues las consecuencias y rasgos serán muy similares. En España tenemos como antecedentes de los famosos y románticos bandidos de Sierra morena a los bandoleros monfíes de Sierra Nevada y la Alpujarra. (G. Alcantud, 1999) Los extremos del simbólico buen caballero van desde el Cid hasta D. Quijote, dos de los iconos más significativos de la historia y la cultura españolas sin olvidarnos del polifacético Santiago. Entre las evoluciones de malos jinetes destacar muchas historias de bandoleros que se “echaron al monte” por injusticias previas sufridas y que, sin embargo, guardan algún tipo de moral o de estética en su actividad delictiva. También el caso de partidas de ladrones que tras la invasión napoleónica se convierten en eficaces guerrilleros contra los ejércitos de Francia. Muchos ejemplos podrían citarse de conocidos y famosos guerrilleros: “El charro”, Espoz y Mina, etc. Curioso el caso de “El Empecinado”, quien fue partisano a favor del rey Fernando VII, el mismo que después le recompensaría y posteriormente le mandaría ejecutar por liberal. Pero la visión clásica del bandolero se fragua en la pluma de escritores románticos y de vviajeros, sobre todo franceses, tomando como prototipo el bandolero andaluz de Sierra Morena o de la Sierra de Ronda, según los estereotipos de Mérimée, Gauthier, Lyonnet.

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Y no sólo eso, si no también que su destierro parece que se debió más a aspectos que tenían que ve con la retención de botines de sus correrías que con temas de honor. Así lo señala el Cantar: “El Campeador por las parias fo entrado, grandes averes priso e mucho sobejanos, retovo dellos quanto fo algo; por én vino a aquesto por que fo acusado” (A.A.,Cantar de Mío Cid, 2005, 108).

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Se hacen famosos numerosos casos de jefes de bandas que actúan en toda la Península pero especialmente en el sur, asaltando diligencias y viajeros y dificultando las ya difíciles comunicaciones de la época con caminos impracticables y ruines posadas con posaderos verdaderamente ladrones. Conocidos son: Tempranillo, Chorrojumo, Escaramillo. Lo cierto es que su actividad, que ya se daba en el s. XVIII, llegó a sus mayores cotas a principios del s. XIX, y solía ser más sangrienta y cruel que la relatada por los escritores que la idealizaron tras las guerras de la independencia También se dieron casos más urbanos, como el de Luis Candelas en Madrid, bandido quizá de origen peruano. A finales del siglo XIX, con la intervención de la recién creada Guardia Civil, verdadero azote de los forajidos rurales, la actividad de los bandoleros cayó en picado y sólo repuntaría en el siglo XX, con las acciones postguerra civil de tipo político-militar de los llamados “maquis”. Volviendo a América, y concretamente a la cordillera andina, muchos han sido los jinetes y bandoleros que han cruzado sus escarpadas laderas, u obstaculizado sus estrechos pasos, ejerciendo su peculiar oficio. Desde la época del conocido como “demonio de los Andes” (Francisco de Carvajal), hasta el momento actual, como decimos, innumerables son los casos de forajidos, bandidos, insurrectos y guerrilleros que podrían citarse. En Perú y para principios del siglo XX, algunos son recogidos por el juez-etnógrafo y escritor Enrique López de Albújar, en su libro Los caballeros del delito, donde además de una descripción de los que el conoció, nos ofrece unas posibles líneas de interpretación multivariadas sobre el bandolerismo en general, entendido como: “protesta contra la injusticia del poderoso o la extorsión del fuerte; rebeldía contra las rudas determinaciones sociales, hostiles contra el débil y contemporizadoras con el fuerte; desviación de la ética individual por acción de factores biológicos o hereditarios; recurso para satisfacer necesidades reales o ficticias, malas o buenas, creadas por la pasión o el vicio, la miseria o el hambre, pero al fin obra de una fuerza imperiosa y decisiva”. (López Albújar, 1936). Incluso da más posibilidades para explicar el bandolerismo: como sentimiento de libertad o un impulso combativo exaltado; reminiscencia de la vida errante primitiva; resto de la época feudal; e, incluso: “una manifestación de ese comunismo latente que hay en el alma de todo desheredado”. (López Albújar, 1936) Para Colombia ya hemos citado la importancia identitaria de los arrieros, especialmente en Antioquia, pero también existían los que les asaltaban, tradición que se mantiene hasta la actualidad, como bien estudian en su libro: Bandoleros, gamonales y campesinos, Gonzalo Sánchez y Donny Meertens. En esta obra, asimismo, se describen los casos locales de mitad de siglo XX de El “Chispas”, “Sangrenegra”, Efraín González, “Pedro Brincos”, “EL capitán Desquite”, y queda patente su ambivalente relación con los gamonales y el campesinado, y que son los antecedentes históricos de las posteriores y actuales guerrillas. En realidad Colombia desde casi siempre ha sufrido en su historia la acción de una especie de “señores de la guerra” medio feudales, y de su contraparte popular, que han vivido del derecho de paso, de la exacción abusiva (hoy llamada “vacuna”) si no del robo directo.3 Al margen de las ideologías liberal o conservadora se da este tipo de bandidaje, 3

Esto puede notarse hoy en día por los excesivos impuestos sobre la movilidad, los peajes desorbitados sobre carreteras sin mantenimiento y de paso obligado, incluso, para poder llegar al propio domicilio, etc.

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agravado en las últimas décadas por la acción de guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes: “pescas milagrosas”, cortes de carreteras, robos, secuestros. Pero quizá una de las figuras míticas que mejor represente a ese jinete legendario que vive al margen de la legalidad y que si no es bandido en sentido estricto es por su característica de ser solitario, de no bandear, es el gaucho sureño del que hemos brevemente hablado. Tiene muchas de las dimensiones que observamos en los jinetes que viven al margen de la ley pero no por ello ha dejado de ser un referente identitario de las pampas y zonas ganaderas de suramérica. En principio es un campesino honrado, y diríamos feliz, que por culpa de las arbitrariedades del poder tiene que cambiar su vida normal por una existencia en permanente liminaridad y frontería. Todos los avatares y homicidios posteriores son resultado de ese abuso originario de las autoridades establecidas y una legítima defensa por parte del que, más que explotado u oprimido, diríamos es expoliado de su existencia digna.

Martín Fierro Y esto podemos observarlo a poco que leamos una de las versiones más emblemáticas que la literatura ha dado del gaucho, que como es bien sabido es la del Martín Fierro de José Hernández. Es a mediados del siglo XIX cuando se fijan las características de estos jinetes de leyenda, ya sean llaneros, charros o gauchos -o guerrilleros o bandidos de sierra Morena- que con sus características románticas, pasan a ser las raíces populares de las regionalidades o de las nacionalidades emergentes. Y en ese momento se escriben los versos que cuentan la historia de Martín Fierro, que nos dicen supuestamente con su propia voz: Tuve en mi pago en un tiempo hijos, hacienda y mujer, pero empecé a padecer, Me echaron a la frontera ¡y qué iba a hallar al volver!: tan sólo hallé la tapera. (Martín Fierro, 289-294) Antes de esa penosa vuelta, sufre el gaucho crueles penalidades y abusos, hasta que ya no puede más y se rebela: Dende chiquito gané la vida con mi trabajo, y aunque siempre estuve abajo y no sé lo que es subir, también el mucho sufrir suele cansarnos ¡barajo! (Martín Fierro, 973-978) Su paso a la marginalidad es inevitable y obligado, pues su familia y propiedades han sido destruidas y ya nada le anima a sufrir una sumisión tan inútil como insufrible a las normas sociales: No hallé rastro de rancho; ¡sólo estaba la tapera!

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¡Por Cristo, si aquello era pa enlutar el corazón: yo juré en esa ocasión ser más malo que una fiera! (Martín Fierro, 1009-1014) A partir de ese momento comienza su vida como prototipo del jinete libre pero asocial, al margen de la ley, y prácticamente solitario en las inmensidades de las pampas. Pasando a ser huido de la justicia, cautivo de indios o fugitivo de todos. Triste, sin duda, pero sin nunca ya someterse, sabe usar su faca, es verdad que sólo cuando no hay otro remedio y en buena lid, y ultimar con destreza a sus mortales enemigos: Y como con la justicia no andaba bien por allí, cuando pataliar lo vi, y el pulpero pegó el grito, ya para el palenque salí como haciéndome el chiquito. Monté y me encomendé a Dios, rumbeando para otro pago; que el gaucho que llaman vago no puede tener querencia, y ansí de estrago en estrago vive llorando la ausencia. Él anda siempre huyendo, siempre pobre y perseguido; no tiene cueva ni nido, como si juera maldito; porque el ser gaucho… ¡barajo! el ser gaucho es un delito. (Martín Fierro, 1307-1324) Se fragua su leyenda en el transcurso de sus avatares, que serán cantados por el mismo y por miles de payadores creando un figura idealizada que en realidad hubiera sido en otros lugares tenida por la de un simple forajido después, creando un figura idealizada que en realidad hubiera sido en otros lugares tenida por la de un simple forajido. Recuérdese, si no, cuando, esta vez ayudado por Cruz, dan muerte a varios policías que venían a prenderle por las muertes del moreno y el de la pulpería: Pero no aguardaron más y se apiaron en montón; como a perro cimarrón me rodiaron entre tantos; yo me encomendé a los santos y eché mano a mi facón. (Martín Fierro, 1537-1542)

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Lo cierto es que pese a todo Martín Fierro pasa a ser el prototipo de gaucho, el héroe popular, maltratado por la sociedad, pero que no se rinde nunca frente a las adversidades y que tiene una particular ética inquebrantable aunque no coincida con la legalidad. Es el dueño melancólico de las llanuras: Sin punto ni rumbo fijo en aquella inmensidá, entre tanta escuridá anda el gaucho como duende; allí jamás lo sorpriende dormido la autoridá. (Martín Fierro, 1433-1338)

Conclusión En la época actual la presencia de estos legendarios jinetes del bien o del delito ya no es más que simbólica pero bastante extendida, especialmente en el cine o la televisión. Quizá sus prototipos sean más simplistas y desarraigados que en el pasado. Tal es el caso del llanero solitario, el Virginiano, etc. Mención aparte merece el Zorro, jinete hispanomexicano legendario, en los márgenes de la legalidad, que ha protagonizado innumerables relatos y películas. Ya hemos tratado de su parecido estructural con héroes posteriores, como Supremán o Spidermán, etc. Lo cierto es que los bandoleros siguen protagonizando todo tipo de literatura y de expresión artística. En Andalucía encontramos, de la época franquista, un cómic dedicado a la figura de El Tempranillo, al estilo de los de Roberto Alcázar y Pedrín; y en México abundantes películas sobre charros, mariachis y bandoleros. En España tuvo hace pocos años una extraordinaria popularidad la serie televisiva dedicada a Curro Jiménez (interpretado por el actor Sancho Gracia) y su banda (el Algarrobo, el Gitano y el Estudiante). Ambientada en Andalucía y en el siglo XIX y que constó de muchos capítulos. En Ronda el prestigio del pasado bandolero es tan grande que ha motivado la apertura de un museo temático sobre la cuestión que es muy visitado por los turistas. También jocosamente se emplea un falso atuendo de bandolero para criticar a políticos andaluces tildados de corrupción. En suma, no cabe duda que los jinetes liminares y los bandoleros serán siempre unas figuras míticas importantes, tanto de identificación como de expresión artística, de nuestras culturas Iberoamericanas.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 12-20, Copiapó.

El FUERTE COPIAPÓ 1548 LOS ÓRIGENES URBANOS DE COPIAPÓ, DESDE EL SIGLO XVI HASTA EL PRESENTE Guillermo Cortés Lutz4 Introducción Poco sabemos de la ciudad y del espacio urbano prehispánico, tenemos si noticias de las grandes ciudades como Teotihuacan, Tenochtiltlan, Chichén Itza , Tikal, Cuzco o Machu Pichu, pero cuando intentamos adentramos en una análisis de aquellos lugares mas apartados de los grandes centros civilizadores y del propio centro difusor de la conquista de América, Santo Domingo (La Española) México, Panamá, Perú, y queremos tener una visión aunque sea mínima de lugares apartados como fue el caso de Chile, nuestro conocimiento es casi nulo, y se ha aceptado que no existían ciudades y que estas vendrían de la mano de los conquistadores, fundadores en el siglo XVI. Debemos si consignar que existían en algunos lugares, en especial en lo que hoy seria el norte de Chile importantes núcleos demográficos, posteriormente vendría una segunda oleada fundacional, mas sistemática e impulsada desde la misma corona durante el siglo XVIII. En Ambos momentos del desarrollo histórico de la ciudad y la noción de lo urbano en Chile, Copiapó, donde se da inicio la historia y la conquista chilena, nuestra ciudad cumple un rol, que se desconoce casi por completo, pero que debemos empezar a estudiar y develar, como lo ocurrido al interior del valle de Copayapu en el siglo XVI. Nuestra fuentes para esta propuesta son principalmente los cronistas del siglo XVI, Jerónimo de Bibar, Pedro Mariño de Lobera, Alonso de Góngora y Marmolejo, y las mismas cartas que de Pedro de Valdivia, enviaba con cierta frecuencia a España o al virreinato del Perú, también utilizamos como fuente al cronista del siglo XVII, Jerónimo de Quiroga con sus “Memorias de la Guerra en Chile”, este último nos da importantes pistas de cuales pueden ser los elementos a tener presente al momento de hablar de una ciudad, y de cómo y por que, estos espacios durante la conquista eran denominados así. Junto a estos existe un conjunto de fuentes bibliográficas de las cuales se hace mención en el ensayo. A continuación y a manera de una primera hipótesis, presentamos lo que nos parece son las primigenias raíces de nuestra ciudad, las cuales se hunden en el universo prehispánico, con un espacio urbano claramente delimitado y racionalmente utilizado, junto a ello, centros con densidades poblacionales que para la época son bastante respetables. En 4

Profesor de Estado en Historia y Geografía, Doctor en Teoría de la Historia, Becario Post Doctoral Conicyt, Director Museo Regional de Atacama - Dibam. [email protected]

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una segunda hipótesis señalamos que nuestra ciudad tiene sus raíces el siglo XVI, más específicamente en la fundación del fuerte ¿ciudad? Llamado de Copiapó o de Juan Bohon a fines de 1548 e inicios de 1549.

Concepto de Ciudad y espacio Urbano No podemos concebir para Chile precolombino e incluso con la llegada del inkanato durante el siglo XV y de los españoles durante el siglo XVI, una ciudad como la europea, espacio urbano dominado por el estilo medieval y en transito a la ciudad renacentista, por lo que debemos pensar mas bien en una ciudad como un poblado con cierto numero de habitantes y con un uso racional de su suelo. Desde la semántica por ciudad se puede entender desde lo opuesto a lo rural, hasta un núcleo urbano con un determinada población y un territorio circundante5, si aceptamos este concepto genérico, podemos postular que si bien no hubo ciudades como la de las grandes civilizaciones americanas, ni como la ciudad europea, la evolución de algunos poblados de indios es muy probable que tuvieran como fin un nuevo estadio urbano cultural, más organizado y con capacidad de acoger poblaciones de mayor densidad demográfica.

La Ciudad Precolombina en Chile Sin lugar a dudas es riesgoso y hasta precipitado abordar el problema de la población y la construcción urbana, pero al utilizar el concepto de Pierre George para ciudad, que la define como el conjunto de habitantes en un territorio definido, definición que pensamos se amolda perfectamente a lo que era Copiapó prehispánico. Los cronistas del siglo XVI, Pedro Mariño de Lobera, Gerónimo de Bibar y el mismo Pedro de Valdivia, nos entregaron cifras relativas a la población de la zona todas ellas se manejan entre los guarismo de 3000 a 5000 personas , de allí que podamos hablar de una importante aglomeración de población, que en aquel momento en Copiapó debe haber representado aproximadamente unas 5000 a 6000 personas, estamos hablando de uno o dos poblados (Copa yapú) con casi el 0,8 % de la población total de Chile6, presentando así una de las poblaciones relativamente densas del la diluida población chilena, por otra parte esta el uso racional del espacio urbano de la comunidad: " La aldea tiene un orden disperso, sin embargo el cementerio esta claramente delimitado. Cerca de la aldea se encuentran las áreas de cultivo regadas por acequias. Esta claramente ubicada el área donde trabajan los ceramistas, El ganado ha sido trasladado por pastores a la alta cordillera"7. Lo anterior nos permite hipotetizar con relación a Copayapu, como a una población con densidad demográfica, con uso racional y delimitado del suelo y del espacio para la vida cotidiana. Por otra parte el historiador urbano Gabriel Guarda, plantea que para el futuro desarrollo urbano es de mucha importancia la existencia de núcleos de población indígena por rudimentarios que estos fueran, si es así bien podríamos estar en el Valle de Copayapu en presencia de uno de estos núcleos urbanos, que aunque rudimentarios eran la semilla de una futura ciudad, de allí que 5

Cf. Larousse, Diccionario Enciclopédico, Pág. 249 y Pág. 1013 Cf. Hidalgo, Jorge Culturas Protohistóricas del Norte de Chile 7 Ampuero, Gonzalo: Cultura Diaguita, Pág. 53 y 54 6

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es posible especular que Copiapó hunde sus raíces urbanas con anterioridad a la llegada de los conquistadores en el siglo XVI. Jorge Hardoy y Carlos Tobar, en su obra " Urbanística en América Latina" agregan un dato interesante al agregar que las fundaciones muchas veces tendrán como factor para la fundación, la localización de un poblado prehispánico anterior8.

Atacama y Copiapó, la Zona del primer Contacto (1536 - 1540) El siglo XVI, represento para la región un momento de crisis y cambios profundos, en su estilo de vida y modos de producción solidarios y cooperativos que hasta entonces desarrollaban, y que les había permitido sobrevivir en una zona compleja, como es el semiárido, y alcanzar el estado de señoríos. La llegada de los españoles, se presentó entonces como una invasión y destrucción de su hábitat. El primer momento del contacto y tal vez el más duro, es la llegada del adelantado Diego de Almagro, en 1536, esta hueste que fue denominada la Flor de las Indias; por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, en su: Historia General y Natural de las India. Fue una expedición que en ocho fracciones atravesó por los pasos de Come Caballos y Pircas Negras 9, y no por el paso de San Francisco, como erróneamente lo expuso Barros Arana, y que se siguió repitiendo como una letanía por la acrítica historia mapochina. Pero, que la Escuela de los Márgenes de Atacama, ha ido corrigiendo, no sin dificultad. Lo cierto es que esta llegada de los invasores conquistadores, produce no solo el asesinato de 36 caciques de la zona de los Valles Transversales, sino que con su vuelta al Perú, con el fin de hacerse cargo de su gobernación Diego de Almagro, coge como cargadores a una importante fracción de hombres jóvenes en edad de reproducirse, lo que produce un descalabro demográfico en Atacama, la hueste almagrista toma el camino del inka , lo que como relata Gerónimo de Vivar, los lleva a pasar por lo que hoy es la comuna de Diego de Almagro (tambos de inka de oro y Chañar) para finalmente llegar al Cuzco, donde Almagro encontrara la muerte a manos de Francisco Pizarro. Posteriormente, se verifica la llegada de Pedro de Valdivia, en 1540 , el primer lugar de Ancha Chile (Chile) donde estos hombre que sí vienen a invadir y conquistar, es la llamada Finca de Chañar en la comuna de Diego de Almagro , para posteriormente dirigirse a Copiapó, y aquí tomar posesión de Chile a nombre del rey de España. Este hecho se verifica el 26 de octubre de 1540, con ese acto histórico (relatado por el cronista, Jerónimo de Bibar en su; Crónica y relación copiosa y verdadera del reyno de Chile), se da comienzo a la historia chilena y a la conquista de este nuevo territorio. Este hito como ha planteado el Historiador Francisco Berrios, también es un acto jurídico. Así parte la historia nacional y de los posteriores hechos que aquí en Copiapó y Atacama se verifican.

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Ob. Cit. Pág. 401 Cf. El primer contacto Indígena – Español; Siglo XVI en Atacama, Cortes Guillermo, en Boletín Nº 1 Del Museo Regional de Atacama, Octubre de 2010 9

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La Ciudad Fuerte de los Conquistadores en el siglo XVI Chile en su calidad de Gobernación en pie de guerra, fue tipificada como capitanía general, de allí que cada ciudad que fue fundada tenia un fin militar, y de asentamiento de la soberanía, como fue la idea e de Pedro de Valdivia. Luis Vitale, en su Interpretación marxista de la Historia de Chile nos da una versión un tanto distinta del origen de la ciudad en el siglo XVI, dice que estas se fundan en lugares donde los conquistadores pueden conseguir fácilmente oro, ya sea mediante lavaderos o explotación de ellos, esta argumentación también nos permitiría pensar que la zona era apta para que se fundara un villorrio y/o un poblado , ahora bien en su obra Historia Urbana del Reino de Chile, Gabriel Guarda, nos dice con relación a la fundación de ciudades del siglo XVI, que la mayoría de ellas tiene su semilla en los antiguos poblados indígenas10 . Si vemos cuales eran los poblados mas densamente habitados Copiapó es uno de ellos, pero, que la fundación de fuertes sea una condición para pensar en ciudades al parecer es un hecho que pocos discuten, es así como Sergio Villalobos, coincide con Gabriel Guarda y nos dice lo siguiente: " Esas experiencias enseñaron a los españoles que la fundación de ciudades debía comenzar siempre por la erección de un fuerte"11. El Fuerte de Copiapó se levantó a fines de 1548, la fecha sin ser del todo precisa como ocurre en estos casos, debió ser noviembre de 1548, en este hito la cronología tiende a ser imprecisa tanto en archivos como en cronistas. Uno de los antecedentes que tenemos para verificar el levantamiento o construcción del fuerte Copiapó, será sin duda la primera donación de encomiendas, el año 1544 Juan Bohon recibe mercedes de tierra y encomienda en la zona de Copiapó12. No obstante se suponía que estas tierras estaban pacificadas y en manos del conquistador Juan Bohon, Los diaguitas Copiapinos, siguen en una escalada de rebeliones que terminan por generar la decisión de no solo establecer una casa fortificada, sino que un fuerte: "Juan Bohon, teniente de gobernador y primer fundador de Serena había sido comisionado para la erección de un fuerte en el Valle de Copiapó"13 . Por lo anterior podríamos suponer que la decisión de fundar un fuerte, que presentará determinadas características militares, pero también urbanas podría ser el preludio a la aparición de la ciudad.

El Fuerte Copiapó, ¿El nacimiento de la Ciudad? Una vez fundada la ciudad de Santiago, Pedro de Valdivia envía a Juan Bohon a fundar una ciudad entre Santiago y Copiapó, con el fin de facilitar el viaje de Chile al Perú, de esa forma nace la ciudad de la Serena en 1544, y por ende se reconoce la calidad de 10

Guarda, G.1979, Pág. 12 a 14 Villalobos, Sergio, Historia del Pueblo Chileno. 12 Cf. Alvear. M. & Ampuero, G, La Serena, 1991. Pág. 19, Góngora y Marmolejo, Historia de Chile, Pág. 88 y 9. 13 Retamal, Celis & Muñoz, Familias Fundadoras de Chile, Pág. 175. 11

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poblado de Copiapó, este poblado podría estar dentro del marco de lo que Gabriel Guarda ha llamado Pueblo de Indios14 denominación que se siguió manteniendo por bastante tiempo. Pero veamos que nos dice el mismo Pedro de Valdivia con respecto a Copiapó: " Llegando aquí hallé que los indios del valle de Copiapó, que es la primera población pasado el despoblado de Atacama, que allí comienzan los límites de esta gobernación"15. Estamos seguros que el Conquistador español, tiene claro de que habla cuando expresa que Copiapó es una población. Debemos recordar que tanto la ciudad europea, como la americana reciben tal denominación o distinción, por rango, algún titulo o por un apelativo, esto ultimo es lo que hace Valdivia al denominarla población le da titulo y designación, también en la misma carta Valdivia se refiere a Copiapó como un pueblo, por lo que pensamos le reconoce su calidad de espacio urbano organizado. Pero de que espacio o poblado en perspectiva de ciudad estamos hablando, cuando nos referimos al Fuerte de Copiapó, fundado por Juan Bohon, este fue trazado indudablemente como una entidad defensiva, ante la rebelión constante de los Diguitas, pero con todas las características y cimientos (en siglo XVI) de una futura ciudad. El historiador Carlos M. Sayago, es bastante más explícito y nos da una referencia de cómo pudo ser el fuerte Copiapó: " Determino pues el capitán Juan Bohon establecer sus cuarteles a inmediaciones de este paraje, tanto por ser más o menos la medianía del curso valle, cuanto por estar a la mira de los movimientos de los indios y poder asaltar, en un momento dado, la residencia del cacique. Al efecto eligió una planicie situada como tres cuartos de legua más arriba del Pucara y allí levanto, de piedra y barro, el cuartel con sus correspondientes cubos, fosos, troneras, plaza de armas y viviendas"16. El Poblado o fuerte se ubico en la hacienda la Puerta es decir al noreste del actual emplazamiento de la ciudad, un poblado hecho de barro y piedra significa una construcción más bien sólida, se estableció una plaza de armas y las respectivas viviendas, además Bohon recibe una encomienda de indios y una merced de tierra, junto a el había 40 españoles, según nos lo relata El cronista Mariño de Lobera en su capitulo XXVII. Lo de los 40 compañeros de Bohon, lo ratifica Jerónimo de Quiroga, agregando que en La Serena solo quedan 20 españoles, es decir por importancia en cuanto a la rebelión era más decisivo Copiapó que La Serena, hecho a tener en cuenta para hablar de ciudades, pero ¿ Que faltaba entonces para ser ciudad? ¿En que difería de otras fundaciones del siglo XVI? se podría decir que Copiapó contaba con todo lo que otras ciudades del siglo XVI que serian fundadas con posterioridad ostentaban como ciudad. Pero no es solo el relato de Lobera o Sayago, el que nos lleva a postular la calidad de ciudad para Copiapó, Jerónimo de Quiroga, cronista del siglo XVII en su obra: Memorias y sucesos de la Guerra en Chile, nos dice que La Serena fue un fuerte y ciudad al mismo tiempo, lo que podría ser aplicable a Copiapó.

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Cf. Guarda G, Historia Urbana del Reino Chile Pedro de Valdivia, Carta al Emperador Carlos V, Santiago, 9 de julio de 1549. 16 Sayago, Carlos, M. Historia de Copiapó, Pág. 64 y 64. 15

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“En este contexto hizo la fortuna a Juan Bohon, salióle bien el primer empeño y dejando 20 españoles de guarnición en el fuerte paso con 40 a allanar el paso de Copiapó, dando antes al Fuerte/nombre e ciudad y nombrando los vecinos que constituían su república"17. De esta forma nos parece que Quiroga nos entrega el dato pertinente para suponer que Copiapó debía recibir el mismo trato que el relata para el fuerte – ciudad de La Serena. Por otra parte el cronista más importante o para el siglo XVI, Gerónimo de Bibar, con relación a este tópico nos dice lo siguiente: " Pues viendo los indios de Copiapó la venida de tantos cristianos acordaron de rebelarse y para esto enviaron sus mensajeros al valle de Guasco, al valle de La Serena y al valle de Limarí, avisándoles que ellos tenían noticias de cómo venían muchos cristianos y más de los que habían pasado, como ellos los habían visto y que mirasen el trabajo que tenían con ellos, y que se apercibiesen, de allí a seis días, y que diesen en los cristianos , e los matasen a todos e quemasen la ciudad "18 El relato y la nominación de ciudad del cronista Bibar no deja espacio a mucha duda o especulación estamos ablando de la ciudad primigenia del siglo XVI , del primer intento de fundación y origen urbano mestizo de nuestro valle.

La Rebelión y la destrucción del fuerte – ciudad de Copiapó El pueblo Diaguita orgulloso y talentoso no podía aceptar de buen grado el nacimiento de ciudades españolas en sus valles principales, es así como comienza la rebelión de 1548 en Copiapó, que termina con la destrucción del fuerte Juan Bohon o de Copiapó y con el Fuerte – ciudad de La Serena en 1549. Este hecho nos parece también tiende a cambiar el paradigma de la mansedumbre de los pueblos originales del norte chileno y la supremacía guerrera de los mapuches, los pueblos de los valles transversales eran tantos o más bravos que los pueblos del sur, como lo atestigua a modo de ejemplo la crónica del Inca Garcilaso de la Vega cuando en 1425, los Inkas intentan dominar la lejana provincia de Atacamak, pero a la llegada del invasor español el escenario se les presenta desfavorable a los diaguitas , ya que al lucha a campo abierto el caballo y las armas de fuego son de gran precisión, no ocurrirá lo mismo en los bosques de la araucanía, a lo que hay que sumarle la escasa densidad demográfica en los valles transversales, estos pueblos serán prontamente reducidos. No obstante lo anterior existió la gran rebelión de 1548, que deja un reguero de invasores muertos, entre ellos el mismísimo capitán Bohon, y dos ciudades Copiapó y La Serena, destruidas. "En 1548 se produjo un alzamiento general al note de la ciudad, mientras Pedro de Valdivia se encontraba arreglando sus asuntos en Lima. Juan Bohon, quien había recibido 17

Gerónimo de Quiroga, memorias de los sucesos de la Guerra de Chile, Reedición, Andrés Bello, Pág. 49. Gerónimo de Bibar, Crónica y Relación Copiosa y verdadera de los reinos de Chile, Pág. 161, Ed. De Leopoldo Saenz Godoy. 18

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mercedes de tierra y encomiendas en el valle de Copiapó, viajo a ese valle para pacificar el alzamiento, pero fue atacado y Muerto"19. Los cronistas del siglo XVI, nos dejan un relato similar, siempre se destaca la destrucción de la ciudad, este hecho es de gran importancia por que si vemos que el fuerte ciudad de Copiapó, resulta completamente arrasado se pierde documentación valiosa de la conformación de un posible cabildo en la zona, hecho muy probable dado el numero de españoles que acceden a Copiapó. - Alonso de Góngora nos describe así la situación y al ajusticiamiento de Bohon: " Es un capitán imprudente en la seguridad y mal platico de guerra, lo sorprenden y los atrapan y matan a treinta y dos soldados… Sólo Juan Bohon prendieron y atadas las manos con una cruz que él solía traer en un bastón diciendo que con aquella en la trairia de paz todo el reino… al cual dieron muerte tan cruel, que usando muchas maneras crueldades a lo último lo ahorcaron"20 Al parecer y siguiendo Gerónimo de Vivar, la rebelión se habría dado entre otras cosas por que los copiapinos consideraban que el numero de españoles en sus tierras era excesivo. "Dado el este aviso y todos a una voluntad y venida la noche señalada. Dieron los del valle de Copiapó en los cristianos, y como estaban descuidados, no tuvieron lugar a armarse, ni pelear con los indios y así fueron muertos todos. Y lo mismo hicieron los que se dieron en la villa de La Serena”21. Podría haberse dado una segunda batalla en Copiapó, entre Diaguitas al mando del Cacique Cateo y Esteban de Sosa, y el mítico Jean Joufre, al mando de los españoles. Otras opiniones como el español Sánchez Barba, nos dice que pudo haber llegado Pedro de Villagra, es decir una Pléyada de conquistadores para detener a los copiapinos, lo cierro es que el fuerte es destruido y quemado, con lo que se destruye información valiosa sobre la ciudad fuerte, luego vendría la destrucción de La Serena, que como vimos anteriormente tenia la misma calidad de Copiapó, en opinión del cronista Jerónimo de Quiroga.

Conclusión Tal vez lo primero que se puede opinar, es que si bien la fecha oficial de celebración seguirá siendo la que nos lego Francisco Cortés, es indudable que existe un antecedente primigenio que es la fundación del fuerte Copiapó o de Juan Bohon en 1548, lo que nos daría la noticia de ser la tercera ciudad más antigua de Chile. Con la destrucción del fuerte Copiapó, se deja de lado la imagen de mansedumbre y docilidad con a que los pueblos originarios del norte chilenos recibieron al invasor. También podríamos establecer que los pueblos de los valles transversales, eran semillas de asentamientos urbanos mayores, de allí que en esos lugares se dieran las condiciones para fundar fuertes que con el correr del tiempo serian ciudades. 19

Alvar, Manuel &Ampuero, G. La Serena, Ob. Cit. Pág. 19. Góngora y Marmoejo, Historia de Chile desde su descubrimiento hasta el año 1575, Pág. 88 y 89. 21 Vivar, Jerónimo, Ob. Cit Pág. 152. 20

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Que de acuerdo a la opinión de los conquistadores, incluido el mismo Pedro de Valdivia y otros cronistas de gran importancia como Gerónimo de Vivar, o Jerónimo de Quiroga cuando se habla de Copiapó, se esta hablando de un poblado, villa que es en si una ciudad. Que es muy probable que dada la cantidad de soldados que se destina a Copiapó, una vez fundado el fuerte se haya intentado, o se haya organizado un cabildo, del cual lamentablemente no tenemos noticias dada la destrucción y quema total del fuerte. Una vez más se demuestra que la historia de Chile, encuentra muchas respuestas para sus interrogantes en el valle de Copiapó, y con ello que la historia no es una imagen fija sino que una ciencia dinámica, siempre presta a ser re estudiada y re interpretada en la búsqueda de la verdad provisional, que es la verdad científica histórica.

BIBLIOGRAFIA: CRONISTAS: * HERRERA, Antonio: Descripción de las Indias y Tierra Firme del Mar Océano que Llaman Indias Occidentales, Colección de Historiadores y Documentos Relativos a la Historia Nacional, Tomo XXVVII * MARIÑO DE LOBERA, Pedro: Crónica del Reino de Chile, En: Colección de Historiadores de Chile y Documentos Relativos a la Historia Nacional Tomo VI. *VALDIVIA, Pedro: Cartas de Relación, Ed, Universitaria ( varias ediciones) * VIVAR, GERONIMO: Relación Copiosa y verdadera del Reino de Chile, Ed. Colloqium Verlang, Berlín, 1979. *ALVAREZ, Oriel: Atacama de Plata, Impreso en Oro Impresor, Santiago,1979 * AMPUERO, Gonzalo: Cultura Diaguita, Serie Patrimonio Cultural, Santiago, 1994. * GALEANO, Eduardo: Memorias del Fuego, Los Nacimientos, Ed. Siglo XXI *CORTES L., Guillermo: Los Diaguitas: Historia del Pueblo de los Valles Transversales, Tesis Doctoral Salamanca, España, 1998. *KREBS, Ricardo. El Tiempo en Las Ciencias, Ed. Universitaria * MERELLO, Italo: Historia del Derecho, Ediciones de la UCV, 1996. *NIEMAYER,H, CERVELLINO, M.,CASTILLO, G.: Culturas Prehistóricas de Copiapó, Ediciones Museo Regional de Atacama, Gobierno Regional, Copiapó, 1997 *ORELLANA, Mario: La Crónica de Gerónimo de Bibar, Ed. Universitaria, Santiago, 1995 * SAYAGO, Carlos María: Historia de Copiapó, Ed. Francisco de Aguirre, 1973. * TUÑON DE LARA, Manuel: Que es la Historia, Ed. Salvat, España, 1988 *VILLALOBOS, Sergio: Historia del Pueblo Chileno, Tomo I, Ed. Zig Zag, Santiago, 1980 * VERA TORNELL, Ricardo. Historia Universal, Tomo I, Ed. Sopena, España, 1982

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ARTICULOS CORTÉS, Guillermo: Los Pueblos Originarios de Atacama y su Relación con las culturas del Noroeste argentino, Ponencia, IV Seminario Argentino –Chileno de Estudios Históricos y Relaciones Internacionales, Mendoza, 5 y 6 de octubre de 2000. (En Libro de Resumen ponencias). VV.AA: Boletín del Museo Regional de Atacama, Nº 1, Ediciones Dibam, Copiapó, octubre de 2010

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 21-35, Copiapó.

LOS ARCOS DEL TRIUNFO EN EL RECIBIMIENTO DE LOS BATALLONES DE ATACAMA. Rodrigo Zalaquett Fuente-Alba22 Introducción Tradicionalmente se ha señalado al Intendente Guillermo Matta Goyenechea, Comandante General de Armas de la Provincia de Atacama durante la Guerra del Pacifico, como el mentor de la idea de formar un cuerpo armado de soldados. Pero al parecer no fue así: La idea de organizar un batallón que representara a nuestro pueblo en la actual campaña contra Perú y Bolivia, fue como se sabe de cinco municipales; los señores Guillermo Juan Carter, Carlos M. Sayago, Joaquín Calderón, Nicolás Igualit, Anselmo Carabantes, quienes la hicieron presente en el seno de la ilustre corporación, siendo desechada por una imbécil mayoría. Guillermo Matta supo apropiarse de tan feliz idea i en la sesión siguiente a aquella en que tuvo lugar el rechazo, presento a la consideración de la Municipalidad un proyecto sobre organización de un cuerpo que llevara el nombre de Batallón Atacama.23 Fue así que comienzan las gestiones para el enganche de los voluntarios y la consecución de los recursos para armar y equipar al Batallón Atacama. En general toda la ciudadanía y la provincia apoyo esta iniciativa. Se donaban cantimploras, vestuario, alimentos, bolsas tabaqueras, morrales, armas, frazadas, etc. Incluso algunas compañías de teatro y opera de la ciudad realizaba funciones para recaudar el dinero necesario para el equipamiento del Batallón. Un mecanismo muy utilizado para percibir dinero fue el de las “erogaciones”24. En la guerra el Regimiento Atacama que nace el 16 de agosto de 1880, a partir de la fusión de los Batallones Atacama 1 y 2, demostró una bravura y valentía sin igual que todo el país admiro. Este cuerpo de soldados ciudadanos, compuesto de voluntarios mineros, estudiantes, comerciantes y artesanos, combatió y salio victorioso en 6 sangrientas batallas. Por eso nada más significativo para recibir a esta Legión Heroica, que la erección de Arcos Triunfales, contemporaneizando el antiguo rito romano de cruzar el mágico umbral de la gloria.

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Profesor de Historia y Geografía; Magíster en Estudios Latinoamericanos; Documentalista; Investigador del Museo Regional de Atacama. [email protected] 23 El Amigo del País, Nº 912 febrero 5 de 1881. 24 Colectas que organizaba una “Comisión” para recaudar dinero. La lista de los erogantes se publicaba en el diario de la ciudad, con los montos dados por cada uno de ellos.

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Los Arcos del Triunfo en la Antigüedad Antecedentes Históricos El acto de rendir culto a los dioses protectores y a los héroes, nace durante los albores de la humanidad y constituyo una necesidad importante de las primeras sociedades, de esta manera himnos, plegarias, holocaustos, comparsas, representaciones, y misterios fueron las primeras formas de demostraciones colectivas, cuya necesidad sintieron todas las sociedades, para rendir un culto publico pero austero a sus creencias. Muy pronto, el deseo de organizar ceremonias interesantes a fin de atraer adeptos mas o menos fervientes, surgió la idea de revestir aquellas manifestaciones de un relativo lujo y de organizar diversiones susceptibles de ser apreciadas por los mas celosos”25. Con el tiempo el culto ya no solo se limito a los dioses y héroes míticos, sino que también a los guerreros victoriosos en combate En efecto, en una sociedad humana que recién comenzaba a gestarse, donde la guerra, la violencia, el saqueo y el pillaje eran comunes, los homenajes, agasajos y conmemoraciones de las victorias obtenidas sobre los enemigos, por los guerreros que luchaban por la sobrevivencia de su respectiva ciudad o estado, fue de importancia vital para el mantenimiento de la moral guerrera del pueblo. También lo fueron el levantamientos de monumentos conmemorativos, siendo por la tradición grecolatina, los Arcos de la Victoria las construcciones más utilizadas. Aunque Plinio el “Viejo” en el siglo I señalaba que los Arcos del Triunfo eran de reciente invención romana, y que se levantaban como monumentos honorarios de importancia inusual para conmemorar triunfos, con los cual se pensó que habían sido creados por los arquitectos imperiales romanos, hoy sabemos que sus antecedentes directos, son la Grecia helenística, principalmente las colonias jónicas del Asia Menor: en los países de la Grecia asiática eran frecuentísimas las soberbias puertas que decoraban las entradas de sus ciudades, del mismo tipo de Arco triunfal romano 26. Serán estos los que universalicen la utilización de estos magnos monumentos27 a partir del llamado proceso de romanización, por el cual Roma logra incorporar los territorios y poblaciones conquistadas a su estilo general de vida, con lo que los hizo participes de su religión, idioma, organización, derecho, cultura, etc. 28. Los Arcos Triunfales ó Arcus Triumphalis en latín, tuvieron dos significados. El primero de ellos tiene relación con el limes romano, con la delimitación territorial que tenia una determinada provincia romana, en relación a sus inmediatas provincias vecinas. El segundo significado es sin duda el más importante, ya que tiene directa relación con las campañas militares que hicieron la grandeza de Roma.

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Fernando Nicolaÿ Historia de las Creencias. Editorial Americana, Buenos Aires, Argentina 1947. Pág. 359. José Pijoan Historia del Arte, Tomo II. Salvat Editores 1970. Barcelona, España. Pág. 246. 27 Algunos son los Arcos de Augusto, Tiberio, Trajano, Tito, Séptimo Severo. 28 Italo Merello Historia del Derecho, Tomo I. Ediciones Universitarias de Valparaíso. UCV 1996. Pág.26. 26

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La erección de los Arcos del Triunfo o Arcos de la Victoria, fue una costumbre que el Senado romano estableció como medio conmemorativo para recordar una gran victoria militar, rendir tributo a personajes destacados o glorificar a ciertos caudillos militares (Arcus Fornix), en donde el ejercito o general victorioso desfilaban por las calles de Roma, hasta pasar bajo el Arco del Triunfo: El Senado tiene en sus manos el engrandecer y celebrar al general del ejercito o, al contrario, rebajarlo y oscurecerlo, pues los triunfos no pueden ejecutarse de forma conveniente e incluso no son en absoluto realizables, si el Senado no lo permite o no concede los medios oportunos 29. El primero de los Arcos del Triunfo construido en Roma fue en honor a Lucio Stertinio en el 196 A.c. en el Foro Boario y el segundo en muy cerca del antiguo Circo Máximo. El tercer Arco lo erigió en Roma Escipion el Africano (190 antes de J.C.) sobre el Clivio Capitolino y el cuarto Fabio Máximo (121 antes de J.C.) en la Vía Sagrada. Nada queda hoy de estos antiguos monumentos.30 A pesar de que varios fueron erigidos durante la Republica Romana, la gran mayoría fue erigida durante el Imperio, transformándose en este periodo en verdaderos medios propagandísticos de los triunfos y victorias de los emperadores romanos. Mas de un centenar fue levantado en Roma, hoy solo quedan cinco. Su ubicación vario con el tiempo, en un principio fueron colocados en el acceso principal de las ciudades para recordar a sus habitantes y a los visitantes la grandeza y fortaleza de Roma. Luego se transformo en una estructura autónoma separada de las puertas o murallas de la ciudad, en el preciso lugar donde se quería conmemorar un hecho histórico, convirtiéndose así en un monumento conmemorativo. A través de su historia, el Arco fue evolucionado en su estructura y materialidad, siendo en un principio de madera, para luego ser construido de ladrillos, piedra y finalmente mármol, donde se exponían los trofeos y el botín arrebatado a los enemigos derrotados, además eran decorados con símbolos y bajorrelieves que mostraban las batallas y las acciones heroicas del ejercito victorioso y textos que narraban la historia del triunfo militar. Algunos Arcos, dependiendo de la magnitud del personaje o la victoria que se quería recordar, eran coronados con estatuas de bronce del general triunfador. El diseño mas utilizado fue el llamado “Arco de un vano” es el mas simple, es un arco coronado con un entablado con inscripción y sustentado por columnas o pilares adosados. Sobre el se alza un arquitrabe con la cornisa, en el que se lee el texto narrativo de la edificación31. La tradición de su erección ha seguido desde la Edad Media hasta la actualidad, siendo los mas reconocidos a nivel mundial el de la Victoria en Madrid mandado a construir por el General Franco luego de su triunfo en la Guerra Civil Española; El Arco de la Victoria de Paris, construido luego del éxito de Napoleón en la batalla de Austerlitz, El Arco de la Victoria de Pyongyang en Corea del Norte, erigido para conmemorar las victorias sobre los japoneses etc.

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Klaus Bringmann El Triunfo del Emperador y las Saturnalias de los Esclavos en Roma, Tomo 44. Editorial Alianza Cien 1994. Madrid, España. Pág. 11. 30 Montaner y Simón Editores Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, Tomo II, Editorial Barcelona, Barcelona España 1912. Pág. 533. 31 Ob.Cit. Pág. 249.

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Arcos Triunfales para el Batallón Atacama Una vez que los ejecito chilenos ocupan Lima, el Estado Mayor chileno licencia a los Batallones y Regimientos movilizados, esto es, aquellos que habían sido formados no por soldados, sino por voluntarios. Uno de ellos era el ahora Regimiento Atacama, quien con un contingente mayor de regimientos y al mando del general Baquedano, regresan a Chile. La llegada y el recibimiento que tuvieron los héroes de Atacama, y en general todas las tropas chilenas que lucharon en el norte, fue una suerte de montaje teatral magnifico, que incluía hermosas escenografías que incorporaban Arcos Triunfales, obeliscos, tarimas levantadas y decoradas para discursos patrióticos, fachadas de casas y edificios pintados, además de desfiles, carros alegóricos, lluvia de flores, banquetes y bailes, fuegos artificiales, paseos y retretas. La ornamentación o adornos en la calle Atacama, se llevan a cabo apresuradamente, para que nuestro valeroso regimiento desfile bajo arcos triunfales y adornos dignos de su grandeza (…) El hermoso arco de la colonia italiana lo veremos mui pronto concluido, como también el de las colonias españolas e inglesas (…) Las señoritas de Copiapó, se disputan el honor de obsequiar cintas i coronas a los bravos atacameños. Los arcos que actualmente se construyen en la calle de Atacama, hemos oído van a ser regalados a la municipalidad. Se obsequiara al heroico regimiento dos fiestas por demás honrosas. Hoy a las tres de la tarde partió un tren espreso a Caldera conduciendo gran números de pasajeros, que se apresuran a darles cuanto antes, el abrazo de bienvenida a los invictos atacameños32. Estas fiestas fueron la ritualización de un modelo de comportamiento ceremonial, cuyo fin era el agasajo y purificación de los soldados ciudadanos y el medio, la erección de los Arcos de la Victoria33, pues fueron estos los adornos conmemorativos mas usados para la bienvenida de los héroes. Al parecer la idea del presbítero Esteban Muñoz Donoso, tuvo eco en la ciudadanía y las autoridades. Esto a partir de un meeting celebrado en Santiago luego de las victorias en Chorrillos y Miraflores, donde el cura gritaba al público que lo escuchaba: Pues bien ciudadanos, ¿como premiar tan memorables hazañas? Así a los que cayeron en la arena del combate como en los que sobreviven para la grandeza i felicidad que se lleva la patria?, a caso con aplausos al viento?, No y mil veces no. Es necesario que hagamos algo práctico tangible e impredecedero. No, la loza del olvido no puede caer sobre tanta gloria, tan sublime heroísmo. Yo me permito pues presentaros un noble proyecto: levantemos a nuestros héroes un magnifico Arco del triunfo que eternice sus hazañas (…) Ello me excusa, señores, de manifestar la utilidad de estos monumentos que

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El Amigo del País, Nº 930. febrero 24 1881. Nueve años antes de la erección de estos Arcos en 1872, una curiosa descripción de la Alameda copiapina nos dice. “tiene dos calles laterales que facilitan el paseo en coche i a caballo, divide la ciudad de la Chimba y contiene dos Arcos del Triunfo construidos de madera y en pésimo estado. Recaredo Tornero, Chile Ilustrado. Imprenta El Mercurio 1872. Pág. 219. 33

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hablan al pueblo con mas elocuencia que los elocuentes discursos (…) que abramos pronto los cimientos de modo que, aunque sea provisionalmente, veamos pasar bajo ese Arco al ejercito vencedor y lo aplaudamos y lo coronemos”34. Al igual que los Arcos de la Victoria que reciben al ejército vencedor en Roma, el corresponsal del Amigo del País en Santiago escribía: Se piensa reunir, aquí en la capital, todos los trofeos tomados al enemigo en la presente guerra, para ornato de los arcos triunfales que serán colocados en la Alameda i en las calles principales.35 En Valparaíso encontramos tres, uno levantado por la colonia inglesa y española, y otro por la Municipalidad del puerto36. También en Santiago los regimientos fueron recibidos en apoteósica recepción, se levantaron 23 Arcos de la Victoria en las calles principales de la capital. Algunos de ellos fueron el de los Obreros de Santiago ubicado en el Paseo Alameda, dos de los Bomberos, uno en Paseo Alameda y otro en la intersección de las calles Estado con Merced, luego otro de la Sociedad Nacional de Agricultura en las intersección de la calles de Compañía con Morandé37 . Al 15 de marzo de 1881 poco se sabia del programa de recepción que le daría Copiapó y la Provincia de Atacama a sus héroes. Hasta el presente muy poco sabemos de dicho programa, la Comisión organizadora de las fiestas, si bien es cierto que celebra algunas reuniones, puede decirse que a nada arriba. Así en la ultima cesión celebrada en la sala municipal por dicha Comisión, se trato del banquete que debe darse a nuestros bravos compatriotas en el patio del liceo y de un baile que se le prepara a la oficialidad del Regimiento en el salón del teatro, acuerdos que, poco mas o menos ya eran del dominio publico. La colocación de los Arcos fue discutida, pero a pesar de esto, no dice los lugares donde se colocaran, de suerte que casi se puede decir que aun estamos a oscuras sobre el programa de recepción38 Finalmente se hace público el Programa de bienvenida, movilizando a la ciudadanía copiapina y atacameña, a sociedades y corporaciones, escuelas y liceos, intendencia y municipio, para la ornamentación de la ciudad y hacer dignas fiestas de recepción al Heroico Batallón. Con entusiasmo se trabaja para hacer al Atacama una digna manifestación, nadie piensa sino en la llegada del heroico batallón. Sabemos que una comisión de señoritas va a obsequiar al regimiento Atacama, seiscientas coronas en la estación de la ciudad el día de su llegada. La calle Atacama estará perfectamente adornada, i los valientes desfilaran bajo una lluvia de flores. En cada esquina se harán arcos triunfales y hermosos pabellones.39

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El Amigo del País, Nº 913 febrero 8 de 1881. El Amigo del País, Nº 924 marzo 8 de 1881. 36 Hernán García Vidal Historia Ilustrada de la Guerra del Pacifico. Editorial Universitaria, Santiago 1979. Pág. 91 a 93. 37 Ob.Cit. Pág. 93 y 94. 38 El Amigo del País, Nº 927 marzo 15 de 1881. 39 El Amigo del País, Nº 927. 35

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La ornamentación de la calle de Atacama se decoraba apresuradamente i todos los habitantes de ellas, no atendían si no al adorno de las fachadas de sus casas (…) Las colonias extranjeras rivalizaban en celo i entusiasmo para elevar arcos triunfales. Los bomberos daban tanbien elegante colocación a sus escaleras i mangueras en las calles de ciudad. Aun en la línea del ferrocarril se construyeron dos arcos rústicos para que pasara el tren que conducían al regimiento Atacama 40 La llegada del Batallón Atacama a Copiapó y sus fiestas de bienvenida, se convirtieron en una atracción popular, que congrego a un gran número de personas, inundando la ciudad de curiosos. Días y semanas antes, la gran población flotante de la provincia, mineros, peones, obreros y artesanos, comerciantes, viajeros y público en general se preparaba a recibir a los héroes. Trenes llenos de pasajeros llegaban repetidas veces en el día a Copiapó de los diversos puntos del valle, durante la semana pasada. La población se aumento en la semana pasada a lo menos con dos o tres mil forasteros, ansiosos de presenciar la llegada del regimiento Atacama como las fiestas que por este motivo debían tener lugar41 La preparación de esta bienvenida al “Atacama” fue posible gracias al aporte del gobierno chileno y del gremio de comerciantes, que mediante erogaciones, lograron juntar una considerable suma de dinero. Con las cantidades recibidas puede hacerse una esplendida recepción, mucho mas cuando tan solo el gobierno tiene ofrecida la suma de dos mil pesos; los señores comerciantes de Copiapó la no despreciable de ochocientos sesenta. Reunida la suma ofrecida por el supremo gobierno, la colectada en el comercio, la de Chimberos y Puquíos, sin tomar en consideración lo recogido en Copiapó y otros puntos del valle, se ve que hai mui cerca de tres mil quinientos pesos.42 Dentro de los comerciantes que aportaron en esta lista se encuentran Agustín Edwards y Arestizabal Hermanos con $100, Escobar y Browning, Antonio García Guerra, Carlos Viril i Cia, Dôll i Cia, Pepper i Cia, con $50, Maquina del Carmen con $40, luego otros comerciantes que aportan 30, 20, 10, 15 y 5 pesos, enterando un total de 860 pesos.

Ubicación de los Arcos Triunfales en las calles de Copiapó Un periodista del El Amigo del país, recorre las dos calles principales de ciudad, dándonos una interesante relación de la ubicación, materialidad y contenido de los Arcos. El primer Arco que se nos presenta, ya en la ciudad, es el del ferrocarril, elevado a la salida de la plazuela y entrando a la calle de Juan Martínez. Es un arco sencillo y modesto, pero bastante bonito, con medallones en su parte superior y en ellos letreros que nos recuerdan las gloriosas batallas de la presente guerra. El medallón del centro representa el símbolo de la industria, hecho con bastante perfección, esto es, una bonita locomotora, muy bien imitada. Siguiendo nuestro camino llegamos a la Alameda y antes de llegar a ella, en la esquina de la barraca, se alza el estoico arco de las colonias inglesa i francesa. Nos presenta ese arco a primera vista, toda la gravedad, la perfección y el buen gusto ingles. 40

El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881. El Amigo del País, Nº 931. 42 El Amigo del País, Nº 925 marzo 10 de 1881. 41

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Tiene la forma de un inmenso puente de grandes portadas; en la parte superior creímos ver una especia de balcón que puede contener muchas personas. El hábil pincel de Mr. Guyonet no se desmintió en el trabajo de las pinturas, por el contrario, el soldado i el minero como el retrato de la libertad están hecho con toda perfección. Tenemos estas pinturas en el frente que da a la calle Juan Martínez y en el frente que da a la calle de Atacama, numerosas inscripciones, muy bien hechas. Continuamos hasta la esquina de la casa de los señores Matta y vemos cuatro grandes cuartones, uno en cada esquina, forrados en cintas de colores i sosteniendo en su parte alta, hermosos gallardetes. En la cuadra siguiente frente a la casa de las señoritas Fraga43, se ha hecho un arco de escaleras a adornados con ramas, escudos y vendrás. Llegamos a la plazuela del teatro i nos paramos a contemplar el arco de la colonia española44. El que es, en verdad, bastante bonito y de costo, pero que creemos fuera mucho mejor, por los grandes preparativos de sus dueños para hacerlo esplendido. Es un arco de columnas de triples de colores, formado en su parte superior, un ángulo agudo rodeado de tambores de tabla forrados en tira de tripe i sostenido en su frente dedazos de jenero de color con inscripciones. Tiene también entre las columnas jarrones inmensos que soportan mesetas inmensas también de ramas i de palmas. Distinguimos en este Arco dos inscripciones, una en prosa en el frente que mira para debajo de la calle Atacama i otra en verso en el frente que mira al lado opuesto de la misma calle. Continuamos nuestro apresurado pasaje hasta llegar a la esquina del banco de Escobar y Browne45. Allí esta construido el arco mas artístico y mas hermoso de todos, pertenece a la colonia italiana. Es una larga y ancha portada, pintada con todo primor y maestría, terminado en un letrero con grandes caracteres que dice Colonia Italiana. En los frentes tiene hermosos medallones con la siguiente inscripción: A los héroes de Atacama. En las pilastras tiene unas planchas sostenidas con grandes clavos i un letrero en cada una, que recuerda el nombre de una batalla. Estas planchas están pintadas, pero hechas con tanto arte que verdaderamente parecen planchas sobrepuestas. Después siguen en la esquina de la casa de Correos46 un pabellón con cuatro pilastras, estando cada pilastra, en cada una de las cuatro esquinas fronterizas. Sostiene en su parte superior el pabellón formado de tules y banderas. Colgado del mismo hay una preciosísima estrella de más de un metro, hecha de papal plateado; pero a pesar de ser tan hermosa tiene una colación que descompone el conjunto. En la esquina de la tienda de los señores Cabrera y Rocha47 hay otro arco construido por los bomberos que a pesar de no ser ni lujoso, ni de gran valor es bastante bueno i bastante hermoso. En su frente tiene un verso y en la parte superior un escudo rodeado de banderas. A la entrada de la plaza por la calle de Colipí, hay otro hermoso arco de escaleras adornando con flores, escudos y banderas.

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Intersección de Atacama con Yerbas Buenas. Escaleras de la 1º Cia de Bomberos de Copiapó. Entre calles Yerbas Buenas y Maipú. En lo que hoy es el INP. 45 Atacama y Maipú. 46 Atacama y Chacabuco. 47 Construido por la 2º Cia. De Bomberos de Copiapó en la calle Atacama esquina Colipí. 44

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Frente al edificio de la municipalidad se levanta el arco de la comisión de ornamentación. Triste condición la del periodista que tiene que describir todo, lo bueno y lo malo. Arco hecho todo de ramas de sauce con tan poca gracia que daba lastima mirarlo. Ostenta también su inscripción en verso. Frente al cuartel de policía, hay colocadas dos hermosas columnas en forma de obelisco adornados con letreros i cifras de oficiales. En uno de los costados del jardín se había construido un espaciosos tabladillo donde debía tocar la banda i bailar la popular los que quisieran. Los incansables bomberos habían construido otro arco frente a la casa del señor Richards en la calle de Maipú, arco tan bonito como los demás. Hemos escrito a la lijera el adorno de las calles i plazas de la ciudad i superfluo nos parece entrar a pintar el adorno y compostura de cada casa en particular, bástanos decir que rivalizaron sus dueños en darles a los frentes de sus casas un adorno mas pomposo48.

El Nacimiento de los Héroes El día lunes 14 de marzo de 1881, después de permanecer algunos días en Valparaíso, los atacameños se trasladaron por mar llegando a Caldera. El jueves temprano se supo que el transporte que conducía al regimiento había echado el ancla en la bahía de Caldera a las ocho i media de la mañana. Tuvieron al regimiento embarcado hasta las tres de la tarde, que dio principio al desembarque; hubo por cierto buena dosis de discursos en el muelle y el viernes temprano lo embarcaron en el tren i lo largaron en dirección a Copiapó observando que los héroes venían en ayunas. En esta ciudad se había anunciado que el Atacama estaría las ocho o nueve de manera que a esa hora estaban completamente llenas de jente todas las avenidas de la estación. Un gran número de señoritas se situaron en el salón de la estación y formaron un ancho camino para coronar a los soldados. Ansiedad al ver que el tren se tardaba veíase en todos los semblantes49. El día de la llegada a Copiapó el domingo 27 de marzo de 1881, en el interior de la Estación de Ferrocarriles se encontraban el Comandante General de Armas e Intendente de la Provincia, Guillermo Matta y las Autoridades Municipales, la Sociedad de Instrucción Primaria, El Cuerpo de Bomberos, Sociedad de Profesores, Sociedad de Artesanos, Club Alemán, El Gremio de Comerciante, Las Colonias Extranjeras, La Sociedad de Beneficencia Italiana y las delegaciones de Vallenar, Caldera y Freirina. Gran impacto causo la llegada de los sobrevivientes del Regimiento “Atacama”, pues de los 1.232 soldados, regresaban solo 636. Como hemos señalado anteriormente, semanas antes del arribo del “Atacama”, la ciudad estaba engalanada para recibir y homenajear a sus héroes. Diferentes organizaciones sociales de la ciudad habían levantado sus Arcos Triunfales en el trayecto de la Plazoleta de

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El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881. El Amigo del País, marzo 29 de 1881.

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la Estación de Ferrocarriles, Avenida Juan Martínez, Calle Atacama, Calle Colipí hasta llegar a la Plaza de Armas. Por fin a la una el silbato de la locomotora nos anuncio que las águilas del norte, que la legión atacameña, llegaba a Copiapó. Confusión, gritos lloriqueos, atropellos, tumultos, inmensa alegría, indescriptible júbilo se notaba en el gentío que rodeaba la plazuela50. Al arribo del tren, se hicieron escuchar una salva de 21 cañonazos (...) se estima que unas 8 mil personas vitorearon a lo largo del recorrido a los héroes del “Atacama”, y a su comandante Diego Dublé Almeida (...) el desfile fue una continua ovación, todo el trayecto desde la Estación hasta la Plaza de Armas, estaba sembrado de flores 51. El primer atacameño que salio del edificio de la estación, fue recibido con grandes aplausos i así sucesivamente varios otros que salieron dispersos. El glorioso regimiento dio principio a desfilar por la ancha calle que las señoritas de que hemos hablado le formaron recibiendo de ellas preciosísimas coronas. Formado ya el regimiento en la calle Juan Martínez principio el desfile52. Precediendo al Atacama iba un carro de la Victoria y después de las autoridades y corporaciones, lo seguía el carro del trabajo, que simbolizaba el regreso de los valientes a las labores de la paz53. Cerraba el desfile el Batallón Cívico de Copiapó. Calcular la gente que acompañaba al regimiento es muy difícil, pero según nuestro calculo, no bajaran de diez mil almas. Pasaron los soldados bajo los inmensos arcos, bajo una lluvia compacta de flores i que les venían de todas partes54. El levantamiento de los Arcos de la Victoria o Arcos del Triunfo, esta cargado de un fuerte significado simbólico, que tiene sus orígenes en la lejana Roma. Toda la acción realizada por el Atacama una vez que ha llegado a Copiapó, cumple casi a cabalidad, con el acto mágico-religioso que los ejércitos romanos realizaban una vez que estos llegaban a la ciudad eterna. Esto es, hacer el ingreso triunfante a la ciudad después de haber concluido victoriosamente la guerra cruzando los Arcos de la Victoria, además de llevar un importante botín de guerra, el estandarte de combate del Batallón Nº 6 de Lima, arrebatado al enemigo por el cabo Ramón Julio Villanueva. El cruce de los Arcos Triunfales levantados para la ocasión, es un acto mágico que perpetua en la memoria de la ciudad y del cuerpo armado, su gloriosa campaña. Al cruzar bajo los Arcos de la Victoria, el ejército vencedor traspasa un umbral, el umbral de la gloria y del perdón, cruza el limes del tiempo, transitando de un tiempo profano a uno sagrado, esto porque se realiza una ruptura de nivel, trascendiendo el espacio profano, heterogéneo y penetrando en una región pura55. 50

El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881. Ibíd. Pág.241. 52 El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881. 53 Eduardo Naveas Echiburu Recuerdos y Vivencias de Copiapó. Recopilado por Elena Azocar. Imprenta M. C. V., Santiago 1990. Pág. 78. 54 El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881. 55 Mircea Eliade, El Mito del Eterno Retorno. En Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo, Emece Editores, Buenos Aires, Argentina, 1968. Pág. 21. 51

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La acción mágica es justo en el momento en que se cruza el arco. Al cruzarlo, el soldado se transforma en héroe pasando a la gloria eterna. Se trata de un acto mágico y ritual por el cual el ejército victorioso se purifica de las culpas de la sangre y la maldición de la guerra y los muertos, maldición por los saqueos y violaciones, incendios, razzias y humillaciones cometidas contra los bienes y la propiedad de los enemigos de la patria. De esta manera el Arco, se transforma en un dispositivo de poder, que tiene la facultad de trasmutar en perdón y gloria, las condenaciones de los enemigos, porque un objeto o una acción adquieren un valor y, de esta forma llegan a ser reales porque participan, de una manera u otra, en una realidad que los trasciende. Una piedra - en esta caso los Arcos del Triunfo – entre tantas otras, llega a ser sagrada y por tanto saturada de ser, por el hecho de que su forma acusa una participación en un símbolo determinado (...) el objeto aparece entonces como un receptáculo de una fuerza extraña que lo diferencia de su medio y le confiere sentido y valor 56. Las frases y versos escritos en el los Arcos del Triunfo levantados para la ocasión, potencian el poder transmutador de estos dispositivos mágicos que son los Arcos Triunfales. Son una suerte de conjuro bienhechor y purificador del Regimiento ya que son dedicadas a la gloria de los héroes y a sus victoriosas batallas en donde Dios entrego la victoria a Chile, sobre el altivo Perú. El Arco de los Ferroviarios por ejemplo decía en sus inscripciones: AL REGIMIENTO ATACAMA, en los pilares Pisagua i Dolores, en la base Los Ángeles y Tacna. Esto en la parte frontal del Arco, detrás se leía en la parte superior del Arco: Caldera i Callao, en los pilares Chorrillos i Miraflores y en la base Lurin y Pisco. El de la colonia inglesa y francesa decía VIVA CHILE y GLORIAS AL ATACAMA. En el arco central una alegoría que representaba a la provincia de Atacama en actitud de coronar a una falange gloriosa de héroes soldados a su paso por ese Arco. Coronando las arcadas principales dos alegorías de mineros, una representaba a un minero vestido a la usanza de Juan Godoy y otra al minero de Atacama transformado en soldado de la Patria. Luego bajo los nombres de J. Martínez y R. Zorraindo, se enumeran las batallas en que el Atacama tomo parte (...)La Comisión de Ornato, hizo el suyo en la calle Copilí dedicado “AL HEROICO ATACAMA, la audaz i curva frente Erguid, arcos triunfales. E inclinadles veces reverente. Que pasa una columna de inmortales (...) Frente a I. Municipalidad, otro Arco dirigido por la Comisión de Ornato con inscripciones y estrofas de vibrantes versos. Ante el cuartel de la Guardia Municipal, dos obeliscos con los nombres de todos los oficiales del Atacama muertos en batalla. Los artesanos colocaron un obelisco en una esquina de la plaza, igualmente cubierto con inscripciones de saludo y versos57. El recorrido del Atacama continuo frente al liceo oficial de señoritas, una alumna dirigió al regimiento una alocución en verso, obra según hemos sabido del usía. Continúo el cuerpo su marcha y doblo para la plaza por la calle de Colipí hasta llegar frente al edificio municipal donde se formo para oír con paciencia i resignación los discursos de bienvenida.

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Mircea Eliade, Ob. Cit. Pág. 12. Carlos Prato y Lucia Román, Contribución Histórica Nº 2. Museo Regional de Atacama, Copiapó 1979. Pág.51-52. 57

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El primero que rompió el fuego fue Matta, que después de decir que estaba orgullosos de ver su regimiento en Copiapó les observo que no olvidaran que el lo había formado i que les había dado el ultimo abrazo en Caldera la despedirse i el primero en Copiapó al recibirlos. Nosotros admiramos la gloria de Guillermo Matta. ¿Cómo soportara el peso de la inmortalidad? Hablo después de Matta Olegario Olivares que en un largísimo discurso hizo la historia de la presente campaña, batalla por batalla olvidando el nombre de algunas de ellas, pero sus amigos se las facilitaron58 El desfile del ejército romano terminaba en el Capitolio, donde el general victorioso ofrecía los sacrificios. En este caso, el desfile del Atacama termina en la Plaza de Armas de Copiapó donde se encontraba el edificio municipal. Allí la máxima autoridad de la provincia, el Intendente y Comándate General de Armas y como una suerte de antiguo ritual de purgación, señala mágicamente en su discurso las palabras que dan termino a tan sacrificada empresa guerrera: Hazañas tan memorables que han enriquecido a la patria nunca podrán olvidarse, se repetirán con orgullo por el pueblo, aún en las mas remotas generaciones y el Regimiento Atacama será aclamado en todas las fiestas publicas, y cuando mañana hayáis dispuesto esas armas, cuando esas armas terribles y gloriosas sirvan de bélicos trofeos, que recuerden vuestras hazañas, volveréis a ser los ciudadanos activos y laboriosos59. El magnifico montaje escénico de la recepción al Atacama, hizo a los organizadores olvidar la necesidad básica del soldado En tanto observamos que las caras de los vencedores no estaban contentas ni satisfechas. Preguntamos la causa y nos respondieron: hombre si no han comido (…) eran las cuatro de la tarde. Guillermo Matta se porta bien con su regimiento de seguro que no han de morirse de debilidad los atacameños. En la plaza, centro cívico de la comunidad, el ejército retornado cumplía la promesa hecha en el momento de su partida. Esto es, la entrega del los invencibles Estandartes60 de combate de la unidad que jamás fue derrotado, siempre fue victorioso. Así, el 5 de abril de 1881 el Comandante del Regimiento “Atacama”, Diego Dublé Almeida, hizo entrega a al Ilustre Municipalidad de Copiapó, representada por Don. José Segundo Rojas y Don. Juan Serapio Lois, del Estandarte del Regimiento Atacama, manchado con la sangre del soldado Adolfo Morales, muerto en Chorrillos. El Regimiento Atacama, al entregar las enseñas de su gloria y de su valor, se despoja de ellas, con sentimiento recibido y mostrado con orgullo para que sirvan de enseña y de ejemplo a los que vengan en pos de nosotros. También ellos sabrán cumplir con su deber y darán gloria a la Patria61 58

El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881. Ibíd. Pág. 241. 60 Recordemos las palabras del mártir del Regimiento Atacama Coronel Juan Martínez, al momento de la entrega del estandarte en Antofagasta: Este estandarte que en estos momentos se nos entrega, simboliza y representa el honor de Chile y, sobre todo, el honor de la noble provincia de Atacama, que nos ha enviado. Espero que moriremos, antes de permitir que esta enseña sagrada, caiga en manos de enemigo y la profane. Ayudado por vosotros, juro defender con mi sangre y la vuestra ese noble pedazo de nuestro querido tricolor. 59

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Oriel Álvarez, Atacama de Plata. Ediciones Todamerica, Santiago de Chile 1979. Pág. 242.

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Este acto en la plaza de la ciudad, explica porque el triunfo debía celebrarse tras una guerra concluida victoriosamente. Los hijos de la tierra atacameña que se enseñorearon en las pampas peruanas, retornaban victoriosos a su patria. Después de esta larga marcha, entraron al cuartel de policía que les sirve de alojamiento. En la noche hubo iluminación general y retreta en la plaza. Jamás habíamos visto mas concurrencia en la plaza, verdaderamente no se podía andar por los inmensos tacos de gente que se formaban62.

Anexo

FIG. 01 Arco “El Regreso de los Vencedores”. Valparaíso. 1881.

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El Amigo del País, Nº 931 marzo 29 de 1881.

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FIG. 02 Arco de los Obreros en la Alameda Santiago, 1881.

FIG. 03 Arco de la colonia anglo-francesa. Entrando a Calle Juan Martínez, Copiapó 1881.

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FIG. 04 Arco de la colonia anglo-francesa Entrando a la calle Atacama, Copiapó 1881.

FIG. 05 Arco de la colonia Italiana, Calle Atacama, Copiapó 1881.

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Bibliografía: -Álvarez, Oriel Atacama de Plata. Ediciones Todamerica, Santiago de Chile 1979. - Boletín de la Guerra del Pacifico 1879-1881, Editorial Andrés Bello, Santiago 1979. - Bulnes Gonzalo, Resumen de la Guerra del Pacifico, Editorial del Pacifico, Santiago 1976. -Bringmann, Klaus. El Triunfo del Emperador y las Saturnalias de los Esclavos en Roma, Tomo 44. Editorial Alianza Cien 1994. Madrid, España. -Eliade, Mircea El Mito del Eterno Retorno. En Obras Maestras del Pensamiento Contemporáneo, Emece Editores, Buenos Aires, Argentina, 1968. -El Amigo del País, Copiapó enero-marzo 1881. -García Vidal, Hernán Historia Ilustrada de la Guerra del Pacifico. Editorial Universitaria, Santiago 1979. -Merello, Italo Historia del Derecho, Tomo I. Ediciones Universitarias de Valparaíso. UCV 1996. -Montaner y Simón Editores Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, Tomo II, Editorial Barcelona, España 1912. -Naveas, Echiburú Eduardo Recuerdos y Vivencias de Copiapó. Recopilado por Elena Azocar. Imprenta M. C. V., Santiago 1990. -Nicolaÿ Fernando Historia de las Creencias. Editorial Americana, Buenos Aires, Argentina 1947. - Pijoan, José Historia del Arte, Tomo II. Salvat Editores 1970. Barcelona, España. - Prato Carlos y Román Lucia Contribución Histórica Nº 2. Museo Regional de Atacama, Copiapó 1979. - Tornero, Recaredo Chile Ilustrado. Imprenta El Mercurio 1872.

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 36-42, Copiapó.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS SOBRE EL USO DEL AGUA Y SUS CONFLICTOS EN EL VALLE DE COPIAPÓ A PARTIR DEL SIGLO XVIII. Francisco Berríos Drolett 63 Juana Lucero Villavicencio 64 Introducción. El agua es vital para la vida de la humanidad y su organización social, política, económica, por lo tanto es muy importante para la cultura de todos los grupos humanos. Los recursos hídricos pueden ser analizados desde la ocupación del espacio geográfico por distintos grupos humanos, rescatando el análisis histórico de este proceso. En el presente trabajo se pone atención a la ocupación de la cuenca del río Copiapó a partir de la ocupación hispana, poniendo énfasis en el uso del agua principalmente a partir del siglo El agua es un recurso hídrico que ha pasado en este último tiempo a convertirse en un elemento escaso para la humanidad, por esta razón organizaciones estatales y no gubernamentales han comenzado a abordar el tema.

La Región de Atacama y los Recursos Hídricos Desde la ocupación Española. La región de Atacama, asentada en una zona de déficit permanente de agua, requiere tanto para el consumo humano como para las actividades agrícolas y mineras de este vital recurso. Esto ha motivado a realizar una mirada retrospectiva del uso de este vital elemento en el valle de Copiapó. Desde la ocupación hispana de este territorio, existen registros que pueden ya establecer la escasez del agua y con ello los conflictos que determinan el uso de ésta para actividades productivas, principalmente agrícolas, pues en la parte alta del valle no se disponía de suficiente agua para realizar estas actividades. Incluso existían disputas entre distintos vecinos, debido a que algunos almacenaban este recurso sin autorización, llevando 63

Profesor de Historia y Geografía. Facultad de Humanidades y Educación. Universidad de Atacama. [email protected]. 64 Profesora de Historia y Geografía. Facultad de Ciencias Jurídicas .Universidad de Atacama. [email protected]

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incluso a producirse pequeñas revueltas entre españoles e indígenas por esta situación, ameritando también la presentación de recursos jurídicos ante la autoridad correspondiente. Esto demuestra que compatibilizar los intereses de los mineros con los de los hacendados, más la satisfacción de las necesidades fundamentales de los vecinos de la ciudad de Copiapó, más la existencia de población indígena en este valle, llevan a una complejidad en la administración de los recursos de agua, lo cual nos evidencia que el problema del agua en el valle de Copiapó no es nuevo, sino que data desde la ocupación española. El uso del agua en el valle de Copiapó, siempre fue restringido. En la época prehispánica, principalmente en la ocupación diaguita, fue normado a través de sistemas regulados de regadío (canales cerrados construidos con piedras), por lo tanto esto nos puede orientar que había una preocupación por el uso del agua para actividades productivas, ya desde este momento. Desde la llegada de los españoles, hasta el siglo XVIII la población en el valle de Copiapó fue mas bien pequeña y sus actividades económicas no eran de gran envergadura, aún cuando la actividad minera fue siempre importante para éste, desde la época del Incario inclusive. Desde la fundación de Copiapó en 1744 se producen una serie de conflictos en relación al uso del agua, ya que se constituyen una serie de propietarios dentro del valle que van a destinar sus tierras a actividades económicas, agrícolas, ganaderas y mineras, mas el emplazamiento urbano de la villa de San Francisco de la Selva, que va a concentrar una población de más de 2.800 personas, con sus respectivas necesidades económicas. Si a esto se agrega un pueblo de indios, ubicado en el sector de San Fernando, que se dedican a cultivar sus tierras tanto para el consumo interno, como para la comercialización, agregando a sus actividades también la domesticación de animales, fundamentalmente caprino, todo esto trae un aumento vertiginoso del uso del agua y con ello una serie de conflictos, porque el agua no es suficiente para todos. Esto se manifiesta en las instrucciones dadas por el gobernador al corregidor Francisco Cortés y Cartabío para fundar la ciudad. “ Así mismo mando al dicho comisionado, que respecto de experimentarse alguna escasez de agua en aquel río a causa de usar en ella los hacendados y trapicheros sin orden reglado, que lo de y haga repartimiento de ella señalando a cada uno la que sea precisamente necesaria según el número de tierras y su calidad, obligándoles a todos a que pongan marcos y a los trapicheros que tienen sus trapiches en lo superior de la población, a que vuelvan las aguas a la madre superior del río porque no se pierdan inútilmente”65. A partir de lo anterior podemos notar que una de las preocupaciones principales de la autoridad fue la regulación del agua y observando el propio Cortés y Cartabío en terreno

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Bröll, (Cfr. A.N.F.V.V 690 Instrucciones para la Fundación de San Francisco de la Selva).

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de la escasez del agua, como lo manifiesta en un párrafo de su informe “Averiguado de los prácticos que han traficado dicha cordillera, que no se puede conseguir algunas aguas a la madre principal del río” 66 La escasez de agua es la primera preocupación de Francisco Cortés al llegar al valle, pues es sabido que la fundación de nuevas ciudades debe ser en lugares que dispongan de este recurso hídrico. Por esta razón, a través de una comisión trató de realizar trabajos para aumentar el caudal del río- Ésta descubrió que el río Turbio puede servir de tributario al río, al igual que dos lagunas que podrían desaguar hacia él. Sin embargo estos estudios no pudieron llevarse a cabo, ya que los vecinos estaban ocupados en la cosecha de trigo67 Lo anterior hace parecer que el proyecto no se llevó a cabo, ya que la falta de agua fue cada vez más aguda, lo cual queda en evidencia luego del trazado de la villa, cuando se hizo necesario establecer el riego de solares y chacras, pues en el informe quedó estipulado que estas tierras carecen de agua, lo cual se transforma en un gran problema, sobretodo cuando los vecinos reclaman al respecto por esta situación. Es así como el Cabildo estableció una comisión que tratara de solucionar el problema a través de una acequia para regar las tierras, situación que fue reclamada por el cacique del pueblo de Indios, Francisco Tacquia, obligando a Cortés a solucionar el problema a través de los turnos entre quienes habitaban la villa y quienes lo hacían en el pueblo de indios, estableciendo turnos semanales, al igual como lo hizo en la parte alta del valle. Sin embargo, valle abajo, en los sectores de Bodega y Chamonate también se produjeron conflictos, los que fueron solucionados otorgando los días lunes, martes y miércoles a Chamonate y el resto de la semana a Bodega 68 A medida que pasó el tiempo, los cultivos valle arriba del río también fueron aumentando, dejando con ello de respetarse los turnos semanales establecidos, lo cual levó a que el pueblo de indios y la villa comenzaran a sentir la escasez de este vital elemento, lo cual generó varios reclamos y discordias entre los vecinos. “La escasez de agua que experimentaban sobre todo la villa y el pueblo de indios obligó al Corregidor don José de Quevedo a ordenar, por bando de marzo de 1762 y bajo multa de 50 pesos, la supresión de los cultivos de trigo, de cebada y de frejoles desde Potrero Grande hasta Punta Negra, dándose plazo hasta el 15 de mayo para que abandonasen estas sementeras a fin de evitar el uso indebido del agua”. 69 A pesar de lo anterior, este bando no se cumplió y los reclamos se mantuvieron, por esta razón el Corregidor Sánchez de Dueñas, a través del decreto del 26 de octubre de 1767 determina que las aguas debían bajar por ocho días consecutivos sin que nadie las usase, sino desde Punta Negra hacia abajo. Sin embargo, el sector más fértil del valle era valle 66

Ibidem F. 7. Informe de don Francisco Cortés al Gobernador José Manso de Velasco. Ibidem F. 13. 68 Sayago, p. 330. 69 Bröll. (A.N.F.V. V.342. Bandos de la Villa de San Francisco de la Selva(1747-1798). 67

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arriba y por eso sus hacendados exigieron un nuevo arreglo turnal, el cual fue decretado por el mismo corregidor el 28 de enero de 1768, el cual “ordenaba que el turno se verificase principiando a regar Potrero Grande desde el lunes por la mañana, correría el agua hasta Malpaso hasta el miércoles a primera hora; desde allí a Punta Negra el riego duraría hasta la mañana del viernes; y desde Punta Negra hacia abajo hasta el lunes por la mañana, recomenzando luego el turno70. Esta situación del uso indebido de agua por parte de los hacendados río arriba se repitió constantemente, incluso los reclamos llegaron a la Real Audiencia, quien recibió acuso de éstas y envió comisiones para realizar un nuevo reparto, proyecto que fue presentado por el Cabildo Abierto y aprobado por la Real Audiencia, sin embargo la situación no varió, siendo los más perjudicados los del pueblo de indios, situación que se advierte a través de las súplicas del cacique Pablo Tacquía, quien clama por “la grande sequedad” en 1798.71 Frente a esta situación las autoridades realizaron severas regulaciones sobre los cultivos y sus usos de aguas. Esta regulación que se ordeno fue a través de un auto en forma de bando que establecía severas multas. Sin embargo los propietarios no harían caso a los reclamos y no dan su brazo a torcer ante las autoridades de la subdelagación y el Cabildo. Ante esta situación se producen dos hechos graves: - El Cabildo decide presentar una demanda ante la Real Audiencia en el año 1801 contra los cabildantes Don Manuel de la Torre y a Don Juan Bautista Sierralta dueños de las haciendas del sector de Potrero Grande, de la indebida retención de las aguas del río. - Paralelamente a este hechos los indígenas y sus descendientes del Pueblo de Indios de San Fernando se levantan en contra del cabildo de la Villa de San Francisco de la Selva con la perentoria solicitud hecha grito de guerra de “Queremos agua y que toda baje desde Potrero Grande o de lo contrario pegaremos fuego a las Haciendas 72 Estos hechos alarman a las autoridades quienes envían al Licenciado Don Juan de Dios Gacitúa con un piquete de Dragones de la Reina, quienes ccontrolan la situación y redistribuyen los derechos de aguas. La Real Audiencia el 23 de diciembre de 1807 ordenó un nuevo y severo bando de distribución de agua con controles y en marzo de 1810 se leyó en forma completa la Real Cédula ante los interesados para evitar dudas.

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Sayago, p.336. Bröll. Archivo Nacional de Santiago. Capitanía General. V.696 f.45

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Sayago, p. 340

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Cuenca del río Copiapó. La cuenca del río Copiapó se extiende entre los paralelos 26°38’ y 28°38’ de latitud sur, abarcando una superficie total de aproximadamente 18.400 km2, cuyo caudal es de 1.9 m³/s. Si la comparamos con las cuencas de los ríos Loa, de 33.570 km² , cuyo caudal es de 2,43 m³/s . o la del río Baker de 26.726 km² con un caudal de 870 m³/s, evidentemente observamos grandes diferencias. Si bien el río Loa es el que presenta la mayor cuenca hidrográfica de nuestro país, la zona geográfica en la cual se ubica evidencia que su caudal es muy reducido, debido a sus reducidas precipitaciones, a diferencia de lo que ocurre con el caudal del río Baker, ubicado en una zona geográfica con grandes aportes hídricos. La cuenca del río Copiapó se ubica también en una zona geográfica con deficitarios aportes hídricos, lo que es una realidad que hay que tener en cuenta al momento de realizar actividades económicas en un espacio determinado y sobretodo si es un espacio que se incorpora a la política fundacional de los españoles, los cuales evidentemente no tenían conocimiento de la geografía de nuestro país y menos estudios que les permitieran reconocer que el comportamiento de las cuencas hidrográficas variaba de un lugar a otro, existiendo zonas, como la región de Atacama que presentan características muy diferentes a las que están presentes en la zona central y sur de Chile. El río Copiapó se forma en La Junta, a 1230 m s.n.m, a partir de la confluencia de sus dos tributarios más importantes, el Jorquera que viene del norte y el Pulido que viene del sureste. Dos y medio kilómetros aguas abajo de La Junta se agrega el río Manflas, que proviene del sur con un reducido caudal. Prácticamente estos ríos son los únicos que aportan caudales superficiales, lo que implica que sólo aproximadamente un tercio de la hoya hidrográfica es activa.

Clima La Región de Atacama se caracteriza por un clima semiárido y por la presencia de desiertos. Debido al aumento paulatino hacia el sur de las precipitaciones invernales, desde Copiapó hasta el límite Norte regional, el clima es muy árido, similar al de la segunda región. Al sur de la ciudad de Copiapó, el clima se transforma en desierto marginal para dar paso paulatinamente al clima de estepa cálido. Las precipitaciones, debido a la presencia permanente del Anticiclón del Pacífico y la Corriente de Humboldt, unidas a la latitud (27º Sur) y las características geomorfológicas de la ciudad, son escasas, alcanzando en promedio alrededor de 2 mm anuales, las cuales se producen preferentemente en invierno. Esto explica en gran medida la escasez de agua para esta cuenca hidrográfica, la cual a medida que van llegando los españoles y se van asentando en este espacio van requiriendo cada vez más de este recurso para realizar sus actividades económicas, lo que va generando una tensión entre los ocupantes de la cuenca, ya que aguas arriba y aguas abajo el recurso se presenta de manera diferente debido a la ocupación de los primeros, sin tener en cuenta los dictámenes y reglamentaciones de la autoridad.

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Geomorfología La cuenca presenta un relieve muy irregular y accidentado, predominando la alternancia de los valles en sentido transversal con interfluvios montañosos denominados serranías. Desde el punto de vista geomorfológico, existe una serie de elementos fisiográficos que se pueden identificar claramente; los grupos principales son: Cordillera de los Andes, Valles Transversales, Cordillera de la Costa y Planicies Litorales. Teniendo en consideración los antecedentes anteriores, es necesario precisar que las condiciones medioambientales de la región de Atacama y principalmente de la cuenca del río Copiapó, presentan condiciones limitadas para la explotación de recursos que requieran un uso permanente del agua, pues las comunidades, tanto desde la ocupación de los asentamientos más primitivos hasta la actualidad, requieren del agua para poder realizar actividades que le permitan subsistir en el medio. Lo anterior nos permite señalar que el problema del agua en la cuenca del río Copiapó no es reciente, sino desde la ocupación hispana, ya que se hace un uso irracional y desmedido del recurso, sin tener en cuenta las condiciones medioambientales en las que se encuentra la cuenca.

Conclusiones • • • • • • •

La capacidad de agua del Valle de Copiapó fue siempre pequeña, por su naturaleza, por lo tanto se puede catalogar como un recurso escaso. Necesidad de una distribución controlada para el buen rendimiento productivo y el consumo de la población. La fundación de la Villa de San Francisco de la Selva en el año 1744 trae complicación para el consumo del recurso de agua. La Explotación agrícola y minera en el alto del valle trae complicación para el uso y consumo para otros terrenos (pueblo de indios) Los grandes productores se establecen en los sectores altos del valle y abusan de sus Derechos de Agua. Esto produce escasez en el resto del valle. Regulación desde la Real Audiencia logra cierto equilibrio para evitar la escasez Los intereses económicos fueron superiores al equilibrio y la escasez se vuelve actualidad.

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Anexo

FIG. 01. En Museo Virtual de Atacama. W. Griem

Bibliografía 1. Broll, J. J- Pinto R. , 1988: Copiapó en el siglo XVIII. Editorial Universidad de Valparaíso. Valparaíso. 2. Griem, W. Museo Virtual Atacama. En http://www.geovirtual.cl/Museovirtual/tur252a.htm 3. Sayago, C. Historia de Copiapó. 1874. Imprenta de El Atacama, Copiapó. 4. Estudio de base hidrología. Modificación plan regulador de Copiapó , sector río Copiapó, En https://www.e-seia.cl/archivos/anexo4.0_est_hidrologicos_vf00.pdf

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 43-53 Copiapó.

ESTUDIO FORTALECIMIENTO DE LA IDENTIDAD REGIONAL DE ATACAMA, ALGUNOS RESULTADOS Mauricio Lorca.73 Antecedentes Con el objeto de difundir los resultados obtenidos por el Estudio Fortalecimiento de la Identidad Regional de Atacama, realizado entre junio del año 2009 y abril del 2010, a continuación se da cuenta del contexto del que surge la investigación, sus objetivos y un resumen de los principales resultados obtenidos74. Los Estudios Fortalecimiento de la Identidad Regional que se llevaron a cabo en cada una de las 15 regiones del país son parte del Programa Fortalecimiento de la Identidad Regional de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), mientras que la ejecución de cada estudio regional fue liderada por el respectivo Gobierno Regional. El mencionado programa tiene por propósitos: “apoyar el fortalecimiento de la identidad territorial con el fin de contribuir al desarrollo endógeno de las regiones y a que los gobiernos subnacionales ejerzan con liderazgo y competencias el desarrollo de sus territorios” (SUBDERE 2011:1)75. Los objetivos que el Estudio persiguió fueron: investigar, sistematizar y reflexionar sobre las identidades que conviven al interior de la Región para, de ese modo, responder al desafío de generar conocimientos aplicados sobre las identidades de Atacama como insumo a la implementación de políticas públicas pertinentes a su diversidad regional y las expectativas de futuro que de ahí se desprenden. El Estudio se concibió entonces como parte de un proceso en el que todos los actores sociales regionales son responsables de la concepción de políticas públicas conducentes a un desarrollo ajustado a la realidad propia. Su ejecución contempló la promoción de espacios participativos de diálogo y análisis reflexivos capaces de vincular transversalmente a la sociedad civil, la ‘academia’ y la institucionalidad pública. Ello con el fin de obtener términos de referencia amplios, de tipo contractual, capaces de formular estrategias ajustadas a los territorios que 73

Antropólogo, Magíster en Etnohistoria, Magíster en Estudios del Desarrollo, Programa de Doctorado en Gestión de la Cultura y el Patrimonio de la U. de Barcelona. Correo-e: [email protected] 74 Los resultados están a disposición en: LORCA, M. (Editor) Identidades en Diálogo: Articulando Actores, Construyendo Realidades. Estudio Fortalecimiento de la Identidad Regional de Atacama. Gobierno Regional de Atacama. 2010. 75 Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE). Programa Fortalecimiento de la Identidad Regional. El Valor de la Diversidad para el Desarrollo de los Territorios. 2011.

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conforman la Región. La base de la propuesta Estudio Fortalecimiento Identidad Regional de Atacama emergió entonces de la articulación de tres conceptos claves: identidades territoriales, participación y desarrollo. Pues los distintos actores y las identidades que representan son indispensables en la construcción de una sociedad protagónica y el desarrollo local regional. Ellos deben ser identificados y realzados en pos de consensos y negociaciones vitales dentro de conglomerados sociales complejos y diversos como el nuestro. Pues si queremos una sociedad incluyente, el reconocimiento y promoción de pluralidades parece ser la mejor forma para contrarrestar la homogeneización de intereses y objetivos externos.

Metodología La opción metodológica del Estudio fue la investigación-acción-participativa pues entrega: primero, rigor científico; segundo, un conocimiento resultante tanto de la intervención de la comunidad involucrada como de los investigadores; tercero, las acciones emprendidas están orientadas al cambio social. O sea, la elección metodológica aspiró a sobrepasar la relación clásica de verticalidad que generalmente se impone entre investigadores e investigados para, de esa forma, generar resultados que, convalidados por ambos, colaboren a la mejoría de la realidad social de los últimos. Se concibió la Región como una unidad político-administrativa compuesta por diferentes unidades territoriales, las que fueron identificadas a partir de criterios como: sus características ecológicas, las dinámicas históricas propias a cada una o la implementación o no de políticas e inversiones públicas y privadas. Se reconocieron cinco unidades territoriales (Figura 1):     

Borde Costero Sector Cordillerano Valle del Huasco Valle del Copiapó Desierto Interior de la Provincia de Chañaral

Al interior de estas unidades conviven colectividades adaptadas y organizadas al medioambiente circundante gracias a procesos históricos y sociales propios que han conformado diferencias y especificidades generadoras de rasgos específicos, que sumados al patrimonio considerado como propio en un momento dado y a sentimientos de pertenencia y arraigo, dan por resultado una identidad singular. Luego, en cada territorio se procedió a seleccionar una serie de estudios de caso representativos a cada uno. Esos estudios de caso fueron de dos tipos: uno correspondió a localidades y/o comunidades; otro, a organizaciones y/o procesos sociales que actualmente se observan en la Región. Así, en el Borde Costero se trabajó con las comunidades de las localidades de Chañaral de Aceituno y Carrizalillo y con la Asociación de Buzos y Pescadores de Caldera. En el Sector

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Cordillerano con la Comunidad Agrícola de Ascendencia Diaguita de Huasco Alto y con los movimientos poblacionales urbano/rurales de familias collas. En el Valle del Huasco - además de la Comunidad Agrícola antes citada- se trabajó con la Asociación de Agricultores del Valle del Huasco. Mientras que el Valle de Copiapó fue abordado a través de la localidad de Los Loros y el Pueblo de San Fernando asimismo de la inmersión en los procesos orientados a lograr una mejor gestión del recurso agua en ese valle. Por último, en el territorio designado Desierto Interior de la Provincia de Chañaral se trabajó con la población de la localidad de Inca de Oro. Los estudios de caso se abordaron mediante una revisión bibliográfica preliminar para enseguida realizar talleres participativos de análisis, que fueron complementados y profundizados mediante entrevistas grupales e individuales y grupos de discusión. Los talleres participativos se diseñaron y aplicaron en torno a tres temáticas que emergieron del proceso de operacionalización del concepto de identidad: sistemas de vida, memoria comunitaria y patrimonio. En su conjunto estos talleres tuvieron una doble finalidad: por una parte, generar información tendiente a caracterizar las identidades asociadas a cada estudio de caso; y, por otra, abrir espacios de reflexión situada sobre las identidades, historia y desarrollo local. Por ende, estos talleres pueden entenderse como herramientas de producción de conocimientos y, a la vez, como herramientas de comunicación que lograron instalar la temática identitaria en la cotidianeidad de quienes participaron. Por su parte, las entrevistas (20) se realizaron con informantes claves representativos de las diferentes identidades y/o conocedores de éstas. Los grupos de discusión (5) se realizaron a nivel territorial, integrando a actores, edades, género y orientaciones productivas diferentes. De forma paralela se diseñó y aplicó una encuesta para dirigentes sociales de las tres capitales provinciales de la Región: Copiapó, Chañaral y Vallenar. Esta fue aplicada a 154 personas y estuvo orientada a indagar el rol de las organizaciones y su vínculo con la identidad y el patrimonio local. Por último, es necesario mencionar el carácter interdisciplinario que el Estudio tuvo pues en él se integraron y articularon disciplinas como la antropología, ecología, arqueología, historia y sociología.

Principales Resultados Atacama y su configuración identitaria: continuidades y cambios La región de Atacama da cuenta de la diversidad de identidades que forma nuestro país. Identidades que hoy se reproducen en un escenario político y económico caracterizado por la inserción del país a mercados globales. Fenómeno que a priori tiende a homogeneizar los rasgos identitario considerados como propios, anulando la diferencia. Al interior de la Región se reconocieron distintas formas identitaria, algunas asociadas a territorios definidos, otras transversales. Pero todas generadoras de sentimientos de pertenencia y 47

arraigo fruto de la adaptación al respectivo entorno y a dinámicas históricas y socioculturales propias, que dan cuenta de procesos de continuidad y cambio que les han permitido seguir desenvolviéndose en el tiempo. Se considera que uno de los motores que lleva a vincularse a las poblaciones regionales con su medioambiente y entre sí, fue y sigue siendo la explotación de los recursos naturales. El comienzo de esa relación puede ser situado en el período Arcaico Temprano (8.000 a.C. – 4.000 a. C.) a través de la presencia del complejo Huentelauquén, especializado en la caza de mamíferos terrestres y aves marinas y en la recolección de mariscos en el litoral regional. En la misma época, cazadores recolectores recorrían la precordillera atacameña, como el Salar de Los Infieles y la cuenca alta del Río del Carmen, en busca de materias primas para fabricar sus instrumentos. Lentamente se fue sustituyendo la caza por el pastoreo, provocando el surgimiento del llamado complejo cultural El Molle (300 a.C. a 700 d.C.), poblaciones que transitaron preferentemente por el curso superior de los valles, cuando de forma paralela se explotaba la mina Las Turquesas, al interior de la actual provincia de Chañaral. Para luego, en los cursos medios, emerger las culturas Diaguita y Copiapó desarrollando la agricultura (1.000 a 1.400 d.C.). Posteriormente se sumó el aporte ideológico y material del Imperio Inka para, en ese contexto, recibir a los conquistadores españoles en el año 1536. En primer lugar, se reconoce la presencia de las etnias diaguita y colla con presencia en los núcleos urbanos regionales pero por sobre todo ocupando el espacio cordillerano regional, el que se constituye en un territorio concreto y simbólico donador de sentido, pertenencia e identidad. Cabe mencionar que la emergencia de ambos pueblos es resultado de procesos de re-etnificación donde las dinámicas de producción institucional han sido fundamentales para su reconocimiento e inclusión en la Ley Indígena 19.253. Ese sustrato étnico es componente de la cultura local regional de carácter mestizo que cruza transversalmente a la Región, lo que da por resultado rasgos propios que caracterizan no solo a sus habitantes sino también a los de la región de Coquimbo, confirmando la existencia de una macro área - la del Norte Chico- que comparte no solo rasgos medioambientales sino también culturales y económicos, entre otros. Uno de ellos es, por ejemplo, la versatilidad de su población, cualidad que hace posible dado lo irregular de buena parte de las actividades económicas que tradicionalmente han desarrollado- recurrir a un permanente movimiento espacial y laboral del que resulta que actividades como la minería, la criancería, lo agrícola, la pesca y la recolección históricamente se intercambien y complementen. Esta estrategia económica históricamente se desarrolló en torno a tres ejes: el minero, el agrícola y el de la criancería caprina, esferas económicas que hasta hace poco fueron utilizadas alternadamente por estas poblaciones según las coyunturas que debían hacer frente. La adaptación y la movilidad espacio/laboral de la población regional se constituyen entonces en una característica transversal al momento de caracterizar la configuración geográfica, cultural y económica aún presente en los territorios que conforman la región de Atacama.

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O sea, desde tiempos precolombinos la actividad económica ha impulsado la ocupación y uso de los valles, costa, cordillera y desiertos que conforman la región de Atacama. Las orientaciones productivas y las dinámicas de trabajo se constituyen por ende en pilar de las formas de habitar los territorios regionales y las identidades resultantes. Es decir, en la Región junto a las identidades étnicas se observan otras, asociadas a procesos productivos como son, por ejemplo, los del sector pesquero, minero y agrícola. El trabajo posee un rol vinculante que se observa, por ejemplo, en la actividad agrícola tradicional y sus ciclos productivos. Pero ¿qué sucede al interior de las relaciones sociales con el tránsito de una agricultura tradicional a una orientada a la exportación como sucedió en el valle del Copiapó con la llegada del monocultivo de la uva de mesa? Ya que en ese momento la dependencia de los individuos deja de ser exclusivamente del medioambiente comenzando también a depender de los mercados. Un proceso similar se puede observar en las últimas décadas en los sectores cordilleranos, la práctica criancera ha disminuido ostensiblemente debido a factores climáticos asociados a una prolongada sequía pero también como resultado de la competencia por el control y uso de los recursos naturales con proyectos de inversión asociados básicamente a la explotación minera. Es posible identificar el inicio de los cambios estructurales responsables, entre otras cosas, de lo arriba mencionado, a partir de la implementación en el país de una nueva estrategia económica, la neoliberal, y las medidas conducentes a ello por la Dictadura Militar (1973-1990). Para ello, con el objeto de optimizar el intercambio económico con el exterior, primero se creó un nuevo sistema de gobierno y administración interior a través de la regionalización del país. De esa forma, en 1976, Atacama pasó de provincia a región. Luego, con el fin de consagrar la propiedad privada como derecho fundamental se redactó en 1980 una nueva Constitución Política a la cual se sumó, en los distintos sectores productivos, distintas leyes y códigos. Por ejemplo, el Código de Aguas de 1981 o en el caso específico de la minería, la Ley Minera de 1982 o el Código de Minería 1983 cuyo propósito fue facilitar la concesión, exploración, desarrollo y operación de los yacimientos mineros del país. Esa estrategia económica orientada a la exportación se centró exclusivamente en la explotación de los recursos naturales que cada región del país, se consideró, presentaba ventajas comparativas. En el caso de la región de Atacama éstas fundamentalmente se concentraron en los recursos del subsuelo y en la producción agrícola orientada a los mercados externos. Esto comportó transformaciones productivas y modificaciones normativas sinónimo de presión sobre los recursos naturales y transformaciones en las dinámicas sociales, culturales, económicas y políticas de las poblaciones locales. Esos cambios a escala identitaria se concretan en redefiniciones discursivas y políticas que a su vez alteran las formas en que los actores sociales regionales se relacionan. Lo anterior se tradujo por ejemplo en que la actividad minera actual se concentre en la de mediana y grandes dimensiones, lo que desde un punto de vista cultural e identitario ha significado la paulatina contracción y eventual desaparición de la actividad minera artesanal. Asimismo de

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progresivamente posibilitar el avance de un ciclo tardío de expansión capitalista hacia áreas que antes eran de difícil acceso, como la cordillerana. En tal sentido, el modelo de desarrollo vigente es sinónimo de la desterritorialización de las economías locales. Es claro que este tipo de transformaciones ha generado oportunidades sinónimo de mayor empleo y, por cierto, dinero. Sin embargo, estos cambios no han sido inocuos pues han tensionado la sustentabilidad de los recursos naturales, cuestión especialmente delicada en el caso hídrico dada su escasez en una zona semiárida. De esa forma, a través de los años se han ido forjando fuertes conflictos con comunidades que ven amenazado su medioambiente y, por extensión, sus formas de vida tradicionales. Este escenario hace que las comunidades comiencen a preguntarse si ese cambio y la dirección a la que se orienta vale la pena y a cuestionar si el modelo de desarrollo imperante ha sido consensuado o no, articulando de esta forma la temática identitaria con el del desarrollo que realmente se aspira. Este panorama si bien no agota los matices que la región de Atacama posee da cuenta de: primero, una diversidad de formas identitarias que se relacionan directamente con las características y recursos naturales de las unidades territoriales en que los grupos humanos se insertan. Segundo, que en forma paralela a estas comunidades - en su mayoría correspondientes a economías de subsistencia asociadas a población rural e indígena- existe una economía de orientación exportadora de grandes capitales (nacionales y trasnacionales) que por llamarlo de alguna manera resulta paradójica. De la conjugación de estas realidades emergen hoy configuraciones identitarias que transitan entre lo local y lo global y que han ido gestando nuevas formas de demandas, participación y relación entre el Estado y la sociedad civil.

La Defensa del Territorio Dinámicas de vernaculización y patrimonialización Las identidades entonces se articulan desde el lugar, o sea, desde el espacio territorializado en que se despliegan, movilizando sentidos de continuidad y pertenencia. Es desde los lugares cotidianos donde se configuran los discursos sectoriales, étnicos, etáreos y de género, encontrando también ahí su espacio de negociación y articulación. Pues es también ahí el sitio concreto donde se sienten los efectos directos de los procesos económico implementados en el país desde comienzos de la década de 1980. En efecto, la inserción de la Región a una economía de mercado impactó los lugares, activando o generando conflictos por el control de los recursos. Sin embargo, esta misma presión creó las condiciones para el surgimiento de discursos identitarios que apelan a un pasado indígena y a la protección medioambiental como estrategia de defensa del lugar. Las comunidades entonces se hacen auto referentes como estrategia de defensa de lo que consideran propio. De esta forma, los discursos identitario actuales se sostienen en procesos de vernaculización y patrimonialización de su historia y elementos naturales y culturales. Es decir, frente a la presión

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de grandes proyectos que tensionan la cotidianidad de comunidades atadas al lugar, éstas recurren a la movilización de sus memorias y elementos patrimoniales. Las memorias son comprendidas como discursos sociales que articulan hechos del pasado desde el presente para responder a problemas coyunturales, por ende, corresponden a representaciones dinámicas del pasado. De ahí que en el actual escenario regional las memorias y el patrimonio tengan un efecto legitimador de las estrategias de defensa emprendidas, incorporándose como pieza clave en las narrativas identitaria. De esta forma, en parte importante de los estudios de caso en los que se trabajó, las tramas de la memoria dan cuenta de la constante lucha de las poblaciones locales por proteger sus recursos naturales. Así las historias comunitarias son historias de defensa del lugar, fortaleciéndose al instalar el origen de cada comunidad en un pasado remoto que confiere continuidad y densidad a esa narrativa de defensa, vernaculizándola. En algunos casos, no en todos, este proceso de vernaculización está asociado al de etnificación. Ello ocurre cuando las comunidades unen sus recuerdos directos con el pasado de los grupos étnicos que según la historia oficial ocuparon su territorio, reforzando la lógica contrastiva que guía las formas de convivencia de estas identidades. De esta forma en sus discursos, las actuales amenazas representan un episodio más de una larga historia entre invasores e invadidos, en el cual el rol del invasor que antes correspondió al español, hoy es ocupado por proyectos de fuerte impacto para las poblaciones locales. Este proceso vernaculizador se encuentra, por ejemplo, en los discursos del borde costero que para la defensa del pescador artesanal y sus prácticas tradicionales, apela a un pasado chango capaz de encadenar simbólicamente las nociones de movilidad, libertad y autonomía que hoy son utilizadas para cuestionar los procesos de regulación institucional. Un matiz diferente adquiere el caso colla, quienes a través de sus discursos sobre el pasado tensiona la historiografía oficial planteándose como los pobladores originarios de la cordillera regional y los centros mineros de Potrerillos y El Salvador. Un segundo elemento transversal que sostiene las defensas del lugar son los procesos de patrimonialización, entendidos como el reconocimiento y puesta en valor, en un momento histórico dado, de ciertos elementos culturales como sustento material de identidad de forma de articular discursos de defensa y/o rescate. Es lo que ocurre por ejemplo en la comunidad de Inca de Oro, donde la existencia del camino del Inka, los petroglifos de Finca Chañaral y la estructura minera del pueblo, refuerzan el sentido de comunidad y posibilitan la cohesión en torno a la defensa del pueblo y la promoción de su reconocimiento como pueblo típico minero. Algo similar ocurre con el pueblo de San Fernando, que frente a la expansión inmobiliaria de Copiapó también se concibe y proyecta como pueblo típico. El proceso de patrimonialización resulta entonces complementario a la construcción de una memoria vernácula dado que ambos seleccionan determinados elementos para ser utilizados como recursos de identidad.

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Sin embargo, resulta relevante que además de la identificación/selección de elementos culturales, las dinámicas de patrimonialización al interior de la Región también actúen sobre elementos de carácter natural. En ese sentido el recurso hídrico, el agua, ocupa un rol central como elemento que en sí mismo integra lo natural y lo cultural pues de una u otra manera las comunidades regionales que actualmente se cohesionan producto de un conflicto, recurren al agua como símbolo de identidad/diferencia. Los ejemplos son variados y van desde las aguadas cordilleranas reconocidas por las familias collas, hasta el primer grifo de agua potable que aún se conserva en la plaza de Los Loros, pasando por las vertientes de Finca Chañaral que abastecen de agua a Inca de Oro o el río Huasco como sinónimo de vida en el valle homónimo. La patrimonialización del agua emerge entonces como un proceso que atraviesa y condiciona las relaciones de las comunidades que se congregan alrededor de la lógica de la defensa del lugar. Otro elemento a destacar es la valoración que en los discursos de defensa se asigna al desierto florido que, al igual que el agua, genera sentidos de pertenencia transversal en distintos lugares de la Región. Lo relevante de estas estrategias es que se constituyen en el fundamento sobre el que se construyen movimientos ciudadanos críticos e innovadores comprometidos por la igualdad social, la diferencia cultural y un medioambiente limpio. Es decir, es entorno a problemáticas comunes que la sociedad regional está reuniéndose, cohesionándose y abriendo espacios de articulación y asociatividad. Es desde estos discursos y espacios donde se construyen sentidos compartidos y desde donde puede proyectarse un futuro consensuado para la región de Atacama.

El Excesivo Centralismo ‘la Región’ versus el lugar Toda construcción identitaria es contrastiva pues se construye a partir de un otro que es parte del presente cotidiano y concreto. Es decir, no hay ninguna identidad que no se nutra a su vez de otras identidades con las que se relaciona y ante las cuales se define. Asumir este carácter constitutivo de las relaciones implica por tanto asumir que el análisis de las identidades presentes hoy en la región de Atacama supone la red de relaciones y vínculos en que tienen lugar. En tal sentido hablar de las identidades regionales significa dar cuenta de las lógicas que orientan esas relaciones, las regulaciones que operan sobre ellas y las formas que pueden tomar. Un elemento clave para comprender las dinámicas de relación al interior de la región de Atacama es la escasez de referentes transversales que logran articular una narrativa identitaria regional. Por el contrario lo que se constata desde el interior de la Región es un cuestionamiento a la misma como espacio de construcción y proyección de sentidos comunes.

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Efectivamente, los discursos generados en los grupos de discusión, talleres de análisis participativo y entrevistas realizados por el Estudio, identificaron a ‘la Región’ como un espacio institucional centralizado que actúa, por una parte, como proveedor de recursos - mediante proyectos y subvenciones- y, por otra, como agente regulador de las poblaciones locales. Al tiempo de ser asimilada a un proyecto de desarrollo regional desconocido y/o ajeno. Es decir, existe en las poblaciones locales regionales una definición institucional de ‘la Región’ que no genera sentimientos amplios de identificación. Lo que explica el permanente cuestionamiento que en la sociedad civil provoca esa concepción de ‘Región’. Los discursos crean entonces un sistema de relaciones polarizadas que insistentemente oponen a ‘la Región’ con ‘los lugares’. ‘La Región’ es vista como un espacio de totalización pues, si bien promueve las diferencias, las acepta solo cuando son susceptibles de ser integradas a su lógica de desarrollo. Haciendo que la contradicción entre ‘la Región’ y ‘los lugares’ no sea un tema de nivel espacial de pertenencia sino de proyectos de vida, dicho de otra manera la identificación con ‘la Región’ no es posible cuando el proyecto de desarrollo regional se contradice con parte importante de los proyectos locales. ‘La Región’ es vista entonces solo como un referente administrativo externo que muchas veces solo opera regulando sus demandas sociales. Es decir, ‘la Región’ como imaginario social no es sinónimo de cohesión ni pertenencia. Como se dijo, ante esta falta de poder referencial de la Región como unidad territorial, las comunidades locales se aferran a ‘los lugares’ construyendo y articulando desde ahí sus narrativas identitarias. Sin embargo, a diferencia de las comunidades que se identifican con su ‘lugar’ y no con ‘la Región’, la capital, Copiapó, posee un discurso marcado por una lógica centralista. En efecto, los discursos generados desde Copiapó tienden a asimilar el desarrollo de la región de Atacama a su propio desarrollo. Lógica que es identificada y denunciada por el resto de las comunidades regionales como históricamente dada, advirtiendo el riesgo de homologar el pasado y futuro de toda la Región con el de su capital. Por este motivo, el centralismo de Copiapó debe ser considerado como otro elemento clave para comprender las dinámicas que guían las relaciones identitarias al interior de la región de Atacama. Este rol referencial de Copiapó se sostiene y legitima discursivamente en un relato histórico de características épicas cuya trama se construye en torno a tres hitos principales: la llegada de Almagro a Tierra Amarilla en 1536, la toma de posesión del valle de Copiapó por Pedro de Valdivia el 26 de octubre de 1540 y la Revolución Constituyente encabezada por Pedro León Gallo en 1859. El punto es que esa narrativa se hace hegemónica al no integrar los relatos que proceden de otros ‘lugares’ de la región de Atacama. En definitiva la historia de Copiapó, totaliza el espacio discursivo histórico regional.

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Desarrollo con Identidad: un proyecto en construcción Respecto al vínculo entre desarrollo e identidad el Estudio concluyó que: primero, las expectativas de la sociedad regional se orientan a la sustentabilidad de los ejes productivos regionales, o sea, la actividad minera y agroindustrial. Segundo, existe la necesidad que el proyecto de desarrollo local se ajuste a las diferencias existentes, es decir, que sea pertinente y respetuoso de las particularidades. Teniendo en cuenta esto, se identificaron tres líneas consideradas estratégicas y emblemáticas para la elaboración de un proyecto consensuado de desarrollo regional. En cada una de estas tres líneas el Estudio sugirió la implementación de actividades concretas: 

Entorno natural: A partir de datos y proyecciones se plantearon desafíos convenientes de emprender por las actividades minera, agroindustrial y en lo referente a la explotación de los recursos marinos.



Patrimonio cultural: Luego de reconocer parte de los activos patrimoniales (material, inmaterial y natural) presentes en la Región, se generaron dos productos: la Cartografía Patrimonial de Atacama y el Catastro Selectivo del Patrimonio Arqueológico. Por último, se propusieron estrategias y recomendaciones para que el patrimonio regional se constituya en un recurso sustentable de desarrollo.



Fortalecimiento de la asociatividad: Se considera que la asociatividad es fundamental como gestora de cohesión social y sustentabilidad de proyectos compartidos por lo que su fortalecimiento resulta primordial a la hora de concebir un proyecto de desarrollo endógeno consensuado. El Estudio planteó tres lineamientos convenientes de seguir para lograrlo: 1. Fortalecer las redes de comunicación e información 2. Abrir espacios de encuentro y escucha 3. Promover una educación escolar pertinente. De esta forma, el Estudio estimó que al considerar lo recién expuesto, progresivamente será más fácil emprender políticas y programas, públicos y privados, que se ajusten a las distintas realidades regionales. Al mismo tiempo de promover una mayor participación en la construcción de un proyecto regional de desarrollo capaz de representar a las mujeres y hombres de la región de Atacama.

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Anexo

FIG.01: Territorio Analizado.

Bibliografía Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE). Programa Fortalecimiento de la Identidad Regional. El Valor de la Diversidad para el Desarrollo de los Territorios. 2011.

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¿POR QUE HABLAR DESDE LA REGION? IMPORTANCIA DE LA HISTORIA REGIONAL EN LA PRACTICA HISTORIOGRAFICA CHILENA. BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 54-61, Copiapó.

Jimena Ferreiro Hormazábal76. Introducción La Historia da cuenta de los sucesos pasados que han sido determinantes en la conformación del presente. Sin embargo, como construcción ideológica, el relato histórico se ha escrito –y se escribe- con sesgos que han potenciado algunos sucesos por sobre otros, y esto ha marcado la construcción de los discursos, aquellos que sustentan la “memoria nacional”77. En nuestro país, gran parte del relato histórico ha sido construido –y sigue construyéndose- desde el centro político-cultural, es decir, Santiago. Como resultado, gran parte de la enseñanza de la Historia llevada a la práctica en las aulas, ha potenciado una visión histórica creada para destacar la importancia del orden civilizador impuesto desde el núcleo del poder, el Estado, destacando de ese modo, el esfuerzo por modernizar hasta los últimos rincones de la República. Si bien es cierto, este discurso da cuenta de la conformación estructural del Estado republicano, deja de lado la riqueza de las historias regionales. Más aún, por este enfoque se pierde la perspectiva de los hechos locales que han conformado nuestro pasado y que han marcado el presente con peculiaridades intrínsecas, propias de cada zona. En Chile, los esfuerzos por llevar a cabo construcciones historiográficas desde espacios regionales, son relativamente nuevos. A modo de ejemplo, en el Norte del país, se destacan los trabajos de Sergio González Miranda, Alberto Araya, Rodrigo Ruz y Luis Castro. Ellos han llevando la vanguardia en profesionalizar la Historia Regional nortina. En la Región de Atacama, esta línea de trabajo está cobrando fuerza; los trabajos realizados por atacameños que rescatan sus memorias, como los escritos de don Alejandro Aracena, se están complementando con investigaciones académicas, como las realizadas por Guillermo Cortés Lutz, Francisco Berríos y Rodrigo Zalaquett.

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Profesora y Licenciada en Ciencias Sociales por la Universidad de Valparaíso, Investigadora adjunta del Museo Regional de Atacama. [email protected] 77 Al respecto, ver Foucault, Michel, Genealogía del Racismo. Este autor hace referencia la existencia de “saberes sujetos” es decir, saberes que han sido retenidos por las esferas del poder. También puede resultar interesante la perspectiva que analiza Jacques Derrida respecto de la autoridad que manda en los archivos; en resumidas cuentas, todo se guarda bajo un orden establecido por disposición de quien detenta el poder.

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También son notables los trabajos de Milton Godoy. Esta línea acrecienta la tendencia historiográfica atacameña actual, dándole nuevos bríos profesionales a esta disciplina. En la zona central, de notable interés resultan los trabajos de Eduardo Cavieres; a su amparo ha crecido notablemente el interés por la Historia Regional, difundiéndose los resultados de estas investigaciones en Jornadas de Historia Regional. En el sur, los temas están más enfocados a las temáticas indígenas y fronterizas. En resumidas cuentas, queda mucho por hacer. ¿Entonces, por qué hablar desde la región? El ejercicio de develar historias locales, permite enriquecer la comprensión de la construcción cultural, sumando detalles propios de micro-espacios, elevando la perspectiva hasta visiones regionales. Ello nos ayuda a poner en evidencia de mejor forma las especificidades culturales zonales, esas que observamos en nuestro cotidiano regional, pero que difícilmente pueden reconocerse en la Gran Metrópolis. Se reconoce entonces, que la subjetividad que da el sentido de pertenencia a una región, es muy válida a la hora de interpretar su pasado y comprender el presente. La investigación realizada a partir del enfoque regional, entrega un panorama sinérgico de la realidad. Tal como el origen griego de esta palabra, sinergia (συνεργία), lo que se pretende es encontrar el punto de equilibrio mediante el cual los factores cooperen, y de esa forma, los resultados obtenidos se potencien. Esto tiene un efecto superior a la hora de explicar la Historia, pues esta comprensión resulta mucho más enriquecedora que la simple suma de antecedentes encontrados, por ejemplo, en archivos. Entonces, ¿qué configura un espacio regional histórico?, ¿por qué son susceptibles de estudio en la actualidad?, ¿cómo nos sirve esta mirada regional para proyectarnos? La disciplina histórica, junto a las demás ciencias sociales, nos permite responder estas cuestiones.

Qué entendemos por Historia Regional. Configuración de un espacio regional histórico. El concepto de Historia Regional en sí es complejo. Eric van Youn, no por casualidad dijo que “las regiones son como el amor -difíciles de describir, pero las conocemos cuando las vemos (van Young, 1991:429). Teóricamente, las regiones han sido clasificadas de múltiples formas, según el uso que se les quiera dar o el objeto de estudio que se pretenda resaltar. Para un geógrafo lo que determina este concepto es lo espacial, pero para un economista la región comprenderá el grado de influencia de los “agentes” y las actividades económicas (Miño,2002: 868). Dentro de la propia historiografía, la Historia Regional ha debido diferenciarse de la micro-historia, por tratarse ésta principalmente de una perspectiva exclusiva, casi individual del acontecer, y del estudio de las localidades, del Terruño, “cuyas dimensiones pueden ser abarcadas con la mirada desde la torre del templo o una loma cercana, y cuya vida puede conocerse a través no sólo de la documentación de archivo sino de las historias que cuentan sus propios habitantes” (González, 1991, 27).

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Se comprende a partir de lo anterior, el por qué hay que hacer la diferenciación entre Historia Regional y estos otros campos de estudio más específicos, más cerrados, aquellos que son casi fotografías de un pasado familiar o aldeano. La Historia Regional contiene en sí y se enriquece con estas historias menores. La antropología, ha trabajado el concepto de manera flexible; según el historiador Miguel Miño, “en principio se trata de un espacio discriminado por los investigadores de acuerdo con su objetivo o interés, pero que también ha sido construido por quienes habitan ese espacio” (Miño, 2002 :871). Es decir, la antropología junto a la arqueología, al evidenciar la materialidad del pasado dejada como vestigio por las comunidades que específicamente estudia, le entrega al historiador regional fuentes valiosísimas a partir de las cuales es posible enhebrar un pasado más significativo. Esta aproximación es muy válida para la construcción de Historia Regional; como perspectiva más enriquecedora de la Historia, los hechos acaecidos en una localidad son protagonizados por quienes habitan ese espacio. Entonces, ¿Qué elementos analíticos son esenciales a la hora de definir una región de estudio? El historiador Álvaro Acevedo nos responde: “[Las] variables más importantes que intervienen en la conformación de una especialidad regional [son] la organización político-territorial, los mercados, las dinámicas culturales, entre otras” (Acevedo, 2005:105) Las últimas palabras de Acevedo –entre otras- dan cuenta de la multiplicidad de factores que pueden incidir en el estudio de una región. Sin embargo, haremos bien en recordar que todo el análisis debe realizarse sin perder jamás de vista que todo estudio local está inmerso en una realidad más amplia, una “totalidad”, y sin referencia a ella, nada se entiende. Como bien destacó Pablo Serrano: “el principio de totalidad se entrelaza con la distinción de la identidad que define o caracteriza a un conjunto social, cuya expresión se materializa en la historicidad y la pertenencia a un espacio o territorio concreto” (Serrano, 1994:154). Quienes pretenden estudiar identidades locales, han de tomar en cuenta la manera en que éstas se han configurado: no se llega a determinada forma cultural de un día para otro, más bien, la configuración identitaria es el resultado de procesos históricos. Cada localidad, al tener sus propias costumbres, sus especificidades económicas, sus propios ritmos sociales -su pathos-, delimita su espacio en la medida en que estas características son reconocidas y marcan la diferencia respecto de los otros, a quienes se reconoce como los de la región próxima. Así, estas fronteras culturales desarrolladas a través del tiempo, configuran regiones históricas con identidades propias. Este último punto es de suma relevancia, pues la identidad se forma en un devenir histórico-temporal, y sin ese marco, sólo pueden construirse caricaturas.

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A partir de lo mencionado, se desprende que la Historia Regional, al dar cuenta de fenómenos más detallados del devenir histórico de una zona en particular, enriquece la comprensión histórica total.

¿Por qué son las regiones históricas Susceptibles de estudio en la actualidad? El rescate de la identidad en la actualidad es una de las inquietudes centrales de las corrientes antropológicas, de estudios sociológicos, económicos y políticos. La comprensión de la configuración cultural de cada zona resulta si se realizan estudios interdisciplinarios enfocados en el contexto adecuado -entiéndase el histórico-, pues tal como dijo Pablo Serrano, el estudio de Historia Regional “no es simplemente la recreación de lo folclorista, costumbrista y provincial que tienen los procesos y fenómenos históricos, sino el rescate de su expresión y vinculación estrecha en la acción histórica de los hombres en sociedad (Serrano, 1994:155). Desde este punto se percibe que gran parte de los estudios sociales debieran tener, metodológicamente hablando, el horizonte de lo regional como marco para el análisis y la comprensión de sus resultados. Esta, por sí sola, se transforma en una gran razón para insistir en el desarrollo de la disciplina de los estudios de Historia Regional en Chile. Para ejemplificar escuetamente cómo puede operar metodológicamente este ejercicio investigativo regional, examinemos el título de un libro de Historia Regional en Chile:  Regionalismo y Desarrollo Regional: Debate público, proyectos económicos y actores locales (Tarapacá, 1880-1930). En este título, encontramos al inicio el planteamiento del asunto: se hace referencia a una mirada regional (identitaria si se quiere), frente a un problema que, por lo demás, sigue estando vigente en la zona: el Desarrollo regional. Luego se hace hincapié en la existencia de un debate público (es decir, con participación ciudadana), al levantamiento de proyectos económicos propuestos para lograr el desarrollo y a la existencia de actores locales, quienes con su influencia pudieron al menos plasmar cuáles eran sus opiniones respecto a la planificación. Se sitúa en problema en un Espacio regional y temporal. Esto encaja muy bien con la mirada que tiene de esta práctica historiográfica Deni Trejo Barajas, quien opina que en “La propuesta regional debiera ser muy claro que las circunscripciones elegidas deben responder al problema planteado, es decir no considerar a la región como un contenedor pasivo donde suceden los hechos, sino como parte de ellos” (Trejo, 2009:7). Indudablemente que esta demarcación, facilita la tarea investigativa al momento de rastrear fuentes; también permite establecer las coordenadas precisas para establecer comparaciones respecto de los cambios y las permanencias culturales, así como el avance, retroceso o estancamiento de asuntos político-económicos, pues tal como mencionó Sara Mata de López analizando lecturas posibles de efectuar al explorar la Historia desde lo regional: 59

“Desde la perspectiva de la nueva historia política la organización del estado nación, las políticas económicas, los procesos de transformación del propio estado, su rol social así como las formas políticas y de representación y legitimidad del poder adquieren nueva significación y relevancia” (Mata, 2003:1). Hay que tomar en cuenta al momento de hablar del trabajo con fuentes para la Historia Regional, que el reconocimiento y análisis de éstas dependerán en gran medida de los intereses y enfoques del investigador y del ímpetu que éste tenga para rastrearlas y encontrarlas: tal como hace mención Héctor Pérez Publio, para las historias regionales “son fundamentales los acervos documentales, los repositorios de archivos” y “no puede dejarse de lado las fuentes orales, sin dejar de advertir el cuidado metodológico para manejar e interpretar esta fuente” (Pérez Publio, 2009:8). Por lo tanto, el manejo de múltiples fuentes requiere rigor, y marca la diferencia a la hora de reconocer el rigor profesional de las investigaciones. Otro aspecto relevante de la Historia Regional, es que sus resultados se constituyen en elementos analíticos de partida, esenciales a la hora de planificar políticas de desarrollo78: el conocer las especificidades de una zona a lo largo de la Historia, permite establecer bases sólidas a partir de las cuales efectuar recomendaciones para posibles medidas de intervención político-social y económica. Si se hace caso omiso de la Historia Regional, difícilmente se tomarán en cuenta las opiniones locales a la hora de construir estrategias de Desarrollo. Existen en la región de Atacama estudios bajo este prisma. Por ejemplo, hablando del rol de la Identidad en la elaboración de un proyecto de desarrollo consensuado para la región de Atacama, Mauricio Lorca, indica que “La importancia […] radica en vincular las identidades territoriales presentes en la región de Atacama con la elaboración de un proyecto de desarrollo regional propio y consensuado” (Lorca, 2010:12). El estudio de Lorca, pone sobre la mesa propuestas creadas a partir de un estudio multidisciplinario, creado desde Atacama, para Atacama respetando la Historia Regional atacameña. Esta base le otorga consenso respecto de los principales puntos de partida para la construcción de su propuesta. ¿Por qué? Porque todos los actores sociales atacameños que tienen sentido de pertenencia histórica, confluyen en una base de ideas similares a la hora de pensar su región. Lorca aspira “al reconocimiento y construcción de una identidad cultural, por medio de la participación y el consenso ente los actores sociales regionales, como base de un proyecto de Desarrollo socialmente concertado en tanto acción colectiva mancomunada, basada en los principios de confianza, solidaridad, reciprocidad, cooperación y respeto” (Lorca, 2010: 156).

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Para profundizar el concepto desarrollo, ver el apartado no 8 de Estudio de Fortalecimiento de la Identidad Regional de Atacama (Lorca, 2010:144). Allí se revisa de manera sintética la evolución histórica de este concepto, descubriendo su carácter polisémico y algunos de los debates que ha generado, tanto en un plano general como en localidades específicas.

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¿Para qué sirve la mirada de la Historia Regional? Las regiones son buenas para pensar, Así lo reconoce Eric Van Youn, citando a Claude Levy-Strauss. (Van Young, 1992:2). Sin lugar a dudas, esta afirmación cobra mucho sentido a la hora en que se reflexiona desde el presente respecto a cómo abordar el enriquecimiento de las escrituras del pasado, cómo generar ideas que potencien el crecimiento de la región, cómo planificar la construcción de estrategias de Desarrollo y peticiones reivindicativas que optimicen la conformación de la memoria y de la realidad de las regiones. Pues, “¿no es acaso la diversidad de enfoques y de metodologías generadora de inmensas posibilidades de análisis y de aportación al conocimiento?” (Trejo, 2009:1). La experiencia historiográfica tiene antecedentes positivos de equipos de investigación dedicados a pensar realidades regionales. En Europa y en México, esta tendencia lleva varios años, otorgando excelentes resultados, tanto así, que los estudios regionales son elementos centrales en la conformación curricular de varias universidades que imparten disciplinas sociales79. Pero, ¿Por qué es necesario generar esta Mirada Regional en la historiografía Chilena?. El historiador Guillermo Cortés, al describir el tipo de Historia Regional que se está pensando desde la región de Atacama, menciona lo que se pretende al ampliar la investigación regional: “Una historia que genere conciencia política y social, que permita reencontrar nuestras raíces, para la generación de un fuerte sentido de pertenencia y de identidad. [Es un] elemento central para avanzar en descentralizar al país, y [construir el] verdadero desarrollo integral, cualquier otro intento, sin el elemento histórico, es estéril, y está destinado al fracaso” (Cortés y Zalaquett, 2011:1) Las investigaciones realizadas para comprender espacios regionales, deben cumplir ciertos requisitos: totalidad, identidad, regionalismo y territorialidad son principios metodológicos que conducen a la especificidad que el historiador regional tiene el deber de alcanzar. Junto a ello, se debe lograr establecer periodizaciones que respondan a la forma en que los procesos regionales se manifestaron en determinado espacio (Serrano, 1994: 158,159). Esto quiere decir, que el investigador debe manejar los antecedentes sociohistóricos con el aspecto temporal. Y desde allí, vincular esa realidad con la totalidad. Precisamente a este ejercicio se hace referencia al hablar de una historia sinérgica. Sólo así se podrá replantear la Historia y la identidad nacional (Serrano, 1994:160).

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La asignatura Historia Regional está presente en un gran número de universidades; sólo por mencionar algunas: Universidad Nacional de Salta (Argentina), Universidad de Caldas (Colombia), Universidad Pedagógica Experimental Libertador en su Instituto Pedagógico de Miranda "José Manuel Siso Martínez, vinculada a la revista virtual CONHISREMI (Venezuela), Universidad Autónoma de México, Colegio de México, Universidad de Holguín (Cuba),Universidad Autónoma de Baja California del Sur (E.U.A), Universidad de Cantabria, Universidad de Oxford, etc.

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La mirada regional sirve entonces, para identificar de forma más cabal los procesos históricos que han configurado el presente, permite reconocer especificidades que en sí pueden constituir elementos centrales para desarrollar el presente de una Región, más aún si se toman en cuenta las respuestas de la propia comunidad. Ésta, al reconocer su identidad y al conservar su memoria cultural, puede evaluar desde el plano local ideas o modelos impuestos desde el poder central; los actores locales también pueden generar y promover estrategias de Desarrollo fundadas en sus propios saberes y prácticas, es decir, aprovechar sus propias características históricas para potenciarse y exigir respeto y la aplicación de ellas.

Conclusiones: La práctica de investigaciones realizadas desde la Historia Regional hoy día resulta irrenunciable. Existen antecedentes en el mundo historiográfico de lo enriquecedor que resulta para la comprensión de las sociedades, la mirada regional otorgada por esta línea investigativa. Así lo demuestra por ejemplo el caudal de investigaciones y sus resultados positivos para la comprensión cultural existente en México, ejercicio que ha aportado una enormidad a la comprensión de la sociedad mexicana actual. En Chile, esta disciplina ha comenzado a desarrollarse, pero indudablemente es necesario trabajar más en la construcción de la Historia Regional, a través de pensar en los aspectos teóricos, descubriendo herramientas metodológicas propias etc., y desde la práctica, escribiendo efectivamente Historia desde las regiones, y para las regiones, desprendiéndose un poco del magnetismo centralizador santiaguino. Los resultados de estas investigaciones, indudablemente son –y serán- un aporte para la planificación de estrategias reivindicativas de Desarrollo regional, que al tomar en cuenta la historicidad local, permitirán rescatar la memoria cultural propia y respetar la identidad local, lo que, si verdaderamente se toma en cuenta, contribuirá notablemente al crecimiento y a la descentralización verdaderamente efectiva de nuestro país, y al reconocimiento cultural de cada zona.

Bibliografía. Acevedo Tarazona, Álvaro. La Historia Regional: Un campo abierto de Problemas. Colombia en el contexto de América Latina. Revista de Ciencias Humanas UTP (Universidad Tecnológica de Pereira) N°35.Enero Junio-2005 http://www.utp.edu.co/php/revistas/cienciasHumanas/docsFTP/92059historiaCregional. pdf Castro, Luis. Regionalismo y Desarrollo Regional: Debate público, proyectos económicos y actores locales (Tarapacá, 1880-1930). CEIP ediciones, Universidad de Valparaíso, 1° Edición 2005, Chile.

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Cortés, Guillermo y Zalaquett Fuente-Alba, Rodrigo. Retratos y Fuentes para el estudio de la Revolución Constituyente de 1859. http://retratosyfuentesparaelestudiode1859.blogspot.com/ Año 2011. Derrida, Jacques. Mal de Archivo: Una impresión freudiana. Editorial Trotta, Madrid, 1997. Foucault, Michel. Genealogía del Racismo. Editorial Altamira, Buenos Aires, 1993. González y González, Luis. Terruño, Microhistoria y Ciencias Sociales. En Región e Historia en México (1700-1850). Métodos de Análisis Regional. México: Instituto Mora, Universidad Autónoma Metropolitana, 1991. Lorca, Mauricio (Ed.). Identidades en Diálogo: Articulando Actores y Construyendo Realidades. Estudio Fortalecimiento de la Identidad Regional de Atacama. Lom Impresiones, Copiapó 1ª Edición, 2010. Mata de López,Sara. Conferencia Historia local, Historia Regional e historia nacional. ¿Una historia posible? Año 2, vol.1, N°2, 2003. Escuela de Historia, Facultad de Humanidades Universidad de Salta Miño Grijalva, Manuel. ¿Existe la Historia Regional? En Historia Mexicana, Vol. LI, Núm. 004, abril - junio, 2002, pp. 867-897, El Colegio de México, México http://historiamexicana.colmex.mx/pdf/13/art_13_1968_18038.pdf

Pérez Ángel, Hector Publio. La Historia Regional y Local de los Llanos ColomboVenezolanos a partir de los Simposios. Nuevas Perspectivas analíticas. En CONHISREMI, Revista Universitaria de Investigación y Diálogo Académico, Vol. 5, No. 2, 2009. http://conhisremi.iuttol.edu.ve/pdf/ARTI000068.pdf Serrano, Pablo. Clio y la Historia Regional Mexicana. Reflexiones metodológicas. En Estudios sobre las culturas contemporáneas. Universidad de Colima, año/vol. VI, número 18, págs.151-164. http://redalyc.uaemex.mx/pdf/316/31661808.pdf Trejo Barajas, Deni. La Historia Regional en México: reflexiones y experiencias sobre una práctica historiográfica. En História Unisinos, Río de Janeiro, Abril 2009. http://www.unisinos.br/publicacoes_cientificas/images/stories/Publicacoes/historiav13n 1/05a18_art01_bajaras.pdf

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Van Young, Eric. Haciendo Historia Regional: Consideraciones metodológicas y teóricas. En PEREZ HERRERO, Pedro (compilador). Región e historia en México (1700- 1850). México, Instituto Mora- UAM, 1991. http://historia.ihnca.edu.ni/ccss/dmdocuments/Bibliografia/CCSS2009/Tema3/Haciend o_Historia_Regional.pdf

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 62-76, Copiapó.

LISTA COMENTADA DE LOS REPTILES DE LA REGION DE ATACAMA Jaime Troncoso Palacios80 Yery Marambio Alfaro81 Introducción Pocos trabajos se han publicado respecto de la distribución y listado de reptiles de la región de Atacama. Podemos destacar el trabajo del naturalista R.A. Philippi (1860), quien recorrió gran parte de la región colectando especies de flora y fauna. Más recientemente, se han realizado estudios sobre los reptiles del Parque Nacional Llanos de Challe (Moreno et al. (2002) y el Parque Nacional Nevado de Tres Cruces (Moreno et al. 2000). Por otra parte, Ramírez de Arellano et al. (2008), realizaron un análisis del porcentaje de cobertura en áreas SNASPE que presentan las especies de vertebrados de la Región de Atacama, entre las que incluyeron un número importante de especies de reptiles. Respecto de los principales trabajos acerca de los reptiles terrestres de Chile, DonosoBarros (1966) reconoce para esta región ocho especies de reptiles terrestres que mantienen validez taxonómica a la fecha (cinco de ellas del género Liolaemus), Veloso y Navarro (1988) reconocen diez en la misma condición (cinco del género Liolaemus) y por último Núñez y Jaksic (1992) reconocen catorce especies (nueve del género Liolaemus). Nuevos hallazgos y estudios, así como inconsistencias taxonómicas que aún permanecen sin resolver, justifican la realización del presente listado de reptiles terrestres de la Región de Atacama. Para este fin se realizó una exhaustiva revisión bibliográfica, la que se complementó con visitas a terreno durante los años 2007 al 2011, para compilar un catálogo fotográfico de la mayoría de las especies (parte de dicho material se ilustra aquí). El material examinado se lista en el Apéndice I.

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Universidad del Mar Sede Copiapó; Laboratorio de Fisiología y Biofísica, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Casilla 70005, Santiago, Chile. 81 Universidad del Mar Sede Copiapó, Avenida Copayapu 2862. Copiapó. [email protected]

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Resultados La Región de Atacama presenta 24 especies de reptiles terrestres. De estas, el 96% son endémicas de Chile y el 42% son endémicas Regionales. A continuación, se presenta una breve información de cada especie. Estas no se presentan en orden alfabético, sino según su clasificación (Tablas I y II). 1) Microlophus atacamensis (Donoso-Barros, 1960). Localidad típica: Bahía Inglesa, Caldera. Se distribuye en las zonas costeras desde el sur del Río Loa (Región de Antofagasta), hasta la vertiente norte del Río Huasco. Además, en el Islote Santa María (Antofagasta), entre los 0 y 380 msnm (Ortiz, 1980). 2) Liolaemus fuscus (Boulenger, 1885). Localidad típica: Valparaíso. Citado por primera vez para la Región de Atacama por Troncoso y Ortiz (1987), quienes mencionan ejemplares provenientes de Huasco. Respecto de su límite sur, Núñez (1992) señala la presencia de ejemplares en los alrededores de Talca. Con límite austral hasta los alrededores de Chillán (Región del Bíobío) según Donoso-Barros (1966). Entre los 500 y 2100 msnm (PincheiraDonoso et al. 2008). Se fotografío un ejemplar atribuible a esta especie en el Parque Nacional Llanos de Challe (Figura 1), 30 Km al norte de su distribución conocida (línea recta). 3) Liolaemus atacamensis (Müller y Hellmich, 1933). Localidad típica: Atacama, al noreste de Copiapó. Se distribuye desde el sur de Antofagasta hasta Llanos Tirados (Copiapó) según el material estudiado por Pincheira-Donoso y Núñez (2005). Estos autores ofrecen una descripción de esta especie en base a varios especimenes estudiados (véase la sección “material estudiado” de dicha publicación). Sin embargo, en otro párrafo, lo mencionan hasta Coquimbo, sin mencionar un dato especifico, bibliografía o especímenes examinados, por esto consideramos esta mención como un probable error de los autores. 4) Liolaemus bisignatus (Philippi, 1860). Localidad típica: Caldera. Se distribuye desde Caldera hasta Huasco (Troncoso y Ortiz, 1987) entre los 0 y 500 msnm (Pincheira-Donoso et al. 2008). Nosotros fotografiamos varios ejemplares en la bifurcación del camino Caleta Sarco-Carrizalillo (Figura 2), a aproximadamente 70 Km al sur de su límite conocido (línea recta). Mella (2005), lo menciona hasta Coquimbo (tratándolo como L. copiapoensis). Dado que, según la simbología de la publicación, no aparece marcado como dato propio del autor, ni se hace esta mención en la literatura citada, el dato es dudoso. Cabe destacar que L. copiapoensis fue puesto en sinonimia de L. bisignatus por Pincheira-Donoso y Núñez (2005), siendo su propuesta aceptada por Lobo et al. (2010), en una crítica al trabajo anterior.

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5) Liolaemus josephorum (Núñez, Schulte y Garín, 2001). Localidad típica: Diego de Almagro. Se distribuye en los alrededores de Diego de Almagro, el Salvador y La Finca, entre los 1800 y 3500 msnm (Núñez et al. 2001). La especie fue puesta en sinonimia de L. velosoi por Pincheira-Donoso y Núñez (2005) sin proporcionar datos de respaldo, aunque si revisaron la serie tipo de ambas especies. Debido a esto, posteriormente esta sinonimia fue rechazada y L. josephorum resucitada como especie plena por Lobo et al. (2010). 6) Liolaemus nigromaculatus (Wiegmann, 1834). Localidad típica: Huasco. La verdadera identidad taxonómica de esta especie esta aun sin esclarecer y su procedencia es incierta, dado que su descripción no provee una localidad típica. Ortiz (1981), señala que la especie se distribuye desde Huasco hasta La Serena. Según el material estudiado por PincheiraDonoso y Núñez (2005), se le encuentra también en Inca de Oro y Pan de Azúcar. 7) Liolaemus platei (Werner, 1898). Localidad típica: Coquimbo. Se distribuye desde Copiapó (Moreno et al. 2001) hasta Illapel (Región de Coquimbo) de acuerdo al material estudiado por Pincheira-Donoso y Núñez (2005). Entre los 0 a los 1050 m (PincheiraDonoso et al. 2008). 8) Liolaemus silvai (Ortiz, 1989). Tierra típica: Carrizalillo. Solo conocido en la localidad tipo (Ortiz, 1989). 9) Liolaemus velosoi (Ortiz, 1987). Tierra típica: Desvío Cerro Imán, Copiapó. Solo conocido en los alrededores de Copiapó. 10) Liolaemus isabelae (Navarro y Núñez, 1993). Tierra típica: El Cerrito, 12 km al noroeste de La Ola, cerca del Salar de Pedernales. Se distribuye en los alrededores del Salar de Pedernales, en la Mina El Hueso (Potrerillos) (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005), entre los 2850 y 3672 m (Pincheira-Donoso et al. 2008). En el Salvador, se fotografió un ejemplar en la cuesta Montandón a seis kilómetros de Potrerillos (Figura 3) 11) Liolaemus juanortizi (Young-Downey y Moreno, 1991). Tierra típica: Quebrada Aguas Blancas, Región de Atacama. Se le ha encontrado solo en la localidad tipo y en la Mina Aldebarán (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005), a 3800 m (Pincheira-Donoso et al. 2008). Se fotografió ejemplares referibles a esta especie en la Quebrada Figueroa, camino al Salar de Maricunga (Figura 4). Pincheira-Donoso y Núñez (2005) notaron las similitudes que existen entre esta especie y L. lorenzmuelleri, señalando que se requiere de un urgente análisis para precisar la definición de ambas especies, pudiendo resultar ser conespecificas. Además, anteriormente se consideraba que la distribución de L. lorenzmuelleri abarcaba desde Baños del Toro hasta Embalse la Laguna, ambas en la Región de Coquimbo (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005), pero recientemente ha sido señalada su presencia en El Transito, al interior de Vallenar en la Región de Atacama (Mella, 2005), lo que podría

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indicar una posible continuidad geográfica entre las poblaciones de L. juanortizi y L. lorenzmuelleri. 12) Liolaemus lorenzmuelleri (Hellmich, 1950). Tierra típica: Cordillera de Nueva Elqui, Zegión de Coquimbo. Se distribuye desde El Transito al interior de Vallenar (Mella, 2005) hasta el Embalse La Laguna (Región de Coquimbo) (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005), entre los 2300 y 3500 m (Pincheira-Donoso et al. 2008). 13) Liolaemus malanopleurus (Philippi, 1860). Tierra típica: desconocida, probablemente algún lugar de la Región de Atacama. Conocida solo por 3 ejemplares (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005). La especie ha estado perdida por un siglo y medio. De acuerdo a la trayectoria que describe Philippi (1860) la especie habría sido colectada en la Región de Antofagasta o en la Región de Atacama. 14) Liolaemus nitidus (Wiegmann, 1834). Tierra típica: Valparaíso. Se distribuye desde Llanos de Challe (Moreno et al. 2002) hasta los alrededores de Concepción (Región del Bíobío) (Troncoso y Ortiz, 1987) entre los 0 y 3153 m (Pincheira-Donoso et al. 2008;). 15) Liolaemus andinus (Koslowsky, 1895). Tierra típica: Las cordilleras de Catamarca (Argentina), en alturas que varían entre 3000 a 4000 metros. Especie problemática, ya que la serie tipo está perdida y su localidad de colecta no esta clara. Lobo et al. (2010) ofrecen una discusión de su historia taxonómica. Laurent (1982) estudio la serie tipo (perdida) y encontró diferencias con las poblaciones de Catamarca, a las que denomino L. poecilochromus (Laurent, 1986). Laurent (1982, 1986) sugirió que la serie tipo de L. andinus fue colectada cerca de la frontera con Chile o un poco al interior de Chile. Posteriormente, Halloy et al. (1991), colectaron ejemplares cerca del Salar de Maricunga, señalando diferencias entre estos y los provenientes de Catamarca. Nuestras observaciones parecen confirmar las sospechas de Laurent (1982, 1986) acerca del lugar de colecta de L. andinus, pues hemos fotografiado ejemplares asignables a esta especie en Laguna Verde, aun más cerca de Argentina (Figura 5). Es necesario restringir la tierra típica de L. andinus (Lobo et al. 2010), examinando ejemplares de Chile y Argentina para establecer una diagnosis correcta de la especie. 16) Liolaemus nigriceps (Philippi, 1860). Tierra típica: Pajonal, Región de Antofagasta. Se distribuye en Chile desde la Región de Antofagasta (Río Frío, Quebrada Las Zorritas, Cerro Llullaillaco) a la de Atacama (Mina Aldebarán, Río la Gallina) y en Argentina (Socompa y Olacapato) (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005), entre los 3200 y 5100 m (Pincheira-Donoso et al. 2008) 17) Liolaemus patriciaiturrae (Núñez y Navarro, 1993) Tierra típica: El Cerrito, 12 km. al noroeste de La Ola, cerca del Salar de Pedernales. Se distribuye en Mina El Hueso

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(Potrerillos), Salar de Pedernales, La Ola (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005) y Nevado Tres Cruces (Moreno et al. 2000) entre los 2850 y 3500 m (Pincheira-Donoso et al. 2008). 18) Liolaemus robertoi (Pincheira-Donoso y Núñez, 2004). Tierra típica: Estero Tambo, Piedra Colgada, El Indio, Región de Coquimbo. Se distribuye desde Mina Nevada al interior de Vallenar (Región de Atacama) (Mella, 2005) hasta la Cordillera de Doña Ana (Región de Coquimbo) (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005) entre los 2400 y 3700 m (Pincheira-Donoso et al. 2008). 19) Liolaemus rosenmanni (Núñez y Navarro, 1992). Tierra típica: Pastos Largos, Chimberos, Región de Atacama. Se distribuye desde el Salar de Pedernales a Pastos Largos (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005) entre los 1960 y 4200 m (Pincheira-Donoso et al. 2008). 20) Liolaemus manueli (Núñez, Navarro, Garín, Pincheira-Donoso y Meriggio, 2003). Tierra típica: Diego de almagro, Región de Atacama. Distribuida desde Diego de Almagro a los alrededores de la Finca, entre los 700 y 800 m (Núñez et al. 2003). 21) Garthia gaudichaudii (Duméril y Bibron, 1837). Tierra típica: Coquimbo. De acuerdo a Mella (2005), su límite norte de distribución alcanza a Paposo (Región de Antofagasta). Núñez y Veloso (2001), lo mencionan para la Región de Antofagasta sin mencionar localidad. Por el sur alcanza hasta Coquimbo. JTP encontró ejemplares en la costa de Canela (sin colectas). Aquí preferimos el uso del género Garthia y no el uso de Homonota, en base a los antecedentes osteológicos expuestos por Abdala (1988, 1995, 1996), quien señala que ambos géneros poseen características propias que permiten diferenciarlos. 22) Callopistes maculatus (Gravenhorst, 1838). Actualmente, se considera que en Chile existen tres subespecies (tierra típica indicada entre paréntesis): C. m. maculatus (Chile, al pie de la Cordillera), C. maculatus atacamensis (Caldera) y C. m. manni (Paposo) (DonosoBarros, 1966). Las tres son simpátricas en la Región de Atacama. Sin embargo, en nuestras exhaustivas búsquedas en la Región, nunca pudimos fotografiar u observar algún ejemplar atribuible a C. m. atacamensis o C. m. manni, según las características que menciona Donoso-Barros (1966), si bien pareciera que los ejemplares de los alrededores de Caldera son más pequeños que los presentes en la zona central. Nos parece que es necesario un estudio para definir la valides y posibles límites entre estas subespecies. 23) Tachymenis chilensis coronellina (Werner, 1898). Se distribuye desde el norte de Copiapó hasta San Fernando (Región de O´Higgins) (Valenzuela, 2010) entre los 0 a 3050 m (Mella, 2005).

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24) Philodryas chamissonis (Wiegmann, 1834). Tierra típica: El Tollo. Se distribuye desde Taltal (Región de Antofagasta) (Núñez, 1992) hasta Valdivia (Región de los Ríos) (Troncoso y Ortiz, 1987), entre los 0 y 2300 m (Mella, 2005).

Conclusiones Aún quedan varios aspectos taxonómicos y de distribución de las especies de reptiles de la Región de Atacama sin aclarar, probablemente, con el correr de los años el presente listado cambiará. Tres (12,5%) de las especies listadas en este trabajo, han sido descritas para la ciencia recientemente (2001 en adelante). Con la excepción de L. nigriceps, todas las especies de reptiles terrestres de la Región de Atacama son endémicas de Chile (96%). El porcentaje de especies endémicas de la región alcanza a casi a la mitad (42%). El 66,7% de las especies presenta problemas de conservación (vulnerable, rara o en peligro) y el 29,2% no posee categoría para la zona norte. Un 37,2% de las especies está en la categoría rara, un 25,0% es vulnerable y un 4,2% está en categoría peligro de extinción (Figura 6). Aun falta determinar la tierra típica de L. andinus y L. melanopleurus. La situación de L. nigromaculatus es incierta. Aun más, las verdaderas identidades taxonómicas de estas tres especies resultan aun confusas. Las relaciones entre algunas especies están poco claras, y se requieren estudios que esclarezcan su posible conespecificidad o bien permitan definirlas de mejor manera. En esta situación se encuentran: L. juanortizi y L. lorenzmuelleri. Por otra parte, las tres subespecies de Callopistes maculatus requieren de una urgente revisión. También, existe una evidente falta de muestreos en la región pues aquí hemos constatado fotográficamente, nuevas localidades para L. fuscus, L. bisisgnatus, L. isabelae, L. juanortizi y L. andinus; las que deberán ser ratificadas más tarde con la colecta de ejemplares. Finalmente, mientras este artículo se encontraba en prensa, recibimos una publicación de características similares al presente artículo (Valladares, 2011). Para mantener la independencia creativa y las conclusiones del nuestro trabajo, hemos decidido no modificarlo, pero a solicitud de los editores incluimos algunos comentarios respecto del trabajo de Valladares (2011), específicamente respectó de la sección “especies adscritas a la Región de Atacama”. Aunque ambos trabajos presentan una lista similar de especies de reptiles terrestres, nosotros no aceptamos la presencia regional y/o validez de algunas de las especies listadas por Valladares (2011) en base a los siguientes argumentos:

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- Liolaemus copiapoensis (Müller & Hellmich, 1933): La especie fue puesta en sinonimia de L. bisignatus por Pincheira-Donoso y Núñez (2005), tras examinar topotipos y tipos de ambas especies. En una crítica a este trabajo, Lobo et al. (2010) aceptan esta propuesta. - Liolaemus eleodori (Cei, Etheridge & Videla, 1983): La especie fue señalada para Chile por Núñez y Torres-Mura (1992) en base a siete ejemplares colectados en la Laguna del Negro Francisco. Sin embargo, Pincheira-Donoso y Núñez (2005) señalan que tras examinar el material tipo de L. rosenmanni, parte del material tipo de L. eleodori y los especimenes de Laguna del Negro Francisco, es posible su diagnostico como ejemplares macho de L. rosenmanni no existiendo registros validos de L. eleodori para Chile. - Liolaemus nigroventrolateralis (Ortiz, 1994): Esta especie fue puesta en sinonimia de L. isabelae por Pincheira-Donoso y Núñez (2007). Pese a que Valladares (2011) reconoce las similitudes entre ambas, no entendemos por que la incluye como especie valida “adscrita a la Región de Atacama”. - Liolaemus zapallarensis (Müller & Hellmich, 1933): Valladares (2011) incluye a este especie en base a la lista de distribución publicada por Díaz-Páez et al. (2008). Nosotros no la hemos incluido pues tal como menciona Valladares (2011), en dicho trabajo no se incluyen mayores antecedentes para sustentar estas afirmaciones. Aun más, dicha lista ccontiene evidentes errores (e.g. mención de Pristidactylus alvaroi para la Región de O´Higgins y omisión de la misma para la Región de Valparaíso).

Agradecimientos Agradecemos a P. Zabala por permitir el examen de los especimenes de la Colección de Flora y

Fauna Prof. Patricio Sánchez Reyes de la Universidad Católica de Chile (SSUC). A J.F. Troncoso por permitir el examen de los especimenes del Museo Regional de Concepción (MRC) y a Herman Núñez por permitir el examen de los especimenes de L. melanopleurus, depositados en el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN). JTP agradece a M. Penna por su apoyo.

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Anexos

FIG. 01: Liolaemus fuscus, Llanos de Challe.

FIG. 02: Liolaemus bisignatus, bifurcación a Caleta Sarco.

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FIG. 03: Liolaemus isabelae, Cuesta Montandón.

FIG. 04: Liolaemus juanortizi, Quebrada Figueroa

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FIG. 05: Liolaemus andinus, Laguna Verde.

FIG.06: Grafico de los reptiles terrestres de la Región de Atacama según su porcentaje por categoría de conservación.

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Apéndice I: Material examinado. Liolaemus bisignatus: SSUC RE 0007, Llanos de Challe. MRC 51, 53, Puerto de Caldera. MRC 69, 276, Caldera. Liolaemus copiapoensis: MRC 87-94, Algarrobal, Copiapó. Liolaemus fuscus: MRC 230-36, Huasco. Liolaemus melanopleurus: MNHN 1646-47. Liolaemus nigromaculatus: MRC 225-28, 274, 285; Puerto de Huasco, Huasco. Liolaemus platei: SSUC RE 0006, Llanos de Challe. Phylodryas chamissonis: MRC 261; Huasco Bajo, Huasco. Tabla I: Clasificación de las especies de reptiles terrestres de la Región de Atacama a nivel de especie (excepto para el género Liolaemus). El estado de conservación corresponde al indicado por el Reglamento de la Ley de Caza (SAG, 2011).

Orden

Suborden

Infraorden

Familia

Especie

Nombre

Endémica

Endémica

Estado de conservació

común

Nacional

Regional

Corredor de Atacama

X

-

Vulnerable

Tropidu ridae

Microlo phus atacame nsis

Liolaem idae

Liolaem us sp.

-

-

-

-

Geko del norte chico

X

-

Rara

Gekkon idae

Garthia gaudich audii

Iguana chilena

X

-

Vulnerable

Teiidae

Callopis tes maculat us

Culebra de cola corta

X

-

Vulnerable

Colubri dae

Tachym enis chilensi s coronell ina

Iguania

Lacertilia Gekkota

Squa mata

Scincomorph a

Serpentes

-

75

Tabla II: Clasificación de las especies del género Liolaemus de la Región de Atacama a nivel de subgénero y grupo/sección (Lobo et al. 2010). El estado de conservación corresponde al indicado por el Reglamento de la Ley de Caza (SAG, 2011). (*) No esta claro si la especie pertenece a la Región de Antofagasta o a la Región de Atacama. (**)

Género

Subgénero

Grupo

Especie

Nombre común

Endémica nacional

Endémica Regional

Estado de conservación

alticolorbibronii

Liolaemus fuscus

Lagartija parda

X

-

Fuera de peligro

Liolaemus atacamensis

Lagartija de Atacama

X

-

Rara

Liolaemus bisignatus

Lagartija de doble mancha

X

X

Rara

Liolaemus josephorum

Lagartija de José

X

X

-

Liolaemus nigromaculatus

Lagartija manchada

X

?

Vulnerable

Liolaemus platei

Lagartija de Plate

X

-

Rara

Liolaemus silvai

Lagartija de Silva

X

X

Vulnerable

Liolaemus velosoi

Lagartija de Veloso

X

X

Rara

Liolaemus isabelae

Lagarto de Isabel

X

X

Rara

Liolaemus juanortizi

Lagarto de Juan Ortiz

X

X

En peligro

Liolaemus

Lagarto de

X

-

-

nigromaculatus Liolaemus

Liolaemus

nigroviridis

76

robertmertensi

Eulaemus

montanus (sección montanus)

lorenzmulleri

Muller

Liolaemus melanopleurus (*)

Lagarto de costados negros

X

?

-

Liolaemus nitidus

Lagarto nítido

X

-

-

Liolaemus andinus

Lagarto andino

X

X

-

Liolaemus nigriceps

Lagarto de cabeza negra

-

-

Vulnerable

Liolaemus patriciaiturrae

Lagarto de Patricia Iturra

X

X

Rara

Liolaemus robertoi

Lagarto de Roberto

X

-

-

Liolaemus rosenmanni

Lagarto de Rosenmann

X

X

Rara

Liolaemus manueli

Lagartija de Manuel

X

X

-

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BOLETIN DEL MUSEO REGIONAL DE ATACAMA Nº 02, año 2011, pp. 77-95, Copiapó.

NOTAS SOBRE NATURALISTAS CHILENOS EL ABATE JUAN IGNACIO MOLINA Pablo Valladares Faúndez82 Introducción. Este artículo es el primero de varias reseñas biográficas de naturalistas que contribuyeron al conocimiento de la naturaleza chilena. Esta idea no es nueva. Ya el profesor Carlos Porter, en los inicios de su Revista Chilena de Historia Natural publicaba reseñas biográficas de naturalistas chilenos y extranjeros que aportaban a las Ciencias Naturales de nuestro país. Sin embargo, actualmente se ha perdido esta costumbre de recordar a quienes fueron nuestros profesores, maestros, amigos y referentes. Efectivamente, ya han comenzado a desaparecer de entre nosotros los últimos naturalistas chilenos, pasando a ser verdaderos desconocidos para las nuevas generaciones de biólogos. En honor a la justicia y agradecimiento a su quehacer, retomamos esta costumbre en la forma de “Notas Sobre Naturalistas Chilenos”. Haremos especial énfasis en aquellos que tuvieron lazos especiales con la Región de Atacama, como Ignacio Domeyko, Rudolph Amando Phillipi, Carlos Porter, Ricardo Lachman, John A. Wolffsohn, Enrique Ernesto Gigoux, Grete Mostny, entre otros. En esta primera “Notas Sobre Naturalistas Chilenos” trataremos la vida y obra de quién fuera considerado el primer naturalista e historiador chileno, el Abate Juan Ignacio Molina. Este trabajo está dedicado al profesor Rodolfo Jaramillo, fallecido en la ciudad de Santiago el 09 de marzo del 2009, y quién hizo una crucial contribución al recuerdo de la obra de Molina. Tuvo en sus manos la repatriación de los restos de Juan Ignacio Molina, tradujo sus obras e interpretó sus pensamientos evolutivos.

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Doctor en Biología del Centro Regional de Investigación y Desarrollo Sustentable de Atacama (CRIDESAT), Copayapu 485, Copiapó. [email protected].

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Juan Ignacio Molina (Huaraculén 1740 – Bolonia 1829) Considerado tanto por Barros Arana83, como por Francisco Encina84 como uno de los más grandes exponentes de la vida intelectual de nuestro país, Juan Ignacio Molina fue efectivamente una persona prolija y fecunda en su trabajo intelectual. Escribió obras muy importantes en ámbitos naturalistas e históricos, las que por su importancia y trascendencia fueron traducidas a varios idiomas, sirvieron como inspiración a importantes naturalistas del siglo XVIII y XIX, entre ellos el mismísimo Alexander von Humboldt85.

Los primeros años de Juan Ignacio Molina. Juan Ignacio Molina nació en Huaraculén, el 24 de Junio de 1740. Su amor por las Ciencias Naturales fue alimentado por su padre, don Agustín Antonio Molina, militar y asiduo observador de la naturaleza. Era él quién le guardaba en un estante las distintas cosas con que llegaba Juan Ignacio, y le explicaba todo lo que sabía sobre dichas objetos, ya sean cerámicas, animales, plantas o minerales. Cuando cumplió cinco años, lo internó en un colegio jesuita en la ciudad de Penco. Era un gran colegio, que contaba con la segunda biblioteca más importante del Reino hasta ese momento. Como acostumbraban los jesuitas, tenían una gran infraestructura para el desarrollo de las artes y las ciencias. Tenían por misión aprender el idioma araucano para hacer más eficiente la conversión de los nativos, lo que le permitió a Juan Ignacio aprender su segundo idioma que quedaría ampliamente representado a lo largo de toda su obra. También fue capaz de aprender italiano, latín e incluso griego86. A la muerte de su padre en 1747 su madre lo traslada a una escuela jesuita en Talca, en la que permanece por un año. Sin embargo, dado su evidente potencial intelectual, los mismos jesuitas le recomiendan que Juan Ignacio vuelva a Concepción a terminar sus estudios. Pero al volver se encuentra con una ciudad destruida por un terremoto, su iglesia y escuela estaban en el suelo. Allí Juan Ignacio Molina generó un fuerte vínculo con el padre Miguel de Olivares, de gran lucidez intelectual, y quien fuera su más importante e

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Barros Arana, D. 1886. Historia Jeneral de Chile, Tomo VII. Rafael Jover Editor. Pp 531 – 541. Encina, F. 1940 - 1952. Historia de Chile, desde la prehistoria hasta 1891. 3ra edición. Editorial Nacimiento, Santiago, Chile. 84

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Vicuña Mackenna, B. 1856. Rasgos biográficos del Abate Juan Ignacio Molina, primer historiador de Chile. Santiago: Impr. del Ferrocarril, 8 p. 86 Espinoza, J. 1946. El Abate Ignacio Molina. Editorial Zig –Zag, 191 pp.

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influyente maestro. Consideró ingresar a la Orden de San Ignacio a los quince años y así desarrollar su vida religiosa e intelectual a la sombra del silencio y la meditación.

La Expulsión de los Jesuitas de las Colonias españolas. Producto de un desarrollo exponencial en el ámbito cultural y material durante doscientos años, los jesuitas comenzaron a ser objeto de ataques y calumnias tanto en la Nueva España como en Europa. Una abundante y demagógica literatura se desarrollaba en su contra, tanto en Francia, Portugal, España, Italia como en México y Perú. Esta situación se puede explicar en parte, por que los jesuitas en toda la América hispana y no hispana recibieron importantes donaciones territoriales, las cuales supieron explotar y producir considerablemente, abrieron colegios y educaron a los pueblos americanos, más aún, evangelizaron a los pueblos más indómitos, aquellos donde el resto de las congregaciones fueron recibidos con lanzas y piedras. Previendo lo que sucedería, intentaron dejar en manos de los virreyes sus posesiones, y solicitaron infructuosamente ser destinados a otras provincias. En México, el 25 de junio de 1767 a las 4 de la madrugada, un piquete de soldados se presentaba ante la puerta de la Casa Profesa y la tomaba militarmente. Reunidos los jesuitas en la capilla, se les dio a conocer la Real Orden de expulsión. En Chile, dicha orden llegó desde Buenos Aires, y el 26 de agosto de ese mismo año, a las 3 de la madrugada se hacía efectivo en todas las casas del país. Los jesuitas inicialmente fueron reunidos en Santiago, sumando entre todos alrededor de 80. Fueron trasladados a Valparaíso en condiciones francamente deplorables, donde tuvieron que esperar hacinados hasta enero del año próximo para dirigirlos al Perú. En febrero de 1768 fueron embarcados en el navío "San Francisco Javier” alias "La Perla"87. Hasta en sus últimos momentos en Chile, los jesuitas sufrieron los abusos y maltratos de la soldadesca española88. Molina por su parte sufrió el robo de todos sus apuntes que había recopilado de cada una de sus salidas por las montañas y valles de Chile, en ellos se encontraban las descripciones de muchas especies de animales, plantas y minerales, de la geografía e historia de Chile, especialmente a lo relacionado con los pueblos mapuches y la guerra de Arauco. Sin embargo, la suerte estaría de su lado, como la divina ley de las compensaciones, que después de mucho sufrimiento y nostalgia, la felicidad le golpearía nuevamente la puerta. Las condiciones en las cuales comenzaron a vivir el destierro fueron lamentables, debiendo padecer ahora los factores climáticos y sanitarios, teniendo que soportar una epidemia que los aquejaba con fuertes tercianas, de la que el mismo Molina sufrió. El 7 de 87

Hanisch, W. 1974. Historia de la Compañía de Jesús en Chile. Biblioteca Francisco de Aguirre. Colección Reino de Chile 5: 263 pp. 88 Briones, H. 1968. El Abate Juan Ignacio Molina. Ensayo Crítico – Introductorio a su vida y obra. Editorial Andrés Bello, 246 pp.

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mayo de 1768 fueron dirigidos a España vía Cabo de Hornos. Durante el viaje, Molina aprovechó de hacer observaciones de aves y mamíferos marinos. Por lo demás, los jesuitas continuaron sus estudios seculares, intentando mantener sus vidas regulares y apegadas a la fe89. Una vez en Europa, los jesuitas se radican en Cádiz, donde permanecieron hasta mediados de 1769, fecha en la que son obligados a emigrar a Italia. Se dirigen a Pisa, Florencia, Bolonia e Imola, ubicado en ese entonces dentro de los Estados Pontificios. Llegado el momento de elegir donde radicarse, el Abate Molina tomó la decisión por Bolonia, ciudad que poseía una de las universidades más renombradas y prestigiosas de Europa, la que contaba en ese entonces con 654 años de existencia. Llega ahí en 177390. En su estadía, comienza a sufrir los primeros estragos económicos, por lo que se dedica a la educación de jóvenes italianos, haciéndose de gran reputación en el círculo intelectual de la ciudad. Es así que en 1801 se le ofrece una cátedra de su especialidad en la Universidad de Bolonia, la que rehúsa aceptar, proponiendo a su discípulo Ranzani, comprometiéndose a guiarlo para subsanar su inexperiencia académica. En 1803 nuevamente la academia insiste en entregarle una cátedra, la que ahora, a pesar de haberla rechazado, se ejecuta de todas formas su nombramiento. En 1806 recibe la autorización oficial del Estado como “Maestro de Elementos de la Comuna de Bolonia”, habiendo sido aprobada su moralidad e idoneidad profesional. Después de publicar su segunda edición del Compendio de Historia Natural de Chile en 1810, su crédito intelectual crece como la espuma, y el 11 de febrero de 1811 es invitado a ser Miembro Pensionado del Instituto de Bolonia. Además es incorporado a distintas Academias de Ciencias italianas. Comienza una etapa muy particular en su vida intelectual, pues desde 1812 comienza a presentar una serie de “memorias”, algunas de ellas muy controversiales por sus postulados revolucionarios sobre el origen de la vida y la evolución de los seres vivos91.

La acusación ante la Suprema Sagrada Congregación Del Santo Oficio de la Curia Romana. La memoria que causó mayores problemas al Abate Molina fue “Analogías menos observadas de los tres reinos de la naturaleza”, presentada en tres sesiones entre el 23 de febrero y el 23 de noviembre de 1815. En ella exponía básicamente la relación que existía entre el Reino Mineral, Vegetal y Animal, entregando algunas bases sobre una progresión evolutiva de lo inerte a lo vivo. Esta posición despertó en su ex discípulo Ranzani la preocupación y alarma de que Molina estuviera exponiendo ideas temerarias que fueran en contra de la doctrina de la Iglesia. Ranzani acusa ante las autoridades eclesiásticas esta 89

Ob. Cit. Hanisch, W. 1974. Ob. Cit. Briones, H. 1968. 91 Espinosa, J. 1946. El abate Molina: uno de los precursores de Darwin. Santiago de Chile: Zig-Zag, 191 p. 90

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situación, sin previo aviso a las autoridades de la Academia de Ciencias de Bolonia, ni menos al Abate Molina. Juan Ignacio Molina, sus alumnos y colegas se entera de esta situación al momento de tener que renovar su licencia de maestro para seguir ejerciendo sus cátedras, la que le fue denegada por las autoridades, que además le informan de la suspensión de su ministerio sacerdotal y la pérdida de su calidad de miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia, hasta que esta situación fuera aclarada. Su primera defensa la hizo enviando una carta al Cardenal Consalvi, quién sustanciaba el sumario. En dicha carta Molina explica los verdaderos alcances de sus ideas, demostrando que en ningún momento pretendía ir en contra del dogma cristiano92. Según Fontecilla Larraín93 el proceso concluye absolviendo al abate Molina precisamente por no encontrar nada en él que no estuviera en armonía con la religión, las buenas costumbres y la santidad de la enseñanza. Existían dudas fundadas de un posible juicio inquisitorial en contra del Abate Molina, ya que hasta ese momento, no se habían descubierto documentos de un proceso propiamente tal, con una acusación y descargos de acusador y acusado. Es decir, el Abate habría sido objeto “… sólo de una investigación sumaria, averiguación casi de orden rutinario y de carácter más bien privado, con el objeto preciso de aclarar el verdadero contenido y alcance de las ideas nuevas sustentadas en la Memoria …”. “Se encuentra avalada esta opinión por el hecho de que no hubiere encontrado absolutamente ninguna constancia oficial escrita, ni en Roma ni en Bolonia, de cualquier tipo de proceso oficial; no ha sido posible localizar requisitorias archivadas ni en el Vaticano ni en la Sede Cardenalicia de Bolonia; no existen alegatos ni acusaciones ni defensas escritas por ninguna de las partes….”94. Precisamente el Dr. Rodolfo Jaramillo tuvo acceso a documentos debidamente certificados y enviados por el Cardenal Antonio Samoré, quién en su calidad de Prefecto del Archivo Secreto Vaticano le envía en 1979 una copia del expediente sobre el caso, que consiste en un legajo de 34 fojas95.

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Ronan C. y W. Hanisch (ed.): Epistolario de Juan Ignacio Molina S.J. (Santiago: Editorial Universitaria, 1979). Pp. 257. 93

Fontecilla Larraín, A. El abate Juan Ignacio Molina. Santiago : Impr. Cervantes, 1929. 73 p. Ibid. Briones, H. 1968. 95 El Dr. Jaramillo tuvo la gentileza de regalarme una copia de su manuscrito en el que escribe un resumen de dicho caso, el que nunca ha sido publicado en extenso. Acá procedo a transcribir un breve resumen de dicho juicio. 94

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“Días después de que Molina leyera la primera parte de su monografía sobre las “Analogías menos observadas…”, Napoleón Bonaparte abandonó su reclusión en la Isla de Elba; poco antes de la segunda, aquél ya había sido definitivamente derrotado en Waterloo, situación muy poco propicia para el Abate Molina, quién había sido favorecido por aquel emperador y a quién le había dedicado su segunda edición del Compendio Natural de 1810. La situación política de toda Europa, y especialmente del Estado Pontificio italiano, se invirtió completamente. El Papa Pío VII y gran parte del Colegio Cardenalicio habían retornado, después de cinco años de cautiverio en Fontainebleau. El pontífice tomó posesión en la misma Bolonia, y junto a él, el Cardenal Carlos Oppizonni. El lado conservador de la ciudad recibía con algarabía a sus retornadas autoridades. Oppizonni vendría a ser la autoridad competente para juzgar a Molina y su atrevida Memoria. Su primera acción fue solicitar a Molina el manuscrito de aquella memoria. Posteriormente, Oppizzoni denuncia el caso a la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio de la Curia Romana, también llamada Inquisición, solicitando instrucciones al Cardenal Giulio Della Somaglia. Este acto equivalía a someterlo a un proceso de herejía. Por su parte, un grupo de defensores del Abate Molina, entre ellos alumnos y colegas de la Universidad y de la Academia de Ciencias, envían un representante a Roma para interceder ante el Cardenal Ercole Consalvi, Secretario del Estado papal. Dicho destacado defensor fue monseñor Pelegriono Spinelli. Consalvi solicita información al Cardenal Spina, Legado Pontificio de Bolonia, sobre este asunto. Gracias a estos informes, Consalvi se convence de la inocencia de Molina. Su rol será preponderante en la absolución de Molina. Molina ya tenía en Italia un gran prestigio, tanto por sus importantes obras, como por ser miembro del Instituto Nacional Italiano, designado por lo demás por el mismo emperador. Además el Papa Pío VII había conocido de cerca y estimaba de sobremanera a los jesuitas chilenos en Imola, entre ellos a Vidaurre y Molina, grandes exponentes intelectuales del nuevo mundo. Monseñor Consalvi consigue del padre Filippo Anfossi, Maestro del Sacro Palacio Apostólico, es decir, el asesor teológico personal del Papa, el “imprimatur” para editar la controvertida Memoria en Roma, sin ninguna oposición dogmática. El 30 de Octubre de 1819, es decir tres meses después de recibida en el Santo Oficio romano la denuncia de Oppizzoni, 86

el cardenal Consalvi se dirigió a su colega Della Somaglia para comunicarle la decisión del Imprimatur ya otorgado a Molina, para que lo pudiera informar al poderoso tribunal inquisidor. Al poco tiempo, Della Somaglia envía a Consalvi un informe del padre Olivieri, Comisario del Santo Oficio, en que analizaban largamente la obra de Molina. El inquisidor destacaba en dicho informe la amplísima cultura del autor, pero más adelante manifestaba su oposición a dichas ideas, que contrariaban a San Agustín y a Teodoreto de Ciro. Se horroriza finalmente de la posibilidad de conectar al “hombre” creado a imagen y semejanza de Dios, con las plantas y bestias. Sin embargo, propone aprobar la memoria molineana con “mínimos retoques”, la que consistiría en una nota aclaratoria de parte del autor que nada de lo escrito en su Obra atentaba en contra de la fe cristiana. El Cardenal Della Somaglia le comunica al Cardenal Consalvi que en el Santo Oficio no tenían información del Imprimatur, y que si así lo estimaba conveniente, podría…desentenderse del informe del Comisario Inquisitorial. Consalvi logra extraer así del Santo Oficio el juicio en contra de Molina. Para tales efectos, escribe al denunciante cardenal Oppizzoni enterándole del Imprimatur. Con sutileza e indisimulada ironía, Consalvi comunicó a Oppizzoni que había cumplido “sus deseos de extraer el expediente del Santo Oficio”, cuando el deseo original del prelado boloñés había sido obtener de Roma la condena inquisitorial del autor y su obra. Sin embargo, no todo terminaría ahí para desgracia del Abate Molina, pues era necesario una aprobación gubernamental de similares características, es decir, del Legado Pontificio, representante del poder civil, el que tardó 14 meses en otorgarse, dado los graves motines políticos que se vivían post Napoleón y preliminares a la unidad italiana. La impresión definitiva llegó sólo en julio de 1822, con 16 meses más de retraso, cuando Molina tenía 82 años de edad”.

Los últimos años del Abate Molina. El Abate Molina siempre tuvo el deseo de volver a su patria, para morir con los suyos. Al conocer de la situación bélica en su patria por la Independencia, tuvo la convicción de volver a su tierra natal apenas esta se liberara del yugo Español. Sin embargo, todos sus intentos se vieron frustrados. Muchas veces había solicitado licencia al gobierno español para viajar a América, pero sin resultados positivos. En 1814, recibía carta de Ignacio Opazo, su sobrino en cuarto grado, quién le informaba de su herencia en Chile. En 1815 envía respuesta informándole que esperaba partir a Chile en abril o mayo, y

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embarcarse en Cádiz para volver a su amado Chile. El 20 de agosto de 1816 le pedía que le remitiera de su herencia tres mil pesos para los gastos que hiciera en la siguiente primavera, en compañía de otros chilenos que partirían desde Italia. Sin embargo, dicha carta nunca llego a Opazo, quién murió antes de recibirla. Sus bienes por lo tanto fueron administrados por terceras personas, y en consecuencia, el General O´Higgins se dispuso a confiscar sus bienes, erróneamente pensando en que su propietario era español. Tenía ochenta años cuando supo que se le habían restituidos sus bienes, naciéndole así nuevamente su ilusión de volver a su patria. Sin embargo, su debilitamiento era evidente, y poco a poco comenzó a desechar la idea de volver. Una vez lograda la independencia, el Gobierno de Chile envía al Vaticano al canónigo de la Catedral de Santiago don José Ignacio Cienfuegos en calidad de enviado ante el Santo Padre para obtener la facultad de proponer a un arzobispo. Al pasar Cienfuegos por Bolonia, le comunican erróneamente que Juan Ignacio Molina había muerto. Sin embargo, cuando llega a Imola, se entera por jesuitas chilenos que eso no era así, y pide inmediatamente que se presente ante él. Con gran dificultad llega el Abate a su presencia, e inmediatamente le manifiesta su profundo interés de volver a Chile, pero el canónigo lo persuade por la dificultad de aquella empresa para sus 83 años. Molina, sin más opción, le solicita a Cienfuegos ser el ejecutor de sus disposiciones de herencia, lo que el canónigo acepta sin reparos. Así es como el 23 de Julio de 1823 extiende una escritura, en la que cede sus bienes a la ciudad de Talca, para que sean ocupados en la creación de una Biblioteca Pública, y que este establecimiento sirva perpetuamente para comodidad del pueblo de la ciudad de Talca, no pudiendo nunca destinarse a otro uso96. Ya a partir de 1825 comienza a decaer notablemente sus capacidades físicas, comienza a perder la audición y se le hace muy difícil el desplazamiento. En 1827 fue atacado en dos oportunidades por inflamaciones, y a pesar de tener que guardar cama, se levantaba a su jardín botánico sostenido por Camila Zinni, su fiel doméstica por cincuenta años. Finalmente, le sobrevino una fiebre que no le permitiría volver a levantarse de su lecho de muerte. El 12 de septiembre de 1829, a eso de las ocho de la noche, se le oyó decir sus últimas palabras “… aqua della cordillera …” Sus restos fueron depositados en un nicho del cementerio eclesiástico en la Cámara de los Hombres Ilustres y Beneméritos de Bolonia.97

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Ob. Cit. Espinosa, J. 1946. Ob. Cit. Vicuña Mackenna, B. 1856.

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Repatriación de los restos de Juan Ignacio Molina Después de más de 200 años, los restos del Abate Molina fueron repatriados gracias a la iniciativa del profesor Rodolfo Jaramillo, quién presidiera el Comité Pro Repatriación, y que fueron impulsadas por el presidente Eduardo Frei Montalva. Sus restos llegaron el 20 de diciembre de 1966. Apenas arriban a Chile, son trasladados a la Catedral Metropolitana y recibidos por el Cardenal Arzobispo de Santiago, Monseñor Raúl Silva Henríquez. El 15 de abril de 1967 sus restos fueron llevados al Congreso Nacional, donde fueron homenajeados por los congresistas. Ese lugar correspondió al Templo de la congregación jesuita, y que los acogió al momento que llegó la orden de expulsión desde España. Al día siguiente se trasladaron a un costado de la Biblioteca Nacional para inaugurar una estatua y una placa conmemorativa, para finalmente ser trasladado a Talca por la Fuerza Aérea de Chile. En esa ciudad, la urna con los restos de Molina fueron llevados a la Catedral, permaneciendo ahí por dos meses. Finalmente, el 7 de octubre de 1967, los restos fueron llevados a Linares, específicamente a la tierra natal de Molina, a la ciudad de Villa Alegre, descansando hasta ahora en dicho lugar.

Las Obras escritas por el Abate Molina. Al momento de ser expulsados de Chile, los jesuitas fueron llevados al puerto de Valparaíso para ser transportados al Perú. En la aduana le requisaron a Molina todas sus observaciones de historia natural. Conociendo los resultados de los irracionales actos de la soldadesca, un superior militar al conocer estos apuntes los retiene para sí. Dicho militar, al leerlos se dio cuenta inmediatamente de la importancia de dichos manuscritos, por lo que en su viaje de regreso a Europa, se dirigió hasta el hogar del autor, entregándoselos en sus manos. Su nombre era don José Ignacio García Huidobro y Morandé, Marqués de Casa Real. Con sus apuntes en mano, se entrega al placer de transcribir dichas observaciones, ordenarlas, sistematizarlas y finalmente publicarlas. La primera de ellas fue en 1782, la que intituló "Saggio Sulla Historia Naturale del Chili". Esta obra fue reeditada en 1810, pero con considerables diferencias, las que radican principalmente en nuevas observaciones provenientes de diversas expediciones científicas europeas al nuevo continente, corrigió varios errores, agregó un completo catálogo latino de la flora de Chile, así como dos catálogos de términos araucanos relativos a la historia natural, y mejoró aún más su excelente redacción. Posteriormente, y gracias a esos mismos apuntes, Molina escribe el "Saggio sulla historia civile del Chili" en 1787, en el cual trató la historia y cultura de los

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Araucanos, pueblo que hasta entonces había resistido la colonización española en sus territorios. Sin embargo, su primera obra fue anónima, intitulada “Compendio della Storia Geografica, Naturale e Civile del Regno del Chili”, de 1776. Inicialmente se consideró que dicha obra podría haber sido escrita por el abate Vidaurre. Al parecer, Molina escribió esta obra estimulado por otras que circulaban por Europa sobre las latitudes americanas, y que al no tener sus apuntes de observaciones realizadas en Chile, y seguramente con temor a la equivocación, o por no sentir a dicha obra lo suficientemente de buen nivel, lo presentó anónimamente aunque él no lo reconociera, como así lo escribió a su amigo Giambattista en 1805 “El compendio de la historia de Chile fue compuesto por algunos de aquellos misioneros....”98 Por lo tanto, son cuatro sus obras que describen la historia, la geografía y la historia natural de Chile, todas escritas entre 1776 y 1810, y todas traducidas rápidamente a distintos idiomas, con más de 20 ediciones99. Sin embargo, en estas obras no es mucho lo que se puede apreciar de las concepciones evolutivas del abate Molina. Más bien se dedicó a establecer una revisión sistemática de los hasta entonces reconocidos tres reinos, el de la flora, la fauna y los minerales de Chile. En los dos primeros ocupó para ello el principio taxonómico de Linneo, demostrando con ello estar ampliamente informado de las corrientes científicas y filosóficas de la época, más aún, demuestra su gran espíritu crítico cuando explica que no lo considerara el mejor de los métodos propuestos, inclinándose más por el criterio de clasificación de Joseph Pitton de Tournefort en botánica y de Mathurin Jacques Brisson en zoología100. Sin embargo, hay una serie de monografías que el Abate Molina presentó ante la Academia de Ciencias de Bolonia entre 1812 y 1822.101 98

Ronan C. E. y W. Hanisch S.J. (ed.). 1979. Epistolario de Juan Ignacio Molina S.J. (Santiago: Editorial Universitaria). Pp. 257. 99 Stuardo, J. 2007. Trascendencia del primer Saggio sulla storia naturale del Chili de J. I. Molina, su traducción, el Compendio anónimo y el bicentenario. Atenea 495 (I): 83 – 107. 100 101

Ob. Cit. Stuardo, J. 2007. 1.- Sulla porreta.

2.- Osservazioni sulla fisica constituzione e sui prodotti mineralli Della montagna Bolognese (Observaciones acerca de la constitución física y los productos minerales de la montaña de Bolonia). 3.- Sulla coltivazione degli Ulivi (Sobre el cultivo del Olivo). 4.- Sulla Marne (Acerca de Marne). 5.- Il Caffé (El Café).

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Las obras realizadas por Molina van desde la descripción de especies animales y vegetales, geografía y mineralogía, pasando por la historia de la guerra araucana y de Europa, agricultura, hasta concepciones evolutivas, que como ya quedó previamente establecido, le contrajo muchos problemas por cierto sector conservador de la curia romana. Sus obras fueron traducidas a varios idiomas y reeditadas muchas veces, dado que fue una gran contribución al conocimiento del nuevo mundo102.

Consideraciones Evolutivas en la obra del Abate Molina En el marco de discutir las concepciones evolutivas del abate Molina, nos tendremos que remitir principalmente a una serie de monografías que presentó ante la Academia de Ciencias de Bolonia entre 1812 y 1822. Dentro de aquellas monografías, tres destacan en el pensamiento evolutivo de Molina, "Analogías menos observadas en los tres reinos de la naturaleza"; "Las Ballenas" y "La propagación sucesiva del género humano por las diversas regiones de la Tierra", siendo la primera de ellas sin duda la más importante. Sin embargo, también hay algunos antecedentes epistolares que pueden ayudar a entender sus ideas evolutivas. Pero antes de analizar las opiniones de Molina, quisiera contextualizar su obra en relación a las corrientes filosóficas que primaban en Europa.

6.- Analogía meno observate dei tre regni della natura (Analogías menos observadas en los tres reinos de la naturaleza). 7.- I giardini inglesi (Los Jardines Ingleses) 8.- La balene (La Ballena) 9.- Sulla propagazione degli alberi e specialmente degli abeti (Acerca de la propagación de los árboles y en particular de los abetos). 10.- Sul carbone (Sobre el carbón) 11.- Sul Potosí, monte argentifero del Perú (Acerca del Potosí, monte argentífero del Perú). 12.-Sulla propagazione sucesiva del genere umano nelle diverse parti della terre (Acerca de la propagación sucesiva del género humano por las diversas regiones de la Tierra). 13.- Sul Cacao (Sobre el Cacao) 14.- Sopra lo Zucchero (Sobre el azúcar). 102

Gunkel Luer, H. 1965-1966. Homenaje de la Academia de Ciencias Naturales a don Juan Ignacio Molina con motivo del sesquicentenario de su “Memoria sobre las analogías poco observadas entre los tres reinos de la naturaleza. Revista Universitaria 1(28 – 29): 3 - 5.

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Para muchos historiadores de las ciencias, y en el caso particular de las ciencias naturales, la Teoría de la Evolución está estrictamente ligada al desarrollo progresivo del conocimiento en tres áreas particulares: 1. los progresos en la clasificación de los seres vivos; 2. el problema de la generación espontánea y 3. el transformismo de las especies103. En relación a la clasificación de los seres vivos, y después de los oscuros tiempos de la Edad Media, se tradujeron las obras de Plinio en 1469 y de Dioscórides en 1498. Otto Brunfels publica su obra botánica en 1532, Leonhard Fuchs describe más de 500 plantas en 1542, l’Ecluse describe más de 1300 plantas en 1576, Jean Bahuin describió más de 6000 plantas en 12 libros y 72 secciones, publicadas entre 1578 y 1623. En fauna, Rondelet en 1554 clasifica especies de peces, Salviani describe especies de peces, jibias, calamares, y pulpos en 1554. Al describirse tantas especies, se generó la necesidad de crear un sistema de clasificación universalmente aceptado. Esta situación queda de manifiesto cuando Pierre Belon du Mans describe en 1553 los cetáceos óseos en el grupo de los peces y a los murciélagos en las aves. Conrad Gesner describe entre 1553 y 1560 a numerosas especies de vacas, ciervos, jirafas, alce, rinocerontes y elefantes. Ulisse Aldrovandi publica muchas especies animales entre 1599 y 1616. Tournefort en 1708 propone un sistema de clasificación botánica y John Ray en su “Historia plantarum” (1682) comenzaba a cuestionarse la forma de identificación de las distintas especies. Ray cita 18.655 especies de plantas encontradas por distintos naturalistas alrededor del mundo. Desde 1623 hasta 1750 se registran 25 métodos distintos de clasificación, propuestos por diferentes botánicos, tales como Knauth (1687), Magnol (1689), Rumplius (1690) y Tournefort (1694), entre otros104. Sin embargo, poco menos de un siglo después, otro naturalista retoma las consideraciones aristotélicas, el sueco Carl Linnaeus (1707–1778). La primera edición del Sistema Naturae tuvo 142 páginas, pero al comenzar a recibir diversas especies, tanto de vegetales como animales de todas partes del mundo, terminó publicando su última edición con varios volúmenes. Por otro lado, Georges-Louis Leclerc, más conocido como el Conde de Buffon (1707–1788) describió todo lo vivo y no vivo que tenía a su alrededor, componiendo una magna obra de cuarenta y cuatro tomos, intitulada “Histoire Naturelle, Générale et Particuliére avec la description du Cabinet du Roi” (1749 – 1788). Meter Simon Pallas describió cientos de gusanos anélidos y parásitos en 1778. En 1801, Lamark clasifica a los invertebrados en siete grupos. De ahí en adelante, muchos naturalistas Europeos comienzan a recorrer el mundo describiendo todos los seres vivos que encuentran, formándose colecciones taxonómicas tan importantes como las de Londres y Paris105. En este contexto, el Abate Molina desarrollo una fecunda obra en tierras chilenas. Clasifica a las plantas en cinco familias o clases: Yerbas, Cañas, Yedras, Arbustos y Árboles. Dice “En mis observaciones herbolarias había examinado tres mil plantas 103

Delage, Y. y M. Goldsmith. 1911. Las Teorías de la Evolución. Madrid, Librería Gutemberg de José Ruiz, Plaza de santa Ana 13. 357 pp. 104

Guyénot E. 1956. Las Ciencias de la Vida en los Siglos XVII y XVIII. El Concepto de la Evolución. Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana (UTEHA), México, 395 pp. 105 Ob. Cit. Delage, Y. y M. Goldsmith. 1911.

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herbáceas, que no se encuentran en los catálogos botánicos, y muchas de las cuales producen unas flores tan apreciables por su belleza y fragancia, que durante la primavera, parecen todos aquellos campos otros tantos jardines”. Describe además la papa como Solanum tuberosum, la calabaza, la fresa chilena y la Albahaca (Ocymum salinum). De los árboles, describe al Palqui, el Sauce, el Molle, el Canelo, el Algarrobo, la Luma, el Quillay, el Mayten, Litre, la Palmera chilena, el Peumo, etc. También describió un número muy importante de especies de la fauna chilena, en total 117 especies, de los cuales 29 corresponden a mamíferos, 34 de aves, 9 de ápteras, 15 de vermes, 3 de anfibios, 11 de peces y 16 de insectos106. Por ejemplo el piure, descrito como un género nuevo (Pyura), la jibia, erizos con el género Echinus, Ostras, Choritos, Taca o almeja, Loco, cangrejos marinos y fluviales, describió insectos, como langostas, abejas, mosquitos, etc. De los vertebrados, describe las tortugas marinas de las costas de Chile, anfibios como el thaul y el arunco. En peces describe al bacalao, el róbalo, la corbina, la lisa, el pege rey, pege gallo, anguilas y el tollo. Menciona a los “peces cetáceos” dentro de los animales lactantes. En Reptiles describe a las culebras chilenas, y al matuasto, al igual que la iguana chilena. Entre los mamíferos, destaca las descripciones de la chinchilla costina, el zorro culpeo, la vizcacha, el pudú, el degú, guanaco, huemul, puma, quique, entre muchos otros. El paso siguiente era pensar en el origen de los seres vivos. Desde la Antigüedad, la creencia de la generación espontánea, incluso en animales de organización compleja, tales como ranas, peces, insectos y mamíferos, era casi universal. Esta creencia persistió en toda la Edad Media, incluso hasta el siglo XVII, por ejemplo Van Helmont decía “los piojos, pulgas, chinches y gusanos, pueden nacer de nosotros y de nuestros excrementos”. Sugería “comprimir una camisa sucia en la boca de una vasija en la que haya trigo. Al cabo de unos veinte días se puede estar seguro de ver nacer en ella ratones. Por otra parte, estos son de dos sexos, y pueden reproducirse entre sí, o con ratones de otra procedencia”107. Frascesco Redi se preguntó en 1668 si los gusanos de las carnes putrefactas no procederían, de huevos depositados por moscas y no como se creía, de generación espontánea, diseñando experimentos que pusieran a prueba dicha hipótesis. Leeuwenhoeck realizó experimentos similares en 1722, llegando a la misma conclusión de Redi. En contra de la idea de la generación espontánea, se manifestaron Vallisneri (1712), von Haller (1757) y Spallanzani (1765), pero a favor estuvo Buffon (1748) y el abate Needham (1748)108.

106

Ibid. Stuardo, . 2007. Ibid. Delage, Y. y M. Goldsmith. 1911. 108 Ibid. Guyénot E. 1956. 107

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El pensamiento de Molina ante la generación espontánea queda reflejado en el manuscrito sobre "La propagación sucesiva del género humano por las diversas regiones de la Tierra"109. En dicho trabajo, Molina se refiere a la opinión de dos de sus colegas de la Academia de Ciencias de Bolonia sobre lo cuál dice: “sostienen que los primitivos habitantes de Italia no llegaron de otros países extranjeros, sino que se originaron aquí, espontáneamente brotando de la Tierra misma a la manera de los hongos, o, para servirme de sus propias expresiones, como las encinas, que se propagan por sí mismas en los sitios adecuados para su crecimiento. Pero los botánicos instruidos se reirán de tal afirmación y harán notar hasta la evidencia que ni las encinas, ni otro vegetal alguno brotan y se propagan a no ser por medio de semillas precedentes, que puedan ser transportadas, aún desde lejos por los pájaros, los vientos, las inundaciones o, finalmente, por las convulsiones de nuestro globo….” Y agrega posteriormente “los hombres, por lo demás, a diferencia de las plantas tienen potencia locomotora, gracias a la cual, sin las causas señaladas anteriormente, puedan trasladarse a donde quieran”. Se explaya explicando que los primeros habitantes de Europa fueron aborígenes como lo son actualmente muchas de las tribus americanas, y que se desplazaron desde Asia hasta Europa, poblando Italia, Francia, Alemania y el resto de Europa. Los contrarios a la opinión de Molina daban como argumento a la población aborigen de América, los cuales pensaban que no había ninguna posibilidad de que hayan sido colonizados por otras tribus. El abate respondía: “… los sostenedores de la misma han creído, en vano, obtener un argumento irrefragable a favor, basándose en la población de América, que, por estar separada del viejo continente por el vasto océano, no puede de manera alguna, haber recibido desde las regiones orientales a los primeros colonos, totalmente desprovistos, como debían estarlo, del arte de la navegación”, y agrega “Otros escritores más instruidos se habían puesto a conjeturar que Asia y América debían haber estado juntas hacia el septentrión, o al menos sólo separadas por un angosto estrecho, por lo que las tribus asiáticas hubieran podido trasladarse, en balsas o a través de hielo, a las opuestas riveras americanas ….. Esta conjetura se ha visto plenamente confirmada en nuestros días. El célebre navegante Cook descubrió, a comienzos de 1779, este presunto estrecho siguiendo los indicados por el infortunado Behring”. 109

Ibid. Briones, Hernán. 1968.

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Pero el abate no solo rechaza la posibilidad de la generación espontánea, sino que además le da un papel fundamental a las semillas como base del origen de los individuos. Afirma “que los animales y los vegetales provienen de un huevo es un hecho innegable en la historia natural”. Sin embargo, la mayor contribución de Molina en la evolución biológica se observa en la monografía “Analogías menos observadas de los tres reinos de la naturaleza” de 1815, trabajo que le costó el juicio de herejía antes mencionado. En ella postula básicamente que existe un continuo entre el reino mineral, el reino vegetal y el animal. Un continuo que está relacionado a los orígenes. “no sólo el vulgo, sino también personas instruidas en otros aspectos se maravillan en gran manera, y más aún, se ríen cuando oyen decir que es cosa muy difícil señalar una característica incontrastable que distinga adecuadamente un árbol, o cualquier otra planta, de un animal”. “Pero puesto que los productos de la naturaleza forman un todo único en el diseño, y vario en la ejecución, y teniendo en cuenta su progreso gradual, no me ha parecido fuera de propósito que mi discurso sea precedido por algunas ideas sobre la conexión sensible que existe también entre minerales y vegetales”. Dos son las ideas matrices que plantea Molina, conexas entre sí. Primero, la naturaleza tendría un carácter unitario, segundo, los tres reinos, y todas las especies que contienen, tendrían, más que diferencias, marcadas semejanzas, las que deben apreciarse desde un punto de vista analógico. Más aún, todo lo anteriormente establecido no tendría una finalidad meramente estática, sino marcadamente dinámica: “en constante progresión”, evolucionando desde lo más simple a lo más complejo. La ley de la vida sería, pues, la evolución. Realiza una perfecta analogía entre los sistemas reproductivos animales y vegetales, entre ellos el origen ovular, oviparidad y viviparidad, nutrición embriológica, calor interno (que podría ser interpretado actualmente como la energía liberada del metabolismo celular), sensibilidad e irritabilidad, órganos y función excretora y respiración. Determinó analogías entre los seres humanos y los vegetales, tales como la duración de la vida, y el sistema vascular. Estas características permitieron a Molina caracterizar lo que es vivo de lo no vivo, del reino animal y vegetal en relación al reino mineral. Por último, Molina se refiere a la “conexión sensible” entre los reinos mencionados, como los anillos que conecta a los grupos. Por ejemplo, menciona “los minerales se encuentran confinados en los ínfimos anillos de la cadena de seres”. También afirmaba que los murciélagos, animales voladores, tenían un “anillo” con las aves110, hoy lo entendemos 110

Ob. Cit. Ronan C.E. y W. Hanisch S.J. 1976.

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como un ancestro común. Esta idea fue posteriormente representada por Haeckel como un árbol. Sin embargo, la idea de progresión y transformación entre los seres vivos había sido previamente enunciada por Buffon, que en 1788 afirmaba “…toda familia, así animal como vegetal, tiene idéntico origen, e incluso todos los animales proceden de uno solo, que, en la sucesión de las eras (…) ha producido todas las razas de los que ahora existen”. Otro naturalista que contribuyó significativamente en el desarrollo de las ideas transformistas de las especies, fue Erasmus Darwin, el abuelo de Charles Darwin. Durante su última década de vida, Erasmus se preocupó por las ciencias naturales, principalmente por la clasificación de los animales y por las leyes que gobiernan a los seres vivos. Su más importante contribución al desarrollo de las primigenias ideas de la evolución, las plasmó principalmente (pero no únicamente) en su libro Zoonomía o Laws of organic life que publicó entre 1794 y 1801111. Basándose en las analogías que existen en la anatomía de todos los animales de sangre caliente, desde el ratón y el murciélago, hasta el elefante y la ballena, Erasmus llegó a la conclusión de que la organización de todos estos animales ha debido tener un origen común: “…es permitido concluir que todos los seres vivos se han formado a partir de un solo filamento .. desde su primer rudimento o primordio, hasta el final de sus vidas, todos los animales se dirigen a perpetuar sus transformaciones, y muchas de esas transformaciones que son adquiridas son transmitidas a su posteridad”. Wolfgang Goethe afirmó en 1790 que los cotiledones, las hojas, los sépalos, los pétalos, los estambres y los pistilos eran meras modificaciones de un solo órgano, que constituiría un prototipo. Afirmó además “la estructura de un animal determina sus costumbres, y el género de vida, a su vez, reacciona poderosamente sobre todas las formas. En esto se revela la regularidad del progreso que tiende al cambio, bajo la presión del mundo exterior"112. En 1802, un médico francés, Pierre Jean Georges Cabanis, se declara evolucionista convencido, siendo el precursor de Lamarck en su idea de la herencia de los caracteres adquiridos. En 1809, Lamarck expone sus ideas evolutivas113. Creía firmemente 111

Darwin E. 1796. Zoonomia, Or, the Laws of Organic Life. Vol. I, London: Printed for. J. Johnson, in St. Paul's Church-Yard. 112 Ibid. Delage, Y. y M. Goldsmith. 1911. 113 Lamark J.B.- P.A. 1809. Philosophie zoologique ou exposition des considérations relatives à l'histoire naturelle des animaux, à la diversité de leur organization et des facultés qu`ils en obtiennent; aux causes physiques qui maintiennent en eux la vie et donnent lieu aux mouvemens qu´ils exécutent; enfin, à celles qui produisent, les unes le sentiment, et les autres l`intelligence de ceux qui en sont doués. A Paris, DENTU, Libraire, rue du Pont de Lodi, Nº3, L´Auter, au Muséum d´Histoire Naturelle (Jardin des Plantes).

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en una tendencia primitiva de la materia viva hacia el perfeccionamiento y complicación de los seres vivos. Para él, en el caso de los animales, la “naturaleza complica gradualmente su organización”, y cada especie recibe del influjo del ambiente (circunstancias) en las que se encuentran, “los hábitos con que las conocemos y las modificaciones de sus órganos”. De esta forma, podemos entender que el Lamarckismo descansa esencialmente en las influencias externas sobre los organismos, cosa que como hemos visto, Molina también creía. Hasta la publicación del Origen de las Especies de Charles Darwin, en 1859, no hubo grandes avances en el desarrollo de las ideas transformistas. Sólo las continuas discusiones entre Cuvier y Geoffroy Saint-Hilaire en Francia mantenían la atención sobre el tema. Ya establecida la posición de Darwin sobre la selección natural, así como la de Wallace, comienza un avance vertiginoso sobre el desarrollo de la idea de la evolución, del cambio secuencial y progresivo de los seres vivos, incorporando posteriormente la genética. Ya en el siglo XX se incorporan modelos matemáticos que permitirían explicar la influencia ambiental y genética en estos cambios progresivos. El abate Molina fue parte de un grupo de intelectuales y naturalistas que desarrollaron las ideas evolucionistas como un proceso gradual y progresivo de la transformación de las especies, y donde la mayoría se oponía a la generación espontánea. Sin duda que eran ideas revolucionarias para la época, y hay que entenderlas en ese contexto. El Abate Molina fue considerado por la Academia de Ciencias de Bolonia como “Precursor del Evolucionismo Moderno” en 1968 (Figura 2). Como reconocimiento a su labor, el Gobierno de Chile, en conjunto con la Academia de Ciencias de Bolonia crean el Premio Internacional de Ciencias Naturales “Abate Juan Ignacio Molina”, el que fue entregado sólo en una oportunidad, en 1972, recayendo en uno de los más importantes biólogos evolucionistas, el Dr. Ernst Mayr. Uno de los puntos que hay que resaltar es la valentía de un hombre que abrazó la vida dogmática de la fe, a la que dio su vida y que supo confrontar principios religiosos con ideas revolucionarias acerca del origen de la vida, del hombre y de la transformación de las especies en el tiempo. No titubeó al caracterizar la vida, al rechazar la generación espontánea del hombre, y otros principios muy arraigados en el pensamiento religioso de la época inquisitorial. Considero un acto de justicia colocar a Juan Ignacio Molina junto con Goethe, Buffon, Cuvier, Lamarck, Humboldt, Wallace, Erasmus y Charles Darwin, entre muchos otros, así como ocurrió con su busto marmóreo, que fue puesto entre los de Copérnico y

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Galileo en el salón de Hércules del Palacio Comunal de Bolonia, en la galería de los hombres ilustres de la ciudad.

AGRADECIMIENTOS Debo agradecer por esta oportunidad al Sr. Guillermo Cortés, Director del Museo Regional de Atacama, y a Rodrigo Zalaquett, Editor General del Boletín del Museo Regional de Atacama por la oportunidad de publicar las biografías de los maestros y referentes de las ciencias naturales chilenas. A Cristián Galaz por ayudarme con las figuras de este manuscrito.

Anexo

FIG. 01: Abate Juan Ignacio Molina FUENTE: http://www.aforteanosla.com.ar/prodigios%20latinoamericanos/chile/articulos/penco%201550.ht

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FIG. 02 Diploma de la Universidad de Bolonia a Juan Ignacio Molina por ser “el precursor del evolucionismo biológico moderno”

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Bibliografía Barros Arana, D. 1886. Historia Jeneral de Chile, Tomo VII. Rafael Jover Editor. Briones Toledo, H. 1968. El Abate Juan Ignacio Molina. Ensayo Crítico – Introductorio a su vida y obra. Editorial Andrés Bello, 246 pp. Delage, Y. y M. Goldsmith. 1911. Las Teorías de la Evolución. Madrid, Librería Gutemberg de José Ruiz, Plaza de santa Ana 13. 357 pp. Encina, F. 1940 - 1952. Historia de Chile, desde la prehistoria hasta 1891. 3ra edición. Editorial Nacimiento, Santiago, Chile. Erasmus Darwin. 1796. Zoonomia, Vol. I Or, the Laws of Organic Life. London: Printed for. J. Johnson, in St. Paul's Church-Yard. Espinoza, J. 1946. El Abate Ignacio Molina. Editorial Zig –Zag, 191 pp. Espinosa, J. El abate Molina: uno de los precursores de Darwin. Santiago de Chile: ZigZag, 1946. 191 p.; 20 cm. Fontecilla Larraín, A. El abate Juan Ignacio Molina. Santiago : Impr. Cervantes, 1929. 73 p., [1] láms. ; 27 cm. Gunkel Luer, Hugo. 1965-1966. Homenaje de la Academia de Ciencias Naturales a don Juan Ignacio Molina con motivo del sesquicentenario de su “Memoria sobre las analogías poco observadas entre los tres reinos de la naturaleza. Revista Universitaria 1(28 – 29): 3-5. Guyénot E. 1956. Las Ciencias de la Vida en los Siglos XVII y XVIII. El Concepto de la Evolución. Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana (UTEHA), México, 395 pp. Hanisch, W. 1974. Historia de la Compañía de Jesús en Chile. Biblioteca Francisco de Aguirre. Colección Reino de Chile 5: 263 pp. Hanisch, W. 1989. Juan Ignacio Molina y sus obras. Talca: Editorial Universidad de Talca, 178 p. Lamark J.-B.- P.-A. 1809. Philosophie zoologique ou exposition des considérations relatives à l'histoire naturelle des animaux, à la diversité de leur organization et des facultés qu`ils en obtiennent; aux causes physiques qui maintiennent en eux la vie et donnent lieu aux mouvemens qu´ils exécutent; enfin, à celles qui produisent, les unes le sentiment, et les autres l`intelligence de ceux qui en sont doués. A Paris, DENTU, Libraire, rue du Pont de Lodi, Nº3, L´Auter, au Muséum d´Histoire Naturelle (Jardin des Plantes).

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Ronan CE, y W Hanisch S.J. (ed.): Epistolario de Juan Ignacio Molina S.J. (Santiago: Editorial Universitaria,1979, n.p.s.). Pp. 257. Stuardo, José. 2007. Trascendencia del primer Saggio sulla storia naturale del Chili de J. I. Molina, su traducción, el Compendio anónimo y el bicentenario. Atenea 495 (I): 83 – 107. Vicuña Mackenna, B. Rasgos biográficos del Abate Juan Ignacio Molina, primer historiador de Chile. Santiago: Impr. Del Ferrocarril, 1856. 8 p.

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