DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO El paso de la revelación de Yavé en el A.T. a la del Padre en el N.T. supone a la vez una continuidad (en contra Marción) ...
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DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO El paso de la revelación de Yavé en el A.T. a la del Padre en el N.T. supone a la vez una continuidad (en contra Marción) y una discontinuidad o novedad (contra los judaizantes, que consideran el N.T como un simple añadido). En el A.T. la paternidad aparecía como una cualidad o propiedad de Dios (metafóricamente); en el N.T. será la característica propia de una de las personas divinas. Con todo, cuando el N.T. hable de Dios como "el Padre", quien es "el Dios", se refiere a Yavé del A.T. Pero esto no significa que el Dios del A. T. corresponda sin más al "Padre" del N.T. En realidad, Yavé, en el A.T. siendo un ser personal, su determinación personal aún no estaba tan delimitada. Para nosotros, la experiencia de Jesús es fundante. En ella, el gran tema es el de Dios, su Padre. Luego, para conocer cómo es el Padre, debemos recorrer la experiencia de Jesús, tal como nos la cuentan los Evangelios. i. La Paternidad de Dios en la conciencia de Jesús (Abba), en su oración y en su predicación: 1) Jesús anuncia en su predicación al mismo Dios del A.T. (cf. Mc 12,26. 37,etc.). 2) Este Dios se ha hecho presente entre los hombres en el ministerio de Jesucristo: Lc. 7, 16, "Dios ha visitado a su pueblo". 3) Poco a poco, se realiza un cambio sorprendente: Lo que se decía de "Dios" se va diciendo del "Padre": Así, por ejemplo, el Padre es el creador, señor del cielo y de la tierra ( Mt 11,25). 4) Si en el A.T. "padre" era una cualidad genérica, ahora empieza a emplearse en sentido personal. Esta innovación es debida a Jesús mismo. Jesús se dirige a Dios como "Padre", no menos de 170 veces. En arameo papito,"Abba", manifiesta la experiencia de la paternidad , confianza íntima y única. Esta invocación es propia de la oración de Jesús (Mc 14, 36, Getsemaní), y es empleada en los momentos más importantes de su vida, cobra mucha relevancia en la cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu"(Lc. 23, 46). 5) El empleo de "el Padre" en absoluto muestra la intimidad total, entrega, confianza, dependencia, comunicación. Ello queda clara también con la distinción que Jesús hace entre "Mi Padre" y "vuestro Padre" (Jn 20,17).

6) En la cruz, se revela el Padre con mayor plenitud, su amor infinito que nos entrega lo más preciado. ¿Dios sufre? No en cuanto defecto de su naturaleza. Sí, por la perfección de su amor, que lo lleva a compadecerse del dolor de la criatura. 7) En la Resurrección, se nos muestra el Padre haciendo participar de su vida al Hijo (y por El a nosotros). 8) El envío del Espíritu Santo, don del Padre dado a la comunidad de su Hijo después de su muerte. Manifiesta la conciencia de Jesús de su íntima unión con su Padre (Jn 17). ii. El "Padre" en la Iglesia Primitiva: a. Escuela paulina: "Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo" (1 Ts 1,1; Ga 1,3; 1 Co 1,3). 1) Denomina a Dios como Padre, en fórmulas de saludo y bendición, en general al comienzo o final de las cartas. También fórmulas litúrgicas, de acción de gracias, confesiones de fe y plegarias. 2) El Espíritu nos hace clamar: "¡Abba!" (Rm 8,19). 3) La experiencia del Padre es escatológica. La redención de Cristo nos otorga la filiación adoptiva, ser con Cristo una "nueva criatura" (1 Co 1,1315). b. Escuela Joánica: 1) El Unigénito nos revela al Padre: "Quien me ve, ve al Padre" (Jn 14,9). 2) La Paternidad de Dios ha sido entendida como lugar ("en el seno del Padre") de estar; origen o principio de Jesús (8, 14); envío (7, 28); regreso (7, 33); amor y presencia en el Hijo (14,11). 3) Dios se ha revelado como amor, el acto que más lo trasparenta es la cruz. Jesús invita a entrar en esta dinámica y lo exige como mandamiento nuevo (Jn 15,12). Quien no ama no ha conocido a Dios. iii. La unicidad de Dios y sentido del monoteísmo en el Nuevo Testamento:

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1) El N.T. continúa la fe monoteísta del A.T. (Mc 12,29-32), enfatiza que viene a darle cumplimiento a la ley, sobre todo al mandamiento principal. San Pablo acentúa que "no hay más que un Dios" (1 Co 8,4-6). 2) Jesús no predica la Trinidad en cuanto tal; pero al predicar la llegada del Reino de Dios, Él se presenta como Hijo de Dios y promete el envío del Espíritu Santo. De esa forma manifiesta la vida tripersonal del Dios Uno. iv. El Dios de la ira y de la justificación: El N.T. profundiza en la ira de Dios, que brota del celo de Yavé. Pero lo matiza con la redención vicaria de Cristo que satisface por nosotros (Rm 1,18 ss). Los incrédulos y paganos son objeto de la cólera divina, pues son inexcusables por el desprecio a Dios, por no haberle conocido por sus obras. Sin embargo, en Rm. 3, 9, el apóstol nos advierte que, pese al conocimiento natural de Dios, somos justificados sólo por la sangre de Cristo. Sólo así, seremos libres de la cólera. v. Dios soberanamente libre, eterno, inmortal e incomprensible: a. Dios soberanamente libre: En el N.T. se remarca también la libertad de Jesús unida a la obediencia a su Padre. Libertad ante la ley, las tradiciones, su familia, los bienes materiales, la autoridad, el Templo, etc. Jesús es libre incluso ante su propia vida, libremente la entrega (Jn 10,18); así como Dios libremente entrega a su Hijo por amor a los hombres (Lc 20,9, Jn 3,16). Pero, al mismo tiempo, vive en fidelidad al Padre hasta en los más pequeños detalles. San Pablo lo expresa en el designio del Padre como "el beneplácito de su voluntad"(Ef 1,9), es decir, el plan libre del Padre y la libertad del Hijo en su Misterio Pascual. Jesús no sólo es libre, sino que nos libera de toda cadena: del Pecado (Mc 2,10); de la ley ( Mc 2,27); de la condenación (Jn 8,11); de los prejuicios (Jn 4); de las denuncias ante las autoridades (Mt 20,26). b. Dios es eterno e inmortal: El N.T. continúa con la fe en la eternidad e inmortalidad de Dios que había alcanzado en el judaísmo postexílico gracias a los aportes del mundo helénico (Sal 90). San Pablo reflexiona mucho sobre estos temas en sus cartas. Lo llama "eterno

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Dios" (Rm 1,20). Jesús viene a comunicar la vida eterna a quienes crean en Él (Jn 10,28; 2 Co 5,1-5). c. Dios incomprensible: (cf. 1 Co 13,12) Pablo expresa la incomprensibilidad divina claramente "Oh abismo de la riqueza..."(Rm 11,33-34). vi. Señor de los tiempos y de la historia: Dios es Señor omnipotente (Mt 11,25). Su Omnipotencia es: 1) Omnipotencia universal. Lo ha creado todo, lo rige todo, lo puede todo. 2) Omnipotencia amorosa: Porque es "Padre" y "Señor todopoderoso". 3) Delicada: hasta en los más ínfimos detalles (Mt 6,26, lirios del campo). 4) Misteriosa: en la debilidad, en la cruz, incluso ante la aparente impotencia divina, se muestra su grandeza (1 Co 2,24-25: "lo débil de Dios es más fuerte..."). vii. Dios providente y cercano a los hombres. a. La Providencia: (cf. Mt 6,25-34) "Disposiciones por las que Dios conduce con sabiduría y amor a sus criaturas hacia su fin último". 1) Esta solicitud es concreta e inmediata. 2) Actúa también por la acción de las criaturas. 3) Los hombres, invitados a cooperar libremente con ella. 4) Exige de parte del hombre confianza y disponibilidad. b. Misterio del mal, desafía la comprensión de la omnipotencia divina. A la luz de Cristo, es permitido el mal para mayor bien; el misterio de iniquidad llama al misterio de la piedad (Rm 8,28). viii. Dios es Amor: En el A.T el amor de Dios se manifestaba en la elección por amor (Dt. 7, 8). Se lo compara con el amor de un padre, de una madre o de un esposo. Se lo identifica con el beneplácito divino (Jr 31,3: "Con amor eterno te amé; por eso he reservado gracias para ti").

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En el N.T. se afirma claramente "Dios es amor" (1 Jn 4,8). En la cruz está el secreto más íntimo de Dios y la mayor revelación de quien es él. "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único" (Jn 3,16), "el amado" (Mc 1,11). Es el Espíritu quien da testimonio de este amor, hace exclamar ¡Abba!, y siembra los dones y carismas para el mutuo amor en Cristo. Jesús ha reafirmado y cumplido la ley. La ha perfeccionado dándonos un mandamiento nuevo: "Amaos"(Jn 15,12). Es reflejo del amor hasta el extremo del Padre y del Hijo (Jn 13,1). 1.

Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo.

Hay diversos textos del N.T. que enseñan que Jesucristo es el Hijo de Dios y es Dios mismo: Jn 1,1. 18; Rm 9,5; Col 1,15.19. Nos muestran que ya en la primera generación cristiana había conciencia de la pertenencia de Jesús al misterio de Dios.

i. Padre de Nuestro Señor Jesucristo: (Ef 1,3) a. En lo que hace y padece Jesús, hay una manifestación de su ser que se corresponde con las palabras que dice y se dicen sobre Él. ¿Cuáles son estos hechos de la vida de Jesús? 1) Predicación del Reino: Se va identificando con el mismo Jesús (cf. Mt.12, 28), de modo que la aceptación o rechazo de Jesús coincida con la aceptación o rechazo del Reino. (cf. Lc.9, 23 -26). 2) La autoridad de Jesús: Superior a la de los otros; se manifiesta en el "Yo os digo", en los milagros (Mc. 1, 27), en el perdón de los pecados (Mc. 2, 7) y sobre todo en su libertad frente a la ley. 3) Libertad frente a la ley: Señala que ha venido a cumplirla (cf. Mt. 5), pero la supera, en especial con su actitud respecto del sábado y a la pureza de los alimentos (Mt. 7, 19). En el fondo, hay un criterio superior a la ley: Jesús mismo (cf. Mc. 2, 28: "el Hijo del Hombre es señor del sábado"). 4) Invitación al seguimiento: Tan radical, que supone reconocer a Jesús como Dios. 5) Las parábolas: Estilo más original de Jesús. El mismo está incluido en ellas (Ej. el novio al que esperan 10 vírgenes; el sembrador). Muestran la conciencia de Jesús de pertenecer a las acciones de Dios. 6) Relación con el Padre: "Abba": Esta familiaridad nos revela la autoconciencia de Jesús y el secreto de su ser. La distinción que hace entre

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"mi Padre" y "vuestro Padre" indica que la relación de Jesús con su Padre es única e intransferible. 7) Muerte y resurrección: Manifiestan plenamente la filiación. En la cruz, Jesús vive hasta el extremo su obediencia filial (cf. Lc. 23, 46; Getsemaní). 8) Este recorrido nos manifiesta como toda la vida de Jesús revela su ser más íntimo: La filiación divina. Esta verdad será plenamente comprendida por los discípulos después de la resurrección.

b. El Padre de nuestro Señor Jesucristo: Es la gran conclusión que se obtiene del itinerario anterior. Jesús ha revelado que Dios es su Padre, ello se manifiesta con especial nitidez en: 1) El uso del término "Abba"(Mc 14,36) propio del trato íntimo y coloquial de un hijo con su papá, ello es una novedad respecto del A.T. 2) La distinción que hace entre "mi Padre y vuestro Padre"(Jn 20,17), muestra su relación absolutamente original con su Padre. 3) La voz del Padre en el N.T. "Este es mi Hijo Amado"(Mc 1,11. 9,7), confirma esta relación.

ii. Dios Padre del Unigénito de Dios, enviado al mundo: a. Unigénito: Hijo único. Desarrollado por Juan: cf. 1, 14. 18; 3, 16. 18. b. Preexistente: 1) San Pablo: Col 1,15-20: "todo fue creado por Él"; "él existe con anterioridad a todo"; Ef. 1, 3-14: Nuestra elección y filiación es el centro de la creación; ella está ordenada a la salvación en Jesús. 2) San Juan: Prólogo; Jn. 8, 24: "Antes que Abraham existiera, Yo soy". c. Enviado al mundo: 1) Sinópticos: En su discurso programático aparece como su envió es original y distinto al de los profetas (Lc 4,16ss). Aceptarlo o rechazarlo es aceptar o rechazar a quien lo envió (Lc 9,48 y Mt 10,40).

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2) San Pablo: Jesús, enviado del Padre (Rm 8,19). Manifiesta la plenitud de los tiempos (Ga 4,4). La finalidad es la redención, que seamos hechos hijos por adopción (Rm 8 y Ga 4). 3) San Juan: 40 veces aparece como enviado: del Padre, y vuelve al Padre (cf. Jn 17) 4) Hebreos: "He aquí que vengo...". iii. La Palabra hecha carne es la manifestación del Dios invisible: 1) En Jesús podemos contemplar la gloria del Padre (Jn 1, 14). La transfiguración es un momento privilegiado para ello. 2) Milagros: Manifiesta quien es Jesús. En Caná, los discípulos vieron su gloria y creyeron en Él. 3) Jn 14,9: Quien me vea mí, ve a mi Padre. 4) Hb 1,3: "Esplendor de la gloria del Padre"; "imagen de su sustancia". 5) Col 1,15: "Imagen del Dios invisible". iv. Jesucristo según los testimonios del N.T., es Hijo de Dios y Dios de Dios. a. Jesús es Hijo de Dios: (cf. Mc 15,39 y Mt 4,3+) Su filiación es natural, totalmente original y distinta a la de los ángeles (Job 1,6), del Pueblo (Ex 4,22), del rey (Sal 82,6), a la filiación por adopción (Ga 4,6). b. Jesús es Dios de Dios: Jesús es Dios, no sólo porque 6 textos del N.T. expresamente lo diga o sino también porque se desprende de su vida y palabras intrínsecamente unidas: de su predicación con autoridad (Mt 5,22), actitudes para con los pecadores y débiles (Jn 8,1-11,; Lc 15), sus milagros, la elección de sus discípulos, etc. Algunos textos explícitos claves sobre la divinidad de Jesús son: - Rm 9,5: "Cristo...Dios bendito por los siglos". - Tt 2,13: "Jesucristo...gran Dios y salvador". - Jn 1,1: " La Palabra era Dios". - Jn 20,28: "Señor mío y Dios mío". c. En el N.T. la divinidad de Jesús aparece expresada a través de tres esquemas:

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1) Exaltación: (cf. discursos de Pedro en Hch; Rm 1, 3-4). Jesús en su resurrección, ha sido constituido Hijo y Señor. Pero no significa esto que no lo fuera antes. En realidad, se destaca que es a través de la muerte y resurrección como Jesús ha manifestado su verdadero ser: Hijo del Padre. 2) Preexistencia: (cf. Ga 4, 4; Flp 1,1ss) El mismo sujeto es el que "siendo de condición divina." se hizo "esclavo". San Juan lo enseña en el prólogo con mayor claridad "En el principio existía el Verbo...y el Verbo era Dios...y puso su morada entre nosotros". De ahí que la preexistencia va unida a la encarnación. Los sinópticos lo expresan de algún modo en la concepción virginal. 3) Narración de la vida de Jesús: A lo largo de los principales hitos de la vida de Jesús se muestra su divinidad, tal como lo recogen los sinópticos: cf. Mc. 1, 1; Mc. 1, 11 (bautismo del Señor); Mc. 15, 33 (su muerte). Que Jesús se denomine a sí mismo: "El Hijo", "Hijo de Dios", tiene su origen en la profesión de fe de los discípulos. Así, se llega a la misma profundidad de Jn. 10, 30 "Yo y el Padre somos uno".

v. Relaciones entre el Padre y el Hijo: a. El núcleo de las relaciones de paternidad y filiación está dado por el Espíritu Santo común al Padre y al Hijo. Este Espíritu establece relaciones de conocimiento y amor: "El Padre ama al Hijo" (Jn. 3, 15), "le muestra todo lo que Él hace" (Jn. 5, 20) porque "nadie conoce al Padre sino el Hijo" (Mt. 11, 27).

b. Otras relaciones que derivan de éstas: 1) El Hijo depende del Padre, "no puede hacer nada por su cuenta" (Jn. 5, 19). 2) El Hijo obedece al Padre: "Me ha sido dado todo poder..." (Mt. 28, 17).

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3) El Hijo es el único que puede revelar al Padre (Mt 11,27). 4) El Hijo vive para el Padre, "mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado" (Jn. 4, 34).

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Dios envía el Espíritu Santo, que es dado por Jesucristo:

La manifestación de Dios en la historia incluye una tercera realidad personal. En efecto, también el Espíritu Santo, al igual que Jesús, sale a nuestro encuentro. Los primeros cristianos lo perciben actuando en las primeras comunidades, confirmando, ayudando y orientando su fe con sus dones y carismas. Es el mismo Espíritu que obraba en Jesús y en su vida, y que ya obraba en el A.T. cooperando con el Padre y el Hijo desde el principio en el plan salvífico, se revela y nos es dado al llegar la plenitud de los tiempos. i. Dios envía el Espíritu Santo, que es dado por Jesucristo: a. Enviado por el Padre y por el Hijo: Jesús promete enviar el "Espíritu del Padre" (Mt 10,20); Pablo habla de cómo se es santificado por el "Espíritu del Hijo" (Ga 4,6). Es enviado por el Padre y por el Hijo (Jn 15,26). b. Posee la misma divinidad que el Padre y el Hijo: Pues está en íntima relación con ellos, es tan personal, que no puede no ser Dios: "Espíritu de Dios" (Mt 3,16, Rm 8,14). Todo lo que tiene el Padre lo tiene el Hijo (Jn 16,5; Lc 10,22). Tanto el Verbo como el Espíritu están junto a Dios (Jn 1,1. 15,26). El Espíritu escucha las palabras del Hijo, acogiéndolas plenamente (Jn 16,13). ii. El Espíritu de Yavé en el A.T. y el Espíritu Santo del N.T.: a. El Espíritu de Yavé en el A.T. - Etimología: Espíritu es "Ruaj" (femenino.). Tiene 3 significados: 1) Viento, soplo del aire.

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2) Principio de vida, sede del conocimiento y de los sentimientos (aliento). 3) Fuerza de vida de Dios, por la que Él obra y hace obrar. - Aspectos del "Ruaj" como Espíritu de Dios: 1) Aparece en el contexto de la creación (cf. Gn 1, 1-2). Necesario para que exista vida. 2) Como fuerza salvadora de Dios, conduce la historia suscitando hombres llenos de su sabiduría y poder (reyes, profetas). Y a la vez, purifica al pueblo por el dolor (exilio, invasiones). 3) Fuerza que abre la historia a un futuro de mayor plenitud, prometida en el anuncio de tiempos mesiánicos. 4) En general, es el signo de la presencia de Dios en el mundo. Paulatinamente se va personificando (cf. Sb), pero aún no pasa de ser un artificio literario o metáfora. La revelación del Espíritu en el A.T. está abierta a una mayor plenitud, en el futuro. b. El Espíritu de Yavé en el A.T. y el Espíritu Santo del N.T.: La promesa escatológica del Espíritu de Yavé, cada vez más personalizada, se aclarará y adquirirá una novedad extraordinaria en el N.T. La discontinuidad está en que el Espíritu ya no es algo divino, sino alguien, sujeto de acciones personales. La teología posterior lo resumirá en la afirmación de la persona del Espíritu Santo. Lo que tiene una sólida base bíblica, especialmente en los pasajes que se le atribuyen acciones personales; en la fórmula del bautismo de Mt 28; y, particularmente, en Jn 16,13, donde el autor combina el pronombre personal masculino griego "ekeinos", aquel, con el sustantivo neutro "pneuma", "lo espiritual", sin duda que esta combinación responde a su intención de acentuar su personalidad (Rovira-Beloso).

iii. El Espíritu Santo en los Sinópticos, en los Hechos y en San Pablo; activo en la misión apostólica y en la fe en el señor Jesucristo; formando la comunidad mediante sus dones ordinarios y extraordinarios; haciendo de cada creyente un ser auténtico, verdadero hijo de Dios:

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a. El Espíritu Santo en los Sinópticos 1) Presencia del Espíritu en Jesús: Más que una fuerza que le adviene en ciertos momentos claves, se trata de una plenitud de presencia que es permanente, "el Espíritu del Señor está sobre mí..." (Lc 4,18). Le permite hacer milagros (Mt. 12, 28). Los evangelios destacan esta presencia en los momentos decisivos de la vida de Jesús: encarnación, bautismo, tentaciones, comienzo de la predicación, etc. Ello responde la pedagogía de los evangelistas que unen siempre la misión del Espíritu a la del Hijo. 2) Jesús habla pocas veces del Espíritu Santo (cf. Mt 12,28; Mc 3,28-30); pero en éstas, manifiesta su conciencia de haber recibido la plenitud del Espíritu Santo. b. San Juan: 1) Procede del Padre, enviado por Él (cf. Jn 15,26). 2) Relación y relativa dependencia de Jesús. El Espíritu Santo es el don del Señor Resucitado (cf. Jn. 7, 39-40), al igual como enseña el kerygma primitivo en el libro de los Hechos de los apóstoles (cf. Hch 2, 33; 1, 5; 11, 15). 3) Jesús entrega el Espíritu Santo en la muerte (19, 30). En el golpe de lanza (19, 34); en la promesa de otro paráclito; en el don pascual a los 11(Recibid el E.S, sopló sobre ellos). 4) Nombres: Paráclito, Consolador, Intercesor, Abogado. 5) Distinto del Padre y de Jesús; no es una mera fuerza divina. Es persona ( "él" otro paráclito, Jn 16,13). 6) Función principal: es enseñar, recordar, guiar hacia la Verdad, esto es, la Palabra: Jesucristo. 7) Revelando el misterio de piedad, se revela también el misterio de la iniquidad. Convencerá sobre la justicia, sobre el juicio y sobre el pecado. c. En los Hechos: En la Iglesia Primitiva actúa a través de dones y carismas. La comunidad percibe que éstos tienen su origen en alguien distinto que el Padre y que el Hijo, y que a su vez ha de ser Dios como ellos (cf. Hch 1, 8). 1) Fuerza para la difusión del Evangelio.

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2) Fuente de: don de lenguas, milagros, profecías, sabiduría, fortaleza en las persecuciones. 3) Interviene en decisiones de capital importancia: Admisión de gentiles, misión de Pablo. 4) Don recibido en el bautismo, que concede el perdón de los pecados. d. En San Pablo: 1) Se habla indistintamente como el "Espíritu Santo" o "Espíritu de Dios", "Espíritu del Señor", "Espíritu de Cristo", "Espíritu del Hijo". 2) Es un don, enviado a los cristianos, que los hace vivir una vida nueva: La vida según el Espíritu, que se opone a la vida según la carne; el Espíritu nos hace hijos de Dios y por tanto herederos de la gloria. 3) Nos da una connaturalidad con las cosas de Dios (cf. 1 Co 2, 12 ss). Y mueve suavemente nuestra profesión de fe: "Nadie podría decir Jesús es Señor..." (1 Co 12, 3). 4) Forma la comunidad mediante los diversos carismas (dones y ministerios, cf. 1 Co. 12). Estos carismas se diferencian de experiencias extásicas del judaísmo o paganismo por su unión con Cristo y su predicación; no son sólo fenómenos especiales; dependen del Padre o de Jesús; hay una jerarquía entre ellos. Pablo da criterio de su discernimiento: La edificación del Cuerpo de Cristo, la Iglesia (1 Co 12,12-13). 5) Fuente de vida moral. El cuerpo es Templo del Espíritu Santo, habitación de Dios (cf. 1 Co 6,19-20). iv. Espíritu de libertad y de vida que nos une y nos asemeja a Cristo: Lo propio del Espíritu es la santificación de los hombres: 1) Juan lo expresa en su función de Paráclito, es decir, defensor o abogado, que guía hacia la verdad completa. Esto es, capacita a los discípulos para recordar, enseñar, testimoniar, guiar hacia la verdad que es Jesús. Ello lo hace sin violencia. 2) Pablo lo expresa como Vida y don de Cristo que se nos ha derramado, habita en los creyentes y hace participar de la vida divina (gracia Rm 8).

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También por su función de dador de los dones y carismas para la construcción de la Iglesia. v. Función escatológica del Espíritu: 1) El envío del Espíritu es la prueba de la llegada de los tiempos mesiánicos (Ga 4,4-7). La promesa de que al final de los tiempos se llenarían los hombres del Ruaj se cumple: "llenos del Espíritu" Juan Bautista, Ana, María, etc. Jesús actúa lleno del Espíritu. En los momentos importantes de su vida donde se manifiesta: al inicio de su ministerio, en su muerte, etc. Él lo promete a sus discípulos, como Paráclitos, maestro y guía. Él se los dona con su muerte y resurrección. 2) Es primicia de salvación, las arras de la vida futura (Rm 8,24-29). vi. El Espíritu Santo como persona: La teología posterior afirmará la persona del Espíritu Santo fundamentándose en una sólida base bíblica, que a su vez se edifica sobre la experiencia de los primeros cristianos de la presencia de esta tercera realidad divina, sujeto profundo de los dones y carismas que ellos gozaban. La base bíblica es esta: 1) Aparece como sujeto de acciones personales: Tanto en Hechos, como en San Juan y en San Pablo: "da testimonio", "gime", "ayuda" (Mt 10,20; Hch 13,2-4; Hch 16,7; etc.). 2) Fórmulas trinitarias, sobre todo las litúrgicas, donde aparece a un mismo nivel que el Padre y el Hijo (cf. Mt 28,19, etc.). 3) Y, particularmente, en Jn 16,13, donde el autor combina el pronombre personal masculino griego "ekeinos", aquel, con el sustantivo neutro "pneuma", "lo espiritual". Sin duda que esta combinación responde a su intención de acentuar su personalidad (Rovira-Beloso). vii. Las Fórmulas trinitarias en el N. T., como síntesis de la fe en la Trinidad de la Iglesia primitiva. La realidad de un Dios Trino, presente y actuante en la historia, deja su impronta en multitud de fórmulas que encontramos en todos los escritos del N. T.,

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explícita o implícitamente. Son expresión de la fe y aparecen en todos los temas y campos de la vida cristiana. a. Fórmulas respecto del acontecimiento salvador ocurrido en la vida, muerte, resurrección y exaltación de Jesús: cf. Hch 2,32-33. 5, 30-32; Rm 1,3-4. 5, 5-8; 1 Jn 4,9-14; Lc 23, 4-6; Lc 4,16 ss "El Espíritu del Señor sobre mí", fórmula más breve. Se las detecta en el kerygma de la Iglesia primitiva; en los acontecimientos más importantes de la vida de Jesús, como su bautismo, predicación, muerte. b. Fórmulas que contemplan el plan divino de salvación cf. Ef 1, 3 ss. c. Fórmulas litúrgicas: 1) Bautismales: 1 Co 6,11; Mt 28,19; etc. Es muy importante aclarar los elementos de la de Mt. 28, 19: - "Bautizar en" significa introducir en, esto es, incorporar con significado salvífico. - "En" ("EIS"): Sentido dinámico, direccional, esto es, hacia una persona. Se usa en el Credo: Padre, Hijo, Espíritu Santo. - "El nombre": en singular, pero al mismo tiempo son tres, se quiere resaltar unidad. - Las tres personas están en sentido absoluto: "el" Padre; "el" Hijo; "el" Espíritu Santo, es decir, emplea el mismo idioma de Jesús. - Ello refiere a la igualdad de las tres personas, aunque ordenadas en una cierta jerarquía. - Con ello se afirma la personalidad del Espíritu Santo. 2) Eucarísticas: Darán origen al Gloria al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo: 2 Co 13,13. d. Fórmulas en relación a la Iglesia: Ef 2, 19-22 (su realización); 1 Co 12, 4-6 (unidad y diversidad); Ef 4, 4-5 (también unidad). e. Fórmulas en la Liturgia y oración trinitarias: cf. Ef. 3, 14-l7; 2 Co. 13, 13. f. Fórmulas respecto a la vida del cristiano: dimensión trinitaria cf. Rm 8, 9.

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g. Fórmulas implícitas respecto a la creación como obra de la Trinidad: Insinuada en Col 1. h. Fórmulas respecto a la plenitud trinitaria o escatológica: Judas 20: El destino del cristiano no es otro que seguir viviendo la vida trinitaria que se ha manifestado en Jesucristo.

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