DIAGNÓSTICO DEL TROPICO MEXICANO Documento del Área de Ciencias Sociales

1. El Trópico Mexicano: las paradojas de un gigante dormido que debe despertar México es una de las naciones biológica y culturalmente más ricas del mundo. Las zonas tropicales de nuestro país constituyen, por una parte, la mayor expresión de su biodiversidad y por la otra, la mejor evidencia para reconocerse como un país pluri-cultural y multi-étnico. Sin embargo, el trópico mexicano, en particular el territorio tropical del Sur y Sureste, también alberga las evidencias de un patrimonio amenazado y en grave peligro. Asimismo, nos presenta los grandes contrastes de una sociedad pobre y extremadamente desigual dotada con una rica naturaleza, dilema que por cierto atraen los reflectores y la atención internacional. Algunas de éstas paradojas, podemos plasmarlas en los siguientes ámbitos: • Las zonas tropicales constituyen el asiento de grandes civilizaciones mesoamericanas (las culturas: olmeca y maya con sus derivaciones) para devenir en los tiempos modernos en una región con marcados desigualdades sociales, con extensas zonas marginadas, con pobreza extrema y discriminación étnica. Es decir, el orgullo por un pasado prehispánico se ha tornado en olvido y menosprecio a sus descendientes actuales, las etnias y los pueblos indios. • Es una región privilegiada por su gran biodiversidad, pero arrastra una amarga historia en cuanto al saqueo de sus recursos naturales. Con los argumentos de atraer el "progreso", la “civilización” y la “modernidad” la historia de las zonas tropicales de México y del mundo, ha sido la historia de la dominación de las sociedades nativas, del saqueo y de la extracción irracional de sus recursos y de los mecanismos salvajes de explotación de la mano de obra autóctona. A tales sociedades se les cortó de tajo una vía propia de desarrollo y han quedado atrapadas en la dependencia económica, política y tecnológica de otras regiones, de otras naciones y de los consorcios transnacionales.

• En las zonas tropicales, desde su temprana integración al mercado mundial en la época colonial hasta nuestros días, desde el cacao y el palo de tinto, pasando por las plantaciones y monterías porfirianas, hasta el petróleo y las plantaciones forestales actuales(eucaliptos, melinas, etc.), han predominado los modelos extractivos. Es decir, la actividad productiva y económica se ha realizado con tecnologías poco desarrolladas y con el mínimo posible de inversiones financieras. La alta rentabilidad de los enclaves económicos históricamente ha estado asociada a la abundancia del recurso y a la sobre-explotación del trabajador, mismo que termina de reproducirse en una extensa red de economías campesinas. A lo largo de la historia regional se han articulado tiempos de auge y bonanza con periodos de profundas crisis económicas y sus irremediables costos sociales y ambientales. El surgimiento de productos sustitutos, la competencia de nuevas zonas productoras, el agotamiento del propio recurso, la caída de los precios, los cambios en las políticas gubernamentales y en los mercados, entre otras razones estructurales, han replanteado persistentemente los ajustes en los patrones de uso del suelo y especializaciones productivas en las diversas zonas agrícolas tropicales. • Por sus recursos y por la naturaleza tropical de su producción agropecuaria y forestal adquiere gran potencial en los mercados norteamericanos y europeos, pero también es frontera con el subdesarrollo centroamericano. En éste sentido, tanto los tratados comerciales, como el PPP, son retos, oportunidades y amenazas para el trópico, el futuro puede ser prometedor si son incluyentes y participativos para las sociedades, organizaciones y gobiernos locales. • En el contexto de los Tratados de Libre Comercio con Norteamérica y con Europa; el Sur y Sureste de México por su localización geográfica y especialización productiva (alimentos, materias primas tropicales, frutas y ornamentales exóticas, petróleo, hidroelectricidad, etc.) adquiere ventajas comparativas excepcionales tanto en el mercado nacional, como en los mercados internacionales. Todo dependerá de las estrategias para penetrar en los mercados convencionales y en los alternativos. Desde luego para posesionarse en tales mercados es fundamental alcanzar los estándares internacionales de competitividad y productividad que imponen los grandes países agro-exportadores de productos tropicales. Por lo tanto, corregir el rezago científico, tecnológico y de formación de recursos humanos aparece como una prioridad esencial en las disputas de los mercados globalizados.

• Sin embargo existe, por ser un territorio fronterizo, la seria amenaza de contagiarse del subdesarrollo centroamericano con todas sus implicaciones (cinturones de pobreza, migración, desastres naturales, guerrillas e inestabilidad económica, política y social). Subdesarrollo que con el PPP se pretende combatir, pero en la medida en que predomina una estrategia que excluye la participación de la sociedad autóctona y a sus propias organizaciones y que apuesta al gran capital con sus megaproyectos, entregándole territorios y recursos, puede repetirse la historia de desarrollar el subdesarrollo en el cinturón de América y el retorno de los “enclaves económicos”. • El trópico, en particular el húmedo, es una de las mayores fuentes de riqueza biológica que poseemos. Sin embargo, tal riqueza es amenazada por cuanto la sociedad desconoce sus frágiles ecosistemas y los métodos para lograr el balance entre la producción y la conservación de los recursos. Desde el “descremado de la selva” hasta su aniquilación total para abrir la frontera agrícola con la incorporación de nuevas tecnologías tipo revolución verde y la aplicación de modelos organizativos (planes de desarrollo agropecuarios) estamos acabando con el pulmón del mundo. En efecto se aumentaron los rendimientos unitarios pero a costa de profundizar el desequilibrio de la delicada estructura ecológica tropical. No obstante, debemos recordar que en el manejo y aprovechamiento de los recursos naturales y en los sistemas agrícolas tradicionales persisten los saberes campesinos, experiencias y conocimientos de técnicas sustentables, heredadas por las culturas mesoamericanas que debemos rescatar y revalorar. En otras palabras, el paradigma de la sustentabilidad cobra particular relevancia en las actividades productivas del trópico. • El mosaico productivo en las zonas tropicales se ha definido en función de los mercados y de las políticas gubernamentales. El acelerado proceso de ganaderización en vastas zonas del trópico lo convirtió en la principal zona abastecedora de carne de bovino para las grandes metrópolis del país, ahora tememos un gran potrero donde hubo selvas. La creciente demanda de materias primas para la industria y de frutas tropicales devino en el desarrollo de una agricultura de plantaciones y el establecimiento incompleto de cadenas agroindustriales. Todo ello en demérito de los cultivos básicos y del aprovechamiento forestal. Por su parte, el oro negro, escondido en lo más profundo de la tierra tropical, emerge para conformar campos minados y hacer del trópico un

gran pozo petrolero. La pesca y la acuacultura continúan en el olvido a pesar del gran potencial existente. • La deforestación que conlleva a la extinción de las selvas y a la pérdida de biodiversidad; las amenazas a los pantanos y manglares; la erosión edáfica; la alteración del ciclo hidrológico y la contaminación del suelo, aire y agua forman parte de los saldos ambientales que hoy padecemos por el uso y manejo inadecuado de los recursos, por la presión social y por una estrategia depredadora y forzada de modernización del trópico. Ante las devastadoras agresiones al patrimonio natural es indispensable replantear las concepciones del desarrollo rural, los modelos de colonización, el drenado de las tierras bajas y el tipo de fomento agropecuario del pasado reciente para asumir la visión del desarrollo sustentable y aprovechar las ventajas de los servicios ambientales y calidad de vida que ofrecen los diversos sistemas naturales y los ambientes transformados racionalmente. • A contrapelo de los triunfalismos por la apertura comercial y por la desregulación estatal en las comunidades rurales del trópico hay tristeza. Los precios de los principales productos agrícolas se han desplomado(café, caña de azúcar, bananos, cítricos, copra, cacao, carne, leche, etc.). Sin embargo; la crisis productiva y comercial del campo afecta diferenciadamente a cada tipo de productor y las respuestas y estrategias para enfrentarla también han sido diversas. En efecto se incrementa la pobreza, la migración, los robos, la violencia y la frustración. A pesar del saldo rojo del descalabro agrícola en términos de exclusión social, desintegración comunitaria y familiar, migración, abandono de los cultivos, regresión tecnológica y envejecimiento de los productores, la crisis nos deja una enseñanza: las estrategias campesinas pueden ser más adecuadas que las puramente empresariales. De manera aún incipiente, se están manifestando las bondades de las olvidadas "ventajas comparativas" de la economía doméstica: las unidades de producción pequeñas y medianas se diversifican: restituyen o incrementan sus cultivos de milpa y su producción de traspatio, con fines de autoconsumo y se refuerza la tendencia al aprovechamiento integral de sus cultivos. Asimismo; aparece el impulso a la producción orgánica(café, cacao, miel y otros), la reorganización y participación en los mercados orgánicos y del comercio justo; esta agricultura que por realizarse en pequeña escala puede revolucionar la organización del trabajo familiar.

• Por último, en respuesta a la crisis generalizada de la agricultura tropical, también surge en el Sureste una nueva ola agro-exportadora, con productos emergentes, sobretodo plantaciones comerciales forestales (eucalipto, melina y maderas preciosas), con nuevos actores financiados por el capital nacional y extranjero, rentando tierras o bajo mecanismos de asociación, generalmente desfavorables para los dueños de los recursos. En estas áreas de modernos enclaves económicos del trópico las economías campesinas ayer reproducidas por las necesidades de acumulación del capital, paulatinamente dejan de ser funcionales y entran en procesos de exclusión, pero también de recomposición, lucha y resistencia. Hasta aquí algunos perfiles del claro-obscuro de las zonas tropicales del sur sureste del país. Ahora hagamos un recorrido por el interior de la región que configura el área de estudio de la URUZOT.

2. Particularidades sobresalientes del Sur-Sureste de México. La región Sur y Sureste de México comprende los estados de Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. En algunas estadísticas incluimos a los estados de Guerrero y Puebla, que también tienen trópico y por cuanto forma parte de la porción del país del Plan Puebla-Panamá (PPP). La relevancia ambiental, económica, poblacional y agrícola la podemos resumir en los siguientes términos. 2.1. Las características geográfico-ambientales El Sur y Sureste del país no es homogéneo, pero es muy representativo de los dos trópicos del país: la región tropical húmeda y la región tropical subhúmeda, que Julia Carabias, et al (1991) los diferencian con los siguientes rasgos: El trópico húmedo comprende 22 millones de has (11% del territorio nacional), presente en 9 estados y 335 municipios, de los cuales 251 municipios con más de 75% del territorio, espacios fácilmente reconocidos por su alta temperaturas (temperatura media anual superior a 22ºC) y

pluviosidad casi todo el año (2,000 mm anuales o más), climas Af y Am con una vegetación de selvas, sabanas y pantanos. La cubierta vegetal original ha sido transformado radicalmente, los últimos reductos son los Tuxtlas y Uxpanapa-Chimalapas en Veracruz, la Chinantla en Oaxaca, la Selva Lacandona en Chiapas, Calakmul en Campeche y Sian Ka’an y otras selvas en Quintana Roo. La agricultura es de temporal, destaca el uso ganadero, las plantaciones y menor medida la milpa y el aprovechamiento forestal. Por su parte, el trópico subhúmedo se define por un marcado periodo de secas (de 5 a 9 meses), con selvas bajas caducifolias y sabanas, clima Aw; presente en 21 estados, 825 municipios (578 con 75% del territorio) y una superficie de 40 millones de has (20% del territorio nacional). Lugares representativos son la vertiente costera del Pacífico, Península de Yucatán, centro de Veracruz, sur de Tamaulipas. Coexiste la agricultura de temporal con la de riego; en el patrón de uso del suelo la agricultura adquiere mayor diversificación productiva y la ganadería es menos extensiva. Otras aspectos relevantes del sur y sureste del país a considerar son: • Contiene cuatro provincias fisiográficas: a)Llanura Costera del Golfo (Tabasco y Veracruz); b)Península de Yucatán(Campeche, Yucatán y Quintana Roo; c) Cordillera Centroamericana Chiapas y Oaxaca) y la denominada Sierra de Chiapas y Guatemala(sur de Tabasco, Norte de Chiapas y Guatemala). Para mayor precisión: La Llanura Costera del Golfo Sur comprende el sistema hidrológico con los ríos más grandes y caudalosos del país (Grijalva-Usumacinta, Coatzacoalcos y Papaloapan). Por los depósitos de materiales da lugar a la conformación de suelos fértiles y profundos en la planicie. Desde el oriente de Tabasco hasta la Laguna de Términos en Campeche se presenta una gran zona inundable, con pantanos abundantes. La Sierra de los Tuxtlas representa una discontinuidad fisiográfica que interrumpe el paisaje de la gran planice. Por su parte, la Península es una plataforma de rocas calcáreas marinas, integrada por una enorme red cavernosa subterránea por la que escurre agua. La Cordillera Centroamericana es una extensión de tipo granítico con dos discontinuidades fisiográficas (Istmo de Tehuantepec y Costa Chiapaneca) y finalmente la Sierra de Chiapas esta integrada por rocas calizas(Incluye el Cañón del Sumidero y la Depresión Central de Chiapas con sus llanuras).

• Cuenta con la mayor riqueza hidrológica del país con más del 65% de las escurrentias del país (más de 378,788 millones de metros cúbicos por año) y el 60% del potencial hidroeléctrico identificado del país. Los estados más favorecidos son Veracruz, Chiapas y Tabasco. • El calor y la lluvias son los elementos ambientales más representativos de la región. En cuanto a temperaturas puede destacarse que las temperaturas medias anuales oscilan de los 22ºC a los 26º C; las mas comunes fluctúan de 20 a 30ºC; las mínimas alrededor de 15ºC(invierno) y las máximas arriba de 40ºC(primavera y verano). La precipitación anual va desde los 600 mm (mas seco) hasta los 4,000 mm(muy húmedo). La estacionalidad de las lluvias implica un comportamiento típico de la precipitación, en general el invierno y la primavera llueve menos y suelen presentarse de 2 a 6 meses secos(menos de 60 mm de precipitación). • Los suelos son muy variados debido a la diversidad del material madre, exposición, topografía, edad, uso y clima. Encontramos desde los suelos muy fértiles de las vegas de los ríos, a los pobres de las sabánas y los kársticos de la Península. Las unidades más representativas son los gleysoles, fluvisoles, luvisoles, vertisoles, rendzinas, acrisoles, regosoles, histosoles y latosoles. • La vegetación original actualmente ha sido reemplazada por los aprovechamientos agropecuarios de los suelos. Las selvas ocuparían la mayor superficie, enseguida las sabanas tropicales y la muy diversa vegetación hidrófita en los pantanos, finalmente los manglares en el litoral costero. • En el Sur Sureste concentra el 70% de la biodiversidad nacional. Oaxaca, Chiapas, Veracruz y

Guerrero ocupan los primeros cuatro lugares. También, alberga casi la mitad de la fauna protegida por la legislación mexicana y tratados internacionales y el 60% de la flora endémica y protegida por las instancias mencionadas. Actualmente con el PPP se identifica el llamado Corredor Biológico Mesoamericano en el cual se distribuyen una gran cantidad de especies y endemismo, siendo reconocida entre las cinco regiones en el mundo por su megadiversidad; este corredor comprende las Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo, Campeche, Yucatán, Tabasco, Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Guerrero en México y se prolonga a Centroamérica.

• En 1998 el territorio conocido como Selva Maya comprendido entre México, Guatemala y Belice contaba con 90 diferentes tipos de áreas protegidas: 46 zonas núcleo (compuestas de numerosas Reservas de la Biosfera o Parques Nacionales), 28 zonas de reservas extractivas (compuestas por Reservas de la Biosfera, áreas de protección, parques naturales, zonas de uso múltiple) 3 grandes áreas protegidas propuestas en los estados de Quintana Roo y Yucatán en México, 5 áreas de reservas privadas o comunales, 7 Reservas Marinas y una zona de Reserva Antropológica. Para la interconexión de este vasto complejo de áreas protegidas los científicos encargados de diseñar las actividades de conservación identificaron 32 corredores o zonas de conexión biológica: ocho en Belice, doce en Guatemala y doce en México. Además se definen así 19 áreas prioritarias para la conservación de la Selva Maya. 2.2. Características sociales y demográficas. El territorio de la región sur-sureste se ubica en la franja intertropical mundial y representa el 25.7% de la superficie nacional. Comprende nueve estados: Campeche, Yucatán y Quintana Roo en la Península; Chiapas, Guerrero y Oaxaca en la vertiente del Pacifico; y Puebla, Tabasco y Veracruz en la vertiente del Golfo de México. Tienen en conjunto una superficie de 502,738 kms. cuadrados, comparte también 1,149 kms de frontera con Centroamérica (956 con Guatemala y 193 con Belice). En cuanto a población. Alberga el 23.0% de los habitantes del país. El 43.5% de la población habita en localidades de menos de 2,500 habitantes por lo que es considerada población rural, en comparación con el 19.9% en el resto del país. En cambio, únicamente el 38.4% habita en localidades propiamente urbanas (15 mil habitantes o más) y sólo el 23.7% vive en localidades de más de 100 mil habitantes (contra 67.8% y 54.4% en el resto del país, respectivamente). Lo anterior revela un nivel cualitativamente mayor tanto de población rural como de dispersión poblacional en el sur-sureste. •

Cuenta con un poco más de una quinta parte de la población del país (16’351,441 habitantes) y la tasa anual de crecimiento poblacional es del 2.8% (1980 a 1990), tasa superior a la media nacional (2.6%).

• La población rural continua siendo muy importante (47%), a pesar de la tendencia decreciente y de seguir aplicando un criterio demográfico obsoleto para definir lo rural. Por otra parte, persiste la dispersión de la población en pequeñas localidades (98.7% con menos de 2,500 habitantes). Se considera que la población rural dispersa en la región es prácticamente el doble que en el resto del país La principal fuente de ocupación es la actividad agropecuaria, forestal y pesquera con un 43%. • El 22.5% de la población económicamente activa (PEA) del país realizaba actividades del sector primario (agropecuario, pesca y forestal), mientras que en la región el 32.6% de la PEA es agropecuaria. Entre los estados con mayor porcentaje de PEA en las actividades primarias son Oaxaca con el 51.4% y Chiapas con el 49.5 %. • Un rasgo de particular relevancia es la fuerte presencia indígena en el medio rural. La población indígena representa el 10 % del total nacional. El México profundo, pluricultural y multiétnico prolifera en el Sureste. Los estados de Oaxaca, Chiapas y Veracruz concentran casi la mitad de los indígenas del país (18.1, 14.5 y 14.2%, respectivamente). Desde otra perspectiva, en Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Veracruz el 47.5, 42.5, 43.6, 31.6, 26.4 y 18.2% de la población estatal, respectivamente, forma parte de una alguna etnia. Lengua, cultura, identidad, organización, técnicas agrícolas, de conservación y manejo de los recursos persisten, a pesar de las fuerzas que pretenden aniquilarlas. La gran mayoría de los indígenas viven en los municipios más rurales, con los mayores niveles de marginación; difícil acceso; carencia de servicios; peores tierras para la agricultura; caciquismo; coyotaje en la comercialización y abasto, violación de los derechos humanos, etc. Sujeto social con un papel relevante en la agrícola tropical, antes caracterizado por aportar mano de obra barata, producir alimentos básicos y hoy por incursionar en la agricultura orgánica y en los mercados alternativos con relativo éxito. • El medio rural ocupa los peores índices de calidad de vida, desnutrición, pobreza y marginación social. Los datos a nivel de estados, por municipios y por comunidades rurales indican que a pesar de los procesos de modernización del Sureste en los últimos décadas persiste la brecha con respecto al norte y centro del país.1 Así en 1970: Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Tabasco son estados con marginación muy alta; Quintana Roo, Yucatán, Veracruz y Campeche con

marginación alta. Para 1990 se agrega Veracruz a Chiapas, Oaxaca y Guerrero con marginación muy alta y Tabasco pasa con Campeche y Yucatán a marginación alta, solo Quintana Roo aparece con marginación media.. En el 2000 se mantienen con marginación muy alta los estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz con los peores índices en ese orden; Con marginación alta a Campeche, Tabasco y Yucatán, posesionados en los lugares 8°, 9° y 11° respectivamente y solo Quintana Roo se colocaba en la posición 20° con un marginación media. Por ultimo en el 2005 solo Guerrero, Chiapas y Oaxaca integraban los tres estados del país con marginación muy alta; y dentro de los ocho estados con marginación alta aparecen Veracruz, Campeche, Tabasco y Yucatán ubicados en la 4°, 8°, 10° y 11° posición, mientras que Quintana Roo avanza a la posición 19° en la categoría de marginación baja. Desde otro ángulo de los 386 municipios existentes en el país con un grado muy alto de marginación, 347 están en el Sur-Sureste, es decir casi el 90% de los municipios, siendo Metlatónoc el municipio que ocupa el primer lugar, ubicado en el estado de Guerrero. (CONAPO, organismo que desde 1970 proceda la información censal de la población en términos del Índice de Marginación). • Otro indicador que completa la situación social regional del Sur- Sureste, es el Índice de Desarrollo Humano [IDH]. A nivel nacional, el IDH demuestra que solo Quintana Roo y Campeche se ubican en un grado de desarrollo humano alto. Mientras que Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Veracruz ocupan los últimos lugares en ese orden, a nivel de la región y simultáneamente a nivel nacional para el año 2000. A nivel municipal el IDH muestra asimetrías importantes, agravándose esta situación en aquellos municipios con fuerte presencia indígena. En contraste, a esta situación están aquellos municipios dedicados a actividades industriales, comerciales y turísticas en la región, como Cozumel, Cd. Carmen, Benito Juárez, Mérida, Coatzacoalcos, Puebla, Acapulco, entre otros, donde su IDH, es calificado como muy alto. [CONAPO, 2000] • En cuanto a la población estudiantil su distribución por grados es del 11% en preescolar; 62% en nivel primaria; 15% secundaria; 7% profesional medio y 3% en educación superior. Existen 124 instituciones de educación superior (17% del total nacional) que albergan solo al 12% de alumnos del total nacional. Por su parte, S. Levi et al, destaca otras estadísticas relevantes: a)el porcentaje de alfabetismo entre la población de 15 años o más en el sureste es del 80.8%, contra el 91.7% del resto del país; b)la proporción de la población en edad escolar que no sabe leer ni

escribir también es alta (21% en la región, contra 12% en el resto del país); c)igualmente, en el sur-sureste la proporción de personas de 15 a 49 años que no habla español es de 2.7%, mucho más alta que en el resto del país (0.2%), lo que dificulta su inserción en las actividades productivas mejor remuneradas. Datos sintomáticos del rezago educativo para los años noventas y para la presente década encontramos los siguiente: . • Conserva la gran riqueza petrolera del país (el sur de Veracruz, los mantos petroleros de Tabasco-Chiapas y Sonda de Campeche; a la espera de la solución del conflicto indígena armado esta en reserva la extracción en la Selva Lacandona y Norte de Chiapas). Genera el 90% de la producción nacional de petróleo y gas; también el 100% de las exportaciones petroleras; así mismo, cuenta con las grandes reservas petroleras identificadas del país. Precisamente el petróleo constituye el sostén de la frágil economía nacional y es un factor de deterioro ambiental y de conflictos sociales en el medio rural del Sureste. Incorporar Nuevos datos Jacobo. • Por otra parte, en décadas pasadas, el trópico fue un territorio que recibió población, desde los cincuentas y sesentas, como parte de los procesos de colonización de las tierras cálido-húmedas y planes de desarrollo agropecuario; en los setentas y ochentas la actividad petrolera también atrajo migrantes. Por el auge turístico de la Riviera Maya del Caribe persiste hasta la fecha la atracción de población a Quintana Roo, estado donde el 60% de la población ha llegado de otras entidades. En la actualidad para el resto de la región y sobretodo en el medio rural el proceso se reinvierte al ser considerada como zona de expulsión de la población a los centros urbanos y el inicio acelerado de migrantes a los Estados Unidos.

2.3. Características económicas. El polémico texto “EL SUR TAMBIÉN EXISTE: UN ENSAYO SOBRE EL DESARROLLO REGIONAL DE MÉXICO” de E. Dávila, G. Kessel y S. Levy*(1999) narra que : “El 1° de enero de 1994 Chiapas sorprendió a México y al mundo. La entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, prueba inequívoca de un México dispuesto a entrar de lleno a la modernidad coincide, no casualmente, con el descubrimiento, para muchos, de un México desconocido y, para otros, constancia del olvido, pobreza y marginación .... Con el inicio del conflicto

armado en Chiapas se hizo patente la gravedad de la problemática socioeconómica de la entidad. Esta situación es compartida, en alguna medida, con el resto del sureste del país, región abundante en recursos naturales y con un rico acervo histórico pero que, a finales del siglo XX, no había logrado vencer el lastre del subdesarrollo”. Por si fuese poco, años más adelante, un estudio del ITSM (2005) menciona que la apertura económica ha venido acompañada de un proceso de polarización regional en detrimento del SurSureste. El grueso de las exportaciones no petroleras se origina en el norte del país, mientras que la participación del Sur-Sureste es mínima. De la misma manera, el grueso de la Inversión Extranjera Directa (IED) en manufacturas se ha concentrado en el norte, mientras que en el Sur-Sureste es casi nula. Ambos factores han contribuido a configurar un patrón de crecimiento económico con tasas superiores al promedio nacional en el norte del país y muy por debajo del promedio nacional en el Sur-Sureste. Asimismo, el Sur-Sureste es menos sensitivo que el norte y centro del país al ciclo económico de los Estados Unidos, por lo tanto, en periodos de auge de la economía norteamericana el sur-sureste es la región que menos se beneficia, pero cuando también cuando entra en recesión resulta la menos afectada. A nivel de bienes y servicios, se confirma la limitada inserción del Sur-Sureste en el dinamismo exportador. La región participa en la exportación con pocos productos agropecuarios y de bajo valor agregado como frutas frescas, camarón congelado, café en grano y extractos de café, muebles de madera y aguardientes. “En suma, el papel que el Sur-Sureste ha jugado en la reorientación de la estrategia exportadora del país es mínimo y los benéficos que ha capturado son nulos.” (ITSM, 2005). La especialización económico-productiva del Sur-Sureste se conforma por 4 actividades básicas: minería (extracción y refinación de petróleo y gas), energía (generación de electricidad), productos agropecuarios tropicales y turismo. La importancia estatal de cada una es diferenciada. • El desarrollo de la industria petrolera en los estados de Campeche, Tabasco, Chiapas y Veracruz refleja ventajas comparativas asociadas a la existencia del recurso primario. El gran reto es lograr que dicha industria se convierta en detonante de cadenas productivas y del desarrollo de clusters

en petroquímicos que permitirían mayores beneficios para la región. La generación de energía eléctrica en Chiapas y Veracruz también se asocia con la existencia del recurso fijo (importantes cuencas hidrológicas) y el desarrollo de grandes obras de infraestructura, el cual desafortunadamente tampoco se ha traducido en beneficios para la región. • El sector agropecuario de Veracruz, Chiapas y Oaxaca sigue siendo importante a nivel nacional. El primero destaca por la producción de cereales, frutas y caña de azúcar, así como en la pesca, mientras que los otros dos destacan por la producción de café. Chiapas es el primer productor y exportador mundial de café orgánico. • Se ha desarrollado un sector turístico de alta rentabilidad y alto rendimiento, principalmente en Quintana Roo (Cancún) y en menor medida en Guerrero (Acapulco e Ixtapa) y Veracruz, sobre la base de los atractivos naturales y el desarrollo de importantes obras de infraestructura. En todos los casos la actividad turística genera empleo e ingreso. En el Sur-Sureste se genera el 39 % de los ingresos nacionales por servicios de hotel. Quintana Roo genera el 21 % con tan solo el 9 % del personal ocupado. En general, el sector tiene un gran potencial para convertirse en detonante de clusters especializados y encadenamientos con toda una diversidad de ramas comerciales y de servicios que permitirían un efecto de derrama local muy importante. Los centros turísticos de relevancia son en su mayoría rutas y circuitos controlados por empresas transnacionales y turísticas internacionales, que han explotado con bastante éxito los atractivos escénicopaisajísticos, y los sitios arqueológicos y coloniales de la región. Entre éstos se encuentran: el "Triángulo del Sol" en Guerrero -Taxco, Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo-; en Oaxaca, Puerto Escondido, Bahías de Huatulco y la capital del estado; en la península de Yucatán, el corredor Cancún-Tulúm y las rutas arqueológicas identificadas como el "Mundo Maya"; y en Chiapas los sitios arqueológicos y parques ecoturísticos de Palenque, Cascadas de Agua Azul, Lagunas de Montebello, el Cañón del Sumidero, entre otros. El turismo al que se han orientado estos lugares, proviene sobre todo de Estados Unidos, Europa y Japón [Gasca, 2002]. • Finalmente, solo Veracruz tienen algunas ramas manufactureras que destacan nacionalmente. Las ramas del sub-sector de alimentos y la petroquímica. Atendiendo a la productividad laboral – como indicador de competitividad– de las ramas manufactureras en las que el Sur-Sureste

mantiene una participación visible a nivel nacional, destacan por su productividad superior al promedio y son las siguientes: en el sub-sector de alimentos están las ramas de lácteos (Veracruz), cereales (Veracruz y Yucatán), y aceites y grasas (Veracruz y Yucatán); textiles de fibras duras (Yucatán); en el sub-sector de metales básicos están las de hierro y acero (Veracruz) y la de tubos y postes (Veracruz); las ramas de sustancias químicas y la petroquímica básica (Veracruz) y la refinación de petróleo (Veracruz y Oaxaca). El potencial económico del Sur-Sureste se concentra en los sectores extractivo y turístico, en donde sin duda tiene importantes ventajas comparativas y competitivas. Sin duda, esos sectores pueden convertirse en la base para impulsar el crecimiento de otras actividades mediante la consolidación de cadenas productivas y la creación o fortalecimiento de clusters especializados. El gran reto es lograr que la especialización de la región genere más derramas económicas en beneficio de la misma. • Los resultados del análisis comparativo de la competitividad de las entidades del país realizado por el ITSM (2005) muestran un escenario heterogéneo. Por una parte, Oaxaca y Chiapas ocupan las dos últimas posiciones de acuerdo al índice general. En la parte más baja del ordenamiento también se encuentran Guerrero con la posición 27 y Veracruz con la posición 24. A la mitad del ordenamiento se encuentra Yucatán y Tabasco posicionados en los lugares 17 y 18, respectivamente. Mientras que los mejor posesionados son Campeche y Quintana Roo ubicados en la 4° y 8° posesión, respectivamente. 2.4. La integración nacional, desarrollo regional desigual y políticas publicas. •

Las vías de comunicación en una mirada a la cartografía nacional podemos observar en el sistema ferroviario, independiente de su crítica situación, que amplias zonas de Guerrero y Oaxaca están desconectados de la red y la Costa de Chiapas solo de manera indirecta. Asimismo, destaca la ausencia de ejes costeros hacia el norte del Golfo de México, lo que se traduce en que toda la carga del sureste y de la Península de Yucatán tenga que pasar por el centro del país para acceder al mercado de Estados Unidos. Además de los problemas de congestión, esta estructura implica que el transporte ferroviario de las exportaciones

provenientes del sureste hacia Estados Unidos y Canadá deba subir la carga del nivel del mar a más de 2,500 metros, para después bajarla nuevamente. Algo semejante se repite con las carreteras, no se tienen autopistas de cuatro carriles que atraviesen completamente el norte del Golfo de México, ni en el sur del Pacífico, tampoco en las zonas costeras de la Península de Yucatán y sur del Golfo de México, éstas no forman un eje integrado. En términos genéricos encontramos: a) una saturación en la zona centro y obliga a que las exportaciones del sureste pasen por el centro del país a un elevado costo debido a la orografía de la zona y al congestionamiento; b) dificulta el uso alterno de los puertos de Veracruz, Tampico y Altamira en el Golfo de México, y de Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Salina Cruz, en el Pacífico; c) limita el potencial de los ejes costeros del sur del Golfo de México y de Chiapas; d)deja prácticamente sin alternativas de transporte a la producción manufacturera y agropecuaria de las costas de Guerrero y Oaxaca; y e)por lo que toca a la infraestructura carretera, limita también el desarrollo turístico de las costas de Guerrero y Oaxaca, que cuentan con grandes atractivos naturales e infraestructura poco aprovechados. •

La infraestructura hidro-agrícola. La distribución regional de las inversiones federales en infraestructura hidroagrícola ha beneficiado principalmente al norte del país. Desde inicios de la segunda mitad del siglo pasado opera una estrategia para el aprovechamiento hidráulico de las zonas áridas y semi-áridas. La estrategia consistió principalmente en la construcción de grandes distritos de riego, a partir de presas de almacenamiento que sirvieron para la generación de energía eléctrica y la prevención de inundaciones. Una parte integral de la misma estrategia fueron las acciones orientadas a promover el desarrollo agrícola, que incluyeron la fijación de precios de garantía uniformes para los productos agrícolas y otros medidas que han inhibido el desarrollo agropecuario del sureste. Con la realización de estas obras y los apoyos otorgados, los estados del norte de la República se convirtieron en grandes productores de granos, hortalizas y ganado bovino. Así, de un total de 6.3 millones de hectáreas de irrigación en el país, 3.3 millones (52.2%) están en el norte, 2.4 millones (38.4%) en el centro-bajío y sólo 0.6 millones (9.4%) en el sureste.



Subsidios y tarifas publicas. En otros países los costos de transporte inducen la aglomeración de las industrias alrededor de los centros donde se producen los insumos, en México ocurrió el fenómeno contrario, la industria se aglomeró cerca de los mercados finales.



Acorde con la política de infraestructura, el sustancial subsidio a la tarifa eléctrica para bombeo agrícola ha beneficiado principalmente a la región norte del país, anulando en gran medida la ventaja comparativa del sureste en cultivos intensivos en el uso del agua. Lo anterior tiene efectos negativos en términos de eficiencia y en términos de equidad, por cuanto se dirige principalmente a los productores de más altos ingresos. Se estima que en 1999 los agricultores ubicados en 4 estados del centro y norte (Guanajuato, Sonora, Chihuahua y Coahuila) captaron más del 52 % de los subsidios implícitos otorgados a través de la tarifa eléctrica de bombeo, mientras que los estados del sureste sólo captaron el 2.7%. Dicho subsidio es muy importante: en 1999 su monto supero en casi 80% al presupuesto federal de ese mismo año del principal programa de fomento rural en el país (la Alianza para el Campo).



Por otro parte, la política de subsidios a la agricultura también ha tenido un profundo impacto sobre la distribución geográfica de la producción. Durante décadas la conjunción de un régimen comercial muy protegido y la intervención del Estado en la comercialización a través de la fijación de precios de garantía discriminó al sureste, en tanto subsidio fundamentalmente a los granos básicos, productos en los que el centro y norte del país tienen ventajas comparativas. En la distribución regional de los subsidios federales a la comercialización de granos destaca que los estados del sureste sólo absorbieron, entre 1996 y el año 2000, en promedio el 8.6% de los recursos federales canalizados para estos propósitos, a pesar de contar con el 44.6% de la población rural, el 22.5% de la producción agropecuaria y 35.9% de la superficie de labor.

En cuanto a los Proyectos de desarrollo regional en el Sur-Sureste. El problema de los desequilibrios regionales del país, es que no ha existido una estrategia de articulación territorial, que permita un desarrollo más equilibrado y justo, para el conjunto de las regiones en México. Los proyectos de carácter regional impulsados por el Gobierno Federal, desde los cincuenta del siglo pasado, han evidenciado, el carácter aislado, fragmentado y coyuntural de la planificación territorial [Gasca, 2002], privilegiando las políticas sectoriales y asistencialitas, sobre la problemática regional.



En este marco, han operado iniciativas que de manera coyuntural o aislada, se propusieron llevar a cabo proyectos de desarrollo en la región Sur-Sureste. La puesta en marcha de proyectos desde la década de los cincuenta, obedecen en su mayoría a las estrategias de política económica. Destacan, conforme al recuento de Gasca [2002], el programa de las Cuencas Hidrológicas, especialmente, los proyectos de la Comisión del Papaloapan [1947] y la Comisión del Grijalva [1951]. Gracias a ambos proyectos se llevo a cabo la construcción de presas que contribuyeron al desarrollo de la agricultura comercial, la generación de energía eléctrica, y la creación de distintos distritos de drenaje en la región. Más tarde se crea el Plan Chontalpa [1966], el Programa de Reordenación Henequenera y Desarrollo Integral de Yucatán [1982-1985], el Programa de Desarrollo Rural Integral de las Mixtecas Alta y Baja Oaxaqueñas [1984-1988], el Programa de la región Sureste [1982-1986], el Plan Chiapas, el Plan Guerrero y el Plan Puebla, estos tres últimos durante el periodo de 1984-1988 y de cuyos resultados existe escasa información, sobre todo en cuanto a sus impactos regionales.



En materia asistencialista albergó a la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Grupos Marginados en 1977 [COPLAMAR] y el Programa Nacional de Solidaridad [PRONASOL]. Este último, dio prioridad en la región, a zonas como las mixtecas oaxaqueñas, la selva lacandona, y la huasteca veracruzana. En 1999, entró en operación el Programa Nacional de Atención a Regiones Prioritarias, este programa se propuso coordinar acciones de desarrollo social, orientando sus recursos a 91 regiones, calificadas como de alta marginación. Para el SurSureste, se incluyeron las áreas de la Cañada Norte, Selva Norte, Sierra y Costa de Chiapas; la zona maya de Campeche y Quintana Roo; la Región Oriente y litoral en Yucatán; Filo mayor/Sierra, Montaña, y Costa Chica en Guerrero; Costa Chatina, Istmo, MazatecaPapaloapan, Sierra Juárez y Mixteca en Oaxaca; Sierra Norte y Mixteca en Puebla, y Sierra de Soteapan, Valle de Uxpanapa y Sierra-Negra Zongolica en Veracruz. A este tipo de programas, se suma en la administración Foxista el Programa de Desarrollo para 250 Microrregiones, su objetivo es el combate a la pobreza, en aquellas áreas identificadas como de mayor marginación [SEDESOL; 2001]. De los 476 municipios considerados en este programa, más de las tres cuartas partes se ubican en los nueve estados del Sur-Sureste.



Por la posibilidad de generar un proyecto de comunicación interoceánica, el Istmo en la región, desde el Porfiriato hasta el PPP, ha merecido especial atención para el capital,. No obstante, no pudo culminarse, gracias a la relevancia que tomo el canal del Panamá durante el siglo XX. Sin embargo, el proyecto ha resurgido mostrando inquietud durante las administraciones de Echeverría [1970-1976], López Portillo [976-1982], Salinas [1988-1994], Zedillo [1994-2000], y Fox [2000-2006], bajo distintas versiones del proyecto, -Comisión Coordinadora para el Desarrollo del Istmo de Tehuantepec, Proyecto Alfa-Omega y Programa de Desarrollo Integral del Istmo de Tehuantepec-. La carencia de recursos públicos, la escasa expectativa de la inversión privada, y la falta de consensos entre los grupos de poder local -mixes, zoques, mixtecos y zapotecos- han obstaculizado su ejecución.



Las Cadenas Productivas Prioritarias del Trópico. Agregar Documento Carrasco

2.5. Características del sector agropecuario. A pesar de los grandes esfuerzos realizados por las instituciones gubernamentales, la iniciativa privada y los productores, la agricultura no ha logrado ser la fuente de satisfactores, ingresos y empleos que sustente el mejoramiento constante de la calidad de vida de la sociedad rural de las zonas tropicales. •

De acuerdo con el VII Censo Agropecuario (ultima información censal) e incluyendo la producción total de los estados de Veracruz y Oaxaca (INEGI, 1994) la superficie destinada a la agricultura en la región sureste del país es de 10' 037,615 ha, y corresponde al 5.66% de la superficie agrícola nacional. De ésta el 97% es de temporal, porcentaje mayor a la media nacional (81.9%).



En el Sur Sureste se produce el 100% del cacao, del hule, del agave mezcalero e higuerilla; el 98% de la piña; el 93% del café cereza; el 91% del tejocote; el 89% del mamey; el 83% de la yuca; el 80% de cítricos; el 78% de la papaya(el 74% de la maradol y el 70% de la roja); el 78% del plátano, el 73% de la toronja; el 71% de la copra; el 69.2% del mango el 64% de la mandarina, el 62% de la caña de azúcar, el 61% del arroz palay, el 57% del cacahuate, el 52%

de la naranja y cerca del 47% del tamarindo. También chicozapote (93.1%), zapote mamey (69.2%) y aguacate (4.5%), etc. •

El Sur Sureste esta peor dotado de profesionales que el resto de la República y sus profesionales están peor pagados que el promedio nacional. Solo el 17.2% de los profesionales del país residían en la región Sur Sureste (le correspondería el 28% según su población). El 52% se localizaba en Veracruz (31.6%) y Puebla (21%). El numero de profesionales por cada 10 mil habitantes en el Sur Sureste esta por debajo de la media nacional (233). Chiapas, Oaxaca y Guerrero tienen menos del 50% de profesionales por cada 10 mil habitantes que la media nacional (88, 89 y 116, respectivamente). En todos los estados de la región, excepto Quintana Roo y Tabasco, el porcentaje de profesionales con ingresos menores de dos salarios mínimos es mayor que el promedio nacional. En el otro extremo, en todos los estados de la región, excepto Quintana Roo, el ... por ciento de profesionales con ingresos superiores a los diez salarios mínimos es inferior al promedio nacional.



Respecto a los cultivos anuales que se producen en la región destacan, por su mayor extensión el maíz con 2' 017 994 ha (70% de la superficie agrícola del sureste), el frijol con 253 498 ha, el arroz 42 284 ha y el chile con 22, 078 ha, que por su naturaleza forman parte de la canasta básica del mexicano.



El patrimonio forestal de México para 1994 estaba cuantificado en 44.2 millones de ha, de las cuales 34.1% corresponden a la selvas medianas y altas de las áreas tropicales. La producción forestal de ese mismo año fue de 510 000 m3 de madera en rollo, lo que representó el 10% de la producción nacional.



El sector agroindustrial juega un papel importante por la adición de valor agregado la producción agropecuaria regional, tal es el caso del café, cacao, cítricos, copra, caña de azúcar y arroz, pero las exportaciones de manufacturas son aun insignificantes, lo que marca fuertemente la necesidad de desarrollar éste sector.



La participación del sector agropecuario y forestal en el producto interno bruto regional es del 14%, casi el doble que en el caso del PIB nacional(8%). Ello también refleja el gran peso de la agricultura regional en la economía.



El fin de la pujanza de las plantaciones tradicionales orientadas a la exportación como el café, cacao, plátano, cítricos y henequén. Tales sistemas productivos enfrentan graves problemas por la caída de los precios internacionales, en todos ellos existen crisis profundas que generan malestar social. Lo mismo sucede con las plantaciones orientadas a la producción de materias primas que exige la industria nacional, como la caña y la copra; la inesperada expropiación de casi la mitad de los ingenios ha tomado por sorpresa a todos el sector productivo. La incertidumbre también hace presa en los cultivos alternativos: ni la papaya, ni la sandia y ni otros frutales tropicales han llenado las expectativas. En cuanto a cultivos básicos el panorama tampoco es halagador, a pesar de que el sureste produce arroz, ajonjolí, maíz y fríjol con el 55, 20, 17 y 9% de la cosecha nacional, respectivamente.



Destaca la creciente participación en la producción nacional de carne bovina y de leche; también en la producción de miel, el despegue de los porcinos, ovinos, aves y huevos. Siendo la ganaderización bovina extensiva el modelo rector que hoy es cuestionado en términos ambientales, sociales y económicos. Para 1997 el Sur Sureste aportaba el 22% de las cabezas de ganado vacuno sacrificado en el país, el 26% del ovino y el 30% del cerdo. La crisis bovina en los últimos años genera un proceso de depuración de ganaderos y la aplicación de técnicas menos extensivas y más apropiadas y el despegue de la crianza de borregos. Para los mercados locales y el autoconsumo la ganadería campesina de especies menores en traspatio cobra significativa relevancia en éstos tiempos de crisis.



Por último, a pesar, de sus largos litorales, salvo Puebla, tanto en el Golfo y el Caribe, como en el Pacifico, (3,513 km de costas) e infinidad de lagunas, pantanos y ríos la pesca es una actividad tradicional y olvidada, apenas aporta el 26% de la producción nacional. Asimismo, no se aprovecha el gran potencial acuícola en la amplia red hidrológica. La producción pesquera se concentra en Veracruz (40% de la producción regional), Tabasco y Campeche (ambos suman

33%). La baja producción pesquera se debe, entre otras razones, a la poca infraestructura industrial y al sacrificio del sector por parte del gobierno en los tratados de libre comercio. Las principales limitantes que han frenado el desarrollo del sector agropecuario son: a)Los bajos precios internacionales y nacionales de los productos agrícolas tropicales. b)La competencia desleal por mano de obra con el sector petrolero, que incrementa los costos de producción agrícolas al pagar salarios más altos. c)Manejo tecnológico inapropiado para la producción agrícola sustentable en ambientes tropicales. d)Manejo deficiente del riego y drenaje respecto a la inestabilidad del temporal (presencia de sequías o concentración de lluvias en periodos inesperados). d)Falta de accesos permanentes y aislamiento de zonas productoras y baja capitalización de los productores. e)Pérdidas de cosechas por alta incidencia de plagas y enfermedades y desconocimiento del manejo apropiados de las mismas. f)Uso ineficiente de agroquímicos. g)Ineficiencia en la asesoría técnica y capacitación. h)Polarización en la tenencia de la tierra. i) Escasa vinculación del sector productivo con las instituciones educativas, de investigación y desarrollo tecnológico. En consecuencia, las tendencias de largo plazo para el sector confirman nuestras observaciones de campo que configuran lo que se ha denominado “la nueva ruralidad”: a) Aún cuando la agricultura sigue siendo importante en el medio rural las oportunidades locales de empleo están decreciendo significativamente, por lo tanto, crece la importancia de los ingresos extra-agrícolas en las familias campesinas y un alto porcentaje de la población rural no son productores y carecen de tierras. b) La creciente migración, sobretodo de los jóvenes refuerza el envejecimiento y feminización de la población dedicada propiamente a labores del campo. c)La dispersión de la población rural encarece y dificulta la provisión de bienes y servicios a las comunidades rurales y el establecimiento de la infraestructura productiva, con todo ello se restringe la inversión privada. d) Si la agricultura esta dejando de ser la columna vertebral en el campo, las acciones encaminadas al desarrollo rural deben revisarse, urge un modelo multi-sectorial e integral. En síntesis, ante una heterogénea población rural con intereses diferenciados, las políticas sectoriales son insuficientes y obligan a replantear estrategias plurales de desarrollo rural. 3. ANALISIS FODA

Intercalar doc Carrasco

4. CONCLUSIONES Las zonas tropicales, a nivel mundial y nacional, son regiones estratégicas por su biodiversidad; por el reservorio de material genético; por el vasto potencial agropecuario, forestal, acuícola, alimenticio, medicinal, hidrológico y energético y por su gran riqueza cultural. Sin embargo, todo ello lo estamos destruyendo aceleradamente aún cuando no las conocemos y nosotros necesitamos crecer para hacer más de lo que hasta ahora hemos logrado. Por su parte, el sector agropecuario y forestal en las zonas tropicales se desenvuelve en la contradicción de reducir la rentabilidad, originada principalmente por la falta de sustentabilidad, altos costos de producción, y una demanda globalizante de productos agropecuarios con bajos precios, entre otros factores, con lo que se vislumbra un panorama agropecuario difícil y el de convertirse en la opción ocupacional, de alimentos e ingresos para un gran sector de la población rural y en aportar un conjunto de bienes y servicios a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, la formación de recursos humanos aparece como una alternativa, por lo que los programas de licenciatura y postgrado en ciencias agropecuarias, deben reorientarse para que su desempeño científico y tecnológico esté acorde con las nuevas demandas regionales de desarrollo y para que responda oportunamente a las tendencias que marca el mercado y las políticas gubernamentales. En éste contexto de riqueza, pobreza y vacíos institucionales y con un creciente rezago educativo, científico y tecnológico en la agricultura de las zonas tropicales, Chapingo por su trayectoria y prestigio académico tiene una gran oportunidad para disputar el liderazgo en el trópico mexicano. Debemos aspirar a ser una universidad líder, comprometida con la formación de profesionales de vanguardia, con valores éticos y humanísticos, conciencia ambiental y social, mentalidad emprendedora y compromiso de servicio hacia los demás. Un acierto en este camino es el plan de

estudios de la CIAEZT que enfatiza una concepción de la agricultura como actividad humana; basado en las exigencias del sector agroalimentario y de la sociedad rural y urbana; diseñado para formar un agrónomo capaz de entender las causas, consecuencias e interrelaciones de los complejos procesos ambientales, tecnológicos y socioeconómicos que intervienen en la agricultura tropical sustentable. Nos guiamos por los principios filosóficos que rezan: “del aprehender haciendo” y "producir conservando y conservar produciendo". Es decir, que la generación, transferencia y apropiación de la ciencia y tecnología y la formación de recursos humanos logren un balance entre producir con consideraciones ambientales y conservar la naturaleza con consideraciones de producción de bienes y servicios que mejoran la calidad de vida del productor, de los habitantes de las zonas tropicales y de los consumidores finales. La URUZOT en este sentido es una alternativa necesaria y urgente. Con ésta breve sinopsis por las zonas tropicales del sur-sureste mexicano, sus recursos, su agricultura, su patrimonio cultural, su gente y sus retos educativos, de formación de recursos humanos y de investigación agronómica, permite justificar plenamente la creación de una Unidad Regional Universitaria para las Zonas Tropicales de la Universidad Autónoma Chapingo.