Desarrollo sostenible por y para las personas

CUMBRE DE LA TIERRA RÍO+20 RÍO DE JANEIRO-20 AL 22 DE JUNIO SIGUE LA COP EN www.fundacion-ipade.org/sostenibilidad IPADE en la senda hacia Río+20 y...
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CUMBRE DE LA TIERRA RÍO+20 RÍO DE JANEIRO-20 AL 22 DE JUNIO

SIGUE LA COP EN

www.fundacion-ipade.org/sostenibilidad

IPADE en la senda hacia Río+20 y el escenario post-2015 En la ciudad brasileña de Río de Janeiro (20-22 Jun), bajo el lema “Río + 20: El futuro que queremos”, Naciones Unidas revisará los compromisos alcanzados en la cumbre de la Tierra, foro multilateral sobre Desarrollo Sostenible, celebrado en esta misma ciudad en 1992. Río+20 reunirá a más de 50.000 personas entre líderes políticos, expertos/as del mundo científico, periodistas, Organizaciones No Gubernamentales (ONG), movimientos sociales, etc. con el objetivo de renovar el compromiso político para detener la crisis ambiental y apostar por un futuro digno para toda la humanidad. El éxito de esta es imprescindible para que millones de personas, que viven en condiciones de pobreza, puedan optar por un futuro digno. Sin embargo, en un planeta seriamente degradado, donde una minoría rica es responsable de una huella ecológica insostenible, estamos aún muy lejos de alcanzar este reto.

Desarrollo sostenible por y para las personas Fruto de Río 92 surgieron diferentes herramientas para avanzar hacia un contexto socio-político y económico que nos permita vivir sin sobrepasar los límites del planeta: el Programa de la Agenda 21 y la creación de las Convenciones de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, CMNUCC1), Diversidad Biológica (Convenio Sobre la Biodiversidad Biológica, CDB2), y Desertificación (Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la

Desertificación, UNCCD3). Sin embargo, las acciones emprendidas hasta el momento son evidentemente insuficientes para lograr el objetivo adoptado en Río 92 de alcanzar el “Desarrollo Sostenible”4. En estos 20 años, bajo el paradigma del Desarrollo Sostenible, se ha llamado la atención sobre la necesidad de racionalizar el uso de los recursos naturales y los efectos de la presión demográfica, para no sobrepasar los límites de nuestros

1.http://unfccc.int 2.http://www.cbd.int/ 3.http://www.unccd.int 4.definido como “la satisfacción de las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones http://worldinbalance.net/intagreements/1987-brundtland.php

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¿Se puede decir que hemos avanzado en la protección del medio ambiente y que después de estos 20 años de historia de las Convenciones de Río vivimos mejor? Más bien todo lo contrario: la exclusión social y las desigualdades se han hecho cada vez más profundas; los ecosistemas siguen degradándose por la contaminación; la biodiversidad terrestre y marina desaparece por la sobreexplotación; los suelos se degradan y el cambio climático ya causa graves impactos a las poblaciones más vulnerables. Evidentemente, no se han logrado los grandes objetivos planteados en Río 92 para frenar la crisis ambiental y la lucha contra la pobreza. Entonces, ¿qué queremos lograr en Río+20?

ecosistemas. Pero este concepto ha pasado de ser el pilar central de la agenda a ser un término esgrimido para justificar la incoherencia de políticas o la puesta en marcha de políticas adversas para el medio ambiente y socialmente injustas. Así por ejemplo, amparándose en el desarrollo sostenible, algunas multinacionales y gobiernos han promovido prácticas insostenibles como la deforestación para la expansión de monocultivos para agrocombustibles o la ganadería intensiva, la destrucción de las costas por el urbanismo, etc. Por eso es necesario retomar este concepto, en la medida en la que ofrece una base legítima para transformar el modelo actual e integra factores sociales, ambientales y económicos. En un contexto en el que la Agenda Internacional se está privatizando, reclamar la esencia de conceptos tan básicos no es una cuestión baladí.

En IPADE pensamos que es una ocasión crucial para que se tomen en cuenta las necesidades y propuestas de la ciudadanía. Río+20 debe ser una cumbre en la que se alcancen compromisos políticos ambiciosos para adoptar de manera urgente soluciones reales y eficaces a la crisis ambiental y social. Para ello, proponemos que se defina un marco de gobernanza internacional multilateral que garantice la transparencia, impulsado por Naciones Unidas de forma inclusiva, participativa y equitativa. Consideramos que la participación real y efectiva de la sociedad civil contribuirá de manera decisiva a reforzar dicha gobernanza y su transparencia. También contribuirá a la toma de decisiones que tengan en cuenta los conocimientos tradicionales y mejores prácticas y valores que sustentan verdaderamente el cuidado de nuestro planeta. Y, además, contribuiría a avanzar hacia la coherencia de políticas y el logro de la justicia socio-ambiental.

Bajo el pretexto de articular las agendas internacionales en materia de medio ambiente y desarrollo, las negociaciones de Río+20 pretenden situar en el centro del debate la llamada Economía Verde, entendida como la encrucijada entre medio ambiente y economía. Un sistema donde las actividades productivas sean más respetuosas con el medio ambiente, que genere empleo verde decente, una economía, en definitiva, compatible con el Desarrollo Sostenible. Pero cuando en este contexto se habla de Economía Verde ¿se está apostando realmente por un cambio de paradigma o se pretende aplicar una simple capa de maquillaje “verde” para continuar justificando el modelo de producción y consumo ilimitado que ha originado esta crisis ambiental y social?

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Las debilidades del proceso Río+20 El Borrador Cero que se está negociando previamente a la cumbre no cuestiona ni plantea una redefinición real del modelo de desarrollo, sustentando sus propuestas sobre modelos de producción y consumo que ya se ha demostrado que están obsoletos y que perpetúan las injustas relaciones de poder existentes. En este sentido, esperamos que a pesar

de la falta de reflexión, los Estados sí sean capaces de asumir sus responsabilidades sobre los orígenes de la crisis socio-ambiental y alcancen compromisos coherentes con la gravedad de la situación y medidas legales vinculantes que respondan a la urgencia del problema, definiendo una hoja de ruta con metas concretas para ser aplicadas a nivel nacional.

Los elementos clave de Río+20 La agenda y los contenidos de la conferencia se han articulado alrededor de dos grandes ejes: la Economía Verde y el Marco Institucional para el Desarrollo Sostenible y siete áreas prioritarias. Asimismo, a lo largo de las negociaciones previas se han ido incrementando las expectativas hacia la definición de una hoja de ruta para el establecimiento de unos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

GOBERNANZA GLOBAL El eje del Marco Institucional para el Desarrollo Sostenible de Río+20 persigue redefinir la arquitectura internacional de cara a mejorar la gobernanza y aumentar la efectividad de las acciones emprendidas para proteger el medio ambiente. Se plantean varias opciones sobre cómo se debe dar continuidad a este objetivo en Naciones Unidas e instituciones como el ECOSOC5, el Plan de Implementación de Johannesburgo o los Programas de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Existen al respecto precedentes de otros organismos de Naciones Unidas, como el Comité de Seguridad de la FAO que pueden servir como guía de buenas prácticas para el proceso de Río. Frente a la inacción y los intereses contrapuestos de los Estados, Naciones Unidas es un actor imprescindible para mediar en la negociación multilateral. Por ello, los cambios en la arquitectura de la gobernanza internacional requieren de una reflexión profunda, y deben tener como objetivos:

1

Optimizar los recursos con los que contamos para la gobernanza internacional, fomentando la coherencia entre actuaciones e instituciones e integrar la perspectiva ambiental en todos los mecanismos internacionales;

2 3 4 5

Debe ser robusto frente a los procesos contrarios o regresivos, con capacidad para decisiones vinculantes; Estudiar la capacidad de sanción; Cumplir los principios de equidad y de subsidiariedad6

transparencia,

Incrementar el nivel de ambición de los objetivos y contribuir a fortalecer la forma legal de los acuerdos alcanzados

La Comisión de Desarrollo Sostenible requiere una revisión, reforzándose su papel mediante su transformación en Consejo de Desarrollo Sostenible, donde intervengan no solo agentes ambientales, sino también económicos, sociales y muy especialmente de desarrollo. Consideramos que el papel de las Organizaciones No Gubernamentales es fundamental para garantizar la gobernanza internacional en materia de desarrollo y medio ambiente, debiendo poder tomar parte en las negociaciones y emitir su opinión experta en las decisiones de carácter vinculante.

5. Consejo Económico y Social 6. Entendiendo éste como el ejercicio del derecho de autodeterminación de cada una de las partes integradas en el sistema o en una organización y el reconocimiento de que cada una de las partes tiene derecho propio a participar y organizarse en función de sus intereses. Bajo este principio, a un Gobierno no se le puede exigir lo mismo que a una empresa, ni a las empresas lo mismo que a la sociedad civil.

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ECONOMÍA VERDE JUSTA. DEL CONCEPTO DE CAPITALISMO VERDE AL VERDADERO CAMBIO DE PARADIGMA Con el paso del tiempo, en la búsqueda de soluciones para garantizar la sostenibilidad, ha ganado importancia el concepto de “Economía Verde”. Pero lejos de suponer la transición de un sistema injusto e inviable hacia un modelo realmente sostenible, esta idea también está siendo desvirtuada por los poderes económicos con el fin de justificar y perpetuar el modelo de crecimiento actual. No podemos hablar de sostenibilidad si seguimos aumentando la presión sobre los ecosistemas para mantener los actuales niveles de producción y consumo e incrementando las desigualdades sociales.

En este sentido, IPADE se une a la voz de cientos de organizaciones que cuestionan el proceso de Economía Verde visto como una nueva etapa del capitalismo “maquillado” de ecológico. Y pedimos una Economía Verde que tome en cuenta los límites del planeta, fomente la resiliencia7 y los valores culturales y conocimientos asociados a los ecosistemas. Un sistema justo y sostenible que incorpore la trazabilidad de los productos y estimule los circuitos comerciales locales, el Comercio Justo, la agroecología y el consumo responsable frente al derroche y el consumismo.

En este sentido, es inadmisible que medidas como las iniciativas arancelarias o fiscales para fomentar el comercio local, sean calificadas por los documentos de discusión de la cumbre de Río como “barreras comerciales” al libre comercio. Tampoco podemos mantener las ayudas o incentivos nocivos para el medio ambiente o incoherentes con el logro de la justicia social. En contraposición, se deben bonificar fiscalmente las buenas prácticas y las iniciativas empresariales a pequeña escala. Por lo tanto, lo que se debe abordar en Río+20 es un verdadero cambio de paradigma económico. El texto final debería proponer que el sistema económico se basara en los pilares de la equidad, la justicia social, la fiscalidad verde, la transparencia, el empleo verde decente y la igualdad de género, bajo un sistema de gestión y control público. No entendemos una Economía Verde que no sea pública y democrática y mida el desarrollo en base al bienestar y no únicamente el crecimiento. En este sentido debe fomentarse la internalización de los costes socio-ambientales, la aplicación efectiva de los Derechos Humanos (DDHH) y la utilización de indicadores para medir el desarrollo que tomen en cuenta cuestiones como la calidad de vida, el nivel de felicidad o el “Buen Vivir”.

7. La resiliencia indica la capacidad los sistemas de absorber perturbaciones, sin alterar significativamente sus características de estructura y funcionalidad, es decir, pudiendo regresar a su estado original una vez que la perturbación ha terminado.

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SECTORES PRIORITARIOS PARA RÍO+20 Paralelamente a los dos ejes de diálogo de Río, se está debatiendo sobre siete “cuestiones críticas”: empleo, energía, ciudades, alimentación, agua, océanos y desastres naturales. Pero este debate se está llevando a cabo de manera compartimentada, obviando la necesidad de un enfoque integrador, que aborde las cuestiones sociales relacionadas con los diferentes aspectos de la crisis ambiental.

Seguridad Alimentaria En el actual contexto de pobreza y con la evidente relación entre el derecho a la alimentación y los límites de los ecosistemas, resulta necesario incorporar al debate de Río+20 la agenda de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y las políticas sobre seguridad alimentaria de agencias como la FAO. En este sentido, sería necesario incorporar los acuerdos relacionados con la alimentación bajo la Agenda 21 (capítulos 14, 18-21), así como sobre desertificación y producción agrícola, de cara a garantizar la seguridad alimentaria. Pero más allá de eso, sería necesario que en Río+20 se abra el debate sobre el concepto de Soberanía Alimentaria.

La Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a decidir y tener la soberanía y el control sobre sus sistemas alimentarios y de producción de alimentos a nivel local y nacional, de forma equitativa, soberana y respetuosa con el medio ambiente. Si queremos avanzar hacia un verdadero cambio de paradigma, debemos plantear un cambio en los modelos agroalimentarios. Así, la revisión del contenido de la Agenda 21 debe sustituir la promoción de las políticas agroindustriales por el apoyo a alternativas de agroecología a pequeña escala. Institucionalizar la Soberanía Alimentaria supondría tomar en cuenta las iniciativas que un gran número de organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales y grupos campesinos están implementando ya.

Energía El modelo de producción y consumo global nos ha llevado a ser dependientes de las energías fósiles, que son parte fundamental del origen de la crisis socio-ambiental (cambio climático, contaminación, conflictos sociales). Las reservas de energía fósil se están agotando, comprometiendo el modo de vida actual. La alternativa para suplir los combustibles fósiles por energías de origen agrícola, conocidas como agrocombustibles, han sido calificadas como “crímenes contra la humanidad” por el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación y censuradas por el Banco Mundial. Las plantaciones de monocultivos dedicados a la obtención de “bio”diésel o “bio”etanol, han originado el acaparamiento de tierras, con el consiguiente desplazamiento de poblaciones campesinas y la deforestación de grandes masas de bosque en zonas tropicales de Asia, América Latina y África.

El consumo energético mundial supone un problema ambiental y social en sí mismo, y a su vez, la causa de otros. Las grandes sumas de dinero que moviliza la producción y el consumo energético han suscitado el interés del sector privado por un sistema alternativo basado en energías limpias y un menor consumo energético. Sin embargo, el modelo de energías renovables no está exento de riesgos ambientales y sociales, y por ello, se deben respetar salvaguardas para garantizar la gobernanza de los pueblos así como su capacidad para acceder a fuentes de energía limpia para su propio consumo (energía solar, eólica a pequeña escala, biomasa de residuos agrícolas, etc.). En este sentido, el debate de Río debería impulsar la voluntad política en la CMNUCC donde las negociaciones están estancadas dejando en entredicho el propio marco multilateral de las negociaciones sobre cambio climático.

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Agua La cumbre de Río+20 reconoce explícitamente el derecho fundamental de acceso al agua y el vínculo entre el medio ambiente y el bienestar humano. En este sentido, es necesario revisar los objetivos marcados en la Agenda 21 y renovar los compromisos estableciendo nuevos plazos y definiendo indicadores para

medir el cumplimiento de los mismos, acordes con los aprendizajes del proceso de los ODM. El problema del acceso al agua evidencia de manera rotunda la necesidad de abordar estrategias políticas integrales de gestión de los recursos naturales.

Océanos Los océanos resultan vitales para la regulación de los ciclos del planeta. Además, procuran alimentación a millones de personas, cuyos modos de vida tradicionales desaparecen, como consecuencia de la sobreexplotación de los caladeros y la contaminación. Río + 20 debe procurar un marco para la gestión sostenible de los océanos, que garantice la

integridad de los recursos y su accesibilidad para las comunidades empobrecidas. Así debería quedar reflejado en la revisión de la Agenda 21, definiendo objetivos específicos de gestión de la pesca local y erradicación de la sobrepesca, de protección internacional de costas y de protección de la salud de los ecosistemas y la biodiversidad marina.

Desastres Naturales Los fenómenos naturales extremos son cada vez más frecuentes y se ven agravados por la degradación de los ecosistemas y la alta vulnerabilidad de determinadas poblaciones, fruto de la exclusión y de la falta de recursos, limitando su capacidad de adaptación ante dichos fenómenos. Por ello, consideramos fundamental fomentar la resiliencia de los ecosistemas y las comunidades. Para ello, sería necesario abordar el enfoque de gestión de riesgos de desastres a nivel multilateral

para contribuir al empoderamiento y fortalecimiento de las capacidades de las comunidades locales, a partir del reconocimiento y la valorización de su papel fundamental en la conservación del planeta. El Borrador Cero de Río+20 señala también como cuestiones prioritarias el trabajo y las ciudades. Desde IPADE insistimos en estas cuestiones como parte del cambio sistémico: las ciudades como el hogar de la mayoría de las personas en el planeta y los trabajos, como vector de transformación del mundo y como medio de vida.

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Además de estas prioridades desde IPADE insistimos en la importancia de reforzar otras cuestiones que, si bien se están abordando en la negociación, no se les está prestando la misma atención que a las anteriormente mencionadas:

1

Biodiversidad: sería fundamental reafirmar el compromiso ya existente de detener la pérdida de biodiversidad, y garantizar el cumplimiento del compromiso de acceso y reparto justo de beneficios derivados del uso de la biodiversidad alcanzado en el Protocolo de Nagoya. Igualmente, se debe poner en valor el papel de los bosques como sumideros de carbono y reguladores de algunos de los ciclos del planeta, asegurando la gobernanza de estos ecosistemas por parte de las comunidades que los habitan, cuidan y gestionan. Además, es necesario promover alternativas para su puesta en valor como recurso natural a preservar.

2

Degradación de la tierra y desertificación: Río debería hacer hincapié en garantizar el acceso y el cuidado de las tierras por parte de las comunidades que viven en ellas y especialmente aquellas que se han visto desplazadas de manera forzosa. Par ello, resulta crucial apostar por el manejo sostenible de la tierra a nivel local para contribuir a la lucha contra la desertificación y lograr neutralizar la degradación de las tierras en 2030, como propone UNCCD.

3

Consumo y Producción Sostenible: para sentar las bases del cambio de paradigma hacia un modelo de desarrollo realmente sostenible, en Río se debería poner en cuestión el modelo actual de producción y consumo basado en la acumulación y el consumismo irracional, obviando la garantía de las necesidades básicas de la población mundial y dejando de lado la importancia de preservar las relaciones sociales y los valores culturales. Río debería sentar precedente al cuestionar este modelo y proponer alternativas viables y socio-ambientalmente justas.

4

Educación: otro de los objetivos debería ser garantizar el acceso a una educación pública y gratuita de calidad que permita a la ciudadanía y a los sectores profesionales dotarse de los conocimientos y habilidades necesarias para contribuir al Desarrollo Sostenible, resaltando el rol de las universidades como actores clave en el cambio de paradigma hacia el desarrollo sostenible. Según se recoge en el Borrador Cero de la declaración de la Cumbre de Río+20, la universidad es un agente clave para la transformación de modelos por su enorme potencial como agente multiplicador de buenas prácticas y formador en materia de desarrollo sostenible. En este sentido resulta importante dotarse de los mecanismos para fortalecer el vínculo entre el ámbito científico y académico y la ciudadanía, así como con los responsables políticos.

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DE LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO A LOS OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE Los ODM fijados en el año 2000 articularon una serie de compromisos y metas concretas para la erradicación de la pobreza, integrando precisamente la sostenibilidad ambiental como uno de ellos (ODM7).

ODM ha servido para trabajar sobre unas metas e indicadores específicos para alcanzar el desarrollo y canalizar la atención de la comunidad internacional en la lucha contra la pobreza. Sin embargo, se han observado lagunas y deficiencias considerables. Los ODM se construyeron desde una perspectiva occidental, con objetivos casi exclusivamente para los países en desarrollo y compartimentaron en exceso las metas establecidas, no teniendo en cuenta de manera transversal la sostenibilidad ambiental, ni la equidad de género. Por no mencionar que a menos de tres años de la fecha marcada para su cumplimiento, aún estamos muy lejos de alcanzarlos. Partiendo de estos aprendizajes, los ODS deberán incorporar una perspectiva holística, ser inclusivos, coherentes, integrales, equitativos y universalmente aplicables. Deben de dotarse de un sistema de seguimiento y evaluación a través de un sistema de indicadores cualitativos y cuantitativos.

Con el horizonte establecido para su cumplimiento en 2015, la cumbre de Río+20 tiene lugar en un momento propicio para articular un escenario post 2015, en que las agendas de Sostenibilidad y Desarrollo confluyan, fortaleciendo las sinergias derivadas de la estrecha relación entre medio ambiente y bienestar humano y optimizando los recursos invertidos en la promoción de ambos. La primera cuestión que se debe abordar en Río acerca de los ODS son los aprendizajes derivados de la implementación de los ODM. El marco de los

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Otras claves para el éxito de Río+20 FOMENTO DE SINERGIAS A lo largo de estos 20 años, desde las tres Convenciones de Río se ha tratado de promover la sostenibilidad, a veces duplicando esfuerzos y otras no atendiendo cuestiones prioritarias. Por ello es imprescindible que se promuevan las sinergias existentes entre ellas ya que sólo así se articulará una respuesta eficaz a los retos que afrontan y al bienestar humano y se optimizarán los escasos recursos técnicos, humanos y económicos disponibles.

EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS EN EL PROCESO DE NACIONES UNIDAS IPADE recuerda que más de 400 organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales han denunciado a través de una carta abierta al Secretario General de la UNSCD8 los intentos de algunos países para eliminar las menciones a los Derechos Humanos (DDHH) en el borrador cero que se está negociando. El respeto a los derechos humanos pasa ineludiblemente por el acceso a un entorno ambiental saludable. Apoyamos por tanto la labor de la Comisaria de Naciones Unidas para los DDHH, Navatheen Pillay, para reflejarlos en el documento final de Río+20. Más allá de los DDHH, deben incorporarse los derechos sociales, económicos, culturales y ambientales.

Además de la incorporación explícita del lenguaje de los DDHH al texto, IPADE apoya el reconocimiento de cuatro principios básicos, como son:

1 2 3 4

El principio de las responsabilidades compartidas pero diferenciadas como punto de partida para el logro de la justicia socio-ambiental. El concepto de quien contamina paga, acompañado del refuerzo de la arquitectura legislativa internacional para velar por el cumplimiento de este principio y de las salvaguardas. El principio de precaución, ante medidas de impactos inciertos para la salud de los ecosistemas y de las personas que vivimos en ellos. El principio de subsidiariedad, con la finalidad de integrar mejor las preocupaciones económicas, sociales y ecológicas y los intereses de las poblaciones y de las organizaciones de la sociedad civil en las decisiones políticas.

UNA FINANCIACIÓN ADECUADA, ACCESIBLE Y JUSTA PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE Ante la deuda ecológica contraída por los países ricos, sus Estados deben comprometerse con la justicia socio-ambiental. En este sentido, demandamos que los países ricos aporten financiación suficiente para apoyar a los países empobrecidos en la transición hacia un modelo sostenible y justo. Esta financiación debe ser adicional a la ya comprometida en materia de AOD, ser accesible para las poblaciones más vulnerables, de procedencia mayoritariamente pública y gestionada de forma transparente bajo el sistema de Naciones Unidas. Hasta ahora la AOD no ha sido eficaz en cuanto al logro de los objetivos de erradicación de la pobreza, por lo que, sería necesario replantear los mecanismos de transferencia y gestión de recursos para que la ayuda resulte eficaz en un contexto de desarrollo sostenible.

8. http://www.ipetitions.com/petition/derechosenriesgo/

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El papel prominente otorgado a las Instituciones Financieras Internacionales (IFI) debe ser revisado. Entidades como el Banco Mundial reflejan incoherencias, ejerciendo un rol financiero esencial en el seno de Naciones Unidas al tiempo que financian proyectos de energía fósil. Las políticas de las IFI deben reorientarse hacia aquellas acciones que promuevan el consumo y la producción responsable y local en el planeta. Río+20 supone una buena oportunidad para dar un mandato claro para evitar que las IFI fomenten procesos especulativos, especialmente, en los casos en que pueden tener un grave impacto sobre la pobreza y el medio ambiente, como los mercados de alimentos. Por el contrario acciones de microcréditos a las comunidades rurales, pago por servicios ambientales o inversiones en capital natural pueden jugar un papel decisivo a la hora de integrar la naturaleza en los procesos financieros.

el acaparamiento de tierras, apoyamos las nuevas formas de financiación de fiscalidad verde, como la tasa a las transacciones financieras o la tasa al transporte aéreo y marítimo. Por su parte, las empresas multinacionales deben ofrecer cuentas transparentes y ser auditadas bajo parámetros internacionales a partir de las herramientas creadas bajo el décimo principio de la Declaración de Río.

En el contexto de crisis financiera en el que nos encontramos resulta fundamental plantearse nuevas fuentes de financiación. Ante las evidentes deficiencias del sistema financiero, como son los paraísos fiscales, la especulación, o más específicamente, las irregularidades o el mal funcionamiento de mecanismos como los mercados de carbono, la apropiación de recursos genéticos o

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RECONOCIMIENTO FORMAL DE LA CONTRIBUCIÓN DEL CONOCIMIENTO TRADICIONAL, LAS ECONOMÍAS LOCALES Y LAS MUJERES A LA ERRADICACIÓN DE LA POBREZA Y EL DESARROLLO SOSTENIBLE La pérdida de conocimientos tradicionales y valores culturales de las comunidades locales y los pueblos indígenas agrava su situación de vulnerabilidad. Por ello, es importante que en Río+20 se valoricen las prácticas y valores culturales, las acciones en red y a nivel local que contribuyen a la resiliencia frente a la degradación ambiental. Un elemento que facilitaría el reconocimiento de los valores culturales tradicionales sería que el documento que salga de Río haga suya la Declaración de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas9 Asimismo, la crisis de los cuidados debe ser abordada en Río+20, valorando el papel imprescindible que las mujeres tienen en la conservación y gestión sostenible de los ecosistemas, el cuidado de la tierra, la diversidad biológica y agrícola y los valores culturales, promoviendo la equidad de género de manera transversal a través de los ODS.

PARTICIPACIÓN Y TRANSPARENCIA La participación real y efectiva de la sociedad civil es la única vía posible para obtener en Río+20 unos resultados legítimos. Recuperando el espíritu de participación promovido por la Agenda 21, el proceso debe ser abierto, inclusivo, transparente y el acceso a la cumbre de las organizaciones de la sociedad civil debe ser facilitado. La voz de la sociedad civil es la más legítima para decidir cuál es el Futuro que queremos. Por ello se debe incluir a las alianzas de la sociedad civil en el proceso de revisión por pares para el proceso del Marco Institucional para el Desarrollo Sostenible. También deben incluirse en el borrador las aportaciones realizadas por ONG y alianzas, así como las conclusiones que los distintos foros paralelos de la sociedad civil,

los previos a la cumbre y los que acontecerán de manera simultánea al proceso oficial. Invitamos asimismo a las delegaciones a asistir a los encuentros alternativos, en especial a la Cúpula de los pueblos. Estos foros constituyen espacios de reflexión participativos, críticos, cercanos y realistas respecto al estado actual de las cosas. Además son mucho más propositivos para aportar soluciones y alternativas. Sin embargo, las acciones emprendidas por Naciones Unidas para recoger aportaciones de la sociedad civil son insuficientes, hasta el punto que la cumbre paralela organizada por ONG y movimientos sociales han decidido no participar en los Diálogos oficiales. El Foro de las Partes Interesadas debe otorgar mayor relevancia a los grupos de organizaciones no gubernamentales frente al sector privado, eliminando las ayudas a la participación de este último. En muchas ocasiones los grupos transnacionales ejercen presión sobre las delegaciones cuando no van directamente acreditados como negociadores. Los países deben dejar de incluir como delegados a personas provenientes de entidades con ánimo de lucro. Con estos grupos de presión se frena cualquier iniciativa hacia un sistema alternativo que no esté basado en la producción y el consumo del que se benefician este tipo de entidades.

COMUNIDADES LOCALES Y DESPLAZADOS AMBIENTALES La Declaración de Río debe reconocer el efecto devastador que la crisis ambiental y ecológica supone para millones de personas que viven en condiciones de pobreza y sin recursos para afrontar las crisis ambientales. La pérdida de bosques, la sobrepesca, las catástrofes climáticas, la contaminación de aire, agua y suelo, la subida del nivel del mar y la pérdida de tierra fértil están suponiendo migraciones forzadas dentro de las áreas empobrecidas del planeta. En este sentido Naciones Unidas debe reconocer legalmente a los desplazados ambientales y otorgarles protección legal.

9. http://www.un.org/esa/socdev/unpfii/documents/DRIPS_es.pdf

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El papel de la Unión Europea y España en las negociaciones La UE, como conjunto de países en la negociación, debe adoptar un papel relevante en las negociaciones de Río+20 y mostrar un posicionamiento consensuado y coherente. Las políticas europeas deberán integrar los compromisos asumidos en Río+20, así como los mecanismos para implementarlos. Si la UE apuesta por la coherencia de políticas, Río será un punto de inflexión para las políticas financieras internacionales y se apostará claramente por un modelo más social. El cambio del sistema europeo es imprescindible para una verdadera transformación hacia una economía verde justa. De la misma manera Europa puede hacer mucho por apoyar las iniciativas ciudadanas que apuestan por la sostenibilidad. Finalmente Río debe servir para

reorientar las políticas europeas en agricultura, ganadería, transporte, pesca y cooperación. España puede contribuir a la transición hacia un modelo sostenible, aportando el aprendizaje adquirido en la implementación local de la Agenda 21 y debe apoyar activamente el proceso de Río tanto dentro de la UE como junto a países del Mediterráneo y América Latina. Especialmente en torno a las discusiones de la Economía Verde, España debe incidir especialmente en la urgencia del cambio de sistema. Pero además debe comprometerse firme y públicamente con los ODS. La sociedad civil ya ha facilitado sus propuestas al Gobierno a través de plataformas y actos públicos, con algunas conclusiones y demandas integradas en el posicionamiento de IPADE, y que deberían ser incorporadas a la posición española.

En definitiva, desde IPADE esperamos que en Río+20 tanto nuestra delegación, como el resto de los Estados participantes apuesten por:

Fortalecer el compromiso común para la implementación del Desarrollo Sostenible y la Erradicación de la Pobreza. Reconocer explícitamente y promover las sinergias entre la erradicación de la pobreza y la sostenibilidad ambiental de cara al escenario post 2015. Asumir los ODS como sucesores de los ODM y unificar los procesos de Desarrollo Sostenible y Erradicación de la Pobreza en un único proceso en el ámbito de las Naciones Unidas con objetivos concretos, que equilibren las dimensiones ambiental, económica y social, y establezca metas e indicadores concisos. Asumir que para lograr el Desarrollo Sostenible y la Erradicación de la Pobreza es indispensable respetar, proteger, promover y garantizar los DDHH. Reconocer explícitamente que el proceso post 2015 debe ser transparente, participativo e inclusivo para las personas empobrecidas y especialmente vulnerables, prestando especial atención a las necesidades y prioridades de las mujeres y las comunidades locales e indígenas. Asumir el escenario post 2015 como una prioridad internacional y establecer una hoja de ruta concreta para el proceso post Río+20 y su integración en la puesta en marcha de medidas efectivas para garantizar el bienestar mundial y la sostenibilidad a nivel universal.

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