Desarrollo del lenguaje en la deficiencia auditiva

Revista internacional de audición y lenguaje, logopedia, apoyo a la integración y multiculturalidad. (International Journal of hearing and speech, spe...
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Revista internacional de audición y lenguaje, logopedia, apoyo a la integración y multiculturalidad. (International Journal of hearing and speech, speech therapy, support for integration and multiculturalism) Volumen 1, Número 1, Septiembre 2011, ISSN: 2174-6087, Dep. Legal: GR 2770-2011

RIALAIM

Desarrollo del lenguaje en la deficiencia auditiva. María José Ariza Sánchez Maestra especialista en Audición y Lenguaje

Páginas 48-61 Fecha recepción: febrero 2011 (aceptación junio 2011)

Resumen.

Abstract.

A lo largo de este artículo vamos a analizar cuál es el desarrollo del lenguaje en el niño con deficiencia auditiva teniendo en cuenta el desarrollo normal, por tanto la intervención en este alumnado no podría llevarse a cabo si desconocemos dicho desarrollo. En los últimos años hemos observado un cambio en la perspectiva, pasando a una concepción interactiva en la intervención de estos alumnos, en la que se da tanta importancia al déficit del alumno como a la respuesta que el ambiente y el contexto dan a este déficit. El nuevo modelo trata de conocer todas las características del alumno, en todas las áreas del desarrollo e identificar las necesidades educativas especiales del mismo, tomando como punto de referencia el currículo ordinario, para ajustar la respuesta educativa a esas necesidades.

Along this article we are going to analyze which is the development of the language in the child with auditory deficiency bearing the normal development in mind, therefore the intervention in this student body might not be carried out if we do not know the above mentioned development. In the last years we have observed a change in the perspective, going on to an interactive conception in the intervention of these pupils, in which so much importance gives itself to the deficit of the pupil as to the response that the environment and the context give to this deficit. The new model tries to know all the characteristics of the pupil, in all the areas of the development and to identify the educational special needs of the same one, taking the ordinary curriculum as a point of reference, to fit the educational response to these needs.

Palabras clave: deficiencia auditiva, desarrollo, lenguaje, respuesta, características, identificación.

Keywords: Auditory deficiency, development, language, response, characteristics, identification.

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tiempo no debería afectar mucho a l desarrollo del lenguaje.

Introducción. Algo imprescindible para una intervención educativa de calidad con este alumnado es conocer las características principales de la deficiencia auditiva, la delimitación de sus necesidades educativas especiales y el diseño de la respuesta educativa personalizada a las mismas. En cada caso debemos tener en cuenta determinados factores que influyen en la evolución de dicho caso y que le caracterizan. Por tanto, conocer el desarrollo normal de los niños en la adquisición del lenguaje será útil para todos los profesionales que trabajan con este alumnado para iniciar el proceso de la respuesta educativa.

-

Hipoacusia neurosensorial o perceptiva: se produce como consecuencia de una atrofia o degeneración de los órganos del oído interno (Cóclea, nervio auditivo o área perceptiva cerebral). Cuando ésta tiene lugar antes de la adquisición del lenguaje, amenaza muy seriamente el desarrollo cognitivo y verbal. No tiene intervención quirúrgica; en la actualidad, se llevan a cabo Implantes Cocleares que reponen en parte la capacidad auditiva. Es fundamental la colocación de una prótesis.

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Hipoacusia mixta: Es aquella que la patología está tanto en la vía de conducción del sonido, como de percepción (afectados el oído externo, medio e interno). Están afectadas las dos vías, existiendo entre ambas una diferencia de 40 dB. en las frecuencias centrales. La parte conductiva puede tener solución, pero no así la perceptiva.

Definición de Deficiencia Auditiva. Para avanzar en este tema vamos a tener claros los distintos conceptos. La Organización Mundial de la salud (O.M.S), define a una persona sorda como “aquella que no es capaz de percibir los sonidos con ayuda de aparatos amplificadores”.

 Clasificación Audiológica. En función de la pérdida en decibelios (dB):

En el entorno educativo, se han clasificado en dos grandes categorías:

BUREAU INTERNATIONAL de audiología (BIAP), que distingue entre:

- Hipoacúsicos: referido a sujetos cuya audición es deficiente, pero de unas características tales que, con prótesis o sin ella, es funcional para la vida ordinaria y permite la adquisición del lenguaje oral por vía auditiva, aunque se noten algunas deficiencias de articulación, léxico y estructuración, mayores o menores en función del grado de hipoacusia.

-

- Sordos: referido a sujetos cuya audición no es funcional para la vida ordinaria y no posibilita la adquisición del lenguaje por vía auditiva, aunque sí puede hacerlo, en mayor o menor grado, por vía visual.

A continuación detallaré los errores más frecuentes en cada uno de los tipos: - Hipoacusia leve o ligera (20– 40 dB). Su oído es funcional pero oyen la voz normal como cuchicheada en ambientes ruidosos. Origina lagunas informativas y suele mostrar ciertos problemas de articulación: Omisión del fonema /s/ final y ligeras dislalias por confusión de pares semejantes como /p-m/ /k-g/ /t-d/ /b-f/ /v-d/ /l-n/ /b-d/. En general el niño es considerado como poco atento con alteraciones en el comportamiento o desinterés. Su desarrollo lingüístico es normal pero más lento.

Según el punto de vista de distintos autores podemos hablar de diferentes clasificaciones:  Clasificación otológica. En función del área o estructura que esté afectada: -

Audición normal: (0–20 dB) Hipoacusia leve o ligera (20– 40 dB) Hipoacusia media o moderada (40–70 dB) Hipoacusia severa (70–90 dB) Hipoacusia profunda (más de 90 dB) Cofosis o anacusia. Pérdida total de la audición. Son pérdidas excepcionales.

Hipoacusia de conducción o transmisión: Es una alteración en la transmisión del sonido por vía aérea, debido a una lesión localizada en el oído externo o medio. El audiograma es normal, pero con una curva más elevada a la de un oído normal. Generalmente, tienen tratamiento médico o quirúrgico y si se rehabilitan a

- Hipoacusia moderada (40–70 dB). Perciben la voz con fuerte intensidad como cuchicheada y no más allá de un metro y medio de distancia. Múltiples dislalias y

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dificultades para adquirir los fonemas de frecuencias más agudas como: /ch/ /s/ /f/ /j/ /g/ /k/ /z/ Dificultad con las formas plurales de los verbos. La evolución de la estructura sintáctica es lenta y tiene dificultades. Encuentra problemas con las formas activa y pasiva y con dobles complementos. Con una prótesis adecuada conseguirá lenguaje oral aunque con dificultades y necesidad de atención directa.

desarrollo lingüístico y académico posterior del niño. 2. Etiología: Saber la causa de la sordera nos puede ayudar a ver las posibilidades del sujeto. Causas genéticas (autosómica recesivas, autosómicas dominantes, ercesivas ligadas a cromosoma x, mitocondriales); Causas adquiridas (infecciones, hiperbilirrubinemia neonatal, complicación de la prematuridad, ototoxicidad, traumáticas, malformativas).

- Hipoacusia severa (70–90 dB). A pesar incluso de prótesis sólo perciben la voz a muy fuerte intensidad. Suelen desarrollar lectura labial. Dificultades para incorporar los fonemas de frecuencias más agudas y en la adquisición del habla y del lenguaje en general. Desarrollo del lenguaje por medio de sistemas alternativos. Retraso en la morfología y dificultad en sintaxis: uso de pronombres, complementos o frases con relativo.

3. Cociente de Inteligencia: El nivel intelectual es una variable que hoy en día está siendo muy cuestionada: la deficiencia auditiva no comporta retraso mental “per se”, existiendo en esta población una variabilidad similar a la de la población oyente. 4. Ambiente familiar y Ambiente escolar. Desarrollo normal del lenguaje y desarrollo del lenguaje en los niños con Deficiencia Auditiva.

- Hipoacusia profunda (más de 90 dB). Sólo perciben ruidos fuertes por vibración. Precisan ser entrenados en lectura labial y generan un lenguaje basado en reglas no observadas en los oyentes. Si no reciben educación especial no generan lenguaje/ habla “mudos”. Estructuras morfológicas y sintácticas muy pobres. Muestran, como veremos a continuación, dificultades socioeducativas.

El niño oyente adquiere el lenguaje oral de forma natural y espontánea sin más condición que la interacción con los hablantes, su capacidad de percibir el habla por audición y las adaptaciones que realizan los adultos le garantizan un progreso paulatino y eficaz. El niño sordo privado de audición o con una audición muy disminuida, se ve obligado a aprender el lenguaje oral a través de un proceso de aprendizaje más complejo, sistemático y planificado. Aún así, conseguirá un lenguaje inferior al de los niños oyentes.

 En función del momento de adquisición podemos distinguir: - Hereditaria: Definida como factor de sordera contenida en algunos de los genes de uno o ambos progenitores. - Adquirida: Puede ser: Prenatal, antes del nacimiento, o Postnatal, después del nacimiento.

El dominio del lenguaje oral va a depender de múltiples factores, como por ejemplo el tipo de sordera según las clasificaciones descritas anteriormente. También influirá: - La edad de aparición de la sordera. - Restos auditivos que conserve el niño. - Estado neurológico y capacidad de aprendizaje. - Edad en la que comenzó en entrenamiento auditivo y logopédico. - Carácter y personalidad del niño. - Participación y actitud de los padres, también si son o no oyentes y el tipo de lenguaje que utilizan en casa.

Dentro de la adquirida postnatal, existe otra división: - Prelocutivas: Adquiridas antes de la adquisición del lenguaje. Aproximadamente antes de los tres años. - Postlocutivas: Adquiridas posteriormente a la adquisición del lenguaje. Aproximadamente después de los tres años.  Otras variables que influyen en el desarrollo son:

Vamos a distinguir una serie de etapas en el desarrollo del lenguaje:

1. Momento de la detección: el diagnóstico precoz permite una intervención educativa temprana, fundamentalmente de cara al

 Etapa I. Primeras vocalizaciones

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niño sordo esta etapa de la ecolalia no se da espontáneamente, puesto que exige percepción auditiva de una entonación o de un segmento articulatorio a imitar. En el niño sordo, el aprendizaje del lenguaje oral suele retrasarse bastante y sigue un proceso muy lento.

Niños oyentes.

- Llantos y Gritos. El llanto del recién nacido demuestra la intención de comunicarse. Aprende pronto a hacer su uso voluntario para expresar sus necesidades y su inconformidad. Al tiempo comienza a emitir pequeños gorjeos de placer. Los bebés adquieren una gran cantidad de información a través de su boca en estos primeros meses. Los bebés realizan accidentalmente sonidos cuando usan su voz. Cuando él encuentra placer o interés en oír y experimentar esto, y siente el efecto que tiene en los demás, él se estimula a continuar.

- Sonidos rudimentarios del habla. Caracterizado por vocalizaciones limitadas. Con las primeras vocalizaciones de los niños sordos, a) los sonidos vocálicos tienden a centrarse alrededor de "ah" ya que es ésta la más audible para la mayoría de los niños sordos. b) la cantidad total de sonido por día o en cualquier situación específica es limitada ej.: "a-a-a" (dos segundos) y entonces silencio o ausencia definitiva de sonido por un considerable período de tiempo. Estos primeros sonidos tienden a ser cortos y cortados, con un respiro tomado entre cada uno. c) la variedad en la intensidad está ausente, el bebé tiende a ser muy tranquilo o muy ruidoso. d) el tono de voz usado tiende a limitarse dentro de un rango. El tono actualmente está determinado por el estado de ánimo del niño, más que por un control consciente, cuando el tono es alto, el niño está tenso, cuando el tono es bajo él está relajado. e) los patrones de entonación, como el "canto" de los meses de un bebé, de un bebé oyente está notoriamente ausente. f) Puede tomar muchos meses establecer al menos estas vocalizaciones limitadas en un bebé, que cuando se inicia el entrenamiento tiene solo sonidos guturales.

- Sonidos rudimentarios del habla. Pronto será posible, para un oyente entrenado, distinguir varias vocales y uno o dos sonidos consonánticos. Tienden a ser indefinidos. Algo como "eh", "uh", "ih" y "ah", "u" e "i", aunque más cortos y más diferenciados que los equivalentes adultos. Las primeras vocalizaciones del bebé se caracterizan por una voz muy agradable que ellos pueden variar en tono o intensidad. El puede hacer pequeños "cantos". Se queda quieto frente al sonido de la voz de la madre y gorjea en respuesta a un tono cariñoso o llora fuerte con una voz enojada. 

Niños con deficiencia auditiva.

- Llantos y gritos. Los primeros llantos de incomodidad y las vocalizaciones de felicidad, no ha demostrado ser marcadamente diferentes entre los bebés sordos y oyentes, durante los primeros tres meses de vida. . Los bebés sordos desarrollan los mismos sonidos guturales y chillidos observados en los bebés oyentes, pero estos tienden a persistir en los niños sordos que no usan audífonos, probablemente porque a través de ellos obtienen las sensaciones Kinésicas, la sensación muscular, más que auditiva. Estos sonidos comienzan a desarrollarse hacia los sonidos vocálicos indefinidos: "eh" y "uh" pero la calidad de estos sonidos comienzan a empobrecerse y a hacerse menos frecuentes, a menos que esté usando un audífono adecuado.

El proceso a partir de esta etapa depende de lo bien que el niño oiga su propia voz y establezca el feedback auditivo, de si él obtiene algo de placer de su propia actividad vocal y de la estimulación de su madre, haciendo eco de los sonidos rudimentarios y respondiendo consistentemente y en forma favorable a sus vocalizaciones.  Etapa II. Rápida vocalizaciones.

En el niño sordo la actividad del balbuceo cesa cuando aparecen otras actividades más motivadoras, mientras que en los oyentes continúa. En estos va apareciendo progresivamente una actividad más coordinada y más intencional con carácter comunicativo que es la ecolalia, una especie de diálogo entre niño y adulto. En el caso del

extensión

de

las

 Niños oyentes. Alrededor de la edad de seis meses, el bebé oyente, generalmente produce formas rudimentarias de la mayoría de las vocales y muchas consonantes que se requieren como fundamento para aprender a hablar. Los

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sonidos aun son bastante fluidos y pueden ser modificados para hacerlos adaptarse al lenguaje o dialecto particular que el niño oye.

Cuando él es capaz de sentarse, mascar comida sólida y está mordiéndose las encías para que le salgan sus primeros dientes, él comienza, definitivamente, a balbucear usando consonantes y vocales juntas en una forma reconocible: primero "da" "ba", una a la vez adada, repetidas con gran placer. El bebé comienza a duplicar sílabas, pero gradualmente va añadiendo sílabas diferentes por Ej.: "na-nai", "da di", "ga gui". Esto ofrece al bebé un repertorio fascinante de actividad vocal con el cual él práctica asiduamente, experimentando con diferentes niveles de intensidad, tonos de voz y patrones de entonación y ritmo. El disfruta imitando o haciendo eco de los patrones de ritmo y entonación de otros y está listo para balbucear cuando alguien le hable. Solo si el bebé ya ha producido cierto balbuceo por sí mismo es posible que lo reconozca cuando otros lo hagan y lo imite.

Esto nos lleva a darnos cuenta que el bebé en esta etapa, no está imitando lo que nosotros le decimos, sino que está respondiendo a nuestro lenguaje con su propia forma de vocalización y él está emitiendo los sonidos que "le salen", cuando experimenta con sus órganos del habla en una forma determinada. Tanto como haciendo sonidos como preparación para el lenguaje, él también disfruta haciendo los sonidos. Etapa II. Extensión vocalizaciones.

gradual

de

las

 Niños con deficiencia auditiva Este está relacionado con el grado y el rango de la audición del niño y con las características del audífono. Aquellos bebés con mejor audición producirán rápidamente y retendrán gran claridad de sonidos vocálicos y con mayor prontitud y precisión emitirán consonantes. En esta etapa: - aparecerá un incremento en la cantidad de vocales y diptongos. Tal como con el bebé oyente, los sonidos no calzan exactamente con sus equivalentes adultos. Aparecerán una o dos consonantes, a menudo "m" es una de las primeras. - hay un claro aumento en la cantidad de tiempo que gasta vocalizando y en la longitud de esos intentos. - el niño al usar su voz, variándola en toda la gama desde muy fuerte a muy despacio, con una notable utilización de un nivel moderado más que los extremos antes notados. - el tono comienza a ser mejor regulado. - hay un uso placentero de la voz que comienza a asemejarse a los "cantos" de un bebé oyente. - se aprecia un real interés por el juego vocal. Esto puede aparecer en forma espontánea pero también puede ser inducido por los padres. Incluso un bebé sordo puede repetir todo su "repertorio" mientras permanece despierto en su cuna.

 Niños con deficiencia auditiva Habrá una extensión continua de los sonidos vocálicos, consonánticos y de los diptongos que esté usando. Continuará un progreso en los factores enumerados anteriormente y él irá gradualmente extendiendo la duración y la velocidad de cada "trozo" de vocalización y balbuceo. El puede mantener su respiración, así él puede articular más de una sílaba con cada respiración. Su lengua está ganando en flexibilidad, todos los músculos están siendo inducidos al juego, tanto por los cambios de hábitos como por la práctica vocal. Es muy difícil que un niño sordo balbucee libre y extensamente si ya ha comenzado su entrenamiento después de su segundo año de vida, tiene limitadas vocalizaciones.  Etapa IV. Primeras palabras.  Niños oyentes. Alrededor del año de edad el bebé comienza a demostrar que él entiende un poco de lo que se le dice. El relaciona en un principio la situación con la expresión facial, el gesto. Los patrones de ritmo y entonación y eventualmente palabras "claves" por ej.: palabras que se destacan en una oración. El mirará o indicará para demostrar que entiende. Hasta este momento sus vocalizaciones y balbuceos han sido unidos para expresar placer y disconformidad para atraer la atención, para entretenerse y para agradar a sus padres. Ahora cuando el realmente quiere algo, o no quiere, él intentará sus primeras palabras.

Cuando las vocalizaciones del bebé han llegado a ser bastante extensas, él podrá hacer ocasionalmente un "ba" o "da" o "mam" y muy pronto él comenzará a balbucear como un bebé oyente.  Etapa III. Balbuceo: reduplicación inicial  Niños oyentes. (de 6 meses a un año)

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 Niños con deficiencia auditiva

El desarrollo del lenguaje también va a depender de la opción lingüística que se lleve a cabo en el ámbito familiar.

En el niño sordo, el aprendizaje del lenguaje oral suele retrasarse bastante y sigue un proceso muy lento: -

Ámbito familiar. Los factores externos hacen referencia a diversas situaciones y contextos (familia, escuela), en los que el sujeto está inserto y de los que pueden derivar dificultades para la capacidad auditiva.

Las primeras palabras aparecen tarde. Permanecerá mucho tiempo en la etapa de la palabra frase. Las primeras combinaciones de palabras no se darán hasta los 4-5 años y Su vocabulario oral se incrementará muy despacio.

En cuanto a los factores familiares, el nivel socio-económico de la familia es uno de los más relevantes. Aquellas familias que cuentan con mayores recursos económicos tienen más posibilidades de proporcionar a sus hijos con deficiencia auditiva el acceso a un medio más estimulante y a una educación temprana y de calidad. Dentro de las características de los padres, existe un factor diferencial importante: el hecho de que los padres sean sordos u oyentes como ya veremos más adelante. Esta característica está vinculada con la capacidad para favorecer una comunicación intensa con el niño con deficiencia auditiva, la cual se encuentra relacionada con dos factores:

Los niños sordos que aprenden el lenguaje de signos siguen una evolución parecida a las de los niños oyentes con el lenguaje oral. En la medida en que el niño oyente va superando etapas en el desarrollo del lenguaje que le permiten la comunicación verbal, la socialización, el acceso progresivo a los procesos de abstracción... se van acusando cada vez más las diferencias con el niño sordo, que tiene un mayor retraso, y el acceso a aquellos logros exigirá mayores esfuerzos por parte del niño, de los educadores y de los padres.

 Por un lado tenemos las actitudes de aceptación o rechazo de la deficiencia auditiva del hijo, por parte de los padres, que dependen de la forma en que se ha descubierto y detectado la deficiencia así como de las características personales de los mismos.  Por otro lado tenemos la capacidad para ajustarse comunicativamente con su hijo.

La falta de audición produce alteraciones muy importantes en el lenguaje, el habla y la voz, entre las que destacamos las siguientes: una voz demasiado aguda o grave, de intensidad inestable, de carácter demasiado gutural, nasal o atonal. En la mayoría de los casos, no hay entonación expresiva, ni acentuación tónica y la adquisición de léxico es con frecuencia lenta, insegura y muy limitada... De ahí, la diversidad de métodos y procedimientos en busca de la solución más adecuada.

En muchas ocasiones los padres oyentes desconocen lo que la deficiencia auditiva significa para el desarrollo del niño, expresando sentimiento de frustración, angustia y pesimismo, por lo que tienen más dificultades para comunicarse y comprender los mensajes y las experiencias del niño. Aunque la relaciones afectivas y comunicativas que se establecen entre ambos (padres oyentes y niños deficiente auditivo) dependen de otros factores y principalmente de la motivación hacia la adquisición de la lengua y del conocimiento e información que poseen los padres sobre las implicaciones de la sordera. En cambio, los padres sordos aceptan con más facilidad la deficiencia auditiva de su hijo, comprenden mejor su situación y ofrecen al niño un sistema de comunicación, el lenguaje de signos, que va a aprender con gran facilidad y que va a permitir unos intercambios comunicativos más fluidos.

En definitiva podemos decir que de los 12 meses en adelante, tras la fase paralingüística, empieza la evolución del lenguaje hasta aproximadamente los 7 años, en que está básicamente establecido. Para el niño oyente, el lenguaje es una herencia, que le llega estructurado y él lo descubre. Sin embargo al niño sordo sólo le llegan restos del lenguaje oral con los que debe construir un sistema, la lengua, de la que nunca posee la forma completa. Las carencias en la comprensión, producción del léxico, tiempos verbales, artículos, preposiciones y estructuras sintácticas repercuten en la dificultad para crear un lenguaje interior, base de los procesos lectoescrituras, que por su estrecha relación con el lenguaje oral y con la consciencia fonológica se van a ver afectados.

Por otra parte, la mayoría de los niños con deficiencia auditiva, hijos de una familia

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Desarrollo del niño sordo en las diferentes áreas de desarrollo.

oyente, no conocen o no usan la lengua de signos desde pequeños, lo cual puede incidir en su desarrollo; aunque algunos padres oyentes, consientes de las necesidades comunicativas de los niños con deficiencia auditiva, son más flexibles y abiertos y prefieren emplear otros sistemas lingüísticos o incluso comienzan a aprender el lenguaje de signos sin perder de vista la necesidad del lenguaje oral. En cambio los niños con deficiencia auditiva, hijos de padres sordos, adquieren a través de las interacciones comunicativas, el lenguaje de signos, como primer lenguaje y además son más competentes con el nivel cognitivo, social y lingüístico, en comparación con los hijos de padres oyentes, en cuyos ambientes predomina la lengua oral como principal sistema de comunicación.

Desarrollo social y emocional. En el niño sordo existe una alteración en la relación con el medio que influye en el desarrollo social de su personalidad, en el cual el lenguaje desempeña un papel muy importante. Así, el niño presenta: una mayor inseguridad por la dificultad en controlar el medio y rigidez de pensamiento (no captan la variedad de matices), manifestando un mayor egocentrismo, impulsividad y agresividad. Igualmente tiene dificultad en exteriorizar e interiorizar sus sentimientos, así como las normas sociales, presentando problemas en la identificación con su grupo. Desarrollo psicomotor.

En resumen no es lo mismo un niño sordo de padres sordos (10 por 100) que de padres oyentes. El niño sordo de padres sordos desde su nacimiento entra en contacto con el lenguaje de signos y será hablante natural de signos. De esta forma el niño puede disfrutar desde el principio de una comunicación y una relación pelanas con sus padres, aprenden el lenguaje con fluidez tan fácil y automáticamente como los niños oyentes el habla, por procedimientos comparables y en el mismo período crucial (Bouvet,1982). Mediante este lenguaje se evita el retraso y el asilamiento del niño sordo.

Estos niños experimentan la misma secuencia de desarrollo en las áreas motoras que los oyentes y si no muestran otro tipo de déficit asociado llegan a los primeros hitos motores: sedestación, bipedestación y deambulación, dentro de los límites temporales del resto de los niños. Pueden presentar, a menudo, reacciones tónicas patológicas (hipertonía), como son: problemas respiratorios, problemas cocleares (lo que lleva a una coordinación dinámica defectuosa y a problemas de ritmo), un ligero retraso en la marcha (caminar desgarbado, balanceo defectuoso de los brazos, arrastran los pies) y deficiencias en la orientación espacio-temporal. También suelen ser bastante ruidosos tanto en la manipulación como en el movimiento.

El niño sordo necesita comunicarse e interaccionar con los demás, recibir y transmitir información, desarrollar su pensamiento, influir en los demás, todos los aspectos pragmáticos del lenguaje pueden ser asumidos por el lenguaje de signos “al menos en los primeros años y hasta que el código oral pueda también ser utilizados” (Marchesi, 1992).

Desarrollo cognitivo. El aislamiento y falta de información, la concreción de las sensaciones, la incomunicación,... van a tener como consecuencia un retraso madurativo en el niño deficiente auditivo que supondrá una serie de dificultades en el plano del desarrollo cognitivo. Dichas dificultades resultan ser más acuciantes cuanto mayor va siendo el niño, de forma que en las primeras etapas evolutivas su desarrollo es más equiparable al de los niños oyentes, produciéndose un distanciamiento cada vez mayor en las etapas posteriores, el cual se explica por la ausencia de un lenguaje que sea interiorizado por el niño y que funcione como eje vertebrador del pensamiento.

Los niños sordos de padres oyentes, que son en mayor porcentaje de casos, suelen decantarse por el sistema oralista, pero como consecuencia puede provocar deficiencias en la comunicación y en el lenguaje provocando problemas lingüísticos, intelectuales, emotivos y culturales. También en los casos de niños oyentes con padres sordos, en los que estos niños crecen con el lenguaje de signos y el habla como primeras lenguas, se trata de niños bilingües. Suelen convertirse en intérpretes y poseen buenas condiciones para desempeñar este papel y además de conocer la cultura de ambos mundos.

El lenguaje, elemento íntimamente ligado al desarrollo simbólico y cognitivo, es una

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herramienta clave que nos permite representar mentalmente la información, así como planificar y controlar nuestra conducta. Por tanto, es posible afirmar que este retraso irá superándose paulatinamente a medida que el niño adquiera e interiorice un código lingüístico que le permita además acceder a la comunicación e interacción social. Este punto pone de manifiesto la importancia que tiene el aprendizaje de la Lengua de Signos por parte del niño con deficiencia auditiva desde los primeros años, ya que, además de ser la lengua natural de la comunidad sorda y de ser considerada como un auténtico lenguaje, el acceso al lenguaje oral no es posible hasta aproximadamente los seis ó siete años, e incluso resultará imposible para algunos grados de sordera.

que se desarrolla más tardíamente y con mayor limitación debido a unas relaciones sociales y comunicativas restringidas. La autorregulación y la planificación de la conducta, la capacidad de anticipar situaciones y el control ejecutivo de sus propios procesos cognitivos son dimensiones en las que el lenguaje ocupa un papel prioritario, por este motivo este alumnado presenta mayores retrasos y dificultades en la adquisición de estas conductas. La adquisición de conocimientos también está muy relacionada con la capacidad de recibir información y elaborarla adecuadamente. Los niños y niñas sordos, al recibir menos información, tienen mayores dificultades para adquirir estos conocimientos. Estos problemas también se extienden a la lectura de textos escritos. Se puede concluir que, el alumno sordo no presenta una estructura cognitiva deficiente, sino diferencias en su desarrollo cognitivo.

Las personas deficientes auditivas presentan una inteligencia semejante a la de las personas oyentes, puesto que las diferencias encontradas en este aspecto son debidas a deficiencias en el conjunto de las experiencias vividas por las primeras, que normalmente reciben una estimulación menor y poco efectiva. En consecuencia, mientras mayor riqueza de experiencias de enseñanzaaprendizaje podamos ofrecer al alumno sordo y cuanto más normalizado sea su desarrollo, menos limitada se verá su capacidad intelectual.

Desarrollo lingüístico y comunicativo. El alumno con deficiencia auditiva va a presentar dificultad, en mayor o menor medida según lo expuesto, tanto en la expresión como en la comprensión de la lengua oral. En consecuencia, habrá que proporcionarle una respuesta educativa que tenga en cuenta la necesidad más importante para el niño sordo: apropiarse tempranamente de un código comunicativo útil, como es el caso de la Lengua de Signos, así como la necesidad de aprender el código comunicativo mayoritario, es decir la lengua oral, tanto en competencias de lectura como de escritura.

El niño sordo no estable más relaciones que las que ven, las tangibles, las que tiene delante y puede tocar. Esto está impidiendo la formación del desarrollo de la capacidad intelectual del sujeto. Desconoce desde el principio la realidad o lo que capta es información visual incompleta. Tiende a tener dificultad con lo abstracto, de ahí la importancia de asumir un sistema de comunicación aumentativo o alternativo de comunicación cuanto antes para poder interaccionar con los demás y transmitir su pensamiento así como autorregularse.

Todas estas dificultades del desarrollo lingüístico se proyectan directamente en las posibilidades de comunicación de la persona sorda, pudiendo observarse que las interacciones comunicativas en los niños con pérdida auditiva se desarrollan con más dificultades y menor espontaneidad. Generalmente, los adultos tienen dificultades para establecer la alternancia comunicativa, resolver los problemas de "atención dividida",... Esto provoca frustración y les empuja a ir adquiriendo un estilo comunicativo más controlador, más directo, llevando muchas veces al niño a una actitud más pasiva y menos interesada.

Según la teoría de Piaget del desarrollo evolutivo, los niños sordos tienen una secuencia evolutiva prácticamente igual de la de los oyentes, aunque con un mayor retraso en la adquisición de determinadas nociones que exigen una mayor abstracción, que se expresan por la ausencia o dificultades del lenguaje oral.

Por ello, es importante que padres y educadores vayan adquiriendo un mayor entrenamiento en la forma de dialogar con el niño para permitir una expresión más espontánea e igualitaria y favorecer la utilización de funciones comunicativas más variadas.

Hay que destacar que el niño sordo no tiene la incapacidad para la comunicación, sino en utilizar el lenguaje oral como medio de comunicación. Las primeras limitaciones en la evolución intelectual de los niños y niñas sordos se manifiestan en el juego simbólico,

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El primer paso en la evaluación audiológica es la detección de la deficiencia auditiva, que se realiza en el ámbito médico-clínico.

Importancia de la atención temprana en los niños con deficiencia auditiva.

 Evaluación médico-clínico

Ante un niño con hipoacusia o sordera, es preciso comenzar desde los primeros meses con la estimulación verbal en todo momento (aseo, comida...), para lo que es necesario contar con la colaboración de los padres, que han de hablarle mucho, siendo lo más importante que el niño adquiera el hábito de ver el rostro del adulto, primer paso hacia la comprensión del lenguaje, así como la iniciación en un sistema alternativo de comunicación.

Las estrategias más comunes para realizar la evaluación de la capacidad auditiva se clasifican en dos categorías: A) Pruebas objetivas: procedimientos que no dependen de la participación activa de la persona evaluada. Entre las pruebas objetivas encontramos: - Impedanciometría: se pretende comprobar con esta exploración si existe alguna alteración en el recorrido del sonido a través del oído medio, asimismo nos advierte de la pérdida auditiva del sujeto, aunque no se constatan los restos auditivos mediante frecuencia. Suele ser una buena prueba unida a una audiometría tonal.

El proceso de intervención para la Educación Auditiva consistiría en primer lugar en la desmutización, (por ejemplo, en el caso de que existiese balbuceo espontáneo, debería ser reforzado con un feedback auditivo, táctil y visual. Y en el caso de que no existiese sería necesario volver a crearlo, estimulando cualquier juego vocálico). Después, la base del desarrollo del lenguaje será la conversación. Para ello se les dará a los padres una serie de pautas para comunicarse con sus hijos, (como que las interacciones sean cortas, claras, que susciten la intervención del niño, así como controlar la comprensión del niño para saber que nos entiende o evitar la pobreza de vocabulario).

- Otoemisiones: acústicas (OAE): esta prueba se realiza para evaluar, en el conducto auditivo externo, la funcionalidad mecánica de las células ciliadas externas. - Electrococleografía: permite analizar los fenómenos bioeléctricos en el oído interno, con el fin de diferenciar si existe lesión en las células ciliadas o en el nervio auditivo. Esta prueba se utiliza especialmente para prescribir o no, el implante coclear.

Hemos de procurar que el niño tome consciencia de su emisión vocal, y de la del adulto, una vez que la controle, será el momento de usar ayudas técnicas. Con la educación auditiva el niño debe acercarse al máximo espectro de sonidos. Algunos objetivos son:    

- Potenciales evocados auditivos: Se basa en el envío de estímulos sonoros que se van a recoger mediante electrodos colocados en el niño que estamos evaluando. Las señales bioeléctricas que el sonido origina en la vía auditiva se examina en un ordenador, el cual nos indicará el grado de pérdida auditiva. Su limitación principal está en que no proporcionan un diagnóstico sobre la audición de frecuencias bajas, que justamente son aquellas en las que suelen existir restos auditivos.

Lograr la percepción de los fenómenos sonoros. Diferenciación ruido/silencio. Discriminación e identificación auditiva. Escuchar la voz humana.

Evaluación. Para llevar a cabo la evaluación de la deficiencia auditiva debemos conseguir los siguientes objetivos: -

B) Pruebas subjetivas: estrategias que requieren la colaboración de la persona evaluada. Entre las prueba subjetivas encontramos:

Confirmar si existe o no una pérdida de audición. Determinar el tipo (conductiva, neurosensorial, mixta) grado y perfil audiométrico de la deficiencia auditiva. Proporcionar el diagnóstico etiológico de la deficiencia auditiva. Evaluar la posibilidad de un tratamiento para desarrollar la capacidad auditiva.

- Test de despistaje: consiste en observar y analizar los reflejos y las reacciones comportamentales del niño ante los estímulos sonoros previamente presentados como, por ejemplo, los sonidos provocados por instrumentos sonoros o juguetes o simplemente llamar al niño por su nombre.

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- Acumetría: Es una prueba basada en la observación y su aplicación puede hacerse sin instrumentos. Sirve para orientar sobre la pérdida auditiva y está indicada por su sencillez. Basta con un espacio cerrado, tranquilo, amplio y antirreverberante. Tras ensordecer el oído contralateral, que puede hacerse introduciendo y rotando el dedo en el conducto auditivo externo, se dicen cifras de 4 sílabas cada vez a mayor distancia y a intensidad constante hasta que el sujeto sea incapaz de repetirlas. Estas pruebas deberían ser aplicadas en el aula ante la más mínima sospecha de pérdida auditiva, antes de proceder a pruebas más complicadas.

este caso, se le pide al niño que repita las palabras cuando las percibe. Es una prueba útil para evaluar el nivel de comprensión y de inteligibilidad del lenguaje. - Audiometría verbotonal: es una prueba similar a la anterior, pero en la presentación de estímulos sonoros se usan segmentos fonéticos de habla (semejantes a sílabas o palabras) sin significado. Las pruebas audiométricas se realizan dentro de una cabina insonorizada, donde los estímulos auditivos, emitidos por un audiómetro, son presentados a través de unos vibradores que se colocan detrás de la oreja y pegados al hueso mastoides (por vía ósea). Los resultados obtenidos en dichas pruebas se representan en unas gráficas, denominada audiograma, que muestra los niveles de audición en relación con los estímulos acústicos, determinando el grado y tipo de deficiencia auditiva.

- Audiometría de refuerzo visual o Reflejo de Orientación Condicionado: primero se entrena al niño a mirar en una dirección concreta de donde ha salido un estímulo audible y, cuando éste mira, se le refuerza con la presentación de un juguete animado o muñeco iluminado. Una vez que se ha condicionado esta respuesta visual, se comienza a presentar una serie de sonidos, a diferente frecuencia e intensidad para detectar dificultades auditivas específicas.

 Evaluación logopédica Este sería un segundo paso. Una vez se conozca la pérdida auditiva, debemos detectar la repercusión que esto produce en la comprensión y reproducción del lenguaje oral, a la vez que analizamos si existe algún otro tipo de comunicación del sujeto con su ambiente. Se valorarán aspectos como el tipo de comunicación utilizada por el sujeto, los aspectos fonético-fonológicos, la morfología y sintaxis, y una evaluación del léxico, semántica y pragmática.

- Audiometría de juego: se pretende que el niño ponga un bloque dentro del cubo cada vez que oiga un estímulo sonoro, para evaluar sus respuestas a las señales de tonos puros y del lenguaje hablado. - Audiometría tonal o de tonos puros: es una de las pruebas más características y se puede empezar a utilizar con niños mayores de tres años, ya que deben ser entrenados para escuchar el sonido y dar una respuesta. Se emplea un audiómetro, que es un aparato que emite sonidos con distintas frecuencias e intensidades. Los resultados obtenidos se expresan a través de un audiograma, que recoge la intensidad de la pérdida auditiva del niño en cada uno de los oídos en función de las diversas frecuencias. Es conveniente complementar esta prueba con una audiometría de transmisión ósea con el fin de diagnosticar el tipo de sordera. En este caso la señal se transmite por un pequeño vibrador que se coloca sobre el hueso mastoides detrás del oído. El niño percibe el tono emitido directamente en el oído interno. Al complementar esta prueba con la anterior, es posible determinar si la sordera es conductiva o neurosensorial.

Lógicamente, las necesidades educativas de estos alumnos son distintas de unos a otros, ya que no vienen determinadas exclusivamente en función del déficit que presentan, pero conviene tener presentes algunas necesidades que todos ellos plantean al sistema educativo, como son: -

Necesidad de un sistema de comunicación y pensamiento. Necesidad de mayor información de lo que sucede en su entorno. Necesidad de un desarrollo emocional lo más equilibrado posible.

Una vez identificadas las necesidades educativas especiales de los alumnos con deficiencia auditiva, estamos en condiciones de comenzar con la intervención como Maestro de Audición y Lenguaje con estos alumnos.

- Audiometría vocal o verbal: se trata de un procedimiento de evaluación, similar a la anterior, pero en éste los estímulos auditivos que se presentan al niño no son tonos puros, sino que son palabras, e incluso, frases. En

El Maestro de Audición y Lenguaje es un recurso personal básico e imprescindible en y

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Ámbito Psicológico: las capacidades del niño.

para la integración de los alumnos/as con déficit auditivo. Su actuación se dirigirá, tras un análisis logopédico específico:

El conocimiento de las capacidades comunicativas, cognitiva y social del niño, así como de su posibilidad de aprendizaje, son un objetivo imprescindible en la evaluación psicopedagógica.

 a la reeducación del lenguaje oral,  a la adquisición y desarrollo de un sistema Alternativo/Aumentativo de comunicación. En todo caso, la intervención debe ser lo más temprana posible como ya comentamos anteriormente. El pronóstico dependerá entre otras cosas, del tipo de hipoacusia o sordera, del momento de aparición, del momento en que se empiece la intervención, de la duración y seguimiento del tratamiento, del propio niño y del grado de aceptación e implicación de la familia.

En cuanto a la evaluación del desarrollo cognitivo, atenderemos a la edad del sujeto a la hora de llevar a cabo su evaluación. Cuando el niño es mayor o es necesario obtener una información más completa, puede ser conveniente utilizar alguna prueba estandarizada, las escalas de desarrollo proporcionan una información bastante completa. La Batería Kaufman (4-12 años), es una de las pruebas más adecuadas para los niños sordos.

 Evaluación Psicopedagógica La evaluación psicopedagógica debe obtener información sobre: -

Es conveniente evaluar las características de la personalidad del sujeto. Podremos saber si determinadas reacciones del sujeto no son tanto debidas a la deficiencia, sino a sus peculiaridades específicas. No existe ninguna prueba concreta para sordos. Estas son algunas que podemos utilizar: CPQ y TEA de Cattell, técnicas proyectivas,…etc.

Las características del entorno social y familiar de (ámbito socio-familiar). Sus posibilidades de aprendizaje (ámbito psicológico). Condiciones educativas (ámbito educativo).

El análisis de las habilidades sociales del niño es una dimensión que debe tenerse en cuenta, ya que los niños sordos suelen presentar problemas en sus relaciones con las personas oyentes. El instrumento principal para realizar este análisis es la observación del comportamiento del niño y la información que a través de entrevistas, recogeremos de los padres y profesores.

La finalidad de la evaluación es conseguir la respuesta educativa más adecuada para el alumno. La evaluación es un proceso continuo e interactivo entre el evaluador, la familia, el niño y los profesores. Ámbito socio-familiar. El desarrollo humano no puede ser entendido sin tener en cuenta el entorno más inmediato, los patrones de relación social y actividades que se dan en él.

El contexto escolar. La evaluación del contexto escolar ha de analizar todos aquellos aspectos que inciden en el proceso de aprendizaje de los alumnos sordos; motivación, estilo de aprendizaje, ritmo de aprendizaje..etc.

Lo que sucede en el ámbito familiar de cualquier alumno tiene gran importancia en su desarrollo y aprendizaje. Las problemáticas que tienen las personas con deficiencia auditiva, tanto a lo largo de su escolarización como en el resto de su vida no pueden entenderse únicamente desde la perspectiva anatómica, sino que más bien habría que interpretarlas como el número de oportunidades que le ha ofrecido su entorno socio-familiar.

Además de los aspectos personales del sujeto tendremos que evaluar otros factores como la acústica del aula, la organización de la clase, la ubicación del alumno, los recursos disponibles, estilo de enseñanza del profesor…etc. Toda la información obtenida, nos ayudará en todo momento a llevar a cabo la intervención educativa. Ésta evaluación, nos va a permitir obtener datos relevantes sobre las necesidades de nuestros alumnos y así poder realizar las Adaptaciones Curriculares, ajustar la ayuda pedagógica y optimizar los recursos

En la deficiencia auditiva, igual que en otras anomalías del desarrollo, parece de vital importancia analizar la calidad de las interacciones niño-adulto y cómo se van preparando las experiencias, por parte de los adultos, a los que se enfrentarán los niños y niñas.

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Intervención logopédica

que la deficiencia auditiva de los mismos va a requerir.

Existen diversas modalidades de intervención, basadas en diferentes sistemas de comunicación: modalidad oral, modalidad oral complementado y modalidad bilingüe.

Por tanto, el contexto escolar junto con el ambiente familiar es un factor que influye en el desarrollo de la capacidad auditiva. El hecho de que el niño con deficiencia auditiva reciba un tratamiento educativo desde el momento en que se diagnostica precozmente el déficit auditivo, posibilita una plena integración social, esto se debe a la plasticidad cerebral de los primeros años de vida que estimula el aprendizaje y el desarrollo del niño.

 Modalidad oral: el objetivo principal de este enfoque es la adquisición y uso de la lengua oral, basada en el entrenamiento auditivo y la estimulación y el aprovechamiento de los restos auditivos. La mayoría de los programas de rehabilitación se estructuran en las siguientes fases:

Otra variable contextual es el tipo de escolarización que puede ser tanta en centros de educación especial como en centros de enseñanza ordinaria en régimen de integración. En los centros de educación especial, específicos para alumnos sordos se dispone de especialista cualificados y de recursos suficientes y adecuados a las necesidades de esos alumnos. En los centros de integración, los alumnos con deficiencia auditiva se integran en las clases con los demás compañeros y reciben ayuda o apoyos específicos en actividades relacionadas especialmente con el lenguaje oral y escrito. Sin embargo, estos centros tienen el inconveniente de no poder elaborar y realizar una atención educativa individualizada, dada la escasez de recursos existentes en dichos centros. Por ello, en la actualidad, se están desarrollando centros de Integración Preferente de Sordos que son centros ordinarios que cuentan con todos los recursos personales y materiales, necesarios para dar respuesta al alumnado con deficiencia auditiva.

a) Detección: detectar la presencia o ausencia del sonido. b) Discriminación: distinguir si dos sonidos son iguales o diferentes, sin comprenderlos. c) Identificación: reconocer un ruido, una palabra o una frase, entre varias opciones de una lista cerrada. d) Reconocimiento: repetir una palabra o una frase en situaciones semi-abiertas y, posteriormente, es situaciones abiertas. e) Comprensión: proporcionar una respuesta interactiva en situaciones de dialogo semi-abierto y posteriormente, de dialogo abierto. Dentro de esta modalidad, existen varios procedimientos educativos, el más representativo es el método verbotonal, el cual se orienta a dos objetivos esenciales: a) el descubrimiento del sonido por el niño b) el desarrollo de todas las etapas por las que pasa el niño oyente. Se pretende desarrollar la reeducación auditiva, en la que los restos auditivos del niño puedan ser aprovechables, mediante la utilización de los SUVAG, el vibrador táctil y los audífonos.

Intervención. Una vez detectada y diagnosticada la deficiencia auditiva, debemos aplicar medidas de intervención adecuadas a este caso. Estas medidas implican generalmente tres componentes: la intervención médica, intervención logopédica e intervención didáctica.

De otro lado, dadas las limitaciones auditivas para adquirir la lengua oral, los niños con deficiencia auditiva utilizan la lectura labiofacial. Esta es una estrategia esencial para la percepción visual del habla y, concretamente, de los movimientos articulatorios de la boca.

Intervención médica Se llevará a cabo esta medida preventiva y reparadora para tratar y erradicar enfermedades que desencadenan la deficiencia auditiva. Como alternativa o complemento a la intervención médica está el tratamiento audioprotésico que consiste en aprovechar al máximo la audición residual, amplificándola en la medida de la posible, mediante prótesis auditivas adecuadas.

 Modalidad oral complementada: A raíz de los inconvenientes de los métodos orales, surgen otras modalidades comunicativas, que acompañan al lenguaje oral y permiten una comunicación eficaz y fluida entre la persona sorda y el entorno:

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La Palabra Complementada: consiste en ocho configuraciones manuales que se realizan alrededor de la boca, de manera que los fonemas similares puedan ser diferenciados por la posición de la mano. La Comunicación Bimodal: utiliza el lenguaje de signos al tiempo que se habla, siguiendo el orden y estructura del lenguaje oral. La información se expresa simultáneamente por dos canales distintos. La Comunicación Total: se basa en la idea de que la comunicación es antes que el lenguaje. Se trata de utilizar todos los canales disponibles que fomenten a el niño una actitud positiva hacia la comunicación, empleando estímulos sensoriales (sonidos, signos manuales, dactilología, expresión corporal y facial, la palabra complementada la lectura labial…). El método Rochester: cuyo principal objetivo es la adquisición del lenguaje oral, se refiere a la utilización simultánea de la dactilología o alfabetización manual y el habla.

lengua se adquiere y se desarrolla de forma manual en estas personas y es tan antigua como la propia deficiencia auditiva. Además la deficiencia no es u mimo ni pantomima, porque se utilicen las manos y otras partes del cuerpo, los signos son unidades dotadas de significado, se presentan articulados, son arbitrarios. Asimismo, la lengua de signos constituye la identidad personal y cultural de las personas con deficiencia auditiva (Metzger, 2000).  Intervención didáctica: En el contexto del aula, es necesario que el profesor tutor aplique diversas estrategias especificas, que favorezcan la comunicación en el alumno con deficiencia auditiva y, por consiguiente, su acceso al curriculum común y ordinario. Algún ejemplo de estrategias específicas de intervención que podríamos aplicar con un alumno con deficiencia auditiva sería: -

 Modalidad bilingüe: Esta modalidad surge

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con fuerza, sobre todo, ante el hecho de que la educación de los alumnos con deficiencia auditiva continua siendo inferior a la de los alumnos oyentes. Se basa en que la lengua de signos se constituye como el primer lenguaje formal, que se adquiere de forma natural y espontánea, y sobre esta competencia inicial se inicia el aprendizaje de una segunda lengua: oral sobre todo escrita. Las características más importantes de la lengua de signos son: -

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Utiliza el canal gestual y visual, frente a las lenguas orales que utilizan el canal oral y auditivo. Los órganos de articulación son las manos, los brazos, el tronco y el rostro. La palabra o unidad mínima con significado es el signo. Dispone de su propio sistema de reglas morfosintácticas, así como de su propia dimensión semántica y sintáctica.

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La lengua de signos no es universal, proviene de una cultura y surge por las necesidades que tienen los sordos de comunicarse. Además en cada comunidad existe una lengua de signos diferente.

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En resumen, la lengua de signos es un sistema de signos manuales, con valor lingüístico, y que utilizan las personas con deficiencia auditiva para comunicarse. Esta

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Aceptar positivamente el alumno, aunque su habla, su vocabulario, o su comprensión no parezcan buenas. No pensar que, porque tenga una deficiencia auditiva importante, no está capacitado para la educación. No tratarlo de manera diferente a los otros compañeros de su grupo. Intentar hacer comprender a los compañeros las dificultades y problemas que tiene el alumno, en relación con su capacidad auditiva. Ubicar a la alumna en el aula de forma que le facilite el aprendizaje. Facilitar una mejor sonoridad en el aula. Aceptar y usar la lengua de signos, proporcionando al sujeto un intérprete de lengua de signos. Procurar que el alumno este bien ubicado respecto al maestro incidiendo en el contacto visual. Hablar al alumno lo más cerca posible. Vocalizar y articular los sonidos con claridad pero sin movimientos exagerados de la boda. No hablar de prisa si no a un ritmo moderado. Hablar, utilizando frases sencillas, completas y gramaticalmente correctas. Si el alumno no comprende algo o cuando parezca que no lo ha entendido, repetírselo. Adaptar los textos escritos al vocabulario y al nivel lingüístico del alumno. Explicar las palabras y frases difíciles y evitar las frases ambiguas.

Conclusiones. En el recorrido de este artículo hemos ido analizado las principales características del desarrollo de los niños con deficiencia auditiva. Es importante conocer con detalle cada aspecto ya que al encontrarnos en nuestro día a día con este colectivo de alumnos en las aulas debemos saber cómo dar respuesta a sus necesidades y conocer las dificultades que estos niños puedan presentar. Por tanto considero que se hace necesario tener un conocimiento básico sobre esta temática, imprescindible para todo profesional que se adentre en este mundo. Referencias. Ferrer, A.M. Y Meléndez J.C. (1996). El desarrollo de los niños con déficits auditivos. En Mª.C. Fortes, A.M. Ferrer y Mª. D. Gill, Bases psicológicas de la educación especial. GALLARDO, J.R y GALLEGO, J.L. (1993). Manual de Logopedia Escolar. Un Enfoque práctico. Aljibe. Málaga. MARCHESI, A. (1991). El desarrollo cognitivo y lingüístico de los niños sordos. Ed. Alianza. Madrid. MECD Y CNSE (2003): Libro Blanco de Lengua de Signos Española en el Sistema Educativo (Confederación Nacional de sordos de España). Madrid. MEC (1991). Las necesidades educativas especiales del niño con deficiencia auditiva. Serie Formación. Madrid. SALMERÓN, H. (1989). Integración escolar del deficiente auditivo. Universidad de Granada. SALVADOR, M. (2005). Bases psicopedagógicas de la educación especial. Madrid. Ediciones Aljibe. TORRES, S.l y otros (1995). Deficiencia auditiva. Aljibe. Málaga. VERDUGO M.A. (1995). Personas con Discapacidad. Perspectivas psicopedagógicas y rehabilitadoras”. Ed. Siglo XXI. Madrid. Cap. 7. Referencias Webs: - www.planetavisual.com

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