De viaje a tierras de Toro y Zamora

De viaje a tierras de Toro y Zamora 18-19-Junio de 2016 Dicen que las Edades del Hombre son una mezcla de arte sacro y de las tradicio...
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De viaje a tierras de Toro y Zamora





18-19-Junio de 2016

Dicen que las Edades del Hombre son una mezcla de arte sacro y de las tradiciones profanas. Son una recuperación del arte olvidado de tantas iglesias diseminadas por el territorio español. ALGO TENDRÀ EL AGUA CUANDO LA BENDICEN. El agua además de ser un bien natural no exento de contradicción, lo es también cultural y símbolo cargado de religiosidad, cuyas manifestaciones se insertan en el patrimonio intangible de nuestro pueblo. “Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí, como dice la Escritura: “De su seno correrán ríos de agua viva” ( Juan 7,37-38 ) Se pretende buscar una contemplación de las obras y el diálogo con ellas, por parte de cuantos las visitan, que provoquen una respuesta a sus inquietudes personales acerca del misterio de la vida humana y a la experiencia de Dios, siempre salvífica. AQVA es el título de la edición 21 de Las Edades del Hombre, dedicada al agua como elemento principal. Pan y vino definen a Zamora y a los zamoranos. Es el río Duero quien traza de forma natural la referida división: a la zona norte se la llama “Tierra del Pan”, y a la situada al Sur “Tierra del Vino”. Un línea viva marcada por sus aguas mientras camina decidida, atravesando Toro y Zamora, camino de Portugal. El pan y el vino ya fueron tratados en la Exposición “EUCHARISTÍA” celebrada en Aranda de Duero ( Burgos) en 2014. Salimos de Fuenlabrada una madrugada, antes de salir el sol rumbo al noroeste español, con una ilusión dentro de cada uno, y dispuestos a aprovechar la ocasión de conectar con nuestras esencias espirituales heredadas del pasado. Era Toro un hormiguero inquieto de seres desperezando la mañana primaveral, y recorriendo las calles camino de la Colegiata que emergía soberbia y segura sobre el resto de edificios de la ciudad. Al poco tiempo, ya estábamos en el interior atravesando la espléndida y

policromada Puerta de la Majestad de la Colegiata que nos daba la bienvenida, a la espera de las multitudes que se encaminaban a la Exposición. Este umbral sirve de tránsito para pasar de la realidad puramente humana a la novedad de la realidad salvífica, cuyo centro y culmen es CRISTO .

Capítulo Iº: Vida

AQVa de

El AGUA: aquí es tratada desde la perspectiva natural y

antropológica, en la mitología clásica y la filosofía, su servicio en la limpieza corporal, los recursos hidrológicos, la ingeniería hidráulica, los recipientes de barro y cristal para contenerla y beberla, los diversos estados físicos del elemento, el río Duero y sus paisajes. Destacamos

---El agua es fuente de vida. Con tan sencilla expresión Hildegarda von Bingen, santa alemana del siglo XII, condensa el valor primordial del líquido elemento como generador de vida. Aparece el cartel publicitario: “el logo”, del pintor riojano afincado en Ávila, Eduardo Palacios con dos bocetos, a modo de instantáneas con unas manos que reciben y que , a su vez, la transmiten, que evocaría el gesto del Bautismo, gesto cotidiano como forma inherente a nuestra existencia humana. Este artista ha ilustrado igualmente otras Edades, la del “ Monacatus” de Oña (2012), la del “Credo” en Arévalo (2013), la de “Eucharistía” en Arabda de Duero (2014) y la de “Teresa de Jesús, Maestra de Oración”, en Ávila y Alba de Tormes (2015). Dos son los elementos indispensables para la vida humana, el fuego, y el agua…Las aguas suavizan el cielo, fecundan la tierra, fecundan la tierra, se incorporan al aire con sus evaporaciones, suben a lo más alto y se apoderan del cielo”. San Isidoro de Sevilla, docto Padre de la Iglesia hispana del siglo VII) en sus Etimologías 13, XII. Señala el carácter esencial del agua para la vida humana. La Bendición del Misal Romano recuerda la finalidad del agua: “ La creaste para hacer fecunda la tierra y para favorecer nuestros cuerpos con el frescor y la limpieza”.

Mircea Eliade, al estudiar la historia de las Religiones “ el agua, dice, es el principio primordial que precede a toda forma y es el soporte que todo tipo de creación” por eso siempre se le vinculó a la divinidad. Los filósofos griegos recurrieron a los cuatro elementos para explicar los patrones de la naturaleza: el agua y la tierra. La mitología clásica presenta a Tritón, el

hijo de Poseidón, soberano del mar, que aplaca y agita la olas marinas soplando una caracola, aquí presente en un mosaico del s. IV d. de Cristo. Aristóteles definió la virtud moral ( Medium tenuere beati) como el término medio ente el exceso y el defecto. Su sentencia de la ética a Nicómaco tiene su interpretación plástica en un acrílico sobre lienzo de Carlos Piñel (artista zamorano de s.XX), inspirado en un relieve de la fachada de Universidad de Salamanca, en el que dos hombres alados emergiendo del agua sostienen en su manos un esfera central.

Otro tema mitológico es el de las sirenas, las ninfas del mar, híbrido formado por cabeza y tronco de mujer y cola de pescado, símbolo de la seducción engañosa, y que según Homero provocaron que Ulises tapara con cera los oídos de sus compañeros de navegación y él mismo se hiciera atar al mástil de su embarcación para no sucumbir al encanto de su belleza y al de sus voces melodiosas. Una sirena mirándose en un espejo mientras se peina, aparece con función moralizante en una “misericordia” (asiento de coro) de catedral de Ciudad Rodrigo del taller “ maestro Rodrigo Alemán”. La ingeniería hidráulica aparece en un ejemplar de los “Diez libros de De Arquitectura”, del tratadista Vitrubio, impreso en Madrid en 1787 (del monasterio Sta, María de la Vid- Agustinos) El agua está presente en un lienzo de una mujer adulta, sentada y una niña, bajo un paraguas, protegiéndose de la lluvia, de Julio A. Fernández Argüelles Museo de Astorga) Una aserie de tres cuadros de pintura del pintor hipperrrealista Antonio López , de 2014, son flores dentro de unos recipientes de agua, “Rosas de Ávila2 vistosas en su lozanía y mustias en su decrepitud, vienen a constituir una metáfora del paso del tiempo y de la fugacidad de la vida humana. El padre río Duero tienen su representación a su paso por Toro, Zamora y Los Arribes se muestran en los lienzos de diversos pintores actuales. Igual que lo hace la fotografía de hoy día. El capítulo finaliza con unos recipientes domésticos para contener agua y que ya han caído en desuso. Son ejemplares de barro producidos en los alfares zamoranos de Moveros y Toro, estos últimos vidriados y decorados a la barbotina.

CAPÍTULO IIº: PREPARANDO CAMINOS

Se muestra el agua en la creación y en la historia de la salvación, desde los orígenes hasta la figura del Bautista, el precursor del Señor. Acontecimientos y personajes del Antiguo Testamento (Diluvio universal, Paso del mar Rojo, Paso del Jordán...Noé, Agar e Ismael, Jacob, Moisés, Sansón…a través de los cuales dios fue anunciando de forma progresiva su voluntad salvífica y el significado de la gracia del Bautismo, como asó lo indica la bendición del agua bautismal, a la que estamos tan acostumbrados en Misas dominicales: “ Oh Dios que realizas en tus sacramentos obras admirables con tu poder invisible y de diversos modos te has servido del tu criatura el agua para significar la Gracia del Bautismo. Nos situamos ante la magnificente Portada de la Majestad de la Colegiata de Toro, obra cumbre del Románico de Transición policromada y nos adentramos en este nuevo Capítulo. El primer relato de la ceración afirma “ que la tierra estaba informe y vacía” Una obra Estela solar del escultor Alonso, labrada en piedra, de perfil circular, con macizos vacíos y líneas entrecruzadas, nos remite, en clave simbólica, a ese abismo inicial. El texto del Génesis añade “que el espíritu de Dios se cernía por encima de las aguas. Este aliento o viento divino “Ruah” ha sido transformado en una paloma rodeada de llamaradas de fuego en un lienzo de José Segrelles de la Asunción de Albaida (Valencia), La paloma sobre las aguas primordiales nos evoca al Espíritu Santo, que adoptó esa apariencia sobre la persona de Jesús en las aguas del Jordán, y las ráfagas ígneas evoca Pentecostés cuando los apóstoles recibieron el don del Espíritu Santo para ir a predicar la Buena Noticia de Jesús por la tierra En una semana simbólica se desarrolla toda la obra creadora de Dios: luz, firmamento, tierra, mar, vegetación, sol, luna, estrellas, peces y aves, animales terrestres y el hombre. Todos son llamados a la existencia al simple voz de Dio. Así aparecen en la onírica ( de ensueño) y sugerente obra Génesis de la pintora. toresana Delhy Tejero. Procedentes del Museo de Navarra, en Pamplona, se exponen los cobres del pintor flamenco Jacob Boutats. Uno de ellos representa el tercer día de la creación, es decir, la separación de la tierra y el mar y el brote de la vegetación y el otro, el quinto día, con la creación de los seres acuáticos y volátiles En el mapamundi contenido en el facsímil del Beato de san Isidoro de León-año 1047) aparece cartografiado el Paraíso cono si de un lugar geográfico se tratase. Un capitel de las Benedictinas de Sahagún, decorado con motivos vegetales podría evocarnos el jardín del edén, lugar paradisíaco creado por la tradición yahvista como recurso literario que indicaría la

existencia dichosa de la primera pareja humana antes de la caída, cuando existía una armonía entre el hombre y la tierra, entre el varón y la mujer, entre la criatura y el Creador. De la tierra brotaba un manantial y regaba toda la superficie del suelo…Y Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado. En aquel lugar salía un río que regaba el jardín y desde allí se repartía en cuatro brazos”.

El Diluvio Universal está representado en un lienzo de Juan de Zamora ( procedente de Sevilla) en el que hombres y animales se hunden entre las aguas procelosas originadas por la lluvia. Noé, no obstante y los miembros de su familia y las parejas de cada especie animal escogidas se salvan flotando en un arca de madera. El patriarca y su familia, visibles en una barca que porta en su mano, están representados en una escultura pétrea que decora la Capilla Dorada de la catedral de Salamanca. El pecado alcanza a la humanidad entera. Así dice la bendición del agua bautismal “…en las aguas torrenciales del diluvio prefiguraste el nacimiento de una nueva humanidad, de modo que una misma agua pusiera fin al pecado y diera origen a la santidad”. Agar, que era la esclava de Abraham, engendró a Ismael. Pero después de nacer Isaac, por deseo de Sara su mujer legítima, ambos fueron despedidos de la tienda del patriarca. Cuando se encontraban en Berseba y esperaban la muerte por la falta de agua, un ángel abrió los ojos a Agar y esta “vio un pozo de agua, fue, llenó el odre de agua y dio de beber al niño”. Este episodio está plasmado en un lienzo de Pedro Núñez del Valle.

Otro relato bíblico cuenta que Abraham pidió al siervo más viejo de su casa- Eliezer- ir a su tierra de origen con el fin de escoger esposa para su hijo Isaac. El siervo se paró junto a un pozo cuando las aguaderas de la ciudad salían a recoger agua, arrodilló a sus camellos,, y conforme a la petición que dirigió a Dios, la bella Rebeca le dio de beber agua de su cántaro y después sació la sed de los animales. Esta escena se muestra en un cobre flamenco del XVII y procede de la catedral de Segovia. El encuentro del patriarca Jacob con Raquel, hija de su tío Labán y su futura

esposa, junto al poco con cuya agua abrevó las ovejas, está representado en el lienzo atribuido a Pedro de Orrente, de colección de Colina de Lanestosa (Vizcaya) La salvación de Moisés niño de las aguas del Nilo por la hija del faraón y salvado gracias a la ayuda de la nodriza hebrea, este relato literario con la personificación del río Nilo, en primer término, está plasmado en un lienzo barroco de la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Zamora.(anónimo) El episodio de la persecución de los egipcios tras los hebreos tras pasar el Mar Roo en su último momento ( la vuelta de las aguas a su primer nivel) aparece en el cobre de Frans Francken II del convento de las carmelitas Descalzas de Valladolid. Junto a la obra se ha colocado un “tableau vivant”, que recrea la escena y los personajes contenidos en ellas, con el fin de que los visitantes actualicen su mensaje interactuando en él. Ambos pasajes (diluvio. Y el aso del Mar Rojo) son considerados prefiguraciones del Bautismo “como expresa muy bien la bendición del agua bendita: “ Oh Dios que hiciste pasar a pie enjuto por el mar Rijo a los hijos de Abrahán para que el pueblo liberado de la esclavitud del faraón fuera imagen de la familia de los bautizados” De nuevo el agua vuelve a tener una importancia destacada en la historia de Israel, cuando en tiempos de caudillo Josué, los sacerdotes levitas portaron el arca de la Alianza y atravesaron el cauce del Jordán a la cabeza del pueblo, que caminaba hacia Canaán, retirándose también aquí las. Está en un lienzo del Museo del Prado, depositado en el Museo de Zamora, obra de Juan Montero de Rojas. En un lienzo del taller de Rubens - Galería Caylus de Madrid- Baño de Betsabé, aparece la escena de la seducción de David de la esposa Betsabé del hitita Urías, y quien reprendido severamente luego por el profeta Natán, el rey se arrepentiría. CAPÍTULO

IIIº

LOS CIELOS SE ABRIERON

El protagonismo lo lleva en este apartado San Juan Bautista, de quien dijo Jesús: “E n verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista”. Con el ´se cierra el ciclo profético del Antiguo Testamento, actualizándolo, y se abren los tiempo0s mesiánicos, pues el Salvador llegaba tras Él. Los momentos más destacados de su vida, aparte del Bautismo de Jesús, su nacimiento, predicación y martirio. En el desierto de Judea se presentó definiéndose como “la voz que clama en el desierto” y predicando la conversión, bautizando a quienes a él acudían y confesaban sus pecados., y dando testimonio de que Jesús , y no él, era el Mesías prometido. Destacamos. Una escena de su predicación está plasmada en el óleo de Francesco Curradi, conservado en las Descalzas reales de Valladolid. La cruda escena de su martirio se nos presenta en una tabla de Fernando Gallego, de la catedral de Zamora y una reinterpretación de las célebres obras de Caravaggio y Gentileschi, en el montaje del pintor Javier carpintero.

De su infancia nada se dice en los evangelio salvo que “él crecía y se fortalecía en el espíritu y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel (Lucas 11, 80) Sin embargo, son numerosas las representaciones de Juan Bautista, niño, también denominado “San Juanito”- con la Sagrada Familia, con el Niño Jesús solo. Un lienzo atribuido al Guercino de los Amigos del País de Zaragoza, presenta un niño sosteniendo el lábaro y un manto rojo, elementos premonitorios de su futuro martirio. Grupo escultórico de la iglesia de Fuentelapeña, posiblemente napolitano, lo presenta bautizando a Jesús, como si de un juego infantil se tratase. Sus atributos, por lo general, son el lábaro, pequeño estandarte, un libro cerrado y el cordero, al que señala con su mano aludiendo a la definición de “Cristo como Cordero de Dios” que quita el pecado del mundo, expresión que ha pasado a la liturgia eucarística. Luego se muestran, en una secuencia cristológica, diversas esculturas del Precursor representado como adulto, descalzo, con barba y una abundante cabellera, vestido con una túnica de pelo de camello, y cubierto, a veces, con un manto. Sus obras de Gil de Ronza (San Juan Bautista, madera policromada, dorada y estofada), Juan de Juni, ( San Juan Bautista, con piedra de Villamayor con restos de policromía. Trascoro de la catedral Nueva de Salamanca) Juan de Montejo (Madera policromada en Iglesia de San Juan Bautista de Alba de Tormes), Esteban de Rueda, ( Iglesia de San Antolín Tordesillas, Carmelitas) Gregorio Fernández ( Santos Juanes de de Nava del Rey-Valladolid), Mateo del Prado( San Juan Bautista de catedral de Astorga y Luis Salvador Carmona (Iglesia de San Sebastián de Estepa en Sevilla)…de diversos lugares de la comunidad castellano-leonesa… Cierran este capítulo las representaciones del Bautismo de Cristo por san Juan en las aguas del río Jordán. Jesús, el cordero sin mancha, desciende a la superficie más depresiva de la orografía terrestre y se pone a la fila de los pecadores: - “El padre hizo aquí oír su voz. El Espíritu se hizo aquí ver bajo la figura de una paloma y el Hijo fue bautizado aquí en su propia persona ( San Bernardo de Claraval ) Así como recuerda la oración de bendición del agua para el rito de la aspersión “cuando Cristo descendió a ella en el Jordán, renovaste nuestra naturaleza pecadora en el baño del nuevo nacimiento”. La escena Bautismo de Cristo está representada en el relieve de madera de roble policromada y dorada de un maestro anónimo de Amberes de hacia 1500 de la iglesia de san Salvador, y en el retablillo tallado por Esteban de Rueda conservado en el Museo Nacional de Escultura, los dos de Valladolid. Y en el campo de la pintura, una tabla de Pedro Berruguete –Bautismo de Cristo-de la Colegiata de Santa María del Campo (Burgos) y otro Bautismo de Cristo de Mateo Cerezo el Joven (Castrojeriz) CAPÍTULO IV:

CRISTO, FUENTE DE AGUA VIVA

Se centra en la relación de Cristo con el agua durante su vida terrena, pasando por su infancia, ni ministerio público y su misterio pascual. En él se recogen los temas como la vocación de los primeros discípulos junto al mar de Galilea, las bodas de Caná, el encuentro con la samaritana en el pozo de Sicar, la curación de un enfermo en la piscina de Betesda, el lavatorio de los pies, el lavatorio del Pilato, el Calvario etc… San Mateo cuenta que la sagrada Familia hubo de huir a Egipto a causa de la persecución de Herodes que buscaba al niño Jesús para matarlo. Nada cuentan los evangelios canónicos sobre las vicisitudes del viaje, por lo que los evangelios apócrifos rellenaron esa carencia con narraciones fantásticas. Bien recibidas por la piedad popular.: Así La Sagrada Familia aparecen en un descanso ( 1770 ) junto a una fuente cuya agua cae a un abrevadero del que bebe un asno. Del pintor lisboeta Vieira Lusitano. Tras una pesca prodigiosa realizada en un amanecer con Jesús presente, Pedro asombrado le pidió al Señor que se alejase de él, pues “se consideraba un hombre pecador” Esta escena tiene su plasmación pictórica en un lienzo barroco, anónimo del Convento de san Marcos de León. El episodio de las bodas de Caná está representado en una tabla del XVI de la Catedral de Plasencia que copia la misma composición de Gerard David del Louvre. El encuentro de Jesús con la samaritana en el pozo de Sicar, empieza el maestro pidiéndole de beber y termina ofreciéndole una agua viva que sacia la sed y se convierte en fuente que salta hasta la vida eterna… este episodio aparece reflejado en un lienzo de autor desconocido del convento de San Esteban de Salamanca y en el grupo escultórico de Agustín Casillas, también del Obispado de Salamanca. Los evangelistas narran que Jesús, después de la multiplicación de los panes, fue visto por los discípulos caminando sobre el mar, con el viento en contra y un fuerte oleaje. Es una escena recreada por Juan Carlos Savater, al óleo sobre lienzo-2014. La curación del enfermo en una camilla en la piscina de Betesda con la consiguiente protesta de los judíos por haberlo curado en Sábado tiene su traducción plástica en el cobre firmado el pintor de Amberes Pieter van Lint, de catedral de Segovia. Un relieve de Juan de Anchieta, de madera de nogal en blanco procedente del monasterio de Santa Clara en Briviesca de Burgos transmite con gran fidelidad el conocido pasaje de la Lavatorio de los pies, donde el gesto de Jesús vino a representar el servicio de una humilde caridad. Jesús soportó un doble proceso religioso y político. En la farsa de juicio ante el Sanedrín fue sentenciado a muerte por blasfemo. La escena del lavatorio de las manos de Pilato aparece en un altorrelieve policromado, tallado por Jacques Bernal en 1542. Hay una maqueta de paso procesional “La Sentencia del escultor Ramón Núñez Fernández, cuyo original, en grande, está en el Museo de Semana Santa de Zamora. Del costado de Cristo traspasado por un lanza brotó sangre y agua. La sangre atestigua el sacrificio del cordero ofrecido por la salvación del mundo y el agua la fecundidad espiritual de l entrega Los Santos padres vieron en el agua el símbolo del Bautismo, en la sangre el de la Eucaristía, y en ambos el signo de la Iglesia- esposa de Cristo- nacida de su costado, según una

interpretación mística de San Juan Crisóstomo, un padre de la Iglesia Oriental. El momento transcendental de la Crucifixión de Cristo está presente en la Exposición de las Edades mediante dos obras: la tabla pintada por el taller de Fernando Gallego para el antiguo retablo de la catedral zamorana, hoy en la iglesia de Arcenillas y el grupo escultórico de Juan y Sebastián Ducete, en la iglesia de san Martín de Pinilla de Toro. La aparición de Jesús Resucitado a la Magdalena en la mañana de Pascua, “Noli lo me tangere” ( no me toques) en una tabla del siglo XV, del Museo Mateo Hernández, Ábside de San Gil, de Béjar, en Salamanca. Entorno del taller de Fernando Gallego. Un video documental “Duero, creador de vida” con guión y dirección de Agustín Remesal, funde líricamente salmos y poemas al ritmo diario de la horas canónicas del Oficio Divino. A modo de descanso de esta sección los peregrinos disfrutan unos momentos de relativo descanso. Pasamos en nuestra visita a otro templo para completar el recorrido de Las Edades.

En la Iglesia del Santo Sepulcro CAPÍTULO Vº:

El Bautismo que nos salva

Nos dice San Isidoro de Sevilla: “ “El Bautismo es aquella agua que manó del costado de Cristo en su pasión. Ninguna otra cosa existe que en este mundo todo lo purifique, todo lo vivifique, y así cuando somos bautizados en Cristo por el bautismo, renacemos para que purificados revivamos”. Comienza esta segunda parte de la Exposición de las Edad es del Hombre con el Bautismo de Cristo, según la interpretación que el pintor Luis Mayo hace al temple, de la célebre tabla de Piero della Francesca de la National Gallery de Londres. Vemos a continuación una serie de bautizos de, concretamente un relieve de San Hipólito, del grupo de Felipe Bigarny, procedente de la parroquia de Támara de Campos (Palencia)--- el lienzo del bautismo de santo Domingo de Guzmán, de Bartolomé de Cárdenas, (museo Nacional de Escultura de Valladolid), el boceto del Bautismo de San Francisco, pintado por Zacarías González Velázquez ( Museo lázaro Galdiano de Madrid) Es interesante observar la diversidad de forma de ls pilas bautismales, y de los objetos utilizados para verter el agua: jarritos, uno de picop y una concha… La pila bautismal de Quintanilla del Monte (Zamora) hábilmente labrada y

profusamente decorada nos recuerda que la fuente del bautismal es el seno materno de la Iglesias, en la que el cristiano nace a la vida divina por medio del sacramento. Vienen a continuación una serie de instrumentos y objetos utilizados en el Bautismo, Eucaristía y sacramentos: jarritos de bautizar--- conchas variadas bautismales---crismeras---acetres e hisopos ( que sirven para contener el agua bendita para asperjar al pueblo de Dios y a los difuntos en la exequias: “Que esta agua , Señor, avive en nosotros el recuerdo de nuestro bautismo y nos haga participar en el gozo de nuestros hermanos bautizados en la Pascua”---juegos de vinajeras, como se puede apreciar en una tabla de la Misa de san Gregorio, de Santa María de la Horta, en que Cristo se aparece al santo durante la celebración y elevación para evitarle dudas acerca de la real presencia en la sagrada forma.— aguamaniles y pequeñas fuentes plateadas… las sacras, colocadas en los extremos del altar y en el medio para recordar en latón las oraciones con las palabras del prólogo del evangelio de San Juan, las palabras de la consagración, y las pronunciadas mientras se lavaba las manos. Destaca una Sacra de Lavabo, de la Catedral de Salamanca, aquiliforme , grande realizada por Juan Manuel Sanz y que es un magnífico modelo plateado que se dio en los talleres artesanales de Salamanca, en el siglo XVIII. Igualmente las navetas que contenían el incienso: Una naveta de Santa María la Mayor de Benavente del siglo XVI. Se muestran, además, un sacramental de la catedral de Palencia y Dos cantorales, el libro de Motetes de Alonso de Tejada, Termina al capítulo con la pila de Población de Campos (Palencia) que sirve para contener el agua bendita que los fieles para santiguarse y recordar su propio bautismo al entrar en la iglesia. CAPÍTULO VI:

renacidos por el agua y el espíritu Santos, hombres y mujeres, que nacidos de nuevo por el agua y el espíritu, han sido un fiel testimonio de su vinculación existencial a Cristo, a quien se unieron por el Bautismo. Y más concretamente aquellos santos cuya biografía o patronazgo están relacionados con el agua.

La primera es la Virgen María que se sitúa entre los santos como la “tota pulchra”. En la tabla de la Inmaculada Concepción, obra de Antonio Vázquez/( de Tordehumos-Valladolid) aparece con diversos símbolos a ella aplicados. La fuente y el pozo están vinculados al agua y están tomados del Cantar de los Cantares. El libro Tercero del Codex Calixtinus, que relata la traslación y sepultura del apóstol Santiago el Mayor, cuenta que siete de sus discípulos de origen hispano, recogieron sus restos y los trasladaron al puerto de Joppe o Jaffa, adonde llegó una embarcación emparejada y sin tripulación. Se subieron a ella y colocaron el cuerpo del apóstol, y haciéndose a la mar, fueron guiados por un ángel y alcanzaron las costas gallegas, donde desembarcaron. La escena aparece tallada en un relieve del taller de Felipe Bigarny, de la Iglesia de Sasamón, en Burgos.

De la catedral de Ávila, el apóstol San Andrés, semidesnudo, del taller de José RIBERA con la cruz en forma de aspa y un gran pez colgado de su mano izquierda, como pescador. Santa Práxedes y su hermana Santa Pudenciana fueron dos vírgenes romanas del s. II, hijas del senador Pudente y de su esposa Sabina, que se dedicaron a socorrer los cristianos martirizados, recogiendo su sangre y lavando e inhumando sus cadáveres. El lienzo de santa Práxedes, de Scipione Pulzone en 1590, viene de Colegiata Castrojeriz (Burgos) Según una leyenda San Cristóbal era un hombre de gran altura y fuerza que se comprometió servir a Cristo, ayudando a viajeros y peregrinos en el paso de un río. Una tarde cargó sobre sus hombros a un niño de tanto peso que hubo de apoyarse en el tronco de un árbol, llegando con dificultad a la otra horilla. Finalmente el infante se identificó como el Niño Jesús. La escultura es de Juan de Montejo el Viejo, del retablo de La Piedad de la iglesia de San Juan Bautista de Zamora.

San Julián el hospitalario quiso expiar su parricidio instalándose junto al cauce de un río, ayudando a los caminantes a cruzarlo en barca. Y ofreciéndoles hospitalidad. Así aparece en la escultura de la iglesia de San Lesmes, atribuida a Jacob van Cothem, 1510 en madera policromada. El escultor Ricardo Flecha Barrio lo presenta cargando a sus espaldas a un menesteroso, siguiendo la leyenda hagiográfica vinculada al río Esla y a la iglesia visigótica de San Pedro de la Nave (Zamora)

San Nicolás de Bari, representado habitualmente junto a tres niños dentro de una tina, aparece aquí con un ancla, destacando su papel de patrón de los marineros, pues según narra aL Leyenda Dorada, libró del naufragio a unos que lo invocaron en medio de una tempestad marítima. Atribuida a Juan Ruiz de Zumeta se conserva en el Museo Catedral de Zamora. El cuadro de San Agustín de Hipona lavando los pies a un peregrino que resultó ser el propio Cristo, según una representación habitual del santo africano, es obra del italiano Giovanni Gianfranco ( en las Agustinas Recoletas de Salamanca)

San Antonio de Padua. Así como San Francisco de Asís predicó las aves, este santo portugués predicó a los peces en Rímini, ciudad italiana de la costa adriáticaComo los herejes no escuchaban, el santo franciscano se fue a la playa y comenzó a predicar sobre la bondad del Creador, al tiempo que los peces sacaban sus cabecitas del agua. Un azulejo portugués, (bastante deteriorado) procedente del Museo de San Antonio, de Lisboa, instalado en el lugar donde se ubica la casa natal del santo. (S.I.C de Burgos)

La leyenda de Santa Úrsula dice que era hija del rey británico y embarcó con un séquito de diez doncellas nobles, navegó por el Rin hasta Basilea y de allí partió para Roma. Al regreso

todas ellas fueron martirizadas por los hunos de Colonia. La escena del martirio, con el río y las embarcaciones en el mismo escenario están representada en el lienzo, de un autor flamenco de fines del XV ( Museo Nacional de Escultura de Valladolid ) San Atilano, después de ser eremita y monje, compañero de San Froilán, fue consagrado obispo de Zamora en los primeros años del s. X. Una leyenda tardía afirma que arrojó su anillo pastoral al río Duero antes de realizar una peregrinación de penitencia, y que a su regreso lo encontró en el vientre de un pez. De est5a guisa con el pez en la mano, lo representó el escultor Antonio Tomé en talla de la iglesia de Fuentesecas de Zamora. San Isidro, el santo madrileño, labrador mozárabe, patrón de ,los agricultores, mediador para obtener las lluvias primaverales y suyo culto es muy extendido por todo el país, aparece representado con los utensilios agrícolas en una escultura de Luis Salvador Carmona, de la Iglesia de Santa María del Castillo de Nueva Villa de las Torres ( Valladolid). Una antigua tradición señala que los bueyes araban solos mientras él rezaba y que por medio de la oración salvó a su hijo que había caído en un pozo, haciendo que las aguas lo subieran hasta arriba. Según cuenta la tradición franciscana, cuando San Francisco

de Asís dudaba si debía ordenarse de sacerdote, en una visión contempló a un ángel que le presentaba una redoma de cristal con agua transparente, aludiendo a la pureza y limpieza debidas en el sacerdote, por lo que en su humildad se creyó indigno de tal honor. La escena es del pintor Mateo Cerezo en la catedral burgalesa. San Juan Nepomuceno, protector de los puentes en gran parte de Europa, era bohemio y fue notario imperial y canónigo del cabildo metropolitano de Praga. Por no revelar al rey Wenceslao IV la confesión de su esposa Sofía de Baviera fue amenazado, torturado y arrojado al río Moldava desde el puente de Carlos de la ciudad de Praga. Durante la noche se veía brillar un misterioso fulgor por encima del cadáver, que flotaba sobre las aguas. La escultura de Luis Salvador Carmona, en San Miguel y San Julián (Valladolid). Cuentan las crónicas antiguas que San Juan de Sahagún, fraile agustino, obró el milagro de salvar a un niño caído a un pozo ofreciéndole su cíngulo y haciendo subir el nivel del agua hasta que el infante alcanzó la superficie. El prodigio, ocurrido en la ciudad de Salamanca, de la que es patrón, se recuerda en una calle “El Pozo amarillo”. Escultura del XVIII, de las Madres benedictinas de Sahagún ( lugar de nacimiento del santo)

San Francisco Javier, el misionero, estrecho colaborador de San Ignacio de Loyola y predicador en el Lejano Oriente, aparece en su apoteosis, bautizando a los indios en un gran lienzo de Claudio Coello, procedente de la iglesia de Nª Sª de la Asunción de Valdemoro (Madrid) San Pedro de Alcántara, según consta en el proceso de canonización, por seis veces Vadeó diversos ríos por lugares donde no había puentes ni barcas: la confluencia de los ríos Tiétar y Tajo, antes de vestir el hábito franciscano, y de los ríos Alagón y Jerte, además del Tajo, el Almonte, el Guadiana y el Duero. Como caminante lo ha

representado Alejandro Carnicero en una escultura del retablo mayor de la catedral de Coria. (Cáceres).

Santo Toribio de Mogroviejo, misionero en el virreinato del Perú y arzobispo de Lima, dedicó varios años de su ministerio a visitar el país, viajando a pie, y enseñando y bautizando a los indígenas, entre los cuales se encontraban algunos que luego serían santos. En este lienzo atribuido a Senén Vila, procedente de Mayorga-Valladolid donde se cree que nació el santo, aparece en éxtasis, obrando el milagro de abastecer de agua manada de las rocas a los indios peruanos, a los que bautizaba. Pudimos ver al final de este recorrido, lleno de sorpresas y curiosidades, dos proyecciones sobre el ladrillo desnudo de los “ábsides laterales” con diversas imágenes de agua fluyendo, recordando que ella había sido el motivo aparente de la exposición.

En el ábside central despide el capítulo y la muestra, una figura de

Cristo resucitado, obra del escultor Antonio Tomé, que recibe culto en esta misma iglesia. Cristo ha sido el origen, centro y meta de nuestro largo itinerario Él es quien bendice a los visitantes con su mano derecha, mientras nos deja ver la llaga gloriosa de su costado, de la cual brotó sangre y agua “Saboread aguas con gozo de las fuentes del Salvador… Y con esta visión de su costado abierto nos ofrece su mensaje de despedida, el mismo que proclamó en Jerusalén el último día de la fiesta judía de las tiendas: “El que tenga sed, que venga a mí y beba el que cree en mí, como dice la Escritura: “ De su seno manarán ríos de agua viva” ( Juan 7, 37), el mismo que repite en la Jerusalén celeste: “Al que tenga sed yo le daré gotas de la fuente del agua de la vida” (Ap. 21,6).

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