Curcuma longa Fitoterapia

Curcuma longa Fitoterapia SINÓNIMO cúrcuma, turmérico, azafrán cimarrón FUNCIÓN Introducción La cúrcuma (Curcuma longa) se cultiva desde que hay memor...
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Curcuma longa Fitoterapia SINÓNIMO cúrcuma, turmérico, azafrán cimarrón FUNCIÓN Introducción La cúrcuma (Curcuma longa) se cultiva desde que hay memoria en la India, el sur de China y otras zonas tropicales y subtropicales. Se cree que procede originariamente del este de la India, si bien no se sabe con seguridad ya que nunca se ha encontrado la planta en estado salvaje. En cuanto a crecimiento y floración, tiene grandes similitudes con el jengibre, que pertenece a la misma familia (las zingiberáceas). La cúrcuma puede llegar a 1 metro de altura. Del rizoma principal brota un haz de hojas y un tallo floral con una inflorescencia de 20 cm de largo. Al igual que ocurre con la planta del jengibre, bajo tierra se desarrollan raíces laterales con engrosamientos en forma de tubérculo. La cúrcuma crece bien en zonas húmedas y cálidas. Cuando las flores se marchitan, en diciembre y enero, se extraen las partes subterráneas. El rizoma principal y los nuevos se separan de las raíces laterales y a continuación se pasan por agua hirviendo y se ponen a secar al sol. Este último paso hace que las partes que estaban bajo tierra adquieran un color amarillo, al extenderse por el rizoma por la acción del sol sustancias colorantes presentes en sus células glandulares. Una vez secos, los rizomas se muelen para obtener un polvo que es el que se comercializa como la especia. Especies Existen diversos tipos de cúrcuma. Además de la Curcuma longa (la cúrcuma propiamente dicha) están también la Curcuma xanthorrhiza (cúrcuma de Java) y la Curcuma zedoaria. Los neerlandeses trajeron la Curcuma xanthorrhiza a Europa, donde también se conoce como “temul lawak”. La Curcuma zedoaria procede del Himalaya, donde utilizan las hojas de la planta como ensalada. Según Van Hellemont, la Curcuma xanthorrhiza es la preferente ya que esta especie tendría una mayor concentración de aceites volátiles y por tanto un mayor efecto colagógico y colerético que la Curcuma longa. Afirma que la Curcuma longa tiene sobre todo interés culinario y la Curcuma zedoaria debe emplearse más para molestias gástricas. Sin embargo, los estudios muestran que la Curcuma longa sí tiene potentes propiedades colagógicas y coleréticas, además de una gran cantidad de otras cualidades farmacológicas que por el momento no se han observado en la xanthorrhiza. La monografía de la OMS se refiere directamente a la Curcuma longa, y describe sus efectos como hepatoprotectora (protectora de las células del hígado), antioxidante, antiinflamatoria y con propiedades antibacterianas y fungicidas. Medicina tradicional La cúrcuma es una especia importante en la cocina india, como uno de los ingredientes principales del curry. No solo proporciona un agradable color amarillo intenso a los platos (lo que la hace popular para el arroz) sino que gracias a su sabor ligeramente amargoso también favorece la digestión. Además de por su papel gastronómico, la cúrcuma también se utiliza desde antiguo para tratar problemas de hígado y bilis, ictericia y problemas digestivos en general. Por sus propiedades antiinflamatorias, en medicina tradicional también se aplica contra la artritis. Sorprendentemente polifacética La curcumina, el componente más importante de la cúrcuma como especia, es también un buen candidato para ser proclamado poco menos que una panacea. En cientos de estudios preclínicos se han expuesto diversos efectos saludables de esta sustancia. La cantidad de estudios clínicos humanos con curcumina es limitada y es necesaria más investigación para ver si sus cualidades medicinales (entre las que se proponen efectos antioxidantes, antiinflamatorios y anticarcinogénicos) tras la ingesta oral se manifiestan de forma suficiente y cuál es la dosis necesaria para ello. La curcumina constituye un prometedor fitonutriente para la prevención y el tratamiento de diversas afecciones, como la ateroesclerosis, las cataratas, el reuma, los cálculos biliares, las úlceras gástricas, las dolencias inflamatorias intestinales, el cáncer, la depresión y la demencia. Gastronómica y fitoterapéutica La raíz de la Curcuma longa es sumamente apreciada y común en cocinas orientales por el intenso color y el sabor suavemente amargoso que otorga a platos como los curries. La población india consume diariamente 2-2,5 gramos de raíz de cúrcuma seca (con unos 60-200 mg de curcuminoides); en la cocina occidental esta planta está mucho menos presente. Las monografías dedicadas a la cúrcuma por la Organización Mundial de la Salud y la Comisión E la recomiendan en casos de dispepsia funcional, disfunción de la vesícula biliar (colestasis, bilis litógena), úlcera gástrica, falta de apetito y artritis reumatoide [1, 2]. La dosis recomendada es de 1,5-3 gramos de cúrcuma al día; para úlceras gástricas y duodenales se prescriben dosis de hasta 8 gramos por día. Un requisito es que el producto contenga como mínimo un 3 % de curcuminoides y un 4 % de aceites volátiles. Propiedades de la curcumina

En cientos de estudios in vitro y con animales se han constatado propiedades medicinales de la curcumina, cuyos mecanismos de actuación a nivel celular, molecular y bioquímico aparecen descritos en diversos artículos [3, 5-9]. De forma resumida, la curcumina posee cualidades antioxidantes, antiinflamatorias, inmunomodulantes, antimutagénicas, anticarcinogénicas, vulnerarias, lipidorreductoras, desintoxicantes, hepatoprotectoras, antiespasmódicas, neuroprotectoras, digestivas, antiangiogénicas y antimicrobianas [1, 3-7, 10-12]. Aspectos prácticos Es necesaria una gran cantidad de investigación clínica para fijar, en función del efecto buscado, las dosis efectiva (preventiva o terapéutica) de la curcumina. Como antiinflamatoria o neuroprotectora o para prevenir la ateroesclerosis es necesaria menos cantidad que como preventiva de cáncer. La curcumina presenta una disponibilidad biológica moderada tras la toma oral por una rápida conjugación en el intestino y el hígado que forma sulfatos y glucurónidos de curcumina o por reducción a hexahidrocurcumina. Entre el 40 y el 85 % de la curcumina abandona el tracto gastrointestinal con las deposiciones [3, 7, 8]. Para un efecto local (en el sistema digestivo) esta modalidad resulta excelente; hay indicios de que la curcumina administrada oralmente se acumula en tejidos de este aparato. Los estudios también parecen indicar que tiene efectos sistémicos con una dosis relativamente baja; así por ejemplo, una dosis de 20 mg de curcumina tiene un efecto significativo en la contracción de la vesícula biliar y la peroxidación de los lípidos en suero. La curcumina desaparece pronto del torrente sanguíneo, pero cruza con facilidad la barrera hematoencefálica y puede actuar allí con una concentración relativamente baja. No obstante, en este sentido no se conoce lo suficiente sobre la actividad biológica de sus metabolitos [3, 9]. Principios activos: Aceites volátiles (2-7 %) compuestos en un 60 % por sesquiterpenos con p-tolimetilcarbinol, turmerona, aturmerona, atlantona y zingibereno; colorantes naranjas como la curcumina (1,5-5,4 %), la monodesmetoxicurcumina (0,8 %) y la didesmetoxicurcumina (0,5 %). Si bien los aceites volátiles con mono y sesquiterpenos contribuyen seguramente a los efectos medicinales de la cúrcuma, los responsables principales son sobre todo los curcuminoides, que proporcionan además la coloración amarilla/naranja. Los curcuminoides son polifenoles no volátiles liposolubles derivados del dicinamoilmetano; un 75-80 % lo constituye la curcumina (curcumina I/diferuloilmetano) y el resto se compone de curcumina II (demetoxicurcumina) y curcumina III (bis-demetoxicurcumina) [3, 4]. La mayoría de la investigación actualmente se centra en la curcumina; mediante el uso de extractos de cúrcuma con un contenido muy alto de curcumina (90-95 %) se pueden lograr efectos considerablemente más intensos que con la cúrcuma sin procesar (que contiene un 2-9 % de curcumina). Mecanismo de actuación Las aplicaciones en medicina tradicional parecen corresponderse muy estrechamente con la investigación científica realizada a lo largo de los últimos años sobre el mecanismo de actuación de esta planta. Los principios activos más importantes son la curcumina y los aceites volátiles. La monografía de la OMS y Van Hellemont indican que las propiedades colagógicas y coleréticas de la cúrcuma son atribuibles a tales componentes. Así, las curcuminas parecen: incrementar la secreción de bilis; favorecer el flujo de bilis al intestino; proteger el hígado y asistir la función hepática; aumentar el contenido de glutatión en el hígado; estimular la actividad de la glutatión-s-transferasa en el hígado; fomentar la detoxificación de sustancias tóxicas o carcinógenas; inhibir el crecimiento de tumores (propiedades citotóxicas); inhibir la agregación plaquetaria; poseer propiedades antibióticas; reducir el nivel de colesterol; poseer propiedades antioxidantes; ejercer un efecto catabólico y metabólico sobre la absorción de las grasas; poseer propiedades antiinflamatorias; ejercer un efecto fungicida contra hongos como la Candida albicans entre otros. Muchas de estas propiedades deben aún ser objeto de estudios científicos más minuciosos. Las cualidades antiinflamatorias resultan de especial interés para aplicaciones como el tratamiento de la artritis reumatoide. Entre los efectos interesantes están también la inhibición de la agregación plaquetaria y la reducción del nivel de colesterol (lo que tendría aplicación en afecciones cardiovasculares), las cualidades hepatoprotectoras (aplicables en desintoxicaciones), las coleréticas y colagógicas (para trastornos de la función biliar y estreñimiento) y las antibacterianas y fungicidas. Las indicaciones más comunes son colelitiasis, colecistitis, daño en el parénquima hepático, ictericia e inflamación de la vesícula biliar y las vías biliares.

INDICACIONES Antioxidante La curcumina es un potente antioxidante liposoluble y captador de radicales oxigenados y partículas reactivas de nitrógeno. De forma indirecta, proporciona una mejor defensa contra la oxidación por incremento de la actividad de enzimas antioxidantes (glutatión peroxidasa, superóxido dismutasa, catalasa) y aumento del nivel de glutatión (el principal antioxidante intracelular) al incrementar la expresión de genes de la GCL (glutamato cisteína ligasa, la enzima determinante de la velocidad de la síntesis de glutatión) [13, 14]. La curcumina ofrece un apoyo en procesos patológicos asociados a la peroxidación de lípidos como la ateroesclerosis, el cáncer, enfermedades neurodegenerativas (como la de Alzheimer) y afecciones inflamatorias. En pruebas con animales se ha observado que limita los daños por isquemia-reperfusión en el corazón y el cerebro [3, 7, 9, 15]. La curcumina protege el cerebro contra daños por consumo de alcohol, circunstancia en la que se ha observado una reducción del estrés oxidativo y de la peroxidación de lípidos y una mejora del nivel de glutatión en tejido cerebral. Una dosis oral baja de curcumina (20 mg al día durante 75 días) produjo en voluntarios sanos un

descenso significativo de la peroxidación de lípidos en suero, en un 60 % [17]. Eicosanoides proinflamatorios La curcumina inhibe procesos inflamatorios tanto agudos como crónicos. Esto se debe en primer lugar a que combate la formación de eicosanoides proinflamatorios (metabolitos del ácido araquidónico). Estos potentes mediadores inflamatorios se originan cuando se libera ácido araquidónico de fosfolípidos de las membranas por acción de la fosfolipasa-A2. A continuación el ácido araquidónico se ve transformado por las enzimas COX-2 (ciclooxigenasa-2) y 5-LOX (5-lipoxigenasa) en prostaglandinas tipo 2 y leucotrienos tipo 5. En pruebas de laboratorio se ha observado que la curcumina inhibe de forma significativa la actividad de las enzimas fosfolipasa-A2, COX-2 y 5-LOX [3, 18]. El hecho de que inhiba la fosfolipasa-A2 es muy ventajoso ya que la liberación del ácido araquidónico es el paso determinante de la velocidad en la producción de eicosanoides proinflamatorios. Estos últimos favorecen no solo afecciones inflamatorias típicas sino también enfermedades neurodegenerativas, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, EPOC y cáncer [3, 19, 20]. El factor de transcripción FN-kB La segunda forma, no menos importante, en la que la curcumina combate las inflamaciones consiste en la inhibición del FN-kB (factor nuclear kappa B) activado [21]. El FN-kB es un grupo de factores de transcripción inducibles, presentes en prácticamente todas las células del organismo, que ejercen un control sobre la transcripción de genes que regulan la respuesta inflamatoria a través de la producción de citocinas, quimiocinas, moléculas de adhesión, metaloproteinasas y proteínas de fase aguda. Las reacciones inflamatorias e inmunes, en especial tras la activación por microorganismos patógenos, las coordina en gran parte el FN-kB [22]. Este último motiva un aumento del estrés oxidativo; la activación del FN-kB se ha relacionado entre otros con el cáncer, el asma, las alergias de contacto, la ateroesclerosis, la insuficiencia cardiaca, la isquemia-reperfusión, el SIDA, el shock séptico, la artritis (en particular la reumatoide), la sarcoidosis, la EPOC, la diabetes, afecciones de intestino irritable y la esclerosis múltiple [22-25]. Los investigadores sospechan que el aumento de la actividad del FN-kB es una causa importante de afecciones del envejecimiento y que influye en la esperanza de vida; esto supondría que la curcumina tendría efectos contra el envejecimiento [3, 26, 27]. Inmunomodulación Recientemente se observó en un estudio experimental con animales sobre la colitis crónica que la curcumina ejerce un efecto regulador sobre el equilibrio entre las células th1 y th2 y que desplaza la proporción th1/th2 hacia las th2 [28]. Las células (concretamente linfocitos) t-helper influyen en el proceso inflamatorio por el tipo de citocinas (proinflamatorias) que producen (interleucinas, factor de necrosis tumoral (TNF)). En un sistema de defensas sano se da un equilibrio correcto entre la actividad de las células th1 y th2. En afecciones inmunitarias mediadas por las th2, como las alergias, la proporción th1/th2 está descompensada con un exceso de actividad de las células th2; en las inflamaciones mediadas por las th1 son estas las que tienen una actividad dominante. Es posible que la curcumina influya en procesos patológicos con afecciones inmunitarias mediadas por la th1 como enfermedades autoinmunes (artritis reumatoide, LES, esclerodermia, diabetes tipo 1, psoriasis, esclerosis múltiple), infecciones crónicas, depresión y ateroesclerosis [3, 28, 29]. Inflamación postoperatoria En un estudio piloto con humanos se observó que la curcumina combate la hinchazón e inflamación postoperatorias [30]. A cuarenta y cinco pacientes que se habían sometido a una operación inguinal se suministró durante cinco días un placebo, curcumina (1200 mg/día) o fenilbutazona (300 mg/día). La curcumina y (en menor medida) la fenilbutazona ejercieron un efecto antiinflamatorio significativo, con reducción del dolor, la sensibilidad y la hinchazón en comparación con el placebo. Artritis reumatoide La activación del FN-kB podría desempeñar un papel central en el proceso patológico de la artritis reumatoide [3, 22, 31]. Curcuminoides administrados de forma oral (117 mg/kg/día) redujeron de forma significativa la fase aguda y crónica de artritis reumatoide experimental [31]. Desde cuatro días antes de inducirles artritis, se administró curcumina a un grupo de animales de experimentación. Esto produjo una inhibición de un 48 % del proceso inflamatorio agudo y de un 45 % del proceso degenerativo crónico. La dosis de curcuminoides empleada es comparable con una dosis de un gramo por día para personas de 70 kg. La aplicación de suplementos de curcumina tuvo mucho menos efecto cuando se administró solo ocho días tras la inducción de la artritis (en la fase aguda). En un pequeño estudio doble ciego 18 personas con reuma consumieron durante dos semanas curcumina (1200 mg al día) o un AINE (300 mg de fenilbutazona al día) [1, 4]. Tanto la curcumina como la fenilbutazona redujeron de forma significativa la rigidez matutina y la hinchazón articular y mejoraron la marcha. Enfermedades inflamatorias intestinales La curcumina se ha probado en un modelo animal de enfermedades inflamatorias intestinales (enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa) [32]. Se introdujo en la dieta de ratones con colitis un 0,5, 2 o 5 % de curcumina. El suplemento de curcumina produjo una inhibición del FN-kB con reducción de citocinas proinflamatorias (IL-1-beta, IL-6, TNF-alfa, IL-12 e interferón-gamma) y una reducción de los signos clínicos e histológicos de inflamación mucosal en el intestino grueso. El estudio muestra por primera vez que el tratamiento con curcumina alivia la colitis experimental en ratones y puede evitar la desnutrición y la muerte. La curcumina (72-144 mg al día) posiblemente actúe también en casos de síndrome del intestino irritable [33]. Un estudio piloto no controlado con placebo en el que participaron 207 personas con intestino irritable permitió observar tras ocho semanas mejoras en el dolor abdominal, patrón de deposiciones y calidad de vida. Depresión En la medicina china la cúrcuma es uno de los ingredientes principales de una fórmula de hierbas contra la depresión. La curcumina es liposoluble y cruza la barrera hematoencefálica sin dificultades. En modelos animales de depresión se ha observado que la curcumina a una dosis oral de 5 y 10 mg/kg/día reduce significativamente el comportamiento depresivo [34]. La curcumina inhibe la enzima monoaminooxidasa (MAO) e incrementa la actividad de la serotonina, la noradrenalina y la dopamina en el celebro. La dosis de 10 mg/kg/día condujo a un incremento notable de los niveles de serotonina y noradrenalina en el córtex frontal y el hipocampo así como el nivel de dopamina en el córtex frontal y el estriado. Estas áreas cerebrales son importantes para las emociones, la motivación, el

aprendizaje y la memoria. Infecciones La cúrcuma tiene una amplia actividad antimicrobiana e inhibe in vitro el crecimiento de bacterias gram positivas (Staphylococcus aureus), virus (VIH, virus del papiloma humano), hongos patógenos, protozoos (Leishmania, Giardia lamblia, Trichomonas vaginalis, Plasmodium) y helmintos [1, 3, 5-7, 9-11, 35-39]. Un aspecto importante es que el extracto de cúrcuma inhibe in vitro la bacteria SARM (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina) y hace que vuelva a ser sensible a los antibióticos betalactámicos [40]. En pruebas in vitro se ha observado que los aceites volátiles de cúrcuma a bajas concentraciones inhiben bacterias gram positivas como el Staphylococcus aureus tan bien como la ampicilina, la doxiciclina y la gentamicina [39]. Heridas En la India un remedio casero de probada eficacia para las heridas es una pasta de cúrcuma de uso tópico. En investigaciones se ha confirmado que la curcumina favorece la curación de las heridas; estimula la migración de macrófagos, neutrófilos y fibroblastos hacia la herida, acelera la contracción de esta, estimula la formación de tejido granular, asiste la de nuevos vasos sanguíneos (neovascularización) y mejora la epitelialización [3, 7, 41, 42]. La curcumina acelera asimismo la curación de heridas con dificultades por inflamación, diabetes, uso de hidrocortisona o irradiación [6, 7, 9, 42]. Una ventaja adicional es que la cúrcuma ayuda a evitar las infecciones. Psoriasis En un estudio con cuarenta pacientes con psoriasis se observó que un gel con un 1 % de curcumina influye de manera positiva en el proceso inflamatorio cutáneo mediado por la th1 [43]. En esta afección inflamatoria hiperproliferativa migran a la superficie de la piel grandes cantidades de queratinocitos que se dividen demasiado rápido. En ello desempeña un papel central una mayor actividad de la enzima fosforilasa cinasa, molécula señal que regula la división y la migración celulares. En el estudio se observó que la curcumina combate el aumento de la actividad de la fosforilasa cinasa mejor que el calcipotriol. Úlceras gástricas La cúrcuma alivia el dolor y acelera la curación de úlceras gástricas y duodenales. Junto a sus efectos antioxidantes y antiinflamatorios, esta sustancia contribuye a obtener una capa de mucus que protege mejor [1, 9, 44, 45]. Además de ello, la cúrcuma constituye un antiácido natural, al reducir la secreción de ácido estomacal (inducida por la histamina) por unión competitiva dependiente de la dosis a receptores de histamina h2, un efecto del que aún no está claro cuál es el componente responsable [46]. La cúrcuma y la curcumina también inhiben in vitro el crecimiento y la adhesión de la bacteria Helicobacter pylori, causante de úlceras y que se sospecha que puede fomentar el cáncer en el tracto gastrointestinal (estómago, colon) [47]. La curcumina combate las úlceras por estrés, alcohol, reserpina y AINE [9, 45]. En un estudio con animales en el que se indujeron úlceras gástricas con indometacina, la curcumina produjo una protección dependiente de la dosis de la mucosa estomacal; con 60 mg de curcumina por kilo de peso corporal se podía evitar el 85 % de los daños por la indometacina [45]. En un estudio tailandés, 19 de 25 pacientes con úlcera péptica observada endoscópicamente quedaron curados en doce semanas con un tratamiento con curcumina (5x 600 mg al día) [44]. Otros pacientes con molestias de dispepsia, gastritis e irritación de la mucosa también se vieron beneficiados de la toma de suplementos de curcumina. Digestión, hígado y bilis La cúrcuma asiste la digestión y alivia los problemas de dispepsia [1, 2, 9]. Un grupo de 116 sujetos tomó 4x500 mg de polvo de cúrcuma al día o placebo durante siete días. El suplemento de cúrcuma produjo una reducción significativa de las molestias (flatulencia, náuseas, sensación de hinchazón, acidez) [1]. En Indonesia la cúrcuma se utiliza desde antiguo para evitar la formación de cálculos biliares. Un experimento con voluntarios sanos permitió observar que la curcumina estimula de forma dependiente de la dosis la contracción de la vesícula biliar y la secreción de bilis y puede ser útil como colecinético [48]. En doce sujetos que tomaron 20, 40 o 80 mg de curcumina en ayunas el volumen de la vesícula biliar se había reducido tras dos horas un 30, 50 y 70 % respectivamente, según se observó por ecografía de la vesícula. La investigación también indica que la cúrcuma favorece la secreción de ácidos biliares y bilirrubina y mejora la composición de la bilis, con lo que el colesterol presente en esta se mantiene mejor en solución y tarda más en precipitar [9]. Ratones a los que durante diez semanas se dio una alimentación que promovía la colelitiasis más un 0,5 % de curcumina tuvieron un 75 % menos de cálculos en comparación con el grupo de control; también había una reducción significativa del nivel de colesterol de la bilis [3]. La cúrcuma y la curcumina protegen el hígado y en estudios con animales combaten los daños hepáticos por etanol, CCl4 (tetracloruro de carbono), galactosamina, paracetamol y aflatoxinas de Aspergillus. La curcumina asiste la detoxificación de mutágenos y (pro)carcinógenos por la inhibición de enzimas de fase 1 activadas (como la CYP1A1) y la estimulación de enzimas de fase 2 (como la glutatión-s-transferasa) [3, 8, 14, 49]. Ateroesclerosis La curcumina inhibe la ateroesclerosis, como se ha observado en investigación con animales [3, 50-52]. Esto se debe a la inhibición de la peroxidación de lípidos, la mejora de la función endotelial vascular, la inhibición de la proliferación de células musculares lisas en la pared vascular y una mejor vasodilatación; la curcumina reduce el nivel de colesterol LDL y de triglicéridos, mejora el de colesterol HDL, inhibe la oxidación de LDL y la agregación plaquetaria, reduce los niveles excesivos de fibrinógeno y mejora la proporción entre apolipoproteína B (apo B), desfavorable, y apo A, favorable [3, 50-55]. En diversos estudios piloto humanos se ha observado que la curcumina reduce la peroxidación de lípidos y resulta beneficiosa para los niveles de fibrinógeno y lípidos en sangre [3, 52, 55, 56]. Se dieron efectos significativos ya a partir de una dosis de 20 mg de curcumina al día [52]. En un estudio piloto, diez adultos sanos tomaron durante una semana 500 mg de curcumina al día; el nivel de colesterol total bajó por término medio un 12 %, el de peróxidos lipídicos en suero un 33 % y el de HDL subió un 29 % [3]. Asma En un modelo animal de asma se hicieron pruebas de la actividad de la curcumina en la fase de sensibilización y con presencia de molestias en las vías aéreas [57]. La administración oral de curcumina (20 mg/kg/día) alivió significativamente la constricción de las vías aéreas aguda inducida por ovoalbúmina y la hiperreactividad de las vías con respecto a la histamina. La curcumina tiene actividad antiinflamatoria y antiespasmódica e inhibe la liberación dependiente de IgE de mediadores inflamatorios de los mastocitos (histamina,

leucotrienos). Alzheimer La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por la agregación de un péptido (beta-amiloide o A-beta) en el cerebro, lo que va acompañado de formación de placas, inflamación y estrés oxidativo. El Alzheimer aparece menos en personas con una alta ingesta de antioxidantes y antiinflamatorios (naturales) [12, 58]. Diversos estudios in vitro y con animales apuntan a que la curcumina ayuda a prevenir y tratar la demencia. La curcumina, añadida a la alimentación de ratones de edad avanzada, inhibe a una baja concentración la acumulación de A-beta en el cerebro y combate el estrés oxidativo, la inflamación y el deterioro cognitivo por la formación de placas, con lo que trabaja tanto sobre la causa como sobre las consecuencias [12, 59, 60]. Es posible que la curcumina contribuya también a deshacer las placas, ya que provoca la desestabilización del A-beta aglomerado, aún mejor que el ibuprofeno y el naproxeno. Estudios in vivo muestran que la curcumina inyectada de forma periférica atraviesa la barrera hematoencefálica y se une a las placas. Una de las cuestiones pendientes ahora es si llega al cerebro en cantidades suficientes tras la toma oral. Entre tanto están en marcha estudios clínicos (en fase 2) con personas con demencia de leve a media, en los que se examina el efecto y la tolerabilidad de dosis de curcumina de entre 1 y 4 gramos al día. Cataratas Es probable que la curcumina pueda inhibir las cataratas. Durante catorce días se suministró a ratas curcumina con la comida (75 mg/kg/día) y tras esto se expuso el cristalino in vitro a una sustancia inductora de cataratas. Los cristalinos de los animales que habían comido curcumina resistieron mejor la formación de cataratas por peroxidación de lípidos, en parte por un incremento de la enzima glutatión-s-transferasa en el epitelio del cristalino [61]. La retinopatía diabética y el glaucoma se originan en parte por la activación de receptores NMDA (N-metil D-aspartato) en la retina por breves periodos de hipoxia, lo que provoca el inicio de un proceso inflamatorio. La curcumina protege in vitro el ojo contra daños celulares por excitotoxicidad a través de la inhibición de receptores NMDA activados sin perturbar su funcionamiento fisiológico normal [62]. En ratas diabéticas la curcumina (0,01 % dieta) y la cúrcuma (0,5 % dieta) inhibieron de forma dependiente de la dosis el desarrollo de cataratas diabéticas [63]. Cáncer La curcumina tiene una actividad polivalente con relación al cáncer. Por una parte, incrementa la resistencia del cuerpo contra esta enfermedad (aumento de la actividad antioxidante, efecto antiinflamatorio, asistencia a la desintoxicación, en particular la hepática) y por otra sabotea de diversas formas la supervivencia de las células cancerosas [3, 9, 18]. La curcumina inhibe la transformación de células normales en cancerosas y combate el crecimiento tumoral, la angiogénesis y la metástasis, con lo que incrementa la sensibilidad de las células cancerosas a la terapia convencional (quimioterapia, radioterapia) [3, 64-66]. Estudios in vitro y con modelos animales de cáncer inducido químicamente apuntan a que la curcumina ayuda, de forma dependiente de la dosis, a prevenir el cáncer en zonas como el tracto digestivo (cavidad bucal, esófago, estómago, duodeno, colon, recto), la próstata, los pulmones, las mamas, el hígado y la piel [3, 7, 8, 18]. Los investigadores creen que la curcumina puede intervenir sobre todo en la prevención y el tratamiento del cáncer en el tubo digestivo, ya que en él se pueden lograr concentraciones de curcumina lo suficientemente altas tras la ingesta oral [3, 8, 67]. Se han hecho pruebas con dosis de hasta ocho gramos de curcumina al día durante tres meses; recientemente se ha observado que una dosis (única) de 12 gramos de curcumina es segura [19]. Para la prevención del cáncer en el sistema digestivo posiblemente sea necesaria una dosis diaria mínima de 1,6 gramos; hay también indicios de que la toma prolongada de dosis inferiores tiene sus efectos [3, 8, 68, 69]. CONTRA-INDICACIONES La curcumina puede influir en el metabolismo de los medicamentos; la curcumina puede reforzar el efecto de los anticoagulantes y (en altas dosis) está contraindicada en caso de cálculos biliares grandes o bloqueo de las vías biliares por cálculos, ictericia obstructiva, cólicos biliares agudos y afecciones de toxicidad hepática grave. Se desaconseja el consumo del extracto durante el embarazo y la lactancia. EFECTOS ADVERSOS Dosis demasiado elevadas pueden dar lugar a irritación de la mucosa estomacal y deben evitarse en pacientes con úlcera gástrica o intestinal. A veces el consumo de extractos de cúrcuma puede aumentar la frecuencia de las deposiciones. REFERENCIAS 1. WHO Monograph Rhizoma Curcumae Longae. In: WHO monographs on selected medicinal plants, vol 1 Genf 1999;115-124. 2. Blumenthal M, Goldberg A, Brinckmann J. Herbal Medicine, Expanded Commission E monographs. American Botanical Council 2000;379-384. Integrative Medicine Communications, ISBN 0-9670772-1-4. 3. Aggarwal BB, Kumar A, Aggarwal MS, Shishodia S. Curcumin derived from turmeric (Curcuma longa): a spice for all seasons. In: Preuss H, ed. Phytopharmaceuticals in Cancer Chemoprevention. Boca Raton: CRC Press; 2005:349-387. http://www.agrawal.org/PDF/Curcumin-Season-Bw1.pdf 4. Chainani-Wu N. Safety and anti-inflammatory activity of curcumin: a component of tumeric (Curcuma longa). J Altern Complement Med. 2003;9(1):161-8. 5. Joe B, Vijaykumar M, Lokesh BR. Biological properties of curcumin-cellular and molecular mechanisms of action. 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