Cultura y Desarrollo. Estudio

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CLT/DEC/PRO-94/01

Original

World Decade for Cultural Development 1988-1997 Décennie mondiale du développement culturel 1988-1997 Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural 1988-1997

Cultura y Desarrollo Estudio

World Decade Secretariat Secrétariat pour la Décennie mondiale Secretariado para el Decenio Mundial United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization Organisation des Nations Unies pour l'éducation, la science et la culture Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO 1, rue Miollis 75732 Paris Cedex 15

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Distribución: Limitada Original: Inglés

CLT/DEC/PRO-94/01

Cultura y Desarrollo Estudio

Noviembre de 1994

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Esta publicación, que se edita en español, francés e inglés, ha sido redactada para la Unidad de Información y Promoción de la Secretaría del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural, a fin de contribuir a dar a conocer el tema del Decenio Mundial elegido para 1994: Cultura y Desarrollo.

Coordinador del Decenio Mundial : Anders Arfwedson Jefe de promoción : Birgitta Leander Autor del estudio : Mervyn Claxton

Para solicitar ejemplares, sirvase escribir a: Jefe de Promoción Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural UNESCO 1, rue Miollis 75732 PARIS Cédex 15 Francia

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INDICE

INTRODUCCION 1. EL CONCEPTO DE DESARROLLO 1.1. El modelo occidental aplicado en el contexto colonial 1.2. El modelo occidental en la era poscolonial 1.3. El enfoque endógeno del desarrollo 1.4. La dimensión cultural 1.5. Cultura y desarrollo 2. LA CULTURA COMO INSTRUMENTO PARA EL CAMBIO 2.1. Cultura y cambio 2.2. ¿Qué provoca el cambio? 3. CULTURA Y TECNOLOGIA 3.1. Tecnología y valores culturales 3.2. Orígenes de la tecnología moderna 3.3. La transferencia de tecnología 4. EL DESAFIO DEL DESARROLLO 4.1. Educación y desarrollo 4.2. El arte y la creatividad en el desarrollo 4.3. La ciencia y la tecnología en el desarrollo 4.4. La participación en el desarrollo 5. CONCLUSION NOTAS BIBLIOGRAFIA

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INTRODUCCION Este estudio se ha redactado pensando en el lector no especializado y pretende propiciar un examen o reexamen de la función que cumple la cultura en el desarrollo. Parte de la premisa de que a lo largo de la historia y en todas las culturas, la cultura de un pueblo ha estado siempre estrechamente vinculada a su desarrollo y que este vinculo se ha roto recientemente, sobre todo en los paises en desarrollo, debido a la adopción universal del modelo occidental de desarrollo y a la internacionalización de la tecnología occidental. También se pretende demostrar que las tradiciones y costumbres culturales de los pueblos pueden ser aprovechadas para los fines del desarrollo. A este respecto son frecuentes las referencias al Japón, no sólo por los logros significativos de ese país en épocas recientes, sino también porque constituye un ejemplo relevante de la importancia de las tradiciones culturales para la buena marcha del desarrollo. A pesar de que en el capítulo sobre el desafío del desarrollo se sugieren modelos de acción que podrían ser útiles para los paises en desarrollo, cada país debe determinar por sí mismo y desde su propia perspectiva cultural la mejor manera de utilizar sus características culturales para promover el desarrollo. En un análisis deliberadamente conciso sobre un tema tan amplio como el que tratamos, es inevitable cierto nivel de generalización y simplificación de temas en los que no fue posible profundizar. Ese es el caso en particular del capitulo sobre el concepto de desarrollo. Las opiniones manifestadas en este documento, la selección de los hechos presentados y las conclusiones correspondientes reflejan los puntos de vista del autor y no necesariamente los de la UNESCO.

1. EL CONCEPTO DE DESARROLLO Ningún país, sean cuales sean su historia, sus tradiciones culturales y su pasado, puede rechazar o ignorar hoy en día el concepto dominante y prevaleciente de desarrollo¹ basado en la idea occidental del progreso humano, cuyo objetivo general es elevar el nivel de vida del conjunto de la población. Pero, ¿cuál es la mejor manera de lograrlo? Ese es el interrogante fundamental que se plantean todos los paises. El modelo occidental de desarrollo2 -predominantemente económico- fue definido y aplicado en Europa antes de ser exportado. Aunque su eficacia y valor se ponen cada vez más en tela de juicio en el propio mundo occidental a causa de las distorsiones económicas que ha provocado, especialmente en los dos últimos decenios, hay que recordar que ese modelo es un producto exclusivo de la cultura y la civilización occidentales.

No puede decirse lo mismo de la vasta mayoría de los paises a los cuales se ha exportado el modelo occidental, donde en general ha fracasado y cuya imposición más que distorsiones ha producido rupturas: rupturas de las tradiciones, de los sistemas socioculturales y socioeconómicos, etc. Los paises occidentales industrializados poseen mecanismos internos para corregir esas distorsiones, lo que no ocurre con los paises en desarrollo3, debido a que este modelo importado era ajeno a las tradiciones locales y provocó una ruptura con estas tradiciones lo que impidió que arraigara en la cultura local. Si se hubiese integrado, el modelo

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importado habría adquirido vida autónoma sin necesidad de un sistema de apoyo externo, lo que habría permitido el desarrollo de mecanismos internos de alerta para la adopción de medidas correctivas al empezar a surgir las dificultades. La cuestión del desarrollo sólo se planteó como problema general y multidimensional tras la experiencia de la descolonización de un gran número de paises durante los años sesenta, ya que hasta entonces su "desarrollo" había beneficiado no a la propia población sino a los paises que poseían imperios coloniales. Los nuevos paises independientes aplicaron el modelo de desarrollo occidental, que identificaba el desarrollo con el crecimiento económico y cuyos valores básicos, arraigados como estaban en la cultura occidental, impedían que fuese trasplantado con éxito en las muy diferentes estructuras socioculturales de los paises en desarrollo. El éxito económico de los paises occidentales, así como sus ventajas políticas, culturales y militares, ejerció una enorme fascinación en las otras regiones del mundo, incitando a muchos paises a adoptar el modelo occidental de desarrollo y considerarlo como el único válido, lo que obligó a adoptar formas occidentales de organización social y económica y también los estilos de vida que se consideraron inseparables de estas formas de organización. El modelo occidental de desarrollo se expandió rápidamente durante los siglos XIX y XX, logrando ejercer una influencia predominante en la mayor parte del mundo, especialmente a través de la colonización y el comercio. Después llegaron la tecnología, las ideas y los valores occidentales, cuya gran influencia convenció a Occidente de la superioridad general de su propia cultura. Esta idea era ampliamente compartida. Sin embargo, igual importancia tuvo, en lo que respecta a sus efectos posteriores, la creencia tanto de los paises occidentales como de los demás paises, de que el modelo occidental era un modelo universal, un mecanismo que no sólo era neutral, sino también el más efectivo para lograr el desarrollo. Nada más lejos de la realidad; hasta el propio concepto de desarrollo no es culturalmente neutral, sino que hunde sus raíces en la idea occidental de progreso, combinada con la idea de independencia individual, cuyos primeros signos aparecieron con la desintegración de la sociedad feudal europea, cobraron ímpetu con las ideas de Renacimiento y evolucionaron a partir del siglo XVIII hacia una filosofía del individualismo y de la competencia que fue aplicada a la acumulación de riquezas. El protestantismo desempeñó un papel importante en la formulación de este particular concepto de desarrollo. Gracias a la liberación espiritual que aportó, por la que se esperaba que el ser humano asumiese su propia responsabilidad individual ante Dios, estableció una base teológica para el individualismo que posteriormente recibió el apoyo filosófico de las ideas liberales del Siglo de las Luces. Además, el rechazo por parte del calvinismo de la desconfianza cristiana tradicional hacia las riquezas, inspirada por la afirmación de Jesucristo de que era más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de los Cielos, dio justificación religiosa a la acumulación de riquezas, sosteniendo que el éxito económico era señal manifiesta de la bendición de Dios. El calvinismo desaprobaba la ostentación y el consumo excesivo, atribuyendo al mismo tiempo gran importancia a la frugalidad y al trabajo tenaz. La riqueza y la frugalidad permiten aumentar los ahorros. Con la ética del trabajo, esta fórmula produjo ganancias y ahorros crecientes que a su vez produjeron excedentes para invertir. Ya estaban presentes los

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componentes clásicos del capitalismo. Junto con el triunfo del individualismo, quedaron sentadas las bases de un sistema económico y un modelo de desarrollo fundamentado en la libre empresa, la libre competencia, la eficacia económica y el logro de un máximo de ganancias.

Por lo tanto, el modelo occidental era un modelo endógeno, resultado de la mutación de las relaciones sociales cuyos orígenes remotos partían de la desintegración del feudalismo, inspirado en los valores del Renacimiento y la Ilustración y estimulado por la dinámica del conflicto entre catolicismo y protestantismo, que introdujo cambios profundos en los valores culturales europeos.

Durante los siglos XIX y XX este modelo occidental de desarrollo se difundió por todo el mundo no occidental y se vio confrontado con sociedades cuyas tradiciones y valores culturales eran totalmente diferentes a las suyas, a pesar de que tenían mucho en común con las de la Europa feudal. Todas estas sociedades tenían necesidades estables y en consecuencia la producción era pequeña porque no era preciso crear excedentes para la inversión. La producción se destinaba al consumo o a actividades improductivas como festividades religiosas, bodas u otros tipos de ceremonias. Eran sociedades regidas por normas que determinaban la condición de sus miembros o grupos así como las relaciones entre ellos. Esas relaciones apenas evolucionaban y ofrecían escasas o nulas posibilidades de promoción social, lo que no incitaba a la competición individual. El principal criterio de valor del individuo era su función en el seno del grupo, del clan o de la familia sus intereses personales estaban subordinados a los del conjunto. Por lo tanto, era lógico que las decisiones se tomaran por consenso y no fueran, como ocurría en Occidente, fruto de actitudes conflictivas o competitivas.

1.1 El modelo occidental aplicado en el contexto colonial El sistema capitalista, basado en el aumento incesante de la producción de bienes, la apertura de nuevos mercados, la explotación de fuentes de materias primas y mano de obra cada vez más baratas para poder obtener el máximo de beneficios, necesitó el desarrollo del sistema colonial para lograr esos objetivos. El mercantilismo, que fue la doctrina predominante durante los siglos XVII y XVIII, se había basado en la teoría de que las colonias existían para provecho de las metrópolis y eran inútiles a menos que produjeran beneficios. Consecuencia de esta teoría fue que las economías de las colonias fueron explotadas en beneficio de las metrópolis sin tomar en cuenta sus propios intereses. A ese respecto, el economista político inglés John Stuart Mill, cuyas obras tuvieron gran influencia sobre el pensamiento económico del siglo XIX, no pudo ser más franco: "Estas [lejanas posesiones nuestras] apenas han de considerarse como países... sino más bien como haciendas manufactureras y agrícolas lejanas que pertenecen a una comunidad más vasta. Por ejemplo, nuestras colonias de las Antillas no pueden ser consideradas países con capital productivo propio...[más bien son] el lugar donde Inglaterra considera adecuado desarrollar la producción de azúcar, café y otros productos tropicales"4.

Las economías de las colonias fueron organizadas para que produjeran materias primas a bajo costo que eran exportadas a las metrópolis para su transformación y luego los productos acabados se reexportaban a las colonias. Este sistema produjo profundas distorsiones en las economías coloniales, originando una situación económicamente anómala en que las colonias

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producían lo que no consumían y consumían lo que no producían. Además, el sistema de plantaciones, característico de este tipo de relación, produjo a menudo economías de monocultivo cuyos efectos negativos todavía pueden verse en muchas ex colonias. El desarrollo económico de un país depende fundamentalmente de los excedentes que produce y de la reinversión de tantos excedentes como sea posible. Durante el periodo colonial se exportaban casi todos los excedentes de producción de las colonias y se reinvertía poco o nada.

Las políticas industriales de los países desarrollados, especialmente durante el periodo de dominación colonial, destruyeron las actividades artesanales más dinámicas de los países en desarrollo, que, en la fase comparable de su evolución histórica eran la base sobre la cual los países desarrollados habían construido su propio desarrollo económico. El sistema colonial no favoreció sino que invariablemente impidió cualquier forma de manufactura local que pudiera competir con las de los países metropolitanos, por ejemplo, la refimación local del azúcar o la producción textil algodonera. De este modo las colonias no pudieron desarrollar nuevas tecnologías locales ni mejorar las que existían antes del colonialismo. Las semillas de la dependencia tecnológica de los países en desarrollo con respecto al mundo occidental se sembraron en la época colonial. 1.2 El modelo occidental en la era poscolonial Las estrategias de desarrollo adoptadas por los nuevos países independientes fueron definidas para reproducir en esos países las sociedades altamente industrializadas y urbanizadas de Occidente. Sin embargo, las estructuras sociales, económicas y políticas que permitieron que este modelo de desarrollo prosperase no existían en los países en desarrollo. La convicción de que el modelo occidental tenía validez universal se apoyaba en el supuesto de que, al tratarse de un modelo fundamentalmente económico, sólo se debían tomar en cuenta consideraciones económicas, y también en una profunda incomprensión de la importancia de las fuerzas socioculturales que habían determinado las características y la naturaleza de ese modelo.

Las características socioculturales específicas de las sociedades de los países en desarrollo fueron ignoradas y se aplicaron políticas de desarrollo pensadas para sociedades desarrolladas y no para sociedades en desarrollo. La aplicación del modelo industrial occidental, producto de sociedades muy urbanizadas, en países en desarrollo con poblaciones mayoritariamente rurales, creó distorsiones en las economías locales al adoptarse políticas que favorecían a las ciudades a expensas de las zonas rurales, provocando una emigración masiva hacia los centros urbanos. Hasta épocas recientes, las sociedades industriales eran capaces de absorber el éxodo rural en sus industrias urbanas. Los paises en desarrollo nunca pudieron conseguirlo.

Este mismo modelo, que se aplicó en su forma más pura en el Tercer Mundo durante los años sesenta, se basaba en una tecnología que requería grandes capitales, lo que reflejaba las circunstancias propias de Occidente, donde abundaba el capital y escaseaba la mano de obra en esos años de prosperidad; mientras que una tecnología con gran densidad de mano de obra hubiera sido más apropiada para los países en desarrollo debido a su escasez de capital y abundancia de mano de obra. Además, la tecnología con gran utilización de capital tal como fue desarrollada en Occidente requería una mano de obra con alto nivel de educación básica y

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de formación, y con capacidades técnicas específicas, de las que carecían la mayoría de los países en desarrollo, con sus altos porcentajes de analfabetismo y con unos sistemas de educación mejor adaptados para impartir una educación más literaria que tecnológica. Las formas de organización comercial e industrial requeridas por la cultura económica prevaleciente en Occidente, y que eran indisociables del modelo económico de desarrollo exportado a los paises en desarrollo, exigían un determinado tipo de experiencia y capacidad administrativa que faltaba en el mundo en desarrollo. La división del trabajo en los paises en desarrollo estaba tradicionalmente organizada en función del producto, mientras que en los paises industrializados esta organización solia estar en función del proceso, dividido a menudo en varias fases. Esta división del trabajo, además de ser ajena a las tradiciones de los paises en desarrollo, requería un alto grado de capacidad de gestión y un nivel de planificación, coordinación y supervisión dificil de lograr en la mayoría de los paises en desarrollo. El tipo de ciencia y tecnología que acompañó a la industrialización causó perturbaciones en las sociedades tradicionales en la medida en que no podia ser incorporado de manera natural a los sistemas de valores culturales de estas sociedades. Los factores más importantes del conflicto entre la ciencia y los sistemas de valores de las sociedades tradicionales son el espíritu crítico y el concepto de crecimiento sistemático. El conocimiento basado en creencias y en un limitado empirismo no sometido a análisis sistemático se vio enfrentado a un sistema científico basado en el razonamiento y la experimentación, cuyo método crítico de investigación le daba capacidad para un desarrollo constante. Este aspecto dinámico de la ciencia occidental le dio ventaja sobre las formas tradicionales de conocimiento que, por su propia naturaleza, avanzan de manera muy lenta.

Este tipo de conflicto también se había planteado en los paises desarrollados durante las primeras fases de su industrialización. Sin embargo, la adaptación de las formas tradicionales de conocimiento a la ciencia moderna introducida por la industrialización tuvo lugar durante un largo periodo, lo que permitió una transformación paulatina menos agresiva para las tradiciones que en el caso de los paises en desarrollo que intentaron introducir esa transformación en unos pocos decenios. Además, en los paises industrializados, las innovaciones tecnológicas fueron introducidas paso a paso; cada innovación se fundó en un acervo de conocimientos y experiencias previamente adquiridos, lo que facilitó su asimilación social y cultural. Por el contrario, las sociedades en desarrollo se encontraron en la situación de tener que asimilar la tecnología, que era el producto final de un largo proceso de innovación técnica y de desarrollo en el cual no habían participado y que, por lo tanto, les era difícil de integrar en sus estructuras socioculturales.

1.3 El enfoque endógeno del desarrollo El enfoque endógeno del desarrollo exige tener en cuenta el contexto sociocultural en el cual el desarrollo debe realizarse, así como las condiciones especificas vinculadas a una determinada cultura, en el sentido antropológico del término: conceptos, modos y estilos de vida, sistemas de valores nacionales, modos de organización social, etc. Este enfoque tiene como objetivo satisfacer las necesidades reales del pueblo en cuestión. En la mayoria de los casos se basa en su propia capacidad creadora, sus propios valores y potencialidades, sus propias formas de expresión cultural y está dirigido a satisfacer sus propias aspiraciones. El enfoque endógeno asigna a la población beneficiaria una función activa en su propio desarrollo

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tecnológico y garantiza que éste se integre completamente en sus propias estructuras socioculturales . Para que este enfoque tenga éxito, debe lograr la mayor participación posible de la población interesada. También debe tener en consideración las consecuencias políticas, sociales y económicas de los cambios que seguramente producirá el desarrollo deseado. Este tipo de enfoque parte del supuesto de que no existe una solución ideal para el problema del desarrollo ni hay una norma fija para lograrlo. Por lo tanto, las políticas y estrategias que deberán adoptarse serán necesariamente diferentes de un país a otro y de una situación a otra. Todas las culturas contienen elementos estáticos y dinámicos, ambos necesarios para su estabilidad y desarrollo. El enfoque endógeno tiene en cuenta ambos tipos de elementos, ya que obtiene su autenticidad de uno y utiliza el otro como vector para el cambio, al mismo tiempo que procura que este cambio no sea demasiado abrupto o demasiado traumático como para provocar el rechazo de la sociedad. Todo desarrollo implica cambio, y un desarrollo que tiene como objetivo la modernización de la sociedad no puede lograrse sin que se produzcan cambios profundos en las estructuras socioculturales. Sin embargo, para que este cambio tenga éxito, debe ser resultado de fuerzas internas a la sociedad aun cuando pueda ser estimulado e influenciado por fuerzas externas. Lo esencial es que los cambios estructurales de la sociedad estén integrados en un proceso interno natural, o que por lo menos así lo considere la sociedad afectada. Los problemas que debieron enfrentar los países del Tercer Mundo en sus esfuerzos por lograr el desarrollo durante los últimos tres decenios propiciaron una reconsideración gradual de todo el concepto de desarrollo al mismo tiempo que una percepción creciente de la complejidad de las fuerzas que intervienen en el proceso y que hasta ahora habían sido consideradas únicamente en términos económicos. Como resultado de esta reevaluación se llegó a aceptar la importancia de la dimensión cultural del desarrollo, por lo menos a nivel internacional, especialmente por las organizaciones bilaterales y multilaterales que participan activamente en estrategias, políticas y proyectos de desarrollo. 1.4 La dimensión cultural La palabra cultura, que viene de la voz latina "cultus" que originariamente significaba veneración, fue posteriormente utilizada para describir la práctica del cultivo de la tierra y más tarde, por extensión, el cultivo de la mente y las buenas costumbres. Finalmente, en el siglo XIX, "cultura" se convirtió en el término utilizado para describir los aspectos estéticos e intelectuales de la civilización. Esta interpretación muy restrictiva de la cultura, heredada del siglo XIX, es la que ha causado tanta confusión sobre la dimensión cultural del desarrollo y obstaculizado los intentos De la UNESCO de convencer a los gobiernos de los países en desarrollo para que apliquen ese concepto a la planificación del desarrollo. Otra fuente de equívocos es el propio título del Decenio -"Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural"- y su primer objetivo: "tomar en consideración la dimensión cultural del desarrollo", que han provocado alguna confusión del concepto de la dimensión cultural del desarrollo con el del desarrollo cultural propiamente dicho.

La UNESCO define la cultura como "el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social. Engloba no sólo las artes y las letras, sino también los modos de vida, los derechos fundamentales del ser

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humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias"5. Es esta amplia definición la que sirve de marco a la idea de la dimensión cultural del desarrollo. Sin embargo, si sólo tomamos en consideración la dimensión cultural, esto relega a la cultura a un segundo plano. La dimensión cultural no es una dimensión como cualquier otra, no es uno de tantos factores que tomados en su conjunto constituyen los elementos del desarrollo. Por el contrario, es el factor fundamental del desarrollo, la referencia básica por la que se miden todos los demás factores. Por lo tanto, esto significa que no puede existir un desarrollo realmente satisfactorio y sostenible que no reconozca y utilice la fuerza vitalizadora de la cultura y haga caso omiso de los estilos de vida, sistemas de valores, tradiciones, creencias, conocimientos y aptitudes de la comunidad. Los planificadores del desarrollo han de tener un conocimiento cabal de su sociedad y su cultura no sólo para estar seguros de que sus políticas económicas responden a las aspiraciones y necesidades de las comunidades interesadas, sino también para ser capaces de aprovechar, con miras a la ejecución exitosa de dichas políticas, esa fuerza dinámica pero indefinible que constituye la identidad de un pueblo y que es el elemento estratégico de cualquier cultura. Una estrategia de desarrollo que incluya la dimensión cultural constituye un enfoque integrado del desarrollo que no solamente comprende actividades concretas de desarrollo en sectores clave como la educación, la comunicación, la ciencia y la tecnología, la agricultura, la vivienda, la salud, etc., sino que también intenta utilizar las energías creativas del pueblo para encontrar soluciones locales a los problemas planteados en esos sectores. La experiencia del Japón ha demostrado que un pueblo puede ser ecléctico en la elección de los modelos y técnicas de desarrollo siempre que éstos sean culturalmente asimilables. En el tipo de desarrollo que desconoce la dimensión cultural y depende de la aplicación de modelos externos, el potencial creador de la cultura local queda inhibido, se reduce la capacidad de resistencia de la sociedad a la intrusión no deseada de modelos e influencias culturales extranjeros, lo que produce anomalías culturales tales como la utilización de ropas importadas diseñadas para climas completamente diferentes (en el Sur, nunca en el Norte), la sustitución de alimentos locales corrientes por productos que deben ser importados, por ejemplo, el pan hecho con harina de trigo, la sustitución de la leche materna por leche en polvo importada para alimentar a los niños (a menudo con consecuencias desastrosas) y la construcción de rascacielos herméticamente cerrados en países tropicales, basados en modelos diseñados para climas fríos cuya razón fundamental es conservar al máximo el calor. La cultura también se ha definido como "una interpretación global de la naturaleza, un sistema total para comprender y cambiar el mundo. La cultura abarca todas las expresiones productivas del ser humano, tecnológicas, económicas, artísticas y domésticas. Implica una relación sistemática entre cada aspecto de la vida tal como ésta es vivida"6. Esta definición, que coincide con el concepto que tiene la UNESCO de la cultura, hace pensar que en lugar de ser la cultura una dimensión del desarrollo, más bien debería considerarse el desarrollo como una dimensión o fenómeno cultural. En efecto, como la cultura de un pueblo representa la totalidad de su marco de referencia para la vida, incorpora todas las posibles respuestas que un pueblo puede dar a las exigencias del medio ambiente en que vive.

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1.5 Cultura y desarrollo El desarrollo sólo puede prosperar cuando está arraigado en la cultura y tradición de cada país, porque es un proceso global "vinculado a los propios valores de cada sociedad y que exige una participación activa de los grupos e individuos que son tanto los autores como los que se benefician con este proceso"7. A lo largo de la historia, el desarrollo cultural y el desarrollo económico han mantenido una relación dialéctica entre sí. La historia enseña que los periodos de florecimiento cultural o de energía creadora casi siempre estuvieron acompañados o precedidos de un desarrollo espectacular8 de la sociedad. Cuando estudiamos el Renacimiento, lo vemos como un periodo en el que florecieron la literatura y las artes. Pero la energía creadora liberada durante el Renacimiento estimuló la especulación intelectual y la sed de conocimientos, permitiendo los adelantos científicos y tecnológicos que más tarde abrieron el camino a la Revolución Industrial.

China bajo la dinastía Sung (960-1299 d.C.) era el país más avanzado del mundo. Era el más poblado, el más urbanizado y el más avanzado tecnológicamente, y había llegado a un nivel de desarrollo que no alcanzó ningún país europeo hasta el siglo XVIII. Este periodo coincidió con el florecimiento de las artes y las letras, beneficiándose éstas de la impresión, en el año 953 d.C., de los 130 volúmenes de las obras de Confucio. El historiador de la ciencia, Charles Singer, director de una Historia de la Tecnología en ocho volúmenes, afirmó que en capacidad e inventiva, durante la mayor parte del periodo que va del año 500 al 1500 d.C.: "El Cercano Oriente era superior a Occidente... En casi todas las ramas de la tecnología, los mejores productos que se encontraban en Occidente venían del Cercano Oriente... Tecnológicamente, Occidente tenía poco que aportar al Cercano Oriente. La transmisión de tecnología era en dirección contraria. Entre los siglos VII y XIII, Europa exportaba materias primas a los países árabes a cambio de bienes de consumo y productos industriales... Los objetos de cristal y de metal egipcios y sirios, así como muchos otros productos de Mesopotamia y de la España árabe, eran muy apreciados y claramente superiores a cualquier producto de Europa occidental... Hubo migraciones de artesanos orientales hacia Occidente. Estos enseñaron sus métodos a alumnos y aprendices europeos, agregando de esta manera las tradiciones técnicas de sus propios países a las ya existentes en los países de la cristiandad latina"9.

Es interesante observar que probablemente el primer contrato oficial conocido de transferencia tecnológica, que casi por definición se considera hoy en día un fenómeno que va de Norte a Sur, en realidad tuvo lugar en dirección Sur-Norte o de Oriente a Occidente. En junio de 1277 d.C., Behemondo VII, Príncipe de Antioquía, y Jacopo Contarini, Dux de Venecia, firmaron un tratado por el cual Venecia adquirió los secretos de la tecnología siria de fabricación del vidrio, importando directamente de Siria tanto materias primas como artesanos10. Venecia conservó después celosamente esa tecnología, monopolizando la fabricación de vidrio en Europa durante cuatro siglos hasta que Francia, en el siglo XVII, logró apropiarse de la tecnología veneciana y crear con ésta la fábrica de vidrio de St. Gobain, que posteriormente se ha convertido en uno de los gigantes industriales de Francia. El periodo de dominación tecnológica e industrial árabe, que precedió inmediatamente al periodo de dominación europea, también coincidió con una efervescencia cultural espectacular

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y una gran efusión de energía creadora. Habiendo aprendido de prisioneros chinos la técnica de fabricación del papel, los árabes establecieron fábricas de papel en Bagdad a fines del siglo VIII d.C., cinco siglos antes de que Europa aprendiera a hacer papel, y en el siglo X ya existían fábricas de papel flotantes en el río Tigris. Con la adquisición de la tecnología de la producción del papel, los árabes lograron una revolución cultural que contribuyó a la rápida difusión de la enseñanza y el conocimiento. El papel se convirtió en un producto barato y ya en el siglo IX d.C. cientos de miles de manuscritos circulaban por todo el mundo islámico. A fines de ese siglo, había más de cien lugares en Bagdad donde se fabricaban libros y en la época de la conquista de los mongoles, en el año 1258, se estimaba que Bagdad tenía por lo menos 36 bibliotecas públicas. Se ha afirmado con razón que entre los siglos IX y XIII, el árabe era el idioma de la civilización lo mismo que el latín lo había sido antes y lo volvería a ser después hasta la aparición de las lenguas nacionales europeas.

Esta simbiosis entre cultura y desarrollo también puede apreciarse en el caso del imperio africano de Mali en el siglo XIV. En el Atlas de Africa realizado en 1375 por Abraham Cresques, el cartógrafo mallorquín, se representa al Emperador de Mali sentado majestuosamente en su trono, con orbe y cetro, mientras comerciantes de todo el norte de Africa se dirigen a los mercados de ese país. En esta época, las naciones marítimas del sur de Europa reconocían a Mali como uno de los grandes imperios del mundo moderno. En el siglo XIV, el oro de Mali alimentó el comercio de la mitad del mundo civilizado y suministró el metal para las primeras monedas europeas de oro acuñadas desde la época romana 11. Tombuctú, capital de Malí, fue descrita siglo y medio después por Leo Africanus como un centro del saber y de las letras. En esta ciudad pudo observar el gran mercado de libros manuscritos y manifestó que se podían obtener mayores ganancias mediante la venta de libros que con cualquier otra mercadería. Durante el siglo XIV, las ciudades malienses Tombuctú y Jenne se convirtieron bajo el Emperador Mansa Musa, en centros de erudición y saber, y la reputación de sus escuelas de derecho y teología era conocida hasta los últimos confines del Asia musulmana.

Si miramos la América precolombina, la civilización maya, que dominó América Central durante casi mil años, tuvo varios logros destacados en su activo. Los mayas crearon un extraordinario arte escultórico monolítico así como un sistema de escritura. Varios siglos antes de la era cristiana, los mayas idearon un sistema de numeración aritmética, inclusive el concepto y el uso de la cantidad matemática cero12 (también inventada de manera independiente en la antigua India y en Mesopotamia), que en su conjunto fue descrito como uno de los más brillantes inventos de la mente humana. Se ha señalado asimismo que la civilización maya fue quizás la primera que creó un modelo de estructura urbana adaptada a las condiciones ecológicas de la selva tropical13. Fue en las tierras bajas de la selva, y no en las tierras altas más templadas, donde la arquitectura maya alcanzó su expresión más pura y perfecta.

En lo que respecta a los aztecas, su imperio alcanzó el zenit a principios del siglo XVI, lo que sin embargo no impidió que fuese víctima de la tecnología superior de los invasores españoles y de los estragos que provocó la viruela de la que éstos eran portadores inmunes pero que diezmó la población mejicana14. La civilización azteca deslumbró a los españoles y Cortés declaró que Tenochtitlán, la capital azteca, era la ciudad "más hermosa del mundo", comparándola con Venecia a pesar de que en tamaño era más grande que cualquier ciudad de

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la Europa contemporánea. Cuando el pintor alemán Durero vio, en 1520 en Bruselas, las obras de arte mejicanas enviadas por Cortés al Emperador Carlos V, escribió en su diario: "No recuerdo haber visto nada en mi vida que me haya deleitado tanto. Eran realmente obras de arte prodigiosas y estoy maravillado por el genio sutil de los hombres de tierras lejanas. No encuentro palabras para describir lo que he visto''15. Diferentes culturas perciben el mundo de maneras diferentes y estas diferentes percepciones, que están casi siempre basadas en datos y situaciones objetivas, por ejemplo, los fenómenos naturales o el medio ambiente natural, originan diferentes interpretaciones en diferentes contextos culturales. Las diversas técnicas, desarrolladas y aplicadas por pueblos del pasado para resolver problemas prácticos con resultados similares, en sectores como por ejemplo la navegación, la agricultura, la medicina, la vivienda, etc., han demostrado no sólo que problemas similares pueden ser resueltos de maneras diferentes, sino que también el tipo de solución aplicada está a menudo inspirado por el entorno natural o cultural. El nacimiento y desarrollo, en los albores de la historia humana, de todas las primeras grandes civilizaciones del mundo a orillas de grandes ríos como el Indo, el Eufrates, el Yangtsé, el Tigris, el Nilo, etc., no es una coincidencia fortuita sino que más bien refleja la interdependencia de la cultura con el medio ambiente y el desarrollo, lo que explica también por qué el norte de Europa no fue la cuna de una de esas grandes civilizaciones de la antiguedad. Las características particulares de las primeras culturas regionales habrían estado por lo tanto determinadas por la manera en que se adaptaban y anticipaban al funcionamiento de sus ecosistemas locales. El historiador inglés Basil Davidson, que ha dedicado su vida al estudio de la historia africana, describe la cadena de causas y efectos de manera admirable: "Todas las civilizaciones antiguas surgieron en los valles de grandes ríos que determinaron las características de irrigación natural y renovación del suelo. Anualmente estos ríos ofrecían nuevos suelos aptos para el cultivo. Así permitieron que los nómadas, tras descubrir la posibilidad de cultivar alimentos en vez de recolectarlos o de cazar, abandonasen la vida nómada. Al asentarse durante varios años seguidos en la misma zona, tuvo que abordar los problemas técnicos de los cultivos regulares. Cuando resolvió esos problemas, también resolvió el problema de la producción de excedentes alimentarios. Con esos excedentes se sentaron las bases para el comercio, lo que permitió a su vez pasar a la vida sedentaria. La vida sedentaria significaba la especialización, la división del trabajo y el crecimiento de las ciudades, lo que a su vez significaba la civilización y el desarrollo del gobierno central"16. La influencia cultural sobre el desarrollo y sobre el medio ambiente queda demostrada, por ejemplo, por la similitud ecológica y las diferencias culturales entre el sur de la católica España y el norte de Marruecos islámico, donde se han desarrollado diferentes técnicas y tipos de agricultura y cría de animales17.

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2. LA CULTURA COMO INSTRUMENTO PARA EL CAMBIO 2.1 Cultura y cambio Cada sociedad intenta organizar su existencia según la propia visión del mundo, cuya inspiración inicial y principal son sus ideas sobre la creación, la finalidad de la existencia y la vida después de la muerte. ¿Por qué algunos pueblos se han desarrollado con mayor rapidez que otros? Una de las razones puede ser la visión del mundo de algunos pueblos, que consideran que sus sociedades lograron su máximo apogeo en una época remota y que nunca podrán superar ni igualar esta época ni deben intentarlo. Históricamente, otra razón podría haber sido el sentimiento de que una vez que se ha logrado cierta armonía entre la comunidad y el entorno y un equilibrio razonable entre las necesidades de la comunidad y la satisfacción de esas necesidades, no existe ningún motivo para alterar la situación. Otra razón también podría haber sido la influencia de una actitud fatalista que negara la necesidad y la utilidad de los esfuerzos humanos más allá de lo estrictamente necesario para la mera supervivencia. La visión del mundo puede también, tal como ocurrió en Occidente, fomentar la creencia en la idea de progreso y en la capacidad que tiene el hombre para dominar el medio ambiente y mejorar su condición. Esta última actitud prevalecía especialmente en países y comunidades mayoritariamente protestantes y estimulaba la sed de conocimientos y las maneras de aplicar esos conocimientos para mejorar la existencia humana, por lo general sin obstáculos derivados de consideraciones teológicas. La mayoría de los inventores y científicos del periodo que va de la Reforma a la Revolución Industrial fueron calvinistas, puritanos y, en Inglaterra, disidentes. ¿Por qué algunas culturas y países en un momento particular de su historia han logrado un mayor desarrollo que otros, a pesar de que las circunstancias objetivas eran similares y de que compartían parecidos objetivos? Como ya se señaló, los periodos de desarrollo espectacular siempre parecen ir acompañados o precedidos de una explosión de actividad creadora y energía cultural. Eso es casi siempre indicio de una cierta confianza cultural, intangible, inasible, imprevisible, pero aparentemente condición necesaria para la acción imaginativa y osada que ofrece a un pueblo en un momento determinado de su historia la misma capacidad que tiene un atleta consciente de sus posibilidades para superar a los demás. El antropó1ogo francés Claude Lévi-Strauss ha afirmado que todas las culturas están compuestas de una mezcla de intercambios y préstamos. Uno de los factores que al parecer influyen en la buena marcha del desarrollo es la apertura cultural a otras ideas y la voluntad y la capacidad de asimilar las de otras culturas. Si los intercambios provocados por la relación entre cultura y desarrollo se ven influidos tanto por factores internos como externos, entonces una sociedad que está a la defensiva y encerrada en sí misma reduce sus posibilidades de aprovechar las influencias externas. El genio de Europa es que nunca, hasta ahora, ha caído en el error de encerrarse en sí misma. En el pasado, no sólo siempre ha estado abierta a otras influencias culturales sino que rara vez ha vacilado en aceptar lo mejor que otras culturas tenían que ofrecerle, como está ampliamente demostrado por el nivel e importancia de lo que ha aprovechado de otras culturas.

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El etnólogo francés Michel Leiris describe esto de manera admirable: "Los pueblos de Europa (cuya expansión internacional, debemos recordar, es muy reciente, y hoy en día está restringida por la evolución de los pueblos a los que antes superaron técnicamente) deben su primacía cultural a las oportunidades que durante mucho tiempo tuvieron de mantener contactos frecuentes entre sí y con otros grupos distintos. Los romanos, que pueden considerarse como los fundadores del primer gran Estado que existió en Europa, tomaron elementos de Asia para construir su imperio, y su único sucesor duradero, el Imperio Bizantino, tomó más aspectos de su organización administrativa de Persia que de Roma. A la inversa, el aislamiento relativo de los africanos durante tan largo tiempo debería ser razón de más para admirar su éxito, pese a esas condiciones adversas, al fundar antes del siglo XV un Estado como Benin (un reino próspero que produjo obras maestras en bronce y en marfil en una época en que Europa no puede haber suministrado modelos a los artistas africanos), o al convertir durante el siglo XVI a Tombuctú, capital del imperio Songoi, en uno de los principales centros intelectuales del mundo musulmán. No sólo por Africa sino también por el resto del mundo, es lamentable que la rápida expansión de las naciones europeas, en un periodo en que superaban en medios materiales a todas las demás naciones, haya cortado de raíz el desarrollo de culturas cuyo potencial total nunca conoceromos"18.

Una sociedad que confía en su cultura estará más abierta a las influencias exteriores y por lo tanto logrará sacar mayor beneficio de ellas, mientras que una sociedad a la defensiva otorgará mayor importancia a tradiciones estériles, oponiéndose a cualquier cambio provocado por fuerzas exteriores y reprimiendo a cualquier elemento de la sociedad que proponga tal cambio. Después del esplendor de las dinastías T'ang y Sung, China se cerró a las influencias externas durante la dinastía Ming, evitando cualquier contacto con el mundo exterior. China consideró delito punible con la pena capital que cualquier ciudadano chino viajase al extranjero y prohibió la construcción de transatlánticos a pesar de que en ese momento poseía la mejor tecnología de construcción naval. A continuación, China comenzó a decaer. La civilización árabe durante su periodo de predominio indiscutible (entre los siglos IX y XIV d.C.), cuando tenía plena confianza en la propia cultura, aprovechó ampliamente ideas de los griegos, los persas y los chinos para desarrollar nuevas técnicas y tecnologías en muchos campos, que a su vez estimularon el progreso de otras ciencias. Por ejemplo, la aplicación de nuevas tecnologías en cirugía y farmacología originó fenómenos sociales como la creación de hospitales y la formación especial de personal sanitario. A su vez, el Renacimiento europeo aprovechó ampliamente los conocimientos y logros de los árabes. El redescubrimiento del saber griego clásico se basó en versiones latinas de traducciones árabes de antiguos textos griegos. Durante toda la Edad Media europea, las traducciones árabes fueron las principales fuentes para el conocimiento de la Grecia clásica. Fueron las enseñanzas de Averroes (Ibn Rushd), el filósofo musulmán del siglo XII, basadas en su interpretación de Aristóteles, las que permitieron a los filósofos cristianos occidentales del siglo XIII pasar de la filosofía religiosa a la filosofía secular, naciendo así la moderna filosofía occidental. Los filósofos de las universidades de París, Bolonia y Padua fueron los primeros divulgadores del "averroísmo latino", cuya enseñanza básica afirmaba que la razón y la filosofía eran superiores a la fe y al conocimiento basado en la fe.

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En lo que respecta a la ciencia occidental, se ha dicho que "los griegos sistematizaron, generalizaron y teorizaron, pero los métodos pacientes de observación prolongada y detallada y la investigación experimental eran completamente ajenos al temperamento griego... Lo que llamamos ciencia es el resultado de nuevos métodos de experimentación, observación y medición que fueron introducidos en Europa por los árabes... La ciencia [moderna] es la contribución más importante de la civilización islámica...''19. Por ejemplo, fueron los árabes quienes experimentaron con plantas y codificaron su uso para la obtención de medicamentos y también produjeron el primer manual medieval de medicina veterinaria Toledo y Córdoba fueron los dos principales centros de enseñanza e investigación científica. Su reconquista por la España cristiana, en 1085 y en 1236 respectivamente, dio a la Europa cristiana acceso al conocimiento científico musulmán. La supremacía musulmana en matemáticas y en ciencias hicieron del árabe la lengua científica durante la baja Edad Media. Los eruditos procedentes del norte de Europa, en especial los que acudían a las escuelas de Toledo, previamente tenían que aprender árabe para poder asimilar esos conocimientos. A fines del siglo XII, el mercader italiano Leonardo Fibonacci, de Pisa, mientras residía en el norte de Africa aprendió el uso del sistema "árabe" de numeración, que originariamente era indio y que había sido utilizado durante mucho tiempo por los artesanos y mercaderes árabes. Cuando regresó a Pisa, publicó un libro sobre el sistema (Liber abaci) para uso comercial y técnico, hecho que señaló el comienzo de las nuevas matemáticas europeas y que ha sido considerado como la contribución occidental más importante a las matemáticas desde la antigüedad. "En el siglo XVI, el sistema árabe de numeración era de uso casi universal en Europa occidental. Su adopción fue una importante contribución al despertar de la ciencia e influyó en la determinación de las relaciones entre ciencia y tecnología durante los siglos XVI y XVII"20.

"Fue en gran parte gracias a la imitación y luego al desarrollo de las técnicas y de los modelos procedentes del Cercano Oriente como los productos occidentales lograron finalmente la supremacía''21. Por lo tanto, la evolución de las relaciones entre la tecnología occidental y la del Cercano Oriente -el paso de la inferioridad a la superioridad, primero mediante la imitación, luego mediante el perfeccionamiento de los modelos copiados y por último gracias a la invención originalfue similar a la evolución posterior de la relación entre la tecnología japonesa y la occidental. Uno de los múltiples criterios habitualmente utilizados para comparar los logros tecnológicos de los paises es el número de patentes de nuevos procesos tecnológicos otorgadas anualmente a sus empresas en los Estados Unidos de América. Entre 1985 y 1992, las empresas japonesas ocupaban el primer lugar por el número de patentes obtenidas en los Estados Unidos. En 1993 el primer lugar correspondió a una empresa estadounidense pero las empresas japonesas ocuparon los puestos segundo y tercero22. Los intercambios y préstamos culturales tienden a producir un efecto dinámico causado por la combinación inicial de resistencia y aceptación de la influencia extranjera, así como por el proceso posterior de asimilación y adaptación, que provoca inevitablemente algún ajuste de los valores de la sociedad receptora. Los cambios de valores no se limitan tan sólo a los inmediatamente asociados a un determinado aspecto del desarrollo, sino que también influyen en la manera en que la sociedad recibe y transmite diferentes tipos de conocimientos y experiencias.

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Una experiencia, técnica o modelo externos no pueden ser satisfactoriamente asimilados por simple adopción o reproducción, necesitan ser reinterpretados o reinventados de manera tal que puedan absorberse a través del filtro del sistema de valores y la identidad cultural de la sociedad. En Japón y en algunos países del Asia sudoriental, los principios económicos occidentales han sido reinterpretados con éxito de acuerdo con los propios sistemas de valores de esos países y su propia cultura económica. La cultura japonesa, al igual que la de la mayoría de los países del Asia sudoriental, tiene gran capacidad de adaptación y asimilación de experiencias y modelos externos. Sus éxitos extraordinarios y, en el caso de Japón, su posición predominante, lograda dentro del sistema económico "occidental", sin que se registraran cambios fundamentales en la cultura, la estructura social y los valores de sus sociedades, demuestran de manera convincente que el modelo occidental de desarrollo puede utilizarse de manera positiva siempre que se integre en el propio sistema de valores del país. El sistema japonés según el cual las sociedades comerciales y las empresas industriales garantizan el empleo vitalicio a sus trabajadores provocaría un fracaso comercial en la mayoría de los países occidentales, pero esta costumbre, arraigada como está en los valores de la sociedad, permitía un grado de participación, solidaridad y lealtad por parte del trabajador que tenía una influencia indudable en el nivel de productividad y, por ende, en la competitividad internacional de las empresas japonesas. Durante el siglo pasado, el proceso de modernización de Japón no se realizó mediante el desplazamiento de la tecnología tradicional. Al contrario, consistió en una hábil fusión de nuevas técnicas con aptitudes endógenas al mismo tiempo que se combinaban tecnologías tradicionales y modernas aprovechando el saber empírico que el pueblo había acumulado a lo largo de los siglos.

En sus comienzos, la industrialización japonesa fue concebida, organizada y dirigida por el Estado, con fondos públicos y en beneficio del conjunto del país. Este sistema contrastaba con la experiencia de los países occidentales, donde la industrialización estuvo exclusivamente a cargo de la empresa y el capital privados, y se organizó en beneficio privado. Por extraño que pueda parecer en Occidente el enfoque inicial japonés de la industrialización, estaba plenamente en consonancia con los valores confucianistas de la sociedad, según los cuales el interés de la comunidad (en este caso representada por el Estado) prevalecía sobre el del individuo.

En el caso del Japón y de la mayoría de los países del Asia sudoriental, esta diferencia de valores culturales impidió que se crearan las diferencias de ingresos que se produjeron en Occidente, lo que reflejaba y promovía al mismo tiempo la solidaridad colectiva. Esto explica también el dirigismo adoptado por el Gobierno japonés en el desarrollo económico del país, tras haber vendido el primer grupo de industrias a grupos e individuos privados, y que se refleja aún en la actualidad en las relaciones muy estrechas que existen entre el Gobierno, por una parte, y la banca, la industria y el comercio, por otra. El factor determinante del desarrollo económico japonés fue que se trató de un proceso endógeno, arraigado en las estructuras socioculturales del país, lo que le dio un carácter innovador y dinámico y garantizó al mismo tiempo una transformación progresiva y armoniosa de la economía.

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2.2 ¿Qué provoca el cambio? Ningún desarrollo importante puede tener lugar sin que haya un deseo, una voluntad o una aceptación del cambio. Cada cultura contiene en sí misma varios mecanismos que pueden facilitar el cambio en una u otra dirección o presentarle obstáculos. También existe en cada cultura una jerarquía de valores que determina en gran parte el grado de consenso para el cambio e influye en el nivel de aceptación de las actividades de desarrollo que lo producen. La relación entre desarrollo y cultura, cuando el desarrollo implica cambio y la cultura refleja valores incompatibles u hostiles a éste, se caracteriza a menudo por una tensión constante y subyacente.

El ritmo y la evolución de cualquier innovación tecnológica están influenciados por el valor atribuido a la nueva invención en el marco social en que se manifiesta. Una innovación será normalmente aceptada si se considera útil y rechazada si parece inútil o peligrosa, pero esta regla general se ve afectada por el hecho de que algunas sociedades parecen estar más abiertas al cambio que otras. A lo largo de la historia, algunas sociedades han sido más innovadoras y otras más conservadoras. En las primeras, el desarrollo tecnológico fue aceptado más fácilmente, mientras que en las últimas se le opuso mayor resistencia. Por lo menos en los últimos cien años, en Occidente la innovación tecnológica fue generalmente considerada como deseable, debido a que estaba asociada a la idea de progreso. En Europa, la historia de la utilización del tenedor para comer es un buen ejemplo de la dificultad que puede hallar una innovación para ser aceptada, incluso en una cultura bastante predispuesta a la innovación. En el siglo XI, la sociedad bizantina usaba ya pequeños tenedores dorados. Cuando una princesa bizantina casada con el Dux de Venecia intentó introducir su uso en Venecia, ello provocó un escándalo. El clero denunció este uso como una sofisticación peligrosa y llegó hasta invocar la cólera de Dios contra la princesa. El tenedor volvió a ser introducido en Italia desde Grecia más de cuatrocientos años después, cuando un comerciante de sedas francés observó su uso en un banquete ducal celebrado en Venecia en 1518. El tenedor no fue utilizado en la Europa septentrional hasta el siglo XVIII y hasta 1897 estuvo prohibido en la marina británica porque se consideraba que la utilización de tenedores era poco viril y perjudicial para la disciplina23. En los Estados Unidos de América la utilización del tenedor siguió un camino diferente. Los manuales de etiqueta americanos del siglo XIX reprendían con tanta severidad a la gente que comía guisantes con el cuchillo que los americanos se pasaron al otro extremo en el uso del tenedor, costumbre que todavía sorprende a quienes visitan ese país. La dinámica subyacente de una sociedad constituye a menudo un mejor indicador del potencial para el cambio que la capacidad de las instituciones y estructuras de esa sociedad para hacer frente a nuevas situaciones. En el momento que un uso o costumbre se institucionaliza e ipso facto se convierte en una característica muy visible de la sociedad, dicho uso o costumbre ya representa un elemento estático de la sociedad y se encuentra a menudo en el extremo conservador del medio social. A pesar de que sigue siendo un importante punto de referencia, al institucionalizarse se convierte automáticamente en un obstáculo para el cambio. Sin embargo, como ninguna sociedad es completamente estática en sus usos y valores, aparecerían usos y costumbres informales, no necesariamente perceptibles para el observador externo, que, estimulados por una dinámica de cambio subyacente, permitirían sortear estos obstáculos institucionales.

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Por consiguiente, podría ser necesario identificar la dinámica de cambio subyacente en una sociedad, en especial los factores capaces de estimular el cambio de manera que se produjera no en progresión aritmética sino geométrica. Para ello habría que analizar la evolución histórica de la sociedad y su reacción ante diferentes tipos de estímulos: si éstos son internos o externos, superestructurales o infraestructurales; si los cambios son traumáticos o fácilmente asumidos, evolutivos o revolucionarios. El análisis de los cambios experimentados a fines del siglo VI y comienzos del siglo VII por Japón, al percibir la amenaza que representaba China, podría haber servido de base para una predicción acertada de la manera en que Japón reaccionó ante la amenaza similar y más real de Occidente en la segunda mitad del siglo XIX. El modo en que se produjeron los cambios en ambas situaciones fue casi idéntico a pesar de los doce siglos transcurridos. La dinámica de cambio subyacente seguía siendo la misma. Un conocimiento similar de otras sociedades podría utilizarse para determinar cuál es la manera más eficaz de introducir los cambios deseados.

Los estímulos para el cambio pueden venir de dentro o de fuera de una sociedad. Los estímulos externos pueden manifestarse en forma de nuevas ideas, nuevos productos, presiones o dominación extranjera o la percepción de una amenaza externa. Las razones internas para el cambio pueden ser mucho más poderosas que las externas. Puede tratarse de modificaciones del equilibrio de fuerzas sociales y políticas en el seno de la sociedad, el efecto del descubrimiento o adopción de nuevas técnicas, nuevos tipos de conocimientos o la evolución de las creencias.

Un ejemplo de cambio debido a estímulos externos es el cambio radical de dirección y orientación efectuado por Japón después de que el Comodoro norteamericano Perry, al mando de una expedición naval, obligó a Japón a comerciar y establecer relaciones diplomáticas con Occidente, poniendo fin a dos siglos de aislamiento y provocando el hundimiento del Shogunato y la Restauración Meiji. Una de las transformaciones pacíficas más profundas jamás realizadas por una sociedad en un periodo relativamente breve fue inspirada desde el interior. Se trata de las reformas introducidas por Kemal Ataturk a comienzos de este siglo, al convertir a Turquía en un Estado secular, abandonar la Ley Islámica y adoptar un código civil occidental, prohibiendo la utilización del velo por las mujeres y del fez por los hombres, y reemplazando el alfabeto árabe por el latino, reformas que afectaron profundamente a los valores sociales, culturales y religiosos del país. En ambos casos, el objetivo de los cambios introducidos en esos países era la modernización, la transformación de unas sociedades básicamente tradicionales en sociedades modernas.

La elección del modelo de desarrollo es importante, entre otras razones, debido a los cambios fundamentales que puede introducir en los valores de la sociedad. La adaptación de las normas culturales y sociales tradicionales, por ejemplo, los hábitos de ahorro, puntualidad, disciplina, etc., para hacer posible un determinado modelo de desarrollo elegido puede dar lugar a la formación de nuevos valores culturales que no tienen por qué basarse en la negación de los valores tradicionales ni en un conflicto entre tradición y modernismo. Lo que realmente importa es integrar completamente las nuevas costumbres en los fundamentos culturales de la sociedad.

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Todas las sociedades occidentales prósperas comparten dos características culturales, por mucho que difieran en otros aspectos. Por una parte, hacen hincapié en postergar la satisfacción de los deseos, porque el capitalismo no sólo exige que la gente consuma sino también que parte de la renta nacional se reserve para inversiones futuras. Por otra parte, reconocen el vínculo que existe entre el bienestar individual y el colectivo. Una sociedad no puede asimilar completamente el modelo de desarrollo occidental si no asume estos dos rasgos culturales.

Ali Mazuri, el académico kenyano, ha descrito elocuentemente los resultados del fracaso de Africa en su intento de integrar el modelo occidental de desarrollo en su estructura cultural, fracaso que de ninguna manera es exclusivo de esa parte del mundo en desarrollo: "Africa en conjunto adoptó los elementos negativos de Occidente, incluso los elementos negativos del capitalismo. Adoptamos el afán de lucro pero no la iniciativa empresarial. Adoptamos los apetitos adquisitivos del capitalismo pero no su espíritu aventurero y creativo. Nos gustan los artefactos de la industria occidental pero no podemos adaptarnos a sus talleres. Llevamos reloj de pulsera, pero no lo consultamos para respetar la puntualidad. Hemos aprendido el exhibicionismo pero no la disciplina. Las normas de consumo de Occidente han llegado hasta nosotros pero no necesariamente sus técnicas de producción"24.

3. CULTURA Y TECNOLOGIA La tecnología es esencialmente la aplicación de los conocimientos para resolver problemas prácticos. Esos problemas pueden variar de una región a otra, debido al clima, a la geografía o a otros factores que condicionan el medio ambiente. Un amplio estudio reciente sobre el ADN mitocondrial humano25 realizado por genetistas moleculares sostiene que todos los seres humanos modernos provienen de una única "Eva" africana, que es el resultado de una combinación de innovaciones genéticas que ocurrieron en Africa hace entre 140.000 años y 290.000 años. Este análisis parece haber sido confirmado por paleontólogos sobre la base de estudios de fósiles26.

Al parecer, el ser humano anatómicamente moderno emigró primero de Africa hacia el Asia occidental y meridional y después hacia Europa. El clima frío del norte de Europa, que al principio demoró la emigración, habría planteado una serie de problemas nuevos que requerían soluciones técnicas -por ejemplo, ropa de abrigo, diferentes tipos de vivienda, diferentes técnicas para la obtención de alimentos que hicieron necesario el desarrollo de diferentes herramientas, la utilización del fuego para calentarse y no sólo para cocinar- y que provocaron modificaciones en el medio ambiente debido a la tala de árboles y la quema de la vegetación. Se ha afirmado que los problemas planteados por la fauna y el clima nórdicos pudieron haber contribuido a acelerar el ritmo de las innovaciones técnicas que a su vez produjeron profundos cambios culturales27. Este desafío no sólo habría estimulado la innovación técnica sino que, dada la necesidad de un mayor grado de innovación para la supervivencia, el espíritu innovador habría quedado inculcado más rápidamente en los usos y costumbres, generando por lo tanto menos resistencia al cambio. En Europa, el hombre de Neanderthal no avanzó más que hasta el sur de Gran Bretaña, el norte de Alemania y el Mar Caspio28. Más tarde, la primera penetración en Siberia y en el Círculo Artico fue realizada por el hombre de Cro-Magnon, que anatómicamente era un hombre moderno. Cuando hace aproximadamente 20.000 años se pobló el norte de Rusia y

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Siberia, esto fue posible gracias a múltiples progresos tales como la confección de ropas, lo que está probado por el descubrimiento de agujas de coser y pinturas de prendas de abrigo en las grutas, así como la existencia de casas con chimeneas y lámparas de piedra que contenían grasa animal y daban luz durante las largas noches árticas. A diferencia del hombre de Neanderthal, que rara vez superaba los 40 años de vida, algunos esqueletos de Cro-Magnon indican que vivían hasta los 60 años de edad29. La capacidad para sobrevivir hasta una edad avanzada dependía en última instancia de los adelantos culturales y tecnológicos, la protección y el cuidado de quienes ya no estaban en condiciones de valerse por sí mismos, lo mismo que el perfeccionamiento de armas, herramientas y técnicas para la supervivencia, la defensa, la recolección de alimentos, etc. En una sociedad en que no se conoce la escritura, las personas de edad tienen una gran importancia porque son las que conservan la información, los conocimientos y la experiencia que se transmiten a las generaciones siguientes, especialmente en sociedades preagrícolas de cazadores y recolectores, y permiten adquirir los conocimientos ya acumulados e incrementar ese acervo de conocimientos.

La primera transición de un estilo de vida basado en la recolección y la caza a una sociedad agrícola, que tuvo lugar en el Oriente Medio hace unos 10.000 años, es uno de los acontecimientos culturales más importantes en la historia de la humanidad. Muchas son las razones que explican este cambio trascendental, entre otras el fin del último periodo glaciar, pero lo que realmente lo hizo posible fue el desarrollo de técnicas agrícolas y de domesticación de los animales, así como de herramientas para remover el suelo. Existen pruebas arqueológicas que indican que el control de la agricultura en el continente americano ocurrió por primera vez hace aproximadamente 8.700 años, en la zona que ocupa en la actualidad México. Parece que de múltiples maneras la agricultura del Nuevo Mundo en épocas pretéritas era superior a la del Viejo Mundo. Cuando los europeos llegaron a América, los cultivos de los indios eran mucho más variados que los europeos y se utilizaban técnicas de horticultura que en muchos aspectos eran más avanzadas30. Los indios americanos también eran muy hábiles en la utilización de gran cantidad de plantas venenosas. Por ejemplo, habían desarrollado la tecnología para extraer el veneno mortal de la mandioca, conservando únicamente la fécula comestible. Con la difusión de la primera revolución agrícola, el estilo de vida del hombre cambió completamente convirtiéndose desde entonces en un estilo universal, a excepción de algunas comunidades sobrevivientes de recolectores y cazadores. Dicha revolución liberó al hombre de la búsqueda diaria de la alimentación, ya que ahora se podían almacenar los excedentes alimentarios. Esto no sólo permitió el desarrollo de comunidades sedentarias, sino que, como la producción de alimentos requiere menos tiempo que la caza, dio también al hombre más tiempo libre creando la posibilidad del ocio, condición sine qua non para la creación cultural y factor esencial en el desarrollo de la civilización. Existe una estrecha relación entre el desarrollo de la civilización y la transformación de asentamientos humanos en ciudades. Las ciudades son el punto de confluencia de ideas e inventos, mercados para el intercambio de información y experiencias, así como centros de aprendizaje. Jericó es la ciudad más antigua del mundo. Es un testimonio del poder civilizador de la agricultura sedentaria. Jericó era un oasis al borde del desierto, que tenía la ventaja de tener tanto trigo como agua. Por eso atrajo a más gente y tuvo que ser fortificada con una

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muralla y una torre, de diez metros de diámetro, que fue construida en el año 7000 a.C. y redescubierta tan sólo en los años cincuenta. En el año 6000 a.C., Jericó era una gran comunidad agrícola habitada por unas 3.000 personas, con una superficie de ocho a diez acres dentro de las murallas31. Antes de la internacionalización de la tecnología occidental, los problemas prácticos casi siempre eran solucionados con los medios locales. Por ejemplo, Joseph Needham, el principal historiador mundial de la tecnología y la ciencia chinas, señaló que la estructura del bambú, con sus separaciones transversales, probablemente inspiró el diseño de los barcos chinos, cuya característica básica era un sistema de mamparos transversales para impedir las filtraciones de agua y la difusión del fuego de una sección a otra del barco. Este diseño, que tiene más de 4.000 años, proporcionó la solidez y elasticidad necesarias para la construcción de barcos chinos de varios pisos. Desde ese momento el sistema de mamparos se convirtió en una característica esencial de la tecnología de la construcción naval. Un factor clave del desarrollo tecnológico era el deseo y la creencia en la posibilidad de mejorar la condición humana, que habría estimulado tanto la búsqueda de conocimientos como su aplicación para resolver los problemas planteados. Por lo tanto, el acervo de conocimientos disponibles, locales o no, es fundamental para el desarrollo de la tecnología. Sin embargo, la mera adquisición de conocimientos no es suficiente sin una motivación o razón para aplicarlos en direcciones que hagan progresar el desarrollo. Por ejemplo, la civilización maya precolombina había producido astrónomos de vastos conocimientos y gran habilidad en un momento en que Europa se hallaba en plena Edad Media. Su cálculo de la órbita de Venus es prácticamente el mismo que el de las mediciones modernas y su calendario era más preciso que el gregoriano, desarrollado 1.000 años después. La estimación que realizaron los mayas de la duración del año solar difiere del cálculo moderno tan sólo en un 0,0002 por ciento. Sin embargo, a diferencia de sus contemporáneos árabese al parecer los astrónomos mayas no deseaban o no encontraban ninguna razón para aplicar sus conocimientos astronómicos para encontrar un camino más allá del horizonte. La astronomía servía únicamente para fijar calendarios correctos y predecir eclipses. No se utilizaba como guía para viajeros o navegantes. De la misma manera los chinos, que también eran buenos astrónomos, aplicaron sus conocimientos fundamentalmente con fines astrológicos, excepto por un breve plazo en los inicios de la dinastía Ming (1368-1644), cuando se organizaron varias expediciones navales para explorar los mares cercanos y el Océano Indico. El astrolabio, antiguo instrumento para fijar el rumbo a partir de la observación de las estrellas, inventado en la Grecia clásica, fue muy mejorado y perfeccionado por los árabes durante su periodo de gran expansión y conquista. El astrolabio fue desarrollado para que fuese posible realizar cómputos detallados que determinaran para los viajeros la latitud, la salida del sol, la puesta del sol, la hora de la oración y la dirección de la Meca. El mundo árabe tenía mayores incentivos que otros para buscar métodos más precisos de determinar la dirección, porque el Islam requería que las mezquitas, y los fieles al orar, estuvieran orientados hacia la Meca. Al-Zarkali, astrónomo árabe de Córdoba del siglo XI, preparó un astrolabio perfeccionado y escribió un tratado sobre la materia que, cuando fue traducido al latín y al español, tuvo una profunda repercusión sobre la astronomía durante la Edad Media. Este tratado es citado por Copérnico en su "De Revolutionibus Orbium Celestium"32. El perfeccionamiento árabe del astrolabio en un instrumento más preciso para determinar la

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dirección fue debido en parte a su religión y les permitió realizar nuevos descubrimientos y expandirse cada vez al aumentar su capacidad de navegación. La invención de la rueda ha sido considerada un hito en la historia de la civilización. La civilización maya precolombina conocía el movimiento sobre ruedas, pero este conocimiento era utilizado únicamente para construir juguetes debido a que no tenían animales de tiro como el caballo o el buey, que constituyeron el incentivo en Europa y en el Asia central para el desarrollo del transporte sobre ruedas. Por lo tanto, el arado, para cuya utilización se requieren animales de tiro, no se inventó en la América precolombina. De manera análoga, en Africa, a pesar de que el arado puede haber sido utilizado en la zona septentrional del continente en una fecha tan lejana como el cuarto milenio a.C., era desconocido en amplias zonas del resto del continente debido a la presencia de la mosca tsetsé, cuya presa natural son los animales domésticos.

3.1 Tecnología y valores culturales La cultura de un pueblo es la expresión más esencial de la manera como percibe su entorno y se adapta a él y de la relación que mantiene con él. La tecnología, que es la acumulación de técnicas, experiencias y conocimientos aplicados mediante la cual un pueblo intenta dominar su entorno y resolver los problemas que le plantea su relación con él, debe ser considerada, por lo tanto, uno de los atributos culturales más fundamentales del hombre, que, para ser eficaz, ha de estar en armonía con los valores y normas culturales básicos de la sociedad.

Michel Leiris afirma lo siguiente: "... es acertado subrayar la importancia capital de la tecnología (es decir, los medios de actuar sobre el entorno natural), no sólo en la vida cotidiana de las sociedades sino también en su evolución. Los principales hitos en la historia de la humanidad son adelantos tecnológicos que a su vez tienen las más amplias repercusiones en todos los demás sectores de la cultura"33. Por lo tanto, no se puede considerar que la tecnología sea culturalmente neutral. Toda tecnología incorpora y refleja los valores de la sociedad, el genio creativo específico de esa sociedad, así como la naturaleza propia del entorno sociocultural en el que se desarrolla la tecnología. Por ello resulta difícil trasplantarla con éxito a otro entorno básicamente diferente. Este tipo de trasplante o transferencia de tecnología sólo puede ser satisfactorio si es posible adaptarla a los valores y estructuras sociales del nuevo entorno. Existe una interdependencia natural entre tecnología y cultura que exige que la relación sea esencialmente una relación auténtica, porque existe tanto para satisfacer las necesidades particulares e inmediatas del hombre como para permitirle vivir en armonía con su propio medio ambiente. Las herramientas constituyen el interfaz entre el hombre y la naturaleza. El desarrollo de nuevas tecnologías está vinculado a las necesidades progresivas de la sociedad, a la importancia relativa otorgada al hecho de satisfacerlas y a la aplicación de soluciones diferentes y nuevas a los problemas prácticos existentes sobre la base de la capacidad creadora de la sociedad y de sus conocimientos y experiencias particulares. A menudo la introducción de una nueva tecnología crea nuevas situaciones sociales que a su vez crean valores y necesidades nuevos y por lo tanto estimulan un mayor desarrollo tecnológico. Esta relación estrechísima entre una determinada cultura y la tecnología que desarrolla está demostrada por el hecho de que diferentes sociedades a lo largo de la historia han llegado

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a soluciones diferentes al enfrentar problemas similares. En un periodo del Imperio Romano, Roma sufrió escasez de metales preciosos para acuñar moneda. El escritor romano Plinio el Viejo ya había manifestado su preocupación en época tan temprana como el siglo I d.C. por el hecho de que el Imperio se quedara sin metales preciosos para comprar especias y piedras preciosas de Oriente. Esta carestía de oro y plata fue tan grande que Roma se vio posteriormente reducida por un cierto tiempo a una economía de trueque. Cuando en el siglo VIII d.C. China tuvo que enfrentar un problema similar, en especial debido a una economía en expansión y a la exportación de metales preciosos para pagar sus importaciones crecientes de marfil, perlas y cuernos de rinoceronte, introdujo el uso de papel moneda. Más adelante, para combatir las falsificaciones se mezcló seda con el papel utilizado para imprimir los billetes combinando de este modo dos importantes logros de la tecnología local: la manufactura del papel y de la seda. En Europa, el primer papel moneda de que tenemos noticia apareció nueve siglos después, en Suecia en 1648.

El filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626) seleccionó tres inventos: el papel y la imprenta, la pólvora y la brújula, que, a su juicio, habían contribuido más que ninguna convicción religiosa, influencia astrológica o conquista militar a transformar completamente el mundo moderno y diferenciarlo de la Antigüedad y de la Edad Media. Consideró que el origen de esos inventos era "oscuro" y murió sin saber que todos ellos venían de China34. El ejemplo de uno de esos tres inventos, visto a lo largo de la historia, el papel y la imprenta, que aun siendo invenciones distintas están estrechamente vinculadas, muestra perfectamente la relación simbiótica entre tecnología y cultura. El papel fue inicialmente producido por los chinos, a comienzos del siglo II d.C. a partir de la corteza de la morera. Marco Polo, que visitó China en el siglo XIII, comentó sorprendido el uso del papel en lugar de metales preciosos como moneda. Sin embargo, no consideró pertinente informar sobre la reproducción de textos sagrados mediante la xilografía o impresión con planchas de madera que se había desarrollado durante la dinastía T'ang (618-907 d.C.). Además de los 130 volúmenes de clásicos confucianos, se habian impreso utilizando esta técnica 13.000 páginas del canon budista en la segunda mitad del siglo X d.C.35.

La xilografía permitió el florecimiento de la cultura china durante la dinastía Sung (9601127 d.C.) y la impresión de los clásicos confucianos provocó un renacimiento de la literatura confuciana. Los coreanos, que habian utilizado la técnica china de la xilografía desde el siglo VIII, no tenían suficientes maderas duras y compactas, que son las más apropiadas para esa técnica, y debian importarlas de China. El aumento de la demanda de libros, estimulada por la xilografía, requería mayores importaciones de madera de China. Por lo tanto, los coreanos decidieron utilizar el metal en vez de la madera para la imprenta y la impresión con tipos metálicos fue ya algo habitual en el siglo XIII. Los coreanos ensayaron luego la impresión con tipos metálicos móviles (50 años antes de Gutenberg) tal como los chinos lo habían hecho en el siglo XI pero utilizando la cerámica. Al igual que el chino, la lengua coreana no tiene alfabeto, lo que significa que se necesitaban más de 30.000 caracteres. Por lo tanto, Corea, que utilizaba los caracteres ideográficos chinos, consideró que la impresión mediante planchas era más práctica y más ventajosa que los tipos móviles. Por el contrario, el alfabeto romano, que cuenta con un pequeño número de letras diferentes, hizo que fuera posible y más práctico utilizar tipos intercambiables, lo que fue el factor crucial para establecer el poder de la imprenta en la civilización occidental. Las diferencias culturales entre Europa y China, ejemplificadas por el alfabeto romano y los

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ideogramas chinos, tuvieron una influencia determinante en el desarrollo y uso de la tecnología de la imprenta. La tecnología de fabricación del papel llegó a Europa a través de los árabes. "Buscad el conocimiento incluso en China"36, había aconsejado el Profeta, y fue a través de los prisioneros chinos capturados por el Gobernador musulmán de Samarkanda, en Asia central, en el año 751, como los árabes adquirieron el conocimiento de la fabricación del papel en China. A fines del siglo VIII, después de haber perfeccionado el proceso de producción de papel, los árabes construyeron la primera fábrica de papel en Bagdad. Esta novedad impulsó el renacimiento de la literatura en árabe y produjo importantes obras de poesía, historia, medicina, astronomía y matemáticas. Las comunicaciones se vieron facilitadas por la aparición de un tipo de papel lo suficientemente liviano para que pudiese ser transportado por palomas. Más tarde, la tecnología árabe del papel llegó en el siglo XIV a Italia, Francia y Alemania desde la España musulmana

En 1434, Gutenberg inventó la primera prensa de Europa utilizando la tecnología de tipos metálicos móviles y en 1491, 236 ciudades europeas tenían ya prensas. La prensa introdujo el libro impreso en Europa, que no sólo hizo el conocimiento más accesible, ya que los libros fueron más baratos, sentándose así las bases para la revolución científica, sino que también impulsó el desarrollo de los idiomas nacionales, normalizándolos mediante la eliminación de muchos dialectos (el fráncico, hablado en la región parisiense, se convirtió en la lengua nacional francesa), y permitió el desarrollo de las literaturas nacionales, que abrieron nuevas posibilidades creativas. Además, el desarrollo de los idiomas nacionales contribuyó a crear la conciencia nacional elemento esencial para la construcción del Estado nación- lo que significó la muerte de la Cristiandad latina. Cuando la Iglesia Católica dio su apoyo moral al uso de la nueva tecnología de la imprenta no valoró correctamente sus posibles efectos. La Iglesia pensó que la imprenta facilitaría la difusión de su propia versión de las Escrituras, fortaleciendo de esta manera su posición. En cambio, el libro impreso facilitó la circulación de los escritos filosóficos y promovió la crítica de la religión preparando de esta manera el camino para el desafío teológico contra la Iglesia Católica. Por lo tanto, la imprenta se convirtió en el instrumento de los laicos contra los clérigos, de las lenguas vernáculas contra el latín y de la ciencia contra la religión.

Martin Lutero fijó la norma del alemán moderno cuando eligió el dialecto alto alemán, usado por la Cancillería del Ducado de Sajonia, para traducir la Biblia del latín. Se ha calculado que antes de Gutenberg había en Europa varios miles de libros manuscritos. En 1500 d.C., se estimó que había por lo menos diez millones de libros impresos circulando por Europa. El libro impreso dio un gran impulso a la alfabetización y permitió la aparición de un público lector masivo que, a su vez, facilitó el surgimiento de nuevos géneros literarios como la novela. A mediados del siglo XV se generalizó el uso de las gafas, que habían aparecido en Europa alrededor de 1285, cuando los artesanos italianos del vidrio descubrieron que los cristales convexos corregían la presbicia de la gente anciana. Coincidiendo con el desarrollo de la imprenta, la disponibilidad de gafas permitió acelerar la difusión del hábito de la lectura y provocó un aumento general de los conocimientos37.

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La imprenta no sólo impulsó la acumulación y crecimiento de los conocimientos sino que también, al facilitar la difusión de las ideas (por ejemplo, las expresadas en la Declaración de los Derechos Humanos y en las obras de los filósofos de los siglos XVII y XVIII), contibuyó a introducir profundos cambios en las relaciones sociales y políticas. En 1836, menos de tres siglos después de la aparición de la Biblia de Gutenberg, Thomas Carlyle, el influyente escritor e historiador inglés, observó acerca de las repercusiones trascendentales de la imprenta: El primero que redujo el trabajo de los copistas mediante la técnica de hipos móviles estaba disolviendo ejércitos de mercenarios y destituyendo a la mayoría de los reyes y senadores, al tiempo que creaba un nuevo mundo democrático".38 A pesar que la Biblia antes de la imprenta había sido laboriosamente copiada a mano por los clérigos en los monasterios, fue en el Islam en donde alcanzó su máximo esplendor el arte de la caligrafía. No existía ningún obstáculo religioso, psicológico o estético para la impresión de la Biblia. La Biblia también había sido escrita durante un periodo de varios siglos y compilada por varios profetas en diferentes lugares (partes de la Biblia fueron escritas durante el exilio en Babilonia en el siglo VI a.C.). Hubo, por lo tanto, diferencias de opinión acerca de la autenticidad de determinadas versiones, lo que originó una rama distinta de los estudios bíblicos, la hermenéutica, que es el estudio de los principios generales de la interpretación bíblica. Los Manuscritos del Mar Muerto, que fueron descubiertos en el desierto de Judea entre 1947 y 1956, revelan la coexistencia de diferentes textos bíblicos antes de que apareciera un texto unificado a fines del siglo I d.C. Por otra parte, el Corán representaba la palabra de Dios tal como fue revelada por el Profeta y fue escrito en alfabeto árabe con toda fidelidad. Por consiguiente, las palabras del Corán no podían ser cambiadas ni reinterpretadas. Eran la Verdad. El Islam creía que el texto del Corán no podía ser traducido de manera adecuada y debía transmitirse solamente en la versión manuscrita original de los discípulos del Profeta. En efecto, se ha afirmado que el Corán al ser traducido pierde la belleza y la inspiración divina de su lenguaje que, al parecer, fue un factor importante en las primeras conversiones al Islam39. Además, tal como su nombre indica, el Corán (Qur'an: Recitación) debe ser recitado en voz alta y se dice que el sonido de su lenguaje es un elemento esencial del efecto que produce en quienes lo escuchan. En consecuencia, el alfabeto árabe adquirió casi una importancia iconográfica y la caligrafía se convirtió en una de las artes más importantes del Islam provocando durante siglos un rechazo de la imprenta por motivos tanto estéticos como religiosos. Así pues, por razones puramente culturales, el desarrollo de la imprenta siguió en la civilización islámica un camino distinto al de Europa occidental, teniendo muy diferentes consecuencias. El uso de la imprenta estaba prohibido tanto para el Corán como para otros libros islámicos. La primera prensa en el mundo musulmán se instaló en Turquía pero funcionó únicamente entre 1727 y 1745. Sin embargo, incluso en este periodo solamente se autorizó la impresión de libros de matemáticas, ciencias y traducciones de lenguas occidentales, estando prohibida la impresión del Corán o de libros jurídicos y teológicos. En Turquía no se volvieron a imprimir libros hasta el movimiento de la Reforma durante el periodo que va de 1836 a 1876. En Egipto, la imprenta estuvo prohibida hasta comienzos del siglo XIX. De esta manera, la civilización islámica y árabe no pudo aprovechar los avances realizados por Europa gracias a la introducción de la tecnología de la imprenta, cuyos efectos trascendentales prácticamente sentaron las bases del Estado europeo moderno.

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Un buen ejemplo de la interdepencia entre cultura y tecnología puede ser la historia del estribo para el pie, que fue fabricado por primera vez por los chinos en el siglo III d.C. a partir del ejemplo del estribo para los dedos del pie inventado en la India en el siglo anterior, pero que fue introducido en Europa mucho más tarde al ser usado por los francos en el siglo VIII, lo que les dio una ventaja decisiva sobre los jinetes adversarios. Antes de la invención del estribo, que dio mayor estabilidad al jinete, éste tenía que agarrarse a las crines del caballo para evitar una caída. La introducción del estribo no sólo permitió el predominio del guerrero a caballo en la técnica militar medieval, sino que también inició un proceso de importantes y complejos cambios sociales y culturales en Europa.

El estribo, que permitió los combates a caballo, ha sido descrito como una de las invenciones más importantes en la historia militar, antes de la pólvora. Charles Martel, el rey franco que unificó al reino franco bajo su mando, habiéndose dado cuenta de las ventajas militares que otorgaba el estribo, conquistó grandes extensiones de tierras pertenecientes a la Iglesia y las distribuyó entre sus subalternos a condición de que lo sirviesen militarmente utilizando esta nueva técnica. Así nació el feudalismo y luego se difundió, a través de las conquistas francas, por el norte de Italia, España, Alemania y más tarde en los territorios eslavos. Los normandos introdujeron el feudalismo en Inglaterra cuando la conquistaron y más tarde en el sur de Italia y en Sicilia.

El caballero estaba en el centro de la institución europea de la caballería, cuyo origen debía mucho a la influencia de la tradición del amor cortés y a la idolatría por la mujer objeto de dicho amor, que los caballeros cristianos habían encontrado en tierras árabes durante las Cruzadas. "El collar de la paloma", tratado sobre el amor cortés de comienzos del siglo XI obra de Ibm Hazm, un poeta y filósofo árabe de Córdoba, fue posteriormente traducido muchas veces a varios idiomas occidentales. El "uniforme" del caballero, con la cota de malla y la armadura metálica, que, junto con los torneos, fue la característica de la era de la caballería mejor conocida por las generaciones posteriores, no hubiese sido posible sin el estribo. El caballero no habría podido montar a caballo sin él y, de haberlo logrado, no hubiera podido mantenerse sobre el caballo con su atuendo pesado y complicado. En el siglo XIV, cuando el caballero dejó de tener utilidad política y militar, se crearon en Inglaterra y en Borgoña las primeras Ordenes de Caballería, que sentaron las bases para la institución de la aristocracia: un sistema de privilegio, basado en una clase social, que ha tenido una profunda influencia en el desarrollo político y social de Europa. A lo largo de la historia, la arquitectura, arte que recibe el estímulo de factores tanto culturales como técnicos, ha visto cómo los adelantos técnicos permitían nuevas expresiones artísticas y los cambios culturales producían nuevas técnicas de construcción. La arquitectura gótica y románica, que constituyó la principal contribución estética de la Edad Media, introdujo importantes innovaciones tecnológicas. Los arquitectos de las catedrales góticas, que han sido calificadas de "puentes de piedra hacia el cielo", intentaron construir catedrales cada vez más altas. Para ello, desarrollaron las bóvedas de arista y los arbotantes, que no sólo permitieron construcciones más altas, sino también distribuir mejor el peso del techo de manera que no recayera todo sobre los muros. Con paredes que ya no necesitaban ser tan sólidas como antes, se pudo dar más espacio a las ventanas, lo que permitió que los nuevos artesanos vidrieros utilizaran vidrios de colores con efectos sorprendentes en los enormes vitrales que decoraban las ventanas.

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La catedral gótica monumental con su gran estructura y sus altos techos, inspiraba un respeto en el cual la esperanza de salvación se confundía con el temor a condenarse. En torno al siglo XII, la introducción de la Virgen María en el panteón católico anunció un cambio en la actitud de la Iglesia. En vez de hacer hincapié en el temor a la cólera de Dios y al infierno, la Virgen María personificaba las cualidades del amor y la esperanza de redención. Este cambio hizo que fuese necesario un nuevo tipo de arquitectura eclesiástica, que ejemplifica muy bien la Capilla Pazzi, construida en Florencia en 1430, en un estilo que se ha denominado la arquitectura del humanismo. La arquitectura renacentista, hecha a escala de las necesidades humanas, retlejaba el reconocimiento de la dignidad del hombre y de su humanidad. Esta nueva arquitectura incorporó también nuevas técnicas en la utilización de la perspectiva y la armonía espacial. Otro ejemplo de la conexión entre tecnología y cultura está representado por el hecho de que el desarrollo científico y matemático dependen de la existencia de un lenguaje escrito. Ali Mazuri ha señalado que la falta de lenguajes escritos obstaculizó el desarrollo de las matemáticas en Africa La suma y la simple multiplicación podían realizarse oralmente, pero la división y el desarrollo de otros aspectos de las matemáticas exigían una formulación escrita. El estancamiento de las matemáticas, por falta de una numeración escrita, afectó de manera adversa al desarrollo científico africano en general. El rumbo del desarrollo tecnológico y científico europeo moderno estuvo influido por consideraciones religiosas. Cuando Galileo fue puesto bajo arresto domiciliario en Roma debido a que sus opiniones sobre el movimiento del sistema solar iban en contra de la doctrina católica, el centro de la actividad científica europea se desplazó de Italia hacia el norte de Europa y las aplicaciones microscópicas de los trabajos de Galileo con el telescopio se realizaron en los Países Bajos y no en Italia. Fue un holandés, Anton van Leewenhoek, quien descubrió las bacterias y los espermatozoides. El propio Galileo previó esta evolución histórica durante la larga batalla que libró contra la Inquisición y el Vaticano. En las primeras páginas de su libro "Diálogo sobre los máximos sistemas'', publicado en 1630 y que le valió la condena. había escrito que la ciencia italiana corría peligro de verse superada por sus rivales nórdicos. Descartes, el contemporáneo más famoso de Galileo, decidió, tras la condena de éste. permanecer en los Países Bajos fuera del alcance del largo brazo de la Inquisición. Por último, en los Estados Unidos de América, es muy probable que factores culturales hayan estimulado el desarrollo de la tecnología odontológica. dándole un grado de importancia que no tiene en ningún otro país. Posiblemente los Estados Unidos sean el único país del mundo en el que la felicidad es considerada un derecho constitucional, ya que cada ciudadano tiene un derecho inherente a "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad". Como la felicidad se ha convertido en un derecho político, no tardó mucho en convertirse en algo obligatorio tanto en el arte como en la vida. Hasta hace muy poco, las películas y las novelas americanas tenían que tener un final feliz para gustar al público, mientras que una sonrisa radiante se convirtió en el signo de la felicidad que la mayoría de las figuras públicas debían exhibir constantemente si querían triunfar. Una sonrisa radiante requiere dientes perfectos y aquí interviene la tecnología odontológica. Por lo tanto. no es una casualidad que los Estados Unidos de América sean el primer país del mundo en tecnología odontológica y en el nivel de asistencia dental de sus ciudadanos.

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3.2 Origenes de la tecnología moderna La tecnología antigua se desarrolló lentamente, con métodos prácticos, mediante la observación de las causas y los efectos. La tecnología antigua y tradicional se basa en la acumulación de conocimientos prácticos sin una base teórica. Por lo tanto, no podía explicar cómo se producían determinados efectos. Como las invenciones no eran sistemáticas, el azar jugaba un papel muy importante en la marcha del desarrollo tecnológico. La alianza de la ciencia moderna con la producción permitió el nacimiento de la tecnología moderna que naturalmente asumió las características, culturales y de otra índole, de las sociedades que la produjeron. Con la tecnología moderna, se aceleró el ritmo de la evolución tecnológica, ahora más sistemática y mejor controlada. La relación entre ciencia y tecnología se hizo más profunda a medida que cambió de naturaleza. Al comienzo, las teorías científicas eran posteriores al desarrollo y a la innovación tecnológica, como fue el caso de la máquina de vapor. Más tarde, la teoría comenzó a preceder a los logros tecnológicos, como sucedió con la energía atómica. Este cambio permitió acelerar el desarrollo tecnológico haciéndolo más sistemático y previsible. La característica predominante de la tecnología moderna es, por lo tanto, su estrecha interacción con la ciencia40. En efecto, la tecnología moderna representa la adopción de un enfoque sistemático para la solución de los diversos problemas planteados por la producción. Por esto guarda una estrecha relación con la industria moderna que inevitablemente ha influido en su evolución. El abismo que existe entre los países en desarrollo y los países desarrollados se debe fundamentalmente a los conocimientos técnicos, y éstos a su vez afectan a la producción y al mismo tiempo se basan en las pautas de consumo y son estimulados por la demanda. Por este motivo existe una interacción constante entre el consumo, la demanda y la producción; las modas del gusto afectan a la demanda y por ende a la producción, que al ser cada vez más eficiente, crea nuevas tendencias ofreciendo nuevos productos de consumo más baratos y más accesibles.

El desarrollo de la sociedad de consumo en el Occidente industrial requería un aumento regular de la cantidad de bienes y servicios disponibles y, al mismo tiempo, un aumento de la productividad laboral para que esos bienes y servicios fuesen cada vez más competitivos. La tecnología moderna fue utilizada por la industria moderna para contribuir a este esfuerzo que, junto con una división del trabajo muy especializada, hizo posible una producción de bienes a gran escala de manera tal que permitió tanto una gran diversificación como un nivel muy alto de normalización. La función desempeñada por la tecnología moderna en el perfeccionamiento constante de los procesos, materiales y herramientas industriales mediante la innovación tecnológica, probablemente hizo del conocimiento científico, que es la base de toda la tecnología moderna, el factor decisivo del desarrollo, función hasta entonces desempeñada por el trabajo y el capital.

La modernización tiene un efecto homogeneizador porque, al difundir los mismos procedimientos tecnológicos básicos, estimula las reacciones estructurales e institucionales que son similares a las que ha experimentado Occidente. La civilización tecnológica e industrial se ha confundido con la civilización occidental porque fue en Europa donde una combinación de circunstancias particulares produjo por primera vez una revolución industrial que podría muy bien haber ocurrido espontáneamente en otras partes de no haberse dado en Europa.

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Como dice Claude Lévi-Strauss: "... la simultaneidad de los mismos trastornos tecnológicos (seguidos inmediatamente por trastornos sociales) en extensiones tan vastas de territorio, tan alejadas unas de otras, indica claramente que no son resultado del genio de una cultura o raza determinada sino de condiciones tan generales que van más allá de la esfera consciente del pensamiento humano. Por lo tanto, podemos estar seguros de que si la revolución industrial no hubiese comenzado en la Europa noroccidental, se habría producido en otro momento y en otra parte del mundo''41. De la misma manera que el desarrollo de la agricultura provocó espontáneamente la aparición de comunidades sedentarias, el comercio, las ocupaciones especializadas, etc., de manera independiente tanto en el Oriente Medio como en América Central y del Norte, la civilización industrial, si se hubiese producido en un lugar que no fuese Europa, probablemente habría tenido en lo esencial las mismas características. Habría sido así por la influencia uniformadora que representa la utilización de fuentes de energía como el vapor, el carbón y el petróleo que eran esenciales para la industrialización. Muchas de las consecuencias estructurales de la economía industrial habrían sido inevitablemente similares dondequiera que hubiese aparecido por primera vez, por ejemplo: el surgimiento del proletariado, o las oportunidades que se presentaron para la acción colectiva debido a la asociación de un gran número de obreros industriales, lo que provocó la creación de sindicatos con importantes consecuencias económicas, políticas y sociales.

El hecho de que la revolución tecnológica e industrial se produjese por primera vez en Europa no sólo dio a esa región una ventaja inestimable que le permitió dominar al mundo durante un siglo y medio (la superioridad en el armamento militar fue un importante subproducto de la revolución industrial) sino que también hizo que las tradiciones y valores occidentales, así como sus formas particulares de organización política y social, fueran consideradas indisociables del proceso de modernización. El bajo costo de la mano de obra ha sido tradicionalmente la principal ventaja de que han gozado los países en desarrollo para atraer empresas extranjeras manufactureras y de transformación. Sin embargo, la importancia cada vez mayor que tiene la tecnología en la producción está eliminando rápidamente esta ventaja, especialmente en los países donde la capacidad tecnológica y la infraestructura siguen estando muy subdesarrolladas. La tecnología moderna no sólo no es culturalmente neutra en el sentido de que es el producto de un determinado sistema económico y sociocultural y fue desarrollada para satisfacer las necesidades especiales de ese sistema, sino también en el sentido de que tiene implicaciones socioculturales particulares. Por ejemplo, el aumento de la automatización y mecanización de los procesos productivos en las sociedades industrializadas provoca un incremento de la productividad por operario, reduciendo así las necesidades de mano de obra de la industria y creando un excedente de trabajadores desocupados. El contenido cada vez mayor de tecnología avanzada en los procesos productivos industriales requiere el perfeccionamiento constante del tipo de aptitudes laborales necesarias, por lo que un número creciente de obreros no calificados no pueden encontrar empleo. Además, como los sistemas educativos no se han adaptado todavía a estos cambios, continúan produciendo una gran cantidad de jóvenes cuyos niveles de capacitación se adaptan mal a las nuevas necesidades de la economía. Las consecuencias sociales y económicas de esta proporción cada vez mayor de jóvenes en las sociedades industriales que tienen menos

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perspectivas de lograr un empleo remunerado han puesto en tela de juicio el modelo de desarrollo occidental basado en la búsqueda incesante de una mayor productividad, competitividad y beneficios. 3.3 La transferencia de tecnología La cuestión fundamental planteada por la transferencia de tecnología es su elección: qué tipo de tecnología se adapta mejor a las necesidades particulares de un país. Otras cuestiones importantes, aunque secundarias. porque dependen de la elección de la tecnología, son la de si la tecnología puede adaptarse a las circunstancias particulares de la sociedad y si ésta posee la capacidad de dominarla. La tecnología moderna, tal como se ha dicho, está estrechamente vinculada al modelo industrial de desarrollo, creado en función de las necesidades y circunstancias de los países industrializados. Después de lograr la independencia, los países en desarrollo, al importar tecnología en un esfuerzo por estimular el desarrollo y el crecimiento económico, no podían elegir entre una tecnología con gran densidad de capital y una tecnología con gran densidad de mano de obra. Tuvieron que importar la primera, cuando era la segunda la que mejor se adaptaba a sus circunstancias.

Aparte de la carga económica adicional que el uso de esta tecnología con gran densidad de capital imponía a los países en desarrollo, que no disponían de grandes recursos de capital local, también se produjo un gran trastorno social provocado por la diferencia creciente que muy a menudo se creaba entre la economía rural estática y la economía urbana más dinámica en la que estas industrias estaban situadas. La aplicación, en países de economía fundamentalmente rural, del modelo industrial occidental esencialmente urbano y de la tecnología que lo acompañaba. también provocó un alto grado de migración urbana que tuvo serias consecuencias sociales. ....

La transferencia de tecnología de los países industrializados a los países en desarrollo generalmente no ha dado los resultados apetecidos por varias razones. Existen muchas ideas falsas en los países en desarrollo acerca de la naturaleza de la tecnología moderna y se subestima la dificultad de trasplantarla con éxito a un entorno sociocultural distinto del inicialmente previsto. El resultado fue que los países receptores no realizaron esfuerzos suficientes para adaptar la tecnología importada a sus circunstancias y necesidades particulares. También está muy difundida la idea de que se puede comprar tecnología moderna. sacarla de la caja y simplemente "enchufarla", igual que una televisión, ajustando, quizás, un poco la antena. Sin embargo, la tecnología moderna es un producto cultural, el producto de un tipo particular de cultura y de sociedad que ha de ser asimilado como cualquier otro producto cultural extranjero. Todo proceso tecnológico moderno es la culminación de una serie de adelantos asimilados por la mano de obra y por los grupos sociales, en sus diferentes niveles, e integrados en sus hábitos de vida y de trabajo. La historia del desarrollo tecnológico demuestra que es muy difícil para un grupo social o para la fuerza de trabajo asimilar una nueva técnica sin haber asimilado o dominado la antigua tecnología en que se basa la nueva. El desarrollo de tecnologías autóctonas no sólo hubiera facilitado su asimilación por parte de la población local. sino que también, al fomentar el crecimiento de una cultura tecnológica. habría al mismo tiempo resuelto el problema, al que deben hacer frente muchos países en desarrollo de mantener de manera adecuada las tecnologías extranjeras que deben importar.

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Abdus Salam, Premio Nobel y Director del Centro Internacional de Física Teórica en Trieste, ha señalado a menudo el error que cometen los países en desarrollo cuando tratan de comprar tecnología mientras descuidan las inversiones en las ciencias básicas. El Profesor Salam subraya que la tecnología es posterior a la ciencia y que si un país no tiene un buen nivel científico nunca tendrá un buen nivel tecnológico. Su consejo para los países en desarrollo es que la prosperidad económica está hoy en día en sectores con una alta tecnología basada en la ciencia y que la principal inversión necesaria en estos sectores es la inversión dirigida a crear una mano de obra con una excelente formación científica. "Para que la transferencia de tecnología sea eficaz a largo plazo, siempre debe ir acompañada de una transferencia de ciencia, ... la ciencia de hoy es la tecnología del mañana"42. Sin embargo, la inversión en ciencias básicas, en mano de obra científica y en investigación científica no es suficiente, a menos que vaya acompañada de unos esfuerzos deliberados por utilizar su potencial tecnológico. A fines del siglo XVIII, había probablemente una mayor concentración de científicos famosos en París que en ninguna otra ciudad del mundo. Los primeros éxitos científicos de Francia se basaron en el avanzado nivel de la enseñanza de las matemáticas en el país, pero las facultades de ciencia seguían siendo, esencialmente, establecimientos para la formación de docentes. Los científicos franceses concedían más importancia a la investigación matemática que a la investigación con fines industriales, mientras que en Alemania la industria orientó la investigación científica hacia aplicaciones tecnológicas. Francia, que en 1930 era todavía el segundo país exportador de patentes del mundo (después de los Estados Unidos de América), fue superada en este aspecto en 1938 tanto por Alemania como por el Reino Unido43.

La mayoria de los países en desarrollo no lograban comprender la relación entre la capacidad científica nacional y la implantación de la tecnología extranjera, por lo que existía la convicción de que no era necesario duplicar los esfuerzos de los países industrializados realizando inversiones importantes en la investigación y el desarrollo científicos, ya que la tecnología se podía comprar siempre que fuese necesaria. Al respecto, el Informe sobre el Desarrollo Humano del PNUD correspondiente a 1992 señaló que, mientras que el porcentaje del PNB de los países industrializados dedicado a la investigación y al desarrollo científicos va en aumento, el de los países en desarrollo está disminuyendo. Esto demuestra que la mayoría de los países en desarrollo no realizan esfuerzos suficientes para definir políticas tecnológicas y científicas coherentes y pertinentes, fomentar la educación científica, promover una cultura científica y ayudar a crear las condiciones para el desarrollo de una tecnología endógena. La poca importancia relativa otorgada a la ciencia y la tecnología en las estrategias de desarrollo se pone de manifiesto en el hecho de que en la mayoria de los países en desarrollo no existe un ministerio que se ocupe fundamentalmente de la ciencia y la tecnología.

La renuencia con que los países industrializados transfieren a los países en desarrollo el conocimiento de los procesos tecnológicos patentados es indudablemente un factor que ha contribuido a la falta de éxito de las transferencias tecnológicas. Sin embargo, el ritmo de los cambios tecnológicos y la aceleración de los ciclos tecnológicos de los productos industriales hacen que la mera adquisición de un proceso tecnológico por parte de un país en desarrollo no sea suficiente para dotar a ese país de una capacidad tecnológica competitiva en un determinado sector si no posee la infraestructura ni la capacidad innovadora para mantenerse al corriente de las novedades que se registran en ese campo. Por ejemplo, la tecnología de los

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microchips se ha desarrollado con tanta rapidez que el proceso, si hubiese sido adquirido por un país en desarrollo en algún momento de los dos últimos decenios, muy pronto habría quedado anticuado. Por último, los países en desarrollo no se esforzaron mucho por aprovechar la experiencia de otros países en desarrollo en sus intentos de trasplantar la tecnología occidental, y aprender así de sus éxitos y de sus fracasos. Asimismo, la creencia persistente de que la tecnología moderna es un monopolio occidental ha impedido que muchos países en desarrollo buscaran tecnología adaptada o desarrollada por los países en desarrollo más industrializados, que con toda seguridad hubiera sido más barata y podría haber sido más conveniente para las necesidades y circunstancias de esos países.

4. EL DESAFIO DEL DESARROLLO Walter Rodney, el académico guyanés, ha dado una de las mejores descripciones sucintas del proceso de desarrollo: "Una sociedad se desarrolla económicamente cuando sus miembros aumentan juntos su capacidad de dominar el medio ambiente. Esta capacidad de dominar el medio ambiente depende del grado de comprensión de las leyes de la naturaleza (ciencia), del grado de utilización de esos conocimientos en instrumentos prácticos (tecnologías) y de la manera de organizar el trabajo".44 El desarrollo económico se basa en gran parte en la producción y distribución eficaz de bienes y servicios, que a su vez dependen de la aplicación efectiva de la tecnología para resolver los problemas que se plantean para lograr esa eficacia. Por lo tanto, los países en desarrollo no pueden evitar la necesidad de desarrollar y dominar las tecnologías necesarias para su propio desarrollo económico si desean controlar y determinar la dirección de este desarrollo.

Existen otros varios factores importantes en la ecuación del desarrollo: la elección del tipo de desarrollo, la elección de las tecnologías que hay que importar, adaptar o crear, la elección del sistema educativo, incluido el contenido, la elección de los modos de producción y las formas de organización, y todos estos factores deben tener un alto contenido de valores culturales. Por ejemplo, el método japonés de empleo vitalicio fue sin duda mucho más efectivo para esa sociedad que el método occidental de contratación y despido libres. De la experiencia japonesa pueden sacarse varias conclusiones instructivas para los países en desarrollo, quizás más que de la experiencia occidental, porque la modernización japonesa comenzó con una forma de capitalismo de Estado que es más parecido al tipo de gestión de la mayoría de las economías de los países en desarrollo que el modelo occidental de la libre empresa privada:

a) las personas más competentes fueron elegidas para los puestos de la administración pública mediante un sistema selectivo riguroso; b) el Gobierno de la restauración que siguió a la dinastía Meiji decidió de manera deliberada descubrir qué era lo mejor en cada campo del conocimiento y de la tecnología, averiguar dónde se hallaba y conseguirlo;

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c) se decidió de manera deliberada que las técnicas y modelos importados de Occidente serían "niponizados"; d) en vez de intentar modernizar todos los sectores de la economía al mismo tiempo, se eligió un cierto número de sectores clave en los que se concentraron las inversiones y la formación. Cuando esos sectores funcionaron a pleno rendimiento, se convirtieron en el motor que impulsó a la totalidad de la economía beneficiando así a los demás sectores; e) se definió una política educativa con objetivos claros, basada en una educación básica obligatoria para todos y subrayando la importancia de la educación tecnológica y científica en el nivel terciario. La introducción de un sistema de educación universal comenzó en 1871. En 1873, sólo el 28% de la población en edad escolar estaba escolarizada y para 1904 el porcentaje de escolarización había alcanzado el 98%45. El 90% del primer grupo de estudiantes que se graduaron en la Universidad de Tokyo en 1880 obtuvieron diplomas en Física o en Química. 4.1 Educación y desarrollo Si la cultura es la llave que abre las puertas del potencial creador de una comunidad o de una sociedad, la educación es la herramienta que puede configurar y guiar el desarrollo de ese potencial, y al mismo tiempo encaminarlo en direcciones que corresponden a las aspiraciones de la comunidad. Existe una interacción constante entre cultura y educación, porque si la primera es la que ilumina, la segunda da la necesaria perspectiva. La educación se nutre de cultura, pero dado que los modelos y significados culturales se transmiten fundamentalmente a través de la educación, pueden ser considerados en cierto sentido efectos de la educación. Por lo tanto, cabe suponer que la educación es posiblemente el agente más poderoso para el desarrollo o cambio cultural y no simplemente un mecanismo neutro para la transmisión cultural. Por ejemplo, la alfabetización es el instrumento más importante para preservar y transferir la experiencia. Así pues, las culturas que no han desarrollado su nivel de alfabetización se encuentran menos capacitadas para el cambio y al mismo tiempo son cada vez más vulnerables a la influencia y penetración cultural extranjera.

¿Cómo puede contribuir la educación al desarrollo cultural, que constituye sin duda el estímulo que garantiza el desarrollo de una sociedad dándole la capacidad de expresarse o reformarse? Un método consistiría en desarrollar técnicas educativas para crear situaciones en el seno de la sociedad o comunidad que permitan elevar el nivel de concienciación del pueblo y adquirir más confianza en sus propios medios. El reconocimiento por parte de una comunidad del potencial de sus propios recursos es un requisito previo para aprovechar esos recursos como es debido, lo que constituye la esencia del desarrollo endógeno. La educación, al ampliar los horizontes mentales del individuo y crear conciencia de las posibilidades que ofrece un mejor conocimiento del mundo que lo rodea, suscita expectativas que sólo pueden satisfacerse con métodos que estén en consonancia con su universo cultural y el de su sociedad. Si los sistemas educativos están mal adaptados a las necesidades, aspiraciones y situaciones de las comunidades a las que sirven, los valores transmitidos no serán valores con los que el conjunto de la comunidad pueda identificarse, ni valores que den la inspiración necesaria para movilizar la originalidad, la energía y la voluntad colectivas, permitiéndole así continuar el proceso de su propio desarrollo.

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En muchos paises en desarrollo, no se permitió que las formas tradicionales de educación evolucionaran hasta convertirse en un sistema moderno integrado mediante la incorporación gradual de técnicas y contenidos extranjeros. La educación moderna en esos países consistió muy a menudo en la implantación de técnicas extranjeras que desconocían los valores y conocimientos tradicionales y con frecuencia inculcaban actitudes negativas hacia ellos. Por lo tanto, en la época colonial y los primeros tiempos de la independencia, hubo generaciones de estudiantes que crecieron aprendiendo más sobre la historia de su "madre patria" que de su propio país y lo que aprendieron de la propia historia estaba muy a menudo influido por las opiniones de la potencia colonial y de la visión que ésta tenía de su función histórica. Durante la época colonial, estos aspectos de los sistemas educativos de los países metropolitanos, que fueron trasplantados a las colonias, no se adaptaban a las circunstancias de éstas. Así se produjeron aberraciones culturales como la de "nos ancêtres les Gaulois" (nuestros antepasados los galos) que se enseñaba a los niños de las colonias francesas y también la desmesurada importancia atribuida a la enseñanza del griego o el latín clásico en el sistema colonial británico, basada en la creencia de que los valores de esas dos civilizaciones tenían una aplicación y validez universales.

Ya en 1881, Edward W. Blyden, un descendiente de esclavos africanos que había nacido en las Antillas Danesas y había llegado a ser Presidente del Liberia College en Monrovia, lamentó, en su discurso inaugural como Presidente del College, el abandono de la tradición africana y la pérdida de autoestima causada por la educación europea. En esta alocución, incitó a los estudiantes a ir al interior del país para buscar inspiración en sus propias raíces46. Es muy instructivo el contraste con la situación de Japón, que estaba comenzando a desarrollar su sistema de educación pública durante ese mismo periodo. El Edicto Imperial de Educación, emitido el 30 de octubre de 1890, afirma: "Nuestros antepasados imperiales fundaron Nuestro Imperio sobre una base amplia y duradera en la cual estaba firme y profundamente implantada la virtud; Nuestros súbditos, unidos como siempre en su lealtad y devoción filial han dado pruebas, de generación en generación, de la excelencia de esos principios fundadores. En esto consiste la gloria y la naturaleza esencial de Nuestro Imperio y ahí está también la inspiración y la fuente de Nuestra educación"47. Los sistemas educativos introducidos en la época colonial tenían como objetivo esencial satisfacer las necesidades de una sociedad estática y la formación de personas que debían ocupar puestos docentes o administrativos de rango inferior y no los puestos directivos que una sociedad productiva y dinámica hubiera necesitado. Por lo tanto, se insistía más en una educación de tipo literario, sin preocuparse de producir gente con conocimientos aritméticos o técnicos. Este sistema dejó una herencia negativa, cuyos efectos son todavía muy evidentes en la vasta mayoría de los países en desarrollo, donde se otorga mayor importancia a las aptitudes administrativas a diferencia de las directivas que a la capacidad técnica. Para ascender por encima de cierto nivel, el personal profesional técnicamente calificado todavía necesita ocupar puestos administrativos. Esta herencia resultó ser una barrera fundamental para el desarrollo de la mayoría de los países del Tercer Mundo, y muchos países en desarrollo todavía están intentando superarla. Sin embargo, los esfuerzos por superar el obstáculo de un sistema de educación básicamente literario varían de un país a otro, dependiendo de la importancia otorgada a la educación en general y a la educación científica y tecnológica en particular, para la estrategia de desarrollo del país.

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Un aspecto importante de la calidad de la educación es su pertinencia: debe formar parte de una estrategia general de desarrollo que tenga en cuenta las necesidades y expectativas de la población y basar su contenido y objetivos en el entorno cultural, económico y social. El criterio de pertinencia de la educación es cómo forma a la gente para el trabajo. El progreso tecnológico acelerado hace que las aptitudes laborales queden pronto desfasadas, lo que pone de manifiesto la importancia de la adaptabilidad tecnológica. Por lo tanto, la tarea de enseñar a la gente a aprender es más importante que la enseñanza de conocimientos específicos que muy pronto podrán quedar anticuados. La educación cumple una función clave al introducir hábitos, actitudes, costumbres, técnicas y conocimientos necesarios para el desarrollo productivo. También juega un papel importante en el fomento de la cultura tecnológica y en el desarrollo del potencial innovador. Adaptar la educación a las necesidades de una sociedad productiva quiere decir desarrollar una educación tecnológica básica que debe ir acompañada, por parte de la sociedad, de la voluntad de integrar en su cultura, sus hábitos y sus usos económicos, las medidas necesarias para el progreso tecnológico.

Cualquier análisis de los factores socioculturales que influyen en el desarrollo de una cultura tecnológica en la mayoría de los países en desarrollo pondrá de manifiesto el escaso valor atribuido a las artes y oficios y, por ende, a la formación profesional y técnica, a la que es preciso dar mayor importancia en los sistemas de valores de los países en desarrollo. Los hombres que hicieron la Revolución Industrial en Gran Bretaña eran artesanos: mecánicos de molinos, relojeros, constructores de canales, herreros ... Las invenciones e innovaciones de esos artesanos (la utilización del hierro para la construcción naval, la locomotora a vapor para el transporte por ferrocarril, el uso del vapor para alimentar las máquinas de las fábricas, el diseño de canales para el transporte de los productos industriales, etc.), estimulados e impulsados por un sistema que no consideraba su trabajo como inferior, dio a Gran Bretaña la supremacía en la Revolución Industrial que le garantizó su predominio económico por lo menos durante cien años.

La educación tecnológica y científica puede desempeñar una función muy importante en el desarrollo de la capacidad analítica y sintética, estimulando el juicio crítico y fomentando el desarrollo del potencial creativo y de la observación. La tecnología debe ser introducida en los primeros niveles de la enseñanza general, no sólo porque puede representar una introducción importante para la formación profesional, sino también porque constituye una parte inevitable de la vida diaria. Por lo tanto, unos conocimientos tecnológicos básicos son esenciales para la comprensión del propio medio ambiente y la interacción con él. Un componente tecnológico y científico basado en la observación y la experimentación y relacionado con situaciones de la vida real, por ejemplo con la salud, la nutrición o la protección del medio ambiente, podría introducirse en los planes de estudio de la enseñanza primaria. En efecto, el sistema educativo debería proporcionar, desde el comienzo de la enseñanza primaria, los instrumentos para una comprensión científica del mundo que el niño ve a su alrededor. Estas innovaciones únicamente podrán desarrollar su potencial real si van acompañadas o precedidas de cambios fundamentales en los planes de estudios, tales como el fomento y la reorganización de la enseñanza de las matemáticas (que con mucha razón ha sido denominada el lenguaje de la ciencia), la integración de la enseñanza científica en la educación general y la utilización de esta última para resolver los problemas locales. Pero es igualmente importante la mejora de los métodos didácticos: una enseñanza más creativa, mayores innovaciones en el

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aula, el fomento de una actitud crítica por parte del estudiante y la insistencia en "enseñar a aprender". La incorporación de estos usos y prácticas en las bases culturales de una sociedad permitiría forjar fuertes vínculos entre el proceso educacional y el productivo. Esto podría propiciar la creación, el desarrollo y la adaptación de tecnologías endógenas que abrirían el camino a la introducción y asimilación de tecnología extranjera. La investigación académica, orientada hacia temas locales desde comienzos de la enseñanza primaria, podría centrarse más fácilmente en las necesidades reales del desarrollo del país. Los medios comerciales locales tendrían también más estímulos para financiar la investigación científica básica en campos que pudieran dar resultados útiles para la industria local. El término "desarrollo humano" ya quiere decir que este desarrollo no debe realizarse a expensas de los derechos humanos. La educación es la mejor manera de fomentar el respeto de los derechos de los demás así como el derecho a ser diferente. Sin embargo, ningún nivel de civilización, por avanzado que sea, es una garantía de tolerancia en tiempos de crisis hacia los que son considerados diferentes, ni una defensa contra la violación de las normas aceptadas del comportamiento civilizado. Los estereotipos negativos de los miembros de grupos minoritarios se mantienen latentes en el subconsciente social y en situaciones difíciles reaparecen fácilmente llevando agua al molino de los extremistas políticos. Los recientes acontecimientos ocurridos en algunas partes de Europa pueden muy bien repetirse en cualquier sociedad pluriétnica si se da una determinada combinación de circunstancias excepcionales. Solamente la educación, iniciada preferiblemente desde la primera infancia, puede eventualmente dar una dimensión ética a la conducta general del grupo mayoritario de una comunidad hacia individuos o grupos minoritarios que son considerados diferentes. De esta manera, la educación puede crear barreras contra el tipo de comportamiento primario que tienta a los grupos mayoritarios durante periodos de histeria nacional debida a profundas crisis sociales.

Los niños son naturalmente compasivos y a menudo tienen un sentido agudo e instintivo de lo que es justo, así como la capacidad de ignorar las diferencias entre ellos y otros niños, cualidades que la sociedad les enseña a controlar e incluso ignorar y rechazar a medida que crecen. La educación, interviniendo en los inicios de la escolarización del niño, podría reforzar estas tendencias naturales, sirviéndoles de ancla en el proceloso mar de los prejuicios sociales que los niños encontrarán cuando tengan que definir su personalidad y sus relaciones con el mundo adulto.

La educación para la comprensión intercultural también debe estar dirigida a la juventud para que ésta fortalezca su capacidad natural para establecer lazos de unión entre culturas diversas. La juventud tiende a ser más móvil, más abierta en sus actitudes y más propensa a las relaciones interculturales. Las barreras culturales de los jóvenes de cualquier parte del mundo son más permeables. La juventud, mucho más que cualquier otro segmento de la sociedad, es capaz de demostrar una comprensión instintiva y una apreciación de aspectos culturales que les son desconocidos. Un buen ejemplo es el de la música, ya que algunas de sus manifestaciones superan con éxito las barreras lingüísticas, raciales, culturales y nacionales y tocan las fibras sensibles de la juventud de todos los países, mientras que las generaciones mayores son a menudo indiferentes o incluso hostiles a la misma música.

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Por último, las sociedades, al igual que los individuos, poseen un acervo de ideales que les inspiran y a los que intentan, no siempre con éxito, ser fieles. Sin embargo, cuando logran estar a la altura de esos ideales y ponerlos en la práctica, entonces las sociedades y los individuos son capaces de elevarse por encima de los egoísmos mediocres y los prejuicios y demostrar las mejores cualidades del espíritu humano. Una de las tareas que la educación debe fijarse como primer objetivo es fomentar las cualidades del espíritu humano. 4.2 El arte y la creatividad en el desarrollo Los países que poseen tradiciones artísticas que puedan ser aplicadas industrialmente como, por ejemplo, el diseño industrial, deben promover y estimular este potencial. El diseño industrial se aplica prácticamente a todos los objetos de la vida moderna, la calidad del diseño, tanto en el aspecto estético como en el práctico, es reconocida como un factor clave que influye en la elección del consumidor. Además, en la mayoría de los casos el diseño industrial no necesita ni grandes inversiones en equipo e instalaciones, ni una tecnología avanzada, ni grandes capitales, obstáculos todos ellos para el desarrollo económico del Tercer Mundo. Un artículo puede ser diseñado en una parte del mundo para ser fabricado en otra y estar destinado a los mercados de una tercera región.

Por ejemplo, el talento creador, la imaginación y el gusto por el diseño que muestran en sus creaciones carnavalescas el Brasil, Trinidad y Tobago y otros países del Caribe, y que no se limitan al mero diseño de ropas, podrían indudablemente aplicarse con buenos resultados al diseño industrial. La creación de estructuras tales como escuelas de diseño o cursos de diseño industrial en instituciones ya existentes, podría permitir aprovechar en gran medida los talentos creadores locales e impulsarlos en direcciones que estimulasen el desarrollo. El fomento de la creatividad de los individuos es necesario para potenciar su capacidad de descubrir, inventar o reinventar formas de expresión que estén en consonancia con el universo cultural de su propia sociedad. El artista creador a menudo juega un papel importante a la hora tanto de articular los valores y creencias compartidos por la sociedad como de estimular su imaginación colectiva. A este respecto, el artista juega un papel capital en la transformación de la sociedad, un papel que siempre se le ha reconocido a la educación, pero en el cual la contribución artística ha sido a menudo en gran medida ignorada. Los artistas y los creadores están dotados de formas de expresión y visión que les convierten tanto en transmisores de valores culturales como en inspiradores de nuevos valores que a su vez señalan la dirección que va a seguir el futuro de la sociedad. Por lo tanto, la creación artística, mucho más que cualquier otra actividad humana, es inseparable de la civilización que la alimenta y cuya propia esencia expresa. La educación puede desempeñar un papel muy importante para ayudar a establecer condiciones que favorezcan la creación artística. Cualquier política que tenga ese objetivo debe estar orientada ante todo a los niños, no sólo porque el desarrollo cultural, a nivel individual, es más eficaz cuando comienza en la infancia, sino porque la mayoría de los niños poseen una sensibilidad virgen, una imaginación y un sentido creativo que las más de las veces se pierden o debilitan durante el proceso de crecimiento. A lo largo de la historia, el entorno urbanístico ha sido una de las principales formas de expresión cultural, que reflejaba al mismo tiempo las soluciones técnicas dadas por los distintos pueblos a los problemas de vivienda y su sensibilidad artística, valores estéticos y creencias

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religiosas. Por lo tanto, la arquitectura de un pueblo era diferente no sólo por las distintas condiciones climáticas; también lo era en condiciones climáticas similares. Un ejemplo notable de este fenómeno son los lugares de culto: iglesias, mezquitas, templos, catedrales, etc. La arquitectura que, al ser un arte comunal, expresa mejor que cualquier otra forma artística los valores culturales de una comunidad, ha sido históricamente una de las principales manifestaciones de la energía creadora de la comunidad. Por lo tanto, la importación por los países en desarrollo de modelos arquitectónicos estándar, a menudo inadecuados para su clima, ha resultado cara y poco práctica, pero lo más importante es que, asfixiando la creatividad arquitectónica local, le quita a la comunidad local no sólo un medio de expresión cultural, sino también una oportunidad permanente de utilizar su genio natural para dar soluciones técnicas de inspiración local al problema de la vivienda, un problema cada vez más acuciante de la sociedad moderna que vive un proceso de urbanización acelerada. La arquitectura urbana de un país es también un reflejo natural del concepto que tiene un pueblo de la utilización del espacio, así como de sus formas de organización y vida social, incluida la organización de los procesos productivos. Por ejemplo, las sociedades islámicas comparten todas ellas un sentido muy desarrollado de la intimidad personal, que se refleja en su arquitectura doméstica tradicional, en la cual las casas miran hacia adentro. La arquitectura es el punto de contacto entre el diseño industrial y el diseño artístico. Quizás sea el perfecto ejemplo de la dificultad de establecer un limite entre la creatividad artística y la creatividad de carácter más productivo. No es fácil poner a la creación artística en cuarentena. A menudo es contagiosa e inevitablemente invade e influencia otras esferas de actividad actuando por lo tanto como un estímulo y un catalizador. Por lo tanto, la promoción activa de la creatividad artística no puede sino ser beneficiosa para el desarrollo del conjunto de la sociedad. El genio creador es un don individual que no puede estimularse artificialmente ni programarse. Sin embargo, sería posible crear un entorno favorable y propicio para el surgimiento de nuevas ideas centradas en un problema particular o sobre una serie de problemas seleccionados. El ambiente creado de esta manera podría servir de campo magnético para atraer otras ideas nuevas formando de esta manera un círculo virtuoso en el que cada éxito haría posible otros éxitos. El modelo de "Silicon Valley", en California, no puede repetirse en una sociedad que es incapaz, o no tiene la voluntad, de dar el impulso necesario para la creación de ese entorno propicio. Una de las principales características de una sociedad dinámica y emprendedora es la inventiva y la capacidad de innovación, que están inextricablemente vinculados al valor otorgado a las ideas nuevas y al reconocimiento de su potencial para el desarrollo.

4.3 La ciencia y la tecnología en el desarrollo La ciencia y la tecnología no son elementos independientes y aislados en el proceso de desarrollo. Se inscriben en el marco humano, económico y cultural que determina en definitiva las posibilidades de aplicar los conocimientos científicos que responden a las necesidades reales del país. Los progresos tecnológicos de Gran Bretaña que condujeron a la Revolución Industrial estaban todos ellos basados en necesidades locales reales y representaban soluciones que se adaptaban mejor al conjunto de las condiciones económicas y socioculturales que prevalecían en el país en ese momento.

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La tecnología no es un elemento social y culturalmente neutro que tan sólo requiere ser importado y asimilado, ni una invención occidental que obliga a aceptar en bloque los estilos de vida y las formas de organización de los países del Atlántico norte para ser iniciado en sus misterios. La introducción de una nueva tecnología es un fenómeno cultural que tiene efectos directos o indirectos en el modo de vida, el comportamiento y los valores culturales de la sociedad afectada. Además, los valores culturales son a menudo un factor determinante en la elección y el impacto de la tecnología. Muchos reconocen tácitamente que las culturas del Atlántico norte son superiores a las otras, lo que dificulta el diálogo y el comercio Sur-Sur, así como el intercambio de experiencias y conocimientos con otros países en desarrollo cuando la experiencia de estos últimos es a menudo mucho más pertinente a la situación en que se encuentran otros países en desarrollo. La experiencia de varios países del Asia sudoriental demuestra que se pueden obtener resultados excepcionales gracias a la aplicación imaginativa e innovadora de la ciencia y la tecnología en favor del desarrollo. Los países en desarrollo deben definir sus prioridades y objetivos en el campo de la ciencia y la tecnología, formular políticas científicas y tecnológicas coherentes que reflejen estos objetivos, garantizar una formación adecuada y apropiada en ese campo y crear una infraestructura para promover la investigación en sectores que propicien su desarrollo. Se reconoce generalmente que la elección de una tecnología adecuada, importada o local, es un factor importante para el desarrollo. Ninguna tecnología concreta puede ser considerada a priori como la más apropiada para los países en desarrollo. La elección debe efectuarse en función de las condiciones, las necesidades y los intereses locales y no de criterios externos. Debido a la enorme competencia que existe entre múltiples tecnologías, no es tarea fácil, incluso si la elección se limita únicamente a las tecnologías que parecen ser las más adecuadas para el país y la situación que se examinan. La elección de una tecnología no debería ser una mera decisión táctica, sino que debería tener también una función estratégica. Debería procurarse identificar y concentrar la atención en las tecnologías estratégicas que tienen en particular efectos catalíticos en el desarrollo. Por ejemplo, la tecnología de la información ha demostrado su capacidad para transformar la manera de organizar y administrar el trabajo, así como el modo de resolver y analizar los problemas. La adaptación de las soluciones tecnológicas a las condiciones locales entraña una utilización creciente de materiales locales. Por ejemplo, en lo que se refiere a la construcción de viviendas adecuadas, que no sólo es una necesidad universal básica sino también uno de los problemas principales de la vida urbana contemporánea, la preparación y utilización de productos locales de manera creativa e imaginativa podría por un lado reducir los costos, permitiendo de esta manera ofrecer una vivienda decente a un mayor número de personas y por otro ofrecería también a los arquitectos y constructores la posibilidad de ejercer su talento creativo y estimularía al mismo tiempo la aparición de criterios estéticos basados en los gustos locales. A ese respecto, se ha observado que la arquitectura indígena de Mali y del Camerún es particularmente rica en adaptaciones locales al clima y a los materiales de construcción disponibles48.

Además, dado que numerosos países en desarrollo tienen materiales locales idénticos o similares, los progresos tecnológicos logrados en su preparación y utilización podrían perfectamente encontrar mercados inmediatos en otros países en desarrollo. El bambú, que puede cultivarse en la mayoría de los países subtropicales, es una de las plantas más

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polivalentes del mundo y también una de las que crecen más rápidamente. Es una magnifica fuente de madera para la construcción y tiene la particularidad de poder secarse y ensamblarse fácilmente para hacer paredes, puertas, ventanas, techos, muebles, etc., pudiendo ser utilizada de múltiples maneras y a bajo costo para construir viviendas en medios rurales. La textura de su pulpa y de su fibra son muy adecuadas para la fabricación de papel de buena calidad, y sus hojas contienen cuatro veces más proteínas que otras plantas forrajeras, convirtiéndolo de esta manera en un material "local" muy útil, todo lo cual hace pensar que si se realizaran investigaciones sobre otras posibles aplicaciones industriales, podrían dar muchos y buenos resultados.

El costo de la energía es un factor importante para el desarrollo económico y representa a menudo un obstáculo muy serio para la mayoria de los paises en desarrollo que no poseen combustibles fósiles. Los hidrocarburos pueden ser parcialmente reemplazados, en particular en las zonas rurales, por fuentes de energía renovables: el viento, la energía solar, la energía hidráulica y la biomasa, todas ellas recursos locales especialmente aptos para sistemas energéticos descentralizados en pequeña escala. Durante la última crisis mundial del petróleo (1979-1980), se constató que un avance decisivo en la explotación de la energía solar como fuente de energía industrial (que tendría una importancia inmensa para los países tropicales) difícilmente vendría de las mejoras artesanales aportadas al funcionamiento de las células solares: "Si la energía solar debe aportar la solución a la crisis energética mundial, esta solución no vendrá de los paneles solares tecnológicamente poco sofisticados. La innovación decisiva se obtendrá gracias a la aplicación de la física quántica, de la bioquímica o de otras ciencias del siglo XX. Las industrias contemporáneas basadas en la tecnología dependen todas de las nuevas ciencias"49. Los paises en desarrollo situados en zonas tropicales estarian naturalmente más interesados en invertir en este tipo de investigación que la mayoria de los paises desarrollados. También existen nuevas tecnologías, como la biotecnología, que ofrecen inmensas posibilidades, especialmente para la agricultura, y cuyas aplicaciones podrían ser muy útiles a los paises en desarrollo. Por ejemplo, no se ha realizado ningún progreso real en la mejora genética del sorgo o del mijo, que representan el 80% de los cultivos del Sahel y de otras regiones de Africa donde las lluvias son muy escasas y esporádicas50. Por otra parte, como la mandioca constituye el alimento básico de más de 200 millones de habitantes en más de 35 paises de Africa, seria un logro muy importante la obtención de variedades resistentes a las enfermedades que dieran un mayor rendimiento que las actuales. Sin embargo, es muy difícil que este tipo de investigación se considere prioritario en los paises desarrollados. Al respecto, Abdus Salam ha observado que: "En cualquier sociedad, los problemas de su agricultura, sus parásitos y enfermedades endémicas, su infraestructura de materiales locales, deben solucionarse a nivel local. Es preciso contar con el apoyo de una excelente base de ciencias fundamentales para continuar con la investigación aplicada en estos campos''51. La explosión demográfica que sufren la mayoria de los paises africanos tiene repercusiones cada vez más negativas en el medio físico y en el nivel de los recursos naturales de la región. Los resultados de la investigación tecnológica, orientados hacia los sectores que responden a las necesidades regionales, podrían sin embargo servir para frenar el deterioro de los suelos y aumentar la productividad agrícola. Si se realizasen progresos en este campo, seria una victoria muy importante en la lucha continua contra la escasez de alimentos y la malnutrición.

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A ese respecto, cabe observar que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) afirma, en un informe reciente52, que la situación alimentaria del Africa subsahariana es peor en la actualidad que hace veinte o treinta años. Habida cuenta de las políticas actuales, la FAO no prevé que se produzca ninguna mejora a corto plazo y estima que dentro de veinte años, el número de personas subnutridas en el Africa subsahariana aumentará a 300 millones, casi un tercio de la población total. Sin embargo, el informe indica que esta proyección podría ser diferente si se tomaran medidas para aumentar la producción agrícola en una proporción mayor que la actualmente estimada. 4.4 La participación en el desarrollo Se ha señalado que únicamente las economías basadas en instituciones de mercado han mantenido un crecimiento económico sostenido y que, si bien no todas las economías de mercado han registrado una expansión substancial a lo largo del tiempo, ningún otro tipo de economía ha logrado éxitos al respecto53. Las economías de "mercado" se basan en la libre elección: el productor elige lo que va a producir, el consumidor elige lo que quiere comprar y el productor y el consumidor fijan, respectivamente, el precio al que se ofrece el producto y el precio al que puede comprarse.

Las economías de mercado raramente han sido exitosas durante un largo periodo sin tener sistemas de elección política que sean comparables a los que existen en el terreno económico. Son estos sistemas de elección política los más aptos para establecer el tipo de contexto propicio para un verdadero consenso sobre las cuestiones de importancia nacional en el cual puede resolverse un conflicto social y político, no necesariamente de manera unánime pero por lo menos sin crear un nivel de descontento que pueda provocar graves trastornos sociales. Sea cual sea el sistema de elección política adoptado para dar expresión a las aspiraciones populares, debe reflejar lo más fielmente posible las características socioculturales de la sociedad. Al respecto, más que en la instauración de una democracia de tipo occidental, sería quizás preferible insistir en la necesidad de un ethos democrático que sirva de marco a la acción democrática y que se refleje en un sistema que sea culturalmente compatible. La democracia de tipo occidental quizás está demasiado cargada de atributos específicos y demasiado asociada a un determinado régimen político que ha evolucionado en un contexto cultural específico y que puede ser difícil de reproducir, en las formas particulares que caracterizan a ese sistema, en países cuyas tradiciones políticas y socioculturales son completamente diferentes.

Los procesos democráticos no dan necesariamente resultados democráticos. Por ello el simple trasplante de un determinado modelo democrático de una cultura o de un país a otro no echará necesariamente raíces si no se le puede infundir a ese modelo un ethos propio del país que lo recibe. Se ha indicado que en el Africa precolonial las sociedades tradicionales se regían casi todas sobre la base del consentimiento, que es la esencia de la democracia, aunque no tenga todos los aderezos que caracterizan a la democracia parlamentaria occidental. "A pesar del sistema jerárquico de los gobiernos tradicionales, la mayoría de esas entidades africanas estaban gobernadas democráticamente por una representación colectiva a nivel central y consejos de aldeas a escala local. La idea fundamental para la adopción de decisiones era el consenso. Los jefes tenían la autoridad pero compartían el poder ... los reyes [como los asantehene del pueblo ashanti en Ghana], aun cuando gobernaban ocupando el vértice de

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sistemas fuertemente centralizados, no podían actuar arbitrariamente. El ejercicio del poder tenía que ajustarse a las normas establecidas en títulos y privilegios ancestrales"54. Cuando el jefe de los asantes tomaba posesión del cargo, se le recordaban esos títulos y privilegios ancestrales: "Este aparecía ante su pueblo y le juraba fidelidad y sus consejeros mas antiguos le exhortaban a recordar, entre otras cosas, que nunca debía actuar sin consultarlos y que debía gobernar con justicia e imparcialidad. Se le ha inculcado que en su condición de jefe pertenece a la estirpe de los jefes y no a su propia estirpe familiar"55. Si el jefe no cumplia con su obligación, quienes lo habían elegido tenían los medios constitucionales para destituirlo y a menudo utilizaban ese poder. La participación es implícita en un tipo de desarrollo que no sólo es realizado para el pueblo sino también por el pueblo. En lo que respecta a las actividades de desarrollo, la experiencia demuestra que, si se consulta a las poblaciones beneficiarias y éstas participan al máximo en la definición y la aplicación de las estrategias y proyectos de desarrollo, aumentan invariablemente, y a menudo de manera extraordinaria, las posibilidades de éxito. Por otra parte, al realizar la evaluación posterior a la ejecución de un proyecto, los organismos de desarrollo han reconocido a menudo que la falta de consultas y de participación ha sido una de las principales causas del fracaso de muchos proyectos que no han alcanzado sus objetivos. En la industria, la participación efectiva de los obreros y empleados puede dar resultados sorprendentes. Un estudio reciente de la industria del automóvil56 ha revelado que cada trabajador japonés hace como promedio 61,6 sugerencias al año (para que se realicen mejoras) en comparación con 0,4 sugerencias al año de un obrero americano. El estudio reveló también que son necesarias 16,8 horas/hombre para producir un coche en Japón, 25,1 horas/hombre en los Estados Unidos de América y 36,2 horas/hombre en Europa. En muchos casos, se subestima la importancia de la adopción de decisiones en el proceso de desarrollo. Es más probable que las decisiones oportunas tomadas al nivel más bajo posible de la escala jerárquica y basadas en toda la información necesaria para la evaluación de una situación o de un programa, den mejores resultados que las decisiones tomadas de manera ocasional o a titulo individual. En la gran mayoria de los paises en desarrollo, donde una proporción relativamente elevada de trabajadores calificados está empleada en el sector público o en organismos semipúblicos y donde los gobiernos cumplen una función importante en la gestión de la economía, la función pública y los organismos paraestatales deben considerarse un instrumento de gestión importante para el desarrollo y no simplemente un instrumento administrativo o regulador. Por lo tanto, se debe desarrollar una cultura de la gestión que haga más hincapié en obtener resultados que en desempeñar funciones. Un estilo de gestión que insista en la importancia de la administración de los programas y la ejecución de las tareas tenderá, en el mejor de los casos, a privilegiar la eficiencia más que la eficacia, y su criterio será saber con qué fidelidad se han seguido las instrucciones y observado los reglamentos. Por otra parte, un estilo de gestión que dé prioridad a los resultados, que estimule la adopción de decisiones al nivel más bajo posible de la escala jerárquica y que utilice tanto recompensas como sanciones como acicate para obtener los mejores resultados, favorecerá las soluciones imaginativas a los problemas y logrará mayores innovaciones, lo que son importantes factores para un desarrollo satisfactorio.

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El fomento de la calidad, ya sea en la producción, los servicios o la gestión, es también un importante factor para un desarrollo satisfactorio al que la mayoría de los países en desarrollo quizás no han prestado la atención que se merece. Hace más de cuarenta años, las empresas japonesas fueron las primeras en utilizar la Gestión Total de la Calidad (GTC)57, un enfoque innovador de la eficiencia y la calidad, cuyos principios elementales habían sido formulados por expertos americanos, pero cuyo perfeccionamiento debe mucho a los administradores japoneses, que le han incorporado sus propios valores culturales. El concepto de GTC, adoptado progresivamente por las grandes empresas americanas, parte del principio de que para garantizar la calidad hay que dejar que quienes ejecutan realmente las diversas tareas específicas en una organización determinen cuáles son los mejores medios para realizarlas. Cada empleado, a todos los niveles, es responsable de la calidad del producto y debe estar capacitado para prever los cambios, detectar los problemas y adoptar las medidas oportunas.

Los países en desarrollo podrían utilizar una idea parecida para garantizar la calidad, adaptándola a su contexto cultural, tal como se ha hecho en el Japón. La GTC es un enfoque y una técnica que no está sujeta a restricciones ni patentes. Su transferencia, adaptación y aplicación en los países en desarrollo podría eventualmente, gracias a la mayor eficacia de la producción y la gestión, tener un efecto más importante en el desarrollo en general que el acceso ilimitado a cualquier otro tipo de tecnología patentada actualmente solicitada por esos países.

Se ha dicho que los ejecutivos africanos que siguen los cursos de formación en GTC en los Estados Unidos se encuentran sorprendidos por las similitudes entre los principios de este método y ciertas nociones fundamentales de la gestión de las instituciones tradicionales de Africa. Debido a la relación existente entre el individuo, la familia y la comunidad en la sociedad tradicional africana, y al sentido de responsabilidad que genera este tipo de relación, las ventajas y consecuencias del comportamiento individual repercuten en la familia y la comunidad.

Además, en ciertas regiones del mundo en desarrollo, la solución al problema de la falta de una cultura del mantenimiento de la infraestructura material, que da lugar a un rápido deterioro de las carreteras, edificios públicos, bienes de equipo, etc., a lo que se agrega el costo suplementario que supone su sustitución prematura, podría quizás hallarse, por lo menos en el caso de Africa, invocando y aprovechando el sentido tradicional de la responsabilidad individual ante el grupo y la comunidad. Por último, la participación es, en primer lugar, la antítesis de la exclusión o la marginación de las minorías, de los grupos inmigrantes o de las personas que por una razón u otra son rechazadas o apartadas de la sociedad. No sólo su contribución potencial queda limitada o perdida para la sociedad, sino que su exclusión o marginación, en la medida en que destruye las relaciones normales que esos grupos o individuos tienen con la sociedad en que viven, se convierte en una fuerza desestabilizadora que pone en peligro la cohesión de la sociedad, factor ciertamente contrario a un desarrollo sano. Un desarrollo sano significa también un desarrollo de rostro humano y ese desarrollo no debería descuidar las necesidades particulares de ciertos grupos de la sociedad, que no están tradicionalmente asimilados a los excluidos o a los marginados, pero requieren alguna

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protección social. Hace 25 años, Hubert Humphrey, ex vicepresidente de los Estados Unidos de América, llamaba la atención sobre esos grupos de manera elocuente: "La verdadera prueba de fuego de una sociedad es comprobar cómo trata a los que están en los albores de la vida (los niños), a los que llegan al crepúsculo de la vida (las personas de edad) y a los que están sumidos en las tinieblas de la vida (los enfermos, los impedidos y los minusválidos)".

CONCLUSION Es en el crisol de la nación donde la cultura forja los instrumentos del desarrollo moderno. A este respecto, Europa había ganado mucha ventaja sobre el resto del mundo, creando el Estadonación, surgido del Renacimiento y factor primordial de la modernización. Para cuando el sector económico e industrial había iniciado el despegue, el Estado-nación estaba ya en pie para ofrecer la estructura indispensable a las estrategias de desarrollo. Frantz Fanon ha explicado muy lúcidamente la importancia de la idea de nación para una sociedad que quiera realizar su potencial creador: "La nación no es solamente la condición de la cultura, de su creatividad, su renovación continua, su profundización. Es también una exigencia. Es la lucha por la existencia nacional lo que impulsa a la cultura y le abre las puertas de la creación. Más tarde será la nación la que garantizará a la cultura las condiciones y el marco necesario para su existencia. La nación reúne los diferentes elementos indispensables para la creación de una cultura, esos elementos que son los únicos que pueden conferirle credibilidad, validez, dinamismo y creatividad"58. La mayoría de los países en desarrollo no sólo tienen una experiencia muy breve de la soberanía cultural y nacional sino que para la gran mayoría esta soberanía ha sido adquirida en una época en que la disparidad de niveles de desarrollo entre ellos y las naciones más antiguas era ya tan profunda que no les permitía el más mínimo error en sus estrategias de desarrollo. Cada cultura tiene sus formas de creatividad que, por un conjunto de circunstancias a menudo fortuitas, han dado a veces excelentes resultados en diversos periodos de su historia. No existe una receta ni una fórmula mágica para obtener buenos resultados, pero examinando las condiciones que rodean a varios ejemplos de éxito reciente, se puede observar la presencia de ciertos elementos comunes: confianza cultural, inventiva e innovación, creatividad, decisión y voluntad política, importancia otorgada al conocimiento y a la educación y reconocimiento social del éxito individual. Una buena gestión económica moderna obliga a hacer elecciones basadas en el análisis de toda la información pertinente disponible, en la selección de las personas más competentes para ejecutar las políticas resultantes de esas elecciones, en un control constante de los resultados acompañado de los ajustes necesarios, en un sistema de recompensas que estimule el esfuerzo individual, en la utilización óptima de los recursos, es decir, de las aptitudes, del equipo, de los créditos; el gusto del riesgo, la descentralización y la delegación de autoridad y la participación activa de la población, como beneficiaria y como instrumento. Todo esto exige a menudo transformaciones, a veces fundamentales, en los usos y costumbres culturales, por ejemplo, en la adopción de decisiones, en la elección de las personas siguiendo criterios objetivos y no subjetivos, en la aceptación y el estímulo del espíritu crítico, los ascensos por mérito y por amistad o vínculos de parentesco, y el fomento de la innovación, que es la antítesis de las tradiciones conservadoras.

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Cabe señalar que el sistema de contratación y ascensos en la función pública basados en el mérito formaba parte de la tradición de algunos países no occidentales. China había organizado un sistema de exámenes para contratar a los miembros del Servicio Imperial durante la dinastía Sui (581-618 d.C.) que se mantuvo, con varias modificaciones, hasta su abolición en 1905. Inglaterra sólo adoptó un sistema de este tipo en 1870 y durante una gran parte del siglo XIX todavía se podían comprar algunos puestos de la función pública. En 1555, un observador europeo hizo el siguiente comentario a propósito del Imperio Otomano: "Entre los turcos, todos los hombres nacen iguales ... Es únicamente por méritos como los empleados ascienden en la función pública, lo que garantiza el nombramiento de los hombres más competentes para ocupar esos puestos"59.

El rápido cambio cultural es un aspecto inevitable de nuestra época. Incluso los paises desarrollados, cuyas sociedades han gozado de gran estabilidad durante largos periodos, encuentran dificultades para asimilar este cambio. Los países en desarrollo, que han tenido que comprimir en el espacio de tres o cuatro decenios el tipo de cambios originados por la modernización, cuya duración había sido mucho más larga en los países industrializados, no han tenido el tiempo suficiente de integrar esos cambios en sus principios y sus actitudes culturales, especialmente debido a que esos cambios, a diferencia de lo que ocurre en los países industrializados, son resultado de fuerzas exógenas y no endógenas. Todas las sociedades, como todos los seres humanos, tienen un fuerte instinto de conservación y las sociedades contemporáneas han probado que eran capaces de sobrevivir a los problemas que tuvieron que afrontar en el pasado. Las sociedades tradicionales han podido, por su parte, evolucionar a su ritmo y vencer los desafíos internos y externos a su manera. Sin embargo, el ritmo de los cambios que se han producido en las sociedades industriales durante los últimos cuarenta años, junto con la reducción de las distancias debido a las enormes mejoras logradas en los medios de comunicación electrónicos y físicos, ha colocado a las sociedades no industriales en vías de desarrollo en una situación que las obliga a sufrir unas transformaciones mucho más rápidas que en el pasado, ante las cuales las respuestas tradicionales han resultado inadecuadas.

A pesar de que los países desarrollados están atravesando una crisis de fe en el tipo de economía capitalista y de organización económica características del desarrollo postindustrial, que ha provocado un crecimiento de la desocupación y del número de trabajadores sin posibilidades de empleo, así como un deterioro del medio ambiente, estas sociedades han ido evolucionando de manera natural hacia esta situación, de conformidad con imperativos culturales locales, nacionales y regionales, sin ninguna imposición de fuerzas externas a su cultura. La mayoría de los países desarrollados nunca han conocido, en los tiempos modernos y durante un periodo prolongado, cambios impuestos desde el exterior que hayan interrumpido un proceso histórico continuo ni disminuido su fe en la propia capacidad para resolver sus problemas.

Las distorsiones provocadas por el modelo de desarrollo occidental, tal como ha sido aplicado en los países industrializados, han sido siempre corregidas paulatinamente porque estas sociedades, a diferencia de los países en desarrollo, poseían mecanismos de ajuste internos. Así pues, se han efectuado ajustes graduales durante los últimos decenios para tomar conocimiento de los cambios y reflejar las transformaciones sociales y políticas ocurridas en los países industrializados, tales como la importancia creciente atribuida a la idea de democracia participativa y de intervención activa de la población en el gobierno a nivel local y regional; la

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descentralización del poder ejecutivo en las empresas y en el gobierno; la evolución gradual de las relaciones entre trabajadores y empresarios, que han pasado de una etapa conflictiva al reconocimiento de intereses convergentes; la participación creciente de los trabajadores en el capital social y hasta en la gestión de la empresa (incluida la compra de ésta por la dirección o por los empleados); la importancia creciente otorgada a las condiciones del lugar de trabajo y a la calidad de la vida, en toda la sociedad; los horarios flexibles para satisfacer las necesidades de un número cada vez mayor de mujeres trabajadoras y en razón de la importancia creciente que la sociedad atribuye al tiempo libre; la necesidad creciente de que los trabajadores sin responsabilidad de gestión dejen de ser simples autómatas en una cadena de montaje, gracias a la adopción de prácticas innovadoras como la creación de círculos de calidad y de pequeños equipos de trabajo cuyos jefes se suceden por rotación; la importancia creciente otorgada a la gestión de los recursos humanos en oposición con la administración del personal, etc. Existe también el movimiento ecológico, que es una reacción al tipo de desarrollo encaminado a lograr una producción y consumo máximos de bienes, favoreciendo las unidades de producción centralizadas en gran escala, y que no se preocupa en lo más mínimo de las repercusiones sobre el medio físico y social. Este movimiento subraya la necesidad de otro tipo de crecimiento y de otra manera de adoptar decisiones en las relaciones de la gente con su medio ambiente. También fomenta la autonomía de las comunidades y de los individuos, y los métodos de producción que puedan funcionar y controlarse a nivel local y regional, respeten el medio ambiente y amplíen la autonomía de los grupos locales y regionales. La constatación progresiva de que un crecimiento económico normal ya no es suficiente para garantizar el pleno empleo o casi -hecho que ha transformado completamente la naturaleza y las dimensiones del problema de la desocupación, considerado en la actualidad como la causa principal de la crisis social que sufren casi todos los países desarrollados-, ha suscitado en algunos países un debate nacional sobre las posibles soluciones, tales como reducir las horas de trabajo, reducir los sueldos o compartir el trabajo para aumentar el número de trabajadores. No fue necesaria ninguna influencia exterior para producir esos cambios, tan arraigados en las costumbres socioculturales de las sociedades industrializadas, pero que no impidieron que Occidente adoptase técnicas y métodos que habían ya sido probados con éxito en Japón, por ejemplo, como los inventarios "justo a tiempo" (kanban), los grupos de trabajo autónomos y flexibles (jidoka), etc. Además, todas estas medidas no sólo iban acompañadas de transformaciones sociales, sino que también contribuían a mantener y aumentar la productividad.

El modelo industrial occidental (de los años cincuenta) exportado a los países en desarrollo, que estaba bastante mal adaptado a las condiciones socioculturales de esos países, no sufrió prácticamente ningún cambio, excepto quizás en algunos países del Asia sudoriental, porque se pensaba que, al haber tenido éxito en los países desarrollados, era por lo tanto sacrosanto e indiscutible. El periodo de dominación colonial interrumpió el proceso natural de desarrollo (por lento que pueda haber sido en las sociedades preindustriales y no industriales), imponiendo la presión y la orientación externas, de acuerdo con los intereses de los países metropolitanos, en sustitución de una dinámica interna en armonía con las aspiraciones de la sociedad local. Por ejemplo, la agricultura de subsistencia, basada en los cultivos de alimentos locales, dio paso a la agricultura de plantaciones, con cultivos destinados a la exportación. Ninguno de los

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productos se elaboraba a nivel local, lo que no permitió crear condiciones propicias para el tipo de revolución agrícola que se produjo en Europa y que condujo a la Revolución Industrial. La sustitución del idioma local (o simplemente su prohibición) por la lengua de la metrópolis como lengua única para usos oficiales, para el comercio y hasta para la instrucción escolar, con los correspondientes trastornos psicológicos; la destrucción de la confianza cultural mediante la imposición de valores culturales externos que se consideraban superiores; un sistema educativo con una orientación literaria, que no producía personas que conocieran los procesos de producción de la economía, han sido todos ellos obstáculos formidables para un verdadero desarrollo. "Es esencial considerar las culturas como "modelos culturales para resolver problemas" y como modelos que pueden aplicarse tanto a la tradición como a la modernidad... La cultura debe verse como "un elemento estratégico que puede evolucionar según las circunstancias y no como un marco determinista que condiciona el comportamiento humano... Se encuentra en un estado de renovación permanente. Es una fuerza dinámica"60.

Podría ser instructivo examinar algunas características de la sociedad japonesa que, sin la perspectiva de la experiencia, podrían considerarse un "marco determinista" que tendría efectos negativos sobre el desarrollo: a) el sistema de empleo vitalicio para los trabajadores; b) la decisión por consenso; c) la subordinación de los intereses individuales a los intereses del grupo; d) la importancia excesiva (desde el punto de vista occidental) de la edad y de la antigüedad a la hora de conceder ascensos; e) la escasa utilización de la mano de obra femenina y la relegación de las mujeres a puestos inferiores en la vida económica de la sociedad. Sin embargo, varias de esas características tienen puntos comunes con costumbres de muchas sociedades de países en desarrollo y se considera que pueden tener un efecto determinante en su propio desarrollo. El éxito de Japón al haber sabido utilizar su cultura, con sus características específicas, como modelo cultural para resolver problemas, es indudablemente un argumento en contra de la opinión generalmente aceptada según la cual las tradiciones culturales son forzosamente un freno para el desarrollo. Los préstamos para la inversión, y la solvencia del cliente basada en el rápido reembolso de esos préstamos, son una función esencial de la economía moderna. En varias sociedades tradicionales de Africa, los préstamos se otorgan a cambio de dejar en prenda un objeto de valor simbólico, con lo que el honor del deudor queda más firmemente empeñado que si se tratara de un préstamo bancario oficial con las garantías legales ordinarias. El elevado porcentaje de reembolsos de préstamos en el sistema financiero tradicional en comparación con el importante porcentaje de préstamos no reembolsados en gran parte del sistema bancario oficial del Africa subsahariana, viene a demostrar que una cultura tradicional puede ser a veces un instrumento más eficaz para el desarrollo que el modelo moderno ''importado''61.

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Dos de los principios fundamentales del budismo zen japonés son el "Mu jo" (principio del flujo continuo de las cosas) y el "Mu-shotoku" (principio de la no ganancia). El Mu-jo enseña que el momento presente no se repetirá jamás y que las cosas nunca son exactamente las mismas. Este principio elimina el miedo al cambio y en consecuencia estimula la innovación y la adaptación constantes. El Mu-shotoku, que mueve a la persona a actuar sin esperar una retribución o recompensa por la acción realizada, no sólo insta a uno a dedicarse a fondo al propio trabajo, incluso sin tener perspectivas de recompensa inmediata, sino que es probablemente una de las razones que explican la característica de las empresas japonesas de privilegiar las políticas a largo plazo más que los beneficios a corto plazo, lo que les ha dado una clara ventaja sobre sus competidores occidentales. Por último, Japón y los "dragones" del Asia sudoriental, cuando adoptaron el sistema de la libre empresa típico del modelo de desarrollo occidental, agregaron una buena dosis de dirigismo estatal, forma de paternalismo desconocida en Occidente pero que está plenamente en consonancia con sus tradiciones sociales. Su éxito sorprendente a este respecto es una demostración convincente que el término "valor añadido" debería tener una connotación cultural además de económica, es decir, que debería reflejar tanto "los valores" como "el valor".

La confianza cultural parece ser un factor esencial en el proceso de desarrollo. Al parecer, tiene una influencia sobre el desarrollo idéntica a la que la confianza comercial ejerce sobre el mundo de los negocios en un país desarrollado; se trata de elementos fundamentales imposibles de cuantificar, que no se pueden prever ni programar, pero que en el caso de la confianza cultural constituyen la llave mágica que libera la energía cultural de un pueblo. La historia ha sido testigo de varios ejemplos de explosiones de esa energía cultural que, si bien duraron breves periodos, propulsaron a diversas civilizaciones hacia posiciones de vanguardia: la Gran Muralla de China, de más de 3.000 km de longitud y construida en el siglo III a.C., considerada como la mayor construcción jamás realizada y, según afirmaron los astronautas, la única construcción humana visible desde la Luna; la Gran Pirámide de Gizeh, edificada en torno al año 2.500 a.C., antes que los egipcios conocieran el uso de la rueda o de la polea, que cubre 5,3 ha y contiene 2,3 millones de bloques de granito y piedra caliza, que pesan cada uno más de 2.000 kg; también las extraordinarias realizaciones de la ingeniería civil del Imperio Inca, que en el siglo XV había construido ya una red de carreteras de 20.000 km, con numerosos túneles perforados en la roca y puentes colgantes sobre profundos desfiladeros, ,así como dos carreteras en dirección Norte-Sur de 3.600 km cada una y un sistema de irrigación con acueductos construidos en piedra tallada (uno de ellos tenía entre 700 y 800 km de longitud), considerados como una de las maravillas de la civilización preindustrial62. Estas obras, concebidas, planificadas y realizadas hace miles de años, como es el caso de la Gran Muralla o de la Gran Pirámide, son todavía capaces de causar asombro. Esas construcciones monumentales son los testimonios más evidentes y duraderos de las civilizaciones que las produjeron, pero no son de ninguna manera casos aislados, sino que formaban parte de un desarrollo general espectacular que afectaba a todos los aspectos de sus sociedades. La energía cultural constituye el material de fisión del desarrollo y los resultados de las actividades de desarrollo de un país dependen en gran medida de si éste ha sabido aprovechar la energía cultural de sus habitantes y encauzarla en direcciones que correspondan a sus aspiraciones.

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El desarrollo es una tela inconsútil, tejida con una multitud de hilos entrelazados. Pero es la cultura la que le da su color, su textura, su trama, su flexibilidad, su resistencia.

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NOTAS 1. No he intentado dar una definición del desarrollo. Me he atenido a lo dicho por John Stuart Mill: "Una exactitud metafísica en la definición me parece innecesaria cuando las ideas sugeridas por un término son ya suficientemente precisas a efectos prácticos". 2. Este modelo, a pesar de que fue y es evolutivo y no estático, ha conservado suficientemente sus características esenciales para permitir la utilización sistemática del término. 3. Este término se utiliza en un sentido amplio, aunque teniendo en cuenta que existen grandes diferencias en la historia, experiencias y situación económica de los países normalmente incluidos en este grupo. 4. John Stuart Mill, Principios de Economía Política, Vol. 3, citado por Edward Said en Imperialism and Culture, pág. 69. 5. Informe Final de la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales, UNESCO, México, D.F., 26 de julio a 6 de agosto de 1982, pág. 43. 6 Pierre PASCALION, The Cultural Dimension of Development, pág. 1. 7.

Tercer Plan a Plazo Medio, 1990-1995, UNESCO.

8. El término "desarrollo" fue en primer lugar utilizado para describir el proceso moderno del desarrollo económico. Como no encontramos un término mejor, lo utilizamos aquí para describir también un proceso de expansión y de progreso experimentado por algunas sociedades en periodos bien definidos de su historia, antes de la época moderna. 9. Charles Singer, History of Technology, Vol. II, pág. 756. 10. George Sarton, Introduction to the History of Science, Vol. II, pág. 1.040. 11. Basil Davidson, The Africans, pág. 183. 12. Constance Irvin, Fair Gods and Stone Faces, St. Martin's Press, Nueva York, 1973, pág. 115, citando a S.G. Morley, The Ancient Maya, Stanford University Press. 13. Darcy Ribeiro, The Americas and Civilization, pág. 131. 14. Véase Hugh Thomas, The Conquest of Mexico, Hutchinson, Londres, 1993. 15. Albrecht Dürer, Journal de voyages aux Pays-Bas, Editions Dédale, París, 1993, pág. 25. 16. Basil Davidson, Africa. 17. Véase La culture et le développement techno-industriel. 18. Michel Leiris, Race and Culture en The Race Question in Modern Science, UNESCO, París, 1956, pág. 113.

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CLT/DEC/PRO-94/01 - pág. 49 19. Briffault, Making of Humanity, citado por Abdus Salam en Ideals and Realities, pág. 182. 20. Charles Singer, op. cit., Vol. II, págs. 766 y 767. 21. Charles Singer, op. cit., Vol. lI, pág. 756. 22. International Herald Tribune, 14 de enero de 1994. 23. Reay Tannahil, Food in History, Penguin, Londres, 1988, pág. 188. 24. Ali Mazuri, Cultural Forces in World Politics, pág. 5. 25. Las mitocondrias son una parte de las células humanas que poseen sus propios genes separados de los del núcleo de la célula A diferencia de otros genes, el ADN mitocondrial se transmite solamente por la descendencia femenina y sufre una mutación en todos los vertebrados a un ritmo constante entre el 2 y el 4% por millón de años. Estas mutaciones representan medidas de cambio que pueden ser cuantificadas y servir como una especie de reloj genético. 26. Jonathan Kingdon, Self-Made Man and His Undoing, pág. 256. 27. Jonathan Kingdon, op. cit., págs. 69 y 101. 28. Jarel Diamond, The Rise and Fall of the Third Chimpanzee, pág. 35. 29. Jarel Diamond, op. cit., págs. 106 y 107. 30. Peter Farb, Man's Rise to Civilization, etc., pág. 210. 31. J. Bronowski, The Ascent of Man, págs. 69 y 70. 32. Joseph Roucek y Thomas Kiernan, ed., 'The Negro Impact on Western Civilization', pág. 434. 33. Michel Leiris, op. cit., pág. 117. 34. Joseph Needham, Precursores de la ciencia moderna, El Correo de la UNESCO, octubre de 1988, pág. 7. 35. Este párrafo y los seis que siguen se basan en gran parte en la obra de Daniel Boorstin The Discoverers. 36. Ali Kettani, cita tomada del artículo: Contribuciones musulmanas a las ciencias de la naturaleza, UNESCO, El Impacto de la Ciencia en la Sociedad, Vol. 26, N° 3, 1976. 37. Véase Jacques Attali, 1492, Fayard, París, 1991, pág. 62. 38. Daniel Boorstin, op. cit., pág. 516. 39. Véase Karen Armstrong, A History of God, págs. 168 a 170.

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40. Véase La culture et le développement techno-industriel. 41. Claude Lévi-Strauss, Race and History en The Race Question in Modern Science, UNESCO, París, 1956, pág. 152. Para un examen de este punto, véase también Darcy Ribeiro, The Americas and Civilization, pág. 451 y 452. 42. Abdus Salam, Ideals and Realities, pág. 35. 43. Véase Theodore Zeldin, France 1848-1945, Volume II, Clarendon Press, Oxford, 1977, pág. 576 a 581. 44. Walter Rodney, How Europe Underdeveloped Africa , Heinemann, Kenya, 1989, pág. 10.

45. Michio Morishima, Capitalisme et Confucianisme, pág. 156. 46. Theodore H. Von Laue, The World Revolution of Westernization , pág. 31. 47. Michio Morishima, op. cit., pág. 300. 48. June Tabaroff: "Bringing Cultural Heritage into the Development Agenda". 49.

London Economist, 27 de septiembre de 1980, citado por Abdus Salam, op.

cit.,

pág. 42. 50. Véase Erwin Northoff, La crise africaine et l'impact des sciences et des technologies, Le Courier ACP-CEE N° 139, mayo-junio de 1993. 51. Abdus Salam, op. cit., pág. 37. 52. Agriculture: Horizon 2010, FAO, Roma 1993, comentado en Le Monde del 9 de noviembre de 1993. 53. Aaron Wildavski, How cultural theory can contribute to understanding and promoting Democracy. Science and Development, ponencia presentada en la Conferencia sobre la Cultura y el Desarrollo en Africa, Banco Mundial, Washington, abril de 1992. 54. Véase Mamadou Dia, Indigenous management practices: Lessons for Africa's Development in the 90's. 55. M. Gluckman (ed.), Essays on the Ritual of Social Relations. Custom and Conflict in Tribal Africa, pág. 58, citado por Basil Davidson, The Africans, pág. 82. 56. The Economist (Londres), suplemento sobre la industria del automóvil, 17 de octubre de 1992.

57. Damien M. Pwono, Total Quality Management as a Strategy for Success, texto sobre el cual se basan fundamentalmente los párrafos relativos a la Gestión Total de la Calidad (GTC). 58.

Frantz Fanon, Los Condenados de la Tierra, FCE, México, 1970, pág. 169-172.

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59. Declaración realizada por de Busbecq, citada por Noel Malcolm en una reseña de "The Ottomans" de Andrew Wheatcroft, Times Literary Supplement, 5 de noviembre de 1993, pág. 21. 60. Xavier Dupuis, A Review of Methodologies for Integrating the Cultural Dimension in Development Planning, pág. 12, donde cita a Dominique Desjeux, La part cachée: Approche socio-culturelle des stratégies alimentaires dans les pays en développement . 61. Véase Mamadou Dia, op. cit. 62. Philip Mason, Patterns of Dominance, pág. 68.

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BIBLIOGRAFIA

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