Cuba: La Iglesia Católica y Fidel Castro

Cuba: La Iglesia Católica y Fidel Castro La semana del primero de mayo de 1961 ha sido fecunda, en Cuba, en declaradunes y hechos gubernamentales cont...
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Cuba: La Iglesia Católica y Fidel Castro La semana del primero de mayo de 1961 ha sido fecunda, en Cuba, en declaradunes y hechos gubernamentales contra la Iglesia Católica. En su discurso, Fidel Castro denunció la complicidad del clero "falangista" con la fruslrada invasión y anunció que, en represaüa, los sacerdotes españoles (\ aún los de otras nacionalidades) que no demostraran su afecto revolucionario, serían expulsados; asimismo que las escuelas católicas serían confiscadas v la enseñanza de la religión señan permitida solamente en las iglesias. Según despachos de prensa posteriores, tajes disposiciones ban comenzado ya a cumplirse y se señala el éxodo forzoso de cernen ares de sacerdotes, religiosos y religiosas hacia otras regiones. No vainus a detenernos ahora en ponderar la catástrofe espiritual que tales medidas significan para Cuba: de 730 sacerdotes, tanto diocesanos como religiosos, solamente 80 (y quizás menos) son cubanos nativos. Estos tal vez puedan permanecer en su patria, atendiendo muy precariamente a los 6 y medio millones de almas que pueblan la agitada Perla de las Antillas; pero ¿bajo qué condiciones y con cuántas dificultades, restricciones y trabas ...? Lo que pretendemos en estas lineas es esbozar brevemente, pero can datos objetivos v ponderados, el proceso que ha desembocado en esta abierta persecución de la Iglesia por Castro. —oOo—

.1/ principio no era así así.

lio, sino por diversos grupos oposicionistas que al 1¡n hicieron, en 20 de julio de 1958, el Hamadu Pacto de Caracas, se sabia generalmente de la religiosidad cristiana de muchos de sus jefes y soldados. Para hablar del más conocido de ellos, Fidel Castro se había educado en dos colegios de jesuítas (Santiago y La Habana), graduándose de bachiller en el segundo de ellos, el famoso Colegio de Belén, el año 1945. Los rebeldes tenían además varios capellanes católicos, solicitados por los mismos jefes y muy estimados por ellos, al menos en aquella época; para no hablar de la profusión de medallas, escapularios y rosarios que llevaban lus insurgentes. Sobre esto último, se cuenta que Fidel, a los pocos días de su entrada victoriosa en La H:ihana, fue interpelado irónicamente por el Che Guevara, al verle varias medallas en su pecho: "¡Cuántas condecoraciones, Fidel!". El líder máximo se puso serio y contestó al argentino: "Esto de la religión es cosa muy dura, que no se puede arrancar fácilmente; hay que ir con cuidado y con tiempo...". Si la anécdota no es verdadera, al menos representa bien lo que en realidad ha venido sucediendo. Reforma Agraria i

El primer conflidD religioso de importancia en el terreno católico, único que consideramos, tomó forma al promulgarse la Ley de Reforma Agraria (17 de mayo de 1959), una de las más anunciadas y esperadas del nuevo régimen '. Tres declaraciones eclesiásticas aparecieron al respecto: opinaron el arzobispo administrador apostólico de La Habana, Mons. Evelio Díaz (ya que desde los primeros meses de 1959 había sido retirado prácticamente del gobierno el anciano y achacoso Cardenal Arteaga), el obispo de Matanzas3 y el arzobispo de Santiago. Todos ellos alabaron en general el plan de una reforma agraria, haciendo siempre ciertas salvedades sobre la présenle, aunque nunca oponiéndose abierlamente a ella. El prelado santiaguero tuvo que protestar de la interpreíación tendenciosa que un diario de su diócesis había dado a sus declaraciones, al pretender que aprobaba sin restricciones la ley agraria; y afirmó que era necesario "llevar adelante la reforma agraria en plan de ¡a más perfecta armonía entre las partes interesadas, sin estridencias y sin provocar derrumbes innecesarios para ¡a construcción del grandioso edificio económico felizmente ideado ... Con ello saldríamos ganando todos, aunando voluntariamente, sumando y no restando" (17 de junio de 1959, en la prensa habanera). Cuando Fidel supo de estas declaraciones, se dice que comentó sarcástocamente con uno de los MIVOS: "¿Con alté la Iglesia aprueba la reforma agraria? Ya veremos lo que dice cuando entremos a reformar también la enseñanza .. .".

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Cuando* se desató la lucha armada contra Batista, que cierlamente no fue llevada sólo por Cas-

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