Cuaderno de Cátedra: Introducción a la Filosofía del Lenguaje. Aspectos históricos de la filosofía del lenguaje

Cuaderno de Cátedra: Introducción a la Filosofía del Lenguaje. Aspectos históricos de la filosofía del lenguaje. Jorge E.Douglas Price. La referenci...
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Cuaderno de Cátedra: Introducción a la Filosofía del Lenguaje.

Aspectos históricos de la filosofía del lenguaje. Jorge E.Douglas Price.

La referencia inicial en esta materia, la dedicaremos a la filosofía del lenguaje entre los griegos, la razón, como dice Mauricio Beuchot 1 , estriba en que fueron los pioneros y sirven como natural preparación para tratar el trabajo de los pensadores medievales, época en que quizás como ninguna otra hasta el presente siglo el problema del lenguaje fuera tratado. Las preguntas y las respuestas de los griegos oscilan en los mismos términos que las nuestras: entre el naturalismo y el convencionalismo, esto es entre la idea que las palabras guardan con las cosas un vínculo natural, de necesidad, o artificial, arbitrario. En nuestro siglo desde la reconstrucción de los estudios de Ferdinand de Saussure la tesis predominante ha sido la convencionalista, no obstante que Noam Chomsky sostenga con profundas investigaciones la tesis de la existencia de una cierta estructura gramatical, innata, universal. Tesis que si bien no responde a las, tal vez, ingenuas ideas del naturalismo platónico, insiste sobre algún grado de causalidad en la formación del lenguaje. Desde un principio la pregunta fue: ¿ cómo es que nuestras expresiones se corresponden con la realidad ?. Para algunos las palabras corresponden a las cosas por naturaleza, que es algo debido a la physis y esta se representa en logos, que es la palabra 2 . Ello explica la cierta relación que veremos en la última parte de este cuaderno entre esta forma de pensar y lo que denominamos el pensamiento mágico, sumariamente expuesta en la idea de que quien posee el nombre de la cosa, en el sentido de conocer el nombre, posee a la cosa misma y puede dominarla.

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Beuchot, Mauricio. "Aspectos históricos de la semiótica y la filosofía del lenguaje". Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1987. 2 Beuchot, Mauricio. Op.cit., pag.14.

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Así entre las escuelas presocráticas, los pitagóricos sostuvieron que la relación entre las palabras y las cosas es una relación o vínculo natural, pero de un modo distinto: para ellos la naturaleza de las cosas son los números, medidas o formas superiores y los nombres son los que resultan semejantes a aquellos o aquellas, son nombres conformes a la razón. Si bien la propia existencia de Pitágoras (532 AC) es puesta en dudas por algunos, lo cierto es que le es atribuida la idea de haber descubierto las relaciones proporcionales entre la altura de los sonidos y las longitudes de las cuerdas de la lira, de ello, de la relación entre la música y estas proporciones matemáticas, dedujo la idea de una "armonía universal"; según Aristóteles estos pensadores sostenían que "los elementos de los números eran la esencia de todas las cosas y que los cielos eran armonía y número", idea que ha de persistir, bajo variadas formas hasta nuestros días. Sin embargo, en la distancia que hay entre el pensamiento mágico animista inicial y éste, pese a que guardan cierta analogía en cuanto a la relación de las palabras con las cosas o el mundo, se puede encontrar el comienzo del pasaje del mitos al logos, que no es otra cosa que el pasaje de una explicación mágica y animista del mundo a una explicación lógico-racional. Aún antes de los sofistas aparecería Pármenides (540 AC), quien probablemente tuvo relación con algunos pitagóricos y pese a que su doctrina está también incardinada, en varios aspectos, en un esencialismo similar al que luego mantendrá Platón (como el de que la verdad la pueden poseer, entre los mortales, sólo algunos: los filósofos), lo cierto es que ya apuntará el carácter nomotético de la palabra: es el filósofo el que plasma el conocimiento en los nombres. Más tarde, ya con los sofistas aparecería en toda su dimensión la posición antagónica: el convencionalismo verbal: es el nomos (ley, arbitrio, convención, institución) lo que da al logos (palabra) su capacidad de representar a la physis (cosa, naturaleza), pero esa relación no está sujeta sino al designio humano y no al de un ser humano en particular, ni siquiera una especie, sino a todos y cada uno. Para Protágoras (480 AC), para quien "el hombre es la medida de todas las cosas", el hombre no domina las cosas mediante la palabra, simplemente las designa; lo que si domina mediante la

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palabra es el ánimo de los oyentes, han advertido la fuerza persuasiva del lenguaje; el lenguaje es un arte o techne que tiene como fin la persuasión y es necesario para gobernar las ciudades. Es principalmente Gorgias quien desarrollará un "Tratado de la oratoria" quien más remarcará este poder del lenguaje, pero no es esto lo que origina el embate de los que serán sus rivales socráticos, es la de la conexión que hacen entre esta concepción del lenguaje y su teoría de la verdad: de cada tema hay dos tesis contrarias y nada permite decidir de modo definitivo cuál es la verdadera, como el hombre es la medida de todas las cosas, es él quien decide. Esta posición llevada a un extremo fue presentada como pragmática e inmoral por los socráticos, como ya veremos en el análisis que hacemos del quizás principal texto sobre filosofía del lenguaje de la antigüedad: el Cratilo de Platón.

1.1. Las palabras y el mundo. Convencionalismo vs. realismo verbal.

En primer lugar debo señalar algo muy genérico que recuerdan en su estudio las doctoras Bruera y Gomez 3 , cada vez que en este cuaderno me refiera a la expresión "cosa" o "cosas" lo estaré haciendo en el sentido heideggeriano del término: "lo que en general de algún modo es", y en este sentido es, o son, tanto los objetos del mundo real cuanto que los de la imaginación o los de la percepción, si como Husserl advertimos la diferencia entre mundo real y mundo percibido, es decir todo lo que se nos aparece, en tanto y como se nos aparece, con independencia de su "realidad" 4 , lo que nos lleva a despojar al término cosa del carácter de materialidad tangible del que goza en el lenguaje corriente.

3 Gómez, Astrid-Bruera, Olga María. "Análisis del lenguaje jurídico". Editorial Belgrano, Buenos Aires, 1982. 4 Problema éste, el de la "realidad", que no puede ser objeto de este estudio y que refiere a problemas de teoría del conocimiento que hemos de estudiar en otro curso.

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Cosa, así, será tanto el manzano en flor, el verde nuevo y fresco del césped del ejemplo de Husserl 5 , como el complejo de vivencias perceptivas que nos permite "colegir" su existencia, tanto como un monstruo mítico o fabuloso ó como la "idea" que separa las nociones de idea y experiencia. Dicho esto podremos observar más de cerca, a través de un texto paradigmático: el Cratilo de Platón, que refleja la discusión que se dio en los orígenes de la filosofía griega, entre socráticos y sofistas, a propósito de esta relación que tiene múltiples y variadas implicancias y que subsiste solapada en discusiones actuales, aún cuando en sus términos primitivos, como veremos, padezca de cierta ingenuidad y confusión.

1.2. El Cratilo.

Sin perjuicio de que Platón reitera algunas de estas ideas en otros diálogos, lo cierto es que en "El Cratilo o del lenguaje", expone su teoría central sobre la cuestión de la relación de las palabras con el mundo, posición que pone en boca, como en los otros diálogos, de su maestro Sócrates. Participan del diálogo tres personajes: Hermógenes, Cratilo y el propio Sócrates. Hermógenes inicia el diálogo indicándole a Sócrates que Cratilo piensa que "cada cosa tiene un nombre que le es naturalmente propio; que no es un nombre aquél de que se valen algunos, después de haberse puesto de acuerdo para servirse de él; y que un nombre de tales condiciones sólo consiste en una cierta articulación de la voz; sosteniendo, por lo tanto que la naturaleza ha atribuido a los nombres un sentido propio, el mismo para los helenos que para los bárbaros... 6 ". En este párrafo Platón pone de manera sencilla y directa, en boca de Cratilo, la concepción que ha dado en denominarse "realismo verbal", en alusión a que el vínculo existente entre las palabras y las cosas es un vínculo de género necesario, parte de la

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Husserl, Edmund. "Ideas", FCE, Buenos Aires, 1949, pag.214. Platón. "El Cratilo o Del Lenguaje" en "Platón.Diálogos". Ed. Porrúa, México, 1996, pag.249.

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cadena causal universal, de la misma suerte que las "otras" propiedades de las cosas. Al mismo tiempo la está contrastando con su teoría rival: la del "convencionalismo verbal", teoría que sostiene, por el contrario, que entre palabras y cosas no media sino un vínculo arbitrario, derivado pura y exclusivamente de la convención humana, que las cosas se llaman como se llaman y bien podrían llamarse de cualquier otro modo. La tesis realista en Platón se hace extrema en algunos aspectos y más sutil en otros: por un lado los nombres se corresponden con las cosas hasta el punto que las personas tienen su nombre correspondiente, esto es: no sólo los nombres comunes guardan relación de necesidad con las cosas que designan sino que también los nombres propios. No obstante, Platón recoge la dificultad de los casos que no se corresponden con esa idea, el mismo caso de Hermógenes es uno: su nombre significa hijo de Hermes, dios de la ganancia, y ello le permite jugar una ironía para con su interlocutor que no era, ni mucho menos, rico. Más tarde, en el diálogo, volverá sobre esta idea. Hermógenes por el contrario sostiene: "Respecto a mí, mi querido Sócrates, después de muchas discusiones con nuestro amigo y con muchos otros, no puedo creer que los nombres tengan otra propiedad que la que deben a la convención y consentimiento de los hombres. Tan pronto como alguno ha dado un nombre a una cosa, me parece que tal nombre es la palabra propia; y si, cesando de servirse de ella, la reemplaza con otra, el nuevo nombre no me parece menos propio que el primero. Así es que, si el nombre de nuestros esclavos lo sustituimos con otro, el nombre sustituido no es menos propio que el precedente. La naturaleza no ha dado nombre a ninguna cosa: todos los nombres tienen su origen en la ley y el uso, y son obra de los que tienen el hábito de emplearlos...yo no reconozco en los nombres otra propiedad que la siguiente: puedo llamar cada cosa con el nombre que le he asignado; y tú con tal otro nombre, que también le has dado a tu vez. Así es que veo que en diferentes ciudades las mismas cosas tienen nombres distintos, variedad que se observa lo mismo comparando helenos con helenos, que helenos con bárbaros. 7 "

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Platón. Op.cit. ,pag.249/251.

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Platón, cómo réplica, expondrá lo central de su teoría de los nombres: la correspondencia de esta con su teoría del conocimiento. Según ella las cosas no son como le parecen ser a cada hombre (Protágoras) 8 , las cosas son como son para todos (Eutidemo) aunque sólo algunos puedan discernir lo que sea la cosa en sí. Así se presenta, en su primer estado su teoría de las esencias: las cosas tienen una esencia estable y permanente y ello es lo que permite que podamos distinguirlas de las otras cosas, pese a los accidentes aparentes que dificultan entender la naturaleza de las mismas. Ahora bien, dice Platón por boca de Sócrates, si las cosas son así, pueden las acciones ser de otra manera? ó, no son una especie de seres las acciones?. Sostiene que cada cosa debe ser hecha según se desprende de la naturaleza: "¿No debemos, por el contrario, cortar como es natural cortar, y como una cosa debe ser cortada, si queremos cortar en efecto y llevar a feliz término nuestra operación?" 9 . De allí a la siguiente conclusión un solo paso: nombrar, adjudicar nombres a las cosas es una acción, de donde se sigue que habrá una manera natural de nombrar. Los nombres son como instrumentos, y los instrumentos deben ser apropiados para su función, luego hablar (o escribir) requiere de términos apropiados. Por ello es necesario hablar conforme a cierta regla: "Entonces, si alguno habla sin otra regla que su capricho, ¿hablará bien? ¿No es preciso, por el contrario, que diga las cosas como es natural decirlas, y que sean dichas sirviéndose del instrumento conveniente para hablar con verdad; mientras que, si procede de otra manera, se engañará y no hará nada de provecho? 10 Aquí aparece con toda claridad la ecuación platónica: los nombres se corresponden con las cosas naturalmente, nombrar a las cosas con su nombre verdadero equivale a emplear las herramientas apropiadas en un territorio complejo: el territorio de la verdad. 8 Aquí es donde cita el célebre aforismo de Protágoras de que "el hombre es la medida de todas las cosas". Aforismo que ha sido interpretado como la clave de su relativismo. Según su teoría de la verdad las sensaciones son la medida de todas las cosas y por ende aquella tiene sólo un valor individual. 9 Platón. Op.cit. , pag.252. 10 Platón. Op.cit. , pag.252.

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Cada acción tiene su instrumento apropiado, el artesano hecha mano de distintos materiales, pero la idea es la misma, no hace la herramienta según su capricho, la hace según lo ordena la naturaleza.. El punto es descubrir, saber, quién es el artesano de la palabra; para Platón está claro: es el legislador y el legislador es "de todos los artesanos el que más escasea entre los hombres". Según esta teoría el legislador debe saber formar con sonidos y sílabas el nombre que conviene naturalmente a la cosa, aunque utilice letras y sílabas distintas, no importará tampoco si es heleno o bárbaro, lo que importa es que elija apropiadamente y la sabiduría de la elección no dependerá de su juicio, el juicio determinante será el del "dialéctico", que es quien posee el don de interrogar y responder, es quien se va "servir" del instrumento que la palabra es. 11 Según Sócrates, la institución de nombres no es tarea para cualquiera, ni para gente sin talento, Cratilo tiene razón cuando dice que hay nombres que son naturales para las cosas y que no es dado a todo el mundo ser artífice de nombres "y que es sólo competente el que sabe qué nombre es naturalmente propio a cada cosa, y acierta a reproducir la idea mediante las letras y las sílabas". 12 Esta extraña idea para nosotros no será, sin embargo, tan extraña en buena parte de la Antigüedad y aún de la Edad Media: las letras, no sólo las palabras, son significativas; las letras tienen correspondencia con las ideas, las ideas son la esencia de las cosas, quien conozca esta esencia y también la correspondencia con las letras, podrá formar los nombres. Saber nombrar equivale a saber. Y de la correspondencia de las letras con los números ya enunciada por los pitagóricos, surgirá más tarde, como veremos, el arte de la Cábala, que no es más que la extensión de esta idea.

11 Está aquí, de manera clara, presente la teoría elitista del gobierno sostenida por Platón en toda su obra, pero particularmente en La República: el gobierno de la ciudad es cosa que deba ser confiada a quienes poseen la sabiduría, los filósofos que lo son por naturaleza y por naturaleza son pocos. 12 Platón. Op.cit. , pag.255.

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Durante un largo párrafo del diálogo Sócrates mostrará a su interlocutor Hermógenes esta idea, pasando de los ejemplos de los nombres de los dioses o semidioses (es decir sobre nombres propios) a los nombres comunes (o sustantivos). Cuando ejemplifica sobre Zeus volvemos a encontrar la idea que también encontraremos en ciertos intérpretes de la Biblia: "El nombre de Zeus encierra él solo todo un discurso. Le hemos dividido en dos partes, de que indistintamente hacemos uso, diciendo tan pronto Zeena como dia, reunidos estos dos términos, expresan la naturaleza del dios; y tal debe ser, como hemos dicho, la virtud del nombre. En efecto; para nosotros y para todos los seres que existen, no hay otra verdadera causa de la vida (tou dseen) que el Señor y Rey del Universo. No podía darse a este dios un nombre más exacto, que el de aquél por el que viven (di on dseen), todos los seres vivos; pero, como dije antes, este nombre único ha sido dividido en dos diferentes. Que Zeus sea el hijo de Kronos (Saturno) parecerá una cosa impropia 13 , pero es muy racional pensar que Zeus desciende de alguna inteligencia superior. Ahora bien, la palabra koros, significa, no hijo, sino lo que hay de puro y sin mezcla en la inteligencia, vóos (noos). Pero Kronos mismo es hijo de ouranos (el cielo), según la tradición; y la contemplación de las cosas de lo alto, se le llama con razón ourania, oroosa ta anoo; es decir que contempla las cosas desde lo alto". 14 Sócrates asombrado de su propia sabiduría sigue retando a Hermógenes a indagar sobre si los nombres prueban por sí mismos que no son producto de la casualidad sino que dependen de alguna propiedad natural. Admite que los nombres de los héroes y de los hombres podrían inducir a error, porque muchos son tomados de los antepasados y no tienen relación con quienes los reciben y enuncia el núcleo irreductible de su tesis: "Es muy probable que los verdaderamente propios se encuentran entre los que se refieren a las cosas eternas y al orden de la naturaleza 15 ".

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Esto es porque en griego la expresión kronos también significa viejo que chochea,. Platón. Op.cit. , pag.259. 15 Platón. Op.cit. , pag.259. 14

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Se pregunta así porque los dioses han sido llamados theoi y se explica que ello ocurrió porque los antiguos no reconocían otros dioses que los mismos que reconocen los bárbaros: el sol, la luna, la tierra, los astros y el cielo. Y como los veían en continuo movimiento, siempre corriendo (theonta), a causa de esta propiedad de correr los llamaron theoi. Como se ve Platón no se interroga acerca de el origen de los términos que utiliza como referencia, ni se preocupa por las circularidades o los regresos al infinito, no importaría que la explicación de porqué que algo esté siempre corriendo se lo llame theonta porque evoca a la eterna actividad de los dioses, como no le importa la aparente contradicción de que Zeus sea hijo de Cronos, contradicción que si va preocupar a la mitología cristiana. Sin reconocer este problema abunda en ejemplos: el nombre del hombre (anthroopos) deviene de que el hombre es el único animal que ve las cosas dando cuenta de ellas, es el contemplador de lo que ha visto (anathroon a ooopen). Y como éstas da las más variadas explicaciones, las que no excluyen vacilaciones y ciertas recurrencias al azar, como por ejemplo en el caso del dios del mar, Poseidón: "Creo que al inventor de la palabra Poseidoon se le ocurrió por la siguiente circunstancia: según caminaba, la mar detuvo sus pasos y no le permitió pasar adelante, siendo para él como una cadena puesta en sus pies, llamó al dios que preside este poder Poseidoon, es decir que es una cadena para los pies (posidesmos oon) y habrá añadido i por pura elegancia.. O quizás, en lugar de la shabía primitivamente dos l y significaba entonces el dios que lo sabe todo (polla eidoos). Quizá también de la acción de conmover la tierra se la llamado el que conmueve (o-seioon) y se habrá añadido una p y una d." 16 De este modo Sócrates (Platón) sigue "demostrando" que cada nombre es apropiado; aún más cuando tropiece con dificultades para hallar la etimología o las razones de un nombre, dirá que el origen de la palabra no es griego y que no hay que atormentarse con esas palabras y valiéndose ora de la combinación de grafismos ora de 16

Platón. Op.cit. , pag.264.

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los fonemas, explica uno a uno los nombres que se le proponen. Así ante los interrogantes de Hermógenes ataca la cuestión de algunos nombres refereridos "a la virtud", como froneesis (sabiduría), sunesis (comprensión), dikaiosunee (la justicia), gnoome (conocimiento) o episteemee (ciencia). Y con el mismo método que empleara con los nombres de los dioses, buscando similitudes fonéticas o proponiendo que la búsqueda de armonía o simplemente el paso del tiempo ha insertado letras donde no las había o las quitado, explica una a una estas palabras, cuando a Hermógenes una de estas explicaciones le resulta inverosímil le responde: "...en fin, han quedado desfiguradas las palabras en todos sentidos, ya a causa de falsos embellecimientos, ya por efecto del tiempo. Así en la palabra katoptron (espejo) se ha insertado la r contra toda razón? He aquí cómo se conducen los que no buscan la verdad y sólo hacen caso de la pronunciación. A fuerza de intercalar letras en las palabras primitivas, las han alterado hasta tal punto, que nadie puede saber hoy lo que significan...Pero, si por otra parte, pudiéramos hacer en las palabras todas las supresiones y adiciones que quisiéramos, nuestra tarea sería sencilla, y podríamos acomodar toda clase de nombres a toda clase de cosas" 17 . Vuelve entonces a intentar demostrar su tesis, las palabras resultan de las unión de sonidos significativos, de un término deriva otro término, siempre hay una correspondencia y cuando la indagación etimológica no alcanza, Sócrates responde con una ironía: "Hermógenes: Pero esta palabra kakon (mal), de que te has servido en muchas de tus explicaciones, de dónde procede? Sócrates. Por Zeus!, ésa es una palbra extranjera, de que es difícil dar razón. Voy, por lo tanto, a acudir a mi famoso expediente. Hermógenes: Qué expediente? Sócrates: El de decir que es una palabra de origen bárbaro." 18 Explica que si las palabras han intervertido su sentido original es porque la nueva lengua ha cambiado las letras, cambiando el sentido y buscando el nombre original será se encuentre su verdadero sentido. Pero finalmente aborda el

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Platón. Op.cit. , pag.273.

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Platón. Op.cit. ,pag.274/275.

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problema último: cuál es el sentido de las primeras palabras, las palabras elementales, las que no pueden ser reducidas a otras palabras? La respuesta vuelve a ser la misma: la propiedad de los nombres que han examinado hasta allí es que nos representan lo que es cada cosa; pero las palabras derivadas toman de las primitivas el poder que tienen de representar cada cosa y las palabras primitivas surgen de su correspondencia con las cosas, de su "imitación" de la cosa, no como las onomatopeyas (las que representan el balido de las ovejas, el canto del gallo, etc.) sino por la conformación de sentidos que surgen de distinguir las vocales, las consonantes y mudas. Ensaya rechazar (luego volverá sobre él) el recurso al argumento divino: los dioses no han instituido las palabras primitivas; no, el autor de los nombres, siempre ha procedido de la misma manera, formando con las letras y las sílabas nombres para designar cada ser, y con estos nombres, otros más compuestos, procurando siempre con empeño imitar la naturaleza de las cosas. Ahora bien, quiénes ( si los nombres tienen esta particularidad ) tendrán la virtud de crear los nombres?. Los peritos en este arte son los legisladores, pero en él sucederá como en las otras artes, habrá buenos y malos artífices, buenos y malos legisladores. Y para Platón el buen arte será el de imitar a las cosas de la mejor manera posible, lo que no significa duplicarlas, y la palabra bien hecha será la palabra que encierre las letras convenientes, aunque pueda tener una letra inútil, lo que resulta mejor explicación que la del modo ensalzado por Hermógenes, según el cual los nombres proceden de convenios que representan las cosas sólo por los que han intervenido en estas convenciones, conociéndolas de antemano; que la propiedad de los nombres nace exclusivamente de estos pactos; que no existe razón para fijarse en el sentido que tienen al presente y que lo mismo podría llamarse grande lo que se llama pequeño, como pequeño lo que se llama grande. Sin embargo, admite Platón por boca de Sócrates, el uso, que es la forma de estas convenciones, es a veces un recurso del que se ve precisado el filósofo para explicar la propiedad de una cosa, pero las palabras más bellas son las formadas por entero, o en

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gran parte, por elementos semejantes a las cosas, pues esa es su virtud: enseñar lo que las cosas son: "Quizá, mi querido Cratilo, lo que piensas es lo siguiente: que cuando se sabe lo que es el nombre, como el nombre es semejante a la cosa, se conoce igualmente la cosa, puesto que es semejante al nombre...Supongo que en este mismo sentido dices que el que sabe los nombres sabe igualmente las cosas" 19 Pero, si el primer legislador ha puesto los nombres conociendo las propiedades de las cosas, cómo pudo aprender y encontrar las cosas, puesto que aún no existían las primeras palabras ? Cómo pudo distinguir entre los "buenos" y los "malos" nombres?. Cómo pudo llegar a establecer la relación? La respuesta de Platón se vuelve hacia la relación entre lenguaje y verdad: la única manera de pensar sin nombres, sin palabras, es pensar sobre las cosas mismas, estudiando la relación de las unas con las otras, cuándo son del mismo género y cuando no lo son; por lo tanto es posible conocer a las cosas por sus nombres y por sí mismas. Y conocerlas por sí mismas es el "verdadero" conocimiento: "lo importante es reconocer que no es en los nombres, sino en las cosas mismas donde es preciso buscar y estudiar las cosas" 20 Y allí para cerrar el diálogo reaparece con claridad la relación que hay entre filosofía del lenguaje, ontología y gnoseología: las cosas no pueden estar en perpetuo cambio como sostiene Heráclito, si estuviesen en perpetuo movimiento no podrían ser conocidas por nadie, mudarían de naturaleza y no hay inteligencia que pueda conocer un objeto si este no tiene una manera de ser determinada. En realidad, este final no resuelve el interrogante, deja abierta la cuestión, pues aún si el interlocutor de Sócrates admitiera, contra Heráclito, que las cosas no están en perpetuo cambio y contra los sofistas que no es cierto que sobre ese cambio las convenciones instalan, para porciones del mismo a las que llamamos cosas, "nombres" arbitrarios; sino que las cosas están estables, bajo una apariencia de cambio y que una

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Platón. Op.cit. , pag.291.

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Platón. Op.cit. , pag.293.

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naturaleza o esencia de ellas es posible de ser descubierta y descubierta y que una vez efectuado el “descubrimiento” se le podría asignar el nombre verdadero, siguiendo la combinatoria correcta de las letras, nos remitiría al problema de determinar de dónde obtenemos la validez de las reglas de esa “combinatoria”. La disputa entre objetivismo y relativismo está aflorando en ello, pero ésa es otra discusión.

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