Consecuencias del mal gobierno

editorial Consecuencias del mal gobierno Bajo el dogma neoliberal de menos Estado y más mercado, somos testigos DIRECTORIO Director Darío Rojas Mac...
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editorial

Consecuencias del mal gobierno Bajo el dogma neoliberal de menos Estado y más mercado, somos testigos

DIRECTORIO Director

Darío Rojas Macías Secretario General

Elías Aguilar Vernardino Consejo Editorial

Adriana Lombardo Alicia Solís de Alba Darío Rojas Emilio Krieger (1921-1999) Javier Aguilar García Jorge Fuentes Morúa José María Martinelli José Pantoja Juan Ambóu Laura Juárez Sánchez Max Ortega Raúl Álvarez Garín Raymundo Ramos Editor Responsable

Marcia Raquel Sánchez Curiel Diseño Gráfico

Gabriela Carmona Sánchez Corrección

Enrique Martínez Pérez Impresión

Elihud Martínez López José Luis Robles Moreno Fotografía

Colectivo UOMVLT

de la paulatina y muy grave degradación de las instituciones del Estado mexicano. Los acontecimientos que desde los años ochenta se vienen dando y que en los últimos meses se agudizan con los feminicidios, particularmente en la frontera norte, en Ciudad Juárez; las ejecuciones del narcotráfico, la corrupción en las propias esferas del Gobierno, muestran la profunda crisis en que la institucionalidad mexicana y el Estado mismo están inmersos. Ello pone en peligro a toda la sociedad, ya que actualmente somos rebasados por las organizaciones criminales y por los propios grupos políticos que hacen de los puestos públicos un botín para enriquecerse a costa del pueblo. Por si esto fuera poco, seguimos observando, como resultado de esta degradación del aparato estatal, la actuación de un gobierno completamente incapaz, que lejos de poner remedio a los grandes problemas nacionales los agudiza. Las declaraciones falaces del Poder Ejecutivo, las actuaciones corruptas de quienes encabezan las instituciones, así como la propia representación popular que no refleja los deseos del pueblo, son muestras claras. Todo lo que sucede en México es consecuencia del desorden de quienes han mal gobernado al país bajo los dogmas neoliberales. Además, es preocupante que ninguno de los partidos políticos promueva una oferta clara para ir a la raíz y a la solución de la grave problemática nacional. La política se ha convertido en un mercado, en un tianguis en donde cada quien ofrece y abarata sus productos para que les sean adquiridos a través del voto. La vida nacional debe regenerarse, y el único que puede hacerlo es el propio pueblo a través de sus organizaciones. De ahí la importancia de que las agrupaciones populares, sindicales y campesinas sigan trabajando en el camino de crear propuestas alternativas para una nación distinta. Es preciso que México recupere un proyecto de nación popular y democrático, basado en los deseos históricos de su pueblo, que ha dado muestras de hartazgo de la situación actual a través de diversas manifestaciones, así como de querer superarla. Los trabajadores, más allá de sus diferencias ideológicas, tendrán que unificarse para defender su salario y sus conquistas. Es tiempo de que el pueblo, desde sus trincheras naturales, tome las riendas de la nación e imponga a la clase política y a los grupos de poder los intereses legítimos e históricos que sustenta.